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EL JABON

El jabón (del latín tardío sapo, -ōnis, y este del germánico *saipôn), es un
producto que sirve para la higiene personal y para lavar determinados objetos. Se
puede encontrar en pastilla, en polvo, en crema o en líquido. Generalmente es el
resultado de la reacción química entre un álcali (generalmente hidróxido de sodio
o de potasio) y algún ácido graso; esta reacción se denomina saponificación. El
ácido graso puede ser de origen vegetal o animal, por ejemplo, manteca de cerdo
o aceite de coco. El jabón es soluble en agua y, por sus propiedades detersivas,
sirve comúnmente para lavar.

HISTORIA DEL JABÓN

El nacimiento del jabón como artículo de limpieza tuvo lugar hace varios
milenios. Los sumerios, 3000 años a.C. ya fabricaban el jabón; hervían diversos
álcalis juntos y utilizaban su residuo para lavarse. Los antiguos egipcios ya
utilizaban un producto jabonoso que consistía en una mezcla de agua, aceite y
ceras vegetales o animales.

Se cuenta que fueron los romanos los que descubrieron la saponificación a


partir de los restos de cenizas y sacrificios animales. Que lavando en las aguas río
abajo las ropas quedaban más limpias. Eso es lo que cuentan los italianos. Los
franceses por su parte, cuentan que fueron sus druidas, a partir de grasa de
carnero y cenizas, los que creaban un ungüento a fin de teñir sus cabellos, que
este tenía propiedades detersivas y derivó en el jabón. Pero ya mucho antes se
utilizaban álcalis naturales como el natrón o la potasa procedente de cenizas con
fines de blanqueo y tratamiento de tejidos. Se supone que fueron los fenicios los
que difundieron la utilización de esos productos alcalinos antecesores del jabón.
Fuera como fuere, las primeras noticias que se tienen sobre la elaboración del
jabón tal y como lo conocemos proceden de los árabes que lo introducen en
Europa a través de al-andalus. Dicen que la primera gran industria jabonera la
implantaron los árabes a finales del siglo XI en Sevilla, en la calle Castilla.
Denominaban a estas fábricas almonas. Más tarde los cristianos extendieron la
buena costumbre de lavarse, muy rentable por otra parte, a otros países,
instaurándose en Marsella (Francia) y Génova (Italia). En algunos reinos, como en
el castellano, era patrimonio del Rey la producción de jabón y todo el que lo quería
fabricar, utilizar, transportar o vender le pagaba impuestos por ello. Más tarde aun,
se extendió por toda Europa y cobraron importancia las producciones inglesas y
alemanas, siendo estas últimas consideradas las de mejor calidad a finales del
siglo XVI. Ya a finales del siglo XVIII, animado por un concurso público, Leblanc
descubre el método para obtener sintéticamente el carbonato sódico lo que hace
que la industria jabonera prolifere y mejore bastante. A partir de ese momento el
arte jabonero se convierte en industria y tanto Leblanc como Solvay desarrollan
métodos para obtener sosa cáustica con lo que el proceso es aun más efectivo. A
principios del siglo XIX Chevreul determina la naturaleza de las grasas lo que da
pie al perfeccionamiento de la producción del jabón. Con las grandes guerras en el
siglo XX escasean las grasas tanto animales como vegetales y se elaboran otros
productos sustitutivos del jabón. Los conocemos generalmente como detergentes,
desde entonces, fundamentalmente por su rentabilidad, se han ido combinando
jabones con detergentes incluso hasta su sustitución total.

FABRICACIÓN DEL JABÓN

La fabricación de jabones consta de las siguientes etapas.

A.- Saponificación o empaste: las materias primas (grasas o aceites) se


funden en calderas de forma cilíndrica y fondo cónico. Se agrega una solución
concentrada de un hidróxido fuerte (lejía). La masa se mezcla y agita mediante
vapor de agua inyectado en el seno del líquido. Después de unas cuatro horas, se
ha formado el jabón.
B.- Salado: consiste en el agregado de una solución concentrada de sal
común (cloruro de sodio, NaCl) para separar el jabón de la glicerina formada y del
exceso de hidróxido de sodio. Como el jabón es insoluble en el agua salada, se
acumula en forma de grumos y sube a la superficie por su menor densidad.
Después de varias horas, se extrae por la parte inferior la mezcla de glicerol y
agua salada.

C.- Cocción: al jabón formado en la caldera se le agregan nuevas


cantidades de Na (OH) para lograr una saponificación completa, y se calienta. Al
enfriarse, se separan nuevamente dos capas: la superior, de jabón, y la inferior, de
lejía. Al jabón se le agrega agua y se cuece nuevamente; de esta manera se
eliminan los restos de sal, glicerina y lejía.

D.- Amasado: tiene por objeto lograr una textura homogénea, sin gránulos.
Durante esta etapa se le incorporan a la pasta sustancias tales como perfumes,
colorantes y resinas, para favorecer la formación de espuma persistente.

E.- Moldeado: el jabón fundido se vuelca en moldes de madera donde, por


enfriamiento lento, toma la forma de panes o pastillas; mediante equipos
desecadores, se disminuye el contenido de humedad hasta el 20%.

TIPOS DE JABONES:

La necesidad de limpiar es tan antigua como las civilizaciones mismas,


claro, unas más que otras. Distintos materiales e ingredientes se han utilizado
para lavar nuestro cuerpo, en este artículo hablaremos de los principales tipos de
jabones y para qué tipo de piel sirven:

Jabones normales: son aptos para todo tipo de piel, se hacen a base de
sebo y potasio.

Jabones humectantes: regularmente están hechos a partir de aceites


vegetales, como el de oliva, avellana, etc. Sirven para pieles muy secas pues son
hidratantes.

Jabones de glicerina: se utilizan principalmente para pieles grasas, su uso


frecuente puede causar irritaciones en la piel.

Jabones dermatológicos: también se les conoce como jabón neutro, pues


no tiene ningún olor, además de que es hipoalergénico. Se recomienda para pieles
grasas, así como para bañar bebés y limpiar zonas íntimas.

Jabones terapéuticos: antes de usarlos algún especialista debe


recetártelos, pues se utilizan para tratar problemas serios de la piel.

Jabón de concha nácar: tiene el mismo efecto que la crema, ayudando a


eliminar manchas y cicatrices.

FUNCIONES DEL JABÓN

La mayoría de los jabones eliminan la grasa y otras suciedades debido a


que algunos de sus componentes son agentes activos en superficie o agentes
tensoactivos. Estos agentes tienen una estructura molecular que actúa como un
enlace entre el agua y las partículas de suciedad, soltando las partículas de las
fibras subyacentes o de cualquier otra superficie que se limpie. La molécula
produce este efecto porque uno de sus extremos es hidrófilo (atrae el agua) y el
otro es hidrófugo (atraído por las sustancias no solubles en agua). El extremo
hidrófilo es similar en su estructura a las sales solubles en agua. La parte
hidrófuga de la molécula está formada por lo general por una cadena de
hidrocarburos, que es similar en su estructura al aceite y a muchas grasas. El
resultado global de esta peculiar estructura permite al jabón reducir la tensión
superficial del agua (incrementando la humectación) y adherir y hacer solubles en
agua sustancias que normalmente no lo son. El jabón en polvo es una mezcla
hidratada de jabón y carbonato de sodio. El jabón líquido es una solución de jabón
blando de potasio disuelto en agua.
IMPACTO AMBIENTAL:

Los jabones son sustancias que alteran la tensión superficial (disminuyen la


atracción de las moléculas de agua entre sí en la superficie) de los líquidos,
especialmente el agua. Este tipo de sustancias se denominan tensoactivas. Los
jabones se utilizan como agentes limpiadores debido a la estructura singular de
estos iones orgánicos especiales. Cuando un objeto está sucio, casi siempre se
debe a la adhesión de capas de grasa o aceite que a su vez contienen polvo y
partículas extrañas. Si el objeto es lavado con agua no se elimina gran parte de la
suciedad, sin embargo, cuando se agrega jabón al agua, puede disolverse para
dar iones carboxilato, estos iones tienen un extremo iónico que es muy soluble en
agua y un extremo de la cadena larga de hidrocarburos tiene una fuerte atracción
para las moléculas de aceite y grasa, los extremos que atraen al aceite penetran
en las capas de aceite y grasa y las disuelven y a su vez, los extremos iónicos se
siguen disolviendo en agua, éstos tienden a hacer que se desprendan las
partículas de grasa y aceite a la solución, de manera que se puedan remover. Esta
clase de acción limpiadora se denomina acción detergente. Los jabones presentan
la desventaja de que si se usan en agua dura, tienden a formar sales con los
cationes de los metales formando "natas" que neutralizan su acción.

MATERIAS PRIMAS PARA LA ELABORACIÓN DEL JABÓN:

En la fabricación del jabón, los caracteres físicos y químicos del producto


dependen directamente de las materias primas empleadas. De las grasas y
aceites se emplean el sebo, la manteca, aceite de nueces, los residuos de la
refinación y del endurecimiento de aceites de semilla y algunos aceites marinos.

Álcalis.

En la mayor parte de los jabones se utiliza el NaOH como álcali


saponificador o neutralizante. En el procedimiento ordinario para hacer jabón se
usa el cloruro de sodio en grandes cantidades para precipitar el jabón de su
solución en la lejía. Los jabones potásicos, que se hacen empleando como álcali la
potasa cáustica, son más solubles en agua que los de sodio, y son los
denominados jabones blandos. No pueden precipitarse de la lejía por el cloruro de
sodio, porque se formaría jabón de sodio. Las combinaciones de las dos clases de
jabones tienen las deseables características de los jabones duros mas la rápida
solubilidad y la facilidad de formar gran cantidad de espuma, peculiar de los
jabones blandos.

Grasas y Aceites.

Los ácidos grasos más convenientes en los jabones son el láurico, el


mirístico, el palmítico y el oleico, que contienen de 12 a 18 átomos de carbono. Es
evidente que los caracteres de los jabones están directamente relacionados con
los ácidos grasos de las materias primas utilizadas. Los ácidos mencionados
anteriormente son saturados, excepto el oleico, forman la mayor parte de la
materia del sebo y del aceite de coco. Este aceite y el sebo, en relaciones de 3:1 y
4:1, se utilizan en la mayoría de los jabones fabricados para lavanderías y para el
tocador. Las fórmulas dependen de la calidad deseada sobre el producto
terminado.

Sebo.

El sebo se utiliza en la fabricación de jabones en mayor cantidad que


cualquier otra grasa. Se obtiene fundiendo grasas de ganado vacuno, lanar,
caballar, etc., y se clasifica en dos grados comerciales: comestible y no
comestible. La mayor parte del sebo utilizado es no comestible.

Grasa.

La grasa o manteca ocupa el segundo lugar en importacia entre las


materias grasas utilizadas para producir jabón. La grasa pocas veces se utiliza
sola en las calderas de saponificación; generalmente se utiliza combinada con el
sebo. Los jabones hechos con manteca son algo mas blandos que los fabricados
con sebo y no tienen el olor y la estabilidad peculiares de los fabricados con sebo.
La manteca contiene mayor porcentaje de ácidos grasos sin saturar que el sebo.

Aceites.

Estos aceites, a saber: de coco, de palma, marinos, de oliva, de cacahuate,


de maíz, o de sésamo, se utilizan combinados con las grasas ordinarias utilizadas
en la fabricación de jabón. Se utilizan para jabones especiales con propiedades
distintas a las de los jabones comunes. Estos jabones no tienen mucha salida
debido a que son muy caros por las materias primas utilizadas.

Materiales no grasos.

Las principales no grasas son: la colofina, el aceite de pino y ácidos


nafténicos. Estos materiales no grasos no son triglicéridos, y por consiguiente no
se forma glicerina cuando se transforman en jabón. Estos jabones se mezclan en
pequeñas cantidades con los jabones ordinarios para el uso en lavanderías y
jabones industriales.

ACCIÓN DETERGENTE DE LOS JABONES

La estructura de un jabón puede considerarse formada por dos partes:

a. Una cadena larga, formada por carbonos en unión covalente;

b. El grupo carboxilo, que, al estar disociado, tiene cargas eléctricas.

La cadena hidrocarbonada no es soluble en agua, pero tiene afinidad con las


grasas, por lo que se la denomina cola lipofílica o liposoluble. El extremo iónico
tiene cargas eléctricas y tiende a disolverse en el agua. Se lo llama cabeza
hidrofílica o hidrosoluble. Si se disuelve jabón en agua y se agrega un aceite, éste
(por su menor densidad) forma una fase sobre el agua. Las moléculas de jabón se
orientan y se disponen en la interfase con la cabeza hacia el agua y la cola hacia
el aceite. Si se agita este sistema, el aceite se subdivide en gotitas y cada una es
rodeada por agua. Las moléculas de jabón se orientan de la manera indicada.
Cada glóbulo de grasa tiene a su alrededor cargas eléctricas del mismo signo
que, al repelerse, hacen que las partículas grasas queden separadas entre sí,
formando una emulsión estable. En caso contrario, si no existiera el jabón, al
agitar el sistema agua – aceite, se formaría en el primer momento una emulsión,
pero al cesar la agitación, debido a la gran atracción entre sus moléculas, las
gotitas se unirían entre sí formando nuevamente dos capas. Se dice, por esta
propiedad, que el jabón emulsifica las grasas. En las superficies de ropas u
objetos, la suciedad se adhiere por medio de una película grasa que el agua no
puede disolver. Al agregar jabón al agua y agitar, la grasa se emulsifica y forma
pequeñas gotas separadas, que son arrastradas por el agua del lavado.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

bibliotecadigital.conevyt.org.mx/colecciones/jabón

quimica-explicada.blogspot.com/saponificacion-reaccion-quimica.

Química 101. Laboratorio del Dr. Yuri. Como hacer el Jabón.

RODRIGUEZ, Ignacio. Grasas, aceites y jabones. México 2002

WIKIPEDIA. La Enciclopedia Libre. El Jabón.

www.buenastareas.com/materias/de-donde-proviene-el-jabon.

www.cienciaspuras.com. El proceso químico del jabón. España 2006.

www.ojocientifico.com.historia-del-jabon – España 2010.

www.textoscientificos.com/jabon/fabricacion.

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