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El loro que pide libertad

Ésta es la historia de un loro muy contradictorio. Desde hacía un buen número de


años vivía enjaulado, y su propietario era un anciano al que el animal hacía
compañía. Cierto día, el anciano invitó a un amigo a su casa a deleitar un sabroso
té de Cachemira.
Los dos hombres pasaron al salón donde, cerca de la ventana y en su jaula,
estaba el loro. Se encontraban los dos hombres tomando el té, cuando el loro
comenzó a gritar insistente y vehementemente:
-¡Libertad, libertad, libertad!
No cesaba de pedir libertad. Durante todo el tiempo en que estuvo el invitado en la
casa, el animal no dejó de reclamar libertad. Hasta tal punto era desgarradora su
solicitud, que el invitado se sintió muy apenado y ni siquiera pudo terminar de
saborear su taza. Estaba saliendo por la puerta y el loro seguía gritando:
“¡Libertad, libertad!”
Pasaron dos días. El invitado no podía dejar de pensar con compasión en el loro.
Tanto le atribulaba el estado del animalillo que decidió que era necesario ponerlo
en libertad. Tramó un plan. Sabía cuándo dejaba el anciano su casa para ir a
efectuar la compra. Iba a aprovechar esa ausencia y a liberar al pobre loro.
Un día después, el invitado se apostó cerca de la casa del anciano y, en cuanto lo
vio salir, corrió hacia su casa, abrió la puerta con una ganzúa y entró en el salón,
donde el loro continuaba gritando: “¡Libertad, libertad!” Al invitado se le partía el
corazón. ¿Quién no hubiera sentido piedad por el animalito? Presto, se acercó a la
jaula y abrió la puertecilla de la misma. Entonces el loro, aterrado, se lanzó al lado
opuesto de la jaula y se aferró con su pico y uñas a los barrotes de la jaula,
negándose a abandonarla. El loro seguía gritando: “¡Libertad, libertad!”
FIN
Rudolf Hess
Nació en la ciudad egipcia de Alejandría el 26 de abril de 1894. De carácter solitario, retraído y
educado en un ambiente estricto y espartano por un padre muy disciplinado, fue instruido
primero con tutores privados y luego en el colegio alemán de su ciudad natal hasta los 14
años edad, cuando accedió a un internado juvenil de Bad Godesberg. Recibió formación para
los negocios, profesión que su padre deseaba para su hijo; después estudió Ciencias
Políticas, como su padre, que había pensado en las leyes para él. Posteriormente asistió a la
Escuela Superior de Comercio de Neuchâtel, en Suiza, a fin de adquirir los conocimientos
necesarios para hacerse cargo de la empresa familiar.

Al comenzar la Primera Guerra Mundial, a punto de ingresar en la Universidad de Oxford, se


alistó en el ejército alemán como voluntario del 7° Batallón de artillería bávaro y en sus
primeros combates obtuvo la Cruz de Hierro por dos heridas, una de ellas grave en el pulmón
izquierdo. Luego sirvió en la 34ª Escuadrilla de caza bávara, y llegó al grado de teniente.

Después de la guerra se inscribió en la Universidad de Múnich para estudiar Economía, donde


acostumbraba a distribuir panfletos antisemitas. El 1 de mayo de 1919 participó junto a
los Freikorps en la lucha violenta contra la efímera República Soviética de Baviera y fue herido
en una pierna.

Concepto de libertad en Kant


Capacidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes de otra índole que las
naturales, esto es, según leyes que son dadas por su propia razón; libertad equivale a
autonomía de la voluntad.

La razón teórica no puede demostrar la existencia de la libertad pues solo es capaz de alcanzar
el mundo de los fenómenos, mundo en el que todo está sometido a la ley de causalidad, y por lo
tanto en el que todo ocurre por necesidad natural. Sin embargo, desde la perspectiva de la razón
práctica, y si queremos entender la experiencia moral, cabe la defensa de la existencia de la
libertad: si en sus acciones las personas están determinadas por causas naturales, es decir si
carecen de libertad, no podemos atribuirles responsabilidad, ni es posible la conducta moral.

CAPACIDAD DE LOS SERES RACIONALES PARA DETERMINARSE A OBRAR SEGÚN LEYES DE OTRA
ÍNDOLE QUE LAS NATURALES, ESTO ES, SEGÚN LEYES QUE SON DADAS POR SU PROPIA RAZÓN;
LIBERTAD EQUIVALE A AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD.
La razón teórica no puede demostrar la existencia de la libertad pues solo es
capaz de alcanzar el mundo de los fenómenos, mundo en el que todo está sometido a
la ley de causalidad, y por lo tanto en el que todo ocurre por necesidad natural. Sin
embargo, desde la perspectiva de la razón práctica, y si queremos entender la
experiencia moral, cabe la defensa de la existencia de la libertad: si en sus acciones
las personas están determinadas por causas naturales, es decir si carecen de libertad,
no podemos atribuirles responsabilidad, ni es posible la conducta moral; de este modo,
la libertad es la ratio essendi (la condición de la posibilidad) de la moralidad, a la
vez que la moralidad es la ratio cognoscendi (lo que nos muestra o da noticia) de la
libertad.

Mala fe (Sartre)
La Mala Fe (Del francés: «mauvaise foi») es un concepto filosófico, acuñado por
primera vez por el filósofo existencialista Jean-Paul Sartre, para describir el
fenómeno en el cual el ser humano se niega su libertad absoluta, y en cambio
elige comportarse como un objeto inerte ("cosificarse"). Este concepto está
íntimamente relacionado con la noción del autoengaño.
Una demanda crítica en el pensamiento existencialista es que estamos siempre
radicalmente libres para hacer opciones y dirigir nuestras vidas hacia el objetivo
final que hemos escogido o "proyecto"1 - el hombre desea llegar a "ser-en-sí" .2 No
podemos escapar de esta libertad, ni siquiera en circunstancias abrumadoras. Por
ejemplo, incluso la víctima de un atracador armado posee opciones, puede
entregar su carpeta, negociar, suplicar, irse corriendo, contraatacar o morir.
Aunque nuestras circunstancias3 nos limitan, éstas no pueden forzarnos, en tanto
seres radicalmente libres como somos, a seguir una línea de acción sobre otra.
Por esta razón, elegimos en medio de la angustia;4 sabemos que debemos
escoger, que la elección tendrá consecuencias, y que ciertas opciones son
mejores que otras. Pero, según Sartre, sostener que una entre nuestras
posibilidades conscientes tiene una prioridad innegable (verbigracia, "Como debo
apoyar a mi familia, no puedo arriesgar mi vida") es adoptar el papel de un objeto
en el mundo, simplemente estar a merced de los eventos fortuitos - reducirse en
un ser-en-sí que es solamente su propia circunstancia.

La conciencia intencional y la libertad


En principio Sartre tiene como una las bases de su psicología y de su filosofía la
existencia de una transcendencia del ego (esto sin ninguna connotación
metafísica: el ego transciende, en la materia, a cualquier objeto exterior a él), ya
que a través de la fenomenología de Husserl rescataba el apotegma
de Brentano de la conciencia intencional: "toda consciencia es consciencia de
algo" (y si es de algo ese algo -aunque sea virtualmente- es un objeto que resulta
externo a la consciencia, fundamentando así no solo a la existencia de la
consciencia si no a las proyecciones de la consciencia), ergo: el ego.5
Pero, según Sartre, sostener que una entre nuestras posibilidades conscientes
tiene una prioridad innegable (verbigracia, "Como debo apoyar a mi familia, no
puedo arriesgar mi vida") es adoptar el papel de un objeto en el mundo,
simplemente estar a merced de los eventos fortuitos - reducirse en un ser-en-sí
que es solamente su propia circunstancia.

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