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A propósito del nuevo Régimen Tarifario establecido por la ley 27.

218
Por Enrique Luis Suárez (*)
Al aprobar el H. Congreso de la Nación la ley 27.218, se ha consagrado una norma de singular
importancia, que crea un Régimen Tarifario específico para Entidades de Bien Público.

Creemos humildemente que ello amerita compartir con los lectores unas breves líneas, con el fin
de repasar la historia del proyecto, la importancia del espectro social beneficiado y realizar un
somero análisis de su contenido, para efectuar una primera y provisoria proyección del significado
de su implementación como herramienta de política pública de fortalecimiento y sostén del Tercer
Sector, prestación de servicios públicos domiciliarios mediante.

I. El proyecto en cuestión

1.
La ley de marras tiene como antecedente[1] el Expediente 5540-D-08[2], por el cual se previó la
institución de un Régimen Tarifario Específico de los servicios públicos de provisión de agua
potable, desagües cloacales, energía eléctrica, gas y telefonía básica para los usuarios que se
encontraban encuadrados en las características y condiciones que establecía el citado proyecto
(artículo 1°).

En ese sentido, la norma propuesta tenía como destinatarios del tratamiento particular en materia
de tarifas, a las asociaciones sin fines de lucro, definidas como "organizaciones sociales", en
relación con el precio que las mismas pagan por los servicios públicos domiciliarios esenciales, en
razón de que conforme a la naturaleza específica de estas personas jurídicas, las mismas no
persiguen fines de lucro y tienen por principal objeto el bien común (art. 2°).

En aquel momento (año 2008) se establecía entonces que las "organizaciones sociales" definidas
como asociaciones civiles y fundaciones en el artículo 33° del Código Civil de la República
Argentina (entonces vigente), así como otras organizaciones sociales o comunitarias surgidas de la
propia voluntad de la ciudadanía, formalizadas bajo formas jurídicas existentes o a crearse y
reconocidas por el ámbito municipal, provincial o nacional (cfe. artículo 4°), eran los sujetos
beneficiados por el nuevo régimen tarifario que se establecía en la norma sometida al tratamiento y
aprobación del Poder Legislativo.[3]

2.
A posteriori, dicha iniciativa basamenta el Proyecto 8777-D-2014[4], el cual propone un Régimen
Tarifario Específico para Organizaciones Sociales de similares características, fines y destinatarios,
referenciándose al universo de los servicios públicos domiciliarios.

Ingresado a la H. Cámara de Diputados de la Nación en noviembre de 2014, el mismo es girado a


las Comisiones de Asuntos Cooperativos, Mutuales y de Org. No Gubernamentales, y de Obras
Publicas de dicho Cuerpo, y luego de una Moción sobre Tablas afirmativa, es considerado y
aprobado en la Sesión Ordinaria del 29 de abril de 2015 de la H. Cámara[5], donde se le da media
sanción.

Con entrada al H. Senado de la Nación el 07/05/2015 como Expediente 08/15, fue girado a la
Comisión de Infraestructura, Vivienda y Transporte, e ingresado el dictamen respectivo el
07/10/2015, el proyecto es finalmente considerado, aprobado y sancionado en la sesión del
25/11/2015, quedando rubricado como Ley 27.218.[6]

Promulgado de hecho el 22/12/2015, el texto es publicado en el Boletín Oficial de la República


Argentina del 23 de diciembre de 2015.

II. La importancia de las Entidades de Bien Público en la dinámica social

1.
La norma aprobada establece como sujetos destinatarios del régimen especial que establece, a las
“Entidades de Bien Público” (art. 1°), las cuales son caracterizadas como personas jurídicas que
“no persiguen fines de lucro y tienen por principal objeto el bien común” (art. 2°, in fine).

Más específicamente, el artículo 4° (sujetos del régimen), además de definir como sujetos del
régimen a las “Entidades de Bien Público” ya antes aludidas, las define como “asociaciones civiles,
simples asociaciones y fundaciones que no persiguen fines de lucro en forma directa o indirecta y
las organizaciones comunitarias sin fines de lucro con reconocimiento municipal que llevan
adelante programas de promoción y protección de derechos o desarrollan actividades de ayuda
social directa sin cobrar a los destinatarios por los servicios que prestan”.

A fin de precisar aun más la individualización del universo incluido en el ordenamiento bajo trato,
por exclusión se precisa en el artículo 6°, primer párrafo de la ley que quedan excluidas del
régimen las organizaciones sociales que “tengan su sede principal en el extranjero, así como las
formas jurídicas previstas por la ley 19.550 y toda forma jurídica existente o a crearse con fines de
lucro”.

También se excluye del régimen a:

a) las empresas, explotaciones comerciales, industrias y todo otro usuario que no sea compatible ni
asimilable a la naturaleza o carácter de estas organizaciones sin fines de lucro (art. 6°, segundo
párrafo).

b) las actividades con fines de lucro que se originen en el seno de asociaciones civiles o
fundaciones (art. 6°, tercer párrafo).

c) las asociaciones, fundaciones o entidades creadas por sociedades comerciales, bancarias o


personas jurídicas que realicen actividades lucrativas, aun cuando estas asociaciones, fundaciones
o entidades tengan por objeto acciones de interés social (art. 6°, cuarto párrafo).
Como puede apreciarse, los pilares que demarcan la identificación del sujeto beneficiario de las
disposiciones de la ley 27.218 se basan en su categorización como personas jurídicas bajo la
forma de asociaciones civiles, simples asociaciones y fundaciones sin fines de lucro en forma
directa o indirecta, por una parte y las organizaciones comunitarias, también sin fines de lucro y
con reconocimiento de la autoridad municipal que desarrollen un rol activo en el entorno social local
sin cobro alguno de los servicios o actividades prestadas a los destinatarios de la comunidad en
que se desenvuelven.

Las precisiones negativas aportadas en el artículo 6° consolidan la idea de excluir toda aquella
actividad con fines de lucro, aún cuando se originase en el seno de asociaciones civiles o
fundaciones, y también aquellos desarrollados sin fines de lucro o como acciones “de interés
social”, pero llevados a cabo en el ámbito de lo que hoy se conoce como “responsabilidad social
empresaria” (RSE) en el marco de asociaciones, fundaciones o entidades creadas por sociedades
comerciales, bancarias o personas jurídicas que realizan actividades lucrativas.

Sin perjuicio de la breve caracterización del marco regulatorio que perseguimos en el presente
trabajo, consideramos que a futuro se brindarán por vía reglamentaria las precisiones cuyo aporte
fuera necesario para la mejor implementación de la finalidad perseguida por el legiferante a fin de
fomentar la actividad de las organizaciones comprendidas en el trato diferencial dispuesto por la
legislación en el marco de referencia.[7]

2.
Creemos necesario referirnos a la valiosa axiología que persigue el proyecto, cual es fortalecer el
rol de las Organizaciones Sociales, enriqueciendo con su aporte y actividad la relación entre la
Sociedad Civil, el Estado y el Mercado.

Las continuas y profundas transformaciones que se dan en el marco social, económico y político,
hacen necesaria la búsqueda constante del bienestar general a través de la acción estatal, la que
debe generar e instrumentar con las herramientas otorgadas por el orden jurídico las políticas
públicas necesarias para establecer un marco de convivencia pacífica, de crecimiento económico
equitativo y por sobre todo, de desarrollo humano que posibilite el acceso y disfrute por parte de
todos los habitantes de los derechos esenciales que conforman un estándar de calidad de vida
digna, satisfaciendo así sus necesidades básicas, que en muchos casos se ven insatisfechas.

De allí la importancia de generar consensos con el Mercado y sobre todo con la Sociedad Civil,
quien debe presentar proyectos, generar ideas, llevar adelante acciones sociales dentro del marco
de los fines y competencias estatutarias de las organizaciones que surjan en su ámbito, y tener así
un diálogo constante con las autoridades públicas. Las organizaciones de la sociedad civil deben
ser convocadas, escuchadas, consultadas sobre políticas y programas en gestación por parte de
los poderes públicos, y en un ida y vuelta, también dichas organizaciones deben articular e incidir
en las políticas públicas del sector de actuación específico.

Asociaciones de consumidores, organizaciones en el campo de la salud, del desarrollo social, de la


discapacidad, entre tantos otros ejemplos de temáticas abordadas por ONGs, han logrado el
dictado de nuevas normas, y la modificación y mejora de preceptos ya existentes, la
reglamentación de los mismos, la implementación de programas y políticas públicas beneficiosas
para la defensa y bienestar de la sociedad en su conjunto, todo lo cual muestra a las claras la
importancia de su existencia, fomento y relevancia, bajo el desarrollo de valores solidarios en pos
de la justicia y la equidad social.
La relación permanente con el Estado (quien tiene el deber de llevar adelante la elaboración de las
prioridades estratégicas que deben lograrse para el desarrollo humano en su conjunto, y ejecutar
los mecanismos que permitan el logro de dichas prioridades) hace que la sociedad sea más
participativa, que la acción gubernamental se enriquezca con el aporte de la sociedad civil, y que
se legitime su accionar sobre la base del diálogo y colaboración conjunta con dichas ONGs.

En función del objeto del presente, señalamos además que toda la labor de las organizaciones
sociales “per se” en sus áreas de actuación específica (asesoramiento y concientización de la
población, campañas, difusión, talleres, concreción concreta de objetivos y programas de ayuda,
fomento y asistencia, etc.), se ve dificultada muchas veces pues la actividad sin fines de lucro que
desarrollan se limita en su accionar y mantenimiento por el escaso patrimonio con que cuentan.

De allí la importancia del régimen instituido por la ley 27.218, como forma de acompañar el
crecimiento de esta actividad social a cargo de las entidades de bien público.

III. Aspectos Generales del Régimen de la ley 27.218

1.
La ley establece un “Régimen Tarifario Específico” de servicios públicos[8] (art. 1°), encontrándose
regulados específicamente los servicios esenciales de agua potable y desagües cloacales,
electricidad, gas natural y telefonía (cfe. Título IV de la ley).

Establecer dicho Régimen implica definir un tratamiento particular a aplicar respecto de los sujetos
beneficiados, en relación con el precio que los mismas pagan por los servicios públicos (art. 2°), lo
que obedece a “la naturaleza específica de estas personas jurídicas que no persiguen fines de
lucro y tienen por principal objeto el bien común” (art. 2°, in fine).

El régimen instituido supone el cobro de una tarifa por los servicios públicos brindados, por parte
de los prestatarios de los mismos, la cual resultará del cuadro tarifario respectivo que, bajo la
categoría “entidad de bien público”, cada Ente Regulador del servicio público de que se trate,
deberá incorporar en el cuadro tarifario respectivo, implementando de ese modo la tarifa creada por
la ley 27.218 (cfe. art. 3°).[9]

Esto implica subsanar la omisión que las regulaciones en materia de Tarifa Social ostentaban hasta
la sanción de la ley 27.218 para con las asociaciones y organizaciones sociales. A través de las
disposiciones del nuevo marco legal, dichos sujetos dejan de estar categorizados como usuarios
no residenciales (conforme al marco regulatorio vigente para cada servicio público no domiciliario)
y pasan a “asemejarse” a los efectos tarifarios a los usuarios residenciales, ya que la naturaleza de
la función, finalidad y actuación de estas personas jurídicas no puede equipararse a empresas,
comercios u otras entidades con fines de lucro, resultando justificada por su función social la
regulación diferencial que se instituye a su favor.[10]

De este modo se facilita su funcionamiento, se alivian sus costos y se mejora la posibilidad para las
entidades del tenor apuntado de acceder a los servicios públicos ya mencionados, a tono con lo
dispuesto por el artículo 75, inciso 19 de la Constitución Nacional.[11]
Como corolario de lo expuesto, deben determinarse en función de la nueva categoría de usuarios
de servicios creada por el artículo 5°, las diferentes clases de la misma, de acuerdo a la diversa
naturaleza y característica de cada servicio público comprendido en el régimen, todo lo cual deberá
ser tenido en cuenta al momento de la reglamentación.

Para ello, se resuelve en el artículo 7° adoptar como criterio lo regulado respecto de los usuarios
residenciales en la ley 26.221[12], específicamente en el Marco Regulatorio para la prestación del
servicio público de agua potable y desagües cloacales que como Anexo 2 forma parte integrante de
dicha norma.[13]

A fin de encuadrarse en este Régimen específico, las organizaciones beneficiadas deberán


presentar la documentación que acredite personería o reconocimiento de autoridad competente del
ámbito municipal, provincial o nacional, según corresponda, ante las diversas prestatarias de los
servicios de marras, sin que sea necesario cumplimentar otro trámite o requisito para acreditar su
identidad (art. 12).

IV. Aspectos Específicos del Régimen de la ley 27.218

1.
A raíz de lo prescripto en el artículo 7°, se prevé puntualmente que la facturación de las Entidades
alcanzadas por la ley tendrá como tope máximo la estipulada para los usuarios residenciales de
cada servicio (art. 8°, primer párrafo).[14]

La base de facturación será “equivalente o menor” a la tarifa mínima que abonan los usuarios
residenciales, según los cargos propios de cada servicio, siempre teniendo en cuenta las distintas
clases existentes dentro de la categoría “usuarios residenciales” en cada servicio público
comprendido (art. 8°, segundo y tercer párrafo).

Es importante la disposición del art. 9°, por la cual se establece para los prestadores la obligación
de asumir los costos de conexión y/o reconexión de los “destinatarios del régimen” que no cuenten
con dichos servicios o cuando los mismos hubieran sido suspendidos.

Tampoco pueden trasladar a esta categoría de usuarios creada por la ley 27.218 los costos de las
reducciones tarifarias que puedan corresponder a los valores de consumo del consumo del
conjunto de los usuarios (art. 10).

Otro importante elemento tuitivo que se suma a la finalidad de impulso y fomento de estas
agrupaciones formadas en el seno de la sociedad civil, es el referido a la calidad de los servicios
(art. 11). De este modo, expresamente la ley contempla, tanto por los entes reguladores como para
los prestatarios de cada servicio en particular, la obligación de brindar a los sujetos del régimen que
nos ocupa, una calidad y condiciones de prestación del servicio público equivalente a las que
recibe el resto del conjunto de los usuarios del servicio.

2.
La importantísima función de ser autoridad de aplicación del texto legal comentado recae en el
Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, o el que lo reemplace en el
futuro[15] (art. 13).

Dicha autoridad deberá dictar las reglamentaciones necesarias para aplicar e interpretar el texto de
la ley 27.218, en la medida en que ello sea necesario para la operatividad de las disposiciones de
la misma y velar por la implementación y aplicación efectiva, así como ocuparse de la supervisión
de la puesta en práctica del Régimen Tarifario que se instituye a través de la ley para las Entidades
de Bien Público. En buena medida, de la eficacia de dicha tarea dependerá que los contenidos de
la norma sean una realidad y no se vean entorpecidos por demoras o trabas en su puesta en
funcionamiento.

Tal como indica el segundo párrafo del artículo 13, ello implica asimismo la coordinación de las
acciones que decida llevar a cabo la autoridad de aplicación en el sentido aludido, con los diversos
organismos públicos que tengan competencias concurrentes a través del Consejo Nacional de
Coordinación de Políticas Sociales[16] (o el ente que lo reemplace en el futuro).

Entendemos que la eventual participación del citado Consejo Nacional (lo que también estaba
previsto en el proyecto de ley) en la dinámica de aplicación del sistema creado por la norma en
cuestión, responde a la esencia y naturaleza misma de sus misiones y funciones, las cuales se
focalizan en la articulación y conexión de voluntades gubernamentales en torno a la mejor
organización y manejo de los recursos destinados a políticas públicas de contenido social, como es
la directiva contenida en la ley 27.218, que busca impulsar el desarrollo de las organizaciones y
entidades del Tercer Sector.

También la autoridad de aplicación será responsable de viabilizar una interrelación entre la misma,
las entidades beneficiadas por la ley, las autoridades estatales (incluyendo los diversos Entes
Reguladores específicos en cada caso) y las empresarias prestatarias de cada sector, para
alcanzar la efectiva implementación de la norma y, consecuentemente, de la categoría de usuario,
la tarifa y los cuadros tarifarios especiales en ella previstos para las organizaciones sociales
comprendidas.

3.
También la ley prevé en forma específica el rol que les cabe a los Entes Reguladores en el sistema
creado por la ley 27.218. En ese sentido, a través del artículo 23, se dispone que los Entes
Reguladores deberán aprobar los cuadros tarifarios que establezcan las empresas prestatarias (tal
como lo estipulan los diversos marcos regulatorios aplicables) siempre que en los mismos se
hayan respetado las disposiciones de la ley comentada, lo que implica incorporar al Cuadro
Tarifario no sólo la categoría de “Entidades de Bien Público”, sino también darle el tratamiento en
materia tarifaria que dispone la norma.

Aquí se ve claramente la dinámica de acción y control en red que debe instaurarse entre empresas,
entes reguladores, organizaciones sociales y autoridad de aplicación, en un todo de acuerdo con
las prescripciones de los artículos 13 y 23.

4.
¿Cuál es el mecanismo específico que se debe implementar en cada servicio público a fin de
aplicar en lo concreto los lineamientos generales previstos en los Títulos I y II de la ley 27.218?
Ello es previsto en el Título IV de la norma. En primer término se detallan taxativamente los
servicios públicos comprendidos dentro del régimen (cfe. arts. 14 a 22), a los que se califica como
esenciales y dentro de los mismos quedan comprendidos los servicios públicos de provisión de
agua potable y desagües cloacales (Capítulo I), de electricidad (Capítulo II), de Gas Natural
(Capítulo III) y Telefonía (Capítulo IV).

En lo que respecta a los mismos se establece que:

a) en el primer caso, se aplicará a las asociaciones lo estatuido en el Anexo E de la ley 26.221[17],


el cual detalla el Régimen Tarifario de la Concesión, por el cual las prestaciones a cargo de la
Concesionaria en todo el territorio del Área Regulada, en un todo de acuerdo con el Marco
Regulatorio, serán facturadas de conformidad con lo dispuesto en dicho Régimen Tarifario (art. 1
del referido Anexo E).

Dicha aplicación deberá tener en cuenta lo estatuido respecto de la Tarifa Social (art. 76 de dicho
Anexo[18]), en cuanto sea compatible con la presente ley y en la forma que sea más favorable a
los sujetos del régimen (art. 14 de la ley 27.218).

Hay entonces dos pautas para la integración del presente Régimen con el marco regulatorio
preexistente: a) integrar la nueva categoría tarifaria creada en forma armónica con las
disposiciones tarifarias de la norma específica y b) siempre teniendo en cuenta la tutela general
que anima al Derecho del Consumo en general y a esta “categoría” de usuarios en particular.

b) en lo que atañe al servicio público de electricidad, el cuadro tarifario previsto en el Capítulo X


(Tarifas) de la ley 24.065 (Régimen de la Energía Eléctrica) se deberá completar con la categoría
“Entidades de Bien Público” instaurada por la ley 27.218, todo ello conforme los Subanexos 1
(Régimen Tarifario- Normas de Aplicación del Cuadro Tarifario), 2 (Procedimiento para la
Determinación del Cuadro Tarifario), 3 (Cuadro Tarifario Inicial) y 4 (Normas de Calidad del Servicio
Público y Sanciones) de cada contrato de concesión.

Ello se deberá efectivizar por parte de los concesionarios de los servicios de transporte y
distribución de energía eléctrica, al solicitar al Ente Regulador Nacional de la Electricidad (ENRE)
la aprobación de los respectivos cuadros tarifarios que se proponen aplicar (cfe. arts. 15 y 16 de la
ley 27.218).

c) para el caso del servicio público de gas natural (arts. 17 y 18), se plasman similares criterios a
los expuestos para el servicio de electricidad, por lo que deberá incorporar la categoría “Entidades
de Bien Público” al cuadro tarifario contemplado en el artículo 40 de la ley 24.076 (Marco
Regulatorio de la actividad de Transporte y Distribución de Gas Natural), debiendo el Ente Nacional
Regulador del Gas (ENARGAS), garantizar dicha incorporación en todos los casos en que proceda
un ajuste de tarifas, a fin de que los Cuadros Tarifarios respeten las disposiciones de la ley 27.218
en la materia.

Para el caso de que las entidades de bien público utilicen garrafas podrán obtenerlas al precio
previsto para uso domiciliario o al resultante de la aplicación del régimen de tarifa social que se
determine para este producto.[19]
d) por último, los artículos 19 a 22 regulan el servicio público de telefonía.
Sobre el particular, el artículo 19 reafirma un principio ya expresado en la ley con carácter general
en su artículo 11, y que se aplica a todo el conjunto de los servicios públicos comprendidos en la
norma sub examine.
En ese orden de ideas, establece el texto que “El servicio de telefonía es un servicio público
esencial que debe brindarse a las entidades de bien público que define el presente régimen en las
mismas condiciones y con la misma calidad de servicio que se ofrece a las categorías de usuarios
preexistentes”.
Como dijimos, la categoría de “Entidades de Bien Público” implica no sólo su asimilación a los fines
tarifarios a las condiciones existentes en tal sentido para los usuarios residenciales en cada
servicio, sino también que se le brinde el servicio en las mismas condiciones y calidad que al resto
del conjunto de usuarios del servicio público de que se trate.
Esto implica que las obligaciones instituidas para los prestatarios en la Constitución Nacional, en la
Ley de Defensa del Consumidor en general y en cada Marco Regulatorio de Servicios Públicos en
particular, son plenamente aplicables, sin desmedro ni morigeración alguna, al universo de
usuarios de servicios en general y dentro de ellos, a los usufructuarios de los servicios públicos, sin
existir causa alguna que justifique alguna diferenciación en su perjuicio, respecto de las
organizaciones sociales beneficiadas por la ley 27.218.

De modo similar al previsto para el resto de los servicios esenciales, se dispone que la autoridad
de aplicación de la ley 19.798 (Ley Nacional de Telecomunicaciones) deberá fijar las tarifas de este
servicio incorporando la categoría “Entidades de Bien Público” conforme lo normado en el Título IV
(Tasas, Tarifas y Gravámenes), en especial en lo que respecta al artículo 128 de dicho texto
legal[20], por lo que cabe interpretar, siguiendo la intención del legislador, que en las tarifas fijadas
para este servicio, las entidades sean asimiladas a la categoría que corresponda a los usuarios
residenciales.[21]

Si bien el artículo 131 de la ley 19.798 establece la posibilidad de establecer a título precario
exenciones o reducciones de tasas, tarifas y gravámenes de telecomunicaciones cuando la índole
de determinadas actividades lo justifiquen, el artículo 21 de la ley 27.218 preceptúa que respecto
de dichas exenciones o reducciones, el título de las mismas no se considerará precario para las
organizaciones sociales bajo trato, debiendo regirse a ese respecto por lo establecido por la Ley de
Telecomunicaciones.

Finalmente, el art. 22 de la ley bajo comentario, hace referencia al Consejo Nacional de


Telecomunicaciones previsto en el artículo 7° y ccdtes de la ley 19.798, el cual tenía como
competencia “Intervenir en los proyectos de tarifas, tasas y gravámenes a las actividades de
telecomunicaciones” (art. 9°, inciso q) de la ley 19.798. En esa línea de referencia, el CONATEL (o
quien lo reemplace en el futuro) debe incorporar la categoría “Entidades de Bien Público” al
proyecto de tarifa telefónica en forma previa a su autorización, velando por el cumplimiento de la
ley 27.218 en el área de las telecomunicaciones.[22]

Más allá de las breves precisiones que se formulan de modo anexo al contenido de la ley 27.078
(Ley Argentina Digital), cabe poner de manifiesto que por el artículo 77 de la misma se crea como
su autoridad de aplicación al AFTIC (Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y la
Comunicación), como organismo descentralizado y autárquico en el ámbito del Poder Ejecutivo
nacional.[23] Tendrá como funciones “la regulación, el control, la fiscalización y verificación en
materia de las TIC en general, de las telecomunicaciones en particular, del servicio postal y todas
aquellas materias que se integren a su órbita conforme el texto de la presente ley, la normativa
aplicable y las políticas fijadas por el Gobierno nacional” (art. 80) y entre sus competencias se
encuentra la de “Determinar, autorizar, registrar y publicar las tarifas de los servicios en las
condiciones previstas en esta ley” (artículo 81, inciso r) de la ley 27.078).[24]

V. Disposiciones Finales de la ley 27.218

La ley, a través del artículo 24, con buen criterio, atento el creciente avance tecnológico y la
constante redefinición de lo que se entiende por necesidades esenciales a satisfacer mediante el
concurso de los servicios públicos en beneficio de la sociedad toda, abre la posibilidad de que si la
valoración legislativa futura determina la existencia de nuevos servicios públicos en tal sentido.
Dichos servicios deberán adecuar sus respectivos regímenes tarifarios en el sentido dispuesto por
la ley mencionada, debiendo incorporar la categoría de “Entidades de Bien Público” en sus cuadros
tarifarios, con los efectos jurídicos ya detallados.

También es importante la posibilidad de optar por el régimen más favorable que les resultare a las
organizaciones sociales, de encontrarse las mismas, a partir de la promulgación de la ley 27.218,
alcanzadas al mismo tiempo por un régimen anterior de características similares, en función de
regulaciones de similar tenor preexistente para uno o varios servicios públicos.
Lo que no se podrá sostener es la acumulación de más de un régimen por un mismo servicio para
la organización en cuestión (cfe. artículo 25).

Finalmente, a fin de maximizar el alcance jurisdiccional de la normativa en cuestión, se invita a los


Estados Provinciales, al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a los municipios de
todo el país a adherir a los términos de la ley, con una doble finalidad: a) eximir a las entidades de
marras de las tasas e impuestos correspondientes a cada jurisdicción y b) coordinar la
implementación de regímenes tarifarios de servicios públicos equivalentes, en los casos en que se
cuente con regulaciones tarifarias similares a las previstas en la ley 27.218.
A tal fin, la autoridad de aplicación suscribirá con las autoridades provinciales y locales los
convenios de colaboración necesarios para alcanzar los fines de coordinación de esfuerzos y
colaboración antedichos.

V. Menciones

Queremos compartir con el lector dos aspectos que nos motivan a la reflexión, sin alejarnos del
objetivo principal, cual es desentrañar el sentido y alcance de la ley 27.218.

1. El servicio de telefonía

En el proyecto original (Expte 8777-D-2014), se alude al servicio público de “telefonía básica” (arts.
1°, 2°, y 3°), al “servicio público de telefonía” y al “servicio básico telefónico” (art. 20).

Lo dicho, junto con el ideario desarrollado en los fundamentos del proyecto, muestra de modo
indubitable que, en consonancia con el marco regulatorio pertinente, se alude en todo momento al
servicio básico telefónico, cual es una de las modalidades de la telecomunicación declarada como
servicio público, en atención a las definiciones brindadas de telecomunicación, telefonía, y servicio
telefónico brindadas por el art. 2° de la ley 19.798, y de telecomunicación, servicio de
telecomunicación y servicio básico telefónico (SBT), establecidas en el artículo 6°, incisos c), d) y
h) de la ley 27.078, entre otras normas.[25]

En el texto definitivo convertido en ley 27.218, se alude a los servicios públicos específicos
comprendidos en el Régimen Especial creado por la norma, en el Título IV de la misma, y
específicamente, en materia telefónica, en el Capítulo IV.

Allí se alude al “servicio de telefonía” sin la precisión que contenía el texto original. Es claro que se
refiere a la única modalidad tecnológica de comunicación para el usuario considerada como
servicio público, que es el SBT, pero no hace la mención expresa mencionada al reseñar el texto
original, lo que humildemente nos parecía más acertado, en aras de la claridad que debe ostentar
una norma jurídica, para evitar cualquier tipo de confusión.

Note el lector que en forma explícita el texto original del artículo 25 (Nuevos Servicios), convertido
luego en artículo 24, aludía a todo servicio “brindado a partir de nuevas tecnologías, especialmente
el servicio de Internet”, a los fines de de su adecuación futura a la categoría específica de usuarios
que crea la ley 27.218 respecto de las organizaciones sociales.[26] El texto actual se refiere
genéricamente sólo a servicios que en un futuro sean considerados servicios públicos esenciales,
sin especificar.

Queríamos mencionar esta cuestión pues no hay que olvidar que hay otras manifestaciones de la
tecnologías que son tan o más necesarias en la sociedad de hoy que el Servicio Básico Telefónico
(SBT), y que constituyen la infraestructura imprescindible (telefonía móvil, Internet, etc.) para
acceder a derechos fundamentales como la comunicación bajo todas las tecnologías actuales
disponibles, la educación y el acceso a la información, todo ello para lograr un mayor y más digno
desarrollo de todo el hombre, y de todos los hombres.

2. ¿A qué servicios públicos se refiere la ley 27.218?

Parece obvio el planteo y la respuesta, desde el momento en que el texto alude en forma
específica a una serie de servicios que son alcanzados por el nuevo Régimen Tarifario creado para
las organizaciones sociales y, además, que por el artículo 24, se prevé la futura incorporación de
otros servicios que hoy quizás no son aún valorados dentro de la categoría conceptual y jurídica de
“servicios públicos”, pero pueden serlo el día de mañana.

No obstante ello, nos parece útil para entender los fines que persigue la ley, hacernos la pregunta
del título. Veamos.

A lo largo del texto de la ley 27.218 se habla de servicio/s público/s, pero en la denominación del
Título IV de la ley, y en sus artículos 19 y 24, se lo califica al servicio público de esencial.

La ley 24.240 de Defensa del Consumidor, en su Capítulo VI (artículos 25 a 31) dispone de


regulaciones tuitivas específicas para los servicios públicos domiciliarios, que se prestan en el
domicilio del usuario, entendido éste en sentido amplio[27], y cuyas modalidades de prestación se
corresponden con el contenido de dicho articulado[28].
A ello debe sumarse que la prestación de dichos servicios reviste un contenido esencial y
necesario que representa la configuración de un adecuado estándar de vida, tanto más si se toma
en cuenta que los mismos son desarrollados bajo condiciones monopólicas, con usuarios cautivos,
siendo prestados dichos servicios en condiciones de verdadero privilegio.[29]

Desde esta perspectiva brevísimamente resumida a los efectos de la presente labor, puede
afirmarse junto con Mosset Iturraspe y Lorenzetti que la vida actual muestra a estos servicios como
imprescindibles, vitales, sin los cuales no es posible la satisfacción de confort mínimo, siendo
servicios esenciales en la medida en que hacen a la higiene y salud de las personas, motivo por el
cual no puede prescindirse de ellos, a lo que se suma que son prestados (como ya se dijo) bajo
condiciones monopólicas, viéndose limitadas en gran medida las libertades de contratación o
negociación de los consumidores en este sentido.[30]

Dichos servicios públicos “domiciliarios” se corresponden con la provisión del servicio básico de
telefonía y del servicio de agua potable y desagües cloacales, así como también con la distribución
de energía eléctrica y gas natural.

Esto indica que no resulta incorrecta la asociación del concepto “servicio público” que utiliza la ley
27.218 con su caracterización como “esencial”, máxime si luego, en el tratamiento sectorial y
específico de la norma, se enumeran puntualmente los servicios alcanzados por la misma, los que
son a su vez los caracterizados como domiciliarios, en función de lo expuesto supra.

Nos parecía importante enfatizar estos aspectos, sin olvidar que, como hemos visto, puede darse
en el futuro que los “servicios esenciales” se amplíen por decisión del legislador, en función del
régimen jurídico general de los servicios públicos y del régimen especifico tarifario para entidades
de bien público, especialmente en el campo de las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (TIC), en función de lo dispuesto por el actual artículo 24 de la ley, y lo
evidenciado en el proyecto original al respecto.

Es que siendo claro lo fundamental que resulta para la persona contar con la satisfacción de dichos
servicios, también lo es en igual medida para las asociaciones tenidas en mira por la norma para el
fortalecimiento de su desarrollo.

V. Conclusiones Finales

Partimos del balance positivo que arroja a nuestro juicio la ley sancionada. La ley constituye una
herramienta que facilita y fortalece el funcionamiento de las organizaciones de la sociedad civil,
que se han constituido para contribuir a la realización del bienestar general y del bien común, con
fines que buscan fortalecer las políticas públicas orientadas a fomentar la solidaridad y la
construcción de emprendimientos y esfuerzos comunes a diversas temáticas en los diversos
ámbitos de la vida social, entre otras posibilidades.

Desde ese punto de partida, consideramos fundamental para la eficacia de la aplicación de la


normativa los tiempos de construcción e implementación de su reglamentación y los contenidos de
la misma. Dicha reglamentación deberá generarse en el seno de la autoridad de aplicación[31] y en
el ámbito de los Entes Reguladores involucrados, en lo que hace a las normativas necesarias para
modificar los Marcos Regulatorios a fin de adecuar los Cuadros Tarifarios a lo dispuesto por la ley
27.218.

Empero, no puede dejar de reconocerse que las disposiciones reseñadas en el presente


constituyen una regulación estatal enraizada como fomento de la actividad de los sujetos
beneficiados por la misma, toda vez que se busca promover sus actividades, en función de la
utilidad social que prodiga la labor llevada a cabo por las mentadas asociaciones.[32]

Esa actividad de fomento se traduce en una regulación diferencial para las entidades sin fines de
lucro, en su carácter de usuarias de servicios públicos esenciales. Como señala Gordillo[33], la
vida en sociedad supone necesariamente la regulación de la conducta de los individuos y grupos
de personas. El problema es dónde poner el justo medio que se adecue a cada época y a cada
situación.

El Estado interviene económica y socialmente en pos del logro del bien común, pero debe hacerlo
bajo la guía de la racionalidad, a fin de evitar daños persiguiendo beneficios que se buscaban
lograr originalmente. Toda decisión regulatoria implica costos; nunca es intrascendente, sobre todo
en términos sociales o económicos. Una guía para encontrar la racionalidad en la decisión final que
se adopta, puede consistir en la corrección de desigualdades, adoptando las disposiciones que
hagan posible una condición igualitaria, evitando la discriminación consecuente.

Precisamente, de los fundamentos del proyecto se desprende, en ese orden de ideas, que lo que
se busca subsanar es la omisión que se ha hecho en los servicios públicos esenciales, a la hora de
determinar los regímenes tarifarios, de la figura de las organizaciones sociales sin fines de lucro,
las que han quedado asimiladas injustamente (salvo el caso de la tarifa social instituida en la ley
26.221, ya comentada) a explotaciones comerciales, industrias o empresas, por lo que se les aplica
un régimen ajeno que les imposibilita en muchos casos el acceso a los servicios o dificulta
enormemente su mantenimiento, ya que por sus fines, desarrollo y estructura no pueden solventar
el régimen tarifario que se les aplica.

Remediar dicha situación es el leitmotiv, la ratio legis de la norma analizada. En función de ella, el
legislador ha considerado que los beneficios perseguidos son valiosos y debe lograrse su
concreción, motivo por el cual los resultados a obtener (fortalecer la participación ciudadana y el
desarrollo social en red, la incidencia de la población en la construcción y gestación de políticas y
programas estatales a través de asociaciones representativas en el campo económico – social,
generar el diálogo y la solidaridad en la gestación de soluciones para los problemas comunitarios,
entre tantos otros), compensan los costos en que se incurrirá por dicha causa. Ello es algo con lo
que concordamos, desde nuestra humilde visión.

Pero hay un contexto y una situación determinada, especialmente en la problemática vinculada a


los servicios públicos enmarcados en el sector energético. La próxima puesta en marcha de un
nuevo diseño regulatorio en materia de tarifas, subsidios e inversiones destinadas a dicho sector,
incidirán indudablemente en todo el desarrollo de la prestación de todos los servicios públicos y en
la efectiva reglamentación y aplicación de las disposiciones de la ley 27.218.

Excede por mucho el tratar aquí dicha temática[34], pero no puede desconocerse que el esquema
de subsidios para los usuarios de servicios públicos será objeto de una profunda transformación,
atento las líneas programáticas generales delineadas por el Poder Administrador[xxxv], los niveles
reales de disponibilidad presupuestaria, la necesidad de obtener un nuevo flujo de capitales para
los diversos sectores involucrados y la reorganización de la actividad fiscalizadora de los Entes
Reguladores, a los fines de verificar el efectivo cumplimiento de los niveles de calidad en la
prestación de los servicios, a los que se encuentran obligados los prestatarios en virtud de su
condición de Licenciatarios o Concesionarios.

Puntualmente, la emergencia del Sector Eléctrico Nacional ha sido declarada hasta el 31 de


diciembre de 2017 a través del decreto 134 del 16 de diciembre de 2015[35] y los nuevos
lineamientos en materia de subsidios, buscando que se destinen a los sectores que deben ser
destinatarios de los mismos, atento su condición social o económica, están en plena etapa de
diseño y definición.

En ese marco es que consideramos que será todo un desafío la correcta aplicación de los fondos
públicos, con criterio y racionalidad, pero también con justicia y equidad, a fin de que no se
desvirtúe el acceso inclusivo a la satisfacción de necesidades básicas para todo ser humano
(piénsese tan sólo en el caso del agua potable) y/o para los fines como los que persigue plasmar la
ley 27.218 a nivel comunitario. El tiempo nos mostrará la respuesta a estos interrogantes.

(*)Docente Universitario. Especialista en Derecho del Consumidor.

[1]Ver Fundamentos (primer párrafo) del Proyecto 8777-D-2014, Trámite Parlamentario 160 del
05/11/2014.
[2] Trámite Parlamentario 134 (01/10/2008), de la autoría de la entonces Diputada Bernazza,
Claudia Alicia. El mismo tuvo tratamiento en las Comisiones de Asuntos Cooperativos, Mutuales y
de Org. No Gubernamentales, y de Obras Publicas de la H. Cámara de Diputados de la Nación.
[3] Los sujetos del Régimen Tarifario específico, a los fines de la ley en cuestión, podían
denominarse en forma indistinta como organizaciones sociales, organizaciones comunitarias o
asociaciones, teniendo en todos los casos el mismo alcance (art. 5°).
[4]Trámite Parlamentario 160 del 5 de noviembre de 2014, firmado por el Diputado Domínguez,
Julián Andrés y otros.
[5]Ver puntos 4 (Plan de Labor) y 16 (Consideración Conjunta de Asuntos) de la Versión
Taquigráfica de dicha Sesión.
[6]Ver Orden del Día 752/15.
[7] El proyecto original (el cual ha sido objeto de modificaciones en el texto definitivo sancionado)
preveía en este punto la denominación de “Organizaciones Sociales” para los sujetos del régimen,
las que si bien eran caracterizadas en el artículo 2° in fine de igual modo que en el texto definitivo
(como personas jurídicas que “no persiguen fines de lucro y tienen como principal objeto el bien
común), en el artículo 4° del proyecto se las definía como “asociaciones civiles y fundaciones en el
artículo 148 del Código Civil y Comercial de la Nación, así como otras organizaciones sociales o
comunitarias surgidas de la propia voluntad de la ciudadanía, formalizadas bajo formas jurídicas
existentes o a crearse y reconocidas por el ámbito municipal, provincial o nacional”.
En su artículo 5°, el proyecto equiparaba los términos organizaciones sociales, organizaciones
comunitarias o asociaciones, teniendo en todos los casos el mismo alcance.
Teniendo en cuenta que el artículo 148 CCCN se refiere a las personas jurídicas privadas e incluye
entre ellas a las asociaciones civiles, simples asociaciones, fundaciones, mutuales y cooperativas,
creemos que, sin perjuicio de coincidir ambos textos (primitivo y definitivo) en la finalidad común de
contribuir al fortalecimiento de todas aquellas organizaciones no gubernamentales que propenden
al desarrollo social y comunitario, dicha télesis queda mejor evidenciada en el texto original, el cual
a su vez remarca la posibilidad de su constitución y reconocimiento (en su caso) en el ámbito
municipal, provincial o nacional.
[8] En realidad, mientras los artículos 1º, 2º, 5º y 11de la ley 27.218 hablan de “servicios públicos”,
determinándose los servicios involucrados de la enumeración dispuesta en el Título IV de la norma,
el proyecto enunciaba ya en su artículo 1º que los servicios públicos comprendidos eran los de
“provisión de agua potable, desagües cloacales, energía eléctrica, gas y telefonía básica ”, lo que
reiteraba en el art. 2º. En su art. 6º hablaba en general de “servicios públicos”, pero luego de haber
hecho la enumeración antedicha, que a su vez se correspondía con el desglose efectuado en el
Título IV del proyecto, todo lo cual permitía metodológicamente predicar que el alcance del
precepto legal abarcaba los servicios públicos domiciliarios, y además, en el caso especial de la
telefonía, el proyecto se refería en todo momento (arts. 1º, 2º y por consecuencia, el 20 y
concordantes del proyecto) al Servicio Básico Telefónico (SBT) o Telefonía Fija.
Como veremos, el texto legal se refiere en dicho aspecto al “servicio público de telefonía” (artículo
19 de la ley 27.218).
[9]En sintonía con lo dispuesto en el artículo 6° del proyecto, puede considerarse que la ley
instituye (a los efectos tarifarios) una nueva categoría de usuarios de servicios, la cual es
denominada en dicho artículo “Categoría de Organizaciones Sociales”, a la que a su vez se le
determina por el artículo 3° la estructura de dicha “tarifa especial o específica”.
Por ello, el artículo 3° del proyecto estipulaba que los prestadores debían cobrarle a las
organizaciones sociales (sujetos determinados en el art. 4°), “un valor asimilable a la tarifa que
abonan los usuarios residenciales, respetando los cargos propios del servicio incluidos en la
facturación regular, comprendiendo cargos fijos y variables”.
[10] Recordemos que por el artículo 5° de la ley 27.218 (y el art. 6° del proyecto en sentido similar)
se instituye a las “Entidades de Bien Público” como una nueva categoría de usuarios de servicios
públicos, en un todo de acuerdo con las disposiciones del Código Civil y Comercial de la Nación, la
ley 24.240 y los diversos marcos regulatorios de servicios públicos en lo pertinente.
Dicha categoría de usuarios queda sujeta a las regulaciones determinadas en la ley 27.218 y su
reglamentación futura, al amparo de la razonabilidad que el legislador ha expuesto como
justificativo para establecer la diferenciación y fomento contenido en dicha norma, y que nosotros
compartimos.
[11]No podemos olvidar el reconocimiento y tutela de los derechos de los usuarios y consumidores
consagrados en el artículo 42 CN, en especial en lo que hace a la calidad y eficiencia con que
deben prestarse los servicios públicos, que resguarda ínsitamente el concepto de tarifa justa y de
razonabilidad para posibilitar el acceso a los servicios públicos de los diferentes usuarios en
situación de igualdad.
[12]Entre sus principales disposiciones: a) Aprueba el Convenio Tripartito entre el Ministerio de
Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, la Provincia de Buenos Aires y el Gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, suscripto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 12 de
octubre de 2006, por el cual se disuelve el ETOSS (Ente Tripartido de Obras y Servicios Sanitarios)
y se crea el ERAS (Ente Regulador de Agua y Saneamiento); b) Caracteriza como servicio público
a la prestación del servicio de provisión de agua potable y colección de desagües cloacales
teniéndose como concesionaria a la Sociedad Agua y Saneamientos Argentinos Sociedad Anónima
(AYSA) en los términos del artículo 1º del Decreto Nº 304 de fecha 21 de marzo de 2006, ratificado
mediante Ley Nº 26.100; y c) Aprueba el Marco Regulatorio para la prestación del servicio público
de agua potable y desagües cloacales en el ámbito establecido por el Decreto Nº 304 de fecha 21
de marzo de 2006, ratificado mediante Ley Nº 26.100.
[13]En su Anexo E (Régimen Tarifario), Capítulo I (Disposiciones Generales), el artículo 3° clasifica
a los inmuebles (a los efectos tarifarios del servicio a prestar por la Concesionaria), en las
siguientes categorías y clases:
a) Categoría Residencial: inmuebles en los que existan viviendas particulares cuyo destino o uso
principal sea alojar personas que constituyan un hogar.
La misma contempla 2 clases:
a.1.) Clase RI: Abarca a todo Inmueble Residencial en donde el servicio de abastecimiento de agua
potable se preste, indivisiblemente, a través de una o más conexiones, a una única unidad de
vivienda.
También se considerará perteneciente a la clase RI a todo inmueble Residencial que sólo disponga
del servicio de desagües cloacales.
a.2.) Clase RII: Abarca todo inmueble residencial en donde el servicio de abastecimiento de agua
potable se preste, indivisiblemente, a través de una o más conexiones, a más de una unidad de
vivienda.

b) Categoría No Residencial: incluye aquellos inmuebles en los que existan construcciones


destinadas a actividades comerciales o industriales, públicas o privadas, o donde se presten
servicios de cualquier naturaleza y cuyo destino o uso no esté contemplado en la categoría
Residencial.
La misma contempla 2 clases:
b.1.) Clase NRI: Incluye todo inmueble no residencial en donde el servicio de abastecimiento de
agua potable se preste, indivisiblemente, a través de una o más conexiones, a una única unidad de
la categoría No Residencial. Se considerará también perteneciente a la Clase NRI a todo inmueble
No Residencial que sólo disponga del servicio de desagües cloacales.
b.2.) Clase NRII: Incluye todo inmueble No Residencial en donde el servicio de abastecimiento de
agua potable se preste, indivisiblemente, a través de una o más conexiones, a más de una unidad
de la Categoría No Residencial.
b.3.) La Categoría No Residencial, ya sea para la clase NRI y NRII, se tipificarán en función de las
siguientes características del uso de los servicios:
Tipo 1: Comprende a los inmuebles No Residenciales destinados a desarrollar actividades
vinculadas con su categoría, en los que el agua se utilice o se pueda utilizar básicamente para los
usos ordinarios de bebida e higiene.
Tipo 2: Comprende a los inmuebles No Residenciales destinados a desarrollar actividades
vinculadas con su categoría, en los que el agua se utilice o se pueda utilizar básicamente como
elemento necesario de la actividad o como parte del proceso de fabricación del bien, aún cuando
se efectúen adicionalmente usos ordinarios de bebida e higiene.
Tipo 3: Comprende a los inmuebles No Residenciales destinados a desarrollar actividades
vinculadas con su categoría, en los que el agua se utilice o se pueda utilizar básicamente como
parte del bien producido, aún cuando se efectúen adicionalmente usos ordinarios de bebida e
higiene o sean parte del proceso de fabricación.

c) Categoría Baldío: Incluye todo inmueble no comprendido en las categorías Residencial o No


Residencial
[14]El proyecto ya anticipaba en su art. 3° (a nuestro juicio, con mejor criterio metodológico) que los
prestadores de servicios cobrarían a las organizaciones sociales un valor asimilable a la tarifa que
abonan los usuarios residenciales de cada servicio, respetando la estructura tarifaria regulada
(cargos fijos y variables).
[15]Por Decreto de Necesidad y Urgencia 13 del 10 de diciembre de 2015 (B.O. 11/12/15), con la
finalidad de priorizar y jerarquizar la planificación, desarrollo e implementación de las políticas
energéticas y mineras, se crea el MINISTERIO DE ENERGÍA Y MINERÍA, el cual absorbe las
funciones de las actuales Secretarías de ENERGÍA y de MINERÍA y sus organismos
descentralizados y desconcentrados, del MINISTERIO DE PLANIFICACIÓN FEDERAL,
INVERSIÓN PÚBLICA Y SERVICIOS.
Por tal motivo, se sustituye el artículo 1° de la Ley de Ministerios (Ley N° 22.520, texto ordenado
por
Decreto N° 438/92, y sus modificatorias), creando dicho Ministerio.
Por el artículo 23 nonies del referido decreto 15/2015, se establecen las funciones de dicho
Ministerio, entre las que se encuentran “Intervenir en la elaboración y en la ejecución de la política
energética nacional” (ítem 6); “Entender en la elaboración de las políticas y normas de regulación
de los servicios públicos del área de su competencia, en la supervisión de los organismos y entes
de control de los concesionarios de obra o de servicios públicos” (ítem 11), y “Ejercer, en el ámbito
de su competencia, facultades de contralor respecto de aquellos entes u organismos de control de
las áreas privatizadas o dadas en concesión en el área de su competencia, así como también
hacer cumplir los marcos regulatorios correspondientes, y entender en los regímenes de tarifas,
cánones, aranceles y tasas de las mismas” (ítem 13), entre otras.
Téngase en cuenta también, que por decreto 231 del 22/12/2015 (B.O. 23/12/2015), se transfirieron
a la órbita del Ministerio de Energía y Minería diversas dependencias del ex Ministerio
dePlanificación Federal, Inversión Pública y Servicios, entre ellas la ex Secretaría de Energía con
sus unidades organizativas dependientes, organismos descentralizados y desconcentrados, la cual
pasa a denominarse Secretaría de Energía Eléctrica.

También deberá tenerse en cuenta a futuro que por el mismo DNU 13/15 se han creado por su
artículo 1º:

a) el MINISTERIO DEL INTERIOR, OBRAS PUBLICAS Y VIVIENDA, cuyas funciones se


encuentran detalladas en el artículo 17 del mismo y abarcan todo lo relativo a “la construcción,
administración y prestación de los servicios de obras sanitarias en jurisdicción nacional y en las
provincias acogidas, por convenios, al régimen federal en la materia”, entre otras.
A su vez, por decreto 212/15, modificatorio de su similar 357/2002, se le transfirió a dicho
Departamento de Estado la Secretaría de Obras Públicas, de la que depende la Subsecretaría de
Recursos Hídricos, la que tiene (entre otros), el objetivo de ejercer como autoridad de aplicación
del contrato de concesión de Agua y Saneamientos Argentinos Sociedad Anónima (AYSA), en
cumplimiento del Marco Regulatorio establecido por la ley 26.221.

b) el MINISTERIO DE COMUNICACIONES, cuyas funciones se encuentran detalladas en el


artículo 23 decies del mismo, y abarcan todo lo relativo a las “tecnologías de la información, las
telecomunicaciones, los servicios de comunicación audiovisual y los servicios postales”. En tal
sentido, debe “ejercer las funciones de Autoridad de Aplicación de las leyes que regulan el ejercicio
de las actividades de su competencia”. A su vez, sus objetivos han sido determinados por el
decreto 268/15, modificatorio de su similar 357/2002, el que también establece la dependencia del
Ente Nacional de Comunicaciones (EACOM) como ente autárquico y descentralizado en el ámbito
de dicho Ministerio (cfe. Decreto 267/2015).
[16] El Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales es un Organismo de Presidencia de
la Nación creado en el año 2002 por el artículo 4° del decreto 357/2002 (B. O. 22/2/2002) con la
finalidad de lograr una correcta y eficaz administración de los recursos del Estado destinados a la
política social. Es un espacio articulador de planificación y coordinación de la política social
nacional para mejorar la gestión de gobierno.
El Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales destina sus acciones:
• De manera directa a los Organismos gubernamentales y no gubernamentales que integran su
estructura
• De manera indirecta a toda la población del país a fin de mejorar la calidad de vida de los
ciudadanos.

Entre sus objetivos específicos, cabe detallar:

• Establecer las políticas prioritarias a corto plazo y las definiciones estratégicas para el mediano y
largo plazo, orientadas a abordar los principales problemas sociales.
• Coordinar la política en materia de cooperación internacional para el financiamiento de los
programas sociales.
• Diseñar mecanismos de articulación entre los Programas Sociales que ejecutan distintas
jurisdicciones del Poder Ejecutivo Nacional.
• Fomentar la coordinación y la articulación de los planes naciones con los planes sociales
provinciales y municipales.
• Administrar y actualizar el Sistema Integrado Nacional de Información Social, Monitoreo y
Evaluación de las políticas y programas.
• Coordinar y asistir técnicamente a las distintas áreas en materia de capacitación y desarrollo.
• Coordinar y planificar la difusión de las políticas y planes sociales y de sus resultados.
• Coordinar y articular la gestión de los organismos responsables de la política social nacional.

Ampliar en http://www.politicassociales.gov.ar/index.php.
[17]Ver nota 12. Se refiere al Capítulo IX (Régimen Económico y Tarifario) de dicho Anexo E del
Marco Regulatorio aprobado por ley 26.221.
[18]El mismo preceptúa que “El Régimen Tarifario debe contemplar la implementación de una tarifa
social que permita contar con los servicios de agua potable y saneamiento a sectores económicos
de bajos recursos, a cuyo efecto deberá contemplar un mecanismo que posibilite identificar los
casos prioritarios. La tarifa social subsistirá en cabeza de un mismo Usuario durante 12 meses
continuos. Su renovación estará sujeta a las reglas que establezca la Autoridad de Aplicación y en
todo caso será considerada subsidio directo”.
Es importante tener en cuenta que ya el Capítulo V (Otras disposiciones) del Anexo E, en su
artículo 37 (Programa de Tarifa Social), ya contemplaba que la autorización a la Autoridad de
Aplicación para implantar un sistema de descuentos sobre el valor de la factura por prestación de
agua potable y desagües cloacales brindados por la Concesionaria a los usuarios residenciales de
bajos recursos económicos y a las “instituciones sin fines de lucro cuyos ingresos se destinen
íntegramente a fines sociales”.
Esta disposición se estableció para atender situaciones socioeconómicas especiales y/o graves, de
carácter permanente o transitorio, y en tanto los usuarios comprendidos (instituciones sin fines de
lucro) no se encontrasen en condiciones de afrontar el pago de la tarifa que corresponda por
dichos servicios.
La Autoridad de Aplicación debe establecer para estossupuestos en el Reglamento de Aplicación
de Normas Tarifarias los procedimientos necesarios para su aplicación y el monto total destinado a
financiar el Programa de Tarifa Social.
Puede verse también la resolución 46/2014-ERAS (B.O. 27/11/14), por la cual se aprueban los
diversos componentes del Programa de Tarifa Social contemplado y establecido en el Marco
Regulatorio del servicio.
[19]Ver Ley 26.020 (B.O. 8/04/2005) y modificatorias, por la cual se aprobó el marco regulatorio
para la industria y comercialización de gas licuado de petróleo, a fin de asegurar el suministro
regular, confiable y económico de gas licuado de petróleo a sectores sociales residenciales de
escasos recursos que no cuenten con servicio de gas natural por redes (art. 1°).
A su vez, debe tenerse en cuenta (entre otra normativa concordante) el decreto 470/2015, las
resoluciones 49/15-SE y 74/15-SE, medidas todas que a través del Programa Hogares con
Garrafas (HOGAR) persiguen el objetivo de garantizar de manera efectiva el acceso al Gas
Licuado de Petróleo (GLP) envasado, a precios diferenciales, a través de un subsidio a la demanda
de los usuarios de bajos recursos de todo el territorio de la República Argentina, consumidores de
GLP que residan en zonas no abastecidas por el servicio de gas por redes o que no se encuentren
conectados a la red de distribución de gas de su localidad.
En la medida en que reglamentaciones de este tenor instrumenten políticas públicas de tarifa social
para la provisión de GLP, las Entidades de Bien Público se encontrarán amparadas por la ley
27.218 para acceder a dicho suministro bajo dichas modalidades, en tanto ello sea compatible con
dicho texto legal.
Puede consultarse sobre el particular /www.programahogar.gob.ar.
[20] Art. 128. — “Las tasas y tarifas de telecomunicaciones serán fijadas por el Poder Ejecutivo
Nacional a propuesta de la autoridad de aplicación de esta Ley. Deben ser justas y razonables,
cubrir los costos de una explotación y prestación eficientes y financiar el desarrollo de las
telecomunicaciones”.
[21]Véase, por caso, el decreto 92/1997 (B.O. 31/01/97), por el cual se dispuso la Estructura
General de Tarifas del Servicio Básico Telefónico, en el cual se tipifica la categoría de Abonados
“Casas de Familia” (Anexo I – Estructura General de Tarifas de las Licenciatarias del Servicio
Básico Telefónico).
[22]Si bien excede el objeto del presente, no podemos dejar de mencionar la sanción de la ley
27.078 (Ley Argentina Digital), publicada en el B.O. 19/12/2014, la cual declara de interés público el
desarrollo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, las Telecomunicaciones, y
sus recursos asociados, estableciendo y garantizando la completa neutralidad de las redes, con el
objeto de posibilitar el acceso de la totalidad de los habitantes de la República Argentina a los
servicios de la información y las comunicaciones en condiciones sociales y geográficas equitativas,
con los más altos parámetros de calidad (art. 1°).
Entre otros fines, la norma persigue “garantizar el derecho humano a las comunicaciones y a las
telecomunicaciones, reconocer a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC)
como un factor preponderante en la independencia tecnológica y productiva de nuestra Nación,
promover el rol del Estado como planificador, incentivando la función social que dichas tecnologías
poseen, como así también la competencia y la generación de empleo mediante el establecimiento
de pautas claras y transparentes que favorezcan el desarrollo sustentable del sector, procurando la
accesibilidad y asequibilidad de las tecnologías de la información y las comunicaciones para el
pueblo” (art. 2°).
La norma en su artículo 89 dispone que la ley 19.798 y sus modificatorias sólo subsistirá respecto
de aquellas disposiciones que no se opongan a las previsiones de la presente ley.
Asimismo, en su artículo 6° define dentro del régimen de las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones y de las Telecomunicaciones, a los servicios de Telecomunicaciones, Servicio
Básico Telefónico, Servicios de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Servicios de
TIC), entre otros ítems.
Por el art. 54, el Servicio Básico Telefónico mantiene su condición de servicio público, y en los
artículos 48 a 53 de la ley, se regula todo lo concerniente a precios, tarifas y gravámenes de los
servicios de TIC.
[23] Por art. 2° del Decreto N° 236/2015 (B.O. 23/12/2015) se dispuso la intervención de la
Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC) por el plazo,
prorrogable, de CIENTO OCHENTA (180) días corridos a contar desde la fecha de publicación de
dicho decreto.
[24] Al momento de escribir estas líneas, fue emitido el decreto 267/2015 (B.O. 4/01/2016), el cual
creó como ente autárquico y descentralizado, en el ámbito del MINISTERIO DE
COMUNICACIONES, al ENTE NACIONAL DE COMUNICACIONES (ENACOM), como autoridad
de aplicación de la ley 27.078 (art. 1º).
El ENACOM tendrá todas las competencias y funciones de Autoridad de Aplicación de la ley 27.078
(art. 2º), siendo continuador, a todos los efectos legales, del AFTIC (art. 26), siéndole transferida la
totalidad del personal, bienes, presupuesto, activos y patrimonio, derechos y obligaciones de aquel
(art. 25) en función de dicha circunstancia.
[25] Ampliar en tal sentido a través de las leyes 19.798, 23.696 y 27.078; y los decretos 731/89,
62/90, y 1185/90, entre otros. Ver también Bersten, Horacio, Derecho Procesal del Consumidor, p.
167 y pp. 187-212, La Ley, Buenos Aires, 2003.
[26]Se entiende que alude a que se considere en el futuro dicho servicio (u otros, como la telefonía
móvil) como servicio público, y además, de carácter esencial, por considerarse social y
culturalmente como una necesidad indispensable a satisfacer para toda la población, integrando el
concepto de calidad de vida, como nivel de existencia digna a que tiene derecho cualquier persona
de poder alcanzar y usufructuar para lograr su desarrollo humano.
[27]Farina, Juan M., Defensa del consumidor y del usuario, p. 216, Astrea, 1° Edición, Buenos
Aires, 1995.
[28]Vázquez Ferreyra, Roberto A. y Romera, Oscar Eduardo, Defensa del Consumidor:
Sobrefacturacióntelefónica y carga probatoria en un fallo trascendente, JA 1995-II, 165.
[29]Cfe. Gordillo, Agustín, La interpretación restrictiva de concesiones y privilegios, LL 1995-A-217.
[30]Mosset Iturraspe, Jorge y Lorenzetti, Ricardo Luis, Defensa del Consumidor, p. 151, Rubinzal
Culzoni, Santa Fe, 1993, y López, Justo, La huelga en los “servicios esenciales”, ED 137-918,
citado en Mosset Iturraspe – Lorenzetti, op. cit., p. 151, nota 1.
[31]Será fundamental también su labor de coordinación y colaboración con las diversas
jurisdicciones, a fin de llevar adelante la plasmación de los fines de la normativa nacional al ámbito
de los servicios públicos de jurisdicción provincial y municipal, a fin de fortalecer en dichos
territorios a las ONGs que actúan en dichas comunidades.
[32]Ver Dromi, Roberto, Derecho Administrativo, p. 770 y ss., Ciudad Argentina, 8ª edición, Buenos
Aires, 2000.
[33]Seguimos en este punto las valiosas enseñanzas de Gordillo, a las que remitimos. Ver y
ampliar en Gordillo, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo 2 (La Defensa del Usuario y
del Administrado), Capítulo VII (La Regulación Económica y Social), FDA, 9ª edición, Buenos Aires,
2009.
[34] Ver nuestros aportes en Suárez, Enrique Luis, La Renegociación de los Contratos de Servicios
Públicos Domiciliarios en el marco de la Emergencia Pública, en AA. VV., Obligaciones en Pesos y
en Dólares, Rubinzal – Culzoni Editores, Buenos Aires, 2003; Suárez, Enrique Luis, “Sobre la
renegociación de contratos de servicios públicos (a propósito del proyecto de ley presentado por el
Poder Ejecutivo al respecto)”; “Los servicios públicos en la hora actual: avizorando el 2004”; “A
propósito de las últimas medidas sobre ajustes tarifarios y nuevos esquemas de regulación en el
sector energético” y otros similares, publicados en el Suplemento de Defensa del Usuario y del
Consumidor yde laregulación de Servicios Públicos de “El Dial.com”, en los meses de Octubre y
Diciembre de 2003 y Febrero de 2004.
[35] Puede consultarse Eleisegui, Patricio, Con el ajuste tarifario en carpeta, Macri ya tiene
asumido que pasará su primer verano con apagones, IProfesional del 26 de Noviembre de 2015;
Suben las tarifas de luz y gas desde enero, Clarìn del 14 de diciembre de 2015; Anuncian la quita
“gradual” de subsidios en las tarifas de luz y gas, Revista Fortuna (http://fortunaweb.com.ar), del 14
de diciembre de 2015; Montamat, Daniel Gustavo, Emergencia y nueva política energética, Clarín
del 24 de diciembre de 2012, entre otros.
[36] B.O.: 17/12/2015.

Citar: elDial DC2087


Publicado el: 05/02/2016
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