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POR

J O E L S. G O L D S M I T H

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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PRACTICANDO

LA PRESENCIA

LA GUÍA INSPIRADORA PARA


RECOBRAR EL SIGNIFICADO Y EL SENTIDO DE
PROPÓSITO EN LA VIDA

POR JOEL S. GOLDSMITH

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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OTROS LIBROS ESCRITOS POR JOEL S. GOLDSMITH:

EL ESTRUENDO DEL SILENCIO

EL ARTE DE LA MEDITACIÓN

UN PARÉNTESIS EN LA ETERNIDAD

ELEVÁNDONOS EN CONCIENCIA

CONCIENCIA EN TRANSICIÓN

CONCIENCIA TRANSFORMADA

EL FUNDAMENTO DEL MISTICISMO

EL MAESTRO HABLA

LA VIDA CONTEMPLATIVA

CONCIENCIA DE LA UNIDAD

EL CAMINO INFINITO

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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CONTENIDO

Introducción

I Conciencia Espiritual

II Demostrar a Dios

III Dios, el Único Poder

IV La Naturaleza Infinita del Ser Individual

V Ama a tu Prójimo

VI Al que Tiene

VII Meditación

VIII El Ritmo de Dios

IX Un Instante de Naturaleza-Cristo

X La Visión a Contemplar

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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A MENOS QUE EL SEÑOR EDIFIQUE LA CASA,


EN VANO TRABAJAN LOS QUE LA EDIFICAN...

-SALMO 127

"LA ILUMINACIÓN DISUELVE TODAS LAS ATADURAS


MATERIALES Y UNE A LOS HOMBRES CON EL CORDÓN
DORADO DE LA COMPRENSIÓN ESPIRITUAL; SÓLO RECONOCE
EL LIDERAZGO DEL CRISTO; NO CUENTA CON RITUALES NI
NORMAS, SINO CON EL AMOR DIVINO, IMPERSONAL Y
UNIVERSAL; NO TIENE MAYOR ADORACIÓN QUE LA DE LA
FLAMA INTERNA QUE ARDE SIEMPRE ANTE EL ALTAR DEL
ESPÍRITU. ESTA UNIÓN ES EL ESTADO LIBRE DE LA
HERMANDAD ESPIRITUAL. SU ÚNICA RESTRICCIÓN ES LA
DISCIPLINA DEL ALMA; POR LO TANTO CONOCEMOS LA
LIBERTAD SIN CENSURA ALGUNA; SOMOS UN UNIVERSO
UNIDO SIN LÍMITES FÍSICOS, UN SERVICIO DIVINO HACIA
DIOS SIN CEREMONIA NI CREDO. LOS ILUMINADOS CAMINAN
SIN TEMOR, POR GRACIA".

-JOEL S. GOLDSMITH EN: EL CAMINO INFINITO

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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INTRODUCCIÓN

Nadie va a tomar este libro y a leerlo, a menos que ya haya conocido


momentos de tranquilidad, de reflexión interna; a menos que haya estado
atormentado por la frustración, por la falta de éxito o la falta de armonía; y
haya considerado suficiente y seriamente, el por qué la vida tiene que ser
insatisfactoria. Puesto que ésta fue mi experiencia, y puesto que dicha
experiencia condujo a la escritura de este libro, sólo aquéllos que hayan
tenido una experiencia similar y hayan sido acosados por la misma
insondable pregunta, se interesarán en continuar leyendo para descubrir
aquello que yo he encontrado y el cómo me ha beneficiado.
Ha habido muchas ocasiones en mi vida en las que he tenido razón de
más para estar insatisfecho con el rumbo que la vida tomaba, al grado de que
silenciosa e internamente me preguntaba y consideraba la posibilidad de
encontrar una salida. Largos períodos de éxito y felicidad, seguidos de otros
plenos de insatisfacción e infelicidad, condujeron finalmente a períodos más
largos y frecuentes de introspección, reflexión y contemplación de la vida; y
de aquello de lo que la vida se trataba. En una de esas experiencias, aunque
no puedo afirmar que escuchara una voz, sé que recibí una impresión
parecida a un ser interno, diciéndome: "Tú mantendrás en perfecta paz a
aquél cuya mente permanezca en Ti". Debo admitir que esta fue una
experiencia sobrecogedora, porque hasta ese instante había permanecido
casi por completo ajeno a la Biblia; ella no había sido una compañía diaria,
sino tan sólo un asunto de lectura ocasional.
Después se desplegaron otros pensamientos más de esta misma clase,
y comencé a darme cuenta de que por todas las Escrituras se nos dice: "No te
apoyes en tu propio entendimiento. . E n todos tus caminos reconócelo a Él,
y Él dirigirá tus senderos. Aquél que more en el Lugar Secreto del Altísimo,
vivirá bajo la sombra del Omnipotente. En silencio y en confianza está tu
fortaleza". Mientras que pasaje tras pasaje se desplegaba y revelaba la Biblia
a sí misma, fui finalmente conducido a la mayor experiencia de todas, en la
cual el gran Maestro Cristo Jesús, revela que si moramos en el Verbo y
dejamos que el Verbo more en nosotros, daremos fruto abundante, y que de
verdad a Dios le place que prosperemos y demos mucho fruto. Siempre
estaba ahí el recordatorio de que el precio a pagar es: "Morad en Mí;

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permitidME morar en vosotros. Permaneced en el Verbo, y permitid que el


Verbo permanezca en vosotros. Morad en Dios; vivid, moveos y tened
vuestro ser en Dios. BuscadLE mientras Él pueda ser hallado".
Gradualmente se me hizo claro que toda Escritura le estaba revelando
al mundo que: "El hombre cuyo aliento está en su nariz", el hombre separado
y alejado de Dios, de nada vale, porque nada es. Comencé a entender el por
qué Cristo Jesús pudo decir: "Yo nada puedo por mí mismo" -por mí mismo
nada soy; "el Padre que mora en mí, Él hace las obras". Pude entender a San
Pablo cuando dijo: "Todo lo puedo a través de Cristo que me fortalece", y
entonces supe cuál era el factor que faltaba en mi vida. Había estado
teniendo y viviendo, una vida cotidiana ordinaria. Todo lo que Dios
significaba para mí era una lectura ocasional de la Biblia y una asistencia
ocasional a la iglesia. Ahora veía que el principio de la vida, el secreto de
toda vida exitosa, era hacer de Dios parte de mi conciencia verdadera, algo
que Pablo describe como: orar sin cesar.
En un principio pueda ser que no entiendan el por qué el orar sin cesar
o el pensar acerca de Dios, tiene que ver con que sean felices, exitosos o
saludables. Incluso pudieran no ser capaces de ver la conexión que Dios
tiene con los asuntos mundanos de la vida. Por supuesto que esto sólo lo van
a descubrir por medio de su propia experiencia, porque a pesar de cualquier
testimonio que les pueda ofrecer de lo que ha hecho en mi vida o en las vidas
de miles a quienes les he enseñado este camino de vida, ustedes no estarán
convencidos hasta que hayan tenido la experiencia verdadera por ustedes
mismos.
La causa por la que están leyendo este libro es que están siendo
atraídos irresistiblemente, hacia Dios. Hay una urgencia dentro de ustedes
por encontrar el factor faltante en sus vidas; aquello que les va a devolver su
estado de armonía, gozo y paz, originales. El que hayan leído hasta aquí la
Introducción es señal de que esto es lo que están buscando, ésta es la
necesidad en ustedes que clama por reconocimiento; y tengan la seguridad
de que a partir de ahora su mente se volverá una y otra vez hacia Dios, hasta
que un día, más tarde o temprano, será evidente para ustedes que su vida
sólo estará completa cuando sea vivida en Dios, y tengan a Dios viviéndola.
Jamás volverán a sentirse separados o alejados totalmente de Dios, puesto
que en su vida ya no podrán ser capaces de pasar otra vez largos períodos sin
traer a Dios a su reconocimiento consciente, y sin permanecer en cierta
medida, en Él.

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Piensen por un instante acerca de lo que sucede en la mente de la


persona que despierta por las mañanas y reconoce: "Sin Dios nada soy; pero
con Dios todos los poderes de la armonía se unen para expresarse en mí"; o
en aquél quien reflexione acerca de algún pasaje de las Escrituras, tal como:
"Él lleva a cabo aquello que se me ha asignado. El Señor perfecciona aquello
que me concierne. ¿A dónde iré de Tu Espíritu? ¿A dónde huiré de Tu
presencia? Si subiere a los cielos, Tú estás ahí; si hiciere mi lecho en el Seol,
mira, Tú ahí estás. Sí, aunque ande a través del valle de la sombra de
muerte, no temo mal alguno porque Tú estás conmigo". Piensen lo que
significa para un hombre de negocios cuando sale de su oficina, o para una
madre cuando envía a sus hijos a la escuela, el saber que no están solos -que
dondequiera que ellos estén, el Espíritu de Dios está con ellos; y donde el
Espíritu de Dios está, ahí hay libertad. Ellos jamás podrán volver a sentirse
solos o a sentir que sus vidas dependen por completo de lo que hagan o de lo
que otros puedan hacer por ellos, para bien o para mal, puesto que jamás
volverán a olvidar que hay un Ello, más cerca que la respiración, más cerca
que manos o pies; hay una Presencia que va delante de ellos para enderezar
lo torcido; una Presencia y un Poder que va a preparar un lugar para ellos.
Jamás podrán estar separados del Espíritu de Dios, en tanto el Espíritu de
Dios sea mantenido vivo dentro de ellos.
Al considerar esto, ustedes comenzarán a descubrir en verdad que el
lugar donde se encuentran, tierra santa es, siempre y cuando estén
contemplando la presencia y el poder de Dios, dentro de ustedes mismos; ya
sea que oren en montañas sagradas o en los grandes templos de Jerusalén, o
que no oren en ningún lugar en particular. Lo anterior no implica que no
puedan continuar adorando en la iglesia de su elección. Este libro no
pretende apartarlos de ningún templo donde en este momento pudieran
estar disfrutando de la asociación con aquéllos de su propia senda religiosa
en particular, ni tampoco pretende llevarlos a ninguna iglesia en la cual no
estuvieran adorando ya. El propósito de este libro es revelar el Reino de Dios
-dónde está y cómo alcanzarlo. El Maestro dijo que el Reino de Dios no está
aquí ni allá, sino dentro de ustedes; y ustedes van a aprender por medio de
este estudio, que el Reino de Dios está establecido en ustedes, en el instante
en que comiencen a contemplar Su presencia y Su poder dentro de ustedes.
Dios es; de eso pueden estar seguros. Sin embargo esto sólo será
cierto en su experiencia en la medida en que contemplen, mediten y
mantengan su mente establecida en Dios; viviendo, moviéndose y teniendo
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su ser, en el reconocimiento consciente de que Dios jamás los dejará ni los


abandonará. La gracia de Dios es su suficiencia, pero esto sólo se vuelve
práctico en su vida en tanto contemplen esa gracia. Sólo en el grado en que
vivan conscientemente en el reconocimiento de Dios, permitiendo que este
reconocimiento de Dios more en ustedes, se volverá cierto que ustedes no
viven solos -que el lugar donde están, tierra santa es, puesto que Dios está
con ustedes, y Él jamás los dejará ni los abandonará.
Toda persona que haya conocido el descontento, la limitación y la
frustración, algún día aprenderá que hay un solo vínculo que falta en su
cadena totalmente armoniosa de vida. Esto es: la práctica de la presencia de
Dios -conscientemente; a diario y constantemente; morando en alguna gran
verdad espiritual de los Escritos Sagrados, sin importar cuál sea: cristiana,
hebrea, hinduista, budista, taoísta o musulmana. El Verbo de Dios dado al
hombre a través de santos, sabios, videntes o reveladores inspirados -es
todo cuanto necesitamos, en cualquier lengua de cualquier país, siempre y
cuando sea una verdad universal.
Durante casi cincuenta años he estado viajando, y he encontrado paz,
gozo y compañía dondequiera que he estado. En mi opinión, la razón por la
que he disfrutado de tan satisfactorias experiencias alrededor del mundo, se
debe a que he llevado conmigo la gran verdad que nos diera el Maestro: "No
llaméis padre a nadie sobre la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual
está en los cielos". Esta verdad ha sido mi pasaporte y el 'Ábrete Sésamo'
para la libertad y el gozo en todo país, porque dondequiera que he estado, he
recordado conscientemente que Dios es el Padre, el Principio creativo, la
Vida de todos aquéllos con quienes he hecho contacto. Nadie puede alterar
el hecho de que independientemente del nombre, nacionalidad, raza o
credo, hay un solo Dios, un Padre, y que todos somos hijos de ese Padre
único; aunque ciertamente esta verdad sólo le sirve a aquéllos que la
recuerdan conscientemente; que la reconocen, la creen y confían en ella.
A lo largo de mi vida he conocido tanto la abundancia como la escasez,
pero en cada caso donde ha habido escasez de algo -armonía, totalidad y
compleción, éstas han sido restauradas por medio del reconocimiento de
que: "El hombre no sólo vive de pan, sino de toda palabra que procede de la
boca de Dios. . Y o tengo carne para comer que vosotros no conocéis".
¿Alguna vez se han preguntado lo que el Maestro quiso decir con esas
palabras? Por años he pasado semanas y meses considerándolas; en
ocasiones durante algunas semanas, y al siguiente año otras semanas más,

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hasta que entendí su significado. Me di cuenta que él estaba hablando de


una substancia interna que produce carne en el plano externo de relativa
poca importancia -no quiso decir que él no fuera a comer en su oportunidad,
sino que cuando hubo algo más importante que hacer, él contó con otra
clase de alimento y de pan para sustentarlo.
Luego de años dedicados a esta labor es que puedo decirles que el
alimento interno, el agua interna, el vino interno y el pan de vida, -todos
estos son traídos a experiencia tangible por medio de la comunión interna, ¡y
por ningún otro medio! No pueden ser traídos de afuera hacia adentro.
Incluso ni siquiera la lectura de la Biblia haría eso por ustedes. Se trata de
traer las verdades de la Biblia a la meditación, para obtener un
reconocimiento interno de aquello que cambiará las palabras que se leen en
un libro, en La Palabra de vida, el pan de vida, la carne, el vino y el agua, de
vida.
La verdad espiritual en la Biblia es poder, sólo en la medida en que la
traigan viva a su conciencia y la mantengan así. Esto no lo digo yo, sino es lo
que los maestros nos han dicho que nos mantendría en paz: mantener
nuestra mente en Dios. Y si moramos en el Verbo de Dios dejando que el
Verbo more en nosotros, daremos fruto abundante. Entonces tendremos
agua, vino, carne y pan, interiores, para acercarlos al despliegue y
crecimiento del fruto que deberá aparecer en lo externo. El árbol de vida
sólo puede ser alimentado desde dentro; nunca desde fuera.
El pan de vida, la carne, el vino, el agua -son formados dentro de
nosotros a través de la contemplación de Dios, de las cosas de Dios y del
Verbo de Dios. Se forman dentro de nosotros como consecuencia de la
comunión con el Espíritu. Recuerden siempre: el Espíritu de Dios está dentro
de ustedes; pero parecieran ser pocos hoy en día quienes son capaces de
pasar horas con literatura de naturaleza espiritual, y más horas en comunión
interior -tan sólo unos cuantos. El deseo sincero de conocer a Dios
asegurará su éxito en la senda espiritual.
El mensaje de este libro no es personal. Que el hombre no sólo vive de
pan sino de toda palabra recordada en conciencia, de toda palabra y
pensamiento de Dios mantenidos dentro de nosotros, es sabiduría antigua.
Vivimos debido a ello. Si tratásemos de vivir sin Dios, estaríamos viviendo
sólo con las armas carnales de este mundo. Pero cuando tomamos esta gran
verdad en nuestra conciencia y permitimos que more en nosotros, entonces
nos revestimos con la coraza espiritual, y la única espada que necesitamos es

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la espada del Espíritu. ¿Y cuál es esa espada del Espíritu, sino toda palabra
que procede de la boca de Dios?
Esto he aprendido e insisto en compartirlo con ustedes: Mantengan el
Verbo de Dios vivo en su mente, en su pensamiento y en su experiencia, y
jamás conocerán escasez o limitación alguna. Mantengan conscientemente
delante de ustedes la verdad de que ningún hombre sobre la tierra es su
padre -hay un solo Padre, el Principio creativo de toda la humanidad -y
jamás volverán a conocer algo más que el amor de los hombres y las mujeres
de este mundo.
Al mantener la palabra de Dios viva en su conciencia, estarán
practicando los principios del vivir espiritual. En este libro encontrarán una
exposición de estos principios, a los cuales me refiero, de vez en cuando,
como "la letra de la verdad". En sí misma y por sí misma no es suficiente,
porque "la letra mata, pero el Espíritu vivifica".
Este libro es mi vida personal revelada. Este libro, así como El Arte de
la Meditación y Viviendo el Camino Infinito, revelan todo cuanto me ha
acontecido en toda mi carrera espiritual; y no sólo a mí, sino a todos aquéllos
que han sido instruidos en este camino, ya sea por mí o por algún otro
maestro espiritual en esta senda en particular. Porque yo no soy el único que
ha aprendido este secreto del Maestro; se trata de sabiduría ancestral vivida
muchas veces por muchos hombres. Por todas las épocas esta forma de vida
ha sido practicada, aunque estaba perdida excepto para aquéllos pocos que
viven la vida mística.
Los problemas del mundo en estas generaciones pasadas han
conducido al hombre a buscar aquello que restaurará "los años que se comió
la langosta", aquello que establecerá paz sobre la tierra y la buena voluntad
para con los hombres. Yo lo he encontrado -y en este libro también ustedes
lo encontrarán.

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CAPÍTULO I

CONCIENCIA ESPIRITUAL

El secreto para el vivir armonioso es el desarrollo de la conciencia


espiritual. En esa conciencia desaparecen el temor y la ansiedad, y la vida se
vuelve significativa, con plenitud como su tendencia en general.
El grado de conciencia espiritual que alcanzamos puede ser medido por
el grado en el que renunciamos a nuestra dependencia del mundo exterior
de las formas, colocando nuestra fe y confianza, en algo mayor que nosotros
mismos, en lo Invisible Infinito, lo cual puede superar todos y cualesquiera de
los obstáculos. Se trata de un reconocimiento de la gracia de Dios.
Hay una práctica específica que ayudará a alcanzar esta conciencia
espiritual. Es una práctica que puede llevarse a cabo durante todo el día en
tanto el mundo nos acosa con insinuaciones de que: necesitamos esto o que
deseamos aquello. Ante todas estas insistentes demandas, que nuestra
respuesta sea: "No, no; esto no es lo que yo necesito o quiero. Tu gracia es
mi suficiencia; nada más -ni dinero ni mármol, sólo Tu gracia". Aprendamos
a aferramos a eso con decisión. Si la necesidad pareciera ser un pasaje para
viajar, renta, vestido, vivienda o salud, reconozcamos firmemente que
nuestra única necesidad es: Su gracia.
Nuestra actividad pudiera requerir de mayor fortaleza, mayor
conocimiento o mayor habilidad de la que parecemos poseer, o pudiera
haber mayores demandas sobre nuestro bolsillo de las que podemos
enfrentar. Pero en lugar de aceptar esta limitación aparente, recordemos:
"Él lleva a cabo aquello que me ha sido encomendado. . E l Señor
perfecciona aquello relacionado conmigo", o bien algún otro pasaje de las
Escrituras. La creencia humana pudiera indicar que hay una demanda sobre
nosotros mayor a nuestra capacidad física, mental, moral o financiera; pero
en el instante preciso en que nos volvemos hacia Ello, que está dentro de
nosotros, reconociendo que Ello lleva a cabo aquello que se nos asigna, que
Ello perfecciona aquello relacionado con nosotros, el peso cae de nuestros
hombros y el sentido de responsabilidad personal es levantado. De
inmediato nos es dada la habilidad necesaria, la cual descubrimos que no es
del todo nuestra propia habilidad; es Su habilidad, siendo expresada por

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medio de nosotros. De nuestra debilidad surge fortaleza, pero no nuestra


fortaleza; se trata de Su fortaleza, y cumplimos con la tarea por medio de Su
fortaleza. Si es descanso lo que necesitamos, al volvernos hacia las Escrituras
hallamos: "Venid a mí todos los que estáis cansados y trabajados, y Yo os
daré descanso".
Uno de los pasajes más consoladores en las Escrituras, dice: "Mi paz Yo
os doy; no como el mundo la da os la doy Yo". Si pudiéramos pasar un mes
con dicha declaración, nos abriría un mundo completamente nuevo.
Debiéramos preguntarnos, ¿qué es lo que sabemos acerca de la paz? Todos
conocemos la clase de paz que el mundo puede dar, pero esa no es la paz
que necesitamos. Muchos pensamos que tendríamos paz si tuviéramos
suficiente provisión, salud o la compañía correcta. Eso pudiera ser cierto,
pero el tenerlas no garantiza que no fuéramos perturbados por alguna otra
razón. Mientras busquemos gente y situaciones para hallar paz, fallaremos
en encontrar satisfacción o paz duraderas: "Mi p a z . no como el mundo la
da", sino: "Mi paz". "Mi paz" es un espíritu gentil que brota desde dentro de
nosotros y que no está relacionado con el estado de nuestros asuntos
personales, aunque en última instancia soluciona nuestros asuntos.
La fe en lo Invisible Infinito se profundiza e incrementa a medida que
aprendemos a depender conscientemente de Eso que lleva a cabo aquello
que se nos asigna. Ese Eso, lo Invisible Infinito, lleva a cabo aquello que se
nos pide que hagamos en el mundo visible. Lo Invisible Infinito perfecciona
aquello que se relaciona con nosotros. La Gracia Invisible es nuestra
suficiencia en todo. La Presencia Invisible va delante de nosotros para
enderezar lo torcido.
Cuando llegue la tentación repitiendo una y otra vez: "Es que yo
necesito... ; yo quiero... ; yo no tengo lo suficiente; yo no soy capaz",
recordemos que nuestra suficiencia está en lo Invisible Infinito. Esta práctica
profundiza la conciencia espiritual. El hermano Lorenzo la llamó: la Práctica
de la Presencia de Dios. Los hebreos la llamaron: Mantener la mente en Dios
y reconocer a Dios en todos los caminos. Jesús la llamó: Morar en el Verbo.
Es una práctica que en última instancia conduce a una dependencia radical
en lo Invisible Infinito, la que a su vez trae lo visible hacia nuestro
reconocimiento, conforme se presenta la necesidad de ello.
La vida material pone su fe en las formas del bien. La vida espiritual
hace uso de aquello que está en el mundo; disfruta la forma, pero su
dependencia está en Aquello que constituye la substancia de toda forma o en
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Aquello que ha creado la forma -lo Invisible. Toda revelación espiritual ha


mostrado que la substancia de este universo está en nosotros. Nuestra
conciencia es la substancia de nuestro mundo. De ahí las palabras del
Maestro: "Destruid este templo y en tres días Yo lo levantaré". Si en el
mundo del efecto algo fuese destruido, en poco tiempo podría ser re-
construido, re-establecido.
Grandes civilizaciones han sido destruidas, y otras han tomado su
lugar. Todo cuanto ha sido construido puede ser re-construido, porque todo
lo que existe en el reino exterior, existe como una actividad de la conciencia.
Si perdiéramos nuestra casa, nuestra fortuna o familia, estemos seguros que
la conciencia que las construyó podría reconstruirlas.
Al espiritualizarse más la conciencia, la confianza en lo Invisible Infinito
aumenta, y disminuyen nuestro amor, odio o temor, por lo externo. Vemos
lo Invisible Infinito como la ley, causa y actividad de todo cuanto es; y
perdemos el interés por la forma, trátese de persona, cosa o condición. La
comprensión de lo Invisible como la substancia de toda forma, resulta
indispensable para alcanzar la conciencia espiritual. La forma visible es
meramente el resultado natural de la actividad de la ley y de la causa,
invisibles.
Todos los asuntos en la vida están determinados, no por las
condiciones y cosas externas, sino por nuestra conciencia. Por ejemplo, en y
por, sí mismo, el cuerpo no tiene poder, inteligencia ni es responsable de sus
acciones. Una mano a la que no se prestara atención, permanecería justo
donde estuviera, por y para, siempre. Tiene que haber algo que la mueva, y a
ese algo le llamamos: "yo". Ese "yo" determina cómo va a ser usada esta
mano; la mano no puede determinar eso en, y por, sí misma. La mano existe
como un efecto o como forma, y responde a las indicaciones. Como medio o
herramienta, nos obedece, y nosotros le comunicamos cualquier utilidad que
tenga. Esta idea puede también ser aplicada a otras partes del cuerpo. La
conciencia que en un principio formó el cuerpo, es la que lo mantiene y
sustenta. Por medio de la conciencia, Dios nos dio dominio, y esta
conciencia, siendo el principio creativo de nuestro cuerpo, también debiera
ser su principio sustentador y recuperador.
Una vez que captemos este principio, habremos captado el principio
completo de la vida. El Reino de Dios está literalmente dentro de nosotros;
literalmente, la ley de la vida -la substancia, actividad y dirección inteligente
de la vida -está dentro de nosotros. Tan sólo tendríamos que probar esto en
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un sentido y lo habríamos probado en todo sentido. Si pudiéramos probar


que al multiplicar doce veces doce manzanas, obtenemos ciento cuarenta y
cuatro manzanas, podríamos probar que doce veces doce son ciento
cuarenta y cuatro, ya sea que lo apliquemos a manzanas, gente o millones. Si
pudiéramos probar en algún caso que el Reino de Dios está dentro de
nosotros, y que la vida, actividad, substancia y armonía de nuestro ser están
determinadas por la ley de Dios, dentro de nosotros, no tendríamos
problema alguno en probar esto en todos las circunstancias de nuestra vida -
en la salud de nuestro cuerpo y en todas las relaciones de la vida.
Todo el secreto yace en la palabra: "conciencia". El conocimiento
intelectual del hecho de que Dios es todo, carece de valor. El único valor que
tiene cualquier verdad, está en el grado de su comprensión. La verdad
comprendida es conciencia espiritual. Si estamos conscientes de la presencia
del Señor, si estamos conscientes de la actividad de Dios, entonces, así será
para nosotros.
Dios es amor; Dios es vida; Dios es Espíritu; Dios es todo. Esto es
cierto, independientemente de que seamos santos o pecadores; es cierto,
independientemente de que seamos jóvenes o maduros, judíos o gentiles,
orientales u occidentales, negros, amarillos, rojos o blancos. No hay
excepciones para Dios; Dios no hace acepción de personas. No hay forma en
la cual Dios pueda ser dejado fuera de Su propio universo, aunque nosotros sí
que podemos dejarnos fuera de él.
Dios es; hay un Dios -sin lugar a dudas. Este Dios es infinito, eterno,
universal, impersonal, imparcial y omnipresente en naturaleza. Pero, ¿cómo
beneficiarnos de aquello que Dios es? ¿Cómo traer esto que sabemos que
Dios es, a nuestra experiencia individual? Para poner un ejemplo
consideremos el campo de la música. El principio de la música es absoluto.
Sin embargo si falláramos en entender su principio, y los sonidos producidos
como resultado se convirtieran en un caos de sonidos discordantes, en
ningún momento le reclamaríamos a dicho principio. Por el contrario, nos
dedicaríamos con mayor diligencia a practicar el principio hasta que nos
volviéramos competentes en su aplicación. Lo mismo debiera ser en nuestra
experiencia de Dios. Dios es, Dios está aquí y Dios es ahora, pero Dios está
disponible sólo en la medida de nuestra comprensión y disposición para
aceptar, la disciplina necesaria para poder tener aquella mente que hubo
también en Cristo Jesús.

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De nada serviría quedarnos sentados e implorar: "Oh Dios, ¿cuándo es


que vas a actuar en mi vida?" Mejor démonos cuenta: "Dios es bueno. Lo
que le corresponde a Dios está hecho. Gracias Dios porque este principio es
y ha estado, disponible todo el tiempo. Ahora muéstrame lo que yo debo
hacer para beneficiarme de este principio, de este amor, de esta vida, de este
cuerpo inmortal". Cuando hayamos alcanzado ese estado de disposición,
habremos comenzado a recorrer la senda que nos conducirá a la conciencia
espiritual.
La conciencia espiritual se obtiene por medio de la actividad de la
verdad en nuestra conciencia. El morar en las citas de las Escrituras o en las
declaraciones de la verdad, ayuda a espiritualizar el pensamiento. Cuanta
más verdad leamos y escuchemos, tanto más activa será la verdad en nuestra
conciencia. Esta es la manera como aprendemos a morar en el Verbo. Este
es el primer paso del Camino.
El segundo y más importante paso es, ser capaces de recibir la verdad
desde el interior: es estar receptivos y sensibles a la verdad que brota desde
dentro de nosotros. Entonces no pensaremos, leeremos ni oiremos la verdad
con la mente -por el contrario, estaremos haciéndonos conscientes de la
impartición del Verbo de Dios desde dentro, porque el oído y el ojo internos,
habrán sido desarrollados por medio de nuestro conocimiento de la letra de
la verdad, así como por morar en ella.
La letra de la verdad se construye con declaraciones, citas y palabras,
pero ninguna de ellas es poderosa. El único poder es el Mismo Dios. Es igual
a cuando las cortinas de una ventana permanecen cerradas, y toda la tarde
hubiésemos estado sentados hablando de la luz del sol; lo que ella es, lo que
hará y cómo nos beneficiaremos de ella. Después de varias horas alguien
verdaderamente escéptico señalaría: "Pero aún está oscuro aquí. A pesar de
esta charla acerca de la luz, aquí sigue oscuro". Sí, aún está oscuro, y así
seguirá hasta que abramos las cortinas. De igual forma podemos hablar
acerca de la verdad; podemos leer acerca de la verdad; podemos estudiar la
verdad; podemos escuchar acerca de la verdad. y ni una sola vez haber
sentido la luz, ni una sola vez haber sentido la presencia y el poder de Dios, a
menos que, y hasta que, demos el paso final de abrir nuestra conciencia a la
verdadera presencia de Dios. Cuando la verdad llegue a nuestro
reconocimiento consciente desde el interior de nuestro ser, habremos
avanzado de la letra, al Espíritu. Esa es la fase más importante de la actividad
de la verdad en la conciencia.

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Sin embargo, el segundo paso que conduce al estado de conciencia


donde estamos receptivos y sensibles a la vocecita callada, no puede ser
dado a menos que el primer paso haya sido dominado; es decir, a menos que
conozcamos la letra de la verdad. Todos los años que la persona haya pasado
leyendo, escuchando, pensando acerca de la verdad, asistiendo a servicios
religiosos, conferencias o clases, son útiles en cuanto a que la condujeron al
punto donde la inspiración fluye desde el interior de su propio ser. Por lo
regular esta inspiración llega sólo después de que nos establecemos
sólidamente, en la letra de la verdad.
Jesús nos dice que permitamos que: "Mis palabras moren en
vosotros. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto". Vivir
en esa verdad, morar en ese Verbo, es dar fruto abundante; es decir, es vivir
vidas espirituales armoniosas. Pero si olvidáramos vivir en el Verbo, morar
en él, impidiendo que el Verbo more en nosotros, nos convertiríamos en
ramas cortadas y secas. ¿Cómo podemos morar en ese Verbo si no lo
conocemos? Debemos conocer la verdad. Tenemos que aprender lo que la
letra correcta de la verdad, es. Tengamos un principio específico con el cual
trabajar y basémonos en él hasta que llegue el momento en que sintamos
ese despertamiento espiritual dentro de nosotros, el cual es: conciencia.
Entonces sabremos que habremos alcanzado el espíritu de la verdad y la
conciencia de la verdad, el cual es poder y constituye el Verbo de Dios.
Cualquiera que tenga el suficiente deseo por la realización de Dios, puede
alcanzar esa conciencia -la gracia de Dios lo garantizará.
Es posible que conozcamos toda la verdad hallada en la letra de la
Verdad y aún así, seguir siendo una rama seca; hasta que moremos de tal
forma en el Verbo, dejando que este Verbo more en nosotros, como para
que el verdadero Espíritu de Dios more en nosotros. Hay un Espíritu en el
hombre. Verdaderamente hay un Espíritu -el Espíritu de Dios en el hombre.
Ningún hombre está privado de él, aunque la mayoría de nosotros estamos
inconscientes de él, tal como lo estamos de la sangre que circula por todo
nuestro cuerpo. Dios está con nosotros. La presencia de Dios llena todo
espacio; el Espíritu de Dios mora en nosotros. ¿Pero cuánta gente ha sentido
esa Presencia? Se habla de ella, se ora a ella, se teoriza y sermonea acerca de
ella, pero no es experimentada. Lo que se necesita es el reconocimiento
consciente, el verdadero sentimiento y reconocimiento de la Presencia.
¿Cómo saber cuándo mora en nosotros el Espíritu de Dios? Cuando
estemos dándole la espalda al odio, la envidia, los celos, la malicia, el
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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egoísmo, la glorificación personal, el prejuicio y la intolerancia, es que


estaremos haciendo espacio para el Espíritu de Dios, puesto que Dios no
puede morar en medio de tales cualidades. Mientras esas cualidades estén
presentes en nuestra conciencia, no habremos terminado el trabajo, y
deberemos morar más en la verdad, permitiendo que la verdad more en
nosotros; hasta que llegue el tiempo cuando el Cristo haya venido con tal
vivificación, que los pensamientos mortales no nos toquen más. Entonces el
Espíritu de Dios morará en nosotros, "el cual es Cristo en vosotros, la
esperanza de gloria. Mirad: Yo estoy a la puerta, y toco; si algún hombre
escucha mi voz y abre la puerta, Yo entraré en él, y cenaré con él y él
Conmigo".
En la mayoría de las enseñanzas religiosas se nos dice que el Espíritu de
Dios está en todos lados, pero yo sé que eso no es cierto. Si el Espíritu del
Señor estuviera en todos lados, todo mundo sería libre, saludable, próspero,
independiente, gozoso y armonioso. No; el Espíritu del Señor está presente
sólo donde es reconocido. Si no sentimos la verdadera presencia de Dios,
entonces, por lo que respecta a nosotros, no tenemos ese Espíritu. Se trata
otra vez de abrir las cortinas de la ventana, pues de lo contrario sería como
afirmar que la electricidad está en todos lados. Y claro que eso es cierto; la
electricidad está en todos lados, tal como el Espíritu de Dios está en todos
lados. Sin embargo la electricidad de nada sirve, a menos que esté conectada
de alguna forma, para nuestro uso en particular. Lo mismo aplica con este
Espíritu de Dios. Hablando en forma absoluta, el Espíritu está dondequiera,
pero nos será de utilidad sólo en el grado en que sea reconocido.
El estudiante de sabiduría espiritual no puede pasar sus días satisfecho
con haber leído alguna verdad por la mañana o debido a que va a escuchar
alguna otra verdad por la tarde o la noche. Tiene que tener una actividad
consciente de la verdad todo el tiempo. Eso no significa que descuidemos
nuestros deberes y actividades humanos, sino que quiere decir que nos
ejercitemos para tener la verdad siempre activa en cierta área de la
conciencia. Ya sea que salgamos a ver algunas formas de la naturaleza como
árboles, flores u océanos, o que nos encontremos con gente, siempre
encontraremos cierto grado de Dios con cada experiencia. Entrenémonos
para contemplar la presencia y actividad de Dios en todo cuanto nos rodea,
así como para morar en el Verbo.
La meta está muy cerca de nosotros; sin embargo, aunque parezca
muy cerca, está bastante lejos, porque con cada horizonte que alcanzamos,
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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otro más se percibe a la distancia. Al continuar en nuestra búsqueda o


indagación podríamos medir nuestro progreso de esta manera: ¿Vemos el
horizonte delante de nosotros, y sentimos: "Oh, tengo sólo una distancia
corta que recorrer"? En ocasiones toma sólo unas cuantas semanas o meses
el alcanzar ese horizonte, y entonces el mundo entero del Espíritu se
despliega a nuestra vista. Es en ese momento cuando creemos que
verdaderamente hemos entrado al Reino de los Cielos, y de hecho así ha sido
-por unos cuantos días. Pero luego, cuando nos acostumbramos a esa luz,
nos damos cuenta de otro nuevo horizonte que nos impulsa a continuar, otra
senda que debe ser recorrida paso a paso. y proseguimos una vez más.
Es importante aprender todo cuanto podamos acerca de la letra
correcta de la verdad, entender todo principio, y luego practicar dichos
principios hasta que vayamos, desde un conocimiento intelectual hacia un
reconocimiento interior de ellos. De hecho edificamos nuestro fundamento
sobre principios específicos. Algunos de ellos pueden ser encontrados en los
Escritos Sagrados cristianos, hebreos y orientales. Otros no se encuentran
escritos, mas sin embargo son conocidos por todos los místicos del mundo.
Cuanto más avancemos en esta labor, tanto más necesario será el conocer
cada uno de estos principios. Estos principios específicos son el cimiento de
nuestro entendimiento, y deben convertirse en una parte vital de nosotros,
para que cuando enfrentemos algún problema, no tengamos que pensar en
forma consciente, en ellos.
Luego de muchos años de estudio y práctica, los matemáticos pueden
responder a muchos de los problemas en el mismo instante en el que se les
plantean; incluso ni siquiera requieren de lápiz y papel para sus cálculos. Un
arquitecto puede dibujar un bosquejo de una hermosa casa en un tiempo tan
corto, que uno se maravilla de su habilidad. Un abogado de experiencia se
familiariza tanto con las leyes y los decretos de la corte, que, o conoce la ley
que es aplicada en cada caso, o sabe dónde encontrarla casi de inmediato;
pero si se les preguntara a todos ellos acerca de su conocimiento,
probablemente dirían: "Me ha llevado más de veinte años llegar al punto
donde puedo hacer esto".
Lo mismo ocurre con nosotros. Cada vez que se nos pide ayuda, Dios
pone las palabras necesarias en nuestra boca. En ocasiones no son ni
palabras, tan sólo una sonrisa. Para alguien con problemas financieros
pudiera significar: "Hijo, tú siempre estás Conmigo, y todo cuanto Yo tengo
es tuyo"; para otro que siente la necesidad de compañía: "Yo nunca te dejaré
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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ni te abandonaré"; para quien esté luchando con un problema físico: "Tú eres
sano"; y para otro más que esté bajo el peso de la culpa: "Ni Yo tampoco te
condeno. Vete y no peques más".
Si día tras día por uno, dos, tres o más años, resolvemos suficientes
problemas y buscamos comprender la verdad tras todo caso y condición,
tendremos todas las respuestas disponibles para su uso instantáneo. Años y
años de contemplar a Dios y las cosas de Dios, meditando y comulgando con
Dios, habrán eliminado la necesidad de pensar en las cosas de este mundo.
Cuando surja alguna pregunta, la respuesta correcta será revelada de
inmediato. La disposición para escuchar y la actitud expectante,
desarrolladas por medio de la meditación, crean una especie de vacío dentro
del cual Dios se lanza con aquello de lo cual tenemos necesidad, ya sea
sabiduría, poder, gracia o lo que sea necesario.
Es necesario que comprendamos los principios del vivir espiritual, es
decir, se requiere un conocimiento de la letra correcta de la verdad. Esto es
el fundamento sobre el cual edificamos, y sirve para que comprendamos
hacia dónde vamos y por qué, así como para saber cuál es nuestra relación
con Dios y con nuestro prójimo. Resulta indispensable que conozcamos esto
para no caer en la fe ciega que en un momento o en otro pudiera
defraudarnos. Necesitamos conocer la letra correcta de la verdad para no
encontrarnos en un estado de caos mental, confiando hoy en algo y mañana
en otra cosa; jamás llegando al entendimiento de aquello que es. La vida
espiritual no puede ser edificada sin una comprensión de Dios -de la
naturaleza y carácter de Dios, de la naturaleza de la ley de Dios y de la
naturaleza del ser de Dios.
Tomen los pasajes de las Escrituras que incorporen principios
espirituales, y vivan a diario con ellos. Manténganlos por lo alto, como si
fueran un estandarte, ante la presencia de alguna y de todas las formas de
discordia, hasta que llegue el momento en que estos principios se vuelvan
automáticos. Esto es morar en el Lugar Secreto del Altísimo: vivir, mover y
tener nuestro ser continuamente, en la conciencia de Dios; ¡pero no por unos
cuantos minutos mientras se lee un libro o se escuche una charla!
Independientemente de las exigencias que el mundo nos haga, debemos
detenernos con frecuencia durante el día y durante la noche, para practicar
la Presencia. Esto no necesita interferir con nuestras actividades diarias, ni
quiere decir que dejemos de hacer lo que estemos haciendo. Pudiéramos
estar ante la estufa o podando el pasto, manteniendo al mismo tiempo

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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nuestra conciencia abierta a Dios, recordando que: "Mi gracia te baste";


pudiéramos estar en la calle, haciendo compras o manejando, recordando
siempre:

El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, y ese Espíritu es paz y gozo
para mí y para todos aquéllos que vengan a mi conciencia.

[Los párrafos italizados de este libro son meditaciones espontáneas que han
llegado al autor durante períodos de conciencia elevada y de ninguna manera pretenden
ser utilizados como afirmaciones, negaciones o fórmulas. Han sido incluidos de vez en
cuando para servir como ejemplos del libre flujo del Espíritu. Conforme el lector practique
la Presencia, él también en sus momentos exaltados, recibirá siempre inspiraciones
nuevas y frescas como la efusión del Espíritu.]

Es muy importante que no permitamos que pase ninguna hora del día
sin algún recuerdo consciente dentro de nosotros, de que la meta de la vida
es: alcanzar 'esa mente que hubo también en Cristo Jesús'. El propósito de la
vida espiritual es: alcanzar la conciencia de Dios -vivir, movernos y tener
nuestro ser en el reconocimiento eterno de la presencia de Dios.
Entiendan claramente que toda la sabiduría espiritual consta de dos
partes: primero, el conocimiento de la verdad; y segundo, el tener en
nosotros 'esa mente que hubo también en Cristo Jesús'. Tomen algunos de
estos principios específicos contenidos en este libro, y vivan con ellos.
Tómenlos uno por uno; lleven uno de ellos con ustedes día tras día, durante
una semana o un mes. Luego tomen otro y vivan con él, utilizándolo como
norma con la cual medir toda experiencia.
Cambiar la dirección de la vida es posible para cualquiera, no debido a
que escucha ni debido a que lee la verdad, sino debido a que la hace activa
en su conciencia, en su experiencia diaria, hasta que se convierte en un
hábito durante cada instante del día, en lugar de un simple pensamiento
ocasional. Permitan que estos principios actúen en su conciencia mañana,
tarde y noche, hasta que gradualmente les llegue el verdadero
reconocimiento. Entonces es cuando se hará la transición de ser oyentes del
Verbo para ser hacedores del Verbo. Entonces estaremos morando en el
Verbo y daremos fruto abundante.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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CAPÍTULO II

DEMOSTRAR A DIOS

¿Qué estamos buscando? ¿Es Dios aquello que estamos buscando, o


estamos buscando algo de Dios? En el momento en que estemos en busca
de hogar o compañía; en el instante en que estemos buscando provisión o
trabajo; en el momento en que estemos buscando salud, estaremos
buscando mal. A menos que tengamos a Dios, nada tendremos; pero en el
instante en que tengamos a Dios, tendremos todo aquello que está en el
mundo. Pero no existe algo así como Dios y.
Buscar provisión, salud o compañía, es del todo espiritualmente
imposible, porque en lo espiritual no hay tales 'cosas'. Espiritualmente sólo
hay Dios; pero alcanzando a Dios alcanzamos todo cuanto Dios es, es decir,
Dios apareciendo 'como toda forma'. No busquemos las formas de Dios,
busquemos la totalidad de Dios; y en la búsqueda de la totalidad de Dios
obtendremos todas las formas necesarias para nuestro propio despliegue.
Nada es más importante que este punto: ¿Estamos buscando la
conciencia de Dios, o tratando de llegar a Dios para obtener 'algo' a través de
Dios?
Al principio de cualquier estudio espiritual casi siempre nos
encontramos buscando algún bien para nosotros en lo particular. Pudiera ser
curación -física, mental, moral, financiera -o pudiera ser paz de mente; pero
lo que sea, por lo regular lo buscamos para nosotros mismos. Sin embargo
muy pronto descubrimos que cuando la luz del Espíritu nos toca, no sólo nos
beneficia a nosotros sino también al mundo. Aquél quien esté estudiando y
practicando la presencia de Dios, pronto no tendrá mayores problemas,
necesidades ni deseos. Todo aquello necesario para su salud y provisión,
cuenta con su propia forma de hacerse cargo de sí mismo.
Dios está expresando Su vida como nuestra vida; Dios es vida
individual. Dios está trazando Su vida en aquello que parece ser la forma de
nuestras vidas. Dios está desarrollando Su vida como nuestra conciencia
individual. Dios está trazando Su plan en nosotros y por medio de nosotros.
En este conocimiento podemos relajamos y volvernos espectadores. Ya no
se trata más de nuestra vida; es la vida de Dios desplegándose

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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individualmente. Dios aparece sobre la tierra como el tú y como el yo,


individuales; y cuando nos hacemos a un lado es que comenzamos a ver a
Dios brillando. La armonía que experimentamos está en proporción directa a
nuestro conocimiento de que ésta, es la vida de Dios. Cuando nos aferramos
a ella tratando de manipularla, o cuando hagamos algo con ella o de ella, es
que estaremos hablando sólo de tu vida o de mi vida. En realidad
deberíamos convertirnos en espectadores de Dios viéndoLo cumplirSE a Sí
Mismo sobre la tierra; Dios apareciendo individualmente sobre la tierra; Dios
encarnado sobre la tierra. De hecho Dios está viviendo sobre esta tierra
como tú y como yo.
Cuando lo único que anhelemos sea la experiencia de Dios, los mismos
cielos se abrirán y se derramarán a nuestros pies en la forma de toda clase de
bien. Estemos expectantes de la experiencia del Cristo, de la experiencia de
Dios, expectantes de alguna clase de impulso espiritual sentido en el interior;
ésa es la demostración que debiéramos estar buscando. El liberarse de
alguna enfermedad y demostrar trabajo o compañía, no tiene nada que ver
con la enseñanza espiritual. En la enseñanza espiritual nuestro deseo debiera
ser tan sólo poder conocer a Dios, a Quien conocer correctamente es vida
eterna. Cuando tengamos vida eterna tendremos todo, puesto que la vida
eterna incluye salud, armonía, totalidad, vitalidad, juventud y abundancia.
Resultaría imposible estar ante la presencia de Dios y a la vez hallar
que falta algo de naturaleza armoniosa en nuestra experiencia, porque: "Yo
he venido para que ellos puedan tener vida, y para que la puedan tener en
abundancia". ¿De qué manera podríamos tener la presencia de ese Yo, la
presencia de ese Dios, y no tener vida, ni tenerla en mayor abundancia?
Buscar gente, lugares o circunstancias sería buscar fuera del Reino de Dios -y
precisamente en eso radica el problema. Muchos han sido destruidos justo
por la búsqueda a la que dedicaron su vida; pero ninguno ha sido destruido
jamás por buscar y encontrar a Dios. Dios nos guía hacia el reconocimiento,
hacia la experiencia verdadera de Dios. Bien sabía el Maestro que en dicha
experiencia tendríamos todo, puesto que dijo: "Vuestro Padre sabe que
tenéis necesidad de esto. Porque es el gran placer de vuestro Padre daros el
Reino".
Para entender todo el significado de lo dicho por el Maestro
debiéramos entender la naturaleza de Dios. Estoy seguro que a todos
nosotros se nos enseñó en la niñez que había un Dios, pero pocos sabíamos
lo que Dios verdaderamente es. Si pudiéramos hacer a un lado todos los
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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libros, incluyendo la Biblia, y vivir sólo con una sola pregunta en nuestra
mente: "¿Qué es Dios?", meditando en eso de día y de noche, finalmente el
Propio Dios nos revelaría la respuesta. Sin embargo habría que llevar esto a
cabo con una mente completamente libre de aquellos conceptos de Dios, y
comenzar tal como si estuviéramos totalmente a solas con Dios. No
deberíamos aceptar ninguna otra opinión, ninguna otra experiencia ni ningún
otro punto de vista: tendríamos que tener nuestra propia experiencia de
Dios. Si pudiéramos hacer eso, hallaríamos que más tarde o temprano, Dios
Se revelaría a nosotros en forma impecable, por lo que jamás volveríamos a
tener alguna duda en cuanto a lo que Dios es o en cuanto a cómo orar.
Ha habido y hay, hombres que han conocido a Dios cara a cara.
Podemos tener la certeza de su conocimiento por el fruto de sus enseñanzas.
Juan fue uno de ellos, y para Juan la naturaleza de Dios era Amor. Podríamos
tomar la palabra "amor" y ver si es que podemos llegar a cierto
entendimiento de lo que esa palabra significa y de cómo operaría incluso en
nuestro nivel de entendimiento. Por ejemplo, si estuviésemos completa y
absolutamente controlados por el amor, ¿cómo sería nuestra relación con
nuestro hijo, y cuál sería nuestra conducta hacia él? ¿Acaso encontraríamos
en ese amor rastro alguno de daño o provocación de sufrimiento en forma
alguna? ¿Hallaríamos en nuestra conciencia algún deseo de encarcelarlo
como castigo por sus pecados, o de ponerlo en un cuerpo o mente
enfermos? ¿Encontraríamos dentro de nosotros algún vestigio de deseo por
castigo o venganza? ¡No!; en el amor hay corrección y disciplina, pero no hay
castigo; en el amor no existe posibilidad alguna de impedir el bien.
Al morar en esto vamos a adquirir un concepto de Dios completamente
nuevo y a comenzar a comprender el secreto del vivir espiritual. Mientras
nos mantengamos aferrados a un Dios que puede darnos cualquier 'cosa' -
incluso buena, no llegaremos al entendimiento de la verdadera naturaleza de
Dios. Dios no tiene 'cosas' para darnos. Todo cuanto Dios es, ya lo somos;
todo cuanto Dios tiene, ya es nuestro. Sólo cuando nos apartemos del temor
de lo que mañana tendremos o de lo que no tendremos, podremos llegar a
experimentarlo. Si alguna noche pudiéramos permanecer sentados junto a
una ventana observando en contemplación la obscuridad, el movimiento de
la luna y las estrellas hasta que la luz del día irrumpiera, y luego con la llegada
de la plenitud de la luz del día, cuando la luna y las estrellas ya no se vieran
sino que en su lugar estuviera el sol, haríamos bien en preguntarnos si
tuvimos nosotros algo que ver en todo eso. ¿Qué papel jugamos en todo

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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eso? Si pudiéramos al observar los árboles o las flores floreciendo, y en la


etapa de plena floración preguntarnos de nuevo si tuvimos algo que ver con
ello -si acaso nos lo ganamos, lo merecimos o fuimos dignos de ello, pronto
hallaríamos que Dios nos trajo todas estas glorias sin considerar si lo
merecíamos o no.
Dios es inteligencia infinita, sabiduría infinita y comprensión infinita.
Nunca habrá necesidad de que Le digamos algo o Le pidamos algo, excepto
quizá, más luz, más comprensión, más visión. Es la función de Dios gobernar
Su creación, mantenerla y sustentarla, y todo esto Lo hace sin la ayuda del
hombre. Dios no necesita la ayuda del hombre; Dios no necesita sugerencia
ni consejo alguno del hombre. Estaremos gobernados por Dios sólo en la
medida en que comprendamos esto, y nos encomendemos a Su cuidado.
Cualquier intención de informarle a Dios cuál es nuestra necesidad, implica
desconfianza y escasez de entendimiento acerca de la naturaleza de Dios, y
actuará como una barrera apartándonos de las verdaderas bendiciones que
son nuestras, precisamente como herederos de Dios, como coherederos con
Cristo en Dios. ConocerLO a Él correctamente, es vida eterna; conocerLO
incorrectamente, es establecer un sentido de separación entre nosotros y
Aquello que verdaderamente constituye nuestra vida, así como con la
continuidad y armonía de nuestro ser.
Debemos entender la naturaleza de Dios como plenitud. Esto impide
la posibilidad de pensar en Dios como esa forma de la que vamos a obtener
algo. Dios es plenitud. Dios es la Misma plenitud, tal como el sol brillando y
derramando su luz y calor, es pleno en sí mismo como sol. Nosotros no
oramos al sol para que mande más luz ni para que dé más calor. Si es que
fuésemos a expresar alguna clase de oración en relación con el sol, nuestra
oración debiera ser un reconocimiento interno de lo que es -el sol es brillo; el
sol es calor; el sol es luz.
Así es con Dios. Jamás debiéramos pensar de Dios como aquello de lo
cual esperamos obtener algún bien. Jamás debiéramos pensar de Dios como
aquello que puede traer paz a la tierra. ¡No existe tal dios! El único Dios que
hay es un Dios que es vida eterna. Dios no puede darnos vida eterna; Dios no
puede retener la vida eterna; Dios no nos da la vida hoy o mañana, para
detenerla cuando tengamos ciento veinte años. Dios es vida eterna, y
nuestra oración es el reconocimiento de esa verdad. Dios es cumplimiento,
plenitud. Si no nos estamos beneficiando de la gracia de Dios, nada tiene que
ver con Dios sino con el hecho de que nos apartamos, al menos en creencia,

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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de Su gracia. El Espíritu no está en modo alguno, relacionado con la escena


humana. Un Dios espiritual no puede ser traído abajo, al concepto material
de vida. Elevémonos por sobre el concepto material de vida hacia Dios.
Buscar a Dios sin ningún propósito es el mayor reconocimiento
espiritual. Para alcanzar dicho reconocimiento, debemos alcanzar ese lugar
en la conciencia donde todo nuestro corazón y alma suspiren por Dios, y sólo
por Dios, en lugar de anhelar que algún bien, armonía o lugar pueda llegar a
nosotros. En ese estado de entrega de uno mismo es que podemos decir:

No busco nada sino a Ti. Debo conocerte a Ti a quien conocer


correctamente es vida eterna. Permíteme vivir y moverme y tener mi ser en
Ti, Contigo, y que pueda aceptar cualquier cosa que pueda venir. ¿Entonces,
qué diferencia hay si tengo un cuerpo o no lo tengo, si estoy saludable o no lo
estoy? "En Tu presencia hay plenitud de vida".

Cuando la conciencia se eleve a ese lugar de devoción donde Dios es


Dios para nosotros, sólo por Dios Mismo, entonces es cuando habremos
alcanzado El Camino Infinito de la vida.
En El Camino Infinito la vida no conoce ninguna limitación. Ya no hay
más pre-ocupación de si somos ricos o pobres, enfermos o sanos. Nuestro
único objetivo en la vida será conocerLO a Él correctamente, estar cara a cara
con Dios, ser capaces de morar conscientemente con Dios, ser capaces de
comulgar con Dios. Este es un gozo mayor a cualquier otro que haya sido
conocido por el hombre sobre la tierra, sin tener en cuenta cuánto dinero
pudiera haber adquirido ni cuántos honores le fueron conferidos. Nada de
esto iguala al gozo, la paz y la eterna armonía infinita, experimentada por la
persona que conoce a Dios. Ahora bien, en ese gozo hay una completa
indiferencia en relación a los efectos externos que resultan por la práctica de
la Presencia. El corazón, mente y alma enteros están centrados en el
reconocimiento de la Presencia, de manera de poder alcanzar ese punto
dentro de nosotros donde el Espíritu de Dios esté sobre nosotros, y
experimentemos ese gozo interno que constituye la Presencia. Sentiremos
ese Espíritu latiendo hacia abajo, hasta las puntas de los dedos de nuestros
pies. Todo nuestro ser y todo nuestro cuerpo, estarán vivos y alertas con
Ello.
Encontrar a Dios cara a cara es el final de El Camino. No hay nada más
que pueda ser deseado. Cuando lleguemos a este punto, sabremos
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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exactamente lo que Pablo quiso decir al afirmar: "Vivo Yo; pero no yo, sino
Cristo vive en mí". Es casi como si estuviéramos viendo por encima del
hombro y observáramos al Cristo trabajar en nosotros, por medio de
nosotros y para nosotros; yendo delante de nosotros. Si se requiriera de
provisión, Ello la proveería. Si se requiriera de casa, Ello la proveería. Si se
requiriera de transporte, Ello lo proveería. Jamás tendríamos que afanarnos
por esas cosas; todo cuanto tendríamos que hacer sería continuar nuestra
vida de contemplación, y observar cómo en nuestro negocio, profesión o
actividades artísticas, tendríamos mayor discernimiento, habilidad,
inspiración, gozo y remuneración. Sin embargo no tendríamos que estar
orando para alcanzar dichos resultados; ellos fluirán por sí mismos, tal como
el sol se levanta por la mañana o tal como se pone por la noche: sin ningún
esfuerzo consciente por parte de alguien. Todo cuanto se requiere es
esperar -tan sólo 'esperar lo suficiente, y el sol saldrá mañana por la mañana
y se pondrá de nuevo por la noche'. Nosotros nada tenemos que ver con
eso, excepto el contemplarlo, mirarlo, observarlo. No tuvimos que orar a
Dios acerca de ello, ni tuvimos que conocer la verdad al respecto.
Lo mismo se aplica para nosotros. Aprendamos a no tratar de
manipular mentalmente nuestras vidas, esperando que debido a la
afirmación de alguna verdad, algún bien será traído a nuestra experiencia. La
vida se convertirá en un gozo total, porque así como no tuvimos necesidad
de pre-ocuparnos por el movimiento del sol, la luna o las estrellas, del mismo
modo tampoco sentiremos ninguna carga de responsabilidad por nuestra
provisión o salud. Todo estará a cargo de la gracia de Dios. Nuestra única
responsabilidad será que el Espíritu de Dios more en nosotros. En un
momento o en otro deberemos comenzar a hacer la transición del hombre
cuyo aliento está en su nariz, que no puede agradar a Dios y que tampoco
está bajo la ley de Dios, hacia ser el hijo de Dios. Desde ese instante uno no
podrá fallar -será sólo cuestión de devoción.
No podemos usar a Dios, pero sí podemos rendirnos a Dios y permitir
que Dios nos use. Podemos contemplar las cosas de Dios y meditar acerca de
lo espiritual, lo invisible, y lo que no se ve, hasta que verdaderamente
sintamos ese espíritu y presencia de Dios dentro de nosotros. Por ello
dejemos que nuestra oración sea:

Dame mayor sabiduría; dame más luz; enséñame cómo morar en Tu


Verbo. Permite que Te quiera por lo que Tú eres. No me permitas pedir
PRACTICANDO LA PRESENCIA
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jamás por alguna persona. Déjame morar y comulgar Contigo. Permite que
mi único propósito sea estar unido a Ti.

Un contacto ocasional con Dios, tal como con el grano de verdad


proverbial, obrará maravillas, pero no podemos esperar una existencia
espiritual completa y perfecta, sólo porque en una ocasión nos acordamos de
volvernos hacia Dios, ni por dedicar unas cuantas horas al estudio de libros
espirituales. Para hacer de la vida una experiencia continua de bien, se
requiere: orar sin cesar. Entonces es cuando hallaremos que Dios, la mente
que todo lo sabe, la Omnipresencia divina, la Omnipotencia y Omnisciencia
divinas, siempre irán delante de nosotros para proveernos con aquello
necesario para nuestra experiencia. Por eso es que jamás tenemos que
decirLE lo que necesitamos; jamás tenemos que decirLE que necesitamos
dinero, casa, compañía, libertad, alimento ni vestido. Jamás tenemos que
decirle a Dios nada acerca de nuestras necesidades.
Dios es la Inteligencia Infinita del universo, Aquello que lo formó, y
Aquello que lo mantiene y sustenta sin necesidad del consejo humano. Si
Dios puede hacer eso por este gran universo, confiemos nuestro ser y cuerpo
individuales, a esa misma Presencia y Poder.
Sólo hay una clase de oración que honra a Dios:

Padre dentro de mí, más cercano a mí que la respiración y más cercano


que manos y pies, Tú eres la inteligencia de este universo que todo lo sabe, la
inteligencia que lo creó. Tú eres el amor divino que ha provisto esta tierra con
vegetales y flores, diamantes, uranio, petróleo, oro, plata y platino. Tú has
llenado los cielos con Tu gloria -las estrellas, el sol y la luna -y los océanos
con la rítmica actividad de las mareas. Reconozco Tu presencia en todas las
cosas y como todas las cosas.
Padre, Tú conoces mis necesidades incluso antes que ore. Tú no sólo
conoces mis necesidades incluso antes que eleve mis ojos o pensamientos
hacia Ti, sino que es Tu gran placer darme el Reino. Me vuelvo a Ti ahora, no
para contarTE mi necesidad, sino para reconocer la satisfacción de mi
necesidad. Ahora vengo a Ti, no buscando cosas ni personas, sino buscando
Tu gracia, Tu bendición, el don de Ti Mismo.
Que la paz que sobrepasa el entendimiento descienda sobre mí -Tu
paz; una paz interior, una gracia interior, un gozo y armonía, interiores.
Permite que el Espíritu Santo me abrace y envuelva. Permite que el Espíritu

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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del Cristo llene mi alma, llene mi mente, llene mi ser y mi cuerpo. En quietud
y en confianza está mi fortaleza porque el Espíritu del Señor está sobre mí.
Que sea un poder de paz y gracia para todos aquéllos que tocan mi
conciencia.

Vayamos a Dios por el gozo de experimentar a Dios, y entonces


veamos lo que Dios hace.
Podemos empezar en este instante a dar un paso importante -
renunciemos al deseo. Debemos renunciar al deseo de cualquiera y de toda
forma de bien. A partir de hoy haya un solo deseo permitido para nosotros, y
ese deseo sea: experimentar a Dios.
Debemos demostrar a Dios -no demostrar personas, cosas ni
condiciones. Este es verdaderamente el principio fundamental de todo El
Camino Infinito. El Camino Infinito nos enseña que tenemos el derecho de
demostrar el Espíritu de Dios, el derecho de demostrar el reconocimiento de
Dios; pero no tenemos derecho alguno a demostrar personas, lugares o
cosas. Debemos estar bien seguros de que estamos buscando sólo la
realización de la gracia de Dios; que estamos buscando sólo estar en el
Espíritu del Señor. "Donde está el Espíritu del Señor, ahí hay libertad"; de
toda limitación, de toda discordia y de toda desarmonía. Nuestra completa
demostración debe ser la realización de Dios, la demostración de Dios, la
conciencia de la presencia de Dios.
Reconocimiento es demostración. Es el reconocimiento de la actividad
de Dios en la conciencia, lo que hace que todo el bien espiritual aparezca. La
realización de la gracia de Dios como nuestra suficiencia es la que hace la
demostración. El reconocimiento de cualquier verdad espiritual trae dicha
verdad a manifestación, como efecto. Simplemente el decir: "Él perfecciona
aquello que me compete" nada hará por nosotros, pero la conciencia de esta
verdad lo hará instantáneamente efectivo en nuestra experiencia.
Reconocimiento es demostración; pero tiene que ser un reconocimiento del
Reino de Dios, un reconocimiento de la actividad de Dios, un reconocimiento
del Espíritu de Dios, una conciencia de Dios como poder único, un
reconocimiento de Dios como substancia única, un reconocimiento de Dios
como causa única, una conciencia de Dios como el Todo-en-todo.

El reconocimiento, el estar conscientes de Dios, es demostración.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Si conocemos la letra correcta de la verdad, si entendemos que la


voluntad de Dios es amor, que la voluntad de Dios es vida eterna, si sabemos
que la voluntad de Dios es que experimentemos Su inmortalidad, la infinitud
de Su ser, no estaremos pre-ocupados por contarle a Dios nuestras
necesidades. Todo lo que haremos será vivir en el intento constante de
reconocer a Dios más y más, de tener una conciencia cada vez más profunda
de Dios, de ese Dios que es nuestro verdadero propio ser. El gozo de
comulgar con Dios es suficiente:

Padre: todo cuanto quiero es mi relación Contigo, mi reconocimiento


consciente del Cristo -no por alguna razón en particular, tan sólo por el gozo
de sentarme aquí, con el Cristo. Cristo vive mi vida. En el instante en que
tengo a Cristo, no tengo vida propia que vivir; la responsabilidad está sobre
Sus hombros. A partir de ahora todo cuanto tengo que hacer es ir hacia
donde quiera que Él guíe; hacia verdes prados, junto a aguas tranquilas.

Hacer contacto con el Cristo con el único propósito de experimentarLO,


es la forma más alta de demostración que existe sobre la tierra.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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CAPÍTULO III

DIOS, EL ÚNICO PODER

Así dice el Señor, el Rey de Israel, y su redentor el Señor de los Ejércitos: Yo Soy el
Primero y Yo Soy el Postrero; y aparte de Mí no hay Dios.
Isaías 44:6

Y deberás amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con
todas tus fuerzas.
Deuteronomio 6:5

A través de todos los tiempos las Escrituras han revelado que Dios es
el único poder; ¿pero quién ha aceptado esto, literalmente? Incluso en la
Biblia hay recuentos de gente peleando unos contra otros. El sentido de la
enseñanza al mundo por parte de la mayoría de los religiosos ha sido que hay
dos poderes, el poder de Dios y el poder del diablo. El poder de Dios es lo
bueno y bendice; el del diablo es lo malo y maldice. Siempre están esos dos
poderes; siempre Dios está peleando contra el demonio por el control del
alma del hombre; y la pregunta eterna es: ¿Quién va a ganar?
Lo mismo acontece hoy en día. Accidentes, desastres y enfermedades
se explican siempre sobre la base de dos poderes, o responsabilizando a Dios
por estos males. ¿Cómo puede hacerse responsable a Dios por algún mal a la
luz del mensaje y misión del Maestro, el cual era sanar al enfermo, resucitar
al muerto, alimentar al hambriento y vencer toda clase de desastres? El
Maestro dijo: "Yo no he venido a destruir, sino a cumplir", así que nada de
eso puede ser la voluntad de Dios. En la presencia de Dios no hay mal
alguno.
Si Dios tolerara el pecado, la enfermedad y la muerte que
experimentamos, ¿qué posibilidad tendríamos de sobrevivir o de vencerlos?
Si Dios estuviera permitiendo estos males, o si Dios fuera un padre humano
enseñándonos una lección, ¿cómo podríamos elevarnos sobre el pecado, la
enfermedad y la muerte, y regresar a la casa del Padre? Desde el comienzo
de nuestro estudio espiritual hemos aprendido que Dios es el único poder,
todo el poder; y no sólo todo el poder, sino todo el poder del bien. ¿Es

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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posible entonces para 'todo el poder del bien', crear, permitir, tolerar o
enviar el mal?
En El Camino Infinito nos ocupamos de aquello llamado: curación
espiritual, por lo que debiéramos tener un principio que sea exacto. No
debiera haber ninguna desviación de dicho principio, así como tampoco
debiera haber desviación alguna de los principios de las matemáticas o la
música. El principio de la curación espiritual es que Dios es amor, Dios es
vida, y en Él no hay obscuridad alguna. Él es demasiado puro como para
contemplar la iniquidad. Pero si se nos pudiera hacer creer que Dios tolera,
conoce o permite la enfermedad, o que está tratando de probarnos o
castigarnos con ella, habremos perdido toda posibilidad de producir alguna
vez una curación. No se puede negar el hecho de que el mundo actual
consiste casi por completo de pecado, enfermedad, muerte, escasez,
limitación, guerra y rumores de guerra. ¿Significa eso que Dios lo permite?
No más de lo que el principio de las matemáticas es responsable de nuestros
errores en aritmética, o el principio de la música de nuestros errores al cantar
o tocar instrumentos musicales.
De acuerdo con Génesis: "Dios vio todo cuanto había hecho, y mirad,
era bueno en gran manera". Por eso, si el mal existiera, Dios lo habría hecho,
e incluso el diablo debiera ser bueno. Lo que nos separa de la armonía física,
mental, moral y financiera es el considerar al diablo como el mal y a Dios
como el bien. No hay ningún misterio para el mal; las enseñanzas del
Maestro son muy claras al respecto:

Si un hombre no permaneciera en Mí sería echado fuera como una rama que se


seca; y los hombres recogerían las ramas y las echarían al fuego, y serían
quemadas.
Si vosotros permaneciereis en Mí, y Mis palabras permanecieren en vosotros,
podríais pedir lo que quisierais y os sería concedido.
Juan 15: 6, 7

Si no permitimos que este Verbo more en nosotros, no deberíamos


sorprendernos de lo que nos ocurra; pero el derecho de culpar a Dios, no lo
tenemos. Si no estamos expresando la salud, armonía y riquezas que son
nuestro derecho de nacimiento espiritual, se debe a que no estamos
cumpliendo con las condiciones del acuerdo.
El acuerdo es que si moramos en el Lugar Secreto del Altísimo, ninguno
de estos males llegará cerca de nuestra morada. Ese es el principio.
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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¿Estamos morando en el Lugar Secreto del Altísimo? ¿Lo estamos?


Meditamos cinco minutos por la mañana y más tarde leemos un libro por
quince minutos, y luego pensamos que estamos permaneciendo en el Verbo
y morando en el Lugar Secreto del Altísimo. Eso no es suficiente. Debemos
leer y estudiar, meditar y reflexionar, hora tras hora de cada día, hasta que
estemos viviendo completamente en la presencia del Señor, fuera del Cual
no hay otro. Aceptemos en nuestra mente un estado de conciencia en el cual
admitamos que Dios es todo poder, que Dios es infinito, y que aparte de Dios
no hay otro poder.
En el capítulo 43 de Isaías leemos:

Así dice ahora el Señor que te creó, oh Jacob, y que te formó, oh Israel: No temas,
porque Yo te he redimido; Yo te he llamado por tu nombre; Mío eres tú.

Si desde niños se nos hubiese enseñado esta única verdad: "No temas,
porque Yo te he redimido; Yo te he llamado por tu nombre; Mío eres tú",
¿habríamos acaso conocido el temor?

Cuando pases por las aguas Yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán;
cuando pases por el fuego, no serás quemado; ni la llama arderá sobre ti.
Porque Yo Soy el Señor tu Dios, el único Santo de Israel, tu Salvador...
Porque a Mi vista fuiste preciado, has sido honorable, y Yo te he amado.
Isa. 43: 2, 4

¿Acaso no podemos imaginar rápidamente el estado de conciencia en


el que habríamos vivido si se nos hubiese enseñado única y continuamente
durante nuestra infancia, que Dios nos ama y que no permite que ningún mal
nos acontezca? Entonces habríamos vivido en la conciencia de Dios como el
único poder al que jamás deberíamos temer, y no nos habría faltado ningún
bien.

Ahora pues escucha, oh Jacob siervo Mío, y tú Israel a quien Yo he escogido;


Así dice el Señor que te creó, y que te formó desde el vientre [materno], Quien te
ayudará:
No temas oh Jacob, siervo Mío, ni tu Jesurún a quien Yo elegí.
Porque Yo derramaré aguas sobre aquél que tenga sed, y ríos sobre la tierra
árida; Yo derramaré mi Espíritu sobre tu simiente, y Mi bendición sobre tu
descendencia.
Isa 44: 1-3

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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En nuestra juventud fuimos enseñados a reconocer sólo a nuestros


padres, pero aquí aprendemos que Dios "te formó desde el vientre
[materno]". Somos los hijos de Dios desde el vientre, bajo la protección de
Dios; y Dios, y sólo Dios, siempre ha satisfecho nuestras necesidades y
apoyado nuestras actividades. Aprendamos que sólo Dios es el único poder
en nuestras vidas desde siempre y para siempre. Entendiendo esto
podremos ver lo que habría acontecido con el diablo: Jamás habría habido
temor alguno por el mal ni por el castigo. Habríamos encontrado el amor por
Dios en lugar del temor a Dios, y jamás habríamos creído que Dios podría
habernos dado la espalda.
Conocer a Dios es amar a Dios. Por cierto, sólo cuando entendamos la
naturaleza de Dios es que seremos capaces de amar al Señor nuestro Dios
con amor tan grande, que ni siquiera el esposo, la esposa o los hijos, podrían
estar antes en nuestro corazón y alma. Entonces Dios se convertiría en un
ser vivo, no para ser temido, sino reverenciado, amado; bien-venido a cada
momento del día, y no sólo durante una hora los domingos. No hay un solo
momento del día en que no podamos mantener a Dios conscientemente vivo
en nuestros corazones, al recordar lo que Dios es:

Dios es la inteligencia del universo, el amor del universo, el Espíritu


omnipresente que creó, mantiene y sustenta el universo. Dios es el origen de
la belleza de los árboles, las flores y los frutos. Dios es la substancia
verdadera de vegetales y minerales. Dios es la substancia del oro, de la plata,
de los diamantes en la tierra, y de las perlas en el mar. Dios es aquello que
llena el mar con peces; Dios es aquello que llena el aire con aves.
Dios es, en medio de mí. Dondequiera que yo estoy, Dios está, y el
amor de Dios siempre me está envolviendo. Dios es el origen de mi ser. Dios
es el origen de mi provisión, el origen del alimento verdadero sobre mi mesa.
Dios es aquello que me da el propósito de mi vida. Dios es aquello que me da
la fortaleza para llevarlo a cabo. "Él lleva a cabo aquello que me es
encomendado. ...el Señor perfecciona aquello relacionado conmigo. ...Aquél
que está dentro de mí es mayor que el que está en el mundo", mayor que
cualquier problema que esté en el mundo.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Sólo hay un poder, y Dios es ese poder. No hay poder en el efecto, y


no hay poder aparte de Dios. Dios es la vida de todo ser. Esta verdad ha
estado en existencia todo el tiempo y ha estado disponible para toda la
gente. En el poema sagrado hindú, El Bhagavad Gita, traducido por Sir Edwin
Arnold como el hermoso poema épico El Canto Celestial, leemos:

Armas, a vosotros yo os digo: no toquéis la vida;


A las flamas: no queméis; a las aguas: no aneguéis;
Y a los vientos secos: no marchitéis. Impenetrable
Inalcanzable, irrebatible, ilesa, intocable,
Inmortal, llegando a todo, estable, segura,
Invisible, inefable, imposible de ser abarcada
por la palabra o el pensamiento; siempre total en sí misma,
¡Así es el Alma declarada!

Aquí vemos de nuevo que hay una sola vida, y que Dios es esa vida; hay
un solo poder, y Dios es ese poder. Una conciencia plena con el
reconocimiento de Dios como el único poder, nada puede temer en el reino
del efecto.
La mayoría de las enseñanzas religiosas no nos han dicho la verdad
acerca de que Dios es omnipotente en la tierra, tal como Lo es en el cielo;
pero he aquí ahora el día cuando toda rodilla debe doblarse ante la verdad
de que no hay más que un solo poder. Todas las enseñanzas metafísicas
tienen su origen en la revelación de Dios como Uno. ¿Pero, qué ha sido de
esa enseñanza? Se ha perdido dentro del diablo moderno, la mente mortal.
Los seguidores de las enseñanzas ortodoxas temen al diablo, y aquéllos que
siguen enseñanzas más nuevas y modernas le temen a la mente mortal.
Interpretaciones erróneas e ignorantes de la verdad nos aprisionan en la
creencia acerca de dos poderes, aunque la respuesta es siempre la misma:
Dios es el único poder. Todos nosotros, en cierto grado en nuestra
experiencia humana, hemos aceptado dos poderes: Dios y un poder aparte
de Dios; un poder que en ocasiones recompensa y en otras castiga; un poder
que en ocasiones está disponible y en otras no puede alcanzarnos -y hoy en
día seguimos pagando las consecuencias de tal aceptación.
Debiéramos elevarnos a una dimensión superior de vida en la cual
veamos que no hay poder en ningún efecto; todo el poder está en la causa
que produce el efecto:

PRACTICANDO LA PRESENCIA
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Porque Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos


Mis caminos, dice el Señor.
Porque como los cielos son más altos que la tierra, así Mis caminos son más altos
que vuestros caminos, y Mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Isa 55: 8, 9

Sin embargo si no estamos espiritualmente alertas, pudiéramos ser


obligados a aceptar cualquier clase de enseñanza o propaganda falsas que
nos fuera presentada con suficiente fuerza y frecuencia. A través del
hipnotismo masivo de la prensa y el radio todos hemos sido víctimas de
alguna clase de propaganda, pero nada de eso puede tocarnos, siempre y
cuando aceptemos la enseñanza de que Dios, lo Invisible Infinito, es el único
poder.
En nuestra actual carrera desenfrenada por la supremacía
armamentista y la fuerza material, se hace necesario detenernos y
preguntarnos: ¿Dónde es que termina todo esto? ¿Son la superioridad y el
tamaño, todo lo que existe en relación al poder?

.porque por la fuerza ningún hombre triunfa.


I Sam 2:9
No temáis ni os desalentéis por causa de esta gran multitud; porque no es
vuestra la batalla, sino de Dios.
II Crón 20:15
Fortaleceos y animaos, no temáis ni os desaniméis por causa del rey de Asiria, ni
por toda la multitud que está con él; porque más hay con nosotros que con él.
Con él está el ejército de carne; pero con nosotros está el Señor nuestro Dios para
ayudarnos y pelear nuestras batallas.
II Crón 32: 7,8

Aquéllos que son de mentalidad material cuentan sólo con "el ejército
de carne". Aquéllos que reconocen a Dios como el único poder, viven sin
temor, sin pre-ocuparse por los poderes exteriores, independientemente de
su tamaño. Ya sea que se trate de una fiebre alta, de una terrible pobreza o
de una bomba de hidrógeno, no se trata más que de "el ejército de carne";
pero nosotros contamos con Aquello que es invisible; tenemos Aquello que
no puede ser tocado, ya que "ningún arma forjada contra Ti prosperará.".
Tal como David salió a enfrentar a Goliat armado con la fe en Dios, del mismo
modo podemos nosotros enfrentar cualquier sugestión de desarmonía con
nuestro reconocimiento de: un solo poder.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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En el sentido material de vida, la palabra "protección" conlleva el


significado de: defensa o armadura, un escondite del enemigo, o algún medio
para retirarnos del peligro. En la ciencia mental, "protección" implica algún
pensamiento o idea, o alguna forma de oración que nos salve de algún daño
o mal. La palabra "protección" presupone una actividad, presencia o poder
destructivos o dañinos en algún lugar, de los cuales tenemos que ser
resguardados.
En el instante en que la idea de Dios como uno comienza a clarear en la
conciencia, empezamos a entender que en todo este mundo no hay poder ni
presencia del cual necesiten ser defendidos aquéllos que estén morando en
el Lugar Secreto del Altísimo. Podemos comprender esto si nos detenemos
en la palabra "Omnipresencia", y reconocemos que en esta presencia total de
bien estamos completamente a solas con la armonía divina -una armonía
que impregna y baña la conciencia, y que en sí misma constituye la totalidad
y la unidad, del bien.
Consideremos y meditemos en esta idea. La revelación y la seguridad
llega desde nuestro propio ser de que esto es cierto: No hay más que el Uno,
y debido a la naturaleza de ese Uno, no hay influencia externa alguna para
bien ni para mal. No hay presencia o poder alguno al cual orar por algún bien
que no exista ya como Omnipresencia, justo donde estemos. En nuestros
períodos de comunión sintamos la presencia infinita de Dios. No hay otro
poder; no hay otra presencia; no hay influencia destructiva o dañina alguna
en ninguna persona, lugar o cosa; no hay mal en ninguna condición. Dios es
Uno, y no puede haber existencia separada ni apartada de ese Uno.
El Maestro nos ha dicho: "No hay nada fuera del hombre que entrando
en él, pueda engañarlo; pero lo que sale de él, eso es lo que engaña al
hombre". Hemos aceptado la creencia universal en un poder, presencia y
actividad aparte de Dios; hemos aceptado la creencia de que alguien o algo
fuera de nuestro propio ser puede constituir un poder para mal en nuestra
experiencia, y la aceptación de esta creencia casi universal provoca muchas
de nuestras discordias y desarmonías.
Cuando conscientemente retornemos día tras día al reconocimiento
verdadero de Dios como ser infinito, Dios manifestándoSE y expresándoSE
como ser individual, comprenderemos mejor que todo el poder fluye desde
nosotros y por medio de nosotros como una bendición, y bendice al mundo.
Ningún poder actúa sobre nosotros fuera de nuestro propio ser. Debemos
tener bien claro que nada fuera de nosotros actúa sobre nosotros, ya sea
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JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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para bien o mal. Así como hemos aprendido que las estrellas, la creación de
Dios en los cielos, no pueden actuar sobre nosotros de acuerdo a las
creencias astrológicas, de la misma manera hemos aprendido que las
condiciones del tiempo, el clima, las infecciones, los contagios o los
accidentes, no pueden actuar para dañar a aquéllos que han alcanzado cierto
grado de entendimiento acerca de la naturaleza de Dios y de la naturaleza del
ser individual. Constantemente se nos está recordando que debemos
volvernos más y más conscientes de la naturaleza de Dios, de la naturaleza de
la oración y de la naturaleza del ser individual, para que nos comprendamos
como la descendencia de Dios, de los cuales verdaderamente se dice: "Hijo,
tú siempre estás Conmigo, y todo cuanto Yo tengo, es tuyo".
Tenemos que pensar seriamente acerca de este tema de la protección
porque cada día somos confrontados con sugestiones de amenaza o peligros
que acechan. Personas, lugares o cosas están siempre siendo presentados
como fuerzas destructivas a las que temer o por las cuales buscar a Dios para
ser salvados. La totalidad de Dios hace del todo imposible el que exista en
algún lugar, alguna influencia destructiva o dañina -en los cielos, en la tierra
o en el infierno -así que no cometamos el error de pensar acerca de Dios
como un gran poder que sea capaz de salvarnos de alguna influencia o
persona destructiva sólo con alcanzarLO. No cometamos el error común de
pensar que la Práctica de la Presencia de Dios es tan sólo otra forma de
utilizar a Dios, ni otro método de oración para traer la influencia de Dios a
nuestra experiencia para vencer la discordia, el mal, el pecado y la
enfermedad. El propósito de la Práctica de la Presencia de Dios es traer a lo
consciente, de forma individual, el reconocimiento de Dios como Uno, de
Dios como ser individual infinito, de Dios como la presencia y el poder,
totales. La creencia universal en dos poderes, bien y mal, continuará
actuando en nuestra experiencia hasta que nosotros, en lo individual, -y
recuerden esto: ustedes y yo, individualmente -rechacemos la creencia en
dos poderes.
En esta época el pensamiento protector es: el reconocimiento de la
totalidad de Dios que excluye la posibilidad de que exista en el mundo algún
origen para el mal que actúe en la experiencia individual. Nuestro trabajo de
protección o nuestras oraciones por protección, deben consistir en el
reconocimiento de que nada ha existido, existe ni existirá en algún lado, en
algún momento, en nuestra experiencia del pasado, presente o futuro, que
sea de naturaleza destructiva. Finalmente por medio del estudio y la

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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meditación, llegaremos a ese contacto con Dios dentro de nosotros, donde


recibiremos la garantía divina de que: "He aquí, Yo estoy con vosotros
siempre"; la seguridad continua de la única Presencia, el único Poder, el
único Ser, la única Vida, la única Ley, en los cuales no hay poderes de mal ni
fuerzas destructivas. En este reconocimiento de unidad es que encontramos
nuestra paz.
Los estudiantes debieran considerar este tema de protección dentro de
su meditación diaria durante un mes o dos, sin mencionarlo a nadie. No
debieran divulgarlo, sino mantenerlo en secreto dentro de ellos, hasta que
lleguen al lugar en la conciencia donde sientan que Dios es uno. El secreto de
la protección no yace en buscar a Dios para que nos salve de algún peligro,
sino por lo contrario, yace en comprender que la salvación, la seguridad y la
paz dependen de que recordemos y reconozcamos la verdad de Dios como
Uno.
El mundo está buscando fuera de su propio ser la paz, tal como está
buscando salvación y seguridad; en tanto que ninguna paz, salvación ni
seguridad se hallarán jamás fuera de nuestro reconocimiento individual de
Dios como Uno -el único ser, la única presencia y el único poder. No
podemos hablarle al mundo acerca de esta paz, salvación o seguridad; pero sí
podemos encontrarlas para nosotros, y con ello dejar que el mundo vea en
nuestra experiencia que hemos encontrado un camino superior al de la
supersticiosa creencia en algún poder de bien que milagrosamente nos
salvará de algún poder de mal. No podemos explicarle al mundo que no hay
peligro en fuentes, influencias ni poderes externos; pero nuestra conciencia
de esta verdad puede hacer evidente para otros, la armonía, compleción y
perfección de nuestras vidas, de tal forma, que uno por uno se volverán a
buscar aquello que nosotros hemos hallado.
De las enseñanzas acerca de dos poderes surgen las filosofías que
provocan que los hombres tengan desacuerdos entre ellos. No hay forma de
resolver estas diferencias, porque aquéllos que creen en dos poderes están
actuando desde una premisa errónea -bien y mal. El bien y el mal están
siempre peleando el uno contra el otro -¡y vaya que es una lucha! ¿Pero qué
sucede cuando los hombres renuncian a creer en dos poderes y descansan en
la conciencia de el Cristo? Entonces es cuando comienzan a entender lo que
el Maestro quiso decir al declarar: "Tú no podrías tener poder alguno sobre
mí, a menos que se te hubiese conferido de lo alto".

PRACTICANDO LA PRESENCIA
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Los místicos del mundo, Krishna en la India, Lao-Tze en China, Jesús de


Nazaret o Juan en Patmos, nos han dado la revelación de que Dios, uno es.
Los místicos hebreos también conocían esta verdad cuando enseñaban:
"Escucha, oh Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es". Por todas las
Escrituras encontramos una y otra vez, garantías del amor de Dios por Sus
hijos:
No temas, porque Yo te he redimido; Yo te he llamado por tu nombre; Mío eres
tú.

.Incluso todo aquél que es llamado por Mi nombre, porque Yo lo he creado para
Mi gloria, Yo lo he formado; sí, Yo lo he hecho.

Vosotros sois Mis testigos, dice el Señor, y Mi siervo a quien Yo he escogido, para
que vosotros Me podáis conocer y creáis en Mí, y entendáis que Yo soy Él; antes
que Yo no hubo Dios formado, ni lo habrá después de Mí.
Yo, sí, Yo, Soy el Señor; y aparte de Mí no hay salvador.

Yo Soy el primero, y Yo Soy el postrero; y aparte de Mí no hay Dios.


¿Y quién como Yo para llamar y declarar y ordenarlo para Mí desde que nombré a
la gente de antaño? Y lo que está aconteciendo, y acontecerá, dejen que se los
muestre a ellos.
No temáis ni os amedrentéis; ¿no os lo dije Yo desde antaño, y os lo declaré?
Incluso vosotros sois Mis testigos. ¿Hay Dios aparte de Mí? Ciertamente no hay
Dios; Yo no conozco otro.
Isa 43: 1, 7, 10, 11; 44: 6-8

Y así es revelado una y otra vez que Dios es un solo Dios; Dios es un
solo poder.

Aquéllos que forjan ídolos son del todo vanidosos; y sus imágenes deleitables,
para nada sirven. .¿Quién ha formado a un dios, o ha fundido una imagen
grabada que sirva para algo?
Isa 44: 9, 10

Cada uno de nosotros hemos hecho una imagen de Dios: unos la miran
y ven a Buddha; otros ven a Jesús. Cada uno ha formado un concepto de
aquello que piensa que Dios es, y luego adora y ora a ese concepto, en tanto
que todo el tiempo Dios nos está diciendo: "Sólo Yo Soy Dios, y no tu
concepto. Sólo Yo, lo Invisible, Soy Dios -Yo, solamente, Soy Dios".
Debemos dejar de hacer imágenes grabadas en nuestra mente, dejar de

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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imaginar a qué se parece Dios, y confiar en lo Invisible e informe que penetra


e interpreta todo ser.
"El reino de Dios está dentro de vosotros. . e l lugar donde estáis,
tierra santa es". Incluso aunque en este instante este lugar pareciera estar
en el infierno o en el valle de sombras de muerte, Dios está justo aquí, con
nosotros. Debemos abandonar esta creencia absurda en un Dios que castiga
y recompensa, un Dios que está presente cuando experimentamos una
curación y ausente cuando no experimentamos lo que esperábamos. Dios
jamás está ausente de nosotros, excepto en nuestra creencia de que existen
dos poderes, excepto en nuestro temor acerca de otros poderes que hemos
establecido en nuestra mente. No sólo tememos estos poderes- ¡en
ocasiones le tememos a Dios!
En realidad sólo hay un poder: no hay poder de mal; no hay poder de
pecado; no hay poder de enfermedad; no hay poder de carencia o limitación.
Dios hizo todo cuanto fue hecho; cualquier cosa que Dios no haya hecho, no
fue hecha. El mundo pareciera estar lleno con el poder de infección, de
contagio, de enfermedades hereditarias, de poder de carencia y limitación,
de poder para todas las múltiples formas de mal. Lo cierto es que mientras
estemos tratando con el mundo humano, de manera humana, seguirá
habiendo dos poderes: el poder del bien y el del mal. Tal es el cuadro
humano: Algunas personas están enfermas más tiempo de lo que pasan
sanas; la mayoría de la gente en el mundo es afectada por la pobreza. Como
seres humanos siempre tendremos leyes de pecado, leyes de enfermedad,
leyes de carencia y limitación. Mientras haya conciencia humana en el
mundo, seguirá habiendo dos poderes, porque la conciencia humana en sí
misma es una casa dividida; dividida en dos partes: bien y mal. Un estado de
existencia que trascienda esto y donde no actúen estos opuestos, sino donde
sólo opere un solo poder, una sola ley, es producido como resultado de una
actividad de la conciencia. Nadie puede hacer esto por nosotros, sino
nosotros mismos.
Dios debe volverse una actividad en nuestra conciencia, pues de lo
contrario estaremos luchando en la vida como seres humanos, creyendo en
dos poderes, y experimentando tanto bien como mal. Comencemos con el
tema de que Dios es uno. Dios es uno: "Escucha, oh Israel, el Señor nuestro
Dios, uno es. . N o tendrás otros dioses delante de Mí", ningún otro poder,
ninguna otra ley, sino uno.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Dios es la única ley, una ley que mantiene y sostiene la armonía y


perfección de Su propia creación, en todo momento. Al mirar los árboles que
crecen nos maravillamos de la ley que hace que retoñen y florezcan cada
año. Hay una ley en acción produciendo su fruto. El sol, la luna y las
estrellas, y el flujo y reflujo de las mareas, dan testimonio de una ley divina
gobernando el universo.
Éstas son leyes, y no pueden ser cambiadas. Todo lo que sea
permanente está soportado por la ley; mas las discordias y enfermedades del
mundo van y vienen -siempre están cambiando; no tienen permanencia;
carecen de ley para sostenerlas. Si la enfermedad estuviera respaldada por
una ley, esta ley de enfermedad no podría ser violada, y ninguno podría ser
sanado o liberado de la enfermedad jamás. Pero la enfermedad no es
permanente. Puede ser sanada -en ocasiones físicamente, en otras
mentalmente, y en otras espiritualmente.
Aceptar a Dios como Uno, es aceptar una sola ley; y esa ley, la ley de
Dios, la ley de bien, como siempre activa y siempre presente en nuestra
experiencia. No hay ninguna ley atándonos a ninguna condición de mal:

La verdad, omnipresente en mi conciencia, es la ley de eliminación para


toda forma de discordia en mi experiencia. La ley espiritual gobierna mi ser,
mi cuerpo, mi hogar y mi trabajo. La ley espiritual gobierna mi conciencia.
La ley espiritual me impregna, mantiene y sustenta.

Cada día somos encarados con la tentación de muerte. No importa si


se trata de la muerte de un amigo, un familiar o algún desconocido en tierras
lejanas. Cada día el pensamiento de muerte es traído conscientemente a
nuestro reconocimiento. Incluso, aunque no se relacione directamente con
nosotros, el tema de Dios como Uno, debiera ser traído a un recuerdo
consciente:

Dios es: una sola vida -eterna, inmortal, infinita, sin principio ni fin.
Hay un solo Dios, por tanto hay una sola vida.

Muchos estudiantes de metafísica que ya no creen en el poder de un


demonio personal, han creado otro poder separado y alejado de Dios, un
poder en la forma de temor supersticioso del pensamiento negativo, y una fe
y confianza en el pensamiento correcto. Renunciemos a tales ideas, ahora y
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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para siempre. ¡El pensamiento humano no es poder; la mente humana no


es poder! ¿Acaso Jesús no refutó tal idea cuando preguntó: "¿Quién de
vosotros, por pensarlo, puede añadir un codo a su estatura?"? Démosle a la
mente su lugar como un medio de reconocimiento, y no como una facultad
creadora.
La facultad creadora está muy en lo profundo, en el Alma. Con
nuestra mente nos hacemos conscientes de las profundas verdades y leyes
de Dios; pero es el Alma, la cual es Dios, aquello que es el Principio Creativo
de la existencia. La actividad del Alma es aquello que es poder, y de ella
fluyen la gentileza, la humildad y la paciencia, de las cuales Pablo habló como
las cosas de Dios, las cuales "el hombre natural no recibe. porque le parecen
locura; y tampoco puede conocerlas, porque han de discernirse
espiritualmente". El "hombre natural" es la facultad de razonamiento. Las
cosas de Dios son recibidas por el Espíritu de Dios, la conciencia de Dios, el
Alma, que es un estrato de vida más profundo que la mente. Utilicemos la
mente humana como una vía de conciencia, pero reconozcamos al Alma
como la Facultad Creativa.
Asignarle poder a algo externo a la conciencia, sería idolatría; sería
reconocer un poder aparte de Dios. Debemos llegar a la convicción interna
de que el poder no existe en la forma -en ninguna forma, sin importar cuán
buena la forma pudiera parecer. La forma puede ir y la forma puede venir,
pero el Espíritu continúa por siempre, re-novando y re-formando. Como
seres humanos educados bajo el sentido material de vida, nos mantenemos
esclavizados a la forma, y con ello, cometemos idolatría. Es decir, nos
postramos y adoramos o tememos, a algún tipo de forma. No amemos,
odiemos ni temamos aquello que existe en el reino exterior, puesto que no
es poder. Una vez que veamos que Dios es la única causa, no temeremos
alguna otra causa. Una vez que entendamos que Dios es la única substancia,
no temeremos un exceso de substancia ni una falta de ella. La vida es una
actividad de la conciencia reflejada por el cuerpo, pero la vida no está en el
cuerpo. Amor, paz, salud, totalidad y perfección, todas son actividades de la
conciencia. Ahí yace todo el poder.
No tratemos de aferramos a las formas del cuerpo. Nosotros no
somos cuerpo; en este momento en particular el cuerpo es tan sólo un
instrumento para nuestra locomoción. Es un instrumento para nuestra
actividad; pero nosotros, no somos cuerpo. Nosotros no somos dedos,
manos, piernas, corazones ni cerebros. Nosotros somos entidades
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
44

espirituales, y contamos con un cuerpo eterno en los cielos que nos ha sido
dado por Dios. En lugar de tratar de aferramos a esta forma de cuerpo,
apeguémonos a la verdad de nuestra identidad verdadera, y el cuerpo será
mantenido armoniosamente.
El Maestro promete que si estamos dispuestos a perder nuestra vida,
ganaremos vida eterna. Si dejáramos de tratar de asir nuestra vida como si
pudiéramos mantenerla o perderla, y en su lugar comprendiéramos que toda
vida es la gracia de Dios, encontraríamos a la vida siendo eterna.
La enseñanza es esta: Jamás adoremos el efecto; jamás odiemos,
temamos o amemos ningún efecto. Adorar la forma, es consentir con la
idolatría. En el mismo instante en que cualquier forma se volviera una
necesidad en nuestra experiencia, estaríamos depositando nuestra
dependencia, felicidad y gozo en ella, en lugar de en lo Invisible Infinito, lo
cual es la causa de la forma; y por ello, seríamos idólatras. Continuemos
amando todo lo bueno de la vida, pero sin amarlo al grado de que no
estemos dispuestos a ver desaparecer la forma para que una nueva tome su
lugar. Todas las relaciones humanas, ya sean relaciones con los padres,
esposo, esposa o hijos, se nos han dado para nuestro cumplimiento en esta
fase de nuestra existencia. Entendámoslas, amémoslas y tratémoslas como
tales, pero recordemos que nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, y
no en alguna forma externa.
Desde que amanece hasta que anochece, somos encarados con
apariencias que podrían hacernos creer que hay poder en el efecto. Esa es la
razón por la que en un mundo abundantemente provisto con todas las
formas de bien -diamantes, perlas, plata, petróleo, vegetales, peces, frutas -
la gente continúa orando por provisión. La gente cree que todas estas
formas de bien son provisión, en tanto que la provisión está: dentro de ellas.
Esas formas no son más que los efectos de la provisión; sin embargo, la
conciencia es aquello que origina la provisión. La provisión es espiritual, es
una actividad de la conciencia. Al principio pudiéramos estar de acuerdo con
esto sólo intelectualmente, pero llegará el día cuando será discernido
espiritualmente, y entonces veremos que el mundo de la provisión está
dentro, aunque aparezca visible, en el exterior.
Nosotros no vemos, escuchamos, gustamos, tocamos ni olemos la
provisión; sino que vemos la forma que toma la provisión. Nos hacemos
conscientes de diversas substancias en que nuestra provisión toma forma;
mas comprender que la provisión es interna, una actividad de la conciencia,
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
45

es hacer infinita nuestra provisión, trátese de palabras, dinero o transporte.


Si entendemos que la provisión es el Espíritu invisible de Dios en nosotros,
entonces el efecto de la provisión aparecerá en la forma. Tan pronto como
utilicemos las formas en que la provisión aparece, la provisión invisible se
hará de nuevo manifiesta, debido a que es infinita; siempre es omnipresente,
y la propia provisión que es el Espíritu de Dios en nosotros, la reproducirá.
Ya no viviremos más sólo de pan, sino por la conciencia de la presencia de
Dios, la cual no requiere de palabras, sino que descansa en Dios como Uno.
Al persistir en esto durante el día, la noche, la semana, el mes,
gradualmente llegaremos a un punto donde el reconocimiento de esa verdad
será tan automático, como lo es el manejar un automóvil.
Cuando aprendemos a manejar tenemos que estar atentos a nuestro
pie izquierdo, al derecho, a nuestra mano izquierda y también a la derecha;
pero al cabo de un mes ya estamos manejando sin haber vuelto a pensar en
nuestras manos o pies. Lo mismo ocurre con esto; al final de un mes
hallaremos que no tenemos que pensar conscientemente acerca de Dios
como Uno, o acerca de Dios como vida. Ya no tendremos que pensar más en
eso, porque será parte de nuestra conciencia, y en el instante en que se
presente una sugestión de mal, será borrada sin esfuerzo alguno de nuestra
parte.
Ahora hemos aceptado como nuestro principio que: Dios es uno; Dios
es la única ley; Dios es la única presencia; Dios es la única substancia; Dios es
el único poder, ¡y no hay poder en el efecto! .Pero en la siguiente
respiración, nos volteamos y le damos poder a algún efecto. ¿Qué importa,
pues, de cuál apariencia se trate, si Dios es el único poder?
¿Verdaderamente creemos que Dios sea el único poder?
Sólo Dios es poder. Dios es uno: un poder, una vida, un amor, un
Espíritu, una causa, un ser, un origen. Nada llega a nuestra experiencia, a
menos que venga de Dios. La próxima vez que algo que llamemos 'mal'
llegue a nuestra experiencia, recordemos nuestro principio y volviéndonos
digamos: "También esto viene de Dios. ' . s i en el infierno hiciere mi lecho,
helo ahí, Tú estás ahí'". Incluso aunque bajáramos al infierno hallaríamos a
Dios, y al encontrarlo, el infierno sería transformado en cielo. Ocurre un
cambio en nuestra experiencia en el instante en que re-conocemos que no
hay origen, causa, efecto, poder, presencia ni ser, sino Dios.
La práctica de este principio, manteniendo a Dios como la ley de
nuestro ser, a Dios como el origen de nuestro bien, a Dios como la actividad
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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de nuestro día -hora tras hora, día tras día, durante uno o dos meses,
cambiará toda nuestra experiencia. Al principio todo esto ocurrirá en el
reino de la mente, pero con la práctica constante abandonará el reino de la
mente y descenderá al corazón, hacia el reconocimiento, hacia la conciencia,
y entonces Eso se hará cargo y vivirá nuestra experiencia.

Y deberéis amar al Señor vuestro Dios, con todo vuestro corazón, y con toda
vuestra alma, y con todas vuestras fuerzas.
Deuteronomio 6: 5

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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CAPÍTULO IV

LA NATURALEZA INFINITA DEL SER INDIVIDUAL

Existe una historia muy antigua acerca de un maestro espiritual que


tocó a las puertas del cielo para ser admitido en el paraíso. Luego de algún
tiempo Dios llegó a la puerta y preguntó: "¿Quién es? ¿Quién toca?"
Ante esta pregunta vino la respuesta confiada: "Soy yo".
"Lo siento, lo siento mucho. No hay lugar en el cielo. Vete. Tienes que
regresar en alguna otra ocasión". El buen hombre, sorprendido por el
rechazo, se alejó perplejo. Luego de muchos años que pasó en meditación
considerando esta extraña recepción, regresó y tocó de nuevo a la puerta.
Fue recibido con la misma pregunta a la que respondió en forma similar. Una
vez más se le dijo que no había lugar en el cielo; estaba completamente lleno
en ese momento.
En los años que siguieron, el maestro fue más y más a lo profundo de sí
mismo, meditando y contemplando. Luego que hubo transcurrido un tiempo
considerable, tocó a la puerta del cielo por tercera vez. De nuevo Dios
preguntó: "¿Quién es?"
Esta vez su respuesta fue: "Eres Tú".
Y la puerta se abrió de par en par en tanto Dios decía: "Entra. Jamás
hubo lugar para Mí y para ti".
No hay Dios y además tú o yo; sólo hay Dios expresado, manifestado
como ser individual. Hay una sola vida -la del Padre. Mientras creamos que
tenemos una individualidad separada de Dios, un ser separado e
independiente de Dios, estaremos fuera del cielo sin esperanza alguna de
jamás poder entrar.
A lo largo de los siglos la dualidad nos ha separado de nuestro bien,
pero es un sentido de dualidad, no la dualidad en sí, puesto que la dualidad
no existe. El secreto de la vida es unidad, y la unidad no es algo que se logre.
La unidad es un estado del ser.
Tomemos como ejemplo un vaso de cristal, y pensemos acerca de su
exterior y de su interior. ¿Dónde termina lo exterior y dónde comienza lo
interior? Por cierto, ¿tiene este vaso un exterior así como un interior?
¿Posee este vaso dos lados, o es solamente un vaso? ¿No son lo externo y lo

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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interno de este vaso, uno solo y la misma pieza de cristal? ¿No desempeña lo
externo una función, y lo interno otra?
Cuando nos quede claro que lo externo y lo interno del vaso son una y
la misma pieza de cristal, entonces podremos ver la relación entre Dios y el
hombre. No existe tal cosa como Dios y hombre, como tampoco tiene el
vaso un exterior y un interior separados y alejados uno del otro. Lo exterior y
lo interior son uno.
Dios es nuestra Individualidad invisible; nosotros somos la forma o
expresión exteriorizada de ese Dios; pero no somos dos, tal como los lados
del vaso tampoco son dos. Somos dos sólo en función: Dios es el principio
creativo, el origen, la actividad y la ley de nuestro ser; y nuestro ser es Dios
en expresión y manifestación. Como individuos recibimos nuestra vida, ley,
causa, substancia, realidad y continuidad, de lo Invisible Infinito; y esa
invisible actividad se hace visible como la armonía de nuestro ser. Volviendo
al ejemplo del vaso observamos que cualquier cualidad que pareciera
pertenecerle, le pertenece al cristal del cual está formado. Entonces pues, el
cristal es la substancia del vaso, y es el cristal aquello que determina la
calidad y naturaleza del vaso. Lo mismo aplica para nosotros. Dios, nuestra
individualidad interior, es la calidad, la cantidad, la causa, la realidad y la
substancia de nuestro ser. Todo cuanto Dios es, somos nosotros; todo
cuanto esta individualidad interior es, es aquello que está manifestado como
mi ser individual y como el de ustedes.
Dios no hace distinción de personas. Dios no tiene favoritos -ninguna
religión, raza o nacionalidad, favorita. Por lo que toca a Dios, Dios es uno. El
grado de nuestra demostración es el grado de nuestro reconocimiento de
esta relación. Si una persona cree que tiene una cualidad, naturaleza o
característica, propias, ha establecido un sentido de limitación que la separa
de la infinitud de su demostración. Cuando una persona renuncia a la
creencia de que tiene cualidades, actividades o características, propias, y se
da cuenta de que su Individualidad interior, aquello que está apareciendo
externamente es Dios, Dios Mismo, y que esta Individualidad interior tiene y
posee todas las cualidades, actividades y características de su ser, en ese
instante ha comenzado a 'morir a diario'.
Este es el significado de la declaración de Pablo: "Muero a diario".
Debemos morir a toda sugestión de que somos o tenemos algo propio,
separado y alejado, de Dios. Debemos morir a la creencia de salud, tanto
como debemos morir a la creencia en enfermedad. Espiritualmente no hay
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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enfermedad ni salud, debido a que no somos ni contamos con algo propio.


Sufrir a causa de la enfermedad o gozar de buena salud, sería tener algo
propio. Dios no tiene salud ni enfermedad; Dios es Espíritu, y todo cuanto
posiblemente pudiéramos tener, no es más que el Espíritu de Dios. Cuando
nos damos cuenta que no hay individualidad 'separada' de Dios, nos
elevamos sobre este par de opuestos: salud y enfermedad. Lo único que
podemos poseer es lo que Dios posee. La individualidad de Dios es la única
Individualidad -ni rica ni pobre, ni enferma ni sana, ni joven ni vieja, y ni viva
ni muerta. Es un estado de inmortalidad, ser eterno e inmutable, aunque
infinito en sus formas y aspectos. No reconocer ninguna individualidad
separada de Dios, es el significado del mandato del Maestro de negarnos a
nosotros mismos. Debiéramos negar que poseamos alguna cualidad,
carácter, fortaleza, salud, riqueza, sabiduría, gloria o potencialidades,
propias. Es nuestra Individualidad interior, Dios, aquello que aparece
exteriormente como ustedes o como yo.
La naturaleza de nuestra existencia es: inmortalidad, eternidad,
infinitud. Y debido al hecho de que Dios es nuestro ser, es que cualquiera
puede decir:

Yo soy infinito; Yo soy eterno; Yo soy inmortalidad -no en, ni por, mí


mismo, separado y alejado de Dios, sino debido a que Dios es la vida y
substancia de mi ser. Infinitud es la cantidad, y perfección es la cualidad del
ser.
El Verbo se hace carne; toda carne está formada del Verbo de Dios. Por
ello mi cuerpo es el perfecto Verbo de Dios hecho carne, manifestado. Mi
cuerpo, participando de la esencia y substancia de Dios, gobernado por Dios,
puede incorporar solamente la actividad, armonía, gracia, gozo y belleza de
Dios. Nada externo puede afectar la perfección de mi cuerpo, ya sea que se
trate de comida, gérmenes o de los pensamientos de otras personas. Nada
que no venga de Dios puede llegar para engañar o mentir.

Hay una creencia generalizada de que la comida tiene poder para


nutrirnos, para enfermarnos, para hacernos engordar o adelgazar; pero el
hecho es que nuestra conciencia gobierna los órganos y funciones del
cuerpo. Es nuestra conciencia, la conciencia de Dios, la cual es nuestra
conciencia individual, aquello que constituye la ley, la causa, la actividad y la
substancia de los órganos y funciones del cuerpo. Esa misma conciencia es la
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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substancia y nutrimento del alimento que ingerimos. La comida en sí misma


y por sí misma, carece de la cualidad o propiedad para nutrir, a menos que le
otorguemos tal cualidad. Una vez de acuerdo en esto, comprendamos que
nuestros órganos digestivos y de eliminación, en sí mismos y por sí mismos,
carecen del poder para actuar; pero dicha conciencia es el poder de
animación que dirige sus funciones; y continuando en este sentido podemos
reconocer que es esta misma conciencia la que imparte su mérito a nuestra
comida.
Desde el instante en que fuimos concebidos como seres 'humanos',
hemos estado bajo las leyes materiales y mentales; hemos estado
gobernados por las leyes de los alimentos, del clima, del tiempo y del
espacio. Como seres humanos siempre estamos bajo alguna ley, ya sea una
ley natural, una ley de la materia médica o de la teología. En realidad éstas
son: creencias universales: pero actúan como ley en nuestra experiencia
hasta que nos damos cuenta, conscientemente, de nuestra inmunidad a todo
aquello y a todos aquéllos, externos a nosotros, reconociendo que los
aspectos de la vida fluyen desde nosotros. ¡No somos las víctimas de algo
externo a nosotros! Nosotros somos identidad espiritual, no seres mortales
concebidos en pecado ni habiendo nacido en perversidad. Nuestra identidad
verdadera es conciencia, Espíritu, Alma; por lo tanto no estamos sujetos a las
leyes de la materia. Dios es ley infinita, y siendo esto cierto, la única ley es la
ley de Dios operando en nuestra conciencia como una ley de armonía para
nuestros cuerpos.
Si esta comprensión tuviera suficiente profundidad, automáticamente
estaríamos excluyendo de nuestra vida toda discordia física; pero como en la
mayoría de los casos es tan sólo una aceptación intelectual, no es eficaz en
nuestra experiencia. Hagámosla eficaz a través de un acto específico de
conciencia:

El Espíritu es mi verdadera identidad. Ahora salgo y soy apartado; ya


no pertenezco más al mundo aunque esté aún en él, y por ello es que no estoy
sujeto a las leyes del mundo. Ninguna de estas creencias humanas está
vinculada con el Hijo de Dios, con el linaje del Espíritu, el cual yo soy. Dios es
el origen de mi ser; Dios es la actividad y la ley de mi ser, y lo acepto
conscientemente. No estoy sujeto a las leyes hechas por el hombre; sólo
estoy sujeto a la gracia. Tu gracia es suficiente para mí.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Consideremos cada detalle de nuestra vida -nuestro cuerpo, nuestra


comida, nuestra actividad, nuestra casa -y hagamos esta transición
conscientemente. Reconozcamos que todos los detalles de nuestra vida no
están más bajo la ley de la creencia humana, no están más sujetos a las
circunstancias o a los cambios. Todo cuanto se relacione con nosotros está
suministrado por este almacén infinito dentro de nuestro propio ser:

"Yo tengo carne para comer que vosotros no conocéis. ...Yo soy el pan
de vida; aquél que venga a Mí, jamás tendrá hambre; y aquél que crea en Mí,
jamás tendrá sed". De este depósito infinito yo alimento mi cuerpo; yo
manejo mi trabajo; yo abastezco mi cartera; yo mantengo mis relaciones con
todos. Dado que Dios es mi conciencia individual, Eso es la substancia de mi
vida y Eso incorpora todo el bien. Eso se convierte en la ley para mi
experiencia, un manantial de vida que brota hacia vida eterna.

Dios Se realiza a Sí Mismo como nuestro ser individual. Si soltamos la


pre-ocupación por nosotros mismos, por nuestro bienestar y por nuestro
destino, entonces Dios Se hace cargo y Se realiza a Sí Mismo, proveyéndonos
con la sabiduría, actividad, oportunidad y prosperidad necesarias, para que
Eso pueda ser pleno en la tierra tal como Lo es en el cielo. Esta tierra es sólo
tierra en la medida en que la veamos como un lugar distinto al cielo. La tierra
se vuelve el cielo en el grado en que dejamos a Dios realizarse a Sí Mismo
como nuestra experiencia individual.
Hay una sola Individualidad, y esa una es Dios. Nosotros hemos
aceptado un sentido falso de ese ser, y llamamos a ese sentido falso: Alberto,
María o Enrique, y luego nos pre-ocupamos por Alberto, María o Enrique.
Siempre hay algún problema que nos atormenta: la renta, el corazón, la
mente o el amigo. Esto así continuará mientras haya afán por nosotros
mismos. Una vez que abandonemos la pre-ocupación por este sentido
'humano' del ser, y nos demos cuenta de que existimos como Dios
realizándose a Sí Mismo en una forma individual, y que la responsabilidad
está sobre Sus hombros, abandonaremos este falso sentido de
responsabilidad. Entonces Dios cumplirá Su destino como ser individual.
Ante el mundo podría parecer que estamos saludables, contentos, exitosos o
prósperos; pero nosotros sabemos más de lo que se ve. Sólo Dios es
saludable, alegre, exitoso y próspero, y el bien que el mundo contemple

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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cuando nos hagamos a un lado y permitamos que Eso sea lo que haga, no
será sino Dios realizándose a Sí Mismo como nuestro destino.
En esta relación con Dios podemos relajarnos puesto que ahora todo
cuanto Dios es, es permitido que fluya hacia el ser sin que interfiera la
palabra "yo", el "yo" que dice: "yo no tengo suficiente preparación; yo no
tengo suficiente experiencia; yo soy muy joven para esto; yo soy muy viejo
para aquello". Si Dios fuese lo único, ¿habría alguna falta de preparación, de
experiencia, o algún problema con la edad? Para Dios 'todas las cosas son
posibles'.
Dios es la mente o inteligencia universales, pero también Dios es la
mente o inteligencia individuales. Por eso es que la naturaleza de nuestra
inteligencia y capacidad es la infinitud en sí misma. Nuestra mente es
ilimitada siempre y cuando reconozcamos a Dios como su naturaleza,
carácter, calidad y cantidad.
Se nos dice que tengamos en nosotros 'aquella mente que hubo
también en Cristo Jesús'. De hecho la tenemos, pero es necesario el
reconocimiento de ella. Es esta mente la que trasciende nuestra educación y
experiencia, y nos usa para su propio propósito, siempre que hagamos un
reconocimiento consciente de ella como nuestra mente individual. Alcanzar
incluso un grado de esta conciencia, separa a la persona. Pudiera elevarla
fuera de las ocupaciones ordinarias cotidianas, y hacer de ella un pintor, un
artista, un escultor, un músico, un poeta, un vidente religioso, un arquitecto,
un constructor o un trabajador creativo de una forma u otra, porque estaría
extrayendo algo mayor que sí mismo, algo mayor que su educación o su
experiencia. Moisés, un pastor de las colinas, se convirtió en el líder del
pueblo hebreo. Jesús, a quienes sus vecinos conocían como carpintero, se
convirtió en el Mesías.
Dios es conciencia infinita, y Dios es nuestra mente y nuestra
conciencia. Por lo tanto es desde la conciencia, de ustedes y la mía, que los
asuntos de la vida deben surgir -la actividad de provisión, la actividad de la
salud, la armonía y la totalidad. No existe un Dios allá lejos que nos dé. La
actividad de la verdad en nuestra conciencia aparece como el milagro de la
nube de día, de la columna de fuego en la noche, del maná cayendo del cielo,
del Mar Rojo abriéndose, y del agua brotando de la roca. Dios en medio de
nosotros, este Yo en el centro de nuestro ser, multiplica panes y peces, es
nuestra salvación y seguridad; y el centro de nuestro ser, incluso en medio de
la guerra, en medio de las bombas atómicas, en medio del infierno.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Yo soy el Señor, y no hay otro. Yo, en medio de ti, Soy poderoso. Yo en


medio de Moisés, hice la nube de día y la columna de fuego de noche. Yo en
medio de Jesús multipliqué los panes y los peces, y sané a las multitudes.

Yo Soy es el Señor; Yo Soy es el Salvador; Yo Soy es Dios. Este Yo no es


el sentido personal de la individualidad que camina sobre la tierra
llamándose a sí mismo: Alberto, María o Enrique, diciendo arrogantemente:
"yo soy Dios". ¡No!; llega como un susurro gentil a tu oído y al mío: "¿No
sabéis? Yo en ti y tú en Mí, somos uno; Yo en medio de ti Soy poderoso".
Cuando escuchemos eso hablado a nuestro oído, cuando la intuición divina
interior nos hable de esta Presencia, sabremos que Yo es Dios, "más cerca,
que la respiración, y más cerca que manos o pies".
Este Yo que es Dios nos ha hecho a Su propia imagen y semejanza, nos
ha dado Su naturaleza y Su carácter. Es una Presencia que nunca nos deja ni
nos abandona. Aun si camináramos a través del horno ardiente, esta
Presencia, este Cristo, nos sacaría con seguridad, para que ni siquiera el olor
del humo estuviera sobre nosotros. Cualquiera que sea la experiencia en la
vida, incluso "en el valle de sombras de muerte. Tú estás conmigo".
Encontramos nuestro bien en nuestra unidad con Dios, y nuestro
reconocimiento de la presencia de Dios aparece externamente como nuestra
provisión diaria, como nuestra oportunidad, como nuestra vestimenta, como
nuestro transporte, nuestro alimento, y como toda expresión de armonía y
belleza en la vida.
Todas las discordias y desarmonías del mundo provienen del sentido
personal del "yo", del sentido de que "yo" soy el origen, o que "yo" soy el
hacedor, o que "yo" soy algo u otro. Pero "yo" no soy nada por mí mismo. El
Padre es aquello que "Yo" soy, y "yo" soy sólo el instrumento para el Padre,
el instrumento de la gloria del Padre, el instrumento de la vida del Padre, la
lámpara a través de la cual Su luz puede brillar.
"Regocijaos porque vuestros nombres están escritos en el cielo".
Regocíjense de que han hallado su identidad como un hijo de Dios.
Regocíjense de que han despertado a su conciencia celestial. Si el Espíritu los
toma de la mano y comienzan a escribir, si el Espíritu toma su voz y hace que
canten, sigan la guía del Espíritu. Hasta entonces, vivan su vida normal y
natural, pero desde que amanece hasta que anochece, y desde que anochece
hasta que amanece, acuérdense de reconocer que es lo Invisible Infinito,
aquello que está produciendo la armonía, el gozo, la paz y la prosperidad de

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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la experiencia visible. Conforme insistan en esta práctica harán una


transición consciente a un lugar donde verdaderamente sentirán y sabrán:

Yo no estoy viviendo sólo de comida; yo no estoy viviendo sólo de pan.


Hay otro poder actuando en mí. Algo más que yo, está haciendo la obra; yo
no la estoy planeando conscientemente; yo no la estoy haciendo
conscientemente; yo no la estoy pensando conscientemente. Un poder mayor
que yo es responsable de esto.
"Yo tengo carne que ustedes no conocéis.". Yo tengo pan, vino,
agua... Yo Soy la resurrección. Todo el poder para sanar, redimir y regenerar,
está dentro de Mí.

Esta es la enseñanza trascendental del Maestro.


Como seres humanos ponemos nuestra confianza en personas y cosas
en el mundo exterior: en la educación, en el dinero, en las acciones o en las
inversiones. Pero el hombre que tiene su ser en Cristo coloca toda su
confianza en el Espíritu, y confía en Él para que traiga a luz todo aquello
necesario en el reino exterior. Cada vez que nos enfrentemos con alguna
necesidad o deseo, reconozcamos al Espíritu como la fuente de su
cumplimiento; reconozcamos al Espíritu como la ley para aquello, incluso la
ley de multiplicación si fuese necesaria. Luego regresemos a nuestras
labores, cualesquiera que sean, dando los pasos humanos necesarios para
ese momento. Esto es vivir una vida normal y natural, pero dejando que el
Espíritu, lo Invisible Infinito, sea la ley de aquello, su substancia, su causa, y
aquello armonioso que lo mantiene y sostiene. En resumen: no hagamos
cambios en nuestra forma de vida presente, a menos que el Espíritu, en Sí
Mismo, nos tome y nos dirija hacia nuevas actividades.
Hay un poder que nos gobierna, nos cuida, nos protege, nos mantiene
y nos sostiene. Pudiéramos seguir activos en el mundo de los negocios, en la
política o el hogar; pero esa influencia sostenedora, siempre presente, va
delante de nosotros para enderezar lo torcido. El sentido de responsabilidad
personal y el temor de lo que el hombre pueda hacernos, se desvanece:

Yo, en medio de mí, es poderoso; Yo va delante de mí para enderezar lo


torcido; Yo está conmigo en aguas profundas; Yo está a mi lado en el horno
ardiente.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Es este recuerdo consciente del Yo, la naturaleza infinita del ser


individual, el que debe ser continuamente practicado.

El cumplimiento se producirá sólo cuando ustedes y yo seamos capaces


de renunciar al sentido personal del ser para que Dios pueda cumplirse a Sí
Mismo. Estemos siempre alertas para evitar cualquier sentido ególatra de
que Dios está cumpliéndoles o cumpliéndome, haciendo algo para ustedes o
para mí, o haciendo algo por ustedes o por mí. El cumplimiento espiritual
implica Dios cumpliéndose a Sí Mismo, cumpliendo Su destino. Dejemos que
Dios sea la única presencia; dejemos que Dios sea el único poder; dejemos
que Dios sea la luz. "Levántate, brilla, porque tu luz ha llegado y la gloria del
Señor está sobre ti". La gloria de Dios brilla eternamente como ser infinito e
individual.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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CAPÍTULO V

AMA A TU PRÓJIMO

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente.
Éste es el primero y mayor de los mandamientos.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Mat 22:37-39

Los dos mandamientos mayores del Maestro forman el cimiento para


nuestro trabajo. En el primero y mayor de los mandamientos, se nos enseña
que no hay poder alguno aparte de Dios. Nuestra comprensión debiera ser
siempre que lo Invisible Infinito es nuestra vida, nuestra Alma, nuestra
provisión, nuestra fortaleza y nuestra torre alta. El mandamiento que le
sigue en importancia es el de "amar a tu prójimo como a ti mismo", y su cita
correlativa es: "que debemos hacer a otros como quisiéramos que otros
hicieran con nosotros".
¿Qué es el amor en el sentido espiritual? ¿Qué es el amor, que es
Dios? La palabra "amor" toma un nuevo significado cuando recordamos
cómo Dios estuvo con Abraham, con Moisés en el desierto, con Jesús, con
juan y con Pablo, ministrándolos. Vemos que este amor no es algo lejano ni
tampoco es algo que pueda venir a nosotros. Este amor ya es parte de
nuestro ser, ya está establecido dentro de nosotros; y más que eso, este
amor es: universal e impersonal. Cuando este amor universal e impersonal
fluye desde nosotros, comenzamos a amar a nuestro prójimo, ya que es
imposible sentir este amor por Dios dentro de nosotros y no amar a nuestro
prójimo.

Si un hombre dijera: 'Yo amo a Dios', y odiara a su hermano, sería un mentiroso.


Porque aquél que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a
Dios a quien no ha visto?
I Juan 4: 20

Dios y el hombre son uno, y no hay forma de amar a Dios sin que algo
de ese amor fluya hacia nuestro prójimo.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Entendamos que todo de lo que nos podemos hacer conscientes, es de


un prójimo, ya sea que aparezca como persona, lugar o cosa. Toda idea en la
conciencia es: un prójimo. Podremos amar a ese prójimo cuando los veamos
a él o a eso, sin más poder que el que procede de Dios. Cuando vemos a
Dios como la causa, y a nuestro prójimo como aquello que está en, y procede
de, Dios, entonces es que estamos amando a nuestro prójimo, ya sea que
aparezca como un amigo, familiar, enemigo, animal, flor o piedra. En ese
amor que abarca a todo prójimo como proviniendo de Dios, derivado de la
substancia de Dios, hallamos que toda idea en la conciencia, toma su lugar
correcto. Aquel prójimo que es parte de nuestra experiencia encuentra su
camino hacia nosotros, y quienes no lo son, son apartados. Decidámonos a
amar a nuestro prójimo dentro de la actividad espiritual, contemplando al
amor como la substancia de todo cuanto es, sin importar la forma que pueda
tener. Estaremos amando verdaderamente al elevarnos sobre nuestra
humanidad hacia una dimensión superior de vida, en la cual comprendamos
que nuestro prójimo es un ser espiritual puro, gobernado por Dios; ni bueno
ni malo.
El amor es la ley de Dios. Cuando estamos en sintonía con el amor
divino, amando tanto al amigo como al enemigo, entonces es que el amor se
vuelve algo gentil, y trae paz. Pero el amor es gentil sólo en tanto estemos
en sintonía con él. Es como la electricidad. Siempre que las leyes de la
electricidad son obedecidas, la electricidad es muy gentil y amable, dando
luz, calor y energía. Pero en el instante en que dichas leyes son violadas o se
juega con ellas, la electricidad se convierte en una espada de doble filo. La
ley del amor es tan severa como la de la electricidad.
Tengamos ahora bien claro que: No podemos dañar a alguien, y nadie
puede dañarnos. Nadie puede perjudicarnos, pero una violación a la ley del
amor nos daña a nosotros mismos. El castigo estará siempre sobre aquél
que esté haciendo el mal, jamás sobre aquél a quien se haya dañado. La
injusticia que hacemos a otros reacciona sobre nosotros; al robar a otros nos
robamos a nosotros mismos. La ley del amor hace inevitable el que la
persona que pareciera haber sido dañada, sea realmente bendecida. Esa
persona tendrá la gran oportunidad de elevarse como nunca, y por lo general
le llegará un beneficio mayor de lo que pudiera haber soñado; en tanto que
el autor del mal será acosado por los recuerdos hasta que llegue el día
cuando pueda perdonarse a sí mismo. La prueba completa de que esto es
verdad se encuentra en la única palabra: "Ser [Yo]". Dios es nuestra

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Individualidad, Dios es mi Individualidad, y Dios es tu Individualidad. Dios


constituye mi ser, porque Dios es mi vida, mi Alma, mi espíritu, mi mente y
mi actividad. Dios es mi ser [Yo]. Ese Ser es el único Ser que existe -mi Ser y
tu Ser. Si le robo a tu Ser, ¿a quién le estoy robando? A mi Ser. Si miento
acerca de tu Ser, ¿acerca de quién estoy mintiendo? De mi Ser. Si estafo a
tu Ser, ¿a quién estafo? A mi Ser. Hay un solo Ser, y aquello que hago a
otros, se lo hago a mi Ser.
El Maestro enseñó esta lección en el capítulo 25 de Mateo cuando dijo:
"En la medida en que hagáis esto a uno de los más pequeños de estos mis
hermanos, a Mí me lo habréis hecho". Lo que de bueno haga por ti, de
hecho no lo haré por ti; será para mi bien. Lo que de malo te haga, no te
dañará, porque encontrarás la forma de recuperarte; pero la reacción será
siempre sobre mí. Debemos llegar al punto donde en verdad creamos y
podamos decir con todo nuestro corazón: "Hay un solo Ser. La injusticia que
le estoy haciendo a otro, me la hago a mí mismo. La consideración que
muestro hacia otro, la estoy mostrando para mí mismo". El verdadero
significado de hacer con otros lo que quisiéramos que ellos hicieren con
nosotros se revela en el reconocimiento anterior.
Dios es ser individual, lo cual significa que Dios siendo el único Ser no
hay manera de que ningún daño o mal entre para engañar la infinita pureza
del Alma de Dios, ni nada a lo cual el mal pueda atacar o a lo cual pueda
adherirse. Cuando el Maestro repitió la sabiduría de antaño: "Por tanto todo
cuanto quisiereis que los hombres hicieren con vosotros, hacedlo vosotros
con ellos; porque esto es la ley y los profetas", él nos estaba dando un
principio. A menos que hagamos con otros como quisiéramos que otros
hicieran con nosotros, perjudicaremos no a los otros, sino a nosotros
mismos. Es cierto que los pensamientos malvados, los actos deshonestos y
las palabras desconsideradas que proferimos en contra de otros en este
estado actual de conciencia humana, los dañan temporalmente, pero al final
siempre hallaremos que el daño no fue tan grande para ellos como para
nosotros.
En un futuro, cuando los hombres reconozcan la gran verdad de que
Dios es la Individualidad de todo individuo, el mal que nos dirija otro jamás
nos tocará sino que rebotará inmediatamente en aquél que lo envió. En la
medida en que reconozcamos a Dios como nuestro ser individual,
reconoceremos que ningún arma forjada contra nosotros podrá tener éxito
debido a que el único Yo es Dios. No habrá temor de lo que el hombre

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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pueda hacernos, ya que nuestra Individualidad es Dios y no puede ser


dañada. Tan pronto como la primera vislumbre de esta verdad nos llegue, ya
no importará más lo que nuestro prójimo pudiera hacernos. Mañana, tarde
y noche, debiéramos velar nuestros pensamientos, nuestras palabras y
nuestras acciones, para asegurarnos de no estar respondiendo a algo cuya
naturaleza negativa pudiera tener repercusiones indeseables.
Esto no hará que seamos buenos sólo debido al temor de las
consecuencias negativas. La revelación del Ser único, es más profunda que
eso -nos capacita para ver que Dios es nuestra individualidad, y que
cualquier cosa de naturaleza errónea o negativa que emane de algún
individuo, tendrá poder sólo en la medida en que nosotros mismos le demos
poder. Por eso es que todo lo bueno o malo que les hagamos a otros, se lo
hacemos al Cristo de nuestro propio ser. "En la medida en que habéis hecho
esto a uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí me lo habréis hecho".
En ese reconocimiento vemos que esto se aplica a todos los hombres, y que
el único camino para una vida exitosa y satisfactoria es el comprender a
nuestro prójimo como nuestro Ser.
El Maestro nos ha dado enseñanza específica acerca de las formas con
las cuales podemos servir a nuestro prójimo. Él dio gran importancia a la
idea del servicio. Toda su misión fue la de curar a los enfermos, levantar a
los muertos y alimentar a los pobres. En el instante en que nos hagamos vías
para que fluya el amor divino, comenzaremos a servir a unos y a otros,
expresando amor, devoción, y compartiendo todo, en nombre del Padre.
Sigamos el ejemplo del Maestro y no busquemos la gloria o
reconocimiento 'personales'. Con Jesús era siempre el Padre quien hacía las
obras. Así que jamás haya espacio para la justificación propia o la
glorificación personal en el cumplimiento de cualquier servicio. El compartir
unos con otros no debiera limitarse a una simple filantropía. Algunas
personas se preguntan por qué, habiendo sido tan caritativas, se quedaron
sin nada. Llegaron a ese estado porque creyeron que daban de sus
posesiones personales, en tanto que la verdad es que: "La tierra y su plenitud
es del Señor". Si expresamos nuestro amor por nuestro prójimo dándonos
cuenta que no estamos dando nada que nos pertenezca, sino que es del
Padre de quien proviene toda buena dádiva y todo don perfecto, entonces
seremos capaces de dar con libertad y descubriremos que a pesar de toda
nuestra dádiva aún quedan doce cestos llenos. El creer que estamos dando
de nuestras propiedades, de nuestro tiempo, o de nuestras fuerzas, baja

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
60

dicha dádiva hacia la filantropía y no trae recompensa alguna con ella. La


dádiva verdadera llega cuando el dar es un reconocimiento de que: "La tierra
es del Señor", y que aquello que damos de nuestro tiempo o de nuestro
esfuerzo, no lo damos de lo 'nuestro', sino de lo que es del Señor. Es
entonces cuando estaremos expresando el amor que es de Dios.
Siempre que perdonamos fluye el amor divino desde nosotros.
Cuando oramos por nuestros enemigos, estamos amando divinamente. Orar
por nuestros amigos no nos beneficia. Cuando aprendemos a apartarnos
cada día durante períodos específicos para orar por aquéllos que nos
ultrajan, por aquéllos que nos persiguen, por aquéllos que son nuestros
enemigos, es cuando llegan las mayores recompensas por orar -y no sólo por
los enemigos personales, puesto que hay gente que no los tiene, sino por los
enemigos religiosos, raciales o nacionales. Aprendamos a orar: "Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen". En muchas ocasiones, cuando
oramos por nuestros enemigos, cuando oramos para que sus ojos sean
abiertos a la verdad, estos enemigos se convierten en nuestros amigos.
Comencemos esta práctica con nuestras relaciones personales. Si
existieran individuos con quienes no estuviéramos en armonía, volvámonos
al interior y oremos para que el amor y la armonía fraternos sean
establecidos entre nosotros, para que en lugar de ser enemigos lleguemos a
una relación de hermandad espiritual con ellos. Entonces nuestras
relaciones con todos se volverán armoniosas y tomarán un tinte de gozo
hasta aquí, desconocido.
Pero esto no será posible en tanto sintamos animadversión por
alguien. Nuestras oraciones carecerán de valor si dentro de nosotros nos
alborotamos con hostilidad personal, o si nos unimos al odio, prejuicio o
fanatismo, nacional o religioso. Tenemos que ir a Dios con las manos limpias
para poder orar; y para acercarnos a Dios con las manos limpias, debemos
renunciar a toda mala voluntad. Debiéramos orar dentro de nosotros la
oración de perdón, antes que nada, por aquéllos que nos hubieran ofendido,
puesto que no sabían lo que hacían; y después debiéramos reconocer dentro
de nosotros: "Estoy en relación con Dios, como hijo, y por ello es que estoy
en relación con todo hombre, como hermano". Cuando hayamos
establecido ese estado de pureza dentro de nosotros, entonces podremos
pedir al Padre:

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Dame gracia; dame entendimiento; dame paz; dame este día mi pan de
cada día -dame hoy, pan y entendimiento espirituales. Dame perdón,
incluso por aquellas deudas inofensivas que haya cometido
involuntariamente.

La persona que se dirija a su interior por luz, por gracia, por


entendimiento y por perdón, jamás fallará en sus oraciones.
La ley de Dios es la ley del amor, la ley de amar a nuestros enemigos -
no de temerles ni de odiarlos, sino de amarlos. No importa lo que algún
individuo nos haya hecho, de ninguna manera le vamos a devolver el golpe.
Responder el mal, desquitarse o buscar venganza, es reconocer al mal como
realidad. Si respondemos al mal, si lo rebatimos, si nos vengamos o
devolvemos el golpe, no estaremos orando por "aquéllos que nos ultrajan y
nos persiguen".
¿Cómo podríamos decir que reconocemos sólo el bien, a Dios, como el
único poder, si odiamos a nuestro prójimo o hacemos mal a alguien? Cristo
es la verdadera identidad, y reconocer alguna otra identidad además de el
Cristo, es apartarnos de la conciencia-Cristo.

Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a quienes
os odian, y orad por aquéllos que os ultrajan y os persiguen.
Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque Él hace salir
el sol sobre malos y buenos; y envía la lluvia sobre justos e injustos.
Mat 5: 44, 45

No hay otra manera de ser el Cristo, el Hijo de Dios. La mente-Cristo


carece en sí misma, de crítica, juicio o condena; pero contempla al Cristo de
Dios como la actividad del ser individual, como el Alma de ustedes y la mía.
Los ojos humanos no pueden comprender esto debido, a que como seres
humanos, somos buenos y malos; pero espiritualmente somos los Hijos de
Dios, y por medio de la conciencia espiritual es que podemos discernir el bien
espiritual en cada uno. En el vivir espiritual no hay espacio para la
persecución, el odio, el juicio ni la condena de alguna persona o grupo de
personas. No sólo resulta inconsistente, sino hipócrita, el hablar en un
suspiro acerca de Cristo y de nuestro gran amor por Dios ,y en seguida hablar
despectivamente de alguien que sea de raza, credo, nacionalidad, filiación
política o nivel económico, diferentes. Uno no puede ser el hijo de Dios

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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mientras persiga u odie algo o alguien, sino sólo cuando se viva en la


conciencia de: no juzgar ni condenar.
La interpretación común de: "No juzguéis", es de que no juzguemos mal a
nadie. Pero debemos ir mucho más allá de eso: tampoco debemos
atrevernos a juzgar bien a nadie. Debemos tener cuidado de no llamar a
alguien 'bueno', así como tampoco llamarlo 'malo'. No debemos etiquetar
algo o a alguien como malo; e igualmente no debemos etiquetar algo o a
alguien como bueno. El Maestro dijo: "¿Por qué me llamáis bueno? Nadie
es bueno sino uno, y ése es Dios". Decir: "yo soy bueno; yo tengo
entendimiento; yo soy moral; yo soy generoso; yo soy benevolente", es el
colmo del egotismo. Si algunas cualidades de bien se están manifestando a
través de nosotros, no nos llamemos 'buenos' a nosotros mismos, sino
reconozcamos estas cualidades como la actividad de Dios. "Hijo: tú siempre
estás Conmigo; y todo cuanto Yo tengo, es tuyo". Todo el bien del Padre es
expresado a través de mí.
Uno de los principios básicos de El Camino Infinito es que la bondad
humana no es suficiente como para asegurar nuestra admisión dentro del
reino espiritual, ni para llevarnos a la unidad con la ley cósmica. Claro que
indudablemente resulta mejor ser un buen ser humano que uno malo; tal
como resulta mejor ser un ser humano saludable que uno enfermo; pero
alcanzar la salud o la bondad, en sí misma y de sí misma, no es el vivir
espiritual. El vivir espiritual llega sólo cuando nos hemos elevado sobre el
bien y el mal humanos, y reconocemos: "No hay seres humanos buenos ni
seres humanos malos. Cristo es la identidad única". Entonces es cuando
miramos fuera hacia el mundo y no encontramos ni hombres ni mujeres
buenos ni malos, sino que reconocemos sólo, al Cristo, como la realidad del
ser.

Por lo tanto si traéis vuestra ofrenda al altar, y ahí os acordáis que vuestro
hermano tiene algo contra vosotros,
Dejad vuestra ofrenda ante el altar y continuad vuestro camino; reconciliaos
primero con vuestro hermano, y luego venid y ofreced vuestra ofrenda.
Mat 5: 23, 24

Si estamos manteniendo a alguien en condenación como ser humano,


bueno o malo, justo o injusto, es que no hemos hecho las paces con nuestro
hermano y no estamos listos para la oración de comunión con el Infinito.
Sólo cuando dejamos de ver el bien así como el mal, y dejamos de presumir
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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acerca de la bondad como si alguno de nosotros pudiera ser bueno, es que


nos elevamos sobre la justicia de los escribas y fariseos. La bondad es una
cualidad y actividad sólo de Dios, y debido al hecho de que la bondad es, es
que es universal.
Jamás aceptemos en nuestra conciencia a ningún ser humano que
requiera curación, empleo o riquezas, porque de lo contrario seríamos su
enemigo en lugar de su amigo. Si creemos que hay por ahí algún hombre,
mujer o niño enfermos, en pecado o en el lecho de muerte, no oremos hasta
que hayamos hecho las paces con ese hermano. La paz que debemos hacer
con ese hermano es pedir perdón por haber cometido el error de sentarnos a
juzgar a algún individuo, ya que todos, son Dios en expresión. Todo es Dios
manifestado. Sólo Dios constituye este universo; sólo Dios constituye la
vida, la mente y el Alma de todo individuo.
El "no levantarás falso testimonio contra tu prójimo", tiene un
significado más amplio que simplemente el esparcir rumores o el estar de
acuerdo con las habladurías acerca de nuestro prójimo. No hay que
mantener a nuestro prójimo dentro de lo humano. Si dijéramos: "tengo un
buen vecino", estaríamos dando testimonio falso contra él; de igual manera
si dijéramos: "tengo un mal vecino", estaríamos reconociendo un estado de
humanidad en ocasiones bueno y en otras, malo, pero jamás espiritual. Dar
falso testimonio contra nuestro prójimo, es declarar que es humano, que es
finito, que tiene fallas, que es algo menos que el mismo Hijo de Dios.
¡Violamos la ley cósmica cada vez que reconocemos la naturaleza humana!
Cada vez que reconocemos a nuestro prójimo como pecador, pobre, enfermo
o muerto; cada vez que lo reconocemos siendo algo diferente al Hijo de Dios,
damos testimonio falso contra él.
Al violar esa ley cósmica ocasionamos nuestro propio castigo. Dios no
nos castiga. Nosotros nos castigamos debido a que si yo afirmo que tú eres
pobre, virtualmente estoy declarando que yo soy pobre. Sólo hay un solo Yo
y una sola individualidad; cualquier verdad que yo sepa acerca de ti, es la
verdad que sé acerca de mí. Si acepto la creencia de pobreza en el mundo,
eso reacciona sobre mí. Si digo que estás enfermo o que no eres amable,
estoy aceptando una cualidad separada de Dios, una actividad separada de
Dios, y de esa forma me condeno, ya que no hay más que un solo ser. En
última instancia me condeno por dar falso testimonio contra mi prójimo, y yo
seré quien sufra las consecuencias.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
64

La única forma de evitar dar falso testimonio contra nuestro prójimo es


reconocer que el Cristo, es nuestro prójimo; que nuestro prójimo es un ser
espiritual, el Hijo de Dios, igual a nosotros. Él pudiera no saberlo; nosotros
pudiéramos no saberlo; pero la verdad es: Yo Soy Espíritu; Yo Soy Alma; Yo
Soy conciencia; Yo Soy Dios expresado -y lo mismo es él, ya sea bueno o
malo, amigo o enemigo, cercano o muy lejano.
En el Sermón del Monte, el Maestro nos dio una guía y un código de
conducta humanas a seguir, en tanto se desarrolla la conciencia espiritual. El
Camino Infinito enfatiza los valores espirituales, un código espiritual que
automáticamente da, como resultado, una humanidad buena. Una buena
humanidad es una consecuencia natural de la identificación espiritual. Sería
difícil entender que el Cristo es el Alma y la vida del ser individual, y luego
pelear con, o calumniar a, nuestro prójimo. Pongamos nuestra fe y nuestra
confianza en lo Invisible Infinito sin tomar en cuenta las circunstancias y
condiciones, humanas. Entonces, cuando enfrentemos circunstancias o
condiciones, humanas, las contemplaremos en su verdadera dimensión.
Cuando digamos: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", no estaremos
hablando de amor, afecto o amistad, 'humanos'; sino que estaremos
manteniendo a nuestro prójimo en la identidad espiritual, y después veremos
el efecto de esta identificación correcta, en la escena humana.
Muchas veces hallamos difícil amar a nuestro prójimo, debido a la
creencia de que él, se interpone entre nosotros y nuestro bien. Permítanme
asegurarles que esto está muy lejos de ser verdad. Ninguna influencia
externa, para bien o para mal, puede actuar sobre nosotros. Nosotros
mismos liberamos nuestro bien. Comprender todo el significado de esto,
requiere de una transición en la conciencia. Como seres humanos pensamos
que en el mundo están aquellos individuos que pueden, si así lo quieren, ser
para nuestro bien; y también pensamos que están aquellos otros que son una
influencia para mal, para perjuicio o destrucción. ¿Cómo puede ser esto
cierto si Dios es la única influencia en nuestra vida -Dios, quien está "más
cerca que la respiración, y más cerca que manos o pies"? La única influencia
es aquélla del Padre interior, la cual siempre es buena. "Tú no podrías tener
poder alguno sobre mí, a menos que se te hubiese dado de lo alto".
Cuando nos demos cuenta que nuestra vida se está desplegando desde
dentro de nuestro propio ser, llegaremos a la comprensión de que nadie
sobre la tierra nos ha dañado jamás, y que nadie sobre la tierra nos ha
ayudado jamás. Todo daño que alguna vez haya llegado a nuestra
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
65

experiencia, ha sido el resultado directo de nuestra incapacidad para


contemplar este universo como algo espiritual. A este universo lo hemos
elogiado y también lo hemos condenado, pero no importa cómo haya sido,
acarreamos el castigo sobre nosotros. Si miráramos hacia atrás, casi
podríamos detectar las razones para cada partícula de discordia en nuestra
experiencia. En todos los casos se trata siempre de lo mismo -mirar algo o a
alguien, como no siendo espiritual.
Nadie puede beneficiarnos; nadie puede dañarnos. Es aquello que
sale de nosotros, lo que regresa para bendecir o para condenar. Nosotros
creamos el bien y nosotros creamos el mal. Nosotros creamos nuestro
propio bien y nosotros creamos nuestro propio mal. No Dios; Dios es; Dios
es un principio de amor. Si estamos en sintonía con ese principio, entonces
traeremos el bien a nuestra experiencia; pero si no estamos en sintonía con
dicho principio, traeremos el mal hacia nuestra experiencia. Todo aquello
que fluye desde nuestra conciencia, todo aquello que va delante en secreto,
se muestra al mundo en la manifestación externa.
Lo que sea que mane desde Dios en la conciencia del hombre,
individual o colectivamente, es poder. ¿Qué es aquello que mana desde
Dios y actúa en la conciencia del hombre, si no amor, verdad, compleción,
perfección, totalidad -todas las cualidades del Cristo? Puesto que hay un
solo Dios, un Poder infinito, el amor tiene que ser la emoción gobernante en
los corazones y almas de todas las personas sobre la faz de la tierra.
Ahora bien, en contraste con aquello están esos otros pensamientos de
temor, duda, odio, celos, envidia y animalidad, los cuales probablemente son
mayoría en la conciencia de mucha gente en el mundo. Nosotros, como
buscadores de la verdad, pertenecemos a una pequeña minoría que ha
recibido la enseñanza de que los pensamientos de mal, del hombre, no
constituyen poder. No tienen control alguno sobre nosotros. Cuando
comprendemos que el amor es el único poder, ningún mal o pensamiento
falso sobre la tierra tiene poder alguno sobre ustedes o sobre mí. No hay
poder en el odio; no hay poder en la mala voluntad; no hay poder en el
resentimiento; en la codicia, en la avaricia ni en la envidia.
Hay poca gente en el mundo capaz de aceptar la enseñanza de que el
amor, es el único poder, y que a la vez esté dispuesta a "volverse como un
niño". Sin embargo aquéllos que aceptan esta enseñanza básica del
Maestro, son aquéllos de quienes él dijera:

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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. Y o Te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que has escondido esto de
los sabios y prudentes, y lo has revelado a los niños; sí Padre, porque así pareció
bueno a Tu vista.
.Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo que
muchos profetas y reyes han deseado ver aquello que vosotros veis, y no lo
vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron.
Luc 10: 21, 23, 24

Una vez que aceptemos esta enseñanza vital del Maestro, y nuestros
ojos miren más allá de las apariencias, debiéramos reconocer a diario,
conscientemente, que toda persona en el mundo ha sido dotada con amor
desde lo Alto, y que el amor en su conciencia es el único poder, un poder de
bien para ti, para mí y para sí misma; pero que el mal en el pensamiento
humano, ya sea que tome la forma de codicia, celos, avaricia o ambición
malsana, no es poder, y no debe ser temido ni odiado.
Nuestro método de amar a nuestro hermano como a nosotros mismos
se encuentra en este reconocimiento: El bien en nuestro hermano es de Dios
y es poder; el mal en nuestro hermano no es poder, no es poder contra
nosotros, y en último análisis, ni siquiera poder contra él, una vez que
despierta a la verdad. Amar a nuestro hermano significa conocer la verdad
acerca de él: conocer que aquello en él, que es de Dios, es poder; y aquello
en él que no es de Dios, no es poder. Entonces estaremos verdaderamente
amando a nuestro hermano.
Siglos de enseñanza ortodoxa han inculcado en toda la gente del
mundo un sentido de separación, por lo que han desarrollado intereses
separados y apartados los unos de los otros, y también apartados del mundo
en general. Sin embargo, cuando dominemos el principio de unidad, y este
principio se vuelva una convicción profunda dentro de nosotros, en esa
unidad, el león y el cordero podrán yacer juntos.
Esto es probado cierto a través de la comprensión del significado
correcto de la palabra "Yo". Una vez que captemos la primer vislumbre de la
verdad de que el Yo en mí es el Yo en ti; de que el Ser en mí es el Ser en ti;
entonces es cuando veremos por qué es que no tenemos intereses separados
los unos de los otros. Si tan sólo pudiera estar claro que el ser verdadero de
todos en el universo es el único Dios, el único Cristo, la única Alma y el único
Espíritu, no habría guerras ni conflictos de ninguna naturaleza. Lo que
bendijera a uno bendeciría a otro, debido a esta unidad.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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En esa unidad espiritual encontraríamos nuestra paz, los unos con los
otros. Si experimentáramos con esto, pronto veríamos cuán cierto es. Si
fuéramos al mercado, reconoceríamos que todo aquél que encontráramos es
el mismo uno que nosotros somos; que es una misma vida la que anima al
otro, la misma Alma, el mismo amor, el mismo gozo, la misma paz, el mismo
deseo de bien. Es decir, se trata del mismo Dios entronizado dentro de
todos aquéllos con quienes nos pusiéramos en contacto. En ese momento
ellos podrían no estar conscientes de esta Presencia divina dentro de su ser,
pero responderían en la medida en que La reconociéramos en ellos. En el
trabajo, entre nuestros compañeros, jefes o empleados, entre nuestros
competidores, o en las relaciones administrativas o laborales, mantengamos
esta actitud de reconocimiento:

Yo soy tú. Mi interés es tu interés; tu interés es mío debido a la única


vida que anima nuestro ser, la única Alma, el único espíritu de Dios.
Cualquier cosa que hagamos el uno por el otro, la hacemos debido al Principio
que nos mantiene unidos.

De inmediato percibiremos una diferencia en nuestras relaciones de


trabajo, en nuestras relaciones comerciales y en nuestras relaciones con la
comunidad -y finalmente en las relaciones nacionales e internacionales. En
el instante en que depongamos nuestro sentido humano de separación, este
Principio se activará en nuestra experiencia. Nunca ha fallado y nunca fallará
al dar mucho fruto.
Todos estamos aquí sobre la tierra con un solo propósito, y ese
propósito es: manifestar la gloria de Dios, la divinidad y totalidad de Dios. En
ese reconocimiento seremos puestos en contacto sólo con aquéllos que sean
una bendición para nosotros y nosotros una bendición para ellos.
En el momento en que busquemos a alguien para nuestro propio
beneficio personal, podremos encontrar bien ahora y mal mañana. El bien
espiritual puede llegar a través de ti hacia mí, desde el Padre; pero no viene
de ti. Ustedes no pueden ser la fuente de algún bien para mí, mas el Padre
puede usarlos como un instrumento para Su bien, de modo que fluya por
medio de ustedes hacia mí. Así que al contemplar a nuestros amigos o
familiares bajo esta luz, ellos se vuelven un instrumento de Dios, del bien de
Dios, que nos llega a través de ellos. Nos pondremos bajo la gracia al tomar
la postura de que todo bien mana desde el Padre interior. Pudiera parecer

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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que llega por medio de una infinidad de diferentes personas, pero es una
emanación de bien del Dios dentro de nosotros.
¿Cuál es el principio? "Ama a tu prójimo como a ti mismo". En
obediencia a este mandamiento amemos a amigos y enemigos; oremos por
nuestros enemigos; perdonemos aunque sea setenta veces siete; no demos
falso testimonio de nuestro prójimo al mantenerlo en condenación; no
juzguemos como bueno ni como malo, sino contemplemos a través de toda
apariencia a la identidad-Cristo -al ser único, el cual es tu Ser y mi Ser.
Entonces es que podría decirse de nosotros:

.Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la


fundación del mundo.
Porque tuve hambre y Me disteis de comer; tuve sed y Me disteis de beber; fui
forastero y Me acogisteis; estuve desnudo y Me vestisteis; estuve enfermo y Me
visitasteis; estuve en prisión y vinisteis a Mí.
Entonces los justos Le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo Te vimos
hambriento, y Te alimentamos? ¿O cuándo Te vimos sediento, y Te dimos de
beber?
¿Cuándo Te vimos forastero, y Te acogimos? ¿O desnudo, y Te revestimos?
¿O cuándo Te vimos enfermo o en prisión, y vinimos a Ti?
Y el Rey responderá y les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis para
con uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí lo habéis hecho.
Mat 25: 34-40

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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CAPÍTULO VI

AL QUE TIENE

Cuando el Maestro fue llamado para alimentar a la multitud, y los


discípulos le dijeron que tan sólo había unos cuantos panes y peces, él no
admitió que hubiera escasez. No; él comenzó con aquello que estaba
disponible y lo multiplicó, porque sabía que: "Al que tiene, a él se le dará;
pero al que no tiene, a él le será quitado incluso aquello que tiene".
Las Escrituras cuentan la historia de la viuda que alimentó a Elías.
Aunque ella tenía sólo un "puñado de harina en un barril, y un poco de aceite
en una botella", no dijo que no tuviera lo suficiente para compartir; por el
contrario, antes de cocer una torta para su hijo y para ella misma, primero
hizo una torta pequeña para Elías. "Y el barril de harina no escaseó, ni
tampoco el aceite". Ella tenía poco, pero utilizó lo que tenía a mano y
permitió que fluyera, desde ella.
Día tras día somos puestos frente a la misma pregunta: ¿Qué tenemos?
Si estamos bien cimentados en la letra de la verdad, la respuesta será clara y
exacta:

Yo tengo; todo cuanto Dios tiene, Yo tengo, porque: "Yo y mi Padre


somos uno". El Padre es la fuente de toda provisión. En esta relación de
unidad, Yo incorporo toda provisión. ¿Entonces, cómo podría Yo esperar que
la provisión me llegase desde el exterior? Yo debo admitir que Yo ya tengo
todo cuanto el Padre ya tiene, debido a mi unidad con el Padre.

¿Somos nosotros aquello que recibe, o somos el centro desde el cual


emana la infinitud de Dios? ¿Somos nosotros la multitud que se sentó a los
pies del Maestro esperando ser alimentados, o somos el Cristo alimentando a
los no iluminados? En la respuesta a eso yace nuestro grado de
cumplimiento espiritual. El "Yo y mi Padre somos uno" significa
exactamente, lo que dice. Por nuestro bien no debiéramos arriesgarnos a
mirar fuera de nuestro propio ser, sino debiéramos considerarnos siempre
como ese centro desde el cual Dios está manando. La función del Cristo o

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Hijo de Dios, es ser el instrumento por medio del cual el bien de Dios se
vierte al mundo:

Yo soy ese centro a través del cual Dios actúa, y por lo tanto Yo
entiendo la naturaleza de la provisión. Jamás intentaré yo demostrar
provisión; jamás intentaré yo obtener provisión. Puesto que la actividad del
Mismo Cristo es provisión, entonces todo cuanto yo necesito hacer es dejar
que fluya. Ya que "Yo y mi Padre somos uno", y Yo Soy el Cristo o Hijo de
Dios, Yo Soy ese sitio por medio del cual fluye Dios. De ahí que Yo pueda
satisfacer toda demanda que me sea hecha en reconocimiento del tener.

Lo anterior implica una transición en la conciencia desde ser un


receptor de bien, hacia el reconocimiento de que somos: ese punto en la
conciencia por medio del cual la infinitud del bien de Dios mana hacia
aquéllos que aún no se han dado cuenta de su verdadera identidad.
Desde la infancia se nos ha inculcado que necesitamos de cierta gente
y de ciertas cosas para que nos hagan felices. Se nos ha dicho
insistentemente que necesitamos dinero, casa, compañía, familia,
vacaciones, automóviles, televisores y todo aquello considerado 'esencial
para la vida moderna'. Mas la vida espiritual revela con claridad que la
gracia de Dios es nuestra suficiencia en todo. No necesitamos nada en este
mundo, excepto Su gracia. Cuando seamos tentados a creer que
necesitamos cosas, debiéramos recordar la letra correcta de la verdad, la cual
es: que Su gracia es nuestra suficiencia en todo. Al establecernos en esta
verdad frente a toda apariencia, de repente llegará un momento de
transición, y con él, una convicción interna de que: todo cuanto necesitamos
es Dios. Muy cierto es que si tuviéramos a Dios y también todo cuanto hay
en el mundo, no tendríamos más que si tan sólo tuviéramos a Dios. Si Dios
es el ser que todo lo incluye, todo ya está incluido en Dios.
Nuestra relación con Dios, nuestra unidad consciente con Dios,
constituye nuestra unidad con todo ser e idea, espirituales. En el instante en
que nos demos cuenta de ello, el bien comenzará a fluir hacia nosotros desde
fuera, desde fuentes alrededor de todo el mundo. Siempre se tratará de la
actividad de Dios y no la de una persona. Cada persona llegará trayendo
regalos, porque cada una es un instrumento para la emanación de Dios; pero
si buscáramos a determinadas personas para nuestro bien, bloquearíamos
dicho bien. Esposas que buscan esposos, maridos que buscan inversiones y

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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empresarios que buscan clientes, todos están buscando mal. El principio de


la sabiduría es el reconocimiento de que: el reino de Dios está dentro de
nosotros, y que tiene que manar desde nosotros. Cuando nos establezcamos
en la letra correcta de la verdad y Su gracia sea nuestra suficiencia en todo,
perderemos todo sentido de dependencia del mundo. Finalmente esta letra
correcta de la verdad será registrada en la conciencia, y el Espíritu tomará el
mando.

La vida se convertiría en un milagro de gozo incesante y de abundancia


inmensurable si tan sólo pudiéramos morar en la conciencia de esta verdad
de que: Su gracia es nuestra suficiencia en todo.

A diario surgen situaciones que nos tientan a creer que nosotros o


nuestras familias, estamos en la necesidad de algún tipo de bien, ya sea
comida, alojamiento, oportunidades, educación, empleo o descanso; pero
respondamos a todo esto: "El hombre no vivirá sólo de pan, sino de toda
palabra que salga de la boca de Dios", ya que Su gracia es nuestra suficiencia
en toda circunstancia.
Por medio del uso de pasajes de las Escrituras es que edificamos la
clase de conciencia de la presencia eterna de lo Invisible Infinito, de tal
manera que aunque continuamos disfrutando y apreciando todo en el
mundo de las formas, de todo cuanto existe como efecto, ya nunca más
tendremos la sensación de necesitar o de requerir, algo. En la medida en
que la gracia de Dios sea nuestra suficiencia, ya no viviremos sólo por el
efecto, sino por toda palabra de verdad que haya sido incorporada en
nuestra conciencia, así como por todo pasaje de la verdad que hayamos
hecho nuestro.
Toda palabra de verdad debe ser estudiada hasta hacerla parte de
nuestra conciencia para que se vuelva carne de nuestra carne y hueso de
nuestros huesos; hasta que el pasado, el presente y el futuro estén todos
ligados en el reconocimiento consciente de la gracia de Dios como nuestra
suficiencia. Es decir, nuestra conciencia de la verdad es la fuente, la
substancia, la actividad y la ley de nuestra experiencia diaria.
Cuando reconozcamos a Dios como la fuente de todo bien, a Dios
como nuestra suficiencia, y reconozcamos que la gente y las circunstancias
son sólo las vías o instrumentos para nuestra provisión, entonces estaremos
dispuestos a tener la experiencia de Moisés con el maná cayendo del cielo, o
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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como Elías con los cuervos trayendo alimento, hallando panes cocidos sobre
las piedras o a una viuda compartiendo. Todo puede suceder; pero algo es
cierto que sucederá, y esto es: la abundancia.
En toda vía o camino de la vida se hace necesario el llevar la verdad al
mundo, como una actividad de la conciencia. Ustedes pudieran decir que es
un trabajo duro, pero es más duro de lo que piensan. Esa es la razón por la
que el Maestro se refirió al Camino, como: "recto y angosto". Siempre había
multitudes viniendo a él para ser alimentadas, pero jamás hubo multitudes
multiplicando panes y peces. Maestros y practicistas pudieran producir
curaciones, pero a menos que nosotros, nosotros mismos, incorporemos esta
verdad en la conciencia, habremos perdido nuestra oportunidad de alcanzar
la libertad de la limitación, aquí y ahora.
"Al que tiene, a él le será dado; y al que no tiene, a él le será quitado
incluso aquello que tiene". Esto podría sonar como una declaración muy
cruel, sin embargo es la ley, un principio importante de vida. Si somos
encarados con un problema y aceptamos no tener suficiente entendimiento,
suficiente experiencia o suficiente provisión para satisfacer la demanda
específica que se nos haga, habremos declarado lo poco que tenemos. Muy
pronto ese poco nos será quitado, porque al consentir con la escasez
habremos hecho todo cuanto es necesario para empobrecernos; habremos
declarado nuestra propia escasez, pues la única demostración que podemos
hacer es: perfecta. Demostraremos escasez, perfecta y completa. Todo
aquél que desee hará una demostración perfecta del deseo. Sólo en la
medida en que se reconozca la totalidad, es que podrá alcanzarse la
totalidad.
"¡Al que tiene!" ¿Qué es lo que tienen? ¿Hay alguien que no conozca
al menos una declaración de verdad? ¡Entonces tomen esa única
declaración y reconozcan que no carecen, sino que tienen! Siéntense con
esa única declaración y observen lo pronto que llega otra, seguida de una
tercera, cuarta, quinta, etc. -y así hasta el infinito. Fluirán tantas
declaraciones como necesiten, porque descubrirán que no es la verdad que
conocen la que les está llegando, sino la verdad que Dios conoce. Dios les
estará impartiendo Su comprensión y Su verdad. Su única responsabilidad
será: abrir su conciencia y ser receptivos.
Aquello que mana hacia afuera, jamás es nuestro; viene del Padre
manando por medio o a través de, nosotros, y cuanto más grande sea la
demanda hecha sobre Él, mayor la emanación. Encontramos eso
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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ejemplificado en la botella de aceite que jamás se secó; tan sólo por el simple
hecho de levantarla y comenzar a verter su contenido, el fluir del aceite fue
continuo. Encontramos el mismo fenómeno en la multiplicación de los
panes y los peces. Cada vez que tomemos y utilicemos aquello que tenemos,
continuará fluyendo y fluyendo. Por reconocer que tenemos es que
demostramos el tener. En el reconocimiento de la sabiduría, la
comprensión, la presencia y la infinitud de Dios dentro de nosotros, el flujo
comienza. Si afirmáramos nuestra insuficiencia de verdad bajo la fachada de
falsa humildad, estaríamos obstaculizando nuestro propio reconocimiento de
la armonía. No se trata de 'nuestra' verdad o de la verdad que 'nosotros'
conocemos, sino siempre, de la verdad que Dios conoce.
Si estuviéramos de acuerdo con las Escrituras en que: "Hijo: tú siempre
estás Conmigo, y todo cuanto Yo tengo, es tuyo", y de que somos
coherederos con Cristo para todas las riquezas celestiales, nos daríamos
cuenta que nada de lo que tenemos en el mundo es por causa de nuestro
propio mérito o sabiduría, sino debido a la filiación, debido a la divinidad,
debido a que somos el Hijo de Dios. En nuestra filiación divina, ¿cómo es
que andamos pidiendo limosna, solicitando, implorando o esperando que
nuestro bien nos llegue de otra persona? ¡No hay coherencia en ello!
Aceptemos que somos las ramas; Cristo es la vid -la Presencia invisible
dentro de nosotros -y Dios es la plenitud de la Deidad con la cual somos uno.
Si tuviéramos un árbol frutal que en este momento estuviera estéril y sin
frutos, no le pediríamos a alguien que colgara duraznos, peras o manzanas a
nuestro árbol frutal estéril. No esperaríamos que ningún árbol de nuestro
huerto fuera a darle fruta a otro árbol, o que una rama fuera a darle fruta a
otra rama. Cada árbol produce fruto desde dentro de sí mismo. Para
alguien que jamás haya visto el milagro de un árbol de frutas, pudiera
parecer extraño que desde dentro del árbol salga el fruto a través de las
ramas. La razón consideraría ridícula tal posibilidad: He aquí una rama vacía
y un tronco vacío; ahora, ¿cómo es que van a salir duraznos desde dentro del
tronco, y cómo es que van a colgarse de las ramas? Pudiera parecer un
misterio, pero el hecho es que es un fenómeno común de la naturaleza.
Resulta incomprensible para la mente humana decir que nuestra
provisión no viene de los unos y los otros -que nuestro prójimo, amigos o
familiares no proveen para nuestras necesidades -sino que nosotros, en lo
individual, a través de nuestro contacto con Dios, recibimos nuestra provisión
desde dentro de nuestro propio ser. Tal como la araña teje su telaraña
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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desde dentro de sí misma, de igual manera nuestro bien se despliega desde


dentro de nuestro propio ser.
"Hijo: todo cuanto Yo tengo es tuyo", es la letra correcta de la verdad;
pero conocerla tan sólo intelectualmente, no transformará la escasez en
abundancia. Esta declaración de verdad nos da la base con la cual enfrentar
toda sugestión de limitación; pero llegará el día cuando ya no la repetiremos
más; la sentiremos, y en ese instante, se convertirá en ley para nuestra
experiencia. A partir de ese momento ya no estaremos afanados por lo que
habremos de comer o beber, ni por aquello que habremos de vestir, porque
la ley de la herencia divina se habrá hecho cargo. Nuestro bien nos llegará
en el momento correcto, sin necesidad de planes humanos. Esto no quiere
decir que no le demos una consideración seria a nuestro trabajo, sino que a
partir de ese instante, trabajaremos por el trabajo en sí mismo y no por el
sustento. Lo que sea que hagamos, lo haremos debido a que es la obra que
se nos ha encomendado hacer en ese momento. Lo haremos lo mejor que
podamos, pero sin la intención de convertirlo en sustento. Muy pronto
encontraremos que si no estamos en la clase de actividad que satisfaga
nuestro sentido de Alma, seremos removidos de aquello que estábamos
haciendo, hacia alguna otra actividad. Sin embargo, esto nunca ocurrirá en
tanto creamos que nuestro trabajo es la fuente de nuestra provisión.
Una vez que nos demos cuenta del "tener", de que "Yo y mi Padre
somos uno, y de que todo cuanto el Padre tiene es mío", a partir de ese
momento hallaremos caminos en los que ese bien mane desde nosotros. No
podemos obtener amor; no podemos obtener provisión, no podemos obtener
verdad; no podemos obtener una casa; no podemos obtener compañía.
Todo esto ya está incorporado dentro de nosotros. Nosotros no podemos
obtener eso, pero sí podemos comenzar a derramar; a obtener comenzando a
multiplicar. Debemos iniciarlo. El sólo el reconocimiento de este principio
pudiera abrirnos la vía para experimentar todo el bien, aunque por otro lado
pudiera ser necesario que abriéramos, conscientemente, los medios para que
fluyera. Si necesitamos provisión, debemos comenzar a expresarla, y hay
muchas formas de hacerlo. La gente pudiera dar parte de lo que tiene a
alguna institución de beneficencia o incluso podría hacer algún desembolso
innecesario, sólo para probar que tiene.
El dinero no es la única forma de comenzar a emanar. Podemos
comenzar a desembolsar amor, perdón, cooperación y servicio. Cualquier
concesión para Dios o para los hijos de Dios, es un dar de uno mismo. Esta

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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es la aplicación del principio de que: ningún bien puede llegar a nosotros; el


bien debe manar desde nosotros.
¿Queda claro que la expectativa de recibir bien de alguna fuente fuera
de nuestro propio ser, pudiera ser la verdadera actitud que nos esté
separando de dicho bien; y que la búsqueda interior constante por mayores
oportunidades para liberar el bien ya establecido en nosotros, para dejarlo
fluir, para expresarlo, para compartirlo, abriría las ventanas del cielo?
Debiéramos dar, puesto que tenemos -dar debido a que tenemos en
abundancia, dar porque tenemos amor y gratitud, desbordantes. La gratitud
no está relacionada con la expectativa de aquello que pudiéramos recibir
mañana. La gratitud es compartir o expresar el gozo por el bien ya recibido.
Es un dar sin necesidad de la menor señal, sin el menor rastro de un deseo
por recompensa. Cualquier forma de dar, ya sea dando lo tangible como
dinero, alimento o vestido; o dando lo intangible como perdón, comprensión,
consideración, amabilidad, generosidad, amor, paz o armonía; debiera ser
debido a que tenemos en abundancia. Entonces vendría la transformación
en la conciencia que revelaría nuestra naturaleza-Cristo.
La naturaleza-Cristo jamás busca recibir. No hay ningún recuento en
todo el Nuevo Testamento de la búsqueda del Maestro por salud, riquezas,
reconocimiento, recompensa, fama, pago o gratitud. El Cristo brilla; Su
actividad total es la de brillar. Esa es la razón por la que a menudo se le
menciona como "la Luz". La luz nada puede recibir: la luz es un fluido; la luz
es una expresión; la luz es una efusión. Igual es la naturaleza-Cristo. Jamás
tiene deseo alguno de recibir; en Sí Misma, es la infinitud de Dios en
expresión individual. En el instante en que un individuo admita el
pensamiento de búsqueda o de recompensa, caerá de nuevo en lo humano;
ya no estaría en la naturaleza-Cristo, porque la naturaleza-Cristo es la
plenitud del cuerpo de la Divinidad hecho manifiesto, individualmente.
La naturaleza-Cristo se asemeja mucho a la integridad. La integridad
es aquello que se derrama a sí mismo, pero que no busca 'algo' a cambio. La
integridad no es una cualidad del ser que busque recompensa o devolución.
La integridad es un estado del ser sin mayor razón que: ser. Así es la
naturaleza-Cristo. Al alcanzar incluso un poco de Ella, ya no habrá más un
ser personal que quiera ser atendido. La naturaleza-Cristo es la del siervo,
no la del maestro; es aquello que confiere, que da, que comparte; pero no
tiene nada que recibir a cambio, puesto que ya es la totalidad del cuerpo de
la Divinidad. Eso es lo que constituye la naturaleza-Cristo. Tal como un

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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individuo expresa integridad, no por interés, sino porque es la naturaleza de


su ser, de igual manera es que en la naturaleza-Cristo uno vive su vida como
instrumento por medio del cual Dios puede verterse a Sí Mismo en Su
totalidad.
Los hebreos fueron enseñados a compartir los primeros frutos de sus
posesiones dando al templo la décima parte de sus cosechas, ganados,
manadas y bienes. Así es la práctica del diezmo, la cual ha sido interpretada
como si por dar el diez por ciento de nuestros ingresos con propósitos
religiosos o caritativos, estuviéramos cumpliendo con el requisito de: dar de
nuestros primeros frutos. Pero tras la idea de los primeros frutos hay una
visión más amplia y ancha. Por ejemplo, si nos diéramos de nuestros
primeros frutos el uno al otro, significaría que estaríamos dando nuestra
visión espiritual el uno hacia el otro, al conocer conscientemente la verdad, al
reconocer a Dios como siendo el origen del ser individual.
Al reconocer la verdadera identidad de amigos y familiares, es que
estaríamos dándoles de nuestros primeros frutos. Finalmente tendríamos
que hacer esto también, con nuestros enemigos. El Maestro nos ordena orar
por nuestros enemigos, porque dice que de nada sirve orar por nuestros
amigos. ¡Tenemos que orar por nuestros enemigos y tenemos que
perdonar! Debemos perdonar a quienes abusan de nosotros, a quienes
pecan contra nosotros. Esto no es fácil, pero no por ello es menos necesario,
ya que a través de esta práctica es que el Cristo es nacido en nosotros.
Aceptar que cada uno de nosotros es el instrumento del Cristo de Dios, por
medio del cual todas las bendiciones pueden emanar hacia este universo, nos
trae la experiencia del Cristo.
Dar de nuestros primeros frutos es 'lanzar nuestro pan sobre las
aguas'. Sólo el pan que hemos lanzado sobre las aguas es el que puede
retornar a nosotros. No tenemos ningún derecho al pan que ha sido lanzado
sobre las aguas, por nuestro vecino. No hay nada en el mundo que pueda
regresarlo a nosotros, a menos que previamente lo hayamos puesto en el
mundo. El principio es: que la vida está completa dentro de nosotros.
Cuando le permitimos que fluya hacia afuera, fluye de retorno a nosotros.
Sólo tenemos derecho al pan de vida que ponemos en las aguas de la vida,
porque Dios ha plantado en nosotros la compleción de Su propio ser. El pan
que lanzamos es la substancia de vida, aquello que nos sustenta y mantiene.
El lanzar nuestro pan sobre las aguas, consiste en conocer la verdad acerca
de Dios como el Alma de este universo, y como la mente, la vida y el Espíritu

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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del ser individual. En ese reconocimiento estaríamos lanzando el pan sobre


las aguas, y entonces, el pan eterno sería nuestro. Nuestro reconocimiento
de nuestra unidad con Dios nos da la totalidad del cuerpo de la Divinidad, y
por ello es que somos "herederos de Dios, y coherederos". Entonces es
cuando puede comenzar a manar desde nosotros.
El principio de la abundancia es: "Al que tiene se le dará". Practiquen
este principio lanzando su pan sobre las aguas, dando libremente de ustedes
mismos y de sus posesiones; sabiendo que lo que están dando, le pertenece
a Dios, y que ustedes son el simple instrumento por medio del cual, mana
hacia el mundo. Nunca busquen la devolución; por el contrario; descansen
en tranquila confianza en la seguridad de que dentro de ustedes, está la
fuente de la vida, y que Su gracia es su suficiencia en todo. En esa seguridad
nacida del entendimiento interior de la letra de la verdad, es que ustedes
tienen. La copa de gozo se derrama, y todo cuanto el Padre tiene fluye a
expresión.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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CAPÍTULO V I I

MEDITACIÓN

"Al que tiene le será dado. . a m a al Señor tu Dios con todo tu


corazón. . a m a a tu prójimo como a ti mismo. . Y o y mi Padre uno somos".
Estos son principios importantes para cualquier aspirante en la senda
espiritual. ¿Pero cómo van a comprenderse estos principios? Una cosa es
comenzar con lo que es, y otra alcanzarlo o lograrlo. Asumiendo que ahí
está este Padre interior del cual Jesús hablara, este Cristo por medio del cual
podemos hacer todo, ¿entonces, cómo alcanzamos en lo individual la
experiencia del Cristo?; es decir, ¿cómo traemos esa Presencia divina a
nuestros asuntos? Esa es la cuestión.
En El Camino Infinito el antiguo tema de la meditación y de la
comunión, interiores, es enfatizado, y su práctica capacita a la persona para
salir y ser separada -ya sea que esté sentada con reverencia en una iglesia,
que se haya retirado a un tranquilo rincón de su propio hogar, o que esté
asoleándose en su jardín -para que olvidando las cosas del mundo, se vuelva
hacia el interior y haga contacto con sus fuerzas internas, con aquello que
llamamos Dios, el Padre interior, el Cristo. La experiencia de el Cristo es una
posibilidad presente; la forma de experimentarla es a través de la
meditación.
Actualmente la mayoría de los aspirantes al camino de vida espiritual
conocen la letra de la verdad y se encuentran satisfechos con haber llegado
hasta ahí. "Yo y mi Padre uno somos", es la letra correcta de la verdad.
¿Ayuda de alguna forma el repetir estas palabras o el conocimiento
intelectual de ellas? ¿Cuán a menudo decimos: "Yo soy el hijo perfecto de
Dios; yo soy espiritual; yo soy divino"; y luego nos encontramos tan pobres
como antes o con los mismos problemas? Esas son tan sólo simples
declaraciones. Se asemeja al estar sentado en un cuarto a obscuras
repitiendo una y otra vez: "La electricidad da la luz". La anterior es una
declaración correcta, pero seguiremos sentados en la obscuridad hasta que
prendamos el interruptor y se haga la conexión con la fuente de la
electricidad.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Independientemente de cuántas afirmaciones de verdad sepamos o


repitamos, nada va a acontecemos, a menos que alcancemos la conciencia
de la verdad, y comprendamos nuestra unidad con nuestro Origen. La
meditación, es el camino.
El reino de Dios está dentro de nosotros; el lugar donde estamos tierra
santa es; dondequiera que estemos, Dios está; en la iglesia o fuera de ella. El
Maestro dice: "No adorarán al Padre en este monte; ni aun en Jerusalén".
Dios no se encuentra en lugares; Dios es hallado en la conciencia. Dios está
donde estamos nosotros, porque: "Yo y mi Padre uno somos". No podemos
evadirnos de Dios.

¿A dónde huiré de Tu Espíritu? ¿O a dónde huiré de Tu Presencia?


Si subiere a los cielos, Tú estás ahí; o si hiciere mi cama en el infierno, mira, Tú
estás ahí.
Y si tomara las alas de la mañana, y morara en lo más apartado del mar,
incluso ahí Tu mano me conduciría y Tu diestra me sostendría.
Sal 39: 7-10

Dondequiera que estemos Dios está; dondequiera que Dios esté


estamos nosotros, porque somos uno, inseparable e indivisible:

Nunca te dejaré ni te abandonaré. Dondequiera que estés o como


quiera que seas, nunca te voy a dejar ni te voy a abandonar -hindú, judío,
cristiano, musulmán, ateo. Es Mi naturaleza ser el verdadero corazón y alma
de tu ser. Ni siquiera tus tonterías ni tus pecados pueden interponerse entre
tú y Yo.
Temporalmente podrías apartarte de Mí, es decir, podrías pensar que
te has separado de Mí; y ciertamente puedes separarte del beneficio de Mi
Presencia, pero eso no significa que Yo te haya dejado. Encontrarás que en
algún momento, de noche o de día, si hubieses hecho tu cama en el infierno o
en los cielos, o caminases a través del valle de la sombra de muerte, en el
instante que quieras puedes volverte y hallar que Yo estoy caminando a tu
lado. Yo soy los brazos eternos debajo de ti. Yo soy la nube de día y la
columna de fuego de noche. Yo soy Aquello que pone mesa en el desierto
frente a ti. Si tienes hambre, Yo soy los cuervos que llegan trayendo tu
alimento. Yo soy la viuda compartiendo la pequeña torta y la botella de
aceite.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Yo nunca te dejaré. Yo seré el maná para ti en tu árida experiencia.


Yo seré Aquello que abrirá el Mar Rojo para ti si no se abriese otro camino.
YO SOY AQUELLO que YO SOY, por siempre y para siempre. Yo he sido Eso
hasta la eternidad, y seguiré siendo Eso, porque Yo Soy Yo en medio de ti.
Dondequiera que vayas, Yo iré.

Dios no es hallado arriba en los cielos -tampoco en peregrinaciones,


lugares o personas. Dios debe ser hallado dentro de nosotros. En el
instante en que aceptemos interiormente que esto es cierto, habremos
recorrido la mitad de nuestro camino de vida hacia la experiencia del cielo en
la tierra; pero falta la otra mitad. Ahora sabemos dónde está el reino de
Dios, pero ¿cómo alcanzamos su reconocimiento? Los hombres y mujeres
que buscaron el Santo Grial, el símbolo para el reino de Dios, pasaron toda
una vida sólo para descubrir que había sido un error buscar afuera aquello
que ya estaba dentro de ellos. Regresaron de su búsqueda exhaustos, física,
financiera y mentalmente; decepcionados por el fracaso de su misión.
Entonces, en un instante, miraron alrededor y encontraron el Cáliz dorado
colgando en el árbol, o escucharon al pájaro azul cantando su mensaje de
gozo -justo en su propio hogar, todo el tiempo. Eso es lo que sucede cuando
llegamos al reconocimiento de que el reino de Dios está dentro de nosotros.
Entonces es cuando se completa la otra mitad del trayecto.
Se han escrito cientos de libros sobre este tema, pero todos aquéllos
quienes han escrito desde las profundidades de la experiencia, están de
acuerdo en que la presencia de Dios, puede ser reconocida, sólo cuando los
sentidos son silenciados, cuando nos hemos establecido en una atmósfera de
expectación, de esperanza y de fe. En ese estado de descanso y paz es que
esperamos. Eso es todo cuanto podemos hacer, tan sólo esperar. No
podemos traer a Dios a nosotros, porque Dios ya está aquí en esta quietud,
silencio y confianza, interiores.
La meditación es una invitación para que Dios nos hable o para que Se
haga presente a nuestra conciencia; no es un intento de llegar a Dios, puesto
que Dios es omnipresente. La Presencia ya está. La Presencia siempre está;
en la enfermedad o en la salud, en la escasez o en la abundancia, en el
pecado o en la pureza; la presencia de Dios siempre está y ya está. No
estamos tratando de llegar a Dios, sino más bien de alcanzar un estado de
silencio en el que la conciencia de la presencia de Dios nos inunde.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Hemos sido educados para orar con nuestra mente pensante, como si
Dios pudiera ser alcanzado por medio del pensamiento. Dios jamás puede
ser alcanzado con o a través de, el pensamiento. Nadie podrá alcanzar a
Dios jamás con la mente; nadie podrá alcanzar jamás a Dios con el
pensamiento consciente -Dios sólo puede ser alcanzado por medio de un
estado de conciencia receptivo. Jamás sabremos cuándo nos hablará Dios,
pero podemos estar seguros de esto: Si vivimos en meditación, dedicando
suficientes períodos para mantener nuestro contacto con la Presencia,
estaremos bajo el gobierno de Dios, y en cualquier momento de necesidad o
apuro, Dios nos hablará.
Es nuestra responsabilidad hacer el contacto. Hasta que se haya
hecho el contacto, el Espíritu de Dios en el hombre es tan sólo una promesa;
el Cristo no es más que una palabra o concepto. Debe volverse una
experiencia, pero hasta que no se vuelva una experiencia la pregunta bien
debiera surgir: ¿Hay Espíritu dentro del hombre? ¿Es real el Cristo?
Interioridad es el secreto.
Siglos y siglos de buscar nuestro bien en el jardín de otros, siglos y
siglos de pensar que nuestro bien debiera llegarnos por la fuerza y el poder, o
por el sudor de nuestra frente, nos han separado de las profundidades de
esta interiorización, tal como si hubiera una enorme pared entre nosotros y
ese Cristo. Requiere un volvernos constantemente al interior para rasgar el
velo de la ilusión, ese muro intermedio que pareciera separarnos. Qué tan
rápido atravesaremos el velo, no tiene relación alguna con nuestra bondad
humana o con lo profundo de nuestros pecados; -tiene relación sólo con lo
profundo de nuestro deseo para hacer el contacto. Cuando hacemos ese
contacto no sólo son perdonados nuestros pecados, sino que también son
sanados. No se requiere que una persona primero se vuelva buena, antes
que pueda llegar bajo la gracia de Dios. No; actúa en el orden inverso: si se
permite que la gracia de Dios toque a una persona, la hará buena. El Espíritu
interior cambiará la vida exterior; la gracia interior aparecerá exteriormente.
Si persistimos en el reconocimiento: "El reino de Dios está dentro de
mí; el lugar donde estoy tierra santa es; Hijo: tú siempre estás Conmigo y
todo cuanto Yo tengo es tuyo"; y si nos acordamos de hacer esto dos o tres
veces al día, cada día, un día de estos algo nos acontecerá: Tendremos una
experiencia -pudiera ser una sensación de calor; pudiera ser una sensación
de liberación; pudiera ser una voz en el oído; mas es algo que ocurre dentro,
y nosotros, dentro de nosotros mismos, sabremos que hemos tenido la

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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visitación de el Cristo. Entonces sabremos que hemos experimentado el


anunciamiento y la concepción de el Cristo; el Cristo en nosotros es
despertado, y desde ese instante seremos capaces de decir:

"Yo puedo hacer todo por medio de Cristo", no por medio de mi


sabiduría humana, ni a través de mis músculos; no debido a que sé un
montón de palabras y he leído muchos libros; sino que por medio de Cristo, Yo
puedo hacer todo. El Cristo interior me fortalece; el Cristo interior es una
Presencia que va delante de mí para enderezar lo torcido.

Esto ya no sería más una serie de citas; se volvería una experiencia.


Esta experiencia interior se convertirá en la substancia de nuestra
experiencia exterior. Puede verterse desde nuestra boca como un mensaje;
puede verterse desde nuestro hogar como felicidad; puede derramarse
desde nuestra actividad como éxito; pero deberá ser un Cristo reconocido, un
Cristo resucitado; deberá ser un Cristo sentido en la conciencia. Ello debe
tocarnos; Ello debe calentarnos; Ello debe iluminarnos.
Entonces podremos descansar, mas no por mucho tiempo porque el
mesmerismo del mundo se impone de nuevo, y al cabo de seis horas, los
encabezados sensacionalistas del periódico y las noticias del radio afectarán
nuestra conciencia, y el Cristo comenzará a deslizarse hacia un último plano.
De esta manera es como aprendemos a sentarnos de nuevo y a renovarnos, a
llenarnos con el reconocimiento de esta presencia del Cristo, y seis horas más
tarde habrá que volverlo a hacer.
Llegará el día cuando este reconocimiento de el Cristo se convertirá en
una práctica de cada hora, y finalmente meditar se volverá del todo
innecesario, porque en esa etapa el Cristo se hará cargo y vivirá nuestras
vidas, y cualquier otro esfuerzo consciente ya no será necesario. Pero antes
de que sea alcanzada esa etapa de desarrollo, se requiere de este esfuerzo
consciente para alcanzar "esa mente que hubo también en Cristo Jesús", para
alcanzar el reconocimiento de la presencia del Cristo; y este esfuerzo
consciente requiere horas y horas de meditación y contemplación. Es
durante este tiempo de meditación y contemplación, que nos abrimos al
Cristo. Las palabras se vuelven innecesarias; los pensamientos se vuelven
innecesarios. Ahora los pensamientos nos llegan desde el Interior. El Verbo
de Dios nos es hablado, nos es expresado desde dentro de nosotros. Ya no
estamos diciendo palabras, sino La Palabra.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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¿Qué tan profundo es nuestro deseo por el reconocimiento de Dios?


¿Cómo podemos medir la profundidad de nuestro amor por Dios? La
respuesta es muy simple: ¿Cuánto tiempo y atención estamos dispuestos a
darle al permanecer sentados en el silencio hasta que sintamos la presencia
de Dios? Eso es lo que determina cuánto amor tenemos por Dios. Si no
tenemos el tiempo, si no tenemos la paciencia, si no tenemos la voluntad de
entregar nuestro corazón, alma y mente completos al reconocimiento de
esta presencia del Cristo, es que no tenemos suficiente amor por Dios. Es
como cuando tenemos una madre que vive en algún lugar distante. ¿Qué
tanto estamos dispuestos a luchar, qué tan grande el sacrificio que estamos
dispuestos a hacer para obtener los recursos para visitarla o para enviarle los
recursos para su bienestar? Eso determinaría cuánto amor le tenemos.
Debiéramos usar la misma clase de vara para medir, en el momento de
determinar nuestro amor por Dios. ¿Qué tanto estamos dispuestos a
sacrificar de tiempo y esfuerzo para leer, estudiar, o lo que sea necesario,
para despertar a ese Cristo invisible que duerme? Justamente esa es la
medida de nuestro amor.
Cuando lleguemos al punto donde tengamos no menos de cuatro
períodos de meditación diarios, estaremos comenzando a obedecer el
mandato de Pablo de: "orad sin cesar". Los místicos revelaron que en
quietud y en silencio está nuestra fortaleza. En quietud y en silencio es que
encontramos a Dios; no en adoración exterior.
Jesús fue un paso más allá y dijo que deberíamos orar en secreto -
debemos entrar al santuario interior, cerrar la puerta, y orar donde ningún
hombre pueda vernos. Cuando estamos a solas se da la oportunidad para
que ocurra algo que jamás puede acontecer en público. ¿Por qué? Porque
cuando estamos en público el ego se exhibe. No podemos ser nosotros
mismos, incluso ni en la presencia de aquéllos a quienes amamos. Todo
aquello que tiende a exhibir al ego, destruye nuestra integridad espiritual.
Cuanto más secreta y sagrada mantengamos nuestra relación con Dios, sin
exhibirla en ningún momento, tanto más poderosa será.
El ego debe ser destruido para hacer espacio al Ego único, nuestra
naturaleza-Cristo. Como seres humanos tenemos una personalidad propia
que gustamos de glorificar. Toda la enseñanza de Jesús fue la destrucción
del ego personal: "Las palabras que Yo les digo, no las digo por mí mismo;
sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras. ...Mi doctrina no es mía,
sino de Aquél que me envió". Él venció su ego y nos dejó una pauta a seguir:
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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orar en secreto. Incluso avanzando más, dijo: "Cuando des limosna, que tu
mano izquierda no sepa lo que la derecha hace. .y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará en público". Cada vez que somos caritativos o
generosos en público, cada vez que oramos en público para ser vistos por los
hombres, cada vez que en público expresamos nuestras convicciones
religiosas, es que estamos glorificando a nuestro propio ego tratando de
demostrar cuánto hacemos o cuánto sabemos. Y es porque olvidamos que
nuestro Padre que ve en lo secreto, nos recompensará en público.
En todo esto hay un gran misterio espiritual. Resulta extraño que
conforme nos acercamos más y más a Dios, y cuanto más mantenemos todo
esto encerrado dentro de nosotros, tanto mayor es nuestro despliegue
espiritual. Cuando se trata de un secreto profundo dentro de nosotros, Dios,
a Su manera, lo hace evidente externamente para aquéllos que pudieran
tener algún interés en saber acerca de nuestra generosidad o de nuestra
relación con Dios.
El secreto de la meditación es: silencio; ninguna repetición; ninguna
afirmación; ninguna negación -tan sólo el reconocimiento de la totalidad de
Dios, y entonces. el silencio profundo, profundo, que anuncia la presencia
de Dios. Cuanto más profundo es el silencio, tanto más poderosa es la
meditación. Aquello que es santo, manténganlo santo; manténganlo
sagrado; y manténganlo en secreto. No hay nada de naturaleza sagrada que
necesite ser compartido con otro. Cada uno es libre de buscar a Dios a su
propia manera, y deberá hacer el esfuerzo por sí mismo, para encontrar
aquello que está buscando. No hay justificación alguna para compartir lo
profundo, para compartir lo más sagrado de nuestra relación con Dios,
porque cada uno es libre para ir y hacer lo mismo. Lo profundo y lo sagrado,
debe ser escondido dentro de nuestra propia conciencia. Cuanto más
mantengamos lo secreto y lo sagrado dentro de nosotros, tanto mayor será
el poder.
La meditación interior continua, el esfuerzo constante hacia el centro
de nuestro ser, dará, a su tiempo, como resultado, la experiencia de el Cristo.
En ese instante descubriremos el misterio de la vida espiritual: No tendremos
que pensar en aquello que comeremos, en aquello que beberemos ni en
aquello con lo que nos vestiremos; no tendremos que planear; no tendremos
que pelear. Sólo Cristo puede vivir nuestra vida por nosotros; y
encontramos al Cristo dentro de nosotros, en la meditación. En la medida
en la que alcancemos la experiencia o actividad de el Cristo, la presencia de el

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
85

Espíritu de Dios en nosotros, en esa misma medida se determinará el grado


del despliegue espiritual.
Cuando a través de la meditación hayamos alcanzado este
reconocimiento de el Espíritu de Dios morando en el Cristo, retirándonos
hacia el centro de nuestro ser día tras día, sin hacer el menor movimiento sin
Su aprobación interior, la actividad de el Cristo nos alimentará, nos proveerá,
nos enriquecerá, nos sanará y nos traerá hacia la plenitud de vida. Entonces
con seguridad sabremos: "Yo he venido para que puedan tener vida, y para
que la tengan más abundantemente".

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
86

CAPÍTULO VIII

EL RITMO DE DIOS

La persona que vive por meditación jamás vuelve a estar totalmente


sola y tampoco vuelve a ser parte completa de este mundo. Si se mantiene
fiel a la práctica de la Presencia, a los pocos meses se encontrará en el estado
de ánimo contemplativo la mayor parte del tiempo. Al contemplar a Dios y
las cosas invisibles de Dios, se volverá uno con Ello, de manera que no habrá
lugar donde Dios se quede fuera y ella irrumpa. Aquello en lo que more
continuamente una persona; aquello que abrace en su conciencia, será
aquello con lo que finalmente se volverá uno. Ese estado de unidad
continua fue lo que capacitó al Maestro para decir: "Aquél que me ha visto
ha visto al Padre que me envió, porque Yo y mi Padre uno somos".
Todo lo bueno tiene que llegar a la experiencia de los Hijos de Dios.
¿Quiénes son los Hijos de Dios? ¿Nosotros? No; a menos que el Espíritu del
Señor esté sobre nosotros -"Así que si el Espíritu de Dios mora en vosotros,
entonces vosotros sois los Hijos de Dios", y sólo entonces estaremos sujetos
a las leyes de Dios. Si salimos de casa sin el reconocimiento interior de que
el Espíritu del Señor está sobre nosotros, estaremos yendo al mundo como
seres 'humanos' sin ninguna ley de Dios que nos sostenga; seremos seres
'humanos' sujetos a las leyes 'humanas' -leyes de accidentes, contagio,
enfermedad y muerte. Habremos desaprovechado la oportunidad de
admitir la influencia divina en nuestra experiencia, y nuestra actitud
virtualmente sería: "Puedo vivir bien este día, bajo mi propio poder; puedo
hacerme cargo de este día sin la ayuda de Dios", en lugar de hacer de Dios la
actividad del día y con ello establecernos en el ritmo de Dios:

Padre, este es Tu día, el día que Tú has hecho. Tú hiciste que el sol se
levantara; Tú has dado luz y calor a la tierra; Tú nos has dado la lluvia y la
nieve; las estaciones del año son Tuyas, "tiempo de siembra y de cosecha, de
frío y calor, verano e invierno, y día y noche". Éste es Tu día.
Tú me creaste; yo soy Tuyo. Desde el principio Tú me creaste en el
vientre. Úsame este día, porque como los cielos declaran la gloria de Dios y
la tierra muestra las obras de Tus manos, así debo yo mostrar la gloria de

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Dios. Este día me permito glorificar a Dios. Este día, dejo que la voluntad
de Dios se manifieste en mí. Este día dejo que la gracia de Dios fluya desde
mí y a través de m, para todos aquéllos con quienes me encuentre.

Durante esa breve pausa para la comunión interna en las primeras


horas del día, pudieran llegarles en otro momento, estas palabras:

Padre, Tu inteligencia es lo que yo necesito hoy -no mi sabiduría


limitada, sino Tu infinita sabiduría. Este día necesito todo el amor con el cual
Tú puedas llenarme. Dame Tu sabiduría y Tu amor en gran medida.

Esa clase de meditación surge de una profunda humildad, de una gran


humildad de espíritu que está dispuesta a admitir: "Padre: sin Ti nada puedo
hacer; sin Ti nada soy; sin Ti soy nada".
Pudiera ser que durante el día tuviéramos serios problemas que deban
ser resueltos y que estén más allá de nuestra capacidad o entendimiento, o
más allá de nuestra capacidad económica para resolverlos; o pudiera haber
decisiones difíciles que deban ser tomadas. La respuesta no se encuentra en
ninguna habilidad personal que pudiéramos o no tener, ni en nuestros
recursos materiales; la respuesta se halla en contactar el almacén infinito
interior: "Él lleva a cabo aquello que se me encomienda. . E l Señor
perfecciona aquello que me corresponde". Entrar a nuestro santuario
interior y orar sin pedir nada, sino reconociendo nuestra filiación divina y
morando en las promesas de los inspirados recuentos de las Escrituras, nos
llena de una confianza que mantenemos todo el día, la cual es adecuada para
triunfar sobre algún y sobre todo obstáculo que pudiésemos encontrar:

Padre, tengo grandes demandas que están más allá de mi


entendimiento y más allá de mi fuerza, por lo que debo confiar en Ti para que
lleves a cabo aquello que se me encomendara. Tú has dicho que Tú siempre
estás conmigo y que todo cuanto Tú tienes es mío. Concédeme hoy la
seguridad de que Tu amor está conmigo, que Tu sabiduría me guía, y que Tu
presencia me sostiene.
Tu gracia es mi suficiencia en todo. ¡Tu gracia! Estoy satisfecho
Padre, de saber que Tu gracia está conmigo. Eso es todo cuanto pido,
porque esa gracia se hará tangible como maná cayendo del cielo, como

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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botella de aceite que jamás se agota, como panes y peces que siempre están
multiplicándose. Cualquiera que sea mi necesidad Tu gracia la satisface hoy.

Eso es más que suficiente para comenzar nuestro día, no como el hijo
del hombre, sino como el Hijo de Dios.
Una Presencia mora en nosotros, una Presencia trascendental, la cual
no puede ser descrita aunque es reconocida en la meditación. No hay mayor
don que pueda llegar a algún hombre o mujer, que la convicción
inquebrantable de que Dios cuida de nosotros; pero ninguno puede tener
esta garantía mientras niegue el reconocimiento consciente y continuo de la
presencia de Dios. Si el Verbo mora en nosotros, daremos mucho fruto.
Dios es glorificado en el fruto de nuestras vidas y de ninguna otra manera.
En la medida en que vivamos en este Verbo permitiéndole que a su vez more
en nosotros, experimentaremos una vida humana armoniosa y fructífera.
Cierto, pudiera haber problemas, pero ¿qué importa? A ninguno se le
promete inmunidad total de las discordias de la vida en tanto esté en la tierra
viviendo una vida 'humana'. Inevitablemente surgirán problemas, pero sólo
pueden ser de bendición, debido a que es a través de estos problemas, que
nos elevamos más alto en conciencia, y por medio de dicha elevación, la
armonía es traída a nuestra cotidianeidad.
Las experiencias que llegan mientras vivimos en obediencia a la voz
interna, son milagros de belleza y gozo. No temamos seguir esa voz, incluso
si al principio estuviésemos tan mal sintonizados a ella que no la
escucháramos correctamente. Mucha gente va por la vida sin alcanzar nada,
debido a que no está dispuesta a actuar por miedo a cometer algún error.
No hay necesidad de temer a los errores ni a los fracasos. Cualquier error
que pudiera cometer una persona que sea obediente a la vocecita callada,
será insignificante, y dichos errores jamás serán lo suficientemente serios
como para no ser reparables; rápidamente podría recuperarse de nuevo y
pronto estar completamente inmersa en el Espíritu. Los errores no son
fatales; ninguno es eterno; -el triunfo es eterno, pero los fracasos sólo duran
días.
Si hiciéramos contacto con el reino de Dios dentro de nosotros,
estaríamos viviendo a través de Dios el resto de nuestros días. Entonces la
filiación espiritual -Dios expresándoSE como individualidad -sería revelada
sobre la tierra. Dios nos formó para manifestarLO sobre la tierra, para
expresar Su gloria; y tal es nuestro destino. Dios plantó Su abundancia

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
89

infinita en medio de nosotros. No es necesario que algo les llegue a ustedes


o a mí, aunque todo debe manar desde nosotros. ¿Y por qué medios? Por
medio de esa Presencia, esa Presencia que sana, provee, multiplica y
alecciona. Esa Presencia llevará a cabo toda acción legítima de vida, pero
sólo estará activa en nuestra vida en tanto nos consagremos y dediquemos a
los períodos de meditación. La devoción y la consagración son necesarias
para darnos la intención suficiente para recordar una docena de veces al día,
el no hacer ningún movimiento sin el reconocimiento de la Presencia, o al
menos, sin concientizarnos de Ella.
Hay muchas oportunidades durante el día para que cualquier persona
reconozca la Presencia. Frente a cualquier puerta que abramos o cerremos,
no es tan difícil desarrollar el hábito de esperar por un segundo para
reconocer:

Dios está de este lado de la puerta tal como Lo está del otro lado. No
hay lugar alguno donde pudiera ir el día de hoy, en donde la presencia de Dios
no esté. Dondequiera que yo estoy, Dios está.

Podemos detenernos antes de comer para recordar que no sólo


vivimos de pan, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios. Así
que mientras contemplamos la comida sobre la mesa, podemos
silenciosamente, expresar gratitud por la Procedencia de esa comida, por
Aquello que la trajo a nosotros: "Tu gracia ha dispuesto mi mesa".
No hay un solo momento durante el día en el que una persona
espiritualmente alerta no encuentre una razón para decir: "Gracias Padre".
Muchas veces podría parecer no haber nada por lo cual agradecer a Dios,
excepto quizá por el sol que brilla, pero incluso eso, es un reconocimiento de
la Presencia. En ocasiones, frente a circunstancias frustrantes o
perturbadoras, pudiéramos preguntarnos cómo podríamos alabar a Dios,
mas si estamos despiertos en filiación espiritual, siempre encontraremos
razones para agradecer a Dios. Esta práctica continua de la Presencia,
reconociendo a Dios en todos nuestros caminos, nos provee de amplios
períodos para sentarnos en el silencio y esperar por el sentimiento interno de
que el Espíritu de Dios se está moviendo, haciendo a Dios el principio
gobernante, sostenedor y sustentador de toda nuestra experiencia. La
verdadera oración de comprensión espiritual es una oración de que el don de
Dios de Sí Mismo, puede sernos dado.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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La infinitud está dentro de nosotros en este y en todo momento: toda


sabiduría espiritual, toda gracia divina, la eternidad y la inmortalidad -todo
esto está incorporado dentro de nosotros, en este y en todo instante.
Comencemos a manifestar esta infinitud. ¿Cómo? Comiencen a derramar.
Busquen en toda su casa espiritual, su conciencia, y vean si no pueden hallar
algún pasaje bíblico, alguna pizca de amor que expresarle a alguien, o unas
cuantas gotas de perdón. Encuentren algo en su hogar. Comiencen a
permitir que unas cuantas gotas del aceite que hallen ahí, fluya silenciosa,
secreta y sagradamente. Manténganlo fluyendo, y mientras tanto, estén
receptivos a lo que se despliegue desde el interior. No intenten inventar
declaraciones o pensamientos. En un estado de receptividad sosegada
esperen pacientemente el despliegue. Pronto será añadida al pensamiento
original, una segunda idea. Contemplen ambas. Moren en su significado;
moren sobre su posible efecto en la vida de ustedes o en la de otros.
Mientras consideran estas dos ideas, en ocasiones gentilmente, y en otras
abruptamente, irrumpe un tercer pensamiento, algo que no habían
considerado con anterioridad. Y, ¿de dónde están llegando estas ideas? De
dentro de ustedes. Recuerden que siempre han estado ahí, pero ahora
ustedes les están 'permitiendo' salir. Dentro de esa Interiorización está el
almacén que constituye su propio almacén individual, el cual es infinito,
porque es Dios. El reino de Dios está dentro de ustedes, y en meditación es
que están extrayendo de él.
Si no hay suficiente amor en sus vidas, es tan sólo porque no están
amando lo suficiente, y eso quiere decir que no están tocando la fuente
infinita de amor dentro de su propio ser. Dejen que ese amor fluya: Amen
este mundo; amen el sol, la luna y las estrellas; amen las plantas y las flores;
amen a toda la gente. Permitan que el amor fluya. Ese amor que fluye
desde el almacén de amor infinito dentro de ustedes constituye el pan de
vida que ha de regresar.
Dejen que la verdad mane desde ustedes hacia este mundo. Cuanta
más verdad liberen, tanta más verdad tendrán. Ustedes son los
instrumentos a través de los cuales la verdad de Dios está fluyendo hacia la
conciencia. Desconocen a dónde está yendo o a quién está bendiciendo esta
verdad. Desconocemos quién está sintiendo el amor que brota dentro de
nosotros, y no importa que lo sepamos, porque no es nuestro amor; se trata
del amor de Dios. Ustedes no son más que los instrumentos por medio de
los cuales, fluye el amor. Comiencen siempre su meditación con el

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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reconocimiento de que la infinitud yace dentro de ustedes, que no están


buscando el que 'algo' les llegue; jamás estén buscando tener, adquirir o
alcanzar; solamente busquen el permitir que la gracia de Dios fluya a través
de ustedes, el instrumento, el Hijo de Dios.
Quizá alguien los esté buscando por bendición espiritual. No
comiencen creyendo que no tienen suficiente entendimiento, que no han
leído suficientes libros o que no han tenido la suficiente experiencia como
para poder ayudar a otros. Comiencen con las dos gotas de aceite que ya
tienen, y háganlo re-conociendo la verdad, no acerca de la 'persona', sino
acerca de Dios:

Yo permito que la verdad fluya a través de mí hacia las naciones del


mundo que estén todavía buscando aquello que habrán de comer, aquello
que habrán de beber, y aquello con lo que habrán de vestirse; mas yo no sólo
vivo de pan, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios. Cada
verdad que llega a mi conciencia es la longitud de mis días, mi provisión
diaria, y mi sabiduría y comprensión. Todo cuanto necesito o todo cuanto
puedo necesitar es escuchar la vocecita callada dentro de mí, y descansar en
el ritmo de Dios.
Por medio de mí la gracia de Dios fluye hacia este mundo como una
Presencia y un Poder de bendición invisibles. Yo soy ese centro a través del
cual esa gracia es conferida al mundo, mi mundo; el instrumento de Dios a
través del cual la sabiduría divina, el pan, el vino y el agua de la vida llegan a
la humanidad. Las naciones del mundo buscan pan, alimento, vestido y
techo, pero "no vosotros, mis discípulos" -no yo; yo sólo busco el reino de
Dios y permito que la gracia de Dios fluya a través de mí.
El Espíritu de Dios en mí es el Cristo. Su función es sanar, levantar al
muerto, abrir los ojos al ciego -al ciego material y al espiritual, -e iluminar la
conciencia humana. "Mi paz", la paz del Cristo, me es dada; y a través de mí,
hacia el mundo. Esa es la función de la luz que se derrama por medio de mí.
La verdad, el Yo Soy, se convierte en el pan de vida para este mundo que aún
no conoce su propia identidad. Yo, mi conciencia divina, me convierto en el
vino y el agua. Esta luz que Yo Soy, se vuelve la luz del mundo para aquél que
no esté iluminado; y Mi presencia, una bendición.

Hay un ritmo eterno en el universo -"tiempo de sembrar y de


cosechar; de frío y de calor; de verano e invierno; y de día y de noche. para
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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todo hay una estación, y un tiempo para todo propósito bajo los cielos". Al
contemplar el flujo eterno de la gracia de Dios nos convertimos en uno con
ese propósito eterno y descansamos en el ritmo de Dios. El ritmo del
universo fluye a través de nosotros:

Los cielos declaran la gloria de Dios; y el firmamento muestra las obras de Sus
manos. Un día emite palabra a otro día; y una noche a otra noche declara
sabiduría. ...Permite que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón,
sean gratas a Tu vista, Oh Señor, mi fortaleza y mi redentor.
Sal 19: 1, 2, 14

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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CAPÍTULO IX

UN INSTANTE DE NATURALEZA-CRISTO

La letra correcta de la verdad necesaria para el despliegue espiritual


está incorporada en los principios expuestos en los capítulos anteriores: Ama
a Dios con todo tu corazón, reconociendo que Dios es el único poder y que
no hay poder en ningún efecto; ama a tu prójimo como a ti mismo
absteniéndote de todo juicio como bueno o malo, perdonando setenta veces
siete y orando por tus enemigos; reconoce la naturaleza infinita del ser
individual cuya conclusión es que hay un sólo Ser; comienza a verter en el
reconocimiento de que 'al que tiene se le dará'; demuestra a Dios, no
demuestres 'cosas'; medita en Dios y en las cosas de Dios; y sólo vive en este
instante, el cual es el único instante que hay.
Una conciencia llena con cualquiera de estos principios, viviendo y
trabajando con ella día tras día y semana tras semana, bastará para
transformar nuestra experiencia y llevarnos al reino de los Cielos. En lugar
de intentar captar todo el significado de la verdad en el corto plazo de un día
o de una semana, leyendo éste o aquel otro libro, debiéramos comenzar a
trabajar con alguno de los principios, considerándolo a diario en la
meditación por al menos durante un mes; morando en él hasta que su
significado interior sea revelado y se convierta en "el Espíritu que vivifica";
observando luego hasta qué grado nuestras palabras y acciones están en
armonía con él. Así es como se convierte en hueso de nuestros huesos y en
carne de nuestra carne.
Con frecuencia permitimos que las presiones del mundo nos roben, no
sólo nuestra paz sino también el tiempo en el cual tenemos estos tranquilos
períodos de renovación que obran en la transformación de nuestras vidas. Si
somos sinceros en nuestro deseo de experimentar a Dios, será cuestión de
tomar la decisión de no permitir que nada interfiera con nuestra firme
resolución y nuestro propósito tenaz. Muchos de nosotros conocemos gente
que ya ha descubierto la forma de hacer esto. Esa gente es capaz de llevar a
cabo una tremenda cantidad de trabajo e incluso jamás parece estar
presionada por el tiempo, sino siempre, aun en medio de las circunstancias
más agresivas, mantiene una gentil tranquilidad y una ecuanimidad

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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inamovible. Se mueve dentro y fuera de la confusión, y resiste la presión


exterior con una calma equilibrada y ecuánime. ¿Cuál es su secreto?
¿Cómo es que ha desarrollado esta habilidad?
Hay una práctica sencilla con la cual puede alcanzarse una considerable
cantidad de esta paz si se lleva a cabo día tras día. Se trata del desarrollo de
una conciencia en el ahora, un estado del aquí y el ahora. Este estado del
ahora se alcanza al entrenarnos conscientemente, en vivir sólo en este
instante, reconociendo primero que nada, que no vivimos por el maná del día
de ayer. Puesto que vivimos sólo por el maná que cae el día de hoy, nuestra
dependencia está sólo en aquello que nos llega hoy y no en aquello que se
presentó ayer ni en aquello que aconteció el mes pasado. No perdamos el
tiempo pensando en lo que la gente nos debe del ayer, ni en el perjuicio o
daño que pudieron habernos ocasionado.
Nuestra responsabilidad es únicamente por este día y por este
momento. Cualquier petición que se nos haga, cumplámosla en este
momento. Si nos llegara una llamada por ayuda no esperemos hasta la
noche para otorgarla, sino respondamos la llamada en el instante en que
llegue. Si hubiera correspondencia por atender, debiera ser respondida hoy
para que mañana comencemos nuestro trabajo y nuestro día sin asuntos
pendientes. Es sorprendente cuánto tiempo libre sobra durante el día una
vez que nos hemos hecho cargo de todo, conforme se fue presentando. A la
mayoría de nosotros nos faltan días libres por estar tratando siempre de
terminar el trabajo que se acumuló del día de ayer, y del de antier, trabajo
que debió haber sido hecho en su oportunidad.
Esta práctica del ahora desarrolla una conciencia que jamás está
presionada por el afuera, debido a que no hay nada que hacer excepto
aquello que tenemos a la mano en este instante. Viviendo en esta
conciencia, jamás nos pre-ocupamos por la provisión ni por ninguna
obligación para el mañana. Sólo existe el hoy; sólo existe esta hora para el
hoy; sólo existe este instante del hoy. Así es como se desarrolla en nosotros
-nosotros no la desarrollamos, -Eso; el Cristo de nuestro ser desarrolla en
nosotros una sensación de paz, una sensación de calma, de manera que
escuchamos dentro de nosotros las palabras: "Yo nada puedo por mí mismo;
es el Padre que mora en mí quien hace las obras. .Todo lo puedo en Cristo.
Vivo, pero no yo; sino Cristo vive en mí".
Cuando "Cristo vive en mí", cuando Cristo vive mi vida por mí, ninguna
demanda jamás es hecha sobre mí; toda demanda es una petición sobre el
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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Cristo. El Padre interior puede hacer más en doce segundos, de lo que


nosotros podemos en doce horas. Estemos dispuestos a responder a
cualquier cosa en este mundo sin resentimientos, sin rebeldía, sin el
sentimiento de que es demasiado para nosotros, o de que se nos pide en
demasía. Pudiera ser mucho para Juan, María o Enrique; pero jamás es
mucho para el Cristo.
Sólo existe este momento -un instante de naturaleza-Cristo. No
podemos vivir el ayer. Nadie tiene la habilidad para vivir el ayer y nadie
puede vivir el mañana. Tan sólo hay un tiempo en el cual podemos vivir y
ése es: ahora, en este momento; aquello que somos en este instante es lo
que constituye nuestra vida.
En Isaías leemos: ".Aunque tus pecados fuesen rojos como la grana,
se harán blancos como la nieve". En ese mismo sentido el Maestro dijo al
ladrón en la cruz: "Hoy estarás tú conmigo, en el paraíso". Estos ejemplos
indican un sólo punto, y es: el que vivimos en un estado constante del ahora.
El ayer no existe. Por cierto, incluso el 'hace una hora' no existe, y por ello
es que todo aquello que le pertenece al ayer o al 'hace una hora' está tan
muerto como el periódico de ayer; no forma parte de nuestro s e r . a menos
que lo revivamos en este instante.
Nuestra demostración es mantener nuestra integridad en el grado más
alto del que seamos capaces en un momento dado. Si cometemos una falta,
levantémonos y asegurémonos de que no vuelva a ocurrir. Sólo aquello que
arrastramos al presente es lo que nos hiere -no lo que aconteció en el
pasado, sino aquello que traemos al presente de lo que aconteció en el
pasado. Cada uno de nosotros podría comenzar fresco cada día en el
reconocimiento de: "Yo y mi Padre somos uno", y no importarían nuestros
errores del pasado mientras no fueran repetidos hoy. Es sólo cuando
revivimos el ayer y lo traemos al ahora, que nos daña. No vivimos debido al
maná de ayer; ni siquiera podemos sufrir por la escasez de maná del ayer.
Lo único que cuenta es lo que somos y tenemos en este instante, lo que
estemos viviendo ahorita. Nosotros somos los únicos que con la memoria,
traemos el ayer al ahora. También podemos traer el ayer a nuestras
acciones, al cometer hoy, los mismos errores de ayer.
Si en este momento revivimos los odios, temores y animadversiones
del ayer, los avivaremos y re-activaremos en nuestra experiencia del ahora.
Entonces estaremos sujetos al castigo de la ley cósmica, debido a que éste es

PRACTICANDO LA PRESENCIA
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el instante en el cual estamos en enemistad o en animadversión a la ley de el


Cristo. Pero démonos cuenta en este instante:

El ayer se fue para siempre; el mañana jamás llegará; sólo está el hoy;
y el amor del ahora es el cumplimiento de la ley. En este momento reconozco
al Cristo como mi ser; reconozco al Cristo como la vida de mi amigo o
enemigo; reconozco sólo al Cristo.

Entonces en este instante estaremos en la conciencia-Cristo. En este


momento estaremos alineados con la ley cósmica, y todo el poder de la
Deidad estará fluyendo a través de nosotros para "perdona nuestras deudas
tal como nosotros perdonamos a nuestros deudores, [para] que no caigamos
en tentación", y para mantenernos en la vía que conduce al cumplimiento
espiritual. Adhirámonos firmemente a esta naturaleza-Cristo. "Ve y no
peques más". No importa cuán rojos fueron nuestros pecados hace un
momento, si en este instante reconocemos al Cristo -Cristo como
omnipotencia, Cristo como nuestro ser individual, Cristo como el único poder
en nuestra experiencia. Entonces es que somos hijos de Dios; entonces es
que estamos alineados con el poder cósmico y todas las fuerzas del mundo se
unen para apoyarnos, sostenernos, sustentarnos y mantenernos.
"Ni Yo tampoco te condeno; pero vete y no peques mas". Éste es
nuestro momento de arrepentimiento. "Volveos y vivid". Éste es nuestro
instante de adoptar al Cristo; éste es el momento de aceptar al Cristo; éste es
el momento en el cual reconocemos que ya no consentiremos más con el
resentimiento, la venganza o las revanchas; ni tampoco con ponernos alguna
armadura con la cual defendernos de las malas acciones o pensamientos de
otros, sino que en este instante nos apoyamos en nuestra naturaleza-Cristo.
No sólo nos apoyamos en nuestra propia naturaleza-Cristo, sino que nos
apoyamos en la naturaleza-Cristo de cada persona. Mas no podremos
apoyarnos en nuestra naturaleza-Cristo, a menos que reconozcamos también
la naturaleza-Cristo de toda otra persona. Cuando contemplemos la
naturaleza-Cristo en este universo, cuando veamos al Cristo aparecer como
formas humana, animal o vegetal, entonces todo el poder del cosmos
trabajará en nosotros. Incluso trabajará por medio de nuestro cuerpo para
levantarlo, para resucitarlo, para redimirlo, para espiritualizarlo, de manera
que incluso este cuerpo se convertirá en el templo del Dios vivo, y no sólo

PRACTICANDO LA PRESENCIA
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será un cuerpo carnal o mortal. Este cuerpo carnal será trasladado hacia su
realidad espiritual -pero sólo en un instante de naturaleza-Cristo.
El ayer se ha ido; nuestros viejos días -se han ido. Nuestras
animadversiones, nuestras envidias y disputas - ¿qué hay de ellas? Bajo
circunstancias comunes eso representa sólo la ignorancia humana; ¿pero qué
sucede cuando aquéllos que han reconocido al Cristo consienten con todo
eso? Lo que sucede es que se vuelven 'huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes'. Si una persona ha aceptado al Cristo, si se ha revestido
con el Manto y ha adoptado la naturaleza-Cristo -y luego regresa y consiente
con estos errores humanos, se le exigiría un castigo doble debido a que
entiende la ley, y a sabiendas, la violó. Entonces estaría pecando consciente
y no ignorantemente. La única palabra final sería: "Vete, y no peques más".
Esta vida no es nuestra. Esta vida es de Dios. Le pertenecemos a
Dios, y Dios es responsable por nuestra vida y por nuestra realización. Todo
lo bueno que ocurra en nuestra vida es Dios en acción; y todo lo malo que
nos acontezca será sólo en la medida en que la palabra "yo" sea introducida
-yo, Juan; yo, María; yo, Enrique. ¡Que no haya alabanza, condena, ni peso
de responsabilidad, en nosotros! Cuando llegue la responsabilidad,
asegurémonos de no permitir que este sentido humano del "yo" se presente
y diga: "¿Cómo puedo 'yo' llevar a cabo esto? ¿Cómo podría 'yo' realizar
aquello? 'Mi' fuerza no es suficiente; 'mi' saldo bancario no basta". Jesús
no permitió que la palabra "yo" se introdujera cuando fue llamado a
alimentar a los cinco mil. Él reconoció que nada podía hacer por sí mismo.
Mientras estudiamos, leemos y meditamos, estamos desarrollando un
estado de conciencia que reconoce al Padre interior como: el único actor y la
única actividad, y estaremos adoquinando el camino para una verdadera
experiencia de Dios. En el instante en que tengamos una experiencia de Dios
ya no viviremos nuestra propia vida; Dios vivirá Su vida, como nosotros. No
tendríamos nada que hacer sino estar muy tranquilos, y en silencio. Sería
como estar mirando sobre nuestro hombro observando a Dios desplegarse.
Nos convertiríamos en espectadores de Dios y de la actividad de Dios, y
entonces todo sentido de responsabilidad personal se desvanecería.
Temprano por la mañana iniciaríamos nuestro día con un sentido de
expectación por aquello que el Padre nos presentaría para llevarlo a cabo.
Una vez que el trabajo nos fuera asignado, surgiría una tranquila sonrisa al
recordar que Él, Quien nos lo ha dado, es Quien lo llevará a cabo. El día se

PRACTICANDO LA PRESENCIA
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llenaría con gozo al contemplar el despliegue de la gloria del Padre como


nuestra experiencia individual.
Nos convertiríamos en espectadores de Dios apareciendo como
ustedes y como yo. ¿Pero qué hay de toda la gente allá afuera en el mundo
con quienes nos pondríamos en contacto a diario? Ellos representarían
nuestro concepto finito de Dios, aunque en realidad todo cuanto aquí hay, es
Dios manifestado como el Hijo: el Padre y el Hijo, uno; Dios, lo invisible, y el
Hijo, lo visible. Ver esto sería ser capaces de vivir como espectadores de
Dios llevando a cabo aquello que se nos encomendara, como espectadores
de Dios como la ley divina que todo lo ajusta. Cuando esto se llevara hacia
las relaciones familiares, las relaciones con la comunidad, las relaciones entre
jefes y empleados, esta ley de ajuste actuaría para revelar: la armonía eterna.
Es la responsabilidad de Dios velar para que estemos agradecidos unos
con otros; para que cooperemos unos con otros; ya que estas actividades son
amor; y el amor es de Dios, y no del hombre. El hombre es el único vehículo
para la expresión del amor; el instrumento para que el amor de Dios sea
expresado. Mientras el Cristo sea la fuerza de motivación en nuestras vidas,
jamás glorificaremos con alabanzas y nunca seremos lastimados por la
censura. Porque aquello que fuese, alabado sería el Cristo. Sin embargo si
ese Cristo fuera mal interpretado, podría ser condenado. No habría
condenación alguna para la persona que supiera que sólo es el Cristo aquello
que está actuando en ella. Con amor y gracia el Cristo puede disolver
cualquier condenación que surja.
Nosotros y todos, seremos esclavos del mundo mientras estemos
buscando en el mundo, aquello que debe venir de Dios y que sólo puede
venir de Dios. El temor y la inquietud acerca de si tenemos o no suficiente
entendimiento o sabiduría para cumplir con nuestras responsabilidades, son
disipados cuando sabemos que no es nuestra sabiduría ni nuestro
entendimiento, sino la sabiduría, el entendimiento, la justicia y la
benevolencia de Dios, aquello que nos gobierna a todos nosotros. Todo el
conflicto gira en torno al uso y significado de las palabras: "yo", "mi", "mío" -
"mi" sabiduría, "mi" fuerza o "mi" entendimiento; "tu" aprecio o "tu"
gratitud; al igual que si nos hemos elevado lo suficiente para reconocer:

Yo no estoy inquieto acerca de si alguien es agradecido, amoroso o


justo. Renuncio a todo eso. Yo busco amor, justicia, reconocimiento,
recompensa y compensación, en, y de, Dios.
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
99

En el instante en que tomemos esa actitud, estaremos libres del


mundo.
El gran Maestro dijo: "Mi doctrina no es mía, sino de Aquél que me
envió. Si yo hablase de mí mismo, estaría testificando de una mentira".
Toda la enseñanza consiste en que: sólo Dios puede actuar, sólo Dios puede
amar, sólo Dios puede pensar; sólo Dios es la vía de la curación, de la
alimentación y de la provisión; sólo Dios puede expresar sabiduría y gozo.
Podemos hacer todo por medio de Dios; pero sin Dios nada podemos hacer;
nosotros somos los vehículos a través de los cuales, y como los cuales, Dios
aparece.
Finalmente tendremos que renunciar al sentido personal de la
personalidad con su pesada losa de responsabilidad, y permitir que la
Presencia divina se haga cargo. Debiéramos comenzar en este instante.
Todo cuanto ocurre, ocurre ahorita. En este instante podemos comenzar a
reconocer:

Sólo Dios actúa como mi ser; sólo Dios actúa como cualquier y como
toda persona sobre la faz de la tierra. Libero a todos en mi experiencia;
permito que cada uno vaya y busque sólo a Dios, por todo aquello que hasta
aquí, estuvieron esperando del hombre.

Ese es el secreto de la vida.


Ese es el secreto del primer Mandamiento. Sólo Dios es poder: jamás
adoren el efecto; adoren sólo a Dios. "Dejaos del hombre cuyo aliento está
en su nariz, porque. ¿de qué es él estimado? . N o pongáis vuestra fe en los
príncipes". El gran placer del Padre es darnos el reino. Entonces, ¿por qué
debiéramos esperarlo del hombre? ¿Por qué debiéramos buscar al hombre
por aquello que el Padre tiene gran placer en darnos? ¿Por qué buscar a los
padres, hijos, vecinos o amigos, cuando todo el tiempo Yo he venido para que
puedan ser satisfechos?
En el instante en que vivamos esta vida del Espíritu que es suficiente a
través del Cristo, nada de lo que aflige al mundo nos afligirá. En ese
momento nos habremos unificado con la ley espiritual. Buscaremos al Yo de
nuestro propio ser, para satisfacer toda nuestra experiencia; llevaremos toda
responsabilidad de nuestro ser sobre el Cristo. Al vivir en esa vida,
liberando a todo mundo de la esclavitud de la crítica, la condena y el juicio, el

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
100

mundo entero bien pudiera colapsarse; pero no se colapsará donde estemos


porque no llegará cerca de nuestra morada. En el grado en que estemos
dispuestos a liberar al mundo y dejarlo ir, estaremos libres del mundo, de las
cosas del mundo y de la gente del mundo.
Liberemos al hombre 'cuyo aliento está en su nariz' y jamás volverá a
representar un problema. La gente se ofende, lucha y se opone a nosotros,
sólo en la medida en que hayamos atado a algunos de ellos. En el grado en
que los estemos buscando con algún interés, es que lucharán para liberarse
de esa esclavitud y obtener su libertad. En el momento en que les
devolvamos su libertad y les digamos: "Tú nada me debes. Mi bien es de
Dios, así que vivamos juntos y compartamos", es que nos liberaremos de
todo el odio, la envidia y los celos, en el mundo. Y más importante aún,
viviremos en unión consciente con Dios.
Este es el secreto del vivir espiritual. Es el secreto de la vida mística.
"Yo y mi Padre uno somos", y todo cuanto el Padre tiene es mío. ¿Tiene eso
algo que ver con alguien más, en el mundo? Cuando nuestra dependencia
esté en Dios, jamás podremos sentirnos decepcionados. ¡Dios jamás le ha
fallado a alguien! "Jamás he visto a un hombre justo mendigando por pan".
Los justos están viviendo en obediencia a la ley espiritual, la ley de: no tener
otros dioses salvo el único Mi; amando a su prójimo como a ellos mismos;
orando por sus enemigos; perdonando setenta veces siete; no manteniendo
a nadie en esclavitud; buscando sólo al Cristo para su suficiencia en todo. La
persona que esté viviendo esa vida, jamás mendigará por pan.
Esto constituye la justicia: Unión consciente con Dios; conciencia de
Dios como Padre o como Principio creativo; conciencia de Dios como apoyo y
provisión; conciencia de Dios como salud de nuestro semblante; conciencia
de que nuestra suficiencia proviene de Dios; conciencia de que sólo Dios
puede amar y por eso no debiéramos buscar al hombre por amor, sino
permitir que el amor de Dios fluya a través de nosotros hacia el hombre, sin
reclamar recompensa alguna, puesto que le pertenece a Dios, y no a
nosotros.
El Camino es secreto y silencioso. Dentro de nosotros hay un
manantial profundo de contento; un gran silencio que todo lo abarca dentro
del cual descansamos, y a través del cual aparece todo el bien para nosotros.
Busquen la atmósfera de la presencia de Dios, y descansen; busquen la
conciencia de Su presencia. "En tranquilidad y en confianza será vuestra
fortaleza". Él nos conduce junto a aguas tranquilas y dentro de verdes

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
101

prados, para que podamos descansar de la contienda, la lucha y el esfuerzo, y


para que contemplemos la gloria de Dios incrementada alrededor de
nosotros. Este es el significado interior de El Camino Infinito. En esta
comprensión habremos entrado a ese santuario donde los ruidos del mundo
nunca llegan, y donde los problemas del mundo jamás penetran. ¿En dónde
está esto? Está en lo más profundo de nuestra propia conciencia, en lo más
profundo de nuestra propia alma, cuando nos abstenemos de la lucha, de la
contienda y de opinar.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
102

CAPÍTULO X

LA VISIÓN A CONTEMPLAR

Al principio de la Era Edénica el hombre era completo, intacto y


armonioso -uno con Dios. Había paz y todo florecía por la gracia de Dios.
Lo que ahora el hombre está esforzándose por alcanzar, en su búsqueda de
Dios, es el re-establecimiento de ese estado edénico de paz y armonía
completas, un estado en el cual no estemos en guerra unos con otros sino en
amor los unos con los otros; un estado en el cual no despojemos a otros sino
que compartamos con, y les demos a, otros.
La esperanza del hombre ha sido encontrar algún poder sobrenatural;
así él sería capaz de recobrar ese estado de dicha sobre la tierra. Sin
embargo, resulta claro para la persona pensante, de que en su intento por
encontrar armonía, el hombre ha estado buscando en la forma y en el lugar,
incorrectos. La armonía individual y la paz del mundo jamás serán
establecidas por la búsqueda de algún poder sobrenatural. La necesidad del
hombre es la de restablecerse en su estado edénico original, el cual es: de
unidad con Dios.
Cientos de años de frustración y fracaso debieron haberle probado al
mundo que ésta, no es una tarea que Dios haga por nosotros; nos
corresponde hacerla para nosotros, al establecer esa relación original de
unidad. El Maestro dijo: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".
En ningún lado dice él que ésta sea la responsabilidad de Dios. Por el
contrario, reitera una y otra vez que es nuestra la responsabilidad: "Vosotros
conoceréis la verdad. Vosotros amaréis al Señor vuestro Dios. Vosotros
amaréis a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Vosotros oraréis por
vuestros enemigos. Vosotros perdonaréis setenta veces siete. Vosotros
traeréis vuestro diezmo al templo.". En ningún lugar y en ningún instante
pone él la responsabilidad de nuestro sentido de separación de Dios, sobre
Dios, sino sobre nosotros. Toda la enseñanza de Cristo Jesús está dirigida a
nosotros -no a Dios; a nosotros.
Sin embargo, a menos que no entendamos, el Maestro nos ha dado la
forma, el dónde, el cuándo y el cómo, de esta demostración de unidad. La
forma: es la oración; el dónde: es el reino de Dios dentro de nosotros; el

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
103

cuándo: es ahora -en este instante de naturaleza-Cristo; el cómo: es acción.


En un principio, los secretos dados a los hombres y mujeres inspirados por
Dios en todas las épocas, sólo pudieron ser enseñados impartiendo aquello
llamado: la letra de la verdad. Es por medio de la letra de la verdad que
aprendemos a detener esa búsqueda sin propósito concreto por Dios; ese
orar infructuoso por algo a un dios lejano; ese deseo y esperanza insensatos
de que la adoración de cierta manera, complazca lo suficiente a Dios como
para influenciarLO a nuestro favor; y llegamos a un reconocimiento de que
no sólo hay un Dios, sino de que Dios es el Ser interno de nuestro propio ser;
no un Dios separado y alejado de nosotros para ser adorado a distancia, sino
en realidad un Dios más cerca que la respiración, más cerca que manos y
pies.
La letra correcta de la verdad evita que consintamos con sueños
diurnos ociosos o con la falsa esperanza de que algún milagro vaya a traer a
Dios o a Su mensajero, bajando en una nube ondeando una varita mágica
para que todos nuestros problemas desaparezcan. Por el contrario, esta
simple verdad del Maestro hace que apartemos nuestra mirada de lo alto y
de lo externo, y la volvamos hacia la única dirección en la cual podemos
hallar paz y armonía -dentro de nosotros mismos. Cuando nuestra atención
ha sido cambiada de lo externo hacia lo interno es cuando podemos dar el
siguiente paso que todo gran maestro enseña: BuscadME dentro; buscad;
tocad; suplicad si fuese necesario; pero siempre, hacia adentro.
La visión de unidad tiene que ser siempre un faro de luz en nuestro
camino ascendente: "Yo y mi Padre somos uno". A través de la
contemplación interior del Padre que mora dentro, finalmente "Yo y el
Padre" amoldados y fundidos en uno, es que establecemos esa unidad
arcana. Ahora, "Yo y mi Padre somos uno", ya no es más una percepción
intelectual sino que "Yo y mi Padre uno somos" se convierte en una relación
demostrable, visible en sus frutos. Ya no buscamos más favores; ya no hay
más necesidad de algún favor; el Espíritu interior se está desplegando,
revelando y develando a Sí Mismo; actuando en, y por medio de, nosotros.
La aceptación del mundo de un poder de bien y otro de mal, ya no nos
esclaviza más; descansamos en un solo poder serenamente en paz. ¡Ya no
hay poderes que luchen; ya no hay poderes que temer! Esa es la razón por
la que no tenemos que orar para que algún gran poder haga algo. Todo
aquello que el mundo ha considerado como poder durante siglos, y por lo

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
104

que ha estado buscando a Dios, no es poder. El poder está: en la vocecita


callada.
En algún instante, en esta búsqueda de Dios, esa unión indisoluble con
el Padre comienza a ser reconocida y sentida. La letra de la verdad se vuelve
menos importante y el Espíritu de la verdad se vuelve lo vital. El Espíritu, a
quien habíamos conocido sólo por medio de la lectura de libros, se vivifica en
nosotros y nosotros vivimos la verdad. Estas verdades, vividas y practicadas,
se convierten en la verdadera presencia de Dios. Dios es revelado como el
Principio creativo mantenedor y sustentador -no nuestro sirviente ni nuestro
instrumento, no algo que exista con el propósito de otorgarnos Sus favores,
sino la infinita sabiduría de este universo, el Amor divino de todo cuanto es.
Ahora el mensaje Mesiánico dado al mundo hace más de dos mil años está
comenzando a cumplirse en nosotros: Dios es amor. Ningún dios puede
actuar en nuestra experiencia, excepto a través del amor; y nosotros
debemos convertirnos en el instrumento por medio del cual es permitido que
ese Amor escape. A partir de ahora el mandamiento: "Deberás amar al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo", no
tendrá sentido alguno para nosotros, excepto en la medida en que seamos
amorosos. Este mandamiento ha sido conocido por miles de años. Hoy -
ahora, en este instante de naturaleza-Cristo, debe ser puesta en acción esta
enseñanza; debe finalizar la repetición sin sentido de dichas palabras. Ahora
ese mandamiento debe descender hacia el corazón y vivirse implementado
por la obediencia al mandato del Maestro: "Haced a otros como quisierais
que otros hicieren con vosotros. .Perdonad setenta veces siete. .No
condenéis. . N o enjuiciéis".
No hay dios milagroso, excepto el milagro que se hace evidente al
vivir nuestra unidad con Dios. Ése es el milagro. Conocer la verdad con la
mente no garantiza que ésta vaya a ser puesta en acción. Cuando la verdad
desciende de la mente y penetra el corazón, es cuando el Espíritu reina y el
Amor se entroniza. La letra de la verdad sirve como un recordatorio para
llevarnos a la vivencia de esa verdad. Hay ocasiones en que debido a un
sentido de separación de Dios, la verdad pareciera estar muy lejana, de
manera que tenemos que sentarnos y entablar una discusión con nosotros
mismos, recordando conscientemente, que: "el Señor en medio de nosotros,
es poderoso":

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
105

¿Qué estoy buscando? ¿Un dios en algún lugar? No; Dios está en Su
cielo, y todo está bien con el mundo. Dios ya está a cargo de Su propio
negocio, y el Hijo de Dios ya está atendiendo los negocios del Padre.
¿Qué estoy buscando? ¿Un dios mitológico 'arriba' en los cielos?
¿Una estatua? ¿Una imagen grabada? ¿Estoy buscando un hombre o una
mujer que influencie a Dios a mi favor? No; Yo y el Padre uno somos, y sólo
en mi unicidad con Dios es que puedo obtener la paz que deseo; sólo en el
cumplimiento de dicha unidad, de ese amor que existe entre Dios y el Hijo de
Dios, y entre el Hijo de Dios y Dios; sólo en la conciencia de que mi Padre
celestial está más cerca de mí que la respiración, y que manos y pies, y que Le
place darme el reino -sólo en eso es que fluye el amor, un amor que pareciera
estar fluyendo de mí hacia Dios y desde Dios de retorno hacia mí, pero el cual
es, en verdad, una interacción dentro de la unidad de mi ser en el
reconocimiento de mi unicidad con el Padre.

El Maestro enseñó que los seres humanos nada pueden hacer por sí
mismos; pero que los seres humanos reunidos con el Padre dentro de ellos -
ya no siendo más dos, sino uno - todo lo pueden hacer, y que son los Hijos de
Dios eternos e inmortales. Cuando el Espíritu de Dios está sobre nosotros y
mora en nosotros es cuando nos convertimos en los Hijos de Dios. ¿Y quién
más puede llevar a cabo esto por nosotros, sino nosotros mismos? Se nos ha
dado el camino y ese camino es: oración y meditación. Es una forma de
oración con entendimiento, tal como Elías se la enseñó a Eliseo: "Alza tus
ojos y mira si puedes contemplarme subiendo en una nube. Alza tus ojos
hacia los montes desde donde viene tu ayuda. Contempla el reino de Dios
dentro de ti".
Eliseo pretendía heredar el manto de Elías; él anhelaba ser un gran
profeta -él quería ese manto de la conciencia-Cristo. Cuando Elías iba a
ascender a un estado de conciencia superior, Eliseo le pidió un gran favor:
que "una doble porción de tu espíritu, esté sobre mí"; quería que el manto
de Elías le fuera dado. Pero Elías, una de las almas más iluminadas
espiritualmente de todos los tiempos, sabía que no podía dar a Eliseo su
manto, sino que Eliseo debía ganárselo -debía merecerlo, ser digno de él,
estar listo para recibirlo -y le dijo el cómo: "Si me vieres cuando fuere
separado de ti, te será hecho así" -si cuando me eleve fuera de la vista, si me
contemplas como Yo Soy, subiendo en una nube fuera de la vista, entonces
mi manto caerá sobre tus hombros.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
106

Elías no podía conferir su gran sabiduría espiritual ni siquiera a Eliseo;


pero este último podía alcanzar esa conciencia espiritual por sí mismo,
siempre y cuando su visión pudiera elevarse a tal grado, que pudiera
reconocer que no hay muerte; que no hay separación: sólo hay una elevación
en conciencia. Si Eliseo pudiese subir a esa altura suprema de conciencia,
entonces sería un profeta de la estatura de Elías. Y en eso, tuvo éxito.
Eliseo fue iluminado a tal grado, que vio a Elías subiendo en un torbellino al
cielo, y debido a su unidad consciente con Dios, contempló la inmortalidad
del ser individual así como la eternidad del hombre, en su plenitud y
totalidad.
La responsabilidad está sobre nosotros para contemplar la visión y
luego ponerla en acción. Siempre ha habido y siempre habrá maestros;
siempre hemos tenido con nosotros a los iluminados; mas el Maestro dijo:
que los obreros son pocos. Son pocos los obreros que están dispuestos a ser
reconciliados con Dios, que están dispuestos a contemplar el Alma dentro de
sí mismos para luego dejarla fluir en obras de amor. "Si un hombre dijese
que ama a Dios y odia a su hermano, sería un mentiroso; porque aquél que
no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo podría amar a Dios a quien no
ha visto?" Si el Maestro no hubiera lavado los pies de los discípulos, el
mundo jamás habría aprendido que la tarea del Maestro era: la de ser siervo.
La tarea de los iluminados es servir a aquéllos que aún no conocen su
verdadera identidad. Nuestra tarea, como buscadores de Dios y como
estudiantes de la verdad, no es la de ser maestros sobre las multitudes, sino
la de servir a las multitudes -no tomar de las multitudes, sino dar a las
multitudes.
El reino de Dios no está "¡Helo aquí! o ¡Helo allá!", sino dentro de
nuestro propio ser. ¿Y cómo encontramos ese reino? Por amor; amen al
Señor que está en medio de ustedes, y demuéstrenLE ese amor con su amor
hacia el prójimo; al prójimo que no sólo es su amigo, sino también a quien es
su enemigo y que abusa de ustedes y los persigue. De acuerdo al Maestro es
mejor dar tiempo y atención a un humilde pecador, que a noventa y nueve
justos. Mientras exista algún individuo, ya sea santo o pecador, anhelando
ayuda, es nuestra obligación y deber responder a dicha llamada. No todos
están listos para responder en el nivel espiritual, porque pudieran no estar
listos para el despliegue completo de la verdad espiritual; pero debido a que
es nuestro prójimo, podemos al menos ayudarlos dentro de su nivel de
conciencia, en tanto evolucionan a un estado superior de conciencia.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
107

Esperemos con paciencia por uno o dos que lleguen a nosotros -los doce, los
setenta, los doscientos -y entonces compartamos este pan de vida con ellos,
compartamos el vino y el agua. Éstos son aquéllos que serán capaces de
apreciar su sabor; lo disfrutarán; y más todavía, serán capaces de asimilarlo.
Retengamos aquello que tenemos como la perla de gran precio, y
mostrémosla al mundo viviéndola más que hablando de ella. Cuando llegue
alguien que no sea atraído sólo por los panes y los peces, sino que perciba la
naturaleza de esta verdad, y pida el pan, el vino, el agua y la vida eterna,
compartamos hasta lo máximo de nuestra habilidad. Nadie va a ser llamado
jamás para hacer algo mayor a su comprensión, ya que la única llamada es
sentarnos tranquila y silenciosamente, hasta que el Espíritu del Señor Dios
esté sobre uno, y entonces podremos expresar cualquier cosa que llegue a
nuestros labios o de hecho, no expresar nada.
El amor es la respuesta: el amor a Dios, el amor a la verdad y el amor a
nuestro prójimo. A partir de ese instante debiera ser el quehacer y la misión
de aquéllos de nosotros, quienes estamos practicando la Presencia, revelar
que: Dios es experimentado sólo en la medida en que Dios es expresado.
Dios es experimentado en la medida en que le permitamos a Dios fluir desde
nosotros en forma de amor, verdad, servicio y dedicación. El poder del amor
debe ser liberado desde dentro de nosotros.
La presencia de Dios está disponible sobre la tierra como lo está en el
cielo, por medio de la experiencia de la unión consciente. Eso requiere un
gran esfuerzo y mucha sabiduría, tal como Eliseo la demostrara cuando
contempló a su maestro elevándose en un torbellino, o una visión ilimitada
como la que tuvieron los discípulos cuando fueron testigos de la
Transfiguración. El Maestro fue capaz de transfigurarse, pero se requería
algo por parte de los discípulos para tener la visión de contemplarlo. El
Maestro no podía revelar la Transfiguración; él sólo podía experimentarla: la
revelación tuvo que llevarse a cabo en la conciencia de aquéllos que
estuvieron presentes, para poder ser capaces de testificarla.
En nuestra experiencia pueden ocurrir muchos milagros, pero sólo
quienes estén suficientemente sintonizados para contemplarlos, serán
conscientes de lo que ha acontecido. ¿Tenemos ojos y no vemos?
¿Tenemos oídos y no oímos? El milagro de la Transfiguración está en espera
de que lo contemplemos. Está ocurriendo en este mundo cada día, cada
instante de cada día, y en el mismo lugar donde estamos, siempre que
podamos abrir nuestros ojos para contemplar la visión de Aquello que es. La

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
108

Transfiguración no es una experiencia de hace dos mil años, como tampoco


lo son la Crucifixión, la Resurrección y la Ascensión. Estas son experiencias
que están ocurriendo, a cada instante de cada día, dondequiera que haya un
alma iluminada para contemplarlas.
Este mismo lugar en donde estamos, tierra santa es, si tenemos la
visión para contemplar a Elías elevándose; si tenemos la visión para
contemplar al Maestro en la experiencia de la Transfiguración; si tenemos la
visión para contemplar la Resurrección así como la Ascensión. Todo
depende de nosotros: depende de ustedes; depende de mí. ¿Hasta qué
grado queremos ver la Transfiguración? ¿Hasta qué grado deseamos ser
testigos de la Resurrección y la Ascensión? En ese mismo grado será la
experiencia de ellas. ¿Y cuáles son los medios? oración -la oración de
contemplación interna, la oración de meditación interna, la oración de
expectativa que siempre sabe que en cualquier momento el Padre Se revela a
Sí Mismo; en todo momento el Padre está revelándoSE a Sí Mismo.
Dios no puede imponerSE dentro de la mente, corazón o alma de
alguien. Es el individuo quien tiene que abrirse a Dios. La vida de Gautama,
el Buda, ejemplifica este punto. El día que Gautama se dio cuenta por vez
primera que existía el mal en el mundo -pecado, enfermedad, pobreza y
muerte -se quedó horrorizado, atormentado al grado de abandonar su
posición regia, su enorme fortuna, y probablemente aquello que es más
importante para cualquier hombre, a su mujer e hijo. Dejó todo eso y vagó
como un mendigo buscando la verdad, con el único propósito de descubrir el
gran secreto que acabaría con el pecado, la enfermedad y la limitación de la
tierra.
Para él fue un llamado tan apasionado, que siguió a cualquier maestro
y a cualquier enseñanza que le prometiera conducirlo a la respuesta.
Durante veintiún años vagó y anduvo, sentándose a los pies, primero de uno
y luego de otros maestros; siguiendo las prácticas primero de una y luego de
otras enseñanzas; pero siempre con la misma hambre en el corazón. ¿Cuál
era el poder que removería estos males de la tierra? Y cuando perdió toda
esperanza de que las enseñanzas y los maestros se lo revelaran, habiéndose
sentado bajo el árbol del Bodhi, meditó día y noche hasta que le fue dada la
gran revelación: Estos males no son reales, son mera ilusión; la gente los
acepta y luego los odia; les teme, los ama o los adora cuando en realidad no
tienen existencia alguna, excepto en la mente del hombre. La mente del

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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hombre ha creado las malas condiciones del mundo, y la mente del hombre
las perpetúa.
No fue Dios quien Se impusiera a Gautama y lo hiciera el Buda
Iluminado. Fue la devoción de Gautama por la búsqueda de Dios, su pasión
por ella, la que se evidenció en su sacrificio y disposición para viajar a lo largo
y ancho de la India, buscando dondequiera que hubiese algún aspecto de la
verdad, hasta que en un instante, se elevó a un grado suficiente de
iluminación espiritual, y la verdad le fue revelada.
En realidad no sabemos lo que condujo a Cristo Jesús a la experiencia
que finalmente lo estableció en toda su naturaleza-Cristo, pero esto sí
sabemos: Cuando vino a revelar lo que había aprendido, dijo: "Pedid, y se os
dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá", indicando que en el grado en
que buscamos, tocamos y suplicamos, en el grado en que hagamos un
camino dentro de nosotros, la respuesta nos será dada. No llegará por
sentarnos y esperar por algún dios que se imponga sobre nosotros, sin rumbo
y supersticiosamente.
Si quisiéramos convertirnos en maestros de música, de idiomas o de
arte, Dios podría inspirarnos; pero nosotros tendríamos que cavar, buscar,
estudiar y practicar, hasta que aquello que estamos buscando se desplegara
dentro de nuestro propio ser. Yo creo que es Dios quien planta en nosotros
el deseo de hallarLO, y que jamás tendríamos éxito si Dios no hubiese llevado
a cabo esa acción inicial. Hay un poder de Dios en cada uno de nosotros
forzándonos a "tocar y buscar", pero no hay dios alguno que pueda hacerlo
por nosotros. Ningún dios puede ahorrarnos los años de sentarnos a solas y
trabajar a solas, tratando de penetrar el velo para elevarnos hacia ese estado
elevado de conciencia, donde también podamos contemplar a Jesús
ascendiendo, la Ascensión del Cristo. Sólo Dios pudo hacer que Gautama
permaneciera en la senda durante veintiún años, pero sólo Gautama pudo
persistir, luchar y orar, hasta que el velo se partió y la visión se aclaró.
Lo mismo ocurre con nosotros. Ninguna obra milagrosa de un dios
lejano vendrá a la tierra para cambiarnos y revelarnos sus maravillas y sus
glorias, mientras nosotros permanezcamos ociosamente sentados como
simples espectadores. La carga está sobre ustedes y sobre mí. El mismo
hecho de que podamos permanecer sentados durante horas,
silenciosamente y en paz a la vez, con el mensaje de Dios, es prueba de que
el Espíritu de Dios nos ha tocado y nos ha invitado al banquete. El grado en
que toquemos, investiguemos, busquemos e imploremos, y el nivel de

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
110

intensidad con el cual toquemos, investiguemos, busquemos e imploremos,


determinarán el grado de la visión a contemplar. Algunos, verán un poco; y
otros, verán muchísimo; en tanto que otros más verán completamente -todo
según el grado.
El éxito depende más que nada: del secreto. El secreto y lo sagrado
van de la mano. Si la búsqueda por Dios es sagrada para nosotros, jamás
permitiremos que sea ultrajada exponiéndola a lo profano. No llevemos un
manto sagrado en público, ni pongamos una expresión moralista frente a
nuestros amigos. Exteriormente seamos como todos los demás hombres y
mujeres, pero internamente recordemos la naturaleza sagrada de nuestra
búsqueda por Dios y mantengámosla como un secreto que se verá sólo por
sus frutos, jamás debido a que la expresamos; y no por tratar de hacer
proselitismo. Eso no quiere decir que retengamos la copa de agua fría, pero
habiendo ofrecido nuestra copa de agua fría, recordemos que aquéllos a
quienes se la hemos ofrecido tendrán que beberla por sí mismo, y deberán
ser ellos quienes regresen y pidan más.
Todo mundo tiene el derecho de tener la clase y el grado de religión
que quiera, así como el derecho a no tener ninguna. Esa es la libertad que
tenemos que darles a todos -permitir que cada uno tome su propia decisión,
dentro de sí mismo, hasta que la semilla sea plantada y lo envíe fuera en
busca del Santo Grial. Si mantenemos al niño-Cristo dentro de nosotros y
jamás lo des-cubrimos, su fruto será tan glorioso que seremos notados,
seremos la nación buscada, y la gente querrá comer de nuestro fruto, carne y
pan, y querrá beber de nuestra agua.
El objetivo de la búsqueda-unión, es reunirnos con Aquello de lo que
fuimos separados luego de la expulsión del Jardín del Edén, o luego de la
experiencia del Hijo Pródigo. Cuando el Hijo Pródigo llegó hasta ese lugar
apartado, hasta ese último grado de pobreza, fue cuando sus pasos se
volvieron hacia la casa del Padre para ser reunido con Él. Ésta no es una
experiencia en el tiempo o en el espacio; ocurre dentro de su conciencia y de
la mía. Cuando llegamos a ese lugar apartado, más allá del cual pareciera no
haber nada sino desesperanza e incluso muerte -cuando llegamos a ese
lugar, algo dentro de nosotros nos regresará a la vida espiritual y será cuando
lentamente, comenzaremos a recorrer el camino de retorno a la casa del
Padre.
Nosotros, quienes somos aspirantes en la senda espiritual, hemos
alcanzado ese lugar donde reconocemos que el reino de Dios se va a
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
111

encontrar dentro de nosotros. Hemos encontrado ese lugar donde ahora,


sabemos que todas las formas exteriores, de nada sirven en nuestra
búsqueda; hemos alcanzado ese lugar donde sabemos lo que estamos
buscando -reunirnos con Aquello de lo cual pareciera que hemos sido
separados. Eso no puede ocurrir afuera de nuestro propio ser; nadie puede
hacerlo por nosotros. Sólo en nuestra meditación interior, en nuestra
contemplación interior es que podemos encontrarlo; cuando interiormente
nos hayamos vuelto apacibles y cuando sintamos un amor tan profundo que
casi nos haga abrir nuestros brazos para abarcar al mundo, tal como a Jesús
le hubiera gustado hacer por Jerusalén: "Oh Jerusalén, cómo me hubiera
gustado poner mis brazos a tu alrededor y abrazarte; pero tú no quisiste.
Acercarte y hacerte sentir el calor del amor". También nosotros hallaremos
algunos que no querrán; hallaremos algunos que no querrán, excepto unos
cuantos.
Nosotros, quienes estamos practicando la Presencia, somos de los
pocos que saben lo que finalmente salvará al mundo. Por sobre todo está el
reconocimiento de que ningún hombre sobre la tierra es nuestro padre. Hay
un solo Padre universal dentro de nosotros, y unidos a Él estamos unidos a
todo hijo espiritual de Dios alrededor del mundo. Nuestro amor por Dios
constituye nuestro amor por la gente del mundo. Ya no odiamos más; ya no
tememos más; ya no requerimos del castigo; no necesitamos buscar
venganzas. Tan sólo necesitamos retirarnos dentro de nosotros mismos, y
contemplar nuestra unidad con Dios y con los demás.
Nuestra tarea es amar; amar a todos los hombres con un amor que
brote del reconocimiento de que, nuestra unión con Dios, constituye nuestra
integridad. En ese amor no hay más tentación de recurrir a prácticas astutas
tales como mentir, engañar o hacer triquiñuelas, en un esfuerzo inútil por
sostenernos en algo, ya que debido a nuestra unión con Dios, tenemos
acceso a la mente de Dios que es inteligencia infinita y el origen de toda vida,
verdad y amor. Somos alimentados; no por nuestra posición ni por la
cantidad de nuestras riquezas, sino por el pan, el vino, el agua y la carne que
están dentro de nuestro propio ser.
Este es el secreto que sana la enfermedad, reforma el pecado, vence la
escasez y la limitación, y nos une no sólo con nuestro círculo social
inmediato, sino con todo individuo sobre la faz de la tierra; incluso aunque
ellos aún no se hayan percatado de nosotros o del amor que sentimos por
ellos, y aun si no se han dado cuenta de que hemos formado un círculo y ahí
PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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los tenemos incluidos. Ellos pudieran no percibirlo de inmediato, pero


nosotros lo sabemos; y basta el que nosotros lo sepamos, ya que ese
conocimiento se transmite por sí mismo, hacia aquéllos incluidos dentro del
mencionado círculo.
Nos sentamos en nuestro interior, mirando fuera hacia el mundo sin
utilizar fuerza de ninguna clase, ni siquiera fuerza mental, desvaneciendo
toda oposición; y esta renuncia a utilizar las armas del mundo, es la única
forma por medio de la cual puede ser establecida la paz sobre la tierra.
Pudiera tomar años, pudiera tomar siglos antes de que llegue Aquél a quien
le corresponde el derecho; es decir, antes que esto sea demostrado sobre la
tierra tal como lo es en el cielo; puesto que sólo hay unos cuantos de entre
los millones de gentes sobre la tierra, que están practicando
conscientemente, la Presencia. Sin embargo, esa pequeña levadura bastará
para leudar toda la masa.
¿Se dan cuenta de que lo que están leyendo es cierto, y de que si así lo
sienten, serán inspirados a vivir esta verdad? ¿Pueden ver también que no
sólo dondequiera que se encuentren en tiempo o espacio, si aman a Dios al
grado de pasar varios períodos al día, incluso cortos, morando en el templo
de su propio ser interno con esta Presencia, serán atraídos hacia ustedes uno
por aquí y otro por allá? Como individuos, pudieran creer que nada pueden
hacer; tan sólo son uno entre incontables millones. Pero si miran a las
grandes luces espirituales del pasado entenderán que eso no es cierto,
porque un solo individuo como Gautama, el Buda; un solo individuo como
Jesús, el Cristo; un solo individuo como San Pablo, influyeron no sólo a su
propia generación sino a las generaciones siguientes, e influirán en
generaciones que todavía no están presentes. Piensen en la enorme
influencia que un solo individuo puede tener por medio de la gracia de Dios -
un individuo cuyo único propósito en la vida sea: encontrar a Dios y resolver
los misterios de la vida.
Este es el mensaje que les doy: No me importa cuán grandes o
poderosos sean -por ustedes mismos, nada son; no me interesa cuán
pequeños o insignificantes sean; -ustedes nada son, hasta que la gracia de
Dios los toque, hasta que el Espíritu de Dios more en ustedes, hasta que el
dedo del Cristo los haya movido. A partir de ese instante, ustedes son:
infinitos -infinitos en expresión, infinitos y eternos en vida, infinitos en
poder, infinitos en experiencia, infinitos como ejemplo y como mostradores
del Camino. Pero jamás se trata de ustedes en lo personal; jamás se trata del

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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"yo"; es el Espíritu de Dios aquello que puede hallar salida sólo como
conciencia humana; como su conciencia y la mía. Toda la verdad del mundo
continuará escondida, excepto en la medida en que pueda encontrar una
conciencia humana a través de la cual o como la cual, pueda fluir al mundo
de los hombres.
Cualquiera que sea o dondequiera que esté, su comunidad, esta
verdad permanecerá encerrada en el espacio, a menos que alguien en dicha
comunidad, sea el instrumento que ahí le dé salida. Dios no actúa sin una
conciencia a través de la cual actuar. Dios tiene que contar con santos,
sabios y videntes. Pongámoslo de esta otra manera: Dios debe tener
carpinteros humildes; Dios debe tener príncipes poderosos; Dios debe tener
amas de casa sencillas. De entre éstos Dios hace santos o sabios, para
enviarlos al mundo a llevar luz. Casi todos aquéllos quienes han alcanzado
algún grado de estatura espiritual en el mundo, han sido los pequeños 'don
nadie' del mundo, y sólo la luz inspirada que experimentaron, fue la que hizo
que fueran más que eso para el mundo. En sí mismos y por sí mismos, ellos
nada eran; en y por ustedes mismos, ustedes nada son; pero en su unión
consciente con Dios, todo cuanto Dios tiene, es suyo. Todo cuanto el Padre
tiene, es suyo. El mismísimo lugar donde están se vuelve tierra santa debido
a que: "Yo y mi Padre estamos ahí".
Ustedes no pueden elevarse en conciencia más allá del lugar donde la
Presencia espiritual penetra el corazón, y se den cuenta que ha sucedido -la
Presencia está dentro de ustedes. Cuando hospeden la Presencia, una
dimensión nueva habrá penetrado su corazón; pero tengo que aclararles que
la responsabilidad de nutrirla, es sólo de ustedes. Esa es la única forma de
asegurarse de no perder aquello que han ganado. Lo que han ganado tan
sólo es un Bebé; ustedes tienen que permitirle que se desarrolle hasta la
plenitud de la naturaleza-Cristo: Vuelvan su pensamiento varias veces al día
como en dirección a su corazón -y no porque su corazón físico tenga algo
que ver con su demostración espiritual, sino porque el corazón es el símbolo
del amor. Piensen en el corazón como un símbolo del amor, como un
símbolo del lugar de descanso de el Cristo dentro de ustedes; vuelvan su
pensamiento varias veces al día hacia el corazón en reconocimiento de que el
Bebé está entronizado ahí, de que el Cristo ha entrado y de que vive con
ustedes. Son ustedes quienes deben cuidar de que el Bebé no salga errante
de su corazón y se pierda. Está ahí, pero les digo, es un Bebé: Deben
guardarLO; deben cuidarLO; deben reconocerLO; amarLO. Observen Su

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]
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crecimiento en tanto aprenden la forma de amar a Dios y al hombre.


Ninguna mejora ha sido descubierta, ninguna modificación ha sido hecha a
los dos grandes mandamientos: "Deberás amar al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente., y... Deberás amar a tu
prójimo como a ti mismo".
Ya no imploren nada a Dios; permitan que este Bebé haga todo eso por
ustedes. Él, no tendrá que implorar; Él Se experimentará a Sí Mismo, como
las añadiduras. No busquen a Dios por algún favor ni Lo busquen como
algún extraño poder para que haga algo por ustedes. Vuelvan ahora su
atención al lugar donde ya han sentido esa gentil Presencia. SonríanLE.
Secreta y sagradamente reconozcan que el Cristo está ahí, y que está
cumpliendo Su función, y que está en los negocios del Padre. Este Bebé les
es dado a ustedes para restaurar los años perdidos por causa de la langosta,
para regresarlos a la casa del Padre, y para su unión consciente con Dios.
Revelar que ustedes están viviendo en medio del Edén es la función de
este Bebé, donde siempre serán tentados con una sola tentación: Hay un solo
mal en el Jardín del Edén, un solo pecado -la creencia en el poder del bien y
del mal. Ustedes, sentados dentro de su propio templo, deberán ser capaces
de mirar a ese 'árbol del conocimiento del bien y del mal' en todo momento,
y resistir la tentación de creer en él. Ustedes, ustedes mismos, deberán ser
capaces de decir:

Aunque te veas hermoso o aunque te veas horrendo, yo sé que no hay


verdad en ti. No hay poder alguno para bien ni para mal en ninguna forma;
es decir, en ninguna persona, en ningún lugar, en ninguna cosa, en ninguna
circunstancia ni en ninguna condición. Dios en medio de mí es el único bien,
el único poder y la única Presencia. El único mal que existe es la creencia de
que hay una individualidad o condición separada y apartada de Dios.

Aun cuando hayan vencido por ustedes mismos toda forma en la cual
esta única tentación pudiera aparecer, los problemas del mundo los
tentarán: tormentas en el mar, desastres, guerras, pobreza y enfermedades;
pero cualquiera que sea la tentación, siempre se tratará de la única gran
tentación -la aceptación de dos poderes. Es entonces cuando deberán
volverse hacia el Cristo interior:

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El Cristo dentro de mí es mi garantía de que sólo Él tiene poder -el Hijo


de Dios, el Espíritu de Dios en mí. Nunca me dejará ni me abandonará, en
tanto yo me haga consciente de Él y Lo reconozca, y en tanto yo viva la vida
que Él me dice que debo vivir. Me vuelvo a Él por guía; me vuelvo a Él por
sabiduría. Siempre que una pregunta sea presentada a mi mente, miro hacia
abajo, hacia mi corazón, y la respuesta surgirá en la forma que sea necesaria.

Oh, no tomen esto en forma muy literal. En ocasiones esta Presencia


parecerá estarlos viendo por encima del hombro o parecerá estar sentada
justo sobre su hombro; en ocasiones aparecerá como un rostro frente a
ustedes, a veces sonriendo pero siempre tranquilizando. ManténganLA viva.
La presencia de este Cristo, gentil y pequeña como pudiera ser, es la
substancia de toda experiencia que van a tener en el plano externo. No
busquen salud ni riquezas, no busquen fama ni fortuna. Busquen "primero"
la conciencia de este reino interior y sean un espectador en tanto lo externo
es añadido a su experiencia. No duden en volverse a Él en busca de
revelación. ¿Por qué no habría de dárseles la revelación como a aquellos
otros que han vivido antes? "Dios no hace acepción de personas".
Gautama fue el único Buda debido a que trabajó durante veintiún años para
recibir la iluminación; Jesús fue el Cristo sólo porque se entregó a sí mismo al
mundo; y ustedes lo serán según el grado de amor que sientan por Dios y por
su prójimo. Ustedes serán aquello que ustedes se permitan ser, pero
reconociendo siempre que por ustedes mismos nada pueden ser; es esta
gentil Presencia que ustedes han sentido, la que los llevará a lo largo de sus
días, de retorno a la unión consciente con Dios.
Ustedes saben cuál es la meta de la vida -ser reunidos con el Padre, ser
conscientemente, uno con Dios. Ustedes conocen el camino -la oración de
contemplación y la meditación, internas; el reconocimiento de el Cristo; el
amor por Dios y el amor por el hombre. Ahora lleven este mensaje en su
mente, donde siempre estarán recordando los principios; y en su corazón
moren sobre el don que les ha sido conferido, entregado a ustedes por el
Padre -el don de la Presencia reconocida dentro de ustedes. BendíganLA
siempre, para que pueda acrecentarse.

PRACTICANDO LA PRESENCIA
JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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