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La expresión economía política fue introducida por primera vez por Antoine de
Montchrestien en 1615, y se utilizó para el estudio de las relaciones de producción,
especialmente entre las tres clases principales de la
sociedad capitalista o burguesa: proletarios y terratenientes. En contraposición con las teorías
de la fisiocracia, en las cuales la tierra era vista como el origen de toda riqueza, la economía
política propuso (primero con Adam Smith) la teoría del valor-trabajo, según la cual
el trabajo es la fuente real del valor. Al final del siglo XIX, la expresión economía política fue
paulatinamente abandonada por el término economía,1 usado por quienes buscaban
abandonar la visión clasista de la sociedad, reemplazándola por el enfoque matemático,
axiomático y no valorativo de los estudios económicos actuales, y que concebía el valor
originado en la utilidad que el bien generaba en el individuo.
Actualmente, el término economía política se utiliza comúnmente para referirse a estudios
interdisciplinarios que se apoyan en la economía, la sociología, la antropología, el derecho y
la ciencia política para entender cómo las instituciones y los entornos políticos influyen sobre
la conducta de los mercados. Dentro de la ciencia política, el término se refiere principalmente
a las teorías liberales, marxistas o de otro tipo que estudian las relaciones entre la economía y
el poder político dentro de los estados. La economía política internacional es, en cambio, una
rama de la economía a la que le concierne el comercio, las finanzas internacionales y las
políticas estatales que afectan el intercambio internacional, como las políticas
monetarias y fiscales.
Que es la mercancía
Una mercancía es todo "aquello que se puede vender o comprar", usualmente el término se
aplica a bienes económicos. Es importante señalar que el concepto mercancía no se refiere
sólo a aquello que se entrega, sino también al momento en que se entrega y al lugar donde
se recibe: no es igual recibir hoy mil euros a entregarlos dentro de un año (esto sería recibir un
préstamo) que recibir mil euros y entregarlos a continuación (efectuar un pago). Tampoco es
lo mismo comprar un kilo de naranjas que nos entregarían a cien kilómetros de nuestro
domicilio -llevarlas a casa sería caro- que recibirlas en una tienda al lado de casa -el coste de
transportarlas a donde las vamos a consumir es mucho menor.
En el concepto de mercancía está implícito que ésta es a su vez intercambiable par lo que
sirne por otra cosa. Clasificar algo como mercancía supone a su vez reconocer a otros objetos
también como mercancías, dado su valor de cambiabilidad. Al presuponer la cambiabilidad de
los objetos considerados como mercancías, éstos son intercambiables pese a ser distintos. Un
rasgo clave del concepto de mercancía es que se aparta de la noción de universal propia de
cualquier concepto (es un singular omniabarcante, un singular global, un uno-todo).
Este carácter obvio de la cambiabilidad es propio de la modernidad: antes de la misma, lo
intercambiable suponía un subconjunto, no algo abierto, lo que implica que no todo era
intercambiable con cualquier cosa. La intercambialidad de la mercancía supone una
equivalencia entre las distintas mercancías. A pesar de lo que pueda devenir en la práctica,
dentro del concepto mismo se supone una coherencia en la intercambiabilidad. Esta
coherencia, la objetividad del intercambio, no proviene del ser físico de la cosa. Es
parcialmente objetiva en tanto se supone que hay mercancía, pero no lo es en cuanto a su
pertenencia a la existencia o realidad material o física de las cosas.
La función fundamental del dinero es servir de medida del valor. La esencia de dicha función
consiste en que con ayuda del dinero se mide el valor de todas las mercancías. Para poder cumplir
su función de medida del valor, el propio dinero debe poseer un valor. Del mismo modo que sólo
es posible medir el peso de un cuerpo mediante una pesa porque ésta posee por sí misma un
peso, el valor de una mercancía sólo se puede medir con ayuda de otra mercancía, ya que ésta
posee por sí misma un valor. El valor de una mercancía se mide por medio del oro. Cuando el
poseedor de una mercancía le fija a ésta un determinado precio, expresa su valor en oro de un
modo imaginario o, como dijo Marx, ideal. Se puede equipar una mercancía a cierta cantidad de
oro porque en la realidad de las cosas siempre media cierta proporción entre el valor del oro y el
de la mercancía en cuestión. Dicha proporción tiene por base el trabajo socialmente necesario
invertido en la producción de uno y otra. El valor de la mercancía expresado en dinero se llama
precio. Precio es la expresión en dinero del valor de la mercancía. Las mercancías expresan sus
valores en determinadas cantidades de oro o plata. Estas cantidades del material-dinero necesitan
ser medidas a su vez. Una determinada cantidad del metal dinero expresado en peso sirve de
unidad de medida del dinero. En los Estados Unidos, por ejemplo, la unidad monetaria es el dólar;
en Inglaterra, la libra esterlina; en Francia, el franco. Para facilitar las operaciones de medición, las
unidades monetarias se dividen en fracciones: el dólar, en 100 centavos; el franco, en 100
céntimos; la libra esterlina, en 10 chelines; y el chelín, en 12 peniques. La unidad monetaria y su
divisionaria sirven de escala de precios
Que es el salario