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Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, Doctorado en Historia,

Corrientes historiográficas. Verano 2018.


Darnton, Robert, “Historia intelectual e historia cultural” en El beso de Lamourette.
Reflexiones sobre historia cultural, México, FCE, 2010, pp. 203-237.
Jocelyn Vázquez Toledano. No. de cuenta: 181598-3

La crisis que tuvo la disciplina histórica en los años setenta impactó ciertamente en las
universidades norteamericanas, las cuales se vieron en la necesidad de cambiar y
complementar sus planes de estudio con materias derivadas de las diversas corrientes
historiográficas y sus múltiples metodologías que hacían desde mi opinión más confuso
el quehacer histórico. Robert Darnton, un historiador norteamericano quien creció en el
seno de una familia de periodistas y formado en la Universidades de Princeton y Harvard
puede ser considerado como un claro ejemplo de aquellos historiadores formados en la
unión americana, los cuales recibieron las influencias de aquellos intelectuales emigrados
de Europa debido a la Segunda Guerra Mundial.

Darnton es un historiador consciente de la crisis disciplinar que ha sufrido la Historia a


partir de los años ochenta y ha propuesto a través de su obra más conocida La matanza
de los gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa publicada en 1984, un
claro ejemplo de cómo leer las fuentes históricas desde diferentes perspectivas, pero sobre
todo ofrece en esta obra una fuerte crítica a la llamada Historia de las mentalidades en
donde cuestiona los posibles supuestos en los que se basa está corriente historiográfica de
origen francés. Ciertamente, Darnton a partir de los cinco ensayos que comprende este
libro intenta mostrar la forma en cómo se expresa tanto una posición social como una
postura intelectual a través de una obra escrita, desentrañando los posibles significados y
simbolismos que se encuentran insertos en los relatos elaborados por el impresor Nicolás
Contant.

Cabe señalar, que a lo largo de la segunda década del siglo XX Darnton ha podido
presenciar los diferentes cambios que ha tenido la disciplina histórica y a diferencia de
otros académicos se ha mantenido con una visión crítica y consciente acerca de los
alcances y limitaciones que ofrecen las diferentes corrientes historiográficas en el estudio
de los fenómenos sociales. En el presente artículo el autor hace un análisis de la
trascendencia y la importancia que ha tenido la historia intelectual frente a la historia
social y otras corrientes historiográficas, así como su tangencialidad y la
interdisciplinaridad que la ciencia histórica necesita para seguir generando conocimiento.
Asimismo, el autor señala dos conceptos que me parecen son esenciales en el quehacer
histórico y que son aquellos con los que el historiador trabaja a diario. El primero de ellos
es la definición que propone en su texto con respecto a las fuentes históricas, pues tal
como menciona Darnton, la palabra impresa ofrece un testimonio de la concepción del
mundo de aquellos que sabían leer y escribir y que nos brindan una visión del pasado
enmudecido por el transcurrir del tiempo.1 El segundo término al que el autor alude es
cultura, el cual ha sido retomado a partir de los trabajos de Clifford Geertz y cuyo término
apunta a la generación de “un modelo de significados transmitido históricamente [a través
de su corporización] en símbolos”.2 Ambos términos han sido sujetos de múltiples
interpretaciones y redefiniciones de acuerdo con los paradigmas imperantes de cada una
de las corrientes historiográficas que han existido en la disciplina, por lo que la definición
de ambos términos podría variar dependiendo en la posición teórica en la que nos
encontremos.

Dentro de la historia intelectual, estos dos conceptos reflejan las formas de pensamiento
que se inscriben y reproducen en un contexto determinado. Sin embargo, para llegar a
estudiar las ideas y las formas de pensamiento que se generan en un contexto determinado,
es preciso echar mano de diferentes herramientas y supuestos que se han creado en otras
corrientes como la historia social, historia de las ideas, historia de los Annales, historia
cultural, historia de las mentalidades, entre otras. Uno de los argumentos principales que
Darnton propone en este ensayo es qué tanto la historia intelectual se ha visto afectada y
hasta cierto punto modificada por el posicionamiento dominante de la historia social, pues
tal como lo menciona Dominick LaCapra, tal parece que por momentos la historia social
pretende reducir a la historia intelectual dentro del quehacer de la social, tratando de
elevar los problemas sociales al estatus de únicos problemas históricos verdaderamente
significativos.3

La historia intelectual en Estados Unidos tuvo un intrincado origen, pues surge en la


década de los años sesenta en medio de una situación política y social influenciada por
los conflictos derivados de la denominada Guerra Fría así como el conflicto racial, la
corriente artística conocida como “contracultura” y los movimientos estudiantiles que
radicalizaron y cambiaron muchas de las concepciones del mundo que se tenían en ese

1
Robert Darnton, “Historia intelectual e historia cultural” en El beso de Lamourette. Reflexiones sobre
historia cultural, México, FCE, 2010, p 227.
2
Clifford Geertz citado en Ibid, p. 233.
3
Dominick LaCapra citado en Ibid, p. 204.
momento, obligando a los historiadores estadounidenses a replantearse la forma de hacer
historia en medio de un mundo bipolar.

Ciertamente, la historia social se posicionó en un lugar preponderante al proponer nuevos


temas que jamás habían sido estudiados en la unión americana como lo fue la historia de
los negros, la historia urbana, la historia de las mujeres, de la criminalidad, de la
sexualidad, entre otros temas.4 Pero indudablemente, la historia social se nutrió de los
supuestos y las herramientas desarrolladas por la historia intelectual, pues dicha historia
prioriza su estudio en las diversas significaciones contenidas en ideas, representaciones o
discursos desarrollados en un contexto espacio temporal determinado. De tal manera, que
los instrumentos conceptuales y hermenéuticos forjados por la historia intelectual han
servido para la formulación de nuevas metodologías para la interrogación de los textos,
el análisis de los modos de producción del significado, aunado al análisis del lenguaje
argumentativo como figurativo y a los efectos que se tienen con respecto a la
diferenciación de significaciones en diferentes contextos.5

Es un hecho que la historia intelectual propuso en sus momentos una nueva perspectiva
de generar conocimiento histórico, pero ciertamente esta corriente tiene algunas
ambigüedades, pues quienes la practican corren el riego de no compartir metodologías y
estrategias conceptuales comunes para el estudio de las diferentes significaciones
contenidas en una fuente escrita dentro de un contexto determinado. En este sentido, es
posible ver que la historia intelectual echa mano de los supuestos de la historia de las
ideas, la historia intelectual, la historia social de las ideas y la historia cultural.6
Asimismo, la interdisciplinaridad que la historia intelectual ejerce con otras ciencias ha
hecho que para muchos historiadores la historia intelectual pierda vigencia y efectividad
convirtiéndola en una herramienta más de análisis que una posición teórica. Darnton
muestra a través de sus gráficas que lo anteriormente mencionado está sucediendo y en
donde muestra la preponderancia y protagonismo de la historia social en la investigación
histórica estadounidense. Sin embargo, es posible que la historia intelectual siga teniendo
vigencia, a través de su particular forma de argumentación y análisis de las ideas

4
Idem, p. 206.
5
Carlos Altamirano, “Sobre la Historia Intelectual” en Políticas de la Memoria, núm. 13, 2013, p. 160.
6
Robert Darnton, “Historia intelectual e historia cultural” en El beso de Lamourette. Reflexiones sobre
historia cultural…, op. cit., p. 220.
contenidas en los textos, resultando ser de vital ayuda para quienes pretenden dar una
lectura diferente del pasado socialmente construido.

Bibliografía

Altamirano, Carlos, “Sobre la Historia Intelectual” en Políticas de la Memoria, núm. 13,


Argentina, Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en la
Argentina, 2013, pp. 157-162.
Darnton, Robert, “Historia intelectual e historia cultural” en El beso de Lamourette.
Reflexiones sobre historia cultural, México, FCE, 2010, pp. 203-237.
Di Pasquale, Mariano, “De la historia de las ideas a la nueva historia intelectual:
Retrospectivas y perspectivas. Un mapeo de la cuestión” en UNIVERSUM, núm. 26, vol.
1, Universidad de Talca, 2011, pp. 79-92.

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