Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Coordinadores
GUSTAVO LE YVA
BRIAN CONNAUGHTON
RODRIGO DÍAZ
NÉSTOR GARCÍA CANCLINI
CARLOS ILLADBS
Leyva, Gustavo, el
Independencia y Revolución. Pasado, presente y futuro / Gustavo
Leyva, Brian Connaughton, Rodrigo Díaz, Néstor García Canclini,
Carlos Illades. - México : FCE, UAM, 2010
819 p. ; 23 x 17 cm - (Colee, Historia)
ISBN 978-607-16-0401-9 (FCE)
ISBN 978-607-477-338-5 (UAM)
Distribución mundial
Comentarios: editorial@fondodeculturaeconornica,com
www.fondodeculturaeconomica.COM
Tel. (55) 5227-4672 Fax (55) 5227-4694
Se prohibe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio,
sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.
MIRUNA ACHTM*
PUESTAS EN ESCENA:
"ANC1ENT AND MODERN MÉXICO" EN LONDRES
Y EL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO
4
George Francis Lyon, Journal of a Residence and Tour of the Republic of Me.uco, in 1826.
1828, p. 121. [La traducción es mía.]
494 1.AS CONMEMORACIONES; ENTRE EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO
En otras palabras, desde la década de los veinte del siglo) (a se forjaron, des-
de Europa y desde los Estados Unidos, los argumentos que legitimaron inter-
venciones europeas y estadunidenses en México —y en América Latina en
general— a lo largo de ese siglo: la exploración, saqueo o estudio de antigüe-
dades, así como el reconocimiento y aprovechamiento de las riquezas mine-
rales y naturales o de las oportunidades estratégicas del país acabarían por
vencer su retraso tecnológico y cultural y por revelar la verdadera historia y
misión de la nación mexicana. Esta faceta "civilizadora" y la íntima relación
entre representaciones e intereses culturales, por un lado, e
imperialismos comerciales o políticos, por otro lado, han sido examinadas por
una importante lista de historiadores anglosajones y franceses, dedicados a
entender las actividades
de viajeros y exploradores como William Bullock o John Lloyd Stephens y
Frederick Catherwood en sus dimensiones más amplias.'
Ausente en esta nueva tendencia historiográfica fue la respuesta rnexica-
na a las actividades de viajeros, comerciantes, diplomáticos, mineros o anti-
cuarios ingleses, franceses, alemanes o estadunidenses. Tal ausencia resulta
hasta cierto punto paradójica, ya que los primeros años después de las guerras
de Independencia constituyeron, en el caso mexicano, un importante mo -
mento de reconocimiento tanto del presente de México —sus realidades de-
mográficas, geográficas, climáticas, por ejemplo—, corno de su pasado. Entre
las instituciones más representativas de la búsqueda de la memoria mexicana
y del afán por describir la nueva nación, se encuentra el Museo Nacional, fun-
dado en 1825, al cabo de una serie de gestiones por varios miembros del go-
bierno mexicano.
En su reporte al Congreso en noviembre de 1823, Alamán declaró que no
podía haber libertad sin educación y llamó la atención sobre el imperativo de
establecer un museo, con el propósito de fomentar la educación pública y
de evitar la dispersión y destrucción de los "preciosos monumentos de la an-
tigüedad mexicana" y de los documentos coleccionados por Boturini, de los
cuales muchos habían desaparecido o habían sido destruidos. Los que que-
daban, resguardados desde 1821 en el Despacho de Relaciones Interiores y
Exteriores, podrían juntarse, sugería Alamán, con los manuscritos, dibujos
y antigüedades depositados en el Seminario de Minería, coleccionados por el
capitán Guillermo Dupaix y el dibujante Luciano Castañeda a lo largo de sus
expediciones, entre 1805 y 1807, a varios lugares, entre ellos Palenque. En su
:k
siguiente reporte al Congreso, el 11 de enero de 1825, Alamán volvió a insistir
en la fundación de un Museo Nacional que anexara los restos de la antigüe-
dad mexicana y producciones naturales, provenientes éstas del Gabinete de
Historia Natural dispuesto por José Longinos Martínez a finales del siglo xvni
y del Seminario de Minería. Por su parte, Isidro Icaza, el primer conservador
Véase Nigel Leask, op. cit.; Robert Aguirre, Informal Empire... , op. cit.; y Tripp Evans,
llornancing the Mayas: Mexican Antiquity in the American Imagination, 1820-1915, University of
Texas Press, Austin, 2004.
496 LAS CONMEMORMIONES: ENTRE EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO
e Isidro Laza, "Carta a Guadalupe ‘rictoria.", sin sección, caja 82. expediente 20, AGN, 4 de
mayo de 1826.
Para la primera época del museo, el libro de Castillo Lerdón (E! Museo Nacional de Arqueo-
logía, Historia y Etnografía. 1825-}925_ Reseña histórica escrita para la celebración de su primer
centenario, Talleres Gráficos del Museo Nacional de Arqueología Historia y Etnografía, México,
1924) sigue siendo el más completo_ Véanse también referencias a esta etapa temprana del Museo
Nacional, en Miguel Angel Fernández., H r i f O r t a de los museos de México, Banco Nacional de
México, 1987: Enrique Florescano, El patrimonio cultural de México, FCE, México, 1993; Luis
Gerardo morales moreno. ünkeno..s de la museología vrte.xicaria: fuentes para el estudio del Museo acional,
175,0-1 840, Universidad Iberoamericana, México, 1994; y Mechthild Rutsch, Entre el campo y el
gabi nem NaciDnate5 y extranjeros en la profesionalización de la antropología mexicana ( ir
8774920) . ~Istituto de Investigaciones Antropológicas umAm, México, 2007.
-
EL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO Y LOS GUIONES DE LA NACIÓN 497
muy semejantes a dos cuernos de ciervo, que a más de las varias ramificaciones
o puntas que figuran, su nacimiento lo hacen totalmente como el cuerno del cita-
do animal que hasta parece en esta parte un pedazo de cráneo el cual es un hueso
elástico. Lo demás es una sustancia córnea muy salada y quemándola se fundió
mismo que el cuerno; su olor es igual y más fuerte: ambos tienen un pedazo de
cráneo que he dicho que estaban unidos en él, aunque ya se separan con el mane-
jo. Indica parecerse a una especie de planta pero bien examinado es una produc-
ción animal que no deja duda. [._.] Y porque pueda sea una curiosidad para nues-
tro museo las he dejado en su poder para que las ponga en manos del Gobierno
con el fin de que se examine por científicos facultativos y averiguado lo que sea
quede uno en el citado museo y otro se me devuelva. Si considera precio, ponga
todo esto al conocimiento del presidente de la república."
" Estos objetos aparecen en varios inventarios y registros de recibo firmados por Ignacio
Cubas a lo largo del agio de 1825 (AGN, sin sección, caja 82, expediente 20).
U Juan Pablo Anaya, "Carta al Ministro de Relaciones Interiores y Exteriores", sin sección,
caja 82, expediente 20, AGN, 27 de junio de 1825.
EL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO Y LOS GUIONES DE LA NACIÓN 499
En el mismo envío llegó también la carta del general Juan Orbegoso, quien, al
experimentar "el olor de asta quemada que dan los fragmentos [de los objetos]
cuando se quemad" concluyó que contenían una porción grande de amoniaco
como el cuerno, pezuñas de animales, etc." y que eran, indudablemente una 'c
Por ejemplo, a anales de 1825, Cubas escribió una carta al Colegio de los
Santos preguntando por qué el colegio había vendido a un inglés de apellido
Campbell una piel de culebra de 56 varas castellanas (unos 35 metros), "sin
contar la cabeza y la cola que le faltaba que acaso [agregaría] un tercio más".
A nombre del colegio, Francisco Molinos contestó el 2 de enero de 1826 que
la piel había llegado al colegio a finales del siglo anterior, entre 1788 y 1790,
junto con varias "manufacturas y curiosidades de los indios de Nootka" y
que era imposible recuperar la piel porque Campbell ya la había mandado a
Europa» Insistiendo que la nación tenía derecho eminente sobre "esta pre-
ciosidad, para instrucción de la juventud", el presidente dio órdenes para que
el inglés dispusiera el regreso del objeto y pidió cautela por parte de los adua-
neros porque, al parecer, Campbell ya tenía pasaporte para los Estados Uni-
dos, por el puerto de Veracruz.ls Ha sido imposible averiguar cómo acabó la
historia de la fantástica piel de culebra, pero, lé; base esta corresponden cia
truncada, podemos inferir, otra vez, que desde los primeros momentos del
México independiente, tanto el gobierno mexicano como el Museo Nacional
tornaron en serió su tarea de impedir el éxodo de objetos que consideraban
de posible valor para el país.\NIWI- > " •
del globo.
"7 Francisco Molinos, "Respuesta", sin sección, caja 82, expediente 20, AGN, 2 de enero de 1826.
LO Gobierno del Distrito Federal, 'Carta del Gobierno del Distrito Federar, sin sección, caja 82,
Vuestra] E[xcelencia] sabe que los ejemplares curiosos del reyno mineral mere-
cen singular aprecio en todos los gabinetes bien organizados, en los cuales debe
procurarse acopiar un surtido más completo posible. En México especialmente,
que debe gran parte de su fama a la riqueza de las minas, se hace ya muy extra-
ño no puedan presentarse producciones de este genero comparables a las que
de aquí se han llevado con sumo aprecio para enriquecer los establecimientos
ex tranjeros.2
Isidro Icaza, "Carta a Guadalupe Victoria'', sin sección, caja 109, expediente 5, AGN, 20 de
abril de 1828,
EL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO Y LOS GUIONES DE LA NACIÓN 503
per la puerta para que Beaufoy pasara, porque la llave se había perdido—."
Unos 20 años después, los comentarios no eran distintos. Frances Calderón
de la Barca encontró que el museo contenía obras raras y valiosas y muchas
antigüedades curiosas de los indios, pero los objetos estaban mal organiza-
dos. Por otro lado, en su Mexico, as it Was and as it Is, Brantz Mayer, el secre-
tario de la legación estadunidense en México (1843-1844), quien dedicó un
estudio bastante comprehensivo al museo y a algunas piezas, describió su
impresión general de la colección de esta manera: "estarás sorprendido de
hallar entre esa masa de polvo, basura y muebles inservibles, reliquias de la
antigüedad, para las cuales, el British Museurn, el Louvre o la Glyptotheca
de Munich pagarían miles".24 A su vez, pocos años antes de la invasión de México
por los Estados Unidos, en 1845, el viajero estadunidense Benjamin Moore
Norman en su Rambles in Yucatan , urgía a sus compatriotas a aprovechar
la "falta de interés" de los mexicanos por sus antigüedades y a llevar a cabo la
exploración e ilustración de estas "maravillas" que pertenecían apropiada-
mente a los americanos (del Norte). Si no, los Belzonis o Champoilions del
Viejo Mundo podían usurpar su propósito!'
Para Isidro Icaza, primer conservador del museo, acumular objetos, sobre
todo monumentos y documentos prehispánicos, significaba estar al día con
los gustos del siglo, dar un paso fuera de la barbarie y hacia la civilización,
reclamar —como él mismo había insistido en su primer borrador del regla-
mento del museo los "títulos de la historia"— y tomar posesión simbólica de
un territorio definido por la extensión de sus ruinas o de sus producciones
naturales más curiosas o características. Sin embargo, cómo forjar la unión
entre las prácticas de acumular y exponer objetos, por un lado, y las de co-
nocer y representar la nación a través de una colección nacional, por el
otro, es una pregunta que quedó sin una respuesta definitiva en las décadas
ideológica y políticamente tumultuosas después de la Independencia. Sur-
gieron durante estos años varias formas de pensar el pasado y el presente
de los mexicanos, cada una vinculada a intereses y usos diferentes. En sus
intentos de dotar a los objetos del museo con valores simbólicos o de ima-
ginar, a través de ciertos objetos, los orígenes y el estado de su nación, los
mexicanos contendrían, como lo hicieron al momento de adquirir objetos,
con los viajeros, comerciantes, espías, especuladores y científicos extranje -
ros quienes estaban forjando sus propias narrativas sobre la joven nación
mexicana.
23
Mark Beaufoy, Mezican Illustrations Founded upon Facts, Indicative of the Present Conditions
of Society, Manners, Religion, and Manners, arnong the Spanish and Native Inhabitants of Mexico:
with Observations opon the Government and Resources of the Republic of Mexico, as they Appeared
during Part of the Years 1825, 1826, and 1827, Carpenter and Son, Londres, 1828, p. 199.
" Brantz Mayer, Mexico as it Was and as it Is, J. Winchester, New Jersey, 1844. [Traduc-
ción mía.]
23
Benjamin Moore Norman, Rambks ira Yucatan; or Notes of Travel Through the Península,
Including a Wsit to the Pubis of Chi-Chen, Kabah, Zayi and Uxmal, Nueva York, 1843, p. 101.
506 LAS CONMEMORACIONES: ENTRE EL PASADO, EL PRESENTE Y EL
FUTURO
Benjamin Moore Norman no tenía razón cuando escribió que los mexicanos
no se habían preocupado por explorar sus antigüedades. Desde la época co-
lonial el estudio de los monumentos y de los documentos prehispánicos tuvo
discípulos célebres; entre ellos destaca Antonio de León y Gama, cuyos escri-
tos sobre las piezas desenterradas en la Plaza Mayor de México en 1791 fueron
reeditadas en 1832 por Carlos María de Bustamante. Por el otro lado, durante
la época independiente, el Museo Nacional publicó una efímera serie de gra-
bados y notas sobre algunos objetos de la colección. Entre sus primeros actos
como conservador del museo, el 29 de noviembre de 1825, Isidro Icaza había
propuesto la publicación de "una literatura".26 Año y medio después, el 25 de
agosto de 1827, se imprimió una hoja volante, con el título "Museo mexica-
no", donde Icaza sugirió que las antigüedades pudieran servir como hilos
conductores hacia un pasado "sepultado en el olvido" y envuelto en "tinieblas
casi impenetrables" por la ignorancia y el fanatismo y, con este propósito,
anunció la publicación mensual de cuatro láminas —de esculturas, dibujos,
jeroglíficos y pinturas históricas prehispánicas escogidos entre los objetos de
la colección— acompañadas de notas y explicaciones. Los tres números de la
Colección de las antigüedades mexicanas que ecsisten [sic] en el museo, editadas
por Isidro Icaza e Isidro Gondra, ilustradas con litografías de Jean Frederick
Waldeck e impresas por Robert, salieron durante los últimos meses de 1827
y dejaron de publicarse por falta de suscriptores." Este precario esfuerzo de
estudiar y dar a conocer la colección anticuaria del museo es un valioso testi-
monio del empeño de los editores por representar el alto grado de civilización
mexica (comparable, según los editores, al de otras civilizaciones clásicas,
como la griega) y por reflexionar sobre el balance negativo de la dominación
española. Sin embargo, sorprende la ausencia de cualquier intento por en-
contrar en la civilización de los antiguos mexicanos el origen de la nación
moderna o por establecer vínculos o continuidades entre las dos.
Por otro lado, a partir de mediados de los años veinte, el enigma de los oríge-
nes, tanto de los mexicanos como de la humanidad, empezó a buscarse en otro
lado: entre las ruinas —envueltas en el misterio de los años y de una vegetación
lujuriante— de Palenque. Aunque a finales del siglo xvw y principios del xix
hubo varias exploraciones de las ruinas de Palenque, su efecto electrizante en la
imaginación europea comenzó en 1822, cuando se publicó en Londres el libro
Descriptions of the Ruins of an Ancient City, Discovered near Palenque, la traduc-
ción de un manuscrito del capitán español Antonio del Río sobre sus exploracio-
nes en Palenque entre 1786-1789. La traducción inglesa venía acompañada
de un tratado sobre los orígenes míticos —atlántidas y cartaginenses— de los
26 Isidro Icaza, "Informe", sin sección, caja 82, expediente 20, AGN, 29 de diciembre de
1825.
" Isidro Icaza e Isidro Gondra, Colección de las antigüedades mexicanas que ecsisten en
el
Museo Nacional de México, México, 1827.
EL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO Y LOS GUIONES DE LA NACIÓN 507
era asunto del gobierno yucateco o del Museo Nacional. Por otro lado, el
estudio de las antigüedades y del alto grado de civilización que represen-
taban, confrontaba a los mexicanos a una dificil pregunta: ¿cómo explicar
el presente miserable ante un pasado glorioso? ¿Había que considerar a los
mexicanos del siglo xix como herederos de las culturas prehispánicas? El
espectro de la degeneración —cultural, moral y racial— llegó a constituir
una amenaza real, alejada por momentos con explicaciones sobre el retraso
que había implicado el dominio español. Las respuestas a las preguntas
sobre el origen y la genealogía de los mexicanos no se acabarían de definir
hasta los años setenta del siglo xIx.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAF1A
Fuentes manuscritas
Fuentes impresas
Referencias primarias:
Alamán, Lucas, "Memoria que el Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones
Exteriores e Interiores presenta al Soberano Congreso Constituyente sobre los
negocios de la secretaría de su cargo", Leida en la sesión de 8 de noviembre de
1823, México, 1823.
______ , "The Present State of Mexico as Detailed in a Report Presented to the General
Congress by the Secretary of State for the Home Department and Foreign Affaire,
at the Opening Session in 1825", traducido por Benjamin Disraeli, en Joel Roberts
Poinsett, Notes on Mexico, Made in the Autumn of 1822, Londres, 1825.
Anónimo,4<Mn Bullock's Travels and Acquisitions in Mexico", Literary Gazette, 8-9, 3 y
10 de enero de 1824, pp. 25-27.
Beaufoy, Mark, Mexican Illustrations Founded upon Facts, Indicative of the Present
Conditions of Society, Manners, Religion, and Manners, among the Spanish and
Native Inhabitants of Mexico: with Observations upon the Government and Re-
sor rces of the Republic of Mexico, as they Appeared During Pare of the Years 1825,
1826, and 1827, Carpenter and Son, Londres, 1828.
EL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO Y LOS GUIONES DE LA NACIÓN 513
Referencias secundarias:
Anderson, Benedict, I rnagined Communities. Reflections on the Origin and Spread of
Nationalisrn, Londres, Verso, 1983.
Aguirre, Robert, Informal Empire. Mexico and Central America in Victorian Culture,
University of Minnesota Press, Minneapolis, 2005.
514 LAS CONMEMORACIONES: ENTRE EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO
Baudez, Claude FranQois, Waldeck„ peintre. Le premier explorateur des ruines mayas,
Hazan, París, 1993,
Castillo Ledón, Luis, El Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, 1825-
1925. Reseña histórica escrita para la celebración de su primer centenario, Talleres
gráficos del Museo Nacional de Arqueología Historia y Etnografía. México, 1924.
Costeloe, Michael, "William Bullock and the Mexican Connection", Mexican Studies/
Estudios Mexicanos, vol 22, núm. 2, 2006, pp. 275-309.
Cuevas, Consuelo y José Luis Saldaña, "La invención en México de la investigación
científica profesional: el Museo Nacional de Historia Natural, 1868-1908", Quipu,
vol 12, nürn_ 1, septiembre-diciembre de 1999, pp. 309-332.
Díaz Perera, Miguel Ángel, De viajeros y coleccionistas de antigüedades. Frédéric Waldeck
en México: Historia, origen y naturaleza del hombre americano en los albores de
la modernidad, tesis doctoral, Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Mi-.
choacán, Michoacán, 2008.
Evans, Tripp, Romandrig the Mayas: Mexican Antiquity in the American Imagination,
1820-1915, Universfty of Texas Press, Austin, 2004,
Fernández, Miguel Angel, Historia de los museos de México, México, Banco Nacional
de México, 1987.
Florescano, Enrique, El patrimonio cultural de México, México, Fondo de Cultura
Económica, 1993,
Gerber, Frederic, Christian NiOiSe y FranQois Robich.on, ilt aventurier du Second
Empire. Léon Méhédin, 1828-1905, Bibliothéque Municipale, buen, 1992,
Morales Moreno, Luis Gerardo, Orígenes de la muser3logía mexicana: Fuentes para el es-
tudio del Museo Nacional, 1780-1840, Universidad Iberoamericana, México, 1994.
Pascoe, Judith, A Hummingbird Cabinet: A Rare and Curious History of Rornantic
Collectors, Comen University Press, Ithaca, 2006.
Rutsch, Mech.thild, Entre el campo y el gabinete. Nacionales y extranjeros en la profesio-
nalización de la antropología mexicana (1877-1920), INAH/Instituto de Investiga-
ciones Antropológicas-1)mm, México, 2007.