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CIUDAD MÁS

FELIZ, CIUDAD
MÁS SOSA

VALENTIN FLORES, KATERIN DEYSI


CIUDAD MÁS FELIZ, CIUDAD MÁS SOSA

“Ser felices hoy en día no puede


ser otra cosa que estupidez moderada
y aceptada gustosamente”
ANÓNIMO

El 2015 Jorge Yamamoto ha catalogado a Huancayo como la ciudad más feliz del Perú, el
por qué es un dilema aún por resolver, ya que por más que haya dado una explicación, no es
del todo acertado teniendo en cuenta los otros factores incluso más determinantes que deja
de lado. Sin embargo cuando se pone como punto de discusión a la felicidad la polémica es
vasta, los subjetivistas como es el caso de Yamamoto, parte del individuo y de ahí la
absolutiza. Y la objetiva que parte de las cosas tal y como son y de ahí empieza a hilvanar
una mejor postura respecto a la felicidad.

Es en esta lógica que vamos a dar una postura respecto a la tan aclamada pero tan poca
comprendida felicidad.

Huancayo como bien se sabe es una de las ciudades más importantes del país, su ubicación
geográfica la hace una provincia determinante en la economía nacional, quizás por esta razón
es también que cualquier expresión de movimiento social expresada en esta ciudad preocupa
a la capital, pues, puede poner en jaque su economía y lógicamente la nacional. Sin embargo
esta importancia no la pone tampoco como una provincia proba dedicada al trabajo. Más bien
a nivel nacional Huancayo es conocida por sus constantes celebraciones. Su despilfarro de
dinero en fiestas y actividades banales que poco o nada le sirve a la provincia.

Yamamoto va considerar como los factores más importantes: la familia, un buen lugar para
vivir y la aceptación de sí mismo. En otros términos lo que hace el investigador es instigar a
la población a un tipo de felicidad. Y esta no es una felicidad constructivista que digamos.
Porque al mencionar la familia, es expresión de un sentimentalismo absurdo; un buen lugar
para vivir, no es otra cosa que el modelo de vida norteamericano, ese que idealiza al éxito
como la obtención de placeres individuales obviando lo colectivo, esto se verifica cuando
dice la felicidad vendría a ser en lo personal enfocado a cumplir metas de vida, y en
comunidad se rige a proyectos de sociedad, son ciertas aspectos que llevan a la felicidad
diaria (Yamamoto, 2015) .Y ni qué decir del último factor un pensamiento que hoy en día
prima a nivel mundial, siendo su principal expresión los bets seller como Cuactémoc,
Kiyosaki, Coelho, etc. Una literatura que va formar mentes haciéndoles creer que el problema
de todo es uno mismo y para transformar nuestra sociedad se debe empezar por aceptarse
uno mismo. Y este no es un tema actual, sino que ya era desarrollado por Aristóteles al
mencionar que “La felicidad depende de nosotros mismos”, claramente es una tesis subjetiva
que parte del individuo y no del hecho en sí. Es en otros términos lo que ya manifestaría
Weber acerca del sentido mentado.

Es por esta razón que el que cataloguen a nuestra ciudad como la más feliz no debe ser motivo
de orgullo, porque esto solo demuestra que nuestra ciudad está caminando directo a la
estupidez generalizada de las que nos hablan hoy en día con mucha incisión Denegri y
Hildebrandt, este último en su semanario Hildebrandt en sus Trece, justamente expresó que
cada día en el Perú hay gente más estúpida.

El problema aquí no es la felicidad en sí misma, es en la concepción de felicidad que elabora


el investigador. Como manifestamos en líneas anteriores no es un concepto de felicidad
constructivista. Quizás en este punto Nietzsche sea más coherente con la realidad, por más
que sea un nihilista, al afirmar que a la felicidad se llega superando un estado normal de
cosas.

Por esa sencilla y justa razón la felicidad no puede ser símbolo de admiración en nuestra
sociedad, pues es más feliz el más insulso.

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