Sunteți pe pagina 1din 12

2.3.

-TIPOS
2.3.1. DISFUNCIONES SEXUALES MASCULINAS
2.3.1.1 DISFUNCIÓN ERÉCTIL
Se caracteriza por la dificultad o imposibilidad de alcanzar o mantener una erección del
pene lo bastante firme como para poder llevar a cabo una penetración y realizar el coito
Afecta a un 7% de los hombres, aumentando esta cifra con la edad. Un 80-90% de las
disfunciones se deben a problemas psicológicos, en especial los problemas de impotencia
secundaria (que no ocurren desde siempre) y situacional (la disfunción se produce
dependiendo de la situación).
En general son un conjunto de problemas producidos o mantenidos por ciertos niveles de
ansiedad en personas que se muestran excesivamente preocupadas por su buen
funcionamiento sexual.
Hay que tener en cuenta que el problema de la disfunción eréctil tiene que ver con un
inadecuado bombeo de sangre al pene o una retención de dicha sangre para que se
mantenga la erección.

Causas biológicas importantes

 Causas vasculares (arteriosclerosis, tabaco, Hipertensión arterial, hiperlipemia, diabetes,


enfermedad de peyronie, fracturas pélvicas, traumatismos perineales, fractura de los
cuerpos cavernosos, trasplante renal heterotópico, síndrome de Leriche, bypass
aortoiliaco o aortofemoral, secuelas de la radioterapia, secuelas del priapismo)
 Causas neurológicas
o Sistema Nervioso Central ( accidente cerebrovascular, síndrome de apnea del sueño,
enfermedad de Alzheimer y de Parkinson, tumor cerebral)
o Medula espinal (traumatismos, hernia discal, esclerosis múltiple, infarto medular,
enfermedades degenerativas)
o Nervios periféricos (neuropatía diabética, neuropatía alcohólica)
 Causas hormonales
o Exceso de estrógenos
o Hiperprolactilemias
o Hipogonadismos
o Disfunciones tiroideas
o Disfunciones suprarrenales
o Hiponutriciones severas

Causas Psicológicas

 Pensamientos sobre la ejecución correcta del coito: "tengo que conseguir una buena
erección", "ha de fijarse en mi capacidad sexual", "he de dejar una buena impresión", "si
pierdo la erección pensará que soy poco hombre", "si no tengo erección pensará que ella
no me atrae lo suficiente", "me dejará en cuanto vea que tengo un problema sexual"
 Pensamientos sobre el propio cuerpo que hagan "desconectar" de la relación: "pensará
que tengo el pene pequeño","va a darse cuenta de que tengo un cuerpo feo", "me va a ver
mi enorme barriga", "esta postura es poco sexual".
 La ansiedad derivad de pensamientos como los enumerados anteriormente.
 Concentrarse en conseguir que la pareja se excite y no prestar atención a las sensaciones
que está experimentando en su cuerpo.
 Autoobservación durante la relación sexual
 Exceso de preocupación respecto a su compañera
 Preocupación exagerada por una "ejecución sexual perfecta"
 Estas cuestiones que hemos visto hasta ahora es fácil que dejen un "mal sabor de boca" y
que condicione los próximos encuentros eróticos, pudiendo en ocasiones abocar en una
falta de deseo sexual
 Padecer un Trastornos de la personalidad que configuren cierta forma de vivenciar las
relaciones sexuales. Por ejemplo un hombre con una personalidad obsesiva-
compulsivo puede temer perder el control dentro de una relación sexual y vigilar sus
cambios corporales, de tal forma que deja de prestar atención al contacto sexual perdiendo
toda las sensaciones físicas y emocionales agradables del encuentro, perdiendo así la
erección. Del mismo modo un hombre narcisista con grandes deseos de gustar al otro,
puede estar tan pendiente de su actuación sexual, que por ese motivo pierda el interés por
la relación y deje de estar excitada y pierda la erección.
 Problemas en la relación de pareja

2.3.1.2. EYACULACIÓN PRECOZ


El hombre eyacula con excesiva rapidez durante la interacción sexual, bien antes de
iniciar el coito, o bien nada más introducir el pene en la vagina.

Es fácil presentar problemas de eyaculación precoz junto a problemas de erección. Puede


ser el caso de un hombre que padezca eyaculación precoz intente técnicas que distraen
para no tener urgencia eyaculatoria. De esta forma dejaría de percibir los estímulos de
naturaleza erótica y se produciría la pérdida de erección. Las siguientes ocasiones en las
que el hombre quisiera tener relaciones sexuales puede ser que la ansiedad anticipatoria
(antes de la relación) no le permitiese tener una erección. Y en el caso de que sí la
consiguiese, la perdiese de nuevo o volviese a tuviese una eyaculación rápida. Perdiendo
así la sensación de cualquier tipo de control sobre la situación.

CAUSAS BIOLÓGICAS DE LOS PROBLEMAS DE EYACULACIÓN

 Simpatectomía que lesiona bilateralmente el ganglio lumbar


 Cirugía aórtica
 Lesiones nerviosas periféricas
 Tuberculosis prostática
 Lesiones del esfínter vesical interno
 Algunos tratamientos hipotensores
 Algunos tratamientos neurolépticos
 Drogas antiadrenérgicas
 Neuropatía vegetativa.

CAUSAS PSICOLÓGICAS

 Al igual que en el caso de la disfunción eréctil, el hombre puede pensar sobre su buena
ejecución en el terreno sexual con la mujer, y de esta forma el hombre teme no satisfacer
a su compañera por tener una eyaculación demasiado rápida: "no me va a dar tiempo ni a
penetrarla", "se quedará insatisfecha", "no cumpliré como hombre", "a ella no le va a dar
tiempo a tener un orgasmo", "¡qué va a pensar de mi!". Todos estos pensamientos harán
que la ansiedad del hombre sea alta y, se desate el reflejo eyaculatorio activado por el
Sistema Nervioso Simpático (el mismo responsable de la pérdida de erección).
 No percibir las sensaciones que preceden al orgasmo, las sensaciones pre-
eyaculatorias. La ansiedad puede ser la responsable de que tan solo perciba el nivel de
excitación de la fase final, cuando ya no puede hacer nada por evitar la eyaculación
 En otros casos puede que situaciones de estrés o ansiedad en las primeras relaciones
sexuales hayan facilitado la aparición de eyaculación precoz, asociándose posteriormente
eyaculación precoz e interacción sexual. Una vez que se ha aprendido un reflejo
eyaculatorio rápido, es difícil conseguir tener un control sobre la eyaculación. Una vez
dado el problema es difícil que se vaya por sí mismo.
 Existe una correlación entre eyaculación precoz y fobia social, así como eyaculación
precoz y personalidad evitativa. Ambas personas manifiestan problemas a la hora de
relacionarse con el otro y la ansiedad siempre está presente en dichas interacicones.
 Problemas en la relación de pareja

2.3.1.3. EYACULACIÓN RETARDADA E INHIBICIÓN DE LA EYACULACIÓN


Se trata de una eyaculación excesivamente lenta o una ausencia de ella. Es una disfunción
sexual poco frecuente.
La eyaculación retardada se refiere a la dificultad para eyacular en una relación sexual,
que exige una estimulación o una duración del coito más prolongado de lo habitual.
En el caso de la Inhibición de la eyaculación, consiste en la incapacidad para eyacular
dentro de la vagina.
En ambos casos la ansiedad durante la relación sexual puede hacer que el hombre sea
incapaz de abandonarse a disfrutar la relación, que sea incapaz de "desconectar" a causa
de pensamientos sobre su actuación. Puede ser el caso de un hombre que en un momento
determinado le cueste eyacular simplemente porque existen unos ruidos en la habitación
de al lado que no le dejan disfrutar. En estas condiciones le costará más de lo normal
eyacular. A partir de esta situación el hombre puede pensar: "ella se habrá cansado",
"habrá pensado que no me gustaba lo suficiente", "he hecho el ridículo quedándome a
medias", "ella se ha tenido que quedar también a medias". En la próxima relación sexual
es fácil que el hombre piense: "espero que hoy no me ocurra lo del otro día", "tengo que
estar concentrado", "si tardo en eyacular ella se va a cansar de mi". La ansiedad en este
caso va a propiciar que el hombre no preste atención a las señales eróticas que está
viviendo y (si consigue mantener la erección), no pueda eyacular.
Hombres muy controladores de sus emociones como una persona obsesiva-compulsiva,
con poca facilidad para expresar libre y cómodamente su sexualidad, tendentes a la
rigidez en su forma de pensar, pueden tener este tipo de problemas.

2.3.2 DISFUNCIONES SEXUALES FEMENINAS


2.3.2.1. TRASTORNO DEL DOLOR GENITOPELVICO DURANTE LA
PENETRACIÓN O VAGINISMO
El trastorno del dolor genito-pélvico/penetración comprende los cuadros de Vaginismo y
Dispareunia. Diagnosticaríamos con este trastorno a aquella persona que al menos durante
seis meses ha presentado un dolor intenso vulvo vaginal o pélvico, cuando se produce el
intento de penetración o durante la relación sexual, existiendo o no tensión o contracción
marcada de los músculos del suelo pélvico.

Es importante señalar que debemos descartar con este diagnóstico a aquellas personas
que, manifestando estos síntomas, estén afectadas por cualquier otro tipo de problema
donde su causa pueda ser consecuencia de alguna situación anterior vivida como pudiera
ser violación, víctima de violencia de género, abuso, cualquier tipo de trauma sexual, etc.
Así mismo, también se puede deber a algún tipo de causa médica, hecho que se puede
descartar tras una exploración y las pruebas pertinentes.

Además, se debe tener en cuenta el momento en que este trastorno ha surgido, es decir,
desde la primera relación sexual o, por el contrario, en el transcurso de su vida sexual.

Como consecuencia de lo expuesto, la persona afectada por este trastorno, por norma
general, evita la realización del acto sexual pues las dificultades que se presentan en el
mismo son tales que evita cualquier ocasión que pueda conducir a la realización del coito.
Además, en muchos casos, presenta también problemas a la hora de relacionarse o
conocer nuevas personas por miedo a que pueda presentarse ese momento.

Ante la solicitud de tratamiento psicológico para cualquier disfunción sexual es


importante hacer un diagnóstico diferencial sobre si la causa es orgánica, psicógena o
ambas conjuntamente.

¿Cómo es el tratamiento psicológico?

La terapia cognitivo conductual es el tratamiento que mejores resultados arroja y que se


presenta como más eficaz para ayudar a la persona a modificar ciertos pensamientos o
creencias que puedan explicar el por qué de su trastorno. Es un tratamiento muy activo en
el cual el paciente debe participar realizando los ejercicios que el terapeuta le manda.

No siempre la demanda del paciente es atendida en un primer momento si se considera


que existen problemas subyacentes a éste que exijan como prioritario iniciar el
tratamiento en ellos, para poder posteriormente superar la disfuncióon sexual.

Aspectos como la educación sexual del paciente, sus experiencias, su grado de


satisfacción, el inicio del problema, su estado actual psicológico, su personalidad etc. son
solo alguno de los factores a evaluar que se tendrán en cuenta para la realización del
tratamiento que siempre deberá tener carácter individual.

Por ello, y dependiendo de cada caso el tratamiento puede ir enfocado al trabajo de los
mitos o ideas erróneas que la persona tenga sobre la sexualidad, la masturbación, e incluso
sobre sus genitales. Además es frecuente emplear técnicas de relajación que ayuden a la
persona a la exposición sexual sin que ello suponga una situación de tensión.

Por otro lado, puede ser necesario la realización de determinados ejercicios que permitan
la contracción y relajación de los músculos de piso pélvico e incluso el uso de dilatadores
vaginales.

2.3.2.2. TRASTORNO DEL INTERES Y LA EXCITACIÓN


La reciente unificación de dos disfunciones sexuales femeninas –deseo sexual
hipoactivo (DSH) y trastorno de excitabilidad (TE)- en una sola entidad: trastorno del
interés/excitación sexual femenino (TIE) ha generado polémica, incluso en los grupos de
trabajo que han participado en la elaboración de los nuevos criterios diagnósticos de la
DSM-V. El TIE se presenta ahora como un trastorno que engloba dos formas clínicas que
hasta 2013 se consideraban como distintas y con entidad propia, aunque muy relacionadas
entre sí, y se define por la ausencia completa o reducción significativa del interés sexual
o la excitación sexual.
El trastorno del interés/excitación es una afección frecuente y compleja padecida
por mujeres de todas las edades y culturas, que puede darse como consecuencia de uno o
varios factores (biológicos, sociales, psicológicos, ambientales y hormonales). Puede
acompañarse de otros procesos, como trastornos del estado de ánimo, ansiedad, ataques
de pánico, fobias o trastorno bipolar. Por ello es tan importante ser atendido por
un profesional que atienda el problema desde una perspectiva integral. También es
importante considerar que algunos recuerdos inconfesados o secretos pueden ocasionar
inhibición del disfrute sexual, así como los asuntos o preocupaciones extramaritales.
La afección puede ser de por vida o adquirida, y su gravedad oscila de leve a moderada o
grave. Asimismo, el trastorno puede ser situacional -que ocurre sólo en algunas
circunstancias y no en otras- o generalizado -sin limitaciones aparentes-.

Aunque los estudios de prevalencia arrojan cifras dispares entre sí, se considera que la
proporción de mujeres afectadas en mayor o menor gravedad por un cuadro de TIE oscila
entre el 20 y el 40%, y es más alta en mujeres menopáusicas y en mujeres jóvenes con
menopausia quirúrgica, en las que la prevalencia puede duplicarse.
El TIE se asocia a insatisfacción con la vida sexual, insatisfacción con la relación de
pareja, a una menor iniciativa de sexo por ella, al menor inicio de sexo por su pareja,
menor coito y orgasmo, menor masturbación que en la mujer no afectada por este
trastorno, más emociones negativas y peores relaciones íntimas.

Criterios diagnósticos del Trastorno del interés/excitación sexual femenino

Según la DSM-V, el TIE se diagnostica si tres o más de los siguientes síntomas se


manifiestan en la mujer:
1. Reducción o falta de interés en la actividad sexual
2. Ausencia o disminución de fantasías y pensamientos sexuales o eróticos
3. Inicio reducido o ausente de la actividad sexual y habitualmente no receptiva a los
intentos de la pareja por iniciarla
4. Excitación o placer sexual ausente o reducido durante la actividad sexual en casi todas
o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual en pareja
5. Excitación o placer sexual ausente o reducido en respuesta a cualquier invitación
sexual o erótica, interna o externa (p. ej., escrita, verbal, visual)
6. Sensaciones genitales o no genitales ausentes o reducidas durante la actividad sexual
en casi todas o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad
sexual en pareja (en situaciones y contextos concretos o, si es generalizada, en todos
los contextos).
Estos síntomas deben haber persistido durante un mínimo de seis meses, haber
ocasionado un malestar significativo en la fémina, no se explican mejor por un trastorno
mental no sexual o como consecuencia de una alteración grave de la relación (p. ej.,
violencia de género) u otros factores estresantes significativos, y no se pueden atribuir a
los efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.

2.3.2.3. TRASTORNO ORGASMICO FEMENINO


El trastorno del orgasmo se caracteriza por la falta o el retraso del clímax sexual
(orgasmo) aun cuando la estimulación sexual es suficiente y se está sexualmente excitada,
mentalmente y emocionalmente.

 Es posible que no se alcance el orgasmo si el coito termina demasiado pronto, si


no hay estimulación erótica suficiente o si se teme perder el control o dejarse ir.
 Se anima a probar la autoestimulación (masturbación), y en algunas mujeres es
útil la psicoterapia.

La cantidad y el tipo de estimulación requerida para el orgasmo varían mucho. La mayoría


de las mujeres pueden alcanzar el orgasmo con la estimulación del clítoris (que es el
equivalente del pene en los hombres), pero menos de la mitad llegan al orgasmo de forma
habitual durante el coito. Aproximadamente una de cada 10 nunca alcanza el orgasmo,
aunque no obstante muchas consideran satisfactoria su actividad sexual.

Las que tienen trastorno del orgasmo no pueden tener un orgasmo bajo ninguna
circunstancia, ni siquiera cuando se masturban o aunque estén muy excitadas. Sin
embargo, en general no se alcanza el orgasmo porque no se está suficientemente excitada,
lo cual se considera un trastorno de la excitación y no un trastorno del orgasmo. La
incapacidad para tener un orgasmo se considera un trastorno solo cuando la falta de
orgasmos angustia a la mujer. Hacer el amor sin orgasmo puede causar frustración,
provocar resentimiento y, en ocasiones, desagrado hacia todo lo relacionado con el sexo.

Causas
Algunos factores ambientales y psicológicos pueden contribuir al trastorno del orgasmo,
como:

 Relaciones sexuales que acaban siempre antes de que la mujer se excite lo


suficiente (por ejemplo, por eyacular antes de tiempo).
 Juego erótico previo insuficiente.
 En uno o ambos cónyuges, desconocimiento del funcionamiento de los órganos
genitales.
 Falta de comunicación sobre el sexo (por ejemplo, acerca de la clase de
estimulación que hace disfrutar a una persona).
 Problemas en la relación, como conflictos no resueltos y falta de confianza.
 Ansiedad por el rendimiento sexual.
 Miedo a dejarse llevar, hacerse vulnerable y no tener el control (posiblemente
como parte de un miedo a no controlar todos los aspectos de su vida o como parte
de una tendencia general a mantener las emociones bajo control).
 Experiencia física o emocional traumática, como abuso sexual.
 Trastornos psicológicos (como una depresión).

Algunos trastornos físicos también pueden contribuir al trastorno del orgasmo, como
lesiones nerviosas (debidas a diabetes, lesiones de la médula espinal o esclerosis múltiple)
y anomalías en los órganos genitales.
Algunos fármacos, especialmente los inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina (ISRS, un tipo de antidepresivo, ver Fármacos utilizados para tratar la
depresión), pueden inhibir el orgasmo de manera específica.

Criterios su Diagnóstico.-

A.-Ausencia o retraso persistente o recurrente del orgasmo tras una fase de excitación
sexual normal. Las mujeres muestran una amplia variabilidad en el tipo o intensidad de
la estimulación que desencadena el orgasmo. El diagnóstico de trastorno orgásmico
femenino debe efectuarse cuando la opinión médica considera que la capacidad
orgásmica de una mujer es inferior a la que correspondería por edad, experiencia sexual
y estimulación sexual recibida.

B. La alteración provoca malestar acusado o dificultad en las relaciones interpersonales.

C. El trastorno orgásmico no se explica mejor por la presencia de otro trastorno (excepto


otro trastorno sexual) y no es debido exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de
una sustancia (p. ej., drogas o fármacos) o a una enfermedad médica.

Tratamiento
Se puede alentar a descubrir los tipos de contacto placenteros y excitantes mediante la
autoestimulación (masturbación). Otras técnicas útiles incluyen técnicas de relajación y
ejercicios de focalización sensorial. En estos ejercicios, los miembros de la pareja se
turnan para tocarse uno a otro de forma placentera (ver Trastornos de la excitación sexual
: Tratamiento). Las parejas pueden intentar usar más estímulos o estímulos diferentes,
como un vibrador, fantasías o vídeos eróticos. Un vibrador puede ser especialmente útil
en caso de lesión nerviosa.

Puede ser conveniente recibir educación sobre la función sexual. Algunas mujeres solo
necesitan incorporar la estimulación del clítoris.

La psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia cognitiva basada en la


conciencia plena (ver Tratamiento), puede ayudar a identificar y gestionar el miedo a
perder el control, el miedo a la vulnerabilidad o los problemas de confianza en la pareja.
La psicoterapia resulta en particular útil a las mujeres que han sufrido abusos sexuales o
que tienen trastornos psicológicos, igual que la terapia cognitiva basada en la conciencia
plena. La práctica de la conciencia plena (concentrarse en lo que sucede en cada
momento) ayuda a prestar atención a las sensaciones sexuales, sin juzgar ni controlar lo
que está pasando.

Si la causa es un ISRS, es útil añadir bupropión (un tipo diferente de antidepresivo).


También puede prescribirse otro antidepresivo. Algunos indicios sugieren que si se dejó
de tener orgasmos cuando se empezó a tomar un ISRS, el sildenafilo puede ayudar a
experimentar orgasmos de nuevo

2.3.3. DISFUNCIONES SEXUALES COMUNES ENTRE LOS DOS SEXOS


2.3.3.1. TRASTORNO DEL DESEO SEXUAL HIPOACTIVO
El Trastorno del Deseo Sexual Hipoactivo (TDSH) consiste en la ausencia reiterada y
persistente de fantasías sexuales o interés para realizar algún tipo de actividad sexual. Tal
y como explica la doctora Francisca Molero, vicepresidenta de FESS (Federación
Española de Sociedades de Sexología), este tipo de alteración afecta tanto al ámbito de la
pareja como a la esfera psicológica, creando mucha angustia a la persona que la sufre. El
TDSH se define de ésta manera cuando no tiene una causa farmacológica o de tipo
orgánico que lo pueda justificar. No obstante, también hay que tener en cuenta la etapa
vital de la mujer y la relación de pareja que mantiene.

Causas del TDSH


Las causas que provocan este tipo de trastorno sexual son muy variadas. De hecho
podemos hablar de causas multifactoriales, teniendo siempre en cuenta factores
orgánicos, psicológicos y del entorno. Al definir esta alteración hablamos de aquellos
motivos que tienen que ver más con la parte orgánica, como los de tipo hormonal, y
también de los relativos a enfermedades diversas. La toma de según que fármacos también
puede incidir y hacer que disminuya el deseo sexual. Lo mismo ocurre con los problemas
de pareja y con la calidad emocional y sexual que mantenga con ésta. Por último no hay
que olvidarse de causas como el estrés, la fatiga o las preocupaciones que, evidentemente,
también tienen su influjo a nivel sexual.
Diagnóstico del trastorno del deseo sexual hipoactivo

El síntoma principal del trastorno del deseo sexual hipoactivo es falta de interés en el
sexo. Pero puesto que cada mujer es diferente, no hay un umbral oficial o prueba
diagnóstica que diga si una mujer tiene trastorno del deseo sexual hipoactivo o no. El
diagnóstico depende de cuán estresada está acerca de su bajo deseo sexual y si está
causándole problemas a ella.

Sin embargo, si una mujer expresa preocupaciones acerca de su baja libido, los médicos
usualmente tratarán de ubicar cualquier causa subyacente. Con frecuencia empezarán
buscando causas físicas relacionadas y realizando una evaluación médica completa,
incluyendo una historia médica, pruebas de despistaje y examen pélvico.

Es posible que los médicos también refieran a la mujer a un asesor o terapeuta sexual para
determinar si hay problemas emocionales o de relación que necesitan atención.

Tratamiento farmacológico
La flibanserina es el principio activo que conforma el nuevo fármaco no hormonal que se
presenta como solución al trastorno sexual del que hablamos. Los estudios pre-clínicos
que se han realizado muestran que actúa a nivel de las vías serotoninérgicas, modulando
su secreción e influyendo en las vías de la dopamina y la noradrenalina. Estos dos son los
neurotransmisores cerebrales implicados en la respuesta sexual, y su alteración o
desequilibrio puede provocar trastornos sexuales. Por tanto, una de las maneras de
afrontar esta problemática es por medio de este medicamento que actúa a nivel de los
centros cerebrales, modulando la serotonina.
Efectos adversos
La flibanserina ha mostrado pocos efectos adversos en los estudios pre-clínicos que se
han realizado. Entre un 2 y un 12% de los pacientes pueden presentar nauseas y vómitos,
somnolencia y fatiga. Sin embargo hablamos de efectos de tipo leve que desaparecen de
inmediato cuando se abandona la toma del medicamento.

2.3.3.2 TRASTORNO POR AVERSIÓN AL SEXO

También conocido bajo el diagnóstico de rechazo sexual persistente, el trastorno por


aversión al sexo es considerado como un tipo de disfunción sexual en la cual se
experimenta una aversión constante o recurrente a cualquier tipo de contacto sexual. Las
personas que la sufren manifiestan una clara aversión hacia el sexo, lo que les lleva a
evitar los contactos sexuales, sobre todo genitales, con otra persona.
Además, el trastorno por aversión al sexo difiere del resto de trastornos sexuales en que
este primero genera repulsión, altos niveles de ansiedad y estados de pánico en la persona,
la cual los experimenta ante la posibilidad de cualquier tipo de actividad sexual.
Esta sensación de rechazo puede darse tanto ante la idea de llevar a cabo conductas o
relaciones sexuales en general, como ante a prácticas sexuales concretas y específicas
como el sexo oral o la masturbación.
La incidencia del trastorno por aversión al sexo es mucho más alta en mujeres que en
hombres y suele representar entre el 3 y el 4% de los motivos de consulta en relación con
las disfunciones sexuales. Por lo que es considerado como una alteración infrecuente de
la conducta sexual.
No obstante, en aquellos casos en los que la aversión al sexo resulta ser muy grave, la
persona que lo padece puede llegar hasta el punto de no relacionarse con ninguna persona
que pueda suponer una potencial pareja sexual o romper una relación sentimental cuando
esta da paso al inicio de las relaciones sexuales.

Tipos de aversión al sexo

Existen diferentes tipos de trastorno por aversión al sexo. Si bien todas tienen en común
el sentimiento de rechazo y repugnancia hacia el sexo y las conductas de evitación activa
frente a cualquier tipo de contacto sexual, estas difieren en cuanto al momento de
aparición y al rango o nivel de afectación.

1. Aversión sexual primaria

Este primer tipo de aversión al sexo hace referencia a aquellos casos en el que la persona
ha sentido un rechazo al sexo durante toda su vida. La mayoría de estos casos están muy
asociados a víctimas de abusos sexuales durante la infancia.
2. Aversión sexual secundaria

En estos casos la persona ha llegado a vivir su sexualidad sin ningún tipo de dificultad.
Sin embargo, a raíz de alguna vivencia o situación esta desarrolla, gradual o
repentinamente, dicho trastorno de aversión. Habitualmente este rechazo al sexo aparece
en respuesta a una situación de abuso sexual o violación.

3. Aversión generalizada

En este caso la clasificación no se basa en cuándo aparece el trastorno, sino más bien al
grado de afectación que este presenta. En la aversión generalizada, la persona
experimenta conductas de repugnancia y aversión al sexo independientemente de la
pareja o personas con quien las lleve a cabo.

4. Aversión situacional

Por el contrario en la aversión situacional la persona manifiesta el rechazo al sexo con


ciertas personas específicas o con su pareja. Este trastorno suele ocasionar numerosos
conflictos y dificultades dentro de la relación de pareja de la persona afectada.

Síntomas

Tal y como se indica en puntos anteriores, la sintomatología principal que aparece en el


trastorno por aversión al sexo está relacionada con las sensaciones de repulsión y
ansiedad. Estos síntomas aparecen debido a una hiperactivación del sistema nervioso
central, el cual da lugar a una serie de cambios y alteraciones físicas como las siguientes:

 Aumento de la frecuencia cardíaca.


 Aumento de la sudoración.
 Tensión muscular.
 Crisis de angustia.
 Desvanecimientos.
 Vértigos o sensación de mareo.
 Sensación de asfixia o de falta de aire.
 Náuseas y/o vómitos.

En cuanto a los síntomas de tipo conductual, la persona puede llevar a cabo diferentes
conductas que tienen como objetivo evitar todo tipo de situaciones o personas con las que
exista un riesgo de iniciar algún tipo de contacto sexual.
Estas conductas abarcan desde el abandono de la higiene corporal o la implicación
excesiva en cualquier otro tipo de actividades que le permitan tener una excusa para no
mantener relaciones sexuales.
Diferencias entre este trastorno de aversión y la fobia al sexo

A pesar de que tanto la sintomatología física como la conductual del trastorno por
aversión al sexo sea similar a la de una fobia de tipo sexual, existen diferencias
significativas en cuanto a los síntomas cognitivos o sentimientos que la persona
experimenta en relación al sexo.
La principal característica distintiva es que mientras que en el trastorno de aversión las
emociones están relacionadas con la repulsión y el asco, en la fobia la persona
experimenta un miedo excesivo, irracional y persistente ante las conductas sexuales.
Es decir, la aversión al sexo está asociada a otro tipo de emociones distintas del miedo y
suele estar provocada por aspectos concretos de las relaciones sexuales tales como las
secreciones o la penetración o por personas concretas. Mientras que la fobia sexual
consiste en una experimentación de temor extremo hacia el sexo en general.

Causas

Aunque la principal causa del trastorno de aversión al sexo se encuentra en la


manifestación de una actitud negativa hacia este, estas actitudes pueden tener diversos
fundamentos u orígenes.
En las aversiones de tipo primario suele existir una base relacionada con una educación
sexual deficiente o excesivamente rígida y restrictiva, la cual considera al sexo como un
acto nocivo, dañino o pernicioso. En ocasiones, personas educadas en ambientes
religiosos muy estrictos pueden haber sido educadas bajo la creencia de que el sexo es
algo pecaminoso, impuro o indecente, de ahí el desarrollo de la aversión.
En cuanto a las aversiones secundarias, estas tienden a estar relacionadas con experiencias
traumáticas en relación al sexo. Vivencias de abusos sexuales, violaciones o la propia
presión que la pareja pueda ejercer para mantener algún tipo de actividad sexual son el
germen del trastorno por aversión al sexo de tipo secundario.

Tratamiento

Debido a que se trata de una afección psicológica, las intervenciones cognitivo-


conductuales, que incluyen técnicas de desensibilización sistemática, han resultado ser de
gran eficacia para el tratamiento del trastorno por aversión al sexo. No obstante, existen
otros tratamientos de corte psicodinámico que aunque requieren de más tiempo, también
pueden resultar efectivos.
Gracias a estos tratamientos, las personas que sufren de trastorno por aversión al sexo
pueden ver cómo sus síntomas disminuyen e incluso remiten por completo, ofreciéndoles
la posibilidad de llevar una vida sexual normal.

2.3.3.3. TRASTORNO SEXUAL INDUCIDO POR SUSTANCIAS

Concebida en el DSM IV, la característica esencial consiste en una alteración sexual


clínicamente significativa que provoca malestar acusado o dificultad en las relaciones
interpersonales, por el consumo terapéutico o adictivo de sustancias de acción
farmacológica, y que pueden alterar el deseo, la excitación o el orgasmo, o producir dolor
en las actividades sexuales. Se explica en su totalidad por los efectos fisiológicos directos
de alguna sustancia: drogas, fármacos o exposición a tóxicos.

Una característica asociada es que el trastorno sexual excede los cambios sexuales que
habitualmente se asocian a la intoxicación y son tan graves que requieren atención
independiente.

Trastorno sexual inducido por sustancias:

-Con alteración al deseo.

-Con alteración de la excitación.

-Con alteración al orgasmo.

-Con dolor sexual

El trastorno sexual inducido por sustancias, al igual que el trastorno sexual debido a una
enfermedad médica, no aparece como una categoría nosológica diferenciada de las
disfunciones sexuales, sino definida por su etiología. En el caso que tratamos, cada
trastorno se define por la sustancia que afecta los 4 niveles en que se presentan: deseo,
excitación, orgasmo y con dolor sexual. Es decir, no se trata de una disfunción sexual
primaria, sino secundaria al uso o abuso de sustancias. Recordemos además, que el
Trastorno sexual inducido por sustancias aparece por primera vez como una categoría
diagnóstica en Psiquiatría, en el DSM IV.

El diagnóstico de Trastorno Sexual Inducido por sustancias debe tener en cuenta


los siguientes criterios:

Criterio A) Como todos los trastornos mentales, el trastorno, en este caso sexual debe ser
clínicamente significativo y provocar malestar acusado o dificultad en las relaciones
interpersonales.

Criterio B) El trastorno sexual se explica en la totalidad por el consumo de sustancias,


pues los síntomas aparecen durante y hasta 30 días después de la intoxicación- o de
acuerdo a la duración de la vida médica del fármaco- y el consumo del medicamente está
etiológicamente relacionado con el trastorno sexual.

Criterio C) El trastorno sexual no se explica mejor por un trastorno sexual no inducido


por sustancias. El consumo terapéutico o adictivo de sustancias de acción farmacológica
altera efectivamente el deseo, la excitación o el orgasmo, o produce dolor en las
actividades sexuales. Se explica en s totalidad por los efectos fisiológicos directos de
alguna sustancia: drogas, fármacos o exposición de tóxicos.

S-ar putea să vă placă și