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*
I
TRATADO DE ESGRIMA

A PIE Y A CABALLO,

EN QUE SE ENSEÑA POR PRINCIPIOS

EL MANEJO DEL FLORETE,

EL JUEGO DE LA ESPADA

QUE SE USA. EN EL DIA,

ADORNADO CON DIEZ T SEIS LAMINAS

GRAVADAS EN COBRE.

*OR El CIUDADANO

PROFESOÍ. DE ESTE AB.TE..

BARCELONA:

IMPRENTA DE NARCISA DORCA.


Á&O DE l823.
r
i

~E1 autor suplica á quien le ocurra alguna


observacion sobre esta obra, que se sirva comu
nicársela.

Gs propiedad del auto% y- están %u-

imcados dei mismo todos ios ejemplares.

V
TEOLOGO. .

C orno la esgrima francesa está admitida en casi toda la


Europa , y estando fundada en principios ciertos , que es
menester ecsaininar y meditar, no puede aprenderse bien
ton la sola práctica ; me he determinado á publicar esta
obra, en que he recopilado de los mejores autores tanto
antiguos como modernos cuanto se enseña en las mas cé
lebres academias de francia, á fin de que los discípulos
al mismo tiempo que se egercitan tengan á la vista un pla
no donde puedan hallar lo mismo que practican, ecsami-
nar las razones en que se funda, comparar unas cosas
con otras , / reflecsionar sobre cada uno de los hábitos que
deben contraer.
He procurado dar las difiniciones mas ecsactas que
me ha sido posible; en los egemplos he usado frecuente
mente de la primera y segunda persona para hacerme mas
inteligible ; he puesto láminas para representar las actitu
des mas importantes y los principales golpes; y he sido
breve en la esgrima á caballo porque apenas tiene dificultad
para quien sabe la esgrima á pie, y porque lo demás que
necesita un ginete , después de aprendida esta , corresponde
mas bien á la equitación. Esto es lo principal que he
creído deber advertir con respeto á la materia y el método
de esta obra.
Por lo que toca al lenguage, se harán cargo mis lec
tores de que he debido ser el primero en traducir al es
pañol varios términos técnicos, y que por consiguiente no
será estraño que en este punto , mas que en otro , sea po
co feliz mi trabajo. De estos términos he dado razón en las
notas poniendo el original al lado de la traducción á fin
de que los que hayan leído esta obra no hallen dificultad
en entender cualquiera otra que se les presentare en francés.
Si los jóvenes españoles se utilizaren de este mi traba-
jo tal cual se lo ofrezco, se habrán satisfecho mis deseos.
TRATADO

BE

ESGRIMA

A PIE Y A CABALLO.

INTRODUCCIOIf.
El uso de la espada es tan antiguo que no se puede señalar la
epoca de su origen; solo se sabe que los pueblos se servian de esta
arma mucho tiempo antes de la fundacion- de las monarquías.
Han sido diferentes, para las diferentes especies de combate , las
armas que las disensiones particulares y las guerras de las naciones
han hecho introducir y usar; pero la espada, habiendo sido recono
cida por la. mas segura para el ataque y la defensa , ha sido tambien
la preferida.
Se eree haber sido los Atenienses los primeros que establecieron
reglas para el juego de punta ; cuyas reglas fueron despues perfec
cionadas por los Romanos. Esta nacion que se preciaba de no igno
rar nada de cuanto podia conducirla á la victoria , tenia en su capi
tal tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra un gran nú
mero de maestros de esgrima para la instruccion de su juventud. Un
jpven no merecia el concepto de sus conciudadanos sino en cuanto
las artes de ejercicio y de destreza le habian puesto en disposi
cion de servir á su patria siempre que el caso lo ecsigiese. Habia
llegado, á tanto en aquella capital del mundo el gusto por la esgrima,
v.

[6]
que en los frecuentes asaltos que se daban en el circo se preciaban
de distinguirse hasta las señoras , entre las cuales se veia á las ilus
tres hijas de los Lépidos , de los Metelos , de los Fabios , etc.
Pero ni los principios de esgrima de los Atenienses ni los de loa
Romanos se trasmitieron á la posteridad; de donde provino que es
te arte retrocedió á la infancia , en la que permaneció largo tiempo; y
al salir de ella esperimentó infinitas vicisitudes. Cada autor estable
cia reformas é inovaciones , que unas veces le hacian dar un paso
ácia.la perfeccion, y otras retrogradar.
En Francia no tuvo reglas hasta el reinado de Cárlos IX , en que
Enrique de Saint-Didier i gentil-hombre de la Provenza, dedicó al rey
en i ¿73 un tratado con figuras grabadas en la madera ; pero este tra
tado no fue mas que un bosquejo , en el cual todas las estocadas ve-
nian comprendidas bajo los nombres de rnain drette , renverse , fen-
dante , et imbroncade.
Despues de esto y por espacio de largo tiempo las guardias y
las estocadas no tuvieron mas que nombres arbitrarios. Pero Patér , el
mas hábil de su tiempo, les dio en i6i3 los grados y las denomina
ciones de prima , segunda , tercia , cuarta , y quinta : denominaciones
que se han conservado hasta nosotros por estar sacadas del orden que
sigue en sus movimientos un hombre que, sin haber visto jamas tirar,
tira por la primera vez.
En 1635 Ducoudrai osó el primero adelantar el pie derecho pa
ra tirar la estocada; novedad, que debió sorprender no menos que
la denominacion y el orden gradual dados por Patér á las guardias
y estocadas.
En i649 M. de Saint-Ange, decano de la compañia de los maes
tros de armas de Paris y maestro del rey , introdujo tambien nuevas
reformas y escitó la emulacion, obteniendo de Luis XIV en i65*> pa^
tentes para los maestros de Paris.
En Italia en 1660 se comenzó á practicar la estension ; pero no
estendiendo ácia adelante la pierna derecha, sino esparrancándolas
ambas hasta formar una grande horcajadura sobre la cual se doble
gaba el tirador ya á derecha, ya á izquierda. Puede verse sobre es
te particular al italiano Bolognese en su obra titulada : II vero ma-
neggio di spada.
En 1670 Ms. de la Tousche , Morin , Beneton de Lille, Chapelle y
otros hacian tirar las estocadas en una estension tan estremada y tan
penosa , que para levantarse necesitaba el tirador muchos tiempos , y
aun asi no podia levantarse sino descompuesto. Este era de todos los
abusos el mas peligroso , porque el tirador , despues de una estoca
da que se le hubiese quitado, podia ser tocado sin dificultad á causa
del tiempo que daba y de la imposibilidad en que se hallaba de le
vantarse en defensa.
En 1676 el célebre Juan Bautista Leperche , á quien se cree hijo
d« Ducoudrai , hacia poner en guardia sobre la punta del pie derecha
'y tirar la estocada levantando el talon izquierdo. Tío ensenaba Ta pris
ma ni la quinta , pues estas dos estocadas parece estubieron olvidadas
en su tiempo. Enseñaba seis estocadas , á saber, la segunda, la ter
cia, la cuarta , la cuarta sobre las armas , la cuarta de corte juera las
firmas , y la /¡anconada ; pero solos cinco quites , esto es , el de se
gunda , el de tercia , el de cuarta , el de quinta , junto con la opo
sicion de la mano izquierda : lo cual prueba que los antiguos se de
dicaban mas á hacer tirar que á liacer quitar ; método , que la espe-
riencia ha destruido convenciéndonos finalmente de la necesidad de sa^
ber mas bien defendernos que atacar.
La esgrima fue , aun despues , el objeto de las meditaciones de
muchos otros autores franceses y de otras naciones. Pero el tratado de
M. Danet , titulado L' art des armes y publicado en 1766 , es sin con
tradiccion el mejor que hasta ahora ha salido á luz. Posteriormente ha
habido tambien otros que han escrito sobre este asunto: el último es
M. Chatelain que en 1817 publicó un tratado titulado: Traite des-
crirne.
UTILIDADES DE LA ESGRIMA.
Ija esgrima es Tm ejercicio noble que nos pone en disposicion de
ser útiles á nuestra patria en la guerra y á nosotros mismos en to
do tiempo , haciéndonos adquirir , por medio de principios ciertos y
demostrados físicamente con una esactitud consagrada por la esperien-
eia , la agilidad y destreza necesarias para librarnos de los golpes que
podrian herirnos ó matarnos , y responder á ellos con ventaja. Con
esto nos inspira serenidad frente del enemigo , pues la certidumbre
de nuestra destreza hace nacer en nuestro corazon una confianza que
el valor por si solo no podria producir. La intrepidez no basta con-»
tra la intrepidez , porque no el desprecio del. peligro r sino la destreza
en el ejercicio de las armas es la que hace triunfar..
Todas las artes de ejercicio tienen cada una sn utilidad' señalada
y concurren á formar la educacion. La equitacion , por egemplo , este
arte xitil í todos, aunque mas particularmente á los militares , conser
va la salud y hace una parte integrante de la instruccion de los jóve
nes destinados á ceñir la espada. La danza tiene el' particular mérito
de disponer el cuerpo á una hermosa configuracion, de reglar sus mo
vimientos , de hacerlos agradables , y de enseñar á presentarse y á
saludar con gracia. <
Pero ninguna hay" entre las mismas artes , de la cual pueda sa<
earse mas fruto que de la esgrima. Sola ella contribuye seguramente
mas á formar la complecsion , el temperamento , y aun la educación de.
un joven , que juntas todas las demas que se le puedan hacer ejerci
tar. En efecto ,. la esgrima no solo desenvuelve en muy poco tiempo
Jas fuerzas y la agilidad de un joven , le afirma sobre sus piernas, da
vigor á sus acciones , dignidad á su porte , y soltura, ecsactitnd y gra
cia, á todos sus movimientos ; sino que reprime ademas su temeridad,,
modera su carácter y anima su confianza ; le enseña á vencerse á sí
mismo para vencer á, los otros ; en fin le hace , al par que valiente,
cortés, atento y circunspecto. '
A mas de estas ventajas produce todavia otra que es la mas pre
ciosa de todas, á saber, la conservacion de la salud. Muy raras ve-
cos se vé alterada esta en quien practica la esgrima con moderacion y
proporcionadamente á sus fuerzas.
" • * Tan importantes efectos como produce la esgrima deberian .aficicH
nar á este arte á todo el mundo ; pero son varias las causas que lo
estorban.
En primer lugar -, el gusto de los placeres arrastra de tal modo
á la juventud, que la vemos desdeñarse de adquirir la habilidad en un
ejercicio que hacia en otro tiempo las delicias de los hombres mas dis
tinguidos. En Francia se vé aun á hombres de 5o y de 6o años re
petir , de tiempo en tiempo y por espacio de meses enteros, el ejer
cicio de la esgrima con preferencia á cualquier otro.
En segundo lugar, hay contra la esgrima una prevencion que, aun
que absolutamente infundada, es por desgracia demasiado general. Hay-
hombres que dudan sea necesario el arte de defenderse y de vencer.
Hinchados con la vana opinion de si mismos , llegan al estremo de
sostener qne los que aprenden á tirar no son valientes pues que no
se fundan sino en su orgullosa habilidad; qu« la ciencia de la esgri
ma no da el valor; que, bien mirada la cosa, puede uno ser hombre de es
piritu sin haber aprendido á tirar ; que este es el motivo porque es va
rio é inconstante el écsito de las armas;, y que hombres particulares,
que jamas habian tocado florete , han vencido á tiradores diestros. En
estas vulgares opiniones hay sin duda verdades ; ¿ pero son estas bien
entendidas ? y sobre todo ¿ deben entenderse con tanta generalidad co
mo se hace comunmente ?
Todo el mundo sabe que la ciencia no da el valor cuando este
no se halla ya en nosotros ; pero á lo menos nos da agilidad y des
treza , y estas sostienen , realzan é inflaman la intrepidez natural. Aun
cuando el ejercicio de las armas no fuese tan útil como es para la de
fensa de la vida ; cuando no hiciese mas que desenvolver los miem
bros, formar la constitucion física de un joven , fortalecer su tempera
mento , suavizar su carácter , y templar la impetuosidad de la juven
tud ; cuando por fin no sirviese mas que para mantener la agilidad, la
viveza , la fuerza , la salud , y retardar la vejez; ¿ no prestaria ya
servicios bastante importantes para no ser despreciado de los que
quieran perfeccionar su educacion ? Nadie conoce sus fuerzas antes de
haberlas ejercitado , ni puede conocer lo que vale sino cuando ha he-,
chó prueba de su valor. ^
La firmeza de miembros y la agilidad que solo son efecto de un
ejercicio destituido de reglas y de principios , sirven de poca cosa, aun
cuando vayan acompañadas del valor. El hombre que no posee mas
cualidades que estas , ignora que es lo que debe hacer ó evitar en eí
UY .
ataque y la defensa para dar estocadas al enemigo y eludir las suyas;
se arroja temerariamente y sin orden; se abandona al acaso y se fati
ga sin necesidad ; se fia en su vigor que bien pronto le vitne á ser
funesto ; tira con demasiada frecuencia ó tira en vano , de cuyos dos
casos en el primero lejos de economizar sus fuerzas las agota sin pro
vecho , y en el segundo lejos de tomar medidas prudentes lo arriesga
todo confiando su vida á su fiera ignorancia.
Es verdad que hombres muy diestros han sido vencidos por otros
de ninguna habilidad ; pero esto no ha sucedido sino porque los pri
meros se han dejado poseer unas veces del miedo ó de la cólera , y
otras de la vanidad , la arrogancia y la presuncion , vicios lodos que
inutilizan la mayor habilidad. No son entonces las armas las que de
ben acusarse de ser varias, sino los hombres : pues es cierto que quien
une al valor la prudencia , el saber , la esperiencia y la destreza, cien
veces saldrá airoso del peligro ; cuando el valiente imperito solo saldrá
de él una que otra vez por uno de aquellos acasos producidos por
causas secundarias á que no se hace atencion.
La última objecion que se hace á la esgrima es de que hace ren-
«illeros y espadachines á los qne se dedican á ella ; pero esta es una
imputacion desmentida por la esperiencia. Ya hemos dicho arriba que
este arte reprimia por el contrario la temeridad y moderaba un ca-
xacter impetuoso .• y en efecto , á nadie se vé mas ageno de penden
cias que á quien conoce á fondo las armas , ya porque su conocimien
to mismo le hace ver los peligros que no ve un atolondrado ignoran
te , ya tambien porque imbuido de la nobleza del arte y del verdade
ro objeto de las armas se desdeña de sacar la espada por fruslerias
indignas de un hombre de valor.
MDEI.A ESGRIMA EN GENERAL,
anifestadas las utilidades de la esgrima , pasemos á definirla , an
ticipando una ligera idea de los principales movimientos que en ella se ha
cen , á fin de hacer mas clara su definicion.
Ya hemos dicho que la esgrima nos dispone para repeler los gol
pes del enemigo y darle á el otros con ventaja : solo falta añadir que
aqui se trata unicamente de golpes dados con la punta , sea de espa
da , de florete , ó tambien de espada-sable. Estos golpes de punta se
llaman estocadas , y se da el nombre de quites á los diferentes modos
, de repelerlas.
El tirador se pone en la posicion mas favorable para no ser to
cado y esta posicion se llama guardia : se coloca á una determinada
distancia del enemigo : avanza ó retira segun las circunstancias : enga
ña al enemigo por medio de ataques falsos que se llaman fintas : prac
tica diferentes otros movimientos para cada uno de los cuales se dan en
«ste tratado reglas y principios fijos ; y todo esto lo pone despues
en práctica en un asalto que nos ofrece la verdadera imagen de un
combate.
2
fio]
La esgrima , pues , es el arte que nos enseña d conocer y prac
ticar los movimientos necesarios para dar con ventaja estocarlas
al enemigo y quitar las suyas. Se aprende regularmente con un flore -
te ; pero como el arma que llevamos comunmente al lado y que por
consiguiente puede servirnos en un lince serio es la espada , hablaremos
particularmente de esta , debiendo cuanto digamos de ella aplicarse al
florete y á la espada-sable á escepcion de lo que sea propio de su
peculiar estructura.
COMPOSICION T>?. LA ESPADA.
Ija espada es una arma blanca que hiere de punta y de corte, aun
que ya hemos dicho que aqui se trata únicamente del juego de la
punta. Se compone de hoja, guarnicion, empuñadura, y pomo.
La hoja es una larga y estrecha plancha de acero que tiene re
gularmente dos cortes, dos planos, la punta , y la espiga que entra
en la empuñadura. En cuanto á los cortes hay que advertir que en.
lenguage de esgrima solo el uno es verdadero , y es el que está al la
do izquierdo de la hoja cuando tenemos la espada en la mano, y sirve
para la defensa : el otro , que se llama falso , es el que está al lado
derecho de la hoja y sirve raras veces. '
La empuñadura es la parte por donde tomamos la espada ; y debe
Ser casi cuadrada á fin de que no se menée dentro del puño. .
La guarnicion es la parte que defiende ó pone á cubierto el puño.
El pomo es la parte que está á la estremidad de la empuñadura
y en donde acaba y se remacha la espiga.
Del largo de la hoja se hacen diferentes divisiones mentales. Unos
lo dividen en tres tercios ó tres partes iguales , llamando talon el ter
cio inmediato á la guarnicion.; fuerte el tercio medio entre el talon y
el flaco ; y flaco el tercio que forma la estremidad de la hoja inclu
sa la punta. Otros distinguen estos mismos tres tercios con los nom
bres de fuerte, semifuerte , y flaco. Y otros finalmente le dan otra di
vision mas sencilla y mas útil en la practica dividiendolo en solas dos
partes , á saber , el fuerte que comprende desde la guarnicion has
ta el medio de la hoja , y el flaco que es todo lo restante ácia la
punla.
Solo de esta última division haremos uso en esta obra ; pero
ha sido preciso hacer mencion de las otras dos paraque á nuestros
lectores no les venga de nuevo el verlas usadas en. otros tratados de
esgrima que tal vez se les ofrezca leer.
ELECCION DE LAS HOJAS.
IL'a eleccion de la hoja es de mucha importancia. Debe mirarse que
sea pulida y lisa , que pasandola por entre los dedos no se encuen
tren ondas ó culebrillas, y que no tenga pajas á lo largo ni al tra
ves. Las pajas son unas pequeñas venas negras que hacen que se rom
pa la hoja al hacer uso de ella.
La hoja se prueba doblándola contra una pared. Es buena si
despues de haberla encorvado hasta que la punta diste solas 18 ó 20
pulgadas de la espiga, se reendereza sin quedar nada doblada. Pero
debe ser desechada por de mal temple si dejare alguna señal de la
corvadura. En todo caso conviene probarla por uno y otro lado pa
ra asegurarse mas de su buen temple.
OBSERVACIONES
sobre el modo de montar la espada.
I^ara estar ciertos de que una espada es bien montada es menes
ter habernosla hecho montar en nuestra presencia.
La espiga no debe limarse ni adelgazarse para hacerla entrar en
la empuñadura ; porque siendo ya proporcionada á la hoja, el quitar
le algo seria quitarle la solidez y esponerla al peligro de romperse.
Debe pues entrar á la fuerza ; y en el caso de costar mucho , li
marse antes bien el hueco. En todo caso debe llenar bien todo este
hueco á fin de que no vacile , y estar solidamente remachada sobre
el pomo en forma piramidal, sin quitarle tampoco nada con la lima.
La hoja, para ser cómoda debe tener de 3o á 32 pulgadas de
largo : las espadas demasiado largas tienen el inconveniente de hacer
que para cambiar se tenga que encoger el brazo cuando se tiene muy
cerca al enemigo.
Debe la hoja unirse & la empuñadura de modo que no formen
ambas una linea perfectamente reeta , sino que la hoja se incline al
go acia abajo ; y la empuñadura misma debe encorvarse un poquito,
también acia abajo , en su esiremidad inmediata al pomo : uno y
otro para facilitar los cambiamientos.. La empuñadura debe ademas ser
proporcionada á la magnitud de la mano para tener bien segura la
espada.
DE LOS SABLES PARA LA CABALLERIA.
-La que en los dos anteriores capítulos acabamos de decir sobre
la eleccion de las hojas de espada y el modo de montarlas , debe
entenderse igualmente de. las hojas de sable : solo hay diferencia en
el modo de probarlas. Para probar las hojas de sable se da con ellas
ya de un lado, ya de otro, sobre una madera bien lisa: y lue
go, poniendo la punta sobre una plancha colocada en el suelo y dis
tante de la pared tres pulgadas siendo la hoja para caballeria de li
nea y cuatro pulgadas siendo para caballeria ligera , se apoya uno
fuertemente sobre la espiga hasta que la corvadura de la hoja llegue
á"la pared. Soltando después la hoja, si se endereza perfectamente,
es de huen temple ; 'y sino debe desecharse , como hemos dicho dft
la espada.
DE LA GUARDIA.
i. .j
[Ldm. i. Jrg. 2. J
Ponerse en guardia es tomar la posicion mas ventajosa para ata^
car y para defenderse. En ella debe el cuerpo estar á plomo. sobre
las caderas , bien suelto , y colocado con gracia y seguridad.
No se puede fúcar' para el puño derecho Una posicion general pues
varia segun la estatura del tirador y la de su contrario. Un hom
bre alto cuando tira con otro pequeño debe bajar. el puño mas de
lo. que suele en su guardia regular , y un hombre pequeño cuando
tira con otro alto debe por el contrario levantarlo mas. Eii la guar
dia que vamos á. describir propondremos la posicion del puño sup'fW
niendo que tenemos delante á un contrario de la misma estatura: y
en seguida no habrá mas que bajar ó levantar el puño, segun el caso
lo ecsija.
Para estar en guardia , debe estar el cuerpo colocado de manera
que se presente perfilado al enemigo : el pie derecho adelante en la
misma direccion del cuerpo y distante de la garganta del pie izquier
do cosa de dos suelas.
El pie izquierdo bien sentado y vuelto acia fuera hasta formar
con el talon derecho la figura de una escuadra.
Las rodillas dobladas de manera que la derecha caiga á plomo
sobre el tobillo , y que una línea tirada desde la izquierda sea perH
pendícular con la. punta del pie.
El tronco bien apoyado sobre las caderas ; derecho y bien soste
nido ; cargando algo mas sobre la. cadera izquierda [ sin empero incli
narse ácia atras ] á fin de que los movimientos de la pierna derecha
queden libres para la estension ; y por fin perfilado de manera que
las espaldas, los. pies, y el brazo derecho lleven la misma direccion,
lo que hace que todos los miembros se desenvuelvan ácia delante en
una línea perfectamente. recta. .
El hrazo derecho estendido de modo que conserve una entera li
bertad. para lps movimientos del puño : este mas alto que la sangra
dura para hacer formar al brazo una especie de arco casi impercep
tible y poder eludir con sus oposiciones. los golpes del enemigo: el
codo un poco áciá dentro.
La mano izquierda á la altura de la cabeza con los dedos ar
queados y para arriba: el brazo izquierdo arqueado tambien , de modo
que forme con la mano una. especie de semicírculo; y libre enteramen
te en todas sus articulaciones para caer, en el momento de la esten~
sion , á lo largo del miislo á un pie de distancia de él y en la di
reccion del pie derecho : el codo izquierdo algo ácia fuera.
Los hombros bien perfilados.
La cabeza erguida , mirando en la direccion de la espalda dore*
«ha, y moviendose- libremente sobre el tronco sin inclinarse á un lado
ni á otro: los ojos fijos en los del adversario para leerle en ellos sus
designios.. "
En esta actitud el cuerpo guardará el equilibrio r y todas sus par
tes se hallarán en el estado de agilidad que se nccesita paraque el
impulso dado á la una. se^ comunique á las otras coa facilidad y rapidez.
Colocado en el modo dicho el tirador tiene 1* espada en: la ma
no derecha, cerrados los dedos , el pulgar estendido sobre el plano
de la empuñadura, el pomo junto al arranque de la mano y,eh la
direccien de la parte inferior del ante-brazo, y la punta de la espa
da algo mas alta que el puño. Es menester no apretar la espada de
masiado., pues esto entumecerla los músculos : solamente debe em'-
puñarse con fuerza al dar una estocada ¿'ejecutar un quite. Hay cir
cunstancias en que los dos últimos dedos deben entreabrirse para faci
litar ciertos movimientos.
GUARDIA DE LOS ZURDOS. '
(juanto hemos- dicho para los que usan de la mano derecha pue
de convenir igualmente á los zurdos , fuera de la materialidad de em
puñar estos la espada con la mano izquieeda. Lo único de que los zur
dos deben especialmente cuidar es de tener el cuerpo mas perfilado. y
'e\ puño mi poeo mas alto á. fin de estar mas cubiertos contra los
golpes de tiempo y mas dispuestos á quitar y responder descubriendo^
se menos. Como todo lo que diremos en adelante puede ejecutarse
igualmente por los zurdos ya sea contra otros zurdos , ya contra hom
bres que tiren con la mano derecha, nos contentaremos con adver
tir que no es mas peligroso-, como se ha ereido , el batirse con un
zurdo que con otro cualquiera : pues lo único que algunas veces des
concierta es el no estar acostumbrado á su modo de tirar , de modo
que los zurdos mismo* se hallan embarazados cuando han de tirar
con otros zurdos. Los maestros evitarán este inconveniente dándo de
cuando en cuando leccion á sus discipulos con la mano izquierda : asi
los acostumbrarán á conocer este juego y á no embarazarse cuando
«n un analto se hallen en el caso de batirse con un zurdo. Por lo
demas, la parte que mas se ejercita es siempre la mas diestra: y
un zurdo puede llegar á tirar perfectamente con la mano derecha, asi
eomo otro cualquiera con la izquierda , con tal que uno y otro se dedi
que constantemente al ejercicio necesario para conseguirlo : de lo que
puede verse un ejemplo en los que pierden un brazo. Obligados á
hacer con el que les queda lo que antes hacian con los dos , tienen
•n él mucha mas fuerza y. destreza como si se les quisiese indemni?
aar del que perdieron..
DE LA DISTANtíU. ( i)
Estamos á distancia , en lcnguage de esgrima , cuando con el so
lo movimiento de estension de que se habla despues , podemos llegar
á herir al enemigo : y Conocemos que nos hallamos en este caso cuan
do desde la posicion de guardia alcanza la punta de nuestro florete la
guarnicion del florete contrario.
La distancia admite mas y menos , y en consecuencia puede es
trecharse todo lo que sea compatible con el libre juego de la espada:
pero si se estrecha demasiado , el quite es menos seguro y menos vivo.
Cuando estamos á distancia , debemos estudiar todos los movimien
tos del enemigo y estar dispuestos á .quitar sus golpes : y como el
impulso mismo del cuerpo le hace ir ganando terreno cada vez que ti
ra , y es muy facil que esto suceda sin que se repare ; debemos poner
mucha atencion en ello , á fin de irle quitando esta ventaja.
Si queremos estrechar la distancia sin que el enemigo lo repare,
debemos ir avanzando diestramente el pie izquierdo con pequeños mo
vimientos, y en seguida el derecho por medio de una patada ú otro
movimiento que encubra al enemigo nuestra intencion.
DEL AVANCE. (2)
uando se avanza es menester hacerlo á pasos cortos t con mucha
circunspeccion , con el cuerpo bien á plomo sobre las caderas , y man
teniendo siempre dobladas las rodillas como en la posicion de guardia.
Se comienza por el pie derecho que se adelanta cosa de una sue
la sobre la linea del talon izquierdo rasando el suelo con la punta al
go vuelta acia fuera ; y el izquierdo sigue este movimiento para recor
brar la distancia de dos suelas que debe separarlo del derecho , sen
tandose siempre bien y sin patada. Cuando se ha dado un paso en
esta forma , se vuelve á empezar y proseguir del mismo modo mientras
sea conveniente avanzar.
Siempre que avanzamos es absolutamente indispensable asegurarnos
de la espada contraria del modo que se dirá en el capitulo del jun
tamiento , pues sin esto seriamos facilmente tocados. Y nunca se ha de
avanzar á pasos largos, particularmente ácia un contrario que retire de
( i ) Los franceses dicen mesure ; pero la palabra medida , que es
la que correspondería en español no daria la idea que se quiere, y
por otra parte la espresion estar á distancia ya significa una distan
cia determinada , que es la propia significacion de la voz mesure.
. . (ij Los franceses dicen marche y marcher ; pero tampoco hemos
querido valemos de las palabras españolas marcha y marchar porque
estas significan andar en cualquiera direccion, y lo que aquí se quie
re espresar es andar avanzando ó ácia adelante. . '
£15).sin duda
su propio movimiento, pues este lleva a . . de cebarnos
la intencion
á fin de aprovechar cualquier descuido nuestro para herirnos.
jy DE LA RETIRADA..
jLletiramos para ensanchar la distancia cuando. nos parece estar de
masiado metidos , ó para salir de ella ( I ) cuando queremos huir un
golpe que no estamos seguros de quitar ó nos. proponemos cebar al
enemigo.
La retirada se comienza por el pie izquierdo ,. y sigue. el derecho
sobre la misma linea rasando el suelo hasta colocarse á dos suelas del
izquierdo.
Cuando nos hallemos vivamente estrechados , podemos rearar acer
cando el pie derecho al izquierdo de modo que el tobillo derecho to
que el talon izquierdo ,. juntando los jarretes , y retirando en seguida
con viveza el pie izquierdo hasta reponernos en guardia. Tambien po
demos , en el mismo caso , dar un salto rápido ácia atras para volver
á caer en guardia bien á plomo y en linea. Pero en cuanto. sea po
sible conviene. retiiar en el primer modo, á saber, comenzando por
ei pie izquierdo.:
En todas las retiradas es menester que estemos. bien cubiertos y
siempre dispuestos á quitar, que el cuerpo mantenga. su posicion , y que
se tenga bien ecsaminado el terreno..
No debemos acostumbrarnos á retirar á cada golpe del adversa
rio , pues asi nos privariamos de la ventaja de responder despues del
quite : á mas de que el movimiento continuo hace perder el aplomo y
la firmeza. sobre las piernas y perjudica á la seguridad y buena po
sición. í; . •. ...

FDEL SALUD»;.
1 saludo es un uso de urbanidad: se hace antes de tomar leccion
y de. tirar á la muralla y al asalto : y es menester hacerlo con finu
ra y con- gracia.
Para hacerlo se toma !a. primera posicion , á. saber , el pie iz
quierda detras del derecho ; el talon derecho frente y junto á la gar
ganta del pie izquiíerdo ; los jarretes tendidos ; el brazo derecho caído
junto al cuerpo :. el izquierdo doblado de modo que. la mano se una
al cuerpo poco mas abajo de la cadera teniendo empuñada la hoja á
dos pulgadas y media de la guarnicion las espaldas perfiladas ; el
.pecho mirando en la direccion del pie izquierdo ;. la cabeza vuelta á
]a derecha. y algo inclinada ácia atrás. . ' ......
.En esta; posicion se estiende el brazo derecho. presentando al ad-
( i ) Al salir de distancia. llaman los franceses rompre la mesure^
aun rompre absolutamente ;. pero esta concisa espresión no tiene lugar
en español' porque en esta lengua la vos romper por si sola significa
comenzar á marchar sea en la direccion que se quiera.
versarlo la mano palma arriba y a la altura del hombro ; vuelve en
seguida esta mano describiendo un arco de derecha á izquierda, pa
sa por delante de los ojos , y va á coger el florete por su empuña
dura en la disposicion de la figura primera lámina primera. Luego se,
levanta el florete á lo largo del costado izquierdo con ambas manos
basta mas arriba de la cabeza : y entonces la mano derecha apartan
dose acia su lado, se lleva el florete escurriendolo dentro la izquierda,
y cae el tirador en guardia dando una patada.
Despues se vuelve á la primera posicion levantando al mismo
tiempo el puño derecho á la altura de la cabeza con los dedos acia
arriba , la punta baja y dirigida al cuerpo del adversario ; la roano
izquierda apartada del cuerpo cosa de un pie y vuelta hacia arriba ó
hacia abajo segun lo esté la derecha.
Se saluda entonces en cuarta y en tercia ; bajando la punta de
la espada se describe con ella un circulo, y se cae en guardia.
Saludar es presentar , con el brazo medio estendido y flecsible,
el corte verdadero ya á dereeha ya á izquierda , inclinada algo la
punta acia donde se saluda. Si es á la derecha, se dice saluddr en
tercia porque el puño está en la misma posicion que para el quite lla
mado de tercia ; si es á la izquierda , se diee saludar en cuarta porque
se hace con el puño en la misma posicion que para el quite de cuarta.
Todos los esplicados movimientos del saludo deben hacerse coa
soltura y facilidad , con distincion y sin atropellarse y debe tambien
ponerse atencion en saludar primero á las personas mas recomendables,
en tercia si estan á la derecha y cuarta si á la izquierda.
Cuando se va á hacer asalto , es menester despues del saluda
ponerse en guardia fuera de distancia á fin de no ser tocado pri
mero eu el momento de acabar el saludo. '
J? DE LA ESTENSION.
X-Jl movimiento de estension se practica cuando se quiere dar una
estocada al enemigo. Se adelanta el brazo derecho y se baja el iz
quierdo. Al mismo tiempo el pie derecho se levanta y corre rasando
el suelo hasta ganar , del espacio que media entre los dos combatien
tes , el suficiente para tocar al enemigo ; en cuyo movimiento debe
no desviarse á derecha ni izquierda pues esto acortaria la estension y
descubriria el cuerpo ya dentro ya fuera las armas.
Con este impulso se adelanta el cuerpo y queda apoyado en la
pierna derecha doblada por la rodilla , que debe hallarse perpendicu
lar con la garganta del pie.
Estos movimientos de estension se ejecutan particularmente por
los musculos abductores que encogiendose separan los muslos cuanto lo
permite la estatura del tirador ; el cual debe estendérse lo mas que
pueda , pero siempre de modo que se pueda levantar. En esta acti
tud la cadera izquierda se apoya sobre el muslo , y este sobre el pie
izquierdo que- nunca debe dejar el suelo sino antes bien permanecer
siempre bien sentado. Mientras está tendido el jarrete izquierdo , I*
paite derecha debe estar doblada en todas sus articulaciones. El cuer
po debe cargar igualmente . sobre los dos muslos; bien que algo incli
nado acia delante para dar mas estension al brazo derecho, que sin
esto no podría muchas veces llegar la punta al enemigo.
El brazo izquierdo debe estar estendido del todo con la mano á
un pié de distancia del muslo , abierta y vuelta acia la jnisma parte
que la derecha , y los dedos unidos á escepcion del pulgaV. .
Algunos maestros quieren que en esta actitud el cuerpo pese so
bre la parie derecha ; pero de esto resulta una posicion incómoda y
el grande inconveniente de que el cuerpo, cargando sobre la parte que
debe levantarse , hace este movimiento mas penoso y mas lento, porque
el peso lo determina , digamoslo asi , acia adelante.
La cabeza di.be permanecer libre y derecha sobre las espaldas.
Para reponerse en guardia se dobla con viveza la rodilla izquier
da atrayendo á su primera posicion la pierna derecha ; para lo cual
debe su articulacion ser agil y seguida.: el puño derecho delante y
en estado de guarecer con su oposicion la cabeza.
Para adquirir la estension se necesita muellísima práciiea: es me
nester habituar el cuerpo á estenderse y levantarse con viveza. Para
ser perfeta la estension es menester que el muslo y la pierna izquier
da forman una linea recta con el brazo derecho; que, doblada la ro
dilla derecha , la pierna cayga perpendicular sobre el suelo ; y que el
brazo izquierdo que sirve de contrapeso se baje y levante con regu
laridad para ayudar al cuerpo á levantarse con viveza.
Es menester tener siempre gran cuidado en no . estenderse á fon~
rio, á saber, lo mas posiblp, sino en un terreno favorable: pues, sien
do resbaladizo , conviene estenderse menos para evitar el qué resba
len los pies y se impida con esto el levantarse á tiempo.
DEL- JUNTAMIENTO. (i) 1 ' '."
F menester juntar
J_¿s ... o unir las espadas: i.° para asegurarnos de la
posicion de la contraria : segundo , para privar al enemigo de tocarnos
con una estocada derecha ( á lo menos sin una velocidad tan estraor-
dinaria que no nos diese tiempo de hacer el ligerisimo movimiento
que entonces basta para quitarla. ) Para uno y otro de estos dos ob
jetos debemos procurar, al hacer el juntamiento t .ganar con el fuerte de
nuestra hoja el flaco de la contraria ; pero estp sin forzarla , pues del
¿untamiento forzando trataremos en capítulo separado.
( i ) Los franceses dicen engagement : como esta .es una espresion
Jigurada que en realidad no significa otra casa que la accion de jun
tar las espadas para los fines y segun las reglas que aqui indican^
nos servirnos de. la sencilla voz- juntamiento acompañándola con la <¡s-
pücacion de estos fines y estas reglas.
ÍIS1
El Juntamiento de las espadas os necesario siempre ; pero partieu*
larmente antes de tirar tina estocada , pues para tirarla con menos ries
go es menester oponer; y sin asegurarnas de la posicion de la espada
contraria por medio del juntamiento , mal podriamos hacer la oposi
cion, (i )
Hay juntamiento en cuarta y juntamiento en tercia : el primero es
cuando se unen las espadas por la parte izquierda , que es por don
de se tira la estocada llamada cuarta ; y el segundo cuando se unen
por la derecha , que es por donde se tira la estocada tercia.
Por fin, los juntamientos se hacen á pié firme , avanzando, y re
tirando. ,
En el juntamiento á pié firme hay que observar si el adversario
presenta algun descubierto para aprovecharlo. Si se junta la espada en
cuarta y el descubierto se presenta por este lado , se tira cuarta : si
se junta en tercia , se tira tercia ó cuarta sobre las armas , etc.
El juntamiento avanzando debe hacerse en el momento de la pro
gresion de los pies, de modo que el movimiento de estos y el de la
mano armada formen un solo tiempo. Cuando, habiendo el adversario
retirado hasta salir de la distancia , avanzamos nosotros para reco
brarla , debemos hacer este juntamiento ; pero no por el lado que el
adversario nos presenta , á no ser que se vea claramente que solo ha
retirado por precaucion , sino por el opuesto , á fin de burlar el desig
nio qne puede haber llevado al retirar. ,
DEL CAMBIAMIENTO. (2 )
'El cambiamiento es un movimiento vivo y veloz con que , sin aparT
tar de la linea del cuerpo del adversario la punta de nuestra espada,
la pasamos por encima ó por debajo de la espada contraria. Se cam
bia de cuarta en tercia, de tercia en cuarta , de tercia en segunda,
de cuarta en quinta , etc.
Hay dos especies de cambiamientos, á saber, el voluntario , que
hacemos sin precisarnos á ello el hierro del enemigo ; y el forzado,
que hacemos cuando el enemigo fuerza nuestra espada y cambiamos
para quitarle la ventaja que espera sacar de su juntamiento forzando.
El cambiamiento puede hacerse despues de un quite para engañar
al ' enemigo y tirarle , en el momento que se levanta , un golpe por
el lado opuesto al en que hemos quitado el suyo.
Si conocemos que va á hacer un batimiento ó un ligamiento de
espada , debemos tambien cambiar para engañarle y entrarle derecha
la estocada.
( 1) Véase el capitulo de la oposicion.
( 2 ) Los franceses lo llaman degagement , porque en efecto no es
otra cosa que variar la posicion de la espada para destruir el junta
miento , que ellos llaman engagement. é. '
Tul cambiamiento se haee , como el juntamiento, á piefirme , avan~
tándo , y retirando. Debe hacerse con el movimiento mas estrecho po
sible al rededor de la hoja contraria. Debe por fin hacerse de modo
que en cuanto sea posible , quedemos asegurados del flaco de la hoja
•nemiga por medio del juerte de la nuestra.
DE LAS ESTOCADAS.
"Y a dijimos que se llamaba estocada cualquier golpe de punla que
tiramos al enemigo. Cada estocada tiene dos tiempos que deben su-
cederse con rapidez : el primero consiste en estenderse para tirar el
golpe ; y el segundo en levantarse para reponerse en guardia. Es me
nester poner atencion en que el movimiento del ante-brazo preceda al
del cuerpo.
Todas las estocadas se tiran dentro las armas, ó fuera las armas;
tobre las armas, ó bajo las armas.
Dentro las armas cuando se iira entre los dos brazos del enemi
sto ó á la izquierda de su espada ; fuera las aunas cuando se le tira
fuera de los brazos ó á la derecha de su hoja.
Sobre ¡as armas cuando se pasa la espada por encima de sn
brazo; bajo las armas cuando se le pasa por debajo.
Para tirar las estocadas toma el puño tres principales posiciones,
que son , supinacion ( i ) ó uñas arriba ; pronacion ó uñas abajo ; y
posicion media, en la cual el puño esiá colocado lateralmente con
los cuairo dedos ácia la izquierda y el pulgar encima. Ademas , la
practica ha hecho considerar titiles en ciertos casos, que se notarán en
sil lugar , otras dos posiciones intermedias , una entre la supinacion
y . la media, y otra entre esta y la pronacion.
En cuanto al numero de las estocadas y sus respectivos nombres
es menester distinguir los tiempos para proceder con claridad. Ya di
jimos en la introduccion que en tiempo de Patér solo se conocían cin
co estocadas que se llamaban prima , segunda , tercia , cuarta y quin
ta , del orden que sigue en sus movimientos un hombre que se pone á
tirar sin tener ninguna instruccion en el arte de las armas.
Después se inventaron otras, pero no como esiocadas enteramen
te nuevas y distintas de todas aquellas cinco antiguas, sino mas bien
como modificaciones de la cuarta. Asi , esta se distinguió en adelante
en cuarta alta y cuarta baja tirandose ambas con la misma posicion
de puño , aunque á diferente altura.
Enseguida se añadieron, como modificaciones de la cuarta alta,
la cuarta sobre las armas, y la cuarta de corte fuera las armas, tirándose
altas todas tres, bien que .no en el mismo grado : y se aña iió por fin,
(i) La supinacion se llama tambien mano en cuarta, y la prona-
tion mano en tercia , pero en este tratado no usaremos de tal denor
müiacion.
*3
como modificacion de la citarta baja , la /¡anconada que se tira tam
bien baja.
Resulta, pues , que á mas de la prima, segunda, tercia, cuarta,
y quinta antiguas , tenemos hoy dia la cuarta alta, [porque la cuarta
f/aja es la misma cuarta antigua] la cuarta sobre las armas, la cuarta
de corte fuera las aunas , y la j¿anconada : formando en todas el nu
mero de nueve, que son las estocadas que conocemos.
Habria sido seguramente mas cómodo y mas sencillo , despues de
inventadas las cuatro posteriores estocadas , el que en lugar de poner
las como modificaciones de la cuarta antigua , se hubiesen considerado
como estocadas enteramente distintas , y de ellas y las antiguas se hu
biese formado una nueva graduacion numérica fundada en la mayor ó
menor importancia de cada una , llamándose prima la mas importante,
segunda la inmediata , y asi sucesivamente hasta la nona y última. Pe
ro esto , que en los últimos tiempos se ha hecho ya en parte, no se
ha podido conseguir enteramente, ni es facil que se consiga sin in
convenientes grandes. Se ha hecho ya la nueva graduacion de las es
tocadas ; pero al mismo tiempo se ha dejado subsistir la denominacion
antigua para inteligencia de los tratados escritos anteriormente.
Porque es de advertir que no solo debeiian variarse los nombres
de las estocadas , sino tambien los del juntamiento en cuarta y jun
tamiento en tercia , los del saludo en tercia y saludo en cuarta , los
de todos los quites é infinitos otros sacados de la antigua denominacion
de las estocadas. Y ¿ quien no ve la confusion que deberia producir
esta variacion de casi toda la nomenclatura del arte ?
Respetando , pues , estos inconvenientes , como se han respetado has
ta ahora , no escluirémos la denominacion antigua ; antes bien nos ser
viremos de ella en el decurso de esta obra". Pero sin embargo , en es-,
te capitulo de las estocadas las seguirémos por su orden moderno aun
que con los nombres antiguos, poniendo á cada una por paren tesi»
el número que le corresponde en la nueva graduacion ; en esta forma.

Cuarta alta dentro las armas, ó simple


mente citarta (Prima moderna.)
Tercia alta (Segunda moderna.)
Segunda (Tercia moderna.) »
Cuarta baja (Cuarta moderna.)
Quinta tambiea ( Quinta moderna. )
Prima (Sesta moderna.)
Cuarta sobre las armas. . ( Septima moderna. )
Cuarta de corte fuera las armas. . . . (Octava moderna.)
I'lanconada (Nona moderna.)
CUARTA ALTA DENTRO LAS ARMAS.
(Prima moderna.) Lámina a.
Eua es sin duda la primera entre las estocadas y con mucha razon la
mas practicada por ser la mas bonita y al mismo tiempo la mas ventajo
sa. Se tira dentro las armas con el puño uñas arriba opuesto y levan
tado hasta cosa de tres pulgadas mas arriba de la cabeza en el mo-
snento de la cstension : y se dirige á la tetilla derecha del adversario
volviendo la cabeza un poco acia fuera para facilitar el golpe de vista.
TERCIA ALTA. . .
(Segunda moderna.') Lámina 3.
Ija tercia de los antiguos ha sido elevada á tal punto que actualmen
te ocupa en las armas el segundo lugar. Se tira sobre las armas con
el puño en pronacion ó uñas abajo , y levantado hasta el vertice de
la cabeza en el golpe tirado ó sea en el momento de la estension.
La cabeza debe estar derecha y resguardada por la oposicion del
puño. El brazo izquierdo debe desplegarse con viveza , con la mano
vuelta acia la misma parte que la derecha. El cuerpo un poco mas in
clinado acia delante que en la cuarta alta: la cadera' y los ri
ñones bieu sostenidos : la punta debe tocar entre el sobaco y la
tetilla derecha: lo demas como en la cuarta alta: Aunque se tire con el
paño en pronacion como la prima antigua ., se diferencia sinembargo
tanto por la oposicion del puño, que se hace fuera las armas , coma
por las demas circunstancias. Algunas veces conviene que la mano esté
en una posicion intermedia entrela llamada media y la pronacion; es
pecialmente cuando las habernos 2011 un contrario que torna por hábito los
quites circulares.
SEGUNDA ANTIGUA.
(Tercia moderna.) Lámina l\.
Ejsta se tira fuera y debajo , ó dentro y debajo las armas , con el
puño en .pronacion á la altura de los ojos en el golpe Lirado,
la punía de la espada dirigida debajo el sobaco , ¡a cabeza guarecida
por el puño y el fuerte de la espada , la cabeza y el cuerpo algo mas incli
nados que en la precedente.
CUARTA BAJA.
S (Cuarta moderna.) Lámina 5.
e tira dentro y bajo las arma». La palma de la mano vuelta acia
arriba , el puño á !a altara de la boca , la punta, de la espada dirigi
da al medio del pecho.
QUINTA ANTIGUA Y MODERNA.
L Lámina. 10.
a quinta , que ocupa el quinto lugar entre las esfocadas de antígnoi
5 modern.vs, es la mas baja. Muchos tiradores la llaman cuarta baja
y otros cuarta de corte por no saberla bien distinguir.
Para no tomar , pues , una por otra , es menester tener presente
que siendo la prima la mas alta , la quinta es la mas baja; y que en
esta el puño debe hallarse á la altura de la barba. Para tirarla s»
opone el fuerte de la hoja al flaco de la contraria y sosteniendo bien
la oposicion se baja la punta por debajo del puño contrario, y se le
tira al ombligo ícon la mano en posicion media y con la hoja de plano.
Ademas la quinta, del mismo modo que la cuarta baja, esta
hov dia mucho menos en uso en el .ataque y respuesta, que antigua
mente cuando dominaba el juego de armas bajo; pues, desde que se
ha reconocido la irregularidad é inferioridad de este juego comparado
con el alto, han prevalecido las primeras estocadas, que son sin
duda mas seguras y mas brillantes.
PRIMA ANTIGUA.
L( Sesta moderna.} Lámina ir.
a prima indica con su nombre que los antiguos habian hecho de'
ella su primera estocada y que ocupaba et primer grado por razon de
ser la primera que tira , aunque con mucha imperfección, un hombre
que nunca ha aprendido ni visto tirar.
La po>Lion que esta estocada hace tomar díja el euerpo casi en
descubierto : y por eso es hoy dia menos practicada que las otras de
cuarta , de tercia , y de segunda ; y siendo su uso mas propio para
la defensiva , no se tira regularmente sino en respuesta , de modo que
solo por este respeto se ha conservado.
Para ejecutarla, se levanta el puño en pronacion cosa de tres pul
gadas mas arriba de la cabeza , al tiempo de avanzar el pie derecho
para tirar : se baja la punta sin vacilar acia el pecho del enemigo,
teniendo el cuerpo un poco mas inclinado ácia delante que en la
cuarta alta, los ríñones sostenidos, el brazo y mano izquierdos esten
didos y vueltos ácia abajo, y lo demas como en la cuarta.
CUARTA SOBRE LAS ARMAS.
{Septima moderna. )

E sta estocada se tira del mismo modo que la cuarta alta dentro
las armas ó prima moderna , con sola la diferencia de tirarle fuera las'
amas y deber en consecuencia ser tambien fuera las armas la oposicion
del puño que la tira.
CUARTA DE CORTE (i) FUERA LAS ARMAS-
{Octava moderna.') Lámina 9.
Jjsta se tira ( regularmente estando juntas en tercia las espadas) con
el puño en posicion media y á la altura de los ojos: bajando la
punta por medio de un semicirculo fuera las armas y dirigiendola al
-sobaco del enemigo sosteniendo la oposicion debajo de su codo.
FL ANCON ADA.
1J1 ( Nona moderna.)
_jsta es la nona y última estocada: y se llama asi porque no pue
de tocar sino en el flanco (2)0 ijár,
Estando juntas en cuarta las espadas, pasamos la nuestra por
encima de la contraria siguiendo esta del flaco al fuerte , hasta cía*-
var nuestra punta en el ijár del enemigo por debajo de su codo , con
el puño á la altura de la boca , en posicion media, y opuesto fue
ra las armas.
Antiguamente se tiraba formando la ofiosicion con la mano iz
quierda para no ser tocado dentro del mismo tiempo; pero la esperien-
cia ha hecho ver que es mas regular tirarla sin tal oposicion.
DE LA OPOSICION.
0poner es encorvar el puño armado acia el lado por donde vie
ne la espada enemiga para que esta , en caso de pasar adelante,
te desvie de nuestro cuerpo atajada por el fuerte de nuestra hoja.
Cuando el puño esta opuesto su convecsidad mira al hierro del enemigo.
Debemos practicar la oposicion no solo cuando el enemigo tira ,
á fin de desviar su golpe; sino tambien cuando tiramos nosotros, pa
ra impedir que la espada contraria venga al mismo tiempo á herirnos.
La posicion del brazo armado es de la mayor consecuencia. Al
gunos maestros hacen envarar ó entorpecer este brazo haciendolo ten-r
( 1 ) Los franceses la llaman quarte coupée hors les armes , como
quien dice cuarta cortada : y nosotros á su ejemplo le da?nos ese nom
bre de cuarta de corte , porqué en ejecto el movimiento de arriba aba
jo que en ella hace la hoja al describir el semicirculo , es semejante
«/ de corte.
(2 ) Como en la táctica española se traduce flanco la voz francesq
Mane en cuanto significa costado de un batallon, de un ege'irito , etc.;
tambien' en la esgrima la traducimos por la misma palabra en cuanto
significa el ijar ú el hueco del costado; y asi logramos conservar el ter
mino tecnico flanconada.
i Ga0
Ser lo mas posible ; método pernicioso , que liace ejecutar los movi
mientos por las rotaciones de los huesos del hombro , que no Jos pue
den producir sino muy lentos. Comunicándose á la espalda aquel enva
ramiento del brazo ; los movimientos , lejos de partir del puño y san
gradura , parten del cuerpo que es el primero en perder las fuerzas;
y esto ocasiona un movimiento preparatorio que indica al enemigo lo
que vamos a hacer.
Es este un hábito muy contrario á la perfeccion de las armas
él hace que se esté infinito tiempo en tirar los golpes y que se ago
ten las fuerzas hasta el punto de no poder cambiar. Pero al contra
rio , cuando el brazo está flecsible , el puño obra con libertad, su*
movimientos son mas rápidos y mas finos , y todas las partes del cuer
po se desenvuelven con mayor facilidad,
f\ DE LOS QUITES. ( i)
uitar es repeler con viveza la espada contraria que viene á he
rimos. El quite, pues, asegura hi defensa, y por esto debe ser conside
rado como la parte mas esencial del arte de las armas , aunque sin-
embargo es por desgracia la que se ve descuidar mas. Si es útil el
saber tirar con ecsactitud y viveza , mas ventajoso todavia es el saber
repeler los golpes contrarios ; ya porque mas conviene defender nues
tra vida que quitarla á otro , ya tambien porque quien ha adquirida
la seguridad en el quite no tarda en cansar al enemigo, y este le
presenta bien pronto mas de una ocasion de responderle con seguridad.
Los quites se ejecutan con un movimiento del puño , dando el
fuerte de nuestra hoja en el /¿aco de la contraria , y no apartando
jamas la punta de la linea del cuerpo del enemigo.
Despues del quite , si no se ha podido responder inmediatamen
te , se vuelve con prontitud á la guardia ; levantando la punta un
poco mas que el puño , á fin de estar cubiertos contra los golpes re
doblados que puede el enemigo tirarnos antes de levantarse , y mas
dispuestos para responderle con viveza siempre que se presente coyuntura.
El tirador que sabe bien quitar está cierto de vencer á su ene
migo ; pero el que no está seguro de sus quites tiene en continuo mo
vimiento el cuerpo para evitar el ser tocado , y esta movilidad des?
truye el continente , la buena posicion y la seguridad.
QUITE DE CUARTA ALTA.
E {Lámina §. figura i.)
stando en guardia , si el adversario tira cuarta alta dentro las
armas , se quita con golpe seco del fuerte del corte verdadero de nues
tra hoja sobre el flaco de la contraria con el puño en posicion me-
(i) Las voces quite y quitar, propias de la lengua española para sig
nificar lo que aquise quiere, corresponden á las francesas para.de y parcry
fa5l .
á la altura de la tetilla , y la punta siempre dirigida al cuerp»
enemigo , y en seguirla se responde cuarta alta ó cuarta baja,
c quite sirve tambien de defensa contra la cuarta baja y Ja prima
igua.
QUITE DE TERCIA ALTA.
i el adversario tira tercia alta , se quita con un golpe seco del
ríe del corte verdadero , vuelto acia fuera , sobre el flaco de la
a contraria , con el puño casi en pronacion y á la altura del flan-
, estendiendo siempre el brazo para estar mas inmediato á la res-
esta , que debe ser de tercia alta.
Este quite sirve de defensa contra la tercia alta y la cuarta so-
e las ai mas. Lám. 7. fig. a.
Tambien se ejecuta hiriendo por debajo la espada contraria de
ido que él golpe la levante ácia la derecha , y entonces se respoir-
segunda sin estenderse inclinando el cuerpo ácia delante y
tes de levantarse el adversario. Lám. 12. fig. 7.
QUITE DEL SEMICIRCULO.
}e hace tendiendo el brazo , con el puño en supinacion á la altu-
de • la boca , y bajando en semicirculo fuera laJ armas )a punta
nuestra espada hasta dar con un golpe seco en el ftaco de la es-
ida contraria. Nunca debe doblarse el brazo ál ejecutar este quite1,
íes el angulo que la sangradura formaria daria paso al adversario
ira tocarnos, si en lugar de tirar bajo , tirase un golpe alto.
Sirve contra la cuarta alta , la cuarta baja , la quinta , la prima,
segunda , y la cuarta de corte fuera las armas : pero no debe em-
learse sino contra los golpes bajos. Lám. 8. fig. 3.
QUITE DE OCTAVA.
*5c hace tendiendo también el brazo y por medio de un semicirca-
) , como el anterior ; pero dentro las armas y con el puño en /?o-
icion media á la altura de la tetilla.
Sirve contra la cuarta alta , la cuarta baja , la prima , la quin-
a , la cuarta de corte fuera las armas , la segunda, y la J¡anconada.
Al formar este quite es menester tener preparado el del semicirc
ulo ó el de cuarta. Lám. p,. fig. 4.
QUITE DE QUINTA.
Je ejecuta con el puno en la posicion media, sostenido á la altura
icl ingle, y la punía alta. Sirve (ya dentro ya fuera 'las armas)
:ontra la quinta, la cuarta baja , la cuarta de corte fuera las1 armas,
la J¡anconada y todos los golpes bajos tirados con fuerza. Lám. 10 fig. ¡».
(»«)
QUITE DE PRIMA ANTIGUA.
JEj I quite de prima antigua se ejecuta de dos modos ; á saber , sin
golpe y con golpe. Ambos modos convienen en que el puño debe es
tar en pronacion sostenido á la altura de la frente y opuesto acia
dentro las armas, el codo alto, y la punta baja. Pero se diferencia
en que para quitar sin golpe se pone perpendicular la hoja y con
ella se empaja acia la izquierda la del contrario siguiendola acia su
punta , con el brazo siempre encogido : y para quitar con golpe , la
hoja está mpnos perpendicular ó mas inclinada, hiere fuertemente la
del contrario siguiendola del flaco al fuerte , y el brazo no perma
nece encogido sino que se tiende nara responder prima. Lám. n. fig.
6. [que si bien representa solo el último modo, puede tambien repre
sentar facilmente el pri.nero con solo figurarse que se encoge mas el bra
zo derecho aprocsiinando á s;i cuorp >, ácia la izquierda , la punta de la
espada hasta quedar perpendicular la hoja.)
Este quite se usa particularmente contra los que tiran sin princi
pios : y al hacerlo es menester tener preparado el de segunda. Sirve
contra la prima , la cuarta alta , la cuarta baja y la quinta.
QUITE DE SEGUNDA ANTIGUA.
Si el adversario tira segunda , se quita con un golpe seco del corte
.verdadero vuelto ácia fuera , el puño en pronacion á la altura de la
tetilla, la punta baja, el brazo tendido; y se responde segunda anti
gua, ó tercia alta.
Este quite sirve contra la segunda antigua , la cuarta alta, la cuar
ta baja, la quinta , la cuarta de corte fuera lai armas y la Jlancona
da ; y principalmente contra los juegos desarreglados. Es menester, lue
go de baber quitado , restituirse prontamente á la guardia para pre
venir el golpe de cuarta sobre las armas ó el de tercia á que dispo
nemos al adversario con este quite . que sin duda por esta razon está
poco en uso. Al practicarlo es menester tener preparado el quite de
prima. Lám. 13. fig. 8. -
QUITE DE CUARTA BAJA.
Se ejecuta con el puño en posicion media á la altura del ombli
go, y la punta mas elevada que el puño. Sirve contra la cuarta baja,
ía ftanconada y la quinta. Al ejecutarlo debe tenerse preparado el quite
de tercia , ó de punta volante.
QUITE DE CUARTA SOBRE LAS ARMAS.
Se ejecuta con el corte falso, el brazo tendido, el puño en po°
(»7Í
siclon media sostenido á la altura del estomago. Sirve contra ta cuati*
sobre las armas y la tercia alta.
QUITE DE FLANCONADA. SOBRE FLANCONADA.
Se ejecuta volviendo con viveza el puño en pronacion á la al
tura de la tetilla y opuesto fuera las aririís , el brazo tendido, la punta
acia el cuerpo del enemigo. "
Este quite no sirve sino contra la //anconada y debe ser forma
do con la sola oposicion sin herir el hierro , y tirando segundai al
mismo tiempo.
QUITES DE PUNTA VOLANTE.
Se llaman asi porque se forman levantando ligeramente la punta has
ta que la espada se halle perpendicular. Se ejecutan presentando un des
cubierto , ya dentro , ya fuera las armas : y en el momento en que
el adversario tira, se levanta la punta , de modo que nuestra hoja apar
te la contraria ; y sin dejar esta se responde cuarta ó tercia; cuarta^
si' se ha quitado dentro las armas ; y tercia , si se ha quitado fuera.
Estos quites sirven únicamente contra las estocadas alias , y son ven*
tajosos contra 1' s que tiran con fuerza ; pero son poco conocidos.
Hemos señalado una altura de puño para cada quite á fin de se
ñalar un punto fijo que pueda servirnos de guia : pero esto no debe
entenderse con tanta escrupulosidad que esas mismas aburas no varien.
algo segun las circunsiancras. La esperiencia nos hace ver que para un.
mismo golpe, tirado sobre diferente persona, debe el puño estar mas
ó menos elevado segun la guardia y la estatura del enemigo , segun
la posicion de su espada , eie- Y lo mismo sucede en cuanto á los quie
tes. Hay hombres que tiran muy alto; olros que muy bajo; y pot
consiguiente es menester levantar ó bajar el puño á proporcion de la
altura en que se nos iira , para quitar con cer.eza. 'ii
Todos los quites se ejecutan á pie Jltme , avanzando ó retirando.
Siempre debemos servirnos de los quites que nos vienen mas á mano,
pues siempre son estos los mas vivos y mas seguros. Nunca debemos
responder sin haber quitado , ni quitar sin responder en seguida. Algü-
-nas veces conviene responder inmediatamente , y otras agualdar á que
el enemigo se levante.
. ;
DE LAS LLAMADAS. (i)
IJacer una llamada es mover á un tiempo el pié derecho para dar
( i ) Los franceses llaman appeJs no solamente tas llamadas , siría
tambien las patadas que son parte de ellas , y aun las patadas que se
hacen fuera de la llamada.
4*
tina patada y el puño para cambiar, con el objeto de escítar al ene
migo á hacer algun movimiento de que podamos sacar partido. Se ha-
•e á pie firme , avanzando , y retirando.
Hecha la tlamada y presentandose ocasion , se tira derechamente
si el adversario se descubre del mismo lado; ó cambiando si yendo
al quite ú oponiendo sencillamente se descubre del lado opuesto.
Ejemplos del primer caso.
1.» Supongo que voy á dar leccion á mi discipulo. Junte Vd.
3a espada en cuarta y haga una llamada en tercia, cambiando de mo
do que quede asegurado del flaco de mi espada con el fuerte de la
suya. Si me descubro en tercia r tire Vd. tercia.
2.° Del mismo modo: Junte Vd. la espada en tereia y haga una
llamada en cuarta ; si me descubro en cuarta , tire Vd. cuarta .
Ejemplos del segundo caso.
i." Ha laga Vd. una llamada en cuarta : si opongo ó voy al qui
te de cuarta , cambie Vd. y tire tercia.
2.° Haga Vd. una llamada en tercia: si opongo ó voy al quite de
tercia, cambie Vd. y tire cuarta.
3. ° Haga Vd. una llamada en cuarta : si voy al quite con el pu
ño alto , tire Vd. cuarta baja.
4. ° Haga Vd. una llamada en tercia : si voy al quite con el puño
alto , tire Vd. segunda.
La llamada se hace regularmente fuera de distancia ; pero si al
guna vez se hace á distancia, es menester poner la mayor atencion
en observar al enemigo á fin de que no pueda tocarnos tirando en el
tiempo mismo de nuestra accion , lo que se llama golpe dentro la lla
mada. ( i ) ""
Ejemplos del golpe dentro la llamada quitado.

l.° Haga Vd. una llamada en cuarta: si tiro tercia . dentro la


Mamada : quite Vd. tercia y responda tercia.
a.0 Haga Vd. una llamada en tercia : si tiro cuarta dentro la lla
mada } quite Vd. cuarta y responda cuarta.
DEL ATAQUE.
Al {.tacar , en lenguage de esgrima, es mover una ó mas veces nuestra
espada junto á la contraria como para tirar al enemigo , con el ob-
( i ) Este golpe tirado por el adversario dentro nuestra llamada se
¡la/na en Jrancés contre-appél.
jeto de descomponerle y tocarle durante su desorden.
El ataque se hace avanzando ; y se prepara con nn juntamiento
á fin de asegurarnos previamente de la espada contraria sin forzarla.
. Si. , avanzando un paso, atacamos ya en cuarta ya en tercia y
el enemigo no hace ningun movimiento , le entramos derecha la esto
cada por el mismo lado ; pero si se mueve, le tiramos por la parte que
presenta descubierta. v
Es de suma necesidad el asegurarnos de la espada contraria an
tes de atacar , pues sin ello nos espondriamos á ser tocados al primer
movimiento.
Por los ataques que hacemos al enemigo podemos juzgar que él
puede hacer otros por su parte; y al contrario , si el hace ataques
manifiesta su designio del cual es menester sacar partido.
Hasta aqui hemos hablado de los ataques qne se hacen con el
designio de empeñar al enemigo en algun movimiento falso; pero á ve
ces se hacen tambien sin designio determinado , y es cuando , saliendo
el enemigo de distancia , avanzamos aunque no tanto como él retira
y atacamos unicamente por ver lo que él hará.
DEL BATIMIENTO DE ESPADA. ''
JE^atir la espada es herir con el fuerte del corle de nuestra
hoja el flaco de la contraria tanto para desviar su punta de nuestro
cuerpo , como para abrir paso á la nuestra á fin de llegar al enemigo.
El batimiento se hace á distancia y fuera de ella , pero en el primer
caso es muy arriesgado.
Si se vé que el enemigo tiene el brazo tendida ó que sobre una
llamada no se mueve ó no se descompone ; se bate con un golpe fir
me y seco su espada estando siempre alerta para no ser prevenidos por
él durante nuestra accion misma , pues hallandonos frente de un enemigo
que tenga destreza , atencion y viveza , es facil ser sorprendidos so«
bre cualquier movimiento.
Eos batimiéntos piden una grande precaucion , una grande vive
za , y mucho juicio ó mucho tiento. Se hacen á pié firme con el
cuerpo bien apoyado en la cadera izquierda para facilitar la accion.
En seguida del batimiento se tira cambiando ó sin cambiar segun
por donde se presenta descubierto el enemigo. Asi es que se bate
I,° En cuarta para tirar cuarta.
a En tercia para tirar tercia.
3.° En tercia para tirar cuarta.
4.0 En cuarta para tirar tercia.
5.° En cuarta para tirar quinta.
En tercia para tirar cuarta de corte fuera las armas , etc.
DE LAS FICTAS.
JFinta es fingir cpie se tira por una parte , y tirar realmente por
otra: y sirve para engañar los quites sencillos del adversario.
Las fintas , ya sean á pié firme , ya avanzando , se preparan,
con un juntamiento , ó una llamada , ó un temi-golpe derecho : y
deben determinarse de una ojeada.
Se hacen con el bra¡&o bien flecsible y el cuerpo en equilibrio,
moviendo ligeramente la punta con la sola articulacion de los dedos
bien cerca de la hoja contraria para ser mas pronto el movimiento
y descubrirse menos el que las hace. Por fin, se hacen á veces sobrft
un juntamiento propio , á veces sobre un juntamiento del enemigo.
Ejemplos de fintas sobre un juntamiento propio.

i." Junte Vd. la esj-ada en cuarta, haga finta de tirar tercia,


y tire cuarta para engañar el quite de tercia.
9.0 Junte Vd. la espada en tercia, haga finta de cuarta, y tire
cuarta sobre las armas para engañar el quite de cuarta.
3." funte Vd. la espada en cuarta y marque finta de tercia: si
toy al quite de tercia con el puño alto , tire Vd. segunda.
4. " Junte Vd. la espada en tercia y marque finta de cuarta alta:
SÍ voy al quite con el puño alio , tire Vd. cuarta baja.
5. ° Junte Vd. en cuarta y marque finta de cuarta baja: si voy
al quite del semicirculo, tire Vd. cuarta de corte fuera las armas.
6. ° Junte Vd. en tercia , marque finta de segunda, y tire cuartm
sobre las armas.
r¡* Junte Vd en cuarta , y marque finta de cuarta baja: si bajo'
el puño , tire Vd: cuarta sobre las armas.
8.* Junte Vd. en tercia , y marque finta' de cuarta de corte fuera
Tas armas: si voy al quite de octava, tire Vd. cuarta sobre las armas.
Ejemplos de fintas sobre un juntamiento del adversario.

i.» Si junto la espada en cuarta; marque Vd. finta de tercia, y


tire Vd. cuarta sobre mi juntamiento en citarta.
i.a Si junto en tercia ; marque' Vd. finta de cuarta , y tire Vd.
cuarta sobre las armas. Asi de las demaí.
Tenga Vd. siempre gran cuidado de no descubrirse al marcar la»
fintas , pues de oíra manera en lugar de sorprenderme Vd. á mi, se
ria yo el que sorprenderia á Vd. con un golpe derecho. A mas de
Coto, no debe Vd. tirarme sino cuando el desconcierto de mi puño
presente un descubierto suficiente.
[3-i]
MODO DE TIRAR Y QUITAR A LA MURALLA.
irar A la muralla es tirar, de concierto y sin ardides, Ja tercia y
^la cuarta por. turno, con el solo objeto de habituar la mano á tirar
segun regla, en linea recta, y con viveza. Quitar á la mural/a es
quitar, á pie firme y sin responder, las estocadas tiradas en el modo
dicho, para aprender á esperar con seguridad y bien en guardia los
golpes del enemigo y quitarlos cou prpeision.
Este ejercicio produce el aplomo, el continente, la gracia, la li
gereza de 'mano : mantiene la agilidad y la elasticidad de las articula
ciones : enseña á ajustar los golpes y á tomar una buena postura en
la ostension: y al mismo tiempo nos habitúa á tirar y quitar las dos
principales estocadas .
Se tira á la muralla del modo siguiente. Se ponen ambos com
batientes en la primera posicion uno frente otro del modo que se ha
dicho en el capitulo del saludo. De esta posicion pasan á la de guar
dia; en seguida vuelven á la primera descubriendose ambos en cuar
ta con aparrar acia la derecha la mano armada ; y uno á otro se
convidan á comenzar.
El que comienza levanta el puño , en supinacion , á la altura de
la cabeza oponiéndolo dentro las armas, se estiende á fondo en es-
ta actitud acercando el boton del florete al cuerpo del adversario no
para tocarle sino únicamente para tomar la distancia , y se restituye
en seguida á la primera posicion ; en la cual ambos hacen juntos el
primer saludo, volviendo inmediatamente á la posicion de guardia.
Entonces el que ha tomado la distancia empieza á tirar las es
tocadas tercia y cuarta por orden y de modo que á cada una ceda al
quite del adversaria; deje caer la espada (sostenida por los solos dos
primeros dedos ) á un pié de distancia de la cara , y acabe mirando
por entre la misma espada y el brazo al otro combatiente ; y cuando ha
tirado diez ó doce veces , se levanta (presentando el boton en tercia y
en cuarta ) hasta la primera posicion , en la cual permanece con el
brazo apartado acia la derecha para dar lugar al otro de tomar tam
bien su distancia.
En seguida se estiende este para tomarla ; vuelve luego á la pri
mera posicion , en la cual hacen los dos juntos el segundo saludo ; y
tirando á su vez hace lo mismo que hemos "dicho del primero hasta vol
ver ambos á la primera posicion.
Luego retiran ambos el pie izquierdo á la distancia de la guar
dia teniendo el puño derecha algo mas bajo que en la guardia ordi
naria , dan dos patadas con el pie derecho , vuelven á la primera posi
cion , saludan por la última vez , se reponen en guardia , y conclu
yen con hacer saltar el florete tirándolo en alto por la guarnicion y
recibiéndolo por la .hoja, volviendo al mismo tiempo los pies á la pri
mera posicion. ' .
Hay algunos que por ostentar una grande viveza .van ganando ter
reno cada vez que se estienden y viniendo con esto á cambiar por de
bajo, no de la hoja, sino del brazo del enemigo, consiguen tocarle; pero
eso es contra regla y al que lo hace debe hacersele tomar la distancia justa.
Tirando á la muralla no se debe procurar descomponer al adversario
con movimientos falsos para locarle en el momento de su desorden;
pero , fuera de eso , es bueno tirar á tocar conviniéndose antes en ello,
y en este caso el pie derecho no debe llegar al suelo hasta el momen
to en que el boton del florete toca el cuerpo del adversario.
Conviene estenderse mas tirando á la muralla que en un lance se
rio , pues en este último caso seria muy peligroso el no poderse levan
tar pronto , y en el primero solo se trata de egercitar el cuerpo.
Conviniendose ambos de antemano , se hacen tambien fintas y cam
biamientos dobles, tirando á la muralla ; pero sin un particular con
venio seria faltar á los principios establecidos.
Aquel sobre quien se tira baja cada vez la punta despues del qui
te , da una patada iuego que el que tira se ha repuesto en guardia des
pues del golpe; y debe permanecer siempre bien en guardia, firme y
bien sostenido el cuerpo , perfiladas las espaldas , bien sentados los pies,
derecha la cabeza , el puño armado algo mas bajo que en la guardim
ordinaria, y el brazo izquierdo sostenido en la posicion prescrita para
la guardia sin apoyarse jamas en la cadera izquierda.
Cuando se está egercitado en los quites sencillos se usan tambien
á la muralla los circulares á fin de habituar el puño á practicarlos
todos con destreza y ecsactitud.
Antiguamente en Francia se tiraba con el sombrero puesto , y en
tonces era menester quitárselo para hacer el saludo. Algunos han con
servado todavia semejante uso ; pero generalmente no se observa ya.

TIEMPOS MARCADOS.

]\íarcar un tiempo es cscitar al enemigo á tirar sobre un descubier


to que le presentamos, dando una patada y apartando nuestra hoja
de la suya cosa de cuatro dedos. T esto se hace [ á pie firme , avan
zando ó retirando] cuando se vé que el enemigo tira sobre todos los
movimientos que se le hacen.
Los tiempos se marcan , i."siu cambiar %f cambiando 3." dentr»
otro tiempo marcado por el adversario.
Ejemplos de tiempos marcados sin cambiar.
T
i.» " unte Va. la espada en cuarta, y márque im tiempo de cuar
ta apartando de mi hoja la punta de la suya dentro las armas, cosa
de cuatro dedos, dando al mismo tiempo una na ta da : si tiro mart*
sobre el tiempa + qtiite Vd. citarla y responda cuarUt.
2.° Junte Vd: en tercia y marque Tin tiempo de tercia : si tiro ter-
oia sobre el tiempo, quite Vd. tercia y responda tercia.
3.° Junte Vd. en tercia y marque un tiempo de tercia : si sobre el.
tiempo tiro segunda, quite Vd. del semicírculo y responda cuarta.
/¡.* Junte Vd. eri cuarta y marque mi tiempo de cuarta : si sobré
el tiempo tiro cuarta baja , quite Vd. de octava y responda cuarta de
aorta Juera tas armas.'
Ejemplos de tiempos marcados cambiando.

i.° Ju- 'unte Vd. la espada en cuarta y márque un tiempo de ter


cia: si tiro tercia , quite Vd. tercia y responda tercia.
2 .° Junte .Vd. la espada en tercia y marque un tiempo de cuarta'.
'si sobre el tiempo tiro cuarta, quite Vd. cuarta y responda cuarta.
3. ° Junte Vd. la espada en cuarta y marque un tiempo de tercia".
si sobre el tiempo tiro. segunda , quite Vd. del semicírculo y respon
da cuarta. 4
4.° Junte Vd. la espada en tercia y marque un tiempo de cuarta:
si sobre el. tieiñpo tiro cuarta baja, quite Vd. de octava y responda cuarta
de corte fuera las armas. '
5. ° Túnte Vd. la espada en tercia y marque un tiempo dé segunda:
si sobre el tiempo tiro tercia , quite Vd. tercia y responda segunda'.

Ejemplos de tiempo marcado dentro el tiempo. 11

i.° ^Marque Vd. un tiempo de cuarta : si yo por medio de otro


tiempo finjo tirar. cuarta dentro el tiempo de'Vd., opóngase Vd. en
cuarta : si luego tiro tercia , quite Vd. tercia y responda tercia. '
2.° Marque Vd. un tiempo de tercia: si finjo tirar tercia dontro el
t¿emj>o'de Vd. ¡ opóngase Vd. en tercia: sí luego tiro cuarta , qrritcVd.'
cuarta y responda cuarta. t. -•*.•: ... i. t..i. 1 f
3.° Marque Vd. un tiempo de segunda : si dentro de ese tiempo
finjo tirar cuarta sobre las drrnns opóngase Vid: en. terciA : si luego ti
ro segunda, quite \A. del semicírculo y responda cuarta.
" 4V.* Marque Vd. mi tiempo efe t'ervtn :' si finjíV' tirar segtínd'a <Í«ntro.
de ese tiempo, opongase Vd. del ' sctnkircu.to : si luego . engaño et
quite y tiro cuarta de corte fuera las armas'; quite 'Vd. de octava .f
responda asimismo cuarta de corte fuera las armas.
Si sobre los tiempos que Vir. marca", iÁé'oporigo yo, iire Vd-
del í lado
.1 •'.que: yo descubra.
i |j c r' .. . ' n» .i i "i •(•.'- en -. ' • . --.-."( vI

5
I [ 34 ]
JUEGO DE ARMAS COMPLICADO.
Lemos hablado de los juntamientos , cambiamientos, quites , llamadas,
ataques , batimientos y fintas , todo sencillo ; vamos ahora á tratar
de los mismos movimientos en cuanto se practican mas ó menos com
plicados.
JUNTAMIENTO FORZANDO.
Jintar forzando es sujetar de tal modo la espada contraria que una
vez sujetada, do pueda el enemigo emprender nada sin esponerse á
ser tocado primero. Pero es menester advertir que al tiempo mismo
que vamos á sujetar la espada contraria podemos ser prevenidos antes
de conseguirlo por eso es menester no hacer este juntamiento sino fue
ra de distancia.
El juntamiento forzando no siempre se hace con el designio de
sujetar la espada contraria , pues á veces se hace tambien para esci
tar al enemigo á tirar á fin de tocarle en respuesta , y . aun á veces
sin designio y por ignorancia : solo el juicio y la practica puede dar
nos á conocer en cual de estos tres casos se halla el enemigo.
Para impedir que este llegue á sujetar nuestra espada, debemos
librarla cambiando asi que vemos que va á forzarla.
Si conocemos que fuerza sin designio ó por mera ignorancia ; no
hay inconveniente en tirarle por el lado opuesto, á saber , tercia si
fuerza en cuarta, cuarta si fuerza en tercia , cuarta baja si fuerza on
cuarta con el puño alto ¡ y segunda si con el puño alto fuerza en tercia.
Pero si conocemos que el enemigo fuerza con el objeto de hacer
nos tirar para tocarnos en respuesta ; no debemos arriesgarnos á ti
rar sin estar bien seguros de llegar primero.
DEL CONTRA-CAMBIAMIENTO.

E, contra-cambiamiento es la accion de cambiar al mismo tiempo que


el adversario y antes que las espadas se junten; de modo que vuel
van ambas á hallarse en la misma posicion.
DEL DOBLE CONTRA - CAMBIAMIENTO.

E Jl doble contra-cambiamiento ó el contra del contra-cambiamiento es


cuando cambiando nosotros y contra-cambiando el enemigo , volvemos
nosotros á contra-cambiar.
DE LOS QUITES CIRCULARES.

o, •uite circular es describir un pequeño circulo al rededor de la ho-


ja^Vontraria para que la nuestra al encontrarla en su movimiento cir-
¿filar la aparte de la linea de nuestro cuerpo.
Los quites circulares son seis , que se llaman contra en marta , cotí-
Ira en tercia , quite riel circulo , circulo en octava , circulo en prima y
circulo en segunda : bien que los tres últimos no se usan sino en la es
cuela al efecto de agilitar la mano.
CONTRA EN CUARTA.
Jíste es el principal entre los quites circulares. Cualquiera que lo posea en
su perfeccion posee va la mayor parte de la destreza y ecsactitud que
se requiere en los quites. El puede haeer inútiles la mayor parte de
las tentativas del adversario porque embaraza casi todos los golpes ya
dentro , ya fuera, ya sobre, ya bajo tas armas. Tambien es el mas
seguro en los combates , donde los quites sencillos pueden faltar mas
facilmente. Tiene ademas la gran ventaja de dar tiempo para juzgar
y prevenir los designios del enemigo. En una palabra , es. tal la supe
rioridad de este quite (pie de él parecen derivar todos los demas. Pa
ra poseerlo con perfeccion es menester practicarlo mucho.
Se egecuta á pie firme y ivtirantlo , comenzando el movimiento de
izquierda á derecha y por debajo de la espada enemiga con el puño en
posicion media , el tronco bien apoyado sobre la cadera izquierda , y
estendiendo el brazo en el momento de dar nuestra hoja en la contra
ria, de modo empero que quede bien flecsible para poder responder
con viveza.
Se engaña muchas veces el contra en cuarta doblando el cam
biamiento de tercia , el cual se elude con un quite compuesto de un
contra en cuarta y un quite sencillo de tercia, respondiendo en segui
da tercia ó segunda - tercia , si el adversario Ua tirado coñ el puño
bajo y segunda si con el puño alto.
Asi en este quite como en los demas circulares debe particular
mente atenderse lo que digimos arriba , á saber , que contra un tira
dor de mucha viveza , que al estenderse vaya ganando terreno suce
siva é insensiblemente con el impulso mismo de la cstension , debemos
ir retirando ligeramente y á hurtadillas á fin de que no se embaraze
el quite por la demasiada procsimidad.
CONTRA EN TERCIA.
Este es mas difícil de egecntar que el contra en cuarta, y meno*
seguro tambien: no debe usarse sino fuera de distancia. Para egecutar-
lo con mayor facilidad , debe el cuerpo hallarse bien apoyado en Ja-
cadera izquierda , y debe la cabeza estar algo inclinada acia atras para evi
tar los golpes que este quite lleva á la cara cuando el adversario tira
con mucha viveza : bien que en este caso vale mas servirse del quite
sencillo de cuarta, que proporciona una respuesta mas viva. -
El contra en tercia se hace regularmente con el puño en piona-
5*
«¿ora , por medio del corte verdadero yuelto acia fuera ; puede tam
bien egecutarse con el corte falso y el puño eaposicion media : y su mo
limiento empieza de derecha á izquierda por debajo de la espada ene
miga.
Lo que algunos maestros llaman medios-contras no son en reali
dad otra cosa que el contra en cuarta sobre un golpe de tercia es
tando las espadas unidas en tercia , y el contra en tercia sobre u»
golpe derecho de cuarta estando juntas en cuarta las espadas.
El contra , si prescindimos del golpe con que hiere la espada con
traria, no es otra cosa que un cambiamiento formado por un circu
lo algo mayor que aquel con que se hace un, cambiamiento simple.
Se le ha dado el nombre de contra porque sirve de defensa contra
todas las estocadas y vuelve el hierro á la_ misma situacion.
QUITE DEL CIRCULO.
El quite del circulo , asi llamado porque se ejecuta formando un
circulo , el mas pequeño posible , con la espada propia para envolver
Ja del enemigo, podria quitar casi todas las estocadas si pudiese ha
cerse este circulo con una viveza suficiente para encontrar la espada
contraria, y si esta que describe un circulo mas pequeño no pudiese
facilmente abrirse paso luego que se cansa nuestro puño. Por otra
parte, este movimiento entorpece el puño hasta el estremo de hacer
difícil la respuesta , á causa del conmovimiento en que pone á todo
el cuerpo. . •.
Es ventajoso en la retirada , porque abrazando y envolviendo el
movimiento circular todos los golpes que se nos pueden tirar por ^ de
bajo ; embaraza los semi-golpes , las fintas dobles y sencillas y prin
cipalmente la cuarta baja y la quinta. Para los golpes altos es nece
sario el quite sencillo de cuarta.
Para ejecutar el quite del circulo se tiende el brazo , con el pu
ño en supinacion y á la altura de la boca ; se baja -1a punta , y co
menzando de derecha á izquierda por encima de la espada enemiga ,
se describe la figura de un cono con el solo movimiento. del puño.
En esta actitud es menester, para ejercitarse, redoblar los cir.r
culos con la mayor repeticion posible procurando al mismo tiempo
estrecharlos. r
Si la viveza del contrario fuere tan superior que no se pueda lle
gar á encontrar su espada , es menester detenersela con el quite de oc
tava, y en caso de faltar este quite, será preciso retirar.
Solo con una larga practica se puede adquirir la agilidad y faci
lidad que ecsijs el difícil quite del circulo. Se engaña ó elude doblan
do y triplicando el cambiamiento de cuarta de corte fuera las armas.
.
CIRCULO EN OCTAVA

s e hace describiendo el circulo con el puño en posicion media á la


altura del hombro, acabando por apartar el hierro contrario de den
tro á fuera con el quite de octava.
CIRCULO EN PRIMA.
s c hace describiendo el circido con el puño en pronacion como en la
figura 0. lámina 11. y a la altura de la frente, y acabando por apar
tar de fuera á dentro la hoja contraria con el quite de prima.
CIRCULO EN SEGUNDA.
s. fe hace describiendo el circulo con el puño en pronacion á la altu
ra del hombro , y concluyendo por apartar de dentro á fuera la ho
ja contraria con el quite de segunda.
- . DOBLE LLAMADA.
Ija doble llamada, que consiste en hacer las dos llamadas de tercia
.y de cuarta, una inmediatamente despues de otra, debe hacerse á pie
firme y con mucha viveza , observando y juzgando de antemano los
designios del adversario para que no nos toque dentro del tiempo. Ha
cemos, por ejemplo, una llamada de tercia y otra de cuarta hiriendo
cada vez el suelo con el pie derecho: si el adversario va al quite le
tiramos tercia; y al reves , si comenzamos por la llamada de cuarta.
DOBLE ATAQUE, Ó FALSO ATAQUE.
E A doble á falso ataque consiste en hacer una llamada y marcar ea
seguida un tiempo: y se hace á pie firme. Se marca , por ejemplo) una
llamada de cuarta y un tiempo de tercia ; y se tira cuarta : una lla
mada de tercia y un tiempo de cuarta ; y se tira tercia : y asi de los
demas.
DOBLE BATIMIENTO DE ESPADA.
lili doble batimiento , que consiste en batir dos veces la hoja enemi
ga , es un golpe muy fino cuando se ejecuta con precision. Se hace á
pie firme.
Ejemplos.
1.' Junte Vd. la espada en cuarta; bata dos Teces el flaco de mi
hoja por medio del fuerte de la suya tendiendo el brazo y dando ca
da vez una patada al mismo tiempo ; baje luego rapidamente la pun
ta en quinta por debajo de mi puño : y si voy al quite del semicír
culo , no permita Vd. que yo alcanzo su hoja, antes bien cambie
Vd. vivamente por encima de la mia y tire cuarta de corte fuera las
armas, para eludir mi quite.
2.° Junte VJ. en tercia ; haga el doble batimiento; baje rápida
mente la punta en segunda, ó en cuarta de corte fuera las armas por
debajo de mi puño , y si voy al quite de segunda ó de octava , tire
Vd. cuarta.
Es menester esiar continuamente dispuestos á quitar los golpes que
pueden tirarsenos al hacer los batimientos y tambien al bajar la punta..
DOBLES FINTAS.
Ijas dobles fintas sirven (como la doble llamada, el doble ataque j
el doble batimiento) para desconcertar al enemigo ó para hacerle tirar
-dentro del tiempo. Se ejecutan á pie firme y se preparan con una fin
ta sencilla. Solamente cuando el adversario está en movimiento se pue
de esperar sacar pariido de ellas , y al formarlas seria arriesgado el
descubrirse y no estar continuamente alerta.
Hacemos, por ejemplo , una finta sencilla de tercia para tirar cuar
ta : si el adversario quita esta estocada , nos reponemos en guardia y
volvemos á comenzar haciendo dos fintas una en tercia y otra en cuar
ta y tiramos tercia. Así mismo se hacen las fintas de cuarta y de
tercia para iirar cuarta: de cuarta y de tercia para tirar segunda: de
tercia y de cuarta para tirar cuarta baja : de tercia y de cuarta sobre
las armas para tirar segunda : y asi sucesivamente.
Como al hacer una doble finta puede el enemigo tomarnos el
tiempo; es menester estar siempre dispuestos á quitar y responder. To
dos estos tiempos se marcan solamente con el puño y con movimien
tos imperceptibles.
Aunque acabamos de dar estas reglas para el juego de armas
complicado, nunca nos causaremos de advertir que el sencillo es in
comparablemente mas ventajoso. Generalmente hablando, las estocadas
derechas son las mas seguras y menos arriesgadas, y asi en un lance
serio son casi las únicas. que deben practicarse. Sin embargo para la
escuela es utilísimo el juego complicado, pues nada sirve tanto para for
mar la mano , enseñar el cuerpo á no partir antes de ti<Mipo y pro
curar el conocimiento de todo lo que compone mi asalto en regla,
como la multiplicacion y variacion de los molimientos.. Esta repeticion
fija en la memoria un cierto orden para todos los movimientos que
deben practicarse en el ejercicio de la esgrima, y con esto puede el
juicio determinar que es lo que debe hacerse en cada caso particular.
CORTE SOBRE LA PUNTA- fi)
L Lámina ik.
o que se llama corte sobre la punta no es una estocada nueva y
distinta de todas las^ nueve que hemos dicho antes, sino un cambia-

contraria , y bajandola en seguida con rapidez por el lado opuesto


para clavarla en el cuerpo del enemigo. Al levantar la espada debe sos
tenerse con los solos tres primeros dedos quedando algun tanto suel
tos los otros dos , y al bajarla para dar el golpe no debe el euerpo
estenderse hasta tenerla cambiada y bien dirigida al punto qué debe
tocar.
El corte sobre la punta se hace en cuarta y en tercia ; y solo á
pie firme 6 retirando, pues avanzando seria arriesgado. Es veniajoso
en general contra un enemigo que está «n guardia con el puño bajo y
la punta alta.
Se elude con los quites sencillos de cuarta, de tercia , y deprima;
y con los circulares de contra en cuarta sobre el corte de tercia, y de
contra en tercia sobre el corte de cuarta.
Es inuy arriesgado en ataque , y asi es menester no usarlo sino
en respuesta por dos motivos : primero por la facilidad de ejecutarlo
mientras el enemigo se levanta despues de nuestro quite : segundo por
no esponernos á los golpes simultáneos que consisten en dar y recibir
á un mismo tiempo.
ESCURRLM1ENTO SOBRE EL HIERRO. [ 2 ]
jEI scurrir la espada es deslizaría á lo largo del hierro contrario con
un movimiento vivo y sensible , cuando se está á distancia ; cambiando
prontamente en caso de ir el enemigo al quite ; y consumando el golpe
en caso de no ir.
Para ello debemos ponernos bien perfilados [ con el cuerpo á plo
mo sobre la cadera izquierda y la espada bien en frente para estar per
fectamente cubiertos ] y asegurarnos de la espada contraria con el fuerte de
la nuestra. El escurrimicnto trae la ventaja de forzar al enemigo á ir al
quite só pena de ser tocado. Se puede ejecutar á pie firme ó marchan-
tío, sin cambiar ó cambiando.
( i ) Se llama asi en español; y en Jrancés coupé sur pointe . por
que efectivamente nuestra espailu levantándose para pasar por sobre la
punta de la contraria y. volviendo á bajar rápidamente por el lado
opuesto, mas bien parece que va ha herir de corte que de punta.
[ 2 ] En la escuela francesa se dice coulé sur le 1er.
r \ .mí .1 Ejhnpio. y. r.".»:>

c/"'¿flAsw las espadas en tercia, cambie Vd. en cuarta y escurra su bi


ja á lo largo de la mía tendiendo el brazo y procurando ganar mi
co con su fuerte: si presento descubierto, tire Vd. derechamente; pe
ro si me opongo en cuanta , tire Vd. íftirá. Lo mismo se hace res
pectivamente sobre el juntamiento de cuarta. . '•
.Despues 'del fscurrimicnto puede hacerse una firita - pero es menes
ter hacerla con mucha precaucion. Finalmente es de advertir que si bien
el escurrimiento es el mejor de todos los ataques ; podemos sin embar
go , al tiempo de formarlo, ser tocados por un tirador hábil.
• -, -. EL TENTAMIENTO DE ESPADA 1
t
o semi-golpe. [i] " \' • '

cntar la espada contraria ó marcar un semi-golpe es estenderse á


medias como para tirar una estocada á la parte que el enemigo presen
ta descubierta. Se tira un golpe caái á fondo ; y. si el enemigo va á
quitar se cambia y Se consuma el golpe por el lado opuesto. Se tienta.
por ejemplo la espada en cuarta y se tira tercia: se tienta en tercia y
se tira cuarta : se tienta en cuarta , y si el enemigo tpiita con el puño
alio , se tira cuarta baja: se tienta en tercia , y si el enemigo quita oon
el puño alto, se tira segunda. etc. •
RECARGA DE MANO. [ 2 ] •"":'«'»-' ».""" i

Ija recarga de mano es na segundo golpe que tiramos con él solo


movimiento de la mano en el tiempo mismo de la estension des
pues de mi primer golpe que se nos ha quitado.
Cuando el adversario quita debilmente sin responder ; y las espadas
se encuentran fuerte contra fuerte ; se hurta la punta con un pequeño
movimiento de puño y se prueba segunda vez á clavarla en el cuerpo
del enemigo por el lado descubierto, repontenddse inmediatamente en
guardia. Debe ejecutarse de modo que el primer golpe y la recarga no
formen juntos' mas que un solo tiempo. Este golpe, que no es posn
ble sino á una superior viveza de mano , es una especie de golpe de
» rf : ' . . . . . . -"• o*
(i) En francés Tentement d' epée ou denii-conp.' •.•'''» -• .
(_2) La recarga de mano, asi llamada porque se. ejecuta sin mover
el cuerpo y con el solo tnovimicnto de la 'mano , 'ld llameen los franceses
repiise de main ; asi como llaman reprise sur retraite la recarga cotí
falso levantamiento. Nosotros damos á una' y"otra el nombre^tíi • 'nscarrgá',\
porque en. efecto no consisten en otra cosa que ~en cargar al enemigó
dos veces en un solo movimiento de estension. - i 1 i
-th'mpo tanto más seguro cuanto que apenas puede evitarlo quien quite'
sin responder. • -• . :
DEL FALSO LEVANTAMIENTO. {Lám. ib)
Ija recarga se hace tambien moviendo acia atrás el tronco como para
levantarse. Se tira , por ejemplo, una estocada á fondo: si el adversa
rio aguarda para responder , á que uno se levante , se medio-retira el1
tronco dando muestra de reponerse en guardia , sin empero mover los'
pies y doblando un poco la pierna izquierda ; y se redobla el golpe por
el lado descubierto en el mpmento que el adversario va á responder , y
se vuelve en seguida á la guardia.
Se puede hacer sobre un cambiamiento, sobre una.fi/ita , sobre una
estocada de corte sobre la punía y sobre cualquiera otra respuesta del
adversario que nos presente un descubierto.
DEL ESQUIVAMIENTO.
Jjjsqaivar una estocada es hurtar el cuerpo á un golpe que se nos
tira á la distancia justa para tocarnos. Hay dos maneras de esquivar
los golpes tirados á la distancia justa ; la primera se ejecuta contra las
estocadas cuarta baja y quinta por medio de la/repentina cavacion ( i )
del ingle , cual cavacion se hace con la mayor velocidad, sin mover los
pies , inclinando algo ácia delante el pecho, doblando cuanto sea po
sible la rodilla izquierda , desplegando la rodilla derecha retirando ácia
atras la cadera y todo eso en el momento mismo en que prudentemen
te juzgamos que el adversario, no habiendo logrado tocarnos por enci
ma , probará á tocarnos por debajo las armas, que es por donde nos
presentamos descubiertos.
La segunda , que es mas facil y mas cierta , se ejecuta tambien sin
mover los pies perfilando y retirando enteramente el tronco mucho mas
que en la guardia ordinaria, doblando ácia atras cuanto sea posible la
rodilla izquierda; y tendiendo la pierna derecha sin levantar de tierra
el pie á fin de conservar la firmeza. Este último esquivamiento solo tiene
Jugar cuando despues de haber quitado por debajo pretende el adver
sario tocar por encima, donde se le ha dejado un descubierto por la
necesidad de defender la parte atacada.
_ CAVACION DEL PUÑO.
Jlista cavacion es ordinaria á los discípulos y á las personas que han
recibido malos principios : y es la demasiada ambicion de tocar lo qué
les hace tirar asi. Se ejecuta volviendo prontamente en pronacion el
puño que estaba en posicion media y sacando el codo para lograr la
facilidad de tirar dentro las armas cuando el adversario se halla cu
bierto en linea derecha. Pero en ningun caso debe permitirse ; pues
(r) Cavacion es la accion .de doblar el cuerpo , ó el brazd f di
modo que forme un ángulo ó cavidad.
6
es igualmente funesta á los dos combatientes , los cuales presentando-
ambos un descubierto no se tiran regularmente sino golpes simultáneos.
D E LOS TIEMPOS.
Jjl tiempo es la duracion de una accion , ya sea esta de espada , ya
de pies , ya de cuerpo, ya de todo junto. Es imposible hacer un mo
vimiento tan rápido que no necesite un tiempo.
Tomar el tiempo es aprovechar el desorden de un movimiento del
contrario para tocarle , oponiendo al mismo tiempo para no ser toca
dos nosotros mismos ; ó , mas breve , es tocar al enemigo dentro un.,
movimiento cualquiera que él haga para atacar ó defenderse.
Se malogra el tiempo cuando se tira demasiado pronto ó dema--
siado tarde. Nadi es mas difícil en el arte de las armas que el tornar
justamente un tiempo : y solo por una larga práctica llega un tirador
á ejecutarlo conforme á su designio, que es de tocar y no ser tocado.
Aunque algunas veces la viveza lo haga practicable , mil otras la pre
cipitacion ó la falta de juicio lo hacen malograr. La atencion misma que.
ponemos en aprovecharlo , nos preocupa ; y la demasiada ambicion que
tenemos de tocar , nos hace descuidar el quite y la. respuesta, y tirar
golpes simultáneos en lugar de prevenir al adversario..
Se toma el tiempo , i de los movimientos á pie firme y err-
tonces el golpe que se tira se llama sencillamente golpe dentro del tiem
po ( i ) : 2.° de los movimientos avanzando y entonces el golpe se
llama golpe de detencion ( 2 ): 3.0 de las estocadas tiradas á fon
do y entonces el golpe se llama, tiempo cierto porque, á diferencia de
los dos anteriores , es indefectible..
GOLPE DENTRO DEL TIEMPO..
Este golpe de tiempo que coma hemos- dicho se tira tomando el tiem
po de un movimiento á pie firme- del adversario , es muy arriesgado
cuando se ejecuta , 1.° con demasiada precipitacion ; i.0 sin
bastante discernimiento r 3-° indistintamente sobre todos los movi
mientos .• 4-0 sin tener mas viveza que el contrario : 5.a sin po
seer la precision necesaria para tomar el tiempo justamente. Pero, es ven
tajoso cuando se ejecuta , 1 .* en el instante en- que eí adversario
deja nuestra espada para ir falsamente al quite ' a.° en el ins
tante en que descubre su cuerpo con un movimiento cualquiera ; 3.»
en el instante en que aparta de sobre nosotros la vista : 4.*
cuando sus movimientos son mas anchos que los nuestros : pues aunque
por otra parte tuviere tanta viveza como nosotros , basta , para poderle
prevenir y tomarle el tiempo, que sus movimientos sean demasiado
anchos.
( 1 ) En francés coup sur le temps.
( 2) En francés coup d'arrét.
[4*3
G O L PE DE DETERGIO Sf.
Este segundo golpe de tiempo, que se lira tomando et tiempo de tos
movimientos avanzando , sirve para detener á los que nos acometen sin
regla. Hay muchisimos tiradores que no sabiendo tirar ni quitar á pie
firme , se mantienen siempre fuera de distancia de miedo de ser toca
dos, y cuando quieren tirar corren á echarsenos encima haciendo movi
mientos desarreglados, envolviendo á veces nuestra espada y tirando (re
gularmente de corte y sin oposicion ) el primer golpe que les viene í
la mano. Para detener pues á estos tales es menester atender porque
lado juntan su espada á la nuestra , y cambiando tirarles al lado des
cubierto en el momento que levantan el pie para avanzar. Si en el pri
mer tiempo faltase «uestro golpe, deberiamos retirar y ponernos, en ob
servacion para detenerlos al segundo paso; teniendo presente que este pue
den darlo "variando los movimientos de la mano.
El metodo de semejantes tiradores no está en Francia admitido ni
en las academias ni en los asaltos, porque á cada momento espone al
que lo usa á ser herido 6 muerto ; pero si diesemos con quien lo usa
se , deberiamos valemos del espresado golpe de detencion.
Este y el golpe dentro del tiempo , -por lo mismo que segun he
mos insinuado pueden faltar ; se llaman tiempos inciertos.
TIEMPO ÍIERTO.
Este tercer golpe de tiempo , 'que se tira tornando el tiempo de una
estocada á fondo del adversario , consiste en tirar á este en el mismo
momento un golpe que . tocándole , quite inevitablemente el suyo. Para
esto es preciso mucha viveza y mucha habilidad , es necesario conocer
que estocada va -á tirarsenos , es indispensable por fin muchisima prácti
ca ; pero una vei conseguido estamos seguros de tocar sin ser toca
dos y somos superiores á los tiradores mas hábiles que ignoren el arte
de tomar los tiempos ciertos.
Si el adversario , por ejemplo , tira cuarta tí fondo , ' -bajamos nues
tra espada en octava , y siguiendo la suya le tiramos al mismo tiempo
cuarta de -corte fuera, las -armas oponiéndole el corte falso. Si tira ter
cia, se le tira tercia al mismo tiempo oponiéndole el corte verdadero
vuelto ácia fuera. Es finalmente de advertir en cuanto á los tiempos
ciertos que son faciles de tomar contra un enemigo que no sepa en
cubrir su designio. . . • '. ' ' i . '
w A. mas de los tiempos inciertos y tiempos ciertos de que acabamos
de hablar , hay en la esgrima otros que es necesario ecsaminar. Tales son
los tiempos''falsos , las estocadas si»tultiíneas('i }, y los tiempos de debajo.
•». . »i , ' !• t -
(i) 'En; la escuela francesa las estocadas simultáneas se llaman
coups fourrés, y los tiempos ele debajo coups de dessou».
í 44]
TIEMPOS FALSOS.
. J. icmpo falso es un ardid que consiste en una llamada , un ataquet
tm batimiento, un semi.'golpe , ú otro cualquier movimiento (de cuer—
.po , de pie , ó de espada) que se hace dentro de otro movimiento del
enemigo por la parte que deja libre su espada. Asi es que se hace
por encima , por debajo ; por fuera , d por dentro las armas , juntan
do ó cambiando , y siempre con movimientos contrarios á los del
enemigo. , - ; ....
Este ardid se hace i.° para inducir al adversario á atacar una
parte que se descubre de intento: 2.° para escitar á los que no co
nocen la distancia á que nos tiren cuando estamos fuera de su al
cance, y vengan con esto á ser tocados por nosotros en el momento
de su estensioti , y 3.° para sorprender á uno que se arroje á tira»
á cualquier movimiento nuestro. . .
Pero es menester no olvidar que tirando con un hombre hábil,
no debemos marcar los espresados movimientos sino fuera de distan
cia ; de otra manera podriamos fácilmente ser sorprendidos por él
mientras querriamos engañarle.. . . ..;
E S T OCADAS SIMUL.TAN E AS.¡
AJa estocada simultánea es la. que se dá al mismo tiempo que se
recibe otra. Este es desgraciadamente el defecto mas comun de do»
combatientes que llevados del demasiado ardor de tocar, tiran sobre
todos los movimientos y se esiienclen ambos á un. tiempo: de don-*
de no puede resultar sino el quedar traspasados ambos.
Para evitar esta desgracia deben tenerse las. precauciones siguien
tes: i.° observar las disposiciones y los movimientos. del enemigo, en
los cuales (con ausilio de la práctica, del golpe de vista- y del juicio)-
se distingue si lleva designio.de atacar ó solamente de hacernos atacar.
á nosotros : 2.° seguir siempre del flaco al fuerte su espada con una
oposicion de puño suficiente.. • . : .

TIEMPO DE DEBAJO.
Oi estando á distancia, adelanta el adversario con el puño muy alto.
para tirar tercia ó. cuarta ; se le toma el tiempo tirándole segunda re
tirando el pie izquierdo hasta la estension regular , é inclinando el cuerpo
y la cabeza algo mas de lo regular en el momento de. la estension.
:¡ . Los tiempos son en realidad muy difíciles aunque en apariencias
muy sencillos : pero tambien son el juego de armas mas. bello. Saber
los bien determinar y tomar con precision es haber adquirido el mas
profundo conocimiento del arte, pero esto no puede conseguirse sino
con una larga serie de lecciones de .ua buen maestro nunca interciuu»
pidas, pues la finura y precision del golpe de visfá , la eesactiiud dtl
juicio, y el conocimiento de la distancia, que para ello se requieren no
se aprenden sino con una larga práctica. A un tirador que ha reci
bido buenos principios unidos á una larga esperiencia, esta y aquellos
}e enseñan á penetrar los designios del contrario encubriendo los su
yos , á distinguir los movimientos, á tomar el partido mas ventajoso,
y á prevenir todos los golpes : y entonces y solo entonces es cuando
sabrá aprovechar los tiempos.
DEL DESARM AMIENTO.
3En el arte de las armas, así como es menester conocer todas las ope
raciones que se pueden practicar con ventaja , tambien conviene no ig
norar las que; están ya abolidas, á fin de conocer lo desventajosas que
estas son y saber librarse de ellas si viniere. el caso.
; La mas reprobada de todas es el desarmamiento: porque prescin
diendo de lo muy arriesgado que es , y de k> poco que podemos con
tar con su écsito ; no siempre se rinde el enemigo aun 'viendose desar
mado, y entonces ¿ deberemos acuchillar á un hombre inerme ? En tal
caso la victoria en lugar de sernos honrosa nos haria indignos de la
sociedad. Por otra parte , el devolverle la espada cuando le vemos tan
tena» y arrestado, seria esponernos á sostener. un nuevo combate que
podria sernos funesto. Esto ha hecho ver cuan imprudente es el des
armamiento , y que no debe recurriese á él sino cuando no hay otro
arbitrio de salvarnos.
Son varios los modos de desarmar - eí primero consiste en asir
la espada del enemigo : y he aquí como se Jbace este asimiento.
ASIMIENTO DE ESPADA.
0 Asimiento en cuarta y en tercia.
01 el adversario tira cuarta ó tercia á fondo y quitándosele , no se le
vanta sino qne por temor de la respuesta permanece á fondo oponien
do fuerte contra fuerte j en tal caso se pasa la mano izquierda por
encima de su puño ; se ase su guarnicion por debajo pasando el pie
izquierdo al lugar del derecho y el derecho al ltigar del izquierdo;
se retira el brazo derecho presentándole la punta á cierta distancia,
á fin de que no pueda cogerla; se estiende el brazo izquierdo apre
tando fuertemente la guarnicion de la espada contraria, que se tiene
asida : y enrónces si el enemigo fuerza avanzando se pasa. el pie iz
quierdo detras del derecho amenazándole siempre con la punta ; y
si retira , se adelanta el pie derecho habiendo seguir el izquierdo.
' Es menester atender que al formar el asimiento de cuarta pode
mos ser tocados con la recarga de cuarta baja ó de quinta ; y al for-
mVr el. de tercia , podemos serlo cea 1* recarga de segunda ó de cuar
ta de corte fuera, las armas.
[ 46 ]
Asimiento despues del quite de cuarta baja.
Si el adversario tira cuarta á fondo y , quitándosele de cuarta baja
ó de quinta , permanece estendido ; se le ase prontamente la guarni-
eion de su espada por debajo de su puño, y apretando de recio fuer
te contra fuerte, se levanta á viva fuerza la misma guarnicion para
obligarle á abrir los dedos ; pero que esto sea ácia el lado izquierdo,
pues si la levantásemos derechamente de abajo arriba , correriamos ries
go de rompernos los dientes. Al hacer este desarmamiento podemos ser
tocados por medio de la recarga de tercia.
Los asimientos de que acabamos de hablar 'tienen lugar por col
pa del adversario que no se levanta prontamente sino que permanece
á fondo despues de tirada la estocada ; pero hay casos en que por
culpa nuestra podemos vernos obligados á recurrir á semejante estremo.
Estos casos son i.° rsi nos hubieremos estendido tanto que no poda
mos levantarnos con celeridad y en actitud de defensa, a.° si hubie
remos estrechado la -distancia en el mismo momento que el enemigo.
LIGAMIENTO DE ESPADA.
JLjigar la espada contraria -es seguirla al rededor como para envolverla,
comenzando por encima para empujarla con fuerza por debajo y
desviarla con esto al uno ó al otro lado. Se hace con la sota accion
de la muñeca ; -corriendo nuestra hoja del fuerte al flaco ; sin sepa
rarnos de la linea ; y teniendo el puño algo mas firme que en la guar
dia ordinaria , el brazo flecsible y el cuerpo apoyado en la cadera iz
quierda. ' :í > ío!) ÉÍ¿S<]"9 fil
Este ligamiento si se nace con fuerza y el enemigo no tie
ne muy firme su espada , es tambien un desarmamiento tanto mas ven
tajoso cuanto que aun en el caso de no hacer saltar al enemigo la es
pada de la mano , estaraos seguros de apartársela lo bastante para po
derle tocar. \ .
' ' ' Ejemplos.
q '• -- ; ' • VrtW'oi
i.° Oi el adversario junta la espada en cuarta con el brazo tendi
do y la punta frente de nuestro cuerpo; oponemos en cuarta fuerte
contra flaco , volvemos vivamente el -puño en segunda y pasando la
punta por encima de la hoja contraria la seguimos al rededor hasta
que por debajo la empujamos de recio ácia fuera. Si t;on -esto no se
le cae la espada al adversario , le tiramos cuarta sobre las armas.
i." Si el adversario junta la -espada en tercia asimismo con el bra
zo tendido y la punta dirigida á nuestro cuerpo ; la ligamos siguiendo-
la al rededor hasta empujarla por debajo reciamente ácia dentro : y si
tampoco se le cae al contrario la espada , se tira cuarta. . r»t -iv >r. w'
El ligamiento de espada se egecuta tambien sobre un golpe tira
do á fondo. : Av y; >;' •«*
DEL LATIGAZO.
E» un golpe seco y vivo que se dá sobre el' flaco .de la espada del-
enemigo cuando este la tiene horizontal con el brazo tendido, al efec
to de hacersela saltar de la mano. Este desarmamiento sale bien al
gunas veces; pero se necesita una grande atencion, mucho discerni
miento, y un golpe de- vista- muy ecsacto para dar el golpe oportuna1-
mente. i
Se ejecuta teniendo- el cuerpo' bien perfilado, y apoyado en la ca
dera izquierda ,, el brazo ílecsible ,. y la punta un poco mas alta que
en» 1» gftardia ordinaria.
Ejemplos.
i.° Si el enemigo se halla- en guardia de cuarta con el brazo ten
dido y la hoja horizontal ; cambiarnos en tercia, damos el latigazo con'
el fuerte de nuestro corte sobre- el flaco de la espada contraria : y si
esta no cae , tiramos tercia ó cuarta sobre las armas.
2.0 Si el contrario esta en guardia de tercia, tendido asimismo el
brazo y horizontal la hoja ; cambiamos en cuarta , damos el latigazo
en el. modo dicho :. y si no se le cae la espada , le tiramos cuarta alta
ó cuarta baja.
Tambien el latigazo se ejecuta sobre- un golpe tirado á fondo:
ejemplos
,,,3.0 Si el adversario tira cuarta y se le quita? y se levanta con el
brazo tendido; se cambia,, se- dá el latigazo , y si no se le hace sal
tar la espada } se le tira- tercia ó cuarta sobre las armas.
CONTRA - LATIGAZO.
I^ara defenderse» def tatigazo es preciso tener el puño muy ílecsi
ble , y la vista fija en los movimientos der contrario á fin de con-'
tra-cambiar en el momento que él cambia' para dar el latigazo , y ti
rarle- derechamente si se ofrece- coyuntura.
DE LAS VUELTAS.
Aqui viene al caso hablar de ciertos movimientos del cuerpo , llama
dos vueltas, por medio de los cuales nos alejamos, ya á medias, ya
del todo , ya á. derecha , ya á izquierda, de la linea en que aguar
dabamos al enemigo.
Estas vueltas sirven de quite contra un enemigo furioso que se
arroje sobre nosotros sin regla y sin medida ; pero son arriesgadas
hasta tal punto que es menester no emplearlas sino en la última es-
tremidad , prefiriendo mientras sea posible , el uso del quite y respues
ta. Son sin embargo útiles y tal vez necesarias cuando por algun em
barazo que tengamos detras de nosotros sea imposible retirar y no nos
quedo mas arbitrio que el de apartar nuestro cuerpo de la linea.
La vuelta se hace entera ó media. La media vuelta consiste en.
aerrear el pie izquierdo al derecho de modo que la punta' de aquel
toque al talon de este formando la figura de una escuadra. La vuelta
entera consiste en retirar vivamente el pie izquierdo acia la derecha
á dos suelas de distancia de la linea volviendo al adversario las tre»
cuartas partes de las espaldas: y una y otra se ejecutan ea el mo
mento en que el enemigo va á tirar. ¡
Las vueltas sirven contra estocadas tiradas dentro y contra otras
tiradas fuera las armas. Cuando el enemigo tira dentro las armas , que
es lo regular en un hombre inesperto que tire sin ninguna regla , sq
baja la punta al tiempo ^de dar la" vuelta haciendo la oposicion como
para el quite del semicirculo y apuntando al cuerpo del adversario, y
se vuelve en seguida á la guardia. Pero si el enemigo tira fuera las
armas, es decir, la tercia forzando nuestra espada,- se cambia al dar
la vuelta apuntando asimismo al cuerpo del enemigo. .
Concluyo este capitulo advirtiendo que aun estas vueltas úcia la.
derecha de la linea están muy poco en uso por lo arriesgadas que he
dicho ser ; pero las que antiguamente se hacian ácia la izquierda esr.
tán hoy dia absolutamente abolidas.
DEL QUITE DE MANO.
Hay algunos que quitan con la mano izquierda, y responden con
la derecha. Esto parece natural, toda vez que tenemos dos manos para'
servirnos de ambas y que la necesidad de nuestra conservacion nos in
duce á apartar con cuanto sea posible un golpe que podria herirnos ó
matarnos. Sin embargo este método es tan peligroso que vale infini
tamente mas no practicarlo.
Un tirador que llega á contraer este mal hábito , cuenta dema
siado con la agilidad de su mano izquierda y acaba por descuidar los
verdaderos quites que son los de la espada. Se acostumbra ademas á
tener continuamente sobre el estomago la mano izquierda y con esto
no se perfila su cuerpo y se le dificulta el- movimiento de estension por
que el brazo izquierdo no contrapesa para ayudarle á levantarse.
Generalmente hablando se hace poco caso de un tirador que qui
ta con la mano izquierda. En las academias de Francia no se enseña
ya este quite por ser tan peligroso que se ha visto clavar la mana
izquierda al cuerpo con una estacada ; y cuando no suceda esto , casi
nunca deja de quedar herida la mano, ya de punta ya de corte, por
la obvia razon de- que teniéndola adelantada ácia el enemigo , llegan
jí ella los golpes que no llegarian á nuestro pecho.
k Es pues preciso evitar esté modo de quitari que ademas podria
engendrar en el adversario sospechas de traicion por nuestra parte; y
ejercitamos en adquirir la perfeccion de los -verdaderos quites , que
C 49 3 .
son siempre roa» seguro» j menos peligrosos".
Sin embargo está admitido en el arte de las armas el formar en.
ciertas circunstancias una oposicion con la mano izquierda , pero sola
mente cuando está ya formada la de la derecha, y aun en lances se
rios pues en un asalto seria una cosa fea. Semejante oposicion tiene
por objeto el impedir los golpes simultáneos : y debe ejecutarse po
niendo la mano izquierda á la altura de los ojos porque asi no per
judica tanto al perfilamiento del cuerpo , la palma de la mqno acia
fuera , y los dedos bien estirados. Está reprobado el agarrar con es
ta mano la hoja enemiga , como no sea contra asesinos.
Si se diere con un contrario que á pesar de cuanto hemos dicho
contra el quite de mano , lo practique ; se le engaña con estocadas de
corte sobre la punta , pues en estas le es muy difícil encontrar nues
tra hoja que va y viene de abajo arriba y de arriba abajo. Se le en
gaña tambien con el tentarniento de espada ó semi-golpe y con la re
carga de mano , etc.
DE LAS PRINCIPALES FACULTADES QUE SON NECESARIAS
en el arte de las armas. ' . ^.i
Son necesarias en el arte de las armas cinco principales facultades
que son , el sentimiento de la espada , el golpe de vista , el juicio,
la viveza, y la precision: las tres primeras dependen mas hiera de la
naturaleza que del arte ; las dos restantes principalmente del arte y del
egercicio : y todas estrechamente unidas conducen al último grado de
la perfeccion. . .
El sentimiento de la espada sirve para conocer , con solo unir las
espadas, la posicion en que nos hallamos respeto del enemigo:- el
golpe de vista para distinguir de repente lo que el enemigo va á hacer:
el juicio para determinar inmediatamente lo que en consecuencia de*
beinos hacer nosotros : la viveza para ejecutar con la mayor rapidez
las determinaciones del juicio : y la precision para dar á la ejecucion
toda la finura y ecsactitud que necesita. Volvamos ahora á seguir por
su orden estas cinco facultades. ,
Sentimiento de la espada. »
El sentimiento de la espada para ser perfecto debe ser tal que
sin el socorro de los ojos nos haga conocer nuestra posicion ; distin
guir el lado por donde están unidas las espadas , si por fuera ,' ó ai
por dentro las armas; sentir cualquier juntamiento , escurrimienlo j ó
cambiamiento que haga el enemigo por ligero que sea ; percibir cuan
do va á tirarnos una estocada ó hacernos cualquier ataque : y todo
esto sin forzar la espada contraria , pues si para asegurarnos , por ejem
plo , de que las espadas están unidas en tercia ó en cuarta debiesemos
7
t56]
apoyarnos con fuerza sobre la contraria, esto no seria ya tener delica
do el sentimiento ; antes bien el fatigarnos el brazo y obligar al ad
versario á cambiar ó ceder la punta probaria que teníamos la mano
poco menos que insensible. Esta insensibilidad , que es un defecto ca
pital , proviene por lo regular de tener continuamente empuñada con
fuerza la espada en lugar de hacerlo unicamente en el momento de la
accion.
Golpe de vista. ' •• *

En un instante mas rápido que el relámpago un ojo vivo y es


perto advierte las operaciones del enemigo asi que este se mueve pa
ra ejecutarlas : y esto se llama golpe de vista. Cuando el enemigo ha
ce los movimientos necesarios para practicar sus designios , es cuando.
presenta un descubierto , que es menester aprovechar , y esto no es
posible sin poseer un golpe de vista tal cual acabamos de decir. Pero
¿de donde viene, dirá alguno, tan viva perspicacia?... De la natura
leza que es la primera causa , y de una larga práctica en el ejercicio
de las armas , que es la causa segunda. Si el golpe de vista no fuere
vivo y preciso ; la determinacion del juicio saldrá tarde ó mal toma
da : y así sucederá que , ó bien no partiremos tan pronto como será
menester ó bien haremos un movimiento inútil y tal vez, perjudicial.
Juicio. i
El juicio, este interior sentido del alma T que en general nos hace?
distinguir lo que ha de sernos favorable ó perjudicial ; considerado en
solas sus relaciones con el arte de las armas , sirve para descubrir en
los movimientos del enemigo sus designios y determinar de repente lo
que nosotros debemos emprender para burlarlos y ejecutar los nuestros.
Por ejemplo: luego que con el golpe de vista hemos advertido un mo
vimiento contrario, distinguimos con el juicio si el enemigo se propo
ne el ataque ó la defensa , y si nosotros mismos debemos defendernos.
ó atacar. .
El juicio debe presidir á todas las operaciones, y para esto debe
entregarse libre y todo entero á su objeto: si la cólera, el miedo ú
otra pasion fuerte lo turbase , si algun otro obgeto lo distrajese , sal—
. drian errados nuestros movimientos y solo podrian servir para dejara
nos matar.
La viveza*
I^or otra parte, las determinaciones del juicio deben ser ejecuta
das con viveza. Esta facultad, de la cual dependen todos los resul
tados, es efecto de una complecsion robusta y una justa proporcion de
miembros ayudada del frecuente ejercicio de los principios del arte.
Pero es menester distinguir la viveza de la precipitacion ; la primera
ra acorde con el juicio y camina á su obgeto j la segunda obra sin
orden y sin tiento. Por lo demas, la falta de viveza es un defecto
grande; sin ella el golpe de vista no sirve, Ajuicio pierde su influen
cia, y las ocasiones de un buen exito se malogran.
La precision.
no se imagine que la - sola viveza baste para la perfeccion :
pues ella misma necesita ser ayudada, y sirve de poca cosa sin la pre
cisión , esto es , sin aquella seguridad de mano , que solo el ejercicio
puede producir. Este ejercicio es el que sugeta la mano á tirar con
ecsactitud el golpe determinado ; y es tan esencial que aun los tirado
res mas hábiles pierden la precision si lo suspenden por largo tiempo.
Hemos dicho arriba que estas cinco facultades deben obrar per
fectamente unidas para conducir á Ja perfeccion en el arte de las ar
mas : y en efecto, el gran secreto de este arte consiste en aprovechar
el momento en que el enemigo haciendo sus movimientos presenta un
descubierto por donde podemos tocarle ; y para aprovechar este mo
mento rápido es absolutamente indispensable i.1 que nuestra mano haya
sentido el movimiento de la espada contraria : a.° que por medio de
un fino golpe de vista nos penetremos inmediatamente de lo que va á
hacer el enemigo : 3-° que en el momento mismo determine «1 juicio
el punto que se debe tocar: que la mano tenga la seguridad com
petente para ejecutar con precision la determinacion del juicio ' y 5-*
que la viveza, asegure el triunfo.
Aqui limito mis reflecsiones sobre las cinco facultades que son ob-
geto de este capitulo. El que comprenda toda su utilidad , convendrá
en que sin ellas estará .cualquiera muy distante de la perfeccion , aun
cuando haya recibido por largo tiempo muy buenos principios ; pero
con ellas está seguro de vencer- ' .
ADVERTENCIAS GENERALES
, que debe tener presentes un tirador.
El que sabe el manejo de las armas no debe dejarse arrebatar de
«n ardor inconsiderado, que le haria olvidar los buenos principios que
se le han enseñado. Jamás debe tirar un golpe sin prever el peligro á
que se espone de ser prevenido ó á lo menos de tirar al mismo tiem
po que su contrario. La prudencia en este punto nunca, será bastan
te recomendada.
Es menester desconfiar del enemigo; pero sin temerle, pues el que
teme es ya medio vencido. . í
Aun cuando, se sale de- distancia es menester estar siempre bien
cubierto y tener delante de si la espada.. • . '
Cuando no se está seguro del quite se sale de distancia; pero aun.
entonces es menester tener la espada en linea y pronta para quitar.
-* '
(.• ' Tíadie debe ponerse á distancia sin estar .dispuesto á quitar, pues
de otra manera en aquel tiempo mismo podria ser sorprendido. .
En un lance serio no deben hacerse muchas fintas , tiempos mar
cados, llamadas , ataques etc. Estos movimientos se hacen en un
asatto con el fin de adquirir firmeza de mano , velocidad y destreza.
Si el enemigo sale de distancia por un ataque que le hacemos,
es menester perseguirle con viveza , pero sin imprudencia , porque á
veces finge tener miedo para engañarnos. Si sale de distancia de pro
pio movimiento, es menester desconfiar de sus designios, pues segu
ramente lleva la intencion de armarnos un lazo.
Estando á distancia podemos hacer los batimientos de espada, aun
que con precaucion para no ser tocados dentro del tiempo ; pero fue
ra de distancia serian inútiles , porque cuando tendriamos desconcerta
do el hierro del enemigo nos hallariamos demasiado distantes para ti
rarle la estocada.
Los movimientos mas pequeños tienen siempre mas seguro el
efecto.
Para evitar los golpes simultáneos es menester no tirar sin sentir
la espada del enemigo ; y aun si queremos en este particular una en
tera seguridad , no debemos tirar sino cuando el enemigo está ocupa
do en un movimiento , y nos hemos asegurado de su espada.
El mejor golpe es sin disputa el escurrimiento de espada , pues
este movimiento es corto y preciso , y obliga al enemigo á obrar so
pena de ser tocado; pero ecsige sus precauciones y sobre todo la de
estar bien cubierto.
Si, el enemigo se descubre de intento es menester saber aprove
char este tiempo marcado ; pero siempre debemos desconfiar de él.
Que se quite, ó que se tire, siempre es menester perfilar los hom
bros , bien que menos en las estocadas y los quites de tercia que en.
los de cuarta.
Cuando el enemigo quita dentro las armas , queda descubierto -por
Juera, y al contrario: es pues necesario aprovechar esta circunstancia.
Delante del adversario es menester estar siempre bien en guardia,
y no descuidar esta posicion aun despues de haber tocado.
Si él enemigo fuerza nuestra espada , debemos librarla cambiando.
Despues de tirado un golpe , es menester restituirnos con viveza
á la posicion de la guardia. Conviene no marcar ningun tiempo inú
til, por no ser tocados al ejecutarlo.
Es útil á veces fingir que se teme al enemigo para hacer que se
descuide y sacar partido de su inconsiderada confianza. . ' .
Debemos procurar que todos nuestros movimientos sean opuestos
a los del enemigo.
La habilidad está en encubrir nuestro designio y descubrir el del
adversario.
Es menester dedicarse mucho á saber conocer cuando conviene e*«
tar de pié firme cuando avanzar y cuando retirar. . . . .
Contra «na guardia de puño alto es menester atenerse á las este-
cadas bajas.
Contra una guardia de puño bajo y punta alta , es menester ti
rar á lo largo de la espada contraria del fuerte al flaco y marcar fin
tas de tercia y cuarta y cortes sobre la punta.
En un lance serio por lo comun solo se deben tirar golpes de
rechos y sencillos que por medio de la oposicion nos pongan á cu
bierto ; para usar los demas es menester estar muy seguros de su buen
écsito. En cuanto á los quites, los mas seguros son los circulares.
Es menester poner atencion en reponerse en guardia fuera de dis
tancia, y tener siempre la espada delante de si en actitud de de
fensa.
Debe atenderse la eleccion de las armas , su peso y longitud , y
la igualdad del terreno. Este es menester que no sea resbaladizo, ni
tenga carriles , piedras , raices ni aberturas en todo el rededor del
que tira.
Es menester tambien evitar que el sol nos dé á la cara.
Es menester batirse con serenidad y denuedo ; sin cólera , pero
tambien sin consideraciones. Sin cólera porque esla precipita los movi
mientos y turba el juicio. Sin consideraciones , porque muchas veces
aquel con quien las tenemos , lejos de corresponder á nuestra genero
sidad , se aprovecha de nuestra negligencia ; y otras toma de ai oca
sion para creer que tenemos miedo , y con esto adquiere mas ánimo
y se pone en estado de conseguir lo que sin esto no habria conse
guido. Asi que , mientras tiene la espada en la mano es preciso no
fiarse de él.
El hábito en el manejo de las armas enseña á distinguir cuando
el enemigo quiere tirar y cuando defenderse : en el primer caso es me
nester disponernos á quitar y responder con viveza : en el segundo,
es menester encubrir nuestros designios y descubrirnos lo menos posi
ble en nuestros movimientos.
Hay personas que se valen de diferentes ardides para tocar á su
contrario. Despues de haber en un asalto agotado los recursos de las
fmtas, llamadas , etc. ; se ponen á hablar , cantar , ó hacer visages pa
ra distraer la ateneion y aprovechar este momento para tirar sus es
tocadas. Pero estas estratagemas no están recibidas entre los franceses
y no son nada de temer por quien posee el conocimiento de las armas.
A veces se encuentran hombres que sin ninguna esperiencia en el
manejo de las armas , se empeñan en un lance serio sin prever sus
peligros; y cuando se hallan en el campo se arrojan sobre su contra
rio con una temeridad que á veces proviene únicamente de su cólera
y le tiran con precipitación redoblados golpes con el brazo encogido
é inflecsible. Pero este modo de combatir no es nada de temer por
quien tenga siquiera un mediano conocimiento de las armas : basta un
poco de serenidad para hacerlo funesto á cualquiera que lo use : y los
golpes que se tiren de este modo se eluden muy facilmente con los
[54]
quites de prima y de segunda y con los del circulo. A mas de que
todo el que tira son el brazo encogido é inflecsible se cansa muy
pronto, y despues de cuatro ó cinco golpes que se le quken, ya no
está «l disposicion de defenderse siquiera y pone con esto en manos de
su contrario la victoria. . .
En fin si por desgracia durante el combate se nos cayere la es
pada de la mano y el enemigo fuere tan vil que quisiere herirnos des
armados , no por eso debemos desconfiar de salvarnos ; sino que en
tonces es menester retirar á largos pasos con el brazo derecho tendida
y los dedos estirados para desviar el hierro , y procurar escapársele;
ó bien , en el momento de tirarnos el golpe , dar Ja vuelta y echar
nos de repente sobre él pues en los grandes peligros es menester ser^
virse de medios desesperados.
Para salir airosos en todas las circunstancias es menester adqui
rir una grande superioridad en los quites , y poseer aquella agilidad,
ligereza de mano , discernimiento y golpe de »ista que hacen determi
nar un golpe y ejecutarlo como un rayo.
DEL ASALTO.

E, A asalto es la ejecucion de todos los principios del arte de las armas en


tre dos combatientes: y presenta la verdadera imagen de un combate.
. .. En él deben observarse escrupulosamente todos los espresados prin
cipios ; deben evitarse los golpes falsos y los simultáneos , y para con
seguirlo es menester quitar siempre ántes. de responder: debe tirarse
unicamente cuando se está casi seguro de tocar , sin que el amor pro
pio nos arrastre á tirar indistintamente sobre todos los movimientos
del enemigo. Es menester dominarse y tener presencia de espiritu para
sacar partido de las faltas 9el adversario. No se debe gritar al tirar
una estocada? ni bajar el puno despues de haber tocado. Siempre se
debe estar bien en guardia , y atento á quitar bien , pues los quites
son la base del arte de las armas. Despues de haber tirado , es me
nester , levantarse prontamente para no dar al adversario la ocasion
de desarmarnos por medio del asimiento. Cuando retiramos debemos
proteger siempre la retirada por medio del quite , pues sin esto nos
espondriamos á ser tocados.
La decencia , la urbanidad y las atenciones son las primeras re
glas que se han de observar. Cuando uno toca , no debe apoyarse
/sobre el golpe : cuando es tocado , no debe negarlo, pues esto seria un
necio amor propio y una falta de atencion no solo respeto del adver
sario, sino tambien de los espectadores á cuyo juicio debe estarse.
Los mas bellos golpes son los derechos : es menester tirarlos á
fondo (pues 'los medios golpes son mas espuestos), y todos deben ir
determinados por el juicio. Debe ponerse atencion en no estrechar de
masiado la distancia , á fin de que los quites sean mas prontos y mas
sfguros. . ; .. . . . .... ^
El que sabe economizar sns fuerzas y conservar la serenidad , ten
drá siempre mucha ventaja sobre un tirador, á quien falte el espiritu
y que al menor movimiento contrario se desconcierte.
Tirando con personas que no se eonocen es prudente no acer
carseles mucho , y tantear ligeramente su espada haciendo fintas y ata
ques , y bajando y subiendo alternativamente el puño á fin de impedir
que puedan formar un juicio cierto sobre nuestro modo de tirar.
Por fin , jamás debemos engreimos por nuestra superioridad : tal,
á quien hoy dia tocamos á discrecion , puede batirnos al cabo de seis
meses si se aplica con teson , y aprende bajo la direccion de un buen
maestro. '
DE LA ESTOCADA FRANCA.
JEistocada franca es la que se tira sin faltar á ninguna de las re
glas prescritas para las nueve estocadas conocidas en la escuela francesa.
Tomando las estocadas por lo que son en si , podria tal vez de
cirse que todas son igualmente buenas mientras toquen. Pero sin em
bargo si alguna no lia sido determinada despues del quite y mientra»
el adversario estaha ocupado en alguna accion que le distrajese" de pre
venirnos; si la hemos tirado sin estendernos á fondo y sin haber ga
nado el flaco de la espada contraria con el fuerte' de- la nuestra ; si
ha tocado de resalto ó herido de' corte en tugar de herir de punta,
etc. ; semejante estocada no es franca , ha tenido parte en ella la ca
sualidad y el riesgo que hemos corrido. ' • •
Por egemplo : si por medio de la cavacion del puño sé ha logra-"
do tocar al enemigo con una estocada de cuarta mientras estaba ente
ramente cubierto por este lado ; ese golpe parecerá feliz á la mayor
parte dé los espectadores y se querrá hacer entrar en cuentá'; pero
solo se ha debido al riesgo que ha corrido el que lo ha tirado. Si
este se gloria de haber sido feliz ¿ podrá gloriarse de haber- sido te
merario? su golpe ha sido bueno, pues que ha tocado; pero no de
bia aventurarlo : lo ha tirado contra las reglas y en consecuencia los
inteligentes nunca se lo admitirán por /raneo. • "»'•!''. i •'
Los franceses escluyen del numero de las estocadas francas i.» la
qne no toca dentro del peto : a>.° ía que hiere de corte , ¡de resbalo,
de resalto ó de cualquier otro modo por casualidad; 3.° la'qhe'no se
ha tirado á fondo y* de un vuelo.- 4-°' la que no ha hecho dohlar
el florete para conocer que ha sido tirada enteramente á distancia: 5.»
la que ha tocado de recarga á menos que sea una recarga con fal
so levantamiento : 6.° las estocadas simultáneas. • "
En cuanto á estas últimas la regla es que sé renueve el asalto
como si no se hubiesen tirado ; pero si los espectadores , que' conoz
can el arte, han percibido que el uno de los golpes haya tocado an
tes que el otro, por haberlo recibido el uno de los combatientes al
tiempo de partir á dar' el Suyo ; debe decidirse á favor del que ha
tocado primero. Tambien sucede algunas veces, que eL que s.e defiende
• « - L J
toca primero sin estenderse, y esto porque habiendo penetrado el gol
pe que se le iba á tirar , ha opuesto su espada de modo que el ad
versario estendiendose viniese el misino á ser tocado; y en este caso la
oposicion se cuenta por una estocada. En fin las estocadas que tocan
al lado derecho , son tanto mas francas , cuanto que tirandose sobre la
línea en que estamos principalmente defendidos , podemos quedar cu
biertos facilmente al tiempo de darlas ; en lugar de que las que tocan
al lado izquierdo son espuestas por la necesidad que hay de dejar la
línea si el adversario está bien en guardia.
DEL MODO DE SEPARAR A DOS QUÉ SE BATEN.
Si es mas glorioso defenderse con vigor que atacar al enemigo ;
¡ cuanto mas lo será esponerse generosamente por salvar á dos ene
migos que se disputan la cruel ventaja de arrancarse la vida ! el hom
bre á quien el peligro de sus semejantes y el placer de librarlos esci
ta á una tan bella accion, es sin duda el verdadero valiente. Su va
lor no es sospechoso de interes, ni de ferocidad, ni de vana osten
tacion. Su movimiento es natural , es el esfuerzo de una alma .verda
deramente distinguida : un valor como este nunca puede ser alabado,
ni admirado bastantemente.
Sin embargo ni la naturaleza ni la razon nos aconsejan espOner-
nos á todos los riesgos para socorrer á aquellos que por su temeri
dad , su atolondramiento , su insolencia , su brutalidad , ó su furor san
guinario se empeñan todos los dias en esos peligrosos lances. A nues
tros parientes , á nuestros amigos , y á aquellos buenos ciudadanos que
por un involuntario olvido de sí mismos en el hervor de la sangre
van á degollarse por disensiones del momento , es á quienes debemos
nuestros socorros , impidiendo que »c batan y procurando que se re
concilien. •„ ;
Pero á fin de que nuestra generosa accion no pierda su merito
faltándole el efecto , ni se convierta contra alguno de los combatien
tes ó contra nosotros mismos, se necesita mucha prudencia y mucha
precaucion.
Por lo mismo , si las circunstancias nos lo permiten , debemos ar
marnos y correr con preferencia al socorro del acometido , asirle pron
tamente con nuestra mano izquierda la mano armada empujándosela
fuertemente ácia fuera de la línea, presentarnos nosotros en esta al
mismo tiempo bien perfilados y bien en guardia frente al agresor (lá
mina 16 • fig. i.) á fin de estar dispuestos á quitar en el caso de que
este nos tirase al tiempo de presentarnos , é intimarle en alta voz á
nombre de las leyes y de la humanidad que deje inmediatamente el
combate ; y para inspirarle toda la confianza compatible con nuestra
seguridad. conviene mantenernos fuera de distancia, y observar sus mo
vimientos sin descomponernos, para hacerle ver que no tralamos de
sorprenderle , sino solamente de hacerle desistir de su temerario arrojo.
Pero si su perversidad ú obstinacion fuese tal que nos pusiese en
la absoluta necesidad de defendernos de sus ataques , ó de herirle y
aun matarle para librarnos de perder la vida despues de haberle te
nido toda la consideracion posible ; entonces no hay duda en que las
leyes nos dispensarian su proteccion, nos pondriau en la misma situa
cion del acometido que para su conservacion hiere ó mata violenta
mente á su injusto agresor, y nos declararian inocentes de la muerte
de semejante ingrato : pues nadie nos obliga á dejarnos quitar la vida
por aquel mismo á quien la queriamos salvar.
Mas no por eso debemos llegar siempre al ultimo rigor contra el
agresor injusto y arrogante : todas las virtudes sociales nos escitan á
perdonarle hasta que le veamos resuelto á sacrificarnos á su furor ; y
en las circunstancias en que la grandeza de alma nos lleva á separar
á dos combatientes que están en riesgo de matarse estamos todavia mas
obligados á mostrar moderacion y generosidad aun acia el agresor , mi
rándole con compasion por indigno que sea de ella : en una palabra,
debemos defendernos con intrepidez , pero al mismo tiempo haciendo gra
cia en cuanto sea posible.
Sino hubieremos podido distinguir cual de los dos combatientes
es el agresor , en este caso no será menos eficaz nuestro socorro si
practicamos indistintamente , del modo que se ha dicho , nuestra ir
rupcion sobre el que tengamos mas cerca : y como hay peligro en la
tardanza , no debemos perder un momento en deliberar. Esta accion
dictada por un motivo de bondad y humanidad dejará en el alma un
gozo secreto y continuo de haberla practicado, pero si hubiesemos por
dido mirar tranquilamente batirse dos ciudadanos hasta derramar su
sangre, esperimentariamos todo lo contrario, tendriamos parte en la
muerte del uno ó del otro y su sangre derramada nos echaria eter
namente en rostro esa cobardia homicida.
Hay ciertas ocasiones en que no podemos escusarnos de combatir
y aun esponernos. Por ejemplo , si en nuestra compañia ó en nuestra
presencia se atacare con mano armada á un pariente, á un amigo, ó
á un inocente á quien vemos injustamente oprimido ; es propio de nues
tra generosidad ó mas bien de nuestro honor y aun de nuestro deber
el tomar su defensa cuando una atenta amonestacion no hava sido su
ficiente para contener al agresor. Pero siempre es menester guardarnos
de hacer un mal mientras queremos hacer un bien .- debemos cuidar de
no dejarnos llevar de la cólera ni de la presuncion , sino proceder con
toda la calma de la prudencia y á impulsos de la sola humanidad:
de este modo manifestaremos bien claramente que no obramos para ha
cer una vana ostentacion de nuestro valor, sino para asistir á la jus
ticia y proteger la inocencia.

8
f"58]
_ METODO DE ENSEÑAR LA. ESGRIMA. ! '
i jn primeras lecciones son las mas enfadosas , pero tambien son las
mas importantes en cuanto fortalecen al discipulo en los primeros prin
cipios que sirven de base á la ciencia de las armas.
A un discipulo , ántes que comience , debe el maestro estudiarle
el carácter y las facultades físicas ; su vista , su estatura , la longitud
de su tronco y de sus piernas , su viveza y su agilidad deben ser el
obgeto de sus observaciones. Los desenvolvimientos que le ecsija deben
ser á proporcion que se los permita el hábito y el ejercicio.
No todos los hombres están dotados de las mismas cualidades :.
los unos tienen una viveza que conviene reprimir; otros una flogedad
que es menester reanimar ; otros en fin conciben con mas ó ménos
lentitud. Solo pues estudiando sus facultades fisicas y morales se pue
de sacar un buen discipulo ; y nunca serán de más los cuidados y con
sideraciones que se tengan en la enseñanza de un arte que influye
de un modo poskivo en el destino de un hombre , cualquiera que sea
el estado en que la fortuna le haya colocado. .
Debe comenzarse por poner al discipulo en la primera posicion
indicada en el capitulo del saludo , y sin darle florete. De esta po-.
sicion se le hace pasar á la de guardia cuidando de que no levante
el talon izquierdo al caer en ella. Estando ya en guardia se le ense
ña, que cosa es la distancia, la utilidad que resulta de conocerla, y,
sus tres diferentes tiempos, á saber: detencion , avance , y retirada. Lue
go se le hacen practicar estos dos últimos movimientos enseñándole á
avanzar á pasos cortos comenzando por la pierna derecha, y á retirar
á pasos mas largos comenzando por la izquierda, siguiendo siempre
en linea los dos pies , dobladas las rodillas , perfilado el cuerpo y bien
sostenidos los brazos eh su posicion respectiva. Cuando llega á com
prender estos diferentes movimientos, se le pone en la mano el flore
te , se le enseña el modo de tenerlo , se le hace repetir lo que aca--
bamos de decir?: y en seguida se le enseña el saludo á fin de que pue
da practicarlo cada vez que comienza la leccion.
Despues de esto se le enseña el movimiento de estension , hacien
do que se estienda primero poco y luego algo mas; que permanezca algo
en este tiempo para rectificar su posicion ; que conozca las razones que
obligan á tender el jarrete izquierdo, á tener el pie izquierdo bien
sentado y á sostener bien el cuerpo y brazo ; y que se restituya á
la guardia doblando primero el jarrete izquierdo, cuya rodilla debe-
estar perpendicular con la punta del pie , manifestándole la utilidad de
levantar al . mismo tiempo el brazo izquierdo para facilitar el levanta
miento del cuerpo. .1
Cuando el discipulo sabe ponerse en guardia, avanzar, retirar y
practicar et movimiento de estension ; es menester enseñarle á juntar
'y cambiar manifestándole la necesidad de estos dos importantes movi
mientos y «1 modo de practicarlos coa ventaja.
Vienen en seguida las estocadas y los quites. Luego las llama-
das, los ataques, los batimientos y Us fintas ; movimientos todos que
sirven para abrir el paso á las estocadas y engañar Jos quites. Y
cuando el discipulo está egercitado en estos diferentes movimientos , se'
le enseña á tirar á la muralla, egercicio que nunca se le hace prac
ticar demasiado , pues es el mas propio para proporcionar el aplomo
del cuerpo y la ligereza de la mano.
Cuando posee bien todos los principios hasta aqui señalados , se'
le enseñan los tiempos marcados , los juntamientos forzando , los con
tra-cambiamientos , los quites circulares , las llamadas , ataques , bati
mientos y finias dobles , los cortes sobre la punta , los escurrimientos
sobre el hierro: y entonces se le hace tirar y quitar á la muralla del
modo complicado que se ha dicho en su respectivo capitulo. Por fin
se le enseña el semi-golpe , la recarga, el esquivaméento , el modo de
tomar los tiempos , los desarmamientos , y todos los demas movimien
tos que son obgeto del arte de las armas. • .
Cuando el discípulo sabe practicar todo esto , se le enseña á tirar
y quitar á toda finta. Este egercicio (que consiste en tirar el uno to
dos los golpes que se han enseñado á fin de aprender á engañar el
quite , y en aguardarlos el otro á pie firme y sin responder á fin de
aprender á quitarlos con precision) debe ser una de las partes mas
esenciales de su instruccion: pues le da á conocer el obgeto de las.
armas, y practicado largo tiempo, le pone en estado de tirar al asal-.
to con ventaja. :
Tirar al asalto es la última cosa que se le debe permitir, porque-
sino estuviese seguro de sus posiciones, sino hubiese adquirido iwin•.
por medio de una larga practica todas las cualidades que constituyen ,
un buen tirador, contraería en semejante egercicio defectos esen
ciales y habitos viciosos que nada podria despues corregir. Este es
uno de los vicios de la enseñanza que se da en. los regimientos: el
deseo de formar tiradores en poco tiempo es causa de que se proceda
con tania precipitacion que el discípulo no lleva aun tres meses de
teccion cuando ya se le permite tirar al asalto : con lo cual se habi-^
tua á un juego ancho y grandes movimientos. Contraído una vez es
te mal habito , le es mucho mas difícil el corregirlo , que no le seria.'
el aprender de nuevo cuando ignorase hasta los primeros elementos.
DEL PUNDONOR.
y; ..••- .' •
JL.l honor. es tan apreciable para el hombre, que debe hacer qnan-
to pueda para conservarlo. Pero las preocupaciones y aun la moda le
ñan dado tan violentas interpretaciones por la mala inteligencia de esta
palabra pundonor , que en la practica se presenta muchas veces falso y
pocas verdadero. Ecsaminemoslo pues separadamente en estos dos dife
rentes respetos para desvanecer las fuuestas preocupaciones de que el
mundo está lleno en este particular, ¡ i. •
Falso pundonor.
^E1 falso pundonor es aquella inclinacion pendenciera, aquella pre.¡
vencion orgulloso que nos mueve á creernos altamente ofendidos de una
palabra, de una negativa, de una mirada, de un gesto, y á conside
rar empeñado por esas futilidades nuestro honor en batirnos seriamente
hasta quedar vencidos ó haber herido ó muerto á nuestro adversario.
En toda clase de gentes y especialmente entre militares la preocupacion
feroz domina hasta tal punto que el honor falso quiere ser el defen
sor y reparador del verdadero á costa de la vida.
Males sin cuento vemos con horror;
La muerte nos acecha por do quiera ;
Y el honor mismo convertido en fiera
Sacia con sangre su brutal furor.
Nada mas estrovagante , pero al mismo tiempo nada mas peligro
so que esta falsa idéa que se tiene del pundonor- lilla seduce , sorprenda
á todo el muiido y por desgracia de los ho nbres se transmite de si
glo en siglo: grandes y pequeños reciben su. ley, se someten á su eje
cucion y no tienen valor para renunciar á ella. El temor soio de un
desprecio bien ó mal fundado los turba , los confunde y los aturde de
manera que ni lo arreglado de s'.i conducta , ni la pureza de sus sen
timientos , ni el testimonio de su conciencia puede tranquilizarlos acer
ca la necesidad de vengarse. Los mas fieros animales no tienen con
tra sus semejantes tanta ferocidad: aun contra nosotros solo se irritan
cuando con demostraciones evidentes les manifestamos la intencion de
hacerles algún mal : y entonces el instinto que los mueve á la defensa
los hace mucho mas justos y menos crueles que nosotros , que nos en
furecemos por un acento ironico , por un reproche merecido , por un
chisme , por un procedimiento contrario á nuestros deseos , en fin por
una indirecta en que nuestra prevencion, nuestra delicadeza ó mas bien
nuestro orgullo nos hace encontrar una injuria ó. una familiaridad es-
cesiva. . . -
El falso pundonor se da facilmente á conocer en la conducta y.
ridicula vanidad de un fanfarron: ecsaminemosle pues. Desde luego co
mo si fue3e el primer valenton que pueda hallarse en los regimientos
se gloria de mil acciones brillantes en que no ha tenido ninguna par
te. y que él sin embargo cree verdaderas á fueraa de contarlas. Unas
veces ostenta el deseo de batirse para hacerse temer , otras insulta so
bre la menor palabra á los que cree incapaces de hacerle cara ; ame
naza en ausencia á los que no pueden contestarle; cuando no ha ha
bido nada que temer ha manifestado una inirepidéz sin igual ; ha muer
to á mil personas que viven todavía ; ha dado veinte bofetones y tan
tos palos cuaatos habría recibido él si hubiese venido el caso;. pues.
al fin quiere qde se hable de él en la historia de los heroes : y ¿ quien
puede negarle alomenos una plaza entre la gente ruin ?
Tambien en lances de amor se deja ver el falso pundonor en to
da su ridiculez. Un orgulloso amante hinchado con su pretendido mé
rito quiere mandar en la voluntad y en los deseos de su dama: sin
haber adquirido un derecho sobre su libertad quiere que ella no ame
ni sufra á otro que á él por mas que tenga sus buenas razones
para preferir á otro ; y en este caso , en lugar de retirarse y ceder
el puesto al preferido , se inflama su furor zeloso contra un rival que
muchas veces le es desconocido , su vanidad coloca en la punta de la
espada la gloria de merecer mas ; y sacrifica el honor y la reputacion
de sa dama al rumor injurioso de un combate de muerte. Y con es
ta conducta ¿se hace profesion de honor?
Imbuidos de ese falso pundonor nuestros carnp?ones, nuestros ca
balleros andantes, nuestros interesantes don Q lijotes , nuestros milita
res fanfarrones, nuestros bárbaros espadachines, demasiado soberbios
para humanizarse , miran á sus conciudadanos con un orgullo tan im
pertinente que parecen advertirles que cedan el puesto para darles
paso. Quieren que la espada que ciñen , aunque muclias veces ignoren
el arte de manejarla , los haga pasar por hombres de espiritu coa
solo que amenazen tirarla. Despreciados y aborrecidos de todo el mun
do nadie quiere arriesgarse á hacerles ver su impertinencia ; pero si
viene el caso de tener que defender su vida ó su patria , toda su bra
vura se queda muchas veces con la espada en la bayna pues la es-
periencia nos manifiesta que esos falsos pundonorosos son por lo co
mun tan cobardes como viles.
¿ Hay cosa mas comun que encontrar hombres verdaderamente des
conceptuados que quieren batirse por sostener y conservar un honor
que e¿tán muy lejos de tener? Si con muchisima razon se les acusa
de impertinentes , de brutales y de hombres de mala fé ; para desva
necer estos cargos apelan al combate. Sin embargo ¿ quien es verda
deramente digno de ser castigado ? ¿ El que se queja y tiene derecho
para reprocharles ; ó esos hombres sin honor que no pudiendo ya cor
rerse de nada se resienten de la verdad y osan batirse contra ella ?
Hay otros tambien que no pudiendo deshacer un mal paso que han
dado , ó una palabra que han dicho fuera de propósito ; se hacen un
punto de honor de no retractarse , y por no querer escusarse ni con
fesar que hayan hecho ó dicho un disparate , cometen otra mayor sos
teniendo el primero , se baten , y se hacen matar.
Tales son las detestables leyes y perniciosas maximas del falso
honor : tal esa rabia destructora , ese brutal frenesi que llega á trans
formar en bestias feroces á unos hombres nacidos para socorrerse mu
tuamente y vivir en sociedad , y no para degollarse cruelmente. Asi
«1 honor aparente se levanta sobre las rhinas del verdadero, y arma
continuamente al ciudadano contra el ciudadano ; sin tener otro fia
<pie la venganza , otra satisfaccion que el derramamiento de sangre , ni
otros limites en sus procedimientos que el estermínio de los hombres»
'i
Costumbre , opinion, terribles nombres I
Vosotras disponeis tiranamente
De la vida y la muerte de los hombres.
Pundonor verdadero.
Despues de ecsaminado el honor falso , pasemos al verdadero. -Este
consiste en aquel ardor que nos impele á acciones dignas de alaban
za y á cumplir fielmente nuestros . empeños , alejándonos de todo 1»
que se opone á estos do» sagrados objetos. El sólido honor no es va
riable ; no depende de los tiempos , de los lugares , ni de las preo
cupaciones; no puede perecer y renacer, porque tiene su origen eter
no en el corazon del hombre justo y en las reglas inalterables de su
deber. Nadie pues nos lo puede quitar ni él puede faltarnos contra;
nuestra voluntad.
El hombre de honor empeña con dificultad su palabra , pero una
vez empeñada nada es capaz de hacersela dejar de cumplir. La uti
lidad de su patria y de sus conciudadanos es el único movil de sus
acciones , no sufre que csterlormente se le aplauda por lo que su con
ciencia le reprueba ; y satisfecho en su interior con estas brillante*
cualidades , posee en todos los lances de la vida la presencia de áni
mo y la serenidad en medio de los mayores apuros ; su probidad y
su constancia son á prueba de todos los ataques ; ama á los hombres;
y solo contra la maldad, la bajeza, la envidia, la doblez, y la mala
fé manifiesta todo el vigoroso y profundo aborrecimiento que le ins
pira su integridad. Tal es la idea del hombre honrado en general;
pero ¿ cuales son para él en materia de armas los verdaderos lances
« puntos de honor?
Por de contado nunca procede por espíritu de venganza. Esa pa
sion feroz , que devora gran parte de los hombres por no haber es
tos sabido aun hacer del perdon un punto de honor , no tiene cabi
da en su corazon : es contraria á la humanidad , á la justicia pública
y á la razon ; y esto basta para que la evite con cuidado.
Pero si nos injurian, dirá alguno; si se ataca nuestra reputacion,
nuestro honor , nuestros bienes , nuestra vida , ¿ deberemos defendernos ?
si: nos defenderemos ; pero es menester distinguirlos casos en que nues
tra defensa sea tan legitima como forzada : pues sin esto , unas veces no
sotros mismos vendriamos por las circunstancias á ser los agresores , por
mas que fuesemos los atacados ; y otras seriamos reprehensibles de dar
demasiada importancia á unas injurias que no pueden perjudicarnos. Por
ejemplo, porque un hombre sea imprudente, atolondrado, brutal ó
ignorante; porque uno que ni entiende el valor de un signo, ni la
fuerza (le una palabra interprete mal una espresion ; porque en fin'
un necio tome con nosotros el tono de una .familiaridad indecente ó
de una chanza pesada de la cual él mismo no conoce la extension
¿ quedariamos bastante ofendidos para deber vengarnos? y ¿nos venga
ríamos en efecto con peligro de perder nosotros mismos la vida , pues
nunca la sinrazon del que nos haya agraviado puede asegurarnos el
«osito del combate ?
¿ Creeremos empañado nuestro honor porque un desconocido ó un
compatriota mal intencionado nos acuse de mentira , cobardia ó mala
conducta? ¿Que nos importan esos apostrofes si no tenemos el vicio
de que se nos acusa ? Al hombre verdaderamente honrado no le ha
cen mella las sombras ni los fantasmas. Invectivas y necedades que
se nos dicen sin merecerlas, se convierten en alabanzas: la calum
nia, y la injuria, lejos de perjudicará Fabio y Escipion , solo sirvie
ron para colmar su gloria.
Por el contrario , si merecemos los reproches que se nos hacen ¿cual
seria el motivo de vengarnos? Si hemos mentido en efecto en la oca
sion en que hemos recibido un mientes , ¿ pensaríamos acaso matar la
verdad junto con aquel á quien querriamos castigar por haberla dicho;
que es la espresion del filosofo de Ginebra ? y si realmente en ciertas
circunstancias hubiesemos sido cobardes, picaros, ó embusteros ¿po
driamos acaso, despues de habernos batido por sostener lo contrario,
tener la reputacion mas bien sentada y la conciencia mas limpia ; ó
nos quedariamos antes bien cobardes, picaros, ó embusteros como an
tes ; si no hubiésemos ya renunciado á estos vicios cuando se nos echa
sen en rostro?
Sin embargo no faltan lances en que el pundonor nos obliga á ba
tirnos : tal es el caso en que nos vemos injustamente atacados. Nos
debemos á nosotros mismos el cuidado de nuestra conservacion :
el amor propio y la razon nos inspiran este cuidado. Seria bien in
digna de un hombre la falta de valor hasta el estremo de dejarse ma
tar ó mutilar por no defenderse, pudiendo, contra los violentos in
sultos de un perverso ó de un brutal que nos espone al peligro. Es
tamos tanto mas obligados á no dejarnos siquiera mutilar, en quanto
podriamos con ello vernos reducidos al caso de no poder ya ser úti
les á nuestra patria.
Y no solo á nosotros mismos , sino tambien á otro injustamente
atacado ecsige «1 pundonor que defendamos. Aun para defender nues
tros bienes podemos apelar á las armas cuando las circunstancias del
tiempo ó del lugar no permiten reclamar el socorro de las Autorida
des ni aguardar el ecsito de un juicio sobre el atentado del agresor.
Sin embargo, sí las leyes nos permiten batirnos en tales casos,
nos prohiben al mismo tiempo usar del derecho de matar al agresor
injusto siempre que , sin peligro , podemos salvarle la vida.
[64]

DE LA. ESGRIMA A CABALLO.

I^os mismos principios de la esgrima á pie sirven para la esgrima á


caballo , y aun puede decirse que es poco menos que imposible el per
feccionarse en esta sin haber aprendido aquella.
Pero para la esgrima á caballo son menester ademas dos cosas :
i." , despues de haber aprendido con el florete, acostumbrarse á mane
jar una arma que pese tanto como las que suele usar la caballeria ; y.
2.0, ejercitarse en la equitacion, porque quien no sepff regir su ca
ballo nunca podrá valerse ventajosamente de sus armas.
Por lo demas un ginete no debe ignorar la esgrima. En la in
fanteria no es en el dia muy frecuente el batirse con arma blanca ;
pero la caballeria no se sirve comunmente de otra y asi seria estraño
que ignorase su manejo.
Hay quien cree que el sable , porque puede herir no solo de pun
ta sino tambien de corte, es mas ventajoso que la espada; pero son,
tan pocos los casos en que conviene herir de corte que la pequeña ven
taja que de ai puede resultar apenas es comparable con la mayor fa
cilidad que presenta la espada para herir de punta.
El golpe de corte descubre el cuerpo del que lo tira y raras ve
ces mata ; la estocada ó golpe de punta cubre por el contrario al ti
rador y casi siempre es mortal. Ademas, el golpe de corte es muy fa
cil de quitar ya porque ecsige doble tiempo , ya tambien porque es
mas facil verlo venir. Por íin , el ginete que tira golpes de corte fa
tiga su caballo y se espone á perder el equilibrio y aun á herirse á
si mismo ó á su caballo en caso de dar en vacio.
El golpe de corte viene mas natural á las personas que no saben
la esgrima , y aun por eso son regularmente estas las que tienen por
mas ventajoso el sable que la espada ; pero por poco que se conoz
can las armas se vé desde luego que mientras uno levanta el brazo
para dar un sablazo , puede ser indefectiblemente prevenido con una es
tocada de su contrario.
No quiero decir con esto que deben escluirse enteramente de la
esgrima á caballo los golpes de corte, pues- hay ocasiones en que nues
tro puño ó nuestro adversario pueden hallarse en tal situacion, que
venga mas á mano y pueda llegar mas pronto una cuchillada que una
estocada; y entonces es menester preferir la cuchillada. Pero general
mente hablando , es infinitamente mas ventajoso el juego de punta que
el de corte; y asi lo ha ensenado la esperiencia tanto a los antiguos
como á los modernos. Dice Vegecio en su tratado De re militari que
debe acostumbrarse á los soldados á herir mas bien de punta que
de corte , y que los romanos hiriendo siempre de punta consiguie
ron vencer facilmente á los enemigos que solo se servian del corte,
por la razon de que para la cuchillada es menester levantar el brazo
y en consecuencia descubrir el cuerpo ; en lugar de que la estocada
cubre al tirador é hiere al enemigo antes que pueda quitar el golpe
y aun á veces antes de percibirlo:'
Del sable.
Que la hoja sea derecha, ó que sea corva , el uso del sable es á
poca diferencia el mismo ; pero la hoja derecha es mas aprópósito pa
ra las estocadas. Para tirarlas con una hoja corva es menester tirar
con el filo ácia arriba , pues asi se dirige mejor la punta al cuerpo
del adversario.
La hoja 'del sable se divide en fuerte y flaco y tiene dos lados,
á saber, el filo que equivale al corte verdadero de la espada, y el
lomo que equivale al corte falso.

De la posicion mas favorable para el ataque y la defensa.


Siempre se debe tener la punta frente del enemigo y oponer el filo
al hierro contrario. La hoja debemos tenerla en la misma disposicion
que digimos de la espada en el capitulo de la guardia , cuando las
habernos con un ginete que se bate tambien con sable ; pero contra
los lanceros es menester levantar mas la punta para poder mas facil
mente oponer el fuerte de nuestra hoja al flaco de la lanza ; y con
tra la infanteria es menester por el contrario bajarla i fin de quitar
los golpes que vienen de abajo arriba, los cuales son muy dificiles
de quitar.
De las estocadas.
Para tirar las estocadas se retira algunas veces el hombro derecho á
fin de aumentar el impetu , inclinando en seguida el cuerpo ácia don
de dirigimos el golpe para darle mas estension ; pero en todos los mo
vimientos ya de ataque ya de defensa es menester poner atención en
no perder el equilibrio: atencion , que tanto á caballo como á pie es
uno de los principales fundamentos de la esgrima.
Las estocadas son las mismas que en la esgrima á pie , con la
diferencia de que en ataque la caballería usa con mas frecuencia Jas
que se tiran con el puño en pronacion ó uñas abajo. En todo caso
es menester hacer la oposicion ácia el lado donde está el hierro del
«ncinigo.

9
€66 ]
De las cuchilladas, (i)
Algunos cuentan, hasta seis : primera de derecha á izquierda y de ar
riba abajo : segunda de izquierda á derecha y tambien de arriba aba
jo : tercera de derecha á izquierda y de abajo arriba : cuarta de iz
quierda á derecha y asimismo de abajo arriba: quinta horizontal de
'derecha á izquierda : y sesta tambien horizontal de izquierda á dere
cha. Pueden sin embargo reducirse á dos , á saber; cuchillada de cuar
ta y cuchillada de tercia, tirandose diagonal ú horizontalmente segun,
sean las circunstancias en que se hallen los combatientes-.
Para la cuchillada de tercia , ya sea contra caballeria , ya contra
infanteria , se levanta la punta y se tira el golpe con viveza y fuerza
de la cola á la cabeza del caballo , si se tira por el lado izquierdo;
ó de la cabeza á la cola , si se tira por el derecho ; dirigiendo en
arabos casos el golpe á la cabeza del enemigo. La cuchillada de ter~
cia se tira tambien horizontal de izquierda á derecha.
La cuchillada de cuarta se tira , cuando . por el lada derecho del
caballo , de la cola á la cabeza ; cuando por el lado izquierdo , de la
cabeza á la cola y y cuando horizontal , de derecha á izquierda.
-. ,- .. . De los quites.
Los principates quites son el de cuarta , el de tercia , el de prima,,
el de segunda, el del semicirculo , y el quite de cabeza que sirve con
tra las cuchilladas tiradas verticalmente.
- Del quite de cuarta.
i .
Con- este quite podemos repeler todas las estocadas y cuchilladas altas
que se nos tiren dentro las armas ; esto es ^ á nuestro lado izquierdo j
bajando ó subiendo nuestro puño segun la altura del golpe que se no*
tira. Son cuchilladas altas las que se nos tiran á la parte superior del
cuerpo que se deja ver encima del caballo: las demas son bajas.
Del quite de tercia*
Podemos repeler con este quite todas las estocadas y cuchilladas al
tas que se nos tiren fuera las armas , esto es , á nuestro lado derecho ;
bajando asimismo ó subiendo nuestro puño como se ha dicho del quite?
de cuarta. . . •
( i ) Aunque el objeto de esta obra es enseñar el fuego de punta}
hacernos sin embargo aqui, esta ligera mencion de las cuchilladas
porque en la esgrima á caballo pueden ser alguna vez ventajosas r £
porque siempre es necesario saberlas repeler*
[«*!
Del quite de prima.
Este quite tal cual está representado en la lára. n. fig. C. puede
repeler los golpes bajos tirados dentro las armas.
Del quite de segunda.
Sirve este quite contra los golpes bajos tirados dentro ó fuera las ar-s
mas , esto es , á la derecha ó á la izquierda del caballo. .i
Del quite del semi-circulo.
Este quite sirve asimismo contra los golpes bajos tirados dentro ó
faera las armas , y para ejecutarlo es preciso bajar la punta cuanto
sea posible, y levantarse sobre los estrivos. ... '' -. ' i -'-:.«
- * i '
' ' • Del' quite de cabeza*
i - : i
Este que, como hemos dicho ya , sirve contra los golpes verticales,
se ejecuta levantando el sable con el brazo medio tendido , el puño
un poco mas alto que la cabeza , la punta algo mas atras y mas al
ta que el puño , y el fila ácia arriba : y se tira en respuesta la esto
cada de segunda ó una cuchillada al rostro del enemigo.
. Modo de defenderse de los lanceros*
Contra los lanceros debe el ginete tener el sable casi perpendicular
frente al medio de su cuerpo , el puño derecha en posicion media y
encima del izquierdo, que empuña las riendas del caballo : y desde esta
posicion desviará con el quite de cuarta (moviendo en semicirculo el
puño de. derecha á izquierda) las lanzadas que se le tiren dentro la»
armas ó á su izquierda ; y con el quite de tercia las qae se le tiren fue
ra las armas ó á su derecha. • -'
Por ejemplo : si el lancero viniere por delante y ácia la izquier
da; le esperaremos deteniendo nuestro caballo, quitaremos su golpe
hiriendo reciamente encuarta el flaco de su lanza con el fuerte de nues
tro sable, é impeliendo inmediatamente ácia él nuestro caballo con vi
veza , le tiraremos en respuesta la estocada de cuarta. El golpe es
presado puede tambien quitarse desviándolo ácia arriba con el quite
de prima , ó repeliéndolo con el quite de segunda en caso de venir
mas á la izquierda; levantándonos en uno y otro caso sobre los es
trivos.
Si el lancero viniere por delante y ácia la derecha ; le agnardaré-
ffios deteniendo de repente nuestro caballo , desviaremos su lanza hi
riéndola reciamente en tercia, é impeliendo vivamente el caballo ácia
9*
tes]
61 le tiraremos en respuesta una estocada de tercia , dándole en se
guida un golpe de revés al pasar por su costado. Al ejecutar el quite.
debemos cuidar de no traernos la lanza á nuestro cuerpo.
La lanza seria por su mayor alcance el arma mas irresistible , si
su longitud misma no la hiciese ceder mas facilmente al batimiento
del hierro contrario ; y si el lancero despues de habersele quitado el
primer golpe no quedase ( con la aprocsimacion de su enemigo ) del
todo descubierto y absolutamente imposibilitado de segundar la lan
zada. En todo caso debemos cuidar de no estar nunca á la izquier
da del lancero , pues la lanza apoyada sobre el braza izquierdo toma
por este lado una fuerza que no puede tener por el derecho.
Ataque y defensa contra la infantería.
El ginete cuando debe batirse con un infante , debe procurar desde
luego desconcertar la bayoneta para preservarse á sí mismo y al ca
ballo de un gol¡>e de esta temible arma. La bayoneta se aparta con
los quites de segunda, del semicírculo., ó de prima, ya venga por
dentro ya por fuera las armas , y tambien con los de quarta y de
tercia quando viene alta: y luego de habeila desviado con un recio
golpe del fuerte de nuestro sable se responde con una estocada.
Aquí limito mis reflecsioiies sobre ia esgrima á caballo , ya por
que viéndose el ginete frecuentemente obligado á variar sus golpes y
sus quites segun los varios movimientos de su caballo , seria por de-
mas el determinarle en astracto todo lo que debe hacer ; ya tambien
porque las demas reglas generales que podrian darsele con respeto á
la esgrima , ya se le han dado en la esgrima á pié que, segun he
mos dicho ya , es absolutamente indispensable que haya aprendido an
teriormente. Y concluyo advirtiendo que quien esté familiarizado con
las armas , sepa estar firme á caballo y tener el puño delante de sí,
sea el primero en atacar , en cuanto sea posible el lado izquierdo de
su enemigo, y tire mucho de punta y poco de corte, tiene ya adelan
tado mucho para batirse con ventaja y no ser herido jamás ó á lo.
wéuos raras veces.

FIN.
INDICE.

Prólog°. • • • • • - • > .- . • .
3.
Introduccion . .. •• \ s \ . : 5.
Utilidades de la esgrima - . . . •• . . . . . . «.
De ¿a ingrima en genemi. . •• - ¡j.
Composicion de la espada. . 10.
Eleccion de las hojas. . - . . . . . ro.
Observaciones sobre el modo de montar la es¡mda. . . . . . 11.
De los sables para la caballería. . . . 11.
De la guardia . • .• . .• . . . . '. 12.
Guardia de los Zurdos. . . . . ' .. . 13. x
De la iistancia. 14.
Del avance . • . . . . . 14.
De la retirada . . • . . . . . 15.
D< l saludo. lS,
De la esten.sion. . • . . . . . 16.
Del juntamiento. . . . . . 17.
Del cambiamiento. • 18.
De las estocadas. ig.
Cuarta alta dentro las armas. {Prima moderna.) 21.
Tercia alta. {Segunda. moderna*} . . . . . . . . . 21.
Segunda antigua. {Tercia moderna.) . . • 21.
Cuarta luga. ( Cuarta moderna.) . .. . . . . 21.
Quinta antigua y moderna. . ... . . 22.
Prima antigua.. {.Sesta moderna- J . . 22.
Cuarta sobre les .armas* {Septima moderna. ) 22.
Cuarta de corte .fuera - las armas. (Octava moderna.) .... 23.
Flanconada. (Nona moderna.) . .. .. . . . . . . . 23.
De la oposieion. .. ... •«••'. 23.
De los quites. • . . . . • . • . . . . . . 24.
Quite de cuarta alta. . . .... 24.
Quite de tersia alta. '.. 25.
Quite del semicírculo 25.
Quite de octava. . . . . . . 25...
Quite de quinta. 25.
Quite de prima antigua. . 26.
Quite de segunda antigua .!i..
Quite de cuarta baja . 26.
Quite de cuarta sobre las armas 26..
Quite de flanconada sobre flanconada 27.
Quites de punta volante 2 7.
De las llamadas. 27.
[7°]
Del ataque 28.
Del batimiento dc espada. . • . i . . • . > 2>.
De las fintas * 3o.
Modo de tirar y quitar á la muralla 3l.
Tiempos marcados 32.
Juego de armas complicado. » • 34.
Juntamiento forzando ........ 34.
Del contra-cambiamento. . . . .. • • 34.
Del doble contra-cambiamiento 34>
. De los quites circulares • 34.
Contra en cuarta 35.
Contra en tercia '•»*.'•-.•» i * " ' 35.
Quite del círculo ... . . .... . 36>
Circulo en octava. 37.
Círculo en prima • 37*
Círculo en segunda. . 37«
Doble llamada 37.
Doble ataque, ó fabo ataque. . . • • 37.
Doble batimiento de espada • - • 37.
Dobles fintas ^. 38.
Corte sobre la punta 3g.
Escurrimicnto sobre el hierro 3g.
El tentamiento de espada 4o>
Recarga de mano. 4o•
Del falso levantamiento. . . . 4 r*
Del esquivamiento ....... 4r»
Cavacion del puño 41*
De tos tiempos . . . , 42«
Golpe dentro del tiempo • 42.
Golpe de detencion 43<
Tiempo cierto . '. 43.
Tiempos falsos , 44°
Estocadas simultaneas 44.
Tiempo de debajo 44.
Del desarmamiento • 45.
Asimiento de espada. . 45.
Ligamiento de espada • • 46.
Del latigazo 47'
Contra- latigazo 47.
De las vueltas 47•
Del quite de mano 48.
De las principales facultades que son necesarias en el arte de
. las
, armas. 4<)«
Advertencias generales que debe tener presentes un tirador. . . 5r,
Del asalto 54.
De la estocada franca. »-.#.« V 55»
I

. - . M
Del modo de separar á dos que se baten. : . ¿ . % . . 5g.
Método de enseñar la esgrima . 58-
Del pundonor % . , 5 9.
De la esgrima á caballo , 64.
ERRATA.
Página I» linea 3o dice las espaldas: debe decir ¡ los hombros.

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