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¿Qué quieren mis clientes? Los ejecutivos más astutos hacen esta pregunta con más frecuencia que nunca, y con
razón. Las empresas líderes entienden que están en el negocio de la experiencia del cliente, y entienden que la
forma en que una organización ofrece a los clientes comienza a ser tan importante como lo que ofrece.
Para lograr una mejor conexión con los clientes, es fundamental establecer varios componentes básicos de una
mejora integral de la experiencia del cliente.
En primer lugar, incluso si los empleados se desempeñan bien en las interacciones de puntos de contacto
individuales, la experiencia general aún puede decepcionar (Anexo 1). Más importante aún, la investigación de
McKinsey encuentra que los viajes de los clientes están significativamente más correlacionados con los resultados
comerciales que los puntos de contacto. Una encuesta reciente de McKinsey, 1 por ejemplo, indica que la
satisfacción del cliente con el seguro de salud es 73 por ciento más probable cuando los viajes funcionan bien que
cuando solo lo hacen los puntos de contacto. Del mismo modo, los clientes de hoteles que realizan el viaje
correctamente pueden estar un 61 por ciento más dispuestos a recomendar que los clientes de hoteles que
simplemente se centran en los puntos de contacto.
En organizaciones grandes y distribuidas, una experiencia distintiva del cliente depende de un sentido colectivo de
convicción y propósito para satisfacer las verdaderas necesidades del cliente. Este propósito debe dejarse en claro
para todos los empleados a través de una declaración de intenciones simple y nítida: una visión compartida y una
aspiración que sea auténtica y coherente con la propuesta de valor de marca de una empresa. El ejemplo más
reconocible de tal visión compartida podría ser el Propósito común2 de la Compañía de Walt Disney: "Creamos
felicidad proporcionando lo mejor en entretenimiento para personas de todas las edades, en todas partes". La
declaración de propósito debe traducirse en un conjunto de principios o estándares simples para guiar el
comportamiento hasta la línea del frente.
Los viajes de los clientes son el marco que permite que una empresa se organice y movilice a los empleados para
ofrecer valor a los clientes de forma coherente, de acuerdo con su objetivo. El constructo de viaje puede ayudar a
alinear a los empleados con las necesidades del cliente, a pesar de los límites funcionales. Como Ron Ritter de
McKinsey elaboró en un video reciente, reunirse alrededor de los clientes puede unir a la organización.
Los líderes de experiencia del cliente pueden mejorar aún más al digitalizar los procesos detrás de los viajes de
clientes más importantes. En estos esfuerzos rápidos, los equipos multidisciplinarios diseñan, prueban e iteran
conjuntamente procesos y viajes de alto impacto en el campo, continuamente refinándolos y volviéndolos a generar
después de las aportaciones de los clientes. Dichos métodos ayudan a los titulares de alto rendimiento a lanzar y
escalar importantes mejoras de procesos investigadas por el cliente en menos de 20 semanas. Según algunos
estudios, las compañías digitales ágiles superan significativamente a sus competidores.4 Para lograr esos
resultados, las empresas establecidas deben adoptar nuevas formas de trabajar.