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LA HISTORIA, LOS HOMBRES Y EL TIEMPO

Historia ciencia que se encarga del estudio del pasado o bueno así se le
consideraba anteriormente por que ahora su concepto ha revolucionado la forma
de comprender esta palabra tan antigua, tan antigua pero que con el tiempo ha
cobrado más fuerza, ya que a partir de los escritos del tan conocido historiador
francés Marc Bloch quien nos dijo que la historia es la ciencia que tiene como
objeto el estudio de los hombres, pero no solo del pasado si no a través del
tiempo, pude comprender que la historia no es solo un fragmento de vida, sino que
se forma de todos aquellos fragmentos que nos dan vida e identidad como
personas.

Mac nos dice que quien no conoce su historia está expuesto a hacer o más bien a
creer lo que otros “estudiosos” dicen y es que no es malo creer en ellos, lo
realmente malo es quedarnos solo con eso y no ir más allá de los libros, mas allá
de los escritos. Como él nos dice la historia debe estudiarse a través del tiempo,
porque solo con el tiempo podremos volvernos investigadores y es que ese es el
secreto volvernos investigadores, historiadores de nuestra propia vida para poder
estudiar la historia de nuestro país y la del mundo, pero sobretodo volvernos
críticos para poder ver todo lo que está escondido atrás de esa supuesta historia,
que algunas veces no nos dice toda la verdad. Y solo nos dice una verdad a
medias, verdad que comprenderemos investigando por nuestra cuenta.

Investigando en libros, o porque no investigando también empíricamente es decir


con las personas, con los entes directos en el hecho historia, ya que esto nos
ayudara como decía Marc a pensar de manera menos barata y analizar con mayor
profundidad nuestros problemas.

Es precisamente por esta razón que se desprende la primera interrogante de


nuestro curso que nos dice que en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras
del siglo XX las personas vivían como alucinadas por una imagen demasiado
rígida de la ciencia ¿pero a que se refiere con esto Marc Bloch?
Bloch plantea el problema sobre la utilidad de la historia mediante la pregunta de
un niño dirigida a su padre, «papá, explícame para qué sirve la historia», con la
que se plantea el problema de la legitimidad de esta disciplina. Marc Bloch plantea
que en principio, antes que el deseo de conocimiento y que la pretensión de
constituirse como obra científica consiente de sus fines, la historia produce una
atracción: distrae y produce placer. Sin embargo, este atractivo no basta para
justificarla y legitimar el esfuerzo intelectual que requiere.

Se plantean dos dimensiones fundamentales en la concepción de la historia: su


legitimidad (vinculada al plano cognoscitivo e intelectual) y su utilidad.

La utilidad, vinculada en el sentido pragmático con el provecho en la confrontación


política y social, se relaciona con la tendencia a buscar en la historia una guía para
la acción. Bloch postula que el valor de una investigación no se mide, al contrario
de lo que postulaban los positivistas, según su capacidad de servir a la acción, y
que, por lo tanto, este sentido pragmático de la historia no puede confundirse con
su sentido propiamente intelectual, que es el vinculado con la legitimidad: la
historia se legitima más allá de su utilidad, en función de su rigurosidad y su
capacidad de establecer relaciones explicativas entre fenómenos para
comprenderlos mediante una clasificación racional y una inteligibilidad progresiva,
que le permitan constituirse así como disciplina científica.

El autor plantea que en las últimas décadas del siglo XIX y los primeros años del
siglo XX las generaciones “han vivido como alucinadas por una imagen demasiado
rígida” refiriéndose a las ciencias, Bloch quiere decir con esto que en la
concepción positivista de las ciencias del mundo físico se considera que todo
puede formularse en leyes universales por medio de demostraciones irrefutables.

Aplicada a análisis histórico, las tendencias opuestas que se desarrollaron fueron:

A. la posición de la escuela sociológica fundada por Durkheim, que creyó posible


instituir una ciencia de la evolución humana conforme al ideal positivista. En su
esfuerzo por sistematizar, muchas veces debió dejar de lado efectos del
conocimiento de realidades humanas que resultaban rebeldes al saber racional,
que identificaron con el acontecimiento. Aportaron mayor profundidad al análisis y
al enfoque de los problemas.

B. La posición del historicismo clásico o historiadores historizantes, que no


lograron insertar la historia en los marcos del legalismo físico. Tenían una
preocupación archivística documental y consideraban que la historia no ofrecía
conclusiones seguras en el presente ni perspectiva en el futuro. Negó el
conocimiento científico y se enfocó en lo particular.

En la época en que Bloch escribió su Introducción a la historia, ante la importancia


de teorías como la teoría cinética del gas, la mecánica einsteniana y la teoría de
los quanta, se alteró la noción de ciencia: se aceptó el hacer de la certidumbre y
del universalismo cuestión de grados y no se consideró necesario tratar de
imponer a todos los objetos del saber un modelo intelectual uniforme, tomado de
las ciencias de la naturaleza física, porque en las mismas ciencias físicas este
modelo no se aplicaba por completo.

La observación histórica

El conocimiento del pasado es indirecto. Existe la preocupación del hecho de que


el historiador este en cierto modo alejado del objeto del conocimiento al tratarse de
un acontecimiento del pasado y se ha condenado al mismo a una observación
eternamente dependiente. Las particularidades de la observación histórica
consiste como primera característica tanto del conocimiento de los hechos del
pasado y de la mayor parte del presente en ser un conocimiento por huellas, pero
los hechos humanos no pueden reproducirse aunque si puede hacer que algunas
de ellas vuelvan a existir a través de los informes de testigos. El pasado es por
definición un dato que nada habrá de modificar. Pero el conocimiento del pasado
es algo que está en constante progreso que se transforma y perfecciona.

Hay dos tipos de testimonio, el voluntario y el involuntario, en los segundos es


donde la investigación histórica a puesto cada vez más su confianza, y no es que
estén exentos de errores y mentiras pero el interés recae, en lo que se deja
entender sin haber deseado decirlo. Y es indispensable que el historiador posea al
menos una noción de las principales técnicas de su oficio.

Una de las tareas más difíciles del historiador es la de, reunir los documentos que
cree necesitar, no debe desinteresarse de sus herramientas, y dejar de lado dos
principales responsables, la negligencia que extravía los documento y la pasión
que los esconde o los destruye y se habrá realizado un gran progreso, al dar lugar
al intercambio de noticias.

La critica

No hay que aceptar ciegamente todos los documentos históricos, la crítica


racionalmente conducida puede llegar a ser un instrumento de conocimiento.
Puede haber en los documentos engaños de dos formas, la primera acerca del
autor y la fecha, la segunda sobre su contenido aunque en algunos casos el
documento puede decir la verdad. No basta con darse cuenta del engaño, hay que
descubrir sus motivos, una mentira como tal es, a su manera un testimonio. No
existe el buen testigo, no hay más que buenos o malos testimonios. Ya que los
testimonios son la expresión de los recuerdos. En la base de casi toda crítica se
inscribe un trabajo de comparación, se mueve en dos extremos: lo que justifica y
lo que desacredita, la comparación de la crítica bien entendida no se satisface solo
con aproximar en un mismo plano temporal.

Aunque la mayoría de los problemas de critica histórica son de probabilidad.

Es vergonzoso que el método crítico no figure en el más pequeño rincón de los


programas de enseñanza ya que gracias a la elaboración de la técnica de la crítica
del testimonio da una nueva ruta hacia la verdad y, por ende, hacia la justicia.

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