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Dar afecto es el acto educativo más profundo de todos. En general, los niños
son más sensibles al afecto. El trato frío y mecánico sólo ocasiona un
desarrollo educativo lento y poco sólido.
Los malos entendidos son un fenómeno frecuente entre los seres humanos.
Por lo general queremos escuchar aquello que nos conviene entender. En
medio de un sin fin de palabras, nos ganan las emociones y las discusiones
se vuelven absurdas. Por ello es recomendable no discutir con los niños,
cuando quieran algo que no sea razonable para tal o cual momento.
Por ejemplo, suelen pedir muy seguido dulces o juguetes y gritar si se les
niega, en este caso hay que repetir lo que ellos expresaron: ³si ya sé que
quieres un dulce´, hay que darle una razón: ³pero antes de la hora de la
comida, no debemos comer dulces´, de lo que se infiere algo muy claro;
³ahora no comeremos dulces´. Por lo general los niños insisten, por ello es
necesario repetirlo una o varias veces para que comprenda razones y no
imposiciones del adulto, esto permitirá que entienda mejor las cosas.
Dé al niño las indicaciones estrictamente necesarias. No le diga todo lo que
tiene que hacer o dejar de hacer.
Pida al niño que haga cosas justas. ¦ería injusto pedirle que recoja juguetes
que él no tiro y que vea al responsable que no hace nada. ¦ería injusto que
sólo él le ayude a lavar los platos y los demás jamás ayuden.
Êuando le solicite que realice una tarea o un mandado, trate que sea en un
momento adecuado, no sea inoportuno; es decir, no interrumpa los
momentos que le son más agradables.
Haga las cosas con ellos, evite únicamente dar órdenes. Nunca intente sólo
mandar y hacer que los demás le obedezcan; al contrario, no hay mejor
ejemplo de los padres que colaborar o hacer juntos una tarea en el hogar.
Recuerde que las acciones realizadas conjunta y cotidianamente tienen un
alto valor formativo para los niños.
1. El castigo físico
3. El retiro de privilegios
5. Los chantajes