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,
Etica, persona y sociedad
·-
CAPÍTULO 3
,
UNIVERSALISMO Y RELATIVISMO EN LA ETICA
ALBERTO CONSTANTE
...El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya
aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos
maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y
volverse parte de él hasta el punto de no verlo más.
La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reco
nocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle
espaci•o...
,
ITALO CALVINO
<
,
· Etica, persona y sociedad
-
no veo pero que
están ahí delante, al
lado, atrás, por
todos lados y que
nos permiten que
nuestra vida sea
humana, o como
dice Savater, lo que
hace humana a la
vida ''es el
transcurrir en
compañía de
humanos, hablando
con ellos, pactando
y mintiendo, siendo
<
,
· Etica, persona y sociedad
- respetado o
traicionado,
amando, haciendo
proyectos y
recordando el
pasado,
desafiándose,
organizando juntos
las cosas comunes,
juzgando,
intercambiando
sím bolos... ".1 De
lo que se trata es de
convivir
enriquecedorament
e con lo que no nos
<
,
· Etica, persona y sociedad
- es diferente ni
indiferente: los
otros seres
humanos. Hay,
desde luego, el
llamado fenómeno
de la infancia
fingida que
consiste en no
sentirse
responsable de
nada, porque el
culpable siempre es
otro. Y en ese
''otro'' se encuentra
el mundo entero
<
,
· Etica, persona y sociedad
<
,
· Etica, persona y sociedad
- cabeza es un
mundo'' o ''es mi
forma de pensar'',
incluso ''tu forma
de valorar el
mundo nada tiene
que ver conmigo'',
ésta y otras
expresiones lo que
quieren es
excusarnos de la
responsabilidad y
ésta es, casi en
todos los casos,
moral. Es decir,
cada uno de
<
,
· Etica, persona y sociedad
- nosotros es
responsable de sus
actos y en ellos
siempre está
envuelto el otro. La
abigarrada
diversidad de lo
existente requiere
del ser humano una
predispo sición a la
aceptación de lo
diferente.
3.1. TODAS
LAS
CABEZAS
FORMAN
UN
<
,
· Etica, persona y sociedad
- MUNDO
El impío
Nietzsche, en la
Genealogía de la
moral, señaló: ''i
Cuánta sangre y
horror se encuentran
en el fondo de todas
las cosas buenas!''
Lo cual no quita
nada para que esas
cosas que llamamos
''buenas'' deban
seguir siendo
llamadas buenas, y
<
,
· Etica, persona y sociedad
<
,
· Etica, persona y sociedad
- propuestas del
presente, no para
ganar el mañana
sino para dar sentido
al hoy: contra toda
la visión y el sentir
de nuestra época,
estoy persua dido de
que lo que cuenta no
es lo que más tarde
se tendrá sino lo que
ahora se quiere. El
presente siempre
decide el futuro.
Aunque se nos
olvide e
<
,
· Etica, persona y sociedad
- hipotequemos
nuestro presente en
aras de un futuro
que aún no es, lo
que hoy hacemos y
decidi mos es lo que
decide y hace de
nosotros hoy lo que
somos, pero también
mañana.
La sociedad
actual se ha
convertido en una
realidad
complicada y
multidimensio nal;
<
,
· Etica, persona y sociedad
- comprender los
acontecimientos y
procesos que
vivimos no es una
tarea fácil. Y,
EL RELATIVISMO
Y LA
PÉRDIDA
DEL
"OTRO" LA
REAFIRMACI
Las explicaciones
a esta situación de
pareceres plurales y
múltiples
enfrentamien tos
recaen, desde
diferentes
perspectivas, en el
devenir de los
últimos siglos. En
un mundo donde lo
social se resiente
ante las preferencias
individuales y la
en
tanto miembros
de
un
colectivo;
dere-
<
,
· Etica, persona y sociedad
-
chos; las
obligaciones; los
límites a la conducta
privada; la adhesión
a valores univer
sales que tiendan a
contribuir a una
mejor convivencia
internacional,
intercultural e,
incluso,
intracultural... son
temas que flotan en
el éter de una época
donde las argu
<
,
· Etica, persona y sociedad
- mentaciones
cotidianas a la
conducta personal
redundan en frases
del tipo: ''Yo hago lo
que me sienta bien''
o ''Primero está mi
felicidad o mis
intereses o mi
familia'', o lo que
sea primero en mi
dimensión privada.
Exclamaciones
frecuentes en
socieda des donde se
acusa al
<
,
· Etica, persona y sociedad
- individualismo de
erosionar cada vez
más el tejido social
y donde los
proyectos comunes
(la misma idea de
bien común) habrían
detonado.
El mundo
contemporáneo se
muestra así
controvertido,
embrollado en lo
que a creencias
morales se refiere,
hasta tal punto que
<
,
· Etica, persona y sociedad
- algunos no omiten
hablar de una
crisis, que se ve
reflejada en el
choque
interminable de
posturas en torno a
múltiples temas y
en el desconcierto
general en cuanto a
las guías de acción,
tanto personales
como colectivas.
Nunca como hoy el
mundo se ha
sometido con tanto
<
,
· Etica, persona y sociedad
- ardor al show
business, a la
distracción
mediática: la
caridad exhibida y
vocinglera, el
dolor, las lla gas, el
llanto; el hambre y
la necesidad tan
desesperadamente
dolorosas en el
camino del show
para conmover a
las almas y
producir negocio;
los programas
<
,
· Etica, persona y sociedad
- bené ficos en la
televisión, los
famosos teletones;
las llamadas a la
solidaridad con los
pobres y los
enfermos, la
generosidad de
masas o la
beneficencia; en
todos ellos la moral
se combina con la
fiesta, el rock, las
carreras de
jogging, el show
mediático en el que
<
,
· Etica, persona y sociedad
<
,
· Etica, persona y sociedad
- que consiguen
movilizar al
público para las
grandes obras de
caridad; la paradoja
consiste en que
pueden cohabitar el
hiperindi
vidualismo con el
sometimiento a los
dictados de una
sociedad difusa que
exige. En
definitiva, una
profunda falta de
acuerdo que
<
,
· Etica, persona y sociedad
- inundaría las
sociedades
contemporá neas y
que tiene
insoslayables
consecuencias para
la estabilidad social
•
de las mi smas.
Una cosa está
clara: la
preocupación por
definir las buenas
conductas, aquellas
que llevan a una
vida justa, buena,
feliz - y por definir
<
,
· Etica, persona y sociedad
- los propios
conceptos de
justicia, bien y
felicidad- se
remontan a las
raíces mismas de la
reflexión filosófica
y sus resultados han
ido variando con el
correr de los siglos.
Porque ante todo
tenemos que
reconocer la
existencia real de un
sentido de
indignación moral
<
,
· Etica, persona y sociedad
- que no ha des
aparecido. Como
nos dice Victoria
Camps:
3.3. EL
RELATI
VISMO
Y
UNIVER
SALISM
O
MORAL
El proyecto de la
modernidad confió
en que la claridad y
3.4. EL
VA
LO
R
DE
La libertad
aparece como la
cualidad
fundamental del ser
humano, con la que
se encarga y se
responsabiliza de
realizar su propio
destino. Es, entre
todos los atribu tos
95 de
11 páginas para acabar el 160
capítulo
Pero justo la
libertad es voluntad
de ejercer un control
responsable sobre
los ele mentos que
normalmente nos
dominan y nos
impiden ascender
para llegar a ser
más. Los caminos
de la libertad no son
como se los imagina
el yo egoísta y
egocén trico, los de
una exaltación
exagerada de la
96 de
11 páginas para acabar el 160
capítulo
autonomía, sino los
de un depender, des
cender y darse uno
mismo a los demás.
Se podría decir que
el concepto
contrario a la
esclavitud no es el
de independencia
total sino la
capacidad de
responder por sí
mismo y de sí
mismo siempre ante
otro, ese otro que es
el tú. Sólo un ser
97 de
11 páginas para acabar el 160
capítulo
dueño, al menos
parcialmente, de sus
deseos y de sus
actos, puede ser
considerado como
res ponsable. El
grado de su libertad
será estrictamente
proporcional al
grado de su res
ponsabilidad.
George Bernard
Shaw ya lo había
señalado cuando
apuntó que la
''libertad quiere
98 de
11 páginas para acabar el 160
capítulo
decir
responsabilidad. Eso
es lo que da miedo a
muchos''. Por eso,
con frecuencia
encontramos
hombres que no
quieren ser libres y
que remiten a los
otros el peso de sus
decisiones.
Hacer y ser
hombres libres es un
empeño difícil. Y
libre, en efecto, es
quien es dueño de sí
99 de
11 páginas para acabar el 160
capítulo
mismo y causa de su
realización. Esto se
paga a gran precio y
la libertad cuesta
caro. No obstante, a
ella debemos que
nuestra existencia
valga la pena de ser
vivida. La libertad,
qué duda cabe,
parece uno de los
valores en alza, ella
pareciera que es la
piedra de toque con
la que cada uno
puede hacer lo que
3.5. DE
TE
RM
INI
SM
O
<
,
· Etica, persona y sociedad
-
tiva, es una manera de dejar
inerme para siempre al
individuo.
Por otro lado, con
sólo advertir que no
hay una moral sino
que tenemos que
hablar de morales
esto conllevaría la
idea de que no es
posible un
determinismo. Las
morales tienen una
existencia histórica
determinada y se
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,
· Etica, persona y sociedad
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,
· Etica, persona y sociedad
<
,
· Etica, persona y sociedad
- la capacidad de
innovación y
renovación del
hombre y de su
acción. El
movimiento
histórico de las
morales va haciendo
irrever sible
(moralmente
irreversible) ciertos
pasos que el hombre
ha dado. Hay ciertos
valores que no
podemos prescindir
de ellos, cualquier
<
,
· Etica, persona y sociedad
- regresión implica el
rechazo de la
historia, de la
experiencia vivida y
de la heredad de la
humanidad,
podemos decir que
hay un cierto
''progreso moral'', lo
cual significa una
acumulación de
sabi duría moral tan
fundamental e
irrenunciable que
configura la
''humanidad'' misma
<
,
· Etica, persona y sociedad
- del hombre. La
posibilidad de
advertir que el
fenómeno moral es
uno y diverso a la
vez es la eticidad.
La eticidad es la
nota permanente de
la condición humana
que nos permite
distinguir y valorar.
La eticidad es la
característica del
hombre y es el
motor efectivo de
creación de todas las
<
,
· Etica, persona y sociedad
- morales, ella es la
condición de la no-
amoralidad. En otros
términos: la eticidad
es el principio de no
indiferencia moral.
La eticidad es la
capacidad
constitutiva de
valorar y con ello de
diferenciar la vida
en términos de
''bien'' y ''mal'', en
cualesquiera escala
moral.
<
,
· Etica, persona y sociedad
- Podemos
preguntarnos: ¿por
qué hay que ser
moral?, no hay una
explicación satis
factoria a esta
interrogante, pero
sabemos que la
moral es, en
definitiva, asunto
nuestro.
Sabemos que con
su examen nos
enfrentamos a la
posibilidad de hacer
con nues tra vida
<
,
· Etica, persona y sociedad
- algo distinto de lo
que habitualmente
hacemos porque en
el orden moral
juzgamos al hombre
por sus actos,
porque lo que es se
manifiesta en lo que
hace, de ahí que la
sabiduría moral nos
perfile conceptos de
imputabilidad y
responsabilidad, en
los cuales se
envuelve una idea
de hombre como ser
<
,
· Etica, persona y sociedad
- de acción. En la
vida real nos
encontramos con
problemas prácticos
a los que nadie se
sustrae y para
resolverlos
<
,
· Etica, persona y sociedad
-
recurrimos a ciertas
normas, realizamos
determinados actos,
buscamos las
razones que
justifiquen nuestros
cambios o la
conservación de
determinadas
normas, formu
lamos juicios,
valoramos,
empleamos
argumentos,
justificamos la
<
,
· Etica, persona y sociedad
- decisión tomada.
Justificarse es dar
razones, es explicar,
es responder a un
otro que me
demanda con su
sola presencia
siempre una
respuesta de por qué
actúo de una forma
determina da,
porque a fin de
cuentas, la ética o
moral, tiene que ver
con lo más íntimo y
cálido de cada
<
,
· Etica, persona y sociedad
- individuo, con el
sustrato más
profundo de la vida
en comunidad.
Hay que constatar
que nuestra decisión
sólo está
condicionada por
múltiples fac tores
pero que, en todo
caso estamos siendo
libres. Desde luego,
cuando elegimos, lo
hacemos
obligadamente, pero
sólo los humanos
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,
· Etica, persona y sociedad
- somos capaces de
escoger nues tra
acción. ''Por acción,
- como dice
Fernando Savater- ,13
no entendemos
todo aquello que
hacemos (hacer la
digestión, respirar o
caer enfermo no son
acciones), sino
aquella actividad
que hacemos de una
forma consciente y
voluntaria... Desde
esta determinada
<
,
· Etica, persona y sociedad
- perspectiva, los
animales no realizan
acciones; su
conducta no es
consciente ni
voluntaria, sino
genéticamente
determinada.
Ciertamente, los
huma nos estamos
genética e
históricamente
condicionados, pero
hemos llegado, en
nues tro proceso
evolutivo, a ser
<
,
· Etica, persona y sociedad
- capaces de
interponer el
pensamiento entre el
estímulo y la
respuesta''. Es decir,
a menudo decimos
que la conducta
humana es parecida
a la conducta
animal, pero el ser
humano necesita
hacerse cargo de la
situación y esco ger
en cada caso una de
las alternativas a las
que se enfrenta
<
,
· Etica, persona y sociedad
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· Etica, persona y sociedad
<
,
· Etica, persona y sociedad
<
,
· Etica, persona y sociedad
- condiciones vamos
a hacerlo. La
libertad del hombre
es la expresión de su
elección y ésta
siempre es moral, se
arriesga, se valora,
se decide sobre la
base de una
valoración, por ello
la
3.6.L
o
s
Al preguntar por
el quién del hombre
topamos con ''los
otros'', pero el
mundo del ser
humano es un
mundo compartido.
El ser humano es
siempre y
principalmente un
''ser-con'', esto es,
<
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· Etica, persona y sociedad
-
NOTAS
,
1 Fernando Savater, Etica para
amador, Ariel, primera reimpresión,
México, 1992, p. 125.
2 Sólo para distinguir
digo que ética es la
reflexión filosófica que se
ocupa de los fenómenos
morales. La ética deriva del
término éthos que significa
morada, tiene el sentido de
"lugar de resguardo", de
refugio o protección. El
sentido de
,
morar remite a la idea esencial de
"morada interior". Ethos es, entonces,
"el modo o forma de vida" que
adoptamos para
alcanzar la "vida buena". En
tanto, la moral se refiere al
conjunto de decisiones,
<
,
· Etica, persona y sociedad
fines y medios en los que
- nos move mos. Es la
decisión de los individuos y
los grupos para actuar en
una determinada forma.
Moral deriva demos,
costum bre, lo mismo que
ética de éthos y por eso ética
y moral son empleados a
veces indistintamente. Lo
moral es lo que se somete a
un valor, en tanto que lo
inmoral y lo amoral son,
respectivamente, lo que se
opone a todo valor y lo que
es indiferente al valor.
3 En el Concilio de
Nicea del 325 se vieron
obligados frente a las
amenazas de herejías, a
distinguir en Cristo, entre
naturaleza y persona (lo
propio y exclusivo suyo).
<
,
· Etica, persona y sociedad
Contra los que le atribuían
- una sola "naturaleza" y
contra los que negaban su
"naturaleza humana", se
aceptó que tenía una doble
naturaleza (la divina y la
humana) pero una sola per
sona indivisible Qesucristo).
La categoría persona fue
para los teólogos lo que
permitió unir en un
individuo, lo humano y lo
divino, lo inmanente y lo
trascendente, lo material y
lo espiritual. El autor que
mejor definió el concepto
persona entre los teólogos
del cristianismo primitivo
fue San Agustín.
4 Por y para proteger a la
persona es que la ley
protege el cuerpo. La
personalidad que es en el
<
,
· Etica, persona y sociedad
cuerpo justifica la
- protección jurídica de éste y
de su integridad. Lejos aquí
de querer señalar al cuerpo
como se ha hecho en la
filosofía tradicional, es
decir, como realidad distinta
y en cierto modo
independiente de la persona,
se trata de describir y com
prender el cuerpo como
'constituyente' de la persona
como requisito de
existencia. El cuerpo no es
algo de la que la persona es
propietaria sino un requisito
que permite que la persona
humana exista jurídicamente
y se vincule, es decir, que
adquiera derechos y
contraiga obligaciones; con
posterioridad, su destino
deberá respetar la voluntad
<
,
· Etica, persona y sociedad
de la persona o la de sus
- parientes o la del Estado. La
concepción jurídica y
biológica de la vida es un
factor importante; pero la
biolo gía y el derecho
interpretan el concepto de
vida de forma distinta.
5 Victoria Camps, La imaginación
ética, Ed., Seix Barral, Barcelona,
1983, p. 10.
6 Idem.
7 La palabra "dignidad"
significa también,
"preeminencia",
"excelencia" (excellere,
destacar). Digno es aquello
por lo que algo destaca entre
otros seres, en razón del
valor que le es propio. De
aquí que, en rigor, hablar de
"dignidad de la persona"
resulta de una redundancia
intencionada, para resaltar la
<
,
· Etica, persona y sociedad
altura del rango que ocupa
- este tipo de seres en el
orden del universo. "Digno" es aquello
que debe ser tratado con "respeto", es
decir, "con miramiento" (respectus),
con
,.
venerac1on.
8 El debate entre el
relativismo moral y el
universalismo cubre una
parte considerable de la
reflexión filosófica en la
ética. En la antigua Grecia,
al menos algunos de los
"sofistas" defendieron una
versión del relativismo
moral que Platón intentó
refutar. Platón atribuye al
primer gran sofista,
Protágoras, el argumento de
que la costumbre humana
determina lo hermoso y lo
feo, lo justo y lo injusto.
Según este argumento, en
<
,
· Etica, persona y sociedad
realidad es válido aquello
- que colectivamente se
considera válido (Teeteto'
172 a y b, sin embargo, no
está claro si el verdadero
Protágoras argumentó
realmente de este modo).
Los griegos, mediante el
comercio, los viajes y la
guerra conocían
perfectamente una gran
variedad de costum bres, y
el argumento concluye así
con la relatividad de la
moralidad. Sin embargo, el
problema que plantea este
argu mento es el de si
podemos aceptar que la
costumbre determina en
sentido fuerte lo bello y lo
feo, lo justo y lo injusto. La
costumbre puede influir en
lo que la gente piensa es
<
,
· Etica, persona y sociedad
bello y justo. Pero otra cosa
- es que la costumbre
determine lo que es bello y
justo. En ocasiones las
costumbres cambian bajo la
presión de la crítica moral, y
el argumento parece basarse
en una premisa que
contradice a este fenómeno.
9 Montaigne propone en ocasiones este
argumento sobre todo en De la
costumbre, y de la dificultad de
cambiar una ley
aceptada". Pero donde
encuentra su mayor
aceptación es entre los
antropólogos del siglo xx
que subrayan la importan
cia de estudiar las
sociedades como todos
orgánicos cuyas partes
dependen funcionalmente
entre sí. El problema del
argumento funcional es que
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,
· Etica, persona y sociedad
no se justifican meramente
- las creencias morales en
razón de que son necesarias
para la existencia de una
sociedad en su forma actual.
Incluso si las instituciones y
prácticas de una sociedad
dependieran de aceptar
determinadas creencias, la
justificación de aquellas
creencias dependería de la
aceptación moral de las
institu-
Ultima p. de este
106 de 160
qué ir más allá de la acción
misma, como en el caso de
bailar por el gusto de
hacerlo), y la acción humana
se caracteriza por el hecho
de que el agente tiene una
concepción de lo que está
haciendo, esto es, sabe que
realiza una acción y con qué
fin la realiza.
11 John Stuart Mill, Sobre la libertad,
Alianza Editorial, Madrid, 1994.
12 Citado en Paul Veyre,
El último
Foucault y su moral,
en
http://biblioteca.itam.mx/
estudios/ estudio/estudio09/ sec
40.html -
13 Fernando Savater, La ética como
amor propio, Ed. Mondadori,
Madrid, 1988, pp. 91-92.
Ultima p. de este
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Ultima p. de este
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