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I.

INTRODUCCIÓN

La infiltración está gobernada por dos fuerzas: la gravedad y la acción capilar.


Los poros muy pequeños empujan el agua por la acción capilar además de
contra la fuerza de la gravedad. La tasa de infiltración se ve afectada por
características del suelo como la facilidad de entrada, la capacidad de
almacenaje y la tasa de transmisión por el suelo.

En el control de la tasa y capacidad infiltración desempeñan un papel la


textura y estructura del suelo, los tipos de vegetación, el contenido de agua
del suelo, la temperatura del suelo y la intensidad de precipitación. Por
ejemplo, los suelos arenosos de grano grueso tienen espacios grandes entre
cada grano y permiten que el agua se infiltre rápidamente. La vegetación
crea más suelos porosos, protegiendo el suelo del estancamiento de la
precipitación, que puede cerrar los huecos naturales entre las partículas del
suelo, y soltando el suelo a través de la acción de las raíces. A esto se debe
que las áreas arboladas tengan las tasas de infiltración más altas de todos
los tipos de vegetación.

La capa superior de hojas, que no está descompuesta, protege el suelo de


la acción de la lluvia, y sin ella el suelo puede hacerse mucho menos
permeable. En las áreas con vegetación de chaparral, los aceites
hidrofóbicos de las hojas suculentas pueden extenderse sobre la superficie
del suelo con el fuego, creando grandes áreas de suelo hidrofóbico.

Otros eventos que pueden bajar las tasas de infiltración o bloquearla son los
restos de plantas secas que son resistentes al remojo, o las heladas. Si el
suelo está saturado en un período glacial intenso, puede convertirse en un
cemento congelado en el cual no se produce casi ninguna infiltración. Sobre
una línea divisoria de aguas probablemente habrá huecos en el cemento
helado o el suelo hidrofóbico por donde el agua puede infiltrarse. Una vez
que el agua se ha infiltrado en el suelo, permanece allí y se filtra al agua
subterránea, o pasa a formar parte del proceso de escorrentía subsuperficial.
II. DEFINICION

Infiltración es el proceso por el cual el agua penetra en el suelo, a través de


la superficie de la tierra, y queda retenida por ella o alcanza un nivel acuífero
incrementando el volumen acumulado anteriormente. Superada por la
capacidad de campo del suelo, el agua desciende por la acción conjunta de
las fuerzas capilares y de la gravedad. Esta parte del proceso recibe distintas
denominaciones: percolación, infiltración eficaz, infiltración profunda, etc.

El proceso de infiltración puede continuar sólo si hay espacio disponible para


el agua adicional en la superficie del suelo. El volumen disponible para el
agua adicional depende de la porosidad del suelo y de la tasa a la cual el
agua antes infiltrada puede alejarse de la superficie a través del suelo.

El interés económico del fenómeno, es evidente si se considera que la mayor


parte de los vegetales utilizan para su desarrollo agua infiltrada y que el agua
subterránea de una región tiene como presupuesto previo para su existencia,
que se haya producido infiltración.

III. CAPACIDAD DE INFILTRACIÓN.

Se denomina capacidad de infiltración a la cantidad máxima de agua que


puede absorber un suelo en determinadas condiciones, valor que es variable
en el tiempo en función de la humedad del suelo, el material que conforma al
suelo, y la mayor o menor compactación que tiene el mismo.
Los factores que afectan la capacidad de infiltración y que influyen en el
proceso de este son:

a) Entrada superficial: La superficie del suelo puede estar cerrada por la


acumulación de partículas que impidan, o retrasen la entrada de agua al
suelo.
b) Transmisión a través del suelo: El agua no puede continuar entrando
en el suelo con mayor rapidez que la de su transmisión hacia abajo,
dependiendo de los distintos estratos.
c) Acumulación en la capacidad de almacenamiento: El
almacenamiento disponible depende de la porosidad, espesor del
horizonte y cantidad de humedad existente.
d) Características del medio permeable: La capacidad de infiltración está
relacionada con el tamaño del poro y su distribución, el tipo de suelo –
arenoso, arcilloso-, la vegetación, la estructura y capas de suelos.
e) Características del fluido: La contaminación del agua infiltrada por
partículas finas o coloides, la temperatura y viscosidad del fluido, y la
cantidad de sales que lleva.

IV. DESCRIPCIÓN DEL PROCESO DE INFILTRACIÓN

Considérese un área de suelo suficientemente pequeña, de modo que sus


características (tipo de suelo, cobertura vegetal, etc), así como la intensidad
de la lluvia en el espacio puedan considerarse uniformes, aunque la última
cambie en el tiempo.

Supóngase que, al inicio de una tormenta, el suelo está de tal manera seco
que la cantidad de agua que puede absorber en la unidad de tiempo, es decir,
su capacidad de infiltración es mayor que la intensidad de la lluvia en esos
primeros instantes de la tormenta. Bajo estas condiciones, se infiltraría toda
la lluvia, es decir:

Si i < fp , f = i
Donde:
f = infiltración, expresada como lámina por unidad de tiempo (mm/h)
fp = capacidad de infiltración (mm/h)
i = intensidad de la lluvia

En esta parte del proceso las fuerzas producidas por la capilaridad


predominan sobre las gravitatorias. Al avanzar el tiempo, si la lluvia
es suficientemente intensa, el contenido de humedad del suelo aumenta
hasta que su superficie alcanza la saturación. En este momento se empiezan
a llenar las depresiones del terreno, es decir, se originan charcos y comienza
a producir flujo sobre la superficie. A este instante se le llama tiempo de
encharcamiento y se denota como tp.

Después del tiempo de encharcamiento, si la lluvia sigue siendo intensa, las


fuerzas capilares pierden importancia frente a las gravitatorias pues el
contenido de humedad en el suelo aumenta y la capacidad de infiltración
disminuye con el tiempo. Además, bajo estas condiciones, la infiltración se
hace independiente de la variación en el tiempo de la intensidad de la lluvia
en tanto que ésta sea mayor que la capacidad de transmisión del suelo, de
manera que:

Si i > fp , t > tp, f = fp


Donde fp decrece con el tiempo.

Si después del tiempo de encharcamiento la tormenta entra en un periodo de


calma, es decir, su intensidad disminuye hasta hacerse menor que la
capacidad de infiltración, el tirante de agua existente sobre la superficie del
suelo, de haberlo, disminuye hasta desaparecer y el agua contenida en los
charcos también se infiltra, y en menor grado se evapora.

Cuando ya no hay agua sobre la superficie del terreno, el contenido de


humedad de las capas de suelo cercanas al frente húmedo se difunde,
haciendo que dicho frente avance hacia arriba hasta que la superficie deja
de estar saturada.

Posteriormente, la lluvia puede volver a intensificarse y alcanzar otro tiempo


de encharcamiento repitiéndose todo el ciclo descrito.
V. APARATOS PARA MEDIR LA INFILTRACIÓN

Para medir la infiltración de un suelo se usan los infiltrómetros, que sirven


para determinar la capacidad de infiltración en pequeñas áreas cerradas,
aplicando artificialmente agua al suelo.

Los infiltrómetros se usan con frecuencia en pequeñas cuencas o en áreas


pequeñas o experimentales dentro de cuencas grandes. Cuando en el área
se presenta gran variación en el suelo y vegetación, ésta se subdivide
en subáreas relativamente uniformes, de las cuales haciendo una serie de
pruebas se puede obtener información aceptable.

Siendo la infiltración un proceso complejo, es posible inferir con


los infiltrómetros la capacidad de infiltración de cualquier cuenca en forma
cualitativa, pero no cuantitativa. La aplicación más favorable de este equipo
se obtiene en zonas experimentales, donde se puede evaluar la infiltración
para diferentes tipos de suelo y contenido de humedad.

Los infiltrómetros se pueden dividir en dos grupos: de carga constante y


simuladores de lluvia.

a) Infiltrómetros de carga constante. Permiten conocer la cantidad de


agua que penetra en el suelo en un área cerrada a partir del agua que
debe agregarse a dicha área para mantener un tirante constante, que
generalmente es de medio centímetro.

Infiltrómetro de carga constante


Los infiltrómetros de carga constante más comunes consisten en dos
aros concéntricos, o bien en un solo tubo; en el primer tipo, se usan dos
aros concéntricos de 23 y 92 cm de diámetro respectivamente, los cuales
se hincan en el suelo varios centímetros.

El agua se introduce en ambos compartimentos, los cuales deben


conservar el mismo tirante. El objeto del aro exterior es evitar que el agua
dentro del aro interior se expanda en una zona de penetración mayor que
el área correspondiente; la capacidad de infiltración del suelo se
determina a partir de la cantidad de agua que hay que agregar al aro
interior para mantener su tirante constante.

El segundo tipo consiste en un tubo que se introduce en el suelo hasta


una profundidad igual a la que penetra el agua durante la medición lo que
evita que el agua se expanda, en este caso se mide el agua que se le
agrega para mantener el nivel constante.

Aunque estos aparatos proporcionan un método simple y directo para


determinar la cantidad de agua que absorbe el suelo con estas
condiciones, sólo se considera la influencia del uso del suelo, vegetación
y algunas variables físicas. Esta forma de medir la infiltración puede
cambiar con respecto a la real porque no toma en cuenta el efecto que
producen las gotas de lluvia sobre el suelo, como son la compactación y
el lavado de finos. Por otra parte, tampoco considera el efecto del aire
entrampado, el cual se escapa lateralmente; además, es imposible hincar
los aros o el tubo sin alterar las condiciones del suelo cerca de su frontera,
pudiendo ser afectado un porcentaje apreciable del área de prueba ya
que ésta es muy pequeña.

b) Simuladores de lluvia. Con el objeto de evitar en lo posible las fallas de


los infiltrómetros de carga constante, se usan los infiltrómetros que
simulan la lluvia, aplicando el agua en forma constante al suelo mediante
regaderas. El área que estos simuladores cubre varía generalmente entre
0.1 y 40 m2. En estos aparatos la capacidad de infiltración se deduce
midiendo el escurrimiento superficial resultante de una lluvia uniforme.
Existen diversos tipos de infiltrómetros de esta clase, dependiendo del
sistema generador de lluvia y la forma de recoger el escurrimiento
superficial del área en estudio.

La capacidad de infiltración media en la cuenca Æ, se puede obtener con


las mediciones de infiltrómetros en puntos representativos de las
diferentes características del suelo de la cuenca.

Æ = (1 / Ac) Vi Ai

Donde:
Æ = capacidad de infiltración media de la cuenca (m/s)
Ac = área total de la cuenca (m2)
Vi = velocidad de infiltración obtenida con el infiltrómetro (m/s)
Ai = área con características similares a las del punto donde se
midió Vi (m2)

VI. MÉTODOS PARA CALCULAR LA INFILTRACIÓN

Todos los métodos disponibles para determinar la capacidad de infiltración


en una cuenca están basados en el criterio expuesto cuando se analizó
el infiltrómetro simulador de lluvia, o sea en la relación entre lo que llueve y
lo que escurre. En la práctica resulta complicado analizar detalladamente el
fenómeno y sólo es posible hacerlo, con ciertas limitaciones, para cuencas
pequeñas donde ocurren tormentas sucesivas.

Los métodos que permiten calcular la infiltración en una cuenca para una
cierta tormenta, requieren del hietograma de la precipitación media y de su
correspondiente hidrograma. Esto implica que en la cuenca donde se
requiere evaluar la infiltración se necesita, por lo menos un pluviógrafo y una
estación de aforo en su salida. En caso de contar únicamente con estaciones
pluviométricas sólo se podrán hacer análisis diarios.

Se considera que:
P=Q+F
Donde:
P = Volumen de precipitación (m3)
Q = Volumen de escurrimiento directo (m3)
F = Volumen de infiltración (m3)

En esta ecuación se considera que F involucra las llamadas pérdidas que


incluyen la intercepción de agua por plantas y el almacenamiento en
depresiones (techos de edificios, casas, embalses) ya que no es factible
medirlos; además, en esta forma se evalúa todo el escurrimiento directo, que
es de interés fundamental ya que permite determinar la cantidad de agua que
escurre con respecto a la que llueve.

a) Índice de infiltración media: está basado en la hipótesis de que para


una tormenta con determinadas condiciones iniciales la cantidad de
recarga en la cuenca permanece constante a través de toda la duración
de la tormenta. Así, si se conoce el hietograma y el hidrograma de la
tormenta, el índice de la infiltración media, ø, es la intensidad de lluvia
sobre la cual, el volumen de lluvia es igual al del escurrimiento directo
observado o lluvia en exceso.

Índice de infiltración media (ø)

Para obtener el índice ø se procede por tanteos suponiendo valores de él


y deduciendo la lluvia en exceso del hietograma de la tormenta. Cuando
esta lluvia en exceso sea igual a la registrada por el hidrograma, se
conocerá el valor de ø.

Según la Figura, el valor correcto de ø se tendrá cuando:

= he
Donde:

= lluvia en exceso en el intervalo de tiempo deducido


del hietograma ø de la tormenta
he = lluvia en exceso deducida del volumen de escurrimiento
directo (Ved) entre el área de la cuenca (A).

Debe señalarse que como la lluvia varía con respecto al tiempo y el

índice es constante, cuando la variación de la lluvia en un cierto

intervalo de tiempo sea menor que ø, se acepta que todo lo llovido se


infiltró. El problema se presenta cuando se desea evaluar el volumen de
infiltración, ya que si se evalúa a partir del índice ø se obtendrá por este
hecho un volumen mayor que el real. Para calcular el volumen de
infiltración real, se aplica la siguiente ecuación:

F = ( hp - he ) A
Donde:
F = volumen de infiltración (m3)
hp = altura de lluvia debida a la tormenta, la cual es la suma de

los (mm)
he = altura de la lluvia en exceso (mm)
A = área de la cuenca (m2)

b) Obtención de la curva de capacidad de infiltración media: Si se tiene


una serie de tormentas sucesivas en una cuenca pequeña y se dispone
del hietograma e hidrograma correspondientes, es posible obtener la
curva de la capacidad de infiltración aplicando el criterio
de Horner y Lloys. Del hietograma para cada tormenta, se obtiene la
altura de lluvia hp y según el hidrograma, la lluvia en exceso, he, a que dio
lugar. A continuación, se calcula el volumen de infiltración F, expresado
en lámina de agua, que es:
En la ecuación anterior hf debe dividirse entre el tiempo promedio en que
ocurre la infiltración en toda la cuenca.

En este criterio se acepta que la infiltración media se inicia cuando


empieza la lluvia en exceso y continúa durante un lapso después de que
ésta termina. En este momento, si la tormenta cubre toda el área, la
infiltración continúa en forma de capacidad e irá disminuyendo conforme
el área de detección del escurrimiento disminuye. Horton considera que
el periodo equivalente durante el cual el mismo volumen de infiltración
pasa, desde que la lluvia en exceso finaliza hasta que cesa el flujo sobre
tierra, se puede detectar al analizar el hidrograma correspondiente.

Según lo anterior, el tiempo promedio en el que ocurre la capacidad de


infiltración se expresa como:

Donde:
t = duración de la infiltración (h)
de = duración de la lluvia en exceso (h)
Δ t = periodo desde que termina la lluvia en exceso hasta que
seca el flujo sobre tierra (h)

Por lo tanto, la capacidad de infiltración media será:

f = hf / t

Donde:
hf = altura de infiltración media (mm)
t = duración de la infiltración (h)

Una vez conocido el valor de f para cada tormenta, se lleva a una gráfica
en el punto de cada periodo t. Al unir los puntos resultantes se obtiene la
curva de capacidad de infiltración media.

c) Capacidad de infiltración en cuencas grandes: Para cuencas donde


no se acepta que la intensidad de lluvia es uniforme en toda el
área, Horton propone un criterio para calcular la capacidad de infiltración
media, fa, que se tiene para una tormenta cualquiera.

Este criterio supone la disponibilidad de registros de lluvia suficientes


para representar su distribución satisfactoriamente, y que al menos uno
de los registros se obtuvo a partir de un pluviógrafo. Esto implica estimar
que la distribución de lluvia registrada en el pluviógrafo sea
representativa de la distribución en toda la cuenca. Por otra parte,
considera que el escurrimiento superficial es igual a la diferencia entre la
precipitación y la infiltración que ocurre durante el periodo de la lluvia en
exceso; o sea que se desprecia la infiltración antes y después de la lluvia
en exceso. Entonces, el valor de fa que se encuentra es tal que
multiplicado por la duración de la lluvia en exceso y restado de la lluvia
total para el mismo periodo, proporciona el escurrimiento superficial total.

La estación pluviográfica recibe el nombre de estación base y


las pluviométricas se llaman subestaciones. Con el fin de tener un
criterio de cálculo general para la cuenca en estudio, conviene
transformar a porcentajes la curva masa de la estación base. Una vez
hecho estos cálculos, se suponen alturas de lluvia y a partir de la curva
masa en porcentaje, se obtiene la variación respecto al tiempo. A
continuación, se proponen capacidades de infiltración media y se deduce
cada altura de lluvia correspondiente a su lluvia en exceso.

Lo anterior permite obtener gráficas de alturas de lluvias totales contra


alturas de lluvia en exceso para diferentes capacidades de infiltración
media. Así, conocida la altura de precipitación media en la cuenca para
la tormenta en estudio, y su correspondiente altura de lluvia en exceso a
partir del hidrograma del escurrimiento directo es posible obtener su
capacidad de infiltración media.

Este criterio es similar al del índice de infiltración media, sólo que ahora
los tanteos se llevan a gráficas que en el caso de tener una tormenta con
una duración grande es muy conveniente, ya que disminuye el tiempo de
cálculo. Por otra parte, permite disponer de una gráfica que relaciona para
cualquier tormenta su lluvia en exceso, su lluvia total y su correspondiente
capacidad de infiltración media.
d) Coeficiente de escurrimiento: Como sólo una parte del volumen llovido
en una cuenca escurre hasta su salida, al considerar la expresión:

Q = Ce P

Donde:
Q = volumen de escurrimiento directo (m3)
Ce = coeficiente de escurrimiento (%)
P = volumen de lluvia (m3)

Se tiene en dicho coeficiente el valor representativo de aquellos factores.


Si se conocen los volúmenes de escurrimiento y de lluvia, puede
determinarse el volumen de infiltración, F, de la ecuación:

F=P-Q

Conviene recordar que en F están comprendidos desde pérdidas por


retención superficial o intercepción de la vegetación y su evaporación,
hasta los volúmenes que constituyen recarga de acuíferos una vez que
se satisfizo la deficiencia de humedad del suelo.

e) Criterios en cuencas aforadas: Al tomar la lluvia como principal variable


en cuencas aforadas y debido a que ni la capacidad de infiltración ni el
coeficiente de escurrimiento pueden considerarse constantes, se busca
una relación entre la lluvia y la infiltración, según el cual la relación entre
el coeficiente de escurrimiento Ce y la altura de precipitación total hp es:

donde S es un parámetro dado en las mismas unidades que hp (mm).


De S se prueban distintos valores hasta encontrar el que hace mínima la
variancia del error en el cálculo de Ce. Conocido el volumen de
escurrimiento, por diferencia con el de precipitación se calcula el de
infiltración.
Ejemplo: Calcular el índice de infiltración media (ø) de una cuenca dada
con los datos de lluvia obtenidos en un pluviómetro, si se sabe que el área
de la cuenca es de 200 km2 y tiene un volumen de escurrimiento directo de
16 X 106 m3.

Procedimiento:
1) Se obtiene la lámina de escurrimiento a partir del volumen de escurrimiento
directo (he = 80 mm)
2) Se propone el índice de infiltración media (ø) que se le resta a cada dato de
lluvia, buscando que la sumatoria sea igual a la lámina escurrida
3) Una vez igualada la sumatoria de las láminas escurridas (79.98 mm) con la
lámina de escurrimiento obtenida en el paso 1 (80 mm), se puede decir que se
obtuvo el índice de infiltración media (5.317 mm/h), el cual se puede graficar en
el hietograma de la tormenta.
Bibliografía consultada

Aparicio Mijares F. J. 1999. Fundamentos de Hidrología de Superficie. Ed. Limusa.


México. 303 p.

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