Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
I. Introducción
Una serie de movilizaciones de varios sectores de la sociedad, como producto de la interacción social
generada en el marco del conflicto armado en Colombia, ha llevado a que se dé, una construcción
particular del espacio y en relación con los usos sociales y económicos de los suelos. Los análisis
que sobre este campos se puedan realizar, deben servir que la información producto de dichos
proceso, permita una aplicabilidad de la misma dando respuesta a problemáticas especificas en
relación a dichos conflicto. Es así como el enfoque geográfico territorial para el entendimiento de
problemáticas asociadas al conflicto, y la construcción de paz en los territorios, es de gran
importancia, pues aporta información pertinente y válida para establecer, ejes de investigación y
acción en función de problemas concretos y sus soluciones.
El análisis espacial permite entender, las dinámicas socioculturales que se entrelazan en la práctica,
en el día a día, desde un posicionamiento, uso y connotación de aquellos espacios y tiempos en los
cuales son utilizados por parte de las personas de manera individual y colectiva.
En esta construcción del territorio se consolidan unas percepciones sobre el espacio y sus usos,
que llevan a que las personas demos unas cargas morales a los lugares y de igual manera les
asignemos unas cargas desde lo cultural. Es por ello que el espacio refleja buena parte de las
acciones que se desenvuelven en la esfera humana y por lo cual es fundamental acercarse a él
como un foco de aproximación a las realidades sociales.
La violencia como tal se dice empieza hacia los años 40 del siglo XX a raíz de la guerra bipartidista
que se vivía y como herencia de la Guerra de los Mil Días, entre conservadores y liberales en pugna
por el control político del país. Este origen histórico, si bien es cierto es precedido por una serie de
guerras y conflictos durante el siglo XIX, va a desembocar en una cadena secuencial de hechos que
década tras década ha ido en aumento y donde se ha escalado el conflicto, gracias a la sumatoria
de nuevos factores en el mismo como lo ha sido el fenómeno del narcotráfico.
Según las investigaciones que se han realizado en las últimas décadas, resulta que los
momentos más álgidos de escalamiento del conflicto han sido durante los años de 1998 hasta el
2010. Esto, por el registro de acciones por parte ya sea del estado, de los grupos al margen de la
ley o de ambos. Este proceso de intensificación de las acciones bélicas responde desde luego, a
una serie de estímulos que de parte y parte se han venido dando, generando las condiciones ideales
para que se de pie al escalamiento del conflicto. Este conflicto, de carácter claramente territorial, ha
tomado fuerza y del mismo modo, ello se ve reflejado en espacios geográficos donde las prácticas
asociadas se ven también, a lo largo del tiempo, como en los departamentos de Tolima, Santander
y Santander del Norte, Cauca y Valle del Cauca, por ejemplo. La relación espacio temporal del
conflicto en el territorio marca una serie de huellas que han sido parte de un proceso político de
consolidación del estado y de los poderes locales y regionales.
Ciertos territorios tienen una mayor intensidad en las acciones asociadas al conflicto, y es
allí donde se debe entrever, cuáles son los factores que hacen que haya o no una presencia de
actores armados y de una situación de conflicto. Cada espacio geográfico tiene sus características
y por ello es que, aquellas concentraciones de población donde hay mayor riqueza y acumulación
de capital, es donde se intensifican las acciones de tipo violento delictivo asociado al conflicto. Es el
caso de las principales ciudades donde se muestra con el paso del tiempo, un aumento progresivo
en la intensificación de las acciones violentas en este caso, con artefactos explosivos.
(…) la apuesta por una paz territorial, considera la asimetría existente en los territorios
colombianos como una consecuencia de la afectación y configuración territorial del conflicto armado
y en consecuencia reivindica la reconstrucción del orden territorial como mecanismo privilegiado para
alcanzar la paz (Salas-Salazar, L. 2016: 54)
El proceso de paz con las FARC y el ELN han sido una puerta y oportunidad para que esas
geografías de guerra hagan tránsito a unas geografías de paz. Existe en este acuerdo un
reconocimiento colectivo sobre el espacio, sus usos actuales y la necesidad de interceder en una
modificación en los mismos, siendo estas reflexiones un avance de gran importancia para la
construcción de paz. Las geografías de guerra están caracterizadas por que en los territorios
prevalecen unas economías de tipos capitalista que privilegian a unas clases dominantes en pos de
una acumulación de capital y por ende, de unos intereses económicos que subyacen detrás de estas
geografías. Los desplazamientos masivos inciden en los usos del suelo pues, son estos los que
motivan dichas movilizaciones y en donde la organización social capitalista está alineada con esta
lógica, incidiendo en la configuración territorial.
IV. Territorios comunitarios Incluso, pareciera que los esfuerzos autónomos de los
grupos y organizaciones comunitarias son opacados y detenidos forzosamente por
la injerencia de entidades públicas y privadas. Esta condición se da mediante la
criminalización de los diversos actores que en busca de la reivindicación de sus derechos
colectivos e individuales sobre el territorio, pues este es el botín del conflicto multipolar entre
intereses diversos y en el marco de las economías lícitas e ilícitas dadas en los territorios.
Una vez se analiza los diferentes momentos del ordenamiento territorial, se van a denotar
también los circuitos de cooperación así como de competición, que se han definido
históricamente y en momentos específicos. En distintos momentos, grupos populares que
han dinamizado el relacionamiento territorial, bajo lógicas distintas a la monetaria, siendo las
territorialidades una táctica universal de supervivencia colectiva, y un medio de construcción
colectiva de respuestas a las necesidades para transformar el presente hacia un futuro
deseado. Algunas de estas organizaciones son los Palenques, las Comunas, Resguardos
Indígenas, Zonas de Reserva Campesina, Acueductos Comunitarios, entre otras, parten de
una legislación y legalidad vigente en cuanto a derechos de organización bajo varios
parámetros.
Así, la justicia territorial, como eje de construcción de paz territorial, incluye primeramente
una salida política al conflicto armado. Habiendo pasado esta fase se permite ahondar en
una serie de medidas en las cuales consta, el diseño de un nuevo modelo de gobernanza,
que permita el despliegue de procesos y acciones para la generación de transformaciones
territoriales significativas, y las cuales han estado obstaculizadas por las dinámicas de la
guerra. La posición oficial por parte del estado colombiano hace explícito que, no es un
proceso de organización de las comunidades por su cuenta, sino que por lo contrarios,
puedan contar con un apoyo y acompañamiento institucional y que sean parte, se adapten
a la estructura del estado mediante pactos y acuerdos. De tal modo se debe reconocer la
permanencia de unas relaciones orgánicas existentes entre a justicia territorial y la justicia
social. En este sentido, estas organizaciones territoriales populares son una alternativa y
mecanismos que permite la organización colectiva y del mismo modo, la posibilidad de vivir
y afrontar las dificultades de la vida de manera conjunta, por medio de una territorialidad no
saqueadora y que promulgue por un bien común.
CONCLUSIONES
Definir el problema territorial implica un conocimiento sobre los aspectos geográficos desde
una perspectiva tanto espacial, como humana, recordando que el territorio es la construcción
social y cultural del espacio que habitamos. En este sentido, la perspectiva espacial abre
unas vetas de análisis importantes, pues permite entender la organización social desde la
investigación sobre los procesos de organización espacial de los grupos humanos. La
distribución de la tierra ha sido un crítico problema a lo largo de la historia reciente y en la
actualidad, siendo un factor clave en las relaciones que se tejen alrededor del conflicto
armado. Así el enfoque territorial busca dar respuesta a una mirada incluyente de la
perspectiva local en relación, a la construcción social del espacio, como un mecanismo
fundamental para la construcción de paz territorial.
Las coyunturas políticas en la historia reciente han marcado presencia de conflictos y guerras. Esto,
en los dos últimos siglos. Si nos remontamos al actual conflicto varios estudios le remontan a un
momento como lo es la década de 1940, donde las diferentes conflictividades sociales se chocaron
mutuamente desatando una oleada de violencia como lo sugiere el sociólogo francés Daniel Pécaut
(Salas Salazar, L. 2016: 47).
Las coyunturas políticas en la historia reciente han marcado presencia de conflictos y guerras. Esto,
en los dos últimos siglos. Si nos remontamos al actual conflicto varios estudios le remontan a un
momento como lo es la década de 1940, donde las diferentes conflictividades sociales se chocaron
mutuamente desatando una oleada de violencia como lo sugiere el sociólogo francés Daniel Pécaut
(Salas Salazar, L. 2016: 47).
Se ha realizado una indagación a partir de diversas fuentes, donde se establece una intensidad del
conflicto en relación a la cantidad de acciones que se ha acometido en las diversas regiones, en un
lapso de tiempo determinado. Fuentes diversas han sido utilizadas de modo que se visibiliza la
presencia de una variedad actores en los territorios en el ejercicio de control territorial y la pugna
entre actores ilegales y el estado (Salas-Salazar, L. 2016: 48).
Estos conflictos territoriales han sido objeto de programas y políticas públicas donde el gobierno, ha
buscado llegar a los territorios bajo una tesis: que con la presencia del estado en los territorios,
brindando los servicios y acceso a derechos que por su ausencia no se han tenido, se puede logar
generar condiciones de paz y estabilidad en lo local. En especial, los gobierno de índole liberal han
liderado procesos y programas que buscan llevar al estado al territorio (Salas-Salazar, L. 2016: 53-
54).
Geografías de la guerra
Luego de múltiples caracterizaciones de las geografías de la guerra, en el marco del conflicto armado
en Colombia, han generado nueva modalidades de interacción socio espacial, entre los complejos
naturales y órdenes humanos que impulsan los movimientos y desplazamiento de las personas en
el espacio.
Estas geografías de la guerra ilustran unas geografías del poder, desde la presencia de actores
armados que detentan un poder en las regiones y en lo local. La incidencia del contexto de guerra
en cada localidad incide entonces en la construcción de unos rasgos constitutivos en la población
producto de estas relaciones socio espaciales (Jiménez-Martín, C. 2016: 61)
Injusticia espacial
Los desplazamientos espaciales motivo de la acción bélica de los actores armados, están
relacionados con grupos de poder económico y local, en regiones donde el desequilibrio entre los
sectores de la población es más amplio y de este modo se puede fortalecer dicho poder.
En sí, la misma forma de organización del espacio en el modelo actual capitalista, es injusta en
relación a la cantidad de personas y familias que la necesitan para la subsistencia y no pueden
acceder a la tenencia de la misma (Jiménez-Martín, C. 2016: 62).
Territorios comunitarios
Hay una serie de circunscripciones territoriales especiales que refieren a formas de organización
comunal, y que se enmarcan en los procesos históricos locales y regionales, como lo son los
palenques, los resguardos indígenas, las zonas de reserva campesina, los acueductos comunitarios,
las comunas, todas estas formas de organización espacial y social.
Dichas estructuras organizativas tienen como principio ese fin colectivo de bienestar común, como
asociatividad estratégica en función de una supervivencia colectiva, en un medio y contexto que en
muchos casos son adversos. Aspectos como la tenencia y generación de bienes de tipo colectivo,
han sido medios eficaces que permiten el fortalecimiento interno de un grupo hacia la solución de
problemas comunes (JiménezMartín, C. 2016: 64).
La construcción de la paz desde un desarrollo territorial implica entonces, dar un giro a las geografías
de la violencia como tránsito hacia una geografía de paz. La articulación de los actores territoriales
para alcanzar tal meta debe estar encauzado en dirección a la ejecución de unas acciones que
permitan generar tales condiciones.
I. Introducción
Esta aproximación va asociada a que son también varios los aspectos del medio o contexto que
influyen en las personas y en la capacidad de ver y entender el mundo; esto por ende se ve
reflejado en las acciones que en el día a día realizamos. Las experiencias de vida y la
socialización de los conocimientos y saberes de los pobladores de un territorio, van moldeando
a los individuos bajo concepciones que a la vez atañen a lo global, en su cosmovisión y en lo
local, en las relaciones inmediatas.
Cada actor social tiene un posicionamiento en su medio por lo cual, hay una serie variada de
características que le dan forma tanto a la personalidad individual, como a los medios de
relacionamiento social entre personas y grupos, con todas sus posibles variantes. Dicho contexto
hace que además, haya una jerarquización entre dichos actores y sectores de manera tal que,
aquellos que han sido excluidos y vulnerados en sus derechos históricamente, hacen parte de un
posicionamiento que incide en los comportamientos y formas de vida de las personas, así como en
sus cosmovisiones, sentires y por ende, sus acciones. En contextos donde se hace presencia de
personas que han sufrido los estragos del conflicto armado, por ejemplo, la victimización que surge
del acompañamiento psicológicista tiene un efecto adverso en el individuo pues le aísla y recalca su
condición de vulnerabilidad.
Se mantienen y preservan así unas relaciones hegemónicas en donde quien ha sido víctima debe
sufrir nuevos ciclos de victimización desde las acciones limitadas que se implementan desde
acciones gubernamentales y de organizaciones no gubernamentales. La falta de incidencia en los
acompañamientos limitados es un factor que desemboca en un impacto menguado de las acciones
ejecutadas desde la investigación.
El enfoque cuantitativo, de igual manera, invisibilizan una cantidad de aspectos y relaciones que se
desprenden de factores que no pueden ser medidos por la complejidad que de ellos se desprende.
Así, la propuesta metodológica parte de contrarrestar estas disyuntivas mediante una aproximación
integral e íntegra a las realidades sociales desde un entendimiento profundo de las mismas. Para
ello se proponen una serie de principios que guían el trabajo y orientación del investigador en el
enfoque psicosocial, como lo son: la dignidad, el apoyo mutuo, la solidaridad, vida con calidad,
enfoque de derechos, enfoque de género y desarrollo humano integral en salud mental. La
integralidad de las dimensiones de las personas y grupos humanos obliga a una perspectiva que
aborde dichas facetas.
Esta propuesta estipula cuatro niveles que median la intervención psicosocial, para lograr un impacto
real en los contextos de trabajo, implementando en el enfoque elementos de otras disciplinas y
campos de manera trans disciplinaria pues evidencia, la posibilidad de articulación de teoría y
método de campos de las ciencias sociales. Cada uno de ellos responde a los otros pues están
entrelazados y conllevan a un ejercicio íntegro del proceso de investigación e intervención:
a. Nivel Ontológico
Se expresa como una realidad filosófica que integra el todo percibido, vivido y actuado por parte del
individuo bajo una forma particular del mundo, que ha sido definida desde un contexto social,
histórico, político y cultural. Sistemas simbólicos, lingüísticos, creencias, todo se interrelaciona
manifestándose en las personas y colectivos.
b. Nivel Ético-político
El posicionamiento en un contexto político que determina a la persona y a los grupos, como resultado
de la influencia del sistema de relaciones económicas y sociales entre el estado y los diversos actores
de la realidad nacional.
c. Nivel Epistemológico
La construcción de significados desde un proceso de investigación debe ser el mismo que el dado
en el lenguaje y percepción de los actores parte de cada proceso. El conocimiento detrás de cada
palabra, expresión y forma de dicción, así como las percepciones del entorno y de los otros, parte
de aquella manera que cotidianamente usamos para construir el mundo y sus significados desde la
práctica y la experiencia.
d. Nivel Metodológico
Apela a una decisión de tipo técnico, pero a la vez metodológico, en cuanto a que los enfoques de
tipo positivistas están limitados a un tipo de información que no alcanza a contemplar estas
dimensiones en su totalidad. Por ello se apuesta por el enfoque etnográfico de descripción densa,
propuesto por Clifford Geertz y cuya riqueza está en la capacidad que se pueda registrar la mayor
cantidad de información posible, para un análisis en varios niveles y para un entendimiento profundo
de la realidad observada.
Si partimos del caso descrito, de la hegemonía política y social instaurada por un grupo de familias
en el departamento de Córdoba, se va a evidenciar una serie de aspectos que para nuestro tema,
es necesario resaltar. Se debe comenzar con que el análisis de la doctora Gloria Ocampo, si bien
parte desde su labor como etnógrafa y antropóloga, con una aproximación de tipo etnohistórica y
documental, aborda varios de los campos de conocimiento que se plantean en la propuesta
metodológica del enfoque psicosocial. Aunque Ocampo hace un estudio de tipo analítico, la
propuesta de Villa Gómez va desde la investigación hasta la intervención en terreno. El lugar común
entre ambos tipos de aproximación es principalmente, la etnografía como método para aproximarse
al entendimiento profundo de una realidad social en particular con sus especificidades.
Por ello este método se viene utilizando en los últimos años en los contextos de conflicto y de
construcción de paz territorial, en función de que cumple una labor de inserción del investigador en
las realidades a indagar y dando primordial voz a los actores en terreno. Por ello el trabajo de campo
da un salto en la investigación cualitativa: es la aproximación a las condiciones que nos hacen
humanos y las cuales solo podemos entender como seres humanos. El posicionamiento del
investigador entonces requiere un compromiso contundente con la búsqueda de alternativas y
soluciones, a aquellas causas que han generado y originado las críticas problemáticas que aquejan
a la población y que, para el presente caso, desemboca en el entendimiento del complejo sistema
de relaciones que se entretejen entre lo político, lo económico, lo social, lo cultural, lo individual y lo
colectivo, en el marco del conflicto armado en Colombia y el actual proceso de Post-Acuerdo que
busca generar aquellas condiciones físicas y morales de construcción de Paz en los territorios.
Si nos remitimos a la clasificación que se puede establecer entre las violencias, sus manifestaciones
y la relación que tiene con la problemática nacional del conflicto y su incidencia en lo local, hay
muchísimos campos de investigación en cuanto a un trabajo de identificación de las características
del fenómeno, y de la misma manera, la generación de mecanismos y dispositivos que permitan
realizar un proceso de generación de alternativas a las problemáticas asociadas a esas violencias
desde sus diferentes niveles. La intervención directa en los contextos familiares, como un medio
contundente y poderoso de incidir en la persona desde su núcleo, se va a ver reflejado luego en ese
medio social pues cada individuo y familia es un agente de construcción de sociedad desde su acción
inmediata.
Aquellos que se han dado cuenta de esto en beneficio propio, como se evidencia en el Córdoba,
generan grandes réditos para sí y los suyos, contribuyendo a un sistema simétrico de relación entre
la clase política y la población, donde las necesidades no encuentran respuesta en medio de una
gran cantidad de riquezas las cuales son acaparadas por estos mismos grupos de poder político.
Es en este medio en el que la investigación debe insertarse entre relaciones de poder, estructuras y
jerarquías sociales, influencia de actores armados, además de las otras manifestaciones que surgen
desde lo cotidiano en cuanto a la expresión de dichas violencias, en el camino de construir
dispositivos, mecanismos y alternativas para dar respuesta a tales fenómenos parte de la
permanencia y vigencia del conflicto armado.
El enfoque psicosocial busca abordar de manera más integral, las problemáticas relacionadas con
el ámbito de lo social, sobre todo en el contexto del conflicto armado en Colombia, y cómo se debe
recurrir a estrategias de investigación y acción que den respuesta, a dichas problemáticas en los
territorios. Esta mirada que abarca varios niveles y dimensiones, busca además que la inmersión del
investigador en los contextos a intervenir, le genere una conciencia y compromiso en su labor, que,
más allá de presentar resultados y cumplir con indicadores y metas por proyectos, realmente
impacten a las personas en los territorios desde una acción desde la investigación aplicada, acorde
a las necesidades del medio.
La investigación psicosocial aborda una serie de elementos que escapan a los enfoques de tipo
cuantitativo y que buscan desde la medición de variables, entender dimensiones múltiples de las
personas y colectivos en contextos específicos tanto geográficos como políticos y sociales.
Los factores son variados en la medida que cada uno de los procesos sociales conlleva una serie de
complejidades de variadas índole como lo puede ser, el aspecto lingüístico, la posición
socioeconómica, las raíces culturales, el entorno social inmediato en lo familiar, lo laboral, lo social.
Dichos aspectos están fuertemente arraigados a las sociedades que los reproducimos como
expresión de nuestros sentires y formas de ver el mundo.
Las violencias La incidencia de factores en esta temática va desde el posicionamiento de las víctimas
en relación a sus problemáticas, y la visibilización que han obtenido desde diversas organizaciones
sociales, movimientos, acciones afirmativas, que han permitido tal presión que la sociedad les
reconozca la vulneración de sus derechos y el deber histórico y político del estado para reivindicar
la restitución de los mismos.
Las violencias
Con la desmovilización de los grupos paramilitares, y la serie de garantías que se les dieron en
cuanto a subsidios, vivienda, apoyo y acompañamiento, pasaron a segundo plano todo ese universo
de personas, familias y poblaciones que han sido objeto del flagelo del desplazamiento y el terror de
los grupos armados. Esto conlleva a una manifestación en variados espacios donde se expresa la
violencia intrafamiliar, violencias sociales, violencias de género, deserción escolar, suicidios, abusos
sexuales, presentes en la cotidianidad en las regiones (Villa Gómez, 2012: 350)
Análisis psicosocial
INTERVENCIÓN COMUNITARIA
El autor cuenta su experiencia de trabajo de campo donde identifica que, en cuanto a las
intervenciones en contextos comunitarios, no se da una interacción e interacción entre los diversos
actores que inciden en este campo.
Enfoque psicosocial
A nivel ontológico está implicada una concepción del ser humano como sujeto en relación y en
construcción con otros y otras; el cual es constituido por condiciones biológicas, psicológicas,
histórico sociales, culturales, económicas, políticas que lo definen, en un proceso sistémico de
interacción social, comunicativa y simbólica que implica la emergencia de la propia subjetividad
personal y la construcción y/o reconstrucción de la colectividad (Carmona, Citado en: Villa Gómez,
2012: 353 ).
Nivel ontológico
Es el análisis situado de las condiciones que vive la persona en un contexto definido y claramente
delimitado, como en el caso de las víctimas, los silenciados, los históricamente excluidos, que están
siendo parte de múltiples afectaciones por su condición de vulnerabilidad. Hay un contexto político
nacional y local que afecta al individuo y a los grupos humanos
Por eso los análisis de casos donde se hace aproximaciones a los individuos de manera aislada y
patologizante, recae en otra forma de aislamiento, vulneración de los derechos individuales y
afectación por parte de un sistema excluyente (Villa Gómez, 2012: 354-355)
Nivel epistemológico
La relación entre el sujeto y el entorno presupone una indivisibilidad de la cual no se puede escapar
el investigador, quien debe renunciar a los postulados de neutralidad y objetividad, en función de
articularse e insertarse en el sistema social y simbólico en el cual se entrelazan las relaciones entre
los individuos, bajo unas influencias de tipos histórico y cultural. Las formas de hacer referencia a
unos u otros aspectos de la vida, las maneras de comunicar lo referente al contexto social, todo hace
parte de la construcción epistemológica contextual de cada localidad y grupo humano inserto en ella.
Por ende, las nociones de realidad que se reproducen en un contexto social se auto reflejan en los
individuos al no estar aislados de un contexto particular (Villa Gómez, 2012: 354)
Nivel metodológico
desde el enfoque cualitativo con la óptica de aproximarse a las realidades contextuales que se dan
en cada caso y no en generalizar y buscar fórmulas que den cuenta de leyes generales. Así, las
descripciones densas que se pueden hacer de un fenómeno social pueden ser muchísimo más
acordes para la interpretación de los procesos sociales y culturales observados.
En estos términos se privilegia, desde el enfoque psicosocial, la intervención con núcleos familiares
y con comunidades dando prioridad a los sentidos colectivos de realidad que permiten un
entendimiento de tales realidades, pues es en estos entornos que se puede incidir mediante las
intervenciones, en transformaciones en el ámbito psicosocial y desde el trabajo e interacción con los
individuos y grupos (Villa Gómez, 2012: 354
El estudio realizado por Gloria Ocampo sobre las relaciones de poder en el departamento de
Córdoba, tiene una serie de elementos que constituyen un buen ejemplo en cuanto a la realización
de una investigación de tipo cualitativo en contexto del conflicto armado, la corrupción estatal y las
relaciones de poder entre familias del departamento con una importante participación en las agendas
político electorales, y por ende, en la toma de decisiones a nivel local y nacional. La revisión de los
aspectos principales de esta investigación permitirán visibilizar algunas características de la
investigación en campo y de las características metodológicas y de posicionamiento que se
implementan allí.
Herramientas conceptuales:
La aproximación teórica, y por ende el componente metodológico, se enfoco desde el análisis de las
relaciones entre familias, las formas de filiación y parentesco entre ellas como un medio de consolidar
las estructuras de poder local y las cuales se han venido reflejando en las formas en que el poder
político se reparte y se ejerce, con unas connotaciones en lo local y en lo nacional de impacto e
injerencia. Este sistema de alianzas entre familias si bien es cierto fortalece y cimienta un mercado
político electoral local y regional, no aporta para el desarrollo económico de la región (Elías-Caro, J.
2015: 3).
Fuentes utilizadas:
SEMANA 6
Investigación Cuantitativa
La investigación cuantitativa depende en buena medida del muestreo, cuyas técnicas permiten
definir una población objetivo. Las mediciones que se realizan sobre una población determinada
arrojan una información que se necesita como parte del proceso de investigación. Para ello la
muestra debe ser representativa, es decir, debe dar información relevante sobre la población a la
que pertenece, motivo por el cual se pueden generar muchas dificultades desde el mismo proceso
de selección de la muestra y de la recolección de la información en los resultados del proceso de
investigación (Argibay, J. 2009:14).
Sistema de Cuotas
Para la recolección de información en campo, se sugiere manejar cuotas, a modo de que cada vez
que se cumpla con la cantidad de sujetos de un tipo cuya información ha sido recolectada, se
proceda a continuar con los otros subtipos del estudio y así, llevar el control de la muestra (Argibay,
J. 2009: 18
Se debe partir del hecho de que, para cualquier línea base o información previa que brinde soporte
a una investigación, es necesario utilizar la información oficial que el estado genera y de la cual
dispone, pues es el marco de referencia que hay a nivel global sobre la población en Colombia. De
igual modo es fundamental revisser las muestras de población que utilizan dichos datos estadísticos
oficiales, pues se pueden encontrar sesgos en cuanto al tipo y técnica de muestreo y lo cual incide,
en los sujetos parte de la muestra y por ende, de la información final presentada.
Ciertas entidades gubernamentales son las encargadas de llevar el registro y medición del
comportamiento de la población, a las cuales debemos acudir por medios digitales para acceder a
dicha información. En nuestro caso tenemos:
Es importante que, a pesar que sólo se consideran las cifras oficiales como valederas, se deben
cotejar permanente y constantemente con otras fuentes no oficiales de información para compara
la relación entre los datos y así tener, mayo información desde un análisis comparado. Entre estas
otras fuentes referimos a ONGs, organizaciones sociales, políticas, asociaciones, así como de los
distintos organismos internacionales que permanecen en procesos de seguimiento del proceso y
del conflicto.
El IRV -Indice de Riesgo de Víctimización- es una estadística agregada donde se identifican los
municipios que han sido más golpeados por el conflicto armado. Por lo tanto es una herramienta
que permite el diseño de políticas públicas que puedan dar respuesta a los impactos del conflicto
en los territorios, en relación a la prevención y no repretición de estos hechos. Este indicador esta
compuesto por dos dimensiones: Amenaza y Vulnerabilidad.
! La medición realizada para 2015 por la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas
UARIV, da cuenta de la dimensión de Amenaza en Colombia entre 2005 y 2014. Se encuentran cinco
tipos de municipio según su nivel de Amenaza entre Alto, Medio Alto, Medio, Medio Bajo y Bajo.
163 municipios se encuentran en riesgo Alto, indicando que un 24% del territorio está en condición
de conflicto, aunque con una disminución del 1% en relación al año 2013 (UARIV, 2015: 12).
Entre tanto se hace el análisis del IVR en departamentos afectados por la violencia como lo son
Antioquia, Santander, Tolima, Huila, entre otros, se va verificando que a pesar de que hay cierto
decrecimiento en la intensidad de la Amenaza, se hace evidente la presencia del conflicto armados
en un 24% del territorio nacional. Esto ha sido en relación con el antecedente de años recientes, un
resultado positivo pues la posibilidad de escalamiento del conflicto va disminuyendo en cuanto a
que, parte de las guerrillas ha estado en un ´proceso de desmovilización, así como algunos grupos
que se rearmaron posterior al proceso de paz con las AUC se están dedicando más a actividades
asociadas a economías ilícitas (UARIV, 2015: 21-22).
Gracias a esta información se puede focalizar la acción estatal para concentrar esfuerzos de
intervención que den respuesta a problemáticas urgentes y estructurales, como forma de construir
esas condiciones necesarias para el mejoramiento de la calidad de vida en los territorios. Del mismo
modo se pueden generar insumos para que el investigador vea la relación a nivel nacional y local
sobre las variables que tienen relación con los efectos del conflicto, elemento fundamental pues de
su análisis es que surgen las respuestas a dichas problemáticas.