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PÚBLICOS Y
COHESIÓN
SOCIAL
Intercambio de
experiencias y
orientaciones para
la acción
Juan Carlos Ruiz y Elena Carli, editores
El ambicioso proyecto generado por la
Municipalidad de Peñalolén para reunir a
un grupo de representantes de los gobier-
nos locales de América Latina y Europa en
torno a experiencias participativas de
rescate de espacios públicos dio como
resultado la transmisión de experiencias
y también los documentos que las relatan
y comunican.
Editores:
Este documento se ha realizado con la ayuda financiera de la Comunidad Europea a través del Programa
Urb-Al y en modo alguno debe considerarse que refleja la posición de la Unión Europea.
Fernando Aguirre, Josep Caubet, Valter Cavallaro, Ricardo Cofré, Marisa Cortese, Cacilda De Menezes,
Conrado Fernandez, Alberto García, Graciela García, Iria García, Ivonn Grilli, Catalina Guzmán, Josep
Lahosa, Natalia Lizana, Eduardo López, Jorge López, Leonardo Aracena, Norma Maray, Felix Martínez, Ali
Munive, Claudio Orrego, Joaquim Ortilles, Marina Pelfini, Josep Pera, Laudecina Pereira, Isabel Plá, Paola
Ramello, Andrés Ramos, Juan Carlos Ruiz, Felicià Sabaté, Lina Sañudo, Regina Serrano, Ricardo Scaff,
Marco Sorrentino, Cristian Sottolichio, Osvaldo Torres, Franz Vanderschueren, Johnny Vásquez, Carolina
Vernal, Sonia Villanueva y Alba Vidal.
Autores: Roberto Arnaudo, Valter Cavallaro, Álvaro Espinoza, Conrado Fernández, Natalia Lizana, Marina
Pelfini, Juan Carlos Ruiz, Martín Torres, Franz Vanderschueren y Elkin Velásquez.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación debe ser reproducida, almacenada en
algún sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o mediante cualquier medio
eléctrico, mecánico, fotocopia, grabación u otros medios, sin el permiso escrito previo de los editores.
5.3 Construir espacio público sustentable: sugerencias para
administradores y ciudadanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Roberto Arnaudo
Monitoreo y evaluación como herramientas de apoyo a la gestión. . . . . . . . . . . . . . 147
Álvaro Espinoza
6.1 Monitoreo y evaluación como herramientas de apoyo a la gestión. . . . 149
6.2 La evaluación de iniciativas de intervención en el espacio público. . . . 153
6.3 Participación de la comunidad en el monitoreo y evaluación . . . . . . . . . 156
Conclusiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Colaboración para recuperar el espacio público
Es mucho más lo que nos une que aquello que nos separa. Esa es una de las principa-
les conclusiones que podemos extraer del intercambio entre gobiernos locales e insti-
tuciones que nos enfrentamos diariamente al tremendo desafío de hacer del espacio
público un lugar de cohesión social, tanto en América Latina como en Europa.
No me queda más que agradecer a los gobiernos e instituciones que hicieron posi-
ble este trabajo. Primero, a la Comisión Europea, gracias a su programa de coopera-
ción con América Latina Urb–Al, quien financió esta iniciativa; a las ciudades socias;
a las entidades académicas que participaron de él e, igualmente, a otras institucio-
nes que a lo largo del proceso se fueron sumando.
Presentación
Sin embargo, en las últimas décadas, en Europa y América Latina y como conse-
cuencia de las transformaciones económicas y sociales en los centros urbanos y
sus fenómenos de emigración y procesos de urbanización, el rol del espacio público
ha cambiado. En él se generan conflictos sociales en los que muchas veces queda
de manifiesto la discriminación étnica, racial y la estigmatización social y/o econó-
mica, que no le permiten cumplir su función social. Se producen luchas de poder
por la ocupación territorial de ese espacio, las que pueden ser luchas entre pares, o
por razones económicas, raciales e intergeneracionales.
Por esta razón ha aumentado la percepción de que los espacios públicos y semi
públicos son lugares de inseguridad y exclusión ciudadana.
Alberto Hurtado de Chile y a la Asociación Amapola de Italia, quienes confiaron en
nosotros como coordinadores y dispusieron de sus mejores profesionales para el
éxito de este proyecto.
INTRODUCCIÓN
El proyecto
La presente publicación es el resultado del proyecto Urb–Al “Espacios públicos y
cohesión social”, de intercambio de experiencias entre las nueve ciudades socias:
Peñalolén, quien coordinó el proyecto; Ate, Badalona, Barcelona, El Salto, Medellín,
Rímac y Torino. Junto con ellas, como miembros asociados a cargo de la coopera-
ción técnica, participaron la Asociación Amapola de Italia y la Universidad Alberto
Hurtado, de Chile.
El escenario del intercambio ha sido diverso. En primer lugar, cada uno de los
municipios identificó los proyectos y experiencias en el espacio público llevados
a cabo en las ciudades; luego, fueron desarrollados dos encuentros internaciona-
les, en Badalona (noviembre de 2007) y Peñalolén (abril de 2008). Los protagonistas
de estas experiencias fueron representantes municipales y, por medio de ellos, los
actores de decenas de experiencias en que el espacio público ha sido el denomina-
dor común de los relatos y análisis. Los instrumentos para el intercambio fueron
las fichas de investigación general, la profundización gracias a los medios audiovi-
suales y los relatos de informantes calificados.
cohesión social, permitiendo a los demás socios un primer acercamiento a la reali-
dad de los otros y un espacio de diálogo.
Para el primer tema, el trabajo tuvo como base la revisión de todos los videos que
muestran las experiencias de los municipios participantes en el proyecto. Con res-
pecto al segundo, el trabajo fue grupal, para abordar las siguientes temáticas espe-
cíficas: participación, normatividad en el espacio público y trabajo colaborativo de
los distintos departamentos al interior del gobierno local.
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asociadas al espacio público o de solucionar conflictos producidos en él, a la vez
que tuvieron la oportunidad de aprender más de sus propias experiencias. La nece-
sidad de sistematizar y analizar lo realizado antes de transferirlo a otros hizo evi-
dente un conjunto de aspectos que permanecían en el silencio.
Está estructurado en seis capítulos que incluyen, junto con la discusión y presenta-
ción de propuestas, cuadros resumen de algunos de los proyectos más relevantes
intercambiados. La totalidad de las propuestas revisadas -en versión resumida y
completa-, así como el material audiovisual sobre los mismos, está disponible en
http://www.urbal-espaciospublicos.cl/2008/
Por su parte, el Capítulo 4 presenta los roles de los actores más relevantes en la cons-
trucción de espacios públicos cohesionadores (municipio, policía y comunidad); el
Capítulo 5 recoge los principales aprendizajes en torno a la sustentabilidad de las
intervenciones en el espacio público; y el Capítulo 6 propone algunas sugerencias
necesarias para el monitoreo y evaluación de las intervenciones. Finalmente, están
consignadas las conclusiones arrojadas por el proceso de discusión e intercambio
de experiencias de Urb – Al “Espacios públicos y cohesión social”.
11
CAPITULO
1
¿CUáL ESPACIO PÚBLICO
PARA CUáL CIUDAD?
Marina Pelfini
Arquitecta • Asociación Amapola • Torino, Italia
13
1
14
1.1 Para una definición de espacio público
Los espacios públicos asumen distintos roles para contribuir a la cohesión social:
Espacios reconocidos: son los lugares en los cuales los(as) ciudadanos(as) se reco-
nocen como miembros de una comunidad, creando su historia colectiva y ade-
cuándose a los cambios y a la innovación del tejido urbano. Sintetizan la historia
de los contextos donde están localizados y pueden ser símbolo de una zona o de
toda la ciudad.
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misma zona. Son -de hecho- el lugar privilegiado de una ciudad, en el cual se esta-
blecen y conviven relaciones, se construyen y entrelazan las identidades, los inte-
reses y las trayectorias individuales.
Para profundizar una definición de lo que es posible entender por espacio público
interesa fijarse en el uso que se hace de él, más allá de la oposición público-privado,
actualmente más difusa que en otros momentos históricos. Lo anterior se debe,
por una parte, a la creciente tendencia a la privatización de lo público y, por otra,
al carácter público que adquieren determinados espacios urbanos como, por ejem-
plo, los centros y lugares comerciales.
Además, en los espacios debe producirse una interacción significativa entre per-
sonas y grupos y de ellos debe hacerse un uso cuantitativa y cualitativamente sig-
nificativo. Como ampliará el Capitulo 2, esta interacción no se manifiesta siempre
gracias a relaciones positivas: tal vez produce conflictos más o menos latentes,
conectados a los distintos usos del espacio público y/o a la presencia de grupos
sociales marginales.
¿Cuáles son las características que permiten al espacio público asumir su función
en la construcción de identidad urbana y cohesión social?
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1.2 La ciudad contemporánea:
cuál espacio ofrece, cuál espacio pide
¿Qué hace de una plaza, una calle, un parque, un espacio público poblado, un lugar
de interacción y de integración comunitaria?
• Propio: el espacio público tiene que ser percibido como un bien común,
hacia el cual tener una actitud de responsabilidad y cuidado.
• Accesible y diversificado: todas las personas, los grupos y colectivos, tienen
que sentirse en derecho de acceder al espacio y utilizarlo de formas diferen-
tes. El espacio debe favorecer las posibilidades de expresión y de identifica-
ción, para propiciar las relaciones sociales, el conocimiento y la intercomu-
nicación. Con el tiempo, el espacio necesita adaptarse a situaciones nuevas
y diferentes, con el suficiente dinamismo para acoger nuevas sensibilidades
y opciones.
• Seguro: las personas tienen que sentirse libres de frecuentarlo sin riesgos para
su integridad y sin percibir inseguridad en los diferentes horarios del día.
• Funcional y acogedor: desde el punto de vista de las características físicas,
debe ser adecuado a los usos; estar bien integrado en el entorno urbano y,
sobre todo, haber sido pensado con un criterio de funcionalidad, además de
tener una calidad suficiente para que las personas lo consideren acogedor y
reconozcan en él una identidad propia. Por fin, es útil que sea conectado con
otros espacios públicos, sin restricciones físicas, legales o temporales.
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Uno de los factores considerado fundamental en el desarrollo de una comunidad
es el capital social, concepto multidimensional y dinámico referido a la estruc-
tura de una colectividad, y a la construcción de redes sociales de confianza que
permitan la valorización del contexto y el capital humano. Robert Putnam define
el capital social como la confianza, las normas compartidas y la participación a
la vida publica; todos elementos que caracterizan a la comunidad cívica que pre-
senta una organización social más eficiente, a diferencia de la menos cívica, donde
hay desconfianza, mayor riesgo y las leyes impuestas desde arriba son fácilmente
transgredidas.
El objetivo tiene que ser planificar las diferentes funciones de un espacio público,
organizado para ser un lugar capaz de estimular el imaginario y la interactividad
de sus usuarios(as) y, en paralelo, aparecer como un espacio de mediación para los
conflictos relacionados a su uso.
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Proyectos participativos.
El concepto de participación es utilizado cada vez más frecuentemente, y se funda
en el derecho de las personas a ser parte de las decisiones que, directa o indirecta-
mente, les atañen. Las modalidades participativas tienen como objetivo desarro-
llar nuevos métodos de relación entre los(as) ciudadanos(as) y la administración
pública. Al mismo tiempo, es una ocasión para experimentar conexiones distintas,
gracias a la diferenciación de intereses, necesidades, valores y historias de vida,
buscando un sentido de adhesión a la colectividad y cultivando relaciones signifi-
cativas, en contextos que permiten experimentar el sentido de comunidad.
Existen muchas prácticas que intentan involucrar a los ciudadanos sobre temas
como la planificación ambiental y arquitectónica. Por ejemplo, como lo muestran
las distintas experiencias que muestra la presente publicación, es posible llegar
a resultados muy interesantes gracias a la planificación de un parque con los(as)
niños(as) del barrio (ver Capítulo 3); nuevas iluminaciones planificadas con la cola-
boración de los(as) residentes (ver Capítulo 2), o a una plaza creada con la colabora-
ción de los(as) habitantes del sector (ver igualmente Capítulo 2).
Recuadro 1
Peñalolén, Chile
Recuperación de la Curva Oriental y conformación de Plaza Villa Lo
Arrieta.
La participación para crear espacios públicos sustentables.
El único espacio público del barrio era un basural. Los(as) vecinos(as) se
organizaron en conjunto con el Municipio, para diseñarlo, construirlo y
plantar flores: el basural se transforma en un lugar significativo, utili-
zado por todas y todos.
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Lugar a intervenir y objetivo
Espacio público utilizado como micro-basural, donde son consumidas drogas
y alcohol y han ocurrido delitos contra las personas. En el entorno del lugar
residen más de 1200 personas.
El objetivo principal de este programa fue involucrar a los(as) vecinos(as) en
todas las etapas de la planificación, desde el diseño hasta la construcción directa
del espacio a recuperar.
Metodología de trabajo
Se realizaron reuniones entre los(as) vecinos(as) y el municipio, para discutir el
diseño del espacio; así como recorridos diurnos y nocturnos para identificar la
utilización del espacio por la comunidad y los requerimientos de iluminación.
En la construcción de las obras trabajaron durante dos meses -los días sábado
y domingo- aproximadamente 50 vecinos(as), mediante un sistema de turnos,
mientras que durante la semana los encargados municipales continuaron con
las actividades.
Impacto / Efecto logrado
La recuperación del espacio -realizada en coordinación entre el municipio y la
comunidad- logró generar un mejoramiento concreto de un espacio que pasó
a ser significativo y proyecta una mayor sustentabilidad del trabajo realizado.
El micro-basural fue transformado en una plaza ‘abierta a la comunidad’ con
equipamientos infantiles y un escenario al servicio de los distintos grupos que
conviven en el sector. En esta experiencia, los(as) vecinos(as) son sujetos activos
que trabajan para la comunidad, la cual se ve fortalecida por el desarrollo de un
proyecto concreto.
Animación social.
Hacen parte de esta categoría todas las acciones que intentan individualizar y pro-
mover nuevas dinámicas de desarrollo y de adhesión a nivel local: desde los even-
tos culturales y deportivos, hasta los festivales y las jornadas temáticas. Son accio-
nes planteadas sobre una idea de desarrollo local, conectadas a las características
20
de los diversos contextos territoriales que, en diferentes etapas, expresan distintas
necesidades. Su fin es crear la confianza necesaria para que los grupos de intereses
presentes en el territorio -comunidades locales, instituciones políticas y privadas-
colaboren en el proceso de su desarrollo ambiental, social o económico.
Por esto, el espacio público se ha transformado en un lugar cada vez más defendido
y controlado, o ha sido ocupado por otros actores más fuertes, como los autos y la
organización de eventos turístico–culturales. En muchos casos, el espacio público
donde más se manifiesta la diversidad es, en realidad, aquel ocupado por usos pre-
dominantes, como por ejemplo la circulación viaria.
Esta actitud difícilmente deja lugar en este espacio al diálogo entre distintos acto-
res y a la interacción positiva que puede nacer desde la diversidad. Y, por lo mismo,
no puede ser la zona donde el mutuo conocimiento, el encuentro y la relación inter-
personal y grupal habrían de actuar como desmitificadores de realidades imagina-
das y como áreas de convivencia, de libertad y de construcción de ciudadanía.
Por el contrario, muchas veces el espacio público pasa a ser el lugar donde se
concretizan los miedos y se manifiestan los conflictos (ver Capítulo 2) motivando
a abandonarlo a quienes tienen posibilidades de utilizarlo, prescindiendo de lo
colectivo y pasando del parque al jardín privado, de la plaza al centro comercial o
del barrio a la urbanización, donde el individualismo campea a sus anchas.
Cuando esto sucede, el espacio público queda como un lugar residual e inde-
seable, reducto de aquellos que no tienen otras posibilidades, porque existe
un fenómeno de reocupación de ellos por parte de nuevos grupos sociales. En
algunos casos, esta reocupación del espacio abandonado por los(as) ‘viejos(as)’
ciudadanos(as) provoca también procesos positivos, de animación y de revitali-
zación, porque la presencia de nuevos(as) ciudadanos(as), portadores de culturas
y tradiciones en que puede existir una diferente percepción del espacio público
y de sus funciones, multiplica las modalidades de utilización de los parques y
plazas, a la vez que genera nuevos significados en la atribución de las funciones
21
del espacio mismo. Sin embargo, en otros casos esta reocupación preocupa a los
habitantes cercanos, que ven los espacios utilizados por diferentes maneras de
interacción (ver Capítulo 2).
Los inmigrantes no son los únicos actores con un rol ambivalente en relación al
espacio público. También los jóvenes ocupan una posición similar: ellos son, por un
lado, ‘agentes de vitalidad’, siendo los mayores utilizadores de calles, plazas y par-
ques; pero, por otro lado, también son los(as) actores del conflicto, frecuentemente
percibidos como principales responsables de acciones inciviles y desorden.
La confianza a la que hoy son llamadas las comunidades y los entes públicos es
a la capacidad de reapropiarse de los espacios públicos, reconquistándolos para
una utilización diferenciada, capaz de diferentes subjetividades, de hacer convivir
los diferentes tipos de utilización y de crear un ambiente agradable y seguro para
diferentes grupos de la población -vieja y nueva-, que los viven y los cruzan.
Desde este punto de vista, el conflicto no puede ser visto como un factor social
a ser eliminado, sino entendido como un elemento importante y potencialmente
positivo en los procesos de interacción. Es necesario pensar políticas públicas que
sepan gestionar los conflictos espaciales, atribuyendo valor planificador a las prác-
ticas espontáneas de uso y fruición de los espacios, mejorando la inclusión social
y cultural.
Mediación comunitaria
Una herramienta posible de usar es la mediación comunitaria, mecanismo alter-
nativo de resolución de conflictos, caracterizada porque la implementan agentes
comunitarios. Es una alternativa a la demanda social por una administración de
justicia más eficaz, tanto en términos de agilidad, economía y cercanía a las per-
sonas, como en cuanto a alcance territorial, pues es susceptible de ser aplicada en
diferentes contextos socioeconómicos y culturales.
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Asimismo, la mediación comunitaria responde a la necesidad de dotar a la comuni-
dad de instrumentos que les permitan resolver sus propios conflictos, de tal modo
que pueda ser prevenido un posible foco de conflicto de consecuencias mayores.
En sectores vulnerables, la mediación comunitaria tiene por objetivo resolver aque-
llos conflictos propios de la vida cotidiana por la vía de la articulación de media-
dores reconocidos y validados por la comunidad como agentes sociales, los cuales
tienen fuertes nexos sociales en la comunidad, en términos de redes de apoyo.
Por último, ayuda a la formación de una comunidad más autónoma, que por sí
misma resuelve parte de sus conflictos vecinales, sin la necesidad de utilizar la red
institucional existente. Con ello, la comunidad pasa a tener un rol significativo en
su devenir, como actor empoderado y responsable.
Recuadro 2
23
actividades espontáneas han sido formalizadas en una manifestación de carácter
socio-cultural y reglamentadas (con días, horarios, modos). La municipalidad ha
adaptado el área para poder acogerlas con espacios para estos grupos y servicios
higiénicos en número suficiente. Desde entonces cada verano se llevan a cabo
actividades de encuentro socio–cultural y los niveles de conflictos han bajado.
Espacios seguros
Es necesario plantearse, en primer lugar, la discusión sobre la seguridad en cual-
quiera de las dimensiones en boga en el último tiempo: pública, humana, urbana,
ciudadana, privada.
Actualmente, las ideas más comunes sobre la seguridad están relacionadas con el
respeto a la integridad física y al temor a que ella sea violentada; sin embargo, la
seguridad no es la mera ausencia de agresión o temor, ya que el valor de la seguri-
dad apunta a la certeza de que al individuo le será respetada la integridad física, psi-
cológica y social. El enfoque de la seguridad propuesto aquí va más allá de las múlti-
ples formas de violencia y delincuencia, puesto que en la seguridad se juega no sólo
la vida de la persona individual, sino igualmente la de la sociedad y de la ciudad.
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Lo que determina sus condiciones de inseguridad no son sólo los episodios crimi-
nales -robos, asaltos contra la persona y el patrimonio- sino que entran en juego
también sus características relativas a la degradación ambiental y social. Un espa-
cio descuidado, rodeado por edificios depreciados y sucio; aquel donde ocurren
fenómenos de ilegalidad o concita la presencia de sujetos que no le dan un uso
apropiado, es inevitablemente percibido como un espacio inseguro.
El peso que estas conductas pueden asumir en un análisis sobre la calidad de vida
de las personas y en los usos de la ciudad en determinadas áreas permite que, muy
fácilmente, estos temas estén al centro del debate político y mediático sobre la
seguridad urbana.
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lizadora, porque tienden a vaciarla de sus características fundamentales de plura-
lidad, apertura y accesibilidad, produciendo fragmentación, separación y trazado
defensivo de los confines.
Una política sobre el espacio público que asuma una respuesta –también- a las
ansias sobre la seguridad. precisa tener dos deberes fundamentales: afirmar que
a la demanda de seguridad no hay respuestas definitivas; que no es posible elimi-
nar el riesgo ni sacrificar la libertad de los(as) ciudadanos(as) en su nombre; y el
deber de buscar caminos alternativos que den respuestas concretas por la vía de
diferentes métodos: transformando los usos de los espacios públicos en algo más
denso y culturalmente rico, e imaginando formas de control social no represivo ni
exclusivamente policial.
La prevención social es el conjunto de los medios para eliminar, o reducir, los fac-
tores de criminalidad actuando sobre sus causas sociales; se realiza por medio
de intervenciones en algunas áreas (barrios o ciudades enteras) para favorecer el
desarrollo socio económico y mejorar las condiciones de convivencia. Los progra-
mas de prevención comunitaria pueden referirse a la organización y la defensa de
la comunidad, reconstruyendo el control social informal gracias a la movilización
de los(as) residentes, el desarrollo de la comunidad y la dimensión comunitaria, así
como al mejoramiento de las condiciones de viviendas y servicios.
Las relaciones entre el ambiente urbano y sus usos han sido objeto de análisis y
estudios, sobretodo desde el principio de los años 60. Puede ser útil recorrer sin-
téticamente la historia del enfoque ambiental de la seguridad urbana: si bien
algunas de las respuestas ofrecidas por los(as) expertos(as) han estado demasiado
cerca de un determinismo arquitectónico/urbanístico, estos estudios han forjado
herramientas útiles en la comprensión del desarrollo de las dinámicas en los usos
de los espacios urbanos. Del mismo modo, han hecho evidente cómo una buena
planificación, en las formas, materiales y funciones previstas para un espacio
público, puede ser importante al momento de potenciar la frecuencia de uso y los
usos positivos, elementos importantes para promover la cohesión social.
Como planificar y construir un espacio a prueba del crimen. Resulta difícil certificar un espacio en
este sentido, a diferencia de lo que puede hacerse en relación a la seguridad anti incendios.
26
El primer grupo de estudios sobre los aspectos ambientales de la seguridad urbana
está concentrado en la obra de la antropóloga estadounidense Jane Jacobs. En Vida
y Muerte en las Grandes Ciudades Estadounidenses (1961) gracias a una atenta
observación del sector de Nueva York en el que vivía, individualiza algunas caracte-
rísticas ambientales que hacen un barrio seguro. Analiza las relaciones entre los(as)
vecinos(as), lo compacto del tejito social, las funciones y tipologías de los edificios.
Sus resultados pueden ser resumidos en tres elementos fundamentales:
Este diagnóstico lo llevó a proponer nuevos tipos de barrios, en los cuales los espa-
cios abiertos están claramente divididos entre privados y públicos, y los edificios
tienen una morfología que favorece todo lo posible la vigilancia informal.
Otros estudios analizan la ‘geografía del crimen’ tomando en cuenta las relaciones
con el ambiente construido por otros puntos de vista, por ejemplo la accesibilidad
del área. Las tasas de crímenes de rapiña y hurtos están muy condicionadas por
la facilidad de acceso a una zona, por lo que esa variable fue acentuada por las
teorías sobre la oportunidad de accesibilidad y la presencia de vías de escape. Esas
conclusiones son confirmadas por estudios realizados sobre los datos de las entre-
vistas con los transgresores.
27
partiendo del poco mantenimiento, desde el simple desorden, la situación de un
área puede gradualmente agravarse llevando a un estado de gran inseguridad.
La historia reciente de las ciudades ha puesto en evidencia cómo una mala pla-
nificación y un escaso o ausente mantenimiento de un espacio urbano pueden
contribuir al proceso de degradación física y social de un área. Los episodios más
conocidos, a veces precisamente porque implicaban la demolición de edificios o
barrios enteros, muestran de qué manera al llegar a situaciones criticas de invisibi-
lidad sumadas a errores de planificación urbanística y arquitectónica se ha gene-
rado una degradación del tejido social. Lo mismo sucede cuando se elige, de modo
recurrente, destinar porciones de ciudad únicamente a una parte de la población
extremamente desfavorecida, lo que es riesgoso desde el punto de vista social.
Los dos fenómenos pueden tener un espectro muy amplio para impedir que los
espacios públicos puedan desarrollar su propia función de referente para la comu-
nidad. Es muy difícil que los espacios públicos donde hay una degradación ambien-
tal o social puedan ser lugares de encuentro o integración. Por el contrario, podrán
ejercitar un rol activo en alimentar el miedo de los habitantes: edificios abando-
nados o descuidados, rayados en los muros, faroles rotos, calles sucias podrán
ser leídos por los(as) ciudadanos(as) residentes, o sólo de pasaje, como señales de
alarma por cuatro motivaciones:
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• La presencia en aquella área de sujetos ‘peligrosos’, que han producido esas
señales.
• La falta de control por parte de las fuerzas de orden, tanto que los(as) res-
ponsables han podido actuar sin problemas.
• Abandono por parte de las instituciones, que no se hacen cargo de la solu-
ción del problema.
• La debilidad de la comunidad local, que no es capaz de crear un ambiente
ordenado y probablemente ‘hospeda’ a los elementos peligrosos.
Recuadro 3
29
subir por esta vía hasta el sitio Palos Verdes, girar hacia el norte por la carrera 45
hasta llegar a la calle 93 y bajar al occidente por esta calle hasta llegar al Parque
de Aranjuez.
El sistema tiene estaciones localizadas cada 500 metros con paradas fijas, lo que
permite la entrada y salida ágil y organizada de los(as) pasajeros. Sus modernos
buses no pueden exceder los límites permitidos de velocidad y cuentan con la
última tecnología de emisión de gases, frenado y suspensión, entre otros. Al
movilizarse por vías en donde no tendrán que competir por el espacio con otros
vehículos, bajarán los tiempos de recorrido. El recaudo es por medio de una
tarjeta inteligente, integrada con el Metro.
En los últimos años, la planificación ha sido utilizada muchas veces para asegurar
condiciones de seguridad en los espacios públicos, siguiendo una de las rutas posi-
bles: poner el acento mayormente en atraer ‘buena frecuentación’ o animación, o en
rechazar a personas ‘indeseadas’ o ‘peligrosas’. La primera línea de acción intenta
30
crear espacios acogedores, agradables, ricos en ofertas. La segunda, confía en ele-
mentos disuasivos, que desaniman a los(as) frecuentadores(as) no deseados(as).
Pero muchos de estos últimos sistemas terminan por desanimar no solamente a
los ‘indeseados” sino a cualquier frecuentador. Por ejemplo en las paradas o esta-
ciones los asientos son pocos, muchas veces están escondidos y generalmente son
incómodos. Debido a ello, se percibe un sentido de rechazo, de hostilidad por parte
del lugar o de quien lo ha ideado.
31
Por lo tanto, es necesario prever acciones integradas obrando, por un lado, sobre
los aspectos ambientales y físicos –entre ellos, la ubicación de las paradas, el tipo
de cobertizo y de vagones o medios utilizados-, y sociales, confiando en las rela-
ciones entre las personas (pasajeros, controlador, animador social…) para intentar
eliminar el clima de aislamiento o tensión que puede generar la percepción de
inseguridad o la inseguridad real.
En primer lugar, la organización del flujo del tráfico: la posibilidad de acceder a una
calle y la velocidad con la que se viaja pueden tener muchas consecuencias sobre
la seguridad de quienes viajan en vehículos motorizados así como de los peatones.
Igualmente influyen en la multifuncionalidad de aquel espacio; es decir, sobre la
posibilidad de que sea utilizado por distintos tipos de usuarios(as).
En segundo lugar, los aparcamientos pueden ser pensados para mejorar la circula-
ción y la vivibilidad de los espacios.
Por lo tanto, nos parece importante volver a subrayar que una planificación atenta
al uso y a la vivibilidad de los espacios públicos debe poner en relación las inter-
venciones con el contexto urbano -intentando asegurar un ‘mix’ social y una mul-
tifuncionalidad de los espacios- y basarse en el concepto de ‘vigilancia natural’,
es decir utilizando todos los instrumentos a disposición (personas, automóviles,
medios de transportes públicos).
32
BIBLIOGRAFIA
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García, I. (2008) Conflicto y espacio urbano. Barcelona [s.e.].
Innerarity, D., El nuevo espacio público, Espasa Calpe. Madrid, 2006.
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2006 – 2007.
Putnam R., La tradizione civica nelle regioni italiane, Mondadori. Milán, 1993.
Ruiz, J. C. y Vanderschueren, F., Base conceptual de la seguridad en: Arnaudo, R.
y Martin, L. (Eds.) Consolidación de los gobiernos locales en seguridad
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Vicherat, D., ¿Qué tienen en común la identidad, el espacio público y la democracia?
Algunas reflexiones sobre los conceptos, en Segovia, O. (Ed.) Espacios Públicos
y Construcción Social, Ediciones Sur. Santiago de Chile, 2008.
33
CAPITULO
2
LUGARES CONTENDIDOS,
ABARROTADOS, ABANDONADOS:
EL CONFLICTO TRANSFORMA EL
ESPACIO DE LA CIUDAD
37
riesgo; los usos diversos del espacio por personas y grupos diferentes generan una
desconfianza instintiva, basada la mayoría de las veces en prejuicios. Al añadir a la
diversidad factores como las situaciones de desigualdad social, de género o de cul-
tura, las posibilidades de conflicto se multiplican exponencialmente. En este con-
texto, las migraciones, como efecto inevitable de la globalización, desestructuran
los modelos sociales e introducen nuevos elementos de tensión en los mecanismos
regulatorios de las relaciones sociales. Así, en algunas situaciones la inmigración
es asociada con la violencia, la mayoría de las veces sin fundamentos objetivos.
38
tancia, su visión de la realidad. Raza, religión sexo, ocupación, país o zona geo-
gráfica, situación socio económica, etc.,. son factores que determinan la ads-
cripción a una cultura concreta, y, dentro de ella, a una subcultura específica.
Evidentemente, estos no son conceptos estáticos, sino permeables a múltiples
influencias y modificables.
39
Deterioro urbano
La rápida expansión de las ciudades, la creciente urbanización, y la concentración
de la población y actividades en los núcleos urbanos centrales, producen la desarti-
culación en la planificación, uso y mantenimiento de los espacios exteriores. Estos
hechos son algunas manifestaciones culturales resultantes de un proceso de trans-
formación económica y territorial asociadas a la globalización (Fernández, 1993).
Recuadro 4
Barcelona, España
Ley de Mejora de Barrios y Pueblos
Una intervención integral para enfrentar el deterioro urbano
Frente al deterioro social y económico, el Ayuntamiento propuso un plan
transversal de recuperación. Se trabaja tanto sobre el espacio público
como sobre las viviendas, en la recuperación económica y la promoción
social.
Lugar a intervenir y objetivo
Barrio Pueblo Seco, donde residen cerca de 40.000 personas. De ellas, alrededor
de 10.000 provienen de países extra-comunitarios debido, principalmente, a la
disponibilidad y bajo precio de viviendas (viviendas vacías, deterioradas y con
una población autóctona envejecida). Este barrio se caracteriza por una alta
densidad demográfica y deficientes espacios públicos.
El objetivo principal fue realizar una intervención pública de grandes dimensiones,
en diversas áreas del barrio: acceso a viviendas de mayor calidad; mejoramiento,
cuidado y ampliación de los espacios públicos; incentivo a la generación de
servicios. Todo ello con el fin de generar una recuperación económica y social
del barrio.
Metodología de trabajo
El Ayuntamiento desarrolló un plan de trabajo a gran escala en el barrio,
las viviendas, los espacios públicos, los servicios (siendo los principales los
sanitarios, educativos, comerciales, gubernamentales y de salud). En general, fue
una recuperación infraestructural del barrio, generada desde la autoridad local.
40
Impacto / Efecto deseado
Gracias a la Ley de Mejora de Barrios y Pueblos que requieren una atención
especial, el Ayuntamiento de Barcelona y el Departamento de Política Territorial
y Obras Públicas de la Generalitat de Catalunya han dotado al barrio de Pueblo
Seco de una intervención centrada en los siguientes campos:
• Mejora del espacio público y dotación de espacios verdes.
• Rehabilitación de los elementos comunes de los edificios.
• Provisión de equipamientos para el uso colectivo.
• Fomento de la sostenibilidad del desarrollo
• Incorporación de las tecnologías de la información en los edificios para
permitir la instalación de cableado u otros sistemas.
• Accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas.
El deterioro está relacionado con los siguientes patrones de obsolescencia urbana
(Rojas et. al., 2004):
41
Recuadro 5
Salto, Uruguay
Proyecto ‘Nuevo Salto Nuevo’
Recuperación participativa de espacio público en el barrio Salto Nuevo.
Ante la necesidad de una perspectiva integral del barrio y de su deterioro,
los vecinos fueron invitados a participar del mejoramiento del espacio
público.
Lugar a intervenir y objetivo
En el barrio Salto Nuevo, uno de los más poblados de la ciudad y donde se
desplazan diferentes grupos, residen alrededor de 10.000 personas. Durante varios
años, el Ayuntamiento ha realizado trabajos parciales y focalizados en sectores y
problemáticas específicas, pero no una intervención a mayor escala e integral.
El objetivo principal es la propuesta de una revalorización del espacio público
como elemento generador de la cohesión social del barrio.
Metodología de trabajo
Fue realizado un tipo de intervención que afectó
a la totalidad del barrio y a los intereses de sus
distintos componentes, por lo que fue desarrollada
de manera conjunta con la población. Es decir, el(la)
vecino(a) tuvo un rol activo tanto en la definición de
las mejoras al espacio público, como en el trabajo
concreto de la recuperación.
Impacto / Efecto deseado
Los efectos de esta intervención son diversos. En primer lugar los trabajos
mejoraron los espacios públicos, y como la comunidad jugó un rol activo y en
la toma de decisiones, el vínculo entre ella y el espacio público se profundizó,
lo cual permite resignificar al espacio y tener mayores probabilidades de
sustentabilidad.
42
y la criminalidad creciente en estos espacios tiene como consecuencia la atomi-
zación social, el declive de la participación, el consiguiente abandono de dichos
lugares y la baja calidad y acceso a los servicios públicos urbanos. La violencia y
la criminalidad erosiona el capital social y dilapida los pocos recursos que los(as)
habitantes poseen para una mejor calidad de vida.
Recuadro 6
Medellín, Colombia
Proyecto ‘El Centro vive’
La recalificación física como presupuesto por un espacio público
accesible y seguro.
El centro de Medellín es uno de los espacios más densos –de personas y
de problemas– de la ciudad: habitantes en situación de calle, prostitución,
comerciantes informales... “El Centro vive” es un intento de poner en orden
este espacio caótico empezando por el espacio público.
Lugar a intervenir y objetivo
El centro de la ciudad de Medellín es un espacio donde más de 6.000 habitantes en
situación de calle viven y/o deambulan por sus vías, más de 5.000 comerciantes
informales ocupaban indebidamente el espacio público y cerca de 3.000
personas estaban envueltas en situaciones de prostitución o explotación
sexual infantil.
La movilidad peatonal y la seguridad vial tienen en el centro uno de los
puntos críticos y es innegable que durante años ha sido una caótica ‘terminal
de transporte’, una de las zonas de la ciudad con mayores problemas medio
ambientales y donde la tasa de homicidios es la más alta de toda la ciudad.
43
El objetivo principal fue el desarrollo de importantes obras físicas: el mejoramiento
de la movilidad (tanto de vehículos como de peatones), la consolidación del
espacio público como escenario para el encuentro y la protección del medio
ambiente y también la mantención de los equipamientos y servicios públicos.
Metodología de trabajo
La forma de puesta en práctica de estos proyectos surgió desde el gobierno de
Medellín, y estuvo basada en el desarrollo de diversas obras físicas orientadas a
darle más orden al funcionamiento de la zona centro de la ciudad.
Impacto / Efecto deseado
El programa ‘El Centro vive’ tiene entre otras metas la construcción y consolidación
de los siguientes parques: intervención física del Parque Norte, Parque Jardín
Botánico, Parque Explora, Centro Cívico San Lorenzo y Plaza de Cisneros; la
formulación de un proyecto urbano integral que promueva el desarrollo de los
ejes Carabobo y la Playa y la adecuación y articulación de cuatro kilómetros de
calles, andenes y espacios públicos de los corredores urbanos y parques en el
cuatrienio.
Busca desarrollar iniciativas que concierten los puntos más vitales del centro,
por medio de acciones físicas y de gestión encaminadas a tejer este territorio e
integrarlo desde el espacio público, los equipamientos, la movilidad, la cultura,
la educación, la ciencia, la tecnología y la recuperación de la vivienda en todos
niveles socioeconómicos, mediante la formulación e implementación del Plan
Especial del Centro.
Incluye también el mejoramiento y adecuación de calzadas entre San Diego y
los puentes, el arreglo de andenes y del separador central, entre Argentina y
Amador; y la reposición de redes de servicio: dotación de mobiliario urbano e
iluminación peatonal, pasos peatonales, colocación de línea táctil para personas
con movilidad y visión reducidas y arborización.
También fue realizado el cambio de las placas de concreto de la vía, la
reorganización de los andenes alineando paraderos, módulos de ventas y
árboles, despejando los andenes para el aprovechamiento de este espacio
por parte de los(as) peatones(as). En el separador central fueron instaladas
‘montañas’ de colores con el fin de impedir el paso de los peatones por el medio
de la vía y motivarlos a cruzar por los pasos peatonales y disminuir así la tasa de
accidentes en esta vía.
Contaminación e insalubridad
En todas las ciudades existen problemas de contaminación e insalubridad; por
ejemplo, la contaminación del aire y el ruido, los basurales de desperdicios sóli-
dos incontrolados o la contaminación de los cursos de agua. Dichos fenómenos
44
constituyen una dificultad en los espacios públicos, pues tienen repercusiones
importantes sobre la salud, difíciles de determinar pero que deben ser tomadas
en cuenta.
Recuadro 7
Peñalolén, Chile
Plaza de Ramón Carnicer
La participación para crear espacios públicos sustentables.
El único espacio público del barrio era un basural. Los(as) vecinos(as) se
organizaron y, en conjunto con el Municipio, lo diseñan, construyen y
plantan flores. Finalmente, el basural llega a ser un lugar significativo y
utilizado por todas y todos.
Lugar a intervenir y objetivo
Recuperar un espacio público ubicado en un sector de más de 1200 residentes,
donde existen poblaciones de alta vulnerabilidad social. El lugar era utilizado
como microbasural, por lo que se habían masificado plagas de ratones que
contaminaron todo el sector. Asimismo, la oscuridad del lugar configuraba un
espacio con poca vigilancia que facilitó la ocurrencia de delitos.
45
El objetivo principal de este programa fue involucrar a los(as) vecinos(as) en todas
las etapas de la planificación, desde el diseño hasta la construcción directa del
espacio a ser recuperado.
Metodología de trabajo
El Municipio entabló conversaciones con los(as) vecinos(as) del sector respecto de
la posibilidad de recuperar este espacio; e indagó en la disposición y capacidades
organizativas existentes en la comunidad para realizarlo de forma conjunta.
El proyecto comenzó con la realización de reuniones en las que participaron la
Junta de Vecinos y los encargados municipales del Programa de Recuperación de
Espacios Públicos (REP), específicamente del área de Operaciones. El objetivo de
estas reuniones consistió en acordar el diseño del espacio, siendo la idea de base
que este concordara, por una parte, con las necesidades de los(as) vecinos(as) y,
por otra, que fuera un diseño armónico y adecuado a los recursos disponibles
en el Municipio. En la construcción de las obras trabajaron los días sábado y
domingo los(as) vecinos(as), mediante turnos; mientras que durante la semana
los encargados municipales continuaban las actividades.
Impacto / Efecto deseado
La recuperación del espacio, realizada en coordinación entre el Municipio
y la comunidad, logró generar un mejoramiento concreto de un espacio
transformándolo en significativo, lo que proyecta una mayor sustentabilidad del
trabajo realizado. Como resultado de este proceso participativo fue construida
una plaza con juegos infantiles, escaños y luminarias, que permiten el encuentro
de todos(as) los(as) vecinos(as) de la zona recuperada. En esta experiencia, los(as)
vecinos(as) fueron sujetos activos que trabajaron para la comunidad, la cual se
vio fortalecida por el desarrollo de este trabajo específico.
46
2000). La transformación urbanística de los últimos años, junto con los cambios
demográficos y sociales y los procesos migratorios, han favorecido modificaciones
estructurales en los espacios públicos. Hoy una gran diversidad de personas convi-
ven en una misma comunidad de vecinos y vecinas, con costumbres y maneras de
vivir diferentes entre sí lo que, en ocasiones, puede generar incompatibilidades o
situaciones de conflicto en la convivencia vecinal.
Recuadro 8
Barcelona, España
Proyecto Jardines de Mediterránea
Intervención integral para el mejoramiento de la convivencia.
¿Que pasa cuando niños y niñas, jóvenes, adultos mayores, mujeres, e inmi-
grantes quieren utilizar el mismo jardín? Por medio de la animación social
y coordinando desde el barrendero hasta el guardia urbano se apunta a
una intervención integral que lo haga un espacio de todos y todas.
Lugar a intervenir y objetivo
En este caso se trató de espacios públicos situados en el interior de varios
bloques de edificios de titularidad privada, los que hacen de pantalla. Están
enmarcados en una zona relacionada con la actividad comercial: mercado
municipal de la Marina y comercios de la calle Mare de Deu del Port. En este
http://www.casaldelraval.org/INTIEspanyol.pdf
47
sector, los(as) vecinos(as) percibían la existencia de áreas sucias y descuidadas,
tanto en el interior de los jardines como en los pasillos de conexión con el
exterior. Además, había una trasgresión persistente de la normativa por parte
de los(as) encargados(as) de los locales situados en la zona, ruidos y peleas
entre jóvenes a altas horas de la madrugada, que eran una molestia constante
para los habitantes del barrio.
El objetivo principal estuvo orientado a revisar los diferentes usos del espacio,
para facilitar una buena convivencia entre los(as) usuarios(as).
Metodología de trabajo
En esta experiencia, la Municipalidad intentó facilitar la buena convivencia
buscando la complicidad y el compromiso del vecindario para el control y
buen uso de este espacio. Se buscó coordinar las diferentes actuaciones en
el espacio público, revisando la frecuencia de paso, los horarios y el tipo de
maquinaria con la que se hacen los servicios de limpieza, para acordar en qué
horarios era más efectiva y necesaria ésta.
Finalmente, fue revisada la zona -responsabilidad de Parques y Jardines- para
analizar los usos determinados en ella y acordar posibles cambios para la
mejora del espacio.
Impacto / Efecto deseado
El proyecto logró dinamizar el uso del espacio de los jardines por medio de
diversos incentivos, principalmente: gracias a la programación de actividades
familiares e infantiles y a la promoción de este espacio para que las entidades
de la zona se impliquen en dicha programación. Paralelamente, fue fomentado
el uso familiar de estos jardines
los domingos por la mañana, de
manera de convertir el espacio
en un lugar de encuentro para
padres, madres y niños(as) del
sector. Asimismo, fue crucial en
el desarrollo de la experiencia la
coordinación con otros servicios
o departamentos y la revisión de
diversos aspectos de los jardines
(equipamientos, etc.).
48
mente aguda en los países europeos, aun cuando en Latinoamérica la migración
intra e interregional -debido a conflictos armados y búsqueda de mejores oportu-
nidades- también es un fenómeno importante.
49
Recuadro 9
Este es un concepto de reciente difusión que designar la eficacia, calidad y buena orientación de
la intervención del Estado. También se utiliza el término gobierno relacional; y en muchas ocasio-
nes, la palabra gobernancia.
50
Reconversión y dinamización urbana: la complejidad del deterioro urbano de los
espacios públicos implica dimensiones tanto sociales (empobrecimiento), eco-
nómicas (precarización del empleo), históricas (formas de poblamiento) y físicas
(obsolescencia funcional). Debido a ello, es un factor común a diversos proyectos
el proponer medidas integrales, que incluyan junto con el mejoramiento físico, su
reactivación en distintos ámbitos, tales como el potencial económico, comercial,
o laboral; educativo, la calidad de las viviendas y la integración social, gracias a
medidas sustentables desde la perspectiva medioambiental.
51
un control de pisos (departamentos) empadronados y acciones para disminuir la
sobreocupación de éstos, mediante acuerdos con la población inmigrante; en lo
laboral se ha intentado promover el potencial económico de ciertas actividades
informales por medio del involucramiento directo de los grupos inmigrantes que
las llevan a cabo.
A continuación, presentamos una matriz que muestra las dimensiones del conflicto
en el espacio público. Está elaborada como síntesis de las experiencias realizadas
en el espacio público por parte de las nueve ciudades socias del proyecto Espacios
Públicos y Cohesión Social.
En el eje vertical aparecen los distintos tipos de conflictos asociados a los espacios
públicos que fueron descritos por las ciudades socias, correspondientes a dete-
rioro y declive urbano; crímenes, delitos y percepción de inseguridad; contamina-
ción e insalubridad; convivencia y, por último, inmigración.
Como ya hemos dicho, la lista total de proyectos, su descripción general y resumida, e información
audiovisual en el caso de los proyectos más emblemáticos, puede ser encontrada en http://www.
urbal-espaciospúblicos.cl/2008/
52
Matriz
Barcelona
• Espacio emblemá-
tico Solar C/ Alloza
Peñalolén
Contaminación • Plaza Colegio
e Insalubridad La Puerta
• Plaza Ramón
Carnicer
• Cancha tres
• Plaza Los Mares
• Curva Oriental
53
BIBLIOGRAFÍA
54
3
CAPITULO
Elkin Velásquez M.
Investigador • CIDS-Centro de Investigaciones sobre
Dinámica Social • Universidad
55
Externado de Colombia
3
56
La gobernanza urbana ha entrado a formar parte del lenguaje de los científicos y
de los responsables de la ciudad. Una primera aproximación del término insinúa la
idea de considerarla como inversamente proporcional a la conflictividad urbana.
Las ciencias sociales focalizan el conflicto social en términos del papel que juega
en aspectos como la formación de clases sociales, la estructuración socio-espa-
cial, la organización social, el régimen político o la estructuración económica. Y en
torno al conflicto se interesan en sus diferentes dimensiones y escalas, desde la
local hasta la internacional, en las fuerzas en conflicto y los factores que contribu-
57
yen al mismo, y en la evolución del todo y de sus partes. En el abordaje del conflicto
social, una de las dimensiones que más interés despierta son las manifestaciones
de violencia.
Ciudad y conflicto
Ciudad y conflicto van de la mano. Como dice Signarelli (1999), las ciudades están
lejos de ser “sistemas equilibrados de relaciones humanas integradas y serenas: al
contrario, las ciudades han sido siempre el punto de máxima tensión de todo sis-
tema social, a causa de la marcada definición del trabajo que las caracteriza, de la
interdependencia de las funciones y del antagonismo de los intereses que de ellas
derivan”.
Lo cierto es que, con pocas excepciones, la ciudad tiende a ser evaluada casi siem-
pre de manera negativa por la gran cantidad de problemas que alberga: desde las
dificultades de sus sistemas funcionales propios (movilidad, flujos de información,
etc.), pasando por las dificultades en la provisión de bienes y servicios públicos
(salud, educación, vivienda, servicios públicos domiciliarios) y los ambientales,
hasta llegar a aquellos relacionados con la convivencia y la inseguridad.
A todo lo anterior, hay que sumar una conflictividad social inherente a la organi-
zación social, como ya dijimos, que en la ciudad alcanza niveles insospechados en
cantidad, diversidad y complejidad y que influye en los problemas mencionados.
Los psicólogos también mencionan el estrés asociado a un acelerado ritmo de vida,
la depresión, el aislamiento y la pérdida de identidad como complicaciones pro-
pias de la vida citadina. Todo esto constituye lo que algunos autores denominan
“patología social urbana”.
Para Goody (1988, citado en Signarelli, 1999), la ciudad nunca es igual para todos(as)
sus habitantes. Por ello, la conflictividad social es susceptible de asimetrías y hete-
58
rogeneidades. Es más, en la ciudad actual las oportunidades de unos(as) pueden
significar las conflictividades de otros(as). Para Borja (2003), la relación entre con-
flicto y ciudad es clara y para abordarla retomará tres grandes líneas de análi-
sis de la nueva realidad urbana: la fragmentación espacial, la desestructuración
social y el debilitamiento del papel del Estado. Las citas siguientes exponen dichos
planteamientos:
59
La ciudad alberga una serie de contraposiciones y dialécticas. Por ejemplo, la que
existe constantemente entre las esferas pública y privada; y aquella entre clases
sociales diferentes. Para Signarelli (1999) las ciudades y las metrópolis siguen
siendo los espacios colectivos disponibles para las clases subalternas; es decir, los
únicos donde es posible hacer circular la información y construir sistemas socia-
les de relevancia numérica. Borja va más allá, y explica que las dialécticas urbanas
se desarrollan por medio de una confrontación de valores, voluntades políticas,
intereses económicos y demandas sociales. Ello permite aventurarse a conside-
rar que la ciudad, por naturaleza, es esencialmente dialéctica. Y, en los términos
del mismo Borja, se trata menos del conflicto social simétrico y estructural propio
de la sociedad industrial, que de contradicciones transversales al conjunto de los
grupos sociales (ver cita siguiente).
60
nes políticas y económicas que afectan la vida de los ciudadanos…” son fenóme-
nos concretos que afectan, de manera distinta a los(as) ciudadanos(as) dando
pie a conflictos sociales. En todo caso, se trata de una conflictividad urbana
compleja, con visos de ambivalencia. Según Borja, en las demandas pueden
tener expresión reivindicaciones sociales legítimas, pero también actitudes con-
servadoras, defensoras de privilegios.
Una gran parte de los conflictos citadinos está íntimamente asociada a los compor-
tamientos sociales urbanos, que tienen lugar en una ciudad donde, según Ascher
(2001) “se multiplican las posibilidades de elección en todos los aspectos de la vida
urbana, en la localización de actividades y de trabajos, en las relaciones personales
y en el lugar de residencia, ocio y en la vida asociativa o política”. Esta multiplica-
ción de posibilidades para muchos(as) ciudadanos(s) también amplifica las posibili-
dades de interacción entre individuos y grupos en la ciudad, o como podría decirse,
entre territorialidades. Y todo ello trae consigo la eventualidad de un aumento de
las relaciones conflictivas.
Habría que tener en cuenta algunas recientes formas de interacción entre los(as)
ciudadanos(as) en el espacio público de la ciudad, articuladas a una serie de aspec-
tos de la sociedad contemporánea y que son fuente de conflictividad social:
61
interna en términos de movilidad. Pero los requerimientos de la ciudad no
van siempre acompasados con las adecuaciones en términos de infraestruc-
tura o de políticas del tiempo que regulen, para disminuir o hacer más fáci-
les, los desplazamientos cotidianos. La población activa tiene una movilidad
diversificada que genera nuevas demandas por lo que este factor es fuente
de nuevas segregaciones sociales, inequidades, ambiente de estrés y conta-
minación asociada a los combustibles fósiles que aún siguen primando en
gran cantidad de urbes.
• el tipo de conflictos
• la relación con los antagonismos generales de la sociedad
• la presencia de actores campesino-indígenas
• el carácter de los sujetos que se conforman al calor de estos conflictos
urbanos.
Como se ha visto más arriba, los conflictos sociales en la ciudad pueden obedecer
a dinámicas bastante diferentes. Unda (2004) reconoce tres tipos principales en
Ecuador. Primero, los “conflictos urbanos localizados”, es decir, aquellos relaciona-
dos con la vida en la ciudad y con el manejo local de dicha realidad. Segundo, los
conflictos vinculados con ejes de confrontación generales de la sociedad como un
todo, en los cuales los actores urbanos están involucrados. Los movimientos socia-
les campesinos o indígenas tienen a la ciudad como un sitio de confluencia para
sus acciones colectivas y algunos actores urbanos participan de dichos espacios,
como parte del movimiento social. Y, tercero, los conflictos que no necesariamente
62
tienen que ver con las ciudades o con los actores de la vida urbana, para los que la
ciudad es espacio de manifestación y amplificación. Esto hace que otras realidades
y problemas se vayan convirtiendo en parte de la vida cotidiana de las ciudades.
Las polarizaciones, los conflictos y las grandes discusiones del país en materia polí-
tica, económica o social modifican la conflictividad urbana, como indica Unda: “a
tal punto es la centralidad de estos ejes de conflicto, que incluso las temáticas más
‘tradicionales’ o ‘locales’ (servicios, por ejemplo) se ven atravesadas y reconstitui-
das por ellos”.
Sobre el carácter de los sujetos conformados al calor de estos conflictos urbanos, Unda
(2004) reconoce tres tipos de actores que construyen territorialidades diferentes:
Reviste esto mayor interés al recordar que una de las definiciones de lo urbano se desarrolla en
contraposición de lo rural.
63
• Un primer grupo en torno a conflictos locales, con acciones localizadas y
horizontes limitados a sus espacios inmediatos de actuación y de demanda.
En general, no sobrepasan los marcos establecidos de conducta social y se
desenvuelven dentro de lo permitido o lo inducido; sus formas de contesta-
ción o la creatividad social, con pocas excepciones, están circunscritas a lo
estrictamente necesario. Algunos pueden vincularse a las acciones colecti-
vas generales de los ejes centrales de conflictividad nacional, como parte de
las movilizaciones populares amplias.
• Un segundo grupo tiene una referencia nacional o general. Son grupos
pequeños focalizados, por ejemplo, en protestas contra de la OMC o el Alca,
así como a favor de causas ambientales. Muchas veces trabajan desde una
generalidad ideológica, no necesariamente articulada con necesidades y
aspiraciones inmediatas de la vida cotidiana.
• En el tercer grupo están aquellos actores que asumen dobles referencias: lo
local y lo nacional, lo particular y lo general, la economía y la política. Estos
actores conducen acciones relacionadas con demandas particulares; pero
articuladas a situaciones y condiciones generales que afectan a una mayo-
ría. Enlazan los conflictos particulares con los centrales. En Ecuador, según
Unda (2004), “vienen desde afuera de las ciudades: se trata del movimiento
indígena que (…) se convierte en punto de referencia, en invitación a la crea-
tividad y a la autonomía para los actores urbanos, que en estos momentos se
presentan más bien dispersos y aislados”.
Desde una perspectiva sistémica, un conflicto no aparece por una única causa.
Según Monroy & Fournier (1997), en general existe sí un evento desencadenante
que interviene en un momento en el cual hay un sistema en cuestionamiento y un
sistema emergiendo. Si esto es cierto, conocer el fenómeno desencadenante puede
llevar a descubrir las causas del conflicto. Por otra parte, un cierto tipo de evento
no necesariamente va a desencadenar sistemáticamente un conflicto, ni el mismo
tipo de conflicto. Su efecto depende del lugar y del instante. En términos territoria-
les, esto significa que el estado previo de un sistema incide en la emergencia o no
del mismo. Entender un conflicto implica la comprensión del estado del sistema en
que aparece o, como plantean Lecourt. & Baudelle (2004), los atributos del sistema
que alberga dicho conflicto en un territorio.
64
Los eventos espaciales pueden estar en el origen de una tensión y la categoría
resulta apropiada para analizar los determinantes territoriales de un conflicto
social localizado. El evento espacial surge en un territorio delimitado e introduce
un nuevo elemento, que modifica la organi-
zación y el equilibrio del sistema territorial.
Puede ser un proyecto específico, un ima-
ginario, un discurso, la acción de un actor
específico, un cambio en alguna variable
económica o social, o la evolución de un
proceso socio-cultural. Y será la proximi-
dad a actores específicos del sistema la que
determinará, en muchos casos, el desenca-
denamiento del conflicto.
65
2. Conflictos en las relaciones Estado-sociedad: emergen en la interacción
entre ciudadanos(as) y organizaciones sociales con la institucionalidad esta-
tal. Esta es una realidad de suyo conflictiva, pues siempre hay una situación
de reclamo y presión desde la sociedad sobre el Estado. La magnitud, vigen-
cia y tipo de conflictos generados en el marco Estado-sociedad, están rela-
cionados con la capacidad que tenga el Estado de garantizar los derechos
que ofrece a todos(as) los(as) integrantes de la sociedad y a la capacidad de
incluir intereses específicos de los colectivos sociales en la agenda pública.
Los conflictos de esta categoría surgen alrededor de tres vínculos constitu-
tivos de la relación: el vínculo funcional -qué hace el Estado y qué hace la
sociedad (los particulares)-, es decir, la ‘división del trabajo’ entre Estado y
sociedad; el vínculo material, es decir, la distribución del excedente social
entre el Estado y la sociedad, cómo se reparte la riqueza y quién aporta qué
recursos entre los distintos niveles de gobierno, las distintas localidades o
partes del territorio urbano y las diversas clases sociales; y el vínculo de la
autoridad y el poder: la distribución de poder entre el Estado y la sociedad,
lo que equivale a qué manda y qué controla el Estado y sobre qué manda y
qué controla la sociedad.
3. Conflictos en las alteraciones que genera la parainstitucionalidad: se dan en
el accionar de organizaciones ilegales que actúan en contra o paralelamente
al Estado para disputarle y suplantar su poder en el territorio. Además de las
posibles derivaciones o manifestaciones de violencia que pueda implicar, se
trata de un proceso de apropiación y ejercicio del poder; una forma de domi-
nación o poder absoluto soportada y reproducida gracias a las fisuras que
deja el Estado en su acción sobre el territorio. Muchos de esos resquicios
aparecen asociados a la inequidad y al desorden del desarrollo económico
en el territorio. Estos conflictos impactan y distorsionan. en mayor o menor
proporción. el sistema político, la administración del Estado, la organización
social y el desarrollo económico. Las mafias o grupos de criminalidad orga-
nizada a veces actúan en este ámbito.
4. Conflictos en las relaciones entre grupos y actores sociales: aparecen
en las relaciones entre diferentes grupos de actores sociales. Entre ellos,
es posible identificar conflictividades vecinales o comunitarias (pandilla,
barras bravas, problemas intrafamiliares o en el entorno escolar), conflicti-
vidades asociadas a transacciones y tráficos (en torno al expendio de licor y
o de drogas, al comercio de personas, de armas, de contrabando); conflicti-
vidades asociadas a sitios de concentración de actividad comercial (extor-
siones, agiotismos, delincuencia común, ruidos, problemas con vendedores
ambulantes, en torno a plazas de mercado); conflictividades asociadas a la
exclusión social y la intolerancia (problemas étnicos, inmigraciones, niños
en la calle, personas sin domicilio fijo, intolerancia frente al sector LGBT o
frente a jóvenes).
Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas
66
Elementos para el análisis de los conflictos territoriales
Determinar una problemática en términos de conflictividad implica reconocer los
conflictos existentes en la relación formal o informal de actores. Es necesario reco-
nocer las condiciones objetivas o subjetivas que definen el conflicto, la relación no
armónica, la disfunción o la contradicción. La Esap y la Fundación Buen Gobierno
(2004) proponen un grupo de condiciones para reconocerla (ver Cuadro 1).
Cuadro 1
Conocimiento consciente de los otros actores Percepción del ‘otro’ o de los ‘otros’ como con-
estratégicos. trarios o contrapartes.
Objetos que interesan a los diferentes actores. Percepción de objetos de interés común como
indivisibles o de acceso excluyente.
Modificaciones concretas de las circunstancias Sentimiento de afectación por las acciones del
iniciales como consecuente de acciones del ‘otro’
‘otro’.
Modificación de las circunstancias iniciales del Estímulo gracias a los ‘problemas’ causados al
‘otro’ por medio de acciones propias. ‘otro’.
10
Adaptado de Esap & Fundación Buen Gobierno, 2004.
67
Cuadro 2
Factores de problemática Desagregan e identifican los puntos nodales que dan origen a
las ‘áreas de problemática’ en cada dimensión.
Áreas de problemática Están referidas a marcos, en los que suceden las situaciones de
problemática de cada dimensión.
Agentes y agencias afectados Identifican los actores o sujetos (sociales, económicos o insti-
tucionales) involucrados en cada problema, ya concretamente
definido.
Conflictos definidos Son aquellas situaciones posibles de asumir como conflictos, las
que se sustraen del universo de ‘problemas concretos’.
Caracterización de conflictos Organizan los conflictos por períodos históricos apropiados para
el análisis; establecen y califican frecuencia (aislado, esporádico,
recurrente, permanente); localización (focal, local, regional,
nacional); medios de expresión (violencia física, acciones de pre-
sión sin fuerza física, mediación institucional, mixtos); énfasis
de impacto (económico, social, político, de seguridad ciudadana,
seguridad nacional y/o defensa, mixto) cobertura del impacto
territorial (local, distrital, regional y nacional)e intensidad (baja,
media baja, media, media alta, alta)de cada conflicto.
Permiten observar evolución y tendencia.
Acceso a los factores de manejo Califican la capacidad de acceso de cada instancia territorial a
los factores determinantes para el manejo de cada conflicto.
Este ítem considera los niveles municipal, distrital, departamen-
tal y nacional, así como tres grados: bajo, mediano, alto.
Utilizados por Esap & Fundación Buen Gobierno (2004) en análisis de conflictividad territorial en
Colombia.
68
Para caracterizar los conflictos sociales en la ciudad propiamente dicha, también
será útil tener en cuenta los planteamientos de Unda (2004) quien insiste en que
pueden responder a diferentes territorialidades, desde locales hasta globales. Una
mirada general a ellos permite identificar diversos tipos de actores presentes en
los conflictos:
Ver www.cpted.cl.
69
Desde la perspectiva de la teoría de actividades rutinarias, el espacio urbano
aparece como el telón de fondo, sumada la falta de vigilancia, al que concurren
víctimas y agresores potenciales dispuestos a cometer un delito. Si la rutina en
un espacio público incorpora la presencia constante de ciudadanos(as), esto
constituye un elemento de ‘vigilancia natural’ como la denominan los expertos
de la teoría del CPTED. Nelson, por ejemplo, (1986, 1995) propone la noción de
‘guardián’ o ‘vigía’ que puede, con su sola presencia, inhibir la ocurrencia del
crimen. Trabajos como los de Balkin & Houlden (1983) sugieren que la presencia
de funcionarios uniformados en la calle inhibe el delito y, adicionalmente, evita
la percepción de inseguridad. En este caso,
la teoría de las actividades rutinarias puede
servir como explicación complementaria.
Otras perspectivas prefieren hablar de la
apropiación del espacio público por parte
de la ciudadanía como elemento disuasivo
de delitos y conflictividades sociales.
70
Las dos teorías analizadas conciben al delito como un aspecto ‘normal’, que forma
parte de las rutinas de la vida social contemporánea. Por ello Garland (1996) ve el
crimen como un riesgo que puede ser calculado, prevenido o controlado y no como
una patología moral. Esta aproximación no está alejada de múltiples reflexiones
teóricas e investigaciones en ciencias sociales que abordan la conflictividad social
como un elemento sinequanon de las dinámicas sociales, inherente a la estructu-
ración de las sociedades (Coser, 1956; Freund, 1983). Esta perspectiva hace posible
cruzar claramente el análisis del delito con el de las conflictividades sociales, como
intenta este texto.
71
mitió este resultado sobre esta avenida, las cifras de los mismos delitos mostraron
aumentos significativos para el mismo período analizado en la Carrera 13, vía para-
lela a la intervenida.
Otro de los hitos urbanísticos de Bogotá ha sido la construcción del parque Tercer
Milenio en el centro de la ciudad (ver fotografías), zona urbanísticamente muy dete-
riorada en la cual se habían concentrado expendios de estupefacientes y una gran
cantidad de actividades delictivas, incluido el homicidio. El análisis de la concen-
tración del homicidio antes y después sugiere un efecto de desplazamiento de esta
actividad delictiva hacia otros sitios alrededor de esta zona, antiguamente deno-
minada El Cartucho (ver mapas antes y después). Por lo demás, el parque Tercer
Milenio aún dista mucho (en 2008) de haber sido apropiado por la ciudadanía y de
estar acompañado de un proceso de convivencia y cultura ciudadana.
1 2
3 4
72
Mapa 1
Sitio Parque
Tercer Milenio
Jacobs apunta al desarrollo de una apropiación del espacio público como, en última
instancia, la base de la convivencia social: “Una buena comunidad en las calles
73
maneja un maravilloso balance entre la determinación de las personas de tener pri-
vacidad esencial y sus deseos simultáneos de diferentes grados de contacto. Este
balance se da por pequeños detalles físicos manejados sensiblemente, practicados
y aceptados tan normalmente que se dan por garantizados”. (Jacobs, 1962). El ejem-
plo del “septimazo” en Bogotá también sirve para ilustrar esta perspectiva.
Ahora bien, es cierto que el mecanismo de vigilancia natural solo no basta para hacer
seguros los espacios públicos como lo sugieren Linden (1997) y Ramsey (1982). Sin
embargo, la evidencia muestra que la falta de este elemento en el diseño urbanístico
y arquitectónico sí puede contribuir a situaciones de incivilidad, como ocurre en las
soluciones de vivienda de interés social francesas (‘cités’) donde, además de otros pro-
blemas de índole social y de integración de comunidades principalmente de emigran-
tes, han ocurrido en fenómenos críticos de violencia urbana los últimos años.
En esas zonas intervenidas, las cifras de la violencia habían contribuido años atrás
a hacer de ésta una de las ciudades más violentas del mundo. En este período, y en
la comuna nororiental de Medellín, han sido desarrolladas grandes intervenciones
urbanísticas, que incluyen un sistema de transporte público por cable, así como
una gran biblioteca diseñada por un afa-
mado arquitecto internacional y numerosos
paseos peatonales y parques (ver fotos).
74
Recuperación urbanística del corredor de torres del Recuperación urbanística Paseo calle 106. Assesment of
Metrocable: paseo urbano Andalucía calle 107. Assesment Safety and Security Issues in Slum Upgrading Initiatives,
of Safety and Security Issues in Slum Upgrading Initiatives, Medellin-Case Study.
Medellin-Case Study.
75
Participación ciudadana en la planeación del proyecto de consolidación habitacional del sector de Juan Bobo:
a la izquierda, asamblea comunitaria y a la derecha, Taller de ‘Imaginarios’ (foto de www.edu.gov.co).
Entonces, habría que matizar: cuando las conflictividades sociales y los delitos no
sólo ocurren en el espacio público sino que se deben, en buena parte, a las carac-
terísticas o al diseño o al efecto del mismo, la intervención dará resultado. En caso
contrario, no ocurrirá así. Y dado que las conflictividades sociales en la ciudad res-
ponden a diferentes tipologías y a distintos orígenes, incluso extra-urbanos, habrá
que tener cuidado de no pretender solucionar un conflicto macro con la construc-
ción de una biblioteca o de un puente, por ejemplo.
Además, la evidencia muestra que no basta con tener la buena idea de intervenir
el espacio urbano. Hay que hacerlo de modo físico, pero también socialmente. Y de
manera integrada, como en el caso de los Proyectos Urbanos Integrales de Medellín.
En caso contrario, lo que puede generarse es un efecto de desplazamiento, como
demuestran los dos casos mencionados de Bogotá.
76
Un comentario final: los ejemplos discutidos de manera somera permiten presen-
tar la articulación entre intervención en el espacio público y manejo de las con-
flictividades sociales y prevención de la inseguridad en las ciudades de Bogotá y
Medellín. De todas formas hay que decir que aún es necesario recurrir a evalua-
ciones profundas que permitan identificar mejor los mecanismos que explican
dichas relaciones y el verdadero peso de las mismas en los resultados obtenidos. O,
incluso, comprender por qué no han funcionado bien o han tenido efectos inespe-
rados, cuando así haya ocurrido.
BIBLIOGRAFIA
77
Jacobs, J., Death of life of great american cities, Vintage Books. Nueva York, 1962.
Lecourt, A. & Baudelle, G., Conflits d’aménagement et proximité sociale: une
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y 2005. Mapa SUIVD-Sistema unificado de información sobre violencias y
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Latina. Clacso, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Acceso al texto
completo: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/rural1/rural1.htm.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, 2004.
78
4
CAPITULO
¿QuiÉn construye
espacio público?
Natalia Lizana
Trabajadora Social • Programa de Seguridad Urbana
Universidad Alberto Hurtado • Santiago de Chile
A partir de los cambios en el espacio público en las ciudades contemporáneas, se
vuelve relevante reflexionar sobre cuál es el rol del Estado en general y del muni-
cipio, en particular, en la puesta en marcha de una política urbana enfocada en la
construcción de espacios públicos cohesionadores. Para ello es necesario conside-
rar distintos elementos: el desarrollo de procesos de gestión urbana local, de par-
ticipación de las organizaciones sociales y de la comunidad no organizada, junto
con el empoderamiento de los distintos actores sociales y la obtención de prácti-
cas sustentables e institucionalizadas.
En primer lugar, que las autoridades locales asuman un rol de liderazgo, con la capa-
cidad de difundir pedagógicamente una visión política que conduzca el proceso de
intervención el cual, para ser efectivo, debe estar basado en un diagnóstico participa-
tivo de las necesidades locales. En este sentido, hay una clara división del trabajo con
el gobierno nacional, que implica autonomía pero que no excluye la colaboración.
81
económicos son vistos como coproductores de seguridad, lo que implica reconocer,
implícitamente, que el Estado no es el único en la definición e implementación de las
políticas, ya que la construcción de seguridad es responsabilidad de todos los agen-
tes del Estado, incluido el nivel local y también de las instituciones de la sociedad
civil y el sector privado, junto con los habitantes involucrados.
Por último, las iniciativas deben ser multisectoriales, lo que incluye la coordinación
y disposición a cooperar de los distintos servicios locales, para generar resultados
sinérgicos que enfrenten la complejidad de los conflictos urbanos y que perduren.
Llevando a cabo iniciativas locales que cumplan con las características mencionadas
será posible garantizar los derechos a la ciudad y a la seguridad. El primero considera
la apropiación de los espacios públicos por todos(as); y el derecho a la seguridad pre-
supone la aceptación de la diversidad, de la alteridad, y exige un proceso pedagógico
para lograr la aceptación de las diferencias generacionales, de género, étnicas, de
comportamiento sexual o religioso y, al mismo tiempo, modalidades de resolución
de posibles conflictos en este espacio.
82
Un ejemplo de iniciativa interesante es la llevada a cabo por el Municipio de Rimac,
en Lima, Perú. En ella, trabajando con grupos y compañías de teatro existentes en
el barrio y por medio de la formación de monitores(as) de teatro fue propiciada la
prevención en jóvenes de la violencia callejera (ver recuadro siguiente).
Recuadro 10
Rímac - Perú
Teatro en Centro Histórico de Rimac
Prevención comunitaria contra el pandillaje
En un centro histórico muy deteriorado proliferan las pandillas ¿puede el
teatro ayudar a los(as) jóvenes a utilizar de manera mejor el propio tiempo
y el propio espacio?
Lugar a intervenir y objetivo
Es un centro histórico altamente deteriorado. En sus alrededores residen cerca de
4500 habitantes y acuden turistas, principalmente en las horas de luz natural. Debido
a su condición de Distrito Antiguo que no ha sido renovado urbanamente, el Rímac
enfrenta, desde tiempo atrás, graves procesos de hacinamiento, tugurización,
deterioro habitacional, y del medio ambiente en general, sobre todo en la zona
denominada Centro Histórico, siendo los más afectados
los(as) niños(as), adolescentes y jóvenes. Los principales
problemas sociales son el aumento del consumo y
micro-comercialización de drogas y la proliferación de
pandillas.
El objetivo principal fue fortalecer la participación juvenil
en espacios que promueven la prevención de la violencia
y el fomento de la cultura de paz en el distrito.
Metodología de trabajo
Por medio de actividades teatrales será favorecido el desarrollo de capacidades
en esta población en el uso productivo de su tiempo y la participación activa en
los espacios que la Municipalidad y otras instituciones les ofrecen.
Para lograrlo fue formado un elenco artístico de adolescentes y jóvenes como
promotores de la paz. Además los padres de familia fueron sensibilizados sobre
la prevención de la violencia juvenil, propiciando que involucraran a sus hijos(as)
en los diferentes espacios juveniles.
Impacto / Efecto deseado
La promoción del arte y la cultura son alternativas de participación y
socialización de niños(as), adolescentes y jóvenes, que fomentarán el desarrollo
juvenil. El efecto deseado es prevenir problemas, en especial la incorporación de
adolescentes y jóvenes a las pandillas.
83
Si bien es posible identificar en las experiencias sobre espacios públicos algunos
elementos claves que dan cuenta de los procesos que permiten generar cohesión
social, también es importante tener en cuenta ciertos elementos obstaculizadores.
Dichas situaciones son comunes en los casos estudiados y deben ser sorteadas
para obtener iniciativas participativas y eficaces.
Entre ellos hay que considerar las limitaciones de las intervenciones de la adminis-
tración local las que, frecuentemente, son realizadas con una perspectiva sectoria-
lista o aislada, de acuerdo a las metas de cada sector/departamento, y sin tender
hacia la complementariedad e intersectorialidad, lo que reduce el impacto de las
acciones locales al no abarcar la complejidad de los conflictos urbanos.
Por otra parte, la fase de evaluación de políticas en la agenda local tiende a ser con-
fusa y ambivalente. Esto está vinculado al hecho de que el gobierno local suele aso-
ciar demasiado el grado de satisfacción de la ciudadanía en relación a una política
pública con el resultado efectivo que se obtiene. “La cercanía gobierno-ciudadanos
crea dificultades para diferenciar la aprobación ciudadana y el impacto de un pro-
grama municipal” (Cabrero, 2003 en De la Maza, Fernández y Navarro, 2004, p. 78).
Así, es posible llevar a cabo una política urbana activa y participativa, en la medida
que exista voluntad política para reconocer los elementos obstaculizadores antes
mencionados y para trabajar en conjunto para subsanarlos, tanto al interior del
municipio como con el resto de las instituciones y organizaciones locales.
84
de los conflictos en los espacios públicos y planificación e implementación de las
estrategias para enfrentarlos.
En el caso del diagnóstico participativo, este debe estar liderado por un equipo téc-
nico proactivo, que considere el involucramiento y trabajo mancomunado entre
participantes locales, para movilizar a los actores urbanos y construir comunidad,
organizándola, generando así capacidades y empoderamiento. De esta forma será
posible establecer un consenso inclusivo sobre las necesidades y prioridades de la
comunidad de interés, los equipos del gobierno local y los propios vecinos.
85
En suma, mediante el empoderamiento, las organizaciones sociales y comunitarias
junto con los(as) vecinos(as) no organizados se constituyen en aliados del gobierno
local, en actores apropiados de los espacios públicos y, por ende, responsables de
su seguridad.
Por otra parte, la comunicación de los resultados de las iniciativas urbanas reali-
zadas es clave para influir en las percepciones de los(as) habitantes de la ciudad,
respecto de la seguridad en los espacios públicos. “Lo que piensan las personas y
86
su actitud hacia ella están moldeados en el tiempo por la información que corre de
boca en boca y los reportajes de los medios de comunicación, entre otros factores.
Cambiar estas actitudes y percepciones es un proceso que requiere una estrategia
de comunicaciones que apoye los cambios y los sustente en el tiempo” (Manual
Habitat, p. 106). Y es responsabilidad del municipio visibilizar los resultados de su
gestión para potenciar el impacto de los logros alcanzados.
El rol del municipio debe adecuarse a las características específicas de las reali-
dades que se desarrollen en los distintos contextos urbanos. En este sentido, no
existen métodos unívocos para enfrentar los conflictos urbanos.
87
Por último, es necesario identificar determinados desafíos, presentes en las expe-
riencias realizadas y prioritarios de abordar:
Respecto del último punto, cabe recalcar que todos los esfuerzos realizados sólo
tienen sentido si sus impactos son duraderos y se logran instalar en la cotidianei-
dad. Únicamente así podemos asegurar que éstos serán capaces de generar cam-
bios y que los programas aplicados van a ser exitosos. “(…) En la práctica se trata
de que tanto en el actuar de la comunidad como en el de los gobiernos locales los
temas se incorporen como prioridades en sus ejes de acción, esquemas y prácticas
organizacionales” (Manual de Hábitat, p. 102). Cuando los enfoques participativos
88
pasan del nivel de los proyectos al de las políticas, se toma conciencia de que “la
participación sólo puede ser efectiva si incide en el cambio institucional” (Gaventa,
2003 en De la Maza, Fernández y Navarro, 2004, p. 90).
89
4.2 La policía
Pero, eso no es suficiente para dar respuesta a las necesidades actuales. La misión
social de la policía puede seguir siendo la misma que hace algunos años -“alcanzar
el mayor grado de cohesión de la población para obtener un nivel óptimo de cali-
dad de vida”-, sin embargo las contingencias, y entre ellas específicamente la carac-
terización del entorno, han cambiado, por lo que se requieren nuevas fórmulas de
operativización policial (Fernández, C.J. ; 2.008).
Las variables de contingencia son factores externos que influyen de manera directa
sobre las organizaciones y condicionan su forma de trabajar. Según su importancia, pue-
den terminar incidiendo en el diseño de las estructuras que las configuran (Mintzberg,
H; 1.987). Algunas de estas variables jugarán un papel importante en la creación y
caracterización de las unidades con que la policía se estructura en cada época.
90
Estas variables serán decisivas en el diseño y la construcción de sus estructuras, si
es que la policía desea estar alineada con la demanda y la realidad de la sociedad.
Si esperan alcanzar un alto rendimiento, los cuerpos policiales deben encontrar
una consistencia entre ellas y la estructura que se configura con las diferentes uni-
dades policiales (Fernández, C.J. ; 2.001).
A las variables ya mencionadas, hay que añadir otra circunstancia de carácter esen-
cial: la velocidad con la que se producen los cambios a nivel social en las últimas
décadas. Este fenómeno condiciona a todas las organizaciones, tanto públicas
como privadas, las que en todo momento deben ser consecuentes con la realidad
y no mantener formulaciones que hayan quedado obsoletas. De lo contrario, unas
pueden perder su utilidad social; y otras, desaparecer del mercado. Podemos con-
cluir que en los albores del siglo XXI, espacio público y velocidad de cambio social
son determinantes para construir con acierto también las estructuras de los cuer-
pos policiales.
Las policías se encuentran con realidades muy dinámicas y con un entorno territo-
rial que suele ser complejo y muy diversificado tanto en relación a sus caracterís-
ticas como a los problemas que en él surgen. Para dar respuesta a todas esas cir-
cunstancias, deben crear estructuras orgánicas integradas por muchas unidades,
descentralizar los servicios y, especialmente, estudiar el criterio con el cual se han
de crear estas unidades. Por consiguiente, está obligada a replantear su posiciona-
miento territorial.
Recuadro 11
Badalona, España
Proyecto Plaza Antonio Machado
La mediación comunitaria y el rol de la policía de proximidad
Gitanos, inmigrantes y antiguos habitantes viven codo a codo en un barrio
periférico muy denso y la plaza se transforma en el foco de conflicto:
¿puede la Guardia Urbana ser la mediadora?
91
Lugar a intervenir y objetivo
Importante espacio público ubicado entre dos barrios principales (barrios de la
Salut i Llefià, con alrededor de 64.500 habitantes), a él acuden personas de origen
rumano-gitano, que han convertido esta plaza en su lugar de concentración,
donde saben que habitualmente hay otros compatriotas. Del mismo modo, un
grupo reducido de jóvenes desempleados, de origen nacional, ha ubicado en esta
plaza su lugar de encuentro. Debido a la presencia de estos nuevos sujetos, ha
habido un abandono del lugar por parte de las personas jubiladas autóctonas,
que vieron cómo la plaza “de toda la vida” era ocupada por extranjeros que
no seguían las mismas “pautas culturales“. La falta de comunicación, o bien
la necesidad de intermediación en la resolución del problema, llevó a la
convocatoria de manifestaciones populares por la disputa del terreno público.
Entre los grupos de jóvenes también se han producido encontronazos por la
disputa del uso y ocupación de los espacios públicos, ya sean de carácter abierto
-como las plazas-, o bien cerrado, como el centro juvenil del barrio, o las mismas
entidades cívicas que ofrecen espacios de promoción en sus instalaciones.
El principal objetivo está orientado a la resolución pacifica de los conflictos
entre la población autóctona y la inmigrante.
Metodología de trabajo
En una primera fase, y para calmar los ánimos, fue oportuna la presencia de
personal de la Guardia Urbana uniformada. La problemática estaba centraba en
la existencia de personas de origen rumano, de etnia gitana, con importantes
limitaciones económicas y de comunicación verbal. Al vivir próximos, centraron
su punto de reunión en la plaza Antonio Machado, dado que la configuración del
territorio no permite otro lugar.
En una segunda fase, se observó que el foco de los conflictos se originaba en las
viviendas de las personas extranjeras. Fue efectuado un trabajo en ellas respecto
a civismo, higiene y sanidad, así como a normas básicas de comportamiento, las
que dieron fruto.
92
La tercera fase permitió que los residentes locales volvieran a la plaza y
entendieran que deben compartirla con los(as) inmigrantes.
Impacto / Efecto deseado
Este proyecto intenta, en primer lugar, establecer una forma de resolución
pacifica de conflictos comunitarios entre la población autóctona y la inmigrante.
En ese proceso, el objetivo es que ambas partes se reconozcan como vecinos o
grupos que deben convivir armónicamente, con derechos y responsabilidades
en las acciones y conductas que desarrollen. En este sentido, se ha intentado
romper con aquellas barreras que no permiten hacer una comunidad de
todos(as), caracterizada por su cohesión social.
93
determinantes de esta disminución de la eficiencia policial. De ellas, y de manera
especial, hay que destacar dos: las dificultades económicas de la administración
pública para mantener un número de efectivos policiales suficiente, a fin de soste-
ner el despliegue territorial necesario con aquel diseño, y en segundo lugar un uso
diferente del espacio público, que ahora no facilita como antes la proximidad de
los(as) agentes policiales con los(as) ciudadanos(as) y no garantiza que los(as) agen-
tes estén siempre donde de verdad el ciudadano(a) siente que los(as) necesita.
El resultado esperado debe ser siempre la finalización del problema y no está con-
templado como resultado final su traspaso a otro servicio, institución o departa-
mento. Se exige así un seguimiento determinante, que debe comprender una situa-
ción inicial y una situación final resultante. Los policías no tienen, necesariamente,
94
soluciones o competencias para la complejidad de las situaciones que produce el
problema, y se suele decir que la policía no es siempre una institución finalista,
si no una derivadora; pero han de ser capaces de dinamizar, o articular, la impli-
cación de los que sí las tienen, a fin de alcanzar el resultado final. La apertura a la
participación de los implicados y de otros posibles actores es determinante. Los
principios de transparencia, prevención y proactividad son contemplados como
elementos básicos de la intervención. Los(as) policías deben facilitar soluciones,
buscar arreglos, acuerdos o aproximaciones que puedan aceptar las partes impli-
cadas y, en última instancia, intervenir coactivamente si la situación lo requiere.
95
cía habrían sufrido, en primer lugar, la presión de esos ciudadanos en torno a una
demanda de servicio policial y, después, su incomprensión porque los vecinos se
habrían sentido mal atendidos o considerarían que su actuación para encontrar
una solución era un auténtico fracaso.
96
4.3 Las organizaciones sociales y comunitarias
Martín Torres
Sociólogo • Programa de Seguridad Urbana • Universidad Alberto Hurtado
Santiago de Chile
La interacción producida entre los distintos actores de la ciudad caracteriza las
formas de cohesión social que el espacio público es capaz de producir. En este pro-
ceso, la comunidad -representada por las organizaciones sociales y comunitarias-
juega un rol fundamental.
Además, “el movimiento moderno en la primera mitad del siglo y las políticas
públicas en la segunda mitad han configurado un urbanismo que se ha confun-
dido con la vivienda y con las obras públicas (vías, puentes, accesos; es decir,
comunicaciones). El hacer ciudad como producto integral e integrador quedó
olvidado y con ello el espacio público. O por lo menos relegado a un rol secunda-
rio” (Borja, 1998: 15). Es decir, quienes posibilitan la generación de los espacios
públicos (tanto el Estado como los organismos privados) lo hacen de manera
marginal -o colateral- a la construcción de diferentes obras públicas o privadas.
Ello precariza, aun más, la relación posible entre las organizaciones sociales y
comunitarias y el espacio público.
Sin embargo, es necesario observar esta crisis de la sociedad urbana como una
oportunidad, lo que permitiría considerar este proceso como una instancia de con-
solidación de una nueva forma de desarrollar las relaciones sociales. En este sen-
97
tido, el espacio público surge como aquel lugar común, de todas las personas, en
donde crece y se nutre la cohesión social.
Participación ciudadana
La participación ciudadana debe ser incentivada en sus más amplias formulacio-
nes, incluyendo a grupos que tradicionalmente han estado fuera del ámbito de tra-
bajo comunitario. En este sentido, la diversidad de grupos o micro-comunidades
dentro de una comunidad debe ser potenciada y para ello es necesario incluirlos
en el trabajo comunitario cotidiano. Es clave generar estrategias que permitan la
capacitación no sólo de líderes comunitarios sino también de vecinos y vecinas
que normalmente están fuera del ámbito dirigencial; así comenzará a ser desarro-
llada una comunidad empoderada y, con ello, este trabajo deja de ser asistencia-
lista: la comunidad empoderada se convierte en un actor informado, proactivo y
responsable del trabajo posible de realizar.
98
generar participación, la que denominan ‘asociativismo’. Este movimiento “quie-
bra con las tradicionales formas de la organización y participación social vigen-
tes hasta la décadas de los ´70: aquellas basadas en instituciones jerarquizadas y
estructuradas en torno a objetivos generalmente muy amplios, con rituales estric-
tos de incorporación y rechazo. La nueva forma de organización, por el contrario
promueve relaciones horizontales, flexibles, entre personas que piensan global-
mente y que actuan de manera colectiva en el ámbito local (…)” (Oviedo y Abogabir,
2000: 20).
99
Para el Estado, la participación ciudadana es fundamental, ya que es una vía hacia
el desarrollo social: es un motor que permite el desarrollo social, generando espa-
cios o instancias de cooperación entre ciudadanía y Estado, motiva a las personas,
las significa como agentes relevantes y genera capacidad práctica en la solución
de problemas concretos y complejos que puedan presentarse en un determinado
territorio (Hirschman, 1986).
100
Estas diferenciaciones son importantes, ya que permiten a los organismos públi-
cos desarrollar enfoques y estrategias de trabajo distintas según el tipo de orga-
nización o grupo. Usualmente aquellas organizaciones o grupos más alejados del
ámbito tradicional de representación comunitaria tienen una mayor dificultad
para relacionarse con el gobierno local y central e, incluso, con otras organizacio-
nes sociales y comunitarias más formales.
Por ejemplo, generalmente los grupos juveniles son de carácter más horizontal, y
no tienen un presidente o un secretario y si observamos a los(as) niños(as) es poco
probable ver que ellos estén ‘organizados(as)’. Ante ello es necesario que los orga-
nismos públicos flexibilicen sus formas de relacionamiento y convocatoria a las
organizaciones o grupos existentes en un territorio.
101
Pero existen algunas criticidades. Sin bien una de sus características es la capa-
cidad de involucrar amplios estratos de población, sobretodo en momentos crí-
ticos y sobre algunas temáticas muy sentidas en la opinión publica; al mismo
tiempo chocan con la dificultad de desarrollar una participación más continua:
muchas veces hay dificultades en involucrar de manera estable a los diferen-
tes sujetos, en particular aquellos de los estratos medio-bajos de la población.
La adhesión y participación en las organizaciones sociales está limitada a una
minoría de sujetos pertenecientes a grupos sociales homogéneos.
Este mismo carácter precario de las organizaciones existentes –y, por lo mismo,
del territorio- presenta otro problema: el clientelismo entre gobiernos locales o
centrales y la comunidad, que implica un incentivo perverso al desarrollo social
de la comunidad. Desarrollado preferentemente en localidades muy pobres, pre-
cariza a las organizaciones sociales y comunitarias. Incluso las intervenciones o
trabajos que presentan características de asistencialismo, pueden ir socavando
la confianza y el dinamismo de la comunidad en un determinado territorio.
En estos casos, el desafío de la comunidad puede ser hacer frente a estos incen-
tivos perversos, fortaleciendo el carácter comunitario y organizado (Merklen,
1997). La identidad, la confianza y el compromiso comunitarios son esenciales
en la resistencia de las comunidades ‘pobres’, ante la manipulación y la coopta-
ción de los gobiernos u organismos, tanto del sector público como del privado.
102
Conceptos claves, mejores estrategias, experiencias relevantes
El desarrollo de proyectos o políticas de carácter urbano en los espacios públicos
de un determinado territorio, exige la creación y aplicación de nuevos conceptos,
que permitan concretizar los objetivos e intenciones en estrategias y acciones.
Recuadro 12
Recife, Brasil
Proyecto en el Barrio Canal Jacarezinho
Gestión y formación de jóvenes para un ambiente saludable y seguro
Frente a las condiciones sociales y ambientales adversas: ¿formar a los(as)
jóvenes como agentes sociales cambiará el futuro del barrio?
Lugar a intervenir y objetivo
El barrio del Canal Jacarezinho está en la cuenca del Rio Beberibe en la Región
Metropolitana de Recife. La gran mayoría de sus habitantes trabaja en empleos
informales, precarios y de baja calificación, ya sea como trabajadoras domésticas u
obreros de la construcción. Igualmente existe un alto numero de desempleados(as),
un bajo nivel educacional (35% de los(as) jefes(as) de hogar poseen sólo tres años de
estudios). Es un área de alta exclusión social, persistencia crónica de condiciones
de pobreza y bajas posibilidades de inserción en la ciudad formal.
103
El principal objetivo de este proyecto fue prevenir la violencia en el barrio,
asociada a la exclusión y a la desigualdad social, gracias a la construcción de
un espacio físico organizado y sustentable desde el punto de vista social y
ambiental.
Metodología de trabajo
El proyecto apuntó a potenciar acciones de articulación, formación y capacitación
de agentes y actores sociales que actúan en el barrio. Propuso dar una visión
integral y transversal que actúe transformando el espacio urbano, ya sea
mejorando su infraestructura o en trabajos sociales de promoción y apropiación
de este espacio urbano por parte de la población.
Impacto / Efecto deseado
Como consecuencia de este proceso se espera garantizar el trabajo, la educación,
el deporte, la preservación ambiental, la promoción de salud y la conciencia
ciudadana de una gestión participativa.
104
existentes en un determinado territorio ayuda a recomponer o fortalecer el tejido
social. Es clave incluir no sólo al grupo dirigencial presente en un determinado
territorio, sino convocar a otros agentes que reproduzcan los conocimientos en
sectores más alejados del grupo de dirigentes sociales. El desafío es la inclusión de
grupos que tradicionalmente no han sido considerados (jóvenes, adultos mayores,
niños, inmigrantes). Muchos de ellos no están organizados de forma tradicional,
por lo que existen dificultades para entablar relación entre el aparato público y
estos nuevos grupos u organizaciones sociales y comunitarias. Incluso podemos
considerar que la propia existencia de grupos organizados es un obstáculo para
poder incluir, por ejemplo a los(as) niños(as) que no lo están. En ese caso, las insti-
tuciones públicas deben flexibilizar y adaptar sus canales de comunicación para
convocar y considerar las visiones, reflexiones y significados que un determinado
grupo pueda presentar. En relación a la inclusión de los(as) niños(as) en proyectos
de mejoramiento urbano podemos mencionar el proyecto de recuperación urbana
del Parque del Valentino, de Torino, Italia (ver recuadro siguiente).
Recuadro 13
Torino, Italia
Proyecto de un Area de Juegos en el Parque del Valentino
Planificación participativa con los(as) niños(as) para promover la
integración
Con los(as) niños(as) los(as) arquitectos(as) diseñan espacios más creati-
vos, originales y adaptados a las exigencias de pequeños(as) y adultos(as).
El proyecto de un área de juegos en un parque histórico puede devenir en
motor de la integración y regeneración.
Lugar a intervenir y objetivo
El área de interés del proyecto es parte del parque público del Valentino. En la zona
residen, o desarrollan sus actividades, más de 37.000 habitantes. Las personas
que utilizan el Parque del Valentino pertenecen a grupos distintos, dependiendo
de las horas del día: por la mañana y la tarde sobre todo hay niños(as), jóvenes,
ancianos(as) y estudiantes universitarios(as); durante las horas nocturnas son
los(as) usuarios(as) de los distintos locales abiertos en la zona. Dado el elevado
número de usuarios(as), el área resulta ser mal equipada y, además, a menudo
es objeto de actos vandálicos, ligados a la presencia de fenómenos de micro
105
criminalidad y a la venta de drogas en las horas nocturnas. El objetivo principal
de este proyecto apunta a que los(as) niños(as) participen en la planificación y
diseño del parque, con el fin de promover la integración social.
Metodología de trabajo
En un trabajo en conjunto fueron desarrollados talleres de planificación
participativa entre los(as) arquitectos(as) municipales y los(as) jóvenes y
niños(as) del barrio. La elaboración técnica del proyecto respetó sus ideas y
no fue alterado el contexto de referencia, sino exaltadas sus potencialidades
naturales, en búsqueda de un equilibrio entre fantasía y realidad, entre deseos
y vínculos de factibilidad. La planificación del espacio lúdico ha sido realizada
con la conciencia de que se estaba trabajando sobre un lugar especial y querido
por los(as) ciudadanos(as). Con el objetivo de disfrutar del medio ambiente,
fue creado un proyecto con espacios para el juego libre, que estimulen los
sentidos y la percepción táctil y que favorezcan el juego creativo, el movimiento
y la autonomía. Antes de comenzar la planificación ejecutiva los resultados
del proyecto fueron presentados a niños(as) y jóvenes y, más tarde, hubo una
presentación pública del proyecto.
Impacto / Efecto deseado
La inclusión de los(as) niños(as) en el diseño y planificación de la recuperación
de este espacio público, dio cabida a ideas novedosas, creativas, las cuales
se transformaron en los equipamientos que ellos(as) mismos usarán. Es una
propuesta destinada a que la comunidad use y cuide el parque, por lo que
considerar a los(as) niños(as) permite proyectar al parque a futuro, porque la
próxima población adulta estará ligada al espacio e integrada socialmente.
106
y de compartir responsabilidades y riesgos, en pos de un objetivo en común,
con las demás instituciones y organizaciones públicas y sociales. Esa es la
corresponsabilidad.
Es decir, la comunidad y, por ende, los diversos grupos que la componen toman
un rol activo en el desarrollo de un proyecto, donde se asume que la problemá-
tica a resolver es tarea de todos. En el caso de la seguridad ciudadana, el trabajo
conjunto entre policías, gobierno (municipios) y comunidad es fundamental en la
implementación de planes o estrategias localizadas en un determinado territorio.
RECUADRO 14
Barcelona, España
Proyecto Barri Educador en los Jardines Horts St. Paul
Participación y animación para mejorar la convivencia
El pequeño parque del barrio era el lugar de encuentro para sujetos mar-
ginales.
La Municipalidad, colaborando con una asociación que trabaja con niños y
jóvenes, intentó restituirlo a vecinos(as). Niños(as) y adultos(as) planificaron
una área de juegos, un espacio para los perros, huertos cuidados por los(as)
ancianos(as, espacios mas funcionales y acogedores.
107
Lugar a intervenir y objetivo
Los jardines están en el céntrico barrio del Raval, carente de espacio verde. Con
una superficie de 1,09 Km., es uno de los barrios más poblados de Barcelona,
con cerca de 50.000 habitantes, y lugar de acogida de las distintas olas
migratorias. Los pisos son más pequeños y están más sobreocupados que la
media de la ciudad y la droga tuvo allí una gran repercusión, lo que acrecentó
las situaciones de marginalidad de su población. Sin duda estos elementos
retroalimentan el mal estado del parque y su disfuncionalidad, lo que sumado
a las situaciones de marginalidad presentes en el barrio (drogadicción,
personas sin techo, inmigrantes indocumentados(as), menores inmigrantes
no acompañados(as), etc.) afectaba significativamente su dinámica. El
principal problema es que los jardines no representaban un espacio de los(as)
vecinos(as) y no ofrecían un uso social.
El principal objetivo de este proyecto fue recuperar un parque, por medio de
la participación ciudadana y de la generación de instancias inclusivas de los
diferentes grupos presentes en el sector, con el fin de mejorar la convivencia.
Metodología de trabajo
El proyecto surgió del Municipio e intentó recuperar un pequeño parque, gracias
a la participación de la comunidad. Con su desarrollo, la participación se abrió a
nuevos grupos los cuales pasaron a ser sujetos incluidos en la comunidad.
Impacto / Efecto deseado
El proyecto Barri Educador trabaja para la mejora de la convivencia en el
espacio público. Promueve un uso social y comunitario de las plazas del barrio,
construyendo una identidad positiva -basada en la diversidad-, y usa la calle como
espacio de encuentro, relación y ocupación entre vecinos(as). Trabaja en procesos
de participación para la mejora de espacios públicos concretos, en los cuales
un diagnóstico participativo sirve de base para promover la implicación en el
proceso; e utiliza la observación durante todo el proceso, para hacer seguimiento
de los cambios, dinámicas de uso y relaciones que acontecen en el espacio. Una
108
comisión ha seguido las mejoras en infraestructuras, mantenimiento y limpieza.
Destacamos la protección y cierre de accesos, la construcción de una tarima
permanente, la apertura de una terraza de bar, la ampliación de la iluminación,
colocación de barandillas de seguridad, construcción de una área para perros, la
ampliación del número de papeleras y de las labores de limpieza.
Con relación a temas de conflicto vecinal, algunos municipios chilenos han rea-
lizado experiencias de mediación comunitaria, como estrategia de prevención
de delitos, en las cuales ha sido posible observar un gran involucramiento de la
comunidad en la resolución alternativa de conflictos vecinales, buscando que sean
resueltos por la comunidad, antes de que adquieran mayor gravedad. La resolución
temprana de los conflictos permite, por una parte, descongestionar la red institu-
cional y social (tribunales, policía, municipios) y, por otra ,potenciar a la comunidad
como una entidad más autónoma.
Es necesario mencionar que estas experiencias son recientes y han debido supe-
rar diversos desafíos. Uno es lograr instalar el concepto de mediación comunitaria
como una alternativa validada y legitimada para lo que es fundamental el apoyo
de la autoridad (alcalde(a), comisario) y el estar visibilizados en la red institucional
y social (ser conocida por las demás instituciones y personas que existen en un
determinado territorio).
109
colectividades (es decir, de personas distintas), que asume una responsabilidad
conjunta en la resolución de diversas problemáticas, que logra apropiarse de los
espacios públicos por medio de estrategias participativas, genera una mayor sus-
tentabilidad al proyecto o proyectos que sean realizados en una localidad.
110
4.4 El partenariado
Franz Vanderschueren
Director • Programa de Seguridad Urbana • Universidad Alberto Hurtado
Santiago de Chile
Los actores que construyen el espacio público -ayuntamiento, policía, gobierno cen-
tral, grupos de comerciantes, la comunidad (grupos juveniles, de mujeres, etc.,)- son
los llamados a asociarse, a coordinar sus acciones en torno a objetivos buscados, a
establecer las alianzas que generen mejores condiciones para el enriquecimiento
del tejido social. Las alianzas generadas entre estos socios complementarios son
aquellas que permiten la cohesión social en el espacio público; pero muchas veces
ocurren de manera aislada y, por ello, ineficiente.
Por una parte, se pasó de una prevención predominantemente penal a una más
social y situacional, en la cual la seguridad de las colectividades es considerada
un bien común. En esta perspectiva, el Estado -que mantiene un rol fundamental-
no es más el único que interviene en la formulación ni en la implementación de
las políticas de prevención. Diversos actores de la sociedad civil han llegado a ser
coproductores de seguridad al lado del Estado. El ejemplo más evidente de esto
es el aumento espectacular del sistema de seguridad privado, que actúa paralela-
mente a las policías y, a veces, las substituye. Pero también lo es los programas de
prevención exitosos de países como Australia, Brasil, Canadá, Colombia, EEUU y la
Unión Europea, donde la sociedad civil juega un papel esencial.
Por otra parte, hoy es aceptada la idea de que la criminalidad, las incivilidades o
los abusos en los espacios públicos son fenómenos multicausales, derivados de
la presencia de múltiples factores de riesgo cuyos impactos se entrelazan. La res-
puesta a esta situación, que rinde compleja la acción preventiva, es el abordaje del
conjunto de factores de riesgo, lo que implica un tratamiento multisectorial.
111
poco efecto; y poner iluminación allí donde el espacio es oscuro sirve sólo si hay
un involucramiento comunitario y/o policial para preservar la seguridad. Porque
un espacio renovado o iluminado puede servir tanto a quien vende drogas como a
quien quiere pasearse o jugar allí.
112
la comuna de Peñalolén, Región Metropolitana de Chile. En este proyecto, la
asociación entre el Municipio y el grupo de comerciantes de la feria permitió
mejorar el funcionamiento de ésta, tanto a nivel organizativo como infraestruc-
tural. Con ello se logró minimizar las externalidades negativas que provocaba su
funcionamiento, fueron regularizados los permisos a comerciantes e incentivó
el liderazgo positivo al interior del grupo mismo. Asimismo, fueron generadas
acciones preventivas en torno al establecimiento de locatarios ilegales y a la
piratería.
Recuadro 15
Peñalolén, Chile
Proyecto Feria Modelo de Arrieta
Uso del espacio comunitario (convivencia). Mediación de conflictos
El municipio y los comerciantes asociados en la Feria de Arrieta trabajaron
conjuntamente con el objetivo de mejorar y potenciar el funcionamiento
de la feria. No sólo mejores condiciones para los comerciantes, sino tam-
bién para la población residente y los clientes.
Lugar a intervenir y objetivo
La población residente en las Unidades Vecinales Nº 12 y Nº 13 en las cuales
está ubicada la feria alcanza a los 10.614 habitantes. Y las viviendas de los(as)
vecinos(as) que, específicamente, rodean la feria bordean las 8.000. En el sector
se instalaban tres tipos de ferias, las que implicaban aproximadamente a 1.800
comerciantes: una ‘feria libre’ formada por comerciantes de frutas, verduras
y pescados; una ‘feria persa’, compuesta por comerciantes de artículos de
abarrotes, paquetería y ropa; y una ‘feria de cachureos’de comerciantes que
venden diversos artículos en desuso o de segunda mano. Además, hay una feria
no autorizada, que corresponde a los puestos clandestinos, de personas que no
poseen patente ni padrón. Durante la semana, a ella acuden dueñas de casa y,
el fin de semana, los(as) usuarios(as) aumentan con adultos mayores, hombres y
mujeres que trabajan, jóvenes y niños(as).
El objetivo principal fue crear un espacio urbano polifuncional que sea un aporte
de valor urbano al barrio no sólo durante los días de feria, sino que también toda
la semana.
Según las ordenanzas municipales, en Chile se llama ‘feria libre’ al lugar destinado en los días y
horas que determine el municipio, para el ejercicio del comercio de productos agrícolas y artícu-
los de diverso origen que realicen los feriantes.
En Chile se llama ‘feria persa’ a toda aquella venta pública y callejera donde puedan ser encontra-
dos los más diversos objetos. Su idea, más que su nombre, está inspirada en los mercados (socos)
árabes.
Objetos desechados por unas personas, que pueden ser útiles para otras.
113
Metodología de trabajo
El Departamento de Inspección y el Departamento Económico del Municipio
llevaron a cabo la estrategia de trabajar en conjunto con los comerciantes
de la Feria de Arrieta para actualizar la Ordenanza Municipal de Ferias Libre y
Persa, generando las condiciones para conformar una “feria modelo”, espacio
para todos(as) los(as) vecinos(as) y comerciantes, que permita mejorar la imagen
urbana de la comuna y aumentar la plusvalía del sector.
En cuanto a las actividades realizadas, la primera consistió en el empadronamiento
de los puestos de los comerciantes y en la regularización de las patentes de los(as)
comerciantes fallecidos(as). En marzo de 2007 se puso en marcha la metodología
de mesas de trabajo con los(as) delegados(as), al mismo tiempo que el Centro
Yunus, del Departamento de Desarrollo Económico Municipal, desarrolló talleres
de capacitación a los(as) nuevos(as) comerciantes autorizados a instalarse
en la feria. También fue realizada la jornada de capacitación “Fortaleciendo
liderazgos” y, por último, el primer Cabildo Abierto, con la participación de
todos(as) los(as) comerciantes de la feria para validar el trabajo llevado a cabo
respecto de la ordenanza.
Impacto / Efecto deseado
Crear un espacio urbano polifuncional que sea un aporte de valor al barrio no sólo
durante los días de feria, sino que también toda la semana. Construir un diseño
que permita convertir a la feria en un lugar que potencie las características del
barrio, y respete y construya nuevos lugares de permanencia para las zonas
residenciales colindantes. Fijar un ordenamiento permanente que pueda
efectivizar los aspectos de instalación y ocupación de cada uno de los puestos
y en su conjunto.
114
en la complementariedad radica una de sus fuerzas al permitir que grupos con
intereses diversos se unan alrededor de un objetivo común, aportando sus expe-
riencias propias. Incluso cuando todos los sectores involucrados le otorguen a
determinado espacio un significado distinto, es más eficaz unir una asociación
juvenil, el municipio, la policía, el sector privado de comerciantes, sectores de
vinculados a las iglesias y los(as) moradores(as) del lugar en torno al uso demo-
crático de un espacio público. La complementariedad permite una acción de
largo plazo, en la cual se responsabiliza tanto a la sociedad civil como al Estado
central o local.
Esta complementariedad permite trabajar en redes: cada socio tiene sus propios
contactos y redes, por lo tanto puede aportarlos a la coalición ya sea en térmi-
nos de competencia o respecto de los acuerdos tomados. Una asociación juvenil
puede controlar posibles disturbios de parte de los grupos juveniles llegando
a acuerdos que la policía o el municipio no podrían obtener, como no pintar
nuevos graffitis en el espacio rescatado, a menos de contar con el acuerdo y
consenso de los(as) moradores(as) y a cambio del uso de una sede, por ejemplo.
115
Recuadro 16
Badalona, España
Proyecto La Ciudad Duerme no la Despiertes
Prevención para jóvenes y uso consciente de su tiempo de ocio
El Ayuntamiento generó acciones de carácter preventivo para disminuir
conductas de riesgo en jóvenes en un territorio dedicado al ocio. Los jóve-
nes, considerados como socios en este proyecto, se responsabilizan de sus
acciones y con ello previenen conductas de riesgo.
Lugar a intervenir y objetivo
Zona industrial, destinada al ocio, con poca habitabilidad, aunque junto a ella
existen barrios con 23.200 habitantes, aproximadamente.
Las principales actividades comerciales y servicios presentes en la zona de ocio,
y durante los horarios nocturnos, son discotecas y bares musicales. La zona es
de carácter estrictamente industrial, pero rodeada de diferentes núcleos de
viviendas. Las personas que acuden más frecuentemente a este espacio son
jóvenes, de entre 18 a 25 años mayoritariamente.
El objetivo principal estuvo orientado a disminuir las conductas de riesgo
entre ellos.
Metodología de trabajo
El proyecto comenzó con un estudio de las problemáticas, determinándose que
el conflicto único era el vandalismo en las horas de salida de los locales de ocio.
En primer lugar, para mejorar la percepción de inseguridad de los(as) vecinos(as)
fue aumentada la presencia policial, y potenciada la iluminación artificial
durante la noche y la limpieza en el entorno.
En segundo lugar, se trabajó en la concienciación de los jóvenes, con visitas y
charlas en los institutos, campañas informativas en diarios, radio y televisión;
y visitas a centros de rehabilitación de personas con minusvalías físicas a
116
consecuencia de accidentes de tráfico por consumo de alcohol. En la zona de ocio
también fueron efectuadas representaciones de accidentes, con la actuación de
los servicios de emergencia, y consecuencias de éstos.
En tercer lugar, fueron instalados controles policiales en las vías de acceso a la
zona de ocio, así como se reforzó la presencia policial en el colindante barrio de
Canyadó, que sufría los actos vandálicos.
Impacto / Efecto deseado
Mejorar la percepción de la seguridad de los(as) vecinos(as); informar a jóvenes
y entregar propuestas educativas en colegios y disminuir del riesgo para los(as)
propios(as) jóvenes.
Desde esta acción colectiva es posible esperar que los habitantes empiecen a
recuperar la confianza y participen en la toma de decisión. Hay que insistir en
este aspecto: más que la simple aprobación o involucramiento en la toma de
decisiones, la participación de las comunidades locales en materia de seguridad
significa, ante todo, su responsabilización. Hay en este aspecto un importante
cambio cualitativo.
117
Recuadro 17
Torino, Italia
Proyecto Recalificación de la Cascina Rocca
Procesos más eficaces y resultados de más impacto
Trabajar coordinada y asociadamente entre dos o más organismos potencia
la labor a realizar, genera procesos más eficaces y un efecto multiplicador
del impacto que logra alguna intervención o trabajo. Cada institución o
grupo involucrado desarrolla las tareas para las cuales está más capaci-
tada y motivada.
Lugar a intervenir y objetivo
En esta zona residen cerca de 25.000 personas, principalmente adultos(as)
mayores, y en ella existen pequeños comercios y algunos puestos de artesanías;
y en las afueras, un área industrial. El proyecto de la granja, en funcionamiento
desde 2007, está orientado a la familia y a
los(as) adultos(as) mayores residentes. Su
horario va desde las 8.00 hasta las 24.00
horas, de lunes a sábado. Los domingo abre
sólo en excepciones. Los problemas más
importantes del área pueden ser resumidos
en una sensación de aislamiento del barrio
con respecto a la ciudad; la elevada presencia
de ancianos(as), la mayoría solos(as) con
débiles nexos sociales y con una renta
muy baja; la degradación física de los pisos
populares y de algunas áreas publicas; más
la presencia de tráfico de drogas en algunos
lugares.
El objetivo principal fue recalificar la antigua
granja ubicada en esta zona altamente
deteriorada, en donde reside una población
envejecida.
Metodología de trabajo
El proyecto Urban (recalificación global del área de Mirafiori Nord) ha
determinado las condiciones para volver a poner en marcha la vida social
del barrio y para un involucramiento activo de las asociaciones presentes.
La Cascina Roccafranca, y su modelo de gestión publico/privado, han
representado un importante ejemplo en cuanto sujeto capaz de dar
continuidad al desarrollo local del barrio en una dimensión que no ha
significado intervenciones extraordinarias.
118
Impacto / Efecto deseado
La Cascina Rocca franca es un nuevo centro cultural y recreativo; un espacio
donde vivir de manera activa el barrio, un lugar acogedor donde encontrarse,
pasar el tiempo libre y cultivar sus propios intereses. Un centro cívico innovador
que no tiene otros ejemplos en la ciudad, un lugar pensado para que los(as)
ciudadanos(as) sean protagonistas, donde los valores mas importantes sean
la participación y la acogida y la hospitalidad. Entre las múltiples actividades
que se llevan a cabo en la granja, hay iniciativas de las tiendas temáticas (tienda
comercio justo, espacio mujeres, tienda del bienestar, tienda familias); un
incubador de ideas y proyectos; cursos de distintos tipos; espacios dedicados
a las asociaciones y a los grupos informales. El aspecto más innovador es el
hecho de que lleva la gestión una Fundación en Participación constituida por la
Ciudad (el Ayuntamiento) y la agrupación de asociaciones locales. El modelo de
gestión publico/privado está basada en una diversidad de actividades lucrativas
de tipo comercial, con las que esperan conseguir el sustento económico de la
fundación.
119
A partir de su estudio en Canadá, donde muchos partenariados han tenido éxito, S.
Paquin ha identificado obstáculos como la carencia de flexibilidad y los liderazgos
invasores de algunas organizaciones y sus delegados(as). Esta situación surge, a
menudo, en las alianzas entre el sector público y organizaciones de la sociedad
civil. Las exigencias de resultados por parte del Estado, su poder financiero y socio-
político empujan a menudo al liderazgo invasivo.
Es evidente que los partenariados unen a grupos y actores que no tienen un capi-
tal de poder similar. Se ha dicho que el Estado es más potente que todos los otros
actores; sin embargo, en una perspectiva de complementariedad es importante
valorizar los diversos poderes que cada socio posee.
Conclusiones
El espacio público lo producen las personas y el uso que éstas le den lo significa
como seguro o inseguro, inclusivo o excluyente, integrador o segregador. Los gobier-
nos locales, las policías, las organizaciones sociales y comunitarias (la comunidad)
son los actores claves en la tarea de generar mayores y mejores espacios públicos.
El partenariado puede ser un instrumento potente, que genere una cultura diversa
de la seguridad fomentando su coproducción. Supone la aceptación progresiva de
la participación de actores de la sociedad civil, con sus características propias, en
las políticas de seguridad en forma de coaliciones con los municipios y los Estados.
120
Esta cultura es difícil y lenta de instalar, pero facilita la responsabilización de los
socios y los(as) ciudadanos(as), obliga a superar egoísmos institucionales y facilita
la transparencia; a la vez que permite readecuar políticas institucionales conside-
radas como intocables. Los partenariados pueden contribuir a desarrollar el capi-
tal de gobernanza de los socios locales, aumentando su legitimidad y su acceso a
recursos y conocimientos. (D. Sans Façon, 2005)
Uno de los instrumentos más efectivos para lograr estos partenariados son los
acuerdos sobre la base de diagnósticos de situaciones que requieren tiempo, pero
que generan consensos; y, por otra parte, los liderazgos locales capaces de imponer
una efectiva colaboración alrededor de una visión común.
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123
5
CAPITULO
La ciudad sustentable estaría definida como el polo urbano “donde los logros
alcanzados en el desarrollo social, económico y físico son perdurables. Una ciudad
sustentable posee una oferta continua de los recursos naturales en los que basa
su desarrollo (y los utiliza a un nivel de sustentabilidad). Una ciudad sustentable
mantiene una seguridad permanente frente a los riesgos ambientales que pueden
amenazar su desarrollo (permitiendo sólo niveles de riesgos aceptables.” (Naciones
Unidas - Habitat, 2000: 2).
127
Dentro del presente Proyecto Urb–Al queda claro el elemento de la sustentabili-
dad como un tema transversal y común. Dicha situación es evidente al revisar las
experiencias presentadas por las ciudades socias, aun refiriéndose a contextos con
características físicas, sociales y relacionales diferentes entre ellas.
En unos pocos casos, las experiencias presentadas tienen relación directa con el
saneamiento ambiental: planes de saneamiento del terreno en un área industrial
o arreglo de la ribera de un río. Estos proyectos hacen evidente la fuerte relación
entre sustentabilidad ambiental y social cuando hay que intervenir en el espacio
público: una se entrelaza con la otra, y puede ser un medio para alcanzar la otra.
Por ejemplo, participando en trabajos de saneamiento de su propio territorio - la
eliminación de un micro-basural para devolver una plaza al barrio – una comuni-
dad puede establecer relaciones, desencadenar procesos de inclusión, dar forma a
sus exigencias; en conclusión, lograr importantes resultados también en términos
de sustentabilidad social (ver Recuadros 1, 7 y/o 12 ).
Por último, hay una tipología de experiencias que prevén intervenciones de tipo
social, con el objetivo de reducir el nivel de conflicto dentro de un determinado
espacio público, o en una parte de él. En la casi totalidad de los casos, estos
proyectos han sido llevados a cabo con la participación de los actores sociales
relacionados con ese contexto. En estos casos el objetivo principal es la susten-
tabilidad social.
128
5.1 Objetivo: sustentabilidad
Marina Pelfini
Arquitecta
Asociación Amapola
129
sociales o con la autoridad pública – no es, por lo tanto, un elemento social que
forzosamente debe ser eliminado, sino un elemento importante y con un potencial
positivo en los procesos de interacción.
Un enfoque de este tipo, que apunta a la sustentabilidad social del espacio público,
tiene que proponerse los siguientes objetivos:
130
5.2 Sustentabilidad social y económica en las
intervenciones en el espacio público
Valter Cavallaro
Arquitecto
Ayuntamiento de Torino, Italia
Es posible empezar por decir que los distintos niveles de sustentabilidad social
y económica en la organización del espacio público están relacionados con la
concepción de los distintos modelos de desarrollo urbano (europeo, estadouni-
dense y el de las grandes metrópolis de América Latina, África y Oriente). En estos
modelos existen distintos equilibrios en la relación entre valor social del espacio
público (como lugar posible de relación entre los habitantes), valor estético (cali-
dad del paisaje urbano) y valor económico, en lo referido a (gastos para) ejecución
y mantenimiento.
Determinar el impacto en los diferentes términos es, entonces, una cuestión bas-
tante compleja, que no puede ser generalizada ni siquiera a nivel de cada ciudad:
baste con pensar a qué pueden ser atribuidos distintos valores en dichos tres ámbi-
tos entre áreas en el centro de la ciudad y otras menos céntricas o, mejor, entre
áreas con fuerte atractivo turístico y otras destinadas a funciones diferentes.
131
Desde el punto de vista de la sustentabilidad social, incluso cuando la transforma-
ción resulta ser un juego de suma positiva, a menudo se trata de una operación
donde también hay componentes negativos. Esto porque, de manera casi general,
no podemos afirmar que de existir un determinado status quo este por, definición,
sea óptimo. El desplazamiento hacia un equilibrio diferente, para un actor que
está acostumbrado a otro equilibrio anterior, tendrá siempre un impacto negativo
y la intervención será evaluada como no sostenible.
Por esta razón, también, en términos generales no parece tener mucho sentido
separar la sustentabilidad social de la económica (además, ¿cómo pueden ser
medidos los costes económicos de una escasa sustentabilidad social?). Parecería
más correcto hablar de sustentabilidad social (donde, justamente, deben revelarse
los distintos significados positivos y negativos que las personas atribuyen a las
transformaciones) y de una viabilidad financiera, es decir, de cómo los proyectos de
transformación pueden encontrar los recursos financieros necesarios para su rea-
lización. De otra parte, oportunos mecanismos de financiamiento pueden mejorar
el nivel de sustentabilidad. Si la sustentabilidad social deriva, directamente, de los
significados que son atribuibles a las transformaciones, no cabe duda que las dis-
tintas formas de financiación contribuyen a la construcción de estos significados.
Estos múltiples significados dan origen a conflictos que constituyen una presión
hacia la generación de procesos transformativos del espacio público. El conflicto
es el indicador de la presencia de una red densa, que es un valor para cualquier
organización (por consecuencia, para cualquier sociedad) y representa, segura-
mente, una oportunidad.
El concepto fue sugerido por una charla del psicoterapeuta Roberto Merlo durante un seminario
organizado en Nápoles por la Scorso Cooperativa Dedalus. Esta afirmación resulta válida en un
contexto de complejidad, por lo cual se supone necesariamente que cada supuesto es expresado
por un observador que representa un punto de vista específico.
132
Clasificaremos las distintas estructuras posibles de los sistemas, poniendo en rela-
ción los actores sociales en un gráfico con dos ejes, donde en las ordenadas está
representada la cohesión social (débil-densa) y en las abscisas la propensión a acti-
var relaciones de tipo no colaborativo-colaborativo entre los actores del sistema.
El esquema es el siguiente:
Redes
Densas
Conflicto Cooperación
Oposición Colaboración
Marginación Contrato
Redes
Débiles
Mucho más seria, y con riesgo de resultar insostenible, es la situación donde pre-
valecen procesos de desterritorialización (de redes densas a redes débiles). Es un
fenómeno que lleva a la separación clara (y física) del espacio privado del espacio
público (pensamos en las murallas alrededor de las casas de Los Ángeles bien des-
critas por Davis en 1993): en el primero se establecen las relaciones, mientras que el
segundo es aquel destinado a los marginados, donde es preciso quedarse el menor
tiempo posible (otra vez tenemos imágenes de Estados Unidos, de los sin techo
de Manhattan). Los procesos de desterritorialización hacen que sea cada vez más
Es posible hablar de territorio, más bien que de tierra, sólo en presencia de redes sociales arrai-
gadas. La primera acción que forma una red social es la denominación de un lugar (Turco, 1988),
hecho que permite la comunicación entre seres diferentes con una referencia de tipo espacial.
133
improbable la interpretación y la apreciación del espacio público como “lugar en
común” (Dansero 2002).
De todas maneras, y de acuerdo con Raffestein (1984) podemos decir que el proceso
de desterritorialización no es irreversible, sino más bien una fase de una dinámica
circular que alterna este tipo de procesos con aquellos de reterritorialización. Sobre
todo por este motivo resulta necesario y posible intervenir el proyecto, pero sólo si
este es resultado de una intensa sinergía entre distintos tipos de conocimientos y
deja abierta la participación de los actores sociales en la escena urbana.
Redes
Densas
Conflicto Cooperación
va
si
x
ión e cluye
clu
ac
alizaci ón i n
nt
z
rritoriali
Oposición Colaboración
ste
ori
De
it
rr e
Marginación Contrato
Redes
Débiles
En este último proceso, en dirección horaria, el actor social, en sus multiples formas
de ser “de alguna manera y en algún momento: a) produce territorio; b) usa territo-
rio; c) activa, desarrolla y termina relaciones con otros actores sociales a través del
territorio” (Turco, 1988).
134
Del razonamiento desarrollado hasta aquí, se deriva que la sustentabilidad social
de las transformaciones del espacio público no debe ser evaluada en términos solo
técnicos, sino más bien por medio del desarrollo de las relaciones entre actores
sociales y del proceso de creación de un sentido común. También las formas de pla-
nificación participativas, que a menudo representan planteamientos puramente
demagógicos, deben ser activadas sólo por esta razón y con este objetivo: la bús-
queda y la construcción de ‘lugares comunes’, de significados del territorio y del
espacio público que sean compartidos, más que por la ejecución de un proyecto de
arquitectura urbana bien hecho. La planificación participativa permite que queden
claros los roles de los distintos actores sociales, roles que deben quedar separa-
dos de las competencias técnicas (individuación de limitaciones, búsqueda de las
soluciones).
Tanto en las ciudades estadounidenses como en las europeas hay una búsqueda
del sentido de seguridad gracias a mecanismos de recíproca exclusión de los dife-
rentes usos del territorio, de tal forma que, a menudo, se desatan fenómenos de
autoexclusión (Mela, 2003): también algunos espacios típicos de la esfera pública
son regulados con entradas reservadas por medio del reconocimiento individual.
Tal vez sea superfluo recordar que el término apropiación se usa aquí con el significado de “sentir
como propio”, y no como posesión física.
135
La escala de estas intervenciones es, a menudo, la microurbana porque es la idónea
para representar de manera más evidente las relaciones entre los distintos actores.
Esto no excluye la necesidad de promover también operaciones a gran escala, pero
estas son casi por definición ‘no sostenibles’, ya que representan grandes innova-
ciones de las estructuras urbano-sociales. La escala microurbana, por lo contrario,
puede “crear una relación innovativa entre el espacio urbano y la acción en que se
desarrolla en ello, sin borrar todas las huellas de las relaciones anteriores” (Mela,
2006) en un proceso de decantamiento del ‘sentido común’.
136
menorizaciones en los reglamentos que las ciudades pueden dictar. Ya ha habido
algunas experiencias: se han activados patrocinios, sobre todo en relación con
obras de mantenimiento.
137
5.3 Construir espacio público sustentable:
sugerencias para administradores y ciudadanos
Roberto Arnaudo
Sociólogo
Asociación Amapola, Italia
Por otra parte, en lo que concierne a los modos de participación de los ciudada-
nos, se nota cómo en las formas de agregación de las bases [grassroots] –como,
por ejemplo, los comités espontáneos- debido al bajo nivel de estructuración
y al buen arraigamiento local, hay una fuerte tentación a considerarse como
representantes naturales de las instancias del territorio, como si la representa-
tividad fuera una propiedad inherente de la pertenencia a un lugar. En realidad,
la representatividad no es nunca un elemento inmediato, sino siempre un resul-
tado mediado de procesos formales legítimos, y que tiene carácter provisional
y mutable. La participación no necesita sólo motivaciones, intereses y volun-
tarismo sino también, y sobre todo, dispositivos participativos no limitados a
grupos de interés muy estructurados.
A este punto, es evidente que, de las formas en que se desarrolla la relación entre
administraciones públicas y actores locales, dependen muchas de las posibilida-
des de éxito de los procesos participativos y de las transformaciones de un lugar
reconocido y vivido en cuanto público. Hay, por lo tanto, algunos elementos que
deberían orientar la acción de estos dos actores hacia el objetivo común de la
transformación positiva de los territorios. Estos elementos son:
138
Conocer los lugares: comparación entre datos y percepciones
La construcción de un espacio público pone como condición previa el conoci-
miento del territorio donde este se sitúa. Es necesario conocerlo en sus elemen-
tos físicos, sociales y económicos, así como su evolución histórica (cómo se ha ido
construyendo a lo largo del tiempo, en lo referido a las edificaciones y a la comuni-
dad, qué procesos y dinámicas se han desarrollado). Es importante reconstruir con
claridad las políticas públicas que tienen lugar en él y comprender el significado de
las transformaciones que han ocurrido, utilizando herramientas eficaces y articu-
ladas de observación.
139
Los problemas y las posibles intervenciones deben ser presentadas y debatidas
sin simplificarlas, sin dejar de incluir elementos críticos, limitaciones, vínculos y
tiempos de ejecución. Sólo de esta manera los(as) ciudadanos(as) van a sentir que
realmente son parte de la búsqueda de soluciones: el administrador público ya no
es mirado como alguien que no ofrece las respuestas pedidas, sino como un inter-
locutor que afronta un problema difícil, que tal vez no pueda solucionarse del todo,
y cuya solución está condicionada por complejas relaciones entre los recursos dis-
ponibles y la pluralidad de las competencias institucionales.
Asumir responsabilidad
No se pide asunción de responsabilidad únicamente a los(as) administradores(as)
públicos(as), sino también a los(as) ciudadanos(as). La voz de los(as) habitantes de
un área problemática, al comienzo generalmente se manifiesta de forma reivin-
dicativa: se reclama un espacio como propio en el momento en el que ya no está
disponible porque otras personas o cosas lo han ido ocupando. Para que, a partir
de la reivindicación, se desencadene un proceso de transformación, es necesario
pasar por una asunción de responsabilidad: si nos identificamos en un lugar, hay
que estar dispuestos a hacerse cargo de su complejidad.
140
El camino racional implica elegir un proceso gradual y progresivo que apunta a
alcanzar resultados en el mediano y corto plazo. Implica también la actitud a obser-
var el proceso en su conjunto, evaluando los resultados y comparando el ‘antes’ y
el ‘después’, sin limitarse a considerar la solución del problema en términos absolu-
tos. Sin embargo, la racionalidad no puede ser impuesta, la administración pública
no puede pedirla como conditio sine qua non, y el proceso de negociación entre
autoridad pública y ciudadanos(as) tiene que tomar en cuenta también la dimen-
sión emocional.
Cada uno tiene sus propias experiencias; pero es posible intentar compartir
aquellas de carácter colectivo, promoviendo y valorando el rol de los distintos
actores involucrados, así como identificando objetivos compartidos. En este
proceso los líderes informales, es decir las personas que tienen más herramien-
tas que otros(as) y aquellas con una predisposición particular a cultivar las rela-
ciones, pueden ser reconocidas como sujetos privilegiados, en la medida en que
faciliten los procesos de diálogo y no quieran asumir un rol de representante
exclusivo de los(as) vecinos(as).
Pasar el relevo
Los líderes informales, movilizados de forma espontánea frente a un problema,
pueden consolidar su acción ampliando el grupo involucrado en el proceso o
compartiendo su experiencia con otras personas que podrán sostenerles y subs-
tituirlos cuando sea necesario. Esto es aún más significativo al tratarse de un
relevo entre personas que tienen edad, origen y culturas diferentes, porque evi-
dencia el valor de las diferencias presentes. Es importante que las formas de
participación queden abiertas y no sean confundidas con formas de participa-
ción exclusiva.
141
Evitar revisionismos y supresiones
En una situación problemática, y aun más de emergencia, puede pasar que sean
reinterpretados los procesos de manera funcional al objetivo de cada uno, per-
diendo la objetividad. Puede suceder, por ejemplo, que un territorio con un con-
flicto sea descrito falsamente como un área sin problemas hasta ese momento,
suprimiendo partes de su historia pasada. Sin embargo, es necesario recuperar
‘el hilo de la memoria’, recordar la vida de los territorios y los cambios ocurri-
dos. También puede suceder que en la comunicación con las instituciones sean
tomadas en cuenta sólo las respuestas que corresponden a las expectativas e
ignoradas las limitaciones o los tiempos técnicos de ejecución que la adminis-
tración plantea.
Evaluar el proceso
Intervenir en un área problemática no siempre puede tener como objetivo la
solución del problema. Más a menudo se trata de intentar mejorar la situación
y bajar el nivel de conflicto. Además, puede haber consecuencias inesperadas e
importantes de considerar: una comunidad movilizada para hacerse cargo de
su propio territorio tendrá también la oportunidad de crear o reforzar las rela-
ciones, de llevar a cabo un proceso de ciudadanía, que va a ser un patrimonio
común, y de adquirir conocimientos que pueden ser reinvertidos en otros luga-
res u otros temas. Es fundamental poner de relieve también estos resultados;
de otra manera, hay riesgos de hacer un balance injustamente negativo del pro-
ceso llevado a cabo.
142
Recuadro 18
Ate – Perú
Proyecto Arena una nueva sociedad
Un centro educativo y reglas para prevenir problemas de convivencia
Autoorganización comunitaria para una mejor convivencia y cuidado del
espacio público: desde la toma de un terreno nace un nuevo barrio. Para
prevenir problemas de convivencia y degrado la comunidad se organiza
con reglas y con la construcción de un centro educativo.
Lugar a intervenir y objetivo
En la Semana Santa de 2003, varios miles de pobladores(as) emigrados(as) de
la sierra, debido a los conflictos con el grupo guerrillero Sendero Luminoso, se
congregaron en los alrededores de un gran terreno que pertenecía al Country
Club. Los intentos para desalojarlos fueron inútiles y los(as) pobladores(as)
terminaron quedándose en este terreno que, posteriormente, les fue vendido en
un millón de dólares, que pagaron dando U$1.050 por poblador(a).
Por ser una zona de la que era extraída arena para la industria de construcción,
el terreno estaba totalmente desnivelado.
El objetivo principal de este proyecto consistió en la autoorganización de la
comunidad, en pos de una mejor convivencia y de generar espacios públicos al
servicio de todos(as). En esta experiencia se desarrolló la construcción de una
escuela, en la cual la comunidad tiene un rol esencial.
Metodología de trabajo
La comunidad, por medio de diversos mecanismos de participación, estableció
un reglamento de convivencia que debe ser respetado por todos(as) los(as)
residentes de Arena; su incumplimiento es castigado. Y, ante la precariedad de
servicios y equipamientos, la comunidad se organizó para responder a esas
necesidades básicas teniendo todos(as) el deber de trabajar para el logro de los
objetivos propuestos.
Impacto / Efecto deseado
Creación de un centro educativo: desde un inicio Arena dio gran importancia
a la educación; la prueba más palpable y concreta de ello es que aún cuando
sus pobladores(as) siguen viviendo en chozas de madera, con sus esfuerzos y
el apoyo de la municipalidad de Ate, en tal sólo cinco años de existencia han
logrado construir, en material sólido, un centro educativo formado por dos
pabellones de tres pisos donde funciona una escuela que presta servicios de
educación Primaria y Secundaria. Gracias al nuevo centro educativo, las familias
no debieron llevar a sus hijos(as) fuera del poblado, con un consistente ahorro
de tiempo y dinero. Además, han extendido la red de beneficiarios(as), ya que en
143
estas aulas han sido implementadas las denominadas ‘Escuelas para Padres’, se
dictan charlas para la juventud, de primeros auxilios y sobre salud para mujeres
y adultos mayores.
Adopción de reglas: desde el inicio fueron establecidas una serie de normas
de conductas muy estrictas, que han mejorado notablemente la convivencia y
la calidad de vida de los(as) pobladores(as). Se trata de un total de trece reglas
para cada sector. Sin estar escritas existen otras reglas que rigen la vida diaria,
como la de no poner música a niveles altos para no perjudicar el descanso de
los(a) vecinos(as). Una de las más importantes y polémicas es la prohibición del
consumo del alcohol en toda Arena, ya que en Perú hay un índice de permisividad
muy alto con el alcohol el que, incluso, es parte de los mecanismos sociales de
socialización y celebración. La severa aplicación de esta norma ha permitido
reducir notoriamente los problemas de violencia derivados del alcoholismo y,
como atestiguan las mujeres, ordenar las economías familiares. Concientes de
que al erradicar el alcohol estaban suprimiendo una de las válvulas de escape
de una población con muchos problemas, los(as) pobladores(as) dieron gran
importancia a las prácticas recreativas: todos los domingo, después de la jornada
de limpieza en la que participa toda la comunidad, empiezan las jornadas
deportivas que se desarrollan entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde.
BIBLIOGRAFIA
144
Davis M., La città di quarzo. Indagine sul futuro a Los Angeles, Manifesto Libri. Roma,
1993.
Mela A., Gli spazi pubblici: la scena e gli attori, in Villanti G. (editor), Città e progetto.
Pre-testi di urbanistica riflessiva, pp. 59-68, Editrice Compositori. Bologna,
2006.
_____ (editor), La città ansiogena. Le cronache e i luoghi dell’insicurezza urbana a
Torino, Liguori, Napoli. 2003.
Raffestin C., Territorializzazione, deterritorializzazione, riterritorializzazione e
informazione, in A. Turco (editor), Regione e regionalizzazione, pp. 69-82.,
Angeli. Milano, 1984.
Turco A., Verso un teoria geografica della complessità, Unicopli. Milano, 1988.
Villasante T. e Tamarit L.G., Hacia una ciudad habitable, Miraguano. Madrid, 1982.
145
CAPITULO
6
Monitoreo y evaluación
como herramientas de apoyo
a la gestión
Álvaro Espinoza
Criminólogo • Universidad Alberto Hurtado • Chile
147
6
148
6.1 Monitoreo y evaluación como herramientas de
apoyo a la gestión
149
El seguimiento o monitoreo puede ser interno o externo. Es interno cuando lo rea-
lizan quienes ejecutan un programa o proyecto; como contrapartida, es externo
cuando lo efectúan agentes que tienen responsabilidades administrativas y/o
financieras sobre él, aún cuando no participan directamente en su ejecución, y
quienes tienen interés en sus resultados y aportan valor agregado a los produc-
tos. Entre los primeros están los ministerios y servicios públicos que externali-
zan la ejecución de sus proyectos; y, entre los segundos, suelen estar grupos de
ciudadanos(as) organizados(as).
150
• Responsable: indica el integrante del proyecto que tiene la responsabilidad
de que la verificación sea realizada en los momentos y con la periodicidad
que corresponda. También debiera administrar la información recolectada
(registrarla, enviarla, ingresarla a un sistema de información, etc.).
• Procedimiento: detalla la modalidad de observación por medio de la cual
será obtenida y/o procesada la información. Son las técnicas de obtención
de información: observación directa, revisión de material escrito, encuesta,
entrevista, etc.
• Cobertura territorial: permite determinar cuál es la base territorial que será
asumida en el respectivo indicador. También puede aplicarse para unidades
programáticas, si corresponde.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Existen distintos tipos de evaluación, según el momento en que sea realizada ésta
y quien la realiza. La evaluación puede ser ex ante o ex post, según la etapa del ciclo
de un proyecto a la cual está asociada; e interna o externa, según quien la realiza.
151
el Gobierno de Chile, que ha incorporado la participación ciudadana a sus procesos
de evaluación ex ante de los proyectos de espacios públicos que forman parte del
Sistema Nacional de Inversiones.
Una de las evaluaciones ex post más requeridas y, al mismo tiempo, menos realiza-
das debido a su alto costo y exigencia metodológica, es la evaluación de impacto.
Ella busca medir, y emitir un juicio de valor, el impacto logrado por el proyecto
por medio de la entrega de sus productos. El impacto corresponde a la magnitud
cuantitativa del cambio que experimenta el problema o necesidad insatisfecha de
la población, objetivo atribuible al proyecto (Cohen y Franco, 2007). Las caracterís-
ticas más específicas que adquirirá la evaluación de impacto pueden ser defini-
das durante la operación. Sin embargo, es posible -y conveniente- definir a priori el
momento en que será efectuada, con el fin de preparar las condiciones técnicas y
financieras para su realización.
152
6.2 La evaluación de iniciativas de intervención en el
espacio público
153
Parámetros de Calificacion en Proyectos de
Recuperación y Mejoramiento de Espacios Públicos
(Programa de Espacios públicos)
154
rios, si aumenta la sensación de seguridad, si se realizan actividades que favore-
cen la convivencia, si los juegos infantiles son seguros para sus usuarios, si se han
identificado las buenas prácticas, las malas y las que hay que modificar, en fin, si los
proyectos o acciones tienen la efectividad buscada para que los espacios públicos
sean los ‘lugares’ que deben ser.
155
dos e –indirectamente- para perfeccionar las metodologías de evaluación ex ante
a las que son sometidos. Como contrapartida, su ausencia eleva el riesgo de cons-
truir espacios públicos que no cumplen con los fines propios.
La información hacia los(as) ciudadanos(as) suele ser considerada como una forma
de participación, aunque no implica necesariamente que cumpla un requisito
fundamental de ella, la ‘intervención’ o ‘involucramiento’ del(la) ciudadano(a) en
el desarrollo de la política. Aún así, la información no deja de ser una condición
básica para posibilitar la participación.
156
La participación de los(as) ciudadanos(as) como receptores de información y en
procesos consultivos constituyen las formas más comunes de involucramiento
ciudadano. En cambio, la cogestión y la participación en procesos resolutivos son
formas mucho más escasas y difíciles de operacionalizar.
157
Es posible insertar la evaluación participativa tanto en los procesos consulti-
vos como en los de cogestión, dependiendo de la función que cumplan los(as)
ciudadanos(as) en ella. Si actúan como informantes, su participación se inserta en
procesos de tipo consultivos; en cambio, si además de aportar información parti-
cipan en su análisis y hacen uso de ella, su actuación está situada en el nivel de la
cogestión. A su vez, ambos instrumentos se insertan en los procesos resolutivos,
aportando insumos para la toma de decisiones.
Cogestión • Monitoreo
• Evaluación participativa ex post con
ciudadanos(as) como informantes, analistas y
usuarios(as) de la información.
Resolutivo Utiliza los resultados del monitoreo y la evaluación como insumo para la toma
de decisiones
158
otros actores, y mediante el cual las personas obtienen mayor conciencia de sus
puntos fuertes y débiles, de sus realidades sociales más amplias, de los fines del
proyecto y del valor financiero y simbólico de sus productos (UNFPA, 2004). Este
proceso empodera a la comunidad, a sus organizaciones y líderes, lo que favorece
las relaciones que, en un marco democrático, deben establecer con instituciones
públicas durante la ejecución del proyecto y, con posterioridad a él, cuando surjan
conflictos o se ejerzan demandas referidas los espacios públicos de su entorno.
159
del proyecto y a los recursos existentes: comúnmente no es posible contar con soft-
ware para almacenar información, instrumentos de recolección de información
ni con conocimientos técnicos de monitoreo, etc. Para este tipo de iniciativas, el
monitoreo generalmente consiste en la realización de reuniones periódicas donde
representantes de los equipos de trabajo informan sobre las actividades y gastos
realizados, son compartidos los problemas existentes, se buscan soluciones a los
problemas y planifica el período siguiente de actividades.
160
BIBLIOGRAFIA
161
7
CAPITULO
conclusiones
163
7
164
Conclusiones
Ningún conflicto, por grave que sea, conduce a situaciones irreversibles, como lo
ilustran diversos ejemplos en las ciudades europeas y latinoamericanas. Estos con-
flictos están cargados de emocionalidad, factor que los responsables públicos y las
comunidades deben asumir como un componente de la gestión de la política de
espacio público. En este sentido, la política requiere de un enfoque integrado y de
competencias multidisciplinarias, donde la gestión de los espacios públicos impli-
que procesos de aprendizaje colectivo, de resolución de conflictos y de apropia-
ción de la ciudad por sus habitantes. A su vez, esta gestión ofrece oportunidades
de innovación y desarrollo social y urbano, además de tener un valor simbólico, en
términos de identidad comunitaria, de dignificación del espacio y de la ciudad y de
avance hacia la igualdad social.
En segundo lugar, para lograr su objetivo de cohesión social, la gestión de los espa-
cios públicos debe asumir la participación como componente central. Esta une
a la gente, la responsabiliza de su propia ciudad y la obliga a situarse en un pro-
ceso de diálogo con las autoridades públicas. Revaloriza la política y la dimensión
de gobierno de la ciudad como mediadora de los conflictos étnicos, de género e
intergeneracionales.
Sin embargo, para que la participación sea eficaz, como fin o instrumento de una
política pública urbana, es esencial que las autoridades y las comunidades asuman
su dimensión de proceso y de aprendizaje del cambio permanente. La participa-
ción depende, en gran parte, de la cultura democrática preexistente en la ciudad y
165
en las comunidades que la componen y tiene como condición que quien monitorea
el proceso -sea un agente político o técnico- tenga claridad sobre el carácter inclu-
sivo excluyente de los criterios de participación, así como de la relevancia de fijar
reglas precisas, que apunten al empoderamiento de la comunidad.
En tercer lugar, hay que tener en cuenta que no hay recetas para el trabajo en los
espacios públicos. No las hay porque existen contextos locales, culturales e histó-
ricos diversos. Incluso fenómenos genéricos, como la migración, asumen formas
y expresiones distintas y tienen causas distintas: en las ciudades europeas, es
multicultural y está centrada en mejorar las condiciones económicas; mientras
que la migración regional en Latinoamérica muchas veces es producto de los
conflictos políticos, la guerrilla y el narcotráfico, convirtiendo a sus protagonis-
tas más que migrantes, en desplazados. Estas diferencias condicionan las formas
de resolver la cohesión social, porque hay una matriz cultural y lengua común en
Latinoamérica, situación que no se produce en Europa, lo que determina las accio-
nes emprendidas.
Como cuarto elemento, remarcando la idea de que no hay recetas, es preciso seña-
lar la existencia de elementos estructurantes de las intervenciones. Entre los más
importantes destacan:
166
• Normatividad flexible y orientadora
Es necesaria una normatividad que busque adaptarse a los contextos micro
o macro. La normatividad es percibida como un instrumento y para nada
como un fin en sí mismo. En esta línea, la sobrenormatividad de los espacios,
en algunos casos europeos, es percibida como un obstáculo más que un ins-
trumento adecuado para la gestión de los espacios públicos, ya que muchas
veces inhibe la espontaneidad de los actores sociales.
• Coproducción de la ciudad
Uno de los objetivos en todas las intervenciones es (re)construir una ciudad
donde el actor social defina los parámetros de producción de la ciudad. Para
ello, es fundamental la coproducción de seguridad como forma de ciudada-
nía plena y libre, que implica no sólo la transversalidad - raras veces lograda
plenamente, pero siempre buscada o negociada- sino también la capacidad
de modificar la propia estructura institucional para lograr los objetivos
buscados. En los casos analizados, en la Policía de Badalona fue creada la
Unidad de Convivencia y, en el Rimac usaron una pedagogía diversa dirigida
al(la) joven de la calle.
• Ciudadanía tolerante
El objetivo esencial y progresivo de todos los procesos es la búsqueda de un(a)
ciudadano(a) responsable y que acepte la diversidad. Este es el objetivo de
la instauración de procesos pedagógicos, que tienden a educar o reeducar a
los(as) protagonistas, permitiendo que creen habilidades y orientándoles. El
proceso educativo hacia la ciudadanía tolerante requiere de ciudadanos(as)
que no estén asistidos ni encerrados en una subcultura o marginalidad. El
proceso de inclusión es logrado gracias a dicho protagonismo y por ello los
casos de protagonismo desde la infancia son un ejemplo notable.
167
la falta de ocasiones de confronto y la distancia entre ciudadanos(as) y insti-
tuciones ha provocado una desconfianza que es necesario dejar atrás.
Por último, los tipos de respuestas que cada una de las ciudades desarrolla frente
a los desafíos de cohesión de los espacios públicos responden a perspectivas com-
plementarias (ver tabla final).
Del otro lado, las ciudades europeas deben hacer frente al deterioro urbano, la
obsolescencia de sus centros urbanos o la funcionalidad de sus periferias. Además,
tienen que afrontar el problema de un utilizo multitarget y multifuncional del espa-
cio público que, a veces, es cruzado o usado por un sólo grupo de ciudadanos(as),
perdiendo la característica de espacio de confronto y encuentro. Junto con ello,
debe hacer frente a la inclusión social, sobre todo cultural y normativa de los
migrantes, poniendo en práctica la multiculturalidad y la diversidad. Frente a ello,
los conflictos en los espacios públicos son la expresión de un fenómeno mayor,
como mayor es también la forma en que los conflictos se resuelven en el espacio
público, una señal para la ciudad en su conjunto.
168
TIPOS DE TIPOS DE RESPUESTAS CONTEXTO
CONFLICTO
Percepción de inse- Inclusión de, y a partir de, los grupos Rediseño del espacio urbano a partir
guridad, crímenes más conflictivos: jóvenes de los jóvenes como protagonistas
y delitos (presen-
cia de pandillaje, Inclusión a partir de los(as) niños(as) Contexto local de transformación
bandas, sicarios) como exigencia democrática de las características de la ciudad
(pasaje de ciudad industrial a ciudad
de servicios o pasaje de ciudad a
metrópoli)
Uso del espacio Inclusión de los actores a partir de Derecho a la ciudad como base de
comunitario la mediación comunitaria y del uso la resolución de los conflictos entre
integrado de los espacios actores
169
“Como anfitriones, estamos seguros de
que este proyecto puede entregar luces
a la reflexión sobre la recuperación del
espacio público, al desarrollo urbano en
las urbes modernas y a la cohesión social,
así como también aportar líneas de acción
concretas, probadas e implementadas de
manera exitosa en escenarios diversos”.
En nuestro norte está la urgencia de pensar a los gobiernos locales como líderes,
dinamizadores, mediadores e impulsores del trabajo participativo y no sólo como
entes normativos en su tarea de administrar estos espacios.