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Resumen
Este documento presenta el códigos de ética en la ingeniería pesquera, en el Sector
Pesquero es un elemento estratégico para la economía del país, principalmente por ser
una importante fuente generadora de divisas después de la minería. Se destaca
particularmente la importancia de la pesquería marítima y en menor grado la pesca
continental y la acuicultura. El desarrollo del sector pesquero peruano está asociado a la
disponibilidad de los recursos pesqueros, a los niveles de captura, a la producción y a la
exportación. La variabilidad de los recursos hidrobiológicos está condicionada a las
características del mar peruano donde se ubican importantes zonas de urgencia, de alta
productividad que permiten el desarrollo de grandes poblaciones de peces,
especialmente en el ambiente merítico-pelágico, como la anchoveta. Asimismo, la
investigación científica de los recursos pesqueros marinos efectuada en el Instituto del
Mar del Perú se caracteriza por haber desarrollado un conocimiento suficiente para la
administración responsable de los principales recursos bajo explotación. En cuanto a la
acuicultura, se espera que nuevos proyectos e inversiones permitan el desarrollo de la
acuicultura de exportación. En general se espera que el contexto que involucra a la
pesquería dedicada al Consumo Humano Directo en el Perú sea favorable y hay
expectativa de alcanzar un mayor desarrollo. En los últimos años dicha actividad está
creciendo rápidamente aprovechando el sostenido crecimiento de la demanda mundial
de productos pesqueros para CHD a través de nuevas inversiones, especialmente en
productos congelados y refrigerados. El desarrollo de esta industria, que se espera
continúe en los próximos años, se viene traduciendo en el incremento de las
exportaciones y nuevas inversiones (FAO, 2010).
Por todo lo expuesto, se considera pertinente que exista la necesidad de contar con una
mano de obra calificada y especializada en el área de Tecnología Pesquera, a fin de
poder cubrir esa demanda laboral requerida por el sector pesquero, en donde Sineace
apuntó para priorizar la normalización del profesional técnico en Tecnología Pesquera.
II. Introducción
La pesca responsable es, sin duda, un tema que entraña considerar, antes que todo,
valores humanos. Implica no sólo un acto de inteligencia sino, fundamentalmente, un
acto de voluntad orientado hacia la consecución del desarrollo sostenido de la actividad
pesquera.
3.2.Objetivo Específico
IV. Hipótesis
Con el 30% de las poblaciones de peces sobreexplotadas y con unas pérdidas de 50.000
millones de dólares al año, la pesca mundial se encuentra en una profunda crisis
ecológica, social y económica, reflejada en un descenso significativo del bienestar
social de los pescadores y sus familias (Pauly et al., 2003, William et al., 2008; Pitcher
y Cheung, 2013). La preocupante situación del sector pesquero, ha llevado a los
organismos internacionales a desarrollar diferentes iniciativas de gestión, con el
propósito de frenar el deterioro de las poblaciones de peces y garantizar la
sostenibilidad de la actividad pesquera (Coll et al., 2013). Dichas iniciativas, como el
Reglamento de la Comunidad Europea para la Conservación y la Explotación Sostenible
de los Recursos Pesqueros (2002), han sido desarrolladas bajo los normas dictadas por
la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) y
recogidas en el Código de Conducta para la Pesca Responsable (1995). El Código de
Conducta para la Pesca Responsable fue desarrollado en 1995 bajo un amplio consenso
científico y político (Edenson, 1996), estableciendo los principios éticos y científicos
necesarios para la explotación sostenible, responsable y equitativa de las poblaciones de
peces. Sin embargo, el último estudio realizado sobre el cumplimiento del Código de
Conducta refleja una situación crítica para la sostenibilidad del sector pesquero (Pitcher
et al., 2009a). A pesar de los informes optimistas sobre la práctica de la pesca en
algunos países desarrollados (Worm et al., 2009), los resultados del estudio muestran
como ninguno de los países presenta buenas puntuaciones de sostenibilidad (> 70%) y
como el 60% de los países realizan una actividad pesquera insostenible, es decir,
poniendo en peligro la existencia de la actividad en el futuro (Pitcher et al., 2009b). Este
pésimo estado de la sostenibilidad de la pesca refleja el fracaso moral de la gestión de
las comunidades de pescadores para mantener el entorno natural y la productividad de la
actividad pesquera (Lam y Pitcher, 2012). El grave estado de la pesca mundial exige
que su dimensión ética se analice críticamente, con el propósito de conocer si las
medidas de gestión están siendo desarrolladas de acuerdo con el Código de Conducta.
Tradicionalmente, la gestión del sector pesquero se ha encontrado centralizada en la
Administración, emprendiendo medidas basadas en el conocimiento científico-biológico
y en la privatización de la pesca. El fin de estas medidas de gestión ha sido garantizar la
conservación de las poblaciones de peces siguiendo la idea central de la “Tragedia de
los comunes”: la libertad del bien común trae ruina para todos (Hardin, 1968). La
“tragedia de los comunes” es una de las teorías más influyentes en la gestión de la pesca
durante las últimas décadas, siendo aceptada de forma mayoritaria por los responsables
políticos y gestores de la pesca mundial (McGoodwin, 1990). Sin embargo, los
resultados obtenidos por este modelo de gestión han sido ineficientes e injustos para las
personas y los ecosistemas marinos (Lam y Pauly, 2010; Lam y Pitcher, 2012).
Así lo indican los datos sobre la pesca ilegal en el mundo, cifrada en el 20% total de las
capturas, los colapsos de las poblaciones de peces, bajo el control de las Cuotas
Individuales Transferibles (CIT) que someten a criterios económicos el acceso a los
recursos pesqueros, el déficit presupuestario de la actividad o el deterioro de las zonas
rurales cuya actividad principal es la pesca (Watson y Pauly, 2001; William et al.,
2008). Por lo tanto, la pesca mundial no solo es insostenible en la actualidad, sino que
su práctica tampoco es ética. Para responder a la crisis social, ambiental, económica e
institucional que atraviesa el sector pesquero, se necesita un nuevo modelo de gestión
multidisciplinar y participativo, que se adapte a las circunstancias reales de las
comunidades de pescadores (Sissenwine and Mace, 2003; Adrianto et al., 2005; Berkes,
2009). A través de este nuevo enfoque, conocido como cogestión adaptativa, se
pretende hacer frente a la problemática que atraviesa el sector pesquero fomentando la
colaboración de los diferentes agentes del sector, compartiendo la responsabilidad en la
toma de decisiones y aprendiendo de las experiencias de los miembros de la comunidad
(Armitage et al., 2008; Lam y Pauly 2010). La incertidumbre y complejidad del sector
pesquero, junto con el conflicto originado entre las divergencias de los intereses
políticos y las demandas de los pescadores, hace fundamental a la ética (Fennell et al.,
2008). Ésta debe ser la herramienta que estimule la participación equitativa y eficiente
de los pescadores en la gestión de la actividad, evitando la destrucción de los recursos
naturales y la marginación social y económica de los pescadores (Berkes 2009).
Articulado específico
Por expreso mandato legal, contenido en el Título V, Capítulo II, Artículo 98° del
Decreto
Este Código tiene aplicación en todo el territorio nacional y en todo lugar donde el
Estado ejerce soberanía y jurisdicción conforme a la Constitución de la República y al
Artículo 5° de la Ley General de Ordenación y Promoción de Pesca y Acuicultura.
Su aplicación está dirigida a toda persona natural o jurídica, pública o privada, nacional
o extranjera, individual o gremial y, en especial, a todas las personas involucradas en la
conservación, ordenación y desarrollo de la pesca y la acuicultura, tales como los
pescadores y empresarios dedicados a una o más fases del proceso pesquero o acuícola a
que alude el Artículo 23° del Decreto N° 637, así como otros usuarios del medio
ambiente acuático vinculados con las actividades de pesca y acuicultura.
(a) Promover, a nivel nacional en el ámbito pesquero y acuícola, los valores éticos y
morales que tiendan a generar una sensibilidad proclive al diálogo y que favorezca el
cambio de mentalidad confrontativa por un comportamiento integrativo y una conducta
responsable de interrelación armónica y solidaria;
(b) Alentar la protección y utilización sostenible de los recursos acuáticos vivos y sus
ambientes, así como de las áreas costeras y de reserva;
(c) Establecer y aplicar principios y criterios, al amparo de las pertinentes normas del
Derecho Internacional, para que la pesca y la acuicultura, se lleven a cabo de modo
responsable, teniendo en cuenta todos los aspectos biológicos, científicos y
tecnológicos, oceanográficos, económicos, sociales, ambientales, jurídicos, éticos y
comerciales, en el marco de una concepción sistémica de dichas actividades;
(c) Las medidas de ordenación aseguran que el esfuerzo de pesca sea proporcionado a la
capacidad de producción y al aprovechamiento sostenible de los recursos pesqueros,
evitándose su sobre aprovechamiento.
(h) Velar para que los intereses pesqueros de la conservación, de la sostenibilidad y del
aprovechamiento responsable de los recursos pesqueros, se integren al proceso de
ordenación, planificación y desarrollo de la zona costera.
(i) La efectiva participación de los empresarios pesqueros y acuícolas, así como de los
pescadores artesanales, en la toma de decisiones respecto a la elaboración de la
normativa relacionada con la ordenación y el desarrollo pesquero.
(j) Reconocer la importancia de que los empresarios pesqueros y acuícolas, así como los
pescadores artesanales, comprendan y participen de la solución de los problemas
relativos a la conservación y la gestión de los recursos pesqueros de los que dependen; y
de que por medio de la enseñanza y la capacitación, se tome conciencia de las normas y
principios de la pesca responsable contenidos en este Código, así como en el Código de
Conducta de la FAO para la Pesca Responsable.
(m) Visualizar que la concepción de la pesca responsable consolida el acierto de que sin
conocimiento no hay desarrollo y sin investigación no hay conocimiento. Los resultados
de la investigación pesquera constituyen el cimiento sobre el que se organizan la
administración de la pesca y la planificación del desarrollo pesquero.
(n) Entender que, para los efectos de su administración, la actividad pesquera debe
concebirse bajo un enfoque sistémico con tres componentes inseparables e
interactuantes: la política pesquera y acuícola; la normativa regulatoria especializada; y
la institucionalidad establecida para el manejo de la actividad.
(o) Asumir que el cumplimiento de las normas pesqueras y acuícolas, constituye no sólo
una obligación legal sino también y, fundamentalmente, una obligación moral y ética,
pues su incumplimiento genera perjuicios para la comunidad social vulnerándose el
valor de la solidaridad que ampara el desarrollo sostenido de la actividad.
También se reconoció los esfuerzos que El Salvador, conjuntamente con los demás
países de la región, viene desplegando en la aplicación de los principios, valores y
normas contenidos en el Código de Conducta para la Pesca Responsable, destacándose
la necesidad de darles mayor difusión entre los agentes económicos involucrados en la
actividad pesquera.
Dentro de este contexto, el articulado del Tratado en referencia adopta una declaración
de principios sobre los que se fundamentará el Sistema Regional de Ordenación y
Desarrollo de la Pesca y la Acuicultura de los Países del Istmo Centroamericano,
mediante el establecimiento de estrategias, políticas, normas y programas conjuntos.
En ejercicio de sus atribuciones, según disponen los Artículos 8° y 10° del Decreto N°
637, CENDEPESCA, en su condición de órgano ejecutor de la política pesquera
aprobada por el MAG como órgano rector, efectuará el seguimiento de la aplicación y
cumplimiento del Código y sus efectos sobre las actividades pesqueras y acuícolas, en
coordinación con las entidades conformantes de CONAPESCA. Se invita a las
reparticiones estatales y, en especial, la Fuerza Naval y la Policía Nacional Civil, así
como toda entidad privada, a cooperar activamente con CENDEPESCA en esta labor.
Con el propósito de alcanzar sus objetivos y contribuir a la eficaz aplicación del Código,
deberán reconocerse plenamente las circunstancias y necesidades especiales de dichas
comunidades.
En tal sentido, los usuarios, agentes directos o administrados, deberán colaborar con la
Administración y velar por que los niveles del esfuerzo de pesca sean compatibles con
el uso sostenible de los recursos pesqueros.
(b) Procurar que las condiciones económicas en las que operan las empresas pesqueras,
promuevan la pesca responsable;
(c) Tener en cuenta los intereses de los pescadores, incluidos los que practican la pesca
de subsistencia, la pesca artesanal y de pequeña escala;
(f) Evaluar y, cuando proceda, corregir el impacto ambiental negativo sobre los recursos
provocado por la actividad propia; y
(g) Reducir al mínimo la contaminación, los desperdicios, los descartes y las capturas de
especies que no son objeto de la pesca.
Así mismo, los administrados colaborarán con la autoridad competente para promover
la utilización de procedimientos adecuados para la selección de reproductores y la
producción de huevos, larvas y crías. La investigación y el desarrollo de técnicas de
cultivo adecuadas para las especies en peligro, deberá ser incentivada a fin de proteger,
rehabilitar y aumentar sus poblaciones, teniendo en cuenta la necesidad de conservar la
diversidad genética de las especies en peligro.
Estando a los múltiples usos de la zona costera, deberá hacerse participar a los
representantes del sector pesquero y a las comunidades pesqueras, en los procesos de
toma de decisiones y en otras actividades relativas a la planificación y desarrollo de
dicha zona.
Para el cumplimiento de sus fines y del mejor desarrollo de sus funciones, el Comité de
Ética podrá solicitar por escrito la información de interés público que posean
CENDEPESCA, la Fuerza Naval y el Grupo Marítimo Policial de la Policía Nacional
Civil, en lo referido a los datos que faciliten la tipificación, evaluación y sanción de las
violaciones al Código de Ética de Pesca y Acuicultura. En todos los casos, se tratará de
información relativa a hechos sucedidos con una anterioridad no menor de tres días, con
el propósito de no atentar contra la confidencialidad en las actividades empresariales.
Artículo 17 - Denuncias
Artículo 19 - Convenios
Artículo 23 - Vigencia
El presente Código de Ética de Pesca y Acuicultura entrará en vigencia al día siguiente
de su publicación en el Diario Oficial, asumiendo CENDEPESCA la obligación de su
difusión dentro del ámbito del Sector Pesquero y Acuícola.
VII. Metodología
VIV. Análisis
Los resultados obtenidos en el análisis anterior nos muestran una gestión irresponsable
del sector pesquero. Para alcanzar una pesca sostenible, a través de una gestión ética de
la actividad, se estudian a continuación las políticas y procesos recomendados por los
expertos en gestión pesquera para alcanzar dicho fin.
VV. Conclusión
En este trabajo hemos podido analizar las ventajas de la cogestión, como alternativa de
gestión al modelo tradicional que, centralizado en la Administración, ha quedado
obsoleto para responder a las necesidades de las comunidades de pescadores. Es decir,
el modelo centralizado en la Administración y su toma de decisiones bajo el monopolio
del conocimiento biológico, no ha sido capaz de garantizar el futuro de la pesca. Para
llegar a dicha conclusión, hemos realizado un análisis de la dimensión ética de la pesca
donde se han evaluado un grupo de indicadores cuyo resultado refleja el estado actual
de la gestión, según las directrices del Código de Conducta para la Pesca Responsable
de la FAO, y de las seis dimensiones del desarrollo sostenible de las comunidades de
pescadores (Tecnológica, Económica, Social, Institucional, Ética y Ecológica).
VVI. Recomendaciones
En esta situación, deviene recomendable diseñar un mecanismo de promoción del
proceso motivador del Código, intensificándose la difusión masiva de la normativa que
contiene, destacando las ventajas y beneficios que para la pesquería nacional conlleva la
implementación gradual de dicho proceso. Es por tanto conveniente considerar la
utilidad de la actual coyuntura a fin de instrumentar las acciones que fueren necesarias
con el objeto de que quede aprobado este nuevo ordenamiento con carácter de norma
complementaria.
VVII. Bibliografía
Adrianto, L., Matsuda, Y., & Sakuma, Y. (2005). Assessing local sustainability of
fisheries system: a multi-criteria participatory approach with the case of Yoron Island,
Kagoshima prefecture, Japan. Marine policy, 29(1), 9-23.
Brundtland (1987). Our Common Future: The World Commission on Environment and
Development. Environment: Science and Policy for Sustainable Development, 29(5),
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Caddy, J. F. (2000). The Code of Conduct for Responsible Fisheries as a basis for
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48(3), 205-211.
Chuenpagdee, R., & Jentoft, S. (2007). Step zero for fisheries co-management: what
precedes implementation. Marine Policy, 31(6), 657-668.
VVIII. Anexo
Capacitaciones
Pesca responsable