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Invertir más en la gente que en

carreteras
Las inversiones en “capital humano” son indispensables para
aumentar la productividad de los países y mejor la calidad de
vida de sus ciudadanos, dice un estudio del Banco Mundial

¿Acciones, criptomonedas, oro, bonos? Esas son algunas de las decisiones a la


que se enfrentan a diario los inversionistas. Pero, visto desde una perspectiva de
política pública, la respuesta es “ninguna de las anteriores”. La mejor inversión
es en el capital humano, es decir, nosotros mismos, según un nuevo estudio del
Banco Mundial.

El capital humano, es decir, el potencial de los individuos, representa dos tercios


de la riqueza mundial y es la inversión a largo plazo más importante que los
países pueden hacer.

El mundo vive una época sin precedentes: hay más acceso a la educación y a la
salud que nunca. Sin embargo, para muchos países ha sido más fácil concentrarse
en la inversión en el capital físico, como carreteras, puentes, aeropuertos y otras
obras de infraestructura. Esto ha dejado poco margen para invertir en su gente, en
parte porque los beneficios de dichas inversiones son más difíciles de medir y en
general, el retorno se vislumbra luego de varios años.

De acuerdo con el Banco Mundial, en los países pobres casi una cuarta parte de
los niños menores de 5 años están malnutridos, el 60 % de los estudiantes de
escuela primaria no logra ni siquiera un nivel educativo básico y en la mayoría
del planeta, la fuerza de trabajo no está preparada para los empleos de hoy ni para
el futuro que evoluciona aceleradamente.

Poco entendemos cómo estos rezagos pueden impactar en la prosperidad de los


países. En busca de una respuesta, el Banco Mundial lanzó esta semana el Índice
de Capital Humano, una investigación que permite cuantificar la contribución de
la salud y la educación a la productividad de la próxima generación de
trabajadores.

Los países pueden usar el índice para determinar el monto de ingresos que no
perciben debido a los déficits de capital humano - es decir, a la baja inversión en
salud y educación - y con cuánta mayor rapidez pueden convertir esas pérdidas
en ganancias si actúan ahora.

Latinoamérica: bien en salud, no tan bien en educación

De acuerdo con los resultados de esta primera edición del Índice de Capital
Humano, América Latina y el Caribe obtienen buenos resultados en los
indicadores que miden las condiciones de salud infantil y una alta tasa de
supervivencia en la vida adulta, así como niveles relativamente bajos de retraso
en el crecimiento. Esto se debe a muchas inversiones en la primera infancia,
como lo ha hecho Perú que logró reducir a la mitad en apenas 8 años su índice de
retraso en el crecimiento infantil, del 28% en 2005 al 14% en 2013. Pero el
índice revela que queda mucho por hacer.

En materia de educación, si bien el acceso es casi universal, los alumnos


latinoamericanos tienen un bajo desempeño en todas las materias evaluadas bajo
las pruebas PISA. Además, el 20% de los jóvenes de entre 15 y 24 años son
“ninis” es decir, que ni estudian ni trabajan, mientras que las comunidades
vulnerables, incluida la población indígena, tienen mayores índices de retraso en
el crecimiento debido a la malnutrición crónica.

De acuerdo con el índice, que estará incluido en el próximo informe de


Desarrollo Mundial titulado “La naturaleza cambiante del trabajo”, Chile está a
la cabeza de los países latinoamericanos: un niño que nace hoy en ese país tendrá
el 67% de la productividad laboral que podría tener si se le proporcionara una
educación completa y salud plena. Mientras que Argentina, Colombia, Ecuador,
México, Perú o Uruguay, los niños nacidos hoy tendrán, una vez que sean
adultos, el 60% de la productividad si se les proporcionará una completa y salud
plena.
¿Qué mide el Índice de Capital Humano?

Mide la combinación de cinco indicadores que van desde salud hasta calidad del
aprendizaje:

1. La supervivencia infantil (¿sobrevivirán los niños que nacen hoy hasta la edad
escolar?)

2. La matrícula escolar (¿asistirán a la escuela? ¿por cuántos años lo harán?)

3. La calidad del aprendizaje (¿aprenderán a leer y escribir con fluidez?


¿adquirirán conocimientos en matemáticas y ciencias y la habilidad para resolver
problemas? ¿estarán preparados para ingresar a la universidad?)

4. El crecimiento saludable (¿recibirán los alimentos y medicamentos necesarios


para hacerse fuertes e inteligentes?)

5. La supervivencia de los adultos

La combinación de estos indicadores da como resultado un valor entre cero y uno


para cada país, siendo uno el mejor resultado, lo que significaría un pleno acceso
a la salud y a una educación completa y de alta calidad. Si el país tiene un índice
de 0,7 quieres decir que la productividad de esa persona es 70% de lo que podría
ser.

Este índice forma parte del “Proyecto de Capital Humano” del Banco Mundial
que apoya los esfuerzos de los países para fortalecer las capacidades de las
personas y además desarrollará un programa de medición del capital humano.

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