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La desesperación materialista.

Las estrategias de Louis Althusser frente


a la crisis del marxismo1

Martín Cortés
(Universidad de Buenos Aires)

Las izquierdas de los años setenta, especialmente en Italia y Francia –y,


a su modo, también en América Latina-, estuvieron marcadas por la llamada
“crisis del marxismo”. Un nombre demasiado amplio en el que entraban mu-
chas cosas, pero que ciertamente remitía a una condición de fatiga y debilita-
miento de muchas certezas que habían acompañado el desarrollo de aquello
que se llamó “marxismo”, al menos desde el ocaso del siglo XIX. Demasia-
das cosas –muchas de ellas trágicas- habían sucedido en su nombre a lo largo

Acaso el disparador para la explosión de textos en torno de la crisis fue-


ran las provocaciones que lanzara Norberto Bobbio en 1975 a los comunistas
italianos que aspiraban a hacerse electoralmente con el poder. Bobbio les
decía que el marxismo no tenía una teoría política, menos aún una teoría del
Estado capaz de dar cuenta de las complejidades de la gestión de una comu-

1
El presente texto es una primera presentación preliminar de un trabajo de más largo
alcance en torno de las posiciones de Louis Althusser en los debates de la llamada “crisis del
-

de las discusiones sobre el tema), así como sobre documentos consultados en el Fondo Althusser
del Institut Mémoires de l’edition contemporaine (IMEC). En el caso de las citas de estos textos,
en todos los casos la traducción es nuestra.

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nidad política en el capitalismo tardío. Apenas tenían indicaciones teóricas
sobre la “extinción” del Estado como efecto de la revolución, y, mucho peor,
desgracias históricas en las dictaduras que regían en el Este europeo. Por ello,
concluía con simpleza Bobbio, por más profesión de fe democrática que hiciera
el Partido Comunista, no tenía otra cosa que ofrecerle a los italianos que una
dictadura que más temprano que tarde tomaría la vía del estalinismo soviético.
No nos interesa aquí señalar las debilidades de los argumentos de Bobbio, en

de la época. Lo que resulta curioso, y sí nos interesa, es el hecho de que a partir


de allí, de argumentos de crítica al comunismo que no tenían nada de nuevo –ni
siquiera en Bobbio, que ya los venía esgrimiendo al menos desde los años cin-
cuenta-, se suscitara un debate tan extenso y tan importante en materia teórica y

atolladeros en los que se encontraba la tradición marxista.2


La crisis estalla por la acumulación de problemas políticos frente a los
cuales las respuestas no abundaban. El texto de Althusser que consagra y

Venecia que, organizado en 1977, aborda nada menos que la situación de los
intelectuales perseguidos en Europa del Este. El autoritarismo político de los
“socialismos reales” era cada vez menos tolerable para una tradición que se
suponía organizada por la cuestión de la emancipación. Althusser acepta en-
tonces la noción de “crisis del marxismo”, y acepta también, en su literalidad,
la tesis de Bobbio: al marxismo le falta una teoría política. Sin embargo, lo
que le interesa es cambiarle el signo a la crisis: pasar de la carencia que ella
supone a primera vista, a la potencia que podría entrañar la construcción de
otro modo de pensar a Marx y al marxismo.
Lo cual parte, en primer lugar, de aceptar con el nombre de crisis la

encuentran inmersas las organizaciones revolucionarias. Que son el nombre

2
Los primeros textos del debate son publicados por Bobbio en 1975 en la revista Mondope-
raio. Recibe numerosas respuestas, tanto en esa misma publicación como en otras. En castellano,

encontrarse en Bobbio (1986), mientras que una gran cantidad de textos del debate en italiano
fueron reunidos en un volumen especial por la revista Mondoperaio (VVAA, 1976).

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también de huecos y lagunas en una teoría que debe dejar de exigir a sus
padres fundadores respuestas para todos los problemas (aun cuando pueda
exigirles su presencia para garantizar la “unidad ideológica” del partido),

-
dicciones y lagunas”. Esa teoría no es, entonces, ni pura ni completa, y allí
formula Althusser la pregunta clave de su interpretación de la crisis: “¿qué

2008a: 293). En el materialismo se cifran las claves de la operación althusse-


riana sobre la crisis. Se trata de una operación que enlaza el núcleo político
-
tinuidad con sus trabajos clásicos de los años sesenta: la tesis de que hay una

problemas teóricos y políticos en los que el marxismo se encontraba atrapa-

encuentro (con Spinoza)- podía ser una vía de salida de aquellos atolladeros.
Aquí, veremos, la estrategia se radicaliza, el materialismo ya no será el nom-

Volveremos sobre ello


Digamos algo más sobre la crisis. Un texto inédito de Althusser, llamado
“Du bon usage des payssocialistes”,3 redactado entre 1976 y 1977, enuncia
un propósito fundamental de su autor: hay que hablar de la crisis. Hablar de
la crisis de los países socialistas para conjurarla, porque es preciso salir del
silencio, de la falta de explicación marxista de la crisis del marxismo: “Se de-
cía que en los países socialistas era la clase obrera la que detentaba el poder.
Hemos devenido mucho más discretos en este punto, porque resulta difícil
concebir que ésta avance sin ‘las libertades’. Quién podría negar que hay una
estrecha relación entre este repliegue ideológico y la crisis del marxismo”. El
problema del disenso, de las libertades, del Estado y del derecho, estallando

3
Consultado en el IMEC. En el catálogo del fondo, forma parte de “Textes divers sur la
crise du marxisme. 1976-1978”

– 243 –
políticamente en los países del Este, es una de las grandes coordenadas
de la crisis del marxismo. Sin embargo, previene Althusser, estos dilemas
del “socialismo real” no deben servir para callar los dilemas de los parti-
dos comunistas occidentales. El callejón sin salida en que se encuentran,
especialmente, el partido francés y el italiano, hacen parte también de las
urgencias de la crisis. Sobran y son conocidas las intervenciones de Althus-
ser en los debates estratégicos de su organización en esos mismos años,
que desembocarían en su incendiario “Lo que no puede durar en el Partido

del PCF, y publicado entonces en Le Monde (lo que haría más incendiario
aun al acontecimiento).
Las intervenciones críticas de Althusser para con el PCF enlazan de
modo muy preciso política y teoría: se denuncia la falta de libertad y debate
al interior de la organización, al tiempo que se sostiene la necesidad teórica
de no abandonar el concepto de dictadura del proletariado. Althusser criti-

lleva adelante en aras de adaptarse mejor a la estrategia eurocomunista y


a la lógica de incorporación al sistema político tradicional. Así señala los
gestos erráticos del partido, que entrañan la paradoja de presentarse frente a
la sociedad como curado de sus males antidemocráticos mientras el disenso
interno es acallado. En cualquier caso, lo que le interesa subrayar a Althusser
es la profunda confusión conceptual sobre la que descansa la estrategia de

pero con ello no se eluden los problemas teóricos que allí anidan, que van
desde la caracterización del Estado capitalista a la pregunta por aquello con
lo que se lo sustituye en un proceso de transición, pasando fundamentalmente
por el señalamiento del carácter violento de la dominación, y de los diversos
aspectos (económicos, políticos, ideológicos) en que ella se despliega, tanto
cuando la detenta la burguesía como cuando el proletariado se haga de ella
(Althusser, 1976a y 2004).
De modo que no enfrentar, en su densidad y complejidad, la cuestión
del Estado y la política, supone para el marxismo la irrupción de la crisis.
Y esto nos lleva a otro elemento central de la crisis, quizá más dramá-
tico. Nos dice Althusser, en algunas notas en torno de los mencionados
debates italianos:

– 244 –
Hay algo de profundamente sano en la brusca detención de la ‘teoría
-
mada al orden de la singularidad de cada ‘tipo de Estado’. Pero al mismo
tiempo hay una tentación: bajo el pretexto de que la ‘teoría marxista del
Estado’ no está desarrollada, surge la tentación de liquidar sus indicacio-
nes y pasar a un análisis que se pretende concreto.4

Desglosemos este párrafo: resuena en su primer parte, en la virtud de


la “detención”, la tesis que de algún modo fundamentará el ensayo althus-
seriano por responder a la crisis que él mismo ha celebrado: la . El
marxismo como crítica del presente, de sus tendencias contradictorias y no

-
dolo efectivamente, todo el devenir de la humanidad y que sería, pues, capaz
positiva”
(Althusser, 2008: 304). De esta manera, y aquí se observa con claridad la
distancia entre Althusser y la posición de Bobbio, el carácter “incompleto”
de la teoría marxista del Estado no es efecto de pereza, distracción o mala
formulación de prioridades, sino una característica sustancial de la teoría de
-
pitalista supone la construcción de una teoría acabada y positiva del Estado
socialista, del mismo modo que la economía política burguesa sería sustituida

Pero nada de eso cabe en la tesis de la , dispuesta a lidiar con el carácter


inacabado del marxismo, y de hacer de él una virtud.
Ahora bien, la segunda parte del mentado párrafo (acerca de la tentación)

práctica teórica. No dar por concluida la teoría de Marx no implica abando-


narse al empirismo, en este caso al análisis de “cada Estado”, que se pretende
concreto, pero sólo por adherirse a las apariencias sin mediar la siempre ne-
cesaria crítica de la ideología. No hay posibilidad de conocimiento sin herra-
mientas teóricas. Siempre es preciso, como lo llama Althusser en su defensa
de Amiens de 1975, un “mínimo de generalidad” (Althusser, 2008c: 236).
4 «
Projet d’article dans Rinascita sur Gramsci et l’Etat »
Consultado en el IMEC.

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Bajo el modelo de la distinción de Lenin entre verdades absolutas y relativas
(extraída nada menos que de Materialismo y empirio criticismo, en la clásica
estrategia althusseriana de hablar heterodoxias en idioma ortodoxo), se nos

la posibilidad de revitalizar la potencia crítica del legado de Marx: ni acepta-


ción de las apariencias como hechos consumados, ni religión secular que se
arroga la capacidad de explicar pasado, presente y futuro.5
En la conferencia dictada en Granada en 1976, que llevaba por título “La

de la estrategia que enlaza la pregunta por el Estado con la pregunta por la

unidad de la dominación. El primero como institución organizadora de las

dominante. “Ambas le parecían [a Marx] profundamente ligadas entre sí, en


tanto que comprometidas en el mismo mecanismo de dominación de la clase
-
sofía es asociada con la pretensión de ver el “todo”, es decir, de establecer
un dominio sobre el conjunto de las prácticas sociales, bajo la idea de que no

en un llamativo lenguaje gramsciano, a la “cuestión central de la hegemonía”,


esto es, a la constitución de la ideología dominante. Esa tarea se despliega

5
Hasta aquí hemos mencionado los problemas de la crisis del marxismo vinculados a la
cuestión del Estado y la política, tanto en los países del socialismo real como en Europa occi-
dental. Para completar un poco más el cuadro, habría que incorporar la presencia, en la época, de

universitario. No alcanzamos a desarrollar esto aquí, pero se trata de un elemento posiblemente

realizaban fuertes críticas al marxismo como una suerte de metafísica totalitaria, habían estu-
diado con Althusser, que fue ciertamente también un crítico radical de las derivas metafísicas
del marxismo, aunque ciertamente de un modo muy diverso. En lo que hace a los temas que

mort”, de 1970.

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bajo la forma de la reorganización de prácticas e ideas dentro de una unidad
que funciona como una Verdad. Esa Verdad, que parece ocurrir en la abstrac-

dominante, poniendo la diversidad de lo real bajo su signo.

Althusser: “En su forma concentrada, la más abstracta, la de las obras de los

de laboratorio ideológico donde experimentalmente se pone a punto, en la abs-


tracción, el problema fundamentalmente político de la hegemonía ideológica,
es decir, de la constitución de la ideología dominante” (1976: 14). Para ello,

Es por este modo de proceder que, según Althusser, no hay en Marx

el juego del adversario; incluso bajo la forma de oposición, era entrar en el


juego de la cuestión hegemónica y contribuir, indirectamente, a reforzar a la

problema está, entonces, en esa forma de expresión, que consiste en la tota-

Por eso lo central para Marx no es poner un signo diverso a la Verdad, sino
rodeo o la de-
marcación, tal cual Althusser dice en la mencionada tesis de Amiens. La imi-
tación, entonces, implicaría comprometer la ideología proletaria, exigiéndole
someterse a las formas exigidas por la hegemonía ideológica burguesa. Y con

verdad, Marx ha legado a los marxistas (cruelmente instruidos por la con-


traexperiencia de la ontología staliniana) una tarea especialmente difícil. Ya
que, del mismo modo que legó al movimiento obrero la tarea de encontrar

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ideológica burguesa. En suma: la tarea de inventar una nueva práctica de la

En esta formulación se cifra la estrategia althusseriana, y también los


peligros contra los que ella cobra sentido. Así como el Estado no puede ser
transformado sólo cambiándole el signo (ello supondría una teoría marxista

descanse en su propia concepción del Sentido y la Verdad. La tarea de cons-


trucción de un No-Estado (una forma política no asociada a la dominación)

llamada también . Esa nueva práctica no es ya

exceso

práctica se opone entonces a la “contraexperiencia” de la ontología esta-


liniana, pues ella explica el sentido último del “marxismo” que entra en
crisis: para Althusser el estalinismo es el nombre de la ontologización del

concepción positiva del Estado.


Por eso la celebración de la crisis en Althusser: por el quiebre de las
garantías y certezas que no habían hecho más que daño. Y, con ellos, la opor-

Stalin (y también, mencionado al pasar y con algo de crueldad, Lukacs) pone

soviético en el espejo del Estado burgués.


Es en el marco de esa tarea que se puede leer la tesis de la curvatura del
bastón y, con ella, la cuestión de la verdad y el error en el marxismo. Este no
es una Filosofía porque, nos dice Althusser en “Historia terminada, historia
interminable”, de 1976, la lucha de clases no se efectúa nunca en la transpa-

de combate, y sólo bajo la lógica del bastón que se curva hacia uno y otro
lado en virtud del error
en la opacidad de la lucha: “Incluso si el error ha sido anunciado de antemano

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por una minoría, desautorizada o derrotada, siempre se reconoce y denuncia
como tal una vez acontecido
para aquellos que han visto claro de antemano, se desenvuelve sin ninguna
instancia que juzgue y dirima desde lo alto, es precio hablar aquí, paradóji-
camente, de error sin verdad y de desviación sin norma. Simplemente, este
alejamiento no dominado, esta transgresión, esta aberración, esta derrota o

norma: he aquí el error y la desviación” (Althusser, 2008d: 253)


A esto llama Althusser “materialismo radical político”, según el cual
nunca en Marx el conocimiento del proceso toma el lugar del proceso, pues
el conocimiento no sustituye al objeto. En todo caso, se le añade. Pero el co-
nocimiento tiene efectos políticos en virtud de su encuentro con la coyuntura
política, y no en virtud de ser verdadero. “Los efectos producidos por el cono-
cimiento, por las ideas, como existencia social y como formación ideológica,
no ‘prenden’ por su sola virtud de ser ‘verdaderas’, sino por el encuentro en
la ‘coyuntura’ de lucha”.6
A modo de cierre preliminar, a modo de hipótesis, que hay un gesto des-
esperado y desesperante de Althusser para intentar dar respuesta a la crisis.
-
xista ontologizada explica en parte los dramas políticos de la época. Lo cual
conlleva a la necesidad de su revisión. Por el otro, nos recuerda con este

sea, no nos garantiza consecuencias efectivas sobre los dramas de la lucha


política. En este caso, este recorrido por el Marx que rechaza la Filosofía al
tiempo que rechaza al Estado no nos lleva necesariamente a responder a los
desafíos políticos que lanzara Bobbio, aunque sí a salir de algunas trampas
teóricas que ellos entrañan.
Por su parte, Althusser intenta insistir en aquellas indicaciones funda-
mentales de Marx sobre el Estado, en Marx dentro de sus límites: el carác-
ter de aparato, la separación, la violencia, etcétera. Quizá estas no sean, en
principio, respuestas a la altura de las grandes preguntas sobre el Estado de

consultado en el IMEC.

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la época, sobre todo si se compara, por caso, con los textos contemporáneos de
Poulantzas.7 Pero la pregunta de fondo que surge allí es como el gesto althusse-

habrá que pensar en qué medida ofrece una salida para ella y qué supondría.
Y allí sí estaría su singularidad, su modo muy particular de leer a Marx: un

la tentación de proveerse de un Fin y un Sentido, pero que no abandona las


grandes preguntas por la emancipación y, sobre todo, por la lucha de clases.
soledad: la de
ocupar un lugar precario entre la larga tradición religiosa e idealista que lo
precedía, y la nueva tradición del derecho natural que entonces comenzaba a
consolidarse. En medio, su materialismo político, la pregunta por los modos de
construir un Estado sin garantías para ello. Algo similar sucedía con Marx: su

Historia. Y era también la de la resistencia a ser atrapado en las categorías del


así llamado “marxismo”, que volvía a introducir esas categorías en su horizonte

su propia soledad: la de quien dedica sus denodados esfuerzos a desarmar esa

ello en una renuncia a pensar las grandes coordenadas de la lucha de clases:


su “entre” está limitado por el marxismo de un lado, y de las distintas vías del
pensamiento posfundacional o posmoderno del otro, que serán hegemónico en
los años ochenta. Porque la crisis del marxismo, para Althusser, debía ser cele-

nos prevenía,esto debe hacerse siempre y cuando no se ceda ante la tentación


de renuncia que auspician, ante cada crisis,nuestros adversarios.

Bibliografía
Althusser, L. (1976a). Sobre la crisis del marxismo y la dictadura
del proletariado. Conferencia de Cataluña. Recuperado de http://

particular a Estado, poder y socialismo, publicado por Poulantzas en 1978, texto fundamental
de la teoría política de las últimas décadas. Puesto en perspectiva con textos de Althusser como
Marx dentro de sus límites, parece más fructífero para dar cuenta de las complejidades de los
aparatos estatales y sus relaciones con la lucha de clases.

– 250 –
artilleriainmanente.blogspot.it/2012/04/sobre-la-crisis-del-marxismo-y-
la.html

Granada. Recuperado de

Althusser, L. (1978). Lo que no puede durar en el Partido Comunista.


Madrid: Siglo XXI.
Althusser, L. (2003).Marx dentro de sus límites. Madrid: Akal.
La soledad de
Maquiavelo. Madrid: Akal.
La soledad de
Maquiavelo. Madrid: Akal.
Althusser, L. (2008c). Defensa de tesis en la Universidad de Amiens. En La
soledad de Maquiavelo. Madrid: Akal.
Althusser, L. (2008d). Historia terminada, historia interminable. En La
soledad de Maquiavelo. Madrid: Akal.

Plaza y Janés.
Bobbio, N. et al.(1976). Il marxismo e lo Stato. Il dibattito aperto nella sinistra
italiana sulle tesi di Norberto Bobbio. Roma: Quaderni di Mondoperaio.

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