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REVALORIZAR Y REDEFINIR LA FUNCIÓN DEL DOCENTE

Para enseñar hay que aprender.


Planteamiento
Si existe un personaje importante dentro del proceso de aprendizaje de los
educandos, este es, sin duda alguna, el profesor; ya que es él quien ejecuta el Plan
y los Programas que la Secretaría de Educación propone: los analiza, los adecua a
las necesidades e intereses de sus educandos, prepara los recursos educativos
idóneos para llevarlos a la práctica, favorece ambientes propicios para los
aprendizajes, propicia las relaciones humanas entre los aprendices y, además debe
reconocer el modelo educativo inmerso en los mismos y aterrizar en las aulas, las
diversas teorías estudiadas en su carrera.
A pesar de la multiplicidad de funciones que actualmente tiene el profesor, la
Propuesta Curricular 2016, solicita incorporar otras, de acuerdo con la “nueva”
función del docente y con las cuales se pretende mejorar la calidad de la educación
en México. Esta propuesta indica que el profesor se transforma en un mediador que:
Guía la actividad constructiva de los alumnos. Genera las condiciones para que
cada alumno logre aprendizajes útiles y duraderos. Favorece que cada alumno
desarrolle la capacidad de organizar su aprendizaje. Integra las TIC a su práctica,
como medio para apoyar el logro de aprendizajes esperados. Contagia el disfrute
por aprender y seguir aprendiendo. Está alerta de factores que puedan inhibir el
aprendizaje de los alumnos. Reflexiona sobre su práctica docente para determinar
si la situación didáctica es un elemento inhibidor o promotor del aprendizaje y
desarrollo de los alumnos.
Propuestas
Para lograr lo señalado en el párrafo anterior se tendría que pensar en replantear la
formación inicial de los docentes así como la capacitación o actualización del
magisterio en servicio; ya que reformas van y reformas vienen y estos rubros se han
quedado cortos y si el magisterio no conoce las implicaciones que significan cómo
“guiar la actividad constructiva de los alumnos” o cómo “generar condiciones para
lograr aprendizajes útiles y duraderos” o cómo “ favorecer la capacidad de cada
alumno para organizar su aprendizaje”, entre otras cosas. Y, si por otra parte, el

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docente tiene su horario saturado con la atención a los grupos de alumnos, (hora
trabajada, hora pagada), ¿en qué momento va a reflexionar sobre su propia
práctica?
Ahora que “integrar las TIC a su práctica, como medio para apoyar el logro de
aprendizajes esperados” se tiene que hacer de la mano con la incorporación o la
práctica de los valores y el respeto hacia los demás, pero sobre todo, el respeto a
sí mismo; pues actualmente los adolescentes (y los niños, incluso algunos adultos)
utilizan la tecnología de manera irresponsable y sin medir los peligros a los que se
enfrentan. Por lo que, en función de lo anterior, para la viabilidad de su
implementación, se propone:
Conclusiones
Que la Secretaría de Educación especifique claramente lo que se pretende de los
profesores y cómo lo van a lograr y no que solamente se agregue la palabra “nueva”
a la función del docente, sino como Rosa Ma. Torres lo señala: “No basta con
agregar adjetivos al “nuevo perfil” y tareas al “nuevo rol” docente, es preciso
especificar lo que lo uno y otro implican dentro de un nuevo currículo de formación
y de nuevas condiciones de trabajo. Desde la perspectiva de la (re)definición del
currículo docente, la pregunta que hay que plantearse es ¿cuáles son las
necesidades básicas de aprendizaje (conocimientos, destrezas, actitudes, valores)
de los propios educadores para hacer frente al nuevo perfil, al nuevo rol y al nuevo
currículo escolar? ¿Qué requieren los docentes aprender, en otras palabras, para
despojarse de su viejo rol de enciclopedista y abrazar su nuevo rol prescrito de
facilitador de aprendizajes, orientador flexible, lector asiduo, recreador del currículo,
investigador reflexivo en el aula, sistematizador de experiencias, miembro activo de
un grupo de estudio, analista simbólico, intelectual crítico, profesional autónomo?”,
etcétera, etcétera (Torres, 1995).
Así, se requiere reformular El Plan y los programas de estudio de las escuelas
normales con elementos disciplinares, teóricos, prácticos y metodológicos sobre la
construcción de los aprendizajes de los alumnos.
Diseñar programas de actualización o capacitación de los docentes, dentro de un
esquema acorde a las necesidades de enseñanza y aprendizaje del Siglo XXI,

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incorporando, de acuerdo a Trahtemberg, (1995, p.57) “la transformación de la
pedagogía de la respuesta o de la repetición, a la pedagogía de la pregunta o de la
creatividad. Es decir, formar profesores capaces de preguntar y proponerle a sus
alumnos que ellos hagan las preguntas que guíen su propia investigación y
especulación”.
Y, para que el docente “esté alerta de factores que puedan inhibir el aprendizaje de
los alumnos” deberá incorporarse el estudio del conocimiento y educación de
adolescentes que son la materia humana con la que trabajamos los docentes de
secundaria.
Y como en este apartado que lleva por título de Revalorizar y redefinir la función del
docente, en el documento: “Propuesta curricular para la educación obligatoria 2016”
encontramos que existen elementos para redefinir la función del docente, y nada
para revalorizarla, queremos añadir que se tendrá que trabajar arduamente desde
la concepción que tienen los funcionarios de la Secretaría de Educación sobre la
Reforma Educativa, ya que hasta este momento la revalorización del docente
solamente se da a raíz de un examen que tiene como principal fundamento las
respuestas memorísticas dadas por los docentes que los han presentado, con lo
que existe una incongruencia sobre lo que se solicita que hagamos los docentes,
con lo que la SEP hace con nosotros; por lo que se solicita implementar otras
formas de revalorizar la función de los docentes.
Bibliografía
Torres, R. M. (1995) La formación de los maestros: ¿qué se dice?, ¿qué se hace?
Ponencia en: Seminario “Nuevas formas de aprender y de enseñar, demandas a la
formación inicial del docente”. CIDE/UNESCO- OREALC/UNICEF. Santiago, 6-8
noviembre, 1995. 18.
Trahtemberg S. L. (1995) La educación en la era de la tecnología y el conocimiento:
el caso peruano. Lima: Ed. Apoyo.
Esperanza Sifuentes Barrera
Monterrey, Nuevo León, agosto de 2016

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