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ARGENTINO.
1
que asegura a los habitantes un acabado respeto de todas las normas
que lo integran, comenzando justamente desde la norma de mayor
rango que es la Constitución. Y el respeto, solo se alcanza mediante el
adecuado control.
- el sistema político
- el sistema jurisdiccional concentrado
- el sistema jurisdiccional difuso
2
En el sistema jurisdiccional serán miembros de aquel Poder quienes se
encarguen de éste ejercicio de función de control, idea lógica si se
entiende que el Poder Judicial es el que tiene la misión principal de
control permaneciendo siempre fuera de la ejecución del poder
político.[3]
Cuando en manos de cualquier magistrado recae la función de llevar
adelante el control de constitucionalidad, estamos en condiciones de
afirmar de que se trata de un sistema de control difuso; cuando por el
contrario cuenta con dicha facultad un tribunal especifico para realizarlo,
lo denominamos control de constitucionalidad concentrado.
3
del Poder Judicial de declarar la inconstitucionalidad de las leyes del
Congreso y los actos provenientes del Poder Ejecutivo.
Este poder o esta función que ejerce prioritariamente la Corte Suprema
de la Nación, y que pertenece a todos los tribunales –federales y
provinciales – es el que le ha permitido tener en la realidad un papel
preponderante al Poder Judicial en todo lo relativo a la resolución de los
casos de crisis constitucionales, así también como ha suscitado
innumerables casos de controversia sobre el alcance de dicho control
sobre leyes y actos propios de otros poderes de la Nación,
argumentando a este ultimo respecto que un poder no puede influir en
las esferas que le son privativas de los otros.
Son éstas preguntas que a lo largo del desarrollo de la doctrina sobre
el control de constitucionalidad se han ido tratando de responder ante –
como he dicho- la falta de descripción en aquellas dos normas
constitucionales.
El primer precedente relativo al control de constitucionalidad en nuestro
país lo constituye el caso “Sojo”[4]. En este fallo lo que el Tribunal analiza
es la facultad de esa Corte para conocer originaria y exclusivamente
en el mismo ó si por el contrario, le compete dicho conocimiento a otro
Juez del Poder Judicial.
Por un dibujo aparecido en el periódico Don Quijote, el 4 de septiembre
de 1887, el redactor, Eduardo Sojo, fue puesto en prisión por orden de
la Cámara de Diputados de la Nación hasta el término del periodo de
sesiones. Sojo interpuso una acción de habeas corpus ante la Suprema
Corte, fundando la competencia de la misma para entender en esta
cuestión en el art. 20 de la ley del 14 de septiembre de 1863 sobre
jurisdicción y competencia de los tribunales nacionales.
Dice la Suprema Corte:
“la misión que incumbe a la Suprema Corte de mantener a los diversos
poderes, tanto nacionales como provinciales de la esfera de las
facultades trazadas por la Constitución, la obliga a ella misma a
absoluta estrictez para no extralimitar la suya, como la mayor garantía
que puede ofrecer a los derechos individuales.
En estos casos, (los de jurisdicción federal establecidos por el articulo
anterior) dice el art. 101, la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por
apelación según las reglas y excepciones que prescriba el Congreso,
pero en todos los asuntos concernientes a embajadores, ministros y
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cónsules extranjeros y en los que alguna provincia fuere parte, la
ejercerá originaria y exclusivamente.
La garantía acordada por el recurso de habeas corpus, fundada en la
igualdad ante la ley, no tiene otra excepción que cuando la persona ha
sido objeto de un mandato indebido contra su libertad, pueda extraer un
conflicto internacional. En los demás casos, el juez mas inmediato, mas
expedito en sus resoluciones, es y debe ser el objeto primordial de las
leyes, la condición esencial de los fallos de la justicia federal.
No es posible reconocer en la H. Cámara de Diputados de la Nación,
de cuyo mandamiento de prisión procede el recurso entablado de
habeas corpus, el carácter de tribunal en el caso, sujeto al recurso de
apelación para ante esta Corte. Ello es repugnante a la independencia
de los Poderes Legislativo y Judicial y a otros principios fundamentales
del orden constitucional que nos rigen. Para tal consideración seria
necesario que esta Corte hubiese sido investida de la facultad de revisar
los actos de las Cámaras Legislativas en los casos en que ellas tienen
peculiar y exclusiva jurisdicción, lo que no se puede sostener sin
evidente error.
No puede fundarse pues, el derecho de ocurrir en apelación a esta
Corte, de un acto de una Cámara Legislativa, en que se recurre en los
Estados Unidos de autos de los jueces o tribunales de justicia.
Por las consideraciones expuestas, se declara que esta Corte no tiene
jurisdicción originaria en la presente causa, debiendo el recurrente
ocurrir donde corresponda”.
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a) supremacía constitucional: entendida ésta no solo por la posición
de preeminencia absoluta de la que goza en relación al resto del
plexo normativo, sino también entendiendo la supremacía como
la necesaria rigidez que debe rodear el texto constitucional de
manera tal que la Norma Fundamental no sea tan susceptible de
reforma como sí lo puede una norma de rango inferior.
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Lo antedicho no debe dar pié a ninguna mala interpretación, en el
sentido de figurarse equivocadamente un Poder que se inmiscuye o se
entromete controlando a la esfera de atribuciones que otro Poder
republicano goza. Así se ha dicho que “el control de constitucionalidad
que ejerce el Poder Judicial no incluye la revisión de los propósitos del
legislador, de la conveniencia, oportunidad, acierto o eficacia de la ley
o de los criterios de su autor. Así no indaga si en vez de un sistema
adoptado por la ley sería preferible otro. Se limita a verificar si el
establecido está o no de acuerdo con la Constitución. De otra parte,
corresponde dar la debida atención al principio según el cual, la
valoración y consecuente pronunciamiento sobre la constitucionalidad
o inconstitucionalidad de normas que integran el ordenamiento jurídico
interno del país, constituye la ultima ratio del orden jurídico por asumir,
dicho punto, suma gravedad institucional. Concordantemente con ello,
esta Corte Suprema tiene dicho que la declaración de
inconstitucionalidad de una ley es la ultima ratio, cuando sus
disposiciones no admiten otra interpretación posible sino la del sentido
que merece aquella reprochabilidad (sentencia del 29/4/1987 in re
Alderete, Carlos Alberto v. Gob. de la Provincia de Tucumán s/Acción
de Amparo)[7].En el fallo “Fernandez, Viviana”, el Dr Negri, dijo en este
sentido: “por lo demás, es tarea propia del Poder Judicial y de la Sup.
Corte, como expresé al principio, conocer y decidir las causas por lo que
no es posible que, so pretexto de invasión a las otras funciones
estatales, se recorten -aunque sea por vía de autolimitación- las
inherentes a la justicia en detrimento de la división de poderes y del
orden jurídico cuya constitucionalidad las normas fundamentales
encomiendan a los jueces preservar.”[8]
7
contrariamente a lo afirmado por la accionada, la inconstitucionalidad
"por omisión" no es actualmente -ni lo era a la fecha en que la demanda
se contestó- una institución extraña a nuestro derecho positivo, que
ciertamente la ha receptado aunque para supuestos bien distintos al de
autos. En tal sentido, además de las Constituciones provinciales que
expresamente la han previsto, coincido con lo que la moderna doctrina
constitucionalista ha señalado en punto a que, al permitirse
expresamente por el art. 43 de la CN. y por el art. 20 de la Const. prov.,
la declaración de inconstitucionalidad de la norma en que se funde la
"omisión" que se cuestiona por vía de la acción de amparo allí reglada,
se ha reconocido a este instituto en nuestro derecho público”.
8
derechos de naturaleza constitucional; la otra es si temas que
secularmente se han admitido como propios de la esfera de atribuciones
del legislador, pueden convertirse en cuestiones que para afectar
derechos superiores de índole constitucional, se hallen sujetos al
control judicial de constitucionalidad”
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ejercerse desconociendo derechos constitucionales, pues en nuestro
ordenamiento jurídico la voluntad del constituyente prima sobre la del
legislador (art. 31 CN.), por lo que atentas las facultades de control de
constitucionalidad de las leyes confiado por la Constitución Nacional al
Poder Judicial, corresponde que éste intervenga cuando tales derechos
se desconozcan”
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Circunstancias necesarias que ameritan el control de
constitucionalidad.
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La Corte Suprema en varios de sus fallos ha estimado también cuando
y bajo que circunstancias nos hallaríamos frente a un verdadero
proceso, y, por ende, ante el primer requisito para la existencia de un
pronunciamiento judicial.
Ejemplificativo es el fallo “Hogg, David, y Cía. S.A”[14] , en el que un
trabajador fue despedido cuando desempeñaba sus funciones de
delegado del personal y con motivo del paro que la organización sindical
había decidido. La Corte allí sostiene sobre la decisión arbitral que
había sido solicitada por las partes:
“Que, sin embargo, ha declarado también que se otorga la apelación
contra decisiones administrativas, cuando los funcionarios u
organismos de la administración desempeñan funciones judiciales,
otorgadas por la ley y con carácter de irrevisible por los jueces
ordinarios. Con ésto, en efecto, no se extiende la jurisdicción
constitucional y legal de esta Corte porque se trata de resoluciones que,
en el orden normal de las instituciones, corresponde dictar a los jueces
ordinarios, a los que la ley sustrae para atribuírselas a la administración.
Se procura así la preservación y no la extensión de la competencia de
esta Corte, al mantenerla respecto de resoluciones detraídas al
conocimiento judicial (conf. doct. Fallos 236:286 y sus citas; 238:380;
239:12 y 479; 240:121, 407, 440 y 453).
Que por tal razón es posible el conocimiento de esta Corte por vía de
su jurisdicción judicial extraordinaria respecto de decisiones
administrativas, sin mengua de los límites de sus atribuciones
constitucionales. Y por la misma razón también, en cada oportunidad
en que la apelación extraordinaria se intenta contra una resolución
administrativa, debe inquirirse si la apelada es decisión de carácter
judicial, pues, de otro modo, la distribución constitucional de las
facultades respectivas entre los poderes del Estado, no sería respetada.
El fin y las consecuencias del "control" encomendado a la justicia sobre
las actividades ejecutiva y legislativa, requieren que este requisito de la
existencia de un "caso" o "controversia judicial" sea observado
rigurosamente para la preservación del principio de la división de los
poderes, según lo expone el Juez Frankfurter, con fundamento en la
jurisprudencia norteamericana (341 U.S. 149).
Que es manifiesto que las cuestiones referentes a la solución, en el
curso de su desenvolvimiento, de un conflicto colectivo de trabajo, como
son las decididas por la resolución arbitral y por la confirmatoria del
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ministro de Trabajo y Seguridad Social, no constituyen cuestiones
judiciales en los términos de la jurisprudencia a que se ha hecho
referencia. No ha sido ni es función propia de los jueces ordinarios la
solución de tal tipo de problemas ni el decreto ley 10596/57 sustrae
función alguna a aquéllos al autorizar, en ciertos casos, su decisión por
vía arbitral.
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Entonces, una vez que el pleito se ha planteado necesariamente entre
dos partes, cuyo interés es la dilucidación del alcance de determinado
derecho que se ve controvertido en el caso concreto, se hace necesaria
la intervención del magistrado quien se expresará a través de su acto
jurisdiccional, determinando el alcance pretendido, y a su vez, ejercerá
su función propia de custodia y resguardo del texto constitucional.
A lo dicho se añade que dichas acciones deberán encontrarse en la
etapa procesal que permita el planteo oportuno de la cuestión de
inconstitucionalidad, esto es, que no sean acciones que hayan sufrido
alguna caducidad o que se trate de cuestiones que han devenido
abstractas.
Como sostiene Morello[16] : “sin la satisfacción de la presencia de ese
antecedente (que exista un definido “caso”) será imposible entrar a
conocer acerca del merito o fondo de la cuestión propuesta, ni pretender
que ella quede sometida al test de constitucionalidad que deban asumir
los jueces”.
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A contrario sensu, no se esta en presencia de una “causa” cuando la
pretensión persigue tan solo un pronunciamiento en general acerca de
la constitucionalidad de una norma o de un acto.
“Que desde antiguo se ha sostenido que la misión más delicada que compete al
Poder Judicial es la de saber mantenerse dentro de la órbita de su jurisdicción,
sin menoscabar las funciones que incumben a los otros poderes o jurisdicciones,
toda vez que es el judicial el llamado por la ley para sostener la observancia de
la Constitución Nacional, y de ahí que un avance de este poder en desmedro de
las facultades de los demás revestiría la mayor gravedad para la armonía
constitucional y el orden público (Fallos 155:248; 311:2580 ). Por tal motivo, en
las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes, en el ámbito
de las facultades que les son privativas, la función jurisdiccional no alcanza al
modo del ejercicio de tales atribuciones, en cuanto de otra manera se haría
manifiesta la invasión del ámbito de las facultades propias de las otras
autoridades de la Nación (Fallos 254:45).
Que, en tal orden de ideas, para determinar si existe una "causa judicial" que
habilite la jurisdicción de los tribunales, deben examinarse las cuestiones
propuestas y decidir si ellas se ubican dentro de las facultades otorgadas con
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exclusividad a alguno de los poderes públicos y si han sido ejercitadas dentro de
los límites que la Constitución les impone. Al respecto se ha dicho que decidir
"...si un asunto ha sido, en alguna medida, conferido a otro poder del Estado, o
si la acción de ese poder excede las facultades que le han sido otorgadas, es en
sí mismo un delicado ejercicio de interpretación constitucional y una
responsabilidad de esta Corte como último intérprete de la Constitución" ("Baker
vs. Carr", 369 US 186, 82 S.Ct. 691, 7 L.Ed. 2d. 663, 1962).
Las Partes.
16
legítima en la forma que prescriban las normas procesales respectivas,
quedando excluidas las consultas y las peticiones de declaraciones generales.
La controversia así definida no debe ser abstracta, por carecer quien la
promueve de un interés económico o jurídico que pueda ser eficazmente tutelado
por el pronunciamiento a dictarse, no siendo suficiente a esos efectos invocar un
perjuicio futuro, eventual o hipotético; debiendo recaer el agravio invocado sobre
el peticionante y no sobre terceros (conf. dictamen precedentemente citado)”[21].
17
Que los actores carecen de legitimación conforme a lo ya expresado
por esta Corte en la causa: P.304.XXVII "Polino, Héctor y otro c/ Poder
Ejecutivo s/ amparo", del 7 de abril de 1994 Ver Texto , considerandos
2º a 52; en Fallos: 307:2387, considerandos 2º a 4º y en Fallos:
310:2369, considerandos 6º y 7º.
Que conforme a lo expuesto la demanda es manifiestamente
inadmisible
Por ello se resuelve: Rechazar in limine la demanda”
El Derecho.
18
inconstitucionalidad la inexorable pérdida de vigencia general de las
normas invalidadas.”[26]
Es importante aclarar que la oponibilidad de las decisiones en las
cuestiones relativas a la inconstitucionalidad que surgen luego de un
proceso de control, no se derivan necesariamente según se trate de un
control difuso o un control concentrado. Es decir que, puede existir un
tribunal u órgano centralizado que ejerza dicha verificación pero no por
ello necesariamente el alcance de la resolución sea de carácter erga
omnes, sino que dicho alcance puede ser también motivo de elección.
Ello no quita que normalmente el grado de alcance de las resoluciones
de ese tipo de control –concentrado- sea este último de este último tipo.
Un caso de efecto erga omnes en un control centralizado era el Tribunal
de Garantías Constitucionales que existió en España entre 1933 y 1939;
según su Ley Orgánica, el control de constitucionalidad era siempre
ejercido por el Tribunal Constitucional (control centralizado), pero
cuando la impugnación de una norma se fundamentaba en una
inconstitucionalidad material - por oposición a inconstitucionalidad
formal -, la sentencia tenía efectos sólo para el caso concreto.
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pronunciamientos de este tipo que advertimos en nuestro sistema
judicial.
Sabemos que las sentencias pueden ser declarativas o constitutivas.
En el primero de los casos, los efectos de la misma son retroactivos
alcanzando el preciso momento en que los hechos se produjeron y que
motivaron luego la certeza judicial; mientras que las constitutivas son
las que producen efectos desde el momento mismo del
pronunciamiento hacia el futuro.
Entonces, para el caso de que se trate de una sentencia declarativa que
contenga una declaración de ésta índole la norma será considerada
inválida desde su sanción, siempre y cuando el defecto de
inconstitucionalidad acompañe a la norma en cuestión desde su
nacimiento y no lo haya adquirido con posterioridad.[27]
20
que en esta materia prevén los distintos ordenamientos constitucionales
provinciales como los distintos recursos de inconstitucionalidad ante los
superiores tribunales de justicia provinciales.
21
sólidos, líquidos y gaseosos, por vulnerar, a juicio de la accionante los
arts. 104, 107 , 4 , 5 , 67 -incs. 4, 14, 11 y 27- CN. y en forma incidental
el art. 1 , respectivas declaraciones del Preámbulo y el art. 108 CN. Dice
el dictamen del Sr. Procurador:
“Esta Corte ha resuelto invariable y reiteradamente, conforme con lo
establecido por el art. 2 ley 27 que no corresponde al Poder Judicial de
la Nación, hacer declaraciones generales o en abstracto sobre la
constitucionalidad e inconstitucionalidad de las leyes dictadas por el
Honorable Congreso, sino únicamente con relación a la aplicación de
éstas al hecho o caso contencioso producido (Fallos 12:372; 24:248;
95:290; 107:179; 115:163; 156:318; entre otros).
De acuerdo con esa doctrina y no habiendo sido presentada ante V.E.
en forma de contienda o caso judicial producido la pretensión de
inconstitucionalidad sostenida por la provincia de Mendoza, opino que
esa Corte es incompetente para conocer en la presente causa y así
debe declararlo, disponiendo el archivo de estas actuaciones.”
La Corte ratifica lo adelantado por el Sr. Procurador en las palabras que
siguen:
“que como esta Corte ha tenido oportunidad de declararlo en ocasión
reciente el fin y las consecuencias del control encomendado a la justicia
sobre las actividades ejecutiva y legislativa, requieren que el requisito
de la existencia de "un caso" o "controversia judicial" sea observado
rigurosamente para la preservación del principio de la división de los
poderes -conf. causa "Hogg, D. y Cía. S.A.Com.", sent. del 1/12/1958-.
Que tales casos o causas en los términos de los arts. 100 y 101 CN.
son aquellos que contempla el art. 2 ley 27 con la exigencia de que los
tribunales federales sólo ejerzan jurisdicción en los "casos
contenciosos", lo que excluye como lo señala la jurisprudencia que
menciona el dictamen del procurador general las declaraciones
generales y directas de inconstitucionalidad de las normas o actos de
los otros poderes, en tanto su aplicación no haya dado lugar a un litigio
contencioso para cuyo fallo se requiera la revisión del punto
constitucional propuesto.
En tales condiciones la declaración de incompetencia del tribunal
corresponde en los términos de lo solicitado en el dictamen que
antecede.
Por ello y habiendo dictaminado el procurador general se declara que
la presente causa no es de la competencia de la Corte Suprema.”
22
Este criterio negativo fue mantenido a lo largo de distintos precedentes
jurisprudenciales. Muestra de ello lo constituye el caso “Banco Hipotecario”,
cuyas partes sobresalientes a continuación se transcriben. En el caso, el Banco
Hipotecario Nacional demandó a la provincia de Córdoba pretendiendo se
declare la invalidez de la ley local 4582 por vulnerar, a su juicio, diversas normas
de la Constitución Nacional, y el art. 13 inc. c de su carta orgánica aprobada por
decreto ley 13128/1957, arguyendo la defensa de la libertad de contratación de
los escribanos de provincia ya que dicha ley disponía la obligatoriedad de la
intervención sólo de los escribanos que se hallaban inscriptos en las listas del
Colegio de Escribanos provincial en el otorgamiento de las escrituras a que se
refería la ley. A su vez el art. 6 de la misma contemplaba que para el caso de
las entidades que por la naturaleza de sus funciones no necesitaban de los
servicios notariales en forma permanente, debían requerir al colegio el sorteo del
o de los notarios en el momento en que sus servicios sean necesarios y
exclusivamente para los actos a celebrarse.
Dice el Tribunal:
“que, como esta Corte ha tenido ocasión reciente de reiterar, no existe, en el
orden nacional, acción declarativa de inconstitucionalidad -conf. causa F. 235,
"Fiscal de Estado de la Provincia de Río Negro s/inconstitucionalidad del decreto
ley 260 ", sent. del 13/3/1963, y sus citas.
Que esta doctrina excluye obviamente el control judicial directo de la
constitucionalidad de las leyes y otros actos de las autoridades, concebido como
procedimiento destinado a la mera invalidación de la norma o acto impugnado.
Supone, por lo contrario, que el análisis judicial de la constitucionalidad de
tales normas o actos ocurra como aspecto de un litigio común y como medida
tendiente a superar el obstáculo que deriva de aquéllos para el reconocimiento
del derecho invocado por la parte que los impugna. Es en este sentido que la
jurisprudencia de esta Corte tiene declarado desde antiguo que todos los jueces
de cualquier jerarquía y fuero pueden interpretar y aplicar la Constitución en las
causas cuyo reconocimiento les corresponde -conf. Fallos 33:162; 149:122 y
otros-.
Que resulta así que la decisión de cuestiones constitucionales, por parte de los
tribunales de la Nación, debe ocurrir sólo en el curso de procedimientos litigiosos,
es decir, en controversias entre partes con intereses jurídicos contrapuestos y
propios para la dilucidación jurisdiccional -conf. Kauper, Paul G., "Judicial
Review of Constitutional Issues in the United States", 1962, Berlín, p. 577 y ss.-
.”
23
Es recién a partir del caso “Hidronor”[29] donde se produce -aunque pequeña- la
primer apertura hacia el reconocimiento de la acción declarativa de
inconstitucionalidad como una acción idónea a este fin cuando no se estuviese
frete a un “caso” judicial, luego de la opinión que en el caso vertiera el Sr.
Procurador de la Nación.
Hidronor S.A. es intimada por la Provincia de Neuquén al pago de una suma de
pesos en concepto de impuesto de sellos por el contrato celebrado entre dicha
sociedad y la empresa constructora de El Chocon, Impregilo Sollazo S.A.
Hidronor se niega a realizar este pago porque considera que según el articulo 12
de la ley 15.336, a la ley 17.574 y al contrato de concesión aprobado por el
Decreto 8053/68, la provincia carece de facultades para exigir dicho tributo.
Inicia entonces esta empresa una acción declarativa conforme al artículo 322 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación persiguiendo un
pronunciamiento judicial acerca de la constitucionalidad o inconstitucionalidad
de aquel impuesto exigido.
Dice el Dr. Marquardt :
“el análisis de la cuestión planteada exige no sólo referirse a la procedencia de
la acción declarativa como tal sino también a su pertinencia como medio para
obtener el ejercicio del control de constitucionalidad confiado a los tribunales de
justicia.
Es frecuente, en efecto, la confusión entre el control constitucional concreto
provocado por una acción declarativa y el que puede llamarse abstracto que es
ajeno al derecho federal argentino.
En el control abstracto, cuyo mas notorio exponente se encuentra en la
República Federal Alemana, la intervención del órgano encargado de la tutela
constitucional no importa el ejercicio de funciones propiamente jurisdiccionales,
ya que no se determina ni reconoce ningún derecho subjetivo a favor de una
persona en concreto. La actuación del órgano aludido aparece mas bien como
legiferante, y su decisión tiene carácter anulatorio general de la norma
cuestionada.
En el sistema de control constitucional concreto la atribución ejercitada es en
cambio estrictamente judicial. El tribunal interviene para dar certeza a una
relación jurídica controvertida y su pronunciamiento tiene por efecto inmediato
reconocer el derecho de una de las partes en litigio frente a otra, de un
administrado contra la administración o viceversa.
Luego, en sucesivos párrafos, el Procurador se extiende sobre el sistema de
control de constitucionalidad norteamericano, y sin negar la influencia que ha
tenido también en la formación del nuestro, marca diferencias sosteniendo que,
24
sin embargo, “el régimen argentino no ha seguido los mismos lineamientos. Aquí
el control jurisdiccional de constitucionalidad se ejerce en unos casos
directamente por vía reparatoria cuando se persigue la indemnización del daño
ocasionado por el cumplimiento de las normas invalidas.
Dentro de estas características generales, la Corte Suprema ha tenido
oportunidad de pronunciarse reiteradamente y desde antiguo sobre la
admisibilidad de acciones declarativas y especialmente en materia
constitucional. Los fallos de los últimos años han precisado el criterio que puede
reputarse actual, en cuya virtud el tribunal excluye tal tipo de acciones de la
categoría de causas en el sentido de los arts. 100 y 101 de la Ley Fundamental”.
Y sigue el Procurador enunciando cuales han sido básicamente los argumentos
de la Corte en sostenimiento de esta actitud no proclive a la formulación de una
declaración de constitucionalidad. Así, precisa por ejemplo:
- que el control de constitucionalidad ha sido concreto y en ningún caso
abstracto,
- que el control encomendado a las actividades ejecutiva y legislativa
exigen la existencia de un caso o controversia judicial a los fines de
preservar la división de poderes.
- que tales casos o causas, en los términos de aquellos dos artículos de la
Constitución, no eran mas que aquellos que contemplaba el articulo 2 de
la ley 27 y en virtud de ello, es que quedaban excluidas las declaraciones
generales y directas de inconstitucionalidad, o sea, un control abstracto
de constitucionalidad.
- que no cabe declarar la inconstitucionalidad de las normas o de actos de
otros poderes si la aplicación de las mismas no ha determinado un litigio
contencioso cuya resolución amerite una revisión de una cuestión
constitucional.
25
legislación, jurisprudencia y doctrina de los países de nuestra propia orbita
jurídico- cultural, especialmente Italia y Alemania, de tan decisiva influencia para
nuestra dogmática, y los Estados Unidos de Norteamérica, cuyo régimen de
control constitucional rige en la Republica, como se lo recuerda en Fallos t. 255,
p.262 (cons.1º), y fue solemnemente declarado, siguiendo las concepciones de
los creadores de la Constitución, en la época inicial de la Corte Suprema de
Justicia (Falos t.32, pag 120; p.127, supra y t.33, p.162 cons.t. 24º p.193).
Y en total apoyo a la admisión de la acción, se pronuncia:
“estimo, por el contrario, que con la introducción del instituto en el derecho
publico federal, contará éste con una vía apta para que los derechos y
obligaciones de los particulares, el Estado o las corporaciones públicas,
afectadas por normas inconstitucionales puedan dilucidarse apenas medie un
interés suficientemente real y concreto, con la consiguiente economía del tiempo
y la posibilidad de evitar la lesión material del derecho invocado.
Además, la admisión de la acción declarativa en orden a los litigios de derecho
privado significará para las actividades ordinarias civiles y comerciales las
comprobadas ventajas resultantes de dicha acción en los ordenamientos que la
incluyen”.
26
declaración de certeza, ya que “no tiene carácter simplemente consultivo ni
importa una indagación meramente especulativa, sino que responde a un “caso”
y busca precaver los efectos de un acto en ciernes – al que se le atribuye
ilegitimidad y lesión al régimen constitucional federal-, y fijar las relaciones
legales que vinculan a las partes en conflicto. Que en esas condiciones, la acción
declarativa regulada en el art. 322 del cod. Procesal constituye un recaudo apto
para evitar el eventual perjuicio denunciado por la actora (…).
Que como la Provincia de Santiago del Estero ha escogido la vía de amparo para
formular su reclamo, corresponde considerar su procedencia en las
circunstancias particulares del caso. La acción de amparo, de manera general,
es procedente para los litigios que caen dentro de la competencia originaria de
la Corte porque de otro modo en tales controversias quedarían sin protección los
derechos de las partes contemplados en la ley 16.896. No obstante, en el caso
no se encuentran dadas las mencionadas circunstancias (…). Que a esta altura
del discurso, parece evidente que la acción declarativa que, como el amparo,
tiene una finalidad preventiva y no requiere la existencia de daño consumado en
resguardo de los derechos, es un medio plenamente eficaz y suficiente para
satisfacer el interés de la actora que, en las actuales circunstancias, se agota en
una mera declaración de certeza.
Que de tal manera y a tenor de lo expuesto, puede prescindirse validamente del
nomen iuris utilizado por la Provincia para interponer su acción y atender a la
real sustancia de la solicitud mediante el ejercicio de la demanda declarativa que
regula el art. 322 del cod. Procesal, cuya tramitación se efectuara según las
reglas del proceso sumario.
Por ello se decide conceder a la actora el plazo de diez días para que encauce
su demanda por la vía del juicio sumario.”
La Corte hallo en las prescripciones del articulo 322 del Código Procesal de la
Nación las vías de canalización de la acción declarativa de inconstitucionalidad,
27
tomando como base de la acción meramente declarativa que norma dicho
articulo, cuando éste dispone que podrá deducirse una acción cuyo fin sea la
obtención de una sentencia meramente declarativa, que produzca un cese en el
estado de incertidumbre sobre la existencia, el alcance o las modalidades de una
relación jurídica, cuando esa falta de certeza lo que genere sea un perjuicio o
una lesión actual al actor y no contare éste con otro medio legal que le permita
ponerle término de manera inmediata.
De aquí extraemos entonces los requisitos indispensables para que pueda
plantearse una acción declarativa:
- que exista una relación jurídica
- que exista también un estado de incertidumbre sobre esa relación jurídica
en cuanto a su existencia, alcance o modalidades.
- una lesión actual al actor
- que no exista remedio legal mas idóneo
28
que convergen en el interés de que determinada norma no se aplicada a la
solución del conflicto por estimarla inconstitucional.
29
Así queda consentido en palabras de la propia Corte Suprema en un fallo donde
se presentan dos vecinos de la localidad bonaerense de Tigre solicitando la
declaración de inconstitucionalidad del decreto 2125:[33]
“Que, con fecha 14 de febrero de 1984, dos vecinos ribereños de los ríos Tigre
y La Reconquista presentaron una denuncia, ante el Juzgado Federal de Primera
Instancia en lo Criminal y Correccional de San Isidro, contra quienes contaminan
y envenenan, por acción u omisión, el curso de agua potable del río Reconquista
y su cuenca (fs. 125 del expediente nº 162/84). Señalaron que las conductas
descriptas se encuentran tipificadas en el Código Penal (Capítulo IV) como
"delitos contra la salud pública". Sostuvieron, asimismo, que era factible la
existencia del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público, al
no haberse cumplido lo dispuesto en diversas normas legales (entre ellas, las
leyes 2797 y 4198) que arbitran diversos medios para evitar la contaminación de
las aguas (fs. 126/ 126 vta.). A este respecto recordaron lo establecido por el
decreto 2125/78, que impuso el denominado "régimen de cuotas de
resarcimiento por contaminación" para aquellos establecimientos industriales
que, por carecer de instalaciones depuradoras de sus líquidos residuales o por
poseerlas en grado insuficiente, produjeran efluentes fuera de las condiciones
exigidas por O.S.N., y pidieron que fuera declarada su inconstitucionalidad (fs.
130 y fs. 192), a cuyo fin adujeron que contrariaba normas de la ley 13775 y
decretos reglamentarios, que imponen a Obras Sanitarias de la Nación la
obligación de controlar los "volcamientos" de efluentes tóxicos y tomar medidas
que van desde la no autorización de instalaciones hasta decidir la clausura de
los establecimientos que estuvieran en infracción. El decreto 2125/78, según los
denunciantes, habría funcionado como una verdadera "patente de corso",
mediante la cual, con sólo pagar una pequeña suma, el industrial se considera
exento de cumplir leyes fundamentales que hacen a la salud pública (fs. 192).
Que otro de los agravios de la recurrente apunta a que la inconstitucionalidad en
el ya mencionado incidente ha sido dictada en abstracto, sin aplicación a un caso
concreto, sin que medie pronunciamiento respecto de las conductas
denunciadas y, por fin, sin que dicha declaración de inconstitucionalidad sea
consecuencia de la atribución de un delito a alguien en concreto, todo lo cual
tampoco habría sido considerado en la apelada resolución de fs. 159.
Que, en primer término, es preciso advertir que, más allá del nomen juris
empleado, el pedido de declaración de inconstitucionalidad del decreto 2125/78
formulado en las piezas procesales que encabezan el "incidente" aludido,
importa el ejercicio de una acción directa de inconstitucionalidad, de aquellas
que explícitamente esta Corte ha admitido como medio idóneo -ya sea bajo la
30
forma del amparo, la acción de mera certeza o el juicio sumario en materia
constitucional- para prevenir o impedir las lesiones de derechos de base
constitucional (sentencia de fecha 12 de diciembre de 1985 in re "Lorenzo,
Constantino c/Estado: Nacional s/nulidad e inconstitucionalidad - ordinario",
Comp. nº 515.XX, considerandos 4º) y 5º).
Objeto de la acción.
Esta finalidad que la acción declarativa persigue y que en las palabras que
anteceden ha quedado perfectamente delineada, es lo que la distingue de las
demás acciones o procesos que también se relacionan con las cuestiones
constitucionales.
31
una de carácter excepcional. Excepcional porque también será admisible aun si
existiera algún otro medio judicial, salvo, por supuesto que por ello se obtengan
una tutela mucho mas efectiva que por el ejercicio de la tutela a través del
amparo. Pero definitivamente no queda relegado a un segundo u ulterior plano
por el solo hecho de existir otra vía para un planteo de índole constitucional.
32
fuerte probabilidad de que los planteos formulados sean atendibles. Importan
una satisfacción definitiva de los requerimientos de sus postulantes y constituyen
una especie de la tutela de urgencia que debe distinguirse de otras, como, por
ejemplo, de las diligencias cautelares clásicas. Pueden llegar a desempeñar un
rol trascendental para remover "vías de hecho", sin tener que recurrir al efecto a
la postulación de diligencias cautelares que, como se sabe, ineludiblemente
requieren la iniciación de una pretensión principal que, a veces, no desean
promover los justiciables.”
Para demostrar lo dicho, es útil traer un caso en el cual un abogado, Dr. Juan B.
33
del 18 de marzo de 1999. Cuestionó dicha norma, en cuanto ratificaba el decreto
la que -a su entender- no había sido a la fecha atacada y/o violada, sino que son
Y la Corte dijo:
Ello, en virtud de que la facultad de los particulares para acudir ante los jueces
en tutela de los derechos que les asisten, no autoriza a prescindir de las vías que
determinan los arts 116 y 117 CN. y sus leyes reglamentarias para el ejercicio
de la competencia que aquélla otorga a la Corte (doctrina de Fallos 155:356 ;
34
159:69 ; 182:195 ; 310:279 , 970 y 2419 ; 311:175 y dictamen de este Ministerio
cónsules extranjeros o no es parte una provincia, según los arts. 1 ley 48 , 2 ley
conforme a los arts. 116 y 117 CN., la instancia originaria de la Corte (conf. art.
Sobre el particular, tiene dicho desde antiguo el tribunal que, en el art. 117 CN.
se establecen de modo taxativo los casos en que la Corte ejercerá una
Por todo lo expuesto, opino que la presente acción declarativa resulta ajena a la
competencia originaria de la competencia originaria de la Corte”
35
La acción declarativa en el ámbito provincial.
judiciales que permiten que una cuestión de este tenor sea esgrimida y luego
códigos de forma.
las cuales han admitido en distintos procesos que, en los hechos, el planteo
constitucional provincial, ello no obsta a que esta calificación pueda ser solicitada
a los jueces mas allá del nombre que las partes den al mentado proceso.
36
De similar manera sucede en las constituciones de Chubut, Formosa, San Luis,
sent. de 23-XI-04; entre muchas otras), circunstancia esta última que no ha sido
cabalmente acreditada en la demanda de fs. 17/35.
37
El accionante, en efecto, no ha demostrado suficientemente la inexistencia de
entender en los autos que han dado lugar al presente pronunciamiento (Artículo
Ahora bien, siendo una atribución del órgano jurisdiccional calificar el alcance de
amparo, al trámite previsto en los 683 a 688 del CPCC (Artículos 18, CN; 15,
circunstancias de la causa para que adecuen a las normas arriba citadas sus
38
Por ello, el Tribunal
Resuelve:
Const. Pcial.).
Pcial.; 683 y doctr. Artículo 352 inc. 1º del CPCyC) y proceder a su recaratulación
4. Dejar sin efecto la medida cautelar decretada por el magistrado que previno,
39
(*) Texto según fe de erratas, ley 1, art. 1 , pto. 12; texto anterior: “ni en las
demandas”.
40
decisión de este tribunal que, en el supuesto de que admitiera la falta de
adecuación constitucional de la norma cuestionada acarreará, como se señalara,
la "pérdida de vigencia" de aquélla. La sentencia no tiene otros efectos que el
que se acaba de señalar. El control abstracto de constitucionalidad se encuentra,
entonces, exclusivamente orientado a objetar normas de carácter general que
se consideren contrarias a principios y preceptos establecidos en la Constitución
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Constitución Nacional y no a
obtener un pronunciamiento judicial respecto de la idoneidad jurídica de los actos
por los que aquéllas fueran directamente aplicadas al accionante (conf. Trib. Sup.
Ciudad Bs. As. causa SAO 31/99, "Massalin Particulares S.A. v. Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires s/acción declarativa de inconstitucionalidad " del
5/5/1999).
41
Autor: Dr. Heriberto S.
Hocsman
[1]
Como por medio del “Consejo de la Revolución” creado por la Constitución de 1976, el “Consejo de
Custodios o de Supervisores” en Irán, o el control ejercido por el Presidium del Soviet Supremo en la Union
Sovietica. TORICELLI, Maximiliano, El Sistema de Control Constitucional Argentino, Ed. LexisNexis De
Palma, Buenos Aires, 2002, pag.41.
[2]
También existe el llamado sistema “mixto” que combina parte de los dos grandes sistemas mencionados.
Así, en Chile donde existe una doble vía de control constitucional, en manos de la Corte Suprema y de un
Tribunal Constitucional especial, o en Perú donde a pesar de poseer un sistema difuso, existe un Tribunal
de Garantías Constitucionales que controla la constitucionalidad de las normas.
[3]
De ello la postura de la Corte Suprema – siguiendo la doctrina de “Marbury vs. Madison”- de no entender
en los llamados “asuntos no justiciables”, basado ello en el respeto a la separación de poderes y a los actos
políticos que emanan de los demás poderes del Estado.
[4]
CS, Sojo, Eduardo, Fallos, 32:120 en Millar-Gelli-Cayuso, Constitución y Poder Político, Ed Astrea,
Buenos Aires, 1992, pag.16 y ss.
[5]
TORICELLI, Maximiliano, El Sistema de Control Constitucional Argentino, Ed. LexisNexis De Palma,
Buenos Aires, 2002. Págs. 36 y ss.
[6]
“Para arribar a la decisión que se impugna, sostuvo el tribunal que resultaba de la esencia del Poder
Judicial decidir colisiones efectivas de derecho y no hacer declaraciones de género o abstractas que fijan
normas para lo futuro, lo cual es propio del Poder Legislativo”. CSJN , 27/11/1986, “ Sesean, Juan Bautista
c. Zaks de Sesean, Ana Maria s. Inconstitucionalidad del art. 64 de la ley 2393”, JA 1986-IV-587.Fallos
308:2268
[7]
Corte Sup. Just. Tucumán, sala Civ. y Penal,16/08/2000- Orellana, Héctor César y otros v. Ruiz, Miguel
Armando y otros s/daños y perjuicios, Lexis Nº 25/4077
[8]
Sup. Corte Bs. As., 23/12/2003- Fernández, Viviana B. y otro v. Provincia de Buenos Aires, Lexis Nº 70017037
[9]
Sup. Corte Bs. As., 23/12/2003- Fernández, Viviana B. y otro v. Provincia de Buenos Aires, Lexis Nº 70017037
[10]
CSJN , 27/11/1986, “ Sesean, Juan Bautista c. Zaks de Sesean, Ana Maria s. Inconstitucionalidad del
art. 64 de la ley 2393”, JA 1986-IV-587.Fallos 308:2268
[11]
Morello, , Augusto M., Constitución y Proceso. La nueva edad de las garantías constitucionales., Ed.
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1998, pag.272
[12]
Palacio, Lino Enrique, Manual de derecho procesal civil, Ed. Abeledo Perrot, Bs As, 1976, pags. 93 y
ss.
[13]
Palacio, Lino Enrique, op.cit., Pág. 95.
[14]
Corte Sup., 01/12/1958- Hogg, David, y Cía. S.A. Fallos 242:353.JA 1959-I-558
[15]
CSJN, 12/12785, “Lorenzo, Constantino, v. Estado Nacional. JA 1986-IV-651.Fallos 307:2384
[16]
Morello, Augusto M., op.cit., pag.257
[17]
Corte Sup., 31/10/1872- Bejarano, Silverio, Fallos 12:372, Lexis Nº 30001167
[18] Corte Sup., 07/05/1998- PRODELCO v. ESTADO NACIONAL s/ amparo.. Fallos 321:1252. Lexis
Nº 04_321v1t159
[19]
Corte Sup., 07/05/1998- Defensor del Pueblo de la Nación v. Estado Nacional / Poder Ejecutivo
Nacional s/ amparo ley 16986.). Fallos 321:1187. Lexis Nº 04_321v1t155
[20]
Palacio, Lino Enrique , op.cit, pág.228
[21]
C. Cont. Adm. y Trib. Ciudad Bs. As., sala 1ª, 16/11/2000- Rubiolo, Adriana D. y otros v. Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires y otros, Lexis Nº 30002086
[22]
Sup. Corte Bs. As., 23/12/2003- Fernández, Viviana B. y otro v. Provincia de Buenos Aires, Lexis Nº 70017037
[23]
Corte Sup., 06/10/1994- Ravaglia y otros v. Provincia de Santa Fe s/ amparo.). Fallos 317:1224 Lexis
Nº 04_317v3T025
[24]
Palacio, Lino Enrique, op. cit., págs 377 y ss.
42
[25]
C. Cont. Adm. y Trib. Ciudad Bs. As., sala 1ª, 16/11/2000- Rubiolo, Adriana D. y otros v. Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires y otros, Lexis Nº 30002086
[26]
Sup. Corte Bs. As., 23/12/2003- Fernández, Viviana B. y otro v. Provincia de Buenos Aires, Lexis Nº 70017037
[27]
Torricelli, op.cit., pag. 174.
[28] Corte Sup., 13/03/1959- Provincia de Mendoza v. Nación. Fallos 243:176 .JA 1959-III-524 Lexis
Nº60003119
[29]
CSJN, febrero 28-1973, “Hidronor S.A. c. Provincia de Neuquén”, LL t. 154 pág.517
[30]
CS, agosto 20-1985, “Santiago del Estero, Provincia de c. Estado Nacional y/o Yacimientos Petrolíferos
Fiscales”, ED t.115 , 363
[31]
Corte Sup., 19/03/1987 “Newland, Leonado Antonio v. Provincia de Santiago del Estero”. JA 1988-II-
309.Fallos 310:606, Lexis Nº 04_310v1t086
[32]
Son intereses difusos los que pertenecen idénticamente a una pluralidad de sujetos, en cuanto integrantes
de grupos, clases o categorías de personas, ligadas en virtud de la pretensión de goce, por parte de cada una
de ellas, de una misma prerrogativa. De tal forma que la satisfacción del fragmento o porción de interés que
atañe a cada individuo, se extiende por naturaleza a todos; del mismo modo que la lesión a cada uno afecta,
simultánea y globalmente, a los integrantes del conjunto comunitario -Con nota de Augusto Mario Morello-
. C. Fed. La Plata, sala 3a., 8/8/88 - G., D. y otra v. Gobierno Nacional). JA 1988-III-96
[33]
Corte Sup., 19/11/1987- Incidente promovido por la querella s /inconstitucionalidad del decreto
2125 del P.E.N.). Fallos 310:2342 Lexis Nº 04_310V2T128
[34] Corte Sup., 12/08/2003 , Sesma Laura J. y otro s/ acción declarativa de inconstitucionalidad. JA 2003-IV-
836.Fallos 326:2710. Lexis Nº 20033419.
[35]
Peyrano, Jorge W., Reformulación de la teoría de las medidas cautelares: Tutela de urgencia. Medidas
autosatisfactivas , JA 1997-II-926, Lexis Nº 0003/001073
[36]
Corte Sup., 18/11/1999- Cincunegui, Juan Bautista v. Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires s/
inconstitucionalidad). Fallos 322:2856. Lexis Nº 04_322v3t066
[37]
Fiscal de Estado s/ confl. de competencia en autos "Orgambide Jorge Alfredo c/ Poder Ejecutivo s/
amparo".
La Plata, 3 de mayo de 2006.
[38]
Trib. Sup. Ciudad Bs. As., 04/06/1999- López Alconada, José M. -h- v. Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires Expediente: 34/1999 Lexis Nº 70005113
43