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Aproximación a la teoría mimética de René Girard

El cristianismo es una religión como cualquier otra, por el contrario, se dice que el
cristianismo es una fe religiosa diferente a las demás, su capacidad para interpretar
el origen de la violencia en las comunidades de una manera muy distinta a aquella
que hacen las religiones antiguas.

René Girar hizo un descubrimiento del deseo mimético. La mentira romántica


consiste en creer que el deseo del ser humano es espontaneo, autónomo, en
últimas que el ser humano es un ser original; mientras que la verdad novelesca se
dedica a revelar que los deseos humanos vienen señalados por modelos los cuales
son los que llevan al hombre a desear.

1. Violencia Impura

Es considerada como una acción que atenta contra el bienestar social de los
individuos de una comunidad y que es considerada como violencia, mediante un
marco moral y/o legal. El origen de la violencia se vincula con problemas
económicos, sociales, culturales y psicológicos, pero sin tomar mayormente en
cuenta la cuestión del deseo humano y, mas aun, de ese deseo como imitación del
deseo de otros.

El deseo mimetico, como deseo triangular

El deseo humano es un deseo triangular, es decir, nuestros deseos no son innatos o


autónomos. Al contrario, nuestros deseos son copia de los deseos de otros, de
aquellos que son modelos para el deseo propio.

La relación entre el sujeto que desea y el modelo mediador de ese deseo puede
darse en dos categorías, como mediación externa o como mediación interna:
mediación externa, hay una distancia en el espacio, el tiempo, el rqngo social y el
prestigio, entre el sujeto que desea y el modelo, de tal modo que no se convierten
en rivales en sus deseos por el objeto. Por ejemplo, en el quijote de la mancha, la
imitación de amadis, por parte de don quijote, afecta sus emociones y sus juicios,
su mundo se transforma en el mundo de amadis, un mundo peligroso, un lugar
fantástico lleno del mal, con caballeros misteriosos y damiselas afligidas. Pero esa
imitación en ningún momento convierte a amadis en un rival de don quijote, sino en
un ejemplo a seguir al cual don quijote explícitamente acepta y orgullosamente lo
asume como modelo a imitar.

El deseo mimetico al conflicto

En la mediación interna, tiene una relación directa con el conflicto. Esta categoría,
envuelve a un modelo, o mediador, que no esta separado del sujeto que desea, ni
en el tiempo, ni en el espacio, ni en otros factores que crearan una separación entre
ellos, por lo que se convierte en un rival y obstáculo para que el sujeto que desea
adquiera el objeto deseado.
A ninguno de los dos les interesa el objeto como tal, sino el hecho que su rival los
desea. A cada paso dado por uno u otro, los dos se van mimetiando mas, de tal
forma, que las diferencias empiezan a ser imperceptibles y se convierten en doble
el uno del otro. Según girard, los seres humanos se imitan unos a otros, en su
proceso de formación y de relaciones sociales, entonces podemos comprendes que
hay una seria tendencia a desear las mismas cosas que desean los demás. La
cuestión del deseo de las mismas cosas no esta tan relacionada con la escasez, sino
con el hecho de imitar algo que es inherente al deseo.

La tendencia es a imitar a esos hombres en lo que digan o en sus deseos, para


poder poseer ese ser, es decir, para absorber el ser del mediador: “el hombre desea
intensamente, pero no sabe exactamente que”. El deseo mimético del hombre se
canaliza en la perspectiva de la apropiación, se revela la falacia del deseo
independiente de un modelo. En la cultura moderna, en la que el hombre ha negado
el papel de Dios como modelo, lo cual ha hecho que sea el hombre mismo quien
ocupa ese lugar.

En este contexto, los conflictos miméticos surgen como resultado de la disputa de


dos sujetos, el sujeto que desea y el mediador, por el objeto deseado por ambos. El
centro de la situación es el conflicto entre los actores, quienes se convierten en
antagonistas, los unos de los otros, en un antagonismo, que proviene de la
negación de la imitación reciproca, dentro del cual, tarde o temprano, los actores
empiezan a adquirir mayor identificación entre ellos, convirtiéndose en dobles
monstruosos, en hermanos enemigos que generan una conflictividad mayor al
interior de la comunidad.

La seducción de que es objeto cada miembro de la comunidad va generando, poco


a poco, un círculo de indiferenciación en donde cada miembro es modelo y a la vez,
obstáculo para los demás.

La naturaleza de la violencia

“La violencia insatisfecha busca y acaba siempre por encontrar una víctima de
recambio. Sustituye de repente la criatura que excitaba su furor por otra que carece
de todo titulo especial para atraer las iras del violento, salvo el hecho de que es
vulnerable y está al alcance de su mano”.

La violencia tiene dos características fundamentales: 1. Mientras los impulsos


violentos son fácilmente generados, son difícilmente sometidos. 2. Si la violencia
humana no se puede ejecutar contra la criatura que originalmente la inspiro su furia
encontrara una víctima sustitutoria (chivo expiatorio).

En las comunidades primitivas los conflictos y rivalidades al interior de la


comunidad se canalizaban a través de victimas sustitutorias, tales como enemigos
capturados en guerras, animales sacralizados o incluso, algunos miembros de la
misma comunidad, claro está, con características peculiares que los hacían
diferentes a los demás.

En nuestras sociedades modernas es común que el deseo de violencia no se pueda


satisfacer en el sujeto que lo produce, por motivos de diferencia en el estatus
económico y/o social, entonces, necesariamente ese deseo busca terceros sobre los
cuales recaer con fuerza, en especial, terceros que puedan ser fácilmente
victimizados. En esos momentos de sustitución, donde socialmente se va pasando
los limites de la violencia impura para pasar a una violencia pura.

2. Violencia Pura

Se trata de una violencia imperceptible, una violencia que la sociedad no puede


reconocer, pero que subyace en el fondo de la misma, introduciéndose en todas las
relaciones humanas y especialmente, en las instituciones sociales.

La respuesta girardiana(1): la crisis sacrificial

Es catalogada igual como una crisis de diferencias, que lleva al grupo a una
ofensiva general de violencia dentro del mismo grupo, la crisis sacrificial no es otra
cosa que el colapso de la jerarquía social, la perdida de los elementos
diferenciadores al interior del grupo, en un caos de tales características que es
difícil, incluso, diferenciar el bien del mal, perdiéndose todo referente moral para
hacer juicios dentro del grupo mismo. Es el deseo mimético, creador de conflicto y
rivalidad, el que ha llevado a la comunidad a esa crisis interior que padece.

El deseo mimético tiende a acabar con las diferencias entre los individuos. Atrás
quedan las diferencias de clase social, edad y sexo, ahora los antagonistas son
dobles violentos.

La respuesta girardiana (2): Chivo expiatorio

En todo grupo siempre existen personas o grupos que, por características físicas,
psicológicas o emocionales, son diferentes a los demás. Personas que en tiempos
normales, aunque son parte de la comunidad, a la vez padecen de cierta exclusión
por parte de la misma. Estas personas son susceptibles a sufrir la ira de los otros
miembros al interior del grupo, pero, de una manera tal, que poco a poco, esa
selección se va decantando, consiguiendo que el grupo aumente los rasgos
victimarios de quienes siguen quedando en ella y, aunque estos individuos
marginales no hayan hecho nada para merecer la persecución, esos rasgos los
transforman en potenciales víctimas de la violencia comunitaria.

El chivo expiatorio asume el rol de victima sustitutoria para todos los miembros de
la comunidad. Este personaje es señalado por atacar lo más fundamental del orden
cultural: la familia y las diferencias jerárquicas, es decir, se le acusa de acabar con
las diferencias sociales, creando una crisis sacrificial.
El chivo expiatorio no puede ser vengado, ya que si lo fuera, la espiral de violencia
seria ilimitada, la comunidad se extinguiría. Pero la posibilidad de una retaliación
permite que la comunidad al sacrificar la victima retorne al orden. El sacrificio es
considerado una violencia pura, es decir, un tipo de violencia que se legitima en el
grupo ya que permite que la multitud se libre de la responsabilidad por el asesinato
realizado y que, a la vez, haya una venganza que no es personal.

Entonces la victima genera tal armonía en la sociedad que ocurre otra


transformación: la víctima es divinizada. Quien es motivo de maldición ahora es
motivo de bendición. Como el pharmakos griego, la victima que ha recibido insultos
y burlas se le otorga un aura cuasi-religioso de veneración, es un objeto de culto,
debido a la paz que le ha otorgado la comunidad.

En la búsqueda de la víctima, no es tan importante, si es inocente o no, lo


importante es que cumpla con las características necesarias para ser culpabilizado.
La víctima se convierte en una divinidad, en el ser capaz de traer la paz, de
finiquitar los conflictos.

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