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HAMBURGER, Jean, El diario de William

Harvey. Una biografía novelada, traducción de


Aurelio Garzón del Camino, México, Fondo de
Cultura Económica, Primera edición en
español 1985.

Unas de las dificultades más cotidianas a las que el historiador se enfrenta son las arduas y
laboriosas tareas de reseñar, resumir, sintetizar o comentar algún libro, capítulo o artículo
en las que se refleje la comprensión de las ideas o propuestas centrales de las páginas
leídas. Ahora mismo nosotros nos enfrentamos a esta tarea al comentar una parte del libro
del médico Hamburger cuyo título ya se expone en la ficha de arriba. El diario de William
Harvey es el título que el profesor Hamburger eligió para exponer y reflexionar la vida de
uno de los médicos occidentales más importantes del siglo XVII como lo fue Harvey. Si
bien pudo haber hecho una biografía con los niveles más altos de rigurosidad sobre el
médico inglés, el profesor Hamburger optó por una opción mucho más compleja y poco
aplaudida por la ciencia histórica: una novela biográfica. Está opción más que ser reputada
de fantástica o plagada de imaginación tendría que ser re-pensada a partir de los aportes
hechos, pues notemos que Hamburger para recrear la biografía de Harvey hace uso
indiscriminado de archivos y fuentes que le permiten situarse, aunque no del todo bien, en
el siglo XVII. En este sentido es necesario señalar que el doctor Hamburger comete algunos
pecados como el anacronismo (escribe sobre el siglo XVII como si fuera el XX), sin
embargo, pueden ser comprensibles si atendemos que su formación no es la de un
historiador.

Hamburger presenta su obra en forma de diario con fechas y lugares específicos en los que,
según cree, escribió Harvey y expone su vida de manera cronológica. Así, el libro comienza
el 1 de abril de 1647 en Londres cuando el médico inglés ya ha cumplido 70 años; recuerda
con nostalgia los años de 1600, a su hermano y algunos acontecimientos que vinculan al rey
Carlos I de Inglaterra. Aquí mismo se añaden algunos recuerdos sobre su experiencia como
su estancia en la Universidad de Padua, época en que ocurrió su gran descubrimiento sobre
la circulación sanguínea.

El 15 de abril de 1647 Hamburger, trasponiéndose en la persona del cardiólogo Harvey


escribe sobre Oliver Cromwell, enemigo de Carlos I, y recuerda sus acercamientos a
Galileo Galilei cuando en la Universidad de Padua escuchó hablar de él y de sus teorías
heliocéntricas. A partir de su sagaz combate al tradicionalismo científico es como Harvey
puede cuestionar las teorías de médicos como Galeno y descubrir que la circulación
sanguínea era mucho más compleja de lo que se creía.
En el texto que supuestamente data del 28 de abril de 1647, Harvey escribe sobre la
importancia que en Padua tenían los estudiantes pues, según se escribe, la autoridad
procedía de ellos, a pesar de que hace una crítica a los ritos pomposos de investidura a
grados como los de doctor.

El 29 de abril de 1647 William Harvey aborda la cuestión de los niveladores que buscaban
“nivelarlo todo no dejando el derecho de poseer más bienes que los de su vecino” (p. 41).
Aquí mismo se habla de su paso por el Hospital de San Bartolomé cuando fue designado
como médico en jefe: aquí señala su holganza económica que nunca le permitió mirar las
“siluetas” de la miseria.

El texto del 2 de mayo es por demás interesante: escribe Harvey sobre las mujeres, sobre su
fortaleza y sobre la necesidad de los hombres de ellas. Dice que las mujeres “no son
ambiciosas, se adaptan a las circunstancias” (p. 49) y ejemplifica esta sentencia con los
caso de la reina Isabel y el de su propia esposa. Sentencia una vez que “la mujer es más
importante que el hombre en el juego de nuestra vida” (p 50) y lo hace refiriéndose a su
esposa quien siempre se mantuvo al margen de su vida como médico pero, sin embargo, fue
de capital importancia para que pudiese lograr lo que había logrado, según Harvey mismo
escribe.

El último texto de esta esta quinta parte del libro se fecha el 5 de mayo de 1647 y relata que
Jacobo I fue reputado de femenino y, a pesar de que Harvey le tenía gratitud pero no lo
admiraba por “su fe ingenua en el poder de los brujos y su terror enfermizo a los demonios
(p. 67).

Además de lo ya dicho en las primeras líneas de este breve comentario, es importante


destacar algunas características más que componen el libro y lo hacen más nutrido y eficaz.
Jean Hamburger, efectivamente usa los testimonios –es decir, las fuentes– que remiten a
William Harvey para re-crear y re-presentar su vida y su lucha constante por la
investigación científica la cual vimos plasmada en estas primeras páginas que nos relatan,
entre otras cosas como ya vimos, su gran descubrimiento del mecanismo de la circulación
sanguínea y algunos de los obstáculos que tuvo que enfrentar para consolidar su gran
descubrimiento.

Por otro lado, sería importante comentar que, si bien El diario de William Harvey es un
texto que se categoriza como literario (es una biografía novelada), tampoco creo que sea
menos cierto que represente una obra de historia. Esto lo vemos reflejado categóricamente
en el uso de las fuentes que Hamburger usa para ese fin y cuyo único pecado, en todo caso,
sería el de escribir y hacer atractiva, ligera y digerible toda la información que las fuesntes
de primera mano pueden brindarnos. En este sentido, creo que el producto de Hamburger es
por demás plausible.
Añadiría a lo antes dicho una cuestión más: el texto nos puede conducir a la historia de la
ciencia o de la medicina y esto es muy claro. Sin embargo lo que podemos rescatar es que
no se puede acceder a una historia de la ciencia desvinculada del contexto político, social o
económico en el que se desarrolla. Esto lo vemos ejemplificado muy claramente en este
Diario en el que Hamburger contextualiza los descubrimientos de William Harvey en la
realidad del siglo XVII italiano o inglés: se nos escribe de Carlos I y las problemáticas
ocurridas con el Parlamento, de los avatares que Galileo Galilei cruzó para llegar a pensar
en una teoría ajena al geocentrismo, de la situación que la república de Venecia ostentaba
para hacerla una república del conocimiento y de la ciencia. Grosso modo, podríamos decir
que el Diario es una obra genuina que puede abordarse desde diferentes aristas para su
análisis tal como lo hemos dicho: lo literario, lo histórico o lo científico.

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