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Quizás la propiedad más singular del agua es que sea un líquido a temperatura ambiente. Algo que
nos parece normal, no lo es tanto, si lo comparamos con otras moléculas de peso molecular
semejante, ya que los puntos de fusión (0º C) y ebullición (100 º C) del agua son excepcionalmente
elevados. Si el agua siguiera el patrón de compuestos semejantes, como el sulfuro de hidrógeno,
debería fundir a -100 ºC y hervir a -91 ºC. En estas condiciones el agua de la Tierra estaría en
forma de vapor, siendo la vida improbable. El agua, por el contrario es líquida en la mayor parte
del intervalo de temperaturas que se encuentran sobre la superficie terrestre. El responsable de
este comportamiento anómalo son los puentes de hidrógeno.
Cada molécula de agua puede formar enlaces de hidrógeno con otras cuatro, y cada una de ellas
con otras moléculas de agua. El número máximo de puentes de hidrógeno se forma cuando el
agua se congela. Para romper esos puentes de hidrógeno se requiere energía, de forma que
cuando se funde el hielo se rompen aproximadamente el 15 % de los puentes de hidrógeno. El
agua líquida está formada por agrupaciones de moléculas cuyos enlaces de hidrógeno se están
rompiendo y formando continuamente. Al aumentar la temperatura, el movimiento y las
vibraciones de las moléculas se aceleran y se rompen más puentes de hidrógeno, hasta que se
alcanza el punto de ebullición y las moléculas de agua se liberan una de otra, pasando al estado de
vapor.
Esta propiedad térmica del agua es la responsable de que actúe como modulador eficaz de la
temperatura climática y regulador térmico de los seres vivos. La elevada capacidad calorífica del
agua, acoplada con el elevado contenido de agua en la mayoría de los organismos, ayuda a
mantener la temperatura interna del organismo. La evaporación del agua se utiliza como
mecanismo de enfriamiento, así por ejemplo, una persona puede eliminar hasta 1200 g de agua
diariamente en el aire espirado, sudor y orina, y la pérdida de calor asociada puede representar
aproximadamente el 20 % del calor total generado por el metabolismo celular.
En sus estados más habituales, el agua se presenta en tres formas: una sólida (hielo), una líquida
(llamada simplemente agua) y una gaseosa (vapor de agua). No son los únicos estados posibles, ya
que existen diferentes formas de hielo, según como cristalice.
A una presión ambiente de 101 kPa (1 atm), el agua se encuentra en forma de hielo por debajo de
la temperatura de fusión 273.15 K (0.00°C) y de agua por encima de esta temperatura hasta la
temperatura de ebullición 373.13K (99.98°C). Por encima de esta temperatura se encuentra en
forma de vapor de agua.
La temperatura de fusión y la de ebullición son funciones de la presión.
A una presión mayor la temperatura de ebullición se eleva. Así, a una presión de 400 kPa, la
temperatura de ebullición es de 417 K (144°C). Este es el principio de las ollas a presión, que
consiguen alcanzar una mayor temperatura en forma líquida.
Si tenemos una cantidad de agua (líquida) a una cierta temperatura y la presión a la que se
encuentra es superior a la que produciría ebullición a esa temperatura, se dice que es un líquido
comprimido (ya que la presión exterior la mantiene en estado líquido) o líquido subenfriado (ya
que se encuentra por debajo de su temperatura de ebullición).
Esta es la situación habitual entre 0°C y 100°C a la presión de una atmósfera. A esta presión, el
agua tiene una densidad que es aproximadamente igual a 1000 kg/m³. Esta densidad, no obstante,
depende ligeramente de la temperatura
De esta tabla y esta gráfica, salta a la vista otra propiedad del agua que la hace diferente al resto
de sustancias: la densidad no disminuye monótonamente, sino que tiene un máximo. Esto quiere
decir que, en general el agua caliente es más ligera que el agua fría y por tanto, tenderá a ir hacia
la superficie, pero a temperaturas próximas a 0°C la tendencia se invierte y el agua más caliente es
más pesada que la fría. El máximo de densidad se alcanza a 4ºC. Esto es lo que se conoce como
anomalía térmica del agua.
Archivo:pez-fondo-agua.png
Esta propiedad permite que el agua de un lago no se congele por completo. Si no hubiera
anomalía, el agua más caliente quedaría en la superficie, donde se iría enfriando, cayendo al fondo
y siendo sustituida por agua caliente, que se enfriaría a su vez, etc, hasta que todo quedara
congelado. Al existir la anomalía esto no se produce porque el agua más caliente se queda abajo y
el calor solo se pierde por conducción y no por convección, lo que es mucho más lento.
\beta(20^\circ\mathrm{C})=2.07\times 10^{-4}\mathrm{K}^{-1}
El agua posee un calor específico que también es función de la temperatura pero que, de nuevo,
varía poco en el el rango de 0°C a 100°C, siendo su valor
c=4.18\,\frac{\mathrm{kJ}}{\mathrm{kg}\cdot\mathrm{K}}
El vapor de agua no siempre se puede tratar como un gas ideal, ya que la cohesión entre sus
moléculas provoca que se aleje de la hipótesis de gas ideal (que supone que las partículas no
interactúan entre sí). No obstante, para altas temperaturas y bajas presiones (comparadas con las
de saturación) se puede hacer esta aproximación, al menos como primera estimación de los
resultados.
La densidad del vapor de agua en el punto de ebullición a una atmósferas es, según esta
aproximación
Dado que la densidad de masa del agua líquida a esta presión y temperatura es de 958.4 kg/m³
resulta que en el equilibrio térmico el agua es 1630 veces más densa que el vapor de agua.
5 Equilibrio agua-vapor
Cuando consideramos posibles situaciones con agua y vapor de agua (no consideramos el hielo)
tenemos tres posibilidades: que tengamos solo agua, que tengamos un equilibrio de agua y vapor,
o que tengamos solo vapor.
El criterio que nos permite establecer cuál de las tres situaciones se va a dar lo da la curva de
saturación. Esta curva da la temperatura de ebullición como función de la presión (o viceversa):
t_\mathrm{sat} (^\circ\mathrm{C}) psat(kPa)
0 0.6105
5 0.8722
10 1.228
20 2.338
30 4.243
40 7.376
50 12.33
60 19.92
70 31.16
80 47.34
90 70.10
100 101.3
Esta una tabla experimental a la cual se puede ajustar con bastante aproximación una curva casi
exponencial
Archivo:presion-vapor-agua.png
Para una presión dada, si la temperatura es menor a la de saturación tenemos solo agua en la fase
líquida (luego veremos que no es exactamente así). Se dice que tenemos agua subenfriada. Si la
temperatura es superior a la de saturación tenemos vapor sobrecalentado. A la temperatura de
saturación se produce equilibrio de fases y térmico entre las dos fases, que se dicen saturadas (o
que tenemos una mezcla saturada).
Si tenemos el mismo recipiente pero ahora en vez de ser rígido está cerrado por un émbolo y
desde fuera aplicamos una presión exterior pext (la atmosférica, por ejemplo), superior a la de
saturación a la temperatura del sistema, la presión del vapor que se forma no es capaz de soportar
el émbolo, empujado desde fuera, por lo que este impide la formación del vapor y tenemos solo
agua subenfriada. Si se formara una burbuja en el líquido lo haría a la presión de saturación a esa
temperatura. Puesto que la presión exterior es superior, la burbuja no puede llegar a formarse.
Si ahora en este mismo recipiente vamos subiendo la temperatura hasta que la presión de
saturación correspondiente iguale a la presión exterior, entonces el vapor es ya capaz de
compensar la presión exterior y permanecer en forma gaseosa. Es más, cualquier burbuja que se
forme en el interior del líquido lo hace también a esa presión, por lo que no desaparece, sino que
por el principio de Arquímedes se ve empujada hacia arriba. El agua pasa a la forma gaseosa de
forma turbulenta, burbujeando. Se dice que ha entrado en ebullición. Por eso la temperatura de
ebullición es la misma que la de saturación.