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Turbiditas

Working Paper · October 2015


DOI: 10.13140/RG.2.1.4261.0004

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Luis Alberto Meza Arroyo


Subsecretaria de Recursos Hídricos de la Provincia de Neuquén
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TURBIDITAS

TRABAJO FINAL
CATEDRA DE SEDIMENTOLOGIA ESPECIAL
FACULTAD DE CIENCIAS NATURALES Y MUSEO
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA

AÑO 2015

LUIS ALBERTO MEZA ARROYO


1. INTRODUCCIÓN
Las turbiditas fueron concebidas como depósitos marino-profundos, originados
por el colapso gravitacional de materiales clásticos acumulados cerca del talud. El
mecanismo contempla una acumulación primaria en zonas costeras y de plataforma,
posteriormente serían periódicamente removidos y resedimentados en zonas más
profundas. El concepto de turbiditas se originó del clásico trabajo de Keunen y Migliorini
(1951) “Turbidity currents as a cause of graded bedding”. Se denominan corrientes de
turbidez (Fig. 1) a los flujos gravitacionales en el cual los sedimentos son soportados
durante el transporte totalmente por turbulencia (Sander, 1965; Middleton y Hampton,
1973; Lowe 1982; Middleton 1993; Simpson 1997). Pero este término se ha se adoptado
para describir algunos fenómenos en los cuales los mecanismos de soporte de los
sedimentos es difícil de determinar en la naturaleza.
Las corrientes de turbidez se generan posiblemente cuando un gran volumen de
sedimentos es removido por terremotos, desmoronamientos, tormentas y crecidas de
ríos (Normark y Piper, 1991). Observaciones directas en el fondo oceánico son muy
difíciles pero sus efectos han sido monitoreados en un pequeño número de ocasiones.
En noviembre de 1929 un terremoto inició una corriente de turbidez en el área del Grand
Bank en la costa de Terranova (Heezen y Ewing, 1952), el pasaje de la corriente fue
registrado al irse cortando secuencialmente los cables del telégrafo producto del avance
del flujo, la interpretación de los datos indica que la corriente de turbidez viajó a una
velocidad de entre 7 m/seg a 19 m/seg. (Heezen et al., 1954; Krause et al., 1970; Piper
et al., 1999). Debido a la dificultad de observaciones directas se recurrió a estudios
experimentales, pero la mayoría de estos trabajos se concentró en flujos catastróficos
de corta duración y pequeño volumen (corrientes de turbidez tipo “surge”). Sin embargo
en la actualidad hay cada vez más evidencias de que existen corrientes de turbidez que
probablemente duren horas y días, debido a un aporte continuo de sedimentos por
flujos hiperpicnales generados en las crecidas de los ríos, implicando una relación
genética entre los ambientes de sedimentación fluvio-deltaica y los ambientes de
sedimentación de las turbiditas (Mutti et al. 1999).
Las turbiditas son volumétricamente las acumulaciones clásticas más importantes
en ambientes marino profundos (Normark et al. 1993) y se encuentran probablemente
entre los principales reservorios de hidrocarburos de clase mundial (Weiner y Link,
1991).
Las corrientes de turbidez son un tipo de corrientes de densidad y a veces en la
literatura se emplea como sinónimo pero su uso es menos apropiado porque una menor
densidad puede ser debido a una temperatura más baja o alta salinidad, de hecho la
mayoría de las corrientes en los océanos son corrientes de densidad (Keunen y
Migliorini, 1951). También el término corrientes o flujos de densidad (Mulder y
Alexander, 2001) puede ser utilizado como sinónimo de flujos gravitacionales de
sedimentos (Middleton y Hampton, 1972) porque los dos están clasificando los mismos
procesos naturales pero con diferentes criterios.

1
Fig. 1. Representación esquemática de las partes de una corriente de turbidez.

2. FLUJOS GRAVITACIONALES DE SEDIMENTO


El término Flujos Gravitacionales de Sedimento fue introducido por Middleton y
Hampton (1973, 1976) al reconocer 4 tipos de flujos principales por los cuales el
transporte de granos es soportado por encima de una capa (Fig. 2). Según el
comportamiento reológico existen dos categorías. La primera son los flujos newtonianos
y tienen un comportamiento viscoso (“fluidal flow”). Los segundos se denominan flujos
no newtonianos y tienen un comportamiento plástico (“debris flow”). Estas dos
divisiones generales, pueden subdividirse en tipos de flujos individuales según el
mecanismo primario de soporte de los clastos:
- Corrientes de turbidez: los sedimentos son soportados por turbulencia
provocando la flotabilidad y se desarrolla preferentemente en el seno de la
mezcla fluido-sedimento cuando ésta puede alcanzar velocidades elevadas de
propagación.
- Flujos fluidizados: los sedimentos son soportados por escape de agua poral hacia
arriba.
- Flujos de granos: los sedimentos están soportados por presiones dispersivas que
surgen de la colisión de partículas, posibilitando la suspensión y, por tanto, el
transporte de las partículas.
- Flujos cohesivos: los sedimentos son soportados por una matriz cohesiva que
dependiendo de su densidad y viscosidad, puede proporcionar una flotabilidad
completa a las partículas de mayor tamaño, y/o una lubricación de las mismas
durante el transporte.

2
Fig. 2. Clasificación de los flujos gravitacionales de sedimento de Middleton & Hampton (1973, 1976).
Modificado de Mutti et al. (1999)

3. REOLOGÍA

La reología de los fluidos puede ser expresada como la relación entre el esfuerzo
aplicado y la tasa de deformación (Fig. 3). Los fluidos Newtonianos, como el agua
empiezan a deformarse en el momento que el esfuerzo es aplicado siendo la
deformación linear (comportamiento viscoso) y el criterio de iniciación de la turbulencia
es el número de Reynolds (Re), que debe ser mayor a 2000. Los fluidos no newtonianos,
como los flujos plásticos empiezan a deformarse solo después de superar un esfuerzo
límite (“yield stress”), es decir que el material tiene una resistencia inicial a fluir debido
a fuerzas cohesivas y son considerados como plásticos Bingham. Para los plásticos
Bingham el criterio de iniciación de la turbulencia (Fig. 4) está basado en el número de
Reynolds (Re) y en el número de Bingham (B). La turbulencia en estos tipos de flujos
requiere condiciones de alta energía (Hampton, 1972) y el número de Reynolds debe ser
mil veces el número de Bingham.

Fig. 3. Relación esfuerzo-deformación de los fluidos no newtonianos (plásticos Bingham) y los fluidos
Newtonianos. Tomando de Shanmugam (1997)

3
Fig. 4. Zona de transición laminar-turbulento en flujos plásticos Bingham. Modificado de Hampton 1972

La reología de las mezclas de agua y sedimentos está controlada principalmente


por la concentración de sedimentos (Fig. 5) y en menor medida por el tamaño de grano
y las propiedades físicas y químicas de los sólidos transportados (Pierson y Costa, 1987).
Por tal motivo el límite entre los flujos newtonianos y los flujos plásticos varía según el
porcentaje de arcilla presente en la mezcla y la concentración de sedimentos (Fig. 6).

Fig. 5. Terminología usada en los flujos gravitacionales según el porcentaje de concentración de


sedimentos por volumen. Shanmugam (2000)

4
Fig. 6. Caracterización reológica del mezclas simuladas según la concentración volumétrica y la presencia
de arcilla. Modificado de Manica (2012)

4. MECANISMOS DE LOS FLUJOS


En los estudios experimentales de las corrientes de densidad se pueden describir
una cabeza bien definida, un cuerpo y en algunos casos un pie (Fig. 7). Producto de la
turbulencia se reconocen remolinos identificados como inestabilidades de Kelvin-
Helmholtz (Britter y Simpson, 1978). El perfil vertical de velocidad (Fig. 8) es
comúnmente divido en una zona interna por debajo de la zona de máxima velocidad
(usualmente 0,2-0,3 la altura de la corriente) y una zona externa por arriba de la zona
de máxima velocidad (Kneller y Buckee, 2000).
En los flujos gravitatorios se observa un gradiente vertical de concentración
(estratificación según la densidad) con una región basal densa y una región superior
menos densa (Fig. 9). Walker (1965) atribuye este comportamiento al desarrollo de
remolinos turbulentos que generan una segregación vertical y lateral de la corriente (Fig.
10).

Fig. 7. Corriente de gravedad salina mostrando las subdivisiones y las inestabilidades de Kelvin-Helmholtz.
Tomado de Kneller y Buckee (2000)

5
Fig. 8. Esquema del típico del perfil vertical de velocidad. Tomado de Kneller y Buckee (2000)

(a) (b)

Fig. 9. Modelos de distribución de la concentración/densidad (líneas punteadas). (a) estratificado (b) baja
densidad. Tomado de Kneller y Buckee (2000).

Fig. 10. Segregación vertical y lateral de una corriente de turbidez. Walker (1965)

Bagnold (1962) demostró que la turbulencia en corrientes gravitacionales puede


ser mantenida con solo una baja concentración de sedimentos (C < 9%), argumentando
que altas concentraciones de sedimentos restringen el desarrollo de la turbulencia. Sin
embargo en la literatura se ha usado el término corriente de turbidez para flujos con
concentraciones de sedimentos de hasta 45 % del volumen (Kuenen, 1966; Middleton,
1967), por este motivo Lowe (1982) reconoció depósitos con diferentes características
y atributos a la secuencia de Bouma en las corrientes de turbidez de alta densidad. Otro
problema en la definición de corrientes de turbidez lo evidencia Sanders (1965) al
observar en los experimentos de Kuenen (1950) que una misma corriente de densidad
tiene un estado laminar en la parte basal (“flowing-grain layer”) y un estado turbulento
en la parte superior (Fig. 11). Razón por la cual algunos autores como Shanmugam (1997)
llaman a estos flujos laminares de mayor densidad como “sandy debris flow”. A la vez
6
Mutti et al. (1999) definen que las corrientes de turbidez son bipartitas con una parte
basal con flujo granular de alta densidad y sobrepresionado, llevando consigo un flujo
totalmente turbulento de baja densidad.

Fig. 11. Perfil esquemático a través de un flujo de densidad. Perfil basado en los experimentos de Keunen
(1950) y modificado por Sanders (1965). Tomado de Shanmugam 2002.

Kneller (1995) menciona que las capas gradadas típicas de los modelos de
depositación de Bouma (1962) y Lowe (1982) atribuidas a corrientes de turbidez no
explican una alta proporción de las facies de ambientes marino profundo (areniscas
masivas, secuencias desordenadas, cambios abruptos en el tamaño de grano, formas de
lecho de gran escala, etc.).
La solución que proponen es redefinir a las corrientes de turbidez usando a la
velocidad (𝑢𝑢), distancia (𝑥𝑥) y tiempo (𝑡𝑡). La aceleración “substantive” de un clasto está
dada por la formula 𝑑𝑑𝑑𝑑⁄𝑑𝑑𝑑𝑑 = 𝑑𝑑𝑑𝑑⁄𝑑𝑑𝑑𝑑 + 𝑢𝑢 . 𝑑𝑑𝑑𝑑⁄𝑑𝑑𝑑𝑑, en donde 𝑑𝑑𝑑𝑑/𝑑𝑑𝑑𝑑 es en términos de
flujos inestables (aceleración en el tiempo) y 𝑢𝑢 . 𝑑𝑑𝑑𝑑⁄𝑑𝑑𝑑𝑑 es en términos de flujos no
uniformes (aceleración en el espacio). Los flujos estables no varían su velocidad con el
tiempo y los flujos inestables se llaman “waning flow” cuando la velocidad media de un
punto decrece con el tiempo, en cambio sí las velocidades se incrementan se denominan
“waxing flow” (Fig.12a). Si la velocidad del flujo es desviada solo levemente de la media
a largo termino, se llama “quasi-steady flow” (Fig. 12b) y son responsables de las
“sustained currents” (Kneller y Branney, 1995). En los flujos uniformes la velocidad es
constante en la dirección de la corriente, y en flujos no uniformes se usan los términos
flujo acumulativo y flujo depletivo para describir respectivamente los gradientes de
velocidad positivos y negativos que ocurren en respuesta a la topografía (Fig. 12c y Fig.
13).

7
(a)
(b)

(c)

Fig. 12. Bosquejo de las definiciones de flujo: (a) estable/inestable, (b) quasi-stesdy flow en sustained
currents y (c) uniforme/no uniforme. Tomando de Kneller (1995) y Kneller y Branney (1995).

Fig. 13. Situaciones producidas en flujos no uniformes. Los flujos depletivos pueden ocurrir a la salida de
los cañones y canales submarinos por cambios en el gradiente al pie del talud. Los flujos acumulativos se
desarrollan por incrementos en la pendiente y el confinamiento del flujo. Tomado de Kneller (1995).

Con estos conceptos Kneller (1995) realiza una matriz de aceleración (Fig. 14) que
le permite clasificar a las corrientes de turbidez en 5 tipos denominados:

- Depletive waning flow: En el campo están representadas por gradación normal


generadas por corrientes de turbidez periódicas tipo “surge” con la convencional
relación proximal-distal de las secuencia de Bouma (Walker, 1967) en cuencas no
confinadas.
- Uniform waning flow: También tienen gradación normal, pero sin reducción de
espesor en la dirección del flujo (no hay relación proximal distal). Las condiciones
de generación de este tipo de flujos son raras.

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- Depletive steady flow: Desarrollan capas en las cuales no hay una variación
vertical significativa en el tamaño de grano, pero con reducción de espesor en el
sentido del flujo. Los depósitos representativos incluye a las capas de areniscas
masivas o a las espesas secuencias con ondulas escalantes.
- Depletive waxing flow: Secuencias grano creciente, los candidatos para ser
incluidos en estos depósitos son las capas de arena y grava con gradación inversa
(R2/S2 Lowe) con carpetas de tracción. Posiblemente se generan durante una
etapa de aceleración de flujos de larga vida (eventos de inundación).
- Accumulative waning flow: Flujos representados por capas con gradación
normal, pero al ser acumulativos la perdida de competencia es menor en el
sentido del flujo, cuencas confinadas.

Fig. 14. Matriz de aceleración, en cada campo se ilustra los cambios verticales y laterales relativos al
tamaño de grano, las flechas indican la dirección de la corriente. Tomado de Kneller (1995).

Debidos a los inconvenientes en los esquemas de clasificación y nomenclatura


Mulder y Alexander (2001) siguiendo la subdivisión de acuerdo a la diferencia de
densidad entre el flujo (𝜌𝜌𝑓𝑓 ) y el agua que los rodea (𝜌𝜌𝑤𝑤 ), que permite diferenciar entre
“overflows” (flujos hipopicnales) si 𝜌𝜌𝑓𝑓 < 𝜌𝜌𝑤𝑤 , “underflows” (flujos hiperpicnales) si 𝜌𝜌𝑓𝑓 >
𝜌𝜌𝑤𝑤 y “interflows” (flujos mesopicnales) si 𝜌𝜌𝑤𝑤1 < 𝜌𝜌𝑓𝑓 < 𝜌𝜌𝑤𝑤2 (Fig. 15). Proponen una
clasificación basada en la cohesividad de las partículas, duración del flujo, concentración
de sedimentos y mecanismos de soporte (Fig 16, Fig. 17 y 18). Los flujos de densidad que
transportan grandes volúmenes de sedimentos en ambientes marinos profundos son
probablemente “underflows”, sin embargo el termino flujos hiperpicnales es usado para
referirse a los “underflows” generados directamente por acción fluvial.

9
Los “underflows” son subdivididos a partir del comportamiento reológico según
predomine el flujo cohesivo o el flujo friccional (no cohesivo). Los flujos cohesivos son
matriz sostén como resultado de la cohesión entre las partículas (usualmente de grano
fino). La fuerza de resistencia cohesiva no permite la penetración del agua en el flujo,
manteniendo la coherencia. En contraste los flujos friccionales (no cohesivos) pueden
desarrollan una alta porosidad en el espacio intergranular que es predominantemente
llenado con agua y se generan fuerza dispersivas entre los granos. La subdivisión de los
flujos no cohesivos está basada principalmente en la concentración de sedimentos con
tres principales clases: flujos de densidad hiperconcentrados, flujos de densidad
concentrados y flujos de turbidez

- Flujos cohesivos: Se diferencian del resto de los flujos por tener suficiente
material cohesivo (fango) que le imparte una reología pseudoplástica,
reduciendo la tasa por la cual se pueden diluir en otros tipos de flujo.
- Flujos de densidad hiperconcentrados: La concentración de sedimentos es
similar a la de los flujos cohesivos, pero su comportamiento es diferente
(friccionales) a causa de baja proporción de granos cohesivos o por que la
cohesión es superada por la agitación interna (aumento de la tasa de cizalla)
- Flujos de densidad concentrados: Se diferencian de los flujos hiperconcentrados
por ser más diluidos, la progresiva entrada de agua causa que se comporten
como fluidos Newtonianos. Operan una gran variedad de mecanismos de
soporte y la importancia de estos mecanismos varían en el espacio y en el
tiempo, sin embargo predomina la interacción de los granos por presiones
dispersivas.
- Flujos de turbidez: Existe una transformación continua de los flujos de densidad
concentrados en flujos de turbidez por progresiva dilución. La proporción de
partículas soportadas por turbulencia se incrementa a través de la
transformación. Alternativamente las corrientes de turbidez pueden ser
generadas directamente por la acción de tormentas en la plataforma o rápidas
“run-off”. Los flujos de turbidez se pueden dividir en flujos “surge”, “surge-like”
y “quasi-steady” (Fig. 19). Los primeros dos son de muy corta duración por un
aporte sedimentario no permanente y el comportamiento de la cabeza del flujo
es de primaria importancia por el insignificante desarrollo del cuerpo. En cambio
en condiciones “quasi-steady” el aporte sedimentario se mantiene por periodos
de tiempos sustanciales, permitiendo flujos de larga duración. No es posible
observar limites en el cuerpo del flujo (cabeza o pie) por lo tanto el
comportamiento de la cabeza (o frente del flujo) es de menor importancia
comparado con los procesos ocurridos en el cuerpo.

10
Fig. 15. Tipos de flujos de densidad. Tomado de Mulder y Alexander (2001)

Fig. 16. Concentración de sedimentos expresado en porcentaje en volumen de la clasificación de los flujos
de densidad propuesta por Mulder y Alexander (2001)

11
Fig. 17. Diagrama esquemático de los flujos de densidad sedimentario subacuos. Tomado de Mulder y
Alexander (2001)

12
Fig. 18. Diagrama que muestra las principales características de la transformación de los flujos
hiperconcentrados en flujos de turbidez tipo “surge”. Tomado de Mulder y Alexander (2001)

Fig. 19. Principales tipos de corrientes de turbidez (a) corrientes de turbidez de tipo “surge” de corta vida
y (b) corrientes de turbidez “sustained” (“quasi-steady”) de larga vida relacionadas a flujos hiperpicnales.
Tomado de Mutti et al. (1999).

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5. MECANISMOS DE DEPOSITACIÓN
En los flujos altamente concentrados el principal mecanismo de depositación se
conoce como “congelamiento” (“freezing”), porque el esfuerzo de cizalla aplicado queda
por debajo del límite aparente de fluencia del material (“yield strength”) producto de la
perdida de velocidad (“waning flow”) y dependiendo de su comportamiento se conoce
como “cohesive freezing” en el caso de los flujos cohesivos o “friccional freezing” en el
caso de los flujos granulares hiperconcentrados. En los flujos de densidad concentrados
(Mulder y Alexander, 2001) equivalentes a las corrientes de turbidez de alta densidad
(Keunen, 1966; Middleton, 1967) los granos se desplazan como carga de lecho pudiendo
desarrollar una carpeta de tracción (Dzulynski y Sanders, 1962) debido al aumento en
las presiones dispersivas. Sohn (1997) divide a las carpetas de tracción en una región
inferior friccional y una región superior colisional (Fig. 20), pudiendo presentarse una
gradación inversa en los depósitos por lo menos en la base (Fig. 21).
En las corrientes de turbidez de baja densidad el principal mecanismo es por caída
de la suspensión, con tracción de la carga de lecho subordinada (Fig. 22) y el desarrollo
de las típicas capas con gradación normal.

Fig. 20. Depositación de una carpeta de tracción por una gradual agradación. Tomado de Sohn (1997).

Fig. 21. Diferentes tipos de depósitos generados por carpetas de tracción. Tomado de Sohn (1997).

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Fig. 22. Depositación por caída de la suspensión. Tomado de Allen (1991)

6. MODELOS DE FACIES
6.1. SECUENCIA DE BOUMA

Bouma (1962) desarrolló el modelo clásico (Fig. 23a) a partir de las observaciones
hechas en depósitos del Neógeno y Paleógeno superior de los Alpes Marítimos (Arenisca
Annot) y en los Apeninos (Formaciones Macigno y Marnoso- arenacea). El modelo de
Bouma incluye el concepto fundamental de cono de depositación (Fig. 23b) implicando
un carácter depletivo a las corrientes de turbidez.
En la Secuencia de Bouma hay 5 divisiones llamadas T a , T b , T c , T d y T e ,
consideradas producto de un solo evento turbiditico (Bouma, 1962; Walker, 1965; Mutti
y Ricci Lucchi, 1972; Middleton y Hampton, 1973, 1976). Sin embargo en las localidades
tipo solo en el 10 % de los estratos analizados la secuencia está completa, siendo común
los siguientes arreglos de facies T a , T b , T c ; T c , T d , T e ; T b , T c y T a , T e .

Fig. 23. (a) Secuencia de Bouma y (b) cono de depositación. Tomado de Mutti et al. (1999).

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La base de la secuencia es generalmente erosiva pudiéndose observar calcos de
flujo con una variedad de formas como el resultado de la interacción de remolinos
turbulentos y el fondo fangoso cohesivo (Sander, 1965). En la interpretación de la
secuencia de Bouma (Fig. 24) la división T a es la más controvertida, si es gradada, la
mayoría de los autores están de acuerdo en interpretarla como producto de la rápida
depositación por el colapso de la suspensión en una corriente de turbidez, a ser la
gradación normal bien desarrollada posiblemente es indicadora de depósitos en
suspensión de flujos dominados por turbulencia (Mulder & Alexander, 2001).
El problema surge cuando estas capas de areniscas son masivas. Stauffer, (1967)
sugiere que son producto de flujos de granos, en ese sentido Middleton (1967) las
atribuye al congelamiento friccional (“frictional freezing”) de flujos altamente
concentrados en donde el principal mecanismo de soporte de los granos es la presión
dispersiva, por esa razón (Shanmugam, 1996) llama a las unidades T a masivas como
“sandy debris flows”. Sin embargo la falta de estructuras en areniscas no indica
necesariamente que estas capas masivas sean depositadas por el congelamiento
(“freezing”) en masa de un flujo de detritos o de granos. Estos depósitos pueden ser el
resultado de la destrucción de la estratificación por procesos post-depositacionales
como inyecciones de arena, licuefacción, bioturbación o erosión (Stow y Johansson,
2000; Duranti y Hurst, 2004; Baas, 2004). Estudios experimentales llevados a cabo por
Arnott y Hand (1989) mediante un flume demostraron que depósitos masivos se
generan cuando la laminación es suprimida como consecuencia de la agradación
suficientemente rápida en capa plana de alto régimen de flujo. Kneller y Branney (1995)
sugieren que las potentes capas de areniscas masivas son el producto de la agradación
progresiva durante un “quasi-steady flow” (“sustained high-density flows”) asociados a
flujos hiperpicnales (Fig. 25).
La laminación de la división T b ocurre a bajas tasas de caída de sedimentos
producto de la tracción en capa plana de alto régimen de flujo y el pasaje a la división T c
con laminación ondulitica o entrecruzada se debe a la desaceleración de la corriente y
la formación de formas de lecho tractivas en bajo régimen de flujo.
La división T d refleja principalmente la sedimentación directa de la suspensión
pero también algo de tracción, generando la laminación y selección textural típica de
esta división. Finalmente la división T e representa la sedimentación por suspensión
pelágica clásica.

16
Fig. 24. Modelo de Bouma y su interpretación. Tomado de Walker (1976)

Fig. 25. Secuencia típica descripta por Stauffer, (1967) en California e interpretada por Kneller y Branney
(1995) como producto de la agradación progresiva durante un “quasi-steady flow”.

6.2. SECUENCIA DE LOWE

Lowe (1982) establece un modelo de facies para flujos de densidad concentrados


en el cual la depositación se divide en tres etapas: I) etapa de sedimentación por
tracción, II) etapa de carpeta de tracción y III) etapa de suspensión-sedimentación. Esta
secuencia refleja incrementos en flujos inestables y el colapso de la nube de sedimentos
en suspensión. Los cambios en la secuencia reflejan la evolución del flujo a lo largo de
su recorrido pendiente abajo (Fig. 26).
La división S 1 muestra estructuras de tracción, generalmente laminación plana y
estratificación entrecruzada reflejando capas plana y formas de lecho tipo dunas. La
división S 2 contiene capas horizontales finas comúnmente con gradación inversa y
laminación friccional basal, interpretadas como depósitos de carpetas de tracción.

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La división superior S 3 depositada por sedimentación de la suspensión,
posiblemente sin estructuras o con gradación normal y posiblemente con estructuras de
escape de agua. La división S 3 es equivalente a la división T a de Bouma y se puede seguir
con el desarrollo de un nuevo ciclo con la secuencia de Bouma T bc (estructuras de
tracción), T d (laminación por tracción/suspensión) y T e (depósitos de suspensión
masiva) .
En ambientes proximales posiblemente generan las divisiones R 2 y R 3 gravosas
también representantes de un ciclo tractivo (R 2 ) y de suspensión (R 3 ) (Fig. 27).

Fig. 26. Diagrama que muestra los cambios en la dirección del flujo en la organización de las turbiditas.
Lowe (1982)

Fig. 27. Modelos de depositación de Lowe (1982)

6.3. FACIES TRACTS (MUTTI 1992 Y MUTTI ET AL. 1999)

Mutti (1992) y Mutti et al. (1999) consideran que las corrientes de turbidez son
bipartitas compuestas por un flujo denso que eventualmente se transforma en un flujo
turbulento durante el movimiento pendiente abajo (Fig. 28). Identifican cuatro grupos
de facies principales que son definidas por sus texturas:

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(A) aglomerado – grava fina.
(B) grava fina – arena gruesa.
(C) arena mediana – arena fina.
(D) arena fina – pelita.
Estos cuatro tipos de poblaciones tienden a ser transportados y depositados por
corrientes de turbidez como distintas entidades naturales, formando diferentes grupos
de facies. Las poblaciones (A) y (B) se mueven en un flujo denso, la población (C) se
mueve inicialmente como un flujo denso pero pueden incorporar carga en suspensión
en el suprayacente flujo turbulento y la población (D) es la típica carga en suspensión de
un flujo totalmente turbulento (concentración de sedimentos < 9% del volumen,
Bagnold 1962).
La incorporación de agua y aceleración provoca sucesivas transformaciones del
flujo y saltos hidráulicos que resultan en turbiditas diluidas. Las características y
diversidad de facies del depósito final dependerán en gran medida del volumen inicial y
la pendiente del talud, la cual permite acelerar y transformar eficientemente el flujo
original.
El esquema ideal de facies (Fig. 29) es el siguiente:
F2: Mezclas desorganizadas de gravas y arena gruesa flotando en una matriz pelitica-
arenosa. Son las clásicas facies de “pebbly mudstone” comúnmente referidas como
depósitos de flujos de detritos o debritas. La erosión producto del sector frontal del flujo
denso gravoso queda documentado por la abundancia de intraclastos peliticos.
F3: Conglomerados clastos soportados, interpretados como el registro del
congelamiento friccional de los bordes principales del flujo. Pueden formar unidades
amalgamadas o unidades aisladas lenticulares convexas hacia arriba con fangolitas
brechosas en la base.
F5: Conglomerados finos - areniscas gruesas masivas pobremente seleccionadas o
gradadas formando potentes y lateralmente extensas unidades. Pueden contener
intraclastos peliticos y estructuras de escape de agua.
F6: Areniscas gruesas y medianas con estratificación horizontal y entrecruzada. Se
interpretan como producto de capas plana y migración de megaondulas después que el
flujo sufre elutriación de las partículas finas y es retrabajado por el flujo turbulento.
Pueden formar lentes discontinuos con base erosiva e intraclastos peliticos.
F7: Areniscas gruesas y medianas con laminación horizontal grosera y capas cada vez
más finas hacia arriba. Son formadas por carpetas de tracción de grano grueso alternado
con sedimentos más finos producto de la caída de la suspensión.
F8: Areniscas medianas y finos masivas o sutilmente gradas. Es la división T a de la
Secuencia de Bouma producto de altas tasas de sedimentación que previene la
generación de formas de lecho y causa licuefacción por la elevada presión de poro.
F9: Areniscas finas y pelitas que representan las etapas tractivas y de caída de la
suspensión de la Secuencia de Bouma (T b , T c , T d y T e ). Registra la etapa depletiva y
“waning” del flujo turbulento.

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Fig. 28. Principales procesos de depositación y erosión asociados a la evolución de una corriente de
turbidez. Tomado de Mutti et al. (2003)

20
Fig. 29. Facies y procesos inferidos asociados a una corriente de turbidez bipartita ideal. Tomado de
Mutti et al. (2003)

21
Un concepto fundamental es el de eficiencia de flujo (Mutti, 1979), que se define
como la capacidad que tiene el mismo de poder transportar sedimentos hacia el interior
de la cuenca y la habilidad de poder segregar las poblaciones de granos en distintas tipos
de facies con la distancia. Es decir un flujo turbiditico de alta eficiencia tendrá la
capacidad de evolucionar mostrando el máximo número de facies, con una selección
granulométrica importante, desarrollado amplias zonas de transferencia y depositación.
Por el contrario, un flujo poco eficiente sufrirá pocas transformaciones y depósitos
pobremente seleccionados (Fig. 30).

Fig. 30. Facies tracts relacionadas a la eficiencia de flujo. Tomado de Mutti et al. (1999)

7. ICNOFACIES

Los sistema turbiditicos o abanicos submarinos (Fig. 31) son notablemente


complejos y existe una gran variedad de esquemas de clasificación y modelos de facies
(Normark, 1970; Mutti y Ricci Lucchi, 1972; Walker, 1978; Mutti, 1979, 1992; Mutti y
Normark, 1991; Reading y Richards, 1994), pero una subdivisión muy útil que ayuda a
establecer un marco de observación de las icnofaunas es la de sistemas turbiditicos de
grano fino y grano grueso (Bouma 2000a, b, 2004).
La condiciones de baja energía de estos ambientes y la estabilidad temporal
permite el establecimiento de una gran variedad de grafoglíptidos (trazas fósiles
ornamentadas encontradas con relieves positivos típicas de ambientes marinos

22
profundos) y pistas de pastoreo, representados generalmente por la icnofacies de
Nereites.

Fig. 31. Modelo de un abanico submarino (Mutti y Ricci Lucchi, 1972)

7.1. SISTEMAS TURBIDITICOS DE GRANO FINO

Los sistemas turbiditicos de grano fino están caracterizados por (1) alta relación
areniscas/pelitas en la base del talud y en el abanico exterior, pero baja proporción en
el abanico medio; (2) arena fina y muy fina con abundantes partículas tamaño limo y
arcilla; y (3) interdigitación con depósitos de cuenca. Son típicos de márgenes pasivos
(aunque algunos ejemplos se conocen de cuencas de antepaís) y tienden a ocurrir en
cuencas con plataformas y planicies costeras anchas. Por su alto contenido en material
fino se los considera de alta eficiencia (Mutti, 1979).
Un complejo de canales se forma en la base del talud (Fig. 32) compuesto por
“leves” y “overbanks” separando áreas de intercanal, también se desarrollan depósitos
de “crevesse-splays” por la ruptura de “levees”, y en el abanico exterior terminan en un
complejo de “frontal-splay” (Posamentier y Kolla, 2003).
Los sistemas turbiditicos de grano fino contienen algunas de las más
espectaculares icnofaunas descriptas en el registro fósil con respecto a diversidad,
abundancia y complejidad (Buatois y Mángano, 2011). Los cañones submarinos se
caracterizan por un sustrato firme, erosión intensa y largos periodos de no depositación
caracterizados por la icnofacies de Glossifungites representada en este caso por
Thalassinoides y Rhizocorallium. En los canales proximales la continua erosión y altas
tasas de depositación no permiten el desarrollo o preservación de grafoglíptidos, sin
embargo este entorno de alta energía, sustrato arenoso, partículas orgánicas en la
columna de agua y buena oxigenación presenta icnofaunas típicas de aguas someras
como la icnofacies de Skolithos. Abundan las galerías de crustáceos de la icnosubfacies
de Ophiomorpha rudis. La icnosubfacies de Paleodictyon de la icnofacies de Nereites está
presente en el “frontal splay” junto a gran número de grafoglíptidos como Paleodictyon,
Desmograpton, Protopaleodictyon, Megagrapton, Helicolithus, Spirorhaphe,

23
Helminthorhaphe, Lorenzinia, Cosmorhaphe y Urohelminthoida. Los depósitos de
“frontal splay”, “crevasee-splays” y “levees” también contienen abundantes estructuras
de viviendas (Palaeophycus y Ophiomorpha), pistas de pastoreo sinuosas Gordia,
Helminthopsis, Nereites y Scolicia, pistas espirales robustas Spirophycus, los sistemas
ramosos Chondrites y varias estructuras spreite como Zoophycos, Polykampton y
Phycosiphon. La icnosubfacies de Nereites tiende a ocurrir en turbiditas distales
fangosas, son típicas de “overbanks” distales y en la transición entre los “frontal splay”
y la planicie de la cuenca. Abundan varias icnoespecies de Nereites y Scolicia junto
Chondrites, Phycosiphon, Dictyodora (en rocas Paleozoicas), Zoophycos y
Helicodromites, la formación de grafoglíptidos es inhibida por las condiciones
deficientes en oxigeno o la alta frecuencia de corrientes de turbidez. Los depósitos de la
planicie de la cuenca adyacente frecuentemente se encuentran intensamente
bioturbados. Las suite pre-turbiditicas están dominadas por grafoglíptidos y pistas de
pastoreo siendo preservadas como relieves positivos. Las suite post-turbiticas consisten
en pistas de vivienda, alimentación y pastoreo y son preservadas en las superficies
superiores de los estratos pero también en la base.

Fig. 32. Reconstrucción esquemática de la distribución de las trazas fósiles en sistemas turbiditicos de
grano fino. La base de los cañones submarinos caracterizados por un sustrato firme posiblemente
contienen Thalassinoides (Th) y Rhizocorallium (Rh) ilustrando la icnofacies de Glossifungites. Los
depósitos de canales submarinos típicamente contienen Ophiomorpha (Op). En los levee, crevasse-splay
y fronta- splay contienen Nereites (Ne), Scolicia (Sc) y Phycosiphon (Ph) como elementos post-
depositacionales y una gran variedad de componentes pre-depositacionales como Paleodictyon (Pa),
Megagrapton (Me), Desmograpton (De), Lorenzinia (Lo), Cosmorhaphe (Co), Helicolithus (He), Spirorhaphe
(Sp) y Protopaleodictyon (Pr). Turbiditas fangosas distales en la transición entre los frontal-splay y la
planicie de la cuenca posiblemente contienen Nereites (Ne), Scolicia (Sc), Phycosiphon (Ph) y Chondrites
(Ch). La planicie de la cuenca está intensamente bioturbada.

24
7.2. SISTEMAS TURBIDITICOS DE GRANO GRUESO

Los sistemas turbiditicos de grano grueso están caracterizados por (1) muy alta
relación areniscas/pelitas incluyendo las áreas de intercanal; (2) arena gruesa y mediana
con pequeñas cantidades o sin minerales de arcilla; y (3) progradación gradual hacia el
interior de la cuenca. Por la escases de material muy fino son sistemas pobremente
eficientes (Mutti, 1979).
Son sistemas típicos de márgenes activos con plataformas y planicies costeras
angostas. Los canales submarinos que se forman en la base del talud son de baja
sinuosidad tipo braided, porque por la pobre eficiencia los depósitos tienden a formarse
relativamente cerca de la base del talud (Fig. 33).
Al igual que en los sistemas de grano fino las áreas canalizadas y proximales de
alta energía no son bioturbadas o contienen trazas fósiles que son comunes en aguas
someras, ilustrando icnofacies de Skolithos en un contexto marino profundo. Sin
embargo y en contraste con sistemas de grano fino la icnofacie de Nereites (en particular
la icnosubfacies de Paleodictyon) es rara o está ausente, en su lugar es reemplazada por
la icnofacies de Zoophycos dominando pistas de alimentación y depositos de
alimentación como Phycosiphon, Chondrites, Planolites y Zoophycos. Este cambio en las
icnofacies es probable que este asociado a una plataforma angosta y a la proximidad del
“frontal-splay” con la base del talud. Posiblemente la alta frecuencia de aporte
sedimentario aporta significativas cantidades de materia orgánica al sistema y los
organismos no tienen necesidad de desarrollar sofisticadas estrategias de alimentación
(Buatois y Mángano, 2011).

25
Fig. 33. Reconstrucción esquemática de la distribución de las trazas fósiles en sistemas turbiditicos de
grano grueso. Como en los sistemas de grano fino la base de los cañones submarinos caracterizados por
un sustrato firme posiblemente contienen Thalassinoides (Th) y Rhizocorallium (Rh) ilustrando la
icnofacies de Glossifungites. Los depósitos de canales submarinos contienen típicamente Ophiomorpha
(Op), Skolithos (Sk) y Arenicolites (Ar). Los depositos de frontal-splay deposits exhiben Palaeophycus (Pa),
Ophiomorpha (Op) y Thalassinoides (Th). En el borde de los depositos de frontal-splay posiblemente
contienen Nereites (Ne), Zoophycos (Zo) Chondrites (Ch).

8. ESTRATIGRAFIA SECUENCIAL

Mutti & Normark (1987, 1991) sugieren una terminología para comparar sistemas
turbidíticos y eventos depositacionales relacionados en escala temporal y espacial (Fig.
34):

- Complejo Turbidítico: Se refiere a la sucesión del relleno de una cuenca y está


compuesto por varios sistemas turbidíticos apilados uno sobre otro.
- Sistema Turbidítico: Es un cuerpo de facies y asociaciones de facies
genéticamente relacionadas que son depositados en continuidad estratigráfica.
Es usado como sinónimo de abanico submarino (Bouma, 2000b).
- Etapa Turbidítica: Consiste en asociaciones de facies y superficies de erosión que
son formadas en un periodo especifico de crecimiento del sistema.
- Subetapa Turbidítica: Asociaciones más específicas que pueden ser reconocidas,
facies y superficies de erosión contenidas en asociaciones de facies.

Fig. 34. Jerarquía de las sucesiones turbidíticas. Mutti & Normark (1987)

Los conceptos de estratigrafía secuencial aplicables en ambientes marinos


profundos, particularmente los desarrollados por Mitchum (1985), Vail (1987) y
Posamentier et al. (1988, 1991) tienden a un marco en el cual los patrones de
sedimentación de las turbiditas está controlado por las variaciones relativas del nivel del

26
mar y la fisiografía. En este marco los sistemas turbidíticos ocurren predominantemente
como depósitos de “lowstand systems tract". Acumulaciones potentes de areniscas se
generan en etapas tardías de regresión forzada y temprana de “lowstand systems tract”.
El desarrollo de un determinado tipo de flujo de densidad de sedimentos está en función
del aporte de sedimentos al borde de cuenca (“staging area”), de los cambios del nivel
de base en la línea de costa - borde cuenca, y el grado de eficiencia del flujo (Fig. 35 y
Fig. 36).

Fig. 35. Flujos de densidad sedimentarios en relación a los cambios del nivel de base, (1) flujos
cohesivos, (2) flujos de densidad concentrados y (3) Flujos de turbidez. Catuneanu (2006)

Fig. 36. Arquitectura idealizada de un complejo de abanico submarino durante un ciclo de cambio del
nivel de base. Catuneanu (2006)

27
Bouma (2004b) identifica 4 controles principales en el desarrollo de abanicos
submarinos, (1) procesos y características sedimentarias, (2) actividad y entorno
tectónico, (3) variaciones del nivel del mar y (4) clima. Por ese motivo en cuencas de
antepaís las turbiditas arenosas posiblemente se originan a partir de inundaciones
catastróficas y caída de sedimentos durante una etapa de regresión forzada y “lowstand
systems tract” como consecuencia de un dramático “uplift” del borde de la cuenca
(Mutti et al. 2003). Un progresivo “uplift” incrementa la cantidad de sedimentos en los
ríos a través de la de la erosión de las cuencas de drenaje. Una etapa de “lowstand
systems tract” resulta en la formación de grandes sistemas fluvio-deltaicos que pueden
ser erosionados y acelerados a lo largo de los conductos submarinos generando
corrientes de turbidez bipartitas altamente eficientes (Fig. 37).

Fig. 37. Diagrama esquemático que muestra las condiciones requeridas para generar corrientes de
turbidez de gran volumen y altamente eficientes en cuencas de antepaís. Mutti et al. (2003)

9. TURBIDITAS EN LA CUENCA NEUQUINA

La cuenca Neuquina está localizada en el centro-oeste de la Argentina y el este de


Chile entre las latitudes 32° y 40° S. El relleno sedimentario excede los 7.000 metros de
estratos marinos y continentales cuyo rango de edad que abarca del Triásico tardío al
Paleógeno. Posiblemente existen dos episodios marinos en cuales se registraron
eventos turbidíticos y corresponden a la Formación Los Molles (Weaver, 1931) y
Formación Vaca Muerta (Weaver, 1931).

28
9.1. FORMACIÓN LOS MOLLES

La Formación Los Molles (Jurásico inferior-medio) constituye unas de las primeras


unidades marinas de la cuenca Neuquina. El espesor registrado es mayor a 1000 metros
y está compuesto por pelitas negras (“black shale”) con amonites y turbiditas
intercaladas depositadas en un contexto de “lowstand systems tract” (Burgess et al.,
2000, Leanza et al. 2013). En un estudio basado en el análisis de facies, asociaciones de
facies y elementos arquitecturales Paim et al. (2008) identifican lóbulos arenosos,
interlóbulos, canales, flujos cohesivos y deslizamientos (Fig. 38, Fig. 39 y Fig. 40). En
líneas sísmicas se reconocen una serie de cañones submarinos de una extensión de
decenas de kilómetros (Fig. 41) y abanicos submarinos Pángaro et al. (2009).
El “sistemas Los Molles” es interpretado como un sistema depositacional mixto
(Mutti et al. 2003), generalmente ricos en arena, pero pobremente eficientes y los más
importante es que encuentran en relación lateral y vertical con depósitos deltaicos. En
el área de la dorsal de Huincul las turbiditas de la Formación Los Molles son productoras
de hidrocarburos y asignadas al Miembro Cutral Có (Kim et al. 2014), (Fig. 42)

Fig, 38. Asociación de facies y elementos arquitecturales del sector basal de la Formación Los Molles. G
(gravelly), S (sandy), HF (heterolithic siltstone/claystone), HSF (heterolithic sandstone/mudstone y
siltstone/claystone), FC (fine-grained claystone), FS (fine-grained siltstone), DF (debris flows), m
(massive), g (normal grading), i (inverse grading), l (low-angle), t (trough cross-stratification), hcs
(hummocky cross-stratification), h (horizontal lamination), r (ripple cross lamination), tc (traction carpets),
bio (bioclast-rich), d (mud drape), rs (reactivation surface), twr (wave-reworked trough cross-bedding), tw
(wave-produced trough cross-bedding), Sc (coarse- to very coarse-grained sandy matrix
paraconglomerate) y Sf (very fine- to medium-grained sandy matrix paraconglomerate). Paim et al. (2008)

29
Fig, 39. Lóbulos arenosos (a) arenisca gruesa-mediana con estratificación entrecruzada de bajo ángulo y
(b) arenisca mediana con carpetas de tracción. Paim et al. (2008).

Fig. 40. (a) canal turbidítico arenoso con algunas estructuras de fluidización (b) lóbulo de arenisca mediana
con capa plana, (c) conglomerado clasto soportado de un depósito de un cañón submarino, (d) arenisca
deformada de un depósito de canal fluidizados, y (e) deslizamientos en facies peliticas y heteroliticas.
Paim et al. (2008)

30
Fig. 41. (a) Plano isopáquico del relleno de un cañón submarinos identificados mediante sísmica 3D, y (b)
corte sísmico transversal a uno de los cañones reconocidos. Pángaro et al. (2009).

Fig. 42. Modelo paleoambiental propuesto para el Miembro Cutral Có. Kim et al. (2014).

9.2. FORMACIÓN VACA MUERTA

Las pelitas calcáreas bituminosas (“dark gray calcareous shales”) de la Formación


Vaca Muerta (Jurásico superior - Cretácico inferior) registran en su parte superior una
asociación de fangolitas verdosas y areniscas amarillento verdosas atribuidas a un
episodio turbidítico (Leanza et al., 2003 y Spalletti et al., 2008). Recibieron el nombre
litoestratigráfico de Miembro Huncal (Leanza et al., 2001), en la localidad homónima se
reconoce una asociación de facies compuesta por fangolitas con intercalaciones de
areniscas gruesas a medianas (Fig. 43) de geometría lenticular amalgamados, en la base
se observan laminación paralela, de bajo ángulo y hacia el techo laminación ondulítica.

31
Algunos estratos presentan la secuencia de Bouma completa, laminación interna de
mayor escala tipo HCS (Leanza et al., 2003 y Spalletti et al., 2008) y restos vegetales
(Zavala et al. 2014).
En la base son comunes los calcos de flujo, y estructuras deformacionales (calcos
de carga). Los depósitos se encuentran involucrados en una estructura de
desmoronamiento de escala regional cuya geometría interna muestra un sistema de
pliegues asimétricos. Son interpretadas como facies proximales a medias de un lóbulo
turbidítico (Leanza et al., 2003), (Fig. 44).
La presencia de restos vegetales y estructuras tipo HCS indican que estos episodios
turbidíticos están posiblemente relacionados a flujos hiperpicnales vinculados con
inundaciones catastróficas (Myrow y Southard, 1996; Mutti et al., 1996; Mutti et al.,
2003)

Fig. 43. Miembro Huncal (a) detalle de una turbidita con desarrollo de horizontes A, B, C y D de Bouma,
(b) términos cuspidales de bancos de areniscas donde se aprecian fenómenos de tracción con desarrollo
de estratificación cruzada tipo hummocky, estratificación cruzada y ondulitas, (c) restos vegetales y (d)
detalle de los pliegues en el horizonte de desmoronamiento. Leanza et al., (2003), Zavala et al. (2014),
Spalletti et al., (2008).

32
Fig. 44. Interpretación paleoambiental para la depositación del Miembro Huncal. Leanza et al., (2003).

Un poco más al norte de la localidad de Huncal se describe la sucesión Rahueco


(Spalletti et al., 2008) en la cual se identifican dos asociaciones de facies. La primera
incluye fangolitas masivas y laminadas con delgadas intercalaciones de areniscas a
areniscas limosas masivas o con estratificación gradada normal con calcos de surcos (Fig.
45). La segunda asociación de areniscas mediana estratocrecientes amalgamadas o
separadas por fangolitas o intervalos heterolíticos. Presentan calcos de carga o de flujo,
intraclastos pelíticos, por general masivas en la base y en la parte superior es frecuente
la laminación ondulítica y niveles esporádicos de laminación convoluta.
La primera asociación es interpretada como producto de la decantación de la
suspensión de corrientes de turbidez muy diluidas y la segunda asociación se vincula a
flujos de densidad concentrados (sustained high-density turbidity; Kneller y Branney,
1995) erosivos con sucesivos episodios de tracción y decantación de la suspensión. El
aporte continuo de sedimentos (quasi-steady flows) se relacionan posiblemente con
flujos hiperpicnicos debidos a causas climáticas (lluvias excepcionales), por lo cual se
pueden generar independientemente de la posición relativa del nivel del mar (Zavala et
al., 2014)

33
Fig. 45. (a) Interdepósitos de turbiditas finas con gradación normal entre los cuerpos mayores de areniscas
y (b) calcos de carga. Spalletti et al. (2008).

En la subcuenca de Picún Leufú (Hogg 1993) en su extremo occidental se


extrajeron testigos corona de niveles arenosos de la Formación Vaca Muerta (Santiago
et al., 2014). Se reconocen dos asociaciones de facies (1) fangolitas arenosas laminadas
y (2) areniscas finas masivas (Fig. 46 y Fig. 47).
La primera asociación se vincula a flujos gravitatorios densos de grano fino
pobremente eficientes por su baja capacidad de selección, la escasez de bioturbación y
fósiles bentónicos sugiere un ambiente anóxico o subóxico en aguas probablemente
profundas.
La segunda asociación está integrada por areniscas muy finas a finas, cuarzosas a
feldespáticas fuertemente cementadas, con bajo contenido arcilloso y sin matriz.
Internamente se presenta masiva, pero localmente se reconoce laminación convoluta y
estructuras de escape de agua.
Es común la presencia de pirita, en tanto que carece totalmente de bioturbación
o contenido fosilífero. La ausencia de matriz arcillosa en esta facies se corresponde con
un proceso de transporte efectivo en seleccionar los sedimentos, con capacidad de
erosión del sustrato e incorporación de carga de fondo, compatible con un flujo
turbulento. La laminación convoluta se relaciona a procesos de licuefacción de los
sedimentos, probablemente vinculada a un ambiente de pendientes inestables. La
composición feldespática de las areniscas sugiere una relativa cercanía a la zona de
proveniencia de los sedimentos.
Las dos asociaciones de facies se vinculan a un sistema turbidítico, posiblemente
en un abanico submarino alimentado por flujos hiperpicnicos que transportan los
sedimentos a través de una plataforma relativamente angosta y con pendientes
inestables. Las concreciones calcáreas en esta sucesión representan períodos de pausa
en la sedimentación, permitiendo una activa percolación en la interfase agua-sedimento
y una muy temprana diagénesis (Santiago et al., 2014).

34
Fig. 46. Descripción sedimentológica simplificada de las coronas 1 y 2 tomadas en la Fm Vaca Muerta en
el pozo LHo.x-1. Santiago et al. (2014).

Fig. 47. Microfotografías (a) facies de fangolitas arenosas laminadas y (b) facies de areniscas masivas.
Santiago et al. (2014).

10. CONCLUSIÓN

Los depósitos de turbiditas pueden incluir un amplio espectro de las corrientes de


densidad o flujos gravitacionales. Constituyen las últimas etapas del transporte de
sedimentos hacia el fondo oceánico debido a la transformación de flujos densos en flujos
diluidos.

35
Los mecanismos que originan estos depósitos dependen en gran medida de la
ubicación tectónica de la cuenca sedimentaria, se pueden observar diferencias entre los
depósitos de cuencas de márgenes pasivos y los de cuencas de márgenes activos.
Si bien los criterios de clasificación y modelos de facies son muy variados, la
utilización de uno o de otro depende del tipo cuenca que se esté estudiando y los
objetivos del trabajo. Los modelos son muy dinámicos, con una evolución constante en
el tiempo. La experiencia de los principales autores que se dedican a la temática
coinciden en el alto poder predictivo de estos modelos.
El estudio de estos depósitos en Argentina tiene un gran potencial de desarrollo
teniendo en cuenta la posibilidad de estudiarlos tanto en afloramiento como en
subsuelo.

36
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