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Jes�s satisfizo completamente la ira del Padre para que t� y yo nunca, nunca
tuvi�ramos que enfrentar la penalidad por nuestro pecado. No tienes que vivir
atemorizado de la ira de Dios.
En tus peores d�as, cuando eres m�s infiel y rebelde, puedes correr a la presencia
de tu Padre celestial y no te rechazar�. Tu aceptaci�n nunca ha sido�ni ser�basada
en tu desempe�o. Dios no te ha dado la bienvenida a Su presencia por haber cumplido
la ley, sino porque Cristo lo hizo.
Aun si obedecieras a Dios por mil a�os no ser�as capaz de merecer la aceptaci�n que
Cristo garantiz� para ti. As� de radical es el evangelio de la gracia�no necesitas
ser alguien ante Dios, porque Jes�s ha logrado darte la identidad que necesitas.
Debido a que eres hijo de Dios y amado por �l, te disciplina. Pero al enfrentar Su
amorosa disciplina, necesitas hacer una distinci�n importante.
Su disciplina no te ense�a qu� debes hacer para merecer tu posici�n como Su hijo;
al contrario, Su disciplina amorosa y cari�osa comprueba que eres uno de Sus hijos:
Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los est� tratando como a hijos.
�Qu� hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la
disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos leg�timos. Despu�s
de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respet�bamos.
�No hemos de someternos, con mayor raz�n, al Padre de los esp�ritus, para que
vivamos? En efecto, nuestros padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como
mejor les parec�a; pero Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos
de su santidad.