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Subtemas:
Qué es la Oratoria
Finalidad de la Oratoria
Desarrollo:
Qué es la Oratoria
La oratoria, como toda disciplina, ha evolucionado tanto en su concepto como en todos los
demás aspectos. Han sido múltiples las definiciones, desde las más antiguas hasta las más
actuales. Veamos las más resaltantes, de distintos autores en diferentes tiempos.
Actualmente, la Real Academia Española la define como “f. Arte de hablar con elocuencia.
f. Género literario que se concreta en distintas formas, como el discurso, la disertación, la
conferencia, el sermón, etc.” (http://dle.rae.es/?id=R8qgr7H)
Otros términos han sido relacionados con la oratoria, como son labia, verbosidad, locuacidad,
verborrea, charloteo, monserga, prosopeya, entre otras. Ninguno de estos indica
apropiadamente qué es oratoria; al contrario, el significado de estas es generalmente contrario
a la finalidad de la misma. Hablar en público como orador no tiene que ver con decir cosas
insustanciales o intrascendentes, ni de hacerlo de forma confusa o embrollada, ni de tratar
contenidos que aburran o que no tengan interés alguno. Estas son distorsiones en las que
muchas personas caen, con o sin intención. Oratoria es dar un mensaje significativo,
importante y útil, que motive a quienes escuchan y les impulse a realizar algo, aunque solo se
brinde información.
Al unir todos los términos de oratoria y elocuencia, y sus significados, queremos decir que la
oratoria es un arte, en el cual confluye la elocuencia como habilidad de utilizar la retórica, con
la finalidad de atraer con el discurso y persuadir para obtener los fines que mencionamos
anteriormente.
Por otro lado, es importante definir qué no es la oratoria, y esto es vital porque cualquier
persona puede utilizar estas herramientas y habilidades con fines retorcidos y nada éticos. La
oratoria no es manipulación a través de la palabra, no es engañar ni infundir miedo, no es
violar la libertad ni el derecho a la verdad, no es engañar ni guiar a otros a formas de pensar o
actuar de forma indebida. La oratoria es, y siempre debe ser, la expresión de la verdad, un
medio para orientar a otros hacia el conocimiento y el crecimiento; todo lo que esté fuera de
estos ámbitos, se aleja de lo esencial de su objetivo.
Finalidad de la Oratoria
Como pudimos ver, la oratoria no consiste solo en pronunciar algunas palabras, por atractivas
que sean. Como ciencia y arte tiene un propósito bien definido que busca alcanzar en todo
momento quien la emplea. Este fin se ha debatido en el tiempo; sin embargo, los objetivos más
comunes pueden clasificarse de la siguiente manera:
Convencer: Lograr que otros acepten –con el entendimiento– algo como verdad. Es un
proceso que apunta hacia lo intelectual, hacia la razón, en la búsqueda de lograr el
convencimiento de la misma.
Persuadir: Convencer a otros con nuestras ideas, de modo que actúen de acuerdo con ellas.
Implica trabajar con su motivación. Algunas de las personas que manejan de forma especial la
motivación son los vendedores que buscan convencer para vender, los líderes que impulsan a
alcanzar un objetivo, y los políticos que intentan obtener la simpatía y la buena voluntad.
Aunque estos dos términos tienen gran similitud, en el ámbito de la oratoria los diferenciamos
claramente. La Real Academia de la Lengua Española las define de la siguiente manera:
Convencer: “Incitar, mover con razones a alguien a hacer algo o a mudar de dictamen
o de comportamiento. Probar algo de manera que racionalmente no se pueda negar.”
Persuadir: “Inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo.”
Ambos términos son muy similares, por lo que los diferenciaremos desde nuestro punto de
vista sin la intención de establecer definiciones académicas formales; lo hacemos desde la
intención de distinguir finalidades más específicas. Convencer lo abordamos desde el proceso
intelectual de lograr la aceptación o el cambio racional por parte del público; persuadir lo
enfocamos hacia la motivación a actuar, a realizar algo.
Conmover: Provocar ciertos sentimientos, emociones o pasiones en otros. Es una vía muy
poderosa para convencer o persuadir al público. Muchas veces este objetivo representa todo
un reto, pues despertar emociones requiere de habilidades muy desarrolladas y bastante
experiencia en oratoria.
Agradar: Inspirar belleza en los demás, orientada de alguna forma a despertar sentimientos
que generen placer o gratificación. Este tipo de finalidad se da usualmente en eventos
artísticos, de estética y de belleza.
Motivar: Incentivar a otros para que realicen alguna acción o a que la hagan de mejor manera.
Es usual esta finalidad en conferencias y charlas, dirigidas tanto a personas pertenecientes a
organizaciones como a individuos particulares. Quienes asisten a eventos con presentaciones
de este tipo consideran que tienen elementos que necesitan en el momento, y que solo les hace
falta trabajar su actitud para mejorar o hacer las cosas con ánimo diferente.
Impresionar: Impactar en el público con un fin que puede ser explícito o tácito. En política,
entretenimiento y programas de tipo show se usa con mucha frecuencia, con el fin de atraer de
forma puntual o sostenida. Esto usualmente requiere de un equipo técnico que apoye en toda
la logística, puesto que puede incluir un grupo de elementos para los cuales se requieren
profesionales para su manejo óptimo.
Por todo ello, la oratoria –en cualquiera de sus tipos– requiere de habilidades especiales, que
vayan mucho más allá de la simple pronunciación de palabras o mensajes razonablemente
estructurados. Un orador debidamente entrenado, con un mensaje significativo y con la
oportunidad precisa sabrá impactar en su público y dejar una huella positiva y duradera.
Bibliografía recomendada
Suarez Honorato, H., (2012), Oratoria, México DF, México: Red Tercer Milenio.
Alban Alencar, A., (2007) Manual de oratoria, Edición electrónica gratuita. Texto completo
en www.eumed.net/libros/2007b/