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Artículo 1°: Los jueces que integran el Poder Judicial de la Nación podrán solicitar su
traslado a otro tribunal federal que se encuentre vacante siempre que se acredite el
cumplimiento de los siguientes requisitos:
d) El cargo del juez solicitante tenga una competencia en razón del grado que
sea igual o superior a la del cargo vacante.
f) Hayan transcurrido al menos cuatro (4) años desde la fecha de posesión del
último cargo del magistrado solicitante y hasta la fecha de la solicitud del tras-
lado.
Los requisitos previstos en los incisos b), c) y d) no serán exigibles cuando el interesa-
do haya obtenido un anterior acuerdo del Senado de la Nación para desempeñar la
función a la que pide su pase o cuando el traslado se deba a una reorganización de
juzgados o tribunales dispuesta por ley.
Artículo 2°: La solicitud de traslado deberá efectuarse por ante el Consejo de la Ma-
gistratura de la Nación, con expresión concreta de las causas por las que se lo solicita y
acreditando el cumplimiento de todos los requisitos establecidos en el artículo 1° de la
presente ley.
Artículo 4°: En los casos en los que dos o más jueces solicitasen el traslado simultá-
neo y recíproco de sus cargos, también serán de aplicación las disposiciones de la pre-
sente ley. En estos casos, la solicitud de traslado deberá ser suscripta y presentada de
forma conjunta.
A tales efectos, deberá consultar a los tribunales de alzada de los cargos afectados por
el traslado. Asimismo, podrá requerir informes o realizar una entrevista personal con
el magistrado solicitante, de considerarlo necesario.
Artículo 7°: Una vez dictado el decreto de traslado, el magistrado trasladado será
puesto en posesión de su nuevo cargo por el presidente de la cámara de apelaciones
de la jurisdicción.
El presente proyecto de ley tiene por objeto reglamentar los traslados de magistrados
del Poder Judicial de la Nación a los efectos procurar la más eficaz prestación del ser-
vicio de justicia.
Al respecto y en virtud del artículo 75, inciso 20, de la Constitución Nacional resulta
indudable que el Congreso de la Nación tiene plena competencia para establecer, or-
ganizar y modificar tribunales inferiores a la Corte Suprema de Justicia y, en tal con-
texto, establecer las reglas a las cuales debe sujetarse su jurisdicción, competencia,
ubicación, integración y funcionamiento.
Tal atribución debe ser compatibilizada con la garantía de inamovilidad de los jueces
federales, consagrada en el artículo 110 de la misma Constitución Nacional. Por ello,
el traslado de los jueces federales y nacionales sólo puede efectuarse con su consen-
timiento y conforme las pautas objetivas que al respecto fije la ley.
En tal sentido, puede citarse en primer término el caso “Grau”, de 1974, en el que la
Corte Suprema convalidó el traslado de un juez en lo contencioso administrativo de la
Capital Federal al juzgado federal de La Plata, considerando que no se afectaba la ga-
rantía de inamovilidad judicial ni las prerrogativas del Senado en la medida en que el
juez prestara su “consentimiento” y conservara igual “jerarquía” (Fallos 288:386).
Más adelante, la Corte Suprema reiteró el mismo criterio adoptado en los casos cita-
dos, agregando que “la inamovilidad de los jueces ha sido dispuesta por la Constitución
Nacional en previsión de una alteración de sus funciones, lo que no parece presentarse
en el caso en que se da, materialmente, un mero traslado dentro de la esfera del Poder
Judicial de la Nación, del que no surge el ánimo de constreñir al magistrado, ni de colo-
carlo en funciones radicalmente diversas de aquellas para las que oportunamente reci-
bió acuerdo para su designación del Senado de la Nación” (Fallos 313:330, voto del Dr.
Fayt).
Este último fallo, a su vez, precisa de modo cabal que en el caso de los traslados no se
afecta en modo alguno las prerrogativas del Senado. Ello es así aún después de la re-
forma de 1994, toda vez que las funciones del Senado en esta materia no sufrieron
modificaciones y que, tal como enseña Rosatti, “el acuerdo senatorial no debe enten-
derse en términos tan cerriles que impida el traslado del magistrado a un cargo de ‘la
misma jerarquía’ y con funciones que no resulten ‘radicalmente diversas de aquellas pa-
ra las que oportunamente recibió acuerdo’, cuando media consentimiento del concerni-
do” (Horacio D. Rosatti, “Tratado de Derecho Constitucional”, Rubinzal Culzoni, 2010,
t. II, p. 465).