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Cristóbal Mendoza
Administración de Empresas
Formación Cultural
Turno Vespertino
Sección 1A
Patrimonio Arqueológico
Integrantes:
Mérida, 28-07-2016
Introducción
Procede del latín patrimonium y hace mención al conjunto de bienes que pertenecen a una
persona, ya sea natural o jurídica. La noción suele utilizarse para nombrar a lo que es
susceptible de estimación económica, aunque también puede usarse de manera simbólica.
Patrimonio cultural
Está formado por los bienes culturales que la historia le ha legado a una nación y por
aquellos que en el presente se crean y a los que la sociedad les otorga una especial
importancia histórica, simbólica o estética. Es la herencia recibida de los antepasados y que
vienen a ser el testimonio de su existencia, de su visión del mundo, de sus formas de vida y
de su manera de ser y es también el legado que se deja a las generaciones futuras.
Patrimonio historico
Esta diversidad del tipo de bienes que comprende, explica que últimamente el término
tienda a sustituirse por el de «bienes culturales», acepción más reciente y de uso
internacional.
Patrimonio Natural
El patrimonio natural está constituido por la variedad de paisajes que conforman la flora y
fauna de un territorio. La UNESCO lo define como aquellos monumentos naturales,
formaciones geológicas, lugares y paisajes naturales, que tienen un valor relevante desde el
punto de vista estético, científico y/o medioambiental. El patrimonio natural lo constituyen
las reservas de la biosfera, los monumentos naturales, las reservas y parques nacionales, y
los santuarios naturales.
Patrimonio artístico
Es la parte del patrimonio cultural y del patrimonio histórico que se manifiesta en las obras
de arte.
Patrimonio Arqueológico
Es el conjunto de objetos materiales, muebles o inmuebles, o vestigios de cualquier
naturaleza “que pueda proporcionar información sobre la existencia, cultura, actividades o
relaciones de seres humanos en el pasado y pertenecientes a los grupos indígenas que
habitaron el actual territorio de la Provincia.” }
Son lugares y parajes que atestiguan la presencia humana en épocas pasadas, como por
ejemplo: la cerámica indígena y colonial cementerios indígenas entre otros.
Arqueología:
Es la ciencia que estudia las sociedades antiguas a partir de sus restos materiales. A través
del análisis de los objetos y aquellas obras construidas por los pueblos antiguos, esta
ciencia puede arribar a conclusiones en torno a su cultura y sus formas de vida.
Tipos de Arqueología
Arqueología prehistórica
Estudiar las culturas prehistóricas es más complicado, ya que no dejaron restos con algún
tipo de lenguaje escrito que se pueda analizar, y, justamente, ese es el trabajo de quienes se
dedican a la Arqueología prehistórica. Estos arqueólogos, buscan pistas en objetos o restos
enterrados con la idea de investigar y lograr conclusiones creíbles sobre las culturas que
habitaron nuestro planeta hace miles y miles de años.
Arqueología histórica
Arqueología submarina
Esta rama de la arquelogía estudia barcos hundidos o zonas una vez habitables y que
ahora se encuentran bajo el agua. Los expertos en arqueología submarina trabajan en mar,
largos y ríos, por lo que necesitan un entrenamiento oficial que les enseñe a bucear y
trabajar en condiciones muy diferentes a las terrestres.
Arqueología urbana
Arqueología de la basura
Es posible obtener datos sobre personas o culturas revisando aquellas cosas que han
desechado y eso es justamente lo que hacen quienes se dedican a la arqueología de la
basura. Esta disciplina, busca información clave en lo que se desecha; desde datos sobre
alimentación a salud, pasando por los productos que se adquieren y las diferencias sociales
y culturales entre lo que ciertos grupos botan.
Arqueología experimental
El Museo Arqueológico lleva el nombre del Profesor Gonzalo Rincón Gutiérrez, quien para el año
de 1962 dictaba la asignatura de “Historia Precolombina” en la Facultad de Humanidades y
Educación de la Universidad de Los Andes. Por iniciativa del Prof. Gonzalo Rincón fue contratado
el Dr. Carlos Margain, miembro del Museo Nacional de Antropología de México, para fortalecer el
proceso educativo en la Facultad antes nombrada.
Por insistencia del Prof. Gonzalo Rincón Gutiérrez, fue contratado por la Universidad de Los Andes
el arqueólogo Mario Sanoja Obediente quien realiza desde el año 1962 al 1966, junto a la
arqueóloga Iraida Vargas y los empleados Luis Zambrano y Rodolfo Márquez, investigaciones
arqueológicas en el Valle de Quíbor, Edo. Lara, así como en Caño Zancudo al sur del Lago de
Maracaibo y en la cordillera de Mérida en las comunidades de Chiguará y Tabay, aportando así el
fruto de sus investigaciones arqueológicas a la universidad. En esta época, el Prof. Sanoja propuso
la creación del Museo de Historia Natural de Mérida, no logrando la cristalización de tan importante
proyecto.
Para 1970 el antropólogo Adrián Lucena Goyo, que para ese entonces era jefe del Departamento de
Antropología y Sociología de la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes y venía
realizando estudios en la necrópolis de Quíbor, propuso la fundación de Museo Universitario de Los
Andes, no obteniendo repuesta satisfactoria a dicho planteamiento.
A comienzos de la década de los ochenta, se publica con los auspicios del Consejo de Desarrollo
Científico, Humanístico y Tecnológico de la Universidad de Los Andes (CDCHT) y bajo la
coordinación de Jacqueline Clarac de Briceño, El Boletín Antropológico, publicación pionera en la
región y única revista antropológica indizada y arbitrada que se publica en Venezuela regularmente
desde su creación.
Es para el 9 de diciembre del año de 1986 con la inauguración de la exposición “Del Proceso de
Hominización a las Culturas Andinas de Venezuela” que se funda oficialmente el Museo
Arqueológico “Gonzalo Rincón Gutiérrez”, el cual había recibido personalidad jurídica en
noviembre del mismo año, por resolución del Consejo Universitario. Lleva este nombre en
homenaje a quien fuera uno de los fundadores del Departamento de Antropología y Sociología de la
Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes.
El Museo está dotado de un reglamento aprobado por el Consejo Universitario en 1986 y reformado
en enero de 1995. Cuenta con las siguientes secciones:
Restauración y Conservación
Museología y Museografía
Extensión a la Comunidad
Biblioteca
Laboratorio de Arqueología
Administración
Nuestro Museo Arqueológico cuenta con dos Laboratorios. Uno de Arqueología, donde se realizan
los análisis de las evidencias arqueológicas obtenidas en las investigaciones de campo que realizan
los/as arqueólogos/as de la institución; y otro, de Conservación y Restauración de Bienes
Arqueológicos, único en pleno funcionamiento en el país. También cuenta el Museo Arqueológico
con una Biblioteca especializada en antropología y arqueología, con más de tres mil títulos, que le
presta servicios a los/as habitantes de la ciudad de Mérida interesados/as en los temas
antropológicos y arqueológicos y a profesores/as y estudiantes de pre y postgrado de la Universidad
de Los Andes.
Así mismo, nuestra institución posee una videoteca especializada en arqueología y antropología que
en la actualidad lamentablemente no posee un espacio para que los/as visitantes interesados/as
puedan disfrutar del servicio de videos. Nuestra institución cuenta con una sala de exposición
permanente donde el visitante podrá conocer la historia aborigen de Mérida por medio de piezas
arqueológicas (Cerámicas, líticas, textiles, momia, etc, etc.) y etnográficas.
La sala de exposición se encuentra abierta al público de martes a domingo, incluyendo los períodos
vacacionales (carnaval, semana santa, agosto y las vacaciones navideñas) de la Universidad de Los
Andes.
El Museo Arqueológico es guarda y custodia de 4276 registro que conforman cuatro grandes
colecciones patrimoniales: La arqueológica, la mineralógicapaleontológica y la etnográfica,
pertenecientes todas al Patrimonio Histórico, Cultural y Natural de la Nación.
El pasado lunes 29 de junio del año 2015 se realizó un acto especial en la comunidad del Llano del
Anís, el cual contó con la participación de representantes del Instituto del Patrimonio Cultural del
Ministerio del Poder Popular para la Cultura y del Museo Arqueológico del Vicerrectorado
Académico de la Universidad de Los Andes, con el objetivo de hacer entrega, a la comunidad
organizada, del certificado que declara al Parque Comunitario Paleo-Arqueológico Llano del Anís
como un Bien de Interés Cultural de la Nación.
Lino Meneses, director del Museo Arqueológico, recordó que este es un proyecto de investigación y
de extensión científica y cultural bandera del museo, debido a los hallazgos paleo-arqueológicos
encontrados allí de la mega fauna y que tuvo, como muestra más simbólica, los huesos fosilizados
de un mastodonte que vivió en el lugar hacia finales del Pleistoceno y comienzos del Holoceno.
Informó que desde octubre de 2013 el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través del
Instituto del Patrimonio Cultural, certificó a este parque como un Bien de Interés Cultural de la
Nación, quedando inscrito en el Registro del Patrimonio Cultural de Venezuela y, por lo tanto, está
protegido por la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural. Este registro se efectuó en
reconocimiento al significado que la comunidad le ha otorgado a dicho bien.
La gerente general del Instituto del Patrimonio Cultural, Dinora Cruz, manifestó que la solicitud de
que se declarara a este parque como bien cultural de la nación, partió de los representantes del
Museo Arqueológico, a raíz del trabajo de investigación que realizaron luego del descubrimiento de
los restos óseos del mastodonte. Destacó que este es uno de los primeros sitios reportados de mega
fauna en la cordillera andina venezolana; además de ser uno de los primeros sitios en donde está
asociada la arqueología y la paleontología.
El Parque Comunitario Paleo-Arqueológico Llano del Anís del municipio Sucre del estado Mérida,
se convierte en unos de los sitios de mayor importancia para los estudios arqueológicos y
paleontológicos del país; y en el ámbito mundial es un referente para conocer cómo se movió la
mega fauna y la población en tiempos remotos en el norte de Sudamérica.
Es importante destacar que el Instituto del Patrimonio Cultural firmó un convenio de cooperación
con la Comuna del Renacer del Gigante Chama Sur del municipio Sucre, para la puesta en marcha
del uso social del parque. Es decir, para que el parque siga contribuyendo a las investigaciones
científicas, cultural, al turismo y con los proyectos socio productivos de la comunidad. Pero el
convenio también otorga competencias para el Museo Arqueológico de la ULA, en cuanto a la
supervisión de las actividades que allí se realicen.
MEGATERIO: mamífero parecido a la pereza actual, era de abundante pelaje, poseía grandes
garras, llegaba a medir hasta 5 metros de altitud y pesaba hasta 5 toneladas.
EQQUS: mamífero parecido a un pony actual, en algunas especies su cráneo era de forma extraña
se han encontrado restos cerca de la excavación y están en proceso de estudio y conservación.
Información del parque y la comunidad:
El parque es una iniciativa del museo arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez de la Universidad de
los Andes y la comunidad. Gracias al hallazgo fortuito de la señora rosa y el avance científico de los
arqueólogos: Antonio Niño, Lino Meneses, Gladys Gordones, Ramón Ibarra e innumerable de
científicos como geólogos, geógrafos, paleo-botanicos, botánicos, paleontólogos, entre otros. Hoy
en día la comunidad del anís se ve privilegiada de tan importante valor cultural y patrimonial que
los identifica en la historia, merecedores del crecimiento científico son parte de la vida y la historia
del llano el anís y cada día luchan para que este proyecto crezca y pueda consolidarse; dentro de
este proyecto está la creación de espacios culturales, el centro de interpretación artesanal, un
laboratorio, amplificación de las excavaciones, escenarios de recreación para los habitantes y
ofertas de trabajo para los mismo. Sin duda alguna seguimos en la iniciativa de formarnos y de ver
crecer este espacio que para nosotros es más que un parque, es, nuestra identificación en la historia.
Inaugurado en el mes de julio de 1911 por Mons Antonio Ramón Silva García, el museo
arquidiocesano de Mérida esta llamado a ser, dentro del visto y profundo ámbito de lo
sagrado ; un lugar para el cultivo del hombre.
De allí, como institución dependiente de la Arquidiócesis de Mérida, permanente, no
lucrativa, abierta al público y al servicio de la comunidad, el museo tiene como propósito
adquirir, conservar, investigar, exhibir y comunicar para la educación, el deleite y el pleno
desarrollo del hombre, el patrimonio tangible e intangible de la región.
Por su relación con la iglesia merideña, desde su fundación el museo ha ocupado espacios
físicos de la Arquidiócesis. La capilla ¨el sagrario¨ antigua sede de la catedral, es hoy día su
sede física.
Parque Arqueológico San Isidro, Santa Cruz de Mora, Municipio Antonio Pinto Salinas,
Edo. Mérida
La propuesta de un Parque Arqueológico para Santa Cruz de Mora nace por la necesidad de
conservar el conjunto de petroglifos ubicados en la meseta de San Isidro, Municipio
Antonio Pinto Salinas del Edo. Mérida, los cuales fueron ubicados en el año de 1986 por un
grupo de estudiantes auxiliares del Museo Arqueológico de la Universidad de los Andes.
Entre las posibles funciones que llegaron a tener los petroglifos encontramos las que aluden
a éstos como señales de paso, indicadores de sitios rituales, sitios de casería, indicadores de
territorios étnicos, indicadores de sitios funerarios, signos de una escritura, entre otros, pero
la verdad es que en la gran mayoría de los casos estos indicadores se quedan en hipótesis
porque todavía es muy poco lo que en certeza sabemos al respecto.
Los petroglifos de San Isidro están conformados por cinco rocas ubicadas en la meseta, las
cuales presentan en algunas de sus caras, o en todas, motivos elaborados en bajorrelieve
grabados en diferentes anchos y profundidades, además de una roca con evidencia de
acalanadura producto del alizamiento de instrumentos líticos.
En la composición de los motivos predominan las formas geométricas que definen rostros
antropomorfos y zoomorfos, círculos y espirales, figuras completas alusivas posiblemente a
la imagen del oso frontino, combinadas con un grafismo libre donde los componentes que
conforman el diseño son sumamente abstractos, lo que imposibilita su relación con objetos
reales.
Este estudio está sustentado en las investigaciones de contextos culturales que han sido
evidenciados en los trabajos de campo realizados con anterioridad por otros investigadores
que han puesto de manifiesto un probable uso multifuncional del espacio, apreciación
hecha a partir de la presencia de contextos habitacionales asociados a unidades agrícolas,
funerarias, simbólicas y tecnológicas.
Los trabajos realizados y publicados por Cruxent (1961); Wagner (1967 a 1980);
Vargas(1967); Armand (1982); Niño(1988, 1989, 1990) y Gordones(1993) y las
prospecciones sistemáticas realizadas en estos sitios, así como los sondeos preliminares
efectuados en cada uno de los yacimientos localizados, nos confirman una de nuestras
hipótesis de trabajo referida a la presencia de una sociedad agrícola y tecnológica con una
fuerte raigambre simbólica sustentada en la confección de objetos de forma alada
elaborados en diversos tipos de materia prima que pudieron ser usados como “pectorales”.
El área de estudio abarca los municipios Santos Marquina y Rangel del Estado Mérida, con
una extensión aproximada de 20 Kms. Cuadrados.
Cuando llegan los españoles al Valle de Nuestra Señora, se consiguen que los habitantes de
aquéllas tierras “..se dieron desde tiempo de sus mayores a abrir la tierra y hacer por ella
largas vías y acequias, por donde el agua que muchos arroyos que avariantemente llevan, se
dependa y reparta entre toda la tierra que ellos cultivan y labran…” (Aguado: 1987, 406).
[1]
En el siglo XVII la población aborigen de la cuenca del Nuestra Señora, fue concentrada
para su adoctrinamiento en el pueblo de San Antonio de Mucuñó, hoy en ruinas y declarado
Patrimonio Histórico de la Nación y que fue el objeto de estudio del Proyecto
Pluridisciplinario san Antonio de Mucuñó. El interés por conocer dicho(s) modo (s) de vida
(s) proviene, entonces, de las investigaciones arqueológicas y etnohistóricas que hemos
realizado en el marco del Proyecto Pluridisciplinario de San Antonio de Mucuñó.
La sorpresa del viaje fue que uno de ellos encontró en sitios diferentes, dos estatuillas
“prehispánicas”
MARCIAL BARRIOS
Según cuenta los pobladores de la zona esta no es la primera vez que se hace un hallazgo
arqueológico de este tipo y se remontan a cuentos donde un señor hacer medio siglo
recorría las altas cumbres andinas en busca de estos “muñecos” como los llaman en el lugar
y luego los entregaba a expertos coleccionistas. Cuenta la leyenda que este señor se llevó el
secreto de la llamada “Cueva de los Muñecos”, la cual fue registrada según sus anécdotas,
como un lugar donde conseguía las estatuillas prehispánicas.
Elementos Arqueológicos:
El sitio se encuentra hacia el noreste del pueblo de Mucurubá. La dispersión del escaso
material cerámico hallado está ubicado en las laderas de una formación montañosa que
bordea al pueblo. Siendo que la pendiente de la falda es bastante inclinada, sus antiguos
ocupantes hicieron terrazas para construir sus viviendas y realizar actividades agrícolas,
esto se infiere a partir de la presencia de estructuras de piedra, tales como pequeños muros
de contención, conglomerados y alineaciones de rocas. Este sistema permite tener un
control de la velocidad de las aguas de lluvia que corren desde las partes más altas de la
montaña, hasta alcanzar los cauces de quebradas y ríos de la zona. Actualmente estas tierras
aún son usadas para el pastoreo y la siembra estacional de algunos productos agrícolas. Este
sitio presenta similares evidencias arqueológicas que el sitio Los Aranguren ubicado en las
cercanías de Mucuchíes.
Al igual que muchos sitios de la región, este sitio también fue reportado en el año 1980 por
Erika Wagner quien efectuó una recolección superficial de materia, cerámico indígena y
lítico. Muy próximo al área de recolección, Wagner encontró un mintoy de base circular de
1,60 m de diámetro por 1,20 m de altura muy similar a los reportados en algunos sitio de la
región y de Colombia. Fue visitado por Antonio Niño y Gustavo Díaz Spinetti en el año
1997, cuando efectuaban el inventario de bienes culturales, financiado por el Instituto del
Patrimonio Cultural, en convenio con la Universidad de Los Andes.
Este sitio es interesante porque las lomas del sector Las Margaritas presentan las cicatrices
de lo que fue una intensa actividad agrícola en la región y en la zona en tiempos
prehispánicos. Los cortes de los terraplenes, fueron reforzados con rocas propias del sector
y éstas amontonadas o alineadas eran parte tanto de terrazas agrícolas como de viviendas.
Afortunadamente la baja densidad poblacional y la actividad agrícola con técnicas
rudimentarias y manuales, permiten que su destrucción sea lo menos acelerada posible.
Este sitio fue reportado y estudiado por Erika Wagner en el año 1980 allí recolectó algunas
muestras de material cerámico en superficie, pero no fue excavado. Por las características
estilísticas y tecnológicas analizadas en la muestra, Wagner la asoció a las evidencias
encontradas en los sitios Llano del Alto, Misteques y Los Micuyes, pues la decoración
aplicada para decorar las vasijas, era muy sencilla, con el predominio de la cadeneta incisa,
las incisiones lineales y presencia de pintura roja. Gracias a estas características se puede
establecer una cronología relativa que oscila entre 1000 d.C. y 1100 d.C. A pesar de que
cerca del sitio no existe una gran densidad poblacional, la actividad agrícola es uno de los
factores que atentan con su desaparición total. Pero gracias a la remoción de la tierra que la
gente del lugar, se reportó. Este sitio fue parte de una aldea agrícola de los pueblos
originarios de la parte alta de Los Andes interconectada con otros sitios de la región.
Se cree que la ubicación de este sitio fue una consecuencia de la necesidad de que sus
pobladores tuvieran un control estratégico del paso hacia los Llanos de Barinas. Fue
descubierta por primera vez en la década de 1960 por la familia Torres cuando limpiaban la
falda de una montaña con fines agrícolas. El sitio fue estudiado en el año 1993 por Lino
Meneses, investigador de la Universidad de Los Andes. Se encontró evidencias de terrazas
habitacionales asociadas a cámaras subterráneas, conocidas como mintoyes de uso
ceremonial o funerario, material cerámico de vasijas globulares altas y bajas con bordes
rectos o salientes, incensarios y vasijas trípodes, muchas de las cuales fueron decoradas con
cintas aplicadas con incisiones triangulares e impresión digital. Por otra parte, la presencia
de fragmentos de diversos tamaños de serpentina, roca de color verdoso. Puede estar
relacionado con la elaboración de placas aladas - pendientes en forma de murciélagos o
aves que simulan estar con las alas extendidas- que permiten relacionar este sitio con el
llamado Cerro Las Flores en La Hechicera, Mérida y La Pedregosa en la ciudad de Mérida,
con San Gerónimo en Tabay, Escagüey y La Pedregosa ubicados en los alrededores de éste.
Reportado por Erika Wagner en 1980, allí encontró un taller lítico de placas aladas que
asemejan a la figura de un murciélago o un águila en vuelo. Este lugar se encuentra muy
próximo a una zona usada como cementerio en cuyas ofrendas también fueron encontrados
estos artefactos en diversos tamaños, unos muy pequeños usados como pendientes y otros
muy grandes y pesados, usados tal vez como pectorales. La cerámica es muy similar a la
encontrada en el sitio La Nueva Era; en cuanto a que ésta también fue decorada con
aplicados, incisiones, punteado y modelado en donde destaca la cadeneta modelada y
aplicada. La pintura es de color rojo y anaranjada sobre una superficie pintada en blanco o
sin pintar, con motivos lineales. En el lugar abunda gran cantidad de cantos rodados,
precisamente por estar ubicado en una terraza fluvial. Por las características de los bienes
arqueológicos encontrados se cree que este sitio formó parte de un patrón de asentamiento
alto andino, cuyos pobladores se relacionaban con sus coterráneos hace al menos 1000 d.C.
y 1100 d.C. Sin embargo, y a juzgar por la presencia de cerámica colonial y fragmentos de
artefactos europeos, se cree que este sitio fue visitado por los colonizadores europeos entre
los siglos XVII y XVIII. Este sitio fue visitado por Antonio Niño y Gustavo Díaz Spinetti
en el año 1997 cuando realizaban el Inventario de Bienes Culturales, financiado por el
Instituto del Patrimonio Cultural en convenio con la Universidad de Los Andes. Por estar
ubicado en una zona agrícola en donde se siembra papa y trigo, el lugar se encuentra
amenazado de desaparecer totalmente pues tiene un alto grado de perturbación al menos en
la superficie.
Sitio Arqueológico Los Aposentos, Mucuchíes:
Según Lino Meneses en un escrito publicado en 1995, este sitio presenta restos de lo que
fue un taller lítico y un lugar de uso funerario. El material cerámico presente se caracteriza
por tener formas de vasijas globulares con diferentes variantes, así como semiglobulares,
presentando un color desde gris oscuro hasta un marrón rojizo. La decoración consiste en la
aplicación de cintas con incisiones triangulares e impresiones dactilares. El material lítico
está conformado en su mayoría por fragmentos de serpentina de diferentes tamaños y
grosores; todo ello permite relacionar este yacimiento con los sitios Escagüey, Cerro las
Flores, Tabay, entre otros.
Se caracteriza por ser un sitio habitacional con presencia de mintoyes que son urnas de lajas
de piedra, también usado como reservorio para los granos y alimentos. Los mintoyes
encontrados se caracterizan por ser construcciones de piedra subterráneas, los mismos se
construían cavando un hoyo en el suelo revistiéndolo con piedras que luego tapaban con
una laja de piedra plana de modo que resultaba una bóveda artificial. En este sitio, a juzgar
por las evidencias arqueológicas, las viviendas eran construidas con bases de piedra
denominadas poyos. Estas viviendas estuvieron a su vez asociadas a terrazas agrícolas en
laderas con muros de piedra a modo de contención, las cuales sirvieron para aumentar las
superficies cultivables de las laderas de las montañas y para controlar la erosión. De
alfarería reportada destaca su decoración que consiste en incisiones, apliques modelados y
el punteado. El motivo más representativo es el modelado aplicado en forma de cadeneta
ubicado en el borde de las vasijas globulares de tres patas, así como también placas o
pectorales de serpentina, 18 esqueletos humanos, usos para el tejido del algodón, un
pendiente perforado de concha y una delgada lámina de tumbaga (aleación de cobre, oro y
plata que servía de pendiente, probablemente traído de la zona chibcha y/o tairona.
En este sitio también fueron hallados fragmentos de cerámica colonial y artefactos
europeos. Por la presencia en estos sitios de piedras de moler, hachas azuleas y martillos
líticos asociados al resto de las evidencias arqueológicas antes mencionadas, se puede
inferir que la subsistencia de la población prehispánica del área de Mucuchíes estuvo
basada en la agricultura de tubérculos alto andinos, la caza y la recolección.
Fue reportado en el año 1989 por Antonio Niño, investigador del Museo Arqueológico de
la Universidad de Los Andes. Este lugar se caracteriza por la presencia de restos de un
asentamiento que se hizo sobre una ladera en terrazas de suave pendiente y a unos 2.520
m.s.n.m. En este espacio se encontró un conjunto considerable de placas aladas, conocido
en la literatura tradicional como alas de murciélago. La cronología calculada a partir del
método de termoluminiscencia, es una técnica para tener una aproximación de la fecha a
través de la cantidad de luz recibida por el objeto, arrojó tiempos de 990 y el 1600 antes del
presente, es decir, se calcula entre los años 1016 de nuestra era y 406. Otras muestras
seleccionadas para fechamientos, arrojaron como resultado una posible ocupación para el
año 1515 ó 1520.
Sitio Arqueológico Chipepe, Mocao:
Este sitio fue reportado por primera vez por José María Cruxent en el año 1948. En un área
de aproximadamente unos 100 m de diámetro y con una ligera inclinación, se recolectó una
muestra de artefactos arqueológicos para realizar una investigación que orientaría la
interpretación de la posible filiación cultural de los grupos humanos que se asentaron en el
lugar y un análisis estilístico de la cerámica en relación a las encontradas en la región. En
su recorrido, también se localizó una bóveda con paredes y piso en lajas de piedra, con tapa
también en piedra rectangular, cuyo contenido consistía en la presencia de cerámica
indígena y restos óseos humanos. A pesar de esto, Cruxent consideró que era un sitio
habitacional, a partir de la presencia de desechos o basureros típicos de las viviendas o
asentamientos prehispánicos que indican larga permanencia. Estos fragmentos encontrados
eran similares a los encontrados dentro del mintoy.
Fueron localizadas terrazas agrícolas y canales de riego en piedra, a su vez es posible
observar que asociado a las terrazas se encuentran escaleras, caminos y bases de viviendas.
La base de alimentación de la sociedad prehispánica que habitó esta zona principalmente
constituía del cultivo de la papa y complementándose con el maíz obtenido por intercambio
con sitios vecinos. Años más tarde, en el año 1980 Erika Wagner visita el sitio y coincide
con las aseveraciones de Cruxent. Caracterizó las formas de las vasijas como botijas de
panzas globulares y bordes ligeramente salientes, la presencia de asa unitubulares y una que
otra con adornos en su extremo superior. Algunos fragmentos presentaron aplicaciones de
cadenetas modeladas e incisas o spresencia de pintura roja que cubre toda la superficie en la
parte superior del cuello o en el borde de las vasijas, así como también puntura negra sobre
superficie blanca. Gracias a las características de los bienes arqueológicos antes señalados,
Cruxent y Wagner consideraron que este sitio estuvo habitado en el período IV, es decir
entre 1000 d.C. y 1600 d.C. La actividad agrícola y el saqueo en la zona constituyen
amenazas para la preservación del mismo. Este sitio fue visitado por Antonio Niño y
Gustavo Díaz Spinetti en el año 1997, para realizar el inventario de bienes culturales,
financiado por el Instituto del Patrimonio Cultural.
Sitio Arqueológico Loma de la Virgen, Mérida:
Este sitio arqueológico fue investigado por Antonio Niño en 1988. En este sitio se
determinó la existencia de tres tipos de funciones, un sitio habitacional, sitio funerario y
agrícola. Durante la prospección realizada se encontraron fragmentos cerámicos, artefactos
líticos y restos óseos. Con respecto al área agrícola se hallaron un conjunto de muros de
piedra que posiblemente se usaron como mesetas para el cultivo. Las cámaras funerarias,
conocidas como mintoyes, se ubicaban en la falda de la montaña, la entrada estaba cubierta
por una laja de piedra, la cual cerraba de esta forma la entrada a estos espacios funerarios.
La mayoría de estos espacios estaban ya intervenidos aunque en uno de ellos se localizó
material cerámico correspondiente a vasijas pequeñas y material lítico como manos de
moler, metates y un pendiente con diseño zoomorfo o forma de animal, así mismo se
hallaron restos óseos principalmente relacionados con el cráneo.
Este sitio arqueológico fue investigado por Antonio Niño en 1988, cuando se realizaron una
serie de excavaciones que permitieron determinar que este sitio correspondía a un
cementerio, al localizarse una serie de cámaras funerarias o mintoyes. Según ciertos
estudios realizados a los mintoyes se cree que fueron utilizados por los grupos
prehispánicos como silos y posteriormente se reutilizaron como un sitio funerario, este tipo
de enterramiento es característico de la zona andina. La mayoría de estos espacios
funerarios o mintoyes estaban ya intervenidos aunque en uno de ellos se encontraron
fragmentos cerámicos, artefactos líticos y restos óseos. La boca de entrada de los mintoyes
se encontraba tapada por un conjunto de lajas de piedra. Según estudios relativos se tiene
un fechado del sitio estimado en 1490 después de Cristo aproximadamente.
EL IPC (INSTITUTO DE PATRIMONIO CULTURAL):
TITULO IV
ARTÍCULO35º Son propiedad del Estado todos los bienes culturales declarados
Patrimonio Cultural de la República, relativos al patrimonio arqueológico, prehispánico,
colonial, republicano y moderno, así como los bienes del patrimonio paleontológico que
fuesen descubiertos en cualquier zona del suelo o subsuelo nacional, incluidas las zonas
subacuáticas, especialmente las submarinas.
TITULO V
Disposiciones Complementarias
ARTÍCULO41º La exportación de los bienes a que se refiere esta Ley, sin autorización del
Instituto del Patrimonio Cultural, será considerado como contrabando y penado conforme a
la legislación nacional, obligando su devolución al territorio de la República.
ARTÍCULO 42º Todos los bienes de interés cultural declarados como tales, cuya
propiedad no pueda ser demostrada al requerirlo así el Ejecutivo Nacional, pasarán a la
custodia y protección de la República.
Asimismo, podrán adoptar las medidas destinadas a su salvaguarda, siempre que en los
procesos de restauración y revitalización de dichos bienes, se cumplan las previsiones de
esta Ley, sus reglamentos y las normas y procedimientos que dicte el Instituto del
Patrimonio Cultural.
El Instituto del Patrimonio Cultural suscribirá convenios con las instituciones públicas o
privadas, nacionales o internacionales, cuyo objeto se relacione con el Patrimonio Cultural
a fin de desconcertar las ejecuciones de sus programas y utilizar la capacidad instalada y la
experiencia de dichas instituciones.
TITULO VI
De las Sanciones
Será penado con dos (2) a cuatro (4) años de prisión quien destruya, deteriore o dañe
cualesquiera de los bienes establecidos en los artículos 2° y 6° de esta Ley.
ARTÍCULO45º El que por haber obrado con imprudencia o negligencia; o bien con
impericia en su profesión, arte o industria; o por inobservancia de esta Ley, de sus
reglamentos, normas, órdenes escritas o disposiciones oficiales ocasionen algún daño a esos
bienes, será sancionado con la mitad de la pena anterior.
ARTÍCULO 47º Las demás infracciones a esta Ley y a sus Reglamentos que no
constituyan delito, serán sancionadas con multa de cinco mil (5000) a diez mil (10000) días
de salario mínimo urbano. La sanción será impuesta por el Ministerio de Hacienda, a
solicitud del Instituto del Patrimonio Cultural.
ARTÍCULO 48º Las sanciones, anteriormente provistas, tendrán prelación sobre las que
pudiera establecer la Ley Penal del Ambiente, para los delitos y faltas aquí contemplados.
Conclusión
En conclusión podemos afirmar que es rica la diversidad arqueológica de nuestro estado
habiendo descubierto acerca de variados hallazgos como el de los mastodontes en el sector
el anís el cual fue relevante ya q no era pensada la existencia de dichas criaturas en nuestros
andes venezolanos ,el otro hecho relevante el hallazgo hecho de los Estatuillas
prehispánicas de manera casual ya que fue tan solo después de que pobladores la zona
salieran a reconocer las cumbres de esas montanas luego de una vaguada.
http://www.anar.org.ve/es/patrimonio-distribucion.htm
http://vereda.ula.ve/patrimonio/?page_id=7
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