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Revoluciones de 1848

La oleada revolucionaria de 1848 se inició en Francia y se extendió a continuación por gran parte
de Europa. Es conocida con el nombre de "primavera de los pueblos".

Características de las revoluciones

 Liberalismo y nacionalismo: se pretende acabar con el absolutismo y el autoritarismo de


las monarquías.
 Ideales democráticos: en 1848 irrumpe con fuerza la reivindicación de la democracia,
claramente separada de los planteamientos liberales. Se pide el sufragio universal, se
exige un mayor contenido en las libertades constitucionales, se propugna una igualdad no
sólo legal, sino social, y se defiende la República como forma de Estado.
 Crisis económica: las malas cosechas de 1847 hicieron subir los precios de los productos
agrícolas y extendieron el hambre y las enfermedades. A ello se unió una crisis industrial,
debida a un exceso de producción en un momento de caída de la demanda. La
consecuencia fue un enorme aumento del desempleo.
 Crisis sociales: la pobreza y la desocupación hicieron aparecer formas incipientes de
protesta obrera, frecuentemente dirigida contra las máquinas. Al mismo tiempo, los
primeros socialistas, como Blanc, Blanqui y Proudhon, aportaron a la revolución una nueva
ideología.

Sucesos en Francia y el resto de Europa

Francia

La monarquía de Luis Felipe contentó a la alta burguesía y a las clases acomodadas, pero provocó
el descontento de las clases populares.

El primer ministro, François Guizot (1787-1874), ejerció una política conservadora y de represión
de la oposición republicana que, apoyada por demócratas y socialistas, intentó sin éxito presionar
por la vía política para conseguir una reforma constitucional.

Los días 22, 23 y 24 de febrero de 1848 se produjo en París un estallido revolucionario


protagonizado por obreros y estudiantes, a los que se unió la Guardia Nacional. El día 24, Luis
Felipe, sitiado en las Tullerías, abdicó, y al día siguiente se proclamó la II República, con una
orientación claramente democrática que proclamó, entre otras, las siguientes medidas:
sufragio universal masculino (frente al censitario), libertad de prensa, libertad de
asociación y derecho al trabajo.

Con el fin de mitigar la desocupación (más de 100.000 desempleados solo en el distrito de


París) fueron creados los Talleres Nacionales, impulsados desde el Estado, si bien constituyeron un
fracaso y fueron clausurados tras pocos meses de funcionamiento.

El Gobierno provisional estableció el sufragio universal masculino y en abril se celebraron


elecciones, en las que triunfaron los demócratas moderados.
En junio la revolución se radicalizó y la pequeña burguesía que había estado del lado de las clases
obreras se alió con la alta burguesía. La lucha contra el absolutismo se transformó en una lucha
interclasista entre burgueses y obreros que se saldó con una fuerte represión (más de 1.500
ejecutados).

La nueva Asamblea Constituyente preparó una Constitución que fue promulgada el 12 de


noviembre. El poder ejecutivo quedaba encarnado en un presidente elegido por sufragio universal,
mientras el legislativo correspondía a una Asamblea única.

Tras la aprobación de la Constitución fue nombrado presidente de la República Luis Napoleón


Bonaparte, sobrino de Napoleón, quien en 1852 se proclamó emperador con el nombre
de Napoleón III, arrasando con la mayor parte de las reivindicaciones revolucionarias e
inaugurando el Segundo Imperio francés.

Alemania

En 1848, el ahora territorio Alemán y países vecinos, constituía la Confederación Germánica, una
unión de 39 Estados alemanes en una confederación de Estados soberanos, cuyo órgano de
representación era la Dieta que no era un parlamento de representantes elegidos por el pueblo,
sino un congreso de delegados de los 39 Estados.

En simultáneo en distintos puntos de la Confederación se dieron levantamientos que descargaron


tensiones sociales. La subclase estática (asalariados, artesanos, proletarios) había sufrido mucho
en los últimos años por los problemas estructurales causados por la progresiva industrialización.
Entre 1845 y 1846 la miseria generalizada de las masas en las ciudades se profundizó aún más por
dos malas cosechas y una depresión económica. En las zonas rurales se propagaron
levantamientos violentos: la población rural en el centro y en el sur de Alemania, así como
en Silesia, se apoyó contra los señores y funcionarios del gobierno, ya que aún después de
la Liberación Campesina todavía tenían que hacer trabajos asfixiantes y pagar impuestos
exorbitantes. Las protestas sociales dieron a la revolución una base de masas. Tan pronto las
exigencias de los campesinos se satisficieron, estos desistieron con rapidez de más procedimientos
revolucionarios.

En marzo de este año, se produjeron en numerosos Estados de la Confederación alzamientos


populares como los mencionados que obligaron a los príncipes a hacer concesiones, las cuales
llevaron al surgimiento de los primeros parlamentos verdaderamente representativos, aunque en
la mayoría de los casos fracasaron incluso los intentos por instaurar monarquías constitucionales.

Imperio Austríaco

A raíz del proceso revolucionario en Alemania, los monarcas en Viena y en Berlín mostraron poca
resistencia a los levantamientos que allí se dieron. En Viena, la multitud irrumpió en la Dieta en
marzo de 1848. Cuando, en la deliberación de la Asamblea de Baja Austria, los parlamentarios no
se mostraron de acuerdo inmediatamente con las exigencias del pueblo y los militares trataron de
dispersar a la multitud, la escalada se precipitó. Los soldados dispararon a ciegas a la multitud y
mataron a cinco manifestantes; acto seguido hubo batallas sangrientas en las calles. El Palacio
Imperial de Hofburg vienés decidió calmar la situación por medio de concesiones a los
manifestantes. Klemens von Metternich, el repudiado representante del viejo sistema, fue
señalado como chivo expiatorio. Fue obligado a abdicar y tuvo que huir.

Luego de esto, el emperador Fernando I hubo de aceptar la formación de una Asamblea


Constituyente. Las reivindicaciones nacionalistas se unieron a las liberales, especialmente en
Hungría y Chequia, que lograron cierta autonomía dentro del Imperio.

Italia

Este mismo año, en Italia se inicia la Primera Guerra de la Independencia declarada a Austria el 23
de marzo por Carlos Alberto de Saboya, jefe de una alianza de los mayores Reinos. Ante un fracaso
de la alianza y el progresivo retiro de fuerzas de los distintos Reinos de la guerra, los italianos
tuvieron que firmar, el 9 de agosto de 1848 el armisticio de Salasco con Austria y aceptar lo
pactado anteriormente en el Congreso de Viena.

La revuelta estuvo cargada de significado nacionalista y sirvió, pese a su fracaso, de punto de


partida en el proceso de unificación.

En Nápoles se implantó una monarquía constitucional que sustituyó al absolutismo; en los Estados
Pontificios la sublevación hizo huir al Papa y se constituyó una república; el reino de Lombardía-
Véneto se sublevó contra los austríacos y en el reino del Piamonte se creó una monarquía
constitucional que se convirtió en el motor de la unidad italiana.

Balance de las revoluciones de 1848

Aunque las revoluciones de 1848 fracasaron, su experiencia influyó poderosamente en las


ideologías obreras del siglo XIX.

Socialmente

Los distintos grupos que se unieron en los inicios de la revolución se alejaron luego al defender
distintos objetivos:

 Una buena parte de la pequeña burguesía, temerosa de una revolución social, abandonó
su alianza con el proletariado y se unió a la gran burguesía, aunque a lo largo del siglo XIX
las diferencias entre ambas fueron bien patentes y se materializaron en las luchas políticas
entre moderados y radicales.
 El proletariado comenzó a adquirir conciencia de clase y, si bien actuó
desorganizadamente, se constituyó como un movimiento autónomo desgajado de los
intereses burgueses.
 Los campesinos, una vez conseguida su liberación del régimen señorial, se condujeron de
forma muy moderada y su objetivo en el futuro sería preservar las conquistas conseguidas.

Políticamente
A pesar de ese aparente fracaso, los hechos acontecidos en 1848 supusieron el inicio de una
progresiva democratización (sufragio universal) y la incorporación a la lucha política de la clase
trabajadora.

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