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Dicen que dicen que dicen, que en el mundo de Los Sueños, en un valle sin
fin, vivía una señorita muy bella llamada Bella.
-Muy buen día señorita, soy el enviado de Dios; ¡Alégrate! Porque mi Señor
quiere que lo conozcas y ha enviado este plano para que construyas una
escalera al cielo y llegues a Él. Además, he traído conmigo dos vigas tan
fuertes y livianas a la vez, que son las bases de la escalera para llegar a
Jehová tu Dios.
Pero no todo era color de rosa para Bella, porque sus vecinos don Dolores,
la señora Tristeza, don Gruñón, doña Desesperada y sus compinches, todos
llenos de envidia y maldad, le decían que ella estaba loca, por construir
una escalera tan larga, sabiendo que el cielo no tiene fin, la trataban de
desanimar diciendo que Jehová está muy lejos y que nunca lo encontrará;
pero a pesar de todas sus maldades; Bella les sonreía y les decía: -Vengan
conmigo porque mi Señor, amor eterno nos dará, pero sus vecinos
malvados no la escuchaban y seguían burlándose cada vez más.
Llegó el día en que Bella decidió subir al cielo, llena de alegría y emoción.
Sus vecinos llenos de curiosidad y envidia, esperaron a que Bella esté muy
alto para empezar a seguirle, pensando que ella en algún momento
perdería sus fuerzas y así puedan burlarse para siempre de ella.
Los días pasaron, y Bella subía y subía, llena de fe e ilusión. Pero sus
vecinos vacios de amor y esperanza, se cansaron de subir y dijeron:
Dicen que Diosito mostró a Bella el Jardín del Cielo, lleno de hermosas
rosas celestes y azuladas, es por eso que cada vez que vemos al cielo, lo
vemos de color celeste y azulado.
Bella simplemente, por todo lo que Jehová le había dicho y había mostrado,
lloró de alegría.