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Movimiento Moderno, en arquitectura, es el conjunto de tendencias surgidas en las primeras décadas del siglo

XX, marcando una ruptura con la tradicional configuración de espacios, formas compositivas y estéticas. Sus ideas
superaron el ámbito arquitectónico influyendo en el mundo del arte y del diseño.
El Movimiento Moderno aprovechó las posibilidades de los nuevos materiales industriales como el hormigón
armado, el acero laminado y el vidrio plano en grandes dimensiones.
Se caracterizó por plantas y secciones ortogonales, generalmente asimétricas, ausencia de decoración en las
fachadas y grandes ventanales horizontales conformados por perfiles de acero. Los espacios interiores son
luminosos y diáfano

reforzado interiormente con armaduras metálicas para mejorar su resistencia a los esfuerzos de tracción.

Según ha remarcado la autora, en Guipúzcoa la expansión del hormigón armado estuvo muy
ligada a la industrialización. Tuvo su punto de partida a comienzos del siglo XX, cuando
llegaron las primeras patentes desde Francia e Inglaterra, se comenzó a producir el cemento
Pórtland industrialmente y surgió en Guipúzcoa la necesidad de crear nuevas construcciones
a causa de la industrialización.

Entre las claves del próspero desarrollo del que gozó en el territorio, destacan la bien avenida
industria del cemento y el acero, la cercanía a Francia, el desarrollo socioeconómico impulsado
por la industrialización y la existencia de personas relevantes que fueron imprescindibles para
su desarrollo.

Los comienzos

Sagarna ha clasificado en dos grupos las primeras edificaciones de hormigón armado. Por una
parte, las construcciones totalmente funcionales; el hormigón se encuentra a la vista, ya que
no resulta necesario cubrirlo. Ejemplo de ello son el acueducto de la fábrica de papel del
Araxes, el pabellón de Boinas Elósegui en Tolosa y el puente de La Fandería en Errenteria. El
segundo grupo está compuesto por las infraestructuras nobles urbanas; debían ser bellas y
funcionales, por lo que se cubrió el hormigón. El puente de María Cristina, la sede del Banco
Guipuzcoano y el Palacio de Justicia de la calle San Martín en San Sebastián y el Archivo
Provincial de Tolosa forman parte de este grupo de construcciones arquitectónicamente
historicistas o eclécticas.
A partir de 1910, este material también se utilizó para reparar los miradores de los edificios del
ensanche Cortázar de San Sebastián, así como para reconstruir las salas de cine y teatro
calcinadas por los incendios, al ser el hormigón un material incombustible.

Libre de patentes

El hormigón armado quedó pronto libre de patentes, por lo que surgió la oportunidad de
transformar el material y de crear nuevas formas arquitectónicas. Según se explica, las
construcciones levantadas en Guipúzcoa a partir de los años 20 tomaron como modelo la
arquitectura tradicional local, por lo que se construyeron con hormigón armado edificios que
emulaban caseríos y palacios tradicionales. Ejemplo de ello son las viviendas y almacenes de
los camineros de la Diputación y la estación de tren del Urola.

Mientras, en Europa, a medida que se sabía más del hormigón armado surgieron nuevas
expresiones arquitectónicas, de entre las que destacó la arquitectura racionalista. Dicha
tendencia llegó más tarde a Guipúzcoa y se aplicó en las fábricas. Por ejemplo, en los
pabellones de la empresa de los hermanos Laborde en Andoain y los del puerto de Pasaia.

Según explica Sagarna, a partir de la mitad del siglo XX los ingenieros llevaron hasta el
extremo el uso del hormigón armado. Las construcciones resultaban resistentes no por las
propiedades del material, sino más bien por la forma que se le aplicaba (pliegues formados
por capas finas y continuas). Muestra de ello son la cubierta del frontón de Añorga y la bolera.
Debido a que esta tendencia era cara, a partir de 1960 se retrocedió en la evolución del
hormigón armado, con lo que hubo una pausa en su desarrollo.

Retos en la actualidad

La tesis reivindica que hoy por hoy la arquitectura e ingeniería siguen haciendo uso del
hormigón. Se ha recurrido a la nanotecnología para obtener nuevas aplicaciones, y se han
producido variedades que se encuentran lejos de aquellas propiedades que se le atribuían en
su día al hormigón: hormigones translúcidos, aligerados, flexibles… Sagarna recalca que el
reto ahora es conseguir una producción de hormigón sostenible. Se apunta al reciclaje y a la
eficiencia como medidas a considerar. En ese sentido, la investigadora afirma que se deben
abrir nuevas líneas de investigación con respecto al material y a su producción, lo cual puede
suponer la renovación del hormigón armado y, en consecuencia, el surgimiento de nuevas
expresiones arquitectónicas.

Vidrio

es un material duro, frágil y transparente que ordinariamente se obtiene por fusión a unos 1.500 ºC de
arena de sílice (SiO2), carbonato sódico (Na2CO3) y roca caliza (CaCO3)

Historia. Los historiadores coinciden en considerar que el vidrio fue descubierto aproximadamente 2.500 años
antes de Jesucristo, en Egipto y en Mesopotamia. Primero fue utilizado como adorno y se estima que
aproximadamente 1.500 años antes de Jesucristo, aparecieron los primeros objetos de vidrio destinados a contener
alimentos. La técnica utilizada consistía en moldear las tazas, los jarros y otras copas, en una estructura de arena
o de arcilla. 13 El descubrimiento del soplado fue la primera gran innovación vidriera. Intervino a principios de
nuestra era, en Palestina y Siria. Consistía en recoger el vidrio en fusión con el extremo de la caña hueca dentro
de la cual se sopla para dar al objeto la forma deseada. Esta técnica se difundió en todo el occidente y se utilizó
hasta la era moderna. A partir del siglo XI, Venecia se convirtió en la capital europea de la fabricación del vidrio.
Más tarde, en el siglo XIV se descubrió la técnica del vidrio plano en Normandía (Francia). La primera industria
vidriera se desarrolló en el siglo XVIII, a través de un cierto número de fábricas. Algunas producían más de 1
millón de botellas al año. No obstante, la cantidad era limitada, ya que estas botellas se soplaban todavía con la
boca Con la revolución industrial, en el siglo XIX, numerosos progresos fueron realizados en la industria vidriera.
La utilización del carbón, en lugar de la madera, para calentar los hornos mejoró el funcionamiento de éstos. Las
primeras máquinas de automatización de la producción fueron introducidas en las fábricas. Por último, el soplado
con la boca fue progresivamente sustituido por el chorro de aire comprimido en moldes metálicos. Se puede
considerar que la industria del vidrio moderna nació a partir de este momento. En el siglo XX es cuando se
convirtió en una industria de masa, por medio de la instalación de hornos de fuego continuo y de los progresos
realizados en el campo de la automatización de la producción. Éstos darán paso al desarrollo de una producción
en grandes series. A lo largo del siglo, no cesará de integrar los avances tecnológicos y en particular, desde hace
ya bastantes años, las técnicas de procesamiento automatizado. En la figura 1.15 pueden verse los hitos más
destacables de la historia del vidrio.

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