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SOCIEDADES. INSPECCION DE JUSTICIA.

EXCESO DE ATRIBUCIONES -
CAUSA 69110/01 - "Inspección General de Justicia c/Teba SA" - CNCOM - SALA D -
08/02/2002

En Buenos Aires, a los ocho días del mes de febrero de 2002, reúnense los señores
Jueces de la Sala D de la Excelentísima Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Comercial de la Capital Federal -en la cual se halla vacante la vocalía 10-, con la
autorizante, para dictar sentencia en la causa "INSPECCIÓN GENERAL DE JUSTICIA
c/ TEBA S.A.", registro 69.110/01, procedente de la Inspección General de Justicia,
donde está identificada como expediente 1.575.845/413.028.-

El señor Juez Cuartero dice:


1. a) Este expediente fue iniciado el 16.11.00 por quien se presentó ante la Inspección
General de Justicia en su condición de accionista de Teba SA y solicitó que en razón del
objeto de esa sociedad -concesionaria de un servicio público y cuyos socios fundadores
tienen restringida la cesión de sus acciones-, se comprobase "si la asamblea [convocada
para celebrarse el 29.11.00] se constituye legalmente con los socios fundadores o sus
cesionarios autorizados" (fs. 4, hacia el final).
La Inspección recibió información respecto de los socios fundadores (nota de la
Comisión Nacional de Regulación del Transporte, fs. 12) y se procuró copia del
Registro de Accionistas de Teba SA (fs. 18/66).
Funcionarios de la Inspección advirtieron que en ese libro societario constaban varias
transferencias de acciones sin indicación de fechas y sin explicitar si ellas habían sido
autorizadas por la CNRT;; consecuentemente, la sociedad fue intimada para que
acreditase las autorizaciones de esas cesiones, sus fechas, y las consecuentes decisiones
del Directorio de Teba SA (fs. 67).
La entidad contestó esa intimación en fs. 115, presentación a la que acompañó copia de
la resolución 180 de la Secretaría de Transporte de la Nación, que autorizaba la cesión
de acciones de numerosos socios fundadores de Teba SA.
La respuesta no satisfizo a la Inspección, quien en fs. 117 observó que esa autorización
era de fecha posterior a la registración de las cesiones; por tanto, se dispuso "intimar
nuevamente a la sociedad para que realice un nuevo asiento del cual surjan en forma
clara quienes son los actuales accionistas, la correspondiente autorización a las
transferencias accionarias y demás datos exigidos por las normas en vigencia (conf. Ley
24.587 y decreto reglamentario)" (fs. 118 in fine).
Ese "nuevo asiento" requerido por el órgano de control parece haber sido presentado por
la sociedad el 27.2.01 (ver fotocopia de fs. 236), pero habría sido ingresado no por la
Mesa de Entradas, sino por otra oficina (ver lo dictaminado sobre el punto en fs. 408);
ello motivó que la Inspección reprochase a Teba SA no haber contestado esa intimación
(ver fs. 217 in fine).
De todos modos, lo cierto es que en fs. 127/210 obra el edicto de convocatoria a la
asamblea del 11.4.01-que es la que interesa aquí-, copia del "nuevo asiento" del registro
de acciones requerido por la Inspección, y otra variada documentación que -según la
sociedad- abona las constancias del anterior y del nuevo asiento contenido en tal libro.
Ese "nuevo asiento", y la documentación adjunta, fueron nuevamente observados por la
Inspección: el dictamen de fs. 211 -cuyos términos recogió y amplió la resolución aquí
apelada- detectó las siguientes irregularidades:
(i) Que "en algunos casos", los mismos números de títulos y acciones corresponden a
distintos accionistas.
(ii) Que del nuevo asiento no resultan los embargos o, en su caso, el levantamiento de
los antes registrados.
(iii) Que en el nuevo asiento, fueron intercalados los títulos suscriptos en 1993 y en
1995, alterándose así el orden cronológico de los registros.
(iv) Que en la columna "observaciones", se consignó con "poca claridad" la fecha de
notificación de las transferencias de las acciones, sin indicarse el nombre del cedente.
(v) Que faltaban "algunas" notas de comunicación de las transferencias asentadas, y en
el caso de T.A. Chevallier SA no obraba el original de la nota.
(vi) Que todas las transferencias accionarias son posteriores a la mencionada resolución
180 de la Secretaría de Transporte, que no se había acreditado el cumplimiento de su
artículo 2, y que tampoco se había expedido sobre la cuestión la autoridad de aplicación.
Sobre la base de esas anomalías, la resolución IGJ n° 265 (fs. 216/22) consideró que "no
resulta posible determinar con exactitud la nómina de los actuales accionistas de TEBA
S.A., ni las tenencias accionarias que corresponden a cada uno, ni la cantidad de títulos
y acciones en circulación" (fs. 218 in fine y 219 in capit).
Luego de destacar, con erudición, la importancia de la cuestión -tanto mayor en el caso,
pues la sociedad es concesionaria de la explotación de la Estación Terminal de Ómnibus
de Retiro-, la Inspección apreció imprescindible su intervención, "a fin de salvaguardar
el orden jurídico y el interés público" (fs. 222, último considerando).
Por tanto, en el art. 1° de fs. 222 fue resuelto: "Declarar, ante las irregularidades que
presenta el Libro de Registro de Acciones y a los efectos administrativos
exclusivamente, que la Asamblea General de Accionistas de TEBA S.A. convocada para
celebrarse el día 11 de abril de 2001 (...), no se halla en condiciones legales de
constituirse regularmente".
En su art. 2°, la resolución hizo saber a los directores de la entidad "que el
incumplimiento de lo dispuesto en el artículo precedente los hará pasibles, en su caso,
de las sanciones previstas por el art. 302 de la Ley 19.550."
1. b) Contra esa resolución planteó reconsideración y subsidiaria apelación Teba SA en
fs. 306; la apelación fue ampliada en fs. 399.
La resolución IGJ n° 536 (fs. 412/8) rechazó el recurso de reconsideración, y concedió
el de apelación, recurso que -radicado ya el expediente ante esta Cámara- fue contestado
por la Inspección en fs. 427.
1. c) En fs. 432 fue oído el señor Fiscal de Cámara, quien advirtió que de las constancias
de autos no surgía que la asamblea hubiese sido celebrada, motivo por el cual no existía
agravio que justificase la consideración del recurso.
Es exacto que de autos no resulta la celebración de la asamblea convocada para el
11.4.01; empero, no es menos cierto que la recurrente -luego de tomar conocimiento del
dictamen del Ministerio Público- acreditó que ese acto había sido efectivamente
celebrado (escrito de fs. 446 y documentación adjunta).
El recurso, pues, mantiene interés, y debe ser tratado por la Sala.
Podría pensarse que, ante la novedad informada en fs. 446, cabría dar nueva vista al
Ministerio Público; empero -y aunque ello signifique que la Sala se prive en el caso de
un seguramente valioso dictamen sobre la sustancia del tema-, considero que razones de
celeridad imponen producir sin más trámite esta ya algo demorada sentencia -demora
tolerada por las partes, quienes ciertamente conocen la sobrecarga de tareas que pesa
sobre el fuero en general, y sobre esta Sala en especial, reducida a dos integrantes desde
hace largo tiempo-.
2. a) Ante todo, formulo tres comentarios.
2. a. 1) Puede ser -o quizá no sea así- que en este expediente, la Inspección General de
Justicia esté siendo utilizada para algún ignoto interés personal del denunciante Hugo
Bunge Guerrico, ex accionista fundador de Teba SA, cuyas acciones autorizó a
transferir a Néstor Emilio Otero la resolución 180 de la Secretaría de Transporte de la
Nación (fs. 112).
Pero las intenciones o el ánimo subjetivo del denunciante es tema insusceptible de ser
considerado y juzgado aquí, y la cuestión presentada por la recurrente se presenta como
del todo inconducente para la dilucidación del caso, pues es sabido que la Inspección
puede actuar de oficio.
Lo que interesa, pues, es lo actuado por la Inspección, así fuere espúrea la gestión
privada que, inicialmente, instó esa actuación -gestión que, reitero, no juzgo ni
corresponde juzgar aquí, ámbito en el cual no se aplica cierta doctrina penal sobre la
podredumbre del árbol que contamina a sus frutos-.
2. a. 2) A partir de la ley 22.315: 6°, "f)", reconozco las facultades de la Inspección para
declarar la irregularidad o ineficacia -a los efectos administrativos- de los actos
sometidos a su fiscalización y, en particular referencia al caso, para declarar la
irregularidad del libro de registro de acciones o de accionistas de Teba SA. Al efecto,
recuerdo un precedente según el cual "Cuando las irregularidades contables son de tal
naturaleza que implican el incumplimiento de las disposiciones más elementales que
consagra la ley de fondo, justifican la intervención de la IGJ en cualquier sociedad, aun
en aquéllas que no se hallan comprendidas en la LS: 299, pues ellas actúan en el
comercio y frente a terceros, los que resultan en tales casos destinatarios del contralor
que el Estado ejerce a través del organismo administrativo" (CNCom., B, 7.6.76,
"Comercio Internacional - Inspección General de Justicia"; texto según la base de datos
elaborada por la Secretaría Letrada de Informática de la CSJN).
Si tal pudo decirse -y bien decirse- respecto de una sociedad no sometida a la
fiscalización estatal permanente, esa doctrina es tanto más aplicable al caso de autos,
que trata sobre una sociedad concesionaria de un servicio público.
Y si bien el registro de accionistas no es un libro contable, posee decisiva relevancia
para el funcionamiento de la sociedad, de modo que la doctrina del precedente referido
al libro contable es también aplicable al libro societario.
2. a. 3) En el párrafo sexto del apartado 1.a., relaté que la Inspección había reprochado a
la ahora apelante no haber contestado cierta intimación, cuando en realidad ese
requerimiento había sido contestado, aunque ingresado en una oficina distinta de la que
correspondía.
El defecto de actuación de Teba SA no es irrelevante, porque en un organismo complejo
como, ciertamente, lo es la Inspección General de Justicia, mal podrá detectarse un
escrito presentado en una oficina distinta de la destinataria de esa pieza.
Empero, lo cierto es que la intimación fue contestada, y en actuaciones presididas por el
principio de informalismo, ese error formal carece de importancia.
La apelante no mereció, pues, el reproche que le dirigió la resolución apelada; empero,
exagera la apelante al sostener que ello constituye un error esencial de la resolución: la
base del acto administrativo apelado no es, ni remotamente, ese reproche sino los
defectos advertidos en el libro de registro de accionistas, de modo que es esto lo
relevante, y lo que debe examinarse en el caso.
3. a) Es de sumo interés determinar con precisión cual fue el objeto de la declaración -o
la cosa declarada, si así se prefiere decir- contenida en el art. 1° de la resolución IGJ n°
265.
Transcribiré aquí ese art. 1°, pero como ya lo he transcripto en el anteúltimo párrafo del
apartado 1.a. de este voto, introduciré ahora una novedad gráfica que facilitará la
comprensión del artículo -que, por cierto, es claro-: el texto de la declaración en sí
misma y el de su objeto serán puestos en negrita.
El art. 1° dispuso "Declarar, ante las irregularidades que presenta el Libro de Registro
de Acciones y a los efectos administrativos exclusivamente, que la Asamblea General de
Accionistas de TEBA S.A. convocada para celebrarse el día 11 de abril de 2001 (...), no
se halla en condiciones legales de constituirse regularmente".
Como se advierte fácilmente de su simple lectura, el texto destacado contiene: (a) la
declaración propiamente dicha ("Declarar...") y (b) el objeto de esa declaración (que la
asamblea de Teba SA convocada para el 11.4.01 "no se halla en condiciones legales de
constituirse regularmente"); en tanto que el texto no transcripto en negrita, expone la
causa de esa declaración (la cual está dada por "las irregularidades que presenta el Libro
de Registro de Acciones").
Nótese que literalmente, la Inspección no se limitó a declarar la irregularidad del libro
de Registro de Acciones -aunque un juicio negativo sobre la regularidad de tal libro
subyace en la declaración, en tanto que es la causa de la declaración-, sino que la cosa
declarada fue que la asamblea convocada para el 11.4.01 no se hallaba en condiciones
legales de constituirse regularmente.
Quede bien claro: la cosa declarada no es la irregularidad del libro, sino que es bien
distinta: el objeto de la declaración es que la asamblea convocada no estaba en
condiciones legales de constituirse regularmente.
3. b) Así definido el objeto de la declaración dada por la Inspección, juzgo que dicho
órgano de control avanzó en el caso por sobre sus facultades, y las excedió.
En efecto: la Inspección pudo declarar irregular el libro societario de la apelante, pero
no pudo extraer de ello la consecuencia jurídica de que la asamblea no estaba en
condiciones de constituirse regularmente: ese juicio -ciertamente distinto del vertido
sobre la regularidad del libro- sólo pudo ser dado en vía jurisdiccional y, además, no
pudo darse con anterioridad a la celebración de la asamblea -que en el caso aparece
como pre-impugnada, por así decir, por la Inspección-.
3. b. 1) Según mi interpretación del inc. "f)" de la ley 22.315: 6, la Inspección está
facultada para declarar irregular o ineficaz un acto sometido a su fiscalización, pero no
para imponer a la sociedad -o a quien se trate- el efecto que se seguiría de esa
declaración de irregularidad o ineficacia: la imposición o aplicación de ese efecto deber
ser pedida por la Inspección al juez competente para conocer en la cuestión.
Nótese que si la Inspección considerase que una asamblea de una sociedad anónima
adoptó una decisión contraria a la ley, al estatuto o al reglamento y que, por tanto, esa
decisión es nula, no podrá declarar por sí misma ese efecto de la irregularidad -no podrá
declarar la nulidad-, sino que deberá deducir la pertinente acción de impugnación en vía
judicial (ley 19.550: 251), y será el magistrado, y sólo el magistrado, quien podrá
declarar -o no declarar, claro- esa nulidad.
3. b. 2) He dicho que, en cierto modo, la Inspección estableció en el caso una suerte de
pre-impugnación respecto de la asamblea celebrada el 11.4.01, y he dicho que ello no
procede.
En sentencia del 13.8.92 dada in re "Coll, Bernardo Abel c/ Gómez, Carlos Alberto",
esta Sala conoció en un litigio suscitado entre el cedente y el cesionario de ciertas
acciones de una sociedad, en el cual aquél dio por resuelto el contrato de cesión,
pretendió la restitución de esas acciones y, a título cautelar, solicitó que se suspendiesen
los derechos políticos de las mismas -o los del accionista poseedor de ellas- y, en
subsidio de lo anterior, pidió la suspensión de la celebración de la asamblea.
La Sala denegó esta última petición, pues juzgó que no procedía suspender la
realización de una asamblea: "Hacer tal equivaldría a privarlas [a las sociedades, se
entiende en el contexto] de formar voluntad sobre los puntos del orden del día
establecido. En todo caso, si esa voluntad fuese formada irregularmente, o decidiese en
forma contraria a la ley, los reglamentos o el estatuto, de ello también se seguirán las
consecuencias que en derecho correspondan, pero no puede impedirse esa actuación de
toma de decisiones, paralizando la gestión social."
Desde luego, no se me oculta que el precedente mencionado tiene presupuestos fácticos
diferentes del caso aquí en examen (allí se trataba de un conflicto entre las partes en una
transferencia de títulos accionarios, aquí de una declaración de no hallarse la sociedad
en condiciones de celebrar una asamblea por irregularidades advertidas por la
Inspección en el libro de registro de acciones); pero de ese precedente se infiere un
principio general, que cabe aplicar aquí: no corresponde suspender una asamblea, sino
que deberá celebrarse la misma y si se celebrase ella irregularmente, deberá estarse a lo
que el derecho provee en la circunstancia -v.gr.: la acción judicial de impugnación-.
También el precedente es distinto de este caso, en tanto allí estaba en cuestión la
suspensión de una asamblea, aquí la Inspección ha declarado que Teba SA no se hallaba
en condiciones legales de celebrar regularmente la asamblea del 11.4.01; pero esa
declaración equivale -en cierto modo- a imponer una suspensión de la reunión de
accionistas, pues es obvio que conforme con la resolución aquí recurrida, la sociedad
debería haber suspendido la celebración de ese acto hasta tanto regularizase su libro de
registro de acciones.
3. c) Lo hasta aquí dicho en los varios apartados de este punto 3 revela que, sin perjuicio
de sus facultades de declarar irregulares los actos sometidos a su fiscalización, la
Inspección ha excedido esas facultades al no circunscribir su resolución a declarar la
irregularidad del libro de registro de accionistas: el órgano de control societario declaró
mucho más que esa irregularidad, al afirmar que Teba SA no se hallaba en condiciones
legales de celebrar regularmente su asamblea, en una declaración que si bien pudo
prevenir una eventual nulidad del acto asambleario -y, como tal, es en si misma
plausible-, no está autorizada por la ley.
4. Las precedentes consideraciones definen la suerte del recurso deducido por Teba SA
contra la resolución IGJ n° 265.
Sin embargo, al efecto de la completividad de esta ponencia examinaré brevemente las
observaciones formuladas por la Inspección al libro de registro de acciones de la
recurrente, observaciones que han sido descriptas en los párrafos "(i)" a "(vi)" del
apartado 1.a. de este voto.
4. a) La primera de ellas -según la cual "en algunos casos" los mismos números de
títulos y acciones corresponden a distintos accionistas-, es una observación de
formulación imprecisa a grado tal que carece de contenido revisable por esta Sala.
Por cierto, podría yo -o quizá no podría, pues me vencería el tedio, cuanto menos-
revisar el primer registro de accionistas para tratar de detectar esas anomalías; mas al
tribunal compete aplicar el derecho y no esa tarea, que en un proceso judicial habría
sido encomendada a un perito contador.
La idea del proceso judicial recuerda algo dicho antes aquí: la Inspección ha derecho a
declarar irregular un acto sometido a su fiscalización, mas la consecuencia de esa
irregularidad debe ser declarada por un juez en un proceso, en el cual hubiese
intervenido un perito contador, a quien se hubiese confiado la tarea que no compete a
esta Sala.
De todos modos, agrego que esa aparente duplicación de "algunos" números de los
títulos y de las acciones, no suscitaron problema o cuestión alguna entre los accionistas,
de modo que en los hechos, la cuestión no parece haber tenido ni tener relevancia
alguna.
4. b) El tema de los embargos está fuera de la cuestión.
En efecto: más allá de si la registración de los embargos debió o no ser reproducida en
el segundo o "nuevo asiento", ello nada tiene que ver con la titularidad de las acciones,
ni con el registro de los accionistas: en todo caso, el defecto -si fuere tal- interesará a los
embargantes y acaso podría comprometer a la sociedad, mas no impide la identificación
de los accionistas, ni el conocimiento de su participación en la sociedad.
4. c) Que en el "nuevo asiento" se hayan intercalado las suscripciones de acciones
realizadas en 1995 con las de 1993, pudo introducir cierto desorden temporal en el
registro, pero ese defecto ninguna incidencia tiene en la identificación de los
accionistas, ni en la determinación de la participación de cada uno de ellos en la
sociedad -siendo que esos temas fueron los que ocuparon a la Inspección y motivaron su
intervención-.
4. d) La siguiente irregularidad detectada se vincula con la columna "observaciones" del
libro, en la cual se consignaron fechas que "se ignora a que acto corresponden" (fs.
218).
En su escrito de recurso, la apelante explicó el significado de esas fechas y el contenido
de esas anotaciones incluidas en la columna "observaciones", de modo que el defecto
quedó superado.
De otro lado, lo poco o nada explícito de las anotaciones pudo ser pacíficamente
superado con un simple pedido de información a la dueña de ese libro; de ello se sigue
que la directa declaración de irregularidad del libro por este motivo, se presenta como
apresurada y excesiva.
4. e) También criticó la Inspección la falta de "algunas" de las comunicaciones de las
transferencias asentadas, y la falta del original de la referida a T.A. Chevallier SA.
Nuevamente el vocablo "algunas" introduce imprecisión, de modo que remito aquí a lo
dicho en 4.a.
De todos modos, comento que ninguno de los aparentes cedentes ha hecho cuestión por
el registro de esas transferencias accionarias, de modo que en los hechos, la cuestión no
parece haber tenido relevancia alguna.
En cuanto a la comunicación cursada por T.A. Chevallier SA, en fs. 302 obra fotocopia
notarialmente certificada de esa nota.
4. f) Finalmente, destacó la Inspección que las transferencias accionarias son anteriores
a la autorización de esos actos por la resolución 180 de la Secretaría de Transporte de la
Nación.
Lógica y jurídicamente, el otorgamiento de la autorización debe ser anterior a la
celebración del acto que requiere de tal autorización;; empero, la misma lógica y el
derecho indican que la autorización posterior sanea, convalida y consolida el acto
inicialmente defectuoso y claudicante.
En otro orden de cosas, la Inspección señaló que no se había acreditado el cumplimiento
de lo previsto por el art. 2° de la resolución.
Esa norma estableció que para ser considerado "efectivo cesionario", éste debía
"acreditar el cumplimiento de todos los aspectos atinentes a la normativa societaria".
Se ignora cuales "aspectos" de la "normativa societaria" debió cumplir y demostrar
haber cumplido el cesionario, y la Inspección no precisó cuál o cuáles de esos
"aspectos" no cumplió el interesado.
Pero si tales "aspectos" fueran la comunicación de la cesión a la sociedad emisora de las
acciones y su registro en el libro pertinente, los mismos aparecen cumplidos en autos.
5. Como corolario de las consideraciones expuestas en los varios apartados del punto 3
de la presente, y también por lo dicho en los varios apartados del punto 4, propongo al
acuerdo:
(i) Admitir el recurso de apelación interpuesto y fundado por Teba SA en fs. 306, y
ampliado en fs. 399.
(ii) Revocar la resolución IGJ n° 265 dictada por la Inspección General de Justicia en fs.
216/22.
(iii) Mandar notificar la presente a la señora Fiscal de Cámara con remisión del
expediente a su despacho, y a la Inspección General de Justicia y a Teba SA por cédula.
(iv) Oportunamente, devolver este expediente al organismo de origen.
Tal es mi voto.
El señor Juez Rotman adhiere al voto que antecede.
Concluida la deliberación los señores Jueces de Cámara acuerdan:
(a) admitir el recurso de apelación interpuesto y fundado por Teba SA en fs. 306, y
ampliado en fs. 399,
(b) revocar la resolución IGJ n° 265 dictada por la Inspección General de Justicia en fs.
216/22,
(c) mandar notificar la presente a la señora Fiscal de Cámara con remisión del
expediente a su despacho, y a la Inspección General de Justicia y a Teba SA por cédula,
y
(d) oportunamente, devolver este expediente al organismo de origen.-
Fdo.: CUARTERO - ROTMAN

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