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Andrés Núñez
En tal sentido, la plataforma investigativa fines del siglo XVIII, por ejemplo, el viajero
del trabajo de Silvestri evita caer en una na- Malaspina en su paso por Buenos Aires, a tra-
turalización del espacio-nación de Argentina, vés de pintores y dibujantes, articulaba belle-
es decir, en la concepción de un territorio za y verdad, buscando reflejar la perfección
objetivo, que le pertenece a la nación “desde de la naturaleza. De ello da cuenta la autora
siempre”, para, por el contrario, resaltar que en un primer capítulo titulado precisamente
aquella espacialidad es el resultado, como “Belleza Natural”. Sin embargo, aquella con-
dice Cosgrove, “de la expresión geográfi ca vención sobre una belleza que define el pai-
de identidades sociales y culturales” (2002), saje de fines del siglo del XVIII y la primera
es decir, como la propia autora subraya, que mitad del XIX da paso a la necesidad de lle-
surge desde “su radical historicidad” (p. 24). var al extremo los cuadros de la nación. Así,
a la armonía, al equilibrio anterior irrumpe
Si bien el abordaje de la investigación es lo sublime, que todo lo exagera y que ahora
válido para proyectar el imaginario a escala nos remite a la “naturaleza en sus manifesta-
nacional, Silvestri concentra su atención en el ciones extraordinarias”, nueva naturaleza que
Río de la Plata, amplia zona donde se instala sustenta un sentimiento patrio que va confi-
Buenos Aires, y no únicamente porque du- gurando el paisaje de la nación. Así como en
rante el siglo XIX aquel lugar fuese el puerto Chile la nación se construyó sobre una cordi-
comercial por excelencia del vasto territorio llera de los Andes excelsa, siempre nevada,
interior sino básicamente, en coherencia con siempre imponente, denotando el margen y
su propuesta en el ámbito de los estudios resguardo de un hogar, así en la Argentina
culturales, porque esa zona actuó como or- trabajada por Silvestri, las elocuencias de las
ganizadora de los discursos-nación, es decir, imágenes –el desierto inconmensurable, los
como el marco contextual desde donde sur- horizontes infinitos, las cataratas furiosas, los
gió el texto de la nación. Expresado de otro imponentes lagos, y una valorización, aunque
modo, funcionó como lugar jerárquico de la tardía, vivaz de la pampa– van cicatrizando y
producción discursiva que liga el paisaje con afianzando un panorama expresivo que dibu-
la patria: “Es en el Río de la Plata donde se ja las huellas de la nueva nación, fijando una
encarnan las posibilidades y los límites de la convención, un lugar común en torno a un
utopía proyectada sobre el espacio “vacío”, paisaje que se afianza en los ojos culturales
edificada a través de las palabras” (p. 27). de la época. De este modo, lo sublime de la
Una República a la que había que inventarle pampa, de las cataratas, de los desiertos, se
un futuro reconstruyendo un pasado desde transforman en “la” naturaleza de la nueva
la fijación de sentido de una, como dice Sil- Argentina. Como titula el segundo capítulo,
vestri de forma aguda, segunda naturaleza. La oscilación de la sensibilidad, el siglo XIX
Claro, la naturaleza estaba allí como bien da paso a la invención de aquel paisaje ma-
disponible, pero había que proyectar otra que jestuoso llamado nación.
reflejase aquel nuevo relato de la nación. Un
paisaje protagonista en el libro de aquella Aquel acuerdo cultural nos dice Silvestri,
segunda naturaleza o “lenguaje nacional” va adquiriendo el rango de “paisajes nacio-
(p. 243) es la pampa, antes vacía y solitaria, nales”. Este lenguaje patriótico termina por
luego sublime y atractiva: “Claro que esta madurar en la primera mitad del siglo XX, en
naturaleza pampeana no es otra cosa que una una suerte de “destino de la patria”, título del
construcción intelectual, un paisaje creado tercer capítulo del libro. De este modo, ima-
por la palabra” (p. 293). Porque, expresa gen y sentido de nación se entrelazan en una
Silvestri la “nueva pampa podrá no ser real, investigación que, como fue expresado, resal-
pero sí verosímil” (p. 246). Pero la pampa ta el proceso de producción de la identidad
no el único ícono patrio. También lo son la nacional. Es decir, estamos frente a un trabajo
Puna; los Andes mendocinos; las cataratas del que va en búsqueda de la sociogénesis de
Iguazú; los lagos del Sur (p. 336-337). aquella identidad.
Aquel relato nacional, trabajado en forma ¿Cómo los paisajes adquieren el rasgo
magistral por Silvestri, tiene su origen en el de nacionales?, ¿en qué momento y de qué
siglo XVIII, cuando los procesos de racionali- modo aquel paisaje deviene en paisaje pa-
zación del espacio inician su curso. Así hacia trio? son cuestiones que Silvestri aborda a lo
GRACIELA SILVESTRI. EL LUGAR COMÚN. UNA HISTORIA DE LAS FIGURAS DE PAISAJE EN EL RÍO DE LA PLATA 227