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Gandhi, el líder que independizó a India con políticas de paz

El también pensador nacionalista además dejó un valioso legado en su actividad encaminada al bien de sus compatriotas

El líder político y espiritual Mahatma Gandhi es recordado a 67 años de su muerte, que se cumplen mañana, como una figura de paz, que llevó a la
independencia a la India.

Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en Porbandar, actual estado de Gujarat. A la edad de 13 años sus padres lo obligaron a
casarse.

A los 19 años fue enviado a Londres, Inglaterra, a estudiar Derecho, pese a no ser un buen estudiante, destaca la página de Internet “lainformacion.com”.

En 1881 regresó a la India, donde no tuvo éxito profesional por lo que al poco tiempo aceptó un trabajo como abogado en Sudáfrica.

En aquel país vivió durante 21 años y al terminar su contrato decidió quedarse para defender los derechos de la comunidad hindú residente en aquella
nación.

La página web “buscabiografias.com” señala que en 1896, tras ser atacado, comenzó a propagar la política de resistencia pasiva y de no cooperación
con las autoridades sudafricanas.

Gandhi consideró que los términos “resistencia civil” y “desobediencia civil” eran inadecuados para sus objetivos y acuñó el término “satyagraha” o
“abrazo de la verdad”.

En 1914 regresó su tierra natal, donde llevó una vida retirada hasta 1918. Tras la Primera Guerra Mundial, inició un movimiento de resistencia pasiva
que se extendió por toda la India al aprobarse las leyes de Rowlatt en 1919.

Un año más tarde, en 1920, proclamó una campaña de no cooperación y se realizó una manifestación en la que fue detenido, pero recuperó su libertad
de manera inmediata.

Ese mismo año, el pueblo le confirió el título de “Mahatma” cuyo significado literal es “el magnánimo” y alude a sus dotes de “profeta” y de “santo”
como lo reconocían las masas, indica la página “biografiasyvidas.com”.

En 1930, interfirió para que la población no pagase impuestos, sobre todo el de la sal, que era muy elevado. De nuevo fue arrestado y puesto en libertad
en 1931.

Un año después tras crear una nueva campaña de desobediencia civil contra las autoridades británicas, fue arrestado dos veces, ayunando durante
largos periodos en varias ocasiones.

Posteriormente, en 1934, decidió dejar la política, a la que regresó en 1939 debido a que debía terminar la federación de los principados indios con el
resto de la India. Como protesta realizó una huelga de hambre con la intención de conseguir que el dirigente del estado de Rajkot modificara su régimen
autocrático. El gobierno colonial británico concedió las demandas.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el Congreso Nacional Indio y Gandhi pidieron una declaración de intenciones respecto del conflicto y
sus implicaciones respecto de la India.

Como reacción a la respuesta británica, el partido decidió no apoyar a Gran Bretaña si no se le concedía la total independencia de la India. Gran Bretaña
rechazó la propuesta. En 1944 el gobierno británico aceptó otorgar la independencia con la condición de que la Liga Musulmana y el Congreso Nacional
Indio resolvieran sus diferencias.

Gandhi en un principio no estuvo de acuerdo en que la India fue separada en dos, aunque llegó a la conclusión de que se alcanzaría la paz interna
después de que se concedieran las demandas para la creación de un Estado musulmán.

En 1947 Gran Bretaña concedió su independencia a la India, pero ésta y Pakistán se convirtieron en dos estados independientes.

La obra de Gandhi se centró en la religiosidad y el amor entre los hombres, tuvo marcadas influencias del texto sagrado hinduista Bhagavad Gita y de
varias obras de León Tolstoi (1828-1910). La mayoría de sus escritos son de corte político y filosófico, indica la página web “lecturalia.com”.

El 30 de enero de 1948 mientras se dirigía a su habitual rezo de la tarde en Nueva Delhi, fue asesinado por Nathuram Vinayak Godse (1910-1949),
miembro de un grupo extremista hindú. Gandhi tenía 78 años y sus cenizas fueron arrojadas al sagrado río Ganges.

¿CÓMO EL LIDERAZGO DE GANDHI INFLUYÓ EN LA INDEPENDENCIA DE LA INDIA?

Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en Porbandar, India. Sus allegados lo llamaron Mahatma, que, en sánscrito, significa
"Alma Grande".

Gandhi estudió leyes en Londres y volvió a la India en 1891 para ejercer su profesión. En 1893 aceptó un contrato de un año para trabajar como
abogado en Sudáfrica. En esa época, Sudáfrica estaba controlado por los británicos. Cuando intentó reclamar sus derechos como ciudadano inglés fue
atropellado, y pronto vio que todos los indios sufrían idéntico tratamiento.

Gandhi se quedó en Sudáfrica 21 años luchando por los derechos del pueblo hindú. Desarrolló un método de acción social directa basado en los
principios del coraje, la no-violencia y la verdad llamado Satyagraha. Creía que el modo en que la gente se comporta vale más que lo que consiguen.
Satyagraha promovía la no-violencia y la desobediencia civil como los métodos más apropiados para alcanzar objetivos políticos y sociales.

En 1915 Gandhi retornó a la India. En 15 años se convirtió el líder del movimiento nacionalista indio. Utilizando los postulados de la Satyagraha
dirigió la campaña por la independencia india de Gran Bretaña. Gandhi fue arrestado muchas veces por los británicos debido a sus actividades en
Sudáfrica y la India. En conjunto pasó siete años en prisión debido a sus actividades políticas. Más de una vez Gandhi recurrió al ayuno para impresionar
a la gente sobre la necesidad de ser no-violento (ahimsa).
Gandhi se convirtió pronto en el máximo exponente de la lucha por el autogobierno de la India. Tras la I Guerra Mundial, en la que desempeñó un
destacado papel humanitario, inició su movimiento de resistencia pasiva, invocando la satyagraha contra Gran Bretaña. Cuando el Parlamento aprobó
en 1919 las leyes Rowlatt, que daban a las autoridades coloniales británicas poderes de emergencia para hacer frente a las denominadas actividades
subversivas, el movimiento satyagraha se extendió por toda la India, ganando millones de adeptos. Una manifestación en Amritsar contra la aplicación
de esta legislación acabó en una matanza cometida por los soldados británicos. En 1920, al no lograr del gobierno británico reforma alguna, Gandhi
proclamó una campaña organizada de no cooperación. Los indios que ocupaban cargos públicos dimitieron, los organismos gubernamentales y los
tribunales de justicia fueron boicoteados y los niños abandonaron las escuelas públicas. Por toda la India, las calles de las ciudades fueron bloqueadas
mediante sentadas de ciudadanos que se negaban a levantarse incluso a pesar de ser golpeados por la policía. Gandhi fue arrestado pero las autoridades
británicas se vieron forzadas a dejarle pronto en libertad.

La independencia económica de la India fue el punto culminante del movimiento swaraj ('autogobierno', en sánscrito) de Gandhi, que implicaba un
boicoteo completo a los productos británicos. Los aspectos económicos del movimiento eran significativos, ya que la explotación de los campesinos
indios por los industriales británicos había originado una extrema pobreza y la virtual destrucción de la industria de la India. Gandhi propuso como
solución a esta situación potenciar el renacimiento de las industrias artesanales. Comenzó a usar una rueca como símbolo de la vuelta a la sencilla vida
campesina que predicaba y del renacimiento de las industrias autóctonas, tales como el hilado manual.

Gandhi se convirtió en símbolo internacional de una India libre. Llevaba la vida espiritual y ascética de un predicador, con ayuno y meditación. La
unión con su esposa llegó a ser, como él mismo señaló, la de un hermano y una hermana. Rehusó cualquier posesión terrenal, vestía como las clases
más bajas: un mantón y un taparrabos. Los indios le veneraban como a un santo y le comenzaron a llamar Mahatma ('alma grande', en sánscrito), título
reservado para los más grandes sabios. La defensa que hizo Gandhi de la no-violencia o ahimsa ('sin daño', en sánscrito) era, como sostuvo, la expresión
de una forma de vida implícita en el hinduismo. Gandhi consideraba que mediante la práctica de la no violencia, Gran Bretaña llegaría a considerar la
inutilidad de la opresión y abandonaría su país.

La influencia política y espiritual del Mahatma era tan grande en la India que las autoridades británicas no se arriesgaron a atacarle. En 1921 el
Congreso Nacional Indio (o Partido del Congreso), grupo que encabezó el movimiento independentista, otorgó a Gandhi autoridad ejecutiva plena,
incluido el derecho a designar su propio sucesor. La población india, no obstante, no entendió plenamente la doctrina de la ahimsa. Estallaron una serie
de revueltas armadas contra Gran Bretaña, y culminaron en tal violencia que Gandhi confesó el fracaso de su campaña de desobediencia civil, a la que
puso fin. El gobierno británico le detuvo de nuevo y le encarceló en 1922.

Tras su puesta en libertad en 1924, se retiró de la vida política activa y se dedicó a propagar la unidad comunal. Sin embargo, pronto se vio envuelto
de nuevo en la lucha por la independencia. En 1930 Gandhi proclamó una nueva campaña de desobediencia civil, convocando a la población a negar
el pago de impuestos, en particular el que gravaba la sal, sobre la que el gobierno británico ejercía un severo monopolio. Se llevó a cabo una marcha
hasta el mar, en la que miles de indios siguieron a Gandhi desde Ahmadabad hasta el mar de Omán, donde obtuvieron sal evaporando agua del mar.
Una vez más, Gandhi fue arrestado y puesto en libertad en 1931. Detuvo la campaña después de que los británicos hiciesen alguna concesión a sus
peticiones. Ese mismo año representó al Partido del Congreso en una reunión celebrada en Londres.

En 1932 Gandhi inició una nueva campaña de desobediencia civil contra las autoridades británicas. En septiembre de 1932, mientras estaba en la
cárcel, llevó a cabo un "ayuno hasta la muerte" para mejorar la situación de la casta de los intocables. Los británicos, al permitir que los intocables
fueran excluidos del electorado indio, estaban, según Gandhi, cometiendo una injusticia. Aunque él mismo era miembro de la casta Vaisya
(mercaderes), Gandhi se consideraba el gran líder del movimiento indio que tenía como finalidad la erradicación de la injusticia social y económica
del sistema de castas.

En 1934 abandonó formalmente la política y fue sustituido como dirigente máximo del Partido del Congreso por Jawaharlal Nehru.

Pocos años después, en 1939,regresó de nuevo a la vida política debido a que aún estaba pendiente la federación de los principados indios con el resto
de la India. Su primer acto fue una huelga de hambre con objeto de forzar al dirigente del estado de Rajkot a modificar su régimen autocrático. La
conmoción pública que originó este ayuno fue tan grande que tuvo que intervenir el gobierno colonial británico; se concedieron las demandas. El
Mahatma se convirtió de nuevo en la más importante figura política de la India.

Cuando estalló la II Guerra Mundial, el Partido del Congreso y Gandhi exigieron una declaración de intenciones respecto de la guerra y su aplicación
a la India. Las autoridades británicas se negaron a ello y ofrecieron una serie de compromisos que a su vez fueron rechazados. Cuando Japón entró en
guerra, Gandhi todavía rechazaba la participación de la India en el conflicto. Fue recluido en 1942 y liberado dos años más tarde por motivos de salud.

En 1944 la lucha por la independencia de la India estaba en su última fase. El gobierno británico había aceptado conceder la independencia con la
condición de que los dos grupos nacionalistas rivales, la Liga Musulmana y el Partido del Congreso resolvieran sus diferencias. Gandhi se opuso
firmemente a la división de la India, aunque al final la aprobó con la esperanza de que se alcanzaría la paz interna una vez que se hubieran concedido
las demandas para la creación de un estado musulmán. India y Pakistán se convirtieron en dos estados independientes una vez que Gran Bretaña
concedió su independencia a la India en 1947.

Ante la separación en dos países, India y Pakistán, comenzaron los enfrentamientos entre hindúes y musulmanes. Gandhi había luchado por una India
unida, donde los hindúes y los musulmanes pudieran vivir en paz. Un 13 de Enero de 1948, a la edad de 78 años, comenzó un ayuno con el propósito
de detener el derramamiento de sangre. Tras 5 días, los líderes de ambas facciones se comprometieron a detener la lucha y Gandhi abandonó el ayuno.
Doce días más tarde fue asesinado por un fanático hindú que se oponía a su programa de tolerancia hacia todos los credos y religiones.

Gandhi, el padre de la independencia india

Mohandas Karamchad Gandhi (1869-1948), más conocido como Mahatma Gandhi (alma grande), es una de las grandes personalidades del siglo XX.
Político, filósofo, ideólogo y practicante de la 'no violencia' consiguió llevar la libertad a la India, después de décadas de revolución pacífica. Sus
protestas 'pasivas', su predicación del amor a los demás y la lucha con la verdad como única arma lo convirtieron en un mártir, no sólo para el pueblo
indio, también para el resto del mundo.

Nacido en el seno de una familia muy religiosa de la alta sociedad —sus antepasados habían sido ministros del estado de Porbandar, al noroeste del
país—, Gandhi pasó los primeros años de su infancia y adolescencia en Bombay. Tras recibir una buena educación primaria, un acuerdo familiar le
obligó a contraer matrimonio, cuando sólo contaba 14 años de edad, con una niña llamada Kasturbai. La pareja tuvo cuatro hijos.
Esta unión no le impidió tomar un avión y dirigirse a Londres para continuar sus estudios y especializarse en Derecho. Simpatizante de la administración
y del sistema de ordenación británico, llegó un momento en el que su sólida base hinduista se dejó vencer por el ateísmo. Aunque su 'desliz' duró poco,
el trato vejatorio que recibían numerosos inmigrantes indios en la capital inglesa le devolvió con más fuerza a sus raíces.

En 1891, regresó a la India para poner sus estudios en práctica ejerciendo como abogado en el Tribunal Supremo de Bombay. El empleo no cumplió
sus expectativas y decidió viajar hasta Suráfrica, donde comenzó una lucha férrea por la defensa de los derechos de los hindúes —muy discriminados
y castigados en esta zona—. Su estancia en este continente fue muy importante para la formación y consolidación de su persona —según reconoció el
mismo—. Allí conoció de primera mano la discriminación racial y marginal que implicaba la diferenciación de razas. Durante este periodo, Gandhi se
involucró en numerosas acciones de carácter humanitario, puso en marcha el periódico 'Indian Opinion' y profundizó en las ideas y teorías que más
tarde pondría en práctica en su país.

Comienza su lucha por la libertad

Veinte años después vuelve a la India ataviado con un sencillo atuendo hindú (había abandonado el clásico traje inglés) y con un sólo pensamiento en
su cabeza: conseguir la independencia de su país por medio de la 'no violencia' o resistencia 'pasiva', el amor a los demás... Su lucha la basó en lo que
llamó 'satyagraha' —combatir al enemigo con la verdad como única arma—. «La verdad te hará libre», señaló el líder hindú.

Y lo consiguió, entre otras cosas, por sus famosas campañas de no cooperación con los colonizadores: los cargos públicos dimitieron, los niños
abandonaron las escuelas, se efectuaron parones en los trabajos, huelgas de hambre, movilizaciones, sentadas en las calles... Finalmente, levantó a las
masas, se colocó al frente del Congreso Nacional Indio y se convirtió en el interlocutor de las conversaciones con los británicos.

Su papel en las negociaciones y avances en busca de la libertad del país fue imprescindible y muy duro —acabo en la cárcel en varias ocasiones—,
hasta que en 1944 se puso sobre la mesa la división de la India. Gandhi se negó rotundamente, aunque finalmente acabó aceptando con la esperanza
de una unificación tras conseguir la libertad.

Su oposición a esta partición le alejó de los altos mandos hasta el punto de que no acudir a los actos de celebración de Independencia, una independencia
de la que su pueblo le ha considerado artífice.

Sin derramar ni una gota de sangre, Gandhi consiguió lo que parecía imposible. Sin embargo, la rivalidad y los choques entre la comunidad hindú y la
musulmana acabaron no sólo con su sueño —«una India libre, pero unida»—, también con su vida. El 30 de enero de 1948, Vinayak Godse, un
extremista hindú, le disparó cuatro tiros a bocajarro por su busca de una reconciliación entre ambos estados.

Ocho puntos para entender la independencia de India (y los retos que enfrenta)

La partición de la india británica tuvo como consecuencia uno de los mayores éxodos del siglo XX.

La que es considerada la mayor democracia del mundo, con más de 1,300 millones de habitantes, cumple setenta años como nación independiente.

El 15 de agosto de 1947, la India logró independizarse de los británicos, tras la partición del Imperio Indio Británico, lo que dio lugar también a la
creación de Pakistán.

Te dejamos ocho datos interesantes del complejo camino que tuvo que recorrer India para lograr su independencia:

1.- Tuvieron que pasar casi noventa años, desde que comenzó el movimiento de la independencia de la India en 1857, para que la nación finalmente
consiguiera su independencia.

2.- En los años veinte, Mahatma Gandhi comenzó a ser el gran líder del movimiento de independencia de la India, encabezando una lucha pacifista
con métodos como la huelga de hambre.

3.- En plena lucha contra los nazis en Europa en 1942, Gran Bretaña se vio muy presionada por el Congreso indio y por la resistencia encabezada por
Gandhi, que lanzó el movimiento "Renuncia a la India", para que el Imperio Británico dejara de tener el control del país.

Gandhi y otros líderes del Congreso fueron arrestados y miles de personas murieron y resultaron heridas a raíz del movimiento, además de que hubo
detenciones masivas.

4.- Al terminar la segunda guerra mundial, y tras intensas luchas entre los musulmanes que buscaban ser reconocidos en la india británica y tener su
propio Estado, Gran Bretaña fue incapaz de resistir la demanda de independencia.

5.- Se propuso una "división teórica" del vasto país, a cargo de Sir Cyril Radcliffe, basada en las diferencias religiosas entre las dos naciones: India,
mayormente hindú, y Pakistán, en su mayoría musulmana. Presentó su plan para las fronteras oeste y este el 9 de agosto de 1947, apenas cinco días
antes de que entrara en vigor.

6.- La partición tuvo como consecuencia uno de los mayores éxodos del siglo XX, con unos 11 millones de personas cruzando la frontera indopaquistaní
y una masacre de entre medio millón y un millón de muertos por choques religiosos.

7.- Los dos países celebran en días diferentes porque Lord Mountbatten, el virrey de la India británica, tuvo que asistir a la celebración de Pakistán el
14 de agosto y luego viajar a Delhi para el primer día de independencia de la India el 15 de agosto

Gandhi y la independencia de la India

Cuando hablamos de la India, una de las imágenes que se nos viene a la cabeza con mayor frecuencia es la de Gandhi y su lucha por la independencia,
ya que se trata de un acontecimiento de gran relieve dentro de la historia contemporánea, del proceso de descolonización que se desarrolla durante el
siglo XX en gran parte del mundo.

El Mahatma, uno de los apodos con los que lo conocían sus seguidores (y que viene a significar “alma grande”), se puso al frente de los movimientos
nacionalistas e independentistas que se habían estado desarrollando en la India, y gracias a su gran influencia entre las clases populares y el carácter
novedoso y particular de su método de lucha, consiguió dar un importante impulso a éstos. Pero tampoco podemos dejarnos llevar por la imagen que
tradicionalmente se ha dado de este proceso, y que otorga todo el protagonismo a Gandhi. Éste, a su labor espiritual, sumaría una importante actividad
política, pero , dentro de este ámbito, también hay que destacar la importancia de figuras como Nehru, el otro gran líder del Partido del Congreso, y
Ali Jinnah, líder musulmán, entre otros congresistas.

En la época de Jorge V, el Británico se configuraba como el último gran Imperio, y uno de sus territorios más preciados era la India, una fuente de
riqueza muy importante para la Corona, que explotó todas sus riquezas sin invertir en ella tanto como sacaba de provecho, dejando al país muy
debilitado. Además, la India de principios del siglo XX estaba compuesta por una sociedad desigual, en la que la población inglesa se encontraba en
una situación privilegiada con respecto a la propiamente india, lo que sería un importante factor de conflictividad.

Todo ello explica que desde principios del siglo XX empezaran a desarrollarse los primeros movimientos autonomistas y nacionalistas, aunque la I
Guerra Mundial supondrá un paréntesis, en tanto que unirá militarmente a ingleses e indios, que partirán a la batalla juntos. Sin embargo, la situación
cambiará, coincidiendo con el regreso de Gandhi a la India tras haber estudiado en Inglaterra y haber ejercido como abogado en Sudáfrica. En estos
momentos, su actuación no va a resultar tan chocante, puesto que va a llevar a cabo una postura de cooperación con la metrópolis y el dominio inglés,
aunque es cierto que empieza a reivindicar la defensa de la cultura india, muy denostada bajo su punto de vista.

Sin embargo, la situación va a dar un vuelco en 1919, cuando se van a convocar las primeras jornadas de protesta contra el dominio inglés, en las que
Gandhi participará y recurrirá a las técnicas de no violencia y de desobediencia civil, algo que ya había desarrollado en Sudáfrica, donde empezó su
lucha por los derechos de los indios. A propósito de lo cual, su estancia en el sur del continente africano le marcó profundamente, ya que fue allí donde
se percató de la situación privilegiada de la población inglesa en el ámbito colonial, algo que le afectó en primera persona.

En cualquier caso, los ingleses irán cediendo poco a poco antes las demandas no sólo de la población hindú, sino también de la musulmana, unidas
ambas por el objetivo independentista, aunque el descontento no hizo más que aumentar. Gandhi sería detenido por su importante influencia social y
su papel en todos estos movimientos de protesta, y permanecería en la cárcel hasta 1924, cuando es liberado y pasa a ser presidente del Partido del
Congreso. Para entonces, el movimiento ha decaído un poco, y es por ello que decide marchar por los pueblos de la India para volver a expandir su
sentimiento anti-británico y los métodos de no violencia y desobediencia civil. Y en este sentido, uno de los grandes episodios de protesta encabezados
por el mahatma, principalmente por la gran repercusión que tuvo, será la llamada “marcha de la sal”, de 1930, que consiste en una ruta por los pueblos
de la India para mostrarles cómo obtener sal del mar sin tener que comprarla a los ingleses, lo que suponía un boicot enorme a la economía inglesa,
uno de los principales pilares en los que se sustentaba el Imperio. Además, el éxito de la operación relanza en el país una dura ola de agitaciones que
durará meses y que acabará con el arresto de un gran número de simpatizantes de Gandhi, además de los miembros del Congreso, aunque estas medidas
represivas no llegan a acabar con la agitación.

Un año después, Gandhi marcha a Inglaterra a negociar la independencia de su país, pero el gobierno inglés acaba enviándolo de nuevo a la cárcel,
donde emprenderá una nueva huelga de hambre, tras la cual conseguirá ser finalmente perdonado. Además, hacia 1933, empiezan las discrepancias
entre la población hindú y musulmana de la India, ya que estos últimos empiezan a considerar que Pakistán (que entonces formaba parte de la India)
es la “tierra de los puros”.

Con el paso de los años, el sentimiento antibritánico se ha propagado y ha arraigado profundamente entre los campesinos, que se van a lanzar a las
calles a destruir los símbolos de la dominación inglesa, lo que conllevará otros cientos de miles de detenciones y heridos. En estos momentos, Gandhi,
víctima de malaria y disentería, en un estado de salud verdaderamente preocupante, y con 75 años, es liberado de nuevo, y lo primero que hará entonces
será desconvocar el movimiento de resistencia y reunirse con el líder musulmán, que seguía reclamando Pakistán, para acercar posturas y unir fuerzas
en su lucha contra el enemigo común. Pero lo cierto es que las relaciones se irán enfriando cada vez más, hasta el punto de que se producirán episodios
de violencia de gran importancia. Las matanzas religiosas son exacerbadas y es muy difícil la unificación de ambos grupos religiosos, que se han
dejado llevar por el fanatismo.

La independencia de la India llegaría unos años después, en 1947, pero se vería mancillada por la sangre, fruto de las disputas y conflictos religiosos
que llegarían a las calles. La India que consigue la independencia es un país al borde de la guerra civil, y es por ello que en la declaración de
independencia se establece una partición que se antojaba inevitable. Se propone un estado islámico separado, que correspondería a la zona de Pakistán,
y esto conllevaría un éxodo masivo de hindúes de la zona de Pakistán a la India y de musulmanes del resto de la India a Pakistán.

Gandhi, que veía cómo su proyecto de independencia de la India por medio de la no violencia había triunfado en su objetivo, pero estaba fallando en
el método y las formas, decide intervenir y ponerse en huelga de hambre hasta que se pusiese fin a esa masacre, cosa que se hará en parte cuando se
llegue a un acuerdo de paz. En cualquier caso, en enero de 1948 se va a producir el gran hecho que marcaría la historia de la India; el mahatma recibe
tres disparos en el pecho por parte de un hinduista ortodoxo. Como tantas otras veces a lo largo de la historia, su prematura muerte engrandecerá aún
más su figura y la importancia de su lucha.

Su asesinato marca el fin de una época, pero también el inicio de una nueva en la que será Nehru el que encargado de llevar a cabo la labor de hacer
un hueco a la India en el contexto internacional, a una India libre e independiente, gracias, en gran parte, a la labor de personas como Gandhi o el
propio Nehru. La gran victoria de ambos no será otra que la de llevar a la India a la liberación y la independencia a través de métodos no violentos (a
pesar de las manifestaciones violentas populares que se desataron), y la de conseguir que ésta se configure como un país más dentro del panorama
internacional, en el que la idea del Tercer Mundo se fue haciendo cada vez más fuerte como alternativa ante las dos grandes superpotencias imperantes.

Por último, y como consideración final sobre la figura de Gandhi, se trata de un personaje histórico bastante controvertido. Por un lado, es admirable
su labor de resistencia pacífica ante el dominio inglés y su denuncia de la situación desigual e injusta de la población india, además de los métodos que
proponía. Aunque también hay aspectos no tan positivos que se le pueden achacar, como la compleja postura que tiene sobre la situación de desigualdad
de otros grupos sociales no hindúes dentro del Imperio Británico, como es el caso de los africanos, de cuya importancia no se hace eco. En definitiva,
se trató de un pacifista, pero también de un nacionalista, de manera que su movimiento de resistencia iba a encaminado a conseguir una nueva y mejor
sociedad para un grupo concreto. Además, no se trata de la única e indiscutible figura del movimiento independentista, ya que sin la labor de los
dirigentes políticos tantos hindúes como musulmanes, probablemente la independencia de la India difícilmente se hubiese podido llevar a cabo.

Resistencia pasiva

Gandhi permaneció en Suráfrica 20 años y estuvo en prisión en numerosas ocasiones. En 1896, tras ser atacado y apaleado por surafricanos blancos,
comenzó a propagar la política de resistencia pasiva y de no cooperación con las autoridades surafricanas. Parte de la inspiración de esta política se
encuentra en Liev Tolstói (cuya influencia en Gandhi fue profunda). También reconoció la deuda que tenía con el escritor estadounidense Henry David
Thoreau, especialmente por su ensayo Desobediencia civil (1849). Gandhi, no obstante, consideró los términos ‘resistencia pasiva’ y ‘desobediencia
civil’ inadecuados para sus objetivos y acuñó otro término, satyagraha (en sánscrito, ‘abrazo de la verdad’). Durante la Guerra Bóer, Gandhi organizó
un cuerpo de ambulancias para el Ejército británico y dirigió una sección de la Cruz Roja. Acabada la guerra, retomó su campaña en favor de los
derechos de los indios residentes en Suráfrica. En 1910 fundó la Granja Tolstói, cerca de Durban, una colonia cooperativa para la población india. En
1914 el gobierno surafricano hizo importantes concesiones a las demandas de Gandhi, incluido el reconocimiento de los matrimonios y la exención de
impuestos municipales. Dando por finalizada su misión en Suráfrica, regresó a la India.

Campaña para la independencia

Gandhi se convirtió pronto en el máximo exponente de la lucha por el autogobierno de la India. Tras la I Guerra Mundial, en la que desempeñó un
destacado papel humanitario, inició su movimiento de resistencia pasiva, invocando la satyagraha contra Gran Bretaña. Cuando el Parlamento aprobó
en 1919 las leyes Rowlatt, que daban a las autoridades coloniales británicas poderes de emergencia para hacer frente a las denominadas actividades
subversivas, el movimiento satyagraha se extendió por toda la India, ganando millones de adeptos. Una manifestación en Amritsar contra la aplicación
de esta legislación acabó en una matanza cometida por los soldados británicos. En 1920, al no lograr del gobierno británico reforma alguna, Gandhi
proclamó una campaña organizada de no cooperación. Los indios que ocupaban cargos públicos dimitieron, los organismos gubernamentales y los
tribunales de justicia fueron boicoteados y los niños abandonaron las escuelas públicas. Por toda la India las calles de las ciudades fueron bloqueadas
mediante sentadas de ciudadanos que se negaban a levantarse incluso a pesar de ser golpeados por la policía. Gandhi fue arrestado pero las autoridades
británicas se vieron forzadas a dejarle pronto en libertad.

La independencia económica de la India fue el punto culminante del movimiento swaraj (en sánscrito, ‘autogobierno’) de Gandhi, que implicaba un
boicoteo completo a los productos británicos. Los aspectos económicos del movimiento eran significativos, puesto que la explotación de los campesinos
indios por los industriales británicos había originado una extrema pobreza y la virtual destrucción de la industria de la India. Gandhi propuso como
solución a esta situación potenciar el renacimiento de las industrias artesanales. Comenzó a usar una rueca como símbolo de la vuelta a la sencilla vida
campesina que predicaba y del renacimiento de las industrias autóctonas, tales como el hilado manual.

Gandhi se convirtió en símbolo internacional de una India libre. Llevaba la vida espiritual y ascética de un predicador, con ayuno y meditación. La
unión con su esposa llegó a ser, como él mismo señaló, la de un hermano y una hermana. Rehusó cualquier posesión terrenal, vestía como las clases
más bajas (con un mantón y un taparrabos) y comía vegetales, zumos de fruta y leche de cabra. Los indios le veneraban como a un santo y le comenzaron
a llamar Mahatma (en sánscrito, ‘alma grande’), título reservado para los más grandes sabios. La defensa que hizo Gandhi de la no violencia o ahimsa
(en sánscrito, ‘sin daño’) era, como sostuvo, la expresión de una forma de vida implícita en el hinduismo. Gandhi consideraba que mediante la práctica
de la no violencia Gran Bretaña llegaría a considerar la inutilidad de la opresión y abandonaría su país.

La influencia política y espiritual del Mahatma era tan grande en la India que las autoridades británicas no se arriesgaron a atacarle. En 1921 el
Congreso Nacional Indio (o Partido del Congreso), grupo que encabezó el movimiento independentista, otorgó a Gandhi autoridad ejecutiva plena,
incluido el derecho a designar su propio sucesor. La población india, no obstante, no entendió plenamente la doctrina de la ahimsa. Estallaron una serie
de revueltas armadas contra Gran Bretaña, y culminaron en tal violencia que Gandhi confesó el fracaso de su campaña de desobediencia civil, a la que
puso fin. El gobierno británico le detuvo de nuevo y le encarceló en 1922.

Tras su puesta en libertad en 1924, se retiró de la vida política activa y se dedicó a propagar la unidad comunal. Sin embargo, pronto se vio envuelto
de nuevo en la lucha por la independencia. En 1930 Gandhi proclamó una nueva campaña de desobediencia civil, convocando a la población a negar
el pago de impuestos, en particular el que gravaba la sal, sobre la que el gobierno británico ejercía un severo monopolio. Se llevó a cabo una marcha
hasta el mar, en la que miles de indios siguieron a Gandhi desde Ahmadabad hasta el mar Arábigo, donde obtuvieron sal evaporando agua del mar.
Una vez más, Gandhi fue arrestado y puesto en libertad en 1931. Detuvo la campaña después de que los británicos hiciesen alguna concesión a sus
peticiones. Ese mismo año representó al Congreso Nacional Indio en una reunión celebrada en Londres.

Ataque al sistema de castas

En 1932 Gandhi inició una nueva campaña de desobediencia civil contra las autoridades británicas. Arrestado dos veces, Mahatma ayunó durante
largos periodos en diversas ocasiones. En septiembre de 1932, mientras estaba en la cárcel, llevó a cabo un “ayuno hasta la muerte” para mejorar la
situación de la casta de los intocables. Los británicos, al permitir que los intocables fueran excluidos del electorado indio, estaban, según Gandhi,
cometiendo una injusticia. Aunque él mismo era miembro de la casta vaisya (mercaderes), Gandhi se consideraba el gran líder del movimiento indio
que tenía como finalidad la erradicación de la injusticia social y económica del sistema de castas.

En 1934 abandonó formalmente la política y fue sustituido como dirigente máximo del Congreso Nacional Indio por Jawaharlal Nehru. Gandhi viajó
por toda la India predicando la ahimsa y predicando la defensa de la casta de los intocables. La estima en que se le tenía era la medida de su poder
político. Tan grande era su autoridad moral y espiritual que el limitado autogobierno concedido por Gran Bretaña a la India a través de la promulgación
de la Government of India Act (1935) no pudo ser puesto en práctica hasta que Gandhi lo aprobó. Pocos años después, en 1939, regresó de nuevo a la
vida política debido a que aún estaba pendiente la federación de los principados indios con el resto de la India. Su primer acto fue una huelga de hambre
con objeto de forzar al dirigente del estado de Rajkot a modificar su régimen autocrático. La conmoción pública que originó este ayuno fue tan grande
que tuvo que intervenir el gobierno colonial británico; se concedieron las demandas. El Mahatma se convirtió de nuevo en la más importante figura
política de la India.

Independencia

Cuando estalló la II Guerra Mundial, el Congreso Nacional Indio y Gandhi exigieron una declaración de intenciones respecto del conflicto y sus
implicaciones respecto de la India. Como reacción a la insatisfactoria respuesta británica, el partido decidió no apoyar a Gran Bretaña a menos que se
concediera a la India una completa y total independencia. Las autoridades británicas se negaron a ello y ofrecieron una serie de compromisos que a su
vez fueron rechazados. Cuando Japón entró en guerra, Gandhi todavía rechazaba la participación de la India en el conflicto. Fue recluido en 1942 y
liberado dos años más tarde por motivos de salud.

En 1944 la lucha por la independencia de la India estaba en su última fase. El gobierno británico había aceptado conceder la independencia con la
condición de que los dos grupos nacionalistas rivales, la Liga Musulmana y el Congreso Nacional Indio resolvieran sus diferencias. Gandhi se opuso
firmemente a la división de la India, aunque al final la aprobó con la esperanza de que se alcanzaría la paz interna una vez que se hubieran concedido
las demandas para la creación de un Estado musulmán. India y Pakistán se convirtieron en dos estados independientes una vez que Gran Bretaña
concedió su independencia a la India en 1947. Durante las revueltas que siguieron a la división del país, Gandhi suplicó a hindúes y musulmanes que
convivieran pacíficamente. Los disturbios afectaron a Calcuta, una de las más grandes ciudades de la India, y el Mahatma ayunó hasta que cesaron. El
13 de enero de 1948 inició otra huelga de hambre en Nueva Delhi para tratar de instaurar la paz. El 30 de enero, doce días después de acabado aquel
ayuno, fue asesinado por Vinayak Nathura Godse, un miembro de un grupo extremista hindú, mientras se dirigía a su habitual rezo de la tarde.

La muerte de Gandhi fue considerada como una catástrofe internacional. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró un periodo de luto y
todos los países expresaron sus condolencias. Las enseñanzas de Gandhi inspirarían desde entonces los movimientos pacifistas en todo el mundo, al
tiempo que el recuerdo de su personalidad terminó por adoptar proporciones descomunales, siempre como ineludible referente de los sentimientos de
lucha no violenta contra las injusticias evidentes.

MOHANDAS KARAMCHAND GANDHI (1869-1948)

El rechazo del sistema de educación colonial, que la administración británica había establecido a comienzos del siglo XIX en la India, fue una
importante característica del fermento intelectual creado por la lucha de liberación. Muchas personalidades indias, entre las que se contaban dirigentes
políticos, reformadores sociales y literatos, dieron expresión a ese rechazo. Pero nadie rechazó la educación colonial de modo tan radical y absoluto
como Gandhi, ni nadie propuso una alternativa tan extrema como la suya. La crítica de la educación colonial por parte de Gandhi se inserta en su crítica
global de la civilización occidental. La colonización, incluido su programa educativo, era para Gandhi la negación de la verdad y de la no violencia,
los dos valores para él supremos. El hecho de que los hombres de Occidente hubieran derrochado “toda su energía, su industria y su ingenio en saquear
y destruir a otras razas” era prueba suficiente para Gandhi de que la civilización occidental era “un caos lamentable”. Por consiguiente, para él no era
posible que esa civilización fuera un símbolo del “progreso”, ni nada digno de imitación y transplante en la India.

Sería erróneo interpretar la reacción de Gandhi a la educación colonial como un sentimiento de xenofobia. Igualmente erróneo sería verla como un
síntoma de un sutil dogma “revivalista”. Si fuera posible leer el plan de “educación básica” de Gandhi como un texto anónimo de la historia de la
educación en el mundo, habría que clasificarlo en la tradición de los humanistas progresistas de Occidente como Pestalozzi, Owen, Tolstoy y Dewey.
Ello no nos permite considerarlo en el contexto de la dicotomía civilizadora de Oriente-Occidente de que Gandhi habló en algunos de sus escritos. Y
sin embargo, subsiste el hecho de que Gandhi quería que la educación, reinterpretada con arreglo a los criterios que estimaba correctos, ayudase a la
India a apartarse del concepto occidental del progreso, hacia una forma distinta de desarrollo a su juicio más adecuada a sus necesidades y más viable
-para todo el mundo- que el modelo occidental de desarrollo.

El hombre y la máquina

Gandhi logró plantear el discurso educativo fuera de la dicotomía familiar Oriente-Occidente, aunque lo insertó en la crítica del sistema occidental,
situando el problema de la educación en una dialéctica distinta, la del hombre contra la máquina. En esta dialéctica, el hombre representaba a toda la
humanidad, no sólo a la India, mientras que la máquina representaba el Occidente industrializado. Durante toda su existencia Gandhi consideró su vida
personal y las causas por las que combatía en un contexto global. Esta percepción no fue menos aguda en la última década de su vida que en sus
comienzos, cuando presentó su propuesta de una “educación básica”.

El núcleo central de la propuesta de Gandhi consistía en la introducción de una artesanía productiva en el programa de estudios. No se trataba
simplemente de introducir una actividad artesanal como disciplina escolar obligatoria, sino de hacer del aprendizaje de una artesanía el eje de todo el
programa de estudios. Por ambos conceptos, ello suponía una reestructuración a fondo de la sociología del conocimiento escolar en la India. Para la
sociedad india, el trabajo artesano correspondía a las castas inferiores. El conocimiento de los procesos de producción de artesanías tales como la
hilatura, el tejido, los curtidos, la alfarería, el trabajo de los metales, la cestería o la encuadernación de libros había sido un monopolio de determinadas
castas en el escalón más bajo de la jerarquía social tradicional. Muchos de ellos pertenecían a la categoría de los “intocables”. La tradición indígena de
la educación en la India, así como el sistema colonial de educación, habían hecho hincapié en técnicas tales como la alfabetización y otros
conocimientos que eran monopolio de las castas superiores. Con arreglo a su epistemología, la propuesta de Gandhi iba encaminada a cambiar de
arriba a abajo el sistema educativo. La filosofía social y el plan de estudios de la “educación básica” favorecía a los niños de las capas más bajas de la
sociedad. Se trataba de alterar el significado simbólico de la “educación” y, por consiguiente, menoscabar la estructura establecida de las oportunidades
de educación.

Los argumentos de Gandhi para introducir los procesos de producción en la enseñanza no eran tan radicales como su interpretación. Para él, las escuelas
debían ser lo más autosuficientes posible, y ello por dos razones. Una era de carácter puramente financiero, a saber: que una sociedad pobre no podía
proporcionar educación a todos sus niños a menos que las escuelas generasen los recursos y el dinero necesarios para hacerlas funcionar. La otra razón
era política, y era que la autosuficiencia financiera protegería de por sí a las escuelas contra la dependencia y las injerencias del Estado. Los valores de
autosuficiencia y autonomía eran sumamente apreciados por Gandhi. Pertenecían a su visión de una sociedad asentada en la verdad y la no violencia.
La autosuficiencia financiera estaba vinculada a la verdad, y la autonomía a la no violencia. Ningún individuo o institución que no participase
directamente en el proceso de producción para la supervivencia podría permitirse respetar la “verdad” durante mucho tiempo. Este individuo o
institución tendría que depender del Estado hasta un punto que haría que la violencia, en una u otra forma, fuera inevitable. Un sistema estatal de
educación era un término contradictorio en la visión gandhiana de la educación. La posibilidad de que la escuela produjese ella misma los recursos
para su propio mantenimiento mostraba la vía para poder escapar de esa contradicción.

La idea de las escuelas productivas procede evidentemente de las dos comunidades que Gandhi estableció en Sudáfrica. La Granja Phoenix, que empezó
a funcionar en 1904, y la Granja Tolstoy, que se estableció en 1910, despertaron en Gandhi un interés y una fe indestructibles en las posibilidades de
la vida en una comuna rural. El primero de estos experimentos se inspiró, al parecer, en la lectura de la obra de Ruskin Unto this last. Gandhi sacó tres
lecciones de este libro, o más bien, como ha explicado Louis Fischer, Gandhi aportó tres mensajes al libro. El primero es que la finalidad de una buena
economía es el bienestar de todos; el segundo es que las ganancias derivadas del trabajo manual (como el de un peluquero) tienen el mismo valor que
las obtenidas con el trabajo intelectual (como el de un abogado); y el tercero fue que la vida más válida era la de un trabajador manual o un artesano.
Gandhi recuerda, en su autobiografía, que decidió poner en práctica estos mensajes en cuanto terminó de leer el libro de Ruskin, en el curso de un viaje
en ferrocarril.

Gandhi puso en práctica por primera vez en Phoenix la clase de vida que su propuesta de “educación básica” consideraba “benéfica”, y con algo más
de rigor y ambición en la Granja Tolstoy, un poco después. Como su nombre lo indica, cuando emprendió este último experimento, ya Gandhi había
leído las obras del literato y pensador ruso León Tolstoy y se había puesto en contacto con él. La inspiración que Gandhi recibió de Tolstoy abarcó una
amplia variedad de intereses y preocupaciones. Entre ellas figuraba de modo destacado la lucha contra las fuentes de la violencia en la sociedad
humana. Tolstoy exaltaba el derecho del individuo a vivir en paz y libertad, y negaba todas las formas de opresión. Esto hizo que Gandhi se aproximara
a él. Aunque Gandhi no leyó los textos dedicados a la educación en la revista Iasnaia Poliana, la opinión de Tolstoy que “la educación como formación
premeditada del ser humano con arreglo a ciertas pautas es estéril, ilegal e imposible” pudo muy bien haber sido de Gandhi.
El derecho a la autonomía que el plan educativo de Gandhi asigna al maestro en el contexto de las actividades escolares diarias es acorde con los
principios libertarios que compartía con Tolstoy. Gandhi quería liberar al maestro indio de la esclavitud de la burocracia. En el régimen colonial la
función del maestro había acabado consistiendo en transmitir y dilucidar las formas y el contenido de los conocimientos seleccionados por las
autoridades burocráticas para su inclusión en los libros de texto obligatorios. Mostrando la relación existente entre el uso obligatorio del libro de texto
y la débil posición del maestro, Gandhi escribió: “Si los libros de texto se tratan como un vehículo de enseñanza, la palabra viva del maestro tendrá
muy poco valor. Un maestro que enseña a partir de un libro de texto no dará una visión original a sus discípulos.” El plan de educación básica de
Gandhi suponía el fin de la supeditación del maestro al libro de texto y al plan de estudios obligatorios. Por una parte, presentaba un concepto del
aprendizaje que no podía aplicarse plenamente con la ayuda de los libros de texto. Aún más importante, sin embargo, era la libertad y la autoridad que
el plan de educación básica confería al maestro en todas las cuestiones relativas al programa de estudios. Se trataba de un plan libertario en la medida
en que negaba al Estado el poder de decidir lo que debía hacer precisamente el maestro en la clase. De acuerdo con su filosofía general de la vida social
y política, este aspecto del plan educativo de Gandhi suponía una reducción drástica del ámbito de autoridad del Estado.

La autosuficiencia

Tras esta descripción conceptual del plan de Gandhi, podemos pasar ahora a considerar más en profundidad sus principios esenciales. La educación
básica era la encarnación de la idea de Gandhi de lo que sería una sociedad perfecta, consistente en pequeñas comunidades autosuficientes. Para él, las
aldeas indias podían convertirse en esas comunidades; es más, él creía que las aldeas indias habían sido históricamente autosuficientes y que la gran
tarea estribaba ahora en restablecer su autonomía y crear las condiciones necesarias para la autosuficiencia económica y la dignidad política en las
aldeas. A su modo de ver, el dominio colonial había perjudicado la economía de las aldeas, sometiéndolas a la explotación de los habitantes de las
ciudades. La liberación del yugo colonial significaría la transmisión de poder a la aldea y su desarrollo como comunidad viable. El plan de educación
básica tenía que desarrollar la aldea de conformidad con esos principios, enseñando a los niños a llevar a cabo trabajos productivos e impartiéndoles
aptitudes y valores que les ayudasen a vivir en una comunidad cooperativa.

Este programa de desarrollo tenía sus raíces en la opinión de Gandhi acerca de la industrialización, que él veía como una amenaza para el equilibrio
mental humano. Se ha debatido mucho acerca de la verdadera opinión de Gandhi sobre la tecnología. No está claro que estuviese en contra del espíritu
de la ciencia y la tecnología modernas, o bien que lo que no aceptaba era la modernidad de tipo occidental limitada al modo como se han empleado la
ciencia y la tecnología para explotar a las sociedades no europeas. En la amplia serie de respuestas que contiene su obra completa, se encuentran
indicios suficientes de ambas posiciones. Quizás sea erróneo buscar una posición determinada de Gandhi a este respecto (y otros varios), porque no
era tanto un teórico de la acción como una persona dispuesta siempre a reaccionar y a comprometerse en la acción. Preparar la acción desarrollando
primero un modelo teórico no era su estilo. En el contexto de la ciencia y la industrialización, Gandhi parece haber actuado para reducir el ritmo del
desarrollo del capitalismo y la industrialización en la India. El quería que la India se desarrollase social y políticamente primero, para estar en
condiciones de poder elegir frente a las presiones tecnológicas y de mercado procedentes del Occidente industrializado y del grupo de presión capitalista
de la sociedad india.

Su programa puede verse como un orden cronológico de prioridades. En este orden, la consolidación de un sistema político viable vendría en primer
lugar, seguida por el desarrollo de los procesos productivos mediante la mecanización. Según Gandhi, un sistema político viable para la India tenía
que centrarse en las “repúblicas aldeanas” organizadas como “círculos oceánicos”. La metáfora trata de expresar el principio del poder local en
combinación con el compromiso frente a la sociedad en sentido lato. El quería que este sistema político se desarrollase antes de la modernización de
los medios de producción de modo que las masas, que vivían en las aldeas, no carecieran del poder necesario para proteger sus intereses frente a los
imperativos de la modernización. Su plan educativo encaja perfectamente con este orden de prioridades. Si era posible reducir el ritmo de la
industrialización, dando a ésta una forma acorde con un plan de progreso político y social, la educación básica podía desempeñar un papel concreto en
este proceso. Más específicamente, si una industrialización, dando a ésta una forma acorde con un plan de progreso político y social, la educación
básica podía desempeñar un papel concreto en este proceso. Más específicamente, si una industrialización con una finalidad concreta significaba
proteger el derecho de las aldeas a producir lo que pudieran sin enfrentarse a la competencia de las empresas mecanizadas a gran escala, la educación
básica podía promover la capacidad productiva de los niños de la aldea con un plan de este tipo.

El ciudadano ideal de la utopía gandhiana era una persona industriosa, digna y generosa que vivía en una pequeña comunidad. Esta es la imagen en
que se basa su plan educativo. Esta imagen del hombre y el sistema de producción que la sustenta nos recuerda al filósofo estadounidense John Dewey
(1859-1952), y es útil señalar las similitudes entre las visiones de la educación de estos dos contemporáneos. Dewey creció en unos Estados Unidos
cuyas fronteras estaban aún en formación. La pequeña comunidad de hombres y mujeres hábiles y trabajadores, cuyas personalidades individuales eran
relevantes para la comunidad, parecía la unidad ideal de un orden democrático en la juventud de Dewey. La economía capitalista, en fase de crecimiento,
aún no había revelado la naturaleza de la política y la cultura que iba a imponer. En su famosa obra Democracia y educación (publicada en 1916),
Dewey ubicaba su modelo de la enseñanza basado en el trabajo en una pequeña comunidad ideal de individuos responsables. La vinculación del trabajo
productivo con la educación era la esencia del modelo gandhiano también, y su emplazamiento en la república idealizada de su aldea utópica no difería
mucho del proyecto de Dewey. Pero, mientras que este último había diseñado su comunidad democrática en una fase ya un poco tardía de la marcha
de su país por los caminos del capitalismo, Gandhi definió su comunidad aldeana ideal en un momento en que, a su juicio, aún se estaba a tiempo de
escoger. Además, los planes de Dewey no dependían tanto de los procesos tradicionales de producción artesanal como los de Gandhi. No obstante,
ambos eran producto de la ética del desarrollo del capitalismo primitivo. En retrospectiva, la propuesta educativa de Dewey parece un llamamiento
para que se les reservara un espacio especial a los niños, en medio de un progreso capitalista agresivo y deshumanizador. La propuesta de Gandhi, en
cambio, suena como una exhortación a demorar el crecimiento del capitalismo, para ganar tiempo con objeto de fortalecer la capacidad de hombres y
mujeres de vivir con las máquinas.

Si llevamos más allá esta comparación entre Gandhi y Dewey, descubriremos otra similitud entre los dos educadores: ambos propugnaron una
pedagogía exclusivamente laica. Esto sorprende algo, desde luego, en el caso de Gandhi, ya que en cada esfera de acción, excepto en la educativa,
Gandhi actuó como un hombre de profundos sentimientos religiosos. También en el contexto de la educación parecía reacio a comprometerse con un
sistema puramente laico, pero no es menos cierto que su plan de educación básica no prevé la enseñanza de la religión. Gandhi explicó esta cuestión
con cierto detalle en junio de 1938, con motivo de la visita de una delegación de educadores que querían saber cuál era precisamente su posición acerca
de este asunto. Esta fue su respuesta: “Hemos dejado la enseñanza de la religión fuera del plan educativo Wardha porque tememos que las religiones,
tal como hoy se enseñan y practican, nos lleven al conflicto más que a la unidad. Pero yo sostengo, por otra parte, que las verdades comunes a todas
las religiones pueden y deben enseñarse a todos los niños. Estas verdades no pueden enseñarse con palabras o libros, ya que los niños sólo podrán
aprenderlas a través del ejemplo cotidiano del maestro. Sólo si el maestro vive de acuerdo con los principios de la verdad y la justicia, podrán los niños
aprender que la verdad y la justicia son la base de todas las religiones.”
Evidentemente, Gandhi resolvió el conflicto que existía en su mente entre la función religiosa de la educación en la que creía y el programa laico de la
educación básica, realzando la imagen moral del maestro. Al afirmar que, practicándolas, el maestro puede transmitir las verdades básicas de todas las
religiones (que, a su juicio, eran similares), Gandhi proponía ciertamente una exigencia extraordinaria. El que le preocupase la imposibilidad práctica
de cumplir esta exigencia es una cuestión secundaria. Muy probablemente no le preocupaba, porque estaba acostumbrado a pasar por alto las
limitaciones físicas, intelectuales o morales del hombre ordinario. Y es cierto que este gran pedagogo dedicado a la política hizo que muchas personas
ordinarias hicieran cosas extraordinarias. Lo que hemos de retener es que, al exigir un ejemplo cotidiano de corrección moral en el maestro, Gandhi
optó por una función religiosa, y no puramente profesional, del maestro. Para ello recurrió a una figura tradicional de la India, el gurú que vive en su
ashram ideal, el maestro había de dar el ejemplo de una vida digna de ese nombre, y desde este alto pedestal de su irreprochable existencia podía exigir
cualquier sacrificio a sus alumnos. Esta imagen casi mítica parece haber desempeñado una importante función retórica en el llamamiento de Gandhi
en favor de una reforma de la educación con arreglo a los principios de su propuesta de una educación básica. Se trataba de insertar un concepto
moderno de la educación y la pedagogía en el ámbito de la tradición india.

Oposición

Sin embargo, esta modesta estrategia no podía proteger a la educación básica contra el ataque, la indiferencia y la insidiosa crítica de que fue víctima
desde un principio. La hostilidad con que tropezó la propuesta de Gandhi es inseparable de las batallas políticas que caracterizaron el último decenio
de la lucha por la independencia de la India. Estas críticas pasaron por alto el carácter laico del plan de Gandhi, prestando en cambio una atención
exagerada a un plan distinto que apareció al mismo tiempo que el de Gandhi y que presentaba algunas facetas análogas. Este otro plan fue puesto en
práctica por Ravi Shankar Shukla en las provincias centrales bajo el nombre de Vidya Mandir, que significa literalmente “templo del conocimiento”.
Las escuelas rurales que Shukla quería establecer eran comparables a las que preveía Gandhi, pero el nombre de este plan, y aún más la conocida
ausencia de elementos liberales y laicos en la personalidad de su autor, hizo que recibiera diversos ataques y, por un efecto de metonimia, la propuesta
de Gandhi fue objeto de los mismos. Los ataques encontraron un público lo suficientemente amplio como para incluir en él a los miembros del comité
designado por la Junta Consultiva Central de Educación, que tenían el cometido de examinar la educación básica en el contexto de la política nacional.

Otra perspectiva del proyecto de Gandhi que suscitó sospechas y críticas fue la relativa a la planificación del desarrollo industrial de la India. La
propuesta de la educación básica coincidió con el establecimiento del Comité Nacional de Planificación (NPC) por el Partido del Congreso. La finalidad
específica de este comité consistía en preparar un plan de industrialización de la India con objeto de “regenerar económicamente” el país después de
la independencia. Su presidente, Jawaharlal Nehru, creía desde hacía mucho tiempo que sólo una industrialización en gran escala podría resolver los
problemas de la India, como la pobreza y el desempleo. Pero, aparte de las convicciones de Nehru, los informes del NPC sobre los diferentes sectores
de desarrollo reflejaban la visión de una clase poderosa y en crecimiento como la de los industriales, aliados con políticos y varios intelectuales
especializados en disciplinas diferentes como son la ciencia y la tecnología.

La economía planificada y el desarrollo rápido de grandes complejos industriales preconizados en los informes del NPC mal podían recibir la
aprobación de Gandhi. Las noticias que le llegaban de reuniones y trabajos del NPC le llenaban de insatisfacción, y así lo hizo saber. El conflicto entre
la posición de Gandhi y la del NPC no se limitó al papel y la proporción de las grandes industrias en la economía nacional, sino que comprendía la
filosofía misma del desarrollo industrial. Aparte de la prosperidad material de la India, los informes del NCP aducían la seguridad del país como razón
principal del desarrollo de la industria pesada. La militarización y el desarrollo debían proceder paralelamente, como en el Occidente. Esta asociación
no podía complacer a Gandhi.

El Subcomité del NPC sobre Educación General y Técnica no reconoció este conflicto, quizás porque no estimaba necesario hablar de cuestiones
conceptuales más amplias en el contexto de la educación. Pero el informe del Subcomité mostraba una gran renuencia a recomendar el abandono del
sistema existente a favor del recomendado por Gandhi. Se argumentó que desde 1938 se había registrado un aumento repentino de la eficacia de las
escuelas primarias, con los gobiernos del Partido del Congreso (los datos dados en apoyo de esta afirmación se limitaban a Bombay). “Sería erróneo
pues”, decía el informe, “dar prioridad a la educación básica en detrimento del proceso en curso. La introducción de la educación básica debía efectuarse
insertándola en el sistema de educación elemental que pueda implantarse.” El Subcomité detectó graves problemas en el plan Wardha de educación
básica. El principal problema consistía en la importancia atribuida a la enseñanza de técnicas productivas. El Subcomité se opuso diciendo que “una
excesiva prioridad a la enseñanza de oficios a esta edad es dañina para la mente, y la enseñanza de materias generales mediante un método único tan
limitado hace que el conocimiento de la materia sea superficial y defectuoso.”

La otra objeción principal guardaba relación con la primera. Para el Subcomité era inaceptable la idea de que la producción del trabajo infantil en la
escuela debía sustentar a ésta financieramente. Según el informe “este sistema llevaría necesariamente a la explotación de la mano de obra infantil en
las escuelas.”

Se trataba de argumentos bien conocidos, y que eran acordes con la perspectiva general adoptada por el NPC. Un programa amplio y liberal de
educación elemental y una expansión de los servicios para la enseñanza técnica eran los principales elementos del plan recomendado. La
responsabilidad financiera de la educación primaria obligatoria correría a cargo del Estado. Esta era, evidentemente, la idea básica del pensamiento
modernista, en comparación con el cual las ideas de Gandhi parecían anticuadas y conservadoras. En contraste con la utopía gandhiana de repúblicas
aldeanas que gozasen de considerable autonomía pero ofreciesen sólo un modesto nivel de vida dependiente de procesos rudimentarios de producción,
la utopía modernista presentaba un Estado fuerte y centralizado, encargado de construir una infraestructura industrial para garantizar un alto nivel de
vida para todos. Un programa de estudios liberal sostenido por el Estado en la parte correspondiente a la enseñanza elemental formaba parte de esta
visión modernista. Nehru indicó los factores pedagógicos positivos de este sistema en una de sus escasas reflexiones sobre la educación que figuran al
final de un capítulo titulado “El congreso y la industria” en su obra The discovery of India [El descubrimiento de la India]: “Es un hecho sobradamente
conocido que la educación del niño ha de estar íntimamente vinculada con el aprendizaje de algún oficio o actividad manual. Ello estimula la mente y
permite coordinar la actividad manual y la actividad intelectual. De igual modo una máquina estimula la mente del adolescente. La mecanización estará
presente durante todo su proceso de crecimiento (evidentemente en condiciones adecuadas, y no como un trabajador explotado e infeliz en la fábrica)
y se le abrirán nuevos horizontes. Experimentos científicos simples, observaciones en el microscopio y una explicación de los fenómenos ordinarios
de la naturaleza aportarán un nuevo interés a su instrucción, una comprensión de algunos de los procesos de la vida y un deseo de experimentar y
descubrir, en vez de basarse en frases hechas y viejas fórmulas. La confianza en sí mismo y el espíritu de cooperación aumentarán y las frustraciones
derivadas de las miasmas del pasado se irán desvaneciendo. Una civilización de este tipo representa un cambio radical, un abandono de moldes antiguos,
y está íntimamente relacionada con la industrialización moderna.”

No cabe duda que, al escribir estas líneas, Nehru entablaba un diálogo con el plan de “educación básica” de Gandhi. Nehru empieza por aceptar la
hipótesis pedagógica principal en que se basa la educación básica, a saber, que un oficio o actividad manual estimula la mente del niño. A continuación,
siguiendo la analogía entre el oficio y la máquina, se enfrasca en un argumento que pone en tela de juicio la hipótesis económica central de la educación
básica, sin referirse a ella concretamente. El diálogo iniciado con la propuesta de Gandhi se transforma al cabo de dos frases en una declaración acerca
del valor pedagógico de los experimentos científicos y de la relación entre esos experimentos y la civilización industrial. Nehru tenía razón, desde
luego, al señalar esta relación, y también al recalcar el importantísimo papel que podía desempeñar la pedagogía experimental de las ciencias en el
proceso de revitalización de la educación en la India. El compartía la esperanza de esta revitalización con muchos intelectuales indios que eran
partidarios de una modernización rápida y para los cuales el plan de educación de Gandhi era inaceptable. Uno de ellos era el conocido novelista Mulk
Raj Anand, que en su libro On education, publicado en la época de la independencia, escribiía: “El sueño de perfeccionar las mentes de los pequeños
sobre la base del khadi y de la no violencia, de modo que unos cuantos deficientes vegeten en sus comunidades autosuficientes, no es sólo imposible
en la India, donde cada aldea está inundada ya de artículos de bajo precio producidos mecánicamente por capitalistas extranjeros e indígenas, sino que
además fomentaría probablemente las cualidades precisamente contrarias a las que el Mahatma trata de crear en el indio medio.”

Es evidente que, para los modernistas, el plan de Gandhi llevaba a la India a la regresión. Además, ellos creían que la modernización de la educación
de los niños (simbolizada en el suministro de microscopios a las escuelas elementales) podría conseguirse en un futuro previsible con la ayuda de los
recursos financieros disponibles.

La puesta en práctica

No todas las reacciones al plan de educación de Gandhi fueron hostiles. Muchos educadores eminentes acogieron favorablemente la propuesta de la
educación básica y prepararon amplios planes para aplicarla. Como era de esperar, las interpretaciones de la idea de Gandhi difirieron mucho entre sí.
En un extremo estaban los educadores y dirigentes que entendían el plan en el contexto del pensamiento progresista de la educación, asociado con
pensadores tales como Pestalozzi y Dewey. En el otro figuraban los que consideraban el pensamiento de Gandhi al pie de la letra y para los cuales la
educación básica era una carta inamovible, una cuestión de ortodoxia. Subsiste el hecho de que, a pesar de esta variedad de interpretaciones que
acogieron la propuesta de Gandhi, y pese también a los problemas administrativos y financieros que es de suponer, el esquema de la educación básica
se llevó a la práctica en una escala considerable, después de la independencia, en varias regiones de la India. De ordinario se considera que el plan fue
un fracaso absoluto, conclusión que no parece muy justificada si la examinamos a la luz de las circunstancias históricas. Pero ésa es otra historia. Lo
único que nos interesa retener aquí es que la ejecución del plan de Gandhi no pudo sobrevivir al “decenio del desarrollo” de los años sesenta, cuando
la economía y la política de la India entraron en una nueva fase caracterizada por la penetración en la agricultura india de las economías avanzadas del
Occidente y la centralización del poder.

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