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Orlando J.

Casares Contreras

Astronomía en el área Maya

Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán


Mérida, Yucatán, México
2016

4
D.R. © UNIVERSIDAD A U TÓ N O M A
D E YUCATÁN 2016
Primera edición 2004
Segunda edición 2016
Prohibida la reproducción
Total o parcial de la obra sin permiso
escrito del editor
D IR EC C IÓ N G EN ER A L D E DESA RROLLO A C A D ÉM IC O
Coordinación General de Extensión
Departamento Editorial
Calle 55 Av. Rafael Matos Escobedo por Circuito Colonias,
Fraccionamiento del Parque
librería@ uady.mx
Impreso en Mérida, México
Printed in Merida, Mexico
ISBN 970-698-072-5 (Serie)
ISBN 970-698-074-1 (v.2)

F Casares Contreras, Orlando J.


1435.3 Astronomía en el área Maya, c2016
.C14
.C37 (T emas de divulgación / UADY ; v.2)
2016
1. Astronomía maya. 2. Calendario maya. 3. Mayas
Vida social y costumbres. I. t.
ISBN 970-698-072-5 (Serie)
ISBN 970-698-074-1 (v.2)
Lib-UADY

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Contenido

PROLOGO 9
INTRODUCCIÓN 11
CAPÍTULO I
EL CALENDARIO MAYA 15
Funcionamiento y características del calendario maya 21
El calendario maya y las orientaciones de estructuras 36
CAPÍTULO II
ASPECTOS SOCIOCULTURALES
DE LA ASTRONOMÍA MAYA 52
La astronomía y la mitología maya 54
La astronomía y la actividad bélica 63
La astronomía y la legitimación del poder 69
La astronomía y el urbanismo 72
CAPÍTULO III
LA ASTRONOMÍA MAYA: EL PASADO 77
El período Preclásico 78
El período Clásico 87
El período Postclásico 111
CAPÍTULO IV
LA ASTRONOMÍA MAYA Y SU DESARROLLO
ACTUAL 122
Los tres códices mayas 125
La conquista y época colonial 133
La astronomía maya contemporánea 140
Desarrollo de la astronomía maya 154
CONSIDERACIOENS FINALES 159
BIBLIOGRAFÍA 162
AGRADECIM IENTOS

La realización de la presente obra es producto del esfuerzo y apoyo


de muchas personas e instituciones, sin ellas no hubiese sido posible la
finalización y publicación de la misma. A la Universidad Autónoma de
Yucatán, en especial a la Escuela Preparatoria No. 2 de la misma, por el
apoyo brindado por quienes fueron mis compañeros y generaciones de
alumnos con los que tuve el gusto de coincidir y conocer en pasillos como
aulas.
Al Instituto Nacional de Antropología e Historia, lugar donde
laboro a la fecha de la segunda edición, y a su personal por los apoyos,
experiencias, oportunidades y preparación adquirida en ésta etapa,
especialmente al museólogo Abraham Guerrero Escobar por las
oportunidades presentadas para mi desarrollo académico y personal.
Al Dr. Jesús Galindo Trejo, astrónomo del Instituto de
Investigaciones Estéticas de la UNAM, por ser mi mentor en la
apasionante disciplina de la Arqueoastronomía y ante todo, un gran amigo
que me sigue acompañando en las travesías académicas que depara ésta
especialidad.
A mi familia, Venus Estrella Cabrera y Helena Casares Estrella,
quienes han sido mis musas inspiradoras en todo momento, mi razón de
todos los días por superarme y darles lo mejor de mi.
A mi madre María Eugenia del Rosario Contreras, por aguantarme
día con día, apoyarme y brindarme todo su cariño. A mi padre Q.E.P.D.,
Orlando José Casares Rodríguez, museógrafo del INAH y por quién decidí
imitarlo en vida, obra y figura, mi principal motivación paraadentrarme en
los estudios de Cultura Maya y sus museos.

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NOTAS A LA SEGUNDA EDICIÓN

Todo producto académico debe ser susceptible de ir cambiando al mismo


ritmo -de ser posible- que cambia la disciplina de la cual emana. La
arqueología es una de las áreas del conocimiento que siempre experimenta
constantes cambios, cada descubrimiento, cada interpretación o
reinterpretación de la información nos va ofreciendo diferentes panoramas
para entender a las culturas de la antigüedad, sus modos de vida así como la
forma en la cual la entendían.
En el área de la astronomía antigua, a pesar de que el cielo que
observaron es nuestro único punto fijo para su análisis, la información con
la que contamos va poniendo nuevas perspectivas a raíz de las relecturas de
las fuentes, así como de los nuevos hallazgos. En nuestro caso concerniente
a una de las culturas mesoamericanas más emblemáticas como la cultura
maya, del 2004 al 2015 se han realizado nuevas mediciones a las estructuras
y al mismo tiempo, se han revisado antiguas mediciones junto con sus
resultados lo que ha creado un nuevo horizonte en torno a la misma.
Con las nuevas lecturas, los nuevos datos y con la incorporación de la
información suministrada en la lectura de los glifos mayas, es que se han
incorporado éstos nuevos descubrimientos en la presente obra, con ligeros
cambios en el estilo a raíz de la consecuente madurez académica de un
servidor y con ajustes en los temas presentados.
También se eliminó información a la cual, tanto desde la perspectiva de
los nuevos avances arqueológicos, históricos y antropológicos, ya no es
sostenible y que se encontraba presente en la primera edición. Astronomía
en el área maya se presenta ante usted como un documento que explica las
formas en que la práctica astronómica transformó a una cultura y a pesar de
la conquista europea, sus alcances se conservaron como una forma de
identidad que es compartida en nuestros días que logró incorporar cambios
para su mantención pero al mismo tiempo, también defendió, protegió y
resguardó su razón de ser en la memoria de quienes pertenecen a ella.

8
PRÓLOGO

Sin lugar a dudas en la historia de humanidad el firmamento ha inspirado


profundas emociones que condujeron no sólo a acrecentar el sentimiento
religioso sino también a plantear explicaciones al comportamiento de los
astros. El conocimiento así generado permitió al hombre establecer
sistemas calendáricos que hicieron posible organizar toda actividad en la
sociedad. Por otra parte, la clase dirigente que poseía ese conocimiento lo
utilizó para legitimar su poder terrenal favorecido por las deidades que
moraban en el cielo. De esta manera sus obras frecuentemente eran
realizadas de acuerdo a principios que consideraban la regularidad, la
apariencia e incluso la espectacularidad de eventos astronómicos. Esto
ponía en armonía completa tales obras con el ámbito sagrado del
firmamento y justificaba ante el pueblo la posición privilegiada del
soberano.
En Mesoamérica las cosas del cielo también jugaron un papel
fundamental en su evolución cultural y su trascendencia se puede reconocer
en muchos vestigios materiales, en la arquitectura, en la pintura mural, en la
cerámica, en los códices, etc. En particular, los mayas alcanzaron un gran
refinamiento en el uso ritual y práctico de la Astronomía, favorecidos por el
desarrollo de un ingenioso sistema jeroglífico y de una variante calendárica
de gran exactitud. Estas innovaciones hicieron factible el registro
meticuloso de información relacionada con fenómenos astronómicos de
notable trascendencia para su propia sociedad. La labor de los sacerdote-
astrónomos mayas al observar el firmamento, al asentar su periodicidad y
elegir direcciones celestes hacia donde se orientaron sus principales
templos, puede considerarse una acción que en nada difiere de la de un
científico moderno.
El libro que tiene Usted en sus manos habla precisamente de lo expuesto
anteriormente y es el resultado de la investigación y del entusiasmo sincero
de un joven arqueólogo, Orlando Josué Cásares Contreras, quien ha
encontrado en la recuperación del conocimiento astronómico de los
antiguos mayas uno de los temas fundamentales de su quehacer profesional.
Esta obra resulta muy atractiva para el público en general porque difunde
en un lenguaje claro y ameno los más destacados resultados de la reciente

9
investigación arqueoastronómica justamente en tierra maya. Dedicándose él
mismo a estudiar a la cultura maya y a divulgar los resultados de sus
estudios, contribuye de manera significativa a dar a conocer al lector la
perspicacia y los alcances intelectuales de nuestros antepasados
prehispánicos.
A partir de la lectura de este libro el lector podrá percatarse, al visitar
cualquier zona arqueológica en la región maya, de que los antiguos
sacerdote-astrónomos planearon sus ciudades con el mayor cuidado para
ponerlas en consonancia con los preceptos que definían su cosmovisión,
involucrando en forma natural a sus conceptos de espacio y tiempo que
estuvieron vigentes por lo menos dos mil años. De esta forma, el libro de
Orlando Cásares va ilustrando con numerosos ejemplos cómo, a lo largo
de los diferentes períodos arqueológicos, la arquitectura maya va adoptando
las diversas orientaciones calendárico-astronómicas que expresan una de las
principales características culturales de lo mesoamericano.
Algo que merece destacarse especialmente en el presente libro es que
aborda el tema de la presencia de la Astronomía entre la población indígena
y campesina actual en la región maya. Lo que nos hace reflexionar sobre la
herencia viva y vigorosa de la cultura prehispánica en nuestro país. No
obstante los siglos transcurridos y el afán colonial y aún contemporáneo
por borrar la herencia ancestral de nuestro pueblo, el constatar que todavía
pueden reconocerse destellos de prácticas culturales de la época
prehispánica resulta impresionante y a la vez esperanzador de que la
población mayoritariamente mestiza de nuestro país pueda revalorar el rico
legado de la cultura mesoamericana y lo reconozca como suyo.
Seguramente la descripción tan minuciosa de la antigua práctica de
utilizar la Astronomía presentada en este libro fomentará el creciente
interés por un aspecto tan sobresaliente de la cultura maya como fue su
percepción del firmamento.
Jesús Galindo Trejo
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM

10
INTRODUCCIÓN

La astronomía es una práctica tan antigua como el hombre mismo. El


presente trabajo se enfoca en el estudio de una actividad que buscó la
explicación de todo lo relacionado con la bóveda celeste y sus diversos
elementos.
La astronomía moderna está considerada como una actividad de las
ciencias exactas1, la cual difícilmente se considera subjetiva o especulativa,
aunque como toda área del conocimiento, no es ajena a los cambios en sus
contenidos pero siempre en función de los datos y la evidencia recolectada
por métodos científicos. En los inicios de la humanidad como hoy la
conocemos, la actividad astronómica de tiempos pasados era vista con otra
perspectiva, no existía la ciencia como tal y por ello, la forma más adecuada
para mencionarla sería como una astrología del pasado, ya que su
observación respondía a intereses religiosos, míticos e ideológicos sobre el
carácter divino de sus elementos contenidos en la bóveda celeste.
Los eventos que emanaban de los cielos eran explicados como una
manifestación de lo sagrado, de las deidades que clamaban por ser
escuchados, obedecidos para que puedan interceder por la humanidad. Para
ello, no cualquiera podía acceder a éstos medios para su respectiva
comunicación, era a través de los especialistas religiosos, que también eran
hábiles observadores de la naturaleza y los únicos capaces para decodificar la
voluntad divina. Ellos fueron quienes a través de sus observaciones
transferían sus significados a la organización de la sociedad.
Una de las culturas que desarrolló un complejo sistema de inspección de
la naturaleza y las mismas observaciones las transformó en principios
sociales por comparación a la misma, especialmente a la astronomía fue la
cultura maya.

1 Térm ino que se refiere a una actividad científica que implica el uso de complejas ecuaciones y
operaciones matemáticas que la hacen poco accesible o muy difícil de entender para los públicos no
especializados en el tema.

11
El contenido de ésta obra versa acerca del avance que tuvo tal actividad,
la que denominaremos como astronomía maya. Cabe señalar que, pese a que
por sus contenidos míticos es una actividad más cercana a la astrología, la
precisión con la que fue realizada merece el calificativo dado, pero con las
precauciones pertinentes de no confundir ambos términos ni tampoco
traslapar sin el contexto adecuado ambas denominaciones.
Para los mayas, los astros simbolizaron a sus deidades. Su movimiento
era una señal que expresaba su voluntad divina, la cual quedó plasmada en
sus narrativas de vasos, ollas y cerámica; en sus pinturas murales, rituales y
ceremonias así como los códices y principalmente en la memoria colectiva
de su gente, factor que les permitió seguir con la misma a pesar de la llegada
de los conquistadores.
Uno de los objetivos de la obra, es demostrar que la actividad
astronómica fue un proceso propio 2 , producto de la capacidad de
abstracción de sus miembros, los cuales fueron desarrollando metodologías
para perfeccionar sus observaciones de la naturaleza, encontrando patrones
y adaptándolos a sus necesidades particulares. Muchas de éstas
características todavía están presentes en algunas de las comunidades mayas
que existen a lo largo del mismo territorio que las vio nacer, pero con
matices culturales ajenos e impuestos, los que fueron asumidos y
reinterpretados desde la misma lógica de los mayas.
Entre otros objetivos, se busca que el lector se familiarice con los
elementos que componen la astronomía maya, tales como la aritmética y su
calendario (compuesto por una cuenta civil y otra ritual), su posible origen y
funcionamiento así como las posibilidades prácticas que emanan de dicha
actividad. Aunque se incluyen algunos tecnicismos, se buscará explicarlos de
forma amena para que familiarice su uso en los textos que tratan los temas
relativos a la Arqueoastronomía y Etnoastronomía.

2 Cabe señalar que muchos de los procesos encontrados dentro de la astronomía maya (como parte de su
cosmovisión) son préstamos culturales de étnicas epiolmecas o ístmicas, los cuales igual se compartieron
con otras áreas culturales de Mesoamérica. Eso explica las similitudes con otras culturas que se
desarrollaron pero también no hay que olvidar de sus particularidades sociales que las hace diferentes y
son parte de sus propias necesidades. En el caso de los mayas, veremos algunas de esas particularidades
como única en su tipo en Mesoamérica, una de ellas el contar con un punto de partida como se
mencionará en el capítulo I del presente libro.

12
Una vez que el lector esté habituado a ellos, se le facilitará el
entendimiento de ésta disciplina y los motivos de su creación, usos
culturales y principalmente para discernir entre la práctica científica de ésta
disciplina con aquellas otras personas que en afanes mercantiles y ajenos a
toda ética del trabajo antropológico y especialmente del quehacer científico,
se han dado a la difusión de conceptos anticuados y muchas veces emanados
de la imaginación sin ninguna evidencia material, sea arqueológica o
sociológica que las respalde.
No se trata de idealizar una actividad, sino de que el lector la entienda
en su justa dimensión y contexto social, en la que, la astronomía maya fue
una práctica cultural que fusionó conocimientos esotéricos, religiosos con
observaciones tan precisas que parecerían emanadas de una ciencia. Vertió
dichos conocimientos en mitos, prácticas bélicas y otras actividades de su
vida y éstos quedaron expresados en fuentes de información como sus
estructuras, escritos y la memoria colectiva.
Otra aclaración, es que a lo largo de los trabajos realizados en torno a las
mediciones en estructuras, calzadas y pirámides, muchas veces se utilizan
técnicas basadas en brújulas, ya sea sobre los muros de las edificaciones o
mediante el uso de instrumentos ópticos como el teodolito y su brújula
interna. Esta técnica conlleva algunos errores que son ajenos a quien las usa,
como las correcciones por las variaciones magnéticas que cambian año con
año, logrando algunas imprecisiones que al momento de ubicar
alineaciones, aportan datos con algún error de un par de días en las fechas.
Para ello, se recomienda usar teodolitos manuales y consultar las cartas
de correcciones magnéticas para ser un poco más precisos (muchas
universidades las editan) o usar la brújula astronómica, la cual consiste en
que el teodolito mide arbitrariamente un azimut (pudiendo no
corresponder) y posteriormente se mide la altura y azimut del Sol
registrando la hora exacta de la medida. Con ello, al consultar el azimut real
del Sol en la hora exacta, se ajusta la medida del teodolito al medir el Sol
con relación a la que tenía al momento de la medición y esa diferencia se
aplica a la medición con el azimut arbitrario para la obtención de la medida
con una mayor precisión.
Finalmente, el lector podrá valorar la importancia de la astronomía
cultural y su importancia dentro de los estudios de una cultura con

13
profundas raíces en el pasado y con éste elemento, demostrar su relevancia
en tiempos presentes, relevancia que adquiere al asimilar la observación de
la naturaleza dentro de sus procesos de identidad, creando vínculos con su
entorno que prevalecen vivos en sus prácticas presentes.

14
CAPÍTULO I.
EL CALENDARIO MAYA

"Debemos sumergirnos en el conocimiento de la


cultura e historia de aquella gente. Aparte de
comprender la astronomía, debemos prestar
atención detallada a los descubrimientos de la
arqueología y finalmente debemos tratar de mirar
su astronomía con ojos no europeos. Sólo entonces
comenzaremos a entrar en la piel del Sacerdote -
Astrónomo"
Anthony Aveni 1980a: 22

El calendario, es sin duda una de las mayores aportaciones que se han


podido generar de la observación del cielo y de los cuerpos celestes que se
encuentran en él. Sin temor a una equivocación, podemos afirmar que el
hombre, después de su evolución biológica y cultural hacia una especie más
compleja, comenzó a tener conciencia sobre la naturaleza y los elementos
emanados de ella que lo rodeaban, desde las aves, manadas de mamíferos, el
cambio de color de las hojas hasta los elementos de la bóveda celeste, con lo
cual esto último dio pie a lo que hoy llamamos astronomía.
Desde aquellas etapas tempranas de la vida del hombre hasta la fecha, el
clima ha sido uno de los principales factores por los que el ser humano se ha
preocupado. Si nos situamos unos 10,000 años3 a.C., el hombre apenas se
encontraba cruzando el estrecho de Bering y comenzaba a poblar el
continente Americano. A partir de ese momento, el hombre tomó
conciencia de las diferencias en el clima, de que existían momentos en los
cuales había más frío y como consecuencia, los alimentos escaseaban; en
otros tiempos había más calor y el agua era escasa y así sucesivamente fue
asociando a las estaciones con los cambios que necesitaba para su
supervivencia.

3 Existe la discusión entre las fechas de migración del Cro-M agnon hacia América, recientes
investigaciones han logrado datar la llegada del hombre alrededor de 40,000 años a.C. (Core 2002: 146)
y se afirma que su llegada no sólo fue por el estrecho de Bering según los datos de la cueva Ribeira en el
Brasil

15
El hombre se tenía que adaptar a las situaciones climáticas que se le
presentaban y fue capaz de ajustarse exitosamente al medio ambiente, a
través de elementos naturales pero cuya creación fue cultural como el uso
del fuego, del uso de pieles y la tecnología lítica (que puede ser apreciada
mediante sus restos arqueológicos) así como también el movimiento de los
astros, principal indicador de los cambios climáticos en la tierra, en especial
del movimiento aparente de la estrella principal y más grande visible, el sol.
El clima siempre ha estado presente en la evolución biológica y cultural
del hombre y en algunos casos, por el mismo fue catalizador de los cambios
evolutivos que se fueron dando lugar. Siendo un cazador - recolector, la
dependencia de las migraciones de sus animales de caza, lo que le obligó a
perseguirlos y a conocer los períodos en los cuales se movían, así como
también los ciclos en los cuales florecían ciertas especies vegetales, cuando
había que encontrar otras y a la vez, cuando escaseaban sus fuentes de
alimento.
Al momento de domesticación de las plantas se acabaron algunos
problemas4 pero surgieron otros, teniendo como común denominador al
mismo clima. El cultivo no podía ser en cualquier época del año, pues
existía un determinado momento en el cuál se debían sembrar las semillas y
bajo ciertas circunstancias propicias, generar una producción adecuada para
alimentar a la población. También se debía cuidar de la pérdida de la
cosecha y también habían épocas en las cuales podía desaparecer toda la
producción por causas tan diversas pero promovidas por los ciclos naturales
del clima.
Ante éstas situaciones solo quedaba una posible solución, la anticipación
a los acontecimientos climáticos, y con esto poder trasladarse o cultivar en
el momento específico. Para lograrlo, el hombre tuvo que encontrar señales
en el cielo y en la naturaleza para que le avisará de los próximos
acontecimientos, sin duda, el movimiento de los cuerpos celestes era la
respuesta a sus necesidades, especialmente en el movimiento del Sol5.
En éste largo y continuo proceso de observación de la naturaleza, el
hombre se percató de que algunos astros (como el Sol) tenían una

4 En torno a la persecución de animales y a la dependencia de la recolección de plantas y frutos, pues


éstos últimos los podía cultivar
5 Que es el responsable de los cambios de las estaciones, de ahí radica su importancia mundial.

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regularidad repetitiva en su movimiento, notando que cuando un astro se
presenta en un lugar (visto desde un punto fijo) después de algún tiempo
determindo6 se volvía a presentar en el mismo lugar.
Con éste principio es que se fueron creando los calendarios, los cuales
también fueron y siguen siendo una necesidad para un grupo social
determinado, el cuál tiene que regular no sólo sus tiempos de producción,
sino las actividades laborales y religiosas del mismo. El calendario es parte
de un engranaje importante en el desarrollo de cualquier sociedad, sea
pasada o presente, ya que representa un punto de apoyo con el cuál se
organiza, sin importar lo compleja que sea (Casares 2002 y 2011).
Un calendario se elabora a partir del movimiento de uno o varios astros,
aunque por lo general, siempre el más regular o simbólicamente más
importante para cada cultura es usado como base, mayormente el Sol por
ser el más regular, seguido de los calendarios lunares y otros basados en
ciertos astros más irregulares (Cossard 2010: 41). Muchas de éstas
diferencias, radican en aspectos culturales más que geográficos, es la cultura
quien decide desde que momento se inicia la cuenta, los valores numéricos,
lugares de observación y las asociaciones de la naturaleza, tomando como
referencia cualquier evento astronómico, mítico o por cualquier otra vía
social.
Existen unidades básicas para el conteo que generalmente no cambian
de una cultura a otra, tal unidad puede ser el día, el cuál se mide por el
movimiento del Sol; desde que aparece en el horizonte, recorre la esfera
terrestre hasta que desaparece y vuelve a presentarse en el horizonte. En
nuestra cultura occidental usamos los días para contar pero veamos algunos
ejemplos de cómo otras culturas tienen diferentes calendarios.
Para el caso de la cultura china, su calendario regido principalmente por
el movimiento de la Luna7. La primera Luna nueva marca el inicio de un
nuevo mes, el año de los chinos contiene de 12 a 13 lunaciones y cada una
de 29 a 30 días. Los intervalos quedan en una variación de 353, 354 y 355
días para los años cortos y para los años largos -en donde se encuentran
nuestros años bisiestos- un período de 383, 384 y 385 días. Se dejó el inicio

6 El cuál varía según del astro, por ejemplo el Sol tarda aproximadamente 365.25 días, Venus es de
aproximadamente 584 días.
7 Aunque también se calibra con el movimiento del Sol pero en menor medida.

17
del año nuevo para la segunda Luna llena después del solsticio de invierno
(que es el 21/22 de diciembre aprox.). Este sistema es muy parecido al de la
actualidad, pues permaneció casi sin ningún cambio a lo largo del tiempo
(Aslaksen 2000: 25-38, Chen 1996: 33-36 y Thurston 1994: 25-38).
Otros culturas aunque tienen al Sol como principal regidor de sus
calendarios tienen diferentes fechas de inicio de sus años, tal es el caso de
los antiguos hebreos que inician su año en abril, el de los romanos en
nuestro mes de enero o de los griegos que inicia su año en nuestro mes de
marzo y cuyo calendario es asignado mayormente por la posición de ciertas
constelaciones de estrellas que en total son doce.
Existieron y existe una gran diversidad de calendarios, tan grande como
la diversidad humana. Nuestro interés se enfocara un calendario surgido en
el llamado nuevo mundo, en la región mesoamericana y es el calendario
maya. Este comparte muchas de sus características con otros calendarios de
Mesoamérica, por lo que algunas personas han pensado que se pueda tratar
de un solo calendario para la región. En la discusión, algunos
investigadores, como es el caso de Rafael Tena ha argumentado que en
algún momento8 existió un solo calendario para el área de Mesoamérica y
que luego se fue diversificando por toda el área mencionada (Tena 2000: 4),
cabe señalar que una idea que hasta la fecha mantiene vigencia entre la
mayoría de los investigadores.
La idea anterior se fundamenta en que los calendarios mesoamericanos,
que son principalmente cinco, el mixe-zoque, el zapoteca, el maya, el
mixteco y el mexica tienen -aparentemente- el mismo funcionamiento o
algunas características comunes. Para la Joyce Marcus como para otros
investigadores, tales características son parte de un sistema dual, que se
compone de dos calendarios, uno ritual de 260 días llamado Tzolkín y otro
civil de 365 días llamado Haab, ambos calendarios funcionan al mismo
tiempo y se combinan para formar días y meses (Aveni 1991, Galindo
1994, Marcus 2000, Tena 2000).
Si bien estos calendarios comparten algunas características comunes y
son parecidos en su estructura, en la actualidad se ha demostrado que tienen
diferencias entre sí, acorde con las diferencias entre las culturas
anteriormente mencionadas. Contienen diferentes nombres para los días y
8 Posiblemente en la época de las culturas itsmicas o epiolmecas.

18
meses, sus años comienza en diferentes días y meses. Como consecuencia
no es recomendable tomar a unos de éstos calendarios como modelo para
interpretar y entender a los otros calendarios (Marcus 2000: 12 y 13), ya
que sus características culturales son distintas, así como de sus significados
simbólicos.
En el caso del calendario maya, veremos a continuación que aún con
rasgos comunes con otros de Mesoamérica, por sus propias características
socioculturales, es diferente a los demás calendarios, ya que contiene
elementos autónomos y modificaciones en sus préstamos culturales,
confirmando la propuesta de Marcus anteriormente citada.
Antes de entrar a su funcionamiento, nos detendremos en un aspecto
fundamental, como conocemos a que fechas corresponden las expresadas
por los mayas con relación a las de nuestro calendario occidental reciente, es
decir, el calendario gregoriano. Y es que no es un asunto concluido, pero en
el consenso de propuestas, unas tienen más peso que otras, que para nuestro
caso, será la elaborada por Goodman, Martínez y Thompson, también
denominada como GMT.
En 1905, cuando apenas se comenzaba a formalizar la arqueología y
comenzaban las expediciones a distintas áreas de Mesoamérica, el banquero
Joseph Goodman se puso como reto -por influencia de su amistad con
Alfred Mudslay- el tratar de entender la mecánica del calendario maya e
incursionó la idea de su posible correlación. Esa línea, fue continuada por
Juan Martínez Hernández en 1926, a lo que posteriormente, fue el
británico Eric Thompson quien en 1927 en adelante, propuso que a partir
del método que usan los astrónomos para calcular eventos celestes desde el
1° de enero del 4713 del calendario juliano, por un evento astronómico en
común que ocurrió y se registro tanto en Europa como en América
(Goodman 1905: 644, Martin 2012: 3, Martínez 1926: 31 y Thompson
1927: 3 - 6).
Es así, como se obtuvo una constante de 5842849 días del calendario
juliano a partir de la fecha de inicio del calendario maya, expresada como
13.0.0.0.0 en cuenta larga y 4 ajaw 8 kumku en cuenta corta, que en nuestro

9 La fecha de Cuenta Larga 11.16.13.16.4 registra lo que se ha llamado un “Número Maya de Día" de
1,704,204 días transcurridos desde la fecha 13.0.0.0.0 4 Ajaw 8 Kumk’u. Así es como se obtuvo:
Número Juliano de Día 2288488 - Número Maya de Día 1704204 = 584284.

19
calendario gregoriano corresponde a un 13 de agosto del 3114 a.C. Esta
propuesta ha ganado popularidad a partir de su correlación con métodos
para fechar objetos como el carbono 14, cuyos resultados se acercan a los
obtenidos por ésta constante así como de las recientes investigaciones de
Victoria y Harvey Bricker en los que propone que sus análisis de
documentos etnohistóricos arrojan evidencias sólidas para sustentar la
propuesta conocida como GM T por las iniciales de los personajes citados
(Bricker 2011: 79 - 87 y Marton 2012: 4).
Esta propuesta, también ha sido empleada con modificaciones como la
del investigador Floyd Lounsbury, que le agregó dos días más a la constante
como una precisión propuesta para mejorar la concordancia con fechas,
también denominada GMT+2 o la “astronómica” (Lounsbury 1978: 791 -
794). A pesar de su notoria popularidad y aceptación por la mayoría de los
académicos, no es la única propuesta de correlación que existe, y cada una
tiene distintas constantes e incluso, algunas ni siquiera están basadas en el
calendario juliano usado por los astrónomos.
Un recuento de éstas propuestas más utilizadas después de la GM T y
GMT+2 con sus respectivas constantes expresadas en días julianos. Una de
ellas fue presentada por el norteamericano Charles Pickering Bowditch,
matemático economista y aficionado a la arqueología, quien sugirió en a
inicios del siglo XX según sus estudios en manuscritos coloniales que la
constante era de 394483 días julianos (Ayala 1995: 159). Está la correlación
realizada por Makesom con la constante de 489138 y similar pero con
algunos ajustes la de Spinden 489384 días julianos. En el caso de Bryan
Wells y Andreas Fuls, quienes usando únicamente el dato astronómico (sin
el apoyo de ninguna fuente más), publicaron en el 2000 una propuesta
basada en la constante 660208 días julianos, misma que no goza de
suficiente popularidad y fuertemente rechazada por la mayoría de los
mayistas.

20
FUNCIONAM IENTO Y CARACTERÍSTICAS DEL
CALENDARIO MAYA

El conocimiento que tenemos sobre la estructura y contenido de los


calendarios se basa en cuatro fuentes de información: las descripciones
etnográficas modernas que permanecen en la tradición oral10, los reportes
de prácticas antiguas registradas en las fuentes etnohistóricas, en los
manuscritos mayas conocidos como los códices (siendo los más conocidos el
códice Dresde, Madrid o Trocortesiano y el París) y en las inscripciones en
piedra11 y cerámica, tanto de origen maya como de otras regiones de
Mesoamérica (Gibbs 1980: 43 y Tedlock 1999).
En cuanto a sus orígenes, la propuesta más aceptada por los
investigadores, es que se derivó en forma conjunta con otros calendarios
mesoamericanos en la región Epiolmeca, en la época denominada preclásica
o formativa (1200 a.C. - 150 d.C.). Para la autora Joyce Marcus (2000)
sostiene que los orígenes de los calendarios están estrechamente ligados a
los orígenes de la escritura, y que éstos provienen de la región zapoteca, en
el valle de Oaxaca12. El que le sigue se origino en la zona del Golfo de
México de posible origen Zoque, que data de 50 a.C. y después le siguió el
maya (Ilustración 1).
De la evidencia que se tiene sobre los orígenes de la escritura y/o el
calendario maya, la fecha más antigua data del período clásico temprano
(150 - 350 d.C.). Una de las evidencias arqueológicas de los primeros
orígenes del calendario y la escritura maya se puede observar en la Estela 29
de Tikal (Ilustración 2), cuenta con una de las fechas más antiguas.
Expresada en el sistema de numeración maya, corresponde al 8.12.14.8.15
en cuenta larga y 13 men (3 zip) en la cuenta corta, que corresponde a la
fecha del calendario gregoriano (el nuestro) un día de julio de 292 d.C.
(Marcus 2000: 13-17).

10 Las cuales se podrán apreciar en el apartado IV.2. del capítulo IV del presente texto: La astronomía
maya actual.
11 Debido a que colocaron sus eventos políticos, míticos e históricos en un contexto cronológico preciso.
12 El registro se encuentra en las estelas 12 y 13 en el sitio arqueológico de M onte Albán, en el extremo
sur de la Galería de los Prisioneros. D atan del 600 al 500 a.C. y es hasta el momento de la presente
publicación el registro más antiguo encontrado en Mesoamérica.

21
Otra de las evidencias arqueológicas que demuestran la aparición de
fechas calendáricas asociadas con escritura en el área maya es la Placa de
Leyden, cuya fecha inscrita es de 8.14.3.1.12 en cuenta larga y 1 Eb 0
Yaxkín, que corresponde a la fecha del 16 de septiembre de 320 d.C. de
nuestro calendario. Estas fechas que se mencionaron son las más antiguas
que se hayan encontrado o se hayan podido identificar, pudiendo existir la
probabilidad de que puedan encontrar fechas más tempranas y con eso
habría que modificar todas las propuestas anteriormente descritas.
Según el modelo presentado, los mayas no crearon su sistema
calendárico, se ha propuesto que es un préstamo de las culturas zoque y
epiolmeca -ubicadas en el área del Istmo de Tehuantepec- con posible
influencia de los zapotecas del preclásico. A pesar de ser un préstamo
cultural, los antiguos mayas le dieron a éste sistema un estilo único y
autónomo -al mismo tiempo que a su escritura-, pues a diferencia de otros
sistemas calendáricos mesoamericanos, los mayas contaron con múltiples
ventajas aritméticas debido a sus propias características que veremos más
adelante.
Ante los datos presentados anteriormente, el público no especializado
podría preguntarse cómo funciona y principalmente que quieren decir esos
cinco puntos seguidos de un numeral y una palabra en maya. Aclaro que
esto se mencionó como un antecedente importante a su funcionamiento,
con la finalidad de comprender sus orígenes y algunos datos sobre las fechas
más tempranas. Ahora, veamos cuáles son sus principios aritméticos con los
que se contabilizó el tiempo. Este es un campo todavía en discusión, pues
hay varias teorías acerca de la aritmética maya. Una de estas discusiones es
sobre el sistema vigesimal que fue empleado por los antiguos mayas.
En el sistema de cuenta de los mayas, se utilizó un punto para
denominar una unidad, dos puntos para dos unidades y así sucesivamente
hasta el cuatro. El número cinco se representa con una barra, y de la
combinación de barras y puntos es que se obtienen las cantidades. Para los
mayas el cero se representaba con una concha. La cuenta terminaba en la
combinación de tres barras horizontales y cuatro puntos encima de las
barras, teniendo el número 19 que es en realidad 20 (se cuenta del 0 al 19).
Para expresar cantidades más grandes se utilizó el valor posicional de los
símbolos anteriores (Lizardi 1962: 345, Marcus 2000: 15-18 y Tena 2000:
8-11), lo cual veremos más adelante veremos como se empleó esto.

22
Algunas teorías han tratado de interpretar éste sistema vigesimal como
parte de la condición digital humana, es decir, el número de los dedos de las
manos y de los pies que en total suman veinte. Paulino Romero confirma
ésta teoría basándose en la supuesta utilización de ésta técnica por los
hindúes, quienes utilizan como base el número diez (numeración decimal)
debido a que contabilizan con los dedos de las manos y considera que los
mayas utilizaron los dedos de los pies junto con los de las manos (Romero
1999: 4-7).
Este dato parece corresponderse con algunas investigaciones históricas y
etnográficas en las que el clima parece ser un factor importante en la
designación de los sistemas numéricos usados en cada cultura. Es así como
los Inuit de Canadá, suelen tener un sistema de conteo de cinco en cinco,
debido a que sólo hacen uso de una mano, la cuál tienen que descubrir de
un grueso guante para realizar el conteo (Boyer 1999: 39).
Ciertamente estos argumentos deben tomarse con cuidado, ya que es
muy común encontrarlos en la literatura relacionada al tema, y muchas
ocasiones no cuentan con un sustento comprobable ya que no todas las
culturas han utilizado la condición digital humana. Tal es el caso de los
pueblos mesopotámicos (específicamente los Asirios) quienes emplearon un
sistema sexagesimal13, el cuál no tiene correspondencia con los dígitos del
ser humano.
La numeración maya, no sólo se remitió a su representación a través de
los puntos, las barras y la cocha, sino que cada uno de los valores
representados del cero al diecinueve, era también una forma abreviada de
representar a sus deidades, sean de cuerpo completo o con las llamadas
variantes de “cabeza” que los representaron. En cada una de ellas, hay
elementos que nos permiten distinguirlos y también pueden ser utilizados
por su valor fonético (Guillermo Kantún -comunicación personal- 2013 y
Pitts 2009: 36). Los glifos mayas eran polisémicos y sus números no fueron
ajenos a esa característica (ver ilustración 3).
Recalcando sobre los orígenes de la escritura y el calendario maya, éste
sistema es parte del préstamo cultural proveniente de las culturas ístmicas o
13 Que es muy similar al que nosotros utilizamos para medir el tiempo en segundos, minutos y horas
para determinar la duración de un día.

23
epiolmecas, ya que en el registro arqueológico proveniente de las zonas
anteriormente citadas ya se había empleado el sistema vigesimal. Haciendo
ésta aclaración continuamos con sus otras características del calendario
maya.
Una de las características en el calendario maya (la cuál es única) es que
todas sus cuentas se iniciaron a partir de un punto de partida14, del cual
contamos con el registro arqueológico e histórico. Este punto de partida
sirvió para ubicar las fechas en momentos precisos, pues se calculaba el
número de días que habían transcurrido hasta el evento que se quería
registrar. Una muestra de su existencia
se encuentra en uno de los costados la
Estela C de Quiriguá, en la cual se
refiere a un acontecimiento que indica
ésta fecha de partida señalada en cuenta
larga como 13.0.0.0.0 (4 ahau 8 cumkú),
que según la correlación GM T
corresponde al 13 de agosto de 3114
a.C. de nuestro calendario (Aveni 1991,
Galindo 1994, González 1988a: 576­
586, Maupomé 1986: 23, Marcus 2000:
18 y Sharer 1998).

La designación del punto de partida


había causado controversia entre algunos
investigadores, pues unos hacían
mención a la mitología para designar
una fecha arbitraria mientras otros,
buscaban algún tipo de explicación
astronómica, como algún evento
ocurrido en un pasado remoto a partir
del cual se usara como referencia. Lo
que hasta el momento de la publicación
es aceptado, viene de la epigrafía en la
que, según algunos investigadores, la Dibujo del inicio de la Estela C de
Quiriguá, Honduras con la fecha
fecha se designó según un relato mítico. 13.0.0.0.0 4 Ajaw 8 Kumkú

14 Com o nosotros utilizamos en nuestro calendario gregoriano el nacimiento de Cristo para iniciar
nuestro calendario (después de Cristo / d.C.) o para referirnos al pasado (antes de Cristo / a.C.).

24
En términos generales, las razones mitológicas encontradas en fechas
que aluden al 4 Ajaw 8 Kumku hacen referencia a un punto en el cual, los
dioses deciden que ese día era el adecuado para comenzar a crear el
universo, para lo cual se establecieron tres piedras para hacer un fogón, con
el cuál comerían los dioses y apartir de ahí, comenzaría la construcción del
mundo (Callaway 2011: 45 - 51, Schaefer 2012: 1138 y Van Stone 2010:
72 - 81).
Nótese que en la interpretación de las lecturas sobre la fecha de inicio
sea asimilan a muchos de los rituales mayas actuales -especialmente mayas
yucatecos- en los que se invocan a los cuatro rumbos cardinales para
bendecir el lugar y se comienza con la puesta del fogón de tres piedras para
que coman los trabajadores antes de iniciar con la colocación de los postes15.
Como ya se había mencionado, el calendario maya (al igual que otros de
la región mesoamericana) era un calendario dual ya que se componía de dos
partes que se unían y mezclaban sus fechas para dar una sola16. Estos dos
calendarios son diferentes en cuanto a su duración, uno es más corto que el
otro, al calendario más largo se le conoce como el calendario civil, cuya
duración es de 365 días y se puede apreciar que es un calendario cuyo origen
es solar17. Tambien se le conoce como el Haab18 en maya yucateco (Galindo
1994: 31-33, Marcus 2000: 15, Morley 1980: 246 y 247, Sharer 1988: 534­
536).
Este calendario se divide a su vez en 18 grupos de 20 días formando un
total de 360 días, éstos 18 grupos son considerados como meses19, a este
total le quedan cinco días, que para los mayas fueron considerados días
aciagos o de mala suerte (Landa 1966: 63) y con eso conformaban los 365
días. En este calendario, cada uno de los grupos tenía su propio nombre, en
donde cada nombre respondía a deidades, animales sagrados y objetos de su
entorno natural20: Pop -estera, tejido, petate-; Uo -obscuridad-; Zip -negro-
15 Aspecto que se retomará y explicará con más detalle en el Capítulo IV.
16 Esta característica se puede apreciar en las fechas de cuenta corta, las cuales se comenzaron a utilizar
con mayor frecuencia a partir del clásico terminal (830 - 1000 d.C.).
17 Pues concuerda con el período de 365 días que tarda el Sol en hacer su recorrido por nuestro planeta.
18 En el Altiplano Mexicano se le conoce como Xiuhpohualli (cuenta de los años en Náhuatl); (Galindo
1994: 31).
19 Según Fray Diego de Landa los mayas se referían a ellos como UinalHunekeh (Landa 1966: 61).
20 Siendo ésta característica un argumento más para afirmar la estrecha relación entre la astronomía, la
religión y el calendario en el área maya y el resto de las culturas mesoamericanas.

25
; Zotz -murciélago-; Tzek -penitencia-; Xul -perro, final-; Yaxk’in -Sol
nuevo, verde-; Mol -agrupar; Chen -pozo, cenote-; Yax -primero, verde-;
Zac -blanco-; Ceh -rojo-; Mac -tapar, cerrar-; Kank’in -Sol amarillo-; Muan
-buho; tecolote-; Pax -tambor, período de 360 días-; Kayak -loro amarillo-;
Cumkú -horno sagrado- y Uayeb -lo que espanda o asusta21 (Galindo 1994:
51 y 52).

Pop

Yaxk'in Mol Yax

K'ank'in Muwan

w
K'ayab Kumk'uh Wayeb

M eses del calendario civil de 365 días o Haab.

Al calendario más corto se le conoce como el calendario sagrado o el


Tzolk’in22 (nombre asignado arbitrariamente y que en maya yucateco
significa “la cuenta de los días) que tiene una duración de 260 días. El
origen de este calendario ha sido dudoso y polémico, actualmente todavía
no se llega a un acuerdo sobre su origen, él cual, tiene diversas
explicaciones, que van desde procesos biológicos hasta períodos
astronómicos así que veamos algunas de las propuestas.
Algunos investigadores como Brosche y Maupomé (1990) han querido
relacionar el origen del calendario ritual con el período de 584 días de
21 Haciendo referencia al período de 5 días aciagos que completan el año de 365 días.
22 En el Altiplano Mexicano se le conoce como Tonalpohualli (cuenta de los destinos o signos en
Náhuatl); (Galindo 1994: 32).

26
Venus (período sinódico23) haciendo una serie de combinaciones de las
frecuencias angulares del planeta (Brosche y Maupomé 1990). El
astrónomo Jesús Galindo hace notar, al respecto de ésta propuesta, que los
períodos en los cuales el planeta Venus se puede observar como lucero de la
mañana y de la tarde, hacen un total de 9 meses cada uno, lo cual tiene un
valor promedio de 263 días aproximadamente (Galindo 1994: 51).
Otra de las teorías con las que se pretende explicar éste período de 260
días es en cuanto al período del embarazo de la mujer, que es de
aproximadamente 9 meses (alrededor de 270 días aproximadamente). Otra
de las propuestas entre algunos investigadores, consta en hacer una serie de
cálculos entre eventos solares tales como los equinoccios y los solsticios y
asociarlos con los períodos de siembre en la milpa moderna (Tedlock 1991:
179 y 180).
El geógrafo Vincent Malmstrom propone que el origen del calendario
de 260 días debió haber estado situado en una latitud de 15° norte. El
motivo de tal afirmación es que en los días en que ocurre el tránsito o paso
del Sol por el cenit del lugar24 suceden el 29 de abril y el segundo tránsito el
13 de agosto (nótese la similitud con la fecha de partida un 13 de agosto de
3114 a.C. según la correlación GMT). Es a partir del 13 de agosto que
deberán transcurrir 260 días exactos para llegar al 29 de abril, es decir,
según ésta propuesta son los pasos del Sol por el cenit quienes definen el
período. Los sitios propuestos son Izapa, Copán y Monte Albán (éste
último es poco probable por su latitud de 16°) y de éstos sitios el más
probable es Izapa, puesto que es un sitio preclásico (Galindo 1994, 2001 y
Malmstrom 1973, 1991).
El calendario ritual de 260 días se encuentra compuesto por 20 días
divididos en 13 grupos, a diferencia del calendario civil, en el calendario
ritual los 20 días son los que tienen nombre (pues son los que componen a
su vez a los 18 meses del civil). Al igual que el calendario civil de 365 días,
los nombres de los días están relacionados con elementos de su religión,
siendo los siguientes nombres con sus significados: Imix -monstruo de la
tierra-; Ik -viento-; Akbal -noche-; Kan -maíz-; Chikchán -serpiente-;
23 Es el número de días que tardaría el planeta Venus en ser observado desde nuestro planeta, es decir, si
observamos a Venus desde un punto fijo cualquiera, tardaríamos 584 días en volverlo a ver en el mismo
punto inicial.
24 Se refiere a un evento en el cuál el Sol se sitúa al mediodía a 90° del lugar y no genera sombra, éste
evento solo puede ser visto en las latitudes que se encuentran entre los trópicos de cáncer y capricornio.

27
Cimí -muerte-; Manik -caza-; Lamat -Venus, estrella-; Muluk -agua,
inundación-; Oc -perro-; Chuen -mono, artesano-; Eb -humedad-; Ben -
maíz verde-; Ix -jaguar-; Men -ave, deidad de las artes-; Cib -era-; Cabán -
tierra-; Eznab -cuchillo de pedernal-; Cuauac -lluvia-y Ahau -señor-
(Galindo 1994: 51).
El calendario civil y el ritual actúan al mismo tiempo, es decir, para
explicar su funcionamiento se ha usado un modelo imaginario con engranes
que sirven para ilustrar las
combinaciones de los días y
numerales del calendario ritual
con los meses y sus numerales del
calendario civil -cómo si fuera un
reloj-. Cada día del calendario
ritual se asocia con un numeral del
1 al 13, y a su vez se junta el
numeral del mes que le
corresponda en el calendario civil
a éste sistema se le conoce como la
rueda calendárica maya (Aveni
1991: 173-176, Marcus 2000: 15­
19 y Tena 2000: 8-10).
En el sistema de la rueda
calendárica, los calendarios
coinciden en un momento
específico, como un calendario es
más largo que el otro, se van
alejando, pero algún momento
vuelven a coincidir y es cuando se ha completado un ciclo o lo equivalente a
un siglo en nuestro calendario. El calendario civil, al ser más corto, requiere
de 52 años de 365 días para alcanzar al ritual, en tanto que éste ultimo tiene
que hacer más vueltas y tarda 73 años de 260 días para que nuevamente
partan desde el mismo punto (Galindo 1994, 2000 y 2001).
Estos intervalos de tiempo para el cumplimento de un ciclo (algunas
veces se menciona como equivalente a un siglo maya) no son únicos de ésta
zona, también se empleo éste sistema en otros calendarios mesoamericanos,
especialmente los del centro de México, es decir, es un elemento

28
panmesoamericano. Este registro puede ser encontrado “entre líneas” en los
ordenamientos de fechas encontrados en las estelas, también existe el
registro etnohistórico y etnográfico en algunas regiones mesoamericas,
como la fiesta de los náhuatl del fuego nuevo (Broda 2000: 49-52).

M odelo imaginario con el que se explica a manera de engranes la forma en la que se combinan los
numerales del 1 al 13 con los meses del calendario sagrado de 260 días al mismo tiempo con los
numerales y meses del calendario civil de 365 días.

Los modelos presentados como engranes que combinan fechas de meses


entre uno y otro calendario a menudo se ha representado como un conjunto
de tres engranes que combinan meses del civil con meses del sagrado para
realizar combinaciones en la llamada cuenta corta. Debido a confusiones de
públicos no especialistas en el tema sobre si este sistema existió en algún
contexto arqueológico o histórico, señalo que no, es simplemente un
recurso didáctico usado por los investigadores para ejemplificar las formas
en las que uno puede imaginarse su funcionamiento.
Para ordenar éste ciclo, se utilizó el sistema vigesimal descrito en el
inicio del capítulo, ahora veamos como funciona éste valor posicional.
Imaginemos cinco espacios verticales, el primero de abajo hacia arriba

29
corresponde a los días o K’in y va de 0 a 19, el segundo corresponde a los
meses o Uinal y son 20 kines, el tercero corresponde a los años o el Tun y
son 18 Uinales, el cuarto corresponde al Katún que son 20 Tunes y el ciclo o
el Baktún que son 20 Katunes, su equivalencia en días es como se ilustra con
sus respectivos glifos en la siguiente tabla:

Según el lugar en donde tengamos el conjunto de barras y puntos,


sacamos su valor (es decir, su equivalencia en unidades) y lo multiplicamos
según la posición en la que se encuentre en la tabla (si se encuentra en la
segunda se multiplicará por 20, en la tercera por 360 y así sucesivamente).
Con éste sistema se han podido registrar fechas muy extensas en cuanto a

30
años y miles de años25 como lo muestra en la ilustración (Aveni 1991: 172­
176, Ayala 1995: 397-401, Galindo 1994: 53, Marcus 2000:5-18).
Esta capacidad de presentar fechas tan lejanas se ha propuesto como un
recurso retórico en el cual, muchas de las élites mayas que plasmaron
semejantes cantidades, lo hacían para
indicar que su asociación con ellas era GLIFO

una forma de legitimar su posición i INTRODUCTIRIO


A LA SERIE
social, vinculándola con relatos míticos 51 ill Tg INICIAL
tan antiguos como para indicar que
fueron los primeros, incluso a veces, Q O sf
señalando ser anteriores a muchas otras 1 KINCHILTÜN

deidades. Su equivalente sería similar a


expresar la frase de “tan antiguo como
el tiempo mismo”. Ejemplos de éstos 11 CALABTUNOB

casos los podemos ver en la Estela 10


de Tikal como señala el dibujo, o la
Estela 1 de Cobá. 19 PICTUNOB

El calendario maya no sólo fue


usado para regular las actividades 9 BAKTUNOB
sociales y el registro de
acontecimientos históricos, también
fue un recurso para la actividad 13 KATUNOB
astronómica y/o religiosa. Existen y
existieron códices en los cuales se
plasmaron el curso de algunos astros, se C
establecieron almanaques 11 TUNOB

astrológicos26, adivinatorios y rituales


mitológicos como lo demuestran los G
códices prehispánicos del Dresde, 2 UINALOB

Madrid o Trocortesiano y París


(Bricker 2011). i 10 de Tikal con una cuenta superior a
los cinco millones de años.

25 Aunque también existe el registro arqueológico usando éste sistema (el de cuenta larga) de un evento
sucedido hace cinco millones de años, ésta fecha se encuentra en la Estela 10 de Tikal. Véase Marcus
2000: 16.
26 Un calendario con pronósticos de los sucesos terrestres a partir de la posición de algunos astros,
estrellas y constelaciones.

31
Otro aspecto propuesto sobre el calendario maya es su versatilidad para
las actividades agrícolas. Autores como Aveni y Hartung (1991) afirman
que muchas de las fechas presentadas por las estructuras mayas tienen
relación con eventos agrícolas, especialmente con la siembra del maíz y el
movimiento del Sol (Aveni 1991: 68 y Sharer 1988: 141). El calendario
maya es tan complejo en su funcionamiento que se repite en toda el área
geográfica abarcada por los mismos, tomar como cierto el argumento que su
origen es puramente agrícola puede resultar problemático, debido a que las
fechas de siembra y sus ceremonias rituales varían según las regiones del
área maya, la cual fue y sigue siendo diversa. Esta información se sustenta
en fuentes arqueológicas, etnográficas y coloniales, ya que el clima afecta de
maneras diferentes a los altos de Chiapas y Guatemala comparado con las
tierras cálidas del norte de Yucatán.
Sin embargo, negar la relación tan estrecha entre los calendarios y las
prácticas agrícolas entre los mayas resultaría catastrófico, ya que entre las
funciones prácticas del calendario maya se encuentra la regulación de la
temporada de siembra27 -tumba, roza y quema-, principalmente del maíz
usando la cuenta ritual de los 260 días que se mantiene presente hasta
nuestros días (Tedlock 1991), tomando en cuenta que ésta cuestión todavía
se mantiene polémica y lo que se ha presentado son una serie de propuestas.
Estos sistemas calendáricos no desaparecieron con la llegada de los
conquistadores, muy a pesar de los sistemas occidentales de medición del
tiempo impuestos. Ya sea en la clandestinidad de las cuevas o de la selva, a
través de la memoria histórica o en narraciones mitológicas, la mayor parte
de ese conocimiento perduró y se fue adaptando a las necesidades de su
tiempo, aspecto en el que profundizaremos en el Capítulo IV tanto en los
tiempos de la colonia, de las independencias como de finales del siglo XIX
e inicios del siglo XX.

27 Para mayor información consultar Capítulo IV.2. pág. 81.

32
Ilustración 1 Principales zonas culturales del territorio mesoamericano
(tomado de Arqueología Mexicana, 2000).

Ilustración 2 Dibujo de la Estela 29 de Tikal, Guatemala (www.latinamerican studies.org 2009).

33
o

7 8
7 \U
^nr

10 11 14

15 16 17 18 19
Ilustración 3 Numerales m ayas en su variante de "cabeza". Aparte del valor númerico, cada
una representa a una deidad o a una faceta de la m ism a deidad.

34
Ilustración 4. Sitio arqueológico de Izapa al sur de Chiapas en M éxico es un lugar donde se ha
propuesto el origen del punto de partida o día de inicio en el calendario maya, según su latitud
geográfica y su temporalidad del Preclásico. Foto Orlando Casares.

35
EL CALENDARIO MAYA Y LAS ORIENTACIONES DE
ESTRUCTURAS

En el presente capítulo, haremos una vinculación entre los sistemas


numéricos contenidos en el calendario y una de las principales propuestas
en torno a su relación con algunas de las estructuras arquitectónicas de los
mayas, especialmente de los llamados observatorios astronómicos. Como se
mencionó, la astronomía es la piedra angular de los calendarios (que regulan
la actividad agrícola y a la sociedad) y el calendario maya no pudo ser la
excepción. Para poder precisar el movimiento de los astros es necesario
tener un lugar de observación como punto fijo, pudiendo ser uno tan simple
como una colina lo suficientemente alta para poder observar todo el
horizonte (Cossard 2010).
Para la realización de las observaciones astronómicas, basta con mirar
con detenimiento a la bóveda celeste durante la noche y se podrá ver como
es que la mayoría de los astros visibles a simple vista, se mueven mientras
transcurre el tiempo. En el día el Sol da la apariencia de rodear el cielo
desde que aparece hasta que se oculta. En todo éste proceso, el observador
se podrá dar cuenta de que el cielo está en constante movimiento. Cuando
pasa una cantidad considerable de tiempo, el observador ya se habrá
percatado de que algunos astros vuelven a posicionarse en el mismo lugar en
donde los observó las primeras veces, especialmente cuando se tiene un
punto fijo en donde observar (Aparicio 1994).
En el Medio Oriente para el siglo X aproximadamente y posteriormente
en el siglo XI en Europa, se comenzaron a utilizar dispositivos mediante los
cuales se realizaron observaciones astronómicas con mayor precisión, éstos
aparatos son conocidos como los telescopios, astrolabios, etc. Erróneamente
algunos imaginan que fue a partir de ese momento en donde la astronomía
cobró un papel relevante y que los avances en materia astronómica se
pueden medir tomando ese momento como una referencia única.
En el continente americano no se necesitaron éstos dispositivos para
observar al cielo. En cambio, se utilizaron otros métodos y técnicas en
apariencia rudimentarias, pero si examinamos toda la evidencia reunida
hasta nuestros tiempos, nos percataremos que la complejidad de las
observaciones astronómicas a simple vista, requirieron de otros mecanismos

36
igual de efectivos para la vigilancia celeste y de gran capacidad de
abstracción, necesaria para la producción de asombrosos cálculos
astronómicos (como los vistos en los códices) y matemáticos.
A lo largo de la historia de las regiones contenidas en el área maya, han
existido personas que no consideran que una tecnología utilizada por los
métodos europeos y/o asiáticos así como los dispositivos de observación
mencionados fuera capaz de producir semejantes avances. Hoy en día
también existen individuos que piensan que el resultado de ésta evolución
intelectual fue el resultado de otros factores ajenos a la capacidad de la etnia
en cuestión, (debido a las fantasías de productores cinematográficos, falta
de información e interés en el tema y la idealización cultural con fines
comerciales).
La falta de comprensión de éste problema, en donde no se entienden los
sistemas culturales que se encuentran en su propio contexto de su religión,
cosmogonías y mitología, hace que se generen respuestas sin sustento sobre
el desarrollo de éstos aspectos intelectuales, en nuestro caso de los mayas
prehispánicos y contemporáneos. Escritores, productores de televisión,
psíquicos e incluso algunos autodenominados investigadores
“independientes”, han atribuido el desarrollo de la cultura maya (y de otros
pueblos mesoamericanos) a viajeros del espacio de planetas distantes, a
visitas de habitantes de continentes lejanos28 (como los egipcios) o de
continentes hundidos entre otras teorías (Aveni 1991:14 y Coe 1980: 13).
En la actualidad se esperaría sean reconocidos los logros culturales e
intelectuales como un proceso acorde a la capacidad de adaptación propia
de los mayas. Aunque éste es un avance, todavía existe otro problema, el
cual radica en que éste reconocimiento se le adjudica únicamente al “indio
muerto29”, es decir, algunas personas pueden ver y decir con orgullo que
éstos grandes logros son parte de los antiguos mayas, y niegan a los actuales
mayas como sus descendientes sosteniendo que ya no tienen esa capacidad.
En el capítulo IV se demostrará todo lo contrario.
Si bien en la edición anterior a ésta, realizada en el 2004 se insistió
mucho en el tema, traigo a colación un punto en el cual derivó en una

28 Haciendo argumentos sin una sustentación basada en evidencias arqueológicas e históricas,


simplemente haciendo uso únicamente de mitos y leyendas.
29 En palabras de Bonfil Batalla (Estrada 2003).

37
masificación de movimientos milenaristas con motivo de un error
interpretativo que se sacó de contexto y se usó para comercializar el mundo
maya con relación al año 2012 como un año en el que se acabaría el mismo
y aparentemente predicho por los mayas. Las consecuencias de dichas
políticas comerciales, han traído una enorme cantidad de prejuicios,
tergiversaciones y especulaciones en torno a éstos temas. En esta obra,
seguimos procurando a través de la presente actualización el presentar
investigaciones serias con suficientes evidencias arqueológicas, epigráficas,
históricas, etnohistóricas y etnográficas en materia de Arqueoastronomía y
Etnoastronomía.
Dejando a un lado el comentario anterior, regresemos al aspecto
metodológico propuesto para medir el tiempo en la sociedad maya
prehispánica. El calendario maya es en principio un calendario solar,
especialmente en el calendario civil o haab como vimos en el apartado
anterior. El Sol define cuatro estaciones en las cuales el clima es diferente,
las que conocemos como la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
El Sol, a diferencia de otros astros, es el más brillante desde la tierra y su
movimiento es más preciso y fácil de percibir. En su movimiento diario,
cuando aparece, genera una curva o elíptica. Esta elíptica varía según la
latitud del observador, en una región como El Ecuador (latitud 0°), el Sol
saldrá y se ocultará en una elíptica perfecta haciendo 90°, en alguna región
de Mesoamérica a una latitud de 20°, la curva del recorrido diario del Sol
tendrá los mismos 20°, tal como lo ilustra la gráfica.

M ovim iento aparente del Sol visto desde diferentes latitudes de nuestro planeta. Tom ado del
observatorio Griffin, Californa.

38
En un año solar, el Sol parece detenerse en cuatro posiciones, las cuales
definen a las estaciones del tiempo que se mencionaron, cuando se
encuentra a 90° del norte al momento de su aparición alcanza la declinación
cero y es equinoccio, esto sucede dos veces al año (el equinoccio de
primavera y otoño), en donde los días duran lo mismo que las noches.
Después del equinoccio de primavera que es el 20/21 de marzo, el Sol irá
avanzando hasta alcanzar su punto más al norte, entonces será el solsticio de
verano correspondiente al 21/22 de junio (declinación de +23° 30’), de ahí
regresará hasta el equinoccio de otoño el 20/21 de septiembre (nuevamente
la declinación cero) y se ira a su punto más al sur y será el solsticio de
invierno cuya fecha es el 21/22 de diciembre (declinación -23° 30’), e irá
regresando hacia el equinoccio de primavera para volver a iniciar su ciclo,
tal como lo muestra la gráfica de la página 14 (Aparicio 1994, Aveni 1991,
Galindo 1994 y Mateu 1962).
Los mayas se dieron cuenta de éste movimiento y de su importancia,
especialmente para la regulación de las actividades agrícolas, y es así como
construyeron observatorios y lugares ideales para la observación de estos
fenómenos naturales. Estas construcciones tienen la función de marcar los
equinoccios, los solsticios, los pasos del Sol por el meridiano del lugar o
todos estos eventos en una sola construcción. Con éste principio se
establece un calendario solar de 365 días, que es el número aproximado30 de
días que tiene el año solar, mismo que lleva la sociedad occidental (y
nosotros). También dejaron éstos principios en la misma forma de
representar gráficamente al Sol (ilustración 5, basado en Ishihara 2009: 35).
Ultimamente se ha podido demostrar, realizando mediciones en algunas
estructuras de asentamientos mayas que existen alineaciones que hacen
referencia hacia eventos astronómicos (Hartung 1982, Aveni 1980a, 1980b,
y 1991) y calendáricos (Galindo 1994 y 2001). Una idea que se manejó en
los inicios de la arqueoastronomía (y también en la arqueología) por
autores31 como Aveni (1980a y 1991), Andrews (1977), Carlson (1978),
Coe (1965) y Hartung (1980) es que a simple vista se puede notar que la
mayoría de las estructuras de las ciudades mayas se orientan hacia los cuatro
30 Ya que el calendario solar no es de 365 días exactos sino de 365.242 días, tiene unas horas que se van
acumulando a lo largo de los años. Nuestro calendario corrige éste error mediante el establecimiento de
los años bisiestos a partir de la reforma del Papa Gregorio XIII en 1582 d.C.
31 H ay que aclarar que éstos autores seguían con los conceptos de Thom pson de que la sociedad maya
era pacífica y sólo observaba a los cielos.

39
puntos cardinales. Esta propuesta la apoyan en la cosmovisión cuatripartita
maya que se manifiesta en escritos coloniales como el de Landa y de otras
fuentes etnohistóricas y etnográficas32.
No se puede argumentar que todas las estructuras de los asentamientos
mayas se erigieron pensando en su relación hacia los cuatro puntos
cardinales, pues en algunas zonas hay estructuras que no presentan ésta
alineación, ni que todas se hicieron pensando registrar eventos
astronómicos, pues no todas contienen estos eventos33. Tampoco se puede
afirmar que no tomaron en cuenta el orientar algunas de sus estructuras
hacia eventos astronómicos, pues hay información34 que avala la existencia
de tal actividad como lo demuestran las orientaciones de algunas estructuras
en varias regiones de Mesoamérica y especialmente del área maya (Galindo
1994).
De igual manera, no todas las estructuras prehispánicas de los mayas
fueron construidas con el propósito de servir de observatorios astronómicos
y los mismos pueden contenerse en templos, palacios, pirámides, arcos,
cámaras subterráneas, cuevas y cualquier otra forma constructiva empleada
para ese fin. Esto viene a colación como una medida en la cual, el lector
entusiasta en realizar éstos trabajos considere la enorme complejidad
simbólica de las estructuras, siendo cuidadoso en su análisis para obtener
mejores resultados.
Un principio común, es que las construcciones orientadas a un cuerpo
celeste tienen un punto de observación fijo desde el cuál se puede apreciar a
un astro saliendo por algún marcador en el horizonte, siendo los
marcadores algunos cerros y/o estructuras35 (Hartung 1980, Galindo 1994,
2001), o en otros casos, el eje de simetría de lugar donde se observa. Este
punto de observación es sugerido por marcas en la arquitectura o la
disposición de algunos elementos de la estructura, el lugar desde donde se
realiza la observación pude ser la entrada de un cuarto, alguna ventana, una
banqueta, algún altar, etc. (Casares 2002). La mayor parte de las

32 Véase el capítulo IV del presente libro.


33 De hecho éstos eventos astronómicos se registran mayormente en pirámides y templos, muy pocas
veces en estructuras de tipo palacio o residencias.
34 La cual se encuentra resumida en los casos mencionados en el apartado II.5. del capítulo II: Estudios
arqueoastronómicos en el área maya (pág. 40).
35 Ya sea que el Sol aparezca por encima de la estructura, en alguna de sus ventanas o puertas.

40
orientaciones de alguna construcción señalan principalmente los
movimientos del Sol.
Existen estructuras que señalan la salida de otros astros aparte de nuestra
estrella solar más cercana, como es el caso de Venus, cuya importancia no
sólo es relacionada con la actividad religiosa sino también con el calendario.
Estas construcciones tienen los mismos principios que las que sirven para
hacer observaciones solares, como el Palacio del Gobernador (Aveni 1991,
Hartung 1982, Segovia 1991 y Sprajc 1996), y en algunos casos, existen
edificaciones que sirven para hacer observaciones solares y venusinas como
el Templo 22 de Copán (Sprajc 1987-1988).
Un evento solar que sin lugar a dudas llamó la atención de los antiguos
mayas -y sigue vigente por los mayas actuales- es cuando el Sol pasa por el
meridiano del lugar, es decir, cuando el Sol pasa por el Cenit36. Como
vimos en la ilustración del movimiento del Sol, la elíptica va a depender de
la latitud del lugar, lo mismo pasa con el evento anteriormente mencionado.
El paso del Sol por el cenit sólo ocurre en latitudes que se encuentren entre
los trópicos de Capricornio y de Cáncer, y fue un evento que se registró en
sus estructuras arquitectónicas mediante orientaciones y observatorios
especializados (Casares 2001b).
La importancia de éste tipo de eventos radica en el hecho de que sirven
para indicar el inicio de la temporada más calurosa y por lo mismo la
temporada de lluvias, estos eventos se repiten dos veces al año en el área
maya y varían en fechas según el lugar (como ya se explicó con
anterioridad). Otro aspecto cultural que se le atribuyó a éste evento es que
para los mayas, el segundo paso del Sol por el cenit es el que marca el inicio
de su calendario civil. Ésta información procede de fuentes etnohistóricas,
ya que Landa menciona que para la época de la conquista, el 16 de junio se
iniciaba su año, haciendo la correlación al calendario gregoriano,
corresponde a un 26 de junio, fecha en la que ocurre el segundo paso del
Sol por el cenit en el norte de la península de Yucatán37 (Casares 2002b: 16
y 17). Este movimiento solar, también fue representado en las páginas 75 y
36 Es el punto de la esfera celeste que se encuentra exactamente encima del observador.
37 Este punto hay que tomarlo con reserva, ya que sólo es la única referencia al mismo y en términos
etnográficos, muchas localidades, especialmente de Chiapas y Guatemala celebran en diferentes fechas
su inicio de calendarios. Es probable que ese mismo sistema pudiera prevalecer durante los períodos
prehispánicos, razón por la cual se pide tomar la información con reservas y en espera de nuevas
evidencias arqueológicas que refuten o complementen la propuesta.

41
76 del códice Madrid en donde por medio de pies y puntos se hace un
conteo calendárico, así como el lugar que ocupan los dioses ancianos al
centro representa el cenit y las esquinas de donde parten los pies, el
recorrido del Sol de su punto solsticial hacia el cenit (ilustración 8).
Existen otro tipo de orientaciones que se pueden apreciar en los
observatorios y estructuras con alineaciones astronómicas. Estas
orientaciones se llaman calendárico - astronómicas, y tienen como función
seguir, coordinar y calibrar directamente el calendario civil y ritual con el
movimiento del Sol y de otros astros, a través de los principios aritméticos y
numéricos del calendario38 (Galindo 1993, 1994a, 1994b, 2000a, 2000b y
2001). Y las mismas, parecen ser una respuesta a la discusión de cómo
ajustaban su calendario con respecto al movimiento del Sol sin el principio
del año bisiesto.
En los inicios de las investigaciones arqueoastronómicas, existía la
discusión sobre la presencia de algunas alineaciones solares en estructuras
que indicaban fechas sin aparente importancia astronómica, tales como el 9
y el 29 de abril, el 2 de septiembre o el 4 de marzo entre otras, por lo que se
trató de interpretarlas según los calendarios agrícolas mayas actuales39 y
luego se procedió a agruparlas según la tendencia de la alineación que
presentaran los ejes de las estructuras (Aveni 1980b), pero esos criterios
clasificatorios no respondían a las fechas que se presentaban.
Según éstos criterios, en cuanto las fechas que presentaban, su
explicación tenían como crítica que las propuestas no eran válidas para toda
el área maya, ya que aunque para ese tiempo (en los años ochentas del siglo
XX) éste tipo de alineaciones solares y sus fechas aparecían en diversos
sitios del área maya y en algunas otros sitios del área mesoamericana.
Etnográficamente, no todas las etnias mayas y las de otras regiones de
Mesoamérica tienen las mismas fechas para sus calendarios agrícolas y su
significado difiere en algunas casos.
En el caso de clasificar las orientaciones según la dirección que
presentan los ejes centrales de las estructuras prehispánicas, su crítica radica

38 Estas orientaciones fueron descubiertas y llamadas calendárico —astronómicas por el arqueoastrónomo


e investigador mexicano Jesús Galindo Trejo.
39 Especialmente los pertenecientes a los mayas provenientes de la región central de Guatemala, véase
Aveni 1991: 275-277.

42
en que justamente no se está tomando en cuenta la inclinación del Sol, lo
cual afecta a las fechas que usemos, puesto que no serán las mismas y
dependerán del lugar de observación. Esto se debe a que el Sol tiene un
movimiento en forma de elíptica y su inclinación es igual a la latitud del
lugar, es decir, si nos encontramos en Izapa, la latitud del lugar es de 15°, y
su inclinación será de 15° respecto al cenit (vertical a 90°).
Debido a toda ésta problemática, las alineaciones calendárico -
astronómicas, tienen como propuesta la clasificación de eventos
astronómicos según los principios del calendario mesoamericano40. Este
criterio no sólo puede ser usado para las estructuras astronómicas del área
maya sino de toda el área mesoamericana. Como se mencionó al principio
del capítulo, la principal aportación de la astronomía es el calendario y en
las siguientes líneas veremos como funciona éste criterio con relación al
calendario maya.
Pongamos como fecha de partida según nuestro calendario al 29 de
abril, usando como ejemplo la alineación de la fachada oeste del Templo
Redondo de Mayapán que ocurre en la misma fecha. Al llegar la fecha
mencionada, desde el eje central de la entrada poniente del Templo
Redondo podemos observar una hora antes del atardecer que el Sol se
encuentra entre las dos jambas de la entrada (en el eje central) iluminando
de manera directa al templo y a su entrada. Al dirigirse el Sol hacia su
punto más al norte que es el solsticio de verano (el 21 de junio),
transcurrirán 52 días y cuando regrese el Sol al punto de observación será
un 13 de agosto, transcurriendo otros 52 días (Galindo 1994a: 143 y
1994b).
Nótese que los intervalos de días entre una fecha y otra con respecto al
evento solar del solsticio de verano es de 52, número que nos recuerda la
cantidad de años solares o civiles que se necesitan para completar un siglo
maya. Pero eso no es todo, si partimos de la segunda fecha en la que el Sol
se alinea con la estructura, el 13 de agosto, y contamos el número de días
que se necesitan para llegar nuevamente al 29 de abril, veremos que es de
260 días, es decir, el número de días que tiene el calendario ritual. De ésta
forma, vemos que con éste sistema, podemos llevar la cuenta dentro del
calendario civil de 365 días al calendario ritual de 260 días.
40 Que es igual en forma, como ya se mencionó, se conforma de dos calendarios, uno ritual de 260 días y
otro civil de 365 días. La aritmética es la misma, sólo cambia su significado cultural.

43
Otro aspecto interesante del sistema propuesto por Jesús Galindo, es que
tiene como pivote a un evento solar, como es el caso del solsticio de verano
y propone que el inicio de la cuenta no es el 29 de abril sino el 13 de agosto,
ya que es la fecha que según la correlación GM T tiene como origen el
punto de partida de los mayas como se mencionó en un principio -13 de
agosto-. Pero ésta no es la única fecha que contiene tal información y
explicación, al respecto se han encontrado en el área maya tres tipos de
fechas41 a las cuales les llamaremos familias, según las fechas a las que
correspondan.
Otra familia encontrada de fechas con el mismo sistema corresponde a
las estructuras alineadas al Sol el 12 de febrero y del 29 de octubre. El
sistema es el mismo, pero con dos diferencias: el evento solar usado como
pivote es el solsticio de invierno, ya que del 29 de octubre al 21 de
diciembre transcurren aproximadamente unos 52 días, y del solsticio de
inverno al 12 de febrero transcurren otros 52 días, teniendo que pasar 260
días de ésta última fecha hasta el 29 de octubre para repetir el ciclo. Una
característica de ésta familia, es que se encuentra mayormente en los sitios
del altiplano central durante el Postclásico, como caso más emblemático se
encuentra en el Templo del Sol en Malinalco42, cuyo eje de simetría se
encuentra alineado con la salida el Sol en tales fechas.
Con éstas dos familias de alineaciones, ya tenemos una idea de cómo el
año solar puede calibrar al año sagrado en funciones aritméticas exactas,
pero no son las únicas familias ni en el área maya ni en el resto de
Mesoamérica. Existieron otras dos con un sistema diferente al anterior, con
sus diferencias y similitudes. Entre las similitudes se encuentra el uso de
eventos solares como pivote, siendo los mismos que los anteriores, el
solsticio de verano y el solsticio de invierno. Otra parecido es que dividen al
año en porciones iguales dentro de los intervalos del calendario y aritmética

41 H ay que aclarar que éstas fechas no son exclusivas del área maya, de hecho se encuentran en toda el
área mesoamericana. Del mismo modo que se comparte un calendario, se comparte un sistema de
calibración y coordinación proporcionado por la astronomía, recalcando que su significado dependía de
la cultura de cada etnia.
42 Perteneciente a la cultura Azteca, en el postclásico. El templo era considerado como un santuario para
las tropas de élite aztecas, es decir, para los guerreros tigre y jaguar. Al mismo tiempo, las fuentes
etnohistóricas e históricas señalan al 2 de febrero como su inicio de año, que al hacer el ajuste a nuestro
calendario gregoriano, correspondería con el 12 de febrero (Galindo 1994: 129 y 130).

44!
maya. Las diferencias radican en las proporciones de división de días y las
fechas del calendario, veamos como funcionan éstas diferencias:
Las fechas en las que ocurre éste sistema son la familia del 9 de abril y 2
de septiembre y la familia del 9 de octubre y 4 de marzo. En el primer caso,
del 9 de abril al solsticio de verano hay un lapso de 73 días, el mismo lapso
se repite del solsticio de verano al 2 de septiembre y tendrán que pasar tres
períodos más de 73 días (219 días) para completar el ciclo, que justamente
es de 365 días. De la misma forma ocurre con la otra familia, pero el evento
solar que sirve de pivote cambia, partamos del 9 de octubre, deberán
transcurrir 73 días para llegar al solsticio de invierno y otros 73 días para
llegar al 4 de marzo y de ahí deberán pasar otros tres períodos de 73 días
para completar el ciclo del calendario solar de 365 días.
En éstas familias de alineaciones, vemos que el número 73 representa
dentro de la aritmética del calendario maya, el número de vueltas o años del
calendario ritual o sagrado de 260 días para alcanzar al calendario civil y
completar el siglo maya (que equivale a 52 años de 365 días), así como 73
representa el único número en que puede ser divisible el año trópico de 365
días. Otro de los puntos interesantes de ésta familia ocurre cuando a éste
período de 73 días lo multiplicamos por ocho y obtenemos la cantidad de
584 días que es justamente el período sinódico de Venus43. Los mayas
describían el movimiento de Venus en sus escritos conocidos como códices,
con ésta alineación vemos como es posible observar el movimiento de
Venus usando al Sol y su movimiento como referencia (Galindo 1994a,
2000 y 2001).
La asociación del Sol y su movimiento con el planeta Venus no sólo
existe a través de éstas alineaciones, sino que también se puede apreciar en
el Códice de Dresde. Según Merideth Paxton, el Códice de Dresde señala
entre su iconografía, una serie de numerales para predecir las apariciones y
desapariciones de Venus. Según la autora, aquí se incorporan los intervalos
solares ya que en su análisis se dio cuenta que la proporción en que se
expresa las líneas de 2,920 días, existen cinco períodos sinódicos de Venus,
cuya equivalencia es de ocho años solares, es decir 365 x 8 = 2,920 y que
justamente las apariciones de Venus coinciden en los solsticios,
mayormente con el de verano (Paxton 2001: 108-116). Esto se ubica según
43 Es decir, el tiempo que necesitamos para volver a ver a Venus completar su ciclo (visto desde la tierra.)
En términos astronómicos el período sinódico de Venus es de 583.92 días.

45
la investigadora, en las páginas 4 y 5 del mismo códice como se presenta en
la imagen:

Aquí vemos como éstas dos clases de familias sirven para dividir al año
en proporciones que van de acuerdo al número de días de los calendarios
civil y ritual, de ésta manera, mediante al menos una de éstas estructuras, es
posible seguir y coordinar el calendario maya, tanto el civil de 365 días con
el ritual de 260 días, así como también calibrar el movimiento de otros
astros como Venus con el movimiento del Sol, especialmente en las últimas
familias con intervalos de 73 días. Pero, ¿por qué sería necesaria la
calibración, año con año, de los dos calendarios que conforman al
calendario maya?
El año trópico44 es de 365.242 días y el anomalístico45 de 365.25964
días, en ambos casos no tenemos la duración de 365 días en términos
exactos. Los romanos (calendario juliano) intentaron corregirlo mediante
un ajuste de 0.25 días a cada año, pero como vemos en ambos casos hay
pequeñas diferencias que hacen que se adelante y/o retrase el Sol año con
año. Más adelante, el Papa Gregorio XIII corrigió el problema en 1582 con
la aparente solución de agregar un día en todos los años que sean divisibles
por cuatro, exceptuando los años seculares o los finales de siglo que no sean

44 Es el tiempo que transcurre entre los dos equinoccios.


45 Es el paso sucesivo de la Tierra por su perihelio

46
divisibles entre cuatrocientos, a los que se denominaron como bisiestos46.
De ésta forma, nuestro calendario occidental, llamado gregoriano, corrige
ésta diferencia.
Los mayas no utilizaban años bisiestos en sus calendarios47, por lo que
muchos investigadores ignoran como corregían éste problema y hay quienes
consideran que el calendario maya se atrasaba con respecto al movimiento
del Sol. La propuesta es que éste tipo de alineaciones, las que se denominan
calendárico - astronómicas, pueden coordinar el movimiento del Sol, año
con año, con sus calendarios civil y ritual, y en otros casos, coordinar el
movimiento del Sol con el de otros planetas como Venus, según los
principios aritméticos del calendario maya. De ésta manera entendemos el
lado práctico de la astronomía empleada por los mayas.

la Estructura C 4-A de Oxkintok, donde se puede observar como su eje de simetría apunta a esas fechas
y permite la observación solsticial así com o de Venus en su extremo sur.

46 Información tomada del Anuario Astronómico Nacional que publica el Instituto de Astronomía de la
U NA M , en los años 1999, 2000, 2001, 2002 y 2003.
47 Sólo existe una mención en la obra de Landa, pero en su contexto literario se entiende que el autor
estaba tratando de comprender el sistema calendárico de los mayas usando una lógica propia y no la de
la cultura en cuestión. La evidencia arqueológica hasta el momento de la publicación, no ha revelado
ningún uso del sistema del año bisiesto de forma explícita por lo que asumiremos que para los mayas, no
utilizaron dicho sistema para corregir el error del desfase de su calendario con el movimiento del Sol.

47
Para finalizar con éste capítulo, presentamos un cuadro que clasifica a
éstas alineaciones calendárico —astronómicas, de acuerdo a las familias de
fechas y sus intervalos de tiempo
División de días Evento relacionado Fechas en que ocurre Ejemplos de sitios
29 de Abril Pirámide del Sol, Teotihuacan
Solsticio de Verano Templo circula, Mayapán
13 de Agosto Templo de los Cinco pisos, Edzná
104/260
12 de Febrero Templo del Sol, Malinalco
Solsticio de Invierno Pirámide de Quetzalcóad, Xochicalco
29 de Octubre

12 de Abril Estelas 10 y 12, Copan


Solsticio de Verano Templo 22, Copan
2 de Septiembre Templo Mayor, Tenochtitlan (puesta)
73/73/73/73/73
4 de Marzo Templo Mayor, Tenochtitlan (salida)
Solsticio de Invierno Pirámide de los cinco Nichos, Tajín (salida)
9 de Octubre

182/182 Equinoccio 21 Marzo/22 Septiembre 1-Sub, Dzibilchaltun


Pirámide de Kukulcán, Chichén Itzá
365 Solsticio de Invierno 21 de Diciembre Pirámide de Kukulcán, Mayapán
365 Solsticio de Verano 20 de Junio Templo de las Inscripciones, Palenque
Según latitud del Pasos cenitales del Según latitud del lugar Sky band bench, Copán
lugar Sol Cueva de los amates, Xochicalco
Clasificación de alineaciones solares y calendárico - astronómicas, con las fehcas y algunos ejemplos de
donde ubicarlas.

48
"Cuatro son sus
caminos”
4^0 000
u

Sum m er «olstlce
Norte
Sum m er volatice
sunsst •u n d s e

Oeste World
Este
C cntcr

Dibujo e imágenes tomadas del libro de


David Stuart "The order of days. The maya w m to r soiotic»
world and the truth about 2012".
Sur
W lnter oorstlce
«uneet aunrlee
Compartido en CULTURA Y LENGUA
MAYA (facebook)
Ilustración 5 Representación de la deidad solar, la cual se caracteriza por llevar entre sus ornamentos un
glifo en forma de flor con cuatro pétalos o cinco puntos que representan el movimiento del Sol

Ilustración 6. Representaciones del glifo solar. En todas ellas se puede notar un signo en
forma de flor con cuatro pétalos y algunas veces con un punto al centro. Cada una de las
esquinas representa la posición solsticial y el centro el cenit.

49
Ilustración 7. Incensario con el medallón solar en su pecho. Procedente de Mayapán, M éxico y es parte
de la colección del M useo Regional de Yucatán Palacio Cantón. Foto de Orlando Casares.

50
Ilustración 7. E l palacio del Gobernador en Uxmal, cuyo eje central apunta hacia la salida del extremo
sur de Venus. Fotografía de Edward Kurjack.

Ilustración 8. Diagrama del Códice M adrid donde se ilustra el movimiento del sol en sus recorridos
hacia el cenit, representado por un árbol y los dioses ancianos de la creación (Lee 1985)

51
CAPITULO II.
ASPECTOS SOCIOCULTURALES DE LA
ASTRONOMIA MAYA

“E l cielo se vinculaba a casi todos los aspectos de la


cultura; por consiguiente encontramos a la
astronomía entretejida con el mito, la religión y la
astrología. Tanto confiaban en el Sol y la Luna
que los deificaron ”
Anthony Aveni 1980: 23

La astronomía no sólo se limita al tema de los calendarios, ésta actividad se


encontraba rodeada de otros aspectos culturales tales como la mitología
(religión, mitos de creación, dioses, etc.), la actividad bélica, rituales,
legitimación de poder y puntos prácticos como el uso del conocimiento
astronómico para la planeación y construcción urbana de un asentamiento.
La astronomía, como otros aspectos culturales, jugaba un papel importante
en la sociedad, tan importante como los aspectos económicos, y políticos de
los mayas.
Hay que recordar que el fenómeno social de la observación de los cielos
no es exclusivo de los mayas (tanto en la antigüedad como en el presente)
sino que se repite en otras regiones. El área cultural conocida como
Mesoamérica. Los elementos encontrados en los asentamientos, tales como
su arquitectura y la función social de sus estructuras, así como también los
aspectos mitológicos, bélicos, rituales, etc. se repiten de una manera similar
en el área mencionada48 (Casares 2002: 67).
En muchos casos, es a través de analogías entre dichas áreas culturales de
la región mesoamericana con las que se sustentan algunas de las propuestas
que veremos a continuación, tomando como un punto clave para nuestro
análisis el concepto de núcleo duro, acuñado por Alfredo López Austin con
el cual señala que a pesar de las diferencias encontradas en cada uno de los
48 Tal como sucede con las alineaciones calendárico —astronómicas.

52
grupos culturales que componen Mesoamérica, existen afinidades
compartidas que no sólo son comunes a éstos grupos, sino que también
perduraron con el tiempo y la conquista (López 2001: 48 - 52).
En otros casos, parte de las metodologías empleadas para los siguientes
apartados, se fundamentan en analogías con las etnografías de los pueblos
mayas de inicios del siglo XX ycontemporáneos, en los que se siguen
respetando muchos de sus principios sociales basados en la observación de
la naturaleza, incluyendo a la bóveda celeste y sus elementos (Casares
2014).

Ilustración 9. Plato polícromo con representación del glifo estrella. Procedencia


desconocida, colección Palacio Cantón.

53
LA ASTRONOM ÍA Y LA M ITO LOG ÍA

Dentro de la actividad que llamamos astronomía, ésta no se fundamentaba


en explicaciones de tipo “científicas” como las que existen en la actualidad.
La observación del cielo en Mesoamérica se involucraba y se vinculaba con
muchos aspectos de la cultura maya, en éste caso dentro de la estructura
ideológica de dicha sociedad. Es así como la astronomía maya se encuentra
estrechamente relacionada con los mitos y la religión, de modo que lo ideal
sería nombrar a esta actividad como astrología49 de tal forma que éste
conocimiento servía para explicar el universo de los rodeaba, incluyendo los
eventos astronómicos (Eliade 1994: 101 y Lacadena 2002: 178).
Los mitos son también un recurso de la identidad de un grupo cultural,
con el cual van reproduciendo la misma a través de narraciones sobre su
entorno, éstos relatos mitológicos no son inocentes ya que están cargados
de una esfera moral en la que también se reproducen sus valores ideológicos
no sólo sobre el orden del universo, sino sobre las formas correctas e
incorrectas con las que se ejerce el mismo orden. Es por excelencia, un
reproductor de la cultura (Casares 2014: 41, Krader 2003: 61, López 1996:
78 - 81 y Portal 1994: 165).
Sobre éste punto, se pueden realizar explicaciones astronómicas sobre
algunos mitos de la sociedad maya. El investigador polaco Stanislaw
Iwaniszewski propuso una serie de puntos en donde define los elementos
principales que contienen los mitos. Su trabajo es en principio ajeno al área
maya, pero podemos tomar su modelo para aplicarlo al análisis de algunos
mitos mayas. Los elementos que el propone como parte de un mito son:
• El reflejo de acontecimientos históricos.
• La explicación a un nivel popular de todo el universo.
• La explicación a nivel esotérico del funcionamiento del universo.
• Un medio que facilita ideas de suma importancia
• El reflejo y/o explicación de las revoluciones científicas de los astros
(Iwaniszewski 1986: 103).

49 Que es un sistema de fundamentos subjetivos, es decir no científicos, con los que se pretende explicar el
carácter y comportamiento humano, tomando como base las posiciones de los astros en el cielo.

54!
El estudio que realiza Iwaniszewski es sobre como podemos asociar el
mito de Quetzalcóatl con el movimiento de Venus, de tal modo que la vida
de éste héroe mítico sirve para explicar las apariciones matutinas como
vespertinas del astro. En su modelo, propone que hay que buscar en el
registro arqueológico, apoyado en fuentes históricas, etnohistóricas y
etnográficas la relación de los personajes o elementos que intervienen en el
mito y si se relacionan con algún astro. De aquí partimos para analizar de
que manera el comportamiento de éstos personajes o elementos, nos
recuerdan las principales características con el astro asociado (Iwaniszewski
1986).
Aunque éste mito no sea del área maya, su modelo de interpretación
puede ser usado para otros relatos, como los mitos mayas, tal como el de la
creación (de procedencia Quiché) del Popol Vuh. En éste caso citaremos el
trabajo de Dennis Tedlock en donde analiza uno de los relatos contenidos
en éste libro que se trata de los hermanos Uno y Siete Hunahpú, y de los
hijos de Uno Hunahpú, es decir, de Hunahpú e Xbalanqué50 con las
apariciones de Venus por las mañanas y por las tardes.
Otra versión un poco más reciente, elaborada por Oswaldo Chinchilla
(2011) sobre las cualidades astronómicas de los héroes gemelos citados en el
Popol Vuh, son su asociación con el origen del maíz, el sol y la luna. A
partir de su análisis iconográfico de vasijas provenientes en su mayoría de la
colección del fotógrafo Justin Kerr, en las que relaciona las travesías de los
gemelos por el inframundo hasta el momento en que fueron ascendidos a
los cielos como Sol y de la Luna, explicando así el ciclo de los astros con la
mitología y como éstos son igualmente importantes para los ciclos del maíz
en sus diferentes etapas (Chinchilla 2011: 103 - 108).
En su análisis, compara el tiempo y acción de los personajes principales
(los gemelos Uno y Siete Hunahpú, y los hijos del primero) con las
apariciones de Venus. Menciona también de que manera actúan los dioses
“Corazón del Cielo” y “Siete Guacamayo” que son Hurakan (o el Huracán)
y los Terremotos, los cuáles son causados como movimiento del gran
lagarto Zipacná, algunas de éstas deidades están asociadas a elementos
terrestres y otras a constelaciones de gran visibilidad en latitudes tropicales
(Chinchilla 2011 y Tedlock 1991).

50 H unahpú es conocido como el Sol (deidad masculina) e Xbalanqué como la Luna (deidad femenina).

55
En el mito, se narra de cómo los gemelos jugaban a la pelota (el juego de
pelota) y fueron llamados al territorio de Xibalbá (el inframundo) a jugar la
pelota, como fueron derrotados, fueron asesinados y enterraron la cabeza de
Uno Hunahpú, de la cuál salió un arbol. Una mujer, hija de los señores de
Xibalbá, queda embarazada cuando la calavera de Uno Hunahpú le escupe51
en la mano y queda embarazada de gemelos (Hunahpú e Xbalanqué). Los
gemelos, al pasar el tiempo, deciden jugar a la pelota y después de un
tiempo son descubiertos y llamados a jugar contra los señores de Xibalbá,
en ésta ocasión, los señores de Xibalbá son derrotados (Recinos 1984: 23­
99).
Hunahpú e Xbalanqué reaparecen, victoriosos, pero en ésta ocasión, es
una zarigüella la que acompaña a los héroes, haciendo cuatro surcos en el
cielo. Más adelante, éstos héroes desafían al “Corazón del cielo” o
“Hurakan" conocido como Siete Guacamayo, le tienden una trampa y cae al
suelo. Luego desafían a Zipacná (representando al terremoto), puesto que
había matado a “Puñado de Muchachos” o “Cuatrocientos Muchachos”.
Luego de vencer a Zipacná y dejarlo en
la tierra, fueron liberados los
“Cuatrocientos Muchachos”, quines
aparecen cada noche. Zipacná cuando
se acuerda de su derrota, trata de salir a
buscar a sus opositores, pero sólo logra
moverse sin poder salir, causando
destrucción y caos. Al mismo tiempo,
los 400 guerreros formaron con sus
almas las estrellas del firmamento
(Recinos 1984: 103-158, Chinchilla
2011: 188 —190).
Forma completa para referirse a Venus
En ésta primera parte, la historia compuesto por los glifos de Chak (rojo/grande)
Ek (estrella), que juntos se pueden referirse
de los primeros gemelos, su derrota, la como la gran estrella o la estrella roja.
descendencia de uno de ellos
(aparición de otros gemelos) y como éstos últimos (siendo un hombre y una
mujer) derrotan a los señores de Xibalbá, muestran una explicación
mitológica de cómo ocurre el movimiento de Venus y sus intervalos en días.

51 Según el relato, el escupitajo es un símbolo para el semen, cuya importancia ritual dentro de las
ceremonias mayas yucatecas es sagrado, ya que es un símbolo de la fertilidad de la tierra, que asegura el
bienestar de las cosechas.

56
La propuesta es que los gemelos representan a Venus (Tedlock 1991) quizá
en su máxima posición extrema, norte y sur52. En el caso de los primeros
gemelos, se podría estar haciendo relación a las posiciones de Venus en el
oriente, cuando los gemelos bajan al territorio subterráneo de Xibalbá a
jugar la pelota durante ocho días, se refiera al período en que Venus
desaparece como “estrella matutina (Tedlock 1991: 164-166)53”.
Cuando mueren los gemelos, aparecen los hijos de uno de ellos, que
regresan a Xibalbá y vuelven a aparecer, victoriosos pero con otra apariencia
para poder enfrentar a otros dioses. Aquí se refiere a que Venus reaparece
como “estrella vespertina”, baja y regresa a otra de sus posiciones, según la
historia, los gemelos vuelven a aparecer, pero de otra manera, con otro
aspecto. En el caso de Hunahpú, aparece como el Sol y de Xbalanqué como
la Luna (Tedlock 1991: 168 y Chinchilla 2011: 129). Posteriormente en el
texto, nos habla sobre como se relacionaban algunas constelaciones con la
posterior historia de los gemelos.
Cuando los gemelos se enfrentaron a Huracán, hacen la relación de éste
personaje con el nombre de Siete Guacamayo, al derribarlo de un árbol, hay
quienes asocian la caída de Siete Guacamayo con el descenso de la
constelación de la Osa Mayor (Tedlock 1991: 169). Cuando derrotan a
Zipacná, los gemelos liberan a los Cuatrocientos Muchachos (o Puñado de
Muchachos), a lo cual, el mismo autor hace referencia a lo que los Quichés
consideran como Motz que significa puñado de estrellas, en referencia a la
constelación de las Pléyades (Tedlock 1991: 171). En otras versiones más
conservadoras, simplemente se asume que el puñado de muchachos es
alusivo a la mutitud de estrellas de la bóveda celeste (Chinchilla 2011: 190).
Otro aspecto alusivo a las historias narradas sobre los héroes gemelos del
Popol Vuh y su asociación con ciclos celestes, está envuelta en su
iconografía con relación a objetos celestes representados como animales. En
una de las escenas de la colección de Justin Kerr, se puede apreciar a uno de
los héroes con una cerbatana apuntándole a Siete Guacamayo. Si bien el
ascenso a los cielos de ambos héroes ha sido tomado como la aparición del

52 En donde muchas de las estructuras que han sido identificadas con Venus y presentan alguna
alineación con el astro, mayormente es cuando se encuentra en sus posiciones extremas, tanto la posición
norte como el sur así como también en sus apariciones matutinas y vespertinas.
53 Haciendo la distinción que es un planeta y no una estrella, aunque en muchas culturas se cree que es
una estrella.

57
Sol y la Luna, en uno de los vasos aparece un escorpión en la misma escena
siendo el vaso K1226.

Photograph O Justm Kerr File r>o K1226

El investigador Alfonso Torres, ha señalado que ésta imagen


corresponde al escorpión celeste y una de sus atribuciones en la escena
pudiera ser la salida de Venus al poniente, momento en el que llegada la
noche es derribado Itzam Yeh -o Siete Guacamayo- (Torres 2002: 143 y
144). Si bien algunos astrónomos aseguran que puede tratarse de la
constelación del escorpión, Torres utiliza a la información epigráfica para
consolidar su propuesta, ya que Venus también tenía una fuerte relación con
el Sol y el maíz 54 . Iconográficamente, es común ver algunas
representaciones del dios del maíz dentro el glifo de estrella y en la parte
baja una cola de escorpión que emerge, tal como lo muestra el plato de la
colección fotográfica Kerr, el K4565.

54 Tal como se mencionó en el Capítulo I, segundo apartado, en donde una de las familias de
alineaciones calendárico - astronómicas es usada para calibrar el movimiento del Sol con el período
sinódico de Venus usando el mismo mecanismo y las mismas fechas presentadas.

58
No remitiéndose a éste único dato, nos señala que en la página 46b del
códice de Dresden, justamente en una de las secciones señaladas como las
Tablas de Venus, en una de sus menciones, la referencia es como el
“asentamiento al poniente de Sinan Chaak Ek”, recordando que en maya
yucateco Sinan significa escorpión o alacrán, mientras Chaak Ek hace
referencia a Venus como “la estrella roja” o “la gran estrella” (Torres 2002:
126 - 131). Esto mismo se ilustra en la siguiente imagen.

Figura VIII. Nombre de S in a n C h a c Ek com o advocación venusiana asociada al rumbo Oeste en las Tablas de Venus.
Dresde 46b Tomado de Torres Rodríguez (2002) El Escorpión celestre: 129.

Otro de los libros mayas que contienen relatos es el Chilam Balam, el


cual, más que una serie de historias, es un libro con un contenido profético
- esotérico. En el escrito nos encontramos con latinismos que son muestra
de la influencia europea, debido a que se escribió durante la época colonial.
Aquí haré una breve mención del trabajo de Maria Montoliu sobre el
contenido cosmológico en el Chilam Balam de Chumayel.
La autora estudia el contenido del Chilam Balam de Chumayel,
específicamente a los relatos conocidos como “el ritual de los ángeles”, “la
creación del uinal”, “una canción de los itzaes” y “la creación del mundo”.
En el primero de los relatos, en el cuál Montolui menciona que se trata de

59
una teogonia, es decir, se trata sobre el origen de algunas divinidades propias
de los mayas (Montolui 1991: 154). El texto comienza narrando como el
Gran Padre (en alusión a Dios) despierta de una piedra y toma conciencia
de su divinidad, y de ésta forma, va creando al universo en diferentes
tiempos (Katunes), junto con la ayuda de la Gran Madre Tierra, llamada
Itzam Cab (Montolui 1991: 154).
Itzam Cab es una divinidad mencionada en los libros del Chilam Balam.
De manera simple y somera podríamos referirnos a un dios relacionado con
la tierra. En un análisis más detallado, el investigador Edmundo López de
la Rosa nos menciona que al realizar un examen minucioso de su
significación lingüística y apoyado tanto en los datos arqueológicos como
epigráficos, podemos asociarlo con Itzamná (y hasta asegurar que se trata
del mismo personaje) y su posible verdadero significado sea “el punzador de
la sustancia divina, lo viviente” (López 2002: 99-103).
La segunda parte narra acerca del ordenamiento de los cielos (sobre
como aparecieron los astros y los planetas). Se habla de que una gran
guacamaya descendió a la tierra, para vigilar la piedra angular (Acatún), ésta
ave es la guardiana del maíz, de cuyo calor hace que germine cuando se
encuentra encima de él. La ave podría ser (según la autora) la
representación de Kinich Kak Mo (que significa Guacamaya de ardiente
rostro solar) y el relato es un símbolo de cuando el Sol pasa por el Cenit, ya
que este evento solar indica el día más caluroso y el inicio de la temporada
de lluvias (Montolui 1991: 154 y 155).
Un dato interesante que se menciona en éste relato, es el significado de
Acatún, ya que según Landa (1966) eran cuatro montones de piedra que se
ubicaban en cada uno de las cuatro esquinas del mundo, y menciona que los
mayas señalaban con las piedras el paso de los años y de los katunes (Landa
1966: 67 y Montolui 1991: 156). En el capítulo IV del presente escrito
volveremos a mencionar ésta idea del Acatún desde la perspectiva de la
ideología religiosa de los mayas actuales.
En el segundo relato del Chilam Balam de Chumayel nos relata sobre el
origen del día, menciona que el Gran Padre le dio el poder al Sol de su
destello cegador y la capacidad de moverse, de igual forma que lo hizo con
la Luna. La Luna comenzó a moverse y el Sol fue siguiendo cada uno de
sus pasos para poder alcanzarla, pero como nunca supo en donde se

60
encontraba, caminaba en varias direcciones en el Cielo y el inframundo. La
Luna por su parte, caminaba en rumbos desconcertantes, sin seguir rutina
alguna, a veces, se escondía del Sol mostrando una sola parte (Barrera y
Rendón 1972).
Aquí se menciona la explicación del movimiento del Sol y de la Luna, el
por qué nunca coinciden y quizá en algún momento se podría pensar de las
fases lunares. Otro aspecto que se menciona en éste relato es la explicación
del día, ya que aquí se dice que “siete más trece es uno”, si hacemos la suma
matemática el resultado es veinte, pero la suma simbólica se refiere al uinal,
es decir, a un mes maya. Esta unidad es un pivote en los calendarios civil y
ritual de los mayas, ya que si tomamos al 13 multiplicado por 20 tenemos
un total de 260 días, y si usamos al 18 con el 20 tenemos un total de 360
días o un Tún. Es decir, en cualquiera de los calendarios, el uinal cumple
como un múltiplo de importancia matemática y sagrada (Montolui 1991:
156).
El relato “La creación del mundo”, es un texto en que narra la muerte y
la renovación del universo. El motivo de su redacción, según el propio libro
es para que los mayas no olvidaran su propia historia ni como funcionaba el
universo. Según éste relato, muchos de los acontecimientos climáticos se
repetirán, así como también los acontecimientos políticos, económicos y
sociales al final de los trece katunes55. El libro menciona que en un katun 11
ahau cuando todo lo que imperaba era caos y desorden, todo tuvo un fin,
los dioses de los vientos pusieron orden y un nuevo orden comenzó con
justicia divina (Barrera y Rendón 1972; y Montoliu 1991).

55 Siguiendo su calendario, la fecha sería nuevamente un 13.0.0.0.0, que sería el 23 de diciembre del
2012 d.C.

61
5 3
P 7 -J 0
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í.

Ilustración 10. Foja 53r del Chilam Balam de Chumayel, donde se mencionan fechas proféticas, entre
ellas un Katún 11 Ajaw que se ha propuesto como referencia al 13.0.0.0.0 de la cuenta larga o 21 de
diciembre de 2012, según la correlación G M T.

62
LA ASTRONOM IA Y LA ACTIVIDAD BÉLICA

Astronomía y guerra son dos conceptos que al tratar de asociarlos no


parecen tener una relación directa. Cuando escuchamos cualquier suceso
que involucre la palabra guerra nos imaginamos un conflicto entre dos
partes, ya sea por un territorio, por situaciones económicas y en otros casos,
por cuestiones ideológicas. En el caso de los mayas, las luchas entre ellos
tenían como principal denominador el territorio, el poder político y
económico y la ideología. Desde que se comenzaron a descifrar los glifos
mayas y a partir de los estudios de Tatiana Proskouriakoff es que se
derrumbó la imagen que tenían de pacíficos56 y se pudo comenzar a leer su
historia (Coe 2000: 188-198), y por supuesto, el registro de sus guerras.
Uno de los cuerpos celestes a los que se asocia todo tipo de tragedias,
malos presagios y campañas militares es Venus. Existe la información que
respalda estas afirmaciones, en el Altiplano Central la podemos encontrar
de manera explícita en los escritos que realizaron misioneros y soldados, así
como en las fuentes etnohistóricas. Para el área Maya, no contamos con
información tan explícita como en el área del Altiplano Central, lo que
tenemos, es el registro de fechas en las estelas y relatos como el Popol Vuh y
el Chilam Balam de manera implícita.
Como las representaciones de Venus en los códices no varían mucho (en
términos de sus atuendos, objetos bélicos, períodos y contextos) estoy de
acuerdo en la propuesta57 de que el significado bélico de Venus es un
fenómeno social panmesoamericano y que podemos reconstruir sus
características culturales usando información aparentemente ajena a la
región maya como lo son los relatos y escritos de misioneros y soldados de
la orden de Hernán Cortes, para luego contrastarlos con las características
implícitas que tenemos para el área maya.

56 Que en ese momento, en la década de los cincuentas y sesentas del siglo pasado, ir en contra de las
ideas de Eric Thom pson representaba un desafío a la más grande autoridad académica entre los
mayistas, y una de las ideas centrales era que los mayas fueron una sociedad pacífica. Para mayor detalle
leer a M. Coe, E l desciframiento de los glifos mayas reimpreso en el 2000.
57 Algunos autores coinciden en que su significado es bélico y es parte de los elementos que identifican a
la zona cultural conocida como Mesoamérica. Podemos citar a Galindo (1994), Aveni (1991), Arellano
(2001) y Sprajc (1996), entre otros.

63
El misionero Fray Bernardino de Sahagún, recolectó una serie de
características culturales sobre una gran parte de los pueblos de la región
central, en cuanto a las propiedades de Venus escribió lo siguiente:
“A la estrella de Venus la llamaba esta gente citlalpul o huey citalin. Y decían
que cuando sale por el oriente hace arremetidas, y a la cuarta sale con toda su
claridad y procede por su curso y dicen que su luz se parece a la de la Luna. En la
primera arremetida teníanla de mal agüero., diciendo que traía enfermedad
consigo, y por esto cerraban las puertas y ventanas, porque no entrase su luz. Y a
las veces la tomaban por buen agüero, al principio del tiempo que comenzaba a
aparecerpor el oriente" (Sahagún 1987: 154).
Francisco López de Gómara, compañero de las expediciones de Hernán
Cortés, relata sobre las costumbres que tenían los naturales con respecto a
Venus:
‘Y al lucero que tienen por la mejor estrella, mataban un esclavo del rey el día
que primero se les mostraba, y lo descubren en otoño y lo ven doscientos sesenta
días... Creen que Topilcin su primer rey, se convirtió en aquella estrella. Otras
cosas y poesías razonaban sobre éste planeta; mas porque para la historia bastan
las dichas, no las cuento; y no solo matan a un hombre al nacimiento desta
estrella, sino que hacen ofrendas y sangrías y los sacerdotes le adoran cada mañana
de aquellas y sahúman con inciensos y sangre propia, que sacan de diversas partes
del cuerpo" (López de Gómara 1985: 213).
Según la región, Venus es conocido con distintos nombres, en el centro
de México tiene cuatro principales formas de nombrarlo, cada una con
similar o diferente significado: Citlalcholoa (estrella que huye o salta),
Totonametl (rayo que alumbra como el Sol o flecha), Tlahiuzcalpantecuhtli
(señor de la casa del alba) o Huey Citlalin. En el área maya se le conoce
entre otros nombres como Xux Ek (estrella avispa) Noh Ich (gran ojo o
gemelo) Chac Ek (estrella roja o estrella grande) o Ahzah Kab Ek (estrella
que despierta a la tierra) (Galindo 1994: 80-81).
En el área maya, como se mencionó anteriormente, no contamos con
fuentes etnohistóricas ni relatos de misioneros que nos informen
explícitamente sobre las cualidades de Venus en cuanto a la guerra. Aún así,
si vemos las inscripciones veremos “entre líneas” tal relación. Alfonso
Arellano (2001) propone que el relacionar eventos políticos con las

64
apariciones de algunos astros, especialmente de Venus, tenía el fin (para los
antiguos mayas) de conocer si los dioses aprobarían o rechazarían las
acciones de los hombres (Arellano 2001: 41).

Diferentes formas en las que se puede representar "estrella" o "estrella de Venus". En las primeras dos
formas de la esquina superior izquierda, se usaron para representar genéricamente como “estrella” sin
especificar a una concreta. Las que aparecen en la parte inferior con rasgos zoomorfos hacen alusión al
venado —cocodrillo, una forma compleja de referirse a Venus (punto debatible entre algunos
investigadores mayistas).

Arellano pone de ejemplo el caso del gobernante maya Chaan Muan II


de Bonampak, el cuál subió al trono el 11 de junio de 776 d.C.
concordando con la conjunción de Venus con Marte nueve días antes. Las
actividades que seguían era la de levantar estelas, edificios, hacer guerras y
tomar prisioneros. Procuraban que al efectuar cada batalla y tomar
prisioneros concordara con las apariciones de Venus, ya que si se revisan las
fechas en las que ocurre estos eventos y junto con programas de
computadoras para determinar el movimiento de los astros se pueden ver
etapas importantes en el ciclo del planeta mencionado (Arellano 2001: 41­
42).
Otro aspecto que menciona Arellano sobre la deidad bélica que
simboliza Venus, es en sus representaciones en los códices. Estas
representaciones aparecen en los códices como el Dresde y el Cospi, así
como en los Anales de Cuauhtitlan. Es común en los códices mayas que se

65
mencionaron, junto a las cuentas del planeta Venus (ver ilustración 11) a
personajes atacando con lanzas, venados y jaguares, aparentemente en
sufrimiento (Arellano 2001: 38 y Galindo 1994: 85-87).
Otro ejemplo de la asociación de Venus con eventos de batallas, lo
podemos encontrar en fechas e inscripciones como en la Estela 2 de
Aguacateca y en la Estela 16 de Dos Pilas, aquí se encuentra grabada la
fecha 9.15.4.6.4, que corresponde a 8 Kan 17 Muan, fecha que se encuentra
acompañada de un glifo de Venus y el glifo emblema de Seibal (otra
localidad cercana a la región). Ésta fecha conmemora el ataque de las tropas
de Aguacateca y Dos Pilas contra Seibal (Proskouriakoff 1999: 92 y 93). Al
día siguiente de la batalla que fue un 3 de diciembre de 735 d.C., fue
capturado el gobernante de Seibal, justamente el día en que Venus apareció
por primera vez después de su período de invisibilidad, en éste caso como el
lucero de la tarde.
Una situación similar ocurrió cuando Caracol (sitio maya que se
encuentra en Belice) atacó a la ciudad de Naranjo (en Guatemala), la fecha
de la inscripción se encontró en la Estela 3 de Caracol y se repite en la
escalera jeroglífica de Naranjo, la fecha es 9.9.18.16.3 en 7 Akbal 16 Muan
(Proskouriakoff 1999: 62-64) que corresponde a un 27 de diciembre de 631
d.C., ambas fechas se grabaron después de la conquista de Naranjo y
coinciden con la aparición de Venus por primera vez después de un período
de invisibilidad como “estrella vespertina” (Sprajc 1996: 150 y 151).
En muchas de éstas inscripciones aparece el glifo de Venus y
mayormente ocurre en la época Clásica (300 - 900 d.C.) en la cual se
habían desarrollado grandes campañas bélicas a lo largo de todas las tierras
bajas del área maya, desde Copán hasta Calakmul. Estos sucesos se
encontraban acompañados de ciclos de Venus a los cuales posiblemente se
les adjudicaba otros eventos solares y lunares como los eclipses, quizá
tratando de exponer que éstos conflictos eran producto de una
“manipulación divina” (Davoust 2001: 169).
Otro de los sitios en donde las escenas representadas son de conflictos
bélicos y también se puede observar la presencia de Venus es en los murales
de Cacaxtla. Éste no es un sitio que se encuentre en la región maya, de
hecho se encuentra en la región del Altiplano Central. Lo interesante de
éste sitio es que en los murales el contenido bélico es asociado con aspectos

66
míticos, así como también se distingue en la iconografía una fuerte
presencia de rasgos mayas (Sprajc 1996: 158 y 159).

I M N

-X

star-war agent verb / recipient agent


Texto de la Escalinata Jeroglífica de Naranjo donde señalan la "guerra de estrellas" y el sitio de Caracol
en Belice. (Chase 2008: 103)

Aún así, no todos los investigadores coinciden en que las salidas


vespertinas de Venus por el poniente sean relacionadas con la guerra ni
tampoco todas las guerras registradas sean asociadas únicamente con
eventos astronómicos como las apariciones del astro señalado (Torres 2002:
135). Este dato es preciso señalarlo, ya que al parecer, la asociación también
responde con criterios relacionados con fechas agrícolas y no precisamente

67
bélicas. Esto nos indica, que la presencia de una asociación astronómica con
un evento militar sólo se presentaba en ciertas ocasiones y al parecer, éstas
necesitaban de un contexto religioso que legitimara su mención.

Ilustración 11. Página 46 y 47 del Códice de Dresde, en la que se mencionan las apariciones de Venus
por el oeste y en la iconografía se aprecian deidades con atuendo de guerreros (figuras centrales)
atacando las figuras inferiores.

68
LA ASTRONOM ÍA Y LA LEGITIM ACIÓN DEL PODER

Con el surgimiento de personas dedicadas todo el tiempo a la


contemplación de los fenómenos astronómicos58 cuya labor era aplicar su
conocimiento para el supuesto bien de la comunidad, se crearon y
reforzaron algunas instituciones. Para poder ser más precisos en sus
observaciones, los antiguos astrónomos mayas construyeron lugares de
observación cada vez más precisos, algunas veces con marcas naturales en el
horizonte y otras con marcas artificiales como algunas estructuras o
conjunto de estructuras. Su labor también consistía en relacionar todos los
fenómenos que ocurrían en el cielo con los eventos que ocurrían en la tierra,
siendo éstas personas los intermediarios.
La astronomía les proporcionaba mecanismos para legitimar su poder en
las sociedades prehispánicas, pues parecía que esos “sacerdotes astrónomos”
daban la apariencia de controlar esos fenómenos y poderlos provocar
deliberadamente, que se podía asociar con la ejecución correcta de algún
ritual, ceremonia o sacrificio. El encargado de este conocimiento no se
limitaba únicamente a la astronomía, también podía ser un curandero,
posiblemente un escriba59, etc. También podría darse el caso de que algún
gobernante se iniciara en la observación del movimiento de los astros, tal
como lo relatan las fuentes etnohistóricas para el caso del altiplano
mexicano, en donde se afirma que el emperador azteca Moctezuma tenía
por pasatiempo la astrología (Aveni 1980, 1991, Broda 1986, 1991, Cortés
de Bradesfer 1991, Galindo 1994, Maupomé 1986 y Sprajc 1996).
Sobre el término de “sacerdote - astrónomo” quisiera hacer algunas
aclaraciones. En primer lugar, el término fue acuñado por el mayista John
Eric Sydney Thompson, el cuál trabajo durante muchos años con la
Institución Carnegie de Washington a lado de Sylvanus G. Morley. Este
investigador fue conocido como un gran mayista, su personalidad junto con
su intelecto le ayudaron a ser todo un erudito en los estudios mayas,
especialmente en lo relacionado a la escritura y religión. Para Thompson,

58 las cuales dejaron de participar directamente en la producción de los alimentos.


59 Esta misma función se ve en la actualidad en el área maya, ya que el encargado del conocimiento de su
calendario, época de siembras, realización de ritos y curandero es el H ’men -para el caso de la península
de Yucatán, especialmente en el norte (Bastarrachea —comunicación personal- marzo de 2001).

69
los mayas eran una sociedad pacífica, que ante todo su principal actividad
era la astronomía (Coe 2000: 135-148), argumentos que a cualquier
arqueoastrónomo le parecerían convenientes. El emplear el término de
sacerdote — astrónomo, implica aceptar aquellas ideas, es por eso que
prefiero utilizar el término de antiguo astrónomo o en su defecto especialista
religioso para referirme a los practicantes de tal actividad, tomando en
cuenta los argumentos presentados con anterioridad.
Para el área maya los ejemplos se podrían encontrar en los sucesos de
entronización, nacimiento y muerte de algunos gobernantes. Estos sucesos
políticos de gran importancia, que fueron registrados en estelas, dinteles,
pinturas murales, etc., casi siempre coinciden con fechas de eventos
astronómicos solares o con apariciones de algunos astros (Arellano 2001),
especialmente la presencia de Venus en sus apariciones ya sea como estrella
de la mañana o como estrella de la tarde. Un ejemplo de este caso lo vemos
en las inscripciones del Templo 22 en Copán (Closs 1984, Sprajc 1994 y
1997).
El Templo 22 tiene una temporalidad que corresponde a los años 700 a
900 d.C. de nuestro calendario. Este edificio contiene en su fachada la
representación de serpientes, el dios Chak y de figuras antropomorfas. Las
fechas inscritas son 9.15.15.12.16 que corresponden a un 5 Zip 9 Pop que
corresponde un 12/13 de febrero del año 747, éstas fechas indican la
entronización del monarca Yax Pac, fecha que también indica la primera
aparición de Venus como “estrella de la tarde” en su máximo extremo norte,
después de su conjunción con Marte. Este edificio tiene una orientación
hacia la salida de Venus en uno de sus extremos norte, y se pudo observar
en la misma fecha de su entronización (Galindo 1994: 176).
Ya en el anterior apartado explicamos la relación entre una actividad
recurrente en el área maya (la guerra) y cómo algunos de éstos eventos se
relacionan con quienes las dirigen, justamente los gobernantes. Con aquella
mención y los argumentos presentados en éste apartado, es que se hace
explícito el punto sobre el cual, la astronomía maya no era practicada más
que por una élite que monopolizó dicho conocimiento para usarlo a sus
conveniencias religiosas, políticas y sociales.

70
Ilustración 12. Fachada interior del Tem plo 22 en Copán, Honduras.

71
LA ASTRONOM ÍA Y EL URBANISMO

Otro de los usos de la astronomía era la de fijar puntos para la planeación


urbana. Primero expondré algunos puntos con los cuales se puede definir a
una ciudad o asentamiento de carácter urbano en los términos utilizados
por los investigadores George Andrews, Gordon Childe y Joyce Marcus.
Empezando con la propuesta de Childe, él propone diez elementos
necesarios para poder definir ciudad, los cuales son:
• Especialización del trabajo en tiempo completo.
• La existencia de clases sociales.
• Un aparato represivo y coercitivo.
• Organización estatal.
• Redes de comercio a gran escala y de larga distancia.
• La presencia de la escritura.
• Conservación de un excedente (su recolección, administración y
redistribución).
• Arte monumental y estilos artísticos estandarizados.
• Arquitectura pública monumental, la creación de obras públicas, obras
defensivas, caminos (en nuestro caso de Sacbeo’ob) y de
abastecimiento de agua.
• Conocimiento científico como las matemáticas, geometría, astronomía,
medicina, etc. entre otras ciencias (Childe 1950).
Para Andrews (1977) y Marcus (1983) una ciudad expresa dos
condiciones que son la conceptualización de ideas de orden en los sistemas
de diferenciación para las actividades humanas y la formulación de técnicas
para el aprovechamiento de sus alrededores y sus espacios. También hablan
de elementos a tomar en cuenta como el tamaño, la ubicación, la función, la
posición en una jerarquía y su forma. En Mesoamérica, se distingue de tres
modelos de crecimiento para las ciudades, el concéntrico, el modelo de
sectores, conglomerados, de múltiples núcleos, etc. Otra de sus propuestas
es la distinción entre forma y función, ya que una ciudad puede tener la
misma función pero diferente forma o tener la misma forma y diferente
función (Marcus 1983: 185-206).
En el caso anterior tenemos otro ejemplo proporcionado por Sprajc
(1996) en el cual compara la función de la subestructura 1 o Templo de las

72
Siete Muñecas de Dzibilchaltún con el Satunsat de Oxkintok. Sprajc afirma
que ambas estructuras tienen la función de registrar el equinoccio de marzo
y septiembre, aunque no se asemejan en su forma. También afirma que su
función puede variar un poco, ya que el Satunsat no sólo sirvió como
observatorio, sino que a su vez pudo ser un lugar en donde se realizaban
ritos de paso asociados con el inframundo debido a su forma laberíntica
(Sprajc 1990; 1996).
Para el área maya, las ciudades o asentamientos urbanos consistieron en
una serie de espacios abiertos, con previa planificación, definidos por
grandes plataformas o edificios y templos erigidos en grandes bases
piramidales, marcados por puntos visibles y aspectos de monumentalidad.
También se caracterizan por tener actividades económicas, religiosas,
políticas y sociales dentro de ella, así como zonas habitacionales cercanas y
una alta densidad poblacional (de más de 7,500 habitantes) (Andrews 1976:
6-15).
En materia de arqueoastronomía, Andrews también reconoce que las
ciudades mayas orientaban sus edificios hacia los cuatro puntos cardinales y
que la desviación magnética es de 8° a 10° al este del norte y que muchas de
sus estructuras y grupos de estructuras están orientadas con fines de precisar
fenómenos astronómicos (Andrews 1976: 51-53 y 71). Autores como
George Andrews (1977), Joyce Marcus (1983) y Rafael Cobos (­
comunicación personal- octubre de 1999) están a favor de que las ciudades
o los asentamientos mayas fueron establecidos con el fin de aprovechar los
recursos ambientales, como el asentarse en valles, en las laderas de las
montañas, cerca de fuentes acuíferas —como ríos, cenotes o aguadas, etc.
Una vez que se haya determinado el lugar del asentamiento, según
Andrews (1976) se comienza a la construcción a gran escala60 y en este se
necesitan líneas de referencia para dar orden a las estructuras. Es aquí en
donde el conocimiento del movimiento de los astros puede aportar estas
líneas de referencia61 básicas como los cuatro puntos cardinales. De esta
manera la astronomía se convierte en un elemento clave (más no el único)
para la planificación 62 y la construcción de estructuras o grupos de
60 Si las condiciones naturales y humanas lo hacen posible.
61 El este y el oeste marcados por los equinoccios, la estrella polar o Polaris mirando el norte y su
posición contraria marcando el sur.
62 No se pretende entrar en una discusión sobre los factores que llevan a la planeación de una ciudad,
sino el mencionar como la astronomía es parte de dichos factores.

73
estructuras (Cortes de Bradesfer 1991: 58 y 59, Marcus 1983 y Andrews
1976). Para esto quizá sea necesario exponer algunas propuestas sobre la
metodología que pudieron emplear para obtener éstos puntos de referencia.
Para realizar las observaciones astronómicas se ha propuesto que se
empleaban algunos objetos simples como dos varas cruzadas. Se utilizaba
un punto fijo dentro de algún templo, pudiendo ser un punto señalado por
la arquitectura o en el eje central del edicificio, de ahí se localizaba el lugar
en donde se quería fijar las varas entrecruzadas a manera de una mira (como
en las armas de fuego) que apunte a la salida del Sol o de otro astro (en
alguna fecha astronómica o calendárico - astronómica, por ejemplo) y con
eso se obtenía un punto fijo de referencia de la estructura con otra
estructura o con algún punto en el horizonte. Esta metodología se
encuentra reforzada por información iconográfica como lo muestran las
ilustraciones (Hartung 1980b).

Iconografía del Códice Bodley (izquierda) y Selden (derecha) en las que se ilustran varas cruzadas para
realizar las observaciones astronómicas desde estructuras o templos. (Tom ado de Hartung 1980b).

Con éstos argumentos, tenemos algunos elementos para señalar que los
mayas tenían la capacidad tecnológica de diseñar y construir edificios en la
coordinación con el fenómeno natural que querían resaltar (Broda 1991:
XIII) o buscando una línea de referencia natural sin la necesidad de orientar
una estructura o varias hacia un evento astronómico. Lo más sorprendente
es que no sólo orientaban sus estructuras entre sí y hacia algún evento
astronómico o calendárico, sino que también realizaron líneas de referencia
astronómica a larga distancia entre ciudades, es decir, una tendencia hacia la
planeación geográfica y cosmológica en gran escala, como lo apoyan las

74
investigaciones realizadas en Copán sobre las Estelas 10 y 12, los
petroglifos de Teotihuacan con otros sitios como Chalchihuites, etc. (Aveni
1980: 18, Cortés de Bradesfer 1991: 59, Folan 1980: 20-25 y Galindo —
comunicación personal- abril de 2000).
En torno a las estelas 10 y 12 del sitio arqueológico de Copán, el
arqueólogo Claude Baudez rechaza la propuesta inicial que respondería a
un patrón urbanístico usando el conocimiento astronómico para trazar
líneas de gran distancia, entre sus argumentos se encuentra que para las
fechas de dicha alineación, no corresponden a patrones de milpas y
siembras (Baudez 1987: 64 —66). La importancia para destacar que dicha
alineación si es válida, radica en los principios de clasificar a éstas fechas
según su importancia calendárica, y es así como la propuesta de Jesús
Galindo sobre las familias calendárico — astronómicas provee una
explicación adecuada al uso social de tales fechas y su importancia para la
traza urbanística del asentamiento.
Estos argumentos no están basados solamente en la evidencia
arqueológica y en las inscripciones, también existen relatos de fuentes
históricas que confirman nuestras propuestas. Como ejemplo se encuentra
el caso de un misionero, el padre Motolinía, que nos relata que Moctezuma,
emperador de los aztecas, mandó construir el Templo Mayor para que se
alineara con la salida del Sol con ciertas fechas y cuando este edificio no
correspondía con esa referencia astronómica, lo mandaba destruir para que
correspondiera (Aveni 1980: 16).

75
76
CAPÍTULO III.
LA ASTRONOMÍA MAYA: EL PASADO

“La belleza del cielo estrellado ha inspirado al


hombre en todas las épocas, la mayoría de las
culturas de la humanidad han desarrollado, a
partir de la observación celeste complicadas
interacciones mítico — astronómicas del Universo
en términos de sus propios principios religiosos"
Jesús Galindo (1994: 29)

En el presente capítulo veremos como fue cambiando y progresando la


astronomía en el área maya desde los tiempos prehispánicos. Este proceso
no es único del área mencionada, sino que fue avanzando en toda la región
mesoamericana y desde sus inicios hasta el final se fueron gestando algunos
préstamos culturales, entre ellos el calendario y metodologías sobre la
observación de los cielos. Como otros aspectos culturales propios y no
propios de la cultura maya, la astronomía fue sufriendo un constante
proceso en donde la astronomía se fue haciendo cada vez más compleja
hasta la llegada de los conquistadores.
Es importante señalar que sobre los sitios mencionados, algunos de los
que se citaron en la primera edición han cambiado sus interpretaciones a
raíz de nuevos hallazgos, otros más fueron agregados en función de la
información que se tiene hasta el momento y muy pocos fueron removidos
debido a que éstos mismos se hicieron a través de mapas sin ir al campo,
por lo que al someterse a las mediciones empíricas resultó ser información
falsa o creada para otros fines.
El capítulo se dividió en tres apartados que corresponden a los tres
principales períodos culturales de los mayas, el Preclásico, el Clásico y el
Posclásico. En cada uno de ellos mencionaré únicamente a los sitios que
tienen estructuras con funciones astronómicas, ya que aunque existan
muchos más sitios arqueológicos pertenecientes a los tres períodos
mencionados, nuestro interés es el de mostrar éste proceso de evolución de
astronomía maya.

77
EL PERÍO D O PRECLÁSICO (2,500 A.C. - 200 D.C.)

El período Preclásico se ha dividido comúnmente en tres subperíodos que


son el Preclásico Temprano (2,500 a.C. — 1,200 a.C.), Preclásico Medio
(1,200 a.C. —400 a.C.) y el Preclásico Tardío (400 a.C. —200 d.C.) pero en
nuestro caso agruparemos a nuestro objeto de estudio dentro de un solo
período que es el Preclásico en su totalidad. La razón es porque no son
muchos los sitios arqueológicos del Preclásico (hasta el momento de la
presente publicación) que contengan estructuras con funciones
astronómicas.
Una de las características de éste período desde la etapa temprana para el
área maya fue el establecimiento de pequeñas poblaciones sedentarias cuya
organización, se ha propuesto era en aldeas, apenas dominando la
agricultura y el uso de la cerámica burda para realizar vasijas o figurillas. La
diferenciación social no era muy marcada y muy posiblemente era de dos
niveles (García-Bárcena 2002: 16), los que participaban en la producción de
alimentos y los que organizaban y distribuían (o redistribuían) la
producción de alimentos, en donde posiblemente en el segundo nivel se
encontraran especialistas religiosos, considerados los primeros
astrónomos63.
Más adelante, surgió una cultura que esparció su presencia en buena
parte de la región mesoamericana, se trataba de la cultura Olmeca. Aunque
para ese tiempo existía una gran diversidad cultural, la presencia Olmeca se
encontraba no sólo en la planicie costera del Golfo de México (Tabasco y
sur de Veracruz) en sitios como la Venta, San Lorenzo y Tres Zapotes, sino
que se extendió hasta Guerrero en el sitio de Teopantecuantitlán; en el
Altiplano Central en el sitio de Tlatilco; en Oaxaca, posiblemente en sitios
como Monte Alban y San José Mogote, éste último con la presencia del
calendario ritual de 260 días. Esta última región es propuesta como la
iniciadora del calendario dual mesoamericano (Galindo 2011: González
2002: 25-27 y Sprajc 2015: 84).

63 Teniendo otras actividades aparte de la astronomía como practicantes de magia, curanderos, etc., pero
la astronomía les permitía regular las épocas de siembras y cosechas como ya se expuso en el apartado
II.3, pág, 35.

78
En la última etapa del Preclásico es en donde muchas culturas
comenzaron su máximo desarrollo tanto en el comercio, en las artes, en lo
urbanístico, en lo monumental y por supuesto en lo astronómico. En ésta
etapa se fueron gestando muchos sitios del área maya que más adelante
llegaron a ser grandes capitales. Las cerámicas diagnóstico de la época eran
la Mamon temprano y Mamon tardío, con la supuesta ausencia de la
policromía, así como el uso generalizado de los complejos altar - estela.
Aquí es en donde se han encontrado los primeros registros escritos para el
área maya. En dicha área aparecieron las primeras sociedades estatales, en
consecuencia, los niveles sociales estaban altamente marcados y existían más
de tres niveles de estratificación social. También se extendió la práctica del
juego de pelota (Clark 2002: 29-32).
Arqueoastronómicamente hablando, no todos los sitios mayas del
Preclásico han sido estudiados, por lo que sólo haremos un análisis de las
estructuras arquitectónicas de los sitios de Izapa, Edzná, Uaxactún, Cerros,
San Antonio Chel y El Mirador. Comenzaremos por el sitio arqueológico
de Izapa. El investigador Vincent Malstrom (1973) ha propuesto que el
calendario maya (e incluso el mesoamericano) se pudo haber localizado
cualquier sitio que se ubique en la latitud 15° norte, ya que en éstos lugares
el paso del Sol por el cenit es el 29 de abril y el 13 de agosto64, siendo ésta
última fecha a la que se le atribuye el punto de partida y el intervalo entre
fechas al calendario ritual de 260 días (Malstrom 1973 y 1991).
El sitio de Izapa fue propuesto como un sitio clave para el objetivo
anteriormente mencionado, ya que su período de apogeo fue más antiguo
que el de Copán. Izapa tuvo su auge durante el período Preclásico tardío
que corresponde de 300 a 100 a.C. Aunque no se han encontrado
evidencias de observatorios solares o cualquiera que tenga una alineación
hacia la salida del Sol el día de su paso por el meridiano, por principio
astronómico se ha propuesto que cualquier estela pudo haber servido de
Gnomon65 (Galindo 1994: 126 y Malstrom 1978).
Uaxactún es un sitio que igual pertenece al Preclásico, específicamente
en su etapa tardía (300 a.C. al 200 d.C.). Se encuentra en la región del
Petén guatemalteco inmersa en la selva a unos 12 kilómetros de Tikal. Esta

64 La importancia de éstas fechas se expuso en el capítulo I, en el apartado I.2., especialmente del


segundo paso del Sol por el meridiano del lugar.
65 Estaca u objeto vertical que en el momento que el Sol pasa por el cenit no proyecta sombra alguna

79
ciudad se ha caracterizado por sus mascarones estucados y por ser uno de
los sitios en donde se han hallado los mejores ejemplares de cerámica
preclásica y figurillas de barro (Morley 1980 y Sharer 1998). Para nuestro
estudio hay dos aspectos astronómicos que contiene el asentamiento, el
primero es la presencia de unos petroglifos grabados en estuco y el segundo
es un conjunto arquitectónico usado como observatorio solar.
En el primer caso, en Uaxactún han aparecido unos petroglifos en forma
de cruz con un círculo, éstos petroglifos se han encontrado en otras regiones
de Mesoamérica como en Chalchihuites, Cerro de la Campana, Xihuingo,
entre otros. Estos grabados son evidencia de la clara influencia teotihuacana
a finales del período Preclásico y comienzos del Clásico y las orientaciones
de las cruces son muy similares en ambos casos. El significado astronómico
indica que sirvieron para fijar puntos en el horizonte, de la misma manera
que se realizaba en Teotihuacan (Aveni 1978: 4, 1991: 259 y 314, 2000: 23­
25, Broda 1986: 78-84 y Galindo 1994: 133 y 134). Los petroglífos
encontrados en Uaxactún se asemejan al presentado en la foto de un
costado.
El segundo aspecto se relaciona con el conjunto arquitectónico conocido
como el Grupo E. Este grupo se caracteriza por una subestructura conocida
como el Edificio E-VII sub, el cual tiene en su costado oriente a la Estela
20, al pie de la escalinata. Sobre éste costado se observa una plataforma
alargada con tres recintos, denominados de norte a sur como la E-I, E-II y
E-III. Estos recintos junto con la E-VII sub formaron hasta hace unos años
el complejo arquitectónico con funciones astronómicas (específicamente
solares) de los más antiguos del área maya.
Éste conjunto arquitectónico (como lo ilustra la siguiente gráfica tomada
de la revista Arqueología Mexicana, año 1999 y al final del apartado en la
ilustración 13 y 14) se utilizó para registrar los solsticios y los equinoccios.
El punto de observación es sobre el eje central de la escalinata oriente de la
E-VII sub. Cuando el Sol aparece detrás de la E-I indica el solsticio de
verano, cuando se alinea la E-VII sub con la E-II marca los equinoccios de
primavera y otoño y cuando aparece por la E-III indica el solsticio de
invierno (Aveni 1991: 34 y 315 y Galindo 1994: 132).
Cerros en un sitio que se encuentra localizado en Belice, enfrente de la
Bahía de Chetumal. El sitio es considerado como Preclásico y también se

80
caracteriza por sus mascarones de estuco como en el asentamiento de
Uaxactún. Aquí se puede apreciar el simbolismo de su religión en la
arquitectura del asentamiento, especialmente en la Estructura 5C-2a que
data del 50 a.C. al 100 d.C.; la pirámide está orientada hacia el sur, y en su
parte superior se encuentra un templo que contiene cuatro postes, éstos
cuatro postes según la cosmología maya, simbolizan los cuatro árboles
sagrados que sostienen al cielo. A los costados de la escalinata principal se
encuentra cuatro mascarones de estuco, dos en cada cuerpo (son dos
cuerpos). Los mascarones del segundo cuerpo simbolizan a Venus. En el
poniente se encuentra “la estrella de la tarde” y en el oriente “la estrella de la
mañana”, y los mascarones del primer cuerpo simbolizan al Sol en salida y
ocaso (Galindo 1994: 177).Las gráficas se ilustran al final del apartado
(Ilustraciones 15 y 16).
Edzná fue un sitio cuya ocupación se inició desde el 600 a.C. hasta el
900 d.C., durante el Clásico Terminal. El sitio se ha caracterizado por la
arquitectura monumental y por influencias de las tierras bajas del Sur, la
evidencia se puede ver en la construcción de la acrópolis en donde se
encuentran las estructuras principales del asentamiento, como la gran
pirámide de los Cinco Pisos (Benavides 1997). A finales del Preclásico se
comenzó un primer período de apogeo que culminó durante el Clásico
tardío (200 a 600 d.C.), aquí se comenzó la construcción a gran escala y
posiblemente las obras hidráulicas que caracterizaron al asentamiento. Más
adelante se inició otro período durante finales del Clásico tardío y
principios del Clásico terminal (700 a 900 d.C.) en ambos, muchas de sus
actividades resaltaron: el comercio, edificación de estelas y otros conjuntos
arquitectónicos (Benavides 1997: 33 a 35).
Nuestro interés como sitio Preclásico se basa en los argumentos de
Malmstrom, quien propone que la importancia del sitio como uno de los
primeros centros astronómicos, y de la misma forma destaca la importancia
que tuvo para el calendario civil y ritual del norte de la península de
Yucatán (Malstrom 1991: 42). Propone que al igual que Izapa, en la
primera etapa de su apogeo se usó un Gnomon, el cual pudo haber sido una
estela localizada en el altar que se encuentra en la parte central de la Gran
Acrópolis. La fecha en la que ocurren los pasos del Sol por el cenit son los
días 18 de mayo y 26 de julio, la importancia radica en el segundo paso del
Sol por el cenit, ya que según Landa, en ésta fecha es en la que se iniciaba el

81
calendario (posiblemente el civil) que describió en su obra (Malstrom 1991:
42).
Uno de los más recientes descubrimientos fue en el sitio arqueológico de
San Antonio Chel. Este sitio se encuentra en el norte de la península de
Yucatán, a unos cuantos kilómetros de la costa del Golfo de México. Los
arqueólogos Andrews y Robles (Madera 2002) habían fechado al sitio y su
temporalidad resultó ser del año 800 al 200 a.C. durante el Preclásico
medio y principios del tardío (Ilustración 17).
Se había hablado de que el conjunto principal del sitio (que consiste en
una acrópolis de 80 metros de frente por 20 metros de ancho, con una
pirámide y otras estructuras) podía tener algún significado astronómico. Se
logró ver la disposición de los edificios que asemejaban al conjunto
arquitectónico del Grupo E de Uaxactún. En el equinoccio de marzo se
logró ver que la disposición de los edificios era la misma que la del Grupo E
de Uaxactún y tenía el mismo significado astronómico. Se pudo constatar
que se trataba del conjunto arquitectónico con significado astronómico más
antiguo en el área maya hasta ahora (Mézquita —comunicación personal-
marzo de 2007).
Una de las grandes urbes de fines del Preclásico fue el sitio de El
Mirador, ubicado en el Petén de Guatemala, cercano a la frontera con
Quintana Roo en México. Es a partir de éstos las disposiciones
arquitectónicas denominadas Complejo Grupo E, los cuales también han sido
asociados con los Grupos de Patrón Triádico -como lo señala Laura
Velázquez-, es que se deducen que algunos de ellos tuvieron múltiples
funciones, para alojar a grupos dinásticos así como también para ser usados
como observatorios astronómicos, específicamente para observar el
movimiento del Sol durante el transcurso del año. Si bien no todos los ellos
fueron creados para ese fin, una buena parte parece tenerlo y son un rasgo
diagnóstico de sitios del Preclásico (Velázquez 2014: 17 y 18).
En dicho sitio, se realizó la observación entre el conjunto arquitectónico
de El Tigre en dirección oriente, siguiendo una línea recta de dos
kilómetros hacia la acrópolis de La Danta, con una dirección de 283°33’ y a
6°12’ de altura, teóricamente se encuentra alineado con el Sol los días 29 de
abril y 13 de agosto al amanecer, teniendo como pivote entre ambas al
solsticio de verano. Al lado opuesto, mismos puntos corresponderían a

82
103°63’’, poniendo una altura similar del horizonte se podría observar su
puesta un 13/14 de febrero, lo que es una versión similar a la familia
anteriormente citada, pero con el solsticio de invierno como su pivote. En
ambos casos, estas fechas dividen al año de 365 días en un período de
105/260 días (Sprajc 2009: 86 - 91 y Sprajc 2012: 981 - 984).
Podríamos situar a ésta gran urbe como la primera en utilizar este
sistema de fechas por familias calendárico - astronómicas.
Anticipadamente, pudiera resultar probable, debido a que en éste
asentamiento se comenzó con la complejidad social, arquitectónica y
estilística que dio pie a uno de los períodos donde se plantea que las
ciudades mayas del centro de la Península de Yucatán alcanzaron su
máximo esplendor, justamente del 300 al 900 d.C. en lo que se conoce
como el período Clásico.

Ilustración 13. Tem plo de los Máscarones de Uaxactún, vista hacia el oriente desde la cima de la
Pirámide de los M ascarones (Estructura E-VII sub). La observación es desde la base de la Estala 20
hacia las Estructuras E-I, E-II y E-III.

83
solsticiodeverano equinoccios solsticiodeinvierno

Ilustración 14 diagrama que indica los eventos solares observables desde el Grupo E de Uaxactún,
Guatemala (tomado de Arqueología M exicana 1999).

84
Ilustración 16. simbolismo solar en los mascarones de estuco de la Subestructura (Dibujo tomado de
Galindo 1994).

Ilustración 17. Fotografía con montaje de salidas del Sol en fechas astronómicas. Es el observatorio de
tipo Grupo E del Preclásico tardío al norte de la Península de Yucatán (Foto de Alberto M ézquita).

85
Ilustración 18. Alineación registrada desde la cima de la Pirámide de la Acrópolis de El Tigre hacia el
punto más alto de la Pirámide de la Acrópolis de La D anta, correspondiendo teóricamente la salida del
Sol un 29 de abril y 13 de agosto.

86
EL PERÍO D O CLÁSICO (200/300 D.C. - 900/1000 D.C.)

Durante el período conocido como Clásico, muchas de las características


que se estuvieron gestando durante el Preclásico tuvieron su mayor auge en
ésta época. Para su estudio, muchos investigadores prefieren subdividir a
éste período, en Clásico temprano (200 al 600 d.C.) y Clásico tardío (600 al
900 d.C.). Aquí voy a presentar los estudios arqueoastronómicos de sitios
arqueológicos pertenecientes al período Clásico en términos generales sin
dividirlos temporalmente entre Clásico temprano y tardío. Dentro de los
aspectos generales de éste período podemos mencionar que en cuanto
organización política, control político y militar se encontraba centralizado
en manos de un solo gobernante, ésta información es proporcionada por las
inscripciones en estelas y monumentos de piedra que glorifican a sus
gobernantes (Cowgill 2002 y Sharer 1998).
En cuanto al comercio, ya se habían desarrollado algunas zonas
estratégicas para el intercambio de bienes. Las rutas comerciales eran tanto
por tierra como por mar, que con el paso del tiempo, se fueron
incrementando y la actividad comenzó a tomar cada vez más una
importancia crucial en el desarrollo de ciudades - estado y otros
asentamientos urbanos. La escritura se encontraba bastante desarrollada,
incluían elementos fonéticos y sintácticos. Gracias a la escritura jeroglífica
podemos leer los sucesos anotados, por ello sabemos que a finales del
Clásico la actividad bélica era muy común y desempeñaba un papel
importante en la formación del estado maya (Cowgill 2002, Marcus 2002,
Sharer 1998).
A finales de éste período, se interrumpieron muchas de las
construcciones monumentales de las tierras bajas mayas, razón por la cuál
muchos investigadores pensaron en un “colapso maya”. Ciertamente no se
puede hablar de un colapso, ya que cuando muchas ciudades - estado caían,
otras comenzaban a surgir o entraban en una etapa de apogeo, tal como
sucedió con los asentamientos del norte de la península de Yucatán, que
más adelante, a principios del Posclásico comenzaron su apogeo (Marcus
2002: 51). Otras actividades no desaparecieron, por el contrario,
incrementaron, como el comercio, la aparición de pequeños estados
(Andrews 1983 y Ball 1977: 105-126) y la escritura, que ya no era en

87
piedra, sino que se comenzaron a escribir en papel amate, documentos que
conocemos como códices.
Después de éste panorama general del período, comenzaremos con
nuestro análisis. El primer lugar que expondré será el asentamiento de
Copán. Esta ciudad comenzó su período de apogeo durante el Clásico
temprano y principios del Clásico tardío (500 a 800 d.C.), se ha pensado
que su influencia llegó hasta los sitios del norte de la península de Yucatán
como el caso de Oxkintok (Rivera 1998 y 2001). De dicho sitio citaré tres
eventos astronómicos registrados: el primero es la orientación que tiene la
Estela 1 con respecto a las estructuras 3 y 4 que va de una línea recta de
oriente a poniente, posiblemente en dirección posiblemente hacia los
equinoccios66 (Vogrin 1979: 11).
Un evento astronómico representativo se encuentra en las alineaciones
del Templo 22, en el cual se puede observar desde el eje de su ventana
oeste, la puesta del Sol en línea recta con la ventana el 9 de abril y el 2 de
septiembre en dirección hacia la Estela 10. Estas fechas están indicando
nuevamente la presencia del calendario, puesto que del 9 de abril
transcurren 73 días para llegar al solsticio de verano y deben transcurrir
otros 73 días para llegar al 2 de septiembre, nuevamente pasan tres veces 73
días para repetir el curso para dividir en cinco partes iguales al año de 365
días67.
También se le asocia al Templo 22 con las apariciones de Venus pues si
partimos del 9 de abril y en lugar de que pasen cinco ciclos de 73 días (365
días) transcurren ocho ciclos de 73 días o 584 días, Venus será observable
en el mismo lugar un 2 de septiembre, justamente después de cumplir con
el período sinódico visto desde la Tierra. Además, en la iconografía del
Templo 22 se encuentran las representaciones del icono de Venus,
asociados con fechas de importancia política como relacionar sus salidas y
puestas con eventos políticos de gran importancia (Aveni 1991: 273-276,
Broda 1984: 88, Galindo 1994: 174-176 y Sprajc 1987-1988, 1996: 171­
172).

66 las investigaciones se hicieron a mediados de 1970 por lo que los resultados pueden variar un poco en
cuanto a fechas, pues todavía no se conocían muy bien las familas de alineaciones calendárico
astronómicas
67 M ismo que ya se había mencionado para ilustrar la relación del urbanismo con la astronomía en el
capítulo II.

88
De las orientaciones a gran escala debemos mencionar que las estelas 10
y 12, que se localizan en los extremos opuestos del grupo principal de
Copán, se encuentran alineadas en un eje oriente - poniente con la salida
del Sol el 9 de abril y el 2 de septiembre, igual que el Templo 22 con la
Estela 10, justamente a un lado de la Estela 12, por lo que las fechas
pueden variar de un día a otro (Aveni 1991, Hartung 1980a y Sharer 1998:
547).

T 8” 9“ 10"

acimut N del O
Alineación de la ventana oriente del Tem plo 22 de Copán, Honduras (Tomado de Aveni 1991).

Otro evento que se registra en Copán es la alineación de la estructura


8N-66C o la Skyband Bench -por la iconografía que representa motivos

89
astronómicos como las bandas celestes- en donde se alinea su eje de
simetría con la puesta del Sol en el día de su paso por el cenit el lugar que
son los días 30 de abril y 13 de agosto (Bricker 1999: 437-441), evidencia
que apoya la Tesis de Vincent Malmstromn68 sobre el origen del calendario
mesoamericano y la de Jesús Galindo sobre la importancia calendárica de
las fechas presentadas.
Tikal es un sitio considerado como la gran urbe del área maya. Junto con
Calakmul, ha sido uno de los pocos sitios que han mantenido por mayor
tiempo una hegemonía política y militar en su región. Tikal comenzó a
crecer a principios del Clásico y rápidamente mantuvo el control de la
región y estableció lazos comerciales con otras urbes como Teotihuacan.
Este control de la región lo perdió por problemas y asedios de sus enemigos
y por segunda ocasión volvió a resurgir como una gran potencia, sólo que en
éste caso su segunda caída fue definitiva. Esta ciudad se caracterizó por
monumentalidad con respecto a otras ciudades el área maya, así como la
gran cantidad de estelas que contiene el asentamiento. (Culbert 1988: 138­
145 y Laporte 1992: 325-340).
Aquí se puede apreciar una alineación que va de este a oeste la cual
conecta en una línea recta al Grupo A con el Grupo D, en el cual vemos
alineados al Templo I con el Templo II (ilustración 19), que a su vez se
alinean ambos con el Templo IV para las salidas y puestas del Sol en los
equinoccios, lo cual nos da argumentos para pensar que las orientaciones
astronómicas de las estructuras de Tikal son una muestra de como el
conocimiento astronómico puede ser empleado para la construcción de
estructuras a gran escala (Aveni 1991, Hartung 1980: 148-164 y Sprajc
2012: 982).
Entre los sitios pertenecientes al Petén Guatemalteco, muchos de ellos
no se encuentran restaurados o en su defecto, los derrumbes y el paso de los
años no permiten hacer mediciones con suficiente precisión, la cuál es un
requisito básico para los estudios arqueoastronómicos, pero dentro de
algunas suposiciones basadas en estados de conservación con suficiente
claridad, es posible señalar los ejes de simetría y rasgos en la arquitectura
que nos indiquen puntos de observación, muchos de éstos sitios se ubican
en el sur de Campeche en México.
68 Consultar el capítulo I, sobre la astronomía y el calendario.

90
El arqueoastrónomo eslavo Ivan Sprajc, a través de trabajos de mapeo y
reconocimiento en dicha zona, así mismo como de mediciones ha sugerido
el uso astronómico para los grupos arquitectónicos parecidos al Grupo E de
Uaxactún, uno de ellos se ubican las Estructuras VI y VIII de Balakbal el
cual data desde el Clásico Temprano hasta el Tardío (350 al 700 d.C.
aproximadamente), cuyo uso posiblemente permitió vislumbrar el paso del
Sol a lo largo de su eje central. Las fechas señaladas por el investigador son
14 de abril y 29 de agosto (Sprajc 2012: 234). Dada las imprecisiones por el
estado de conservación de los montículos, es posible que se tratara del 12 de
abril y 2 de septiembre, fechas que igualmente separan al año en cinco
partes iguales de 73 días y se pueden extender para relacionar el
movimiento del Sol con Venus.
En la misma zona, no podía faltar una de las grandes urbes que compitió
social, económica y políticamente con Tikal, se trata de Calakmul, al
corazón de la biósfera que lleva el mismo nombre, cercano a la frontera con
Guatemala. Su ocupación va desde el Preclásico y tuvo su máximo
esplendor durante el Clásico Tardío (600 al 909 d.C.), período donde se
erigieron las principales estructuras y estelas del lugar, así como también se
extendieron sus dominios hasta el sur de la zona del Petén Guatemalteco
(Folan 2001).
Entre sus edificaciones más prominentes tenemos a la Estructura I, cuyo
eje de simetría hacia el poniente apunta hacia las fechas del 25 de abril y 19
de agosto, así como en su lado oriente hacia su contrario que es el 13 de
febrero y 29 de octubre (Sprajc 2008: 235). En ambos casos, con diferencias
menores de días, se mantiene la proporción de 105/260 días, aunque el usar
brújula causa cierta impresión por la desviación magnética, por lo que
también podría ser probable que las fechas fueran del 29 de abril / 13 de
agosto por las mañanas y del 12 de febrero / 29 de octubre por las tardes
(ilustración 20).
Este mismo patrón de orientaciones en dichas fechas (12 de abril / 2 de
septiembre) parece repetirse en otros sitios cercanos a la zona de Calakmul,
así como algunos de la región de Chenes y Sur de Quintana Roo, tal como
lo señala Ivan Sprajc (2008) y Fernando Cortés (1990 y 2014). Para el caso
de la zona sur de Campeche, tenemos a las edificaicones más emblemáticas
de cada sitio, como la Estructura 1 de Altar de Reyes, Cheyokolnah (1-a),

91
Chicanticaanal, El Gallinero (Al) y otras como la Estructura 15-a de
Champerico, la pirámide sur de El Palmar, la Estructura 2 de Las Delicias,
la Estructura XI de Uxul y otras que apuntan hacia el Solsticio de Invierno
como la Estructura C-4 de El Gallinero y el Grupo F de Yaxnohcah
(Sprajc 2008: 235). En esa misma zona, también ha sido reportada una
alineación al poniente en Becan, en la Plaza C, donde se ve desde la
Estructura X hacia su costado ocultarse el Sol sobre un mascarón que
simboliza el Monstruo de la Tierra (Cortés de Bradessfer 2014).
Palenque es otra ciudad maya que, aunque su ocupación va desde el
Preclásico según muestras cerámicas, su momento de ocupación en donde
se encuentra su período de esplendor y apogeo fue a partir de 400 años a
900 años d.C. (Ruz 1977: 5). Este asentamiento se caracterizó por la gran
cantidad de inscripciones que se encuentran en sus templos, siendo un
paraíso para los epigrafistas. En el contenido de las inscripciones se puede
apreciar sucesos de entronización, guerras y períodos relacionados con el
calendario en que enterraban a sus gobernantes, como el caso del
gobernante Kinich Janab Pakal que fue enterrado después de haber
transcurrido 260 días69.
Aquí expondré dos eventos astronómicos, uno de estos se localiza en el
interior de la Torre del Palacio, en donde se aprecia una abertura en forma
de T que es símbolo arquitectónico bastante común en otras estructuras del
asentamiento. Tomando en cuenta que esta abertura se encuentra en
dirección hacia el oeste, se midió su acimut y la altura del horizonte y se
logró determinar que tiene una alineación con el Sol en las fechas del 29 de
abril y del 13 de agosto. Aquí vemos otro sitio maya con la presencia de ésta
familia de fechas. También se asocia la forma de la T con el segundo día del
calendario maya Ik’ que glificamente se representa con la T y significa
“viento”. No es de extrañar que se asocie con el calendario, pues
nuevamente esta alineación astronómica es conmemoración del calendario,
pues del 29 de abril al solsticio de verano y de ahí al 13 de agosto pasan
104/105 días en intervalos de 52 días y luego una cuenta de 260 días para
repetir el curso (Ilustración 21).

69 Aunque los datos del análisis de sus restos óseos no coincidan, pero la intencionalidad se hace
presente al vincular su mortalidad con el calendario de 260 para imprimirle una visión sacra a su
gobernante.

92
Otro evento astronómico encontrado en la ciudad de Palenque
sucede el día del solsticio de verano en donde se midió el acimut del ocaso
del Sol para esa fecha y coincide con la alineación este - oeste del Templo
de las Inscripciones que apunta hacia el Templo de la Cruz. En el Templo
de las Inscripciones se encuentra en su interior el sarcófago del gobernante
Pakal y a los costados de éste sarcófago se narran algunos sucesos
importantes en su vida. En ésta estructura se localiza, en la misma dirección
con el Templo de la Cruz, unos orificios en su eje oriente-poniente que en
un principio se pensaba que eran respiraderos, pero después se pudo
constatar su función astronómica (Anderson 1981b: 35-36, Anderson
1981a: 30-32 y Galindo 1994).
El sitio arqueológico de Bonampak se ha caracterizado por las pinturas y
los murales conservados en el interior de algunas de sus estructuras. Este es
otro asentamiento que pertenece al período Clásico. En la estructura
conocida como el Edificio de las Pinturas se puede apreciar una serie de
murales que representan momentos importantes dentro del reinado del
gobernante Chan Muan II. Anteriormente ya habíamos mencionado que
muchas de las fechas presentes en el edificio se encontraban relacionadas
con guerras y con los períodos sinódicos de Venus.

Pinturas de Bonam pak, donde se observa a Chan M uan II en un evento bélico con tom a de
esclavos. Nótese el detalle superior de la derecha, la tortuga con tres glifos de estrella

93
También se ha descubierto que el Edificio de las Pinturas, en el
momento de su construcción se orientó hacia el norte, con una pequeña
desviación para que su eje de simetría pudiera estar alineado con la gran
banda celeste con un brillo tenue que es conocida como la Vía Láctea que se
extendía a lo largo de la estructura. La fecha que corresponde a la
inauguración de la estructura es en el año 792 d.C., y según los programas
de computadora para cálculos astronómicos indican que para esa
madrugada la alineación se daba como lo ilustra el siguiente esquema:

D ibujo de Jesús Galindo Trcjo.

Alineación del eje de simetría de la fachada de la Estructura 1 o Edificio de las Pintura con la Vía
Láctea y otras constelaciones (ilustración de Galindo 2000a).

La evidencia arqueológica que justifica ésta alineación se encuentra en


las mismas representaciones de los murales de la estructura. Se puede
apreciar la representación del Monstruo del Cielo (que es identificado como
Itzamná) en la cerradura de la bóveda de los tres cuartos. En el techo de la
estructura también se aprecian algunos animales como una manada de
pecaríes (que pueden representar a una constelación, posiblemente a las
Pléyades), también se puede apreciar la imagen de una tortuga con tres
glifos que representan una estrella en el interior de la tortuga que representa
a las tres estrellas de la constelación de Orion, a dos personajes con glifos de

94
estrella que pudieran representar a Marte y Aldebarán que justamente se
encontraban a un costado de la Vía Láctea en los murales del cuarto y que
en la fecha señalada se pueden apreciar éstos mismos astros a un lado de la
Vía Láctea en el cielo de esa madrugada. Eso nos señala la importancia de
la pintura mural con la arquitectura, para representar eventos astrónomicos
(Galindo 1994: 99 y 100, 2000a: 46 y 47).
Nuevamente mencionamos el caso de Edzná, ya que para el período
Clásico durante su segunda etapa de apogeo y una vez levantada la pirámide
de los Cinco Pisos, (aproximadamente del 600 al 1000 d.C.) se presentan
algunas propiedades astronómicas de la estructura. Primeramente Galindo
(1994) había medido el eje de simetría del templo que se encuentra en la
parte superior de la estructura que se orienta hacia el poniente. En ésta
orientación se realizaron las medidas correspondientes y al analizarlas y
comprobarlas se pudo constatar que su eje de simetría se alineaba al Sol los
días 29 de abril y 13 de agosto (Galindo 1994: 169, 2000: 45 y 2001: 35),
fechas cuya importancia ya ha sido tratada desde el primer capítulo
(Ilustración 22).
Después de la investigación anterior, Espinosa (2002) realizó otras
observaciones astronómicas en Edzná acerca de la función astronómicas de
la pirámide de los Cinco Pisos, no sólo del templo que se encuentra en su
parte superior sino de toda la estructura. Su propuesta es que la estructura
de los Cinco Pisos sirvió como referencia para medir los pasos del Sol a lo
largo del año, vistos desde la plataforma —altar que se encuentra enfrente de
la estructura (Espinosa 2002). Los resultados a los que llegó fueron los
siguientes:
En el costado norte, cuando el Sol aparece a un lado de la estructura del
primer piso durante el solsticio de verano (21 de junio); la esquina superior
del primer piso indica la salida del Sol por ese punto en los días 8 de agosto
y 2 de mayo que según el autor70 indican períodos secos dentro de la
temporada de lluvias; en el segundo piso, en su esquina superior, el Sol
señala las fechas del 16 de abril y 26 de agosto que indican la fiesta de San

70 En mi opinión, opto por pensar que éstas fechas y otras que no tengan pivotes aritméticos
relacionados con el movimiento del Sol, con los principios del calendario maya o que estén fuertemente
apoyadas en datos históricos, etnohistóricos o etnográficos, posiblemente no contenían ningún
significado cultural para los antiguos mayas.

95
Bartolomé71; entre la esquina superior del tercer piso son las fechas del 7 de
septiembre y 5 de abril que nuevamente identifica con el santoral maya
actual72; en el costado del templo, el Sol indica las fechas del equinoccio que
son el 20 de septiembre y 21 de marzo (Espinosa 2002: 61 y 62).
En la crestería encontró que muchos de los orificios marcaban fechas
cercanas al 4 de marzo y 9 de octubre, fechas de importancia calendárica y
que se asocian con Venus. En los costados sur de la estructura, en el ángulo
formado por el techo del quinto piso y la pared sur de la crestería obtuvo las
fechas del 14 de octubre y 28 de febrero que las relaciona con festividades
de la cuaresma73; en el costado sur del cuarto piso encontró que el Sol señala
las fechas del 17 de octubre y 24 de febrero que según el autor no encontró
relación con ninguna festividad; en el costado del tercer piso encontró que
el Sol señala las fechas del 11 de noviembre y 24 de febrero que las asocia
con el ocaso de las Pléyades y por último en el costado del segundo piso
encontró que el Sol señala el solsticio de invierno. Llegó a la conclusión de
que el promedio de días que suceden entre las salidas solares es de 18 días
cuya importancia señaló como importante para el calendario (Espinosa
2002: 63 y 64).
Nuevamente, al revisar la metodología del autor, muchas de las
mediciones fueron hechas a partir de brújula, por lo que ajustando los
errores e imprecisiones ocasionados por la desviación magnética de los
polos, es probable que las mismas (con diferencias de +/- un día74) puedan
coincidir por la distancia de las fechas calendárico astronómicas, como las
registradas en 29 de abril / 13 de agosto y 29 de octubre / 12 de febrero que
en ambos casos dividen al año en una porción de 105/260 días, así como
aquellas que señalan al sol en 4 de marzo / 9 de octubre y 12 de abril / 2 de
septiembre que dividen al año en cinco partes iguales de 73 días.

71 O tra observación es que considero que debe existir especial cuidado con éste tipo de interpretaciones
basándose en el santoral maya actual, ya que como pudo haber tenido un significado prehispánico, este
significado pudo haber sido impuesto por los conquistadores.
72 Yo me inclino por pensar que se trataría más bien de las fechas 2 de septiembre y 9 de abril, cuyo
significado calendárico ya se expuso en el capítulo I, apartado I.2. “El calendario maya y las
orientaciones de estructuras”.
73 Que no existía sino hasta después de la llegada de los españoles, mucho menos durante el Clásico.
74 Estas diferencias de +/- un día, son debido a que la astronomía practicada en tiempos prehispánicos
fue a simple vista, por lo que el lector no deberá tomar con rigidez las fechas mencionadas, sino que
podrá dar por válido aquellas que se acerquen con la diferencia de días mencionada. Lo más importante,
es destacar las proporciones en las que fue dividido el año para fines del calendario y sus múltiplos.

96
Cercano a Edzá se encuentra el sitio arqueológico de Kankí es un
asentamiento que también data del período Clásico, ya que, según su
cerámica, se puede fechar alrededor de los años 600 a 700 d.C., durante lo
que sería la etapa perteneciente al Puuc temprano. Este sitio es considerado
como de tercer rango por lo que posiblemente no fue ninguna capital
estatal, sino que pertenecía a alguna. Nuestro interés se enfoca a la
investigación del arqueólogo Florentino García (2002), sobre la función
astronómica de un mascaron del dios solar Kinich Ahau. El evento
astronómico tiene lugar en el grupo principal del asentamiento que contiene
a la Estructura Oeste que contiene el mascarón, la Estructura Noroeste y la
Estructura Noreste.
Desde la Estructura Norteste hacia el mascarón de Kinich Ahau, el cual
tiene dos orificios en el lugar de los ojos, su eje es oriente - poniente, por lo
que desde el marcador arquitectónico que se encuentra a un costado de la
Estructura Noreste se puede observar al Sol ocultarse detrás del mascarón,
creando un efecto de luminosidad sobre los ojos del mascarón. Los días en
que ocurre éste acontecimiento según García son del 1 al 3 de mayo y del 7
al 9 de agosto y los asocia con la festividad de la Santa Cruz usada para la
petición de lluvias (García 2002: 74).
Yo propondría que al hacer la medición nuevamente pudiera ser que la
alineación ocurra en fechas cercanas al 29 de abril y 13 de agosto, es decir,
en fechas con importancia calendárica astronómica, las cuales no son muy
lejanas de las propuestas por Florentino García. Otro punto que
arqueoastronómicamente confirmará que éste asentamiento dependía de
otros, es que la fecha presentada fuera debido a la influencia de un gran
asentamiento cercano como lo es Edzná, ambos asentamientos fueron
contemporáneos y se requiere la suficiente información que indique la
relación entre éstos dos sitios, como por ejemplo lo podría ser algún registro
epigráfico o de la cerámica.
Una estructura peculiar en Campeche es la Torre del sitio de Puerto
Rico, es un edificio cilíndrico, en el cual se encuentran unos respiraderos o
ventanillas a los que se les ha atribuido una referencia astronómica en
relación con la posición de algunas estrellas como Aldebarán, Sirio y quizá
Pólux, la estrella más brillante de Géminis. Todo esto para su momento de
construcción que es de 600 a 830 d.C. (según Ball 1973: 293), idea que
todavía se mantiene presente entre algunos investigadores (Aveni 1991: 306

97
y Benavides 1999: 148-149). Tichy (1992) había propuesto que las torres
que se levantan de forma aislada sobre plataformas de los sitios del área de
los Chenes en Yucatán tenían la función astronómica de marcar los pasos
del Sol por el cenit, a manera de Gnomos. Los sitios que fueron estudiados
son Nocuchich, Tabasqueño, Hopelchén y Hochob (Tichy 1992: 36-45).
Sobre éstas estructuras, mencionaremos que también han sido
identificadas con otros propósitos, como el de Torres emblemas o más
recientemente como indicadores de entrada y salida al recinto sagrado de
alguna ciudad maya. La arqueóloga Rossana May sostiene que en un
estudio que las Torres de la Estructura 8 en Labná, se pueden observar
representaciones míticas de personas y animales con características
antropomorfas, así como también entre otras de sus funciones pudieran ser
las que ya se mencionaron anteriormente, descartando que pudieran haber
tenido un o función astronómica (May 2000), punto que todavía se
encuentra en debate.
Kohunlich es un sitio que se encuentra en el estado de Quintana Roo a
unos cuantos kilómetros de la ciudad de Chetumal, el cual se le ha
caracterizado por sus grandes mascarones en sus estructuras y sus
representaciones del dios solar. En 1980, se localizó un evento astronómico
importante: existe una línea que va desde la Plaza de las Estelas hacia el
Edificio Este, en donde la orientación de éstas estructuras concuerda con la
puesta del Sol el 9 de abril75 y el 2 de septiembre, tal como sucede en Copán
con las estelas 10 y 12 y con el Templo 22 y la Estela 10. En este caso se
propone que la presencia de líneas astronómicas de este tipo son
indicadores de una técnica astronómica para el trazo urbano en el área maya
y quizá en toda Mesoamérica (Cortes de Bradesfer 1991: 54-59).
Uxmal es un sitio de gran tamaño que comenzó a florecer a partir del
Clásico temprano y alcanzó su época de apogeo de 770 a 1,000 d.C.
(Barrera 1985: 28). A Uxmal se le puede considera como un sitio de finales
del Clásico tardío, aunque hay investigadores que lo sitúan en un período
denominado Epiclásico que va del 900 al 1,050 d.C. aprox y es como un
período de transición entre el Clásico y el Posclásico (Kowalsky 1987: 14).
Observando la traza del sitio, vemos cómo hay una estructura que se sale un
poco de la orientación general con respecto de toda el área nuclear del sitio.
75 Se había propuesto el 12 de abril y el 4 de septiembre pero nuevos estudios corrieron la fecha hasta el
9 de abril y 2 de septiembre, de acuerdo con la clasificación de Galindo.

98
A esa estructura se le conoce como el Palacio del Gobernador (Aveni
1991), en la cual se ha detectado que su eje central se orienta a la salida de
Venus en su extremo sur por las mañanas y en esa misma línea a unos 8 km
de distancia se encuentra la pirámide principal de Tzetzuc76. Como otra
referencia hacia la alineación descrita, se puede notar en la ornamentación
del edificio varios mascarones de Chaac con el glifo de Venus (ilustración
23) en sus párpados inferiores, por lo que su arquitectura confirma el uso
astronómico (especialmente de Venus) del recinto señalado (Hartung 1982
y Sprajc 1996: 172-173).
Según el arqueólogo Víctor Segovia (1991), en el Palacio del
Gobernador existe un gran simbolismo solar, ya que en la estructura se
encuentran alrededor de 180 (pudiendo ser de 182 a 183) mascarones en
cada lado. La cantidad ésta indicando el número de días que transcurren de
un solsticio al otro y que por la orientación de la estructura el Sol siempre
va a iluminarla sin importar cualquier época del año (la posición del Sol).
También dio a conocer que en el grupo de El Palomar, al oeste de la Gran
Pirámide, se crea un efecto de luz y sombra en el solsticio de invierno, ya
que cuando se oculta el Sol, al pasar por la crestería crea el efecto visual de
una serpiente (Segovia 1991: 62).
Otro sitio que igual pertenece a finales del Clásico tardío y principios del
Posclásico es Cobá. Es un sitio que se encuentra en el norte del estado de
Yucatán y que se le conoce por el Sacbé que lo comunica con Yaxuná,
siendo uno de los caminos más extensos de Mesoamérica y el más grande
del área maya. Su temporalidad va del 600 al 900 d.C. en un primer período
de apogeo y del 900 al 1200 d.C. en su segundo apogeo (Benavides 1981:
21-23). En éste asentamiento se puede ver otro tipo de alineaciones que no
son solares y que están respaldadas por la pintura mural de sus estructuras.
Se trata de la Estructura 1, del Grupo de las Pinturas. Aquí se puede
apreciar un mural en el friso de su fachada con la representación en
distintos paneles de las dos variantes del dios Itzamná. El eje de simetría del
edificio se encuentra dividido por una columna y en el momento de su
construcción se podía apreciar por las noches que la dirección de ésta
entrada coincidía con las estrellas más brillantes de la constelación de
Géminis que son Castor y Pollux. De ésta manera se podría asociar a las
76 Que antes se creía que era de Nopaht.

99
representaciones de Itzamná y sus dos variantes con las dos estrellas
(Galindo 2000a: 48).
Oxkintok es un sitio en donde se pueden apreciar cómo en distintas
épocas surgieron diferentes estilos arquitectónicos y cada uno de éstos se
asociaba con motivos económicos y principalmente políticos (Lacadena
1990 y Rivera 1998). El sitio arqueológico cuenta con un patrón de
asentamiento en el cual se concentran todas las estructuras en un pequeño
valle formando grupos arquitectónicos. Las faldas de los cerros eran
empleadas para el cultivo, ya que en la temporada de lluvias el agua
arrastraba los sedimentos y minerales que nutrían a la tierra. En éste sitio se
localizan algunos eventos astronómicos, cada evento difiere respecto al otro
según la época en la cuál se emplearon. En la primera etapa de apogeo del
sitio que va del 300 al 550 d.C., se comenzó con la etapa de urbanización,
aquí se establecieron los conjuntos de tipo Acrópolis, se erigieron estelas y
se edificó una estructura de planta laberíntica conocida como el Satunsat
(Varela 1991).
El Satunsat, es una estructura que consta de tres pisos, a su vez, estos
tres pisos contienen una serie de pasillos que lo conforman como un
laberinto, y según el diseño de su planta en su interior se mantiene obscuro.
La estructura contiene alineaciones para los días del equinoccio a través de
unas ventanillas (que se creían eran respiraderos), igual para cuando ocurren
los pasos del Sol por el cenit, todo esto a la puesta del Sol, ya que su entrada
se encuentra al poniente. Lo que llama la atención, es que cuando entran los
rayos de luz al inmueble por las ventanillas iluminan todo el interior del
edificio, claro que en la actualidad la estructura no se encuentra
completamente restaurada (ilustración 25). El arqueólogo Ivan Sprajc lo
asocia con ritos de paso e historias relacionadas con el universo y el
inframundo (Sprajc 1990 y 1995).
En la etapa siguiente que va del 550 al 710 d.C. hubo un cambio
importante en la ciudad (posiblemente por la influencia teotihuacana) en
donde se dejaron de labrar estelas e inscripciones, se levantan pirámides con
templos en su parte superior. Posteriormente con el inicio del estilo
arquitectónico conocido como Puuc temprano (710 al 820 d.C.) se dejaron
de construir pirámides con templos y se levantan palacios, resurgen las
estelas y las inscripciones, Oxkintok se encontraba en un período de apogeo
y posiblemente dominaba la región (Rivera 1998 y Varela 1991).

100
Durante éste período se encontró un evento astronómico peculiar. En la
estructura conocida como el Palacio Ch’ich (CA-7) se encuentra en su eje
central un pilar con un personaje que se desconoce si era un gobernante o
no, ya que se encuentra en un grado de erosión que no permite identificar
ningún glifo u otro elemento que nos ayude a reconocerlo. Si nos situamos
exactamente hacia donde observa el personaje, podemos apreciar el Grupo
May, específicamente la pirámide MA-1 (que es una de las más grandes de
la ciudad), midiendo la orientación se pudo ver que el Sol se oculta detrás
de la pirámide en los días 9 de octubre y 4 de marzo, fechas calendárico -
astronómicas lo que sugiere que el personaje se encuentra asociado a esas
fechas (Casares 2002: 133).
Después de aquella época, de los 850 a los 1,000 años d.C., Oxkintok
deja de ser el principal centro político de la región puesto que Uxmal se
encontraba en pleno apogeo, por lo que nuevamente se vuelven a
interrumpir las inscripciones y algunos arqueólogos proponen que pasó a ser
parte de los centros dominados por Uxmal, ya que el estilo arquitectónico
presente es el Puuc Clásico con la variante Mosaico. Aquí se registra otro
fenómeno astronómico. Este se encuentra localizado en la plaza noreste en
la Estructura CA-9a o Estructura del Arco. Benavides (1990) ya había
mencionado que los arcos mayas tenían la principal función de servir de
indicador de entrada y salida a los conjuntos arquitectónicos, pero también
deja la posibilidad de que tuvieran otra función, en éste caso la función del
arco aparte de servir de entrada al grupo Ah Canul, también es
astronómica.

101
En la estructura se puede ver en su costado poniente una serie de piedras
incrustadas en el piso formando un semicírculo. Este semicírculo es el
marcador que indica las principales posiciones del Sol a lo largo de su curso,
así como también nos indica las posiciones extremas de Venus. Desde el eje
de simetría del semicírculo hacia el centro del arco hay una orientación que
se alinea al Sol en las fechas del 4 de marzo y 9 de octubre (Ilustración 26),
anteriormente presentes en el asentamiento. La orientación desde el
extremo norte del semicírculo hasta la esquina sur del arco señala la salida
del Sol en el solsticio de invierno y la línea de los extremos del arco permite
ver a Venus en su máximo extremo sur. En la orientación del extremo sur
del semicírculo hacia la esquina norte del arco se puede apreciar la salida de
Venus en su máximo extremo norte. Al importante recordar la importancia
de las fechas del 4 de marzo y 9 de octubre con el movimiento de Venus77
(Casares 2002: 130-132).
En la misma época en Oxkintok, se puede apreciar otro evento
astronómico en una estructura enfrente de la CA-9a, se trata de un baño de
vapor, cuya entrada se encuentra en el oriente. En las mismas fechas del 4
de marzo y 9 de octubre se puede ver al Sol alineado con el eje central de la
entrada al baño de vapor, creando un rayo luminoso que pega en el centro
de una pequeña banqueta en su interior. También se puede apreciar el
solsticio de invierno y el solsticio de verano, ya que el Sol en ésas fechas
ilumina con un rayo de luz los extremos norte (21 de diciembre) y sur (21
de junio) de la banqueta que se encuentra en su interior (Casares 2002: 131
y 132).
Dzibilchaltún es un sitio maya al norte de la península de Yucatán, muy
cercano a la costa norte del estado de Yucatán. El asentamiento comenzó a
florecer en el Clásico tardío (600 a 830 d.C.) y alcanzó un período de
apogeo durante el Clásico terminal (830 a 1,000 d.C.). Aquí se encuentra
un evento astronómico muy popular en la actualidad, que es un poco similar
al que se encuentra en el grupo E de Uaxactún. Este es el caso de la
Estructura 1-Sub o Templo de las Siete Muñecas (Ilustración 27), en
donde se puede notar como el Sol sale por la ventana este para los
equiniccios y en las diagonales de sus jambas para los solsticios (Casares
2001a, Huchim 1990: 36, Morales 1990: 29-31 y Sprajc 1995).

77 Véase el Capítulo I, apartado I.2. sobre las orientaciones calendárico —astronómicas.

102
También se ha propuesto que la Estructua 1 tenía un uso para la
observación del paso cenital del Sol usando la “chimenea” que se encuentra
en la parte superior de la estructura. En el interior se pudo observar un rayo
luminoso que alumbraba a un altar (en donde se encontraron las siete
figuras de barro con motivos relacionados con la fertilidad). La evidencia
etnohistórica, específicamente en la relación de Landa, se registró el inicio
del año a partir del segundo paso del Sol por el Cenit en un lugar cerca de
lo que hoy es Conkal -a una latitud de 21°, justamente a la que se
encuentra el sitio de Dzibilchaltún y su cercanía con el poblado (Casares
2001b).
Otro evento astronómico registrado en Dzibilchaltún se encuentra en el
Grupo de la Estructura 38. Este conjunto arquitectónico se levantó durante
el Clásico tardío, las primeras estructuras eran la Sub 38, la 384, 385 y 386,
más adelante, las estructuras 384, 385 y 386 (Andrews 1980) perdieron
funcionalidad cuando (el edifico la Estructura 38 sobre el templo conocido
como la Subestructura 38) se detectó la presencia de una alineación que
pertenece a la familia que divide al año en cinco partes de 73 días con
referencia al solsticio de invierno. Aquí se analizó la alineación de la
Subestructura 38 y el cuarto que se encuentra en la estructura 386 del
mismo grupo y se encontró que al amanecer el Sol pasa a través de la
ventana este de la subestructura 38 en los días del 9 de octubre y 4 de marzo
(Casares 2001b).
En otro sitio yucateco ubicado al centro del estado, Acanceh, se pueden
apreciar elementos arquitectónicos del Preclásico tardío y Clásico
Temprano pero la estructura que presentaré se ubica en una primera fase
durante el Clásico Tardío (600 al 800 d.C.) la cual fue cubierta sin ser
clausurada por otra en el Clásico Terminal (800 al 900 d.C.), por lo que
sólo se le añadieron funciones con la nueva, se trata de la Estructura 6-A de
Acanceh u Observatorio. En su interior, la subestructura conservó una
entrada estrecha para ingresar a su interior y en su parte superior se
encontró que no presenta ninguna tapa o techo, por lo que inicialmente la
arqueóloga Beatriz Quintal infirió que se trataba de un observatorio cenital
(Quintal 2011).
Haciendo mediciones al sitio, no sólo se pudo constatar de la posibilidad
de hacer observaciones cenitales de la Subestructura 6-A, sino que en su
mismo interior, el acceso estaba orientado a la puesta del Sol durante los

103
equinoccios. Al no ser clausurado el acceso, no sólo siguió registrando los
equinoccios y pasos del Sol por el meridiano del lugar, sino que los
adosamientos posteriores diversificaron las observaciones, incluyendo
aquellas que permiten determinar fechas de importancia calendárica. En las
medidas con la brújula astronómica, las fechas que arrojaron fueron las del 9
de octubre / 4 de marzo, periodos en los que el Sol deja de ser visto desde el
interior de la subestructura (Casares 2014).
Aunque un asentamiento mayor que floreció durante el Clásico Tardío y
Clásico Terminal (del 650 al 900 d.C.) fue la ciudad de Ichkaantijoo, -
también conocida como Thó en lengua maya- la cual se encuentra debajo
de la capital yucateca que es Mérida. Al ser descrita en fuentes coloniales y
con evidencia de sus edificaciones y materiales arqueológicos encontrados
durante trabajos de mantenimiento a las calles de la ciudad moderna, es que
en revisiones se propuso que una de sus calles pudiera respetar uno de sus
antiguos caminos o Sacbeo’ob78. Esta práctica fue muy común entre los
primeros conquistadores, quienes ávidos de fundar sus primeras ciudades,
utilizaron muchos recursos urbanísticos previos para ahorrarse trabajo, pues
todavía no contaban con suficiente mano de obra (Galindo 2006 y 2013).
Justamente a un costado de Catedral de la ciudad, es que se reportó la
existencia de una gran pirámide, la cual fue usada (junto con otras más)
para la construcción de la misma y de edificaciones aledañas. Es en la actual
calle 61 del centro de la ciudad donde su eje oriente coincidiría con el eje
central de la misma, la cual tenía adjunta un camino blanco. Al conservarse
la misma traza urbana, las mediciones que se realizaron con teodolito y
ajustadas con la brújula astronómica nos dieron que el Sol se alineaba con la
calle a su salida en las fechas del 30 de octubre y 3 de marzo, similares a las
vistas en Acanceh, Dzibilchaltún y Oxkintok (Galindo 2006 y 2013).

78 Forma plural en maya para designar el término de camino blanco.

104
Ilustración 19. Alineación equinoccial vista desde el Tem plo II hacia el Tem plo I en Tikal, Guatemala.

Ilustración 20 Estructura 1 de Calakmul vista desde la Estructura 2. Su eje de simetría apunta a las
fechas del 29 de abril / 13 de agosto al oriente y del 12 de febrero / 29 de octubre al poniente.

105
Ilustración 21. Torre de la Acrópolis de Palenque. N ótese el detalle de la entrada en forma de T en su
vista poniente en la Torre.

Ilustración 21 Tem plo de las Inscripciones en su costado oriente. En la parte superior del tem plo, se
ubican dos orificios que se alinean con el Sol durante el Solsticio de Verano.

106
Ilustración 22. Estructura conocida como Edificio de los Cinco Pisos, localizada en el sitio
arqueológico de Edzná.

Ilustración 23. N ótese el glifo de Venus en los párpados inferiores de los mascarones de Chaac, que son
un elemento decorativo del Palacio del Gobernador en Uxmal.

107
Ilustración 24. Pirámide del Adivino, Uxmal, Yuctán.

Ilustración 25. Satunsat o Laberinto, Oxkintok, Yucatán. En su interior existen orificios que se alinean
con el equinoccio, dejando ver su haz de luz.

108
Ilustración 26. Vista desde el eje central del semicírculo al costado poniente del Arco Falso de la
Estructura C A -9a de Oxkintok en fechas del 9 de octubre y 4 de marzo.

Ilustración 27. Subestructura 1 o Tem plo de las Siete M uñecas en Dzibilchaltún, M éxico. Vista del Sol
durante el equinoccio.

109
Ilustración 28. Interior de la Subestructura 6-A de Acanceh durante los equinoccios.

Paso del sol por el cénit en la Subestructura 6-A, el


21 de mayo y 22 de julio del 2013.

Ilustración 29. Interior de la Subestructura 6-A de Acanceh, M éxico.

110
EL PERÍO D O POSCLÁSICO (900/1,000 - 1,521 D.C.)

Después del período Clásico se habla de un “supuesto colapso” de la


civilización maya, punto que sólo tiene validez para las grandes urbes del
Petén Guatemalteco, ya que al iniciarse el Clásico Terminal / Posclásico,
muchos sitios -especialmente del norte de la península de Yucatán-
comenzaron a florecer y en algunos casos iniciaron su período de máximo
apogeo. Una de las principales características de éste período es el
militarismo extremo, la actividad comercial y un constante flujo de
migraciones en toda la región mesoamericana. Aquí se puede apreciar una
gran diversidad cultural y la presencia de ciudades multiétnicas como
Chichén Itzá. Con el paso del tiempo, las rutas comerciales se fueron
expandiendo tanto que pronto el comercio llegó a ser una de las principales
actividades de la época (Andrews 1998, Nalda 2002 y Fernández 1997).
Durante éste período, aparece un grupo denominado los Putún -
Chontales, quienes se supone llegaron en oleadas al norte de los altos de
Guatemala y de la península de Yucatán. Este grupo étnico es conformado
por la influencia de las culturas del Golfo de México y del Altiplano
Central y son los que dominaron las rutas comerciales de éste período
(Ciudad 1995: 92-94). A través de las oleadas de éste grupo, lograron
establecerse por la costa hacia tierra adentro en el norte de Yucatán. De
aquí se habla de un supuesto origen Tolteca en la cuidad prehispánica de
Chichén Itzá (Ciudad 1995: 93 y Rivera 1995: 127) el cuál todavía sigue
siendo objetos de acalorados debates entre los investigadores del área maya.
La organización política durante el Posclásico se dio como parte del
colapso de los estados hegemónicos de las tierras altas de Guatemala, como
consecuencia, muchos grupos emigraron hacia las planicies del norte de
Yucatán, por lo que aquí se pueden apreciar pequeños estados con sus
territorios bien delimitados a manera de cacicazgos, que generalmente
estaban presididos por linajes como en el caso de Mayapán, así como
también a finales del período se pueden notar murallas en sus sitios (Nalda
2002 y Rivera 1995). Asimismo, durante este período disminuyó el número
de estelas erigidas y su significado se convierte puramente en asuntos
políticos con poca asociación a los aspectos divinos (Rivera 1995: 137).

111
En cuanto a los aspectos ideológicos, se dejaron de labrar fechas usando
el sistema de Serie Inicial, en cambio se simplifican los cálculos usando un
sistema de cuenta corta en el cual a finales del período, se empleaban
mayormente las cuentas del calendario sagrado como los períodos del Ahau,
sistema que se empleo en crónicas de los nativos y fuentes como el Chilam
Balam. También hay evidencias de que la escritura comenzó a tener una
presencia más fuerte en códices que en estelas u otro registro labrado en
piedra. La escritura se estaba formalizando cada vez más (Rivera 1995: 137­
139).
Chichén Itzá es una de las urbes mayas más grandes, especialmente
durante el Posclásico. Hay que señalar que Chichén Itzá se estableció
durante el período Clásico, pero su período de apogeo comenzó a principios
del Posclásico, o como muchos autores sostienen, durante el Epiclásico o
Clásico Terminal (800 - 1,100 d.C.). Durante éste período, Chichén Itzá
llegó a ser una gran capital en el norte de Yucatán, según Cobos esto
ocurrió cuando los “Toltecas” llegaron al sitio y sólo reocuparon algunos
edificios. El asentamiento contaba con un puerto que es el sitio conocido
como Isla Cerritos, por medio del cual podía acceder a muchos bienes
suntuarios y básicos (Cobos 1998 y Willey 1986).
Dentro de ésta ciudad, se localiza uno de los eventos astronómicos más
difundidos en toda Mesoamérica. Este evento se relaciona con la deidad de
K’uk’ulkan, uno de los símbolos encontrados en la estructura conocida
como el Castillo. En cada equinoccio, se presenta una hierofanía al
atardecer, cuando se comienzan a formar triángulos de luz en toda la alfarda
norte hasta llegar a la cabeza de serpiente (Ilustración 30). En la actualidad,
miles de personas se reúnen para admirarlo. Pero no sólo en ésta estructura
se da esta orientación, en el Osario (parecido a una pequeña replica de el
Castillo) que tiene una forma y alineación similar a la estructura
mencionada, parece repetirse en esta misma hierofanía. A éste caso no se le
ha dado la completa atención, pues el que ocurre en el Castillo ha sido
mucho más difundido (Arochi 1986 y 1991, Krupp 1991 y Galindo 2014).
En años recientes, muchos investigadores han vuelto al sitio con nuevas
interpretaciones, así como revisando algunas pasadas y entre sus propuestas
en materia arqueoastronómica, han revelado nuevos datos que hacen aún
más compleja la relación del Castillo con su entorno. Uno de éstos trabajos
es del arqueólogo Arturo Montero, en los que destaca la orientación del eje

112
poniente de la escalinata, visto desde el templo superior de El Castillo en
las fechas 23 de mayo y 19 de julio, días del primer y segundo paso del Sol
por el Cenit respectivamente. De igual forma, vemos como la ubicación
urbanística de la pirámide, fue simbólicamente situada en el eje central
donde convergen cuatro cenotes, incluyendo el cenote sagrado (Montero
2014: 123 —128).

EL CASTILLO
(VISTA SUPERCfl)

Paso citl Sol cuando


está «n su c«nit «n CHICHENITZÁ
m ayo 23 y Julio 19.

RJENTE ARTURO MONTERO

Diagrama basado en el portal www. eleconomista. mx sobre el reportaje de El Castillo de Chichén Itzá y
la entrevista a Arturo M ontero y Guillermo de Anda, publicado el 3 de septiembre de 2013.

En el Templo de los Jaguares, que se localiza en la parte superior del


Juego de Pelota —el más grande de toda Mesoaméria- se localiza otro
evento astronómico que en un primer acercamiento propusieron las fechas
del 23 de mayo y 20 de julio que corresponden al paso del Sol por el cenit
del lugar, lo que hace que en la puesta del Sol, se iluminen las jambas del
Templo y también el cuarto en donde se encuentra la pintura de un
guerrero (Ilustración 31). Ignorando las causas por las cuales se llegó a este
conclusión Jesús Galindo revisó las alineaciones y obtuvo que las fechas
eran correspondientes al 29 de abril y el 13 de agosto (Galindo 1994,
Milbrath 1982 y Sprajc 2013).
Ambas fechas dividen al año Solar de 365 días en la relación 104/260
días respecto al solsticio de verano. Esta relación está definida por las
caracterísitcas numéricas del calendario mesoamericano. Otra estructura en
el mismo sitio en donde se localizan orientaciones astronómicas y
calendáricas es en el Caracol (Ilustración 32). Desde la parte superior
podemos observar cómo cada una de sus ventanillas están orientadas hacia
las salidas del Sol, de la Luna, de Venus y de otras estrellas que por
desgracia no podemos presenciar debido a su constante movimiento

113
(Arochi 1986, 1991, Aveni 1991, Broda 1984, Hartung 1978, Krupp 1991,
Galindo 1994a, 1994b y 2014, Milbrath 1982 y Sharer 1998).
Mayapán es otro sitio del posclásico que comparte muchas características
arquitectónicas con Chichén Itzá. En éste sitio también se sostienen los
argumentos sobre la presencia de la ocupación de grupos étnicos
provenientes del Altiplano Central. Mayapán es una de las últimas capitales
mayas que cayeron en manos de los conquistadores europeos. En éste lugar
también se presenta un evento astronómico muy parecido al que sucede en
Chichén Itzá. En la estructura conocida como el Castillo sucede la misma
hierofania (Ilustración 33), con la única diferencia de que el evento se puede
apreciar durante el atardecer del solsticio de invierno, en donde se puede
observar el descenso de Kukulkán iluminando unos triángulos de luz hasta
llegar al lugar en donde se encontraban las cabezas de serpiente (Arochi
1991 y Casares 2014).
En Mayapán también encontramos eventos astronómicos que se
encuentran representados en la pintura mural (con clara influencia del
centro de México). En el costado oriente de el Castillo se localizan unas
pinturas de un personaje descendiendo que se encuentra en medio de una
esfera que es la representación de un disco solar, a los lados del disco
aparecen dos personajes que se encuentran custodiando al personaje central,
éstos dos personajes llevan unas lanzas y por su vestimenta se presume
representean guerreros o guardianes.
Según Galindo (2000a) por las condiciones en las que se presenta el
cuarto sur del recinto, su orientación permite que sea iluminado por el Sol,
ocurriendo éste evento en los días 9 de abril y 2 de septiembre, fechas que
tienen como pivote al solsticio de verano, recordemos que el periodo entre
las fechas presentadas y el solsticio de verano es de 73, que divide en cinco
partes iguales al año y su movimiento puede ser calibrado con el del planeta
Venus, el cual pudo ser observado desde éste lugar en las fechas de 1200 a
1350 d.C., cuando el Sol se encontraba saliendo y Venus atravesaba al Sol,
apareciendo como una mancha solar (Ilustración 35). La pintura mural
tiene en el centro del disco, una serie de manchas que pudieran ser
indicativo de éste evento (Galindo 2000a: 49-51)
Otro evento arqueoastronómico ocurrido en éste asentamiento ocurre en
el Templo Circular, ubicado en el costado este del Castillo. Esta estructura

114
se asimila al Caracol de Chichén Itzá, con la única diferencia que en su
techo no contiene ninguna ventanilla o accesos hacia la parte superior,
situación que a muchos investigadores los hizo pensar que no se trataba de
ningún observatorio. Recientemente Galindo (1994) analizó y midió los
ejes de las entradas del recinto y determino que si existían eventos solares
(Ilustración 34). Según las mediciones, el Sol se alinea con la entrada oeste
en los días 29 de abril y 13 de agosto, mismas fechas en que ocurren eventos
solares en el Caracol de Chichén Itzá (Galindo 1994: 142 y 143).
Considerando las construcciones de tipo caracol o estructuras circulares,
Aveni y Hartung (1978) consideraron que su función es para fines
astronómicos, como en los dos casos descritos anteriormente. En el sitio de
Paalmul se encuentra una estructura circular o mejor dicho, dos cuerpos
ovalados sobrepuestos encima de una pirámide de diez metros de altura. Al
analizar las cámaras de observación y las entradas al recinto, se pudo
determinar que su acceso norte - poniente se alinea con la máxima posición
norte de la Luna. Según Aveni y Hartung, esta alineación lunar no es muy
común, aunque Galindo (1994) identifica que los adoratorios lunares
pueden ser comunes en sitios de la costa oriental como es el caso de la isla
de Cozumel, en donde se encuentra un importante altar hacia la diosa de la
Luna, anteriormente llamada Ixchel -hoy conocida como Ix Sak Uh79-,
además que en esa isla existe una estructura en forma circular que pudiera
tener alguna función astronómica (Galindo 1994 y Hartung 1978).
De los trabajos recientes en materia arqueoastronómica a resaltar en la
isla de Cozumel, están las mediciones en el sitio arqueológico de San
Gervasio, que es el más grande encontrado en la isla, pero también en otros
de menor rango como Buenavista y La Expedición. En ellos, resalta un
patrón de estructuras que se orientan en un punto que va más allá de la
salida y puesta solar en sus extremos solsticiales, siendo que el único astro
de gran visibilidad como la Luna es posible su alineación en sus extremos
norte o sur. A esto se le agregaría las representaciones en restos de la
pintura mural el culto a la deidad lunar, práctica que fue muy extendida en
la costa oriental durante el postclásico (Robles 1986, Sprajc 2010 y 2012).

79 Investigadores como Traci Ardren han señalado que el término Ixchel no fue más que una invención
del mayista Eric Thom pson, quien mal entendió el término descrito para la deidad. El avance de la
epigrafía ha hecho posible la lectura de la mujer asociada a la Luna como Ix Sak U h (Ardren 2006: 29 e
Isihara 2009: 23).

115
El edificio que resalta por el de mayor tamaño en el sitio arqueológico de
San Gervasio es el de la Casa Alta o Ka’Na Nah (Ilustración 36). Esta
pirámide tiene un eje central este - oeste en cuya parte superior hay un
pequeño templo que tiene entradas en el mismo. Es justamente desde ahí
que el arqueólogo Ivan Sprajc es posible observar los solsticios de invierno
hacia el oriente y el solsticio de verano hacia el poniente (Sprajc 2009: 117).
En otras edificaciones como “Las Manitas” del mismo sitio, son posibles
ver alineaciones solsticiales como la mencionada anteriormente, pero es la
estructura de “Los Murales” la que más destaca, pues alude directamente a
las salidas lunares extremas al sur y posiblemente de Venus también pero en
su extremo norte (Sprajc 2009: 120 y 121).
Otro tipo de orientación hacia cuerpos celestes nocturnos o
constelaciones los podemos apreciar en otro sitio perteneciente a la costa
oriental: se trata de Xelhá. Este sitio, durante el Clásico tardío, fue utilizado
como puerto por el sitio de Cobá. Durante el posclásico sus edificios
mantuvieron una similitud con otros sitios como Ecab, El Meco y Tulum.
En el Templo del Jaguar, que pertenece al el grupo arquitectónico conocido
como el Grupo de la Casa del Jaguar, se encontró en su interior una
representación de una figura con forma de un posible jaguar que se
encuentra descendiendo. La entrada al templo tiene un eje de simetría que,
durante los años de 1,200 a 1,350 d.C. se encontraba alineado con la
constelación occidental de El Escorpión. Lo anterior quizá esté indicando
que el jaguar se podía identificar con ésta constelación, ya que la forma de la
pintura se asemeja a la posición de los astros que conforman la constelación
de El Escorpión (Galindo 2000a: 48 y 49).
En Tulum, un sitio posclásico de la costa oriental, podemos seguir
afirmando la idea de que el conocimiento astronómico sirvió para la
construcción de algunas estructuras o grupos de estructuras dentro de
ciudades en el área maya y casi toda el área de Mesoamérica, pues si
observamos con detenimiento el mapa de Tulum, podemos establecer
muchas líneas con referencias astronómicas hacia otras estructuras (Morales
1990: 33-34). En este sitio, mencionaremos el trabajo realizado por
Stanislaw Iwaniszewski en el Templo del Dios Descendente que se
encuentra al noroeste de El Castillo, mejor conocido como la Estructura 5,
en donde un reflejo de luz, ilumina en la figura del Dios descendente el día
del solsticio de invierno, o sea, el 21 de diciembre (Iwaniszewski 1987).

116
Como ya se había mencionado, las representaciones de la deidad lunar
Ix Sak Uh se hacen constantes en muchos de los sitios arqueológicos de la
costa oriental, pero es en Tulum donde sus representaciones son más
abundantes (Sprajc 2012: 981), coincidente con el hecho de que éste sitio es
el más grande de la región citada en la temporalidad mencionada. Es
también en la estructura más grande del sitio, conocida como El Castillo,
que su eje de simetría al poniente coincide con la puesta del Sol durante el
día del Paso del Sol por el meridiano o cenit del lugar, que es el 20 de mayo
y 22 de julio (Sprajc 2013: 44).

117
Ilustración 30. El Castillo de Chichén Itzá durante el equinoccio (Foto de Jesús Galindo)

Ilustración 31. Tem plo de los Jaguares, ubicado sobre el Juego de Pelota en Chichén Itzá. Su entrada
está alineada con la puesta del Sol los días 29 de abril / 13 de agosto.

118
Ilustración 32. Estructura conocida como El Caracol. M uchas de sus entradas superiores están
alineadas con estrellas nocturnas, pero la mira al poniente está alineada al Sol en las mismas fechas
calendárico astronómicas del Tem plo de los Jaguares.

Ilustración 33. Pirámide de Kukulkan en Mayapán, M éxico. Descenso de la serpiente durante el


Solsticio de Invierno.

119
Ilustración 34. Tem plo Circular de Mayapán. En su entrada oeste el Sol se pone en las fechas 30 de
abril y 12 de agosto. Las fotos de la derecha muestran la alineación en su interior.

Ilustración 35. Murales hallados en el costado oriente de El Castillo en Mayapán, donde se ven unos
soles atacados por guerreros y puntos en su interior y la comparativa con una foto tomada durante el
tránsito de Venus en la parte superior de la misma estructura en 2012.

120
Ilustración 36. Estructura conocida como la Casa Alta o Ka’N a N ah en San Gervasio, Cozumel. La
parte superior tiene un eje alineado con los solsticios de invierno y verano en sus opuestos.

Ilustración 36. Tulum , Quintana Roo. A la izquierda el Tem plo del D ios Descendente y a su derecha
El Castillo, ambos con propiedades astronómicas.

121
CAPÍTULO IV.
LA ASTRONOM ÍA MAYA Y SU DESARROLLO ACTUAL

“Si consideramos que la bóveda celeste, aunque a


simple vista de todos, no es de fácil comprensión,
resulta incluso lógico que los cuerpos celestes
llegaron a ser objeto de devoción religiosa y los
cielos se convirtieron en la morada de los dioses, de
cuya voluntad, al fin y al cabo, dependía el
bienestar y la supervivencia de la gente"
Antonio Aparicio (1994: 21)

Algunas personas tienden a pensar que después de la conquista española se


extinguieron todos los aspectos ideológicos de los mayas, tales como su
religión (incluyendo a sus dioses y a su zodiaco), sus rituales y todos los
aspectos relacionados con su cosmogonía. Ciertamente ese era uno de los
fines de la conquista ideológica protagonizada mayormente por los
misioneros españoles de las órdenes franciscanas, dominicas y agustinas.
Para la ejecución de éste fin se realizaron “autos de fe”, se obligó la doctrina
cristiana a los hijos de los caciques y se castigó duramente las prácticas
“herejes y paganas” de “adorar al demonio” pasando de los regaños hasta la
misma muerte.
En cambio, los mayas resistieron y adoptaron algunas de las prácticas
impuestas por los conquistadores mezclándolas con las propias, creándose
así un sincretismo religioso que es desde la época de la colonia hasta nuestro
tiempos, parte de la identidad de los mayas, redefiniéndose de esta forma
los cargos religiosos y los rituales prehispánicos para asegurar la existencia
de la ideología maya. Por supuesto, la astronomía nunca se extinguió pero
tuvo, al igual que otros aspectos de su cultura, transformarse y adaptarse
para sobrevivir. Se continuó con la elaboración de códices y tratados, pero
en lengua maya con escritura castellana. Pocas personas se interesaron por
el registro de las actividades ideológicas, con el mismo deseo de acabar con
tales prácticas, dichas personas tomaron registro de algunas prácticas
rituales y religiosas.

122
Aún persiste la discusión si acaso de trató de una imposición de sistemas
sobre otro, o si bien se mezclaron a manera de un sincretismo entre ambas
ideologías religiosas y cosmogónicas. En el caso de la presente publicación,
la postura que asumiremos es semejante a la propuesta por el antropólogo
Mario Ruz, quien en uno de sus textos señala que desde la época colonial
hasta nuestros días, los mayas poseen una capacidad de adaptación basada
en su flexibilidad religiosa, la cual puede o no, adoptar ciertos elementos y
la misma dependerá de cada grupo maya o de cada población (Ruz 1992:
212 y 2002: 249).
A esta capacidad, la señala —como parte también de sus experiencias de
campo- como “amarrar juntos” (Ruz 2002). Cada contexto, público y
privado, particular o comunitario va a generar que, el ritual a seguir pueda
ser de origen católico, prehispánico o incluso como hoy en día se asumen
muchos mayas a los grupos cristianos no católicos que hay en sus
comunidades. Pueden rezarle a los santos en las iglesias, a los cristos y al
mismo tiempo también hacer las ofrendas a los señores del monte, ya sean
en permisos a conceder o como agradecimiento por los favores recibidos
(Casares 2014: 129).
Este proceso que posibilitó la transmisión de conocimientos y saberes a
través de los siglos, replanteándose, adaptándose y transformándose
mediante los rituales, la tradición oral y los mitos. En ellos, estuvo
contenido a forma de “núcleo duro”, un conjunto de conocimientos
derivados de la observación de la naturaleza, que al mismo tiempo les
permitió mantener una identidad que los unía con su propia tierra a pesar
de la presencia extrajera, la cual en muchas comunidades sigue siendo ajena
a las tierras en donde viven (López 2001, Casares 2014).
Antes de entrar al desarrollo de la época colonial, durante esta edición se
pensó en separar de forma más explícita un apartado donde se desarrolle el
contenido astronómico vertido en los tres códices mayas existentes,
haciendo la debida aclaración que si bien su origen es de temporalidades
prehispánicas, presumiblemente durante el Postclásico, fue a raíz de la
conquista que se dieron a conocer y llegaron a Europa, sobreviviendo a los
autos de fé mencionados y con ello conocer sus contenidos hoy día. Es por
ese contexto con el cual sobrevivieron que se toma la decisión de manejarlos
en ésta sección y no en la anterior.

123
En la actualidad, los mayas hacen uso de un zodiaco80, el cuál todavía se
mantiene hermético entre los especialistas religiosos o sacerdotes
tradicionales mayas, personas que se encargaron de mantener viva la
memoria colectiva y el conocimiento de su cosmología. Son personas
asignadas al cuidado y preservación de todo éste conocimiento, también se
encargan de la realización de los rituales apropiados para las necesidades de
las personas, tales como la petición de lluvias, cura de malos espíritus y la
protección de su comunidad. Los sacerdotes mayas actuales mantienen sus
jerarquías dentro de éstos procesos y en cuanto al dominio del
conocimiento ancestral, como se supone también fue en las épocas
prehispánicas.
También habrá que mencionar, que con los movimientos milenaristas
del New Age y las políticas comerciales en materia de turismo del mundo
maya y algunos movimientos políticos de reivindicación han generado una
enorme cantidad de personas que se autonombran como sacerdotes mayas,
la cual, en poco o nada coinciden con las formas descritas del proceder de su
actividad según las primeras etnografías en la misma región hasta la fecha,
en otros casos, incluso esos mismos autoproclamados sacerdotes mayas no
hablan la lengua maya y apenas entienden algunos aspectos. Captadores de
energías, mensajeros de paz y todo tipo de mensajes causan
incompatibilidad con lo que los estudios arqueológicos han encontrado, al
igual que los mismos estudios históricos, lingüísticos y antropológicos. En
el caso de la astronomía, la remiten a un sentir astrológico más cercano a las
concepciones occidentales que mayas.
En este sentido, se le pide al lector que conforme a los conocimientos
vistos en las secciones anteriores, haga un análisis crítico de la información
que será vertida a continuación, en vista de que el mismo pueda ser fundado
con información derivada de las ciencias antropológicas y que, al hablar de
las formas en las que fue presentado dicho conocimiento, tenga un
panorama más claro y amplio de cómo y porqué fue preservado, apoyado en
datos que pueda constatar así mismo en el campo si así lo desea. Esto nos
permitirá valorar el desarrollo cultura maya y su astronomía en su propia
dimensión cultural.

80 Una serie de días asociados a eventos o deidades que predicen el futuro, realmente existe discusión si
existe propiamente un zodiaco maya tal como en tiempos prehispánicos. La realidad es que existe entre
los mayas una serie de cuentas en torno al calendario de 260 días y los respectivos múltiplos calendáricos
(Cfr. Cap. I.2.), en Yucatán, tal práctica es llevada a cabo por el J-M een.

124
LOS TRES CÓDICES MAYAS

Durante el período inicial de La Conquista, los mayas se encontraban en un


momento de reconfiguración, habían dejado una organización de ciudad —
estado —hegemónica hacia la creación de pequeños territorios o cacicazgos.
A la llegada de los españoles, mientras en el Altiplano Central la conquista
territorial fue un proceso rápido, en el área maya requirió bastante tiempo y
no todas las comunidades sucumbieron ante las armas españolas, ya que
muchos grupos se refugiaron en la inmensidad de sus selvas y montes,
lugares tan inhóspitos para los europeos que durante mucho tiempo
permanecieron en aparente libertad. El proceso de la conquista aniquiló a
muchos habitantes —junto con todas las nuevas enfermedades para los
pobladores americanos—y se estableció un régimen político diferente, por
otro lado, la conquista espiritual trató de aniquilar el conocimiento
“endemoniado” de las nuevas tierras, destruyendo y quemando toda
información (códices) y castigando a los practicantes de las idolatrías y
herejías en algunos casos.
En otros casos trataron de persuadir a los nativos para cambiar sus
hábitos religiosos y sociales, para ello, trataron de usar los mismos símbolos
de los mayas para convencerlos de que tenían otro significado o usando sus
propias palabras para evangelizarlos. Uno de los ejemplos más remarcables,
fue el uso de dos conceptos mayas para la enseñanza del monoteísmo,
descrito únicamente en algunas fuentes coloniales como el Diccionario
Maya de Motul, donde se introduce como el concepto del maya yucateco
Junab Kú81 (Jun = uno, Ab = solo, Kúj = Dios/deidad). Esta práctica se
encuentra ausente en fuentes etnohistóricas y mucho menos en fuentes
escritas del maya prehispánico (Guillermo Kantún —comunicación
personal- 2013).
En todo éste proceso, lo único que lograron fue un sincretismo entre los
conceptos religiosos cristianos y los conceptos religiosos mayas. En muchos
casos se trató de cambiarles a una divinidad por un Santo, por lo que sólo
cambio el aspecto físico de la divinidad por el del Santo, pero mantuvo sus
propiedades religiosas originales. Para los mayas, K’in era una de las
principales divinidades, su poder lo hacía el centro del universo y de sus
81 Algunas personas del área mística del New Age se refieren al mismo como Hunab Ku.

125
puntos cardinales, los misioneros intentaron cambiar a éste Dios por Cristo,
el hijo de Dios, el centro del universo, es por eso que en muchas
comunidades mayas contemporáneas se puede ver la asociación de Cristo
con el Sol.
A pesar de todos éstos intentos, muchos de los sacerdotes mayas,
decididos a conservar y seguir transmitiendo el conocimiento ancestral
sobre su religión y sus orígenes, comenzaron la elaboración de códices en
donde se plasmaban sus textos de carácter esotérico y adivinatorio, sus
ciclos de 260 días y sus significados, así como también los ciclos de muchos
astros como parte de su zodiaco y de sus propiedades sobre los hombres.
Estos ejemplos se pueden apreciar en los códices de posible origen colonial
como lo son el Dresde, el París y el Trocortesiano, que lograron escapar a
las hogueras de los misioneros.
Analizando cada uno de éstos códices, podemos ver que el códice de
Dresde, se encuentran buena parte de los ciclos del planeta Venus,
especialmente en algunas páginas como la 24, 46, 47, 48, 49, 50 y 58.
Muchos de los numerales acompañados de los signos de Venus tienen una
suma de 584 días y a un costado de los ciclos se puede apreciar posibles
propiedades del astro, como en la guerra asociada a Venus en la página 47
(Davoust 1997: 121-123). También se puede encontrar en el códice Dresde
períodos de 260 días junto con deidades como es el caso de la página XLII
C del presente códice, en donde se puede notar a Chaak, la deidad de la
lluvia atacando al dios del maíz, y junto a los personajes se puede notar una
cuenta de 260 días (Brito 1991: 146).
Otra información astronómica del códice Dresde son las posibles
estaciones de los eclipses solares relacionados con el ciclo de Venus en las
páginas 52, 54, 55, 56, 57 y 58, en donde se pueda apreciar al glifo de la
noche junto con una banda celeste encima del glifo que aparece devorado
por una serpiente. Este conjunto ilustra el momento en el que ocurre el
eclipse (Davoust 1997: 121-123), además según la información etnográfica,
el eclipse sucede cuando el Sol es poseído por un monstruo e intenta
comerse a la Luna82 (Ilustración 37). Una imagen similar puede ser
apreciada en la vasija K5359 de la colección de fotografías de Justin Kerr.

82 Como un dato cultural, cuando una mujer ve un eclipse y no intenta espantar al monstruo y se rasca,
su hijo tendrá un gran “angioma venoso" en el lugar en donde la madre se rascó, que en Yucatán se le
conoce con el nombre de Chiiba Luna.

126
Otro de los contenidos vertidos en el códice, el cual se malinterpretó por
desconocimiento o intencionadamente con otros fines distintos a los
académicos, fue la página final que es la 73 y 74 en la se aseguraba un
diluvio como señal del fin del mundo para el 2012. En ella y a pesar de la
falsedad de la información, se aprecia en efecto una escena con abundante
agua saliendo del cocodrilo celeste, del dios L y una combinación de Chaak
con Ix Chak Chel vertiendo agua de un cántaro, al que algunos epigrafistas
leen como Chaak Chak Chel, que entre los cuales y previo a una era se
encontraban destruyendo al mundo. Lo que se lee en el texto, es equivalente
a “la tierra y el cielo se oscurecen”, iconográficamente coincidente con los
glifos de eclipses que se ven en el abdomen del lagarto vertiendo agua
(Ilustración 40).
Otro códice que posee información astronómica es el Códice París, que
contiene una serie de ciclos que todavía no han podido ser identificados
debido al deterioro del biombo y porque a lo mejor representan
constelaciones que posiblemente formen parte del zodiaco maya y se
representen en forma de animales, como los que aparecen en la ilustración
anterior, ya que algunos de los animales aparecen devorando al glifo de la
noche que en su parte superior aparece junto a una banda celeste (Bricker
2011). Posiblemente éstos animales sean criaturas celestiales que
representan alguna constelación (Ilustración 41).
El otro códice es el Madrid o Trocortesiano). Aquí se ilustra la actividad
astronómica asociada con la agricultura, ya que en la página 34 (Ilustración
42) aparece un personaje sentado rodeado de ojos que representan estrellas,
aquí se ilustra ésta actividad de forma similar a los códices del centro de
México, en especial a la foja 63r del códice mendocino, en la cual se
encuentra un antiguo observador del cielo de forma similar a la mencionada
para el códice maya. (Aveni 1991 y Galindo 1994). En la literatura
etnohistórica de códices mixtecos, se narra que las estrellas fueron
guerreros, algo similar a lo que sería su alma y desde los cielos observan lo
que acondece en la vida terrestre. Un similar para el área maya, es la
narrativa del Popol Vuh en referencia a lo que sería la historia de los 400
muchachos que mató el cocodrilo Zipacná (Chinchilla 2011: 189 y 190).
En el códice Madrid, en la página 76 y 75 aparece una representación
del universo maya, en donde se ilustran las cuatro esquinas del mundo,

127
asociadas con divinidades y en el centro una pareja (Ilustración 43). Aquí
también aparecen unos numerales que no se encuentran agrupados de la
forma tradicional, pero que al contar cada uno de ellos según su color,
forman la cantidad de 260 días, justamente el calendario ritual (Paxton
1997: 108 y 109).
Esta representación esquematiza el movimiento del Sol a través de los
equinoccios al centro y por cada una de sus esquinas en la posición
solsticial, en ella, se aprecia unos signos en formas de pies cuya dirección es
hacia el centro del mismo, en lo que serían los glifos para Be que en maya
yucateco significa camino o caminar. Al mismo tiempo, la posición central
está compuesta de los dioses ancianos de la creación con las mismas tres
piedras que aparecen en aquel mítico evento. En los extremos se aprecia a
través de la iconografía, las direcciones cardinales con sus colores y los
rituales asociados a cada una de ellas (Bricker 2011).
En términos generales, los códices contienen rituales asociados a las
principales actividades que mantenían en la sociedad maya prehispánica, así
mismo también éstos mitos y ritos se asocian con el movimiento de astros y
constelaciones como señal divina y de contenido adivinatorio. Entiendo en
su propio contexto, no se señalan fechas exactas y son de información muy
escueta en sus almanaques, lo cuál es una características de muchos de los
documentos adivinatorios en las principales culturas, pues éste carácter
ambiguo, permitió a quienes lo usaron contar un margen de error en caso
contrario a lo especulado.

128
Ilustración 37. Páginas 44, 45, 46 y 47 del códice de Dresden donde se pueden ver las representaciones
de los ciclos de Venus junto con una iconografía bélica en sus costados.

Ilustración 38. Fragmentos inferiores de las páginas 56 y 57 del códice Dresden. Acá se puede observar
la representación del eclipse con el glifo de noche siendo devorado por una serpiente.

129
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Ilustración 39. Vasija de procedencia desconocida, en ella se aprecia al centro, una serpiente devorando
a la luna representada por la diosa joven y el conejo (Justin Kerr K5359).

Ilustración 40. Paginas 73 y 74 del códice Dresden, cuyo contenido alude a un eclipse.

130
Ilustración 41. Páginas 23 y 24 del códice París que ilustran bandas celestes y por debajo
de ellas, el glifo de noche siendo devorado por anim ales celestes.

131
Ilustración 42. Comparativa entre el códice Madrid (página 34) y el códice Mendoza (folio
63r). En am bos se aprecia la figura del antiguo observador.

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Ilustración 43. Páginas 75 y 76 del códice Madrid, representando el universo maya.

132
LA CONQUISTA Y ÉPOCA COLONIAL

La práctica de orientar las estructuras con fines astronómicos


aparentemente desapareció a raíz de la conquista, aunque según estudios
arqueoastronómicos y urbanísticos actuales, se ha demostrado que durante
la colonia, algunas estructuras coloniales como las iglesias seguían un patrón
de orientación solar, persiguiendo algunas fechas en donde el Sol se alineara
con la iglesia para supuestas festividades cristianas pero que también
contenían un remanente prehispánico. En Yucatán y otras regiones del área
maya, muchas de las orientaciones de las iglesias (incluyendo a la Catedral
de la ciudad capital Mérida) están orientadas hacia el poniente y todas éstas
comunidades tienen sus ejes centrales (pudiendo haber sido antiguas calles
prehispánicas reusadas) orientados hacia las cuatro esquinas del mundo
maya, es decir, los cuatro puntos cardinales, especialmente en comunidades
pertenecientes a los siglos XVI y XVII en el municipio actual de Maní y
específicamente, algunos de los municipios cercanos tenían como eje a la
ciudad de Maní (Aveni 1991: 312 - 313 y Galindo 2013: 39 - 43).
Una gran fuente de información acerca de prácticas astronómicas
durante la colonia son los relatos proporcionados por los misioneros y
viajeros que anotaron todas las costumbres que habían estado observando.
Estas fuentes coloniales son tan valiosas como los códices para entender
prácticas y costumbres pasadas y coloniales. Para le época de la colonia,
todavía se preservaban algunas prácticas rituales con contenido
astronómico83. Una de las principales fuentes para el área maya es Fray
Diego de Landa.
Una de ellas era el conteo de los días en veintenas y su agrupamiento de
cinco en cinco y de cuatro en cuatro. Este sistema de numeración al parecer
se mantenía intacto en tiempos de Landa y aunque no menciona
explícitamente el uso de un calendario dual de 260 y 365 días si menciona
nombres del calendario ritual y del calendario civil (que se utilizaron en
épocas prehispánicas según los registros arqueológicos). Entre las prácticas
rituales que menciona Landa, llama la atención cuando indicaba que la
gente adoraba a cuatro deidades conocidas como los Bacab que se dividían
83 Cabe aclarar que la información presentada es una transición entre el período postclásico y la época
colonial que más adelante sufriría modificaciones a partir del proceso de sincretismo cultural.

133
en cuatro (hermanos según Landa) y que Dios los había puesto en cuatro
puntos de la tierra cuando la creo, para que la sostuvieran y el cielo no se
cayese (Landa 1966: 62).
Los nombres que les habían asignado junto con sus direcciones
cardinales fueron (según el orden de mención de Landa): para Kan era el
medio dia (sur), Muluc el oriente, Ix el norte y Cauac el poniente. También
menciona que éstos dioses aparecían en las principales festividades de los
naturales y cada uno era puesto en las cuatro esquinas de la comunidad
(Landa 1966: 61-63), concordando con las prácticas de orientación de
edificios y comunidades (indicados en la página anterior) según su
cosmovisión cuatripartita, que se mantiene viva en la actualidad.

Rueda de los Katunes, a la que Fray D iego de Landa refiere como “la guerra de los katunes”
y se explica la forma de calendarizar el tiempo con el sistema de cuenta corta.

134
Otra de las aportaciones de Fray Diego de Landa, fue la descripción del
funcionamiento de su calendario, que de forma muy similar aparece en
otras fuentes etnohistóricas como los Chilam Balam. En ella, la llamada
“rueda de los katunes” se explica la forma en la cual se contaba usando el
sistema de cuenta corta, el cual fue usado de forma más extendida en el
Postclásico, momentos antes de la llegada de los conquistadores (Landa
1966: 64).
Otra de las fuentes coloniales donde podemos extraer información que
nos dé pistas sobre las formas en las que se manifestó la observación de los
cielos, son aquellas escritas en la clandestinidad, ocultas de toda presencia
de misioneros pero en su contenido. Se trata de los Chilam Balam, los
cuales son un conjunto de escritos que provienen de distintas regiones del
norte de la Península de Yucatán, el más conocido, el Chilam Balam de
Chumayel.
Este facsímil cuyas fechas corresponden al calendario juliano contiene
información relacionada con el calendario, los linajes y textos proféticos,
que difieren de aquellos textos proféticos de los códices prehispánicos. Esta
diferencia es debido a que, durante la colonia los mayas ya no tenían el
status quo que los caracterizo previo al mismo, sino que se encontraban en
una situación desfavorable en cualquier sentido. Esto generó un
sentimiento de odio hacia los conquistadores que motivaba a un futuro no
muy lejano, a la sublevación. En esta, se puede apreciar el uso de sus
sistema calendárico en sus textos (De la Garza 1992: 41).
Entre las señales proféticas que ambos investigadores señalan, se
menciona una que hace referencia a una profecía del Chilar Balam en
donde una catástrofe se repetiría y las señales son eventos astronómicos.
Según Mercedes del Garza, una de las profecías dice:
“Cuando llegaron los españoles había un gran rey llamado Juan Tutul Xiu,
que se fue al Oriente por un sacbé subterráneo, que comienza en Tulum y se
prolonga bajo el mat. Este rey está al tanto de la conducta de los mayas; si se
entregan a los invasores, hará que Dios ponga una cortina negra delante del Sol,
causando la destrucción del mundo. Pero si algunos logran mantenerse separados
de ellos, o al menos en alianza con extranjeros que sepan leer jeroglíficos antiguos,

135
entonces Juan Tutul Xiu retornará del Oriente para reinar entre los suyos ’ (De
la Garza 2001: 192).
Esta profecía retoma elementos de la conquista y alude a los momentos
en que se encontraban los mayas yucatecos. Aquí se puede ver que en el
seguimiento de las profecías de los libros del Chilar Balam, tal seguimiento
también implica la búsqueda de señales en el cielo que les indicaría el
momento para actuar, señales tales como las que se mencionan en el texto,
una cortina negra delante del Sol haciendo una clara alusión hacia algún
eclipse solar, quizá lunar (Ilustración 44).
De igual manera que se mencionó en los textos de Fray Diego de Landa,
en la foja 39r del mismo documento se señala una “rueda de los katunes” en
la que se ilustra de forma esquematizada, las fechas ajaw del calendario
sagrado o cuenta corta con las que se determinaban las fechas., muchas de
las cuales están descritas en otros de los textos proféticos mencionados en el
documento (De la Garza 1992 y 2001). Lo interesante, es que su
funcionamiento nos atestigua de cómo, a pesar de la introducción del
calendario europeo, éste se complementa con el calendario maya de 260
días, especialmente para actividades relacionadas con la milpa y la
adivinación.
En documentos similares, escritos en las regiones mayas, siendo de
contenidos medicinales como E l Ritual de lo Bacabes o códice Calkini, el
RabinalAchí, o el Chilam Balam de Ixil, es posible encontrar formas que nos
demuestran elementos propios de la cosmovisión maya, tales como la visión
cuatripartita del universo y del alma humana, rezos que invocan múltiplos
alusivos al calendario, tales como el numeral 13, 52, 65, 73, 260 y 365
(Arzápalo 1987, De la Garza 1992 y Casares 2014). Sean éstos partes del
alma humana, o como remanentes de los sistemas calendáricos
prehispánicos, conformaron parte del núcleo duro de los sistemas
ideológicos mayas.
Desde finales del período colonial hasta la época independiente de
México y otros países centroamericanos del área maya, aparentemente se
mantuvo un “hiato” o un profundo vacío en torno a la información que
tratara sobre los asuntos religiosos de los mayas, a mi parecer esto es debido
a la situación de inestabilidad que existían en esos países y en el caso
específico de México, a todos los problemas internos y externos, en donde

136
el único interés de México y especialmente de los gobierno de Campeche y
Yucatán era tratar de encasillar a los indígenas dentro de estancias y
haciendas y explotar la mano de obra que proporcionaban. Quizá las
condiciones ideológicas de los grupos mayas que no se sometieron a éste
proceso sean las mismas que se presentarán en el siguiente apartado.
Pero a pesar de tal situación, durante éste período del cual no se tiene
mucha información, podemos rescatar algunos documentos indígena (como
Santo Almaht’a n 84) e informes militares y de viajeros para obtener
información, aunque muy escueta sobre lo que acontecía en cuanto a
prácticas rituales con motivos astronómicos. Durante la guerra de castas en
Yucatán se hizo evidente un grupo de rebeldes mayas provenientes del
oriente de la península, denominados los Cruzo’o b85 que aparecieron
aproximadamente en 1850 (Lizama 2000). Entre los puntos a destacar de
éste movimiento se encuentran el análisis de las señales proféticas que
indican el antropólogo Jesús Lizama (2000) y la historiadora del arte
Mercedes de la Garza (2001), éstas profecías fueron elaboradas durante la
época colonial y algunos eventos de la guerra de castas las usaron como
estandarte y justificación para tal movimiento de liberación.

84 Escrito por Juan de la Cruz Puc, que perdura en las comunidades donde viven los Cruzo’ob.
85 Seguidores de la cruz parlante.

137
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Ilustración 44. Foja 16r del Chilam Balam de Chumayel donde menciona a un eclipse en la parte
superior, acompañado de textos proféticos.

138
Ilustración 45. Foja 39 del Chilam Balam de Chumayel que resalta la “rueda de los katunes” con una
breve descripción en maya colonial de lo que acontecerá en ellos.

139
LA ASTRONOM ÍA MAYA CONTEM PORÁNEA

Como ya se explicó en la introducción al presente capítulo y se pudo


apreciar en la explicación de la continuidad durante el período colonial e
independiente (antes del siglo XX), la actividad astronómica nunca se
interrumpió. La temporalidad que consideraré como prácticas astronómicas
mayas modernas será a partir de las primeras etnografías realizadas por
instituciones académicas de principios del siglo XX hasta las etnografías
realizadas durante el primer año del siglo XXI. En cuanto a la actividad
estudiada la seguiré nombrando astronomía por el grado de conocimiento
necesario para comprender el movimiento de un determinado astro, aunque
en realidad nunca ha dejado de ser astrología, ya que para el sacerdote
maya, el interés en seguir el movimiento de los astros es para entender el
comportamiento del hombre según la voluntad de los dioses y la naturaleza.
En el pasado prehispánico, la astronomía maya se hacía presente a través
de las pinturas murales, los registros labrados, los códices y en la orientación
de sus observatorios y templos. Después de la conquista, la astronomía se
manifiesta a través de los rituales y los rezos mayas. Buena parte de los
rituales mayas que voy a exponerles tienen su remanente prehispánico, y de
una manera implícita demuestran que el conocimiento astronómico no se
ha extinguido. Cada ritual puede diferir de una región maya a otra, tanto en
el contenido como en las fechas en que se presente, aunque se trate del
mismo astro, como lo pudiera ser el Sol o algún otro cuerpo celeste como
las Pléyades.
En todas éstas etnografías se hacen presentes lo rituales, elementos que
según Turner (1988) son el reconocimiento compartido de una existencia
de vínculos entre los miembros de un grupo o una etnia (Turner 1988).
Como la astronomía se encuentra dentro de los rituales, éste conocimiento
también es considerado como un aspecto que representa la identidad maya,
así como el tejido y la lengua, ya que también es parte de su cosmovisión.
Dentro del mismo, otro elemento que veremos, es el uso del calendario
ritual de 260 días en combinación con el año solar de 365 días y sus
respectivos múltiplos, los cuales siguen teniendo fuertes vínculos con la
agricultura. Con respecto al calendario civil, quizá sólo se reconfiguró con el
calendario gregoriano (primeramente juliano) que fue impuesto por los

140
conquistadores y en la actualidad es el regulador de todas las actividades de
la comunidad con relación a la vida civil y que los engloba en sus respectivos
países y estados de los mismos.
En el caso de los mayas contemporáneos, especialmente para los mayas
yucatecos, la persona encargada y guardián del alto conocimiento y del
orden cósmico es el J-Meen 86 (Bastarrachea 2001 y 2002). Según
Thompson (1984) consideró a los J-Meeno’ob como los remanentes de una
jerarquía de sacerdotes menores, puesto que sólo se encargaban de
adivinaciones, curaciones y la realización de simples ritos y ceremonias de
lluvia, ya que al momento de la conquista, desapareció el alto clero
sacerdotal de los mayas y únicamente sobrevivieron a causa de su humilde
condición (Thompson 1984: 214).
Esta idea ha sido controversial, ya que el uso de calendarios sagrados y
principios aritméticos similares a los encontrados en códices mayas como el
Dresde (Lee 1995) podría decir que son evidencia de que los J-Meeno’ob no
son los remanentes de una jerarquía menor sino son directamente los
descendientes de la clase sacerdotal maya. Dentro de las actividades del J-
Meen y a lo largo de su proceso de aprendizaje, existen varias categorías
dentro de su grupo de especialistas religiosos. Según Bastarrachea, para que
una persona pueda ser un J-Meen, necesita de una formación, pero se dice
que los más poderosos son los que al momento de su gestación, reciben el
don de la sabiduría y sus poderes cuando se cruzan dos astros de nombres
Sáastun y Sáas K iliiM itun81.
Antes de que alcance la categoría de J-Meen, necesitará pasar por cuatro
etapas aunque el esquema varíe un poco de acuerdo a la región. En
Chinkindzonot se encuentra la siguiente categoría; el Aj Ts’aak Xiiw o
Hierbero, Aj K ’in Boobat o sacerdote profeta, el Aj K ’in Ch’áak o sacerdote
de la lluvia y el Aj K'in Balamtun o sacerdote solar, guardián de la estela (el
alto conocimiento). En Espita encontramos otra clasificación similar a la
anterior, el Yáax Yul Uk’ik Ka’an o primeros conocimientos, el K ’abax T’aan
Ka’an o vocero del cielo, el U Jaajats’ Ka’an o Rayo del Cielo y el J-Meen o
el que hace porque sabe. La principal función del J-Meen es conservar y
transmitir el alto conocimiento así como proteger con su DON a su

86 Es la forma en la que se conoce en maya yucateco al especialista religioso que resguarda el antiguo
conocimiento que los identifica y les su sello cultural como mayas.
87 Los cuales todavía no has sido identificados dentro de las constelaciones y astros occidentales.

141
comunidad de los malos vientos y la maldad en general (Bastarrachea
2002). Otra de sus características, es que sus rezos siempre son en lengua
maya, nunca en español, la que según ellos, esta lengua es traída por los de
fuera y los señores del monte no la saben reconocer (Bastarrachea 2001).
Esto no es único de la región maya de Yucatán, tanto entre los
caqchiqueles como entre los kekchís, la mayor parte de estos conocimientos
que Bartolomé (2004) designaría “de costumbre” recaen sobre el papel del
especialista ritual - religioso local, llamado en sus respectivas lenguas como
chimán (especialmente entre los caqchiqueles de Chimaltenango,
Guatemala), cuya labor es la de ser un intermediario entre las deidades y los
hombres, un mantenedor de las costumbres y tradiciones, las actividades
adivinatorias y el uso de los calendarios prehispánicos. Su poder es
maximizado por el uso de fetiches tales como rocas de cuarzo, granos o
cualquier piedra o mineral de difícil extracción (Ruz 1992: 234).
Regresando con los mayas peninsulares, todos estos principios se hacen
manifiestos en la vida ritual de los mayas, tal es el caso del Cha’Cháak.
Mientras los hombres preparan los panes de maíz (a manera de ostias) estos
deben ser cocidos en un horno subterráneo (pibinales); dichos panes son
una representación cosmológica ya que algunos están divididos en trece
capas de maíz y otros en nueve capas de maíz, los primeros representando a
las trece capas del cielo y los otros a las nueve capas del inframundo. A su
vez, sobre la mesa de ofrendas se colocan 16 jícaras y a cuatro metros de
ésta se coloca un travesaño de donde penden otras dos jícaras, que en
conjunto simbolizan los 18 meses de 20 días del calendario maya
prehispánico. A los anteriores se agregan cinco jícaras para ingerir las
bebidas rituales, que aluden a los cinco días finales del calendario
mencionado (Bartolomé 1988: 243 y 244).
Otro de las ceremonias en donde se hace presente estos elementos
cosmogónicos es durante la ceremonia del K'ex, en la cual, se colocan varios
objetos en el altar doméstico del paciente, previo confeccionamiento de un
arco hecho con hojas del ja’abin88. Se colocan 13 pequeñas tortillas de maíz;
13 lek (recipientes) con un guisado de gallina; 13 xcax (pequeñas jicarillas de
zacá, en ocasiones se le agregan otros 13 elementos como el pan de maíz
envuelto con hojas de plátano (Bartolomé 1988: 241).

88 Árbol de cuyas hoja se infiere tiene propiedades mágicas las cuales son usadas en muchos rituales.

142
En cuanto a los temas referentes con el calendario ritual, el etnólogo
Remington (1977) cuyo trabajo se centró en los grupos pertenecientes a los
altos de Guatemala, encontró que como parte de sus creencias
cosmogónicas de los grupos mayas Quichés y Caqchiqueles había
evidencias del uso de un calendario civil cristiano de 365 días anexo a un
calendario ritual de 260 días en el cual se basaban actividades tales como la
adivinación y la predicción de presagios tales como el de los eclipses, el más
temido por toda la comunidad (Remington 1977: 76-78).
En la década de 1940, el etnólogo John Lincoln de la Carnegie
Institution of Washington, realizó un trabajo sobre los Ixiles en el
municipio guatemalteco de Nebaj, aunque no siendo su intención principal
el tratar temas relacionados con cosmovisión y religión maya, entre las
descripciones de su etnografía dedica un pequeño apartado en su obra a la
descripción que según él pudiera servir de punto de partida para sus
compatriotas arqueólogos para entender los misterios del calendario maya,
pues en la comunidad que él estudio, relata la presencia del uso de un
calendario dual, según el similar al que se pudo haber usado en tiempos
prehispánicos (Lincoln 1942: 98).
Este calendario, según Lincoln, estaba compuesto por uno de 365 días,
considerado de uso civil, en donde un brujo (según la denominación hecha
por el autor) tenía una cuenta de 360 días, la cual se sincronizaba con el
calendario cristiano de la población y muchas de las fiestas cristianas se
celebraban siguiendo a este calendario, pero también contenía portadores de
año que eran cuatro y su designación se hacia durante los equinoccios y los
solsticios (Lincoln 1942: 100-102).
Por otro lado, el calendario de 260 días era utilizado para ceremonias
agrícolas de carácter ritual en donde su uso se limitaba exclusivamente al
especialista religioso que llevaba la cuenta en múltiplos de 13, mientras que
otro brujo lo hacia en períodos de 20 días. Destaca que el nombre de
algunos días y meses de este calendario como Imux, I’q, y Akbal tenían el
mismo orden que los Imix, Ik’ y Akbal del calendario prehispánico (Lincoln
1942: 99-104). Estos mismos principios, según Anthony Aveni, parecen
repetirse entre los Chortís de Guatemala, ya que en comunidades como
Chiquimila, Tan Sha y Estipulas (Aveni 1991: 52-54).

143
Más adelante, Bárbara Tedlock (1991) en su trabajo sobre el municipio
de Momostenango, Guatemala, perteneciente a los mayas Quichés,
encontró las mismas evidencias del uso de un calendario civil o vago de 365
días conocido en la lengua de los nativos como masewal k'ij (el ciclo del
hombre) con cuatro fechas de comienzo, las cuales son Quej, Eh, Noj, e Ik,
en alusión a los cuatro puntos cardinales, y termina el año con cinco días
temidos, conocidos como el mixprix que es una víspera para el cambio de
portadores, en la cual se considera que el peligro es latente y todo puede
pasar (Tedlock 1991: 181).
Así mismo, la presencia del calendario de 260 días, cuyo nombre en
Quiché es rajilabal k’ij (cálculo de los días) el cual es calculado -según la
investigadora- a través de la observación diaria del movimiento del sol por
parte de los especialistas religiosos quichés, especialmente en las salidas y las
puestas del astro sobre el horizonte, con las cuales determinan las estaciones
según los equinoccios y solsticios a los cuales los conocen como xolcatbe
(cambios de senderos) y cuando transita por el cenit del lugar como jalbal
(lugares de cambio), en especial este último determina las fechas en las
cuales se comenzará a sembrar el maíz blanco y el frijol (Tedlock 1991: 181
y 182).
Todas estas observaciones no son en sí únicamente la evidencia concreta
de tal actividad, la etnóloga destaca que cada observación es acompañada
por momentos rituales y calendáricos, dirigidos por los especialistas
religiosos mayas quichés, teniendo entre los más comunes los cambios de
los alférez, los jefes de familia, las fiestas del santo patrono y otras
festividades maya - cristianas.
En este punto, es posible observar de cómo se van relacionando
festividades rituales en donde las aparentes luchas entre las creencias nativas
y las impuestas conviven mutuamente formando un sincretismo entre
ambos, un ejemplo la propuesta del etnólogo mexicano Guillermo Bonfil en
donde los elementos ajenos se vuelven propios y su uso es dirigido por el
grupo mismo (Bonfil 1992). Dichos rituales tienen su recurrencia en las
cimas de los cerros, en medio de los montes sin trabajar, dentro de la capilla
y en altares domésticos fijos e itinerantes dentro de los patios de las casas.

144
También basan sus jerarquías según su asociación con astros89 y numerales
del calendario (Tedlock 1991: 187-188).
Según Calixta Guiteras, ninguno de sus informantes (incluyendo al
especialista religioso) conocía lo que es el año bisiesto. Para ellos, el sol
cambia de lugar dos veces al año: en el primero el ‘Elech se desplaza hacia el
sur y los días son más cortos y el primero Bats’ul se mueve hacia el norte y
los días se alargan. Durante estos días los ancianos se levantan con el alba y
le ordenan al Sol que tome su verdadero lugar (Guiteras 1965: 38).
Dentro de su etnografía, la vida ritual y cotidiana también se rige
justamente por algunos elementos celestes como el sol, la luna y Venus
(como se mencionó anteriormente) entre otros. Este conocimiento es
adquirido a través del especialista religioso conocido como Totime'il el cual
obtiene su cargo a través de su contacto con las divinidades mientras sueña
o tiene visiones (Guiteras 1965: 37). Aquí es donde la etnografía, reitera el
papel del chaman como la persona en la que recae el poder en las relaciones
sociales y en la denominación del mismo (Casares 2014: 112).
En otro trabajo etnográfico, Gary Gossen encontró entre los Tzetzales
de San Juan Chamula, en la comunidad de Milpoteca en el estado de
Chiapas, el uso del calendario sagrado de 260 días en combinación con el
de 365 días, específicamente sobre una tabla de madera vieja de una antigua
puerta, que servía de tabla calendárica en donde se anotaban todas éstas
cuentas y cálculos matemáticos (Gossen 1974: 218-234).
La tabla fue construida por un especialista religioso llamado Totik me'il
de la comunidad (ejido) de milpoteca empleando una serie de marcas de
carbón que correspondían a los días del año común o de 365 días. La
sucesión de marcas se puede leer de izquierda a derecha empezando por la
parte superior, algo similar a como proponen los epigrafistas para la lectura
de los glifos mayas prehispánicos -según Ayala 2001-. Una peculiaridad del
orden de la tabla es que la vigésima marca es más firme que las demás
marcas en el tablero (Gossen 1974: 227-246).
Entre otras características de la tabla, es que ésta se llenaba con un total
de 18 series de veinte marcas y agrupamiento único de cinco, lo que daba
89 el sol a lo masculino y lo más elevado, seguido de la luna, de Venus y otras estrellas hasta el nivel más
bajo de su escala social.

145
una suma total de 365 días. El mes infausto de cinco días era llamado
C’ayk’iin (en lugar del Uayeb prehispánico) y se encontraba a la mitad de la
segunda línea para el año de 365 días que se estaba registrando (Gossen
1974: 242-247). Actualmente, la tabla calendárica que menciona Gossen se
encuentra en un museo norteamericano.
En otro trabajo similar sobre la vida cotidiana de los Zinancantecos, se
demuestra cómo está plasmada de elementos simbólicos que aluden a un
orden social basado en un orden cósmico. Menciona que la elaboración de
los altares en la población (recalcando que es similar en Chenalhó y
Chamula) se encuentran elaborados con una cruz que se establece arriba del
altar y delimita las tres regiones en donde el sol hace su aparición al oriente,
por lo que se ubican al Este. En su costado poniente de las cruces se
encuentran velas mayores, luego en una mesa adjunta en la misma dirección
otras velas y flores, preferentemente de color rojo seguido de un incensario,
a un lado va el chaman (hacia el Sur) y hacia otro el rezado o el paciente
que se atienda (hacia el Norte) (Voght 1979: 80).
En estas prácticas curativas, se invocan muchos elementos propios de su
cosmovisión que ya vimos en párrafos anteriores. Estos rituales curativos
tienen un altar con la disposición que anteriormente cité y cuando es un
caso grave se lleva al paciente a los santuarios de la montaña. Se acuesta al
paciente en una cama con ramas de plantas, su cabeza hacia el oriente y sus
pies hacia el poniente, a manera de simbolizar un mini universo en el
cuerpo y disposición de la persona (Voght 1979: 111).
Durante el proceso de curación de un paciente, lo que hace el sacerdote
maya, es recuperar o volver a armar el alma de su paciente que se ubica en
una cama corral previamente orientada, coloca las ofrendas al oriente, del
lado de la cabeza del paciente y al culminar el ritual, el paciente consume
los 52 granos de maíz para equilibrar su alma, ya que se dice, está
compuesta por 52 partes. A su vez en el altar se encuentran 13 ramos
compuestos por cuatro plantas diferentes, de ahí que de los 52 gramos hay
13 granos de maíz blanco, 13 de maíz rojo, 13 de maíz amarillo y 13 de
maíz negro (Voght 1979: 140).
Dentro de la vida religiosa, los rituales son precedidos por el especialista
religioso, quien es el encargado de regir y regular la vida ritual y religiosa de
los Zinacatecos, incluso su papel llega a permitirse dentro de los rituales de

146
índole católica, en la formación de cargos como los alférez, los mayordomos
y otras autoridades locales que presiden estas celebraciones. Su presencia es
un indicativo del prestigio que se genera a partir del sistema de cargos
llevados en esa comunidad Tzotzil (Cancian 1976: 43).
Al final menciona a otro ritual denominado K ’In cuya función es la
conmemorar el paso del tiempo, se realiza en inicios de año, generalmente
en enero y uno de sus propósitos es fijar año con año el ciclo agrícola anual,
son de carácter público y se encuentran acompañados de músicos y cohetes,
también se realizan de forma conjunta con otros rituales (Voght 1979: 143­
145).
Regresando con los mayas yucatecos, tanto Redfield como Villa Rojas
han hecho interpretaciones sobre la importancia del sol no sólo para la
milpa sino también presente en algunas de sus ceremonias, tanto de
orígenes prehispánico (agrícolas) como las católicas, es ahí en donde la
figura del sol es representada por la figura de Cristo (Redfield 1941: 76 y
Villa Rojas 1980: 38), como ya se había mencionado a principios del
capítulo. Sobre los mayas yucatecos, las mayores referencias hacia el astro
rey se han realizado implícitamente a través de sus rituales y sus momentos
de clímax, como el medio día (el sol sobre el cenit), por lo que lo explicaré
más adelante en el apartado sobre las ceremonias y rituales asociados al
monte.
El sol es este elemento de su naturaleza próxima que culturalmente
mantiene las principales características de lo que era la religión maya
prehispánica, como regidor del tiempo, de las temporadas de lluvia y todos
los cambios climáticos venideros, así como una figura sagrada de las más
importantes dentro del panteón maya. Al mismo tiempo, contiene
características de origen cristiano como su personificación en Cristo, de tal
forma que el sol es un elemento que concilia tanto aspectos mayas como
occidentales. Tampoco es de extrañarse que en algunas comunidades tengan
más valor simbólico los Cristos negros por encima de los blancos.
Esto presupone que la existencia de situaciones que simbólicamente
representan un orden cósmico equilibrado, que es justamente lo que
pretende el campesino maya, mantener un equilibrio entre su actividad
destructora extractiva y la propia dinámica del monte. Uno de los elementos
presentes en las ceremonias agrícolas de Yucatán que García Quintanilla

147
expone como principal es el sol. En su ciclo cósmico, los momentos en el
ritual de rogación por los permisos, la ofrenda va para cada esquina,
representando los puntos que sostienen el mundo a los cuales existe un
vigilante (como se mencionó anteriormente) el cual recibe una ofrenda.
Uno de los dos momentos más importantes son justamente cuando el sol,
simbólicamente transita por los ejes del mundo que son el cenit y el nadir,
representados simbólicamente como las “doce” del día (cenit) y de la noche
(nadir) momentos en que las oraciones y las siembras tienen mayor
importancia que otras horas (García 2000: 274 y 275).
En un trabajo similar, la investigadora Victoria Bricker (1993) en la
comunidad de San Juan Chamula estudió la vida ritual y los sustratos
mitológicos de la ideología maya en esa comunidad. En ese estudio se
puede confirmar las asociaciones anteriormente señaladas, sobre el papel
que desempeñan los elementos celestes en la conformación del pensamiento
ideológico - ritual de los mayas. Menciona que durante la cuaresma, en los
días de la celebración del culto a la pasión de Cristo, los participantes
vestidos de personajes cristianos adoptan características sagradas que no
sólo representan el orden del universo, sino también incorporan elementos
del conflicto étnico entre los chamulas y los ladinos como parte de dicho
conflicto (Bricker 1993: 303).
Una de estas representaciones, en la cual se asocia a Dios con el sol, es
cuando la cabeza de Dios shol htotik se simboliza mediante la punta metálica
de una lanza montada en el extremo del astabandera que lleva el pasión en
las procesiones. El estandarte representa la vestimenta de Dios “cuando el
pasión baila, Dios está bailando; cuando el pasión corre, Dios está
corriendo, cuando el pasión se detiene, Dios también”, aludiendo al
movimiento solar diario. Esta creencia sustentada por medio de la pasión,
representa el regreso de Dios a la tierra mientras dura la semana santa
(Bricker 1993: 304).
Según Bárbara Tedlock, para los mayas Quiches estos ciclos de
observación solar se encuentran estrechamente ligados a la agronomía, pero
tiene su complemento con otras observaciones tales como los ciclos de la
luna y de algunas constelaciones con apariciones regulares. Para el caso de la
luna, este astro regula la temporada de siembras de las semillas de maíz y de
frijol, así como las épocas en las cuales los habitantes pueden tener
relaciones sexuales, especialmente en las fases menguantes del astro

148
nocturno. Por otro lado, cuando se trata de la producción agrícola en
terrenos nuevos, es justamente la constelación de las Pléyares, llamadas
motz (puñado o montón), las que determinan las fechas en las cuales se
debe realizar esta actividad, generalmente es para el mes de febrero, abril y
mayo, meses en donde se regula y controla la temporada de quemas
(Tedlock 1991: 182).
El análisis hecho por el investigador Ulrich Kohler, relata que los
pableros tienen especial devoción al Wasak Men, dios creador y guardián
que vive en cada esquina del mundo y a el Dios solar, también llamado
Htotik ta winael o nuestro Santo Padre del Cielo, también personificado
como Cristo. A él se le debe el maíz y la vida en la tierra, protege a los
hombres y se le dedican oraciones en la mañana (al salir el sol) al medio día
y cuando se oculta. La luna es llamada como Hme’tik o nuestra madre y es
la madre del Dios solar pero es inferior a él y se le asocia con la Virgen, el
agua, con los lagos y a veces con los cerros (Kohler 1995: 14-18).
Todos estos elementos se hacen presentes en su análisis de una oración
curativa, especialmente para el alma y en la misma encuentra elementos de
origen prehispánico y de religión mesoamericana y maya, especialmente en
los seres que invoca para la curación. Primero se invoca a las cuatro esquinas
del mundo, al Dios solar y a la Santa Madre (la luna) en el orden
mencionado, en donde se les suplica que recuperen el alma que otros seres
vendieron y que le causa tanto mal (Kohler 1995: 27-61).
En cuanto a la luna para los mayas yucatecos, es un astro asociado con la
diosa maya lunar Ixchel -cuyo fundamento del nombre, epigráficamente es
insostenible-, que en los tiempos prehispánicos servía para correlacionar
cuentas calendáricas de 29 días con las cuentas de los calendarios de 260
días y 365 días. Relacionada además con la mujer y la fertilidad. En la
actualidad, este pensamiento se mantiene con alguna vigencia y algunos de
los sitios arqueológicos en donde se realizaban estas peregrinaciones en
honor a la diosa de la luna seguían en uso no hace mucho tiempo, como es
el caso del santuario de la isla de Cozumel. Cuando me encontraba
realizando un trabajo de campo en la comunidad de Yaxchekú90, platicando
con un informante, me comentó que su abuela solía ir de viaje a Cozumel al

90 Como parte de la materia denominada “taller etnográfico del área maya", en la cual, la investigación se
enfocó hacia la percepción de los habitantes de comunidades cercanas a zonas arqueológicas y como
influían en la generación de mitos.

149
pedir por la fertilidad de sus hijas, llevando flores y atole para la madre de
dios (que en realidad pudiera ser la diosa lunar y su imagen en el santuario).
De la misma manera, también la asociación mencionada con la
fertilidad, hace de su presencia indispensable para el cultivo de algunas
frutas y vegetales en ciertas fases de su ciclo mensual, sin contar que
también es usada por los J’Meeno’ob para resolver problemas de fertilidad y
embarazo entre las mujeres de su comunidad (Marion 1994: 126 y Teran
1994: 257). Este astro caracterizado con propiedades femeninas, también se
hace presente en la cantidad de mitos e historias que forman parte del
acervo cultural de los mayas yucatecos (Boccara 2001), que son aspectos que
permanecen en la memoria histórica y colectiva de un pueblo.
Como punto comparativo, Remington pudo recolectar que las
actividades rituales establecidas por los especialistas religiosos estaban
ligadas a las trayectorias de algunos astros y constelaciones como las
Pléyares, como las estrellas de Géminis (Castor y Pollux), Regulo,
Escorpión, principalmente en su tránsito por los ortos y ocasos heliácos
(posiciones que según el etnólogo definen los momentos cúspides de
algunos rituales nocturnos). Llama la atención, de sus registros en torno al
funcionamiento de algunos cuerpos celestes como el Sol y la Luna, ya que
según los Quichés, no siguen trayectorias iguales, sino que son separadas y
que a su vez, cada una cambia de acuerdo a la estación. Para ellos, el sol sale
por el norte cuando las noches son cortas y es temporada de lluvias y
viceversa, mientras que la luna se dirige en sentido contrario (Remington
1977: 82).
En la comunidad Tzotzil de San Andrés Larráinzar y Tzeltal de Chanal
en los altos de Chiapas, la luna, como Venus y el sol son astros que reciben
veneración o al menos durante los principios del siglo XX, en donde todavía
no había una presencia de la iglesia católica (específicamente antes del siglo
XIX), por lo que muchos santuarios prehispánicos habían estado en uso
constante hasta aquellos días, en donde otra de las cualidades de la cruz era
la representación de la cruz estrella en referencia a “Cruz Mu Kul Eek” o
Venus, el cual era hijo de la Luna y el hermano menor del sol - Cristo
(Hayden 1990: 357).
Para los Tzotziles de Zinacatán, el ayudante del Sol es Muk’Ta K ’anal o
“estrella grande” asociada a Venus. La luna, conocida como Hch’Ul Metik o

150
“nuestra Santa Madre” es asociada con el agua, los cerros y los lagos, al
mismo tiempo que con la Virgen María. Las estrellas o K ’Analetik son
consideradas como velas y veladoras (para el caso de las constelaciones) que
sirven para iluminar la noche, algunas de éstas estrellas son asociadas al
mismo tiempo con seres del monte (Voght 1979: 34 y 36).
Otra de las características que componen el cosmos maya es su
vinculación con el plano terrenal, especialmente de los cuerpos celestes. La
luna es vinculada con el agua, la fertilidad y con la Virgen. El Sol se le
considera como el Santo Padre quien lleva el calor y la vida, a veces con
Cristo que es la deidad más respetada y la más atacada por los seres
malignos quienes quieren acabar con la vida en la tierra. Los cerros y las
montañas son seres aparte y constituyen el hogar de las deidades de la lluvia
y de los animales. El sol y la Luna no son eternos, por lo cual son
susceptibles de ser aniquilados. Otro de los elementos es el Ch'ulel cuya
equivalencia es como el aire, puede ser parte o toda el alma de un invididuo,
puede acarrear cosas buenas como cosas malas91 (Guiteras 1965: 236 y 237).
Un último aspecto que nos narra Calixta Guiteras sobre la luna, es que la
gente, pero especialmente el especialista religioso (Totime’il) observan
meticulosamente las fases de la luna, desde “su oscuridad” o luna nueva, su
cuarto creciente, su cuarto menguante hasta “su plenitud” o Luna llena
hasta su camino a las tinieblas. Estas observaciones se relacionan
estrechamente con la puesta del Sol poniente. Es justamente cuando la luna
entre en esta fase de visita al inframundo (que dura tres noches) que se le
dice a la población que no se puede sembrar nada (Guiteras 1965: 37).
Otros astros nocturnos que se involucran dentro de las actividades
cotidianas de la agricultura se encuentran las estrellas Castor y Pollux de la
constelación de Géminis, llamadas quib pix o quib chuplinic (dos chispas o
dos brillantes respectivamente) quienes según los locales anuncian la época
de las lluvias más fuertes cuando se encuentran cerca de la salida del sol
durante la temporada de verano. Por otro lado se encuentra la constelación
de la Vía Láctea o xibalbá be (camino hacia la región subterránea), la cual
cada que aparece en el cielo nocturno anuncia la abundancia en las
cosechas, la mejora de la fertilidad y se acompaña con danzas y misas para
agradecer el renacimiento del maíz del inframundo (Tedlock 1991: 183).

91 Características similares a los ik’oob de los mayas yucatecos como veremos más adelante.

151
Dentro de las constelaciones que tienen una importancia ritual, también
destaca la constelación de Orión, que mayormente son visibles durante la
época de inverno en la mayor parte del territorio mesoaméricano. De esta
constelación llama la atención tres estrellas que resaltan por encima de las
demás a simple vista. Estas tres estrellas eran consideradas como tres
piedras sagradas por el J-Meen de la comunidad de Yaxchekú, ya que según
él, cada una de éstas piedras representan el origen del mundo, en sus
palabras:
aya que hacía mucho tiempo, cuando el mundo se creó contaban los antiguos que
antes de construir las ruinas del cielo se asentaron tres grandes piedras y sobre las
piedras se creo el mundo que vivimos, ahora solo quedaron en su lugar del cielo y
en la tierra solo lo recordamos cuando se cocina, es así, por eso usamos tres piedras
para el fogón, aunque ahora la estufa lo hace todo pero en para ocasiones
importantes aunque haya estufa usamos elfogón de tres piedras, así recordamos a
nuestras costumbres" (Casares y otros 1999).
Es de notar que la visión maya prehispánica también menciona a tres
piedras. Los registros arqueológicos se encuentran localizados en la Estela
C de Quiriguá, Guatemala, ya que después de mencionar la fecha de inicio
de nuestra era, se menciona en el texto jeroglífico que se colocaron tres
piedras por diferentes dioses mitológicos (Callaway 2011: 191 y De la
Garza 2002: 37). Es interesante notar como la evidencia etnográfica se
relaciona con la evidencia arqueológica no obstante el lapso de siglos que
existen entre el relato y la inscripción calendárica.
Como se mencionó en el apartado anterior sobre la orden de los
Cruzo’ob o seguidores de la cruz parlante, sus prácticas rituales, bélicas están
asociadas con la astronomía. Esta astronomía se basa en la búsqueda
continua de señales en el cielo que serán los indicadores de la liberación del
pueblo maya, se basan en las profecías de los libros del Chilam Balam y del
Santo Almaht’an. En al apartado anterior se mencionó una cita sobre las
señales astronómicas (eclipse de Sol) que indicaran el momento de
recuperar su autonomía. En relatos más recientes se puede observar
similitudes con el relato histórico, veamos un ejemplo de Jesús Lizama92
(2000):

92 El texto se encuentra incompleto, ya que solo seleccione los fragmentos que contienen elementos
astronómicos que impliquen observación.

152
“ Nuestro antepasados cuentan que según la leyenda que Dios escribió con su
propia mano y que dejó a nosotoros ... Muchas personas lo platican a sus hijos, por
eso losjóvenes que crecen saben que la vida va a llegar hasta el año dos mil. Antes
de que desaparezca el mundo van a haber bendiciones o señales que pasan
normalmente. Anteriormente decía la leyenda, en Chan Santa Cruz va llegar el
tiempo en que se van a cruzar cuatro sogas blancas; estas sogas son las carreteras a
Mérida, a Valladolid, a Cancún y a Vigía Chico. Estas sogas son signo de que el
tiempo va ha cambiar; o sea que ahora el tiempo ya cambió...
La guerra que vendrá empezará lejos y terminará aquí, pero antes de que
comience se darán varias señales ... Cuando se den todas estas señales, aparecerá
un Ch’el (arcoiris), si aparece en chik’in (poniente) la guerra va a empezar entre
los macehuales; si aparece en lak'in (oriente), la guerra la van a comenzar los
dzules. Saldrá también un cometa llamado buts’ek, y quedará rojo el cielo. Esta
nube roja es la señal de las balas, los cañones y los humos. Entonces se volverán a
tomar las armas y los extranjeros de otrospaises van a venir a ayudar a los mayas
Y el mundo se va a poblar de otros hombres, ya que los de ahora van a morir
todos, menos cinco, que Dios va a escoger para dejar historia, pero que van a
morir después de contar la vida anterior. Estos son los hombres que tienen menos
pecados y los que van a quedar vivir en la nueva era que va a comenzar. Para el
fin del mundo volverá a bajar Dios personalmente, pero no se sabe cuando
sucederá. Cuando baje va a perdonar a todos sean ladrones, ricos o pobres, todos
van a serperdonados " (Lizama 2000: 58).
Dentro de ésta narración profética resaltaré algunos puntos que indican
la constante observación en los rituales mayas actuales. Primeramente al
hablar de señales en el cielo como el arcoiris, será un indicativo de la
voluntad divina ejercida en la tierra de los mayas, así como el cometa
('Buts’ek significa cometa o estrella humeante) se presentará para indicar que
el fin del mundo está próximo, y con eso una nueva esperanza para la
sociedad maya (Lizama 2000). Este dato, ha sido mal interpretado por
grupos milenaristas, operadores turísticos y gobiernos estatales haciendo del
año 2012 un circo bastante lejano de lo que el propio contexto cultural
maya fue, tergiversando una tradición profética y reduciéndola a
espectáculos con fines políticos y comerciales.

153
DESARROLLO DE LA ASTRONOM ÍA MAYA

Son pocos los sitios del Preclásico que han sido investigados en materia de
arqueoastronomía hasta el momento de ésta segunda edición. Según la
información presentada y actualizada, podemos ver que en éste período se
logró retomar de los grupos istmeños Mixe - Zoques, un calendario dual,
que a finales de éste período ya era completamente funcional pero que
siguió experimentando cambios paulatinos. Los observatorios astronómicos
pasaron de ser simples lugares despejados a grandes conjuntos
arquitectónicos en donde se registraban los principales eventos solares, es
decir, la actividad se fue complejizando y difundiendo por toda el área
maya.
Durante el Preclásico las alineaciones de las estructuras son mayormente
hacia eventos solares y en pocos casos hacia otros cuerpos celestes como la
Luna u otros astros visibles como Venus así como alguna otra constelación.
Se podría hablar de dos motivos principales, el primero es que el mayor uso
de éste tipo de orientaciones hacia eventos solares es para regular los
calendarios agrícolas y asegurar una buena cosecha; Otra razón pudo ser
que su calendario se comenzaba a establecer y para finales del Preclásico ya
estaría consolidado. Todavía no se extendía ampliamente la necesidad de
calibrar un calendario que no tenía mucho tiempo de haberse instaurado,
pero la probabilidad de que los antiguos astrónomos mayas se percataran de
los errores producidos por el movimiento del Sol existe, como el hecho de
que el año solar no es de 365 días exactos. Dichos motivos hacen probable
que aún no se aprecien las orientaciones calendárico - astronómicas, pero
hasta ahora, son pocos casos de su existencia para ese período.
Durante el período Clásico podemos distinguir de el desarrollo y los
cambios en la astronomía practicada por los mayas. Un ejemplo es que los
mecanismos de medición del tiempo se fueron haciendo más completos,
complejos y extendidos. A la par con el desarrollo político, económico y
social de los sitios y urbes mayas, la astronomía fue desarrollando técnicas
más complejas y más apegadas a su calendario, tal es el caso de las
orientaciones calendárico - astronómicas que son más recurrentes durante
éste período. La razón podría ser los antiguos astrónomos mayas se
percataron de que el movimiento del Sol no era del todo exacto y por lo

154
mismo se fue dando cuenta de que su calendario se fue atrasando con
respecto a sus cuentas solares. Una de las propuestas del libro, es que estas
alineaciones fueron una posible solución a éste problema, en cualquiera de
las variantes de familias, se podía seguir el movimiento del Sol a lo largo de
todo el año y con él se podía calibrar el calendario civil (de 365 días) con el
calendario ritual (de 260 días) al mismo tiempo e incluso podía calibrarse el
movimiento del Sol con el de otros astros como Venus.
Los edificios en donde se presentan éstos eventos astronómicos
comienzan a ser más específicos en sus funciones y claramente
pertenecientes a las élites gobernantes. Espacialmente se propone así, ya
que la mayoría de las alineaciones se presentan en lugares donde no más de
cinco personas podrían observarlos, ya sean sobre pequeñas plataformas o
sobre grandes basamentos piramidales. En algunos casos se pueden apreciar
en los Palacios y otro tipo de construcciones que contenga funciones
rituales, como estructuras con plantas en formas de laberintos. Esto
demuestra que éste conocimiento ya no sólo se empleaba principalmente
para usos agrícolas, sino que también tuviera la misma importancia en
aspectos políticos para legitimar el lugar de los gobernantes o para justificar
guerras por medio de motivos religiosos y sagrados (aunque detrás existan
circunstancias políticas y económicas), especialmente cuando no existieran
justificaciones de tipo político.
También se puede apreciar que durante éste período muchos
asentamientos son más extensos y las trazas urbanas mantienen una
referencia similar. La astronomía les proporcionó una herramienta para
poder fijar puntos a grandes distancias, sólo siguiendo la dirección que el
Sol les marcaba o cualquier otro astro. Otra situación es que junto con el
crecimiento y expansión de rutas comerciales, no sólo dentro del área maya,
sino con otras regiones de Mesoamérica, la influencia se hace presente no
sólo en cerámica y estilos arquitectónicos, sino que algunos sitios también
comienzan a exportar o a imponer su conocimiento astronómico a otros
sitios o lo reciben de otros grupos.

Un aspecto importante a notar durante éste período, es que los sitios


arqueológicos que recibieron algún tipo de contacto -políticoy/o
económico-, o bien eran parte del territorio alguno otro sitio mayor por
conquista o alianza, también comparte en su mayoría una forma

155
predominante de medir el tiempo a través de alineaciones solares. La
propuesta de las familias astronómicas en fechas relacionadas con el
calendario de Jesús Galindo, deja expuesta su concordancia con modelos
arqueológicos de contactos culturales. Uno de los ejemplos presentados en
el libro, fue de la región de Chenes y sus cercanías, donde entre las fechas
presentadas, la que predomina en sus estructuras es la alineación con el Sol
(matutina o vespertina) en fechas del 12 de abril / 2 de septiembre, así
como en sitios del norte de la Península en fechas como 9 de octubre / 4 de
marzo y más al oriente, fechas del 29 de abril / 13 de agosto.

En el período Posclásico, la astronomía maya siguió mostrando cambios


en las orientaciones de sus estructuras y sobre todo en el registro de sus
eventos, ya que en éste período se conocían con mayor precisión el
movimiento del Sol y otros astros nocturnos como Venus, la Luna y otras
constelaciones, ya que para éste momento se habían acumulado varios
cientos de años de observaciones realizadas durante otros períodos y el
antiguo astrónomo maya cada vez perfeccionaba sus métodos y técnicas
para la calibración del año solar y sagrado, así como los complicados
zodiacos mayas que hasta la fecha siguen siendo un misterio.
Debido al crecimiento de la actividad económica durante éste período, la
astronomía adquirió un nuevo significado, ya que se hace presente una de
las deidades celestes que ayudaba a los viajeros y comerciantes a no perderse
en su camino93, se trata de Xaman Ek’ o la estrella del norte en relación a
Polaris o la estrella polar. Las propiedades de éste astro no sólo es que se
encuentra en el norte, sino que coincide con el eje central de rotación de
nuestro planeta, de tal forma que todas las estrellas y constelaciones giran
alrededor de ésta estrella, es decir, es el único punto fijo durante la noche.
El que los viajeros pudieran seguirlo, les aseguraba la llegada a su destino
pues podían ubicarse tomando como referencia a éste astro nocturno.
Otro aspecto de la astronomía practicada en el Posclásico fue el cambio
de la disposición de algunas de las estructuras con funciones astronómicas,
principalmente para eventos solares como son los equinoccios y los
solsticios. Las estructuras no sólo contenían alineaciones para que algunas
de sus entradas o ventanas sirvieran de marco para el disco solar en eventos
93 De hecho, la veneración a Xaman Ek’ pudo existir desde el período Clásico y posiblemente desde el
Preclásico, pero la evidencia etnohistórica y arqueológica más evidente se dio durante el Posclásico.

156
solares o fechas de importancia calendárica, sino que la disposición de sus
estructuras cambiaba para presentar el evento de una forma más
espectacular, generalmente de forma piramidal cuya demostración pudiera
ser apreciada por varios espectadores, como es el caso del descenso de
Kukulkán en las estructuras conocidas como El Castillo, tanto de Chichén
Itzá como de Mayapán.
Durante la época colonial, la astronomía sufrió grandes cambios, pues
muchas prácticas astronómicas tuvieron que ser abandonadas (como la
observación de los astros por medio de observatorios astronómicos) así
como otros ritos y ceremonias religiosas tuvieron que adoptar elementos
occidentales (religión cristiana) para sobrevivir. Debido al choque cultural, a
principios de éste período mucha de la información se registró por ambos
bandos. Por parte de los españoles, los cronistas reales y los misioneros
(para el caso del área maya) recopilaron todas las características culturales
que pudieron o que les llamaron la atención y por parte de los mayas, con el
fin de preservar su cultura, comenzaron la elaboración de códices y
manuscritos en los que plasmaban su afán de preservación y auguraban
mejores tiempos.
En la época independiente aparece un vacío debido a la falta de
información que relate los aspectos religiosos de los pueblos mayas, tal vacío
surge del poco interés que se tenía hacia los mayas, pues el mayor interés
era encerrarlos en estancias y haciendas, bajo las peores condiciones de vida,
en tanto que otros grupos mayas huían hacia los montes y las selvas, en
donde se mantuvieron aislados hasta las primeras expediciones de los
etnógrafos extranjeros.
A principios del siglo XX, después de un cambio político en la nación
mexicana y a la par con los primeros expedicionarios en busca de
antigüedades y zonas arqueológicas se encontraron a diversos grupos étnicos
en un estado aparentemente puro94, con el nacimiento de la antropología
como una actividad científica institucionalizada surgen diversas políticas
para tratar de integrar a los indígenas hacia las zonas urbanas y el “progreso
de la nación”. A lo largo del siglo XX, a través de las etnografías se ha
podido apreciar que existen muchos elementos mayas fundamentales para la
articulación de una identidad común, y la astronomía maya debería ser
incluido dentro de éstos elementos, pues a lo largo del texto se expusieron
94 Sin una supuesta influencia occidental en su cosmovisión o al menos no muy marca.

157
muchas características compartidas por todos los grupos mayas como lo es
el calendario dual de 365 y 260 días, el cómputo del tiempo, las
observaciones solares y sus significados, así como la cosmovisión y orden del
Universo. También existen algunas diferencias en algunos grupos y regiones
mayas, como las orientaciones y sus fechas (en el pasado) y en los ritos y
ceremonias religiosas (en el presente).
La astronomía maya comenzó a desarrollarse desde los tiempos
preclásicos y llegó a ser cada vez más compleja hasta el momento de la
conquista, pero la actividad no desapareció, sólo se reconfiguró adoptando
elementos impuestos por los españoles, pero se siguió practicando y es parte
fundamental en la vida de los mayas, les ayuda a regular las cosechas, les
indica la época de tempestades (como la temporada de huracanes) y es un
elemento más para la comunidad ritual en términos de Víctor Turner,
desde la realización de rituales privados (como los altares domésticos) hasta
los rituales públicos (como el Ch’a’ Cháak) y puede notarse en la
disposición urbana de un asentamiento maya (prehispánico y colonial),
orientándolo hacia puntos cardinales o puntos específicos en el horizonte.
Uno de los últimos matices que tomó la astronomía maya, fue su uso
bélico actual entre algunos grupos, como los denominados Cruzo’ob, éstos
en la veneración de la Santa Cruz, que representa al Sol - Cristo, en una
dualidad maya cristiana, viven esperando señales proféticas en el cielo que
les puedan indicar el momento para retomar su autonomía, la cual se asocia
con el fin de la presente era y el inicio de una nueva mejor para la sociedad
maya. En conjunto, aunque utilizé el término de astronomía maya, tanto
desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad, tales prácticas culturales
entretejidas con la religión, el mito, las creencias, la guerra, la resurrección,
la construcción, la agricultura y las profecías han hecho dicha actividad un
conjunto astrológico - cosmogónico maya.

158
CONSIDERACIONES FINALES

A lo largo del texto, se pudo constatar los cambios que ha sufrido la


astronomía maya con el paso del tiempo. Durante la época prehispánica,
desde el Preclásico hasta el Posclásico, la actividad se fue diversificando y
creciendo hasta la conquista española. No obstante, durante el período de la
colonia, ésta actividad se reconfiguró y adoptó elementos ajenos que se
mezclaron con los elementos prehispánicos hasta llegar a ser lo que hoy
guardan celosamente los sacerdotes mayas o especialistas religiosos mayas,
con el fin de seguir reproduciendo sus prácticas rituales y evitar que estas
caigan en el olvido colectivo.
Una de las situaciones que obstaculizan las investigaciones
arqueoastronómicas es la dificultad que existe para la arqueología para
reconstruir la cosmovisión de una cultura “aparentemente extinta” y según
Hodder, no podemos interpretar cosmovisiones, mitos y sistemas religiosos
de pueblos pasados ya que nunca tendremos una visión total o parcial de
éstos fenómenos culturales a través de sus restos materiales (Hodder 1994).
En éste caso, no hablamos de una cultura extinta sino de una cultura viva
como lo es la maya, cuya capacidad adaptativa basada en su flexibilidad
religiosa sigue asombrando a propios y ajenos al tema. Aunque sus estudios
presenten dificultades metodológicas, si es posible proponer modelos de
interpretación de sus pensamiento y cosmovisión pasados a través de los
vestigios, a lo cual retomo el comentario de Blas Castellón que nos dice:
“No podemos pretender conocer lo que pensaban personas que ya no existen...
Pero si estofuera así, tampoco deberíamos intentar conocer ningún otro aspecto de
las antiguas culturas, pues tampoco sabemos acerca de los motivos e intereses reales
que llevaron a esas culturas afabricar ciertasformas de alfarería, cestería o
arquitectura"(Castellon 1997: 16).
En nuestro caso no cabe duda que el pensamiento de los pobladores del
área maya había procesos ideológicos que iban más allá de sus necesidades
económicas, políticas y sociales (Coe 1980: 13). Ciertamente algunos
materiales culturales no nos permiten interpretar éstos procesos, por lo que
muchas veces se recurre hacia otro tipo de información alterna, para nuestro
caso serán las alineaciones hacia eventos astronómicos y calendáricos, con el

159
respaldo de la información cronológica (derivada de los estudios cerámicos),
la información de códices, fuentes etnohistóricas y datos etnográficos para
lograr nuestro objetivo.
Quizá la anterior cita nos ilustra una realidad en la arqueología, no
podemos hacer a un lado los aspectos ideológicos de los políticos,
económicos y sociales, por lo que la arqueología (como disciplina
antropológica) debe integrar todas sus aportaciones en todas las esferas
sociales de la cultura a estudiar. Cuando hablamos de etnoastronomía nos
encontramos con otra serie de circunstancias, ya que en éste campo no ha
crecido el suficiente interés para estudiar el papel que sigue jugando la
astronomía dentro de las sociedades actuales, especialmente en nuestro
caso, la sociedad maya.
Este texto es tan solo una propuesta de cómo ha ido desarrollándose la
astronomía maya (o mejor dicho, astrología maya) y de que forma se
reconstituyeron estas practicas y rituales asociados con los astros con la
identidad de los mayas.. El tema tiene muchas líneas de investigación en las
que se pueden incluir a investigadores sociales como los arqueólogos,
historiadores, antropólogo sociales, lingüistas, etnólogos, etc. así como a los
astrónomos y matemáticos en general para sigan produciendo interesantes
propuestas sobre el tema, sea desde la arqueoastronomía o la
etnoastronomía.
Cabe señalar que algunas de las propuestas vistas en el texto han sido y
siguen siendo motivo de controversia y debate, tal es el caso de los orígenes
del calendario ritual de 260 días que asociado con la agronomía y las
prácticas rituales, existen dos corrientes en torno a su origen, una en torno
la actividad agrícola (especialmente la siembra del maíz) y otro en torno a la
observación de cuerpos celestes. Sin lugar a duda sabemos que el
movimiento de ciertos astros influyen sobre el comportamiento vegetal
(incluso animal), por lo que quizá me inclinaría a considerar su origen en la
observación de los astros y eventos astronómicos sin restar la importancia
agrónoma, ya que según la posición del Sol junto con otros astros, indicaba
los momentos precisos para sembrar, para preparar el campo, para el riego
(temporada de lluvias) y para su posterior cosecha, en un ciclo anual que por
el carácter sagrado de la milpa, siempre estaba asociado con rituales, como
hoy en día podemos observar en los pueblos mayas.

160
Incluso, como se mencionó en el apartado I.1. (pág 12) la propia
actividad agrícola (milpa) tiene diferentes fechas según la región y el grupo
étnico. A su vez, a éste tema controversial le podemos añadir otras
corrientes que proponen su origen en la observación de un solo astro (ajenos
al Sol, la Luna o Venus) o de una sola constelación, el problema con éstos
argumentos es la posición de algunos astros y/o constelaciones puede variar
de una región a otra y principalmente con el transcurrir de los años, ya que
lo que hoy vemos en el cielo en unos meses o en algunos siglos se verá en
otras direcciones, haciendo muy difícil la determinación de su movimiento
a simple vista.
Todavía falta mucho por investigar y algunas propuestas pueden cambiar
con el paso del tiempo, como se puede constatar entre ésta edición y la
primera, así como el continuo el surgimiento de nuevas investigaciones y
revisiones a otras. En resumen, la actividad astronómica practicada por los
mayas es un elemento que fue, sigue y seguirá siendo una pieza importante
dentro de su dinámica cultural, y es a su vez, un elemento más de la
identidad maya ya que ésta actividad siempre ha estado presente en los
rituales, mitos y narrativas de los mayas a lo largo de todo el tiempo por lo
que merece mayor atención por parte de los investigadores sociales y
públicos en general.

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