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Conocí a un hombre alrededor de los 40’s con quien comenzamos a tener una relación

netamente sexual cuando nos veíamos, con el paso de los meses y los mensajes fue algo más de
complicidad y confianza; porque no con mucho cariño con algo de sentimientos, pero para nada
le quitaba lo pasional y sexual.

Un día mientras mensajeamos salió a tema las fantasías sexuales que teníamos pendientes por
cumplir, coincidimos en una: tener sexo anal y que llenara de semen mi ano. Lo planificamos
bastante y finalmente llegó el día…

Recuerdo bastante bien un día Martes en época calurosa alrededor de las 3pm me envía un
mensaje:

-Salgo a las 5pm, ¿Dónde siempre 5:30?

-Sí, allí nos vemos. Me avisas cuando vengas en camino para correr ¡Ja!

-OK.

Los nervios invadieron mi cuerpo, tenía tiempo queriendo probar eso, pero no encontraba
alguien de confianza para hacerlo. Escogí mi ropa, en esa época lo mejor era un vestido muy
cortito.

Me bañe, lave con mucho cuidado y mucha estimulación mi ano. Peine mi cabello e hice toda la
rutina después de la ducha. Busque algo de ropa linda, opté por un hilo brasileño rojo y un
sostén rojo, el vestido rosa y unas sandalias altas coquetas. Pasaban de las 5:30 y seguía
maquillandome. Por fin llegó el mensaje…

-Ya estoy aquí ¿Y tú?

-Corro, ya no tardo.

Salí corriendo de casa y llegué tarde, como casi siempre (qué vergüenza), lo vi de lejos y mi
corazoncito estaba todo acelerado de la emoción.

Entramos al Hotel, pidió una habitación, subimos en el elevador, hubo un beso muy pasional,
llegamos al piso indicado, abrió la puerta y por fin adentro, ¡la hora esperada!.

Un beso largo de esos que al sentirlo te excitas, respiración agitada, tumbada casi desnudita en
la cama, el vestido no duró puesto casi nada. Besos lentos y húmedos en el cuello, bajando a los
senos, chupando mis pezones despacio y con unas ligeras mordidas donde lo único que yo hacía
era gemir.

Me levanté como pude, con ganas de sentirlo penetrandome. Nos desnudamos completamente,
comenzó a darme sexo oral lento, enredando mi clítoris en su lengua, metiéndola profundo y
lamiendo todos mis labios vaginales. Hasta que terminé, me beso con ternura mi ano, estaba tan
nerviosa que me daba risa pero lo disfrutaba.
Acto seguido acostada boca abajo empezó a besar mi espalda, mi cuello, me rozaba con sus
dedos de tal forma que me excitaba más y me relajaba, abrí mis piernas y colocó su verga en la
entrada de mi ano, empezó a penetrar lento, sentía como se iba abriendo paso, gemía, mientras
me incorporaba de rodillas para sentir mejor la penetración, por fin lo tenía totalmente dentro,
no se movió en lo que me acostumbraba a él.

Una vez que me sentí lista comenzó a penetrarme firme y duro, más rápido cada vez, sentí como
se estremecía cada parte de mi cuerpo, un orgasmo venía y solo pude gritar, continuó
penetrando duro y jalaba con firmeza mis nalgas, sentía como me abría el ano, tan duro y rítmico
que perdí la cuenta de los orgasmos que pude tener. Le dije lo mucho que me encantaba y sólo
escuché entre los gemidos de ambos un -me voy a venir-

Sentí como palpitaba su verga aún firme y empezaba a lanzar su semen dentro de mi ano, la
sensación fue sumamente excitante, el sólo imaginar mi ano dilatado y sacando leche tibia era la
imagen que había deseado. Él se movía ligeramente para terminar de exprimirse, sentí poco a
poco disminuir su erección y salir de mi.

Un par de besos, algo de vino para acompañar el momento y otro tanto de una gran platica. Un
poco de juegos, pusieron calor nuevamente al momento, por lo que ya teniendo una gran dosis
de placer decidí hacerlo ahora yo, me arrodillé frente a él; un oral lento, mi lengua envolviendo
y jugando con su pene, viendo como disfrutaba decidí meterlo todo, empecé un oral profundo
esa sensación de ahogo al tenerlo en la garganta me excitaba de sobremanera, tanto que mi
vagina estaba totalmente mojada.

Me recostó y penetró lentamente, dejándome disfrutar cada centímetro cuando entraba, sentía
como mi vagina lo recibía, apretaba haciéndome gozar. Gemía, jalaba las sábanas; una
desesperación llena de placer, no bastó mucho para tener un orgasmo tan placentero y mojado,
un squirt tan abundante que lo moje en demasía.

Siguió lenta y rápidamente la penetración, gemidos, besos apasionados, caricias que hacían el
momento más erótico, hasta que llegó el plácido momento donde tuvo un orgasmos llenándome
totalmente de su semen, sentía como resbalaba lentamente saliendo de mi vagina. El sentirme
así solo hacía que me sintiera totalmente satisfecha.

Un baño, besos de despedida y un -nos vemos pronto-

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