Sunteți pe pagina 1din 14

LA INTELIGENCIA DEL BEBÉ SE ESTIMULA DESDE ANTES DE NACER

Los primeros años de vida son claves para iniciar el desarrollo cognitivo, emocional y físico.

Por: Abcdelbebe.com

Septiembre 24 de 2015 , 05:44 p.m.

La tecnología y, a la vez, la investigación científica han llevado a que “exista un interés significativo porque
los niños, aun antes del nacimiento, tengan un engranaje cerebral que les permita un aprendizaje exitoso, un
desarrollo mucho más rápido y que sea competente ante las exigencias del medio que los rodea”, dice
Marcela Alejo, terapeuta ocupacional, especializada en desarrollo infantil y problemas de aprendizaje.

De allí que la estimulación desde el vientre y la tranquilidad misma de la madre sean primordiales para que
el nuevo ser alcance niveles óptimos de desarrollo.

Por ello, y pensando en la importancia de un bienestar integral, que permita al niño adquirir herramientas
sensoriales que hacia el futuro aseguren un crecimiento sano y un mejor comportamiento frente a su
aprendizaje, la revista ABC del Bebé, en su edición 102, presenta un manual completo de estimulación, que
enseñará a los padres una serie de rutinas adecuadas en cada etapa del desarrollo, desde el vientre y hasta
los primeros 7 años de vida, para que esa formación sensorial lo ayude a aflorar destrezas y habilidades.

A continuación, una introducción de lo que encontrarán en la edición especial sobre estimulación, que
circula a partir de este viernes en todo el país.

Feliz con mamá

La estimulación prenatal es un tema conocido; incluso, algunos sistemas de salud tienen programas para
incentivar su práctica por el cúmulo de beneficios para el bebé y la madre. La idea es que, por medio de
estímulos, la mamá se sienta cómoda y bien con su nueva condición, y ese bienestar lo transmita al pequeño
por la circulación placentaria, con liberación de endorfinas, también llamadas hormonas de la felicidad.

La música, por ejemplo, es favorable para el bebé; incluso si se mueve o no el feto, lo importante es que la
música le guste a mamá. Además, no olvide hablar con su bebé, cantarle y usar su nombre para que se
acostumbre al timbre de voz de los padres; esto lo tranquilizará cuando llore inexplicablemente.

Las caricias sobre la barriga de mamá y generar espacios de relajación en los que ella esté cómoda y a gusto
siempre serán escenarios placenteros para ambos, que mejorarán la ansiedad de la embarazada y
fortalecerán el vínculo afectivo con su hijo.

Posteriormente, cuando el niño nazca, su relación con los padres y personas cercanas le ayudarán a
entender el mundo que lo rodea. Para Juana Morales Sáenz, psicóloga especializada en crianza, los primeros
3 años de vida son fundamentales, porque durante ese tiempo se construyen los patrones en el cerebro:
cómo se relacionará, cómo manejará sus emociones y cómo pondrá atención al mundo.

A lo largo de la primera infancia, es clave estimular a su hijo con el contacto físico, besos, abrazos, masajes;
y, por último, realizar con él alguna actividad divertida. Esto hará de su desarrollo un proceso dinámico y
positivo.

Los sentidos del niño


El tacto es el primero de los sentidos que el bebé desarrolla, pues es a través de él es como establece, al
nacer, contacto con mamá y con el mundo.

Algunos médicos indican que los bebés recién nacidos ven en blanco y negro, más o menos, hasta los cuatro
meses de edad; otros indican que ya puedan ver colores. Lo cierto es que ven como ‘bultos’.
El gusto se desarrolla desde que el bebé se encuentra en el vientre, pues allí ya se forman la lengua, la boca
y sus pequeñas papilas gustativas. Cuando nace, el primer contacto que tiene es con la leche materna.

El olfato es quizá el sentido al que menos importancia se le da, pero se ha demostrado que es más fuerte
tras el parto, pues por medio de él el bebé puede reconocer a la madre.

El oído se desarrolla desde el vientre y puede estimularse al hablarle al bebé, puesto que favorece su
desarrollo neuronal y emocional, y el vínculo con la madre.

Manual de estimulación

La edición de septiembre de la revista ‘ABC del Bebé’, que ya está en circulación y puedes encontrar en los
almacenes de cadena, cuenta con cinco capítulos: ‘Ejercicios para la gestante y su bebé’, ‘Desarrollo de los
sentidos’, ‘Bienestar socioafectivo’ y ‘Motricidad y potencial cognitivo’, que les ayudarán a sus hijos para un
crecimiento integral. La información que encontraran en la revista complementa éste artículo sobre todo lo
que encierra la estimulación, desde el vientre hasta los primeros siete años de vida de tu niño.

TU BEBÉ ACTIVA SUS SENTIDOS DESDE EL VIENTRE. APRENDE A ESTIMULARLOS


Desde la gestación, tu hijo adquiere habilidades y es capaz de percibir sensaciones y emociones.

Es importante estimular y estrechar los vínculos afectivos con tu bebé de modo que, desde el vientre, le
ayudes a agudizar sus sentidos.

Por: ABCdelbebe.com

Octubre 19 de 2017 , 06:18 p.m.

La ciencia ha realizado estudios a lo largo de décadas para confirmar si en el vientre de la madre, el ser en
formación puede ir activando sus sentidos: escuchar, ver, sentir y hasta oler.

Pues efectivamente, los pequeños desarrollan en gran parte sus sentidos durante el periodo de gestación,
por lo que es importante que la madre, su pareja y quienes los rodean desde el exterior, durante los nueve
meses de espera, le vayan estimulando con sonidos, luces y sensaciones.
¿Será que escucha?, ¿sentirá dolor?, ¿verá algo?, ¿lo afectará mi estado de ánimo?, son preguntas que
quizás te inquieten a lo largo de tu embarazo. Aquí te ayudamos a resolver algunas de esas dudas, para que
estés tranquila y sigas disfrutando de la etapa más inolvidable de la vida.

“Está científicamente comprobado que a los tres meses de gestación, el feto está conectado con las
emociones de su mamá. Lo que ella siente y transmite a su hijo será determinante en la infancia, la
adolescencia y la adultez del pequeño”, afirma Clara Sandoval, pediatra bioenergética.

En ello radica la importancia de estimular y estrechar los vínculos afectivos con tu bebé de modo que, desde
el vientre, le ayudes a agudizar sus sentidos y le trasmitas seguridad y tranquilidad.
Está científicamente comprobado que desde los tres meses de gestación, el feto está conectado con las
emociones de su mamá. Lo que ella siente y transmite a su hijo será determinante

Así mismo, varios expertos señalan que no hay nada más eficaz para el bienestar de tu recién nacido, que
haber sido estimulado en el útero con una gran dosis de comunicación, aceptación y amor; receta que
influye positivamente en el desarrollo de su cerebro y sistema nervioso.

Yo te siento, tú me sientes

El tacto es el primer sentido que se desarrolla en tu bebé. Alrededor de las siete semanas, tiene la capacidad
de tener sensaciones en la piel, sobre todo en su rostro; alrededor de la boca. Luego, hacia las once
semanas, estas sensaciones se prolongan a sus manos, que ya estarán totalmente formadas, su tórax y las
plantas de sus pies.

Finalmente, hacia la mitad del embarazo, toda su piel estará reaccionando al estímulo táctil incluso, a través
de pequeños receptores cutáneos, tu bebé podrá detectar las leves variaciones de temperatura que se
producen en el útero y las vibraciones cuando, por ejemplo, la madre va en un automóvil.

De ahí que diversos estudios comprueben que tu bebé es capaz de percibir las sensaciones táctiles que
vienen del exterior y reaccionar cuando acaricias o presionas su barriga.

Por ello, se aconseja realizar masajes sobre el vientre, preferiblemente del centro hacia fuera, hacia los lados
y hacia arriba con aceites y cremas que la mamá use para su piel.

Ahora bien, aunque muchos padres temen hacer fuerza sobre el vientre, Arboleda afirma que no hay por
qué preocuparse al hacer algo de presión en la barriga, ya que la mamá tiene tres capas de piel, una de
grasa, capas del útero engrosadas y una placenta con líquido amniótico, de modo que las caricias deben ser
algo ‘fuertes’ para que tu bebé logre percibirlas.

Un mundo de sabores por descubrir

Si bien el sistema gustativo se desarrolla completamente dentro del útero, este se estimula fuera del vientre.
Y es que hacia la décima semana de gestación, la lengua de tu pequeño ya tendrá formadas las papilas
gustativas que le permiten distinguir entre sabores ácidos, salados, agrios, etc.

Sin embargo, tu bebé no reconocerá estos sabores sino hasta después de nacer ya que en el útero, todos los
alimentos y los nutrientes que ingiera la madre le llegan por medio del cordón umbilical, así que el primer
sabor que percibirá el pequeño será el de la leche materna al nacer.

Sin embargo, es bueno decir que tu bebé ingiere líquido amniótico, la sustancia que rodea y amortigua al
feto dentro del saco del mismo nombre, donde habita el pequeño al estar en el vientre.

Hacia la semana 25, tu bebé oye los latidos del corazón de mamá y para la semana 36 sus respuestas al ruido
habrán madurado lo suficiente.

Olfato, el sentido del amor

Se estima que a la octava semana de gestación tu bebé tendrá una pequeña nariz diferenciada con nervios y
membrana olfatoria ya formados, y que hacia la semana doce, este órgano estará preparado para percibir
todo tipo de olores.
No obstante, mientras algunos investigadores señalan que en el útero tu pequeño se familiarizará con
olores, otros argumentan que, por estar sumergidos en el líquido amniótico, no pueden oler nada. Pero al
nacer, aunque no ve, sí percibe el olor de mamá.

¿Sienten dolor?

De acuerdo con científicos del University College London, los bebés pueden distinguir diferentes estímulos
dolorosos alrededor de la semana 35 de gestación -justo antes de nacer- debido a que la actividad neuronal
en su cerebro cambia gradualmente de un estado inmaduro a uno más avanzado.

De tal forma, se podría indicar que los circuitos neurales le permiten al pequeño procesar el dolor de una
manera más intensa. Sin embargo, los científicos aclaran que esto no quiere decir que los bebés de menos
semanas no tengan algún tipo de reacción frente a cierta dolencia.

Tu bebé será sensible a ruidos fuertes y a la música que proviene del exterior en el tercer trimestre.
Melodías para ser feliz

Hacia la semana 25, tu bebé oye los latidos del corazón de mamá así como los ruidos intestinales durante la
digestión, y el sonido que genera el aire al pasar por los pulmones de mamá.

Ya en la semana 28, su nervio auditivo se encuentra totalmente perfeccionado y la apertura del canal
auricular está completa de modo que, para la semana 36, sus respuestas al ruido habrán madurado lo
suficiente.

Esto significa que, hacia el tercer trimestre de gestación, el bebé es capaz de escuchar y diferenciar la voz de
su madre de todos los demás sonidos, y puede ser sensible a ruidos fuertes y a la música que proviene del
exterior. Este es un momento clave para estimular al bebé hablándole, leyéndole, cantándole y llamándolo
por su nombre, para que se sienta acompañado y amado.

Asimismo, algunos expertos recomiendan estimularlo con melodías poniéndoles audífonos o parlantes sobre
el vientre, de modo que el bebé pueda captar las vibraciones sonoras y generar respuestas de calma o de
movimiento. Se ha comprobado que la música despierta la actividad neuronal en el cerebro de tu pequeño.

La visión, el último sentido en madurar

Al final del segundo trimestre del embarazo la arteria central de la retina de tu bebé estará completamente
formada, lo que le permitirá que sus ojos puedan funcionar como tal. Sin embargo, estimular este sentido,
según los especialistas, es muy difícil por la interposición de los tejidos maternos que hacen que el medio
intrauterino sea oscuro.

Así las cosas, si el bebé llegara a ver algo, sería un reflejo rojo por el color de la sangre y los tejidos de la
madre. Por ello, ponerle estímulos como linternas en el vientre no funciona en realidad. Debes tener en
cuenta que los bebés nacen con la vista inmadura, tan pronto como llegan al mundo solo logran identificar
bultos, así que este es el único sentido que sigue madurando tras el nacimiento.

12 A 18 MESES, TIEMPO DE FORMAR LA CONDUCTA DEL NIÑO

Por: Abcdelbebe.com
Mayo 09 de 2012 , 11:41 a.m.

En est periodo los niños comienzan a experimentar un deseo de independencia, incentivado por su nueva
habilidad de caminar.

En est periodo los niños comienzan a experimentar un deseo de independencia, incentivado por su nueva
habilidad de caminar. Por eso, desde esta edad se les debe enseñar los límites de un comportamiento
apropiado y los de uno inadecuado, haciendo que aprenda de sus actos para ir formando una conducta.

Esta época, cuando los niños comienzan a caminar, es el momento ideal para empezar a introducir valores,
razonamientos e incentivos con el fin de aprender las reglas de comportamiento aceptadas.

Las primeras reglas que se le imponen al niño deben estar encaminadas a proteger su seguridad. Los padres
tienen la función de explicar claramente las cosas que se pueden hacer y las que no, y para ello pueden
hacer uso de cuatro técnicas apropiadas.

 Distraer al niño para que no ponga atención a actividades peligrosas.


 Convertir el “no” en una palabra para cuestiones de seguridad. Si el niño escucha la palabra “no”
con demasiada frecuencia, empezará a hacer caso omiso de ella.
 Comunicarse sin palabras para que entienda con una mirada o un gesto.
 Nunca hay que pegarle ni usar castigos corporales.

Durante este periodo, el niño iniciará un proceso de integración social y empezará a jugar con otros de su
misma edad. Por eso, es importante enseñarle a compartir y a entender qué cosas son de él y cuáles no.
En general, los padres y las personas que se encuentran alrededor del niño deben ser cuidadosos con las
cosas que dicen y hacen en frente de él, porque en esta etapa tiende a imitarlo todo. Además, aprende
rápidamente.

¿QUÉ SIENTE EL BEBÉ EN EL VIENTRE MATERNO Y CÓMO ESTIMULARLO?


El tacto, el gusto y el olfato son los primeros sentidos que desarrollará tu hijo en la gestación.

Por: Abcdelbebe.com

Julio 27 de 2017 , 04:35 p.m.

Algunas mamás piensan que su bebé, por estar en la bolsa de líquido amniótico, no tiene contacto con el
exterior. Sin embargo, estudios recientes demuestran lo contrario, él escucha, ve, come e incluso, siente
dolor mientras está dentro de tu barriguita.

Una de las mayores inquietudes, no solo para los padres sino también para los expertos en terapia y cirugía
fetal, es cómo el feto desarrolla sus sentidos, por ende, su relación con el entorno y, específicamente,
contigo; la reacción a estímulos externos como la temperatura, los ruidos, las voces, y hasta el estrés que
manejes durante el embarazo.

Lo primero que debes tener en cuenta, es que el desarrollo fetal es un tema de investigación continua.
Según el doctor Saulo Molina, ginecobstetra, experto en materno fetal de la Clínica Colsubsidio, “el
desarrollo fetal es un tema apasionante que nos lleva a entender el origen de la vida y aceptar al feto como
un organismo completo, además, como nuestro paciente, ya que hasta hace unas décadas solo era
considerado un huésped obligado en el vientre materno, sin entender su verdadera importancia en el
desarrollo con oportunidades de diagnóstico y tratamiento médico.

“Efectivamente, el feto reacciona a estímulos internos y externos. La discusión, de si siente o no, todavía es
motivo de controversias e investigaciones. Lo que sí es cierto es que, en general, el feto desarrolla sus
sentidos después del segundo trimestre.

“En el primero forma los órganos y en adelante se inicia un proceso de maduración neurosensorial”. Es
alrededor de la semana 22 que los órganos de los sentidos están desarrollados. Por eso, la estimulación
intrauterina debe comenzar solo hacia la semana 22 o 23 del bebé”, explica el doctor Molina.

El tacto

Para la especialista en estimulación, María Paulina Arboleda, el sistema táctil permite que sostengas
comunicación con tu hijo; para ello, es aconsejable que hagas masajes en el vientre y constantemente le
hables a tu hijo y pienses en situaciones agradables.

Según la ginecobstetra Giuliana Puccini, desde que el bebé está en el vientre tiende a agarrar, ya que tiene
reflejo de aprensión. Incluso, cuando se hacen procedimientos dentro del útero y el bebé se encuentra por
accidente con un elemento externo, se pueden percibir en la ecografía los reflejos de retirada.
La pediatra Melba Hoyos, indica que el tacto es el primer sentido que se desarrolla. Alrededor de la séptima
semana, tu bebé tiene la capacidad de tener sensaciones, especialmente alrededor de la boca. Hacia la
semana 11, estas se prolongan a las plantas de los pies y a los genitales. Finalmente, hacia la mitad del
embarazo toda la piel reacciona al estímulo táctil.

El gusto

De otra parte, el olfato y el gusto se desarrollan a partir de la sexta semana. La doctora Hoyos indica que el
gusto está muy desarrollado; a partir de la semana 12 empezará a diferenciar gracias a lo que tú comes, lo
dulce de lo amargo, por ejemplo, lo dulce estimula el reflejo de deglución y lo amargo lo inhibe.

Para Puccini, aunque el sistema gustativo se desarrolla completamente dentro del útero, se estimula fuera
del vientre. La lengua contiene las papilas gustativas, que evolucionan desde la décima semana, y permiten
distinguir entre sabores ácidos, salados, agrios, etc.; el primero que identifica tu hijo es el dulce.

No quiere decir que él reconozca los sabores cuando está en el útero; simplemente, los recibe de los
alimentos que ingiere la madre, al transmitir los nutrientes al bebé, a través del cordón umbilical;
obviamente, el primer sabor del pequeño al nacer será la leche materna.

La visión

En cuanto a la visión, aunque su proceso de maduración y desarrollo se mantiene durante varios meses
después de nacer, depende fundamentalmente de la finalización del desarrollo neurológico tanto del
sistema nervioso central como de la mielinización, proceso en el que se forma la mielina y facilita la
transmisión de los impulsos nerviosos entre las neuronas, de los nervios.

Es clave que tengas en cuenta que la capacidad de ver depende directamente de la luz, y el medio
intrauterino es oscuro, por lo que no se puede verificar qué tanto y cómo ven dentro del vientre de mamá.
Los ojos aparecen en la semana cuatro en forma de surcos ópticos, los cuales crecen hacia afuera del
cerebro anterior; por eso, a un feto se le ven en la parte lateral.

Luego, en la semana ocho, se forma la vesícula óptica, la cual más adelante se va a diferenciar entre el globo
ocular y la parte de los lentes (córnea y cristalino); estos últimos se desarrollarán posteriormente.

“Al final del segundo trimestre se forma la arteria central de la retina, que es la que va a hacer que hacia la
semana 20 esté fusionado el ojo como tal”, reitera la doctora Guiliana Puccini. Los párpados se forman a las
ocho semanas, pero se quedan cerrados hasta la semana 24. Estimular este sentido es muy difícil por la
interposición de los tejidos maternos. Si se viera algo, sería un reflejo rojo por el color de la sangre y los
tejidos de la madre, sostiene.

La doctora Hoyos indica que el feto separa sus párpados hacia el sexto mes de embarazo, y al séptimo mes
los abre completamente; al octavo mes ya es sensible a la luz, esto significa que sus pupilas se contraen o
dilatan con los estímulos luminosos. A partir de la semana 30, aproximadamente, es capaz de distinguir de
dónde procede la luz. El único sentido que sigue madurando después del nacimiento es la vista.

El oído

Ahora bien, la audición se desarrolla luego de la semana 28, percibe además estímulos vibratorios. Sin
embargo, se cree que desde la semana 24, el bebé ya reconoce la voz de su madre y es capaz de responder a
los estímulos sonoros, como la música, o ruidos de mediana intensidad. Los ruidos fuertes tienen la
capacidad de sobresaltarlo.

Es clave enfatizar en la importancia de hablarle, ponerle música suave o melódica, también, se le puede
cantar al bebé.

El vínculo entre el feto y su madre es muy fuerte.

Hacia la semana 25 el feto ya oye. En principio, escucharás la voz, los movimientos y los latidos del corazón
de la mamá.

Los estímulos externos no los escucha con la misma claridad, indica la ginecobstetra Guilina Puccini, quien
dice que los bebés oyen como si estuvieran dentro de una piscina. “La voz los tranquiliza, por eso cuando
nacen, la mamá los carga y los calma, pues porque recuerdan la serenidad y paz que tenían en el útero”.

El olfato

En cuanto al sentido del olfato, como los bebés están sumergidos en el líquido amniótico, no huelen nada.
Por eso, es complicado hacer una estimulación intrauterina. Así, al nacer, los bebés identifican a su madre a
través del olor y del vínculo que adquirieron durante la gestación.

La ginecobstetra Puccini dice que “el sentido regulador del amor es el olfato.

Es el órgano que genera la relación de los seres humanos, por eso, lo primero que le genera seguridad al
recién nacido es el olor y la voz de su mamá”. En cuanto al padre, se recomienda que para que su hijo
reconozca su olor, cargue al pequeño y ponga la cabeza hacia su cuello, donde permanece el humor de las
personas.
Si bien es cierto que el bebé tiene la capacidad de percibir estímulos a través de los sentidos, es clave decir
que las emociones de la madre influyen también en el desarrollo emocional del bebé. Sus sentimientos
negativos pueden afectar al feto, pero de igual forma ocurre cuando la madre experimenta felicidad o
bienestar, todo lo percibe el pequeño en el vientre.

Por tanto, el bebé sí es capaz de sentir el rechazo, la aceptación, la alegría, la tristeza, la tranquilidad y
responder a todo esto con excitación o tranquilidad. Más aún, tiene memoria de esos sentimientos al nacer.
Por eso es tan importante tratar de llevar un embarazo de manera tranquila, lo que se traduce en bebés
felices y, a la postre, en sociedades sanas.

DIEZ FORMAS DE ESTIMULAR A TU HIJO


Desde acciones pequeñas puedes trabajar en los pequeños su nivel físico y cognitivo.

Por: Andrés Felipe Cardona

Octubre 18 de 2016 , 06:11 p.m.

Con miras a que los pequeños desarrollen todas sus potencialidades a nivel físico, sensorial, emocional y
cognitivo, los padres de hoy juegan un gran papel en la estimulación de sus hijos desde edades muy
tempranas, mediante actividades que van desde la lectura de un cuento, una corta sesión de masajes,
caricias y mimos, y juegos con objetos tan sencillos como un espejo o una pelota, hasta la dedicación de un
tiempo para salir a jugar en el parque, hacer dibujos o disfrutar de un juego de mesa.

1. Tú eres su mejor estimulante

Los padres son los actores principales a la hora de favorecer el desarrollo de los procesos emocionales,
cognitivos y psicomotores de sus hijos en los primeros años de vida. De hecho, su acompañamiento desde el
nacimiento con palabras de aliento, muestras afectivas y frases que valoren sus esfuerzos, los impulsan a
continuar mejorando y les demuestran que detrás de ellos hay alguien que confía en sus capacidades.

Esto es esencial para que el niño se sienta seguro de desarrollar todo su potencial día a día. Por eso, los
padres deben procurar que en las rutinas, desde el cambio del pañal de su bebé hasta cuando está listo para
caminar y luego para ir al colegio, todos los momentos que compartan sean parte de un juego de
exploración y de autoconocimiento en el que al niño se le facilite descubrir su entorno y sentirse seguro de sí
mismo. Esto, a futuro, será favorable para sus procesos de autonomía y crecimiento.

2. Desde los primeros días

Una de las primeras formas de estimularlo es recurrir a los masajes, que establecen un contacto piel a piel a
través del cual se fortalece el vínculo con sus padres; se incrementan la seguridad, tranquilidad y
autoconfianza del niño, al tiempo que se le permite sentir y descubrir todas y cada una de las zonas de su
cuerpo, siempre y cuando se le hable y se le toque con amor.
En los siguientes meses se le deberá facilitar la estimulación sensorial a partir de la exploración de múltiples
texturas, sonidos e imágenes, mediante juegos con objetos simples, ejercicios de coordinación corporal y
actividades que le ayuden a reconocerse como un ser único en el mundo. Esto puede ser mirarse en un
espejo o escuchar que es llamado por su nombre.

3. Para conocer a otros y a sí mismo


Otra área que requiere gran estimulación es la socio-afectiva, que son las experiencias afectivas y de
socialización que le permiten al niño sentirse seguro y capaz de relacionarse con los demás a partir de
ciertas reglas comunes. Durante el proceso de desarrollo entre los 0 meses y los 10 años, existen distintos
momentos que están mediados por los tipos de comunicación y los ambientes de confianza que los padres o
cuidadores primarios establecen con el niño.

Esto les permite ser cercanos en todo momento, brindarle al niño su apoyo en las situaciones que él perciba
como frustrantes y estresantes, o aquellas que le generen miedo e inseguridad. Así se facilita que el niño
logre afrontar de una manera sana tales experiencias, exprese sus emociones e intente buscar soluciones a
los conflictos que se le presenten.

4. A mover el cuerpo

La motricidad gruesa tiene que ver con los grandes movimientos del cuerpo, de sus piernas y brazos,
además de los cambios de posición y la capacidad de mantener el equilibrio; es decir, son las habilidades
que va obteniendo el niño para moverse y controlar su fuerza, agilidad y velocidad, y por lo tanto son de
vital importancia en el crecimiento integral del menor. En este sentido, las actividades de estimulación
deberán, en cada etapa, procurar que el niño realice movimientos de todas las partes de su cuerpo.

Para ello se debe dedicar tiempo para ir al parque, jugar con una pelota, saltar el lazo y hacer juegos de
equilibrio que le exijan al niño un esfuerzo físico, así como coordinación entre sus miembros o extremidades.
Igualmente, es esencial motivar al niño a manipular juguetes de diferentes formas, tamaños y texturas, a
llevarlos de un lado al otro y arrástralos o empujarlos, a alcanzar cosas que estén a diferentes alturas, entre
otros ejercicios.

5. Los libros, los mejores aliados

Desde antes de nacer, los niños ya pueden tener contacto con la lectura. Y qué mejor que esta se dé a través
de la voz de su mamá o de su papá, quienes pueden leerles o contarles cuentos con todo su cariño y amor.

Es más, aún sin saber leer, los bebés pueden estar en contacto con libros que sean fáciles de manipular, que
tengan muchas ilustraciones y que puedan ojear a su antojo. Por eso, para que el bebé de hoy sea un muy
buen lector el día de mañana, el ejemplo debe comenzar en casa. Si los bebés y los niños ven a sus padres
leyendo de forma placentera y como un hábito diario, también les tomarán amor a los libros. En este
sentido, se recomienda reservar diariamente un tiempo para la sesión de lectura y dejar que sea el niño el
que escoja el libro que desee leer.

6. Aprendiendo con precisión

El desarrollo de las habilidades de motricidad fina es otro de los campos decisivos para el niño. Se hace
presente cuando el pequeño descubre sus manos, comienza a tocar objetos en su ambiente y a manipular su
entorno con mayor precisión. De hecho, esto se relaciona con la coordinación entre los ojos y las manos.

Es fundamental que los padres estimulen la adquisición de la habilidad de ‘pinza’, esta es el agarre de tres
puntos (dedos pulgar, índice y medio), que pueden promover con ayudarle a sostener correctamente un
crayón y animarlo a seguir delineando o dibujar figuras, a abrocharse y desabrocharse los botones de la
camisa, a subir la cremallera o amarrar los cordones. Así mismo, de los 4 años en adelante los padres
pueden incitar en sus pequeños recortar y pegar figuras, elaborar manualidades sencillas y armar
rompecabezas o figuras con fichas.
7. ¡Hora de números y letras!

El área cognitiva es la que le permite al niño comprender y relacionar conceptos, solucionar problemas y
adaptarse a nuevas situaciones mediante el uso del pensamiento y la interacción directa con los objetos y
con el mundo que lo rodea. Para que se dé el desarrollo de esta área el niño necesita experiencias que
eleven sus niveles de pensamiento y su capacidad para razonar, concentrarse y seguir instrucciones, lo que
ocurre desde los primeros meses de vida y que evoluciona y se complejiza con el paso del tiempo.

Esto hasta que, en la etapa escolar, el pequeño adquiere competencias y habilidades específicas en
matemáticas y lectoescritura, que le permiten ir desarrollando procesos cognitivos que estructuran su
pensamiento. Esta área se puede estimular por medio de juegos que impliquen para el niño prestar
atención, concentrarse y hacer memoria; examinar formas, tamaños y colores; contar o describir objetos, o
plantearse preguntas sencillas sobre sus actividades cotidianas o sobre lo que observa a su alrededor.

8. Bailar y cantar para estimular los sentidos

La música impacta varias áreas de desarrollo de los niños y les ayuda a potencializar destrezas a partir de la
diferenciación entre sonidos, ritmos y movimientos. Por ello expertos en estimulación la destacan como uno
de los mejores estimulantes.

La iniciación musical puede empezar en la etapa de gestación, cuando la madre escucha música ole canta a
su barriga.

De hecho, el primer órgano de un bebé que se desarrolla es el oído, de modo que los latidos del corazón, la
respiración y la voz de la mamá son las primeras composiciones musicales que el niño escucha.

9. Manchas y dibujos, creatividad colorida

La pintura estimula la creatividad, la sensibilidad y la comunicación; además aumenta las capacidades de


concentración y expresión en los niños, disminuye la ansiedad, y ayuda a expresar miedos y expectativas. A
nivel físico, dibujar ayuda a perfeccionar la habilidad manual, especialmente la motricidad fina, y también
mejora la percepción que se tiene del espacio y de las texturas y los colores.

En este sentido, los padres pueden animar a sus pequeños a dibujar ciertas formas o animales, ofreciéndoles
apoyo y sin presionarlos ni fijarles límites. Se les debe permitir escoger los colores que quieren y que hagan
las formas que le plazcan para que exploren su imaginación y creatividad. Para niños entre 3 y 5 años, una
de las alternativas es los libros para colorear, que están preparados para que pinten y encuentren referencias
entre flores, animales y personajes.

10. Experimentar lo cotidiano, otra forma de aprender

Prácticamente todas las actividades de un niño en formación van a estimular en algún grado el desarrollo de
sus habilidades futuras, por lo que varios expertos coinciden en que el estímulo llega al pequeño de manera
natural. El rol de los padres es acompañarlo en ese camino y facilitarle el proceso, haciendo que las
actividades más simples y cotidianas se conviertan en juegos de exploración.

Por eso, una buena manera de estimularlo es hacerlo partícipe de actividades del día a día como doblar la
ropa, guardar cosas en los cajones, preparar recetas, lavar los platos y organizar su propia habitación, ya que
en este proceso habrá experimentado con diversas texturas y formas, habrá encontrado problemas y
soluciones, y habrá tenido posibilidad de interactuar con el rol de adulto, algo que les despierta una enorme
curiosidad.

ESTUDIO: POBREZA DE LA FAMILIA AFECTA EL CEREBRO DE LOS BEBÉS

Los científicos advierten de la necesidad de paliar las desigualdades educativas y económicas en pro del
adecuado desarrollo de los niños.

Por: Abcdelbebe.com
Febrero 17 de 2017 , 02:22 p.m.

Un estudio liderado por la Universidad de Granada (UGR) ha revelado que la pobreza de la familia impacta
en el funcionamiento del cerebro de los bebés. Así, los bebés pertenecientes a familias con menos recursos
económicos y un menor nivel educativo presentan un funcionamiento más inmaduro, y una menor
capacidad para detectar errores.

En este estudio participaron un total de 88 bebés de 16 meses, quienes debían observar cómo se
completaban una serie de puzzles simples con los que previamente habían sido familiarizados.

Los investigadores midieron la respuesta de su cerebro mediante un electroencefalograma de alta densidad,


tanto cuando los puzzles eran completados correctamente como cuando eran completados erróneamente
(por ejemplo, las patas y cuerpo de un pollito con la cabeza de un elefante).

Como explica la directora de este trabajo, Charo Rueda, del departamento de Psicología Experimental de la
UGR, “la respuesta cerebral ante la observación de errores está bien caracterizada en adultos, y es una
excelente medida del sistema cerebral relacionado con la atención y el aprendizaje”.

El estudio muestra que la reacción del cerebro de los bebés de 16 meses es muy similar a la de los
adultos en la misma tarea, “lo que nos permite medir la eficacia del sistema cerebral atencional en niños
pre-verbales. Esto es importante porque este protocolo nos puede servir para detectar precozmente riesgo
en el desarrollo de problemas atenciones”, apunta Rueda.

Pero el estudio tiene un segundo aspecto, si cabe más interesante aún, y es que por primera vez se establece
una relación entre el estatus socio-económico de la familia de crianza y el rendimiento del cerebro de los
bebés en la detección de errores. Esto es importante, “ya que muestra que el ambiente de crianza
(la pobreza educativa y de recursos) impacta en el funcionamiento del cerebro de los niños desde bien
temprano”.

Así, los resultados indican que el cerebro de bebés criados en familias de padres con menor nivel educativo y
de recursos muestra un funcionamiento más inmaduro. “Este dato pone de manifiesto el impacto que la
pobreza puede tener en el desarrollo del cerebro desde bien temprano y de la necesidad de paliar las
desigualdades educativas y económicas en pos del adecuado desarrollo de los niños”, concluye Rueda.

SIN ESTÍMULOS, EL CEREBRO INFANTIL SE DAÑA


Neuronas tienen periodos críticos para alcanzar desarrollo. Activarlas a tiempo es definitivo.
Por: Carlos Fernández - Asesor médico El Tiempo
Enero 30 de 2017 , 10:14 a.m.

“Las experiencias y estímulos que recibe el cerebro en las primeras etapas de la vida, incluso en la uterina,
determinan la formación de las vías biológicas, que no solo influyen en el aprendizaje y el comportamiento,
sino en la salud integral en todo el ciclo de la vida”, dice el pediatra de la Universidad Nacional Vladimir
Muñoz.

En la comprensión de este proceso es necesario saber que el cerebro está formado por miles de millones de
neuronas que tienen el mismo código genético de todas las células del cuerpo, pero necesitan, desde que se
forman, de la información que reciben por las vías sensoriales –como el tacto, el oído y la visión– a fin de
consolidar su funcionamiento. Sin embargo, algunas tienen un periodo definido para lograrlo. “La genética
les da a las neuronas la posibilidad de desarrollarse, pero esto no es posible si no se estimulan”, manifiesta el
pediatra.

De acuerdo con la siquiatra Olga Albornoz, las investigaciones neurofuncionales han permitido comprobar
que muchas partes del cerebro son más ‘plásticas’ de lo que se creía y su proceso de ‘esculpido’ debe
iniciarse desde el primer día del nacimiento o antes para que se logren conexiones con otras partes del
cerebro. “Hay que entender que esto no solo repercute en el desarrollo sicomotor, sino que dota al
organismo de herramientas, incluso para prevenir enfermedades e infecciones”, apunta.

Pero lo más importante de estos hallazgos, explica el neurólogo Gustavo Castro, es que muchas de estas
conexiones que permiten habilidades a todo nivel se conforman durante las edades tempranas y son más
difíciles de desarrollar o de cambiar en la vida adulta. De ahí que se hable de periodos críticos para el
desarrollo del cerebro.

David Hubel y Torsten Weisel, ganadores del Premio Nobel de Medicina en 1982, confirmaron que la falta de
estímulos sensoriales luminosos del mundo exterior en los primeros meses de vida impide que se
desarrollen las neuronas de la corteza cerebral occipital encargadas de la visión y que pasado este tiempo,
así haya estímulos suficientes, la vista infantil no será normal.

También se ha confirmado que las neuronas de la corteza temporal, responsables de interpretar las señales
del oído, se desarrollan bajo un modelo similar al de la visión y cuentan con una especie de plazo para
alcanzar su máxima función. “El problema es que el desarrollo de las neuronas auditivas es imprescindible
para la formación del lenguaje y muchas veces el estímulo de estas estructuras empieza tarde, cuando ya no
hay mucho que hacer”, sentencia la médica rehabilitadora Olga Lucía Estrada.

Se ha comprobado, sostiene Estrada, que los niños nacen con la habilidad para interpretar sonidos en
cualquier idioma y a los 6 meses de edad, aproximadamente, pierden esta capacidad y consolidan las bases
del lenguaje materno; también se sabe que entre los cero y los 5 años pueden adquirir con facilidad un
segundo idioma y después de los 10 años esta condición se pierde rápidamente.

“Es claro que si un infante es expuesto a interacciones verbales permanentes y claras entre su primero y
tercer año, adquiere habilidades sólidas en el lenguaje, además de las herramientas necesarias para un
desempeño escolar que se consolida, más o menos, a los 9 años”, asegura Albornoz, y agrega que este
periodo crítico debe tenerse en cuenta en todos los planes de atención a la niñez.

Años claves
Janellen Huttenlocher, siquiatra de la Universidad de Chicago, demostró que las conexiones sinápticas
(conexiones neuronales) entre las diferentes áreas del cerebro tienen una elevada potencialidad en los
primeros seis años de vida y su densidad aumenta proporcionalmente con los estímulos externos de
diferente origen (visuales, auditivos, táctiles, olfativos o gustativos), siempre y cuando estos sean ordenados,
regulares y bien estructurados.

“La respuesta del cerebro a estas experiencias le permite desarrollar funciones muy complejas, entre las que
están las superiores, como el lenguaje, la cognición, el razonamiento y el comportamiento”, dice el
neurólogo Castro, quien también afirma que lo más interesante de estos hallazgos es que esta “densidad
sináptica” disminuye a los 14 años y con esto la capacidad de adquirir con facilidad las habilidades que no se
alcanzaron a esta edad.

Esta pérdida de la densidad y la cantidad de las conexiones cerebrales es resultado del poco uso o de
estímulos escasos, asegura Donald Hebbel, neurocientífico canadiense. “Úsenlas o piérdanlas”, afirma, e
insiste que la intensidad de uso de las vías neuronales determina mayor fuerza y durabilidad de las
funciones del cerebro.

Y en el movimiento...

Los humanos inician sus movimientos cuando el feto tiene siete semanas y alcanzan su pico entre las
semanas 15 y 17. A partir de ese momento, también se empieza la conexión entre todas las áreas del
cerebro que controlan dichos movimientos, creándose una relación permanente que existirá entre el
cerebro y la capacidad de moverse en las personas.

Según el investigador William Greenough, de la Universidad de Illinois, esta relación debe fortalecerse, y
encontró que los dos primeros años de vida son el periodo crítico para que el movimiento estimule la
formación de todos los circuitos neuronales que impulsan el desarrollo de otras funciones.

“Una gran cantidad de estímulos útiles para las neuronas son extraídos del mundo cuando el niño se mueve
y, por el contrario, una restricción en la actividad inhibe de manera significativa la formación de estas
conexiones y, de paso, el desarrollo cerebral”, comenta Greenough.

Es por esto que, en palabras de la especialista Estrada, el juego y todas las actividades que induzcan
movimiento en los niños desde el nacimiento son elementos infaltables en la crianza y deben ser
garantizados por padres y cuidadores de manera permanente.

Política de Estado

Los aportes de las investigaciones son tan sólidos que, de acuerdo con la siquiatra Olga Albornoz, la
estimulación adecuada a los niños desde el nacimiento, al igual que la instrucción para aplicarla a todo nivel,
deben ser parte de una política sanitaria integral y obligatoria. “Si un país quiere tener niños sanos y aptos
para la vida, debe privilegiar su desarrollo cerebral a partir de programas de estimulación” temprana.

“Si el cerebro de un niño no se estimula de manera adecuada, los perjuicios impactan en toda la sociedad”,
concluye Albornoz.

Dos alertas

Está demostrado que un estrés prolongado predispone a enfermedades como la hipertensión y la diabetes y
afecta el sistema de defensas del organismo, con lo cual se aumenta la vulnerabilidad ante infecciones de
todo tipo. También se evidenció que el estrés prolongado desencadena atrofia neuronal en áreas vinculadas
con la memoria y el aprendizaje. En el mismo sentido, un estudio hecho en Nueva Zelanda demostró que el
maltrato en la primera década de la vida predispone a la depresión y al deterioro cognitivo en la edad
adulta.

Por el contrario, investigaciones con animales encontraron que el tacto y el contacto permanente con las
crías en las primeras etapas de la vida favorecen el desarrollo de habilidades para el aprendizaje y para
enfrentarse a la competencia y mejora las defensas.

S-ar putea să vă placă și