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Mis padres eran Guillermo Kahlo, era fotógrafo, el es el que me guió por el camino del
arte, el que me enseño a tener fuerzas para vivir, para amar la vida. Lo amaba mucho. Y mi
madre Matilde Calderón… Ella era muy calculadora y una fanática religiosa… Discutíamos
mucho.
INFANCIA
A los 6 años sufrí poliomielitis, una enfermedad que debilita la musculatura. Dejándome
una pierna más corta y delgada que la otra
ACCIDENTE
El 17 de septiembre de 1925, un accidente cambió mi vida. Mientras regresaba a casa, el
autobús en el que viajaba choco contra un tranvía. Pase alrededor de un año en cama sin poder
moverme, con rupturas en la columna vertebral, hombros y costillas, una pelvis astillada y
daños en el pie. Sufrí más de 30 operaciones a lo largo de mi vida y para soportar y superar mi
dolor es que comencé a pintar.
OBRA
Realice unas 200 pinturas, dibujos y esbozos, todos relacionados con la realidad como
yo la sentía, por ello me etiquetaron como “surrealista” pero mi arte no eran mis sueños, era mi
vida.
Pinte 151 pinturas, 55 de las cuales eran autorretratos, cuando me preguntaban por qué
tantos, yo simplemente respondía “Estoy tan sola, que soy la persona que conozco mejor”
DIEGO RIVERA
Me casé con Diego Rivera, un muralista mexicano de gran importancia en el mundo
artístico a los 22 años, el era 20 años mayor que yo.
Les diré una cosa sobre Diego, yo tuve dos accidentes en mi vida… Uno en el cual un
tranvía me arrolló y el segundo fue Diego. Fue una relación tormentosa y apasionada,
sobrevivió infidelidades, la presión de nuestras carreras, un divorcio, una segunda boda, y mi
mala salud e incapacidad para tener hijos.
PRIMERA Y ÚLTIMA EXPOSICIÓN EN SOLITARIO EN MÉXICO
En 1953, expuse en solitario por primera vez en México, más mi salud era tan mala que
mi médico me prohibió levantarme de la cama. Más yo insistí en ir, y así fue. Llegué en una
ambulancia y con mi cama en la parte de atrás de un camión, me colocaron en mi cama y cuatro
hombres me cargaron y llevaron hacia los huéspedes que esperaban.
Ese día, quede exhausta, mas fue uno de los días más felices de mi vida, ya que, por fin
recibí el reconocimiento de mi país.
MUERTE
Cuando me preguntaron por mis disposiciones funerarias dije; “Quemen mi cuerpo…no
quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada ¡Simplemente quémenlo!
Y es así como Frida fallece el 13 de Julio de 1954, con 47 años. Es cremada al día siguiente de
su muerte, y sus cenizas fueron colocadas en un jarrón pre-colombino en la Casa Azul de
Coyoacán.
La última entrada de mi diario reza: “Espero alegre la salida y espero no volver jamás”