Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
4mm
L I B R A R Y
I'
mm Mmm
1
LOS
CRIMINALES DE CUBA
Y EL
INSPECTOR TRÜIILLO,
POR
Gk Of. I T IF.
fl^% -_=¿§$M^$i
¡521
LOS
CRIMINALES DE CUBA
Y EL
INSPECTOR TRUJILLO,
POB
O-. GK ir IF.
» «»•— 4
• I-
LOS CRBÍIMALES DE CUBA
p.
Y EL INSPECTOR TRUJILLO.
hoy más frecuentes que en otras épocas; y esto en gran parte consiste en
que ha variado por completo el modo de ser de las sociedades: el movi-
miento mercantil, el crédito; el papel moneda; las sociedades anónimas;
las compañías de seguros de vidas y de establecimientos que pueden excitar
en las mujeres el deseo de enviudar, quedando con dinero, y en el hombre
el de cobrar por triplicado el valor de los efectos que se le quemen, facili-
tan á la gente pervertida en nuestros dias los medios de cometer crímenes
de cierta clase, que solo podrán ser descubiertos y sus autores castigados
en los países donde la Policía t é n g a l a organización que este mismo nuevo
modo de ser de las sociedades modernas ha hecho necesaria: esto no pue-
den desconocerlo en ningún pais los que han de nombrar á los jefes de la
Policía y proporcionarle el personal y los elementos que necesita para des-
empeñar bien su difícil cargo. Si se tiene en cuenta que los delitos de
cierta clase han de tener por autores y cómplices a personas de reconoci-
da inteligencia y de esmerada instrucción; que ocupan importantes posi-
ciones y tienen buenas relaciones en la sociedad; que desempeñan altos
cargos en las compañías y empresas, en los establecimientos de crédito,
en la banca, en el comercio y en la Administración pública; que tienen
fama de artistas distinguidos ó que son hombres de ciencia aventajados, se
comprenderá cuánta habilidad, cuánto tino, cuánto celo deben desplegar
los jefes y agentes de la Policía para descubrir los delitos cuando sus au-
tores pertenezcan á los indicadas clases. En estos tiempos se han visto
criminales que para consumar delitos de cierta índole han aprovechado los
últimos descubrimientos de las ciencias y de las artes.
Nadie puede desconocer le necesidad de conferir la dirección de la
Policía á personas que conozcan perfectamente el país y las costumbres de
sus habitantes y que hayan tenido la oportunidad de estudiar el modo de
vivir de las diversas clases de la sociedad y los vicios que en cada una de
ellas predominan. Deben los encargados de la policía conocer los pun-
tos donde se reúnen las gentes de mal vivir: las relaciones que personas
al parecer honradas pueden tener con otras de malos antecedentes;
debe la policía conocer los jefes que eligen á los ladrones y combinan los
robos y quiénes son los encubridores que se encargan de vender los efec-
tos robados. El jefe de policía y sus principales agentes deben saber
quiénes pueden ser los sujetos más á propósito para falsificar documentos
y para negociarlos; y hasta debe tener noticia de los cafés, fondas y paseos
públicos donde se alojan, se encuentran y se reúnen los criminales de
cierta clase para preparar sus negocios. Como es imposible que los falsi-
ficadores puedan consumar sus delitos sin que varios individuos de distin-
tas profesiones se pongan en contacto y queden de una vez acordadas las
funciones que debe desempeñar cada uno de los comprometidos, la policía
puede sacar gran partido del conocimiento de sujetos que se encargan de
Y EL INSPECTOR TRUJILLO.
rados? ¿No es cierto que para gentes de ciertas clases y condiciones, fuera
de la pena de muerte, no hay otras que les inspiren serios temores? ¿Quién
ignora que en la Isla, de Cuba tenemos mucho que desear respecto á la
organización del servicio de cárceles y presidios? ¿No es un hecho que en
la mayor parte de las jurisdicciones de la Isla el criminal qne puede pro-
porcionarse un caballo y conoce bien el terreno, se puede burlar^por mucho
tiempo de los encargados de perseguirle? Todo esto es bien sabido, y sin
embargo, á pesar de estas desfavorables circunstancias; á pesar de la diver-
sidad de razas que tenemos en el país; á pesar de lo poco que sienten al-
gunas clases el vivir en las cárceles y presidios, y apesar de carecer mu-
chos hombres de los lazos de familia, que siempre contienen las malas p a -
siones, moralizan y suavizan las costumbres y sirven de freno á las gentes
de todas las condiciones de la sociedad, sin distinción, es un hecho fácil de
probar que en proporción del número de habitantes en la Isla de Cuba no se
cometen tantos crímenes como en otros países, donde hay menos diversidad
de razas y donde las circunstancias no son tan favorables para los crimi-
nales de cierta clase. El temor saludable que todavía inspira la justicia
entre determinadas gentes, contribuye mucho á contenerlos: los buenos
servicios que hace tiempo viene prestando en los campos la benemérita
Guardia Civil, y las mejoras que en estos últimos tiempos ha recibido la
organización de la Policía de la Isla, entre cuyos funcionarios algunos han
probado con hechos que poseen las grandes condiciones que se necesitan
para el buen desempeño de sus difíciles cargos, han contribuido más que
todo á que en estos tiempos de perturbación la, sociedad no haya tenido
que lamentar mayores males. Y aquí es del caso advertir que, si muchos
criminales salen absueltos de las cárceles, porque los jueces no han podido
encontrar las pruebas necesarias para imponerles pena; si nadie quiere de-
clarar contra los delincuentes, aun cuando hayan visto cometer el delito; si
los penados cumplen pronto sus condenas y salen de los presidios con ins-
, tintos é intenciones peores que los que les impulsaron antes á cometer los
anteriores crímenes, y si parte de los condenados consiguen escaparse, no
se pueden achacar estos males á la benemérita Guardia Civil ni á la Policía,
que están desempeñando con celo y actividad el servicio, puesto que pro-
curan y consiguen en los más de los casos, prender á los criminales y en-
tregarlos á los Tribunales de Justicia.
Según se ha indicado antes, en Cuba, como en los países muy ade-
lantados, se cometen muchos delitos contra propiedades y hasta contra
personas por medio de combinaciones más ó menos hábiles, en las que
toman parte varios individuos: la afición al lujo y á los goces materiales
de la vida; los gustos y caprichos dispendiosos de gentes de todas condi-
ciones y clases; las pasiones desordenadas, fruto de la desidia de los padres
y de la falta de creencias religiosas; la pasión por el juego y otras que
12 LOS CRIMINALES DE CUBA
S E R V I C I O ACTUAL D E LA POLICÍA.
que salen con un gran número de pasajeros á bordo, entre los que puede
fácilmente confundirse, ocultarse y pasar cualquier delincuente, para
puertos de Europa, de los Estados Unidos, de las Antillas extranjeras y
de la República de Méjico: á pesar de todas estas circunstancias que tanto
favorecen á los que tratan de escaparse, la policía de Cuba consigue con
mucha frecuencia apoderarse, al embarcarse ó después de embarcados ya,
de muchos criminales á quienes buscara en vano desde que habian perpe-
trado el crimen. Por lo que toca á los que no quieren salir de la Isla, des-
pués de haber cometido un delito cualquiera, contando que no serán
descubiertos, ó bien que si no los ven, nadie se acordará de perseguirlos, ya
se sabe con qué facilidad cualquier individuo, con nombre verdadero ó
supuesto, puede proporcionarse una cédula de vecindad, con cuyo docu-
i
mento se puede trasladar libremente de una á otra provincia de la Isla.
Por desgracia, como se ha dicho también, no ha bastado que la Poli-
cía de la Isla haya reducido á prisión muchos criminales para que el cas-
tigo de estos haya dado los buenos resultados que siempre produce el
escarmiento: no tan sólo por falta de pruebas materiales y por no haber
querido declarar nadie han quedado libres muchos delincuentes, sino que
en las causas que se han seguido por desfalcos, defraudaciones y alza-
mientos, como por lo regular los autores y cómplices han sido personas
entendidas, que lo han sabido preparar bien todo y que han tenido hábi-
les abogados por defensores, casi siempre han conseguido que toda la
culpa recayera sobre algún prófugo ó algún muerto. De estas habilidades
de los que saben defender y defenderse, que hoy abundan en todos los
países donde han de juzgarse grandes banqueros, administradores de so-
ciedades anónimas y de establecimientos de crédito ó funcionarios públi-
cos, no debe ni puede ser responsable la policía de ningún país y menos
la de la Isla de Cuba.
Preciso es reconocer que en estos últimos años la organización del
personal ha recibido notables mejoras en su organización y reglamentación
y que se ha procurado proporcionar á los empleados del ramo les medios
de que se ha podido disponer para desempeñar mejor su servicio. La
fuerza pública, que de noche y de dia debe atender á la seguridad de las
poblaciones, está mejor dispuesta que en otros tiempos, y se ha escogido
su personal entre los hombres que con mejores notas han servido en los
cuerpos del ejército. Sin embargo, es preciso reconocer que á pesar de
estas mejoras en la organización y del aumento de la fuerza armada que
tiene á su cargo el servicio, ele Orden Público, no posee aún la policía de
la Isla de Cuba el personal y los elementos que necesita para desempeñar
su delicado servicio ni cuentan sus jefes con los recursos necesarios para
atender á los gastos que en estos tiempos se necesitan hacer en determina-
dos casos, para impedir la perpetración de grandes delitos ó capturar á los
IL
Y EL INSPECTOR TRUJILLO. 15
M—m
IV.
A N T E C E D E N T E S D E L INSPECTOR TRUJILLO,
lm
ESOS
Y EL INSPECTOR TRUJILLO. 21
xm\
am
V.
P R I M E R O S SEF^VÍCIOS DE CELADOR
tar los servicios que tienen verdadera importancia por el peligro que al
prestarlos corrió el joven Celador; por el temor que infundieron á las gen-
tes de mal vivir; por el carácter de las personas que hubo de reducir á
prisión y por el intimo enlace que tenian entonces algunos de los delitos
comunes que se cometían con ciertos proyectos políticos.
El dia 2 de Marzo de 1867 en el muelle de Luz se trabó una lucha ter-
rible, que presenciaba un gran número de hombres de todas clases y con-
diciones, entre un salvaguardia y un carretonero: como este último era
hombre de grandes fuerzas y se veia excitado por una parte de los espec-
tadores, no tan solo había desarmado al salvaguardia, sino que le estaba
infiriendo mortales heridas con su mismo sable: en aquellos momentos
llegó Trujillo solo, y sin ver otra cosa que al agente de la autoridad atro-
pellado, y al agresor bañado en la sangre de la víctima, se abre paso por
entre la compacta multitud y poniendo la punta de su estoque al pecho del
criminal le obligó á entregar el sable y á darse preso sin oponer resisten-
cia. El que sabe cuan impresionable es el pueblo en esta Isla, podrá fá-
cilmente comprender el grande afecto que entre aquellas gentes de distintas
razas y condiciones debió causar el acto de un joven Celador de Policía,
entonces desconocido, que tan oportunamente se habia presentado y que
con tanta resolución habia procedido.
El dia 1? de Abril de 1867, dos famosos bandidos conocido el uno de
ellos por el Habanero, que acababa de herir al Capitán de Cojimar, se
hallaban en un café del Mercado de Cristina, Súpolo Trujillo, y auxilia-
do por un artillero que á su paso encontró, pudo capturar á los dos ban-
didos que se habian hecho célebres entre los criminales de su tiempo.
El dia 1? de Mayo del mismo año de 1867 auxilió al Inspector del se-
gundo distrito en el descubrimiento del autor del asesinato que se perpe-
tró en la fonda del Templete, y cuyo cadáver aparació embaulado, á bor-
do de la goleta "Golondrina," atracada entonces en el muelle de Paula.
El asesino con el dinero y el pasaporte de la víctima, se habia embarcado
en un buque de vela, despachado para la Coruña: descubierto el crimen
y sabiendo quien era y hacia donde se dirigía el criminal, se aprovechó la
Policía del cable submarino, y al llegar el buque á la Coruña, el asesino
fué en el acto reducido á prisión y conducido inmediatamente a l a Haba-
na, donde fué sentenciado á muerte, y en segida ejecutado en garrote en
el lugar de costumbre junto al castillo de la Punta.
El dia 14 de Junio de 1867 consiguió Trujillo capturar á un moreno
llamado José Govino, autor de un asesinato.
El 21 de Julio el Excmo. Sr. Gobernador General tuvo noticia de que
D. Fernando Curaveda, conocido por el Asturiano, y que habia sido cé-
lebre capitán de bandoleros en la misma Isla de Cuba, acababa de llegar
procedente de la Península, con nombre supuesto y con el propósito de
Y EL INSPECTOR TRUJILLO.
servicios una vez regresara de su país natal, como pensaba verificarlo tan
pronto como recobrara la salud perdida. En efecto, habiendo regresado
á la Habana, en el mes de Mayo de 1871, el mismo Gobernador Sr. Ló-
pez Roberts nombró á D. José Trujillo Celador de Policía, cuyo destino
el agraciado no aceptó por entonces, y permaneció cesante. En el mes
de Agosto de 1873 el Sr. Jefe de Policía D. Ricardo Sanchez, deseando
aprovechar las reconocidas aptitudes del que con tanto acierto habia
desempeñado el cargo de Celador del Barrio de San Francisco, propuso á
Trujillo para la plaza de Subinspector del Tercer Distrito de esta Capital,
y el Gobierno lo nombró para este puesto, donde debia volver a distin-
guirse por su actividad, sagacidad y celo, como lo habia hecho siempre,
según se verá en el siguiente capítulo.
• i
*<- mRjjjágs
VI.
TF\UJILLO SUBINSPECTOR,
Y EL INSPECTOR TRUJÍLLO. tg
de verse expuestos á una causa: de aquí hubiera venido la quiebra del Ban-
co Español de la Habana y del Tesoro de la Isla, siendo los billetes emiti-
dos por cuenta del Gobierno iguales á los del Banco, al que el mismo Teso-
ro debía además grandes cantidades de dinero, de lo que resultaba que, el
crédito del Gobierno y el del Banco Español, cuyos accionistas y directores
eran todos españoles leales, estaban completamente identificados. ¿No
hubiera sido la mayor de las victorias para los separatistas, si aquellas fal-
sificaciones en grande escala hubiesen dado por resultado la quiebra del
Banco Español de la Habana? ¿No era esto quizá lo que los laborantes y
simpatizadores en aquella fecha deseaban y esperaban? ¿No pudiera ser
que en aquella causa, como en otras muchas en que los delitos comunes se
enlazan íntimamente con los delitos políticos, no fuesen los que resultaron
más comprometidos los que eran en realidad los primeros y más peligro-
sos criminales?
Dejemos este asunto y terminaremos diciendo que, ni el público ni las
personas que debían calcular mejor la importancia del servicio que Tru-
jillo acababa de prestar, lo apreciaron como era debido. ¡No pocas veces
las pequeñas pasiones, la vanidad y la avaricia sofocan en el corazón del
hombre los sentimientos de reconocimiento á los beneficios recibidos y
los deberes que imponen la equidad y la justicia! Sin embargo, la Direc-
ción del Banco Español impetró entonces del Gobierno una recompensa
para Trujillo. De resultas de aquel servicio fueron tres de los delincuen-
tes sentenciados á diez años de presidio con retención; dos á diez años;
dos á ocho; y tres á seis, cuatro y tres años respectivamente, y fueron
absueltos los demás complicados en la causa.
31»
VIL
ASCIENDE A ÍNSPECTOF\.
Y EL INSPECTOR TRUJILLO. 33
VIII.
Y EL INSPECTOR TRUJILLO. 37
gua muralla, donde con facilidad hubiera podido esconderse: el sagaz Tru-
jillo tuvo la feliz ocurrencia de arrojar una piedra al fugitivo, disparando al
mismo tiempo un tiro de revólver al aire: el malhechor se creyó herido
(por confesión propia) y se dejó aprehender. Este hombre se figuraba que
la bala del Inspector le habia alcanzado: era un desertor del presidio, lla-
mado Lorenzo Reinoso.
En el mes de Octubre de 1877, en la calle de las Damas de esta capi-
tal, fué asesinada una anciana: Trujllo se puso á trabajar para descubrir
y capturar á los autores de aquel crimen: á los pocos dias consiguió su
objeto, aprehendiendo y entregando á la justicia el dia 17 del mismo mes,
á los criminales, que fueron sentenciados á presidio,
Solo pasó tres dias sin echar mano á otros malvados: el dia 10 cap-
turó á cuatro de. los hermanos conocidos por Los Gallegos, que habian
cometido toda clase de crímenes, dentro y fuera de la Habana, y de cuya
vida se contaban entre ciertas gentes muchas cosas que contribuían en
gran manera á que fuesen temidos, y á que nadie descubriera sus madri-
gueras ni dijera una palabra contra ellos. El 16 del mismo mes, el incan-
sable Trujillo consiguió descubrir y capturar á los ladrones de una cuadri-
lla organizada, que, entre otras fechorías que habian cometido sus afiliados,
la última era haber robado de dia y revólver en mano, á un vendedor de
billetes de la Lotería en el camino del Vedado. El 23 de Noviembre con-
siguió capturar á otro malhechor reclamado por el Gobierno Militar de la
Habana.
El dia 29 de Diciembre cooperó á seguir y capturar á un individuo
que, habiendo sido jefe de insurrectos, se encontraba en la Capital de la
Isla, donde se proporcionaba armas y pertrechos de guerra y los remitía
á los insurrectos de Las Villas.
En aquel mismo mes de Diciembre de 1878, fué comisionado por el
Excmo. Sr. Gobernador General para pasar á la Jurisdicción de Artemi-
sa con el objeto de practicar ciertas diligencias y enterarse de ciertos he-
chos. Al poco tiempo fueron indultados algunos hombres que habian sido
cabecillas de insurrectos, y que de nuevo estaban alzados de resultas de
algunos desórdenes y amagos de insurrección que poco antes se habian
notado en las Mangas y otros puntos de las inmediaciones. En esto como
en otros asuntos, el Inspector Trujillo dio pruebas de habilidad y pruden-
cia, y el Excmo. Sr. Capitán General quedó altamente satisfecho del fun-
cionario que con tanto acierto habia procedido.
Al terminar el año de 1877, Don José Trujillo habia probado ya con
hechos que, si cuando el General Jovellar le nombró de nuevo Inspector
de Policía, teniendo en cuenta sus anteriores servicios, esperaban que
los prestaría mejores en adelante, el entendido General no se habia equi-
vocado. No hay más que ver los delitos que habia descubierto, los crimi-
Y EL INSPECTOR TRUJILLO. 39
nales que habia capturado y las comisiones que habia desempeñado desde
principios de Marzo en que se hizo cargo de la Inspección del Tercer Dis-
trito hasta últimos del año, para comprenderlo. Es preciso no olvidar
las circunstancias en que el país se encontraba, lo que en la Isla de Cuba
habia sucedido en los dos últimos años, y lo que el General Jovellar se
habia propuesto hacer para mejorar la Administración, mientras se traba-
jaba para acabar de una vez con los insurrectos. Cuantas personas hayan
observado con atención los sucesos de los últimos años, habrán de conve-
nir en que, algo se trabajó, á pesar de lo mucho que ciertas enfermedades
sociales habian adelantado, para contener la desmoralización y perseguir
el crimen. Si los que defraudaban los intereses del Tesoro no eran des-
cubiertos y severamente castigados, no era por falta de buenos deseos de
la primera Autoridad, ni por falta de actividad y celo de la Policía: el de-
lito que no deja huella, porque se comete entre varios de los individuos
que desempeñan empleos de confianza, aunque se sepa que se ha cometido,
no puede desubrirse ni probarse. Los delitos y crímenes cometidos por
criminales comunes fueron perseguidos con mejor éxito. Sin embargo,
se ha visto ya que bajo las órdenes del Jefe Superior de Policía Don Ri-
cardo Sanchez, el Inspector Trujillo durante los diez meses que en 1877
desempeñó su cargo, además de los criminales comunes, ya echó mano á
algunos defraudadores de las rentas del Tesoro y cogió el hilo por donde
más tarde debían llegar al descubrimiento de grandes delitos cometidos
por sujetos que se creían que nunca se fijarían en ellos las miradas de la
Policía.
KüMMMSI
IX.
iff
44 LOS CRIMINALES DE CUBA.
ellos y redujo á prisión al que los tenia en su poder, á fin de que se ave-
riguara cómo y por quién habian sido robados.
El dia 4 de Octubre prendió á un desertor del presidio, y por la no-
che, auxiliado por el Inspector del Quinto Distrito, se apoderó de otros
tres desertores del mismo presidio. El 11 del mismo mes capturó fuera de
la Habana á un individuo que habia herido gravemente á una mujer con
un disparo de revólver.
El dia 13 capturó á dos sujetos de pésimos antecedentes, reclamados
por robo en cuadrilla. A la noche siguiente prendió á un individuo por
conato de robo y amenaza de muerte. El 15 prendió á D. Ramon Cerezo
(á) Cataté, por homicidio. El 16 capturó cinco individuos de malos ante-
cedentes, uno de ellos bandolero indultado, á quien ocupó un caballo
robado. Pocos dias después prendió á D. Vicente Tirado (á) Tirabeque,
encontrando y ocupando en uno de los cuartos de su casa dos bueyes ro-
bados. Este individuo habia estado preso por el asesinato de las señoras
Ramirez Gallo, de Marianao, por cuya causa parece que no fué sentencia-
do, pero sí lo fué después por el robo de los bueyes.
El 25 de Octubre á media noche, Trujillo, que estaba en acecho, con-
siguió apoderarse de un individuo que intentaba embarcarse para Méjico,
huyendo de la justicia, porque habia cometido un asesinato en Guanajay.
El dia 1? de Noviembre capturó á otro desertor del presidio, y á un com-
pañero de éste el dia 9 del mismo mes.
El 14 de Diciembre, acompañado del Inspector del Quinto Distrito,
pasó Trujillo á Guanabacoa y descubrió el paradero de quince bueyes que
habian sido robados, apoderándose de ellos antes que los ladrones pudie-
ran beneficiarlos, como pensaban. Cuatro dias después capturó á un in-
dividuo, prófugo de Sevilla, que residía en la Isla con nombre supuesto y
que estaba reclamado de Real Orden. En el mismo mes prendió á cuatro
individuos de malos antecedentes, acusados de robo y heridas á mano ar-
mada; y otro en la jurisdicción de Arroyo Naranjo, reclamado por los
tribunales como autor de un homicidio. En el úliimo dia de aquel año de
1878, en que tantos criminales cayeron en manos del activo Inspector,
capturó dos desertores del presidio: el uno de ellos condenado á cadena
perpetua, al que encontró sus correspondientes puñal y revólver.
Inútil seria hacer reflexiones acerca de los servicios que durante el
año de 1878 prestó el Inspector D. José Trujillo. Nos limitaremos á ob-
servar, que además de los desertores del presidio, que en aquella época
abundaban, porque en los años anteriores se habian fugado muchos;
además de los numerosos autores de asaltos, robos, heridas y asesinatos
que redujo á prisión, como se acaba de ver, consiguió descubrir otros de-
litos y apoderarse de varios de sus autores, á pesar de pertenecer á clases
que saben en todas partes burlarse de los agentes de la Policía. Empezó
¡¿¡fc2ü
Y EL INSPECTOR TRUJILLO. 45
el año descubriendo que se fabricaba moneda falsa: toma Trujillo sus me-
didas y se apodera de los útiles, de una gran cantidad de moneda ya
fabricada y de algunos de los que la trabajaban y expendían. Es necesario
fijar la atención en que desde el principio del año de 1878, y cuando todos
los habitantes leales de la Isla de Cuba más confiados estaban en la paz y
en los buenos propósitos de los que hasta entonces habian estado traba-
jando para que la guerra continuara, Trujillo recibe noticias de bien
informadas personas y consigue apoderarse de los pertrechos que prepa-
raban los hombres mal avenidos con la tranquilidad pública, Esto basta
para probar cuan necesaria es en la Isla de Cuba una buena policía, que
conociendo á tiempo los proyectos de los enemigos del orden, pueda des-
baratarlos antes que se levante gente y se derrame sangre de infelices
hombres del campo y de razas poco previsoras, que se dejan alucinar por
solapados intrigantes. Si en algún país del mundo son necesarias las me-
didas preventivas contra los enemigos de la tranquilidad, es en la Isla de
Cuba, y estas no pueden tomarse sin que haya siempre en los primeros
puestos de la Policía hombres de confianza, de inteligencia y de actividad,
que sin pasión de partido, sin dejarse corromper con dádivas, ni asustar
por amenazas, puedan tener al corriente á la primera Autoridad del estado
del país y ejecurar fielmente las disposiciones que se consideren necesarias
para cortar las alas á los conspiradores. Tanto daño pueden causar en
Cuba la extremada condescendencia y el descuido, hijo de la confianza,
como el mal calculado rigor contra gentes sencillas.
Se ha visto ya que en 1878, alarmados los hombres honrados con
los desfalcos, falsificaciones y contrabandos que se venían cometiendo,
llamaron la atención del Gobierno Superior, y Trujillo tuvo la buena suer-
te de ensayar con éxito sus condiciones en esta clase de trabajos.
Por último, los servicios que en el curso del año de 1878 prestó la Po-
licía, persiguiendo á los cuatreros ó ladrones de ganado, sólo podrán
apreciarlos en su justo valor las personas que sepan cómo se encontraban
después de la guerra los habitantes de los campos, y que conozcan la nece-
sidad de asegurar á cada campesino la propiedad de sus bestias de trabajo
y de cria, y el temor que infunden á los sitieros los ladrones si no están
en la seguridad de que han de ser amparados por las Autoridades locales y
superiores. Sólo conociendo el pais y recordando lo que en aquella épo-
ca pasaba, se podrá comprender lo que debe la Isla de Cuba á la benemé-
rita Guardia Civil y á la Policía.
Y EL INSPECTOR TRUJILLO. 47
X.
E/V1PIEZA C O N L O S COBRADORES.
tantes de la Isla, tan agobiados por las contribuciones directas, como asus-
tados con los abusos que cometieron y con los escándalos que daban los
recaudadores y ejecutores.
El dia 27 capturó á otro desertor del presidio, y por la noche, acom-
pañado de los Inspectores de 4? y 8? distritos, capturó al célebre bandido
Cayetano Esquivel, (á) el Chincho, que después fué muerto al tratar de
desarmar á una pareja del Orden Público. El bandido Esquivel, antes de
ser capturado, habia hecho'dos disparos á los Inspectores que lo pren-
dieron.
Lo que claramente se desprende de la relación precedente, es que la
Policía de la Isla, y especialmente el Inspector Trujillo, durante los seis
primeros meses del año de 1879, prestaron tantos y tan buenos como en
los anteriores semestres; pero es del caso observar que, entre los delitos
descubiertos y los delincuentes reducidos á prisión, en este, último perío-
do de tiempo, abundan más los falsificadores de recibos, defraudadores de
las rentas del Estado, y los perturbadores de la tranquilidad pública. E s
claro que esta clase de delitos son más temibles para la sociedad que los
robos á mano armada, las heridas y los asesinatos, porque desprestigian á
los agentes de la Autoridad, privan al Tesoro de los necesarios recursos
para atender á los gastos indispensables, como .. á todas las clases de
la misma sociedad. Desde mucho tiempo se hace sentir en la Isla de Cu-
ba la necesidad de cortar toda clase de abusos. Los que matan el senti-
miento moral de un pueblo, le causan más daño que los enemigos arma-
dos, y mucho más en esta Antilla. ¿Qué confianza se pudiera tener en el
porvenir si no se castigase á los que, teniendo tres de sueldo, gastaran
nueve y se quedaran con treinta y seis? ¿Acaso los pueblos no saben sa-
car las cuentas á los que administran?
El dia 7 de Julio de 1879, Trujillo redujo á prisión al Secretario Con-
tador del Ayuntamiento de Santa María del Rosario, que dejando un gran
desfalco en la caja del Municipio, trataba de embarcarse para el extran-
jero. A los pocos dias consiguió descubrir la morada y capturar en ella
una cuadrilla de malhechores, entre los cuales habia dos desertores del
presidio: prendió además á un bandolero que no pertenecía á la cuadrilla;
pero que era muy temido en las inmediaciones de la Habana y en otras
jurisdicciones por sus fechorías.
El dia 29 de Julio de 1879, bajo la dirección del Jefe de Policía D.
Miguel Rodríguez Blanco, consiguió Trujillo sorprender y capturar á va-
rios individuos, uno de ellos portador de 19,000 pesos en papel sellado,
que resultó ser falsificado, según las activas y oportunas diligencias prac-
ticadas por el recto y entendido Juez de primera Instancia de Guadalupe
D. Lúeas Garcia Ruiz al tomar conocimiento de la causa. Aquel mismo
dia, por algunas noticias que tuvo y por las consecuencias que pudo sacar
POM
*
XI.
Y EL INSPECTOR TRUJILLO.
55
calle del Cristo la fábrica de dichos efectos, con los útiles necesarios para
veinte y dos falsificaciones distintas, ó mejor dicho, para falsificar veinte y
dos clases de sellos, con más unos treinta y seis mil pesos en papel sella-
do y de reintegro de varias clases, quedando, por consiguiente, descubier-
to el delito y presos sus principales autores.
El 17 del mismo mes se trasladó Trujillo, á las inmediatas órdenes
del Sr. Jefe de Policía, á la ciudad de Cárdenas, sorprendiendo en la
Recaudación de contribuciones de dicha ciudad una maleta llena de recibos
en blanco los unos y los otros ya numerados y llenados, pero todos falsos,
deteniendo á los tenedores de la maleta Al dia siguiente, también á las
inmediatas órdenes del Jefe del ramo, el mismo Inspector se apoderó de
cuarenta y siete mil pesos oro, en recibos de contribución, que habian si-
do sustraídos de la Administración Económica de esta ciudad, detenien-
do á varios cómplices de aquel delito y formando el oportuno expediente.
El dia 29, de orden del Excmo. Sr. Gobernador de la Provincia,
inició Trujillo expediente por fraudes escandalosos habidos en la Recau-
dación de Contribuciones de Matanzas, auxiliando á S. E. en la detención
del segundo Jefe de la Tesorería General, á quien se ocuparon documen-
tos importantes, y deteniendo, en su consecuencia, tres individuos, termi-
nando el expediente, y de orden del Excmo. Sr. Gobernador General, lo
entregó con los presuntos reos al Sr. Juez de 1? Instancia del distrito
Sur de Matanzas.
El dia 8 de Diciembre capturó en la calzada de Luyanó, auxiliado
por fuerzas de Orden Público y Guardia Civil, y acompañado por el Ins-
pector del distrito, á dos bandoleros, ocupándoles bestias robadas y ma-
chetes, y el 19 capturó, de orden del Jefe, á tres individuos, autores del
asesinato de un tal Pericón, cuyo cadáver, cuatro meses antes, se habia
encontrado sin cabeza, en un baúl en la calle de Monserrate.
El dia 26 de Diciembre de 1880, por comisión especial del primer
Jefe de Policía, Trujillo prendió y remitió á la cárcel á D. E. C. y G.;
D. O. P. C , D. S. P.; D. N. P.; D. M. M.; D. M. F. M. y D. J. G.; total
nueve individuos, como socios en la falsificación y cobro de recibos de
contribuciones, ocupándoles una gran cantidad de recibos falsos, y cerca
de doscientos legítimos, que habian sido sustraídos de la Sección de Atra-
sos, procesando á otros varios y dando cuenta el dia 31 del mismo mes,
con el expediente iniciado, compuesto de 499 hojas.
Habana 31 de Diciembre de 1880.
En esta fecha termina la relación que tenemos á la vista, y de la cual
nos hemos servido para reunir los datos que para este trabajo nece-
sitamos.
XII.
CONCLUSION
ÍNDICE.
h La Sociedad •.».. , 3
II. La policía de Cuba en lo pasado - 9
III. Servicio actual de la Policía .. 13
IV. Antecedentes del Inspector Trujillo. ..-,...* • — 17
V. Primeros servicios de Celador . 23
VL Trujillo Subinspector 27
VII. Asciende á Inspector... * 31
VIII. Nueva campaña - * 35
IX. Año nuevo y moneda nueva 41
X. Empieza con los cobradores - 47
XI. Siguen los conspiradores y los defraudadores 53
XII. Conclusion 57
Ill
i
mm 'Mf^ffij^:
.'. s'v**r~:-:,~
:
3RB?$S'>
mm: «
mm