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ASUNTO: IGLESIA

PROPÓSITO: PASTORAL
TEMA: ACTITUDES BÍBLICAS DE UNA MUJER DE DIOS

VARONA:
LA MUJER Y SU PROPÓSITO DIVINO
GÉNESIS 2:18

INTRODUCCIÓN:
Hace aproximadamente un mes hablamos respecto a las actitudes bíblicas de un
varón de Dios, por ser el hombre la cabeza, iniciamos a enseñar respecto a lo que
debe de esperarse de un hombre que ame a Dio. Ahora le corresponde a las
mujeres hacer un análisis bíblico de su papel desde una perspectiva bíblica; esto
conllevará tomar decisiones importantes, hacer ajustes determinantes y abrir la
mente y el corazón. Sabemos que la mujer, según cómo fue creada por Dios, es un
ser especialmente emocional, es decir que todo lo que realiza, piensa e incluso
percibe pasa por sus emociones. Dios la creó de esta forma y no hay nada de malo
con ello, debido a esta configuración divina ella puede complementar al hombre y
funcionar como “ayuda idónea”. Hoy caminaremos por algunos versículos bíblicos
con el fin de estudiar cuál es el propósito divino, dentro del plan eterno, de la mujer.
En una canción popular se dice que los hombres, por causa de las mujeres, son
capaces de hacer cualquier cosa, y no solo por llamar su atención, en cambio
también con el fin de complacerlas, ahora ¿por qué Dios creó a la mujer? En
Génesis se nos dice que fue creada para complementar al hombre, ayudarle a
gobernar sabiamente sobre la creación y hacerle compañía. Pareciera esto algo
machista o que gira entorno o alrededor del hombre, solamente. En realidad, la idea
original de Dios era darle al hombre una compañera, que verdaderamente ayudara
al hombre a realizar la misión que Dios le había entregado, esto no hace poco
importante la participación de la mujer, esto hace que tanto el hombre como la mujer
trabajen el desarrollo de sus respectivas habilidades y capacidades. Por
consiguiente, aquí las damas deben de tomar algunas actitudes preferentemente
bíblicas. La verdad central en todo esto es que la mujer es creación divina, por lo
tanto, debe de apegarse al plan divino. Aquí veremos algunas actitudes que, de
un modo u otro, se han mal interpretado y esto ha causado confusión.

I. Sujeción (Efesios 5:22,23)


Para comprender de mejor manera la idea de sujeción, y desde una perspectiva
más bíblica, es importante comprender esto. Cuando Dios creó al hombre, toda la
creación se convierte en el objeto primordial de observación y administración
(Génesis 1:27,28); cuando Dios crea a la mujer, para ella el objeto de administración
y observación es el hombre (Génesis 2:18). Lo que queremos decir con esto es que
la responsabilidad que Dios pone al hombre es de cuidar la creación, administrarla
sabiamente, pero cuando Dios crea a la mujer, el propósito principal es que ella sea
la ayuda correcta, adecuada y complementaria del hombre. De ese modo ella sería
capaz de velar porque el hombre cumpla con su propósito. La sujeción es una
actitud, nada que ver con el pensamiento machista, en la que la mujer reconoce en
el hombre el señorío de Dios, es decir, la capacidad divina que el hombre tiene para
dirigir saludablemente a la mujer. No es simplemente que el hombre de órdenes y
que la mujer las cumpla, es que la mujer reconozca en el hombre la intención de
cuidar de ella, protegerla y amarla. Con estas actitudes del hombre ella tendrá la
confianza de permitirle al hombre guiarla en el camino correcto. En un inicio vimos
que el hombre tiene sobre sus hombros la responsabilidad de cuidar de la creación,
esto incluye a la mujer, y la mujer tiene la responsabilidad de ayudar al hombre a
que cumpla con su deber. Es en ese contexto en que la mujer debe de sujetarse al
esposo.

II. Disposición (1 Pedro 3:6)


La idea de disposición, más allá de otra cosa, es que la mujer comprende que su
esposo, y velar que él cumpla con su misión, es el primordial compromiso de la
mujer. Un pasaje, que para muchos es muy difícil de interpretar sin caer en ideas
machistas, es el que aparece en 1 Pedro: 3:6: “Tal es el caso de Sara, que
obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen
el bien y viven sin ningún temor.” Según Pedro la mujer debía de tener una actitud
de obediencia hacia su esposo, pero para una mejor comprensión, no utilizo la
palabra obediencia ya que en nuestro contexto significa hacer caso a todo lo que le
hombre diga. En este caso con disposición, según lo plantea Pedro, es que la mujer
reconozca que su prioridad máxima es su esposo, y velar por que él haga lo que
tiene que hacer, cumplir con el propósito divino sin apartarse de él. La idea de
disposición también la encontramos en lo que Pablo asegura respecto al
matrimonio, y porque éste se vuelve tan complicado: “Por eso, la esposa debe
sujetarse a su esposo en todo, así como la iglesia se sujeta a Cristo.” La idea
de disposición, según Pablo, está relacionada a aquella perfecta unión en la que
tanto el hombre como la mujer, son considerados “una sola carne”. La mujer tiene
que tener disposición hacia su marido, si bien es cierto de servicio, no solamente de
eso, debe de ser la idea de su propósito divino, ser la “ayuda idónea” para su marido.
Una mujer pasiva, ausente, inconstante y sin carácter no puede ayudar a su marido.
Una mujer que se convierte solamente en parte del mobiliario de la casa, en
simplemente algo que el esposo utiliza a placer, no es ser ayuda idónea. Disposición
implica esa observación que la mujer debe de hacer hacia su esposo.

III. Respaldo (Génesis 2:18-20)


En la Biblia encontramos una descripción muy gráfica respecto al propósito de la
mujer para con el hombre, comprendiendo que Dios crea los animales y envía al
hombre para que busque ayuda. El hombre se da cuenta que los animales, aunque
le sirven en muchos sentidos, jamás podrán ocupar el lugar de una mujer. La idea
de ayuda idónea, la cambio por otra palabra que nos ayudará a comprender esto
mejor. La expresión “ayuda idónea”, según nos la presenta Génesis, no es
simplemente la ayuda que se requiere para desarrollar determinadas tareas, en
realidad el concepto es más complicado aún. En el idioma original la palabra que se
utiliza ahí, pudiera decirse como contraparte u opuesto. Pero la idea del escritor es
indicar como si fuera la mujer la otra mitad o el complemento. La idea de que la
mujer sea el complemento del hombre, indudablemente indica, no solo la idea de
que ella es lo que el hombre no es, sino también ayuda a comprender por qué en el
pasaje se nos dice que: “no es bueno que le hombre esté solo…”, afirmando con
esto que el hombre por sí mismo no era capaz, ni fue creado así, de administrar y
gobernar lo que Dios había creado. El trabajo de la mujer es muy importante, y no
puede medirse o pesarse a la mujer por la cantidad de hijos, o por su capacidad de
hacer los quehaceres del hogar, por si puede o no cocinar, etc., el trabajo de la
mujer es completar y respaldar a su marido.

IV. Respeto (Efesios 5:22-24; 1 Pedro 3:1-6)


En todos los pasajes analizados hasta el momento, debo citar la actitud de
respeto, tal como aparece en 1 Pedro 3:1-6. La mujer debe de respetar al marido,
no porque este sea hombre y ella sea mujer. De hecho, es por la misma razón,
según lo establece Pablo en la carta a los Efesios, que el hombre debe de amar a
la mujer y velar por su bienestar, así como procurar jamás hacerle daño. La mujer
debe de tener la disponibilidad de respetar a ese esposo que le muestra cariño,
afecto y cuidados. Una mujer que no corresponda saludablemente al amor y servicio
que el hombre le provee, tampoco merece el amor, cariño y atención que el marido
le ofrece. Corre el riesgo de producir una respuesta negativa hacia su persona. La
falta de respeto, bíblicamente hablando, está basada en la naturaleza pecaminosa.
Ahora bien, una pregunta que aparece aquí es ¿por qué la Biblia manda a la mujer
a respetar al marido? ¿qué acaso ella no merece respeto? La Escritura nos marca
algo importante, y que debemos de comprender a la luz de la misma. Cuando Pablo
habla del matrimonio, lo compara en la relación que Jesús tiene con su iglesia, y la
iglesia tiene con Jesús, de forma recíproca. Cuando Pedro habla del matrimonio, lo
habla en un contexto que le establecía hacer mención del caso, porque
probablemente algunas hermanas no manifestaban respeto, a las que iba dirigida
la Carta. Ahora bien, Dios establece un parámetro más amplio para que estos dos
pasajes tengan sentido. En Génesis 3, donde se nos habla de la tentación, vemos
a la serpiente discutir con la mujer respecto a si debía o no comer el fruto. Luego de
que la mujer cae en la tentación de la serpiente, ella misma da de comer al hombre
del fruto prohibido. Explico esto así, Dios había dado el mandamiento al hombre de
no comer del fruto prohibido, éste, sabiendo lo que Dios le había mandado, advierte
a la mujer de no comer de ese fruto. La Biblia no nos describe como hizo la mujer
para convencer al hombre de comer de aquel fruto, pero Dios afirma lo siguiente:
“Al hombre le dijo: «Ahora por tu culpa la tierra estará bajo maldición, pues le
hiciste caso a tu esposa y comiste del árbol del que te prohibí comer. Por eso,
mientras tengas vida, te costará mucho trabajo obtener de la tierra tu
alimento.” Ciertamente el hombre obedece a la mujer, y come del fruto, la orden
de Dios era que no comiera, escuchó la voz de su esposa y le obedeció, al hacerlo
desobedeció a Dios. Es aquí donde se da origen al desorden, el hombre debe de
escuchar a Dios y obedecerle, así él puede gobernar apropiadamente a su familia.
Al romperse ese orden, se rompe el respeto. La mujer al no obedecer a su esposo,
cuando le dijo que no comiera el fruto prohibido, le faltó el respeto al hombre, y por
consiguiente a Dios, quien había establecido el mandato.

CONCLUSIÓN:
Los propósitos y planes de Dios son claros, y es él el que establece el orden de
las cosas, según su propósito. No se trata de discutir si tiene o no razón, se trata de
comprender que estableció un plan, propósito y visión que seguir, los cuales son
eternos y firmes, por consiguiente son confiables y fidedignos. El hombre no fue
creado para estar solo, sabemos que no es bueno que esté solo, ni la mujer fue
creada para que esté sola, ya que su propósito es ayudar y complementar a su
esposo.

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