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DESARROLLO
No es posible, por medio de una exactitud empírica, saber si el hombre obra por deber o
por valor moral. Sin embargo, para Kant, los principios supremos de la moralidad deben
descansar en la razón pura, siendo de esta manera a-priori y alejados de todo conocimiento
empírico. Lo anterior toma el nombre de metafísica de las costumbres.
Todo en la naturaleza actúa bajo diversas leyes. Los seres racionales tienen la facultad de
actuar bajo la representación de dichas, o sea, por principios; son poseedores de una
voluntad, que no solo les permite una toma de decisiones, sino darse a sí mismos sus
propios principios de obra. La voluntad se puede expresar como la razón práctica; si la razón
la determina, la voluntad es una facultad de no elegir nada más que lo que la razón conoce
como prácticamente necesario; sin embargo, si la voluntad no siempre actúa por la razón,
o sea, no es en sí conforme con la razón, entonces las acciones objetivamente necesarias
serán subjetivamente contingentes. Esto último es lo que se denomina una constricción. 1
Los imperativos se expresan por medio de un “debe ser”. Son la relación directa entre las
leyes objetivas de la razón y la voluntad subjetiva, la cual no es determinada necesariamente
por dicha ley (constricción).
Una voluntad divina o perfectamente buena, es aquella que también actúa bajo leyes
objetivas y su voluntad subjetiva que representa directamente al bien. El querer subjetivo
coincide directamente con la ley. Los imperativos no tienen validez alguna acá, puesto que
son “fórmulas para expresar la relación entre las leyes objetivas del querer en general y
la imperfección subjetiva de la moralidad de algún ser racional”3
1. Los imperativos hipotéticos: Representan una necesidad práctica de una acción posible
como medio para conseguir algo que se quiere; en otras palabras, si la acción es buena
como medio para alcanzar algo, el imperativo manda hipotéticamente.
Este imperativo se puede dividir en dos:
a. Si es posible: Es un principio Problemático-Práctico. Para entenderlo basta ver de
ejemplos a las diversas ciencias que ponen fines posibles para el hombre y en
imperativos que digan cómo se pueden conseguir. El fin a conseguir no debe ser
estrictamente bueno ni racional. Recibe a la par el nombre de imperativos de la
habilidad (también mencionados como imperativos técnicos, pertenecientes al
arte).
b. Si es real: Hay un fin real común en todos los seres racionales, un propósito que
todos pueden tener y todos tienen por necesidad natural: La felicidad. Como es
real, es un principio asertórico-práctico. Es necesario para un propósito seguro
(contrario al de arriba donde conseguir el fin deseado es inseguro) y a priori en el
hombre, la búsqueda y el hallazgo de la felicidad hacen parte de su esencia. La
habilidad para hallar la felicidad se llama sagacidad (También se mencionados como
imperativos pragmáticos, pertenecientes a la ventura o dicha).5
2. El imperativo Categórico: Representa una acción por sí misma, sin referencia a ningún
otro fin, como objetivamente necesaria; en otras palabras, si la acción es buena en sí,
es una voluntad conforme en sí con la razón. Declara la acción necesaria en sí, por ende
tiene un valor apodíctico-práctico.
No pone ningún fin como condición para obrar bajo cierta conducta, ni refiere a la acción
y a lo que ella ha de suceder, sino a la forma y al principio donde sucede. También es
llamado imperativo de la moralidad. El imperativo categórico es mandato, lleva consigo
una necesidad incondicionada y objetiva, y debe dársele cumplimiento en contra de
cualquier inclinación. 6
Para hablar acerca de la libertad (desde Kant) es necesario exponer, así mismo, el concepto
de voluntad y autonomía.
La libertad es atribuida a todo ser racional, pues al igual que la moralidad sirve como Ley.
Debido a que es un principio a priori, no se puede hablar de ella a partir de la experiencia
en casos particulares, sino que debe ser expuesta como Ley generalizada. Todo ser racional
que posee la idea de voluntad (característica propia de la esencia de un ser racional), por
obligación se le fue adjudicada la libertad. Esto se debe a que el hombre posee una Razón
práctica que le genera causalidad sobre los objetos y los fenómenos. Es imposible, por dicho
proposición, que la razón reciba juicios direccionados de impulsos externos a la voluntad
propia. El hombre es autor independiente de sus Juicios y principios, leva en su naturaleza
la libertad.
Como ya se mencionó, una voluntad bajo leyes morales y una voluntad libre son la misma
cosa. Este es uno de los obstáculos que encuentra Kant. “Nos consideramos como libres en
el orden de las causas eficientes, para pensarnos sometidos a las leyes morales en el orden
de los fines, y luego nos pensamos como sometidos a estas leyes porque nos hemos
atribuido la libertad de la voluntad.”10 Ante este círculo vicioso, y la pregunta por la
posibilidad de la libertad, Kant vuelve a teorías platónicas para afirmar que solo percibimos
los fenómenos en cuanto estos nos afectan, sin embargo, no es imposible llegar en sí a ellos.
Para Kant el hombre como ser racional es libre como principio fundamental de su voluntad,
es algo inmerso en su condición humana y que argumenta su dignidad. Ahora bien,
partiendo de la célebre “Estamos condenados a ser libres” que de manera aforística
presenta la absurda condición humana ligada tal como lo pensaba Kant a libertad, sin
embargo, la libertad no es tomada como una virtud sino como un escarmiento. La razón a
este pensamiento la encontramos en el peso y la responsabilidad que tiene la libertad del
hombre, puesto que a pesar de ser libre, es juzgado mediante diferentes escalas de valores
que cohíben su voluntad, sin importar lo “buena” o “mala” que resulte esta, poniéndola al
servicio de unos pocos.
Los valores no pueden ser ni objetivos, ni universales puesto que son determinaciones que
el hombre adoptó bajo diversas categorías. Dichos valores son constructos humanos y le
pertenecen a él, como ser imperfecto que modificará sus usos en el lenguaje en cada
circunstancia contextual que lo requiera. El imperativo categórico no puede ser visto como
una panacea debido a que no hay nada objetivo, ni bueno, diferente a la muerte, que nos
corresponda. No hay principio moral universal, debido a las múltiples estructuras culturales
que se pueden apreciar a lo largo de la historia, así mismo, es muy relativo asignar palabras
cualitativas como bueno y malo, a un ser que es producto de la dialéctica entre los instintos
animales de cualquier mamífero y un legado cultural que privilegia los fines bajo cualquier
medio.
Ahora bien, como defensor incipiente de la semántica histórica, conceptos tales como
libertad y demás conceptos netamente políticos (creados en las interacciones producidas
por la organización social), no pueden pensarse como ideas pertenecientes a un mundo a
priori, puesto que sus representaciones en la historia, son plurívocas y sus connotaciones
cambian dependiendo la interpretación contextual y al breve significado que le den las
circunstancias. Se puede decir que son inconceptualizables e ilimitadas, debido a los
diferentes usos lingüísticos que el hombre le dio, le da y le dará. Ejemplo de esto es que la
libertad se puede apreciar de manera distinta en diversos planos contextuales. Su
significado cambiará si la vemos desde la perspectiva de un negro en el periodo previo a la
guerra de secesión estadounidense, en un hombre con aspiraciones a la ciudadanía en la
revolución francesa, una mujer sin derecho al sufragio en la mitad del siglo XX, o los
diferentes presos políticos en cualquier país del mundo en nuestros años.
Ahora bien, sinceramente me gustaría argumentar mejor los puntos aquí presentados y
hablar de las cosas que me gustaron de Kant, pero acepto que dejé el trabajo para última
hora y voy muy tarde para su clase muchas gracias.