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Las operaciones de activo para las entidades financieras, implican prestar recursos
a sus clientes acordando con ellos una retribución que pagarán en forma de tipo de
interés, o bien acometer inversiones con la intención de obtener una rentabilidad.
Desde el punto de vista financiero, tanto para personas físicas como jurídicas, se
clasifican las operaciones, en general, en las que se realizan en el corto plazo como
las pólizas de crédito, el descuento comercial, anticipo de recibos bancarios,
factoring, tarjetas de crédito, etc., y los productos más habituales utilizados para
el largo plazo como los préstamos hipotecarios, préstamos personales, leasing, etc.
Las principales garantías que exigen las entidades financieras para dar conformidad
a las operaciones de crédito o préstamo son las reales: prenda e hipoteca, y
las personales: respondiendo de la deuda con todo el patrimonio presente y futuro,
o los avales de terceros que responden subsidiariamente del pago, en caso de que
el deudor principal no devuelva el dinero al banco.
Operaciones pasivas
Entre las distintas versiones jurídicas que amparan los diversos conceptos
de depósito y sus clasificaciones, conviene destacar la que realiza el Código de
comercio de manera circunstancial al referirse a la separación entre depósito
regular y depósito irregular.
Se denomina depósito bancario de dinero a aquel que realiza una persona física o
jurídica en una entidad de crédito, la cual se compromete a custodiar y devolver,
cuando el depositante lo exija o al vencimiento del mismo si se ha pactado un plazo
para la devolución, el dinero resultante del depósito constituido más el interés
fijado en el contrato por la libre disposición y uso que tiene la entidad del mismo,
puesto que el dinero entregado al banco pasa a ser propiedad de éste, para poder
realizar las operaciones de activo y, por lo tanto, la actividad bancaria. Adquiere el
cliente un derecho de crédito frente a la entidad por lo que, no sólo no paga por la
custodia en si misma, que constituiría el depósito mercantil, sino que es el banco
quien abona intereses precisamente por la disponibilidad de la cosa depositada.