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INTERMEDIA
1 Mg. en derecho con mención en ciencias penales por la UNMSM, Juez Superior Titular de Lima e
integrante de la Sala Penal Nacional.
2 Respecto del contenido y características de este modelo procesal penal véase: Salinas Siccha, El modelo
acusatorio recogido y desarrollado en el Código Procesal Penal de 2004, en Rev. Gaceta penal y procesal
penal, T. 61, julio 2014, pp. 245 -257.
3 El inciso 1, artículo V del Título Preliminar del CPP de 2004, prevé que corresponde al órgano
jurisdiccional la dirección de la etapa intermedia. En igual sentido, el inciso 4, artículo 29° del mismo
texto legal, establece que compete a los juzgados de investigación preparatoria conducir la etapa
intermedia y la ejecución de la sentencia.
4 Como lo sostiene Del Río Labarthe, La Etapa Intermedia en el Nuevo Proceso Penal Acusatorio, Lima,
2010, p. 63. Incluso este autor para reforzar su argumento, cita a Peña Cabrera Freyre, quien sostiene en
forma desatinada que el juez de garantías “al no dirigir la investigación preparatoria no está en la
posibilidad de contaminarse con una dosis de subjetivismo”. La etapa intermedia en el Código Procesal
Penal de 2004. Las funciones del Ministerio Público y el Juez de la investigación preparatoria, en
Actualidad jurídica, N° 157, diciembre 2006, Lima, p. 135.
5 Vid. artículo 29° del CPP de 2004.
incidencias que las partes de una investigación preparatoria le planteen,
durante la etapa intermedia, el juez sin duda alguna está totalmente
contaminado en cuanto al conocimiento del caso, así haya tenido el cuidado de
no leer los requerimientos. Es posible que conozca del caso más y mejor que el
fiscal y el abogado defensor juntos. Puede darse el caso que ni bien el fiscal
inicie la oralización de la acusación, el juez recuerde de qué caso se trata. Es
más, es posible que ni bien el fiscal o el abogado defensor, comience a ofrecer
oralmente sus medios probatorios, el juez tenga definido ya si los admitirá o los
declarará inadmisibles. Por otro lado, es factible que ante el planteamiento de
determinada excepción, ni bien el abogado defensor comience a oralizar su
pretensión en audiencia, el juez tenga ya definido cómo resolverá la incidencia,
etc. La pregunta que surge en forma inexorable es la siguiente: ¿Cómo queda el
principio del juez imparcial que el modelo acusatorio pretende cautelar?
6 El artículo 352°.4 de nuestro CPP de 2004 habilita al juez de investigación preparatoria a sobreseer el
caso de oficio.
sin embargo, como se tiene ya expresado, así el juez profesional no lea los
requerimientos, igual va a conocer el caso antes de la audiencia de control 7, ya
que participa en todas las audiencias anteriores. Otros podrían alegar que debe
establecerse una norma jurídica por la cual se disponga que el juez, una vez
que concluya una audiencia en la cual se debate un incidente, está en la
obligación ética y jurídica de olvidarse de todo lo sucedido en ella. Norma que
sin duda caería en el vacío, pues resulta también imposible que ello pueda
suceder en la realidad.
7 Nuestra posición es que el juez profesional antes de la audiencia debe leer los requerimientos y escritos
presentados por las partes del caso, con la finalidad primordial de gerenciar o mejor, conducir de manera
amena y razonable la audiencia.
8 Aquí es necesario precisar lo siguiente: cuando el CPP de 2004 se refiere al juez de juzgamiento le
denomina “Juez Penal”, para diferenciarlo del juez de investigación preparatoria. Así también, se refiere a
juzgados penales para diferenciarlos de los juzgados de investigación preparatoria.
9 Los requisitos y trámite de los institutos procesales de inhibición y recusación se encuentran en los
10 El acusatorio puro prevé que administra justicia penal el jurado, el mismo que es integrado por
personas legas en derecho, escogidas del pueblo. Al jurado sí se le exige escrupulosamente que no esté
contaminado con el caso. El jurado toma su decisión con base en lo que escuche en el juicio oral, luego que
el juez profesional le instruya. El veredicto del jurado nunca es motivado. Esto implica que cada jurado no
se sentirá inducido a valorar las pruebas racionalmente y según las instrucciones del juez, pues sabe que
nadie le pedirá justificar ex post la propia decisión. Al respecto, Vid. Taruffo, Simplemente la verdad, el
juez y la construcción de los hechos, Marcial Pons, Madrid, 2010, pp. 208-217.
11 Como juez único o como miembro de un tribunal colegiado, este juez determina ante todo, sobre la base
12 Cfr. Delgado Velásquez, el problema de la lentitud en la justicia penal. Algunas críticas y propuestas
respecto a la fase intermedia, en Rev. Gaceta Penal y Procesal Penal, T. 55, enero 2014, p. 200.
13 En el mismo sentido, Miranda Estrampes, El juez de garantías vs. El juez de instrucción en el sistema
procesal penal acusatorio, en Revista Peruana de Ciencias Penales, N° 17, Lima, 2005, p. 456.
función de otros poderes frente a los cuales el juez es capaz de auto
determinarse. Incluso en nuestra patria para garantizar este aspecto, tanto el
Ejecutivo como el Legislativo carecen de cualquier forma de competencia en los
procesos de nombramiento, ratificación, destitución o procesos disciplinarios
que eventualmente puedan seguirse a los jueces14.
libre en el ejercicio de su función jurisdiccional, teniendo como único referente a la Constitución y el resto
del ordenamiento jurídico” Op. Cit. 2011, p., 110.
17 Sentencia del 5 de agosto de 2008, caso Apitz Barbera y otros vs. Venezuela.
18 Al respecto, vid. la sentencia del TC recaída en el Exp. 00004-2006-PI/TC.
organización judicial en conjunto, ni admitir presiones para resolver un caso en
un determinado sentido. Las decisiones del juez no pueden depender de la
voluntad de otros poderes públicos, partidos políticos, medios de comunicación o
particulares en general, sino tan solo de la Constitución y de la Ley que sea
acorde con aquella.
20 Chocano Núñez, Percy, Derecho Probatorio y Derechos Humanos, Idemsa, 2da. edición, Lima, 2008, p.
700.
21 Tal garantía se encuentra expresamente reconocida a favor de toda persona que recurra a un juez o
tribunal, en el artículo 14º.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y en el artículo 8º.1 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Al ser un componente del debido proceso a que se
refiere el artículo 139º.3 de la Constitución, se configura como un deber judicial previsto en el artículo
184º.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuya infracción genera responsabilidad disciplinaria,
conforme lo señala el artículo 201º.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
22 Chocano Núñez, Op. Cit. 2008, p. 700.
23 Respecto de las causales de los institutos procesales de inhibición y recusación, véase el contenido de los
27 Cfr. Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos del 1 de octubre de 1982- Caso Piersack. En
el mismo sentido se ha pronunciado la Corte Interamericana de Derecho Humanos en la sentencia del 5
de agosto de 2008 en el caso Apitz Barbera y otros vs. Venezuela. Por su parte, nuestro Tribunal
Constitucional desde su sentencia de 9 de junio de 2004, recaída en el Exp. Nº 0023-2003-AI/TC sostiene
que el principio de imparcialidad -estrechamente ligado al principio de independencia funcional- se
vincula a determinadas exigencias dentro del proceso, definidas como la independencia del juez frente a
las partes y al objeto del proceso mismo, pudiendo entenderse desde dos acepciones: imparcialidad
subjetiva e imparcialidad objetiva. En el mismo sentido, Landa Arroyo, El derecho al debido proceso en la
jurisprudencia V. I, AMAG, 2012, p. 26.
28 Última parte del fundamento 6 del Acuerdo Plenario Nº 3-2007/CJ-116 del 16 de noviembre de 2007.
29 Vid. el contenido del artículo 53° del CPP de 2004, donde se establecen las causales que originan la
separación del Juez de un caso concreto con la finalidad de garantizar el principio de imparcialidad.
30 En parecido sentido, Chocano Núñez, Op. Cit., 2008, p. 827.
posiciones respecto de la realidad que le rodea. Adopta determinada ideología.
De modo que no es posible garantizar una absoluta imparcialidad subjetiva. El
juez, como cualquier otra persona, se ha formado en determinados valores ya
sea por su origen, educación, religión, posición económica, etc., que
irremediablemente inciden al momento de emitir una resolución judicial.
33 Cfr. La sentencia del Exp. Nº 00156-2012-PHC/TC, 8 de agosto de 2012 del TC, caso Tineo Cabrera.
Incluso para preservar la reserva del proceso, el inciso 6, artículo 47° de la Ley N° 29277, Ley de Carrera
Judicial, publicada en el diario oficial El Peruano el 7 de noviembre de 2008, sanciona como falta grave
del juez el “comentar a través de cualquier medio de comunicación aspectos procesales o de fondo de un
proceso en curso”.
34 En novelas completas, T. II, traducción de Luis Ruiz Contreras, editorial Aguilar, 1968, p. 346.
35 Segundo párrafo del fundamento vigésimo octavo de la Resolución del CNM Nº 625-2012-PCNM del 17
de octubre de 2012. Aquí se concluyó que se llegó a acreditar que el juez instruyó, proporcionó pautas y
estrategias de defensa al abogado patrocinante, conducta impropia y reprochable para un magistrado de
nuestro país.
Resulta obvio que al dictar sentencia también pueden ponerse en
evidencia circunstancias que afectan o contravienen el mandato constitucional
de la imparcialidad judicial. Ello por ejemplo, se presentará cuando el juez al
construir o redactar la sentencia realiza o efectúa una motivación apologética
de la prueba, esto es, al valorar una prueba de pronto guarda silencio respecto
de otra prueba que aporta o lleva a un resultado probatorio distinto al que
aquel quiere llegar36.
39 Cfr. Salinas Siccha, Delitos contra la administración pública, 3º edición, Grijley, 2014, p. 514.
40 Landa Arroyo, el derecho al debido proceso en la jurisprudencia V. I, AMAG, 2012, p. 26.
41 Cfr. Taruffo, Op. Cit., 2010, p. 202. De modo que no resulta correcto la posición que le asigna al proceso
partes no ofrece todos los medios probatorios para determinar la verdad de los hechos, no es problema del
tiene como principal finalidad que la decisión judicial del caso sea todo lo justa
que merece la sociedad -por los intereses públicos que están involucrados en el
conflicto penal-, y las partes, en cuyo ejercicio el juez no está limitado al pedido
de estas últimas, sino a las exigencias de justicia que dimanan de la materia
controvertida y cuya dilucidación le está encomendada 43.
juez. Este debe resolver con lo que las partes han actuado”. Este argumento es dañino para el sistema
acusatorio adoptado por el Código Procesal de 2004. En efecto, si el que no ofreció la prueba relevante es
el fiscal, es posible que se absuelva al culpable, imponiéndose la impunidad. Por el contrario, si el que no
ofreció la prueba pertinente en beneficio del acusado, es el abogado defensor, es posible que se condene a
un inocente, imponiéndose de esa forma la arbitrariedad. Para evitar estos deslices, el juez en el sistema
adoptado, tiene la posibilidad de actuar prueba de oficio en su misión esencial de administrar justicia de
acuerdo a la Ley y la Constitución.
43 Cfr. El fundamento décimo tercero de la Casación Nº 22-2009-La Libertad, sentencia de casación del 23
de junio de 2010.
44 Cfr. Gonzales Lagier, Hechos y argumentos (racionalidad epistemológica y prueba de los hechos en el
proceso penal) III, en Rev. Jurídica Jueces para la Democracia, N° 47, julio 2003, Madrid, p. 48.
45 Al respecto, Talavera Elguera precisa que “la imparcialidad no se ve afectada por la incorporación de
prueba de oficio; la imparcialidad no debe ser confundida con la pasividad o absoluta neutralidad del
juzgador”, Manual del Derecho probatorio de la valoración de las pruebas, Academia de la Magistratura,
Lima, 2009, p. 52.
aproximarse a la verdad material de los hechos. Igual, no pierde su
imparcialidad o al menos nadie lo ha propuesto, que el juez se convierte en
parcial cuando por ejemplo, admite el material probatorio propuesto por una de
las partes en perjuicio de la otra o cuando no admite una prueba deducida por
una de las partes.
Más bien con esos temores infundados se mansilla la imagen del juez. En
efecto, si se piensa en un buen juez, capaz de ejercer correcta y racionalmente
sus poderes discrecionales, no hay razón para temer que él se vuelva parcial, e
incapaz de valorar las pruebas, por el solo hecho de haberlas dispuesto o
sugerido su adquisición. Solo si se piensa en un juez incapaz y psíquicamente
débil se puede temer que él pierda su propia imparcialidad al valorar material
probatorio por él propuesto, o que no sea capaz de valorar una prueba de modo
equilibrado porque ha sido por él dispuesta46. Consideramos que un juez
normal y capaz, está en capacidad de establecer si un testimonio, por él
propuesto, es creíble o no, de la misma manera de cómo valora la credibilidad
de un testimonio ofrecido por una de las partes. En consecuencia, como juez
conocedor de derecho en ejercicio me opongo que algunos teóricos nos ofendan
con sus temores infundados. No de confundirse a un juez jurista de nuestro
sistema jurídico con un juez lego en derecho (jurado) del sistema
angloamericano47. Hacerlo resulta hasta temerario48
.
46 Cfr. Taruffo, Poderes probatorios de las partes y del Juez en Europa, en la revista Ius Et Praxis, vol. 12,
N° 2, Universidad de Talca, Chile, 2006, p. 121.
47 Este trabajo es un capítulo de mi libro: La etapa intermedia y resoluciones judiciales según el Código