Sunteți pe pagina 1din 4

Psicología y Ruralidad

24 de mayo de 2017

Por: Luisa Fernanda Mejía Gómez1

Lo rural, lo agrícola, el campo y la campesinidad son conceptos que


en el mundo actual comúnmente se relacionan con atraso,
subdesarrollo y pobreza, situación que ha generado un incalculable
impacto negativo en millones de personas, en un alto porcentaje del
territorio mundial y por supuesto en el sostenimiento mismo de la
especie. Como consecuencia de dicha percepción los esfuerzos
políticos, económicos, sociales, investigativos y académicos se han
focalizado casi que de manera exclusiva en el favorecimiento del
“desarrollo” y la calidad de vida de quienes habitan en los contextos
urbanos, ignorando que la supervivencia humana depende de la
conservación y fortalecimiento de lo agrícola y en general del mundo
rural.

Hasta el año 2013 el 47% de la población mundial vivía en zonas


rurales, cifra que año a año se reduce teniendo en cuenta que el
éxodo hacia las ciudades es cada vez mayor, quienes en el entendido
de que en la ciudad obtendrán un mayor bienestar, abandonan el
campo, sus modos de vida, sus costumbres, tradiciones y sus mismos
sueños. El crecimiento poblacional urbano se incrementa de manera
exorbitante y la inversión mundial se focaliza en las grandes ciudades,
mientras el contexto rural, el cuidado de los recursos naturales y la
agricultura a pequeña escala decrecen y cada vez reciben menor
atención de la humanidad. Este abandono del mundo rural pareciera
incomprensible teniendo en cuenta que allí yacen gran parte de las
bases para la vida –agua, aire, alimentación-, al tiempo que la
agricultura es el sector que más empleo produce en el mundo,
suministra la forma de vida del 40% de la población mundial, es la
mayor fuente de ingresos y trabajo en los hogares pobres rurales y
como se acaba de indicar de ella depende la vida humana (ONU,
2016).

La realidad del campo en Colombia es un claro reflejo de lo


identificado en el resto del mundo. Los niveles de pobreza en el país
son mayores en zonas rurales tanto si se miden por ingresos como a
través del índice de pobreza multidimensional (DNP, 2015; Jaramillo,
2006.). La pobreza rural nacional se correlaciona con la falta de
oportunidades socio económicas del campo, en donde se reconoce
que un 26% de la población todavía está en exclusión, comparado con
solo el 8% urbano; situación que explica parte de la razón de por qué
ha sido el campo el principal escenario de gestación y proliferación del
conflicto armado interno vivido en el país, lugar en donde a su vez se
han experimentado las principales consecuencias de dicho conflicto
histórico y de otras múltiples formas de violencia.

Ante el reconocimiento de los fenómenos sociales que en la actualidad


y desde hace varios siglos caracterizan al mundo rural, cabe
preguntarse aspectos como ¿qué ha hecho la academia al respecto?
¿cuál ha sido el rol de la universidad y la investigación científica frente
al desarrollo rural? ¿qué tanto se ha priorizado el análisis de lo rural
en los procesos de formación universitarios, más allá de los
programas que tienen una base agrícola? Sin duda alguna, en el
marco de las ciencias sociales disciplinas como la Antropología y en
algunos casos la Sociología han tenido una mayor conexión con
contextos rurales y comunidades campesinas, pero ¿qué ha pasado
con las demás áreas del conocimiento? ¿cuál ha sido el rol de la
Psicología en relación al estudio e intervención rural?

La literatura indica que la psicología no se ha caracterizado por


involucrarse en el estudio de lo rural y sus comunidades, ello pese a
que tal y como se ha venido indicado es allí en donde se presentan las
mayores inequidades y dificultades sociales. Por el contrario,
diferentes autores coinciden en afirmar que “la psicología
tradicionalmente se ha enfocado en las problemáticas urbanas, así
como en su accionar en la práctica clínica” (Bianqui, Et. Al, 2015. Pp.
260; Martín-Baró, 1986; Landini, 2015; Méndez, 2015; Migliaro, 2015).

Si la Psicología es en esencia una “ciencia” social, encargada de


estudiar y comprender el comportamiento humano, tanto individual
como colectivo, ¿por qué no ha priorizado el estudio de lo rural? Al
respecto Landini (2015) plantea que la exclusión de lo rural como un
aspecto determinante para la disciplina psicológica podría remontarse
al origen de su perspectiva positivista experimental, desde donde se
suponía la necesaria consolidación de un saber universal que
derivaría de la psicología como ciencia natural, en donde la
consideración de diversos escenarios de actuación humana, entre
ellos lo rural como variable de estudio implicaría la negación del
carácter universal de su saber; “Percibir como extraño hablar de
psicología rural pone en evidencia la persistencia de esta matriz
epistemológica en nuestra concepción de psicología” (Landini, 2015.
Pp. 26).
¿Qué tenemos para decir al respecto los profesionales de la
Psicología en Colombia? en especial teniendo en cuenta que, en la
actualidad, el contexto nacional demanda a la Psicología la posibilidad
de poner en el centro de sus análisis, modelos, métodos y estrategias
de acompañamiento a los fenómenos sociales más característicos de
la sociedad nacional, dentro de los que sobresale por su abandono
histórico el campo y la nueva ruralidad.

¿Cómo acompañaremos desde la Psicología la Reforma Rural


Integral? Eje del actual proceso de paz. Al respecto es vital partir de
que no podemos imaginar lo rural como un simple ámbito de
aplicación de la Psicología, o exclusivamente como un área de
especialización o una sub disciplina psicológica, puesto que de
hacerse de ese modo se correría el riesgo de llevar la psicología
urbana al campo. En palabras de Landini (2015) la psicología rural
debería ser entendida como un “motor de pensamiento”, como un
“campo de problemas” en los que se articula Psicología y ruralidad.

¿Se nos ha formado a los profesionales de la Psicología en Colombia


para atender de manera ética e integral el mundo rural y sus
comunidades? A mi modo de ver debemos empezar por una necesaria
reflexión intradisciplinar que nos lleve a generar las mejores y más
pertinentes estrategias para comprender y acompañar nuestro
desarrollo rural y esto implica: debatir, ampliar el espectro de la
discusión psicológica más allá de lo urbano, abrir los campos de
investigación, abrir los escenarios de práctica profesional, estudiar los
fenómenos en contexto, construir modelos y perspectivas desde los
territorios, y en especial cuestionar muchas estructuras disciplinares
hoy concebidas como inamovibles en la Psicología nacional e
internacional.

Los retos que asume la Psicología de cara al fortalecimiento de la vida


rural, nos involucran a todos los profesionales de ésta área, en
especial a aquellos encargados de establecer los criterios de nuestra
formación disciplinar. Además de la comprensión de los marcos
epistemológicos, paradigmáticos, éticos y metodológicos debemos
imaginar cuáles deben ser los núcleos problémicos sobre los cuales
debe reflexionar la Psicología en Colombia, no es posible que muchos
de nuestros profesionales sigan ignorando el análisis e intervención de
nuestras mayores dificultades sociales. Colombia requiere del
compromiso de todos sus ciudadanos para avanzar en la construcción
social de la paz y la Psicología asume al respecto, una gran
responsabilidad, en donde el fortalecimiento del mundo rural debe ser
una de nuestras grandes prioridades.
Referencias

 Bianqui, V. Bandini, F. Mathot, M. Vásquez, L. (2015).


Reflexiones en torno a un campo posible: psicología, extensión y
desarrollo rural. en F. Landini (compilador), Hacia una psicología
rural latinoamericana (pp.251-268), Buenos Aires: CLACSO.
 Departamento Nacional de Planeación –DNP-. (2015). El campo
colombiano: un camino hacia el bienestar y la paz: Misión para la
Transformación del Campo. Bogotá: Nuevas Ediciones S.A.
 Jaramillo, P. (2006). Pobreza rural en Colombia. Revista
Colombiana de Sociología. ISSN 0120-159X Nº 27. pp. 47-62.
 Landini, F. (2016). La noción de psicología rural y sus desafíos
en el contexto latinoamericano. en F. Landini (compilador), Hacia
una psicología rural latinoamericana (pp.21 - 34), Buenos Aires:
CLACSO.
 Martín-Baró, I. (1984). Guerra y salud mental. Conferencia.
Guerra y salud mental. Conferencia Inauguración de la "I Jornada
de la Salud Mental" y publicada en "Estudios Centroamericanos",
1984, nº 429/430, p. 503-514., (pp. 503-514). San Salvador.
 Méndez, A. (2015). Psicología ambiental y ruralidad. en F.
Landini (compilador), Hacia una psicología rural latinoamericana
(pp.307-312), Buenos Aires: CLACSO.
 Migliaro, A. (2015). Psicología rural: pensar lo que se hace y
saber lo que se piensa. en F. Landini (compilador), Hacia una
psicología rural latinoamericana (pp.239-250), Buenos Aires:
CLACSO.
 Organización de las Naciones Unidas (2016). Objetivos del
Desarrollo Sustentable. Consultado el 5 de octubre, 2016,
de http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/hunger/
1
Psicóloga, Magister en Estudios Políticos e Internacionales, experta en asesoría, desarrollo y evaluación de
programas sociales desde la Política Pública con un especial énfasis en posconflicto y construcción de paz. Se
ha especializado en el análisis de fenómenos como: salud mental, enfoque psicosocial, reintegración, atención
integral a víctimas del conflicto armado, desarrollo social y ruralidad, siendo éste último ámbito uno de sus
principales focos de investigación e intervención en la actualidad. Sus análisis e intervenciones han intentado
conciliar aportes de diferentes disciplinas y campos del conocimiento, especialmente de la Psicología, los
Estudios Políticos y la Antropología. Actualmente es Consultora de la Organización Internacional para las
Migraciones, asesora de proyectos de asociatividad y desarrollo rural, evaluadora de proyectos sociales,
docente e investigadora en temas afines a sus campos de especialidad.

Las opiniones y comentarios de esta columna son responsabilidad del(a) autor(a) y no comprometen la postura
oficial del Colegio Colombiano de Psicólogos.

S-ar putea să vă placă și