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Los sofistas son los creadores del arte retórico, el cual surge de la
conciencia de un hecho aparentemente trivial: la relación entre el habla y el mundo
es, sobre todo, una representación, Esta representación o logos puede ser siempre
superior a otra si posee ciertas características. El estudio de estas cualidades tenía
como disciplinas fundamentales a la retórica propiamente dicha (el arte de la
persuasión a través de la palabra), a la oratoria (el arte de la elocuencia) y a la
dialéctica (el arte de refutar y discutir).2
Dialéctica
La palabra dialéctica viene del griego διαλεκτικός (dialectikós). Διάλεκτος, estaría
compuesto del prefijo διά (diá), 'a través de', y λεκτός (lectós), un participio del
verbo λέγω (légo), que significa 'conversar'.
Entre los años 620 y 593 a.C. La ciudad recibió sus primeras leyes fundamentales
gracias a los trabajos de Dracón y Solón, considerados como los primeros pasos
de la democracia, en esta época se distinguieron dos tipos de leyes, Las de la
naturaleza, poblada de dioses y las leyes puramente “humanas” de la ciudad,
desde esta época, los Atenienses empezaron a ser gobernados por un nuevo tipo
de poder al que llamaron “nomos” o “norma” creando así una ciudad organizada
por sus leyes constitucionales a la que los Atenienses le dieron el nombre de
politeia, actualmente lo que llamamos “Republica”.
En el año 650 a.C. Pisistrato implanto la tiranía, el cual les garantizo tener un
gobierno eficaz, progreso económico y obras públicas a cambio de un poder
absoluto, posteriormente en el año 507 a.C. Clistenes restableció la politeia, “se
mantuvo en Grecia una amplia autoridad legislativa y judicial en el Areópago que
En esta época, Atenas se encontraba en el apogeo de su poder, por allá del siglo
V, gobernada por Pericles quien era el jefe supremo. “Su autoridad era tan grande
que llegó a conocerse como el Olímpico Pericles. Durante una década fue
prácticamente indiscutible. Fue elegido general catorce veces consecutivas, y
siguió siendo la figura política más importante de Atenas hasta su muerte.” 6 La
gran figura de la Edad de Oro Ateniense,
Protágoras de Abdera (485 a.C – 411 a.C), que fue uno de los más importantes
gracias a sus excelentes cualidades y habilidades con la retórica. Fue amigo de
Sócrates y de Pericles, fue uno de los que cobraba precios más elevados por dar
cuenta de sus conocimientos y Platón dijo de él que era el inventor del “sofista
profesional”.
Los sofistas dieron diversas aportaciones a la cultura griega, por un lado fueron
los creadores de la pedagogía, convirtieron en ciencia y se preocupaban por la
educación, y sobre todo se preocuparon por resolver problemas lingüísticos,
generaron diversas aportaciones hacia el conocimiento del hombre, pues este era
el centro de su campo de estudio, sin embargo, fueron criticados debido a que al
hacer del conocimiento un negoció, este solo lo compartían con personas que
Puede decirse, en definitiva, que la noción de sofista cambió con el paso del
tiempo. En un principio, el sofista se dedicaba a la enseñanza y la instrucción. Sin
embargo, a partir de las posturas de Platón, Sócrates y otros sabios, comenzó a
asociarse a los sofistas al engaño.
La filosofía occidental colocó sus cimientos sobre tres grandes figuras de la Grecia
clásica: Sócrates, Platón y Aristóteles. Tres intelectuales que mantuvieron una
estrecha relación académica a lo largo de las décadas. Siendo este último el
encargado de culminar los esfuerzos de sus maestros y ejercer así una potente
influencia que todavía permanece activa.
En su física, Aristóteles define los seres naturales como aquellos que tienen en sí
mismos el principio del movimiento y del reposo. El movimiento se explica como el
paso del ser en potencia al ser en acto: un ser que está privado de cierta forma,
pero puede tenerla, pasa a adquirirla efectivamente.
Su teoría del conocimiento.
Como cualquier otra sustancia, el hombre se compone de forma (alma) y materia
(cuerpo), siendo el alma el principio vital que anima y organiza el cuerpo. Como
forma y materia van siempre unidas, alma y cuerpo son inseparables, por lo que
Aristóteles niega que el alma humana sea inmortal.
El fin último de nuestros actos es alcanzar la felicidad, pero ni la vida activa (política
o militar) ni la vida placentera ga-rantizan su logro. Solo la vida teorética o
contemplativa, de-dicada a la búsqueda del conocimiento, permite ser plena-mente
feliz, porque esa vida se caracteriza por el ejercicio de aquello que constituye la
naturaleza específica del hombre: la razón, y, más concretamente, del intelecto,
cuya actividad lo asemeja a los mismos dioses.
Así también cabe mencionar que "El argumento dialéctico no se limita a un género
particular de las cosas, ni es capaz de demostrar nada, ni es como el argumento
universal: es que en efecto no todas las cosas están contenidas en algún género
único, ni, si así fuera, podrían caer bajo los mismos principios. Por consiguiente,
ninguna de las artes que demuestran alguna naturaleza particular es apta para
interrogar: pues no permite conceder indistintamente cualquiera de las partes,
pues el silogismo no se forma a partir de las dos. La dialéctica, al contrario, es
capaz de interrogar, ya que si ella demostrara su interrogación no se referiría, si
no a cualquier cosa, al menos a las cosas primeras y los principios propios.
Los ejemplos que se pueden dar de retórica son: discurso político, sermón
eclesiástico y publicidad; y de dialéctica son: los debates de la ONU, proceso
legislativo y discusión de vida y muerte.
La dialéctica como procedimiento
Existen muy diversos tipos de diálogos, cada uno de ellos regido por reglas
distintas y dirigido a obtener fines que son también diversos entre sí. Walton (1989)
distingue 8 tipos de diálogos:
1. Las riñas o disputas
2. El debate forense
3. La discusión critica o dialogo racional
4. La investigación
5. La negociación
6. La búsqueda de información (ejem. Interrogatorio de testigos)
7. La incitación a la acción
La discusión racional es solo uno de los posibles tipos de dialogo, pero juega un
papel muy importante, ya que viene a encarnar algo asi como un ideal de
racionalidad dialéctica. Sus reglas han sido sistematizadas en ocasiones en forma
de un código de conducta. Alexy (1989), inspirándose en habermas, clasifica las
reglas del discurso practico racional en reglas fundamentales, reglas de razón,
reglas sobre la carga de la argumentación, forma de los argumentos, regla sobre
la carga de la argumentación, formas de los argumentos, reglas de
fundamentación, y reglas de transición.
Las dos primeras las considera las más importantes, ya que en las reglas
fundamentales tienen la prohibición de contradecirse, la obligación de sinceridad,
universalidad y univocidad en el uso de los términos; y en las reglas de razón se
tiene la obligación de dar razones cuando se es requerido para ello, y el derecho
a participar en el discurso en términos de igualdad y de libertad. Y van Eemeren y
grootendorst han formulado una especie de decálogo, coincidentes con los de
alexy, que recoge reglas dirigidas a asegurar el juego limpio como a garantizar la
pertinencia de las alegaciones o de los argumentos, y la efectividad de la
argumentación para resolver la cuestión o llevar a buen fin el debate.
Es claro que hay contextos argumentativos en la vida social y jurídica en los que
esas reglas no se cumplen, y no tendría sentido tampoco exigir que se cumplieran;
abogados que no siguen del todo el principio de sinceridad o los legisladores que
se muestran parciales en un debate parlamentario no parecen estar incumpliendo
ninguna regla del debate o de la argumentación, por lo que no estaría justificado
criticarles por proceder así.
1.2.4 LA ACTIVIDAD RETÓRICA
En la concepción retorica como se ha dicho, la argumentación se concibe como la
actividad que lleva a cabo el orador, dirigida a la producción de un discurso con el
objetivo último de persuadir un auditorio. Aristóteles distinguió tres géneros o tipos
de retórica:
Todas estas operaciones tienen un carácter técnico: son los medios, instrumentos
que pueden utilizarse para lograr la persuasión. Y surge con ello el problema
básico de la retórica, el de su legitimidad, puesto que ese conocimiento se puede
usar para persuadir de lo falso y de lo injusto.
Aristóteles pensaba que la retórica era necesaria, porque había asuntos opinables
y en relación con los cuales no era posible una argumentación puramente
científica. Y era posible, porque lo verdadero y lo bueno tiene, en principio, más
fuerza que sus contrarios, el fundamento de la retórica presupone cierto optimismo
en el género humano, la esperanza fundada en que, si se presentan
adecuadamente, las argumentaciones basadas en la verdad y en la justicia son
más persuasivas que sus contrarias.
ANTECEDENTES GENERALES
Es el periodo histórico que abarca desde el siglo V hasta el siglo XV, que comienza
con la caída de imperio romano de occidente, en el año 476 d.c. y que se da por
finalizado a finales del siglo XV, en 1492, con el descubrimiento del continente
americano.
Algunos autores lo ubican en el año 1453, haciéndolo coincidir con la caída del
imperio bizantino, la invención de la imprenta, el fin de la guerra de los cien años.
Comienza a fines del siglo v y llega hasta fin del siglo VIII.
Se caracterizó por la fusión de las culturas germánicas y la latina (heredera del
imperio romano ya desaparecido).
Desde el punto de vista
Político: se ve la desintegración del imperio romano de occidente, y la
formación de los llamados reinos romano germánicos. En este período se
desarrolló también el imperio carolingio.
Comienza a inicios del siglo XII y llega hasta mediados del siglo XV.
Es un momento de reapertura, donde lentamente vuelven a ganar importancias las
ciudades y las actividades comerciales, surgiendo un nuevo grupo social: la
burguesía.
Es el momento en que empiezan a desarrollarse las primeras transformaciones
que luego llevarán en la edad moderna al surgimiento del sistema capitalista.
AGUSTÍN DE HIPONA.
(Aurelius Augustinus o Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual
Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino, una de las máximas figuras de la
(Llamado Doctor Angélico; Roccaseca, actual Italia, 1224 - Fossanuova, id., 1274)
Teólogo y filósofo italiano. Máximo representante de la filosofía escolástica
medieval, abordó brillantemente una profunda y perdurable reformulación de la
teología cristiana, que apenas había recibido aportaciones relevantes desde los
tiempos de San Agustín de Hipona, es decir, durante los ocho siglos anteriores.
Pero, si esto es verdad, tampoco debiera existir ahora cosa alguna, porque lo que
no existe no empieza a existir más que en virtud de lo que ya existe, y, por tanto,
si nada existía, fue imposible que empezase a existir cosa alguna, y, en
consecuencia, ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa. Por consiguiente,
no todos los seres son posibles o contingentes, sino que entre ellos, forzosamente,
ha de haber alguno que sea necesario. Pero el ser necesario o tiene la razón de
su necesidad en sí mismo o no la tiene. Si su necesidad depende de otro, como
no es posible, según hemos visto al tratar de las causas eficientes, aceptar una
serie infinita de cosas necesarias, es forzoso que exista algo que sea necesario
por sí mismo y que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad, sino que sea
causa de la necesidad de los demás, a lo cual todos llaman Dios.
La cuarta vía considera los grados de perfección que hay en los seres. Vemos en
los seres que unos son más o menos buenos, verdaderos y nobles que otros, y lo
mismo sucede con las diversas cualidades. Pero el más y el menos se atribuye a
las cosas según su diversa proximidad a lo máximo, y por esto se dice que es más
caliente lo que se aproxima más a lo máximamente caliente. Por tanto, ha de existir
algo que sea verísimo, nobilísimo y óptimo, y por ello ente o ser supremo; pues,
como dice el Filósofo, lo que es verdad máxima es máxima entidad. Ahora bien, lo
máximo en cualquier género es causa de todo lo que en aquel género existe, y así
el fuego, que tiene el máximo calor, es causa del calor de todo lo caliente, según
dice Aristóteles. Existe, por consiguiente, algo que es para todas las cosas causa
de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones, y a esto llamamos Dios.
La quinta vía se toma del gobierno de las cosas. Vemos, en efecto, que cosas que
carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un fin, como se
Durante la edad media se dividían las ciencias en dos partes designadas con los
nombres de trivium, y quadrivium.
Las dos clases formaban las sietes artes liberales (septem artes liberales) y tenían
bastante relación con lo que después de las guerras púnicas formaba la base de
la educación de los romanos.
La dialéctica estaba reducida a las definiciones de las ideas generales, sobre todo
de las categorías, de las divisiones y de las explicaciones, a que se agregaba la
enumeración de las formas y figuras de argumentación. Pero si se exceptúan
algunas reglas sobre el modo de emplear los silogismos, este arte contribuyó bien
poco a despertar y guiar la reflexión y a fijar la atención del futuro orador en el
desarrollo de su espíritu y en las necesidades de sus oyentes.
La aritmética servía más bien a las artes mágicas que para dar reglas sólidas de
cálculo.
La geometría explicaba las líneas, las figuras, los sólidos, pero los jóvenes no
aprendían los teoremas sentados ya por Euclides. A esto se agregaba un resumen
de la geografía tal como se la figuraban.
Como las ciencias sólo se consideraban bajo el punto de vista de su utilidad para
el estudio de la teología, de suerte que las que no conducían a este fin se
desechaban como superfluas cuando no como nocivas, por eso era tan limitada la
enseñanza. Según Hraban Mauro, que era uno de los doctores más célebres de
la época de Carlomagno, la gramática es importante principalmente porque hace
conocer los tropos y las expresiones figuradas de las Sagradas Escrituras; la
prosodia por los diferentes metros de los salmos; la dialéctica porque enseña a
conocer el bien y el mal, lo verdadero, lo verosímil y lo falso, al Criador y la criatura,
y da los medios de combatir a los herejes; la geometría, por su utilidad para
comprender la estructura del arca de Noé, del templo de Salomón; y en fin, la
música, porque facilita el canto en la iglesia, y la astronomía porque enseña a
computar las festividades movibles del año.
Una visión del campo académico en donde la retórica y dialéctica podrían ayudar
a los estudiantes es enseñándoles a saber debatir, a adquirir la aptitud para
exponer los pros y contras de un tema, a tomar decisiones que dependan de su
modo de reflexionar sobre los problemas.
Retórica: don y tarea
Esta facultad para convencer: ¿es innata o se adquiere por el esfuerzo humano?
Algunos piensan que el orador nace, no se hace. Se requieren ciertas cualidades
Para que la argumentación sea efectiva se tiene que ajustar a la realidad. Por
ejemplo un ejercicio de argumentación escolar no se puede considerar como
verdadera argumentación porque el mismo no se ajusta a la realidad.
Dice que el orador debe tener la imagen adecuada del auditorio. Si el orador no
conoce la realidad, la cultura y el contexto del auditorio, la consecuencia será que
no se adhieran al argumento.
Orador
Perelman habla de la Paz Judicial (La Lógica Jurídica, 185). Dice que la paz judicial
se pude lograr si se encuentran las soluciones más aceptables socialmente por
parte del juez. Esto no se logra sólo con la ley, dice que el Poder Judicial debe
aplicar el derecho de manera juiciosa para poder progresar. Los jueces deben
exponer los argumentos que convenzan a las partes.
Elocuencia, bondad y justicia
Existen unas más fundamentales que se antojan inmutables (pero con cierta
flexibilidad), otras que dependerán de las circunstancias, de tiempos, lugares,
condiciones, de los auditorios, de la gravedad del asunto y de las cualidades y los
talentos del orador. La elocuencia del orador lo guiará a seguir las reglas con cierta
flexibilidad.
Por lo cual hay que estar atento añas contradicciones y/o debilidades de la
argumentación del contrincante. Pero también es conveniente prever la probable
refutación de los propios argumentos por la contraparte y para esto se debe de
realizar una autocrítica de sus propias posiciones y se parece oportuno
comentarlas.
Algunos piensan que ser las reglas de la oratoria nos llevara a realizar un buen
discurso, pero las reglas son flexibles, hay que usarlas con discreción. También
hay que llevar estas reglas a un marco de cultura general y de conocimiento de la
historia de la filosofía y esto pudiera llevar al orador apropiarse del arte de pensar
y por último es imprescindible el conocimiento amplio y profundo del derecho. Sin
todo esto la argumentación podría quedarse en pura palabrería que no convenza
a nadie.
El fondo de la argumentación
Se debe procurar ir al fondo del asunto: buscar las fuentes de los argumentos y
razonamientos. En cualquier controversia o discusión debemos indagar 3 cosas:
si el hecho existe, en que consiste éste y que cualidades posee. a lo primero nos
ayudan los indicios, a lo segundo las definiciones y a lo tercero la calificación del
hecho.
La filosofía tiene mucha importancia en la retórica. Los dos más grandes oradores
de la antigüedad abrevaron en esa ciencia: Cicerón en la filosofía estoica y
Demóstenes e las enseñanzas de Platón.
Por lo demás, así como la filosofía nos enseña un método y nos introduce en el
arte de pensar, lo cual es sumamente valioso, nos familiariza con los temas más
profundos de la vida humana.