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2009
Primera edición: octubre, 2009
ISBN: 978-607-7888-18-5
© Comisión Nacional
de los Derechos Humanos
Periférico Sur 3469,
esquina Luis Cabrera,
Col. San Jerónimo Lídice,
C. P. 10200, México, D. F.
Diseño de portada:
Flavio López Alcocer
Impreso en México
Contenido
Introducción 7
Capítulo I. 10
Disposiciones Generales
Capítulo II. 15
Del delito de Trata de Personas
Capítulo III. 23
De la Política Criminal
del Estado Mexicano en Materia
de Prevención y Sanción de
la Trata de Personas
Capítulo IV. 34
De la Protección y Asistencia
a las Víctimas y Ofendidos
de la Trata de Personas
Consideraciones finales 40
[5]
Introducción
1
Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 27 de noviembre de 2007.
[7]
8 Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Comentario al capítulo I
En este capítulo que contempla las disposiciones generales de la Ley
para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas, se advierten sus obje-
tivos, tendientes a prevenir y sancionar el delito, así como a proteger a
las víctimas o posibles víctimas, para lo cual la Administración Pública
Federal contará con programas permanentes, cuya estructura, alcances
y contenidos aún no se encuentran desarrollados en la Ley, previéndose
sólo su existencia futura.
Se advierte la aplicación de la Ley cuando: las víctimas en territo-
rio nacional sean extranjeras y cuando las víctimas en el extranjero sean
mexicanas; en los casos en que el delito se inicie, prepare o cometa en
el extranjero, siempre y cuando produzca o se pretenda que tenga efec-
tos en el territorio nacional, o cuando se inicie, prepare o cometa en el
territorio nacional, siempre y cuando produzca, o se pretenda que tenga
efectos en el extranjero, respectivamente. Los supuestos contemplados
14 Comisión Nacional de los Derechos Humanos
4
Global Rights, “Guía anotada del Protocolo Completo de la ONU contra la Trata de Personas”, en
http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/3556.pdf
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La diferencia radica en que el Protocolo sólo hace referencia a la extracción de órganos, sin señalar los
tejidos o sus componentes.
Análisis del alcance y contenido de la Ley para Prevenir... 17
para que el delito se extinga o excluya; sin embargo, uno de estos re-
quisitos indica que el consentimiento debe ser expreso y tácito, sin que
medie ningún vicio; es decir, que haya voluntad sana y libre para tomar
una decisión, y que ésta no se encuentre afectada por error, violencia o la
incapacidad para decidir.
En este sentido, las condiciones bajo las cuales se comete el delito de
trata de personas imposibilitan que la víctima cuente con una voluntad
sana y libre, por lo cual no podría excluirse el delito; el propio Protocolo
establece en el inciso b) del artículo 3 que el consentimiento dado por
la víctima no se tendrá en cuenta cuando se haya recurrido a cualquiera
de los medios comisivos establecidos en el tipo penal. Las personas so-
metidas a la trata son presionadas para realizar ciertas actividades y, ante
circunstancias de esta naturaleza, su consentimiento deja de ser libre,
desaparece; ellas no consienten la situación, se ven obligadas o sometidas.
Bajo situaciones normales, nadie consiente su propia explotación.
La referencia al consentimiento es un tanto confusa, pues, cuando
hay consentimiento, simple y sencillamente no hay trata. En este sentido,
es importante que el señalamiento no perjudique a las víctimas, por lo
cual la carga de la prueba no deberá recaer en ellas.
Comentario al Capítulo II
De este capítulo resaltan las penas establecidas para sancionar el deli-
to de trata de personas, las cuales, a pesar de poder aumentar debido a
circunstancias que agraven el delito, esto sólo es a causa del estatus del
responsable o de las condiciones de las víctimas: cuando los responsables
sean servidores públicos o se encuentren directamente relacionados con
las víctimas; cuando éstas sean menores de edad, no tengan capacidad
para comprender el significado del hecho o resistirlo, o cuando sean in-
dígenas o adultos mayores.
No obstante, una pena de seis a 12 años de prisión puede no resultar
realmente proporcional al daño causado por el delito, si se toma en cuen-
ta que, por medio del mismo, se sometió a una persona a condiciones
de esclavitud, explotándola sexual o laboralmente, o que, incluso, se le
extrajo algún órgano, conductas que suelen generar en las víctimas graves
daños psicológicos y en su estado de salud, y que, muchas veces, las situa-
ciones de abuso se pueden haber prolongado durante muchos años.
En cuanto a la inclusión del consentimiento de las víctimas como
elemento excluyente del delito, debe vigilarse que esto no las perjudique,
ya que no debe recaer en ellas la carga de la prueba; además, cuando hay
un consentimiento libre, por definición, no hay trata de personas.
La previsión para que el responsable del delito repare los daños cau-
sados a la víctima implica la posibilidad de hacer justicia realmente, pues
el culpable no sólo debe pagar con una pena personal el daño causado
a otros, sino que deberá contribuir, en la mayor medida posible, a la re-
paración de los daños que puedan resarcirse por este medio. Asimismo,
el establecimiento de sanciones a las personas morales relacionadas con el
delito, las cuales son muchas, es un elemento fundamental para reducir
la incidencia del delito y la participación de las personas morales en el
mismo.
Capítulo III. De la Política Criminal del Estado Mexicano en
materia de Prevención y Sanción de la Trata de Personas
[23]
24 Comisión Nacional de los Derechos Humanos
6
Organización Internacional para las Migraciones, La trata de personas. Aspectos básicos, Organización
Internacional para las Migraciones, Comisión Interamericana de Mujeres, Instituto Nacional de Migración,
Instituto Nacional de las Mujeres, México, 2006, p. 33.
7
Ibid., p. 40.
Análisis del alcance y contenido de la Ley para Prevenir... 31
Artículo 17. Las autoridades federales adoptarán todas las medidas ne-
cesarias para garantizar la protección y asistencia a las víctimas u ofen-
didos del delito de trata de personas. Para esos efectos deberán tomar
en cuenta las Recomendaciones de la Comisión Intersecretarial, mismas
que deberán cubrir, por lo menos, las siguientes medidas:
[34]
Análisis del alcance y contenido de la Ley para Prevenir... 35
8 Véase: Organización Internacional para las Migraciones, op. cit., nota 6, p. 30.
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9
dentro de los procesos judiciales, ya que, debido a lo traumático de las
situaciones a las que estuvieron sometidas, si se les presiona para decidir,
lo más probable es que opten por no denunciar, con lo cual evitarán su
acceso a la asistencia y los cuidados necesarios para superar su situación,
y para no volver a ser sometidas al delito en el futuro, lo cual también
hace perder al Estado la oportunidad de procesar a los presuntos respon-
sables.
La decisión de otorgar permisos de residencia temporales no debe
basarse en la colaboración de las víctimas dentro de los procesos penales,
sino en su seguridad. El permiso temporal debe fundarse en el tiempo
que tome a la víctima recuperarse y en el que se pueda determinar si su
regreso a su país de origen o residencia es seguro, ya que, en ocasiones,
al volver a éste, pueden sufrir represalias por parte de los tratantes, ser
sometidas de nuevo al delito o, incluso, ser estigmatizadas o excluidas de
su grupo social. Ante estas circunstancias, deben buscarse alternativas
para ayudarlas.
Comentario al Capítulo IV
Este capítulo, que versa sobre las medidas de protección y asistencia para
las víctimas y los ofendidos del delito, comprende todo un aparato den-
tro del que se incluyen numerosas medidas de asistencia y protección,
como atención médica y psicológica, orientación migratoria y jurídica en
todas las etapas del proceso, albergue y alimentos, entre otras. Ello supo-
ne toda una nueva estructura para atender a las partes normalmente más
desprotegidas dentro de los procesos penales, siendo lo más importante
el contenido de la protección y la asistencia, conformado para ayudar a
las víctimas a superar las situaciones de explotación a las que fueron so-
metidas, con el objetivo de que salgan de los ciclos de abuso.
No obstante, se encuentran algunas disposiciones que limitan la inte-
gralidad de la atención para las víctimas extranjeras, ya que les restringen
las oportunidades de empleo temporal; su permanencia en el territorio
nacional se condiciona a su participación dentro de los procesos judicia-
les; no se les concede un tiempo de reflexión para decidir respecto de su
participación en los mismos, y se presenta a la figura de la repatriación
como una solución a su situación, sin preverse la posibilidad de que pue-
dan solicitar asilo en el país, o residir temporalmente en un tercer Estado,
distinto de su país de origen o residencia.
La adopción de medidas en sentido contrario, además de representar
esquemas de protección más completos, promueve la sanción de los de-
litos, al facilitar que las víctimas rindan su testimonio dentro de los proce-
dimientos penales que llegaran a suscitarse con motivo del delito, ante lo
cual el Estado saldría ganando por partida doble; sobre todo, tratándose
de un país como el nuestro, en el que padecemos un altísimo grado de
impunidad. Quizá una vez que se instale el Programa destinado a la
prevención y sanción del delito, y pueda evaluarse su efectividad, se dé el
tiempo propicio para perfeccionar algunos aspectos relacionados con la
protección a las víctimas, sobre todo extranjeras.
40 Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Consideraciones finales