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Jaris Mujica
Pontifical Catholic University of Peru
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Jaris Mujica
Micropolíticas de la corrupción
Redes de poder y corrupción en el Palacio de Justicia
Impreso en Perú
Diseño de carátula
Julissa Soriano
Imagen de carátula
© iStockphoto.com/aristotoo
Queda terminantemente prohibida por la ley del Perú la reproducción total o parcial de esta obra por
cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, químico, óptico, incluyendo sistema de fotocopiado, sin
autorización escrita de la Asamblea Nacional de Rectores y Autor.
Presentación
Las tesis son la oportunidad y el medio para estudiar asuntos desde médicos,
veterinarios, de ingeniería, políticos, jurídicos y administrativos. Son, desde
su ángulo, parte y contribución de la realidad peruana.
Michel Foucault
Agradecimientos
Introducción.................................................................................................. 19
Bibliografía..................................................................................................... 161
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Introducción
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Además, este actor permitió conseguir otros informantes clave (se man-
tendrá el nombre de los informantes y de las oficinas a las que se accedió
en el anonimato y se utilizarán pseudónimos cuando se haga referencia a
estos). Aquí se trata de un mecanismo de arrastre de informantes; ellos
permitieron acceder a un conjunto de diferentes actores dentro del sistema
que, a su vez, posibilitaron perspectivas diferentes y posiciones diversas que
complementaron la información esperada. Dos de estos informantes clave
fueron entrenados para el recojo de información, uso de guías de obser-
vación y guías de entrevistas informales en campo. Este periodo permitió
un acceso a dicho espacio y un sistema amplio para el recojo de técnicas
de corrupción, estructura de relaciones, redes internas, sistemas de poder,
conflictos, tensiones y desplazamientos de las redes políticas dentro del
aparato formal.
En el segundo periodo de campo los datos que proveyeron los infor-
mantes clave debían ser corroborados. Para ello se utilizaron entrevistas en
profundidad semi-estructuradas, las cuales se desarrollaron con diferentes
miembros de las oficinas estudiadas y con diferentes actores alrededor de
este sistema. Se complementó la información con entrevistas a personas
que habían pasado por procesos judiciales, abogados, fiscales, estudiantes
de derecho. Asimismo, se logró conversaciones con diferentes secretarias,
asistentes, practicantes, personal de seguridad, que dieron importantes
datos para la investigación. Dicho periodo duró desde abril del 2007 hasta
el último día de junio del mismo año.
Dentro de este periodo se recogió información por medio de entrevistas
informales, observación directa no-participante y no-intrusiva, a través de di-
versas visitas a las oficinas del Palacio. Igualmente, se utilizaron informantes
internos que se convirtieron en una fuente central de información y corro-
boración de datos. En la misma línea se utilizaron mapas de poder, mapas
de redes y diagramas de interacción, lo que permitió ordenar gran parte de
la información recogida. Hay, entonces, un abanico de herramientas de la
investigación antropológica que nos han sido de utilidad para el tema que
proponemos y que dan flexibilidad al estudio de lo político en este campo.
Por esta razón, la idea de Política que aparece en esta investigación no
se refiere solamente a las estructuras del Estado, sino al complejo entramado
de relaciones de poder que se tejen en la vida cotidiana y que tienen que
ver con maneras de gobernar. Por ello, nos interesa la política ahí donde
la estructura formal no puede estudiar o actuar con eficiencia, en sus pro-
pias grietas. Se intenta estudiar la Política desde los sistemas de poder de
la vida cotidiana. Esto quiere decir que se trata de sistemas que son parte
de la Política institucional pero que no están determinados totalmente por
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que puede ser abordado desde su propia disposición práctica. Segundo, que
al disponerse como un fenómeno, se implica una relación puesta en escena,
un sistema de estrategias y, por ende, ciertas técnicas de interacción que
pueden ser estudiadas en las prácticas. Ahí donde se ve la negación de la
ley, la ruptura de las relaciones o la anulación de la política, hay que rastrear
un modo de plantearla, un sistema de relaciones complejas.
El primer paso ha sido fenomenalizar teórica y metodológicamente
la práctica (el poder y la corrupción). Al estar dispuestas como fenómeno
social no pueden reducirse a la interioridad psíquica de los individuos, sino
disponerse y estudiarse en la disposición práctica de su estructura exterior
(Mujica, 2006). Es en el terreno social en donde dichas relaciones se trazan
y donde se construyen diferentes juegos para ponerlas en escena: se trata
de un espacio intersubjetivo. El carácter intersubjetivo no es una conse-
cuencia a posteriori de los fenómenos, sino una disposición sine qua non de
su propia situación (Husserl, 1999; San Martin, 1992). Se plantea entonces
un a priori de correlación que permite establecer una posición analítica
sobre los fenómenos del mundo de la vida. La condición y la muestra de
la correlación es la intersubjetividad; a su vez, el elemento “social” de lo
intersubjetivo es el lenguaje.
Ahora, hay que comprender esto en dos sentidos. Primero, se trata de
una disposición teórica; es decir, el lenguaje es el modo en que se plantea
la intersubjetividad en el mundo de la vida concreta, y es el medio de la
interrelación entre los sujetos. Nótese la movilización hacia el sujeto del
lenguaje, suspendiendo la idea de un individuo total (este nuevo sujeto es un
actor social). Este descentramiento permite que la subjetividad sea entendida
como relación activa (intersubjetividad) en el mundo de la vida, es decir, en
el mundo social, y no como una unión de mónadas totales (individuos). Así,
el sujeto se convierte por lo menos en una díada, en una relación: el sujeto
es una relación social, siempre planteándose estratégicamente hacia el otro.
Segundo, el lenguaje es la interrelación y, por ende, la intersubjetividad
en el mundo de la vida. La vida social, entonces, está dispuesta como un
complejo sistema de lenguajes sociales que constituyen su propio entramado
(Wittgenstein, 2000). La tarea consiste en comprender el funcionamiento
de estos juegos, los cuales se interceptan, se interpenetran, se mezclan. Esto
quiere decir que podemos estudiar las relaciones sociales como sistemas de
lenguajes: los fenómenos se pueden, de ese modo, analogar a dichas estruc-
turas, a estos juegos del lenguaje y se puede trazar un análisis comprensivo
de su disposición.
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1 El modelo judicial, que permite el libre juego del fuero militar para juzgar a los civiles, en caso de traición a la
patria y terrorismo, además de las sentencias en el fuero militar, salvo las de muerte, no son revisables por el
Poder Judicial, lo cual constituye, sin lugar a dudas, una sensible limitación al aparato jurisdiccional del país.
2 En ese proceso se promulgó La Ley Orgánica Del Poder Judicial. Promulgada por el Decreto Legislativo Nº
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767, posteriormente modificada por el Decreto Ley Nº 25869 y complementada por el Decreto Supremo 017-
93 JUS. Esta Ley supone una nueva concepción estructural del Poder Judicial y la ratificación de principios
democráticos como que el pueblo es fuente del poder de administrar justicia. Hay, en este documento, un
propósito de descentralizar la administración de justicia. Después de su emisión, se nombró en noviembre
de 1995, la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial, con el encargo de realizar "la Reforma del Poder Judicial".
Como consecuencia de esta medida, fue suspendida la vigencia de diversos artículos del Texto Único de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, lo que atentó contra la labor de los magistrados. Al concluir, en diciembre
de 1998, el plazo otorgado a la Comisión Ejecutiva para realizar el trabajo que le fue encomendado, la Ley Nº
27009, publicada en el diario "El Peruano", el 5 de diciembre de ese año, amplió su vigencia hasta el 31 de
Diciembre del 2000. Sin embargo, se aceleró la desactivación de la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial, y el
6 de noviembre del 2000, un Consejo Transitorio se hizo cargo de la Administración del Poder Judicial y fue
el encargado de preparar la recuperación institucional de ese organismo. (Ministerio Público, 2008)
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3 Los integrantes del CNM son siete y se les denomina consejeros. Son elegidos en votaciones secretas por los
miembros titulares de la Corte Suprema de la República, la Junta de Fiscales Supremos, rectores de las univer-
sidades nacionales, entre otras autoridades. En todos los casos, los candidatos a consejeros que obtengan la
segunda mayoría de votos, son escogidos consejeros suplentes.
4 Existe una propuesta de reforma que en el ámbito disciplinario es una novedad respecto a lo regulado en la
Constitución vigente, que prescribe en el inciso 3 de su artículo 154° que “el Consejo Nacional de la Magis-
tratura es competente para destituir a los jueces de la Corte Suprema y a los Fiscales Supremos, así como a los
jueces y fiscales de primera y segunda instancia, siempre que medie el pedido de la Corte Suprema de Justicia
o de la Junta de Fiscales Supremos, según sea el caso” (Justicia Viva, 2010).
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5 Si bien el Poder Legislativo es el encargado de emitir las normas, este no es todopoderoso respecto de esta
competencia. Y es que antes de promulgar una ley esta debe ir al Ejecutivo para que dicho Poder, después de
estudiarla, la promulgue o la devuelva con observaciones. Sin embargo, si a pesar de este doble filtro previsto
por la Constitución, resultara que la ley vulnera algún principio constitucional, esta puede ser inaplicada en un
caso concreto por el Poder Judicial (mediante el control difuso) sin perjuicio de la expulsión que puede realizar
el Tribunal Constitucional de manera general (mediante una acción de inconstitucionalidad).
6 En estrecha dependencia con la misión del Poder Judicial encontramos sus principales objetivos: consolidar
la autonomía del Poder Judicial y la independencia de los magistrados, mejorar y ampliar el acceso a la justicia,
modernizar la administración de justicia, alcanzar una alta calidad de justicia y optimizar el servicio al ciudadano.
Ver: www.pj.gob.pe.
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7 La Ley Orgánica del Poder Judicial vigente, tiene su origen en el Decreto Supremo N° 017-93-JUS promul-
gado el 28 de Mayo de 1993 y publicado el 2 de Junio del mismo año. Consta de 304 Artículos, 1 Disposición
Complementaria Única y 33 Disposiciones Finales y Transitorias.
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Organigrama Estructural del Poder Judicial
Gerencia General
Gerencia de Planificación Presidencia de la Corte r.adm. 055-2002-ce-pj
Sub-Gerencia de Racionalización Suprema Presidencia del Consejo
Ejecutivo r.adm. 133-2005-ce-pj
Poder Judicial
Micropolíticas
r.adm. 011-2007-ce-pj
Sala Plena
R.ADM. 010-2007-P-PJ
Secretaria Oficina de Oficina de Oficina de Gabinete Oficina de Organización de Inspectoria Centro de Oficina de
Secretaria Oficina de Asesoría
General Imagen y Protocolo Administración Técnico Cuadros de Méritos General Procuradoria Procuradoria Investigaciones Coop. Técnica
General Información Legal
Prensa y de Antigüedad Judiciales Internacional
Odicma
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10 Otro intento que buscó que la justicia sea más eficiente y cercana a las poblaciones más pobres del país fue la
Corporativización de la Justicia, a través de los Módulos básicos de justicia y Módulos Corporativos. Este es
un proyecto que se plantea como una solución a la creciente carga judicial, pero que en la mayoría de los casos
no tuvo los resultados esperados.
11 La Ceriajus fue creada por el Congreso de la República mediante Ley N° 28083 del 4 de octubre de 2003, con
la finalidad de elaborar el Plan Nacional de Reforma Integral de la Administración de Justicia. El 24 de abril
del 2004, la Ceriajus, cumpliendo el encargo encomendado por su Ley de creación, concluyó con el mandato
conferido e hizo entrega al Presidente de la República el Plan Nacional de Reforma Integral de la Adminis-
tración de Justicia, como propuesta concertada de un acuerdo político institucional, logrado entre todas las
entidades que conforman el sistema de justicia.
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estado concentrado por el Poder Judicial, mientras que las otras instituciones
dentro del sistema de justicia cuentan con pocos trabajadores.13 El aumen-
to de presupuesto o de personal no es tampoco una explicación única del
fenómeno de la corrupción o para evitar su existencia.
Para estudiar el funcionamiento de las lógicas de corrupción en el Poder
Judicial es necesario entonces estudiar los sistemas que la integran, la relación
entre la burocracia formal del Estado y la estructura de las relaciones sociales.
A este punto tenemos que dirigirnos entonces. Estudiar este problema en
relación directa con la formación de la burocracia y los poderes locales en el
aparato de justicia. Para ello necesitamos centrar una unidad de observación:
el Palacio de Justicia. Allí estudiaremos, in situ, las formas de ejercicio de la
corrupción desde el terreno mismo, en contraste con la estructura del poder
formal de la burocracia, la forma de disponer el orden del Estado y aquellas
grietas que la ley y la norma dejan para las prácticas que las transgreden.
13 El Poder Judicial y el Ministerio Público poseen el personal más numeroso (18,729 en total, en comparación
con los 68 y 47 trabajadores del Consejo Nacional de la Magistratura y del Tribunal Constitucional). Estas
características hacen que haya una mayor exigencia presupuestal tanto en el Poder Judicial como en el Mi-
nisterio Público. Por otro lado, el Perú es uno de los países que menos densidad de defensores de oficio tiene.
Con lo cual se resta la posibilidad de que la gente pobre pueda acceder al derecho de defensa gratuita conforme
lo estipula la Constitución del Perú.
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la Sala Penal Permanente, todas de la Corte Suprema. Entre estas dos últimas
se hallan las oficinas privadas de la Presidencia de la Corte Suprema.
Vale anotar que la Relatoría, Secretaria y Mesa de Partes de las Salas Su-
prema de Derecho Constitucional y Social, se ubican justamente en las oficinas
posteriores a la Sala de Audiencias, en las que aproximadamente laboran más
de cuarenta personas. Hacia el lado izquierdo del Salón Vidaurre hallamos las
Oficinas del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial. En esa misma dirección, y
al final del largo corredor, encontramos la Oficina de Información, el Centro
de Investigaciones Judiciales, la Secretaria General y la Asesoría Legal, que
son parte de las dependencias administrativas. Un pequeño pasadizo que
gira a la derecha nos conduce hacia las Mesas de Partes de la Ocma (Oficina
de Control de la Magistratura) y a sus oficinas administrativas propiamente
dichas. Más adelante encontramos las Oficinas de la Secretaria General de la
Corte Suprema distribuidas en varios ambientes.
En el tercer piso encontramos que las oficinas están ubicadas igual-
mente, en torno al Salón Vidaurre. Si tomamos como referencia la puerta
principal del Palacio encontraremos, al lado derecho, las Salas de Audiencias
de la Primera y Segunda Sala Penal de procesos ordinarios, reos libres de la
Corte Superior de Lima. Más adelante, un pasadizo que se dirige a las Ofici-
nas de la Presidencia de la Corte Superior. Siguiendo esa dirección ubicamos
la Sala de Audiencias de la Segunda Sala Penal Transitoria e igualmente la
Sala de Audiencias de la Sala Constitucional y Social Transitoria de la Corte
Suprema. Hacia el lado izquierdo del Salón hallamos la Sala de Audiencias
de la Sala Civil Transitoria, enseguida la Segunda Sala Penal Transitoria de
la Corte Suprema, esta última con dos oficinas adicionales donde funciona
la Relatoría y la Secretaria. Más adelante, y cruzando un pequeño pasaje
que desemboca a otro corredor de distribución aun más grande, ubicamos
el Despacho Privado de la Vocalía Suprema, a continuación la Secretaria,
la Relatoría y la Oficina de Atención y Debate de la Sala Civil Transitoria.
En el cuarto piso, subiendo por las escaleras de la Calle Manuel Aljovín,
encontramos un ancho y largo pasaje ocupado casi en su totalidad por las
oficinas de la Ocma, las últimas oficinas son ocupadas por la Unidad de
Supervisión y Proyecto y la Unidad Operativa Móvil adscritas a la Ocma.
Siguiendo esta dirección encontramos los únicos dos Juzgados de Ins-
trucción (42° y 43°) frente a los cuales se ubican los Despachos Privados
de los Vocales de la Corte Suprema. En cada Despacho Privado laboran
dos secretarias de confianza propuestas por el propio Vocal Supremo.
Más adelante hallamos las oficinas de los proyectos de Jusper-Proyecto de
Apoyo a la Reforma del Sistema de Justicia Penal (Acuerdo con la Unión
Europea) y la del Proyecto de Mejoramiento de los Servicios de Justicia,
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procesos formales, cuáles son los informales, e indican también qué tipos
de redes pueden utilizar las personas para conseguir “agilizar”, “demorar”,
“suspender” un proceso, o “extraviar”, “fabricar” o conseguir algún docu-
mento. Los falsificadores, la mayor parte de veces, son también tramitadores,
pero no todos los tramitadores son falsificadores.
Estos actores no pueden realizar sus funciones solos, en el espacio
exterior del Palacio, sino que requieren de redes de otros actores que les
permitan construir dinámicas de imbricación con dicho interior formal.
Estos espacios de intermediación están dados, principalmente, por los abo-
gados que trabajan en los alrededores del Palacio y que brindan “asesoría
jurídica” a las personas que lo requieren. Cabe acotar que muchas de las
personas que trabajan como tramitadores han tenido un vínculo directo
con abogados o con el interior del sistema judicial. Muchos han trabajado
como asistentes, como conserjes, vigilantes, secretarios, etcétera. Del mis-
mo modo, muchos de los falsificadores han tenido estudios de derecho en
diversas universidades, muchos no han terminado las carreras y las dejaron
ya hace varios años; otros, conocen las dinámicas internas del sistema por-
que han trabajado en él como asistentes, practicantes o vienen de familias
en las que hay abogados.
Antes trabajaba con el doctor Castillo en su despacho. Era como… le ayudaba a
las labores del despacho, los oficios, las cartas, diversas funciones […] pero luego
ya no, y como ya sabía cuáles eran los trámites, me vine aquí con mi máquina de
escribir. (Ignacio, 56 años, tramitador)
Yo era trabajador del Palacio, era asistente del despacho […], y aprendí, como
conocía ya todo desde adentro, y a las personas que trabajan años, entonces con
todo eso uno ya sabe cómo moverse. (Fernando, 52 años, tramitador)
Abogado de carrera. Estudié en la Villarreal, pero no terminé porque me faltaba
un curso y ya lo dejé, pero ya conozco cómo es pues, ya no me ganan en eso y
puedo trabajar acá […] y me va bien. (Daniel, 38 años, “abogado”)
los abogados que ahí trabajan no tienen títulos reales, sino que son falsifica-
dos. No pueden entablar una demanda formal porque no están colegiados,
sin embargo, utilizan la figura del “asesor legal”. Es decir, brindan servicios
de asesoría a las personas que ahí deciden acudir. Indican de manera más
precisa los procedimientos legales, pues los conocen bien; asimismo, indican
cuál es la estructura del proceso, el tiempo, los costos, etcétera. Otros, que
sí están colegiados, brindan además el servicio jurídico de abogados forma-
les, no solo asesoran a las personas, sino que además siguen los procesos
formales y oficialmente. Además de constituir un espacio de apoyo legal,
constituyen también un canal de acceso a redes informales de información
y de movilización de datos, intereses y actos de corrupción.
Muchas personas indican, que lo más importante de uno de estos abo-
gados, no es tanto los conocimientos que tengan del proceso o del propio
sistema, sino más bien las redes que pueden llegar a movilizar para que
este proceso sea ganado y llegue a buen curso. Lo que las personas valoran
de estos abogados, entonces, no refiere únicamente a sus habilidades en el
plano jurídico formal, al conocimiento académico, sino a la extensión de
sus redes y de las técnicas de corrupción que puedan ejercer para lograr los
resultados esperados. Esto es fundamental, pues en el campo exterior de
Palacio estos abogados constituyen la formalidad jurídica, pero también la
conexión con lo informal y lo ilegal.
Lo que quiero es que el doctor me solucione mi problema rápido. Eso es lo que
me interesa más, porque si lo hago por la vía legal eso demora años; años de
verdad a la legal. Con el doctor es más rápido, porque él tiene sus contactos, ellos
ayudan porque saben cómo es la cosa adentro. (Fernando, 35 años)
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Sí, para hacer ese servicio, mejor con el doctor Soto, él es el mejor y yo siempre
le recomiendo a él. […] Bueno, sí, es como que yo le recomiendo a él porque
lo conozco, de ahí el también como que me da sus clientes, o por ahí podemos
hacer algo pues. (Ricardo, 34 años, trabajador del Jirón Azángaro)
cesitan “agilizar” los procesos en los que se encuentran, (y para eso la vía
legal resulta lenta y engorrosa).
Asimismo, se pueden encontrar personas que indican que demandan
justicia para sus casos (y aparentemente tienen la certeza de que son ellos
quienes deberían ganar los casos, pues tienen la razón y las pruebas), pero
que han tenido dificultades para recibir un trato justo. En este sentido, dicen
acudir a los espacios informales, pues a pesar de que sean en muchos casos
ilegales, les permite acceder a una red de contactos y a otras redes que faci-
litan y aceleran los procesos. Del mismo modo, indican que en este terreno
pueden tener un panorama más amplio de lo que ocurre en los procesos
judiciales y que “sin ello” no podrían tener un juicio justo. Por otro lado,
se encuentran sujetos que saben que no tienen “la razón” en sus juicios o
casos, y que deberían perderlos. Y es justamente por eso que acceden a estos
espacios (falsificación de documentos, abogados informales o formales que
les permitan tener ventajas en los procesos a través de coimas, sobornos
o tráfico de influencias).
Con mi proceso estoy como diez meses. Toditas las pruebas he entregado y no
me hacen caso. Porque ya la primera instancia no me ha dado razón, tengo que
volver al juicio, porque es injusto. Entonces mejor me asesoro con el doctor
porque con él que conoce cómo es adentro me ayuda mejor. Sabe, tiene sus
contactos. (Leandro, 55 años, usuario del Palacio de Justicia)
Así es la cosa pues, si no tienes contacto, si no pones plata, así tengas la razón,
igualito te cae. Con más razón, si tú quieres justicia y tienes todo para demostrarlo,
mejor de frente te vas con los tigres [falsificadores, abogados al paso, etcétera],
los que saben mover las fichas y rápido sale tu juicio. Si no te friegas y el otro te
gana el vivo, se te adelanta, mete plata y te gana. (Roberto, 30 años, tramitador)
No sé hermanito, yo sé que tengo que hacer lo que sea para que no me den duro
en el juicio. Mi compadre [un abogado de la zona] ya sabe de qué se trata, así que
va a mover a su gente adentro para que podamos ganarle. […] Todo se vale. Yo
sé que tengo las de perder, pero con contactos uno puede llevársela. (Fernando,
32 años, usuario del Palacio de Justicia)
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por tres ejes: primero, hay una relación que se sostiene en la información y la
publicidad que estos vendedores hacen sobre los tramitadores, falsificadores
y abogados. Muchas veces, los vendedores ambulantes y aquellos que alquilan
línea de telefonía móvil son también los “jaladores” o quienes reparten publi-
cidad de los estudios de abogados informales o “al paso”, de los alrededores
del Palacio de Justicia. Asimismo, muchos de estos venden elementos que se
relacionan de algún modo con los procesos judiciales: carpetas, lápices y lapice-
ros, archivadores para documentos, etcétera. Cuando las personas se acercan a
comprarles alguno de los productos, reparten publicidad o recomiendan alguno
de los servicios. Asimismo, pueden llevarlos hasta la puerta de alguno de los
locales de falsificación de documentos o de las oficinas de los abogados (luego
recibirán una comisión por llevar a un cliente, dicha comisión no pasa nunca
de los S/. 5.00). Se trata entonces de un canal de información y publicidad que
permite generar nexos entre la población que demanda o accede al Palacio de
Justicia y las redes informales de abogados y falsificadores.
Segundo, existe una relación entre los vendedores ambulantes y los
de los kioscos (venta de golosinas, diarios, etcétera) con los falsificadores
y abogados informales, puesto que muchas veces aquellos (sobre todo los
vendedores que están en kioscos) guardan documentación a cambio de di-
nero. Es decir, pueden almacenar ciertos documentos, o tener formularios y
al mismo tiempo funcionar como actores que brindan información para los
usuarios del Palacio. En esta lógica, actúan no solamente como agentes de
información o direccionamiento de las demandas de los usuarios (aconsejan
a qué abogado acudir, dándole la tarjeta previamente sellada, para que este
reconozca desde dónde fue enviado y pueda hacer el pago correspondiente
de la comisión), sino también como vendedores de formularios y otro tipo
de documentos (incluso pueden actuar y funcionar como tramitadores).
Tercero, muchos de los vendedores, sobre todo los vendedores am-
bulantes, resultan actuar como mensajeros de diferentes actores. Llevan
documentos que los falsificadores envían a sus contactos dentro de Pa-
lacio, asimismo, cartas, mensajes, documentos para ser firmados por los
abogados informales. Esto no quiere decir que haya una especialización del
trabajo, sino que muchos de estos vendedores ambulantes se imbrican en
la lógica a través del conocimiento directo o amistad, y el tráfico constante
de documentos. Se convierten en actores de confianza para los abogados y
falsificadores y pueden incluso llevar documentación (justamente porque no
pueden ser identificados formalmente como parte de una red de falsifica-
ción). En este sentido, la dinámica de mensajería requiere de un campo*1en
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cambio de una cantidad de dinero, aquellos que se niegan a los actos de co-
rrupción, etcétera. Conocen por su nombre a las secretarias, a los abogados,
a los jueces que tienen amistades con abogados en el exterior de Palacio,
del mismo modo que las redes que existen entre los actores exteriores y las
lógicas interiores del Palacio de Justicia. Asimismo, son estos los actores
que tienen acceso a diferentes oficinas del Palacio cuando nadie más está,
y pueden movilizar documentación de manera informal. Los vigilantes, en
este sentido, no son solamente actores que funcionan como un vínculo
intermedio entre el exterior informal y el interior normativo formal, sino
también informantes centrales en esta dinámica de acción y actores que,
en su aparente marginalidad respecto del sistema formal, articulan una
compleja red de información sobre las dinámicas sociales del Palacio de
Justicia, y forman parte importante de diversas redes de microcorrupción.
Acá nosotros sabemos a qué hora entra o a qué hora sale. […] También me he
ganado con hartos pases de gente que mete plata para arreglar sus juicios. Si
yo quisiera hago caer a cualquiera, por eso me tratan bien aquí. (Abel, 29 años,
vigilante)
Los jueces de acá me los conozco a toditos. Los saludo, me saludan; doctor, cómo
está les he dicho siempre. Les ayudo con sus cosas y de ahí me cae mi propina.
Hay gente buena, hay gente mala, como en todo lugar. (Carlos, 36 años, vigilante)
Cuando se puede se ayuda a la gente. Uno le dice donde tiene que ir, ya conoce
uno pues, les indicas quién es quién aquí, con quién tiene que hablar. Les pongo
todo como en bandeja, delante de las colas para que vaya más rápido, y me cae
mi propina. (Ramón, 40 años, vigilante)
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ella para hablar de frente y te hace la ayuda, con el documento o para que pase
rápido nomás sin fedatario. (Federico, 39 años, trabajador del jirón Azángaro)
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los espacios ya están dispuestos para hacer estas tareas. Es decir, las redes
ya existen y los canales de acción previamente determinados, de modo que
el pago se hace en realidad para movilizar a dicha red y no para crearla.
El pago puede variar también dependiendo de la cercanía que se tiene
al documento que se sustraerá: un contacto cercano a la documentación
solo hará un cobro, pues será este directamente quien se encargue de sus-
traer la documentación. En el caso de un robo de documentos con una
mayor intermediación, las ganancias para el primer contacto disminuyen
pues deberá hacer pagos a las personas más cercanas a dicho documento,
de modo que la ganancia termina siendo considerablemente menor (son
varios cobros). En ese caso, muchos de los intermediarios optan por cobrar
por el contacto y dejar el cobro final directamente a este contacto, es decir,
cobran por dar a conocer a un personaje que está cerca de la información
requerida y que además está dispuesto a recibir un soborno (“cobran por
el dato”).
El asunto entonces indica que en muchos casos el primer pago a un
vigilante, por ejemplo, no es necesariamente para que él mismo sustraiga
la información o la extravíe, sino más bien para que utilice sus redes inter-
nas y consiga a alguien que esté dispuesto a recibir el soborno. Se trabaja
con varias capas de contactos, los cuales se maximizan en la medida de lo
posible para tener redes articuladas y minimizar el riesgo frente a actores
nuevos que podrían delatar los actos corruptos.
Mira, si quieres eso [robo de documentación de un expediente] te va a costar,
como 500 puntos [S/. 500.00] porque eso está más difícil. No tengo gente ahí y
tengo que hacer un depósito [soborno] con Félix [vigilante], tú lo conoces, para
que me haga un rastrillo [selección de actor dispuesto a ser sobornado] de quién
puede ser el dato de adentro. (Darío, 42 años, abogado)
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En esta lógica, las redes de los abogados que ocupan las oficinas y los
edificios aledaños al Palacio de Justicia movilizan un patrón de asentamiento
constituido por un conocimiento previo de los actores que se ubican dentro
del propio Palacio. La idea, entonces, no es que estos abogados informales o
“al paso” lleguen arbitrariamente buscando suerte en este terreno, sino que
muchos de ellos, sobre todo los que tienen una presencia más solidificada,
han llegado a estos espacios justamente porque ya contaban con un primer
contacto o eran parte de una red familiar, de amistades o de complicidades
respecto a algún actor del Palacio de Justicia. Estas primeras redes les per-
miten a los actores disponer de un pivote de contactos, que le permitirán
a su vez generar otros contactos para ampliar la red. En este sentido hay
que entender que las redes que se forman en estos campos (tanto en el
exterior informal como en el interior) no tienen un centro articulador es-
table: no se trata de mafias organizadas con una estructura monocéfala, ni
de estructuras de una jerarquía estable (no se trata de crimen organizado),
sino más bien redes compuestas por la integración de segmentos a través
de prácticas rutinarias, los que constituyen un sistema en ejercicio. Es decir,
no hay conciencia de pertenencia a un grupo (ni comunidad imaginada),
sino complicidades sistemáticas y sostenidas en el ejercicio de la corrupción
que renueva y solidifica las interacciones de segmentos.
Entonces, las redes de corrupción que articulan estos abogados del cam-
po exterior se sostienen (están demarcadas) por este conocimiento previo
y por la existencia de vínculos con otros abogados del Poder Judicial. La
utilización de ambos en el juego político local resulta clara: a los abogados
informales del campo exterior les sirven los contactos internos pues son
los que les permiten la información, la manipulación de fallos, las redes de
sobornos para cumplir sus objetivos o los de sus clientes; y a la inversa, a
los trabajadores del Palacio les sirven estos vínculos pues obtienen ganan-
cias económicas (a través de los sobornos y cupos), pero también gestan la
posibilidad de tener una red de contactos informales que puedan interferir
en otros casos sin verse involucrados directamente (es decir, utilizar la red
exterior de corrupción para solicitar movilización de información con redes
a las que no tienen contacto desde adentro, pero sus redes exteriores sí).
Para dejar las cosas claras. A mí me conviene que esté allá [un primo que trabaja
en el Palacio] y por eso me vine a trabajar a esta oficina. Me conviene porque
con él puedo confiar y hacer negocios de frente. Pero a él también le conviene
porque yo le ayudo en cosas que él no puede hacer desde adentro porque es
mucho peligro que lo chapen […] [por ejemplo] pedirle a un asistente del juzgado
que pierda un expediente, él no lo puede hacer, porque le pueden coger. Pero
me dice a mí, él ya saca su negocio y me da mi parte y ahí hacemos trato. […] yo
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corrupción, por ahora, ha sido vista desde el margen externo del Palacio;
sin embargo, queda claro que éste no funciona sino junto al marco interno
de las acciones y a la legalidad. De tal manera, es imposible pensar un lado
sin el otro. Pero no hay que entender que la corrupción nace de fuera del
sistema, sino que es un ejercicio constante que desde adentro y desde afuera
parecen ser un continuum de prácticas que lubrican las relaciones de poder
y que muestran las articulaciones y vínculos entre los sujetos.
Ahora, estas redes no funcionan como un todo complejo, sino más bien
como fragmentos que se unen y separan de acuerdo con las coyunturas. Se
trata de fragmentos móviles, que se fusionan y fisionan de acuerdo con los
intereses de los actores o de quienes disponen del objetivo que moviliza la
estructura. Por lo tanto, no tienen la forma de una mafia, puesto que no
están soportadas sobre codificaciones estables sedimentadas jerárquica-
mente y que implican la pertenencia a un grupo de referencia. En efecto, la
mafia es un modo de organización que implica ciertos códigos comunes y
el respeto a estos (algunos se refieren a estos como códigos de conducta);
las mafias requieren además de la verticalidad de una estructura de mando
que determine las acciones, los modos de movilización en el escalafón y
la pertenencia práctica o simbólica a una familia. Este elemento es impor-
tante, pues más allá de la figura consanguínea imaginada, la mafia implica
conciencia-de-ser-parte, implica la identificación con el grupo. En cambio,
en las redes de corrupción que se tejen en el Palacio de Justicia, es difícil
encontrar una codificación común, o un orden jerárquico o la identificación
con un grupo de pertenencia (no son una comunidad).
Estas redes tampoco tienen la forma de un cártel, que es una organiza-
ción criminal que funciona de manera análoga a una empresa. Es decir, se
sostienen en la disposición de una estructura del mercado, un negocio que
se soporta sobre la oferta y la demanda de un producto. El cártel tiene la
forma de un directorio de empresa, con accionistas, miembros del directorio,
asesores, economistas, contadores, banqueros, abogados: es una empresa,
dedicada al crimen. Justamente por ello, requiere de niveles de organización
complejos, planificación, estrategias de acción, inversión y toma de decisión
conjunta (implica la capacidad de reunión y toma de decisiones estratégicas).
Las redes de corrupción del Palacio de Justicia tampoco funcionan bajo esta
lógica, pues no tienen un nivel de planificación central, no operan en una
mediación planificada de toda la estructura y no hay “reunión” para la toma
de decisiones. Se trata de redes menos organizadas, menos estructuradas y
sin planificación conjunta.
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Micropolíticas de la corrupción
Por otro lado, si bien existen clientelas, tampoco son la estructura más
importante al interior del Palacio (y probablemente no es la forma más
común en las estructuras del Estado). Las clientelas implican una relación
asimétrica entre un patrón y un cliente que se mantiene en el tiempo. Es
esta manutención de la relación la que permite justamente la asimetría y la
forma de dominación que engancha al cliente. Estas lógicas son posibles en
espacios en donde los actores permanecen en el mismo escenario y donde
hay cierta estabilidad del sistema. En el Palacio de Justicia, los cambios de
personal son ciertamente constantes, las ofertas de actos de corrupción
vienen de diversos frentes y, al no existir una relación de jerarquías que
se correlacione efectivamente con las capacidades de ejercicio del poder
dentro de la institución, las posibilidades de mantener una relación estable
con un cliente son escasas.
Lo que existe son flujos constantes de ofertas y demandas que provie-
nen de diferentes campos y que apelan al mejor postor. Al mismo tiempo
se trata de jerarquías que cambian con rapidez. En un contexto como este,
las formas de corrupción y las redes que las ponen en práctica están mo-
vilizándose con gran versatilidad y buscando contactos para poder operar,
no se trata de un patrón que posee todas las redes, puesto que estas son
móviles, y quien es hoy el patrón puede ser después subordinado; del mismo
modo, quien es cliente de uno, puede serlo fácilmente de otro, dependiendo
de sus requerimientos y posibilidades.
En el Palacio de Justicia se trata entonces de un sistema de organización
de segmentos sin una cabeza estable (acéfala) y sin una organización vertical.
No hay sentido de pertenencia, ni comunidad de respaldo. No hay estabilidad
en la estructura de redes, la salida de un sujeto de un cargo puede modificar
toda la estructura, lo mismo el ingreso de un nuevo miembro, el rechazo
de uno a participar de los actos de corrupción, etcétera. Sin embargo, que
estas redes no sean estables y funcionen como segmentos que se acomo-
dan entre sí de acuerdo con las coyunturas, no quiere decir que funcionen
abiertamente o que “cualquiera puede contactarse con cualquiera”. Como
hemos visto, se requiere de la existencia de canales latentes para ejercer
actos de corrupción. Por lo tanto, la construcción de estas redes, contactos,
complicidades y alianzas resultan ser uno de los elementos fundamentales
de los actores en el terreno social, pues se trata del “capital” sobre el cual
articularán sus movimientos futuros. En el Palacio de Justicia no se ofrece
una coima a cualquiera, se necesita un cierto nivel de conocimiento del otro
para poder iniciar dicha negociación.
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Esto quiere decir que en ciertas ocasiones hay una suerte de organi-
zación para delinquir, organización que puede funcionar para elaborar do-
cumentos falsos, para emitir fallos, para traficar documentos, etcétera. Sin
embargo, se trata de objetivos concretos y no objetivos de organizaciones
que funcionen establemente bajo esa lógica. En algunos casos, los mismos
actores se reunifican para volver a realizar un mismo acto de corrupción,
pero no quiere decir que lo hagan todo el tiempo. La movilidad del personal,
de los jueces, asistentes, secretarias y demás, aunque no sean despedidos
sino solo movilizados dentro de la institución resulta un elemento funda-
mental para comprender esta estructura; donde no solamente es muy difícil
mantenerse en el mismo puesto, sino también ejercer siempre los mismos
actos de corrupción.
Pensar la corrupción como una sustancia que pervierte a los sujetos
desde su interior, puede resultar radical en este contexto. Decir que un
individuo es corrupto per se, o que siempre comete actos de corrupción
puede también resultar exagerado (lo que no quiere decir que sea inexis-
tente). La idea es que en el seno del sistema de justicia la corrupción resulta
una herramienta fundamental, un instrumento que puede ser utilizado con
diversos fines y que se mantiene latente.
Las redes de corrupción en el exterior y en el interior del Palacio de
Justicia no operan con la lógica de una mafia, ni de un cártel ni de clientelas
estables, sino más bien a través de la reunificación de segmentos que operan
fusionándose y fisionándose de acuerdo con los objetivos y coyunturas.
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funcionarios. Vamos a entrar desde ahí para poder estudiar las dinámicas
más complejas e ir subiendo en el escalafón de la burocracia del Palacio
de Justicia.
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del Palacio de Justicia. Y esto se debe justamente a que el sistema está com-
puesto por actores; personas que viven el acontecer cotidiano y que toman
decisiones en ese campo. No se trata de una maquinaria robotizada, el campo
de la burocracia intermedia es también un terreno de decisiones que puede
seguir o no los procedimientos, y que tiene la capacidad de modificarlos
en la práctica. Esto es importante en la dirección a la cual apuntamos: a
entender que la política no es un compartimiento separado de la vida de las
personas, sino que es parte de ésta y viceversa. Aquí el sistema ve grietas
complejas de salvar y permite entender que la burocracia está construida
sobre una serie de redes sociales, amicales, familiares y de reciprocidades
locales, que no le permiten ser aséptica a las tensiones de la vida diaria.
Regresando al análisis de las estructuras formales, es importante en-
tender que el debate más amplio que se ha gestado sobre las formas de
gobierno, no ha tomado en cuenta la estructura sobre las cuales se han tejido
las relaciones que permiten el ejercicio del poder formal. Si bien hemos
indicado, por ejemplo, que en la lógica del presidencialismo latinoamericano,
la estructura de poder del aparato judicial está separada de la relación entre
el Legislativo y el Ejecutivo (como elemento de la ingeniería política), es
claro también que las relaciones informales entre los actores demarcan una
estructura de relaciones de poder que se traducen muchas veces en estilos y
formas de gobernar. Sucede lo mismo en la vida local del aparato de justicia.
Si bien la estructura del organigrama de la estructura de la burocracia y las
jerarquías dispuestas por la norma determina un orden de funcionamiento,
queda claro que las redes sociales y las maneras de relacionarse determinan
un orden diferente de la estructura que no se limita a la norma formal.
En la política institucional la burocracia resulta fundamental. Esto por
dos razones. Primero, porque la burocracia representa la puesta en acción
de la deliberación formalizada. Es decir, la puesta en orden de los procedi-
mientos que resultan ser la praxis reglamentada de las decisiones políticas.
Segundo, porque la burocracia, en términos teóricos, debe ser la estructura
aséptica, sustancialmente procedimental, en donde sean las formas y las
formalidades las que determinen el “debido proceso de las cosas”, y no las
decisiones contingentes de los actores. En términos formales de la teoría,
la burocracia representa el ideal hiper-formalizado de la acción política en
las personas. Asimismo, resulta ser el rostro que se presenta ante los ciu-
dadanos de la vida cotidiana. Ellos no se enfrentan directamente al campo
de deliberación, sino al asentamiento de los procedimientos organizados y
a los actores que resguardan y lubrican dichos engranajes.
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14 El Código de Procedimientos Penales (en vigencia desde el año 1940) establece dos tipos de procesos: uno
Ordinario y otro Sumario. El primero se desarrolla en dos etapas: la instrucción y el juicio. En el Proceso
Sumario se otorga al Juez la atribución de investigar y fallar, lo que se justifica en lograr una administración de
justicia más breve.
15 Son tramitados como Proceso Ordinario los delitos contra la libertad, el cuerpo y la salud, asesinato (artículo
108º del Código Penal), delitos contra la libertad (152º) y delitos contra la libertad sexual (173º y 173ºA); los
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delitos contra el Patrimonio en el tipo de Robo agravado (189º), delitos contra la salud pública en el tipo de
Tráfico Ilícito de Drogas tipificados en los artículos 296º, 296ºA, 296ºB, 296ºC y 297º, los delitos contra el
Estado y la Defensa Nacional, por delitos que se cometen por medios de comunicación social y los delitos
contra la Administración Pública (concusión, peculado y corrupción) y aquellos que se han impuesto pena
privativa de libertad mayor de diez años.
16 En el Proceso Abreviado (artículo 446º Código Procesal Civil) tramita los casos de Retracto, Titulo Supletorio,
Prescripción Adquisitiva y Rectificación de áreas, Expropiación, Tercería, Impugnación del acto o Resolución
Administrativa. Igualmente dentro de esta vía procedimental comprende aquellos que tengan una propia,
sean inapreciables, o aquellos procesos cuya estimación patrimonial es mayor de 20 y hasta 300 Unidades de
Referencia Procesal en dinero o hay duda sobre su monto o debido a la urgencia de tutela jurisdiccional, el
Juez considere atendible.
17 Se ven casos de Inventario, administración judicial de bienes, adopción, autorización para disponer derechos
de incapaces, declaración de desaparición, ausencia o muerte presunta. Además, los casos de patrimonio
familiar, ofrecimiento de pago y consignación, comprobación de testamento, inscripción y rectificación de
partida. Finalmente, los casos de sucesión intestada, reconocimiento de resolución judicial y laudos expedidos
en el extranjero y otros. Casos como el de alimentos, separación convencional y divorcio ulterior, interdicción,
desalojo, interdicto y aquellos cuya estimación patrimonial sea mayor de 20 Unidades de Referencia Procesal
o cuando existe duda sobre esta estimación, serán tramitados en el Proceso Sumarísimo. En una segunda ins-
tancia son verificables por la Corte Superior, los Procesos Ejecutivos y los Procesos Cautelares, los Procesos
No Contenciosos que se encuentren dentro de la Ley 26662 Ley de Competencia Notarial en Asuntos No
Contenciosos y los Procesos Sumarísimos.
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Cuadro 2
Organigrama de las cortes supremas
PRESIDENCIA
Vocalía Suprema
Secretaría de
Confianza
18 Así como en los casos de responsabilidad civil de los Ministros de Estado, en los de ejecución de sentencias
expedidas en el extranjero y en los que se discuta la competencia de los Jueces y Tribunales Peruanos. En
materia de derecho constitucional y social las Salas Supremas de Derecho Constitucional y Social tienen la
potestad de resolver los Recursos de apelación de las resoluciones dictadas por las Salas Civiles Supremas y
Superiores.
19 Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente; Sala de Derecho Constitucional y Social Transitoria; Sala
Civil Permanente; Sala Civil Transitoria; Sala Penal Permanente; Primera Sala Transitoria; Segunda Sala Penal
Transitoria. Sin embargo, a la fecha, solo hay trece Vocales Supremos Titulares de ahí que para completar
las Salas Supremas permanentes y las creadas con carácter provisional, se han designado cerca de 28 Vocales
Supremos Provisionales, lo que dificulta la función jurisdiccional toda vez que la provisionalidad siempre
constituye una situación de riesgo y de inseguridad laboral y jurisdiccional.
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Micropolíticas de la corrupción
Cada una de las Salas Supremas está presidida por el Vocal Supremo
Titular, designado por el Presidente de la Corte Suprema. La Presidencia
tiene como responsabilidad la dirección de la Sala, además de la supervisión
de labores administrativas. La Vocalía Suprema es el Despacho de los Magis-
trados Supremos, quienes son los encargados del estudio, análisis jurídico y
de la ponencia de expedientes, así como de la redacción de las resoluciones.
La Secretaría de Confianza brinda apoyo a los Magistrados, sus labores son
la preparación de los resúmenes, informes y la redacción de los proyectos de
resoluciones. La oficina de la Relatoría es la encargada de la programación
de la vista de las causas, de los expedientes y la atención a los usuarios. La
Secretaría de la Sala es la responsable de la revisión y certificación de las
resoluciones, del envío de las notificaciones así como de tramitar el pedido
de copias certificadas y de las resoluciones que emite la Sala. Finalmente,
la Mesa de Partes es la oficina responsable de la recepción de todos los
documentos y expedientes para ser remitidos a la Relatoría, así como de
la atención al público. En todas estas oficinas laboran cerca de cincuenta
personas entre abogados, asistentes, auxiliares jurisdiccionales y secigristas.
Finalmente, el Consejo Ejecutivo de la Corte Suprema tiene algunas
de sus oficinas en el Palacio de Justicia del Centro de Lima. Según la es-
tructura orgánica del Poder Judicial, la dirección institucional y de control
de gestión está a cargo del Consejo Ejecutivo, conjuntamente con la Sala
Plena y el Presidente de la Corte Suprema.20 En la sede de Palacio de Justicia
funcionan las siguientes dependencias del Consejo Ejecutivo: Centro de
Investigaciones Judiciales, la Oficina de Informática, la Secretaría General,
la Oficina de Cooperación Técnica Internacional y la Asesoría Jurídica.
Respecto de la Gerencia General podemos encontrar la Oficina de Proto-
colo (donde trabajan quince personas aproximadamente), la de Bienestar
Social (con seis trabajadores), la de Administración (con veinte personas
aproximadamente), la Biblioteca y Archivo (con cerca de quince personas).
Tenemos entonces que el nivel intermedio de la burocracia está con-
formado por los diversos Juzgados Penales, ubicados en el segundo y tercer
piso del edificio; mientras que la esfera más alta de la institución, ubicada
en los mismos pisos, está centralizado en La Corte Suprema, las Salas de
20 Esto resulta evidente en la diversidad de sus atribuciones que van desde la aprobación del Proyecto de Pre-
supuesto del Poder Judicial propuesto por la Gerencia General o establecer el horario del Despacho Judicial
de la Corte Suprema o aprobar el Reglamento de Organización y Funciones del Poder judicial, pasando por
el desarrollo de actividades de capacitación para los magistrados en concordancia con la Academia de la Ma-
gistratura, hasta determinar el número de Salas Especializadas Permanentes o el número de Salas Transitorias
de la Corte Suprema o la de proponer a la Sala Plena de la Corte Suprema la distribución de causas entre las
Salas Especializadas, pudiendo conformar Salas Transitorias o la de crear y suprimir Distritos Judiciales, Salas
de Cortes Superiores y Juzgados. Como se puede apreciar sus facultades son tan amplias que bien podría
confundirse con el desempeño jurisdiccional propio de los Magistrados.
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de sellarla y visarla, deben clasificarla para que sean derivadas a los juzga-
dos correspondientes. En las otras Mesas de Partes la intermediación es
menor, y las Mesas de Partes tienen solo un nivel importante en el proceso
de entrega de la documentación. Sin embargo, más allá de los procesos
posteriores y los diversos niveles de intermediación, las mesas de partes
son el campo donde se modifican los expedientes, donde los documentos
son introducidos, sacados, robados o se ingresa documentación falsa, fuera
de tiempo, etcétera.
Además del personal de las ventanillas, cuyas profesiones varían –pues
hay contadores, secretarias, administradores, ingenieros o personas que no
tienen un título universitario- las Mesas de Partes tienen una secretaria y al
menos dos personas más que ayudan en el procesamiento y clasificación de
los documentos. Muchos de estos trabajadores tienen varios años trabajando
en el sistema de justicia y otros tantos en el propio Palacio. Son personal de
planilla (es decir, trabajadores estables) y sus puestos están fijos en el sistema
(aunque rotan de función con cierta frecuencia). Asimismo, son sujetos que
tienen redes asentadas y que conocen personalmente a los actores de las
áreas de logística, limpieza, vigilancia y a los miembros de las Secretarías de
los Juzgados y las Relatorías. En este campo, si bien su función se dirige a
la documentación formal, esta no se limita a este punto, y se extiende en
redes de corrupción y de tráfico de documentación.
Es interesante, pues algunas de las personas que trabajan en las Mesas
de Partes manifiestan haber llegado a sus puestos gracias a influencias de
familiares o amigos, conocidos del barrio o de la universidad, que traba-
jaban en el Palacio. Se trata de redes que sobrepasan la localidad de la es-
tructura formal, y que extienden brazos más largos. Esto ha gestado redes
de reciprocidad que funcionan no solamente en las lógicas exteriores, sino
en redes interiores del propio Palacio. Es decir, cadenas de favores, dones
y contra-dones que funcionan como la cadena que lubrica los sistemas
constantes de corrupción.
La recomendación del Doctor, con esa recomendación he ingresado a trabajar
aquí, desde hace muchos años ya, como ocho años. Ahora con el Doctor somos
amigos, él me ayuda y yo también […]. Cuando necesita algo, algún documento
yo le agilizo. (Erik, 43 años, trabajador de Mesa de Partes)
Mi tío me dijo: “ven a trabajar aquí, yo te consigo un puesto con unos amigos
que tengo”. Y así vine un día, me presentó a unas personas. Luego presenté mi
documentación, mi libreta electoral, esas cosas, y de ahí firmé y ya de ahí entré.
Aprendí rápido las cosas y me quedé con un contrato más largo por el año entero,
y de ahí pasé a planilla. […] Mi tío ya no trabaja aquí, pero todos sus amigos
si están y con ellos me hice como que amigo. […] con ellos nos ayudamos en
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algunas cosas, nos colaboramos en el trabajo […] por ejemplo para agilizar los
trámites, para que salga más rápido, para las firmas, para los fedateados, para
esas cosas. (Román, 40 años, trabajador de Mesa de Partes)
De este modo, las lógicas de trabajo en las Mesas de Partes están im-
bricadas con sistemas de favores que preexisten y que pueden ser activados
según las coyunturas. El asunto es que este espacio es central y constituye
un pivote de acción respecto a las estructuras de corrupción. Por un lado,
constituye un núcleo de acción respecto a las dinámicas de falsificación
que los abogados y falsificadores del campo exterior de Palacio llevan a
cabo. Como hemos indicado, es a través de las Mesas de Partes que aque-
llos pueden actuar. Solo a través de las Mesas de Partes los documentos
falsificados pueden ingresar a los expedientes y es a través de estos actores
que los documentos pueden ser sustraídos o modificados. Por otro lado, la
lógica de pivote de Mesa de Partes permite una conexión directa también
con la burocracia más alta de los Juzgados o de las Salas Penales y Civiles del
Palacio: esto se produce a través del contacto que tienen con las personas
que trabajan en las Secretarías o en las Relatorías.
¿Cuáles son las lógicas de acción de los sistemas de corrupción en las
Mesas de Partes? A diferencia de las Secretarías y de las Relatorías que tie-
nen como centro el tráfico de influencias, en las Mesas de Partes se trafica
con la documentación. De ese modo, las redes quedan estructuradas de la
siguiente forma: los encargados de las ventanillas cumplen la función de
filtro de la información y de los documentos, de ellos depende el primer filtro
de acceso de la documentación (por ejemplo el caso de documentos falsos
que pretenden ser ingresados en los expedientes o en los archivos). Estos
actores deben poner las fechas y visar la documentación. Sin embargo no
pueden funcionar solos, requieren de la acción conjunta de los responsables
del archivo. Estos se encargan de organizar la información y los documentos
e insertarlos en los expedientes, tienen acceso a la documentación y pueden
modificarla. Asimismo, estos no pueden trabajar solos, sino que tienen una
barrera de control: el encargado de la regulación de los trámites, un sujeto
que vigila que estos estén desarrollándose de manera correcta.
Ahora, los dos tipos de actos de corrupción centrales en esta lógica
son la extracción, hurto, o “pérdida” de expedientes o de documentación;
y la introducción de documentación falsa en los expedientes o archivos
(estas dos técnicas se corresponden directamente con las dinámicas que
hemos estudiado en el capítulo anterior). De ahí que la demanda de hurto
de documentación venga sustancialmente desde los usuarios relacionados
con abogados “al paso” o con redes de falsificadores.
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soborno o coima a los funcionarios de la Mesa de Partes. Una vez que éste
recibe el dinero, tendrá que estudiar la documentación requerida y deter-
minar si es que este dinero debe ser repartido en más partes de acuerdo a
los intermediarios que tenga que pagar para acceder a algún documento.
Es decir que, si es que el documento que se requiere no está a la mano o
no corresponde al acceso directo de dicho funcionario, éste deberá buscar
en su red de compañeros a alguien que esté dispuesto a recibir un soborno
para acceder a la documentación (y por lo tanto el precio será más alto).
Esto genera cadenas de favores, de dones y pagos, que gestan complicidades
y organizan esta lógica. Cada soborno implica un ejercicio de lubricación
del sistema y de gestación de ramificaciones de contactos que luego podrán
ser reutilizados.
Las transacciones y pagos se hacen normalmente en el horario de
almuerzo, en los restaurantes de los alrededores del Palacio, en encuentros
rápidos en las calles cercanas. Para esto es necesaria una coordinación pre-
via. Las redes preexistentes permiten que los contactos sean más veloces:
utilizan el teléfono móvil como canal de comunicación y pactan tarifas,
tareas y puntos de encuentro (durante el trabajo de campo hemos sido
parte de diversos intercambios monetarios entre abogados o falsificadores
y funcionarios y los hemos registrado en la observación directa).
Contra lo que podría parecer inicialmente, los abogados o falsificadores
no tienen demasiados reparos para que los clientes los acompañen a las citas
o reuniones que pactan con los trabajadores de las Mesas de Partes. Es más,
suele ser que los clientes demandan acompañarlos, pues no quieren ceder el
dinero directamente al intermediario porque temen ser estafados. De este
modo, los clientes no dan el dinero sino hasta que, en el momento de la
reunión, se demanda éste: se entrega la suma al contacto inicial (abogado
o falsificador) y luego éste toma su parte y entrega el resto de la suma al
funcionario. Desde ese punto, el dinero del soborno no tiene retorno al
usuario (se logre o no el hurto del documento).
Esta condición, implica que las redes de corrupción estén sedimentadas,
y que se trata de un asunto y procedimiento regular. Sin embargo, si bien es
claro que los funcionarios no se dedican todo el tiempo a estos actos de co-
rrupción, queda claro también que se trata de un acto regular y que depende
de la demanda de sus contactos. Por otro lado, es evidente que los abogados
“al paso” y las redes de falsificadores tienen diversos contactos dentro del
Palacio, los cuales son requeridos según la demanda del cliente. No se trata
en este caso de una organización criminal dedicada a tiempo completo a estas
tareas, sino más bien de un sistema de engranajes y segmentos que se activan
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para dirigirse a los campos anteriores y fundar sus propias redes de co-
rrupción. Estas redes están pre-determinadas por los contactos que los
actores de las Relatorías gestan y sostienen. Por supuesto, esto no quiere
decir que no existan actos de corrupción en las Secretarías, sino, más
bien, que la mayor parte de estos están mediados por la demanda de sus
superiores y por las redes que éstos construyen. Son, en todo sentido,
una secretaría de servicios.
Las Relatorías, en cambio, tienen un sistema diferente, pues su arti-
culación con el sistema tiene dos ejes centrales: a través de sus Secretarías
se conectan con la estructura inferior de la burocracia formal del Palacio
(Mesas de Partes, logística, Administración), y en su propia constitución
formal se relacionan con las cúpulas más altas de la administración de
justicia (Jueces y Vocales). Estas relaciones informales, pero dispuestas
también en su jerarquía formal, permiten un escenario para estructurar los
actos de corrupción. En esta lógica, las demandas de actos de corrupción
que las Relatorías hacen a las Secretarías, se sostienen sustancialmente en el
tráfico de documentos que ya hemos estudiado y en formas de corrupción
administrativa. El fenómeno suele soportarse en la relación entre alguno
de los abogados de la Relatoría y la secretaria responsable de la Secretaría
o el encargado de la asistencia administrativa.
Los abogados que trabajan en las Relatorías suelen tener vínculos de
amistad entre sí. Conforman grupos endógenos de relaciones sociales con
codificaciones y ritos propios (almuerzan juntos, salen juntos a divertirse,
establecen vínculos de empatía). Estos llegan a esos puestos, supuestamente,
a través de los concursos públicos, pero la mayoría manifiesta haber llegado
gracias a una recomendación de un Juez (amigo, familiar o profesor) a quien
le deben solidaridad y reciprocidad. Construyen dentro de la Relatoría un
espacio de seguridad y de protección sostenido en la complicidad.
Por recomendación del Doctor […]. En realidad todos llegamos por recomen-
dación. Es raro que veas alguien que vino solo por concurso. O sea, claro, todos
pasan por el concurso, pero también sabes quién es quién y quién te recomienda.
(Roberto, 38 años, abogado de Relatoría)
Todos tienen su padrino. Si no tienen padrino no llegas al puesto. […] Por eso
es que depende de quién sea tu padrino puedes subir o bajar. Te da tu seguridad,
tu protección porque acá es como una selva […]. Pero también el problema es
que tienes deudas y tienes que pagarlas […]. Todos saben cómo se pagan esas
cosas: un silencio, una firma, un cargo, un puesto para un familiar, para un amigo.
(Rafael, 39 años, abogado de Relatoría)
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los que pagan su derecho con otras cosas […] como que ayudan en los trámites,
¿entiendes?. De ahí sacan su parte, y reparten también, de esos hay un montón.
(Rodrigo, 34 años, abogado de Relatoría)
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Los abogados de los cargos más altos han llegado ahí justamente a
través de la lubricación de las redes que conforman la estructura de pode-
res (esto no quiere decir que funcione siempre así o que no haya méritos
profesionales, académicos o personales en las personas que ocupan puestos
de importancia, pero sí que se trata de reconocer que las redes de amigos,
de influencias y de “contactos”, son un modo recurrente y conocido por
casi todos los actores del sistema como mecanismos de inserción y acceso
a los puestos de poder). Esto muestra que existe una correlación coherente
entre el puesto más alto y los padrinazgos que se tejen dentro del aparato
formal. La lógica indica, en estos casos, que para poder movilizarse dentro
de los cargos de poder es necesario mantener contactos con los actores de
las jerarquías superiores, quienes escogen a los jueces, quienes controlan
los procesos y quienes se encargan de los sistemas de control interno y las
formas de accountability.
Dentro de este sistema de competencia, los padrinazgos y los trueques
funcionan como índices de acción: un determinado padrino y la inserción
a un determinado puesto de trabajo por un trueque de personal, por un
contacto o recomendación, determina de antemano la posición del sujeto
dentro de una red de poder y de competencia. Esto constituye una marca,
un símbolo de la posición de poder y la ubicación en la estructura de redes.
Empero, en este sentido, la demarcación de pertenencia no resulta ser un
criterio identitario, no se trata de una comunidad de valores compartidos
ni un sistema de clanes, sino más bien de una referencia a estrategias de
poder y a amistades que permiten mecanismos de solidaridades orgánicas,
intercambio y protección en las tensiones que se generan en la dinámica
cotidiana de la política institucional. Pero, hay que indicar que esto implica
también que los actores asociados o relativos a una red determinada de
influencia y de contactos, se ubique también frente a quienes pertenecen a
otros grupos, otras redes de influencia y otros grupos en constante tensión
y competencia por los cargos de poder.
El punto importante es que en los trueques de personal para evitar el
nepotismo, así como los padrinazgos y compadrazgos que se establecen
dentro del Palacio y en sus campos formales exteriores (los otros brazos del
sistema de justicia), lo que tenemos es un sistema de técnicas que bregan
en la construcción de redes informales dentro de la estructura formal de la
institución. Pero ¿cuál es la relación entre la formación de estas estructuras
y los sistemas de corrupción? Pues hay un vínculo directo entre éstas en las
altas esferas de poder en el Palacio de Justicia (y en las otras instituciones
del Poder Judicial y del Sistema de Justicia en general). Este vínculo está
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las condiciones éticas personales y tiene que ver más con una estructura
de funcionamiento de las cosas, dispositivos exteriores que demarcan el
funcionamiento del sistema (no se trata entonces de una patología, de una
acción perversa que busca destruir el sistema, se trata paradójicamente de un
modo de relacionarse con los sujetos, con las instituciones, con la política).
Yo sé que hay gente honesta. Yo me consideraría una persona honesta, pero
que hemos tenido que hacer algunas cosas que no son del todo legales para
poder movilizar algunos casos o para lograr algunos puestos, hay que admitirlo,
no creo que ninguno de los que trabajan aquí esté libre de esto. No por malas
personas, sino porque así es el sistema, qué vamos a hacer si el sistema es así
desde arranque. (Eduardo, 40 años, abogado de Despacho)
No se si hay alguien que nunca haya hecho algo por lo bajo […]. La ley es como
un chicle, que se estira, que se estira mucho para poder hacer que las cosas
pasen o no pasen, así que claro, hay quienes no son tan honestos pero no han
roto ninguna ley […] son más vivos […] ¿acaso es ilegal tener padrino?, ¿acaso
es ilegal recomendar a alguien para un puesto? Todos lo hacen, todos lo hemos
hecho, seguramente a ti también te recomendaron para algún puesto alguna vez.
(Ángel, 38 años, abogado de Despacho)
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pero ellos también [los que están nombrados] rotan mucho, depende del
jefe que tengan, los pueden cambiar de puesto. (Miguel, 38 años, abogado
de Despacho)
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ciando a alguna de las partes. El punto es que se trata de una lógica que no
resulta escasa en los procesos judiciales, sobre todo en la primera instancia
(puesto que se puede apelar). Es más, se han conocido diversos casos en
los medios de comunicación en los últimos años en los que jueces han sido
atrapados cobrando sobornos para tener preferencias en los procesos, y
la Oficina de Control de la Magistratura del Poder Judicial ha detectado y
hecho operativos en varios de estos casos.
Eso es normal. Acá hay muchos que hacen eso, cobran coimas, venden los
resultados […]. Sobre todo en los juzgados, los Jueces, los Vocales no tanto. Es
menos común. (Pedro, 45 años, trabajador de Mesa de Partes)
Bueno, si te dijera todos los jueces que cobran por tirarse para un lado, no ter-
minaría nunca. Eso es algo que pasa bastante. Aquí dentro sabemos, pero tiene
que ser discreto para afuera. Sino sale en prensa. En prensa ha salido bastante
de eso, aquí en Palacio, pero también del Poder Judicial. (Manuel, 38 años, tra-
bajador de Relatoría)
Los corruptos están en todas partes, en todo el país, son la lacra que nos
hunde. Entre estas paredes también hay personas que son parte de esas
costumbres, que cobran para dar preferencias en los procesos, que cobran
para cualquier cosa, coimas. Y son sobre todo los que están en las oficinas
de este piso [Juzgados Penales]. No puedo decirte nombres, porque hay que
tener cuidado con esas cosas, pero si averiguas más vas a darte cuenta de
quiénes me refiero. Todos saben y nadie sabe. (Diana, 48 años, trabajadora
de Secretaría)
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!Uf¡ Si te contara de cada uno. […] El Juez [nombre] es el más corrupto de todos.
No hay caso que pase que no cobre su porcentaje. Pero también por eso se quema,
ya no es de confianza, es demasiado. (Ezequiel, 28 años, asistente de Relatoría)
Esto quiere decir que los actos de corrupción en estas esferas, si bien
constituyen una posibilidad regular, no son elementos que funden en su
constancia un mayor prestigio: más actos corruptos no implican más po-
sibilidades de acción en las esferas informales de poder. La idea es que los
actores puedan realizar ciertos actos de corrupción como demostración
de sus redes y sus poderes, pero no demasiados, no arbitrariamente, no
ante cualquier oferta; porque podrían poner al descubierto los sistemas
informales y poner en peligro a todos los engranajes del sistema. En efec-
to, eso es lo que sucede cuando se captura a alguno de los jueces en actos
in fraganti: todo el sistema se pone en riesgo (incluso hay quienes indican
que las capturas que se hacen de jueces de primera instancia en actos de
corrupción están previamente coordinadas con otros jueces o personas que
están relacionadas con los ejes de poder internos).
En este sentido, la idea es que las prácticas de corrupción, como hemos
esbozado al comienzo de esta sección, no constituyen elementos margi-
nales del sistema, sino una manera de organizar las acciones y de mostrar
el funcionamiento de las redes y de los poderes informales, un modo de
lubricar los contactos existentes que son los engranajes del sistema. Pero
también funcionan para mostrar al conjunto que se trata de actores que
son parte de la dinámica informal común. Sin embargo, esto no puede ser
realizado en exceso, sino que se debe mostrar solo como un sistema de
ejemplificación de pertenencia o posibilidad. Ello, por supuesto, no quiere
decir que la satisfacción individual por las ganancias obtenidas en términos
económicos esté fuera de los intereses. De lo que se trata, es que estas ga-
nancias económicas por los sobornos, tienen también una función dentro
de la formación de las estructuras de poder y de las redes informales.
Ahora, a diferencia de las técnicas de corrupción que ponen en práctica
algunos de los Jueces de los Juzgados Penales, en la siguiente esfera de la
jerarquía formal, las dinámicas de transgresión y corrupción son diferentes.
Los Vocales de las Salas Penales o Civiles (la segunda instancia en este caso)
no pueden vender abiertamente sentencias, pues resultaría sumamente com-
prometedor para estos disponer una dinámica de corrupción sostenida en
un negociado de este tipo, y sumamente riesgoso debido a la posición que
tienen en la jerarquía (aunque esto no quiere decir que no lo hayan hecho
nunca). Es posible que algunos de estos Vocales hayan sido antes Jueces
de algún Juzgado y hayan efectuado o al menos conocido esta lógica de
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Por ende, es posible sugerir que muchos de los Jueces o Vocales han tenido
que pasar por el aprendizaje de una serie de técnicas de corrupción antes
de llegar a sus posiciones, a vincularse y construir sus propias redes de
poder informal dentro del sistema. Sin embargo, es importante entender
que dentro de esa lógica, hay una disposición formal que trata de regular el
funcionamiento de estas prácticas, que trata de impedir que los modos de
corrupción y la transgresión de las normas sean un elemento tan común en
las prácticas políticas. La Oficina de Control de la Magistratura (Ocma)
es esta organización, pero también tiene una serie de trabas y problemas
dentro de la estructura del sistema formal e informal.
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se van a almorzar, que salen para sus reuniones. No hay independencia. (Jorge
45 años, abogado de Relatoría)
No sé si son los de control mismo de la Ocma, porque tienen sus funciones
disciplinarias, pero al menos con los administrativos tienen relaciones con los
funcionarios que se supone que tienen que vigilar. […] Total, igual hay un asunto
de sus intereses, ya no se sabe qué hacer para controlar, porque no hay quien
controle a los controladores. (Walter, 39 años, asistente de Despacho)
Igual se ven acá, pueden ser los que vigilan, pero igualito tienen como amistad.
[…] Pero como no va a ser así si es que están en el mismo lugar, si es que toman
su cafecito en el mismo lugar, si es que almuerzan en el mismo restaurante, ahí
nacen las amistades, ahí se conocen, entonces cómo le vas a decir que fiscalice.
(José, 50 años, abogado de Estudio privado)
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En este campo se vuelve a ver que los ejes de poder se forman también
alrededor de las medidas de control, que son insuficientes ante las lógicas
de redes que se abren e integran en el sistema. Esto no es un elemento
exclusivo del Poder Judicial, sino una lógica que se pone en práctica en
diferentes estructuras del Estado, en la vida política y en la vida cotidiana
de las personas (Mujica, 2005). De esta manera, la corrupción permite la
integración de redes más amplias que organizan sistemas de protección,
no solo ante la incertidumbre, sino también ante la posibilidad del castigo.
La forma disciplinaria que se pretende en las medidas de accountability
vertical, que han funcionado como una estructura de vigilancia y punición en
gran parte de Occidente, no se integran de la misma manera en el modo de
producir relaciones sociales en nuestros países: vigilar y castigar resulta ser
insuficiente desde la estructura vertical y la disciplina, que produce grietas
para transgredir desde adentro la estructura de control y utilizarla a su favor.
Esto funciona así pues las redes no tienen centros verticales de control ni
cabezas que articulen una comunidad transgresora; asimismo, porque las
redes no implican una organización estable con estructuras demarcadas, ni
tienen formas que estén diseñadas para destruir directamente la articulación
del sistema formal. En este sentido, cuando los actores no tienen un líder
central, cuando no se trata de una organización criminal, cuando además
se trata de prácticas al interior del sistema, la vigilancia y el castigo resultan
considerablemente más complejos.
Por otro lado, la Ocma no tiene como centro de acción ni de regu-
lación el trabajo de los funcionarios inferiores a los magistrados, en donde
se construyen y tejen la mayor parte de los actos de la microcorrupción en
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el Palacio de Justicia. Como hemos indicado antes, hay una serie de actos
de corrupción que se producen en las esferas inferiores de la jerarquía y en
la burocracia intermedia, así como en los espacios administrativos que no
tienen un espacio de control formalizado dentro del propio Poder Judicial.
Esto resulta un problema, puesto que la mayor parte de actos proviene de
esos microsistemas que se reproducen en la vida cotidiana, mientras que las
esferas más altas de la burocracia intermedia y de los propios funcionarios
judiciales resultan ser espacios con actos de corrupción más bien centraliza-
dos, posiblemente menos frecuentes y más controlados (la microcorrupción
es un problema macro).
En este sentido, queda claro que el control no tiene balance entre la
horizontalidad del accountability y la verticalidad, lo que gesta diferentes
grietas en la posibilidad de vigilancia del sistema. Por otro lado, queda
claro también que las medidas de control no pueden funcionar de manera
correcta y eficiente si es que no hay independencia en las acciones, lo que
resulta difícil en el Palacio, puesto que los trabajadores se conocen entre sí
y forman redes informales comunes, dispositivos locales, de interacción que
demarcan las formas prácticas del poder político. Debe quedar claro que la
independencia de funciones no se puede limitar solamente a la ingeniería del
Estado, sino que requiere tomar en cuenta la disposición de la vida social
y la estructura de las relaciones.
Es entonces la estructura de poderes informales y las redes tejidas en
la vida cotidiana las que constituyen un margen interno de la política ins-
titucional, que sobrepasa y reinventa la estructura formal, la normativa, la
ley, los códigos y muchas veces los principios “éticos” sobre los que debería
soportarse la política del Estado. En estas instituciones, organizaciones crea-
das para superar el conflicto “de todos contra todos”, el pacto que funda
la institucionalidad debería ser la marca que sostiene todas las relaciones;
pero es evidente ahora, que incluso después de la producción de Estado,
los conflictos y las alianzas de las personas son las que dan contenido a las
leyes y a las instituciones que pretendían ser estructura asépticas.
Resulta también paradójico que los modos de transgresión, las formas
de corrupción, permiten a los actores acercarse a la autoridad, incluso a la
que está encargada de la vigilancia, en lugar de alejarla. Es decir, en lugar de
repelerse, los actores encargados del control formal y aquellos que ponen
en práctica los actos de transgresión y corrupción, se acercan y vinculan en
la vida práctica. La corrupción en este caso, es una manera de acercarse a
las autoridades de control de una manera distinta, es una manera de gestar
redes de protección dentro de esas estructuras.
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¿Qué nos dice todo esto, la corrupción, respecto a las maneras de pen-
sar y de estructurar el Estado y la Política en nuestro país? ¿Qué es lo que
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Por otro lado, el ingreso de miembros nuevos en los rangos más bajos
de la estructura resulta un proceso importante. Aquí es donde se empieza
a aprender la dinámica de la vida cotidiana y la lógica del poder, donde los
actores deciden su modo de integración a una red o su salida del puesto
laboral. Un miembro nuevo es acogido por actores inmediatamente re-
lacionados a su puesto y que pertenecen a una red de corrupción o de
poder interno. Se le presenta al grupo haciéndolo participar de espacios
de integración extralaboral (los almuerzos son espacios fundamentales, así
como las celebraciones y convites para consumo de alcohol). Estos vínculos
iniciales deben ser correspondidos con favores (actos de corrupción) que
son parte de la cadena de prácticas que antes hemos esbozado. El nuevo
actor se da cuenta rápidamente de qué se trata el asunto, reconoce las di-
námicas transgresoras y las prácticas de corrupción de las que es partícipe,
y decide estratégicamente sus acciones. De tal modo que gran parte de los
nuevos miembros o trabajadores deciden participar de una red de prácticas
de corrupción. Aunque no se trate de un grupo de identidad, sí lo es de
referencia y de protección dentro de la estructura del Palacio de Justicia y
de las redes laborales en el Estado.
Contra lo que parece ser evidente, es decir, que los actores practican
la corrupción con el único objetivo de ganar dinero, la vida cotidiana en
el Palacio muestra en los niveles micropolíticos, que aquel no es necesaria-
mente el motivo inmediato. En otras palabras, el dinero o los bienes ma-
teriales son un asunto importante en la lógica de las redes de corrupción,
sin embargo es un objetivo que se traza a un plazo mediano. La interacción
y pertenencia en las redes de corrupción obedece en primera instancia a
la necesidad de un grupo de sustento. Los nuevos miembros se ven en la
necesidad de pertenecer a una lógica de actos corruptos como mecanismos
de pertenencia, inclusión y protección: los meritos de los actos corruptos
otorgan bonos para la posibilidad de movilizarse en la red informal y en
los cargos formales, la capacidad para efectuar ciertos actos y el ingenio
para evadir las normas, reglas o impasses legales. Así, la meritocracia y
las certificaciones formales, los conocimientos y el buen desempeño, son
parte de un conjunto de elementos que marchan junto a la habilidad en el
ejercicio de formas de transgresión y corrupción. Este conjunto marca la
posibilidad de permanencia y movilidad dentro del sistema.
Entonces, el terreno empieza a tomar forma y con esta nueva dispo-
sición nos damos cuenta que la dinámica que genera este juego complejo
rebasa, con mucho, las divisiones políticas o partidarias. Las relaciones de
poder, muchas veces sostenidas en la disposición de las redes informales,
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