Sunteți pe pagina 1din 4

INDICE ANALITICO

1. TEORIAS, FALACIAS, ILUSIONES, EPOPEYAS Y PERVERSIONES DE LA


INTIMIDAD

1.1. La teoría frutal de la intimidad: prejuicio muy extendido


según la cual el sujeto sería como un aguacate; la piel exterior sería la
publicidad, la capa protectora, brillante aunque algo áspera e indigesta
(no en vano ostenta el monopolio de la violencia), que se ve desde fuera
y que protege el interior; la carne nutritiva y suculenta (siempre al
borde de la corrupción) sería la privacidad, zona de madurez donde los
individuos disfrutan del tesoro de sus propiedades salvaguardadas de la
pública voracidad por el derecho que protege su libertad; y la intimidad
sería el hueso opaco, macizo, impenetrable, corazón nuclear y semilla
germinal que no tiene sabor ni brillo. (INTRODUCCION y passim.)

1.2. La teoría elástica del lenguaje: su tesis básica es que el


lenguaje no tiene doblez, que las aparentemente dos dimensiones del
lenguaje no son más que una sola o que lo que llamamos "connotación
implícita" (la intimidad de la lengua) no es más que un cúmulo de
denotaciones abigarradas que, si se dispone del suficiente saber, del
suficiente tiempo y de la suficiente buena voluntad, se pueden alisar,
estirar y, en suma, explicitar, convirtiéndose así en significados
transparentes (CAPITULO 1).

1.2.1. Primer dogma de la teoría elástica: Todo puede siempre


explicitarse.
1.2.2. Segundo dogma: Todo debe siempre explicitarse.

1.3. Las falacias de la intimidad (CAPITULO 1)

1.3.1. La primera falacia de la intimidad o falacia de la


identidad consiste en confundir la intimidad con una
identidad o una naturaleza (una identidad natural o una
naturaleza idéntica).
1.3.2. La segunda falacia de la intimidad o falacia de la
privacidad se deriva de interpretar la intimidad como el
atributo de un sujeto o la propiedad privada de un indivi duo.
1.3.3. La tercera falacia de la intimidad o falacia de la limpieza
étnica o de la inefabilidad sostiene que la intimidad es
lingüísticamente inexpresable.
1.3.4. La cuarta falacia de la intimidad o falacia del solipsismo
defiende la idea de que la intimidad es radicalmente
incompartible y sólo se experimenta genuinamente en la más
absoluta soledad y en el aislamiento de toda vida social.

1.4. Las tres ilusiones (CAPITULOS 1 y 3)

1.4.1. La "ilusión de intimidad" o intimidad ilusoria es un


espejismo que se produce cada vez que alguien (sea cual sea
su nivel de capital informativo acumulado o socialmente
invertido) cree que puede obtener intimidad a partir de la
privacidad o, dicho de otro modo, cada vez que alguien cree
que vendiendo información privada podrá obtener, a cambio,
intimidad.
1.4.2. La "ilusión de privacidad" o privacidad ilusoria es el
resultado de creer que se puede obtener privacidad a cambio
de intimidad y, por tanto, de intentar "hacerse rico" (en
información) vendiendo la propia intimidad y pretendiendo
hacerla valer como privacidad o "propiedad privada".
1.4.3. La "ilusión de publicidad" o publicidad ilusoria es la
confusión del derecho a hablar o a decir algo con la
obligación ineludible de decir sí o no, de apretar un boton
u otro, de participar en una transacción desequilibrada
(pacto entre desiguales) en la que siempre se pierde, pues
se produce gratuitamente una información de la que otros se
aprovechan.

1.5. Epopeyas y Perversión (CAPITULO 3)

1.5.1. La epopeya del progreso es el argumento que nos presenta la


cotidianeidad como un logro histórico trabajosamente
conseguido mediante una suerte de allanamiento de morada:
la sociedad (Gesellschaft) o la publicidad habría surgido
por evolución o progreso (racionalización, secularización,
modernización, desencantamiento) a partir de la comunidad
(Gemeinschaft).
1.5.2. La epopeya de la nostalgia es el argumento que relata el
crepúsculo de las artes, las culturas y las religiones en
beneficio de una uniformidad avasalladora, la historia de
cómo la perversa modernidad allanó la morada íntima de los
hombres, derrumbó sus puertas, profanó todos los secretos
sagrados, abrió las tumbas y expulsó a los dioses no
dejando tras de sí más que una infinita llanura de espacio
vacío, devastado, y de tiempo lineal, cronométrico,
igualmente vacante de todo espíritu. Este argumento
suele terminar profetizando un retorno furioso de lo
sagrado en el que la solemnidad gloriosa del arte hará
pedazos la banalidad del mundo y nos devolverá la comunidad
(y por tanto la intimidad) perdida.
1.5.3. El principio de la perversión originaria consiste en que el
secreto que la comunidad guarda como algo sagrado que se
mantiene al margen de la circulación es el secreto de su
falsedad, su impureza étnica, su linaje mestizo, es decir,
su mortalidad natural, natal, su finitud cultural. El
centro íntimo al que rinde culto la comunidad es su
inconfesable falta de autenticidad, el hecho de que todas
sus figuras, sus canciones y sus cuentos están
falsificados, de que son falsificaciones del origen, falsas
partidas de nacimiento, carnets de identidad fraudulentos.

2. PRINCIPIOS, AXIOMAS, MOMENTOS Y FIGURAS DE LA INTIMIDAD


2.1. Los axiomas de la intimidad (CAPITULO 1 y passim.)

2.1.1. Primer axioma de la intimidad: ser alguien es estar


inclinado.
2.1.2. Segundo axioma de la intimidad: la intimidad es la
animalidad específicamente humana.
2.1.3. Tercer axioma de la intimidad: cada uno se sostiene
apoyándose en sus inclinaciones.
2.1.4. Cuarto axioma de la intimidad: ésas inclinaciones
inconfesables revelan a cada cual el misterio de su
mortalidad, la verdad acerca de su propia vida, la verdad
acerca de su propia muerte.
2.1.5. Quinto axioma de la intimidad: la verdad íntima de una vida
es su falsedad (su doblez), es decir, la falsedad de su
identidad (yo me tengo a mí mismo, pero no soy yo mismo, no
soy idéntico a mí mismo) o su falta de naturaleza.
2.1.6. Sexto axioma de la intimidad: tener intimidad es no poder
identificarse con nada ni con nadie, y no poder ser identi
ficado por nada ni por nadie.

2.2. Los momentos de la intimidad (CAPITULO 2)

2.2.1. El primer momento de la intimidad o momento de la mismidad


se caracteriza por la violación del "principio de
identidad": para ser uno (mismo) hace falta desoblarse en
dos, el Yo que actúa o habla (y gracias al cual yo soy uno,
uno más, uno entre otros unos), y el Mismo que lo repite o
lo replica padeciendo y callando (génesis del espacio
íntimo).
2.2.2. El segundo momento de la intimidad o momento de la
alteridad radica en la extrañeza que cada cual siente ante
sí mismo, la extrañeza de no tener par (génesis del tiempo
íntimo).
2.2.3. El tercer momento de la intimidad o momento de la
estupefacción o de la alteración, es el momento de la
reflexión de la alteridad sobre la mismidad (una reflexión
que, como es obvio, altera al yo y le hace sensible a sí
mismo). Primero, el Yo habla (o actúa de alguna otra mane ra); des-
pués, el Sí Mismo repite lo que el Yo ha dicho o
hecho, provoca su resonancia espaciotemporalmente
aberrante; y, finalmente, el Yo recibe el mensaje que él ha
emitido, pero lo recibe reflejado por Sí Mismo, se
transforma de emisor en receptor o destinatario de su
propia voz.

2.3. Las figuras de la intimidad (CAPITULO 2)

2.3.1. La primera figura de la intimidad es la gemelaridad: uno


que no es uno (sino doble), que se divide en dos que no son
dos (sino uno mismo repetido).
2.3.2. La segunda figura de la intimidad es la multiplicación
monstruosa: el impar se multiplica en dos partes desiguales
e incompatibles.
2.3.3. La tercera figura de la intimidad es la inconfesabilidad o
la idiotez: no es la conducta de quienes no quieren
confesar sus faltas, sino la de aquel que no tiene nada que
confesar, y no comporta culpabilidad sino, en cambio,
inocencia. Es la inocencia de los simples, su virginidad y
su pureza.

2.4. Los principios de la intimidad de la lengua (Apéndice)

2.4.1. Principio de negociabilidad del significado público de las


palabras: el significado de una expresión es siempre
públicamente negociable para todos los afectados por la
conversación en la que se usa el término cuyo significado
es objeto de negociación.
2.4.2. Principio de innegociabilidad del sentido común de las
palabras: el sentido de una expresión no es nunca
públicamente negociable ni puede ser esgrimido como
argumento en la negociación pública de un significado.

S-ar putea să vă placă și